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Lozano Castañeda Paloma Elena

09/05/2016
Teoría de la Imagen
Análisis simbólico de la imagen

Ficha técnica:
Nombre de la obra: El nacimiento de Venus (La nascita di Venere)
Autor: Sandro di Mariano Filipepi, Botticelli
Técnica: Témpera
Año: 1485
Soporte: Lienzo
Dimensiones: 175,5 cm x 278,5 cm

Para analizar la imagen, específicamente en un nivel narrativo y semántico, es necesario brindarle al


lector el contexto histórico y social de la obra. El nacimiento de Venus (La nascita di Venere) es una
de la primeras pinturas de la época del Renacimiento con un tema mitológico –específicamente
inspirado en la la obra “La Giostra Estanza” de Angelo Poliziano, y éste a su vez inspirado en poemas
Homéricos– y una de las más famosas de todos los tiempos en la historia del arte, creada por el artista
italiano Sandro Botticelli en 1485, se encuentra en la Galería degli Uffzi en Florencia.

La obra fue pintada para un miembro de la familia Médici (Lorenzo Médici) –poderosa e influyente
familia de la época del Renacimiento en Florencia–, a quienes también realizó muchas otras obras
como portarretratos, alegorías, banderas, entre otras., para decorar uno de sus palacios.

Como su nombre indica, hace referencia al episodio del nacimiento de Venus, en el cual la diosa
Venus –diosa del amor y conocida como Afrodita en la Grecia antigua– se originó de la espuma
producida cuando Cronos –dios del tiempo– castró a su padre Urano –dios del cielo– y arrojó sus
testículos al mar, sin embargo, el autor Botticelli, prefirió representar el momento de la llegada de la
diosa tras su nacimiento, impulsada por el viento hacia la orilla de las aguas de la isla de Citera. En
esta representación, por primera vez, se muestra la desnudez con un significado distinto al de la
vergüenza o del pecado mismo, aquí se muestra de manera positiva: una desnudez sacralizada, llena
de vitalidad, como una armonía y/o equilibrio entre mente y cuerpo.

La modelo que posó para la creación de la pintura fue la italiana Simoneta Vespucci, esposa de Marco
Vespucci. Fue pintada en varias ocasiones por Botticelli. Esto le trajo gran popularidad entre otros
pintores que desearon que posara para ellos en sus obras.

En el centro de la composición se aprecia a la diosa Venus, en una posición inestable, con


características neoplatónicas de belleza, desnuda –ya que acaba de nacer– sobre una concha gigantesca
sobre aguas verdes. Está inspirada en una postura de modelo grecorromana. Su desnudez demuestra
una pureza e inocencia femenina; una belleza «inigualable» y «sobrenatural», llena de vitalidad en la
que se aprecia un equilibrio entre la mente y el cuerpo, que se complementa con el aspecto de su
rostro: la mirada perdida, tímida, soñadora y/o desconcertada al estar en el mundo por primera vez o
quizá al recordar o pensar en el lugar del que provino. Detrás de ésta abunda la vegetación, con
grandes árboles de naranjos.

Con el brazo derecho hace un intento de cubrirse el pecho y con su larga cabellera rubia pretende
cubrir su entrepierna. Al mismo tiempo representa el ausente vello púbico con la misma, cuya
representación estaba prohibida en esa época. Esto también muestra un elemento de erotismo al rozar
su cuerpo desnudo con una caricia. También reproduce una postura similar a la de las estatuas
romanas de las Venus Púdicas de la colección Médici –escultura de mármol–, en la cual se expone
una exaltación de la belleza femenina.

A su lado derecho se encuentra el dios del viento, Céfiro, junto a la diosa de la brisa, Aura (o Cloris),
a quien ha secuestrado. Céfiro sopla con el fin de impulsar a Venus hacia los brazos de la Hora de la
primavera. Céfiro y Cloris se encuentran unidos por un abrazo bajo una lluvia de rosas, debido a que,
según la leyenda, las rosas han nacido con Venus. Ambos (Céfiro y Cloris) simbolizan la unión de la
materia y el espíritu.

De su lado izquierdo se encuentra una de las diosas de las estaciones junto a un naranjal –
específicamente de la primavera–; una Hora. Ésta espera a la diosa Venus con un manto floreado que
lleva en las manos con el que pretende arropar su cuerpo desnudo para darle la bienvenida al mundo.

Venus es la diosa que simboliza el amor, belleza, risa y matrimonio. Ésta trae consigo la belleza al
mundo, por lo tanto quienes aman la belleza persiguen los valores celestiales; sobrenaturales. Céfiro,
como ya se mencionó, simboliza al viento del Oeste. Claris o también identificada como Aura,
simboliza a la brisa. La Hora es la diosa de la primavera, y ésta simboliza la estación del renacer.

Las rosas al poseer exquisita fragancia y belleza simbolizan el amor, y con las espinas, los obstáculos
o aspectos dolorosos que éste conlleva. La concha sobre la que se encuentra la diosa, conocida como
“La concha del preregrino” –debido a una de las peregrinaciones realizadas en el santuario del apóstol
Santiago de Compostela, en España–, al provenir del mar, al igual que los caracoles, por las
representaciones del origen de la vida a partir del agua, simboliza la fertilidad femenina, lo cual
complementa la idea de su significado del renacer de la diosa; de una resurrección, es decir, la
«muerte» o superación del «ego», para dar paso al auténtico «yo» –sencillo y humilde–.

La teología romana presenta a Venus como el principio de rendimiento, indispensable para conseguir
un equilibrio de la vida. El nacimiento de la diosa representa el alma hacia la encarnación; hacia lo
tangible, desde reinos espirituales. Es la expresión de una narración alegórica de un evento griego,
dotado de divinidad en el cual se contempla lo sagrado y lo profano. Al estar sobre la concha gigante
–que, como ya se mencionó, representa una encarnación– en espera de ser cubierta por el manto
floreado, simboliza que tendrá como resultado un cuerpo material, es decir, más allá de lo espiritual.
También se ilustra el nacimiento de la humanidad; el renacimiento a la vida por el bautismo del
cristiano.
Podría tratarse de una composición artística donde la filosofía, el amor, el nacimiento y la belleza
quedan plasmados con una diosa que es impulsada por los vientos hacia la orilla, donde la misma
primavera ha sembrado de sus flores para recibirla. La diosa expresa la doble naturaleza del amor:
casto y sensual.

En esta composición es posible percibir la representación del origen de la belleza, el amor e incluso
de la humanidad misma. El origen de la belleza, en la obra, podría tratarse de una fusión de elementos
diferentes como divinidad y pasión o espíritu y materia para conformar la idea de naturaleza. Así
podemos comprender que la naturaleza es belleza y viceversa.

Referencias:
• E. Panofsky. La perspectiva como forma simbólica, Tusquets Editores, (1999), 176 pp.
• P. Ciriani. “El nacimiento de Venus” en Historia del Arte PUCP Lima, (2014), [En línea]
[Recuperado de www.historiadelartepucp.blogspot.mx] [Consultado el día 7 de mayo del 2016].
• J. A. Bech. Interpretación de las artes visuales, Fomento Editorial, (2008), 273 pp.
• G. Vasari. La vida de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos: desde
cambigue a nuestros tiempos, Editorial Tecnos, (1998), 416 pp.

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