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Parte I

Principios básicos
1 Evolución histórica del tratamiento de los pies . . . . . . . . . . . . . . . . .    2
2 Dos modelos de trabajo para la aproximación práctica
a la TZR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .    8
3 Las maniobras terapéuticas básicas, contacto
y tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   14
4 Características de las zonas afectadas
Dosificación adaptada a la situación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   22
5 Indicaciones y contraindicaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   25
6 Estabilización y armonización del sistema nervioso
vegetativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   28
7 Preparativos para la sesión de tratamiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   39
8 El dolor: su sentido y su significado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   43
9 Limitaciones a la hora de plasmar por escrito la situación
de las zonas reflejas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   46
10 Los diferentes grupos de zonas reflejas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .   53

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1  Evolución histórica del tratamiento de los pies

1.1 doloroso!) de los pies como medicina popular; su-


puestamente, tiene su origen en modernos principios
Primeras referencias históricas occidentales.
Además, desde el siglo pasado se conocen en el
La evolución desde los comienzos hasta la terapia ac-
mundo occidental referencias de que los indígenas de
tual de las zonas reflejas de los pies (TZR) probable-
Centroamérica y Norteamérica realizaban un trata-
mente siguió un camino parecido a muchos otros
miento de puntos de los pies a sus enfermos. Christi-
métodos de tratamiento aceptados en la actualidad:
ne Issel, EE. UU., investigó el tema a fondo y en 1990
en cada época hubo personas con talento especial
recopiló testimonios interesantes en su libro Reflexo-
que sabían de manera instintiva e intuitiva qué debía
logy: Art, Science and History. Parece ser que los in-
hacerse cuando surgían determinadas enfermedades,
dios cherokee son la única tribu donde se puede acre-
porque tenían más interiorizadas las relaciones de la
ditar el tratamiento de los pies hasta la Edad
naturaleza y las leyes cósmicas.
Moderna. Se cree que adquirieron sus conocimientos
Por ejemplo, la sabiduría milenaria sobre el po-
de los incas de Sudamérica.
der curativo de las hierbas se ha convertido con el
En Europa, según fuentes antiguas, varios médi-
paso de los siglos en la fitoterapia; pinchar determi-
cos ya practicaron una especie de terapia zonal en la
nados puntos del cuerpo con objetos simples y pun-
Edad Media. Henry B. Bressler, en un libro de princi-
tiagudos (algo que la bibliografía histórica demuestra
pios del siglo pasado, se remite a un escrito en el que
que ya se practicaba en la antigüedad) ha desembo-
alrededor de 1852 algunos médicos describen trata-
cado en la acupuntura; o las piedras y los metales afi-
mientos de zonas de los pies y las manos, obteniendo
lados con los que antiguamente se hacían interven-
sorprendentes resultados en los enfermos.
ciones en el interior de las personas fueron el inicio
De todo lo descrito anteriormente se desprende
de la cirugía.
que desde tiempos inmemoriales se ha conferido una
En sus comienzos, el tratamiento de los pies que
importancia considerable y heterogénea a los pies en
practicamos actualmente ya aparece en Oriente
muchas culturas de la humanidad.
Próximo en pictografías egipcias (▶  Fig. 1.1) milena-
rias, las cuales muestran que los pies —y también las
manos— resultan adecuados para realizar tratamien- 1.2
tos. En el texto de un alto dignatario puede leerse
algo como: «¡No me inflijas dolor!». La respuesta: Evolución en la Edad Moderna
«Actuaré de tal modo que me alabarás».
En la actualidad, todos aquellos que realizan trata-
También se conocen símbolos de culto ritual a
mientos de los pies se remiten en primera instancia al
los pies en Extremo Oriente, a menudo situados en las
Dr. William FitzGerald, un otorrino americano (1872-
plantas de las estatuas budistas, que servían más bien
1942) que en 1917 publicó el libro Zone Therapy jun-
para la veneración religiosa. Sin embargo, desde hace
to con el Dr. Edwin Bowers. Ni en sus documentos ni
décadas, en diferentes países de Extremo Oriente se
en las representaciones de sus antiguos colaborado-
practica un tratamiento sencillo (¡y a menudo muy
res existen indicios directos sobre la fuente que em-
pleó para el desarrollo de su «herramienta» más im-
portante, la división del ser humano en 10 zonas
corporales verticales. Puesto que FitzGerald también
ejerció algunos años en Londres, París y Viena, se
cree que fue allí donde tuvo acceso a antiguos docu-
mentos europeos. Otra suposición es que, durante
sus estancias en Europa, conoció los principios bási-
cos de la acupuntura y quizás estilizó los 12 meridia-
nos principales conocidos de la acupuntura en 10
zonas corporales verticales.
La idea básica de su trabajo, que demostró empí-
ricamente durante los muchos años de su actividad
▶▶ Fig. 1.1 Pictografía egipcia (aprox. 4.500 años de antigüedad). práctica, es que se puede incidir terapéuticamente en

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1.3  De la reflexología a la terapia de las zonas reflejas de los pies
3

todas las sobrecargas y enfermedades de los órganos crito de sus experiencias, al que posteriormente si-
y tejidos, que se encuentran en una de las 10 zonas guió su segundo libro Stories the Feet have Told.
corporales verticales, dentro de esa zona vertical des- Su trabajo bajo el término «Reflexología» encon-
de la cabeza hasta las manos y los pies. Independien- tró un público interesado, sobre todo en círculos aje-
temente de dónde obtuviera FitzGerald sus datos, nos a la profesión médica. Sus dos libros se difundie-
independientemente de que sus propuestas de tra­ ron más allá de EE. UU. y también llegaron a los
tamiento a veces hagan suposiciones extravagantes países europeos. Hasta la actualidad, muchas perso-
—utilizó, entre otros, peines metálicos, pinzas para la nas preocupadas por su salud los utilizan como base

Principios básicos
ropa y palitos de madera—, hasta la actualidad esta para el autotratamiento y el mantenimiento de un
imagen reticular de 10 zonas (▶  Fig. 2.1) constituye organismo sano.
un modelo de trabajo fiable para nuestra terapia de
los pies. Además, en el libro de 1917 de FitzGerald
encontré una primera representación de las zonas de 1.3
los órganos en los pies.
De los documentos que nos han llegado se des- De la reflexología a la terapia de las
prende que FitzGerald, a pesar del considerable hos- zonas reflejas de los pies
tigamiento, no solo trató con un elevado índice de
éxito a sus pacientes basándose en esta probada ima- En 1958, siendo yo una joven masajista de 25 años,
gen reticular, sino que durante muchos años instruyó supe por primera vez de la existencia del tratamien-
a médicos y terapeutas de diferentes ramas mediante to de los pies gracias al libro de E. Ingham (v. arri-
cursos prácticos. Uno de sus más estrechos colabora- ba). Puesto que había realizado mi formación como
dores, el Dr. Georg Starr White, describe en un docu- enfermera en Inglaterra, en primera instancia el li-
mento posterior que la terapia zonal era una de las bro despertó mi interés por el idioma, aunque su
formas terapéuticas más conocidas en EE. UU. hacia contenido me causó primero un gran asombro.
1925. Ante todo me pareció inverosímil que «presionan-
A principios de la década de 1930, la masajista do» determinados puntos de los pies se pudieran
americana Eunice Ingham (1888-1974) entró en con- lograr mejoras del estado del ser humano en otros
tacto con estas experiencias. Sin embargo, a diferen- puntos alejados. No obstante, la curiosidad terapéu-
cia de FitzGerald, no realizaba el tratamiento en dife- tica me llevó a comprobar las áreas indicadas, que se
rentes lugares del cuerpo humano, sino que se correspondían con la sintomatología de los pacien-
concentraba en los pies, que también están atravesa- tes. Para mi sorpresa, estas áreas no solo eran dolo-
dos por las 10 zonas corporales. Desarrolló una téc- rosas, sino que su tratamiento tenía como conse-
nica de tratamiento especial a la que denominó The cuencia que las molestias de los pacientes remitían
Ingham Method of Compression Massage. En 1938, considerablemente.
bajo el título Stories the Feet can Tell [Lo que pueden Pronto empecé a implementar este nuevo méto-
contarnos los pies], publicó el primer compendio es- do casi en exclusiva. Gracias al hecho de que desde

▶▶ Fig. 1.2 Zonas de los pies 1917; FitzGerald: Zone Therapy. ▶▶ Fig. 1.3 Zonas de los pies 1938; Ingham: Stories the Feet can Tell.

