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DOCUMENTOS DE SEGURIDAD Y DEFENSA 17

CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS DE LA DEFENSA NACIONAL

LA APROXIMACIÓN
ESTRATÉGICA
A LA EUROPA DEL ESTE

Noviembre de 2007

MINISTERIO DE DEFENSA
CATÁLOGO GENERAL DE PUBLICACIONES OFICIALES
http://www.060.es

Edita:

© Autores y editor 2007


NIPO: 076-07-280-2 (edición en papel) NIPO: 076-07-279-X (edición en línea)
ISBN: 978-84-9781-390-7
Depósito Legal: M- -2007
Imprime: Imprenta Ministerio de Defensa
Tirada: 1.600 ejemplares
Fecha de edición: febrero, 2008

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ÍNDICE

Páginas

INTRODUCCIÓN ...................................................................................................... 7
Por Jesús Ignacio Martínez Paricio

LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE ................................................. 13


Por Bárbara Fernández García y Jesús Ignacio Martínez Paricio

MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE 29


Por Bárbara Fernández García

UNA DEFENSA PARA EL FUTURO ................................................................... 47


Por Federico Yaniz Velasco

EL SURESTE EUROPEO ....................................................................................... 61


Por José Romero Serrano

LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL


ESTE ......................................................................................................................... 75
Por Rafael José R. de Espona

CONCLUSIONES ...................................................................................................... 93
Por Jesús Ignacio Martínez Paricio

ANEXOS ...................................................................................................................... 95

COMPOSICIÓN DEL GRUPO TRABAJO ....................................................... 155

–5–
INTRODUCCIÓN

Si tomamos un mapa de Europa editado en tiempos de la guerra fría se


observa una situación excéntrica y contradictoria al mismo tiempo. La ciu-
dad de Praga se encuentra situada al oeste de Viena, pertenecía a la Euro-
pa del Este, mientras que la capital austriaca, situada en el este, formaba
parte de la Europa Occidental. Era una más de las situaciones paradóji-
cas de la época y de la situación política que se estaba viviendo. Esa
excentricidad podía tomarse como símbolo del artificio que se había crea-
do a la fuerza, al concluir el reparto territorial tras el final de la Segunda
Guerra Mundial. ¿Se podía entender la Historia, la Ciencia, o cualquier
manifestación artística de Europa manteniendo la división que se forzó en
Yalta? Como en tantas ocasiones, la fuerza se impuso, pero la razón termi-
nó por dejar las cosas en el orden que correspondía.
No se puede discutir que para poder entender una realidad lo princi-
pal es hacer lo posible por conocerla. Cuando esa realidad es compleja y
está cruzada por argumentos que se encuentran próximos a la mitología
antes que a la tozuda realidad, la exigencia es todavía mayor. Aportar
datos a ese conocimiento es la razón de las páginas que siguen y el ánimo
de los que las han redactado. En este caso se escriben desde la perspecti-
va de la seguridad y la defensa. Se han añadido algunas reflexiones dedu-
cidas a partir de las opiniones de los ciudadanos, así como de datos
estructurales que reflejan el principio fundamental que se exige para cono-
cer una sociedad:
«La población es el elemento estructurante y estructurador del
espacio social… La población es sociedad y la sociedad es pobla-
ción» (Román Perpiñá y Grau).

–7–
INTRODUCCIÓN

Algo de lo uno y de lo otro se ha incorporado en el texto. La aproxi-


mación al conocimiento del espacio político que se recoge aquí es una
más que se suma a las que ya existen. Necesariamente tendrán que seguir
otras.
En pocos espacios geopolíticos como el que se analiza en este Docu-
mento su población muestra voluntad tan firme en dar los pasos necesa-
rios en pos de la consolidación del desarrollo y la modernidad. En pocos
espacios como el analizado se desea abandonar la historia agitada por la
que han tenido que transitar sus ciudadanos que hasta no hace tanto tiem-
po eran súbditos a la fuerza. En pocos espacios como en la Europa del
Este las fronteras se han modificado tantas veces y en tan corto periodo de
tiempo. La Europa del Este ha sido un espacio donde los territorios, las
ciudades y los hombres han estado sometidos a señores y a poderes dife-
rentes. A pesar de tantas mudanzas debe quedar bien sentado el argumen-
to que se le reconoce a lord Palmerston:
«Ninguna nación tiene amigos o enemigos permanentes; las
naciones tienen intereses permanentes.»
Las naciones que forman la Europa del Este y del Sureste, las últimas
incorporadas a la Unión Europea, son un buen ejemplo del argumento
señalado.
Los datos de opinión de las encuestas muestran la voluntad mayorita-
ria de volver al lugar de donde fueron sacados por la fuerza y recluidos
detrás de frontera férrea. Esos mismos datos señalaban que el reencuentro
con la Historia no iba a ser fácil (datos previos a su ingreso en la Unión
Europea), ni tampoco lo está siendo en la actualidad (datos globales del
último Eurobarómetro, primavera de 2007). Más allá de las dificultades
esas mismas encuestas señalan la voluntad decidida de incorporarse a la
Unión Europea: al final, se dice, las dificultades quedarán relegadas por
los beneficios. Las razones sobre las que se apoyan estas opiniones de
esperanzado y moderado optimismo tienen que ver con los desequilibrios
internos que supone el doble proceso de transición hacia la democracia y
la economía de mercado. Entre las dificultades se señalan factores estruc-
turales que tienen que ver con las deficiencias en las instituciones políti-
cas propias de la Unión Europea y de los propios países. Por si no fueran
pocas las dificultades, los nuevos ciudadanos de la Unión Europea deben
sortear lo peor del capitalismo desaforado, la mal llamada economía libe-
ral, al tiempo que deben defenderse de las añoranzas del pasado que pre-

–8–
INTRODUCCIÓN

tende mantener su influencia en la nueva realidad que se está abriendo


paso tras su incorporación a la Unión Europea.
En el nuevo escenario de relaciones internacionales sigue estando
presente, incluso con mayor nitidez y exigencia, el argumento de Metter-
nich que reclamaba una Europa Central fuerte para que se mantuviera la
estabilidad europea. Los ciudadanos de los nuevos Estados miembros lo
dejan bien claro en sus contestaciones; en los de los países fundadores,
así como entre los que se han ido incorporando después, la exigencia es
menos destacada. Como recuerda Milan Kundera, en los países de la
Europa Central todavía tenía sentido «morir por el propio país y por
Europa». El espacio en el que se incluía la Europa Central ha sido un
espacio cerrado hasta hace poco tiempo. Mientras sus vecinos occidenta-
les disponían de espacios y ejes de expansión, a ellos les estaban vedados
y debían permanecer anclados en un espacio que no les correspondía, ni
tampoco deseaban. Derribado el muro y tras la incorporación de los nue-
vos Estados miembros a la Unión Europea orientan sus intereses hacia el
núcleo central de la Unión Europea donde buscan seguridad, desarrollo
y modernidad. Saben, es lo que dicen, que los problemas no quedan
resueltos con la mera integración, pero reconocen que están en el buen
camino. Son muchos más los que desean integrarse que los que desean
salirse.
Los nuevos Estados comunitarios se han convertido en la frontera de un
espacio donde no faltan las incertidumbres, las tensiones y los riesgos. Se
ha creado una frontera porosa y difusa al mismo tiempo lo que crea un esta-
do de inseguridad percibido por muchos. Esta situación se produce en un
momento donde se habla de la Unión Europea como espacio sin fronteras
al tiempo que se pretende sentar las bases de su fortaleza. Es un círculo
difícil de cuadrar, no es el único. Hay que aceptar que el nuevo mapa men-
tal que se está elaborando para Europa debe ser calificado como poco
como el de una Europa laberinto. Para moverse por él se exige la presencia
de políticos y gestores con visión de futuro, con voluntad decidida, y con
disposición a actuar de manera práctica sin olvidar de dónde se parte.
Como se sabe, y se verá en las páginas que siguen, la Europa del Este
sigue siendo una realidad poliédrica que se proyecta hacia el futuro como
forma de superar el pasado inmediato. La de la Europa del Este es una
realidad que no se puede abarcar en su totalidad. Como queda descrito
ésta es una aproximación más que deberá ser continuada desde otros
ángulos y con otros enfoques.

–9–
INTRODUCCIÓN

El trabajo se ha realizado partiendo de una idea sencilla y compleja a


la vez: la sociedad es población, y la población es sociedad. Una primera
aproximación ha sido la de medir algunas características que en términos
estructurales definen las sociedades de la Europa del Este. Después, inter-
pretando las opiniones de los ciudadanos del común, se ha llevado un pri-
mer ensayo para conocer a los actores y protagonistas del esfuerzo, las
esperanzas y los sacrificios que supone caminar hacia la modernidad. El
tránsito del siglo XX al XXI se caracterizará por la aparición del terroris-
mo como amenaza que pretende la desestabilización de lo conseguido. En
términos sociales ese tránsito quedará marcado por la recuperación del
papel que le corresponde a la mujer y, en lo que aquí se ha analizado, por
los movimientos migratorios y su efecto en la consolidación de un mundo
donde las fronteras ya no son barreras infranqueables. Las migraciones
enriquecen si se sabe utilizar su potencial demográfico, cultural, de logro,
pero también plantean problemas que tienen que ver con el nuevo concep-
to de seguridad. Estas ideas han sido redactadas por quien sabe, Bárbara
Fernández García.
Lo conseguido con tanto esfuerzo, como se explica en las páginas que
siguen a las anteriores, debe ser protegido, defendido y asegurado. Esa
necesidad es ahora mayor si cabe tras conocer la dureza de lo que se ha
vivido. El texto escrito por el general Yaniz Velasco llevó en su momento un
título provisional que resume la idea seminal sobre la gira de su ensayo:
una defensa para el futuro. Queda claro, como se expone en ese capítulo,
que esa defensa queda garantizada con la integración en el esfuerzo
común donde cada una de las partes apoya con sus posibilidades tenien-
do presente sus limitaciones: actitud realista y pragmática al tiempo. La
exposición termina con la apuesta de que el desarrollo, el progreso y la
modernidad se consiguen con la confianza que se obtiene en la región,
¿por primera vez en una historia tan larga?, al sentirse seguros de sí mis-
mos y de su proyecto de integración en la Unión Europea.
Europa es la suma de muchas «Europas». No ha resultado fácil el tra-
zado de las fronteras, razón por la que su historia ha sido tan convulsa y
dramática. Su riqueza no se apoya en fuentes de energía y recursos de
carácter y relevancia estratégica: no los tiene. Su condición de potencia,
ahora, reside en la diversidad. Ese potencial aumentará si es capaz de
integrar lo diferente y proyectarlo en el esfuerzo conjunto. El teniente coro-
nel José Romero Serrano analiza el esfuerzo considerable que se está rea-
lizando en el nuevo sur de la Unión Europea, de Europa. Señala lo conse-

– 10 –
INTRODUCCIÓN

guido y, lo más importante, lo mucho que queda por hacer. El tránsito de


los países de la región hacia el nuevo modelo de seguridad y defensa no
pueden hacerlo por su cuenta: necesitan la tutela y el apoyo para cambiar
sus estructuras y, lo más importante, para definir su nueva concepción de
la seguridad.
El sur tiene sentido porque existe un norte. La evidencia empírica no
impide reconocer lo mucho que están haciendo los países bálticos que for-
man también ese nuevo norte de la Unión Europea, de Europa. Rafael José
R. de Espona, conocedor de primera mano de lo que escribe y sobre lo que
escribe, aporta además la importancia de la región para el futuro inmedia-
to de España. Tal como se analiza, el cambio en los países bálticos es
doble: la expansión más allá de sus fronteras se controla con la transfor-
mación interna. Las fuerzas se compensan y dan como resultante la pro-
yección hacia el futuro de optimismo esperanzado que debe sortear difi-
cultades sin cuento por su posición geográfica. Al concluir la lectura del
Documento queda claro que la fuerza de la Unión Europea vendrá dada
por el modo de integrar este espacio todavía tan peculiar en razón de las
peculiaridades que marcan sus coordenadas geográficas.
Hay que volver sobre el principio. La Europa del Este es poliédrica. Lo
que sigue es un enfoque, faltan otros, muchos. Esperamos que se aparez-
can en otras publicaciones que tendrán que seguir a la que se tiene entre
las manos.

JESÚS IGNACIO MARTÍNEZ PARICIO


Catedrático de Sociología
(Universidad Complutense de Madrid)

– 11 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

El proyecto europeo

El proyecto de una Europa unida viene de lejos. Fue imaginado por


muchos y de manera distinta en cada ocasión. La Unión Europea que se está
construyendo es el resultado de un esfuerzo que comenzó hace más de medio
siglo. A pesar de los anteriores fracasos había que intentarlo una vez más. La
exigencia era mayor pues se había sobrevivido de casualidad a una catástro-
fe colectiva. Era necesario superar «el mundo de ayer» (Stefan Zweig) que
vivieron los europeos de la época. Los moradores de esa Europa confiada
habían vivido a la fuerza y a su pesar todo el catálogo de tragedias, horrores
y miserias que difícilmente podría haberse imaginado poco antes de vivirlas.
Recorrieron el camino a su pesar después de haber alcanzado las cotas más
altas de libertad y desarrollo que hasta entonces se habían conseguido en
Europa. Previamente, los europeos vivieron una época de despreocupado
optimismo donde el progreso ocultaba, o no se quiso ver, las tormentas de
acero que se estaban formando. Confiaron que los avances conseguidos en
las Ciencias y en las Artes serían sus mejores valedores frente a lo que se
divisaba en el horizonte. Aquellos europeos creyeron de manera despreocu-
pada que con sus fuerzas contadas podrían controlar las locuras de los que
iban ocupando los puntos neurálgicos de poder. Al final la confiada mayoría
fue desbordada sin contemplaciones por los que sí sabían lo que querían.
Frente al esfuerzo de unos para dejar atrás los horrores, otros hicieron
del olvido necesidad, para comenzar a vivir su futuro en el proyecto de una
Europa unida. En este nuevo ciclo se tuvo que pagar un tributo de millones
de muertos y asesinados de la manera más ignominiosa; otros tantos fue-

– 13 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

ron desplazados a la fuerza de sus tierras y de sus culturas, de su historia.


