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“Y poner tierra, mar y agua de por medio. Y comenzar una nueva vida.
Y vivirme a mi misma en lo que era mi deseo, mi enamoramiento, mi
búsqueda, mi sexualidad y mi manera de vivir.” Antonia
La opción sexual (al igual que el género, la raza o la clase social) debe ser tenida en cuenta
a la hora de analizar un fenómeno como el de las migraciones. La hipótesis central que
presento en este artículo es que la opción sexual puede constituir un motivo central en la
decisión migrar y, en cualquier caso, constituye un aspecto relevante en la experiencia
migratoria de aquellos gays y lesbianas que no lo valoran como motivación principal de su
proceso migratorio. Presento aquí un análisis cualitativo en el que se visibiliza esta
situación y el modo en que se articula la misma. Además de la revisión bibliográfica, el eje
principal de este trabajo son las entrevistas realizadas durante el trabajo de campo1 llevado
a cabo en junio de 2002, de las que extraigo buena parte de las citas que ilustran el texto.
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El perfil de las personas entrevistadas es el siguiente (nombres ficticios): César, 21 años, vive en Palma de
Mallorca y planea vivir en Madrid; Asdrúbal, 26 años, cubano, vive en Madrid desde hace 3 años; Diego, 29
años, argentino, llegó Madrid hace 1 año; María, 30 años, es de Málaga y vive desde hace 3 años en Madrid;
Antonia, 35 años, colombiana, llegó a Madrid hace 3 años con su pareja española y Manoli, 37 años,
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depresión profunda porque no le puede decir a nadie que le atrae otra
mujer...” (VELA et al., 2001:35)
Utilizo en este texto indistintamente tanto los conceptos de gay y lesbiana como el de
homosexual, evitando entrar a profundizar en la problemática que cada uno de ellos
conlleva2. A la hora de poner en relación homosexualidad y migración no es mi objetivo
plantear modelos cerrados ni universalizar las experiencias de migración. Tampoco
defiendo que todas las personas homosexuales tengan que migrar para realizarse o ser
felices, ni que las migraciones de gays y lesbianas produzcan identidades semejantes.
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las migraciones se reproduce este reduccionismo que lleva ver solamente los aspectos
económicos de las mismas. Varios autores (MILES, R. y SATZEWICH, V., 91/92:9;
BLASCH et al., 1994:12) nos recuerdan que las motivaciones económicas no son
necesariamente las únicas que llevan a migrar y abogan por la inclusión otros elementos
en su análisis como el género o las identidades personales. Pienso que sería conveniente
añadir un aspecto de la identidad que no señala ninguno de estos autores y que puede
constituirse como un elemento destacado a la hora de tomar la decisión de migrar: la
opción sexual, como elemento central del proceso migratorio o acompañando a los
motivos económicos, políticos, familiares, laborales, etc.
No se puede hablar de homosexualidad sin tener en cuenta las migraciones a las que se
han visto sometidos los gays y lesbianas por un motivo particular: la homofobia. En este
sentido STYCHIN, C. (2000:614-615) sitúa la migración y la movilidad en el centro de la
constitución de las identidades gays y lésbicas, señalando cómo este asunto ha pasado a
ocupar un lugar central en la agenda Gay, Lesbiana, Bisexual y Transexual (GLBT) de
reformas legales. Incluyo en este trabajo tanto las migraciones internas como las
internacionales. Aunque está claro que hay diferencias importantes entre unas y otras,
también hay bastantes puntos de conexión, especialmente al hablar de motivaciones para
migrar en el caso de las personas homosexuales.
Migración y liberación
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“San Francisco es un campo de refugiados para los homosexuales.
Hemos llegado de todas partes del país y, como los refugiados de
cualquier otro lugar, vinimos no porque se esté genial aquí, sino porque
se estaba fatal allí...” (WITTMANN en ERIBON, D., 2001: 34, la
traducción es mía)
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El derecho al asilo político para homosexuales está reconocido en países como Suecia, Estados Unidos o
Canadá (MEDINA, G., 2000). En 1995 el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
(ACNUR) “determinó que a los gays y a las lesbianas se les podía aplicar el estatuto de refugiados
estipulado en la convención de Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados (1951) siempre y
cuando hayan sido objeto de ataques, tratos inhumanos y abusos graves, por constituir un grupo social
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quieran, porque tienen que esconder lo que son, porque tienen que escuchar comentarios
sobre su vida, sufren porque tienen que autoafirmarse a cada momento, sufren a causa del
acoso moral al que se ven sometidos en la vida cotidiana... Este sufrimiento puede ser
desconocido por gran parte de la población que quizás piensa que gays y lesbianas están
en igualdad de condiciones respecto al resto de la sociedad y no puede entender porqué
una persona tendría que migrar a causa de su opción sexual. Incluso en el caso de personas
que no migran por su opción sexual, el proceso migratorio también les ayuda en este
sentido:
Motivaciones
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amigos y, especialmente, en la familia.