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1  Evolución histórica del tratamiento de los pies
4

el principio trabajé con pacientes —y no, como en 1.4


EE. UU. y otros países, con clientes—, se pasó casi
automáticamente del wellness y la prevención a la ¿Qué son las zonas reflejas de los
terapia. pies? Una aproximación desde la
En 1967 empecé con los cursos para profesiona-
les y vi en esta formación una oferta adicional para
comprensión actual de los procesos
personas interesadas de profesiones médico-terapéu- vitales
ticas. Hasta más tarde no me di cuenta de que esta
Puesto que en las últimas décadas también han surgi-
diferenciación respecto al método tradicional hacía
do nuevos modelos de pensamiento en la medicina,
que la implementación de la TZR en consultas de te-
hoy en día resulta más plausible una aproximación a
rapia física, hospitales y centros de rehabilitación fue-
esta pregunta. Sobre todo los conocimientos de la
ra relativamente fácil.
A partir de 1973, gracias a la gran demanda por neurobiología y la investigación cerebral contribuyen
parte de terapeutas y pacientes, surgieron una serie a una mayor aceptación de las terapias que se agru-
de centros de formación y enseñanza en Alemania y pan bajo los términos de medicina complementaria e
el extranjero. integrativa.
En 1975 apareció mi primer libro Reflexzonenar- La denominación «reflejo», que antes solo se uti-
beit am Fuß [Terapia de las zonas reflejas de los pies] lizaba en el sentido de los sucesos nerviosos, también
[30], el cual continúa siendo interesante para iniciar- ha experimentado una apertura: actualmente es más
se en la materia, habiendo llegado a las 24 ediciones. común en relación con los campos de actuación,
Ya entonces la experiencia práctica había arrojado donde se ha demostrado empíricamente que existen
nuevas zonas y se había precisado la ubicación anató- uniones funcionales entre la parte y el todo en el sen-
mica en el pie de las existentes. tido de «reflejar».
En 1993 Hippokrates Verlag publicó Praktisches En la siguiente enumeración de correlaciones en-
Lehrbuch für Reflexzonentherapie am Fuß (Manual tre el ser humano y el pie, se detallan primero las
práctico de la terapia de las zonas reflejas de los pies, cuestiones anatómicas conocidas en la medicina or-
Ediciones Urano,1994) con un enfoque profesional, todoxa. A continuación, se otorga más importancia a
que hasta la fecha se ha traducido a 14 idiomas. los métodos que se ocupan de las múltiples investiga-
En 2008 celebramos el 50º aniversario de la te- ciones y descubrimientos modernos, y en los que
rapia de las zonas reflejas de los pies con un gran también pueden basarse nuestras experiencias prác-
evento festivo profesional, donde presentamos ticas durante años con la terapia de las zonas reflejas
nuestro trabajo junto con las múltiples fases de de- de los pies (TZR).
sarrollo.
Puede leerse más sobre la evolución de la TZR en Relaciones conocidas en la
1.4.1 
la autobiografía Unterm Dach der Füße (▶  pág. 243,
[29]).
medicina ortodoxa
Partiendo de los pies, existen relaciones diferenciadas
con la persona en general.
• El pie está repleto de muchos más receptores
que otras regiones corporales, lo que podría
indicar, entre otros, su papel especial como
«microsistema» (unión y efecto entre la parte y
el todo). A estos receptores tienen acceso los
estímulos más diversos, que se transmiten a la
médula espinal a través de fibras nerviosas
aferentes y, bien se conectan de forma
segmental, o se envían al cerebro.
• Desde la piel y los tejidos del pie, mediante
estímulos manuales y de otra índole, se activan y
conectan los receptores vegetativos y las fibras
nerviosas, hasta las sinapsis preganglionares y
postganglionares.
• Las fascias, que atraviesan todo el cuerpo —y
por lo tanto también el pie— están preparadas

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1.4  ¿Qué son las zonas reflejas de los pies? Una aproximación desde la comprensión actual de los procesos vitales
5

en todo momento para la comunicación entre sí. de 200 años, adelantándose a su tiempo, Samuel
Su intercambio de información se puede activar Hahnemann habló de transmisión inmaterial de
mediante terapias correspondientes, entre ellas información en el campo de actuación de la ho­
también la TZR. meopatía. Reinhold Voll logró demostrar la fuerza
• El potencial de desarrollo de todo el ser humano energética invisible que fluye en los meridianos me-
al principio existe en cada célula individual. diante mediciones de electroacupuntura. Bernard
Cada célula, como órgano de percepción y Bricot y otros han desarrollado formas de movi-
portadora de información, realiza intercambios miento y estudios nuevos y dinámicos sobre el siste-

Principios básicos
con todas las demás células. Las últimas ma postural humano, donde se otorga un «papel
investigaciones del Prof. Y. Zhang Embryo sustentador» a los pies. El soma y la psique también
Containing Information of the Whole Organism se reencuentran hoy en día en los métodos de trata-
[53] así lo confirman. miento más diversos.

Nuevos caminos en la
1.4.2  Las zonas reflejas como
1.4.4 
investigación y la ciencia microsistemas y portadoras de
en general información
Durante mucho tiempo, la ciencia occidental se ha Actualmente se denominan microsistemas las pe-
fijado en los detalles, dejando de lado relaciones vita- queñas «autorrepresentaciones a modo de pantalla»
les básicas. En compensación, desde el siglo pasado, que están relacionadas con el macrosistema, el todo,
se tiende a priorizar en muchos campos de la investi- en el sentido de «interconexiones parecidas a bucles».
gación el todo en relación a sus partes: Niels Bohr, Mediante nuevos estudios se ha confirmado que las
Fritjof Capra, Benoît Mandelbrot, Bruce Lipton y posibilidades de resonancia entre los macrosistemas
muchos más son considerados precursores de este y microsistemas siempre existen de forma neutral,
pensamiento más amplio, abierto y vivo. pudiéndose activar mediante los tratamientos co-
Rupert Sheldrake, por ejemplo, investiga desde rrespondientes.
hace décadas los «campos morfogenéticos» (desa- Desde la segunda mitad del siglo pasado, y en
rrollos inmateriales de estructuras y formas) y parte parte también antes, los médicos y terapeutas halla-
de la base de que las formas se crean mediante pro- ron una serie de microsistemas y zonas reflejas gra-
cesos oscilatorios. David Bohm se ocupó de las cias a su afán de descubrir, traduciéndolos en innova-
transformaciones y las correlaciones perpetuas de la dores métodos de tratamiento. Los más conocidos
vida, con lo que ha concebido una visión holográfi- son: ojo (I. v. Peczely), nariz (W. Fliess, N. Krack),
ca del mundo. Gracias a sus extensas investigacio- oreja (P. Nogier), dientes (R. Voll y otros), interior de
nes de los fenómenos del caos y del tiempo, Ilya la boca (J. Gleditsch), lengua (MTC y otros), cráneo
Prigogine contribuyó en gran medida a una nueva (T. Yamamoto), mano y pie (W. FitzGerald, E. In-
interpretación de las leyes naturales y de la interco- gham), pantorrilla (R. Siener), y un largo etcétera.
nexión de todos los sistemas biológicos entre sí. Ma-
No obstante, el pie es el microsistema que, debi-
suru Emoto se dedica a las cualidades sensibles del
do a su clara analogía formal con una figura hu-
agua como portadora de información muy polifacé-
mana sentada, más exactamente reproduce la
tica, que reviste una gran importancia para el futuro
relación de la parte con el todo.
de la humanidad.

