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El conflicto es un proceso que se origina cuando una persona entiende que otra
ha afectado o está a punto de afectar algunos de sus objetivos o intereses,
también se puede definir como una lucha expresa entre dos o más partes
interdependientes que perciben que sus objetivos son incompatibles y sus
compensaciones son reducidas.
Dentro de las organizaciones y en cualquier ámbito de nuestro diario vivir el
conflicto es algo normal, se puede considerar como parte de la vida, dada por
las costumbres y diferentes culturas de la cual provienen los individuos; muchos
están acostumbrados a una resolución de conflictos de una forma hostil y
agresiva, mientras que otros lo manejan de manera más práctica y pacífica,
evidenciando que cada persona tiene una forma distinta de reaccionar ante una
situación similar.
Debemos ser conscientes de que los conflictos siempre van a existir, por lo tanto,
lo importante es la forma como reaccionamos a ellos. No podemos evitar o
controlar que una situación nos cause enojo, pero si se puede manejar el tiempo
que ese enojo permanezca en nosotros, el individuo debe mostrar su capacidad
de levantarse del enojo.
El conflicto se puede enfrentar de diferentes maneras, una de ellas es eludir la
situación, aunque esta alternativa resulta inoperante. Un punto clave es tratar la
resolución del conflicto luego de que pasa el enojo, No se puede tratar el conflicto
de una manera autoritaria, pretendiendo tener siempre la razón sobre el caso en
cuestión, ya que esta manera de enfrentarlo va a provocar en los demás un enojo
mayor, debido a que no se le da la oportunidad a la otra parte de exponer sus
puntos de vista, por lo que es recomendable hablar, poner se en los zapatos del
otro, es decir, entender lo que le pasa a la otra persona.
En el manejo de las diferencias que generan los conflictos, es de vital importancia
el tono de voz con el cual nos dirigimos a los demás, ya que un descontrol en tus
emociones puede agravar el problema aún más. La actitud que más ayuda a
enfrentar los conflictos es prepararse ante su eminente aparición.
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Muchos usan estos términos como sinónimos de conflicto, lo que lleva a errores
conceptuales que terminan afectando la percepción y el abordaje de los
conflictos. Por ello son necesarias algunas precisiones conceptuales que nos
conduzcan a pensar en los conflictos de manera adecuada.
Para entender la complejidad de los conflictos y por qué éstos parecen tomar
direcciones contradictorias, es necesario verlos como algo que ocurre
simultáneamente en tres dimensiones o niveles que se vinculan entre sí, como
se ve en el siguiente Gráfico.
Percepción: son imágenes mentales sobre cómo conciben las partes sus
necesidades e intereses, cómo se ven a sí mismas en la situación
conflictiva y cómo ven a la otra parte.
Emoción: todo conflicto involucra las emociones de las partes. Ante una
situación de conflicto, todos experimentamos sentimientos: miedo,
frustración, tristeza, amargura, resentimiento, cólera, desesperanza,
desilusión, entre otros, o incluso una mezcla de varios de ellos.
Entender cuáles son las causas más comunes de los conflictos en el ámbito
laboral nos puede ayudar a prevenirlos, reconocerlos, pero sobre todo a
resolverlos de la mejor manera posible.
Lamentablemente, los conflictos en el lugar de trabajo son más comunes de lo
que creemos, no necesariamente terminan en discusiones pero cuando existe
un conflicto, el ambiente de trabajo no es el mejor, la situación puede llegar a
desmotivar al trabajador al punto de desear dejar el puesto de trabajo.
Aunque muchas personas evitan tener conflictos en el trabajo, cuando la
situación llega a cierto nivel, la frustración es tal que casi es imposible no
estallar. Ahora bien, no se trata de demonizar los conflictos, estos también
pueden ser positivos en un ambiente laboral si se manejan adecuadamente ya
que permiten que las partes puedan crecer de forma individual y lograr una mejor
comunicación. Para que esto sea posible debemos conocer la raíz del problema.
En cualquier caso, siempre hay alguna manera de solucionar los conflictos.
En el centro de todo conflicto hay intereses y necesidades percibidas como
insatisfechas por las partes o actores. Sin embargo, estos intereses y
necesidades están envueltos en una concentración de fuerzas que generan y
dan forma al conflicto. Estas fuerzas son las fuentes o factores que
desencadenan el conflicto.
Comunicación: la comunicación humana es imperfecta debido a distintos
factores —diferencias de cultura, género, edad, estilos, entorno, etcétera. En tal
sentido, siempre existe la posibilidad de que el conflicto se genere o intensifique
a causa de la naturaleza de la comunicación entre las partes.
Emociones: son la energía del conflicto. Están determinadas por la interacción
que se produce en ese conflicto en particular y también por las experiencias
previas de las partes. No sólo constituyen una dimensión del conflicto, sino que
además pueden ser una fuente de éste.
Valores y creencias: se refiere a aquello que consideramos importante, qué es
bueno y qué es malo, cuáles deben ser los principios que gobiernan nuestras
vidas. Cuando la fuente de un conflicto está basada en valores que compiten
entre sí, por ejemplo: las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de
nuestra conducta: Si alguien cree firmemente que puede hacer algo, lo hará, y si
cree que es imposible hacerlo, es muy difícil que se convenza de lo contrario.
Estructura: es el marco externo en el que se desarrolla el conflicto. Está
constituida por la disponibilidad y distribución de los recursos, el acceso a la
información, los parámetros legales, la estructura organizativa, los procesos de
toma de decisiones, los límites de tiempo, los procesos de comunicación, el
ambiente físico, etc. En el nivel de la sociedad, la estructura —legal, social,
política y económica— puede crear condiciones para que se generen los
conflictos. Por ejemplo, la pobreza, la poca participación ciudadana, la
desigualdad y la exclusión propician el surgimiento de acciones y reacciones que
causan conflictos.
Historia: se refiere a los hechos que acontecieron tanto en la relación entre los
actores como en el entorno de éstos respecto a determinados temas. Así, la
explicación de un conflicto se puede encontrar en la historia de la relación.
Hay algunos elementos que suelen estar presentes en todo conflicto (elementos
transversales).
Poder: considerado como la capacidad de hacer que los demás hagan lo que
uno quiere. Hay fuentes de poder estructural y de otra naturaleza —calidad
personal, reputación, dinero, prestigio, educación, género, edad, origen étnico,
etcétera. El poder se caracteriza por ser contextual; es decir, una persona puede
ser poderosa en determinado espacio, pero no necesariamente en otro. No se
puede entender la naturaleza y dinámica de un conflicto a menos que
entendamos las relaciones de poder entre las partes.
Cultura: los aspectos culturales se relacionan íntimamente con los estilos de
comunicación, la historia, los valores, la estructura y las formas de manejar las
emociones de los actores que participan en el conflicto. Los aspectos culturales
“tiñen” las emociones, percepciones y acciones de las personas, de tal manera
que es imprescindible estar atentos a la comunicación intercultural en el conflicto.
Información: la manera en que es manejada y comunicada la información puede
constituirse en fuente del conflicto. Sin embargo, no es un factor independiente,
sino que está ligado a los factores de comunicación y estructura.
DESESCALADA
ESCALADA(crisis) MADURACIÒN
TRANSFORMACIÒN
FORMACIÒN