“Una cosa es quien emigra como familia, y otra cosa quien emigra
individualmente y no está aquí buscando traerse toda la familia porque
lo que quiere es estar un poquito alejadito de ella.” Antonia
Como la presión de la familia es una de las más fuertes, por ser nuestro primer y más
importante ámbito de socialización, el salir de ella por medio de la migración constituye
para muchas personas homosexuales una auténtica liberación. Esto no quiere decir que se
rompan los lazos, sino que se renegocian y se establecen nuevas relaciones con la familia.
Es muy probable que este elemento de ruptura y huida del control familiar se dé también
en otros procesos migratorios, pero para ERIBON, D. (2001:58) semejante experiencia
parece casi consustancialmente inherente a la homosexualidad.
Al migrar no sólo se escapa del control social que ejerce la familia, sino también de los
vecinos, los compañeros de trabajo, de estudios, los amigos, etc.
Cuando un gay o lesbiana migra puede intentar escapar no sólo del control social, sino
también de su propia historia, de la identidad que se ha ido forjando, que quizás deba
mantener presionado por los demás, de lo que los demás saben o no del él/ella... Escapar
de “los otros como biógrafos”, del encubrimiento, el enmascaramiento, del control de la
información… (GOFFMAN, E. 1989) con el objetivo de establecer una fisura en la
biografía individual:
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otros la tendencia a elaborar su identificación personal. […] Si reside
en una región aislada de otra que frecuenta con regularidad, puede
introducir una desconexión en su biografía: intencional, como en el caso
de […] los homosexuales de un pueblo chico que se dirigen a Nueva
York, Los Ángeles o París para desarrollar una actividad relativamente
anónima”. (GOFFMAN, E.,1989:120).
En la ciudad, o en otra ciudad en los casos en los que la persona migra de una ciudad a
otra, la persona homosexual puede ir contra la norma porque nadie le conoce y el
anonimato constituye un campo abonado para ser uno mismo/a sin tener que disimular
constantemente lo que uno es o intentar aparentar algo que no se es.
No sólo por el hecho de ser una ciudad o una gran ciudad en esa población existirá una
mayor tolerancia y respeto. De hecho, vemos como hay personas que viven en ciudades y
simplemente se mudan de una a otra, no exclusivamente por el anonimato o la posibilidad
de comenzar de cero, sino también porque la ciudad de acogida parece ofrecer un
ambiente más tolerante. Esta percepción subjetiva de respeto y tolerancia no tiene que ver
exclusivamente con el número de habitantes, ni siquiera es necesario que la población sea
una de las “mecas gay-lésbicas” de nuestro país, sino probablemente con la cultura cívica
y social de la localidad.
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“En Palma, a lo mejor si ven pasando una pareja agarrada, sea gay o
lesbiana, pues quizás sí que hay bastantes miradas y bastantes
comentarios. No es normal. De vez en cuando puede ser que si que se
vea, pero no es algo normal.” César
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43, subrayado añadido).
Tampoco hay que dejar de lado las mayores oportunidades de establecer relaciones
sexuales homosexuales que ofrece la gran ciudad. Si la sexualidad es la que está
definiendo esta identidad sexual, parece obvio que la posibilidad real de poder llevarla a
cabo no deja de ser un motor fundamental cuando en el centro de la decisión de migrar
está la opción sexual. Y tanto los lugares de encuentro en lo que GUASCH, O. (1995)
llama modelo pre-gay, (estaciones, parques, playas, etc.) como en lo que él mismo llama
modelo gay (bares, saunas y discotecas) son más numerosos, tienen mucho más fácil
acceso y están más concurridos en los grandes núcleos de población que en los pequeños,
en los países con una mayor libertad sexual que en aquellos en los que la homosexualidad
esta prohibida legalmente o es social y culturalmente reprimida. Aún así, no debemos
olvidar que, tanto en pueblos como en ambientes hostiles, las personas homosexuales han
conseguido también generar sus espacios, códigos y lugares de encuentro, aunque
desgraciadamente no todas han tenido o tienen acceso a ellos.