No pocos tuvieron que morir de prestado en tierras que no eran las suyas.
Europa fue sacrificada y dividida artificialmente. Durante un tiempo frío
se rompió la historia y la cultura común:
«De Stettin en el Báltico, a Triestre en el Adriático, un telón de
acero ha caído a través del continente» (Winston Churchill, Confe-
rencia en Fulton, 1946).

Al final, el muro cayó y la Europa del Este dejó paso al renacimiento


de una Europa Central que, poco a poco, se va diluyendo en la única Euro-
pa posible y deseable: el futuro vuelve a abrirse paso.

El proceso de integración de los nuevos países miembros

LA INTEGRACIÓN SENTIDA POR LOS NUEVOS PAÍSES MIEMBROS

La integración en la Unión Europea va más allá de garantizar a los nuevos


Estados la llegada de los Fondos Estructurales y de Cohesión. Es uno de los
objetivos, pero el proyecto es más trascendente y a más largo plazo: se quiere,
además, conseguir de una vez por todas que las fronteras dejen de tener la fun-
ción desestabilizadora que tuvieron en el pasado y que todavía tienen en algu-
nas zonas. Los nuevos socios comunitarios recuerdan lo que se está olvidan-
do entre los ciudadanos de los países fundadores y entre los que se incorpora-
ron más tarde: la Unión Europea es el resultado de un esfuerzo colectivo por
conseguir la seguridad que proporciona el imperio de la ley. Buena parte de la
fuerza que aportan los nuevos países al proyecto común reside en que apren-
den con rapidez a vivir en las nuevas situaciones y a dejar atrás la tristeza y la
melancolía que los caracterizaba hasta hace unos años. Hay diferencias nota-
bles entre las primeras encuestas que se hicieron como países candidatos,
donde la integración se percibía lejana, y las últimas ya como miembros de
pleno derecho. Son los ciudadanos comunitarios de un espacio donde todavía
se mantiene la idea y el sentido de seguir haciendo sacrificios por el objetivo
último de ser uno más, que no menos, en el espacio comunitario.
Es difícil organizar políticas aceptadas por todos en un esquema que se
pretende multinacional y donde, además, queden garantizados los intereses
particulares. El conocimiento de las dificultades para alcanzar la moderni-

– 14 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

dad no impide reconocer también que la razón se ha conseguido en espa-


cios antes considerados inalcanzables. Un moderado optimismo esperanza-
do caracteriza sus opiniones. Se está dispuesto a aceptar que la Unión
Europea es ya una potencia en lo material, pero no en lo político; que lo
llegue a ser ya no resulta tan convincente. Sin embargo, no se duda de que,
a pesar de las dificultades, la Unión pueda ser modelo de integración para
otros espacios geopolíticos.
El coste económico pagado por estos países, por sus ciudadanos, para
llevar a cabo la preparación para integrarse en la Unión Europea se ha
amortizado, en una parte, con la aparición de fuertes desequilibrios en la
prestación de los servicios públicos básicos, y en otra, con el renacer de
algunas añoranzas de la seguridad que decían tener en el pasado. Algunos
de los nuevos ciudadanos comunitarios dicen estar dispuestos a ver reduci-
da la justicia y su libertad si con ello vuelven a ganar en su seguridad inter-
pretada en términos particulares.
El tránsito a la modernidad no resulta fácil en ningún lugar. Todos reco-
nocen que han tenido que hacer esfuerzos considerables para ser aceptados
por la Comunidad Europea. Una vez dentro, la descompresión del esfuer-
zo realizado sin que se hayan obtenido de inmediato los resultados espera-
dos provoca el desánimo. Se acepta como explicación del desencanto las
dificultades que vienen de fuera, de las estrictas exigencias comunitarias.
Aunque menos, también hay quien reconoce que las dificultades se tienen
que buscar dentro de cada cual. Se considera, no por todos, que es una
cuestión de interés nacional y personal valorar la integración en la Unión
Europea sólo como un mero negocio económico. Ir más allá podría supo-
ner la pérdida de la identidad nacional que se consiguió con esfuerzo y
sacrificio. Los escépticos reconocen que el tamaño de la nación, salvo
algunas excepciones, no es relevante para el núcleo duro de la Unión Eu-
ropea. Pero lo cierto es que cuando no se pregunta de manera directa lo que
supone la Unión Europea para los recién llegados las respuestas son claras,
cuando se pregunta de manera concreta por aspectos determinados, la con-
tundencia de las ideas y de las respuestas desaparece.

ESPACIO INTERIOR SIN FRONTERAS, ESPACIO INTERIOR DE FRONTERAS

A pesar de las dudas queda claro que tras la ampliación la Unión Eu-
ropea ha recuperado una de sus dimensiones principales sin la que no se

– 15 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

puede entender la historia, la cultura y la ciencia europea. Se vuelve a vivir


en un mismo espacio político y de valores compartidos.
Tras la penúltima aplicación el centro geográfico de la Unión Europea
se desplazó hacia las proximidades de Vilnius y, de nuevo, tras la última,
ese centro simbólico es situado en Gelnhausen (Hesse). Mientras tanto la
frontera comunitaria se ha desplazado hasta la línea histórica que durante
siglos ha separado a los pueblos cristianos occidentales, de los musulma-
nes y ortodoxos. ¿Será la frontera final de la Unión Europea? Algunos son-
deos así lo muestran. De las opiniones de los ciudadanos de los nuevos
Estados se deduce que no se sentían orientales (de la Europa Oriental) pues
esta connotación la consideran remota, casi primitiva. La mayoría, de
manera unánime, se considera occidental. La paradoja geográfica de las
dos capitales, Praga y Viena, no era aceptada por los ciudadanos del
común: eran y se sentían de una única Europa. Los ciudadanos entrevista-
dos en los países de la Europa Central adoptaron sin muchas dificultades
los valores propios de las instituciones democráticas y el libre mercado
(según demuestran las tendencias de las encuestas). En la Europa del
Sureste la asimilación de esos cambios no se percibe de forma tan nítida:
entre estos entrevistados siguen apareciendo más dudas que certezas.
De manera simbólica se acepta que la vertebración de la nueva Unión
Europea también lo será por un gran río: el Danubio; hasta ahora había
sido el Rin. Los nuevos ciudadanos comunitarios, «los que a su pesar han
permanecido al costado de Occidente» según la descripción del historiador
polaco Geremek, son los que se caracterizan por su fuerte vocación de sen-
tirse europeos, sin añadidos geográficos, sin cuestionar su pertenencia a
Europa. Entre los viejos ciudadanos europeos este sentimiento ya no resul-
ta ni tan claro, ni tan contundente: el sentimiento nacional sigue estando
presente. La necesidad de sentirse europeos se apoya en unos casos como
en una forma de distanciarse de lo oriental y en otros como forma de
encontrar su propia identidad nacional.
Es ésta la forma de interpretar los datos de la serie larga de Eurobaró-
metros especiales que se aplicaron por la Unión Europea en los países can-
didatos (en concreto Eurostat, oficina que elabora las estadísticas de la
comunidad), y de los Eurobarómetros comunes, estandarizados de los últi-
mos años.
Si en la Unión Europea existen distintas «Europas», con las últimas
incorporaciones de países de la antigua Europa Central la complejidad de
la comunidad aumenta. Puede que esta diversidad sea precisamente uno

– 16 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

de los rasgos que caracterizan su poder y su potencial demográfico, cultu-


ral, de mercado, y puede que económico si se sabe sumar los esfuerzos par-
ticulares. Que la Unión Europea también lo sea, en un futuro, potencia
política es cosa diferente. Ya se ha expuesto que los ciudadanos entrevista-
dos no dudan de lo primero, pero sí de lo segundo. Establecer los límites
en esas distintas «Europas» de la Unión Europea no es fácil pero se podría
intentar a partir de las respuestas comunes a los mismos problemas, por
la manifestación de las mismas expectativas, o por manera de justificar la
necesidad de hacer frente a los retos del presente y del futuro.

INMIGRANTES AYER, CIUDADANOS EUROPEOS HOY

Puede, como hipótesis, que los límites definidos de esta manera saquen
a la luz la existencia de las mismas tradiciones en historias que se han pre-
tendido que fueran diferentes. Se hace necesario un estudio más detallado
de unos datos que puede que demuestren que, entre los ciudadanos que han
vivido experiencias distantes, es donde se muestra la necesidad de contar
con un sentimiento de unidad más exigente y nítida.
Los entrevistados originarios de la Europa del Este apenas dudan de la
necesidad de consolidar la Unión Europea por encima de intereses particu-
lares y, por eso mismo, son los que muestran mayor interés por consolidar
el éxito del proyecto europeo. Reconocen sin ningún problema los benefi-
cios obtenidos por la condición de ciudadanos comunitarios: son los más
agradecidos, ¿los más europeístas por su condición de beneficiarios netos
de la integración?
Esta actitud se puede explicar en términos de su propia historia, tur-
bulenta y quebrada en múltiples ocasiones como en pocos lugares. Su
inestabilidad pasada tratan de compensarla con la seguridad que supone
estar dentro de un bloque sólido de naciones donde ya no se reivindican
espacios irredentos. Se desea encontrar el punto de equilibrio de un
pasado lejano donde en un espacio relativamente reducido cabían, a la
fuerza, una diversidad de nacionalidades y sentimientos nacionales, de
lenguas y tradiciones, y de un pasado inmediato donde en un espacio
amplio (el impuesto por el poder imperial soviético) se pretendió la
homogenización de lo diverso, la desaparición de las naciones que fue-
ron repartidas al concluir la Segunda Guerra Mundial. En la Unión
Europea dicen haber encontrado la seguridad de ver garantizada su con-

– 17 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

dición de nación con fronteras estables, esto es, con una identidad no
cuestionada por los de fuera; y señalan la coincidencia de intereses entre
algunos vecinos: se sienten próximos y a la vez extraños a los ciudada-
nos de otros países comunitarios. Un riesgo para la Unión Europea
puede ser que a partir de esos intereses comunes y afinidades semejan-
tes surjan bloques dentro de una organización donde quedan tantas cosas
por institucionalizar. Si fuera así, el proyecto de Robert Schuman se
vendría abajo.

LAS «EUROPAS» DE LA UNIÓN EUROPEA

Las diferencias culturales que existen entre los países comunitarios son
otros tantos indicadores de la riqueza que ya tiene la Unión Europea y que
será mayor en un futuro inmediato. La convergencia económica, además de
ser un proceso de racionalidad en la gestión económica de la comunidad,
tiene un claro objetivo: reducir las diferencias entre los países miembros de
la Unión Europea. En su origen se trató de evitar que las diferencias siguie-
ran siendo motivo de tensión, desconfianza y confrontación como lo ha-
bían sido en el pasado. La propuesta sigue vigente esta vez justificada en
términos de justicia social y de progreso, además cuando la diversidad se
integra sin imposición, se transforma en riqueza que termina beneficiando
a todos. No se puede ir contra el progreso y la modernización. No tiene
sentido hacer lo imposible para evitar que se adopten modelos y estilos
de vida que han demostrado ser beneficiosos. Es un sinsentido, además de
una injusticia, intentar preservar unas identidades que terminan por conde-
nar a unos en provecho de otros.
Las políticas económicas de la Unión Europea han conseguido que las
desigualdades entre los países menos desarrollados (los mediterráneos, y
los que se han incorporado en los últimos años), y los países desarrollados
(los del centro y norte de Europa) se vayan reduciendo de manera signifi-
cativa. Aunque siguen existiendo diferencias entre regiones de un mismo
país la convergencia que se observa en las tendencias de diferentes indica-
dores económicos y de bienestar social muestra la eficacia de las ayudas
que se han comenzado a recibir en los países menos desarrollados. En
algunos casos los beneficios han sido tan contundentes que hay regiones
mediterráneas que ya están por encima de la renta media comunitaria cuan-
do años atrás estaban muy por debajo.

– 18 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

Ante la incorporación de los 12 nuevos países comunitarios han vuelto


a aparecer diferencias notables en los indicadores que miden la calidad de
vida en la Unión Europea. Al disminuir los valores medios de los indica-
dores económicos, algunas regiones menos desarrolladas ven mejorada su
posición frente a otras, las recién incorporadas. Por la ley del reparto de los
recursos escasos, esas regiones afectadas por la variación estadística van a
ver recortados los recursos que les correspondían hasta ese momento.
Como ya ocurrió con las ampliaciones anteriores las diferencias se irán
acortando conforme se vayan recibiendo las mismas inversiones con las
que contaron los países que en su momento recibieron las ayudas y progra-
mas de desarrollo regional y de cohesión. Por eso mismo, para medir con
mayor precisión el lugar que ocupa cada uno de los países comunitarios se
deben utilizar indicadores de bienestar social, los económicos pierden
buena parte de su capacidad explicativa.
Ese escenario de aproximación a la igualdad corresponde al futuro;
nunca se alcanzará la igualdad total pues el progreso no se para, se redu-
cirán las desigualdades sociales que es lo que importa. Mientras tanto
hay que seguir insistiendo que en la Unión Europea existen distintas
«Europas» que mientras no sean excluyentes no se deben rechazar. Des-
pués de la ampliación las diferencias son más significativas que las que
había hace unos años. Las diferencias han aumentando al incorporarse
los dos últimos países: Rumania y Bulgaria. Antes de las dos últimas
ampliaciones se podía hablar de las diferencias entre los países del norte
y los del sur de la Unión Europea. El espacio comunitario quedaba divi-
dido por una línea imaginaria que partía de la región de Londres, pasa-
ba por París y terminaba en Roma.
El espacio de la Unión Europea, antes de la ampliación, era y sigue
siendo un espacio vertebrado por el Rin. Las diferencias dentro de ese
espacio comunitario siguen existiendo, pero se van acortando. Dentro de
esas naciones que progresan y se modernizan siguen existiendo regiones
con signos de claro estancamiento donde no termina de alcanzarse el
nivel de desarrollo que se desea. Tras la ampliación de la Unión Eu-
ropea se ha sumado un nuevo espacio que será vertebrado por otro río,
el Danubio. Ante esta nueva orientación existe el riesgo de que el sur
quede alejado del nuevo centro de gravedad de la economía comunita-
ria. La importancia del lugar (geográfico) deja paso a la significación
de la posición (participación y proximidad deferencial con el núcleo de
poder donde se toman las decisiones).

