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EL DOGMA CENTRAL DE LA

BIOLOGÍA MOLECULAR
El dogma central de la biología molecular explica el modo básico por el cual se transmite
y expresa la información contenida en el ADN. Esto es llevado a cabo por tres procesos
fundamentales: la replicación, la transcripción y la traducción; en los cuales participan tanto
los ácidos nucleicos conocidos como ADN y ARN, como así también las proteínas.
Básicamente estos tres procesos se encargan de la mantención, interpretación y
transmisión de la herencia genética contenida en el ácido nucleico llamado ADN.

El ADN (o ácido desoxiribonucleico) es una molécula muy larga que se encuentra


compactada en el núcleo de las células y en ella se almacena toda la información genética
que heredamos de nuestros padres. Esta información se encuentra “codificada” en una
especie de lenguaje compuesto por cuatro “letras”: A, G, C, T. Estas cuatro letras
corresponden a cuatro moléculas diferentes conocidas como nucleótidos que se van
uniendo una a continuación de la otra en un orden muy específico, y juntas forman una
cadena de ADN. Entonces tenemos que los componentes básicos del ADN son los
nucleótidos:

- Adenina (A)
- Guanina (G)
- Citosina (C )
- Timina (T)

Estos nucleótidos se unen entre sí mediante un grupo fosfato. Si pensamos a la


molécula de ADN como un tren, los nucleótidos serían los vagones y el grupo fosfato
cumple la función de enganche.
La estructura de estos nucleótidos hace posible que al unirse de a pares
“complementarios” alcancen una gran estabilidad energética. Así, la Guanina se une a la
Citosina (G-C) y la Adenina a la Timina (A-T) por un enlace independiente al que las
mantiene unidas en la cadena de ADN.
De este modo pueden unirse dos cadenas de ADN para formar la famosa estructura
tridimensional de doble hebra del ADN descrita por Watson y Crick en 1953, con la
condición de que sean “complementarias”, es decir que cada nucleótido de una cadena
quede enfrentado a su complementario al cual puede unirse establemente.
Como mencionamos previamente, la información genética que se encuentra
almacenada en este código de cuatro letras se transmite de generación en generación, e
incluso de célula en célula. Si pensamos en una célula que se divide, es esperable pensar
que luego del proceso de división ambas sean idénticas y mantengan la misma información
inicial, de o contrario una “pérdida de información” durante el proceso implicaría una posible
disfunción en la tarea que tenga asignada esta célula.

Para asegurar la MANTENCIÓN de la información genética, las células llevan a cabo


un proceso denominado REPLICACIÓN, que tal como lo dice la palabra consta en “replicar”
el código genético contenido en el ADN nuclear de la célula, para que luego de dividirse,
cada una posea una “copia” idéntica de esta información. En el proceso de la replicación
actúa una maquinaria específica de proteínas que se encargan de abrir la doble hebra de
ADN y de copiar cada una de ellas usándola como “molde” para la síntesis de su
complementaria.
Este proceso de REPLICACIÓN es el primero de los tres que explica el dogma
central de la biología molecular. El segundo de ellos se denomina TRANSCRIPCIÓN, y
consiste en el mecanismo por el cual es “leído” e “interpretado” la información codificada en
el ADN. Tal como lo dice la palabra, durante la TRANSCRIPCIÓN se transcribe el “lenguaje
de ADN” en otro lenguaje similar pero diferente que involucra otro ácido nucleico: el ARN.
El ARN (o ácido ribonucleico), es una molécula similar a la de ADN pero que difiere
de ésta en ciertos aspectos:
- Es simple cadena, y no doble como en el caso del ADN, lo cual lo hace más
inestable.
- La simple cadena de ARN es mucho más corta que el ADN.
- Es sintetizado en el núcleo a partir del ADN y además puede viajar hacia el
citoplasma de la célula.
- Posee los mismos nucleótidos que el ADN excepto la Timina (T), la cual es
reemplazada por una análoga denominada Uracilo (U)
- Existen diferentes tipos de ARN con diferentes funciones asignadas a cada uno:
ARN Ribosomal (ARNr), ARN mensajero (ARNm), ARN de transferencia (ARNt), entre otros.
- El ARN tiene la función de transmitir la información genética, a diferencia del ADN
que se encarga de guardarla y preservarla. Por lo tanto su vida media es mucho más corta
que el ADN, produciéndose y degradándose con mucha más frecuencia.

La molécula de ARN, entonces, tiene la misión de INTERPRETAR y TRANSMITIR


esta información leída a partir del ADN para comandar la síntesis de PROTEÍNAS, de lo
cual hablaremos más adelante.
Durante la TRANSCRIPCIÓN una maquinaria proteica está encargada de leer el
código genético de ADN (A, G, C, T) , transcribirlo en el nuevo código genético de ARN (A,
G, C, U) y sintetizar las moléculas de ARN que harán las veces de “mensajeros” de esta
información, llevándola a otra maquinaria proteica diferente.
El tercer y último proceso explicado en el dogma central de la biología molecular
se denomina TRADUCCIÓN y consiste justamente en “traducir” el mensaje codificado por el
RNA para producir PROTEÍNAS. Las PROTEÍNAS, también llamadas polipéptidos, son
cadenas lineales de aminoácidos. El código “A, G, C, U” del ARNm es leído de a 3
nucleótidos, lo que se denomina un “codón”. La naturaleza y el orden en el que están
ubicados éstos tres nucleótidos de cada codón determina la producción o “traducción” de un
determinado aminoácido específico.

Estos aminoácidos que componen la estructura primaria de las proteínas pueden ser
de diversas características estructurales y físico-químicas, por lo cual, combinando
diferentes aminoácidos consecutivos se puede obtener una amplia variedad de proteínas
finales, cada una con funciones específicas y diferentes al resto.

En resumen, estos tres procesos descritos (REPLICACIÓN, TRANSCRIPCIÓN y


TRADUCCIÓN) explican el modo de transmisión de la información genética de célula a
célula.

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