Escapan al alcance de este trabajo otros asuntos que tienen que ver con esta necesidad de
establecer redes y contactos de amistad y sexuales que no quiero dejar de citar: el “turismo
gay” o el caso de las personas que mantienen su lugar de residencia pero acuden todos o
muchos fines de semana a ciudades cercanas con numerosos espacios de encuentro gay
(como las de pueblos y provincias limítrofes con Madrid, Sevilla…).
Al mismo tiempo que el gay o lesbiana migrante va buscando redes que le provean
amistad, encuentros, relaciones sexuales, etc. esas mismas redes juegan un papel
importante en los primeros momentos de la llegada y asentamiento a la nueva localidad de
residencia. En muchos casos encuentra en sus iguales apoyo para ir resolviendo cuestiones
prácticas que van apareciendo en su proceso migratorio: la consecución de un lugar donde
dormir, un trabajo, apoyo económico, etc.
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empezás a formar una amistad. Fue como una cadena: gente que conoce
a otra gente, el tema de conseguir un piso...” Diego
Estos iguales pueden venir de la red de amigos, pero también de la pareja. De hecho hay
gente que migra porque lo hace su pareja o para vivir con su pareja. En cualquier caso, sea
porque migra con su pareja o porque la encuentra al llegar a su destino, ésta suele jugar
también un papel importante en lo que a intendencia y apoyos prácticos se refiere.
Al margen de estas redes informales, los gays y lesbianas que migran tienen acceso a
recursos y redes institucionalizadas. Una de ellas son las asociaciones del movimiento
GLBT, que además de sus funciones reivindicativas suelen ofrecer diversos servicios a la
comunidad homosexual: desde psicólogos, grupos de encuentro, información, asesoría
legal… hasta un tablón de anuncios en el que ofertar o demandar trabajo, habitaciones,
pisos, relaciones, amistad, etc. Estos tablones también están presentes en librerías,
cafeterías y otros establecimientos de ambiente homosexual.
Así pues, tanto la pareja como las amistades que se van estableciendo, los contactos, la
comunidad transnacional gay ofrecen, a través de sus múltiples espacios de encuentro
sexual, socialización, códigos comunes, asociaciones, revistas, guías… facilidades a la
hora de migrar para aquellos gays y lesbianas que puedan y quieran acceder a ellos. Estas
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facilidades van desde el impulso para partir, hasta información laboral, pisos, etc.
Aunque todas las motivaciones señaladas anteriormente pueden estar presentes tanto en las
migraciones internas como externas, en el caso de las migraciones internacionales se
pueden dar también los siguiente motivos específicos (MEDINA, G., 2000):
* Huir de países con condenas penales que pueden llegar incluso a la pena de muerte
El acceso a medicinas y a un mejor tratamiento puede empujar a personas que viven con
VIH/SIDA a mudarse a otro país de modo definitivo o temporal. Un ejemplo lo
encontramos en este extracto de la historia de vida de un homosexual mexicano:
“Le dije porqué era muy importante hacerse la prueba, y que si era
positivo al vih debía ir inmediatamente a Los Ángeles para hacerse una
valoración médica. [...] A finales de agosto se sentía lo suficientemente
mal para planear un regreso a Los Ángeles en busca de tratamiento.”
CARRIER, J. (2001:155-156):
Aunque este puede ser un motivo de migración, tiene la dificultad de que hay países
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www.iglhrc.org/news/factsheets/sodomy_es.html: “Ciertas leyes, a menudo denominadas "leyes sobre
sodomía", reglamentan actos sexuales específicos (por ejemplo, las relaciones anales) independientemente
del sexo o de la orientación sexual de la persona, mientras que otras prohíben una serie de actividades
sexuales entre personas del mismo sexo. En ciertos casos, el campo de aplicación de las leyes es bastante
amplio (por ejemplo, cuando prohíben cualquier acto sexual "antinatural" o "indecente"). En otros países
existen "leyes de moralidad" para casos de comportamiento "antisocial" o "inmoral", "provocación de
escándalo público", "gamberrismo", "merodeo", etc., a las cuales recurre la policía para detener y acosar a
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(como EE.UU., Argentina, India o China) cuya legislación permite impedir a los
portadores de VIH entrar en su territorio ni siquiera como turistas, estableciendo en
muchos casos la obligatoriedad de una prueba médica para obtener la residencia. Más de la
mitad de los países del mundo tienen legislaciones restrictivas para dar visados de
residencia o estudio a personas con VIH/SIDA (WIESSNER, P. et al., 2001:4).
