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A TRAVÉS DE LLUVIA DE IDEAS INDAGAN EL SABER PREVIO RESPECTO DEL TEMA EN ESTUDIO.

EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA Se presenta cuando el patrimonio de una persona se transfiere


a otro individuo sin existir una causa jurídica que justifique ese traspaso.

Para que exista el enriquecimiento sin causa es necesario que se presenten los siguientes
requisitos:

Enriquecimiento del demandado. Se puede producir por un aumento del activo o por una
disminución del pasivo. El enriquecimiento negativo se da cuando es evitada una disminución del
patrimonio.

Empobrecimiento del demandante. El empobrecimiento es una pérdida económica apreciable, y


puede ser un valor salido del patrimonio, una prestación de servicios, la pérdida de un lucro cierto
y positivo

Relación causal entre esos hechos. Debe existir un lazo causal entre el enriquecimiento del
demandado y el empobrecimiento del actor. A veces puede darse de manera directa el
desplazamiento de valores del patrimonio del actor, o de forma indirecta con otro patrimonio de
por medio.

Ausencia de causa justificante. Por ejemplo la existencia de un contrato válido elimina la


posibilidad de acción.

Esta figura jurídica permite que quien resulte empobrecido de esta forma pueda exigir el reintegro
de ese empobrecimiento hasta el importe del beneficio que sin título o causa haya experimentado
otra persona.

¿CUÁNDO EXISTE ENRIQUECIMIENTO?

Podemos decir que se enriquece toda persona que adquiere una ventaja patrimonial a la que no
se corresponde recíprocamente una desventaja equivalente.

¿ES NECESARIO QUE ALGUIEN TENGA MÁS Y QUE ALGUIEN TENGA MENOS PARA PODER
PRETENDER LA INDEMNIZACIÓN POR ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA?

Como hemos sostenido a lo largo del presente estudio, no debemos entender el patrimonio sólo
como un conjunto de derechos, sino como el conjunto de los activos y pasivos de las personas, por
lo que la disminución de un pasivo, si bien no importa en estricto la incorporación de dinero o de
otros bienes al patrimonio, sí termina —al momento de determinar el patrimonio neto— por
darnos un resultado positivo, incrementando el mismo; ello, si lo comparamos con el resultado del
patrimonio neto que consideraba al pasivo asumido por otro.
· LOS ESTUDIANTES EN BASE A LO DISPUESTO EN LA SECCIÓN PRIMERA DEL LIBRO VII DEL
CÓDIGO CIVIL, REVISAN LA INFORMACIÓN UBICADO EN LA PLATAFORMA VIRTUAL: “EL
ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA” DEL TEXTO BASE: MIRANDA, M. (2014) DERECHO DE
CONTRATOS. 7A ED., REIMP LIMA: PERÚ. EDICIONES JURÍDICAS.

“EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA”

El artículo 1954 del Código Civil define al enriquecimiento sin causa como aquella situación en la
que hay un sujeto que se enriquece indebidamente a expensas de otro, quedando este último
obligado a indemnizarlo. Entonces, surge la pregunta de qué debemos entender por
enriquecimiento y qué por empobrecimiento. Y esto resulta muy importante, pues muchas veces
se aprecia un desconocimiento acerca de lo que la doctrina ha desarrollado como las formas de
enriquecimiento del sujeto beneficiado, así como el correlativo tratamiento que se brinda a las
formas de empobrecimiento.

Bien sabemos, o al menos la recta moral nos lo indica, que con un enriquecimiento sin causa
alguna, surge la imperiosa necesidad de restituir al empobrecido —también llamado
perjudicado— la pérdida sufrida, debiendo restablecerse el patrimonio afectado al momento
anterior a la ocurrencia del enriquecimiento del otro. Sin embargo, ¿es posible restituir a alguien
un menoscabo de valor injustificado que no provenga de una transferencia o desplazamiento real
de dinero o de otros bienes, que afecte el patrimonio del empobrecido?

La respuesta acertada, sin duda alguna, tendrá que llevarnos a recorrer el concepto de patrimonio,
entendiendo a éste como el conjunto de activos (bienes y derechos) y pasivos (deberes y
obligaciones) que pertenecen a un sujeto; por lo que —en consecuencia— para verificar el
empobrecimiento de un sujeto no será necesario que se haya producido un desplazamiento
patrimonial real y efectivo (de fondos dinerarios o de otros bienes, por ejemplo), pues tal
respuesta sólo abarcaría parcialmente el concepto de patrimonio, olvidando que la imposición de
obligaciones o cualquier otra situación jurídica subjetiva de desventaja también forma parte del
patrimonio del sujeto.