Nuevos caminos en el área


1.4.3 
médico-terapéutica
Para nombrar solo algunos: Alfred Pischinger, en la
década de 1970, detalló en su sistema básico de re-
gulación (System der Grundregulation), que los sis-
temas vivos están muy interconectados entre sí y
que «intercambian energía de forma abierta con su
entorno». Sus investigaciones sobre la matriz extra-
celular son muy relevantes para la comprensión de
los microsistemas (v. abajo). Pero hace incluso más

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1  Evolución histórica del tratamiento de los pies
6

1.4.5 Indicaciones sobre la existencia demostrar directamente a través del sistema


nervioso autónomo.
y la eficacia de las zonas reflejas de
los pies Otras características y observaciones
Estudios clínicos y publicaciones
• Como terapia de ordenamiento y regulación, la
TZR estimula la capacidad autocurativa del ser
• Estudio sobre el dolor de cabeza, 1990, humano, y tiene efecto tanto en niveles
Universitat Autònoma de Barcelona materiales como inmateriales. Mediante el
• Estudio sobre el deporte, 1998, Universidad contacto interpersonal se transmite la medicina
Johannes-Gutenberg de Maguncia más importante (la «Arzeney» de Paracelsus)
• Estudio sobre el riego sanguíneo renal, 1999, para el ser humano.
Clínica Universitaria de Innsbruck • En la TZR también cabe tener en cuenta que las
• Estudio sobre el riego sanguíneo demostraciones y los resultados de tratamiento,
gastrointestinal, 2001, Clínica Universitaria de independientemente de cómo se realicen y
Innsbruck quién los haga, nunca pueden ser totalmente
• Estudio en pacientes con gonartrosis, 2006, objetivos, puesto que el ser humano como
Universidad Friedrich-Schiller de Jena individuo es más que un «objeto». El hecho de
• En el anexo (▶  pág. 229) se indican otros que los pensamientos y los sentimientos —tanto
estudios y publicaciones del terapeuta como del paciente— modifican los
valores de medición correspondientes se
Experiencias empíricas confirma en la actualidad mediante el
• En enfermos, en las zonas correspondientes en descubrimiento de las neuronas espejo
el pie, se muestra sensibilidad al dolor de (G. Rizzolatti).
diferente índole y/o signos del sistema nervioso • El contacto con una parte del ser humano, por
vegetativo que no aparecen en el tratamiento de ejemplo el pie, siempre es un instrumento de
personas sanas. comunicación con el todo y puede desencadenar
• Los dolores agudos o crónicos, las reacciones y cambios específicos en puntos
enfermedades funcionales del aparato alejados, asignados funcional y/o
locomotor, de los órganos internos, del energéticamente.
sistema nervioso motor y vegetativo,
del sistema inmunológico y hormonal, así 1.4.6  Modelos de trabajo prácticos
como las alteraciones emocionales, se pueden
mejorar y curar mediante la TZR, siempre en
para encontrar las zonas reflejas de
el marco de las capacidades regenerativas de los pies
cada paciente.
1. La imagen reticular de 10 zonas con la que
• La TZR influye en funciones básicas de las
W. FitzGerald divide al ser humano en campos
personas que no se pueden expresar
verticales dispuestos simétricamente de la
verbalmente, por ejemplo, en el caso de cabeza a los pies. De este modo, pudo mostrar
lactantes, personas con pérdida de conocimiento empíricamente la relación mutua entre el
o con discapacidades múltiples graves. Se ha «macrosistema» (el todo) y el «microsistema»
observado entre otros: una mejor función (la parte).
gastrointestinal y renal, una mejora de la 2. El principio de la analogía formal entre una
respiración y de la actividad cardiocirculatoria persona sentada y sus pies. Con su genial
(observada en el monitor), la estabilización de sencillez, sirve como clave para una
los estados de inquietud, todo ello siempre localización muy exacta de las diferentes zonas
dentro de los límites de la enfermedad existente. de los pies.
La TZR también ha demostrado su eficacia en
animales.
• La matriz extracelular (v. arriba) también actúa
en personas tetrapléjicas y parapléjicas, así como
en diabéticos de larga duración. Por este motivo,
también podemos lograr mejoras parciales de
diferentes funciones de los órganos en estos
pacientes, aunque los efectos no se puedan

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1.4  ¿Qué son las zonas reflejas de los pies? Una aproximación desde la comprensión actual de los procesos vitales
7

1.4.7  Resumen tímulo terapéutico permiten un tratamiento indivi-


dual de los diferentes cuadros patológicos.
En círculos terapéuticos, el término «reflexo podal» La división del ser humano en 10 zonas verticales
se ha consolidado como denominación abreviada del que llegan hasta los pies (W. FitzGerald), así como la
método. Para comprender mejor que no se trata de analogía formal entre la figura de una persona senta-
los reflejos en el sentido del sistema nervioso, el tér- da y su pie (nuestro logotipo, ▶  pág. III), son modelos
mino «zonas reflejas» se puede considerar como la de trabajo probados y ayudas a la orientación para
reproducción de un todo más grande en una superfi- encontrar las diferentes zonas con fiabilidad.
cie pequeña, como por ejemplo, en el caso de la cá-

Principios básicos
Las experiencias empíricas acumuladas durante
mara «réflex» con espejo. En la actividad cotidiana, décadas también están avaladas mediante estudios
normalmente las zonas reflejas simplemente se deno- clínicos y otras publicaciones.
minan zonas.
Partimos de la base de que los datos actuales so-
bre el tema se complementarán en el futuro mediante
un número mayor y más diferenciado de conoci-
mientos. No obstante, las bases actuales ya pueden
contribuir a una profunda comprensión de los proce-
sos vitales, también en la medicina y la terapia. La
constatación de que cada vez más médicos están
abiertos a incluir procesos de tratamiento basados en
evidencias (basados en la experiencia) para el cuida-
do de los pacientes resulta alentadora.
Más allá de la comprensible necesidad por nues-
tra parte de demostrar la eficacia de la TZR, nuestros
pacientes continúan siendo los defensores más im-
portantes del método, puesto que nos confirman a
diario su eficacia y cómo esta se articula.