– 19 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

Hacia una caracterización de los actores de la Europa del Este

CLAVES SOCIOECONÓMICAS

En cuanto a las situaciones sociales que presenta la Unión Europea


ampliada se observa una mayor diversidad de caracteres. Los retos políti-
cos que se imponen para la convergencia y los efectos indirectos sobre el
resto de los países comunitarios van a ser importantes. No quedarán a la
zaga los problemas que van a exigir la adaptación de las estructuras de pro-
ducción y distribución de los países que hasta ahora han sido beneficiarios
netos de la Unión Europea. La pérdida momentánea de las ventajas com-
parativas de unos países terminará por compensarse con los beneficios que
se derivarán al desarrollarse los demás.
En términos macroeconómicos la ampliación de la Unión Europea tam-
poco se pueden plantear en términos de suma cero (unos ganan porque
otros pierden); la ampliación se debe considerar en términos de suma posi-
tiva (todos terminan ganando) haciendo todo lo posible para alcanzar el
punto óptimo de equilibrio (John Nash). Para algunos países la ampliación
va a suponer dificultades a corto plazo: España será uno de ellos sino se
toman las medidas internas adecuadas.
Una de las características de la Unión Europea, en cuanto espacio
social desarrollado y moderno, es el crecimiento controlado de su pobla-
ción. Es señal de equilibrio que ha terminado por traducirse en desarrollo
que, al consolidarse, se ha transformado en progreso y modernidad. Con el
paso del tiempo este progreso ha terminado por aumentar la calidad de
vida y bienestar de todos los ciudadanos comunitarios. Trae otros proble-
mas que son consecuencia de la modernidad.
Dentro de un espacio donde la libertad de movimientos de personas,
capitales e ideas se convierte en un derecho, se comprenden los recelos y
temores que presentan algunos de los países recién incorporados. En
esos casos se destacan los riesgos derivados de su falta de competitividad
ante las economías más dinámicas de los antiguos miembros de la Unión
Europea.
Tampoco faltan los temores de los países desarrollados respecto a la
posibilidad, algo más que teórica, del desplazamiento de algunas activida-
des económicas a los nuevos países con el fin de aprovechar las ventajas
que supone contar en ellos con una mano de obra abundante, barata y bien

– 20 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

preparada. El temor está cada vez más presente y se hace poco para desba-
ratarlo explicando las razones y las ventajas que se obtendrán si la deslo-
calización se realiza siguiendo un orden lógico. La experiencia demuestra
que en una economía integrada como pretende ser la de la Unión Europea
los trasvases terminarán por beneficiar a todos. Los desequilibrios, costo-
sos a corto plazo, terminarán siendo positivos a medio y sobre todo a largo
plazo. Este resultado macroeconómico no termina de entenderse por todos
los ciudadanos y de manera tan positiva como dice la teoría.
El ciudadano común se mueve con datos microeconómicos que no
coinciden con los macroeconómicos. De aquí a unos años, a medio plazo,
en la Unión Europea se tendrán que tomar decisiones importantes para
adaptar estructuras, instituciones y organizaciones, leyes y normas a un
escenario cambiante que se prevé lleno de incertidumbres, con nuevos ries-
gos y peligros indeterminados. Se va a exigir, además de imaginación,
acciones concretas y poco cómodas teniendo en cuenta la experiencia de lo
que se ha realizado y cómo se ha hecho con anterioridad. Las exigencias
son mayores al desplazarse la frontera de la Unión Europea hacia el este,
así como por la inestabilidad que supone su frontera sur. Ésta es otra de las
razones por la que se exige convertir la potencia económica que ya es la
Unión Europea en la potencia política que le corresponde. Los tiempos
duros que ha tocado vivir en los últimos años demuestran que alcanzar este
objetivo no va a ser fácil.
En estos momentos la población de la Unión Europea ya no se puede
explicar con tendencias, variables e índices exclusivamente demográficos.
Lo cuantitativo debe ir acompañado de lo cualitativo. Siempre fue así, pero
ahora su importancia es mayor. ¿Se pueden mantener las mismas políticas
migratorias que las que se propusieron hace unos años? ¿Se pueden resol-
ver los problemas del envejecimiento con decisiones que se dictan nada
más que desde los gobiernos nacionales? ¿Se tiene que seguir aplicando la
jubilación de la población activa de manera automática, por el mero hecho
de cumplir unos años determinados? ¿El resurgimiento del mundo rural no
se explica también por el nuevo estilo de vida que se impone desde el espa-
cio urbano? ¿El crecimiento demográfico de algunos territorios de la
Unión Europea no es consecuencia, además de por el mayor nivel de desa-
rrollo, por la desaparición de las fronteras nacionales? ¿Se puede seguir
diseñando la planificación regional comunitaria manteniendo la escala
nacional? ¿La Unión Europea puede mirar con un optimismo esperanzado
y realista el futuro de su productividad teniendo en cuenta su sistema de

– 21 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

enseñanza, de investigación que responde a los intereses y tradiciones de


cada uno de los países que la forman y no los colectivos?

CLAVES POLÍTICAS

Las naciones que forman la Unión Europea se rigen por los mismos
modos democráticos, pero el sentido y la valoración del funcionamiento de
las instituciones democráticas son distintos. Puede que una parte de las dis-
crepancias se deba al principio de incertidumbre: el método e instrumento
de análisis pueden distorsionar las medidas que se realizan con ellos. Aun-
que hay algo de verdad en ello, la razón es más profunda. La Unión Eu-
ropea es unidad, valga la redundancia, pero también es diversidad: unidad
de lo diverso es lo que deberá ser si se consigue alcanzar el objetivo pro-
puesto por el padre de Europa.
Los ciudadanos europeos se sienten libres para definir y ordenar sus
propios valores, así como para establecer cada uno a su modo las relacio-
nes con las instituciones. Por encima de estos hechos siguen existiendo
unas circunstancias de carácter adscriptivo (sexo, edad y país de residen-
cia) que marcan diferencias en algunas opiniones, en otras no tanto. Los
efectos de las desigualdades de clase, cada vez más reducidos, dejan paso
a los caracteres definidos en términos de formación e información diferen-
te, o posición (central o periférica) en el sistema social.
Bajo un planteamiento teórico, no aceptado por todos, no se concibe
libertad sin igualdad, sin seguridad, y para que tanto la una como la otra
sean efectivas es necesario que el ciudadano cuente con recursos suficien-
tes para que puedan aplicarse en su vida cotidiana. El pragmatismo no está
reñido con el idealismo: el mismo individuo que reclama y defiende su
independencia reconoce la necesidad de contar con el apoyo de los grupos
protectores, el que puede ofrecer el grupo primario en determinadas situa-
ciones, o el del Estado en otras. La añoranza protectora entre los ciudada-
nos de los nuevos Estados comunitarios es clara. Con la complejidad de la
sociedad moderna se difuminan los límites de los grupos tradicionales al
tiempo que aparecen otros de nueva planta. Los valores y los principios
políticos también se van pareciendo cada vez más entre los diferentes ciu-
dadanos comunitarios. La convergencia se produce en los valores instru-
mentales, los que rigen la vida económica, mientras que se mantienen las
diferencias en los valores morales y culturales.

– 22 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

Las diferencias de las «Europas» de la Unión Europea se reflejan en las


opiniones de sus ciudadanos. Por un lado, entre los de la Europa del Sur
existe una fuerte solidaridad con sus iguales, con sus clientes, con los que
ellos consideran como suyos; ante los otros, los ajenos, se muestra descon-
fianza por principio. En ellos se ven a peligrosos competidores por ocupar
una posición y un disfrute de bienes que todavía son escasos. Se produce una
peculiar alquimia moral. Todo lo propio se valora de manera positiva y lo
negativo no se considera; lo de los demás siempre es peor, no se valora lo
que pueda haber de bueno en ellos.
Entre los ciudadanos de los países del centro de la Unión Europea se
destaca la necesidad de reafirmar la individualidad frente a las institucio-
nes, incluyendo las comunitarias. En este caso perciben el riesgo de perder
la identidad y la independencia.
Los ciudadanos entrevistados en los países del norte destacan su iden-
tificación con el grupo y las instituciones que desempeñan un doble papel:
de protección de los individuos frente a todo tipo de adversidades y, al
tiempo, la de reafirmar su identidad que tiene también un fuerte compo-
nente colectivo.
Hay otro rasgo que esta vez sí que tiene una valoración semejante en
todos los entrevistados al margen de cualquier diferencia que se pueda
encontrar. Cuanto más se avanza en el desarrollo de la sociedad las dife-
rencias, las que tienen su origen en las desigualdades impuestas por facto-
res que se encuentran al margen de la voluntad de los individuos, se hacen
más insoportables. Se asume con notables diferencias entre los ciudadanos
europeos que el Estado nacional ceda parte de su soberanía hacia la Unión
Europea. Esta crítica se acompaña con la declaración solemne de la nece-
sidad de contar con una sólida sociedad civil. Cuando se plantean las exi-
gencias que supone asumir las responsabilidades personales en esa socie-
dad desaparece la unanimidad. Los europeos que cuentan con más recur-
sos de formación e información son los que reclaman más sociedad civil y
menos Estado; los que andan más escasos de este capital fundamental
defienden la necesidad de contar con un Estado más fuerte que debe adqui-
rir la forma de Estado protector. Las diferencias internas también aparecen
cada vez con más nitidez entre los nuevos ciudadanos comunitarios.
El concepto que cada ciudadano tiene de su realidad económica, polí-
tica y social, así como la valoración de su propia historia y de su compro-
miso comunitario explica en buena medida lo que dice que es y lo que se
espera que sea la Unión Europea. Para unos la integración ha sido la garan-

– 23 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

tía de seguridad y progreso, los últimos que han llegado, mientras que para
otros, sobre todo los países fundadores, se está convirtiendo en una rémo-
ra que puede hacer peligrar su propio modelo de sociedad, incluso su
modelo de convivencia. Cada cual ve las cosas bajo el prisma de sus cir-
cunstancias coyunturales. Aquí puede estar otra de las razones por la que
resulta tan difícil explicar y elaborar políticas comunes, defender los mis-
mos argumentos de manera que sean aceptados por todos, o que se pueda
actuar de la misma manera ante un mismo problema.
Los países recién incorporados, sus ciudadanos, ven en la integración
europea la solución a buena parte de su retraso económico. Confían que se
les garantizará su seguridad y la integración supondrá la incorporación a
un modelo de sociedad avanzada donde quedarán garantizados los dere-
chos fundamentales de la persona. Esos ciudadanos esperan ganar en segu-
ridad individual y colectiva. A los nuevos ciudadanos comunitarios no les
preocupa tanto la idea de que la Unión Europea pueda suponer mayor
burocracia, o que no se aproveche de manera adecuada el presupuesto
comunitario al financiar actividades poco rentables. Interpretan estas ano-
malías algo consustancial con la complejidad del nuevo aparato de gobier-
no que se está creando.
Para los antiguos países comunitarios la ampliación se valora en térmi-
nos de riesgo que puede hacer peligrar sus éxitos sociales y económicos.
Creen que la ampliación pueda suponer la pérdida de una parte de su iden-
tidad. Otro riesgo percibido como tal es el desplazamiento de las fronteras
hacia el este: puede suponer una mayor inseguridad colectiva a la Unión
Europea. Las nuevas fronteras que aporta cada nueva ampliación aumen-
tan la inestabilidad política y social, es la opinión casi generalizada en los
ciudadanos antiguos, no así en los nuevos. Crecen los temores de que la
Unión Europea no sea capaz de definir y gestionar políticas comunes que
tienen que ver con su marco institucional sobre todo cuando se considera
su peso y relevancia cultural, económica y demográfica que ya tiene. La
división que se ha producido en el seno de la Unión Europea, ante la crisis
de Irak, muestra lo mucho que queda por recorrer en este sentido.
La seguridad es un bien escaso y como tal es un bien valorado por igual
entre todos los ciudadanos entrevistados. Es un bien que siempre será esca-
so, nunca se verán satisfechas las demandas de este bien fundamental tanto
en la vida de las personas, como en la vida colectiva. La seguridad refuer-
za la confianza que es condición imprescindible para el desarrollo de la
sociedad así como para alcanzar los objetivos personales que cada cual se