Decimos esto, pues en muchos casos, cuando existe un desplazamiento patrimonial real y efectivo
de dinero u otros bienes, generalmente el Derecho se encarga de brindar a los perjudicados, otras
acciones reguladas de manera positiva en nuestra legislación, en vez de la demanda por
enriquecimiento sin causa.

La dificultad responde al carácter subsidiario de la acción de enriquecimiento sin causa, el mismo


que constituye uno de sus requisitos de procedencia; ello, de conformidad con el artículo 1955 de
nuestro Código Civil.

Efectivamente, y sin ánimo de entrar a analizar el carácter subsidiario de la acción, porque no es


materia de estudio en el presente artículo, cabe señalar que la subsidiariedad responde a la
inexistencia de otra vía de derecho que permita hacer efectiva la reparación por el perjuicio
sufrido.
Por tales consideraciones sostenemos que el enriquecimiento sin causa difícilmente procede en
supuestos en los que se ha producido un desplazamiento real y efectivo del patrimonio; pues para
tales casos el Derecho ha previsto otros remedios legales como, por ejemplo, la restitución y la
repetición.

En ese sentido, resulta conveniente aclarar que el enriquecimiento sin causa sólo procede en el
Derecho peruano cuando no exista otro mecanismo para remediar el empobrecimiento
injustificado, conforme a lo establecido por el artículo 1955 del Código Civil. }

Así, por ejemplo, tenemos que para los supuestos de pago indebido —en los que se produce un
desplazamiento patrimonial a favor de otro sin que exista causa alguna— la norma establece que
lo que corresponde es pedir la restitución de lo indebidamente pagado (artículo 1222 del Código
Civil); de modo tal que, siendo que una de las características de la acción por enriquecimiento sin
causa es la subsidiariedad —es decir, la carencia de otra acción útil para remediar el perjuicio—,
no procedería corregir tal situación a través del enriquecimiento sin causa, pues existe otro
remedio legal que el propio ordenamiento jurídico concede para ejercer la protección del derecho.

Entonces, el tipo de enriquecimiento que a nosotros interesa es aquél que —en términos de De
Rovira—1 resulta anormal o extraordinario, que se encuentra al margen de todo precepto legal,
que ni quebranta la norma jurídica ni está amparado por ella y que repugna a la conciencia moral y
jurídica.

De este modo, en las siguientes páginas estudiaremos las diferentes formas que la doctrina
autorizada ha previsto para describir los dos primeros elementos del enriquecimiento sin causa, a
saber, el enriquecimiento y el empobrecimiento. Finalmente, concluiremos analizando si es
posible o no que un sujeto se enriquezca sin que su patrimonio aumente en dinero o en bienes de
otra naturaleza y si es factible que, de manera correlativa, un sujeto se empobrezca sin que
tampoco efectúe desplazamiento alguno de dinero o de otros bienes. Nos referimos al caso en el
cual los patrimonios aumentan o decrezcan por la liberación de créditos y la correlativa asunción
de deudas.

CONCLUSION DEL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA

El enriquecimiento sin causa es un remedio excepcional que pretende amparar aquellos casos de
enriquecimiento sin causa que pasaron inadvertidos al legislador, en supuestos específicos, motivo
por el cual los afectados no encuentran remedio alguno en la norma; pero no obstante ello, los
principios de la moral, la equidad, la justicia y la eficiencia, no aceptan que exista una persona que
se beneficie a expensas de otra, sancionando así tal situación a través de la acción por
enriquecimiento sin causa que se otorga al perjudicado y el consiguiente restablecimiento
patrimonial que le corresponde.

Suscribimos el criterio de Llambías, cuando señala que los elementos del enriquecimiento sin
causa son los siguientes:
1. Enriquecimiento del demandado.
2. Empobrecimiento del demandante.
3. Relación causal entre esos hechos.
4. Ausencia de causa justificante del enriquecimiento.
5. Carencia de otra acción útil para remediar el perjuicio.

Se entiende por enriquecimiento cualquier aumento, ventaja, provecho físico o moral; estos dos
últimos, siempre que sean susceptibles de ser expresados pecuniariamente, de modo tal que
impliquen una ventaja patrimonial. Asimismo, se entiende por patrimonio al conjunto de
relaciones formadas por situaciones jurídicas subjetivas de ventaja y de desventaja, concepto
distinto del patrimonio neto que será aquel que se obtenga luego de descontar de los activos los
pasivos que lo afecten.