Las migraciones de parejas del mismo hecho ponen en jaque el concepto tradicional de
familia y la extensión de los derechos migratorios a las mismas, así como la definición de
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parejas de hecho. El Gobierno Australiano al ampliar en su política migratoria los
derechos de los matrimonios a las parejas del mismo sexo se vio obligado a introducir una
nueva categoría a la que nombró “relaciones no familiares, emocionalmente
interdependientes”. Para ello hubo de definir los requisitos para entrar a formar parte de
esta categoría, a saber, que hubiera una relación previa de al menos doce meses de
compromiso, convivencia y compromiso emocional y financiero. STYCHIN, C. (2000)
realiza un interesante análisis de esta concepción y otras similares que se han dado
también en las políticas migratorias de otros países, como Sudáfrica o Reino Unido,
llegando a la conclusión de que suponen concepciones heterosexistas e incluso clasistas,
ya que para la institucionalización de las parejas del mismo sexo se les pide
Las parejas de hecho del mismo sexo están planteando importantes retos a las
legislaciones migratorias: si un ciudadano de Estados Unidos se ha registrado con su
pareja varón en Dinamarca no podrá, al inmigrar conjuntamente a Estados Unidos,
extender el derecho a residencia a su compañero, posibilidad limitada a los matrimonios
entendidos como la unión entre un hombre y una mujer. ¿Qué pasa con los hijos adoptados
por parejas homosexuales en aquellos países donde la legislación lo permite si migran con
sus padres/madres a otro estado donde no está permitido? El resto de las implicaciones
legales que conlleva un matrimonio: herencia, seguridad social, separación… también se
complican sobre manera en un contexto transnacional.
Migración y homosexualidad
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“...from its inception, the imagined community incarnated in gay neighbourhoods has been gendered,
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la comunidad gay imaginada está fuertemente racializada, generizada y con un alto
componente de clase. Al hablar de la movilidad y su influencia en la construcción de la
identidad gay-lésbica no podemos olvidar que no todos los homosexuales tienen la
capacidad económica para poder formar parte de los circuitos de turismo gay, trasladarse
todos los fines de semana a ciudades limítrofes y puede que incluso tengan que posponer
por motivos económicos su decisión de migrar.
Conviene distinguir las posibilidades de viajar y hacer turismo por distintos lugares gays
de lo que son las migraciones, ya que las primeras suponen un poder adquisitivo y un nivel
de consumo accesible sólo a gays y lesbianas de una determinada clase social –lo cual
suele ir unido al género y la raza– y podría llevarnos a generalizar la imagen de los gays
(no real en la mayoría de los casos) que nos ofrece la “Identidad Gay Central” y que se
reproduce en la sociedad: personas vinculadas al consumismo, los viajes, posibilidades
económicas, etc. STYCHIN, C. (2000:606) denuncia cómo los estudios de las migraciones
homosexuales normalmente se están centrando en este tipo de personas7, sin entrar a
analizar cómo los nuevos barrios homosexuales pueden constituirse en términos de
exclusión de diversos tipos.
Sería ingenuo pensar que todos los procesos de migración de gays y lesbianas constituyen
una especie de camino a la tierra prometida sin dificultades de por medio o sin
decepciones a la llegada. Como en cualquier proceso migratorio, se dan las dificultades
propias de la adaptación a la ciudad y a un nuevo contexto social y cultural.
