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Revista Interacción.

Publicación del Centro de


Comunicación Educativa Audiovisual – CEDAL. Nº 55.
Publicado en línea en junio de 2013. Disponible en:
http://interaccion.cedal.org.co [Última consulta 22 de mayo
de 2018]

¿ES POSIBLE NAVEGAR SIN NAUFRAGAR?

Por: Claudia Alexandra Roldán Morales*


Tema de la Edición:

"El mundo digitalizado provoca sentimientos contradictorios: me fascina la cantidad de


información que ofrece la red y la facilidad para acceder a la misma, pero me alarma el
canibalismo de estos sistemas, que acaban devorando a los que se atreven a aventurarse en
ellos" (Julia Soria, estudiante citada por Cassany, 2006).

En la actualidad los internautas están abocados a un inmenso caudal de


información que los ahoga y desorienta. ¿Cómo identificar la información
confiable y cuestionable? ¿Cómo navegar sin zozobrar? ¿Quién ofrece la
bitácora para iniciar el viaje? Son algunas de las preguntas que intentamos
responder en este artículo. El lector encontrará una reflexión sobre las
competencias y exigencias que requiere aventurarse a navegar en la red de redes;
al mismo tiempo, sin pretender ser exhaustivos, se exponen algunas pistas para
lograr que los estudiantes naveguen en esas atribuladas aguas. (Julia Soria,
estudiante citada por Cassany, 2006).

Hoy en día las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) posibilitan el acceso a


una gran cantidad de información. Internet permite aventurarse virtualmente por el mundo
entero, ofreciendo múltiples caminos de búsquedas sin moverse del lugar en el que nos
encontremos. Sus contribuciones son esenciales ya que permite el acceso a discursos de otras
culturas e idiomas; facilita el acceso al conocimiento de disciplinas especializadas y, por
último, podría decirse que uno de los aportes más significativos es posibilitar un gran
volumen de información a la que era difícil acceder. Es innegable afirmar que estas
posibilidades tecnológicas permiten acceder a un insólito caudal de información, pero también
es cierto que esta nos abruma "El océano de datos que incluye la red resulta inabarcable e
inútil si no podemos distinguir las perlas de la basura" (Cassany, 2006).
Al respecto, Litwin (2005) indica que la abundancia de información no solo es una bondad
sino también un obstáculo, dado que se puede tener acceso a un cuantioso volumen, pero no a
criterios para seleccionarla, organizarla y clasificarla. Sostiene que es necesario que los
profesores discutamos, negociemos y reconstruyamos estos criterios desde las diferentes
disciplinas con nuestros estudiantes, porque se precisa un conocimiento disciplinar para
diferenciar lo irrelevante de lo relevante. La sobrecarga de información y la confiabilidad en
esta, son aspectos que deben preocuparnos. El mundo actual reclama un tipo de ciudadano
que identifique dónde está la información relevante y, además, optimice el tiempo.
En esta misma línea argumentativa, Cornella (2000) afirma que ser productivo requiere ser
competente en el manejo de la información. Explica que un estudio de la Universidad de
Berkeley (California) arrojó que la cantidad de información, en cualquier formato, que se
produce en el mundo anualmente es de dos exabytes, lo que representa un problema en el
manejo y la gestión de la misma a nivel mundial. No es extraño entonces, que un sujeto que
navegue en Internet, se enfrente a una inmanejable cantidad de información ante la cual debe
adoptar métodos y herramientas que le permitan responder a la tarea planteada. Carecer de
ellos conlleva a padecer el síndrome de infoxicación, nos referimos a la ansiedad que siente
una persona ante la sobresaturación de información que humanamente es imposible procesar
en un tiempo, cada vez más limitado (Egea, 2007).