Del mismo modo que el enriquecimiento, el empobrecimiento patrimonial no necesariamente


tiene que verificarse en el desplazamiento de objetos o de dinero pues sólo se exige que sea
susceptible de trascender y que realmente trascienda en el patrimonio del empobrecido.

Finalmente, siempre que se quiera ver si es que el patrimonio ha sido afectado, no sólo deberán
analizarse los derechos y objetos con los que se cuenta o con los que ya no se cuenta, sino que se
deberán considerar todas las situaciones jurídicas subjetivas que lo integran, de modo tal que al
momento de determinar el patrimonio neto se aprecie si es que el mismo se ha visto afectado o
no, ya sea de manera positiva o negativa.

· SE ORGANIZA DE MANERA INDIVIDUAL Y EXPLICAN EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA,


UTILIZANDO LA DOCTRINA Y LA LEGISLACIÓN, EN UN CUADRO SINÓPTICO EXPOSITIVO, SEGÚN
LA BASE DE DATOS DE SU ESPECIALIDAD, MOSTRANDO TRABAJO AUTÓNOMO.

a) La doctrina del hecho ilícito. Propuesta por Planiol. El enriquecido incurre en un hecho ilícito
al quedarse con un bien a costa de otro y sin un motivo legitimo que justifique el traspaso. Desde
hace muchos siglos, la doctrina distingue la indemnización del efecto restitutorio del
enriquecimiento sin causa. Así en la indemnización prevalece la reparación integral del daño, en
cambio, la restitución se limita a reponer las cosas al estado anterior del enriquecimiento.

b) La doctrina de la gestión de negocios impropia o anormal. Sostenida por Demelombe,


Laurent y Larombierre. También es una posición que inexplicablemente se aparta de las fuentes.
En la gestión de negocios, además que el gestor carece de facultades de representación y
actúa animus aliena negotia gerandi, la gestión debe ser provechosa para el dominis negotii.

c) La doctrina del provecho creado. Expuesta por Ripert y Tesseire. Esta teoría propone que
quien crea el riesgo debe soportarlo; quien crea el beneficio debe aprovecharse de él. “La teoría
parece más brillante que sólida. Pone con exceso el acento en el enriquecimiento; en tanto que lo
medular de esta acción es el empobrecimiento”[4].

Las propuestas anteriormente reseñadas no son aceptadas en la comunidad jurídica. En el


enriquecimiento injustificado, prevalecen las ideas primigenias de la equidad, siendo considerada
como una de las fuentes de origen legal de las obligaciones. Sus elementos y efectos jurídicos
justifican su autonomía.
Ausencia de interés personal en el empobrecido.

La jurisprudencia francesa ha denegado la acción de enriquecimiento en los casos en que el


empobrecimiento no ha sido más que la consecuencia de un contrato en legal forma; si se actúa a
riesgo y ventura y en vista de una ventaja personal, contrapartida necesaria de ello es la existencia
de una posible pérdida93. Por ello hemos dicho en anterior contribución que esta herramienta no
constituye una salvaguarda contra los malos negocios.

Por faltar este presupuesto, no procede la acción de enriquecimiento cuando el accionante se ha


empobrecido con una finalidad lucrativa para él, como sería el caso del ejemplo dado por DÍEZ
PICAZO en que un propietario que, para proteger su fundo contra las inundaciones, construye por
su propia iniciativa un dique, que aprovecha también a otros propietarios vecinos, no puede
demandar de éstos el desembolso proporcional de los gastos realizados.

La jurisprudencia nacional ha aplicado el enriquecimiento sin causa en todos los campos, ya sean
públicos o privados; desafortunadamente, muchas veces la ha utilizado en reemplazo de normas
más específicas, directamente aplicables; en otros casos, en supuestos en que francamente no
correspondía hacerlo.

Normativamente el enriquecimiento sin causa es una categoría que ha sido recibida por la
normativa peruana. Así tenemos que el artículo 1954° del Código Civil establece que “[a]quel que
se enriquece indebidamente a expensas de otro está obligado a indemnizarlo.” Si bien a primera
vista, lo estipulado por el Código Civil resultaría correcto, tal definición no recoge la totalidad de
los elementos considerados para dicha categoría. Asimismo, dispone una consecuencia que
extraña para la figura que nos encontramos analizando.

