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Universidad de la Republica
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Lic. en Cs. Antropológicas
Asig: Antropología de los Movimientos Migratorios
Prof. Pilar Uriarte – Magdalena Curbelo
Estudiantes Plan 91 que quieran acreditar la materia como una optativa deberán
entregar un informe de no más de 2500 palabras en el que relacionen su inserción
en campo con uno de los ejes conceptuales trabajados en clase.
Integración y vivienda.
Mi inserción en campo data del año 2015, cuando a través de un EFI (EFI-
Refugiados Africanos) me acerque a la temática de las migraciones. En aquel
entonces vinculado al refugio. Los contenidos fueron cambiando, debía hacer mi
trabajo de grado, y la temática de las migraciones significaría navegar por un mundo
que de alguna forma estaba conociendo. El Refugio no era un tema que me
resultara del todo atractivo, y de las ofertas conversadas y propuestas, fui convidado
a participar de un proceso de desalojo de una pensión. Y aquí el meollo de la
cuestión.
Integración al Barrio.
No pretendo extenderme, pero sabemos que en los últimos años, han arribado a
nuestro país contingentes migratorios provenientes de Latinoamérica,
principalmente de la zona del Caribe, con principal representación de Republica
Dominicana. Esta contingente representa, para el 2011 un 13%, el cual muestra un
incremento constante hasta el 2014 (Koolhaas, Prieto y Robaina, 2017), fecha de
implementación de la visa como requisito para la población de origen dominicano
que pretende migrar a Uruguay.
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Prefiero hablar de otredades antes que de alteridades o identidades. Entiendo la otredad como concepto más
amplio para abarcar lo que implica conflictos de autodeterminación o adscripción.
público. Podríamos decir en este sentido que la inmigración, como sugiere Delgado,
supone cierto grado de conflictividad que se traduce en el sistemático intento de
señalar cual es el elemento foráneo. Esto contradice interpretaciones pueriles donde
se entiende la inserción de población migrante a una estructura social, donde su
aporte es asimilado e integrado, y compondrá de forma sedimentaria una nueva
identidad confluida del reciente aporte mezclado con los ya existentes (Delgado,
2003; Sayad, 2010.). Estas interpretaciones han signado gran parte del
pensamiento respecto a la conformación de identidades, el crisol de razas. Uruguay
es un país con una larga trayectoria en la recepción de inmigrantes, desde Darcy
Ribeiro y la concepción de “pueblo trasplantado” hasta la interpretación de la
inmigración como fenómeno económico que comienza en los albores de nuestro
país, entendemos nuestra identidad como proveniente de los barcos, ignorando
claramente los distintos aportes de población originaria, africana u otra. (Taks, 2006;
Romero Gorski, 2007).
“Durante mucho tiempo vivimos en la ilusión de estar más próximos de Europa que
de América, entendiendo esa proximidad como algo positivo en sí mismo, en la
medida en que todo lo visto como menos blanco o menos occidental era
rechazado.”(Uriarte, 2011. Pp. 3).
El uso del espacio público por parte de población racialmente identificada supone un
conflicto de otredades, donde podemos ver dos partes en pugna, por un lado el
vecino montevideano que se constituye de ciertas características que indican un
deber ser que se entiende extensivo, transitivo y normativo, del cual se espera cierto
comportamiento, por ejemplo, en lo que refiere al usufructo de espacios públicos.
Por otro lado los migrantes, dotados de cierta “inmigridad”, retomando a Delgado
(2003), que se asocia a pobreza, atraso, peligrosidad.
Esto nos permite comprender un poco algunos de los actores que están en juego, y
disputa, los que entienden afectada su identidad hegemónica por agentes foráneos
portadores de otros sentidos, y aquellos que recientemente se alojan en el barrio y
son provenientes de países con culturas bastantes distintas a las que Uruguay
pretende recibir y tolerar. Cabe destacar que esta conflictividad comenzó a tomar
una dimensión más compleja conforme se fue cubriendo de forma sensacionalista
por los medios de prensa que en cierta medida exotizaban y criminalizaban el
conflicto, señalando, por partida doble2, y construyendo una identidad marginal en
contra posición a la identidad hegemónica barrial que realizaba su reclamo. Como
señala Aguiar existen franjas culturales que ofrecen escasas barreras al tránsito
migratorio, así como la homogeneidad de una lengua, esto permite que ciertos
países entren dentro de circuitos de migración. En este mismo sentido podemos
decir que el arribo de población que comparte esta franja cultural no es entendida en
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Es decir, por un lado exotizar a la población migrante y mostrar que tan distintos son, y criminalizar su
comportamiento social.