Alfabetización digital
Entonces resulta que saber buscar y seleccionar información en Internet es una prioridad que
reclama competencias en alfabetización digital, o como dice Shetzer y Warschauer (2000)
citados por Cassany (2006), habilidades en literacidad electrónica para encontrar, organizar y
usar información. Este concepto está más allá de destrezas tecnológicas; atañe a usos en
contextos sociales específicos, en los que una tarea no sólo demanda conocimiento en el
manejo de lo tecnológico, sino también en el aprovechamiento de dichas habilidades para la
búsqueda de información y la evaluación de las fuentes para su selección y uso. La
alfabetización digital es indispensable en el desarrollo de todo individuo, puesto que el
conocimiento sobre los usos de programas y herramientas para informarse, posibilita la
inclusión social (Silvera, 2005).
Esta práctica discursiva denominada literacidad electrónica, literacidad digital, literacidad en
línea, literacidad informática, entre otros, exige conocimientos, habilidades y actitudes
(técnicos, lingüísticos, cognitivos, sociales) para lograr una comunicación. Es así, que se
requieren habilidades en informática para operar la máquina y los programas; habilidades de
navegación para hacer búsquedas con motores; habilidades verbales para manejar el registro
de lengua verbal escrito u oral, de acuerdo con los géneros textuales; habilidades visuales y
auditivas para manipular archivos de imagen y sonido. De igual manera, es substancial
considerar aspectos relacionados con la seguridad dada la amplia gama de virus e infección
digital. Así como el aspecto ético, que se refiere al uso inadecuado de la información por parte
de los estudiantes: el plagio (Cassany, 2006).
Aunque el autor ha expuesto una serie de habilidades necesarias para alcanzar la
alfabetización digital, en los apartados subsiguientes solo se disertará sobre las habilidades de
navegación, para hacer búsquedas con motores y las habilidades verbales para manejar el
registro de lengua, de acuerdo con los géneros textuales. Aspecto último, en el que nos
detendremos a revisar desde algunos postulados teóricos.

Habilidades de navegación

Motores de búsqueda
¿Qué son los motores de búsqueda? ¿Cómo operan? ¿La información que arrojan es fiable?
Los motores de búsqueda son robots que hacen un recorrido automático por Internet,
escudriñando información. Este sistema informático que busca archivos acopiados en la web
por medio de su spider, rastrea información para luego lanzarla. Esta información
corresponde a la parte visible de Internet, llamada Internet abierta o superficial.

Figura 1. Recolectando información en la superficie de la Web (Tomada de Bergman, 2001).

Estos robots no perciben la información que está detrás de las bases de datos bibliográficos,
bases de datos no bibliográficos, catálogos de bibliotecas, revistas electrónicas, enciclopedias,
entre otras. Acceder a esta información requiere de una contraseña o de hacer búsquedas
específicas mediante un motor de búsqueda. Al espacio donde se halla esta información, se le
denomina Internet profunda o Infranet. Mientras que en la superficie de Internet hay más o
menos 2000 millones de páginas, en la Infranet existen sólo 500.000 millones de páginas
(Cornella, 2000; Bergman, 2001).

Figura 2. Recolección de información en las profundidades de la Web, con un motor de consulta dirigida (Tomado de
Bergman, 2001)

La búsqueda por Internet puede ser comparada con una red de arrastre en la superficie del
océano. Mientras que es posible atrapar con la red una cantidad bastante alta, aún existe gran
cantidad de información que está en lo profundo del océano y se pierde. La mayor parte de la
información de la Web está en las profundidades y los motores de búsqueda estándar no los
hallan nunca (Bergman, 2001).

Motores temáticos
Para buscar información en la Intranet se utilizan motores temáticos, directorios temáticos o
buscadores temáticos que, a diferencia de los motores de búsqueda, son manejados por un
grupo de personas. ¿Cuándo utilizar uno u otro? ¿Qué ventajas tienen? Si deseamos
información actualizada y que responda a varios problemas, podemos hacer uso de un motor
de búsqueda, pero si queremos averiguar por un tema utilizamos un buscador temático ya que
permite acceder por categorías. Sin embargo, este último tiene la desventaja que puede estar
desactualizado.