Forma abreviada para el


1.4.8 
trabajo práctico diario
¿Qué es la «terapia de las zonas reflejas de
los pies (TZR)»?
En las zonas reflejas de los pies, trabajamos en un de-
nominado microsistema, una «autorrepresentación a
modo de pantalla» en pequeño, que está relacionado
de forma recíproca con el macrosistema, la persona
en su totalidad. La TZR se incluye en el grupo de los
métodos complementarios, que como terapia de re-
gulación llega a la persona en todos sus niveles y
pone orden, siempre en el marco de sus capacidades
regenerativas. No combate ni oculta síntomas, sino
que estimula la capacidad autocurativa, el «médico
interior» del paciente.
Aunque las áreas de los pies no son reflejos en el
sentido del sistema nervioso, durante las últimas dé-
cadas el término «reflejo» ha experimentado una
apertura en el uso idiomático terapéutico. Se puede
entender como el reflejo de una imagen grande en
la superficie pequeña de una cámara «réflex» con es-
pejo.
Como forma terapéutica manual, la TZR se en-
carga de transmitir el importante medicamento del
contacto. Las diferentes reacciones del paciente al es-

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8

2 Dos modelos de trabajo para la aproximación


práctica a la TZR
2.1 2.1.2  División horizontal
La imagen reticular de William A partir de 1967, mediante tres líneas de orientación
FitzGerald horizontales, se hizo posible otra diferenciación, adi-
cional a la división del cuerpo en diez zonas vertica-
W. FitzGerald partía de un modelo de trabajo sencillo, les:
que permitía dividir el cuerpo humano en diez sec-
ciones, dispuestas simétricamente de la cabeza a los
• La primera línea transversal discurre, in situ, a
derecha e izquierda del esternón, por encima de
pies, las llamadas zonas del cuerpo (▶  Fig. 2.1 y la clavícula, hasta la altura de los hombros, y
▶  Cap. 1.2). delimita el área de la cabeza y del cuello. Esta
línea, trasladada al pie, discurre a lo largo de las
División en diez zonas
2.1.1  articulaciones metatarsofalángicas de los diez
verticales dedos e indica de esta manera que los dedos de
los pies corresponden a la cabeza y al cuello.
Las zonas longitudinales del cuerpo aparecen como • La segunda línea transversal se halla, in situ, más
campos verticales más o menos del mismo tamaño, o menos en la línea de la cintura, y encuentra su
de medial a lateral, colocadas una junta a otra desde correspondencia en los pies en la base de los
la zona 1 a la 5. W. FitzGerald descubrió así una clave metatarsianos, conocida como línea de Lisfranc.
útil con la que podían evidenciarse las relaciones en- Tanto en el cuerpo como en los pies, entre la
tre la persona y los pies de forma gráfica, práctica y primera y la segunda marca transversal se
reproducible. localizan los órganos del tórax y del epigastrio.
Cada una de las zonas verticales que pasan por • Una tercera línea transversal marca, in situ, la
un órgano, tejido o sistema del cuerpo, posee tam- delimitación del tronco con respecto a las
bién en los pies la correspondiente zona refleja, en la extremidades inferiores. Dicha línea está
misma trayectoria longitudinal y proporcionalmen- representada en los pies por la línea que une el
te reducida. Los siguientes ejemplos así lo corrobo- maléolo externo con el interno, correspondiente
ran: a la articulación del tobillo. En el espacio así
• Los ojos se encuentran en las zonas delimitado se encuentran las ZR de los órganos
longitudinales 2 y 3, y tienen en el pie, en los abdominales y pelvianos.
dedos 2 y 3, su correspondiente zona refleja.
• Las articulaciones de la cadera se encuentran en Teniendo en cuenta la correspondencia recíproca
la zona longitudinal 4 y también se localizan en existente entre el macrosistema que constituye la per-
los pies en esta zona longitudinal, es decir, cerca sona y el microsistema del pie, merced al entramado
del maléolo lateral. longitudinal y transversal, pueden encontrarse con
facilidad la localización o bien la proyección de cada
Todos los órganos y articulaciones que aparecen por uno de los órganos, de modo parecido a como se ha-
pares en el cuerpo (como, por ejemplo, los riñones, llaría diseñado en un mosaico.
los oídos, la articulación del hombro) están represen-
tados en el pie derecho y en el izquierdo. La división figurada en campos lineales no debe-
Los órganos individuales, a su vez, poseen sus zo- ría contemplarse —ni en el cuerpo, ni en los
nas reflejas en el pie del mismo lado que ocupan en el pies— como una partición rígida, estrictamente
organismo (por ejemplo, el bazo, el apéndice, la vesí- delimitada, ya que en el sistema de «flujo ener-
cula biliar). gético del ser humano», todos los procesos vita-
Los órganos que se hallan en el centro del cuer- les están ligados entre sí de un modo conductor.
po tienen su correspondiente zona refleja en la zona
medial de ambos pies, es decir, al colocarlos uno En las clases prácticas, las zonas longitudinales y
junto a otro, en la correspondiente zona longitudi- transversales se utilizan, en sentido literal, como lí-
nal en cada caso (por ejemplo, el corazón, el estóma- neas «de ayuda», cuya función es permitir el paso del
go, la vejiga). pensamiento abstracto —que se orienta de acuerdo a

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2.1  La imagen reticular de William FitzGerald
9

Zonas verticales del cuerpo según W. FitzGerald


Líneas transversales en el cuerpo y en los pies

Principios básicos
izq. dorsal der. der. plantar izq.

▶▶ Fig. 2.1 Zonas longitudinales del cuerpo según W. FitzGerald. Líneas transversales en el cuerpo y en los pies.

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2  Dos modelos de trabajo para la aproximación práctica a la TZR
10

un modelo— a la contemplación individualizada y que estén muy distanciados entre sí, indican a menu-
viva del ser humano. do relaciones mutuas, internas y funcionales, ya que
«el espíritu es el que da la forma» (Carl Huter). Se
2.2 utilizan desde hace tiempo en diversas tendencias te-
rapéuticas. La más conocida es la auriculoterapia de
El ser humano como macrosistema, Nogier, que se basa en el hecho de que el pabellón
auricular representa una forma análoga al estado em-
reconocible en sus distintos brionario del ser humano ([26], [34]).
microsistemas J. Gleditsch y J. Bossy escriben extensamente
acerca de somatotopías probadas ([14], [3]). L. Mees
Filósofos de todos los tiempos han descubierto, a
señala un gran número de convincentes analogías
partir de la observación de los procesos vitales, que la
de formas y sus interrelaciones terapéuticas [31]. A.
información de la parte está contenida en el todo y
Pischinger, a su vez, parte de que los sistemas bioló-
viceversa. También se conoce esto en la medicina,
gicos están interconectados, abiertos energética-
merced a la omnipotencia de la primera célula huma-
mente, y sostiene que mantienen una interacción
na, la cual contiene en sí misma todas las posibilida-
recíproca tanto entre sí como con respecto a su en-
des de diferenciación capaces de configurar el poste-
torno [37].
rior desarrollo de órganos, tejidos y sistemas.
Las investigaciones de este tipo vienen a confir-
Tras una era dedicada a la metodología científi-
mar mi aproximación al tema, ya que pueden servir
ca unilateral tanto de la medicina como de la tera-
también de base para la comprensión de los procesos
pia, en las últimas décadas el movimiento pendular
funcionales dentro de la TZR.
ha vuelto a equilibrarse, si bien parcialmente. Mu-
chos profesionales de la terapia se han dado cuenta
de que:

«La medicina imperante en la actualidad es rica


en técnica, pero pobre en imágenes.»