tanto “inmigración”, al contrario de lo que suceden en este caso con población que
no comparte nuestra franja cultural. Este ejemplo se puede ilustrar en como los
migrantes provenientes de Argentina, tienden a pasar desapercibidos, en regiones
fronterizas los provenientes de Brasil, y los dominicanos portadores del exotismo
extremo propio de lo que podríamos llamar la franja cultural caribeña, que no solo
corresponde a una forma de ser distinta, sino que conforman una identidad
racializada. El racismo intrínseco de la sociedad uruguaya quedo de manifiesto con
el censo del 20113, el cual manifestó la situación de la población Afro en Uruguay.
En la misma línea podemos poner en relieve muchas de las dificultades por las que
atraviesan la gran mayoría los migrantes racialmente identificados, como los
provenientes de África (Uriarte y Ramil, 2017), lo cual manifiesta que estas
dificultades, que se traducen en formas de discriminación, no obedecen a
diferencias culturales solamente, y explican la existencia de un componente racial
que señala la otredad sin importar origen continental.
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Atlas Sociodemográfico y de la Desigualdad del Uruguay – Fascículo 2
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El nacionalismo metodológico considera que la unidad de investigación es la sociedad nacional.
vivienda. La Pensión, como establecimiento comercial, parecería ser la oferta
mayormente disponible en tanto facilidad de acceso (no requiere documentación), y
costos relativamente bajos. Así como el país cuenta con una tradición en lo que
refiere a la recepción de inmigrantes, también cuenta con una tradición en lo que
refiere al hospedaje, es así que hasta mediados de los cincuenta funcionaban
hoteles, alojamientos y pensiones en la ciudad, principalmente en las zonas
cercanas al puerto.
“La fecha en que se sitúa la creación de este Hotel es efectivamente 1908. Esta acción formó
parte del fomento y apoyo a la inmigración durante el gobierno de José Batlle y Ordóñez,
impulsor de la modernización del Uruguay. Se destinaron fondos a la creación de un edificio
conocido por tanto como Hotel de Inmigrantes (en Uruguay) y de Emigrantes (en el exterior),
como dice el documento, –lo cual tiene su lógica-. Este edificio habría estado situado en la
desaparecida playa Bella Vista de Montevideo, barrio de tradición fabril y portuaria que se
sitúa en el oeste de la ciudad, frente a la Bahía.” (Oliva Gerstner, 2008).
A la fecha no contamos ni con esos hoteles, ni muchos menos con alguna solución
por parte del estado uruguayo en materia de alojamiento, siguiendo esto diríamos
que en la medida que el gobierno perdia interés por promover la inmigración las
políticas de acogida en materia de alojamiento fueron disminuyendo hasta
desaparecer. Hoy en día las soluciones que se pueden brindar, en contados casos,
son inapropiadas e improvisadas.
A mediados del primer mandato del Frente Amplio existió un interés particular con
el tema de las migraciones el cual llevó a la formulación de la nueva ley de
migraciones, LEY 18.250, donde se reconoce como derecho humano fundamental la
migración, y homologa a los migrantes a los ciudadanos uruguayos, y por ende
garantiza, entre otras cosas, el derecho a una vivienda digna; sigue siendo un gran
debe en las políticas de migración el derecho a la vivienda. Cabe destacar que esta
ley había comenzado a gestarse en el mandato anterior, así como los intentos de
fortalecer vínculos con la diáspora. (Taks, 2006).
Las Pensiones.
Los mecanismos de denuncia ante tales irregularidades son múltiples, pero pocos
efectivos y responden a la nebulosa normativa respecto a las pensiones. Sin contar
el desconocimiento de estos mecanismos, los cuales presuponen un conocimiento y
familiarización con las instituciones públicas previo.
A modo de cierre.
En este breve resumen se intentó mostrar algunas líneas de trabajo llevadas a cabo
desde el NEMMPO en conjunto con la asociación Idas y Vueltas. Una de ellas
refiere a la inserción y acercamiento al campo y que implica la conflictividad por la
del uso indebido de espacios públicos el cual nos remitió a pensar en el conflicto
referente al acceso a la vivienda y las pensiones como oferta predominante y el
desplazamiento de lo privado a lo público, así como el vínculo de la población
migrante con instituciones estatales. Todos estos puntos atravesados por
situaciones de racismo y vulneración sistemática de los derechos, ya sea por
negligencia como es el caso de las autoridades, o intencionado como el caso
referido a la oferta de las pensiones.
Bibliografía.