Metabuscadores
Dado que permiten hacer una consulta en diferentes buscadores, la información que arrojan es
mucho más amplia. Es por lo dicho que, ante una búsqueda de información, un internauta
debe preguntarse cuál es su objetivo para utilizar uno u otro (motores de búsqueda, motores
temáticos o metabuscadores). Existe tanta información en Internet, que es necesario buscar y
determinar caminos estratégicos que permitan obtener información más estructurada y
específica.
Como se ha señalado en los párrafos anteriores, poseer habilidades de navegación implica, en
primer lugar, saber direccionar los motores de búsqueda para realizar una pesca precisa,
puesto que los motores determinan una ruta y arrojan unos resultados. En segundo lugar,
conocer el objetivo que se tiene para diseñar planes de búsqueda. En tercer lugar, analizar la
información arrojada a la luz de una disciplina, una tarea escolar y una pregunta genuina para
el campo disciplinar. Entonces resulta que, las barreras para un acceso eficaz de la
información, están también relacionadas con la incapacidad para seleccionar y evaluar
información en Internet. La mayor de las veces esta es errónea e inservible porque no se ajusta
al pedido ni al campo disciplinar e intrincada porque no ofrece información sobre su calidad o
credibilidad (Bergman, 2001; Litwin, 2005).

Bases de datos
Una forma de encontrar información mucho más depurada y confiable es consultar las bases
de datos o bancos de datos, que son conjuntos de datos almacenados sistemáticamente.
Coexisten una gran variedad y cantidad a las que se puede acceder de manera gratuita.
Utilizarlas y saberlas emplear, transformará tanto nuestra relación con la información como
nuestra forma de aprender (Cornella, 2000).
Esto no significa que los buscadores sean inoperantes, sino más bien que un internauta debe
preguntarse qué es lo que está buscando para así determinar una ruta. Lanzar la red sin un
plan es verse abocado a un innumerable mar de datos que pueden ser frustrantes en la medida
que no corresponden a las necesidades.
Se requiere más que habilidades verbales
A esta altura del artículo, es posible afirmar que tener un conocimiento sobre los buscadores,
los buscadores temáticos y los metabuscadores, no es suficiente para garantizar la selección
de una información fiable, se precisan criterios para distinguir las perlas de la basura. Buscar,
clasificar y evaluar la información, requiere un sujeto estratégico que modifique sus acciones
de acuerdo con la situación. Exige un pensamiento heurístico e interdisciplinar porque debe
tomar decisiones estratégicas frente un tipo de tarea; lo que involucra procedimientos como el
subrayado, el resumen, los esquemas, las anotaciones, la toma de apuntes, entre otros. Este
tipo de pensamiento debe ser enseñado mediante prácticas en diferentes áreas y disciplinas. Es
necesario considerar los procesos cognitivos que median en las búsquedas, en la selección de
páginas y en la justificación de la elección en el marco de la tarea. Más que información se
requieren personas con competencias para realizar estas tareas y comprender de modos
diferentes (Litwin, 2005).
Litwin afirma que la búsqueda y evaluación de la información está relacionada con los
campos disciplinares y la comprensión de estos, es decir, que transferir estrategias de
búsqueda, selección y evaluación de la información a otro campo disciplinar, no es pertinente
porque se requiere conocimiento en la disciplina en la cual se aplica. De este modo, un
estudiante puede seleccionar fuentes confiables y no significa que, a partir de información,
pueda construir conocimientos y métodos propios de una disciplina. Aprender a buscar,
evaluar y seleccionar información, exige una mediación en la enseñanza que le ayude al
estudiante a diferenciar información de conocimiento y buena fuente de información de
contenido.
Por consiguiente, orientar la búsqueda y selección de la información requiere que las
propuestas de enseñanza aborden dos niveles. Uno la evaluación y validación de una fuente en
relación con el contexto que la origina. Este nivel hace alusión a la necesidad de construir
criterios con los estudiantes para identificar la naturaleza de la información y el contexto de
producción. El segundo nivel está centrado en la relación que se establece entre una posible
fuente de información, por un lado, y los conocimientos y métodos de pensamiento que se
constituyen en contenido de la disciplina que se enseña, por otro (Litwin, 2005).