– 24 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

ha marcado. Una vez que se ha alcanzado un considerable nivel de bienes-


tar no se está dispuesto a perderlo, tampoco los que están a punto de con-
seguirlo. La confianza que da la seguridad colectiva refuerza la confianza
en las capacidades personales, destacan los ciudadanos de los nuevos paí-
ses comunitarios. Los temores europeos no proceden de las acciones que
puedan llegar del exterior, con la excepción del terrorismo: la inquietud se
encuentra dentro de la misma sociedad. Se teme que el aparato burocráti-
co, institucional, no sea capaz de resolver los propios problemas que plan-
tean el crecimiento de la Unión Europea y la gestión comunitaria. La for-
taleza y el riesgo de la sociedad moderna tienen un mismo origen: la socie-
dad abierta. No deja de ser paradójico que la fortaleza de la sociedad
moderna como garante de la libertad y de los derechos de todos sea a su
vez la causa de su debilidad.
El sentimiento de seguridad, o de inseguridad tiene que ver con el
sistema de valores que domina en la sociedad que se considere, es la prin-
cipal variable interviniente. En las sociedades permisivas domina el senti-
miento de seguridad aunque para algunos de sus ciudadanos esa liberali-
dad en las conductas puede ser un factor de riesgo en sí mismo. En las
sociedades más rígidas e intransigentes el sentimiento se reparte por igual
entre los que se sienten seguros e inseguros. En este caso la inseguridad y
la seguridad se valoran de forma distinta. Para unos la seguridad la encuen-
tran en la rigidez de las normas y en el mantenimiento de las conductas
propias de una sociedad autoritaria; para los otros, la rigidez crea insegu-
ridad personal, de legitimidad pero no de legalidad. Algunos ciudadanos de
países que pertenecían al bloque socialista añoran los tiempos pasados
donde la seguridad general y la del empleo en particular estaban garantiza-
das. En estos casos la inseguridad se valora de manera distinta. Unos la
interpretan en términos jurídicos pues consideran que en sus países no se
respetan como se debe los derechos de las personas y no está implantado
el Estado de Derecho. Los que opinan así son también los que destacan la
presencia de la corrupción en las instituciones y entre los funcionarios de
sus países. Sin embargo, otros ciudadanos de esos mismos países conside-
ran la inseguridad como debilidad de las instituciones, en este caso son los
ciudadanos con más formación e información.
Los cambios sociales crean sus propias patologías. La reorganización
del sistema de valores produce el desconcierto momentáneo aunque puede
durar un largo periodo de tiempo. En ese tránsito no es extraño que surjan
situaciones disonantes de desmoralización y de desconfianza. La experien-

– 25 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

cia del cambio señala que nunca es lineal, el cambio siempre es cíclico.
Tras un tiempo de depresión, de anomia, se recupera el orden y la con-
gruencia de los valores. Hay que aceptar que durante un tiempo el desarro-
llo material es compatible con una cierta confusión en los valores que
deben estar presentes a modo de guía y orientación. En ese tiempo de de-
sorden en el sistema de valores la confianza retrocede y en su lugar toman
acomodo otras patologías colectivas, entre ellas, puede que la más grave,
la corrupción. Es el caso de los nuevos países comunitarios, también entre
algunos de las últimas ampliaciones. El desconcierto estimula la aparición
de actitudes y conductas particulares que pretenden imponerse sobre los
intereses colectivos. Unos pocos, los que pueden o a los que se les deja
actuar de manera interesada utilizan el poder y la posición privilegiada pro-
pia o ajena con el fin de obtener beneficios particulares al margen de lo
que les corresponde por ley.
De la misma manera que existe una inseguridad subjetiva, también
existe una sensación de corrupción subjetiva. La valoración que tienen los
ciudadanos de la Unión Europea del grado de corrupción que existe en sus
países está relacionada, además de las circunstancias objetivas que hayan
podido vivir, por el ambiente permisivo que existe en sus países. La
corrupción responde a una disposición personal que se da tanto en el
corruptor, como en la persona corrupta. Lo uno y lo otro no deja de ser una
manifestación de la falta de valores cívicos, también morales. Valores que
son los propios de una moral cívica, de una ética cívica que también tiene
una parte de ética religiosa. El orden que presentan las opiniones de los
ciudadanos a la hora de valorar la eficacia de las instituciones frente a la
corrupción confirma la idea de que la democracia es más que un modelo
de organización política.

Conclusiones

En la Unión Europea hay muchas «Europas». En el caso de los ciuda-


danos recién llegados a la Unión Europea este sentimiento de camino
empezado es muy claro, como también lo es entre los ciudadanos de los
países del sur.
Los Fondos Estructurales y de Cohesión están reduciendo las diferen-
cias económicas entre las personas, las regiones y las naciones de la Unión
Europea. De acuerdo con lo que había anticipado Arnold Toynbee la pos-

– 26 –
LOS ACTORES DE LA EUROPA DEL ESTE

modernidad sigue manteniendo las diferencias vitales de los pueblos. Coe-


xisten las diferencias con medios de formación y de comunicación comu-
nes. Se utiliza la misma moneda, aunque los valores faciales no se corres-
ponden con ninguno de los idiomas comunitarios, y sirve el mismo pasa-
porte para viajar libremente por la mayor parte de la Unión. Los dos son
los símbolos de la nueva realidad política que se pretende crear. No obs-
tante, cuando se mira con más detalle la Unión Europea, aparecen otras
diferencias que responden a realidades más profundas, que incluyen la
manera de organizar lo cotidiano: los estilos de vida varían en cada país,
incluso entre regiones o provincias.
La incorporación de nuevos países, de nuevos ciudadanos ha aumenta-
do las diferencias dentro del espacio comunitario. Pero hay que insistir en
que las diferencias cuando se integran en un proyecto común se convierten
en posibilidades.

BÁRBARA FERNÁNDEZ GARCÍA


Licenciada en Periodismo.
Investigadora de Relaciones Internacionales

JESÚS IGNACIO MARTÍNEZ PARICIO


Catedrático de Sociología
(Universidad Complutense de Madrid)

– 27 –
MIGRACIÓ Y TRANSNACIONALISMO
EN LA EUROPA DEL ESTE

Introducción. Dificultades para englobar y clasificar


las sociedades de/y la Europa del Este

Con este capítulo pretendemos acercar al lector a los cambios sociode-


mográficos que están teniendo lugar en la Europa del Este, desde una pers-
pectiva migratoria y europeísta. Vamos a presentar las claves fundamenta-
les de los flujos migratorios procedentes de los países del este, miembros
o no de la Unión Europea, hacia países comunitarios y nos detendre-
mos brevemente en la inmigración en España originaria de dichos países.
Mostraremos una de las caras de la migración internacional estrechamente
relacionada con la identidad, la multilocalidad y la globalización: el
transnacionalismo.
Estamos obligados a comenzar el capítulo mencionando, por un lado,
la dificultad de establecer las fronteras de Europa, cuanto menos flexibles;
y, por otro, la diversidad de culturas e identidades, lenguas y tradiciones, y,
por lo tanto, diferencias, dentro de la propia sociedad europea. La Unión
Europea promueve la unidad dentro del respeto de su diversidad, fomen-
tando la cooperación entre los pueblos de Europa, comparte y defiende
valores comunes como la democracia, la libertad y la justicia social.
Si bien están claros los límites de Europa hacia el norte, hacia el sur y
hacia el oeste, por la propia geografía del Viejo Continente, no ocurre lo
mismo con la parte oriental. Tras la Segunda Guerra Mundial se hizo una
clara distinción entre la Europa Occidental, que incluía a los países capita-
listas y coincidía con la zona más próspera e industrializada del continen-

– 29 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

te, y la Europa del Este o Europa Oriental, que englobaba el área de


influencia soviética, los países «socialistas». Así pues, esta distinción res-
ponde fundamentalmente a razones políticas, o, si queremos históricas.
Tómese como ejemplo Grecia, que se le ha incluido en la «parte occiden-
tal» a pesar de estar más al este que muchos de los países que han entrado
en la última ampliación.
El término de «oriental» parecía contar con connotaciones de «primi-
tismo» que provocaron el resentimiento de algunos países y la progresiva
sustitución, en la década de los años ochenta, por el término «Europa Cen-
tral». Tras la caída del régimen soviético, se «redescubre» la Europa
Central (compuesta por Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría,
Eslovenia y Croacia) y la del sureste (Serbia, Bosnia, Macedonia, Albania,
Rumania y Bulgaria) como contrapeso a la fragmentación, el deseo y la
necesidad del primer grupo a identificarse con Europa y Occidente1.
En este sentido, la terminología comunitaria habla de países de Europa
Central y Oriental y, aunque no delimita exactamente los países siguiendo
las políticas europeas y los programas de ayuda comunitaria, podemos
apuntar que incluyen:
— Los países geográficamente situados en el centro de Europa: Polo-
nia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia y Croacia.
— Los de los balcanes (sureste europeo): Bosnia, Confederación de
Serbia y Montenegro, Macedonia, Albania, Rumania y Bulgaria.
— Los países bálticos: Estonia, Letonia, Lituania y Moldavia.

Geográficamente, la República de Turquía también debería estar inclui-


da entre los países de Europa Central y Oriental, pero por su evolución his-
tórica, política y económica, la Unión Europea no la ha clasificado en nin-
gún otro grupo que no sea el de «candidatos potenciales».
Por otra parte, no debemos dejar de mencionar a la Comunidad de Esta-
dos Independientes (CEI), organización gubernamental creada el 8 de
diciembre de 1991 y con sede en Minsk. Está formada por las antiguas repú-
blicas soviéticas y es, en cierta forma, sucesora parcial de la Unión de Repúbli-
cas Socialistas Soviéticas (URSS). Estaba compuesta originalmente por

1 VÁRNAGY, Tomás: Europa del «Este», Europa «Central»: Europa (o el fin de Europa del

Este, el renacimiento de Europa Central y su disolución en Europa), consultado el 12 de septiem-


bre de 2007, en: http://www.caeeco.com.ar/queeseco.htm

– 30 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Moldavia, Tayi-


kistán, Turkmenistán, Ucrania, Uzbekistán y Rusia. Los países bálticos:
Estonia, Letonia y Lituania, siempre rechazaron unirse a la CEI. Georgia
también lo hizo en un principio, pero terminó uniéndose en el año 1993.

Procesos de cambio social en la Europa del Este


relacionados con la pertenencia a la Unión Europea

La pertenencia a la Unión Europea implica para los países candidatos


el cumplimiento de una serie de criterios económicos y políticos, que
obviamente tendrán positivas implicaciones sociales. En este sentido, el
poder de atracción de la Unión Europea ha ayudado a la transformación de
los regímenes comunistas de la Europa Central y Oriental en democracias
modernas y ha servido de inspiración para las grandes reformas en Tur-
quía, Croacia y los Balcanes Occidentales2.
Si bien no podemos hablar de transformaciones drásticas en las estruc-
turas básicas poblacionales de los países que se disponen a integrar o han
integrado la Unión Europea, lo cierto es que la modificación de los patro-
nes políticos y económicos, introduce a su vez cambios sociales. Sin entrar
en aspectos culturales, que en principio la Unión Europea defiende consi-
derando la multiculturalidad como una riqueza más, la integración en la
Unión Europea supone una aproximación a una sociedad que aspira a tener
una identidad propia y unos valores comunes.
Es de suma importancia conocer los aspectos sociodemográficos, cul-
turales, políticos y económicos de los países estudiados, en breve, las dife-
rencias (reales o/y ficticias) entre países de origen y países de destino, para
comprender los movimientos migratorios de sus poblaciones, los asenta-
mientos de los migrantes y su posterior nivel de integración.
La situación demográfica de la Europa Central y Oriental a principios
de la década de los años noventa se diferenciaba cualitativamente de la de
los países de la Europa Occidental: la esperanza de vida no llegaba a los 71
años en los hombres ni a los 78 en las mujeres, aunque los niveles de fecun-
didad sí que se aproximaban a los occidentales. Desde entonces se conoció
una revolución sociodemográfica sin precedentes: los niveles de nupciali-

2 COM (2005) 561.

– 31 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

dad y fecundidad cayeron bruscamente en los países del este europeo, la


cohabitación y los hijos fuera del matrimonio aumentaron así como la edad
para casarse y tener el primer hijo.
Todos estos cambios se justificaron por las transformaciones políticas,
sociales y económicas. El Estado socialista y su orden social totalitario
habían realizado una economía de planificación centralizada, donde los
derechos individuales estaban fuertemente limitados. Un único partido
dominaba la sociedad e imponía su ideología, una maquinaria industrial
inmensa dominada por empresas estatales, monedas no convertibles, mer-
cados financieros subdesarrollados y cerrados, constituían algunas de las
notas de la economía. La transición comenzó en el año 1989, con la caída
de la URSS y se pronunció a finales de 1992. El Producto Interior Bruto
(PIB) cayó bruscamente y sólo fue recuperado en 1996 por Polonia, y a
partir del año 2000 por Albania, Hungría, Eslovenia, la República Eslova-
ca y poco después la República Checa. En algunos países europeos de la
CEI ni siquiera en los umbrales del siglo XXI alcanzaron el 50% del valor
del año 1989. El paro aumentó fuertemente, manteniéndose bajo sólo en
algunos países como Bielorrusia y Ucrania.
Con la caída del antiguo sistema político dominante y la aparición del
multiculturalismo la sociedad civil comenzó a desarrollarse. La liberaliza-
ción de los precios, la apertura de nuevos mercados y la reducción de las sub-
venciones a las empresas estatales condujo al choque económico. La insegu-
ridad y el aumento de la pobreza tocaron a importantes capas sociales. En
este sentido, los informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU)3
muestran que en los países en transición del sureste europeo, el porcentaje de
población que vivía con menos de un dólar diario era prácticamente inexis-
tente en 1990, en el año 1999 aumentó a un 1,3% y luego se fue reduciendo
hasta el 0,7% en 2004. En la CEI, por su parte, el porcentaje de población
que vivía con menos de un dólar al día era prácticamente nulo en 1990,
aumentó en 1990 a 5,5% para situarse en 2004 en el 0,6% de la población.
Por otro lado, en las dos décadas que han seguido la transición, el índi-
ce de fecundidad4 ha estado próximo al de remplazo (2,1) en la mayor parte

3 Objectifs du Millénaire pour le développement, Rapport 2007, Naciones Unidas, Nueva York,
2007.
4 PHILIPOV, Dimiter y DORBRITZ, Jürgen: «Les conséquences démographiques de la transition

économique dans les pays d’Europe centrale et orientale», Études démographiques, número 39,
p. 15, Ediciones del Consejo de Europa, mayo de 2004.