Este pensamiento más abierto se refleja en la confir-


mación o el redescubrimiento de distintos métodos
de la medicina complementaria, en los que se valoran
antes que nada las relaciones funcionales-terapéuti-
cas como un complemento necesario al pensamiento
analítico hasta ahora valorado en exceso.
El término médico originalmente estricto de
«zonas reflejas» ha experimentado una extensión
gracias a la aparición y el rescate de diferentes méto-
dos de diagnóstico y terapia, que no son explicables
solo a través de la estructura anatómica y la función
del sistema nervioso. El concepto de «somatotopía»,
habitual en un principio para denominar el fenóme-
no de las proyecciones de todo el organismo, ha sido
sustituido hoy por el concepto de «microsistema»,
aunque en realidad ambos son sinónimos.
En los últimos años, al igual que otros métodos
de la medicina complementaria, la TZR es cada vez
más verificable mediante estudios experimentales. Si
se quiere uno abrir al pensamiento de la analogía (se-
mejanza), esto requiere tomar en serio los rasgos fe-
nomenológicos en su ambivalencia del «tanto como»
y deshacerse del pensamiento exclusivamente li-
neal-causal en el enjuiciamiento de los procesos vi-
vos que tienen lugar en las personas.
La analogía de formas, es decir, los perfiles anató- ▶▶ Fig. 2.2 Analogía formal entre la oreja y el embrión (P. Nogier:
micos comparables dentro del cuerpo, incluso aun- Praktische Einführung in die Aurikulotherapie).

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2.2   El ser humano como macrosistema, reconocible en sus distintos microsistemas
11

Entre las herramientas necesarias para el ejerci-


cio correcto de la TZR figuran:
• una dosis razonable de estabilidad física y psí-
quica,
• sólidos conocimientos médico-terapéuticos
como base,
• actitud interior abierta, que permita compro-
bar la efectividad real de métodos desconoci-

Principios básicos
dos,
• algo de decisión, para elegir caminos no con-
vencionales, a fin de que la mente, el corazón y
la mano estén en consonancia a la hora de apli-
car la terapia de los pies.

Analogía formal entre el ser


2.2.1 
humano y el pie
La ▶  Fig. 2.3 pone de manifiesto que existe una evi-
▶▶ Fig. 2.3 Persona sentada en la silueta del pie.
dente semejanza entre la forma del pie y la de una
persona sentada. La estructura básica trazada en la
figura perfila en el pie, colocado hacia arriba, la ima-
gen de una persona sentada, y viceversa: en el perfil
de una persona sentada se ve representado el pie. La TZR que practicamos y enseñamos desde hace
tiempo se basa en la aceptación de las interrelaciones,
Correspondencia anatómica
2.2.2  gráficamente representadas, entre los pies y la figura
del ser humano sentado, tal y como se manifiesta en
de las zonas de los pies la semejanza de formas y como se ha demostrado efi-
En general, es válido afirmar que: cazmente desde hace décadas al emplearlas como
• Las zonas de la cara anterior de la persona se base de trabajo.
encuentran en el dorso del pie: Para ofrecer una orientación anatómica, la ▶  Fig.
ventral en la persona = dorsal en el pie. 2.4 y la ▶  Fig. 2.5 muestran las caras dorsales, planta-
• Las zonas de la cara posterior se encuentran en res, mediales y laterales de los huesos de los pies, con
las plantas de los pies: sus denominaciones en español y latín.
dorsal en la persona = plantar en el pie

En el plano horizontal son válidas las siguientes co-


rrespondencias:
• Las zonas de la cabeza y del cuello corresponden
a los dedos de los pies.
• Las zonas del tórax y del epigastrio
corresponden más o menos al área del
metatarso.
• Las zonas del abdomen y de la pelvis
corresponden a los huesos del tarso, hasta los
tobillos.
• Las zonas de las piernas corresponden a los
extremos distales de las pantorrillas.

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2  Dos modelos de trabajo para la aproximación práctica a la TZR
12

Huesos de los pies y su nomenclatura

I dorsal D

Dedos 1-5
(Digiti)
Falange distal Falange distal
(Phalanx distalis) (Phalanx distalis)
Falange media Falange media
(Phalanx media) (Phalanx media)
Falange proximal Falange proximal
(Phalanx proximalis) (Phalanx
Metatarsianos proximalis)
1-5 (Ossa
Cabeza metatarsalia) Cabeza
(Caput) (Caput)
Cuerpo (Corpus) Cuneiformes Cuerpo (Corpus)
1-3 (Ossa
Base (Basis) cuneiformia) Base (Basis)

Escafoides
(Os naviculare)
Cuboides Cuboides
(Os cuboideum) Astrágalo (Os cuboideum)
(Talus)
Calcáneo Calcáneo
(Kalkaneus) Peroné (Kalkaneus)
(Fibula)

Tibia
(Tibia)

medial
I D

Metatar-
sianos

Cuneiforme 1

Tibia Tibia
Escafoides

Astrágalo

Calcáneo

▶▶ Fig. 2.4 Huesos de los pies y su nomenclatura (dorsal, medial).

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2.2   El ser humano como macrosistema, reconocible en sus distintos microsistemas
13

D plantar I

Dedos 1-5
(Digiti)

Principios básicos
Metatarsianos
1-5 (Ossa
metatarsalia)

Cuneiformes 1–3
(Ossa
cuneiformia)
Escafoides
(Os naviculare)

Cuboides
(Os cuboideum)

Astrágalo
(Talus)

Calcáneo
(Kalkaneus)

lateral
D Dedos 1– 5 I

Cuneiformes Cuneiformes
1–3 Metatar-
1– 3
sianos 1–5
Escafoides Escafoides
Peroné Peroné
Tibia Cuboides Tibia

Astrágalo

Calcáneo

▶▶ Fig. 2.5 Huesos de los pies y su nomenclatura (plantar, lateral).

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14

3 Las maniobras terapéuticas básicas, contacto


y tratamiento
3.1 3.2

Contacto Técnica de tratamiento


A pesar de que a priori sería posible aplicar la TZR 3.2.1  Maniobra básica del pulgar
con aparatos técnicos, me he decidido por el trabajo (▶  Fig. 3.1, ▶  Fig. 3.2, ▶  Fig. 3.3)
manual, ya que la necesidad de contacto físico entre
las personas crece paralelamente a la tecnificación La mano, en su calidad de instrumento sensible y
de  las aplicaciones terapéuticas. Muchas personas personal, es la más adecuada para «comprender» el
acusan la limitación que supone la carencia de dicho pie, si se emplea de acuerdo con su estructura anató-
contacto. Sienten, la mayoría de las veces de modo mica. Por este motivo, aconsejo preferentemente el
inconsciente, que la naturaleza de un tratamiento, su empleo del pulgar, ya que gracias a su particular po-
más profunda esencia, está relacionada con el miste- sición y carácter dominante resulta más adecuado,
rio vital del contacto. En palabras de Antoine de sobre todo para los principiantes, a la hora de aplicar
Saint-Exupéry: «Solo se ve bien con el corazón; lo el estímulo terapéutico.
más importante es invisible para los ojos».
Todas las formas de terapia manual pueden ofre- De esa manera utilizamos nuestros músculos,
cer una rica vivencia de lo que son las relaciones hu- articulaciones y tendones conforme a su función
manas, ya que el hecho de «ser tocado» externamente natural, sin riesgo de sobrecargas y lesiones.
y «sentirse tocado» interiormente están ligados y
guardan entre sí un efecto recíproco. Los otros cuatro dedos están también en contac-
Dicho de modo objetivo: mediante el contacto to con el pie, pero, al contrario que el pulgar, la mayo-
físico se crea un campo de tensión electromagnético ría de las veces poseen un papel pasivo cuando aquel
que posee un carácter muy personal. Gracias al en- actúa.
cuentro de dos «campos de fuerza abiertos» se tiende Dada la situación de oposición que el pulgar
a una persistente homeostasis (mantenimiento de la ocupa, sobre todo con respecto al índice, se forma
función del sistema regulador en el cuerpo) [37]. En entre ellos un amplio espacio abierto en forma de
el sentido corriente de la inervación, por medio de herradura o de «U», lo cual permite libertad de mo-
dicho contacto físico se produce un estímulo en los vimiento.
receptores de las vías nerviosas sensitivas de los teji- La técnica de tratamiento que se emplea en la ac-
dos del pie. tualidad se ha desarrollado y comprobado en la prác-
En todo intento de explicar la noción de «contac- tica a lo largo de muchos años, a fin de otorgarle a la
to» hemos de tener en cuenta que este no se describe mano la mejor adecuación posible a la función que
solo teóricamente, sino que es imprescindible perci- debe desempeñar. En los primeros años, muchos tra-
birlo y vivirlo en la práctica. bajábamos —incluso yo misma— con un exceso de
presión mecánica, produciéndose innecesarios efec-
tos adversos como inflamaciones articulares y mus-
culares o daños posturales.

