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Fuente 1

"Nos encontramos ante un concurso de delitos donde la figura principal en el caso de


los jóvenes fallecidos es la explotación laboral con muerte subsecuente", indicó la
ministra.

En diálogo con la prensa señaló que la pena por este delito está entre 25 y 30 años de
prisión, amparado en el tipo penal de esclavitud y otras formas de explotación.

Fuente 2

Ya se ha discutido cómo la esclavitud laboral fue la causa de la muerte de al menos dos


jóvenes durante el incendio en la galería Nicolini en Las Malvinas. Al margen de la razón
específica del incendio, hay más por indagar en torno a las condiciones que han
permitido que una galería comercial se convierta en un lugar de trabajo de alto riesgo.
Me atrevo a sugerir como razón la trampa ideológica de la formalización.

Toda intervención que se etiquete como formalizadora se percibe como solución y, por
ello, poco se cuestionan sus medios y fines. Apostar por ella significa que los informales
asuman sus responsabilidades pagando impuestos y cumpliendo las normas respectivas
–que, suponemos, funcionan en su propio beneficio–. Pero en este camino nada está
garantizado, salvo la fe en progresar de quienes se formalizan.

Hernando de Soto fue el primero en promover la formalización del comercio


ambulatorio, agilizando el traslado de vendedores ambulantes a sus propios mercados
o centros comerciales.

Sin embargo, el apresuramiento de la formalización trasladó la precariedad a los


mercados y galerías comerciales. Muchos de estos centros no tenían la infraestructura
mínima para operar al inaugurarse, y en varios casos están mal ubicados.

No hay trámite burocrático que pueda rectificar la deficiente planificación urbana


alrededor de proyectos como estos. La mayoría de ellos fueron promovidos, asesorados
y avalados por la gestión municipal correspondiente con el apuro de cumplir con la fecha
pactada y probar el logro del alcalde de turno.

Los comerciantes saben muy bien que la formalización cuesta y con papel en mano
defienden su inversión. No sorprendió que el presidente de la galería Nicolini, Hugo
Sulca, declarase que tenían certificados de Defensa Civil para el complejo y cada uno de
los puestos. Fueron los comerciantes quienes compraron los terrenos –muchas veces
adquiridos a precios muy por encima de su valor de mercado, ya que la especulación del
suelo es formal– y los construyeron con planes aprobados por el municipio. Pero su
condición de microempresarios formales tampoco les sirvió para proteger su propiedad,
pese a los reclamos presentados ante la municipalidad. Cuando compraron su terreno,
los aires le seguían perteneciendo a la empresa Alicorp y esta los vendió a otros terceros.
¿No es esta también una práctica formal en materia de bienes raíces para construir
edificios cada vez más altos?

Hay poco interés por conocer qué hay detrás de estos procesos de formalización.
la formalización con atajos y sin garantías conlleva altos costos económicos y sociales,
los cuales terminan pagando trabajadores inocentes, sus familias y aquellos que se
suponían eran sus mayores beneficiarios.

Fuente 3

Junto con el escaso uso de seguros, Según cifras del INEI, siete de cada diez trabajadores
peruanos padecen la informalidad laboral

En el Perú, el trabajo informal no solo ocurre entre las personas con menor instrucción
educativa y de condición económica más precaria, sino que casi el 50% de la clase media
también labora en condiciones de informalidad. Las razones por las cuales se acepta esta
condición son tres:

1.- Por elección: tanto el empleador como el trabajador optan por ser informales para
evadir costos y tener mayores beneficios económicos de corto plazo.

2.- Por evasión: las empresas prefieren quedarse en el sector informal y con ello, todos
sus trabajadores están en las mismas condiciones, a veces con algunos beneficios como
gratificaciones.

3.- Por exclusión: los trabajadores tienen muy baja calificación laboral y por tanto no
pueden conseguir trabajo en empleos formales.

Cabe indicar que la informalidad es una de las principales barreras para que en el Perú
se dé un crecimiento económico inclusivo –con beneficios para la mayor cantidad de
ciudadanos–.La informalidad genera un círculo vicioso que afecta a las personas con
escasos recursos, pues no les ofrece capacitaciones, acceso a servicios públicos y los
sueldos que paga son bajos.

Fuente 4

A estas alturas, está bastante bien establecido que hay una gran diferencia entre
la productividad de las empresas formales y la de las informales. Pero las causas de
esa diferencia y los remedios para la misma todavía nos eluden.