– 32 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

de los países de la región. Durante la década de los noventa, este índice


estaba por debajo del de remplazo, con una ligera tendencia a la disminu-
ción, especialmente en Bulgaria, la República Checa y Hungría. En los
Estados del oeste balcánico, sobre todo en Eslovenia, ha sido sensiblemen-
te menor, y se ha mantenido baja durante más de diez años. En la década
de los años noventa bajó a 1,2 y muy raramente pasaba del 1,5.
La restructuración del régimen de la propiedad enriqueció a un peque-
ño grupo de personas que constituyen una élite económica sin legitimidad
ni escrúpulos, frente a la situación de clases sociales medias y bajas cada
vez más deterioradas. Pobreza, paro, injusticia y exclusión social estaban,
y están en algunos países, a la orden del día.
El periodo de transición puede dividirse en cinco etapas5: pretransfor-
mación, caída del sistema político, ruptura estructural, consolidación y
progreso sostenido. Según el camino hacia el progreso económico que lle-
ven recorrido, podemos agrupar los países de la región en:
— Países económicamente competitivos en un estado avanzado de
transición: Croacia, República Checa, Hungría, Polonia, República
Eslovaca, Eslovenia, Estonia, Letonia y Lituania.
— Países situados en un estado intermedio de reforma: Albania,
Armenia, Bulgaria, Georgia, Kazajistán, Kirguizistán, la antigua
Yugoslavia, Moldavia, Rumania, Rusia, Ucrania y Uzbekistán.
— Países situados en las primeras etapas de la transición: Azerbaiyán,
Bielorrusia, Tayikistán y Turkemistán.

PAÍSES MIEMBROS

El 1 de mayo de 2004 tuvo lugar una ampliación sin precedentes en


la Unión Europea con la adhesión de Polonia, Eslovenia, Eslovaquia,
Hungría, República Checa, Estonia, Lituania, Letonia, Malta y Chipre.
Posteriormente, el 1 de enero de 2007, Bulgaria y Rumania se incorpo-
raron a la Unión Europea. Todos estos países se incluyen en el grupo que
anteriormente hemos calificado de «económicamente competitivos» y
«en un estado avanzado de transición». De hecho se encuentran o ya han

5 Ibídem, pp. 12 y siguientes. En las próximas páginas, las explicaciones de las etapas de tran-

sición aquí mencionadas también tomarán como base las características detalladas por Philipov y
Dorbritz.

– 33 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

superado todos ellos la última etapa de la transición, la del progreso sos-


tenido, que se caracteriza por un crecimiento económico rápido y supe-
rior al del año 1989, próximo al de los países mediterráneos, el cambio
en la estructura social, la expansión de los sistemas de seguridad social,
los cambios comportamentales, etc. y la integración en las estructuras
políticas europeas.
La economía de estos países tuvo un crecimiento constante durante
el periodo 1997-2005, lo que contribuyó a la evolución positiva del mer-
cado laboral y a la estabilidad macroeconómica; pero aún quedan retos
por alcanzar referentes al mercado interior, a la agricultura, al empleo y
a la cohesión social. En este último aspecto, los nuevos Estados miem-
bros han integrado el acervo comunitario en materia de empleo y políti-
ca social: derecho laboral, salud y seguridad en el trabajo, igualdad entre
hombres y mujeres, lucha contra la discriminación, etc. Pero aún queda
mucho por hacer en la lucha contra el desempleo (las tasas de paro
siguen siendo muy altas, superiores al 12%), el diálogo y la protección
social6.
La transición, acompañada y empujada por el proceso de adhesión a la
Unión Europea, supuso también una ruptura respecto a los comportamien-
tos tradicionales y la adopción de otros nuevos, próximos a los observados
en la Europa Occidental: ya no predomina ni existe el ideal de los matri-
monios tradicionales de dos hijos, la sociedad acepta el celibato y la ausen-
cia de hijos; el matrimonio y la primo-natalidad se dan en edades cada vez
más elevadas; aparecen nuevas formas de vivir la familia, la cohabitación
ha remplazado al matrimonio y los nacimientos fuera del marco matrimo-
nial han aumentado enormemente. El índice de fecundidad también ha dis-
minuido bastante.
No obstante, la mortalidad en los países de Europa Central y Orien-
tal es alta con respecto al Occidente. Ello es debido, entre otras razones,
a los inadecuados e insaludables regímenes alimentarios, al elevado con-
sumo de alcohol y tabaco y el modo de vida sedentario, con escasez de
ejercicio físico. Evidentemente el impacto de la transición sobre la mor-
talidad no ha afectado por igual a todos los países centro-orientales, y
en general, aquellos que integran la Unión Europea han reducido estos
índices.

6 En: http://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/e50026.htm

– 34 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

PAÍSES CANDIDATOS Y CANDIDATOS POTENCIALES

Algunos países del sureste europeo, como Albania, Croacia y la anti-


gua República Yugoslava de Macedonia, se encuentran en un nivel inter-
medio de transición. En ellos la caída económica ha sido más profunda y
el proceso de consolidación mucho más lento, hasta el punto que en el año
2006 ninguno había igualado el PIB equivalente al del año 1989. En un
principio el éxito fue atribuible a la privatización, pero presentaron un gran
retraso en lo relativo a las reformas financieras, el control de las empresas
y las inversiones.
De estos países, Croacia ya ha iniciado las negociaciones de adhesión,
la antigua República Yugoslava de Macedonia ya ha sido considerado
como país candidato aunque aún no hayan comenzado las negociaciones
de adhesión, y todos los países de los Balcanes Occidentales –Albania,
Bosnia-Herzegovina, Montenegro y Serbia– son países candidatos poten-
ciales. Ello supone que, en camino hacia la integración europea, dichos
países contarán con asistencia específica comunitaria para aplicar el acer-
vo comunitario (que comprende la base común de derechos y obligaciones
de todos los países miembros en los «tres pilares» de la Unión) y, por lo
tanto, para conseguir mejoras y reformas políticas y económicas que reper-
cutirán finalmente en toda la sociedad.
La estrategia de ampliación se basa en tres principios fundamentales7:
1. La consolidación del compromiso de la Unión Europea en relación
con la ampliación, esto es, su responsabilidad de garantizar la segu-
ridad, la estabilidad y la prosperidad en Europa y en el mundo.
2. La aplicación de condiciones de adhesión justas y rigurosas.
3. La estrategia de comunicación sobre la ampliación.

Así, las negociaciones de adhesión se realizan dentro de unos marcos


rigurosos de adopción y aplicación del acervo y de aceptación de los objeti-
vos políticos de los tratados. Comenzaron con Croacia y Turquía en octubre
de 2005, aunque aún no hay fecha provisional para la adhesión, y en ellos ya
se cumplen globalmente los criterios de Copenhague. No obstante les que-
dan asignaturas pendientes en la Administración Pública, en cuanto a las
prácticas y reformas judiciales y los derechos de las minorías, entre otras.

7 COM (2005) 561.

– 35 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

En los Balcanes Occidentales, el cumplimiento de las obligaciones deri-


vadas del Acuerdo de Estabilización y Asociación (cuyas negociaciones
comenzaron en 2005) en lo referente al fomento del comercio regional será
un elemento determinante el de la evaluación de la solicitud de adhesión.
Pero aún deberán intensificar la cooperación regional para poder alcanzar
una estabilidad a largo plazo, el desarrollo económico y la reconciliación.
La antigua República Yugoslava de Macedonia consiguió su estatuto de
país candidato en diciembre de 2005, aunque aún debe intensificar las
reformas en materia policial y judicial, lucha contra la corrupción y la apli-
cación íntegra del Acuerdo de Estabilización y Asociación. Albania firmó
su Acuerdo de Estabilización y Asociación en junio de 2006, mientras que
la negociación del Acuerdo de Estabilización y Asociación en curso con
Bosnia-Herzegovina depende aún de la cooperación plena y total de este
país, de Montenegro, y de Serbia con el Tribunal Penal Internacional para
la antigua Yugoslavia.
Por otro lado, las Asociaciones para la Adhesión y las Asociaciones
Europeas son el elemento central de la estrategia de preadhesión: identifi-
can los ámbitos prioritarios en los que se debe progresar y constituyen el
marco de la ayuda financiera –Instrumento de Ayuda de Preadhesión
(IPA)– que contribuye al cumplimiento por parte de los países candidatos
de las condiciones necesarias para asumir las políticas comunitarias.
En el año 2000 se creó la Agencia Europea para la Reconstrucción con
sede en Salónica (Grecia) con el objetivo de gestionar los principales
programas de asistencia de la Unión Europea en Serbia y Montenegro
(la República de Serbia, Kosovo y la República de Montenegro) y la anti-
gua República Yugoslava de Macedonia. Dichos programas quieren:
— Contribuir al buen gobierno, la construcción de las instituciones y
el Estado de Derecho.
— Seguir apoyando el desarrollo de una economía de mercado y con-
tinuar invirtiendo en la infraestructura física imprescindible y en
medidas medioambientales.
— Apoyar el desarrollo social y el fortalecimiento de la sociedad civil8.

Resultado del balance positivo en las tareas esenciales de reconstruc-


ción en Serbia, Montenegro y la antigua República Yugoslava de Macedo-

8 Agencia Europea para la Reconstrucción, en: http://www.ear.eu.int/eulang/es.htm

– 36 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

nia, la Agencia Europea para la Reconstrucción irá concluyendo progresi-


vamente sus actividades hasta finales del año 2008.

Movimientos migratorios desde los países del este


hacia la Unión Europea

Una vez sentadas las bases diferenciadoras entre los nuevos países
miembros, los países de la Europa del Este (candidatos potenciales o no) y
la Unión Europea-15, estamos en condiciones de profundizar en los fenó-
menos migratorios propiamente dichos.

MIGRACIÓN INTERNACIONAL: CAUSAS Y CONSECUENCIAS

Definimos al migrante internacional como toda persona que cruza una


frontera, cambia su lugar de residencia y tiene una nacionalidad diferente
a la del país de acogida en el momento de la llegada9. En Europa se suele
tener en cuenta el criterio jurídico de nacionalidad para medir la población
inmigrante: son inmigrantes las personas que no tienen la nacionalidad del
país de acogida.
Las causas de las migraciones pueden explicarse, siguiendo a Ravens-
tein10, con las teorías del push y pull. De este modo se diferencia entre:
1. Factores de expulsión o de oferta, que son los que motivan al indivi-
duo a emigrar y están relacionados tanto con el país de origen como
con el de destino, o ambos; entre dichos factores se encuentra:
— El desempleo o subempleo en el país de origen.
— Las escasas perspectivas económicas en el país de origen.
— La tradición migratoria.
— Los conflictos bélicos, persecución por razones políticas o reli-
giosas.
— La disponibilidad o posibilidades de acceso a los recursos eco-
nómicos para emigrar.

9 ARGELEY VILAR, Patricia (coord.): El fenómeno de la inmigración en Europa. Perspectiva

jurídicas y económicas, p. 17, Dykinson, Madrid, 2005.


10 RAVENSTEIN, E. G.: The Laws of Migration (1885 y 1889), recogido en ARGELEY VILAR,

Patricia. (coord.): opus ctada, p. 107.

– 37 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

2. Factores de atracción, que son los ejercidos en el país de destino, y


son, entre otros:
— Las perspectivas económicas y sociales.
— Las libertades y derechos humanos.
— La seguridad.
— Relaciones históricas y culturales.
— Proximidad lingüística y geográfica.

También influyen factores tecnológicos relacionados con la globaliza-


ción de la economía, los transportes y las comunicaciones, que facilitan el
desplazamiento e interrelacionan comercios y economías nacionales, y con-
tribuyen a crear en el imaginario del emigrante un idílico mundo occidental.
Mención especial merecen los migrantes irregulares (también conoci-
dos como inmigrantes indocumentados o, incorrectamente, ilegales) cuya
particularidad es el ingreso en el país de acogida sin los documentos y per-
misos necesarios, y a veces consentido tácitamente por los propios países
de acogida, al responder a la demanda de mano de obra sin producir gas-
tos sociales ni medidas de protección específicas. Son dos los tipos gene-
rales de inmigrantes en situación irregular: los que han conseguido entrar
en el país receptor de modo ilegal y aquellos que han entrado legalmente
pero que se quedan en el territorio más tiempo del permitido en su tarjeta
de residencia o incluso los refugiados o demandantes de asilo, que una vez
finalizado el periodo o la situación acordada, deben volver a su país de ori-
gen y no lo hacen.

FLUJOS MIGRATORIOS PROCEDENTES DE LOS PAÍSES DEL ESTE


Las políticas migratorias de los países de la Europa Oriental y que pre-
cedieron a la caída de la URSS se caracterizaron por la restricción en el
acceso a Occidente. Tan sólo existía una migración laboral limitada en la
antigua Yugoslavia, Polonia y Hungría. Aún así se dieron migraciones étni-
cas alemanas procedentes de la República Checa, Polonia, Rumania, URSS
y Yugoslavia; migraciones de alemanes del este hacia la Alemania del
Oeste (sobre todo hasta 1961 y entre 1989-1991); migraciones judías pro-
cedentes de Rumania y de la URSS hacia Israel o Estados Unidos; migra-
ciones de trabajadores yugoslavos y sus familias hacia la Europa Occiden-
tal en la década de los años sesenta; y movimientos migratorios ilegales de
polacos también hacia el occidente europeo.