Otras dificultades pueden venir generadas por la comparación entre las altas expectativas
antes de partir y la nueva realidad: en el caso de las migraciones por opción sexual
podemos hablar de la sordidez de determinados lugares de encuentro, la
despersonalización de las relaciones sexuales, la transmisión de enfermedades, así como la
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violencia que la ciudad engendra (muchas veces específica contra gays y lesbianas:
agresiones homófobas, acoso, etc.). Pero también las decepciones derivadas de no
encontrar lo que se venía buscando: redes sociales, acogida…
Migración e identidad
En este sentido la migración no constituiría una huida, sino una auténtico viaje al
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verdadero hogar. Durante este viaje, gays y lesbianas cruzan fronteras, a veces fronteras
entre estados, pero siempre fronteras entre lo normal y lo anormal, lo permitido y lo
prohibido, lo normativo y lo subversivo… Y ese cruce de fronteras es el que permite vivir
una sexualidad transformada8. En cualquier caso, el cruce de fronteras no sólo permite una
nueva sexualidad, sino también crear y recrear una nueva identidad, volver a definir la
propia subjetividad y reinventarse a uno mismo, escapando del encorsetamiento y la
presión que tanto las estructuras sociales como el propio estado producen para mantener y
reproducir el orden social: a veces con la violencia y la fuerza y otras a través de los
marcos culturales, de los habitus…
Transnacionalismo y globalización
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“the crossing of borders through migration provides the space and `permission´ to cross boundaries and
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Al tiempo que se da esta migración de gays y lesbianas a las ciudades, a determinadas
ciudades, se crea una especie de comunidad deslocalizada y transnacional de la que
forman parte una red mundial de ciudades gay que tienen ciertos rasgos comunes y
mantienen determinada homogeneidad en el tiempo y el espacio (STYCHIN, C.,
2000:604). Si en el mundo forman parte de esta red localidades como Nueva York, París,
Berlín, Río de Janeiro o Los Ángeles, en España podríamos hablar de Madrid, Barcelona,
Sevilla, Torremolinos, Sitges, Playa del Inglés, Ibiza… lugares que se han convertido es
una especie de “mecas gay-lésbicas” a las que acuden gays y lesbianas del resto del país y
de otras partes del mundo, bien sea para establecerse, para pasar unos días o sencillamente
unas vacaciones.
Se crea así una comunidad transnacional que va más allá de los estados nación pero que no
está completamente desterritorializada. O, mejor dicho, no lo estaba, porque con la
extensión de las nuevas tecnologías e Internet se crea una comunidad transnacional que ya
ni siquiera necesita una ubicación geográfica concreta9. Las posibilidades de Internet son
tan grandes que incluso pueden llegar a cubrir determinadas carencias o necesidades que
llevan a migrar a algunas personas homosexuales: anonimato; posibilidad crear y recrear
su propia identidad; conocer iguales; acceso a espacios (ciberespacios) de encuentro;
posibilidad de mantener relaciones sexuales (cibersexuales); escapar al control social sin
tener que modificar necesariamente la identidad pública… Está por ver en qué medida el
participar de todas estas posibilidades de Internet modifica la autopercepción e identidad
de las personas homosexuales e, incluso, en si se pueden convertir en cauces para
promover migraciones, viajes, encuentros.
A las redes formales e informales (amigos, parejas, asociaciones, guías y revistas) viene
ahora a unirse Internet como un recurso más para preparar un viaje o comenzar un proceso
migratorio definitivo. Basta con entrar desde cualquier lugar del mundo a uno de los chat
gays o lésbicos de la localidad de destino (muchos de ellos subdivididos por edades,
zonas, gustos…) para conseguir información, establecer contactos, etc.
transform their sexuality and sex roles” (Espín en STYCHIN, C., 2000:604)
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“one of the most common benefits of the Internet to the gay community […] is that it permits
geographically dispersed minority individuals to interact with one another as if they were a local majority”
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rápido para enterarme de los sitios. Conocí unos chicos por un chat y
nos vimos en Chueca y nos quedamos charlando, nos dejamos nuestro
número de teléfono y a partir de ahí empecé a salir.” Diego
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exclusión en función de la clase social, el género, la etnia, etc.
Consideraciones finales
Estos análisis no sólo servirían para que la opción sexual se tenga en cuenta en los ámbitos
en los que se estudia y trabaja con migrantes, sino que el estudio de las migraciones de
personas homosexuales puede también iluminar determinados aspectos en el análisis de la
inmigración en general: el control social, la identidad, la transgresión de los espacios
asignados... Al tiempo que la movilidad se convierte en denuncia de opresiones (sexuales,
pero también económicas, de género, etc.) pone en cuestión conceptos como los de
refugiado, migración, ciudadanía, etc.
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