La maniobra terapéutica se caracteriza por un


movimiento rítmico, ascendente y descendente,
con el que la mano puede trabajar, sin excesivo
esfuerzo y durante largo tiempo, ya que se em-
plea el principio dinámico del efecto de la fuerza
y el impulso, con lo que se evita la presión mecá-
nica.

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3.2   Técnica de tratamiento
15

Los pulgares en sus fases de movimiento

Principios básicos
▶▶ Fig. 3.1 Posición de partida: contacto, sin presión. ▶▶ Fig. 3.3 Inicio de la actividad del pulgar.

▶▶ Fig. 3.2 Mediante la oscilación del brazo, se desplaza ▶▶ Fig. 3.4 Máxima actividad de la yema del pulgar,
pasivamente la falange terminal del pulgar. equivale a asentar el estímulo en la profundidad del tejido.
A continuación, el pulgar oscila nuevamente a su posición
de partida pasiva y empieza el paso siguiente.

El movimiento rítmico continúa actuando en los teji- Cada movimiento consta pues de dos fases, una
dos del pie y transmite, tanto a los pacientes como a activa y otra pasiva, ambas de una duración aproxi-
los terapeutas, la experiencia de que los polos opues- madamente igual.
tos del movimiento y el reposo se unen para formar
un todo armónico.

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3  Las maniobras terapéuticas básicas, contacto y tratamiento
16

Fase activa del pulgar ceso anterior. Mediante la alternancia entre las fases
Consta de los siguientes elementos: de tensión y de relajación, se origina un ritmo ondu-
• Tras tocar suavemente la zona, llega la primera lante, que gracias al impulso del movimiento, recorre
parte del estímulo del tratamiento a partir de la los tejidos del pie, milímetro a milímetro, sin excesivo
oscilación activa del brazo hacia delante, esfuerzo, casi por sí solo.
partiendo de la articulación del hombro. Es algo
parecido al inicio de la oscilación de un péndulo 3.2.2  Maniobra básica del índice
o de un columpio (¡no debe haber ningún (▶  Fig. 3.5, ▶  Fig. 3.6)
movimiento adicional de la muñeca, de arriba
La mayoría de las veces es más práctico, e incluso más
abajo!).
cómodo para la mano, emplear el índice en la parte
• El antebrazo, la muñeca y la mano se encuentran
dorsal del pie. También en este caso se trabaja rítmi-
en una posición intermedia entre la supinación
camente; pero es ahora el pulgar, en la cara opuesta
y la pronación y forman una línea horizontal
del pie, el que ofrece un apoyo pasivo.
natural. Gracias a la posición fisiológica del
Sin embargo, en esta ocasión el ritmo de oscila-
brazo y de la mano que se logra de este modo, el
ción no se manifiesta en el movimiento pendular de
pulgar queda en una ligera pronación y puede
todo el brazo, como sucedía en la maniobra básica
ser utilizado sin excesivo esfuerzo. Cuando la
del pulgar, sino que se traduce en un movimiento as-
yema del pulgar, en posición ligeramente radial,
cendente-descendente de la muñeca, de forma simi-
plana, relajada y sin ejercer presión, entra en
contacto con los tejidos del pie, como lar a la fluctuación de un puente colgante cuando al-
consecuencia de la oscilación del brazo hacia guien lo cruza.
delante, el extremo del pulgar se desliza con
suavidad de un modo pasivo y se ve impulsado a
Fase activa
realizar una clara flexión. La eminencia tenar Posee la siguiente estructura:
está completamente relajada hasta este • El movimiento comienza con una clara
momento, y la yema del pulgar sigue como extensión de la muñeca (el dorso de la mano
antes, sobre los tejidos del pie, con la misma mira hacia el antebrazo).
suavidad que el peso de un sello sobre una carta. • Toda la yema del índice descansa suavemente
• No es hasta este momento que la yema del sobre los tejidos del pie sin presionar, el pulgar
apoya desde la cara opuesta a los dedos.
pulgar asume activamente la dirección,
aumentando la flexión hasta unos 90 grados. Al • La muñeca oscila suavemente hacia su posición
mismo tiempo, aumenta también de modo de partida neutral, con lo que el índice se arquea
progresivo la tensión muscular en la eminencia algo más.
tenar, y la falange distal del pulgar se dirige en • Mientras la falange distal del índice, gracias al
perpendicular y de forma puntual a la movimiento de oscilación de la muñeca, va
profundidad de los tejidos. trasladando despacio su superficie de contacto
• La falange distal del pulgar se encuentra ahora con el pie a la yema del dedo, esta adopta de
modo creciente el impulso activo. Ello permite
en su máxima flexión y en una tensión
semejante a la del arquero cuando concentra a la punta de la yema penetrar
todas sus fuerzas momentos antes de soltar la perpendicularmente, y con una intensidad cada
flecha. Este es el instante en que se desencadena vez mayor, en la profundidad de los tejidos, al
el estímulo terapéutico. objeto de desencadenar allí el estímulo
terapéutico.
Fase pasiva
Al aflojarse de forma espontánea la tensión en la Fase pasiva
eminencia tenar y en la parte delantera de la yema del De modo parecido a como sucede en la maniobra bá-
pulgar, el brazo oscila pasivamente hacia atrás y el sica del pulgar, a continuación se afloja la tensión
pulgar regresa a su posición de partida neutral. Otra creada; el índice regresa pasivamente a su posición de
vez, la yema del pulgar descansa con suavidad sobre partida y la muñeca oscila con suavidad para recupe-
los tejidos del pie y los dedos lo sostienen desde el rar la extensión, a fin de iniciar desde allí un nuevo
otro lado. movimiento.
Una nueva oscilación activa del brazo hacia de- La siguiente puntualización es válida para todo
lante indica el inicio del siguiente movimiento, de tipo de uñas: la flexión, tanto en la maniobra básica
nuevo con sus dos fases, prosiguiendo el mismo pro- del pulgar como en la maniobra básica del índice, en-

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3.2   Técnica de tratamiento
17

Principios básicos
▶▶ Fig. 3.5 Maniobra básica del índice en sus fases de ▶▶ Fig. 3.7 Pases alternos con las yemas de los dedos 3 y 4.
movimiento. Posición de partida.