– 38 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

El final de socialismo soviético transformó los comportamientos


migratorios en la Europa del Este. Sus causas11 las encontramos en:
— La democratización que vino de la mano de la libertad individual,
en particular en lo referido a la elección del país de residencia.
— La introducción de la economía de mercado y la multiplicación de
las relaciones internacionales, la reorganización de los mercados
internacionales y las posibilidades de empleo en el extranjero.
— La restructuración económica, acompañada del aumento de desem-
pleo y de la apertura de los mercados laborales internacionales.
— La diferencia de los niveles de vida en Europa Occidental y Euro-
pa Central y Oriental, así como entre los propios países comunistas.
— La caída de los Estados multinacionales como la antigua URSS y la
antigua Yugoslavia.

DE PAÍSES MIEMBROS DE LA UNIÓN EUROPEA


HACIA OTROS PAÍSES COMUNITARIOS

Las dos últimas ampliaciones hacia el este han supuesto la incorpora-


ción de aproximadamente 108 millones de personas, es decir, el 28% de la
población de la Unión Europea-15, situando a la Unión Europea en el ter-
cer puesto demográfico, tras China y la India.
De los 31 capítulos en que se dividió la negociación de los nuevos Esta-
dos a la Unión Europea tan sólo diez no presentaron problemas12: eran los
referidos a la Unión Económica y Monetaria, estadísticas, política indus-
trial, pequeñas y medianas empresas, ciencia e investigación, educación y
formación, cultura y política audiovisual, protección de consumidores
y salud, control financiero, política exterior y de seguridad común. Para los
restantes se establecieron arreglos transitorios (por capítulo y por país).
Uno de dichos arreglos fue el Capítulo II relativo a la libre circulación de
personas: se limitaron hasta siete años el acceso de los nacionales de los
nuevos países miembros, a excepción de Chipre y Malta, al mercado labo-
ral de la Unión Europea. No obstante, Irlanda, Suecia y el Reino Unido

11 PHILIPOV, D. y DORBRITZ, J.: opus ctada, p. 148.


12 MORILLAS GÓMEZ, Javier: «La inmigración de Europa del Este a España, ¿costes o benefi-
cios? Un modelo de movilidad de factores», en Boletín económico de ICE, número 2.844, p. 37,
9 a 15 de mayo de 2005.

– 39 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

otorgaron a los trabajadores de los nuevos países miembros el derecho de


acceso a su mercado de trabajo, como haría posteriormente (en el verano
de 2006), Grecia, Portugal y Finlandia.
Irlanda registró un aumento de los flujos migratorios del 50%, atribuible
principalmente a los países miembros adheridos en el año 2004 (excepto Chi-
pre y Malta, cuya repercusión a nivel migratorio es muy limitada), aunque fue
en el Reino Unido donde estos inmigrantes entraron con más fuerza. De los
países nórdicos ha sido Suecia la que más ha sentido la inmigración proce-
dente de los países miembros del este (tres cuartos procedían de Polonia). En
Noruega dicha migración originaria del este europeo aumentó un 80%13.
Entre los años 2004 y 2005, el mayor número de inmigrantes proceden-
tes de los países miembros de la Europa del Este hacia otros países de la
Unión Europea eran de origen polaco (sobre todo en Islandia, Suecia y
Noruega). En Finlandia, el principal país de origen era Estonia, mientras
que Dinamarca acogía prácticamente el mismo número de inmigrantes
procedentes de los países bálticos que de Polonia.

DE PAÍSES TERCEROS HACIA LA UNIÓN EUROPEA

Muchos de los flujos migratorios en Europa Central y Oriental proce-


den de la migración interregional y se concentran en dos polos: los países
de la antigua URSS y aquellos de la antigua Yugoslavia. Existen polos
secundarios de migración intrarregional: Hungría-Rumania y República
Checa-República Eslovaca; Polonia-Ucrania y Bulgaria-Rusia14.
Algunos de los nuevos países de la Unión Europea son países de trán-
sito hacia la Europa Occidental: Polonia y la República Checa son países
de tránsito hacia Alemania: Bulgaria, Hungría y la República Eslovaca son
el paso para los que quieren llegar a Grecia o Austria; los países bálticos
son el trampolín para la Europa del Norte.
Así, los flujos migratorios más importantes procedentes de países de la
Europa del Este no comunitarios hacia la Unión Europea se encontraban en
los nuevos países miembros (y Alemania)15. En el año 2005, Hungría aco-

13 Organización para la Cooperación y el Desarrollo en Europa (OCDE): «Perspectives des

migrations internationales», en Rapport annuel, édition 2007, SOPEMI 2007.


14 PHILIPOV, D. y DORBRITZ, J.: opus ctada, p. 158.
15 SALT, John: Evolution actuelle des migrations internationales en Europe, p. 19, Comité

Europeo sobre las Migraciones, Consejo de Europa, marzo de 2006.

– 40 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

gió inmigrantes extranjeros procedentes fundamentalmente de Europa Cen-


tral y Oriental y de la antigua URSS. La población más numerosa procedía
de Rumania (47,5%) seguida por los nacionales de la antigua Yugoslavia.
Los ucranianos representaban el 9,8% y los yugoslavos el 9,6%. En Eslova-
quia los inmigrantes procedían fundamentalmente de la República Checa,
Ucrania, Polonia y Hungría; en la República Checa los inmigrantes proce-
dentes de Europa Central y Oriental, más Rusia y Ucrania, representaban el
67% del total, sólo los ucranianos ya significaban el 30,8% de los inmigran-
tes. En Rumania los grupos más importantes eran originarios de Moldavia
(18,1%) y de Turquía (11,9%). Polonia, por su parte, recibía inmigrantes
procedentes de Ucrania (33%), de Bielorrusia (8%), de la Federación Rusa
(5%) y de Armenia (4%). Es importante el caso de Alemania, que recibió
más de un tercio de los extranjeros de la Unión Europea, de los cuales más
de la mitad procedían de la Europa Central y Oriental, y más de tres cuar-
tos de los procedentes del resto de Europa (incluida Turquía).

Inmigrantes procedentes de los países del este en España

En el año 2005, por segundo año consecutivo, los rumanos constituye-


ron el grupo nacional más numeroso en territorio español, alcanzando las
94.000 personas. España, que en los últimos años había sido el principal
país de destino de búlgaros y rumanos16, decidió aplicar un periodo de
transición para el acceso de los nacionales procedentes de estos países tras
su adhesión a la Unión Europea, en enero de 2007.
Según el Anuario Estadístico de Inmigración 2006 elaborado por el
Observatorio Permanente de la Inmigración17, el 19,68% de los trabajado-
res extranjeros en alta laboral en la seguridad social a 11 de enero de 2007
era nacional de países pertenecientes a la Europa comunitaria y el 15,04%
era europeo no comunitario. El colectivo mayoritario de países comunita-
rios era el rumano (9,13%). Los búlgaros, los ucranianos y los polacos
representaban respectivamente el 2,45%, el 2,06% y el 1,94% del total de
los trabajadores extranjeros dados de alta. A finales del año 2006, el 5,56%

16 OCDE: «Perspectives des migrations internationales», opus citada.


17 Dependiente de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración, del Ministerio de Tra-
bajo y Asuntos Sociales. La información estadística actualizada se encuentra disponible, en:
http://extranjeros.mtas.es/es/general/DatosEstadisticos_index.html

– 41 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

de los demandantes de empleo extranjeros eran rumanos, el 2,08% búlga-


ros, el 1,79% ucranianos y el 1,23% búlgaros.
Por su parte, el porcentaje de alumnos procedentes del este europeo
matriculados y graduados en enseñanzas universitarias españolas es prác-
ticamente nulo, aunque sí que están presentes y en progreso en enseñanzas
no universitarias: respecto al curso 2004-2005, el alumnado no universita-
rio con un mayor incremento porcentual corresponde al colectivo lituano
(con un 305,35%), seguido del boliviano, del paquistaní, y del rumano
(este último con un 35,24%).
Respecto a la expedición de visados durante el año 2006, el 3,16% fue
expedido en las oficinas consulares de países miembros de la Unión Eu-
ropea y el 40,98% en las oficinas consulares en otros países europeos no
comunitarios. Según país de expedición, la Oficina Consular Española en
Rusia expidió el mayor número de los visados de estancia (37,56%);
Rumania fue el país que más visados de residencia expidió.
En cuanto a los inmigrantes en situación irregular en España, éstos pro-
ceden, en primer lugar, del norte de África y de Iberoamérica. En tercer
lugar se encuentran los países del este de Europa, principalmente Ruma-
nia, Ucrania y Polonia.
Los países de procedencia de los solicitantes de asilo, en función del
mayor número, son los siguientes: Argelia, Rumania, Armenia, Sierra
Leona, Colombia, Ucrania, Rusia, Cuba y Georgia.

Transnacionalismo: multilocalidad e identidad


Las migraciones internacionales han hecho emerger las denominadas
«comunidades transnacionales», que son aquellas formadas por individuos
o grupos de individuos, asentadas en diferentes sociedades nacionales,
que comparten referencias e intereses comunes –territoriales, religiosos,
lingüísticos– y utilizan redes transnacionales para consolidar la solidari-
dad más allá de las fronteras nacionales18.
Las dinámicas reticulares explican el aumento y continuidad de los
movimientos migratorios, así como el desarrollo de vínculos y relaciones

18 KASTORYANO, Riva: «Asentamiento, comunidades transnacionales y ciudadanía, en «Las

migraciones internacionales 2000», en Revista internacional de ciencias sociales, número 165,


p. 58, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), sep-
tiembre de 2000.

– 42 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

transnacionales con sus localidades o países de origen19. Se crean unas


redes sociales basadas en el principio de reciprocidad que facilitan la
incorporación y adaptación de los nuevos inmigrantes (procedentes de un
mismo lugar de origen) a las sociedades de asentamiento. Al mismo tiem-
po, vinculan el país de origen con el de residencia y promueven la partici-
pación en los dos espacios, algo que per se va contra la lealtad unívoca que
se le exige a los miembros de una comunidad política (un ciudadano, un
voto). Las diferencias, pertenencias y lealtades confunden derecho e iden-
tidad, cultura y política, Estados y naciones.
Estas relaciones transnacionales tienen consecuencias en los cambios
de las estructuras familiares tradicionales. El proyecto migratorio, iniciado
en el seno familiar, forma parte de toda una estrategia familiar para garan-
tizar la seguridad económica, por lo que suele implicar compromisos pre-
migratorios. Nacen de esas dinámicas las familias transnacionales, que
suponen el establecimiento de unidades domésticas multilocales (sus
miembros residen en al menos dos Estados-nación).
Emergen de este modo ámbitos sociales transnacionales, definidos
como espacios desterritorializados. La desterritorialización no es sino:
«El fenómeno social desarrollado por grupos étnicos, movi-
mientos sectarios y formaciones políticas que trascienden fronte-
ras territoriales específicas, afectando a las tradicionales lealta-
des de estos grupos con respecto a los Estados-nación y a las
estrategias desarrolladas tanto por los Estados emisores como
receptores de inmigrantes para mantener estas lealtades. La dife-
rencia con la diáspora reside en que la gente que vive la diáspo-
ra (judíos o armenios) preserva su cultura al margen de la exis-
tencia de un Estado. Sin embargo, los Estados-nación desterrito-
rializados podrían vivir en cualquier parte del mundo y no vivir
fuera del Estado»20.

Estas realidades no hubieran podido darse en otro momento:


«La globalización, entendida como el conjunto de procesos
tecnológicos, económicos, sociales, políticos, militares, culturales

19 SÁNCHEZ MOLINA, Raúl: «Mandar a traer». Antropología, migraciones y transnacionalis-

mo, p. 17, editorial Universitas, Madrid, 2005.


20 SÁNCHEZ MOLINA, Raúl: opus citada, pp. 42 y siguientes.

– 43 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

y psicológicos que, cada vez con más frecuencia, superan las


barreras nacionales y estatales, y generan dinámicas e interaccio-
nes nuevas a las que las concepciones y estructuras tradicionales
de las relaciones internacionales no encuentran respuesta21, ha
permitido la emergencia de estas nuevas realidades hace unos
años impensables.»

En este sentido, y sin separarlo del contexto que ha permitido su emer-


gencia, queremos definir el transnacionalismo como:
«El proceso por el cual los migrantes, a través de sus activida-
des cotidianas y relaciones sociales, económicas y políticas crean
campos socioculturales que atraviesan las fronteras nacionales. Al
vivir “aquí y allá” se convierten en transmigrantes y, por lo tanto,
en ciudadanos protagonistas en la construcción de más de un Esta-
do-nación»22.

No es fácil aplicar el transnacionalismo a las comunidades procedentes


de la Europa del Este y asentadas en territorio comunitario. La importan-
cia de los flujos migratorios y en general del fenómeno de la emigración
en Europa del Este es relativamente nuevo. Los mayores movimientos
demográficos comenzaron tras la caída del bloque socialista, con el final
de la guerra fría. Además, los desplazamientos de los nacionales de los paí-
ses del este no suelen ser permanentes, si no más bien, temporales y de
corta duración. Aún así, ya se aprecian dinámicas reticulares que facilitan
la incorporación de las poblaciones del este en los países más occidentales,
ya han aparecido asociaciones de grupos de inmigrantes del este (o por
nacionalidades), aunque apenas ha comenzado un auténtico proceso de
integración.
No obstante, su incorporación a las sociedades de acogida no supone
un choque cultural, está más marcado por la desilusión frente a las expec-
tativas que a la propia diferencia sociocultural: los inmigrantes proceden-
tes de Europa del Este son jóvenes (menores de 30 años) y tienen un nivel
educativo y de ocupación laboral superior a la media de los colectivos
inmigrados.