Artículo 1954º.- Acción por enriquecimiento sin causa

Aquel que se enriquece indebidamente a expensas de otro está obligado a indemnizarlo.

Artículo 1955º.- Improcedencia de la acción por enriquecimiento sin causa

La acción a que se refiere el artículo 1954 no es procedente cuando la persona que ha sufrido el
perjuicio puede ejercitar otra acción para obtener la respectiva indemnización.
DOCTRINA

DE LA GESTIÓN DE
DEL HECHO ILÍCITO DEL PROVECHO CREADO
NEGOCIOS IMPROPIA O
ANORMAL

El gestor carece de Esta teoría propone que


Distingue la indemnización facultades de quien crea el riesgo debe
ENREQUESIMIENTO del efecto restitutorio del representación y soportarlo; quien crea el
enriquecimiento sin causa. actúa animus aliena negotia beneficio debe
SIN CAUSA gerandi, la gestión debe ser aprovecharse de él.
provechosa para el dominis
negotii.

JURISPRUDENCIA
· LOS ESTUDIANTES RECIBEN LAS ORIENTACIONES Y SUGERENCIAS DEL DOCENTE PARA ELABORAR SU CUADRO SINÓPTICO EXPOSITIVO.

PRESUPUESTOS PARA LA APLICACIÓN DEL

ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA:

Constituyen presupuestos para la aplicación de la teoría del enriquecimiento sin

causa, los siguientes:

1) Que se produzca el enriquecimiento de alguien;

2) Que haya empobrecimiento correlativo de otro;

3) Que haya relación de causalidad entre enriquecimiento y empobrecimiento; es decir que exista “correlación” entre el enriquecimiento y el
empobrecimiento67;
4) Que se compruebe una falta de causa lícita que genere o legitime el enriquecimiento;

5) Ausencia de interés personal en el empobrecido;

6) Que quien acciona por enriquecimiento sin causa de su contradictor no haya

actuado con dolo68, culpa o negligencia69;

7) Que no exista otra herramienta jurídica para abordar el problema, pues la teoría

del enriquecimiento sin causa constituye una herramienta subsidiaria.

8) La inexistencia de un precepto legal que excluya la aplicación del enriquecimiento

sin causa7

Que se produzca el enriquecimiento de alguien; El concepto de “enriquecimiento” que se emplea a los efectos de la aplicación de esta teoría es
amplio: por enriquecimiento debe entenderse toda ventaja, utilidad o provecho, que una persona haya recibido74. Se ha dicho también que “la
noción de enriquecimiento puede identificarse con cualquier acto o hecho que genera un incremento patrimonial para el enriquecido o, lo que es
lo mismo, un aumento del valor de su patrimonio. Es indiferente que dicho incremento tenga lugar por la adquisición de la propiedad de una
cosa (o simplemente la posesión de una cosa fructífera), la desaparición o disminución de una deuda, la adquisición o generación de un derecho
de crédito, etc. La amplitud de la noción de enriquecimiento, en muchas ocasiones, la pone de manifiesto la jurisprudencia recurriendo a los giros
latinos de lucrum emergens y de damnum cessans, por evidente simetría de las nociones ya conocidas y frecuentemente utilizadas en relación
con la indemnización de daños y perjuicios”75.

Pero ¿de qué clase de enriquecimiento se trata? ¿Solamente económico? o ¿también espiritual? La doctrina alemana afirma que el
enriquecimiento tiene que ser netamente patrimonial o económico, de manera que la idea de enriquecimiento está estrechamente ligada con la
idea de valor pecuniario. Es que la idea de beneficio moral es incompatible con la finalidad de la pretensión de enriquecimiento sin causa, como
bien expone DÍEZ PICAZO, para quien esta acción “no es más que un medio jurídico para lograr el restablecimiento del equilibrio económico del
patrimonio del actor. La ventaja moral no alcanza a los supuestos de la acción que nos ocupa, que no busca más que equilibrar el
enriquecimiento efectivo traducido patrimonialmente por un enriquecimiento de valor”76. Coincidimos sin dudarlo con tal criterio, pues la tutela
de un mero empobrecimiento moral, sin contenido económico, a través de la acción que analizamos implicaría llevar las cosas demasiado lejos,
no debiendo tampoco olvidarse en este punto el carácter no ordinario sino excepcional de esta acción.

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