▶▶ Fig. 3.6 Maniobra básica del índice en su momento de ▶▶ Fig. 3.8 Pases alternos con los pulgares.
máxima actividad.

cuentra su límite allí donde la irritación provocada 3.2.3  Pases alternos


por la uña, a pesar de haberla recortado y limado con (▶  Fig. 3.7, ▶  Fig. 3.8)
antelación, es percibida por el paciente como mo­
Su nombre se debe al modo en que se ejecuta este
lesta.
movimiento:
• Ambas manos, siguen alternativamente las
correspondientes trayectorias por el tejido, con
las yemas planas de los pulgares o de los dedos.
Antes de que una mano haya terminado el
movimiento, empieza la otra en la misma

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3  Las maniobras terapéuticas básicas, contacto y tratamiento
18

trayectoria en el tejido, de modo que se pies y los exprimen, en dirección distal, hasta
establezca un movimiento fluido y constante. que ambas yemas se tocan.
• La longitud de cada pase dependerá del estado • Mientras realiza esta operación, la mano que
de los tejidos del pie: si se percibe un trabaja describe un ligero arqueamiento en su
aglutinamiento o congestión de los mismos, se movimiento hacia la planta y/o hacia el dorso
acortarán; si, por el contrario, su tensión es del pie.
normal, podrán alargarse los pases. • La intensidad del movimiento se mantendrá
• Si los dedos que trabajan son los índices, los constante desde el principio al final, debiéndose
pulgares sostienen el pie desde el lado opuesto adaptar en todo momento a la respiración del
al que actúan los dedos, y de esta manera lo paciente (en la fase de inspiración es cuando
mantienen en su posición. Si los pases alternos mejor se puede realizar el estímulo). La otra
son ejecutados por el pulgar, son los otros dedos mano sostiene el pie en una posición adecuada a
los que sostienen el pie. la función y a la actividad, a ser posible desde el
arco transversal. El movimiento debe repetirse
Tal forma de proceder se aplica preferentemente en varias veces.
las zonas correspondientes a los tejidos linfáticos,
para evitar en ellas cualquier tipo de estímulo pun-
tual demasiado intenso de entrada, sobre todo en las
3.2.5  Maniobra sedante sostenida
zonas medial y lateral del tendón de Aquiles. En el Su nombre hace referencia a la función de este movi-
transcurso de la formación global, se tratarán tam- miento: manteniendo tranquilamente una presión en
bién otras zonas del sistema linfático con los pases la zona afectada se pretende reducir las molestias
alternos de presión. agudas de los pacientes.

3.2.4  Exprimir (▶  Fig. 3.9) Su ejecución es parecida a la del tratamiento básico:

Este movimiento, mediante el cual los tejidos son li-


• Ante todo, la zona afectada será palpada con
suavidad con la yema del pulgar en posición
teralmente exprimidos, se aplica sobre todo en los ligeramente radial.
espacios interdigitales, ya que es la mejor manera de
conseguir una buena irrigación sanguínea en dichas
• Mediante la oscilación hacia delante del brazo, la
falange distal del pulgar cambia de su posición
zonas: horizontal a la vertical.
• Las yemas del pulgar y del índice sostienen, • En esta posición se aplica el estímulo terapéutico
desde una posición plantar y dorsal, los pliegues en la profundidad de los tejidos, adaptándose a
de tejido que aparecen entre los dedos de los la reacción vegetativa del paciente en cada
momento.
• Al contrario de lo que sucede con el movimiento
básico, esta posición del pulgar se mantendrá sin
movimiento hasta que el dolor local en la zona
haya remitido considerablemente.
• No es hasta entonces que el pulgar regresa a su
posición de partida neutral, a partir de la cual
puede iniciarse el siguiente movimiento
sostenido, avanzando milímetro a milímetro por
toda la zona.

El movimiento sostenido se puede realizar en las zo-


nas correspondientes de los pies igualmente con el
índice.

Aplicaciones de la maniobra sostenida


Por lo general, la maniobra sostenida se utiliza en:
• el tratamiento del dolor en la zona sintomática
(▶  Cap. 16) y en
▶▶ Fig. 3.9 Movimiento mediante el cual se exprimen las • el tratamiento por TZR de los tejidos cicatriciales
membranas interdigitales. (▶  Cap. 25).

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3.2   Técnica de tratamiento
19

• Si durante el tratamiento se observa Normas para la aplicación


3.2.6 
inesperadamente un fuerte dolor en
determinadas zonas, tendremos la opción de de las maniobras
aplicar también en estas la maniobra sostenida
(▶  Cap. 12.2.1). Dirección del movimiento
Gracias al movimiento oscilatorio derivado de todo
En el caso de un paciente con una situación inicial trabajo rítmico, se produce un «avance» espontáneo
particularmente irritada, bastará a veces con un con- en la dirección del tratamiento, sea cual sea la posi-
ción de partida del pulgar o del dedo. Cuanto más

Principios básicos
tacto suave y sostenido en la zona afectada, sin un
estímulo puntual considerable en la profundidad de natural resulte la manera en que las manos tomen los
los tejidos. pies del paciente, mayor será la espontaneidad con
que ellas podrán actuar, ya sea:
Indicaciones prácticas • de distal a proximal, o viceversa, o
Los terapeutas cuyas articulaciones de los dedos y • de medial a lateral, o viceversa.
del pulgar sean débiles o bien hipermóviles, debe-
rán realizar un movimiento de flexión de la falange Puesto que no todo el mundo posee esta naturalidad
distal que tienda con claridad a alcanzar un ángulo y se requiere cierto tiempo, paciencia y práctica hasta
de 90 grados, procurando al hacerlo que el impulso que podamos fiarnos de la «sensibilidad de las puntas
activo en los tejidos se lleve a cabo con la falange de nuestros dedos», en las representaciones detalla-
distal del pulgar o del dedo en posición vertical. das de todas y cada una de las zonas (v. ▶  Cap. 10 y ss.)
Gracias a esto, las articulaciones no aplican un es- se proponen algunas direcciones de trabajo de pro-
fuerzo exagerado y permanecen estables. En el caso bada eficacia. Dichas direcciones aparecen indicadas
de la maniobra básica del pulgar, es particularmente mediante flechas.
importante que la muñeca no se doble hacia arriba, En el caso de pacientes muy sensibles, no solo de-
ya que al hacerlo aumentaría la inestabilidad en la bemos determinar la dirección de trabajo en función
articulación metacarpofalángica del pulgar y le res- del empleo más económico de nuestras manos, sino
taría eficacia. también en función de su cuadro clínico y de su sin-
En el caso de que las articulaciones del dedo índi- tomatología.
ce estén debilitadas o sean hipermóviles, se optará
por el deslizamiento de la yema del dedo, gracias a la Un caso concreto tratado en mi consulta
oscilación de la muñeca. El arco de tensión derivado Hace años, se presentó en mi consulta un paciente de 75
de tal operación concentra la fuerza de la yema de la años, muy sensible, con ligeras molestias propias de una
falange distal y evita, de esta manera, que se doblen angina de pecho, y un fuerte resfriado, a quien cada vez le
las articulaciones. Se ha mostrado útil que el dedo resultaba más difícil la expectoración de las mucosidades
corazón sirva de apoyo al dedo índice débil. del tracto respiratorio. Al efectuar la primera exploración
Recordemos al Guillermo Tell de Schiller: «El (▶  Cap. 11), me llamaron la atención, además de las zo-
arco solo muestra su fuerza cuando está tenso». nas del corazón y del aparato respiratorio, las fuertes alte-
Sirvan las siguientes palabras de estímulo: a me- raciones halladas en el tracto digestivo, en las zonas del
nudo, un contacto delicado, llevado a cabo con deter- estómago y del intestino, en la región inguinal y en la
minación e implicación interior, es más efectivo para parte inferior de la columna vertebral.
conseguir un cambio en la tonicidad de los tejidos del Para facilitarle la expectoración y el desprendimiento
pie que tomarlo con rudeza y aplicarle una presión de las mucosidades de la zona de los bronquios, trabajé
exagerada. tonificando dichas zonas bronquiales, aplicando los mo-
vimientos de proximal a distal, es decir, de «abajo» hacia
La atención personal y la concentración, con las «arriba», en dirección a la zona de la cavidad nasofarín-
que se realiza el movimiento terapéutico, deter- gea.
minan su calidad y eficacia en mayor medida de Tras tan solo un par de movimientos, el paciente se
lo que normalmente se presupone. incorporó con brusquedad y evidenció náuseas y signos
claros de estar a punto de vomitar. De un modo más intui-
tivo que racional, decidí cambiar la dirección del trata-
miento y pasé a aplicar los movimientos de distal a proxi-
mal. Para sorpresa de ambos, las náuseas desaparecieron
tan espontáneamente como se habían presentado. A
continuación, el paciente me informó de que, desde ha-