21 SAHAGÚN, Felipe: De Gutenberg a Internet. La Sociedad Internacional de la Información,

p. 226, Estudios Internacionales de la Universidad Complutense, Madrid, 1998.


22 SÁNCHEZ MOLINA, Raúl: opus citada, p. 43.

– 44 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

Conclusiones

No podemos establecer con precisión dónde empieza o termina la


Europa del Este. El propio concepto de «Europa Oriental o del Este», pura-
mente político y empleado para incluir a los países de influencia soviética,
fue transformándose hasta redescubrir, con la caída de la URSS, el de
«Europa Central y Oriental». Las prácticas de la Unión Europea nos reve-
lan algunos límites del antiguo continente, allí donde no han sido defini-
dos por los agentes geográficos.
La Unión Europea ya no es occidental: en mayo de 2004 tuvo lugar una
ampliación sin precedentes hacia el este con la adhesión de diez nuevos
países, situados precisamente en las fases más avanzadas de la transición
hacia las democracias competitivas. La propia adhesión a la Unión Eu-
ropea contribuyó y contribuye a la aceleración del proceso de reformas:
primero por las ayudas como países candidatos para alcanzar el acervo
comunitario; una vez dentro, al ser los más pobres de Europa y los que pre-
sentan mayores deficiencias, son los mayores beneficiarios de las ayudas
comunitarias para alcanzar la convergencia y cohesión regional.
Croacia y Turquía están en plenas negociaciones hacia la adhesión, la
antigua República Yugoslava de Macedonia aún no las ha comenzado pero
ya es un país candidato. El gran reto de la ampliación de la Unión Europea
está en los países balcánicos, considerados como «candidatos potenciales».
Todos ellos se benefician de diversas ayudas europeas a partir de las Aso-
ciaciones para la Adhesión, las Asociaciones Europeas y la Agencia Eu-
ropea para la Reconstrucción.
En cuanto a las dinámicas migratorias procedentes del este eran de esca-
sa importancia cuantitativa antes de la caída del bloque soviético, debido
fundamentalmente a las políticas restrictivas. Así, el final del socialismo
supuso la apertura de los mercados laborales internacionales y las liberta-
des individuales, algunas de las razones fundamentales de la transformación
y aumento de los comportamientos migratorios. La ampliación de la Unión
Europea hacia el este también condicionó el aumento de los flujos proce-
dentes de la Europa Central y Oriental hacia Occidente, aunque la libre cir-
culación de estos nacionales fue objeto de un arreglo transitorio que limita-
ba hasta siete años el acceso de nacionales de los nuevos países miembros.
Los principales flujos migratorios del este comunitario se dirigían
hacia el norte de Europa (Irlanda, Suecia, Reino Unido y Alemania). Espa-
ña también recibe cada vez más inmigrantes procedentes del este de Euro-

– 45 –
MIGRACIÓN Y TRANSNACIONALISMO EN LA EUROPA DEL ESTE

pa, hasta el punto que los rumanos constituyen el grupo nacional más
numeroso entre los extranjeros.
Las características de estos inmigrantes son heterogéneas, aunque suele
tratarse de personas jóvenes, con un nivel educativo superior al de la media
de los inmigrantes y con mayor ocupación laboral. Los más jóvenes y con
estudios hacen del proyecto migratorio una etapa hacia el ascenso socioe-
conómico y piensan en el retorno (se trata de una migración temporal).
Sólo las familias con primo-migrantes mayores piensan en la inmigración
permanente. Se aprecian sin embargo, dinámicas reticulares: ya han apare-
cido las primeras asociaciones de apoyo a los inmigrantes del este (para
la llegada al país de acogida y para su incorporación y posterior integra-
ción), pero aún es muy pronto para hablar de estas auténticas comunidades
transnacionales.

Notas bibliográficas

Prácticamente todos los datos del presente capítulo proceden de sitios web de insti-
tuciones y organizaciones internacionales que ofrecen información actualizada y análisis
(informes y publicaciones on-line): como el de la ONU (www.un.org), la UNESCO
(www.unesco.org), la OCDE (www.oecd.org), la Unión Europea (www.europa.eu), el
Consejo de Europa (www.coe.int) e incluso centros de estudios, como el Real Instituo
Elcano de Relaciones Internacionales (www.realinstitutoelcano.org) o el Centro de Altos
Estudios de la Europa Central y Oriental (www.caeeco.com.arg).
Las principales obras bibliográficas consultadas son las que siguen:
ARGELEY VILAR, Patricia (coord.): El fenómeno de la inmigración en Europa. Perspecti-
vas jurídicas y económicas, Dykinson, Madrid, 2005.
FERRERO, Ruth (ed.): Nacionalismos y minorías en Europa Central y Oriental, editado
por el Institut de Ciènces Polítiques i Socials, Barcelona, 2004.
SÁNCHEZ MOLINA, Raúl: «Mandar a traer». Antropología, migraciones y transnaciona-
lismo, editorial Universitas, Madrid, 2005.

BÁRBARA FERNÁNDEZ GARCÍA


Licenciada en Periodismo.
Investigadora de Relaciones Internacionales

– 46 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

Europa ha sido durante muchos siglos poco más que un nombre geo-
gráfico usado para designar a uno de las cinco continentes en que se ha
considerado tradicionalmente dividida la superficie de la Tierra. En nues-
tra cultura occidental, Europa se conoce también como el Viejo Continen-
te. Aunque la mitología griega ya incluía a Europa, durante muchos siglos
una identidad europea o la idea de una Europa más allá de lo geográfico
no pasaba de ser un concepto abstracto que sólo manejaban unos pocos y
que no se compadecía con la realidad ni los sentimientos de los pueblos del
continente. Esos pueblos y posteriormente los Estados correspondientes
estaban con demasiada frecuencia enfrentados cuando no luchando con los
vecinos.
Esas luchas eran en muchos casos motivadas por las ambiciones expan-
sionistas de gobernantes despóticos deseosos de aumentar sus dominios.
Más adelante los enfrentamientos fueron motivados por razones económicas
e irredentismos de diverso tipo, en la mayoría de los casos étnicos o cultura-
les. En determinados momentos estelares de la historia del continente, han
surgido líderes que, apoyándose en el poderío de su propio Estado, han pre-
tendido unificar partes más o menos extensas de Europa con una intención
que iba más allá de la simple conquista territorial. Algunos de esos líderes
como Julio César, Trajano, Carlomagno, Carlos I, Gustavo Adolfo y Napo-
león tuvieron una idea de Europa más o menos clara pero contribuyeron de
una manera decisiva con sus guerras y conquistas a que la idea de una Euro-
pa más allá de lo geográfico fuese tímidamente germinando.
El Viejo Continente es, pese a su limitada extensión, muy variado en cli-
mas y orografía. Desde tiempos remotos se ha diferenciado el norte del sur

– 47 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

de Europa y también la parte occidental de la oriental. Las fronteras entre


esas «Europas» no están claramente definidas. Muchos historiadores y geó-
grafos consideran la Europa Central como una de las partes en que se puede
dividir el continente. Ello supone que muchos de los países que algunos
consideran pertenecientes a la Europa del Este, sean incluidos por otros en
la Europa Central o Centroeuropa. El concepto de Europa del Este es obvia-
mente geográfico, sin embargo, se han sumado al mismo connotaciones de
carácter religioso o étnico y en ocasiones políticas. En efecto, muchos
de los habitantes de Europa del Este son eslavos pero hay entre ellos pue-
blos como el magiar, el rumano y otros que no lo son. En el aspecto religio-
so la mayoría de los habitantes son cristianos ortodoxos aunque hay países
como Polonia profundamente católicos y existen minorías católicas y de
otras religiones en muchos países. En cualquier caso, la discusión sobre las
fronteras geográficas de la Europa del Este se ha visto superada durante
muchos años por otros condicionantes. En efecto, la denominación Europa
del Este ha estado asociada y se ha aplicado desde el final de la Segunda
Guerra Mundial hasta la caída del muro de Berlín a aquellos países con
regímenes políticos más o menos totalitarios inspirados en una ideología
marxista. A esa Europa del Este nos referiremos en este capítulo con la con-
ciencia clara de que es necesaria una reconsideración de todos estos concep-
tos en una Europa que ha iniciado el camino definitivo de su unidad econó-
mica y marcha hacia una unidad política más o menos perfecta.

Del dominio imperial al yugo comunista

Al hablar de la Europa del Este de hoy es preciso distinguir entre los


Estados independientes, al menos nominalmente, desde antes de la desin-
tegración de la Unión Soviética y de aquellos que, aunque en algún
momento histórico pudieron ser independientes, recuperaron su soberanía
tras la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Para
un análisis completo de la defensa en la Europa del Este sería preciso
remontarnos al comienzo de la era cristiana. Por razones de espacio, me
limitaré a hacer unas consideraciones históricas sobre las consecuencias de
la Primera Guerra Mundial en esa parte del continente. Esa terrible guerra
causó millones de muertos, sacó a la superficie irredentismos enconados y
supuso la desaparición de imperios centenarios que dominaban extensas
zonas de Europa del Este. La Primera Guerra Mundial propiamente dicha

– 48 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

se desarrolló entre los años 1914 y 1918. Sin embargo, si tenemos en cuen-
ta que entre los años 1918 y 1921 tuvieron lugar la guerra civil rusa, la gue-
rra civil húngara, la guerra polaco-soviética y la guerra greco-turca parece
adecuado decir que entre los años 1914 y 1921 los pueblos de Europa del
Este no vivieron en paz. Muchos autores consideran además que las luchas
de esos largos años no fueron decisivas y que hasta el año 1945 no se resol-
vieron los conflictos existentes en esa zona. Otros autores piensan que la
solución no se produjo hasta el año 1991 y hay quien piensa que todavía
no se ha llegado a alcanzar la estabilidad total.
Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, las estructuras geopolíti-
cas de los tres grandes bloques en que se pueden agrupar a los contendien-
tes fueron tentativas. Los aliados occidentales (Francia y el Reino Unido)
tuvieron que pasar dos años de precariedad hasta que el Reino Unido
pudiera formar un ejército, Italia se uniese a ellos y finalmente Estados
Unidos entrase en la guerra en abril de 1917. En cuanto a la Rusia impe-
rial, el socio más importante de los aliados, aunque montó una importante
ofensiva temprana, toda su participación en la guerra se vio perturbada por
una ineficaz movilización, la falta de comunicaciones y un dudoso poten-
cial industrial. Finalmente se colapsó no por una derrota militar completa
sino por razones políticas y revolucionarias.
Los Imperios centrales (Alemania y Austria-Hungría) aunque perdie-
ron el apoyo de Italia ganaron el del Imperio Otomano, se beneficiaron de
líneas de comunicación interiores y de una doctrina homogénea. De su
capacidad militar baste considerar que fueron capaces de mantener opera-
ciones en ocho teatros distintos: en el frente oeste (Bélgica y Francia), en
el frente este (Rusia), en los balcanes, en Oriente Medio, en el Cáucaso,
en Italia, en las colonias africanas y en el mar.
Serbia y Montenegro entraron en guerra al ser atacados y siempre se
consideraron con una superioridad moral aunque tenían sus propias aspira-
ciones como la conquista de Bosnia en poder de los austriacos. Bulgaria
entró en guerra en septiembre de 1915 con los Imperios centrales y pagó
un altísimo precio por ello. Rumania se unió a los aliados en agosto de
1916 como lo hizo Grecia en junio de 1917.
El resultado de aquellos terribles años de guerra, hambre y muerte
entre los años 1914 y 1921 fue decepcionante para Europa. En efecto, tras
la caída de los Imperios centrales y del Imperio Ruso nuevos Estados apa-
recieron en el mapa de Europa y una potencia extraeuropea, Estados Uni-
dos de América, comenzó su larga y a veces decisiva intervención en los

– 49 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

asuntos del Viejo Continente. Sin embargo, las aspiraciones de muchos


pueblos y minorías étnicas no quedaron satisfechas y los países perdedores
tuvieron que pagar un altísimo precio por la derrota. Una mala administra-
ción de la victoria, una negociación de los tratados poco generosa y una
Sociedad de Naciones inoperante hicieron que la paz que reinó en Europa
desde el año 1922 hasta 1939 fuese muy frágil y de poca duración. Austria,
Hungría, Checoslovaquia y Yugoslavia nacieron como consecuencia del
desmembramiento del Imperio Austro-Húngaro. Por su parte, Polonia,
Estonia, Letonia y Lituania consiguieron su independencia como conse-
cuencia del colapso del Imperio Ruso y fueron reconocidas en 1919 en la
Conferencia de Paz de París. Albania mantuvo la independencia que había
logrado poco antes de la Gran Guerra. Sin embargo, hubo otras naciones
como Ucrania, Bielorrusia, Georgia, Armenia y Azerbaiyán, que también
se separaron de Rusia aprovechando la Revolución de Octubre, recibieron
distinto trato. Su posterior más o menos forzosa integración en la URSS se
consideró desde Occidente como un asunto interno de la Unión Soviética
y una consecuencia de la victoria de los bolcheviques en la terrible guerra
civil rusa de los años 1918 a 1921.
Esta guerra fue en realidad una serie de pequeñas guerras civiles en
muchos casos con participación internacional, que se desarrollaron en el
inmenso territorio del recién extinto Imperio Ruso. Además de la guerra
civil rusa, entre los años 1918 y 1921 tuvieron lugar la guerra civil húnga-
ra, la guerra polaco-soviética y la guerra greco-turca que añadieron mise-
ria y destrucción a unos pueblos ya castigados por la Primera Guerra Mun-
dial. El estallido de esas guerras era señal de la inestabilidad existente y de
las aspiraciones frustradas al final de la Primera Guerra Mundial. Las con-
secuencias de esas guerras añadieron justificaciones para la revancha y ori-
gen de resentimientos que quedaron silenciados pero no suprimidos.
La mayoría de los nuevos países tuvieron un parto complicado y una
vida social, política y económica muy agitada. En efecto, había que crear
nuevas estructuras políticas y militares, reconstruir lo destrozado durante la
guerra, dotar de infraestructuras integradoras al nuevo Estado y afrontar
la presencia de minorías más o menos hostiles. Por su parte, algunos derro-
tados como Alemania y Bulgaria no asimilaron las consecuencias de la
derrota alimentando un revanchismo favorecido por las condiciones
impuestas por el Tratado de Versalles de 1919. La Conferencia de Paz de
París que alumbró ese Tratado y otros cinco, se organizó como un congre-
so de vencedores y no como una reunión general de los Estados de Euro-

