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. Presupuesto
Preparar el presupuesto minero anual puede tomar hasta seis meses. Empieza con los planes y los
cronogramas de la mina y luego se calcula el capital esperado y los costos operativos
necesarios para alcanzar estos planes.
Es común en las empresas mineras utilizar presupuestos anuales, que cubren en gran detalle el
año que viene. A menudo, los documentos del presupuesto también miran más allá, con planes
menos precisos que se extienden hasta cinco años en el futuro (e incluso la vida de la mina).
. Pronóstico
A esto se le puede llamar un pronóstico trimestral. Así, siguiendo el ejemplo anterior, en marzo del
2017 se observarán los costos y las cifras de producción reales en lo que va del año (ej. enero-
marzo) y luego se pronosticarán las cifras para lo que resta de ese año (abril-diciembre).
Con frecuencia, el presupuesto es mucho más detallado y puede contener gran cantidad de
informes escritos en los cuales se apoya y se justifica ante la sede central. A menudo, los
pronósticos solo se centran en los números y en cualquier cambio significativo en las suposiciones
hechas en el presupuesto original.
La diferencia clave en el presupuesto y el pronóstico es que el presupuesto se hace antes del inicio
del periodo y el pronóstico es una actualización hecha durante el periodo.
Diferencias entre pronósticos y presupuestos
Diferencias entre pronósticos y presupuestos
Un pronóstico está relacionado con la demanda, mientras que un presupuesto está relacionado
con la capacidad de la empresa.
Con frecuencia, el presupuesto es mucho más detallado y puede contener gran cantidad de
informes escritos en los cuales se apoya y se justifica ante la sede central. A menudo, los
pronósticos solo se centran en los números y en cualquier cambio significativo en las suposiciones
hechas en el presupuesto original.
La diferencia clave en el presupuesto y el pronóstico es que el presupuesto se hace antes del inicio
del periodo y el pronóstico es una actualización hecha durante el periodo
Uno de los primeros lineamientos de política económica del nuevo ministro de Economía, David
Tuesta, pasa por buscar eficiencias en el gasto público, en un contexto en que se requiere
asegurar la consolidación fiscal. Para ello, anunció que se ha identificado un potencial de ahorro
por S/2.000 millones, recortando desembolsos en rubros como consultorías, contrataciones y
“gastos superfluos”.
NOTAS RELACIONADAS
¿Cuán factible es alcanzar esa cifra? A manera de referencia, en Chile la semana pasada hubo
anuncios similares. El ministro de Hacienda del país vecino, Felipe Larraín, lanzó un plan de
austeridad que busca ahorrar US$122 millones anuales hasta el 2022; es decir, casi US$500
millones durante los cuatro años del segundo mandato de Sebastián Piñera.
Los recortes se darían en los rubros de publicidad, representación, contratación por honorarios,
alquileres, compra de vehículos y viajes. La cifra, aunque importante, es menor que los US$800
millones que se ahorraron en total durante su primer gobierno.
Siendo Chile un país con un Estado más grande que el peruano, se estima ahorrar el equivalente a
S/390 millones anuales. ¿De dónde se podría cortar en el Perú?
Según datos del MEF, para este año hay un presupuesto ligeramente superior a los S/30.000
millones para la compra de servicios. De esos recursos, hay S/10.380 millones para la contratación
de servicios profesionales y técnicos, en los cuales casi S/1.400 millones corresponden a
consultorías y asesorías, y unos S/900 millones de ellos caen en categorías presupuestales que no
resultan en productos finales.
Los gastos en consultorías y asesorías han crecido 19% en los últimos dos años. Dentro de esta
cuenta, según el portal del MEF, existe una subcuenta llamada “Otros servicios similares”, en que
se precisa que no son asesorías, consultorías, estudios, investigaciones o auditorías. El gasto en
esta subcuenta ha crecido en 53% desde el 2015.
Muchos gastos dentro de los diversos servicios que contrata el Estado han tenido crecimientos del
orden de dos dígitos en el último año, a pesar de los ajustes que se hicieron en los primeros
meses de gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
GRASA Y MÚSCULO
El análisis de separar los gastos potencialmente innecesarios requiere un análisis fino, no pasa
simplemente por eliminar partes del gasto, explica Carlos Oliva, director de la Maestría en Gestión
Pública de la Universidad del Pacífico. “Ha habido muchos intentos de eliminar gastos innecesarios
o poco útiles, pero no es tan fácil como volarse un rubro”, apunta.
Oliva, quien fuera viceministro de Hacienda, explica que las entidades públicas a veces utilizan las
órdenes de servicios para contratar personal, lo que ‘infla’ las cifras de servicios.Esto se hace
para evitar un concurso público o lanzar una convocatoria de contrato administrativo de servicios
(CAS), procesos que toman más tiempo.
En el Gobierno creen que, hasta cierto punto, se ha abusado de las órdenes de servicio, porque las
instituciones están prohibidas de contratar, salvo que se trate de carrera pública.
“Hay que ver cuánto de eso entra por mayor necesidad de ejecutar labores y cuánto es esquivar
burocracia”, comenta Juan Carlos Odar, director ejecutivo de Phase Consultores.
La necesidad de hilar fino para identificar gastos verdaderamente innecesarios debiera llevar al
uso de algunas herramientas más sofisticadas para eliminar esa grasa.
Entre los expertos consultados por El Comercio, hubo consenso alrededor de la importancia de
ampliar la idea de presupuesto por resultados en el funcionamiento del Estado.
“Se pueden identificar gastos que no estén asignados a una meta en particular”, afirma Oliva.
En tanto, Caroline Gibu, directora ejecutiva de Ciudadanos al Día, considera que el país necesita
cada vez más presupuesto por resultados y una medición del costo de toda la cadena de
valor para dar bienes y servicios públicos a los ciudadanos, tal cual sucede en las empresas
privadas.
Oliva apunta que el Gobierno podría ahorrar dinero expandiendo el enfoque de hacer compras
corporativas. Por ejemplo, indica que el Estado podría comprar seguros o viajes (entre los cuales
suman un presupuesto de S/1.900 millones este año) buscando convenios o lanzando grandes
licitaciones.
Finalmente, Odar también se mostró a favor de un mayor empuje al presupuesto por resultados,
considerando que la ‘grasa’ no solo está en el gasto corriente, sino también en la inversión pública.
“Tienes que ver la calidad del producto que llega a la población. No se puede decir gasto corriente
malo, gasto de capital bueno”, concluye Oliva.