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3  Las maniobras terapéuticas básicas, contacto y tratamiento
20

cía décadas, padecía una hernia de hiato, pero que, dada


La normalización de una zona cualquiera puede
la inestabilidad de su estado general, no quería operarse.
reconocerse del siguiente modo:
A causa de la proximidad anatómica de la tráquea,
región de los bronquios y esófago, sus respectivas zonas
• El lugar de correspondencia en el pie es menos
doloroso.
reflejas se tratan, en algunos tramos, sobre el mismo pun-
• Mejora el aporte sanguíneo a la zona.
to. De entrada, no pude establecer diferenciación alguna
en la elección de las zonas; sin embargo, la impresionante
• El tono del tejido se ha normalizado en la me-
dida de lo posible.
reacción del paciente me indicó cuál era la dirección de
trabajo más idónea a seguir en la aplicación de los movi-
• El paciente muestra menos señales de sobre-
carga vegetativa.
mientos.
Al preguntarle, el paciente me confirmó la existencia
de la famosa tríada de hernias: diafragmática, inguinal y
umbilical. Tras algunas sesiones de tratamiento más, en 3.2.7  Ayudas para el aprendizaje
las que incluí la tonificación de las zonas de las hernias, Puesto que la descripción teórica de un movimiento
pude elegir con total libertad el sentido de la aplicación práctico es muy complicada, quisiera facilitar la com-
de los movimientos en el área de las zonas del esófago prensión de este mediante algunas imágenes compa-
o de la tráquea sin que se desencadenara reacción algu- rativas.
na, ya que la tensión tisular en torno al diafragma había
mejorado notablemente. La estabilización de su estado
• El trampolín: la tensión de los tejidos del pie es
similar a la de, pongamos por caso, un trampolín
se mantuvo durante doce años hasta su muerte. sobre el que el pulgar pudiese saltar, como el
«saltador real de trampolín» (fase activa) que es
Intensidad y ritmo del movimiento después catapultado hacia arriba (fase pasiva).
El movimiento terapéutico puede variar, dependien-
do de la capacidad de reacción y del estado de ánimo
• La manguera de jardín: la yema del pulgar
colocada ligeramente en pronación, puede
del paciente en cada momento, tanto en lo que a su compararse al aspersor de una manguera de
intensidad se refiere, como en el ritmo y la velocidad jardín. Al regar las plantas, debemos
de trabajo. asegurarnos de que el agua fluya sin
De ello se deriva una amplia escala de variacio- impedimentos al lugar deseado, es decir,
nes y posibilidades de aplicación del movimiento: aplicamos el estímulo con la yema exactamente
• La intensidad del movimiento varía de suave y en el punto correspondiente en la profundidad
tranquilizadora = armonizante a firme y de los tejidos (fase activa).
profunda = tonificante. • Al igual que alejamos el aspersor de la manguera
• El ritmo y la velocidad de trabajo varían de lento de jardín de las plantas que ya están bien
y mesurado = tranquilizante a rápido e regadas, tras la fase activa, el pulgar también
ininterrumpido = estimulante. regresa a su posición de partida distendida (fase
pasiva).
Duración del estímulo terapéutico
La duración del estímulo empleado puntualmente se
• La punta del lápiz: la falange distal del pulgar,
como si de un lápiz afilado se tratase, dibuja un
orientará de acuerdo con el umbral de resistencia de punto sobre la «hoja en blanco» en la
cada paciente. Tiempo atrás —incluso cuando empe- profundidad de los tejidos (fase activa) y vuelve
zaba a dedicarme a las zonas reflejas— podían apli- a retirar el lápiz suavemente (fase pasiva).
carse sobre un punto, en determinadas circunstan-
cias, impulsos dolorosos de una duración de varios
• Marea alta y marea baja: si consideramos el
pulgar como una ola, el tejido del pie sería la
minutos. Dada la actual sensibilidad de los pacientes, orilla sobre la que actúa la fase activa del
la mayoría de las veces bastan impulsos de tan solo movimiento, esto es, la pleamar, mientras que la
unos segundos, repetidos en el mismo lugar a inter- fase pasiva sería la bajamar.
valos de unos minutos tantas veces como haga falta,
para que la calidad de los tejidos y la sensibilidad al
• El pedal del acelerador: el ligero contacto del pie
con el pedal del acelerador tiene su
dolor de la zona en cuestión mejoren ostensiblemen- correspondencia en el inicio del movimiento. Si
te (▶  Cap. 12.2). aumentamos paulatinamente la presión, estamos
dando gas hasta alcanzar el máximo de sus
posibilidades (fase activa). Cuando el pie suelta
suavemente el pedal del gas, este retorna a la
posición de partida (fase pasiva).

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3.3   Resumen
21

• El globo: la yema del pulgar está relajada y 3.3


«vacía» al principio del movimiento. Cuando
alcanza la flexión máxima, está «a punto de Resumen
estallar», como si de un globo hinchado se Aunque la técnica de la TZR comprende un número
tratara. La oscilación pasiva del retroceso del reducido de maniobras fundamentales y puede pare-
pulgar responde, por su parte, a la salida cer fácil, debe tenerse en cuenta que incluso los mo-
espontánea de aire del globo. vimientos «sencillos» exigen nuestra plena atención
• El sello de goma: para la correcta estampación y ejercicio paciente. Es frecuente la creencia errónea

Principios básicos
de un sello, se coloca este antes con precisión y de que las cosas sencillas se aprenden con facilidad y
se estampa posteriormente sobre el papel (fase prontitud, lo que conduce a descuidarlas.
activa), para a continuación, sin emborronar la
escritura, retirarlo con suavidad del papel (fase Cualquier terapeuta puede comprobar por sí
pasiva). mismo si está empleando la técnica correcta:
• La pelota: un niño lanza con todas sus fuerzas la cuando nuestro trabajo nos origine frecuentes
pelota contra el suelo (fase activa) y, al instante, sobrecargas articulares y agarrotamientos mus-
debido a la resistencia que opone el suelo (= culares, hay que reemprender y reordenar el
tono del tejido), rebota (fase pasiva). aprendizaje de los movimientos desde los fun-
• El muelle: un muelle es comprimido (fase damentos, teniendo en cuenta que «lo mecánico
activa); al soltarlo, recupera rápidamente su fatiga, pero lo dinámico restaura».
forma original (fase pasiva).

Estos ejemplos a modo de analogías de la acción del


pulgar también son aplicables a la del dedo índice.

Reflexologia podal (2015) 165x240.indd 21 27/04/15 09:07

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