Tabla No. 1 Niveles por considerar en la propuesta de enseñanza


En otras palabras, si un estudiante no evalúa la información en relación con los conocimientos
y métodos de las disciplinas involucradas, es imposible que seleccione información confiable.
Hacerlo comporta una comprensión del campo de conocimiento en el que se realiza la tarea.
Comprensión que debe posibilitarse en las aulas y que está compuesta por cuatro
dimensiones. 1. Contenidos: mediante un saber conceptual, diferente al intuitivo, debe evaluar
una significativa red conceptual. 2. Métodos: debe permitirle evaluar las opiniones, creencias
de otros, analizar conocimiento confiable y tener criterios de validación de la información. 3.
Comunicación: evalúa la capacidad para reconocer que el conocimiento es una herramienta
para explicar, reinterpretar y operar en el mundo. 4. Por último, evalúa la capacidad para
reconocer los elementos simbólicos para comunicar su conocimiento dentro de los géneros
determinados (Litwin, 2005).

Algunas pistas
No cabe duda que un profesor debe reflexionar cómo andamiar el proceso de búsqueda de
información, a fin de evitar que los estudiantes se pierdan en ella y desistan; respondan a la
tarea de manera equívoca o se conviertan en internautas acríticos. Como dice Cassany (2006),
los chicos requieren que la escuela se ocupe de brindarles herramientas para enfrentar con
timón crítico la red de redes, en otras palabras, la escuela debe posibilitarles una
alfabetización digital que permita buscar, encontrar, evaluar y manejar datos en Internet.
Nuestros estudiantes requieren mayor criticidad ante la bondad de ofrecer información que
rompe la censura, el control y facilita la difusión de ideologías. En la red coexisten las
investigaciones, los blogs, los foros, la publicidad, la propaganda, la pornografía, entre otros,
esa es su grandeza y también su debilidad. Así es que se requiere más formación para navegar
con el timón de la criticidad. Como dicen Burbules y Callister:

los hiperlectores son actores que comparan diferentes fuentes de información,


evalúan el modo en que reclama y establece la autoridad de los sitios, analizan
quién produjo el sitio y por qué, y reflexionan acerca de qué puede estar ausente
y por qué. (2001)

Por lo anterior es necesario considerar:


1. Planear variedad de tareas con diferentes niveles de complejidad, para que el estudiante
reconozca que es posible tratar un mismo tema desde diferentes disciplinas y complejidades
(Litwin, 2005).
2.Validar el material seleccionado en clase: como usuario experimentado de una disciplina,
como profesora debemos evidenciar criterios para buscar, compilar, organizar e interpretar la
información y evaluar la credibilidad tanto interna como externa. Una forma de hacerlo es
contrastar fuentes o bases de datos adecuadas o inadecuadas. Acción que debemos llevar a
cabo con antelación. Respecto a lo interno, es posible analizar los elementos inherentes al
texto como asociaciones y referencias. En lo externo, se debe examinar la credibilidad de los
enlaces. El profesor no debe proveer de información, sino que debe acompañar el proceso de
búsqueda de información en situaciones reales. Esto le permite al aprendiz construir criterios
a partir de las posibles soluciones a las dificultades que se van presentando (Litwin, 2005).
3. La importancia de los operadores lógicos o boleanos (or, and y not), radica en la
recuperación de información. Siendo Internet una inmensa base de datos, es necesario
comprender que existen relaciones lógicas que optimizan la búsqueda de información.
Identificarlos requiere trabajar con los estudiantes criterios de catalogación; lo que demanda
comprender las palabras clave de un tema (Paz, s/f).
4. Los docentes debemos conocer y adquirir habilidades navegando en diferentes sitios de
Internet, para tener la capacidad de analizarlos, seleccionarlos, categorizarlos y compartirla
con los estudiantes. Los estudiantes no tienen criterios para saber que información es veraz en
Internet, por ello, se hace necesario monitorear cuando navegan y trabajar con ellos la
importancia de la navegación crítica y responsable.
5. Puesto que el acceso a la información demanda criterios de organización, es necesario que
conversemos con nuestros estudiantes sobre qué se busca y trazar un plan sistemático para
que la búsqueda no resulte infructuosa. Es fundamental establecer ¿de qué me interesa estar
informada?, ¿qué nivel de especialización requiero?, ¿cuáles son las preguntas que debo
hacer?, ¿dónde buscar información?, ¿cómo la busco?, ¿cómo gestiono lo que encuentro por
casualidad?, ¿cómo filtro la información de acuerdo con mis intereses?, ¿cómo aplico está
información? Es lo que Cornella, (2000) llama "hacer auditoria de la información".
6. Si consideramos que hemos encontrado una información que parece valiosa, es necesario
examinar la página Web:
Después de estas líneas podemos preguntarnos ¿Qué tipo de acceso a la información
promovemos en las aulas?, ¿orientamos la búsqueda de información que hacen nuestros
estudiantes?, ¿somos conscientes que buscar información tiene un componente disciplinar?
Urge trabajar con nuestros estudiantes un uso estratégico y no solo técnico, que les permita
hacer búsquedas de información. Ello posibilitará que no se sientan desorientados ante una
demanda escolar y más que eso, insertarse como unos ciudadanos que sean capaces de
responder a desafíos reales. Es importante anotar que la destreza de los jóvenes debe ir más
allá del manejo técnico del mismo. Es allí donde como maestros debemos ser protagonistas.

Bibliografía
Bergman, M. "White Paper: The Deep Web: Surfacing Hidden Value". Journal of Electronic
Publishing, vol. 7, Issue 1, www.press.umich.edu/jep/07-01/bergman.html (Recuperado el
22 de mayo de 2011).
Burbules, N., & Callister, T. (2001). Cap. 4: "Lectura crítica en internet", en N. Burbules, y T.
Callister, Riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de la información. España,
Granica.
Cassany, D. (2006). Cap. 2: "Las nuevas prácticas letradas", en D. Cassany, Tras las líneas.
España, Anagrama.
Cassany, D. (2007). "Navegar con timón crítico". Cuadernos de Pedagogía, No. 352.
Monográfico (Recuperado el 10 de enero de 2011).
http://intercentres.cult.gva.es/cefire/46401921/scripts/archivos/navegar_tim%C3%B3n_cr
%C3%ADtico.pdf.
Cornella, A. (2000). "Cómo sobrevivir a la intoxicación". Transcripción de la conferencia del
acto de entrega de títulos de los programas de Formación de Posgrado del año académico
http://www.infonomia.com/img/pdf/sobrevivir_infoxicacion.pdf (Recuperado el 25 de
junio de 2011).
Egea, C. (2007). Diseño Web para todos I. Icaria.
Litwin, E. (2005). Cap. 1: "La tecnología educativa en el debate didáctico contemporáneo", en
E. Litwin. Tecnologías educativas en tiempos de Internet. Buenos Aires, Amorrotu
http://www.asesoriapedagogica.ffyb.uba.ar/?q=node/457 (Recuperado el 19 de mayo de
2011).
Silvera, C. (2005) "La alfabetización digital: una herramienta para alcanzar el desarrollo y la
equidad en los países de América Latina y el Caribe", en
http://www.bvs.sld.cu/revistas/aci/vol13_1_05/aci04105.htm (Recuperado el 06 de abril de
2011).

Notas
* Profesora de la Universidad Autónoma de Occidente

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