Cuando hablamos de productividad estamos hablando básicamente de cuánto


produce un trabajador en una empresa formal o informal. Una manera de medirlo es
lo que los economistas llaman el producto medio del trabajo y que se calcula
dividiendo el total de lo que produce la empresa entre el número de trabajadores.
Y no es un secreto que las empresas formales tienen más capital que las informales.
¿basta que una empresa se formalice para que la productividad de sus trabajadores
aumente? Evidentemente que no.
Y aunque las empresas para las que trabajan se formalicen, seguirán siendo
menos productivos. En otras palabras, las causas de la baja productividad podrían
estar en la persona, no en el tipo de empresa.

Muchos empresarios informales tienen, sin duda, más de entusiasmo o resignación


que de habilidad empresarial. La pregunta es por qué los que sí la tienen no contratan
más gente. ¿Qué impide a las empresas formales, que son las más grandes, ser todavía
más grandes? La respuesta, creemos, no está ni en los trámites ni en los impuestos,
sino en la legislación laboral.

Fuente 5
Explotación laboral: el peso de la informalidad
las condiciones a las que están sometidos son igual de inhumanas

Las consecuencias de la
informalidad de su oficio caen
por su propio peso. Ninguno de
ellos tiene seguro de salud ni
beneficios.

Según el abogado laboralista


Víctor Ferro, la responsabilidad
sobre las malas condiciones de
estos estibadores recaería en los
comerciantes y transportistas.
Ellos, pese a que generan altas
ganancias, maltratan a quienes
les brindan el servicio de carga y descarga.
Para Ferro, este es un ejemplo de cómo la informalidad se convierte en el primer eslabón de la
explotación laboral.

“Los costos que una empresa debe asumir para ingresarlos a planilla son hasta 55% más de lo que les
paga de modo informal. Muchas veces son regímenes de derechos inalcanzables para los ingresos de las
microempresas y pequeñas empresas”, dice el especialista.
Según la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil), en Lima hay apenas 6 inspectores
del Mintra que fiscalizan las microempresas y pequeñas empresas de la capital. no se hizo una adecuada
fiscalización de las condiciones laborales en ese edificio.

Fuente 6
Nuestro futuro, ¿sin futuro?
Es un lugar común señalar que los niños y jóvenes de un país son el futuro del mismo, razón por la cual
es fundamental velar desde el inicio por una correcta alimentación y salud preventiva, a la par con una
apropiada educación y entrenamiento a fin de que oportunamente puedan obtener un empleo adecuado
o iniciar una actividad productiva propia, por ello la trascendencia de una política de salud y educativa
acorde con estos objetivos y siempre buscando estar en la frontera del arte.

Lo anotado si bien necesario no es suficiente para garantizar que la juventud tenga efectivamente abierta
la ruta para emplearse o emprender un negocio, pues además será necesario tener una alta correlación
entre la oferta y demanda laboral, una moderna y flexible política laboral y un sistema económico que
cabalmente se sustente en una economía de mercado con estabilidad macroeconómica, instituciones
sólidas y en la que se prioriza el aumento de la inversión y la productividad. Este contexto sí garantizará
que los jóvenes tengan futuro y como tal el país al ofrecer bienestar a toda la población.

Desafortunadamente, la situación y el panorama de los jóvenes no es nada promisorio.


El Perú tiene la excelente oportunidad de aprovechar lo que se llama el bono demográfico, que es el
periodo cuando cambia favorablemente la relación de dependencia entre la población en edad productiva
(jóvenes y adultos) y la de aquella en edad dependiente (niños y personas mayores), con un mayor peso
relativo de la primera respecto a la segunda.
En consecuencia, tanto por esta razón como por lo señalado al inicio de esta columna, es imperativo
profundizar las reformas en los sectores de salud y educación que coadyuven a incrementar la
productividad laboral y buscar la equidad en la distribución de oportunidades para los jóvenes, a la par
con realizar la esperada y siempre postergada reforma laboral en favor del grueso de los trabajadores
que se encuentran en el mundo informal o desempleados, una reforma que ofrezca oportunidades de
empleo adecuado a los aproximadamente 270 mil nuevos trabajadores que anualmente se incorporan al
mercado. Esto, en un contexto de cabal funcionamiento de la economía social de mercado, permitirá
decir en voz alta que sí hay futuro positivo para el país y los jóvenes.

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