– 50 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

pa. La Alemania de Weimar y la Rusia soviética no estuvieron presentes y


los otros Estados sucesores sólo fueron admitidos cuando acudieron como
peticionarios. No es el momento de glosar con detalle aquella Conferencia
pero lo cierto es que aunque en ella se reconocieron una docena de nuevos
Estados sólo se solucionaron una parte de los problemas pendientes y se
crearon otros. Un orden europeo había desaparecido pero el nuevo mode-
lo de Europa no era sostenible.
Desde el año 1921 hasta 1939 los Estados de Europa del Este que con-
sideramos se encontraban en una posición muy difícil. Hitler por un lado y
Stalin por otro eran a la vez posibles modelos a seguir y amenazas latentes
a su integridad. Ante esos colosos los países tendían a basar su defensa en
tratados, en muchos casos inspirados por Francia, con sus vecinos. La
«Pequeña Entente» formada por Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia
tenía por objeto frenar a Hungría. El más independiente «Pacto Balcánico»
formado por Rumania, Yugoslavia, Grecia y Turquía tuvo un carácter emi-
nentemente defensivo. Reemplazó a la «Pequeña Entente» a partir del año
1934, pero tenía el defecto de nacimiento de no incluir a Polonia, el país
militarmente más fuerte de la zona.
Por su trascendencia posterior es necesaria una corta reflexión sobre la
influencia comunista en la Europa del Este de aquellos años. Aunque los
partidos comunistas eran generalmente ilegales y no tenían muchos segui-
dores, constituían una provocación para los elementos nacionalistas y una
continúa preocupación para los distintos gobiernos. Dichos partidos cre-
cieron rápidamente al final de la Segunda Guerra Mundial favorecidos por
la decisiva participación del Ejército Rojo en la derrota de las fuerzas nazis
y sus aliados en esos países. Con el hábil apoyo de Moscú, los comunistas
(en partidos con diferente grado de radicalización y nombres diversos
según los casos) y algunos grupúsculos afines consiguieron en poco tiem-
po hacerse con el poder en la mayoría de las naciones de Europa del Este.
La importante contribución de la URSS a la victoria de los aliados en
la Segunda Guerra Mundial y su intransigente posición en la Conferencia
de Potsdam supuso una modificación muy favorable para la Unión Sovié-
tica de las fronteras en Europa del Este. Estonia, Letonia y Lituania se con-
virtieron en repúblicas de la Unión Soviética. Polonia vio rectificadas sus
fronteras tanto en el este como en el oeste, cediendo una gran porción de
su territorio a la URSS. Moldavia y Besarabia, separadas de Rumania, for-
maron la nueva república soviética de Moldavia. Rutenia, es el ejemplo
clásico de lo ocurrido con ciertos territorios en Europa del Este: en el año

– 51 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

1918 fue adjudicado a Checoslovaquia, en 1938-1939 pasó a Hungría,


en 1945 volvió a Checoslovaquia, pasando en 1947 a Ucrania, dentro de la
URSS, y en 1991 a la nueva Ucrania independiente. Finlandia mantuvo su
independencia pero con cesiones territoriales notables. El resto de los paí-
ses, Rumania, Bulgaria, Checoslovaquia y Hungría sufrieron también otros
cambios en sus fronteras con el resto de los vecinos. Los países citados
más Polonia, la artificial República Democrática Alemana, Albania y
Yugoslavia, quedaron constituidos como Estados de economía centraliza-
da y con un sistema basado en el modelo soviético con grandes desviacio-
nes en las dos últimas naciones.
En las reuniones de Teherán (diciembre 1943) y de Yalta (febrero 1945),
los tres grandes –Estados Unidos, el Reino Unido y la URSS– coordinaron
sus acciones y señalaron las grandes directrices para el desarrollo de la gue-
rra. Las diferencias surgidas en las anteriores reuniones se agudizaron en la
última que tuvo lugar en Potsdam del julio al 2 de agosto de 1945. En esa
Conferencia se sancionaron las nuevas fronteras y otros muchos aspectos
relativos a la administración de la victoria. Pese al lenguaje diplomático
usado, estaba claro que un abismo separaba a la visión del mundo de los alia-
dos occidentales y de la URSS. Además de otras muchas consecuencias, la
Segunda Guerra Mundial supuso un cambio radical en el equilibrio de poder
en el mundo, convirtiendo a Estados Unidos en la gran potencia mundial a
la que sólo la URSS podía hacer sombra. Por otra parte, muchos de los paí-
ses que tras la Segunda Guerra Mundial habían conseguido su independen-
cia de los Imperios centrales o del Imperio Ruso, tras la Segunda Guerra
Mundial quedaron indefensos ante el nuevo Imperio Soviético.

Un periodo sombrio

Una vez terminadas las hostilidades, en los países de la Europa del Este
comenzó un proceso político que en campo de la defensa supuso la parti-
cipación en casi todos ellos en el Pacto de Varsovia. Este Pacto fue creado
el 14 de mayo de 1955 como una respuesta tardía a la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y tenía su Cuartel General en Moscú.
Los dirigentes soviéticos consideraron en el año 1954 que se podía confiar
en la lealtad de las Fuerzas Armadas de las democracias populares. Por su
parte, el alto mando soviético vio la oportunidad de aprovechar el poten-
cial militar de esos países. La dependencia política de los satélites hacía

– 52 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

imposible una verdadera alianza de países libres, aunque en todo momen-


to se procuró mantener las formas en las reuniones y otros actos oficiales.
De cualquier manera, los militares soviéticos ejercían un férreo control
sobre el Pacto y ninguna de las Fuerzas Armadas de los países que forma-
ban parte del mismo, salvo la URSS y en algunos campos Polonia, eran
capaces de llevar a cabo acciones militares independientes.
En esos años surge la confusión sobre el concepto de Europa del Este
pues para muchos era usado para designar los países que habían caído en
el lado del «telón de acero» dominado por los soviéticos, aunque algunos
de esos países estuviesen situados geográficamente e históricamente en la
Europa Central. Los países bálticos de nuevo bajo la férula de Moscú,
siguieron las vicisitudes políticas de la Unión Soviética hasta que aprove-
chando el momento oportuno declararon su independencia en distintas
fechas de 1990. Finlandia, parte de cuyo territorio había pasado a la URSS,
aceptó un estatus de país neutral consiguiendo mantener su independencia.
Austria, tras una corta ocupación por los vencedores, mantuvo su indepen-
dencia con un estatus de neutralidad semejante al de Finlandia. El resto de
las naciones del este, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, República Demo-
crática Alemana, Rumania y Bulgaria siguieron un proceso político seme-
jante al de la URSS con un periodo de corte «estaliniano» a partir del año
1948 en el cual esos países se vieron forzados a copiar con casi total rigi-
dez el modelo del gran hermano soviético.
A partir del año 1955, empezó en esos países un proceso más o menos
agudo de «desestalinización» con diferencias notables en cada caso. Ese pro-
ceso permitió el nacimiento de diversas formas de «nacional comunismo»
que tuvo imitaciones en los partidos comunistas de Europa Occidental. Un
proceso tardío de «desestalinización» se desarrolló en Checoslovaquia pues
no comenzó hasta el año 1968. Este tardío proceso floreció con fuerza en la
«Primavera de Praga» bajo el liderazgo de Alexander Dubceck. El 21 de
agosto de 1968, más de medio millón de efectivos del Pacto de Varsovia
comenzaron la invasión del país y acabaron con el llamado «socialismo de
cara humana». Era la tercera vez que la URSS, sola o acompañada, interve-
nía brutalmente en su zona de influencia. El primer escenario, 1953, había
sido Berlín Este y el segundo, 1956, Budapest donde se suprimió de forma
sangrienta el deseo de libertad del heroico pueblo húngaro.
Yugoslavia no siguió el modelo general aunque la represión bajo Tito,
de los años 1945 a1947, fuera tan dura como la ejercida en los tiempos del
estalinismo en otros países. Sin embargo, las desviaciones del modelo

– 53 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

soviético en la colectivización del campo y en otros puntos doctrinales ter-


minaron con el alejamiento de Moscú hasta 1955 del régimen de Tito.
Yugoslavia nunca formó parte del Pacto de Varsovia. Tampoco lo hizo
Albania que tuvo durante decenios un peculiar y desastroso sistema políti-
co alejado de Moscú pero apoyado y sostenido con reservas desde Pekín.
Por razones de espacio se han señalado sólo las grandes líneas de unos
procesos complejos y diferenciados. Dentro del marco general señalado,
en los años de la guerra fría cada país siguió su camino y sería un grave
error pensar que todos los procesos fueron uniformes. Sin embargo, ese
periodo fue especialmente sombrío para la totalidad de los países que esta-
mos considerando.

Un cambio histórico

La desintegración del bloque soviético fue tan rápida que, aunque ocu-
rrió hace menos de 20 años, todavía parece un sueño. En menos de dos
años, entre 1989 y 1991, el mapa del este de Europa cambia de nuevo de
una forma radical, culminando un proceso que había ido fraguándose en
años anteriores. Los países que habían estado bajo la tutela soviética se
sacuden el yugo comunista. La reunificación de Alemania se produce el 3
de octubre de 1990. El Pacto de Varsovia se disuelve el 31 de marzo de
1991. La nueva Alemania sigue siendo miembro de la OTAN. Polonia,
Hungría, Bulgaria y Rumania, alcanzan su libertad tras procesos que se
desarrollan de forma casi simultáneamente.
Al principio del cambio, Checoslovaquia siguió un camino semejante.
Sin embargo, tras un proceso político pacífico y poco explicable, el 10 de
junio de 1993 se divide en dos Estados: la República Checa y Eslovaquia. En
Yugoslavia, muerto Tito en el año 1980, las funciones se ejercieron rotativa
y colectivamente. Aprovechando la situación creada en las repúblicas com-
ponentes declaran su independencia empezando Croacia y Eslovenia en
1991. Serbia se opuso con las armas a la secesión iniciándose la sangrienta
guerra de los Balcanes. La OTAN se vio obligada a intervenir en esa guerra
que se prolongó en Bosnia-Herzegovina hasta la firma de los Acuerdos de
Dayton en 1995. El proceso termina en el año 2006, tras años de guerra, des-
trucción e inestabilidad con la creación de seis nuevos Estados: Croacia,
Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Serbia y Montenegro. Queda
pendiente decidir sobre el estatus final de Kosovo, cuya historia reciente es

– 54 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

otro ejemplo de las dificultades de conseguir la estabilidad en una región en


que las diferencias étnicas y religiosas todavía pueden separar a un pueblo de
otro muy próximo y a una persona de su vecino.
El 12 de diciembre de 1991, el Parlamento de la Federación Rusa deci-
de abrogar el tratado por el que se fundó la URSS y de esa forma Letonia,
Estonia, Lituania, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Georgia, Armenia y
Azerbaiyán más cinco nuevos Estados en Asia Central consiguen oficial-
mente una independencia que ya habían conseguido de hecho. Entre los
años 1991 y 1995 se retiraron de Europa del Este en dirección a la nueva
Federación Rusa más de 520.000 soldados. Una era había terminado. Los
viejos sistemas defensivos no habían sido efectivos para preservar la paz
en el este de Europa, era necesario un nuevo modelo.

Nuevo modelo de defensa

Hemos visto como había cambiado la situación en Europa del Este en


pocos años. Los aliados del Tratado del Atlántico Norte asistieron con sor-
presa y cierta inquietud ante la evolución de los acontecimientos, pregun-
tándose qué se podía hacer para conseguir que la seguridad en Europa y en
particular en la del este siguiese un camino mas positivo tras las confron-
taciones de la guerra fría. La respuesta de los aliados se dio en la Cumbre
de Londres celebrada en julio de 1990. En esa Cumbre, la OTAN extendió
una mano amistosa a los países hasta entonces situados al otro lado de la
vieja divisoria este-oeste proponiendo una relación cooperativa con todos
los países de la Europa del Este. La idea se fue desarrollando y en diciem-
bre de 1991 se crea el Consejo de Cooperación del Atlántico Norte
(CCAN), un foro de consultas en el cual los miembros de la OTAN y sus
nuevos socios pudieran intercambiar opiniones sobre asuntos de interés
común. Mientras se discutía el texto del comunicado final, el embajador
soviético anunció que la Unión Soviética se había disuelto y que él era sólo
el representante de la Federación Rusa.
El nuevo Concepto Estratégico de la Alianza publicado en noviembre de
1991 ya recogía una aproximación más amplia a la seguridad. diálogo y
cooperación serían a partir de entonces partes esenciales de la aproximación
necesaria para afrontar los numerosas retos a que se enfrentaba la Alianza.
Las consultas en el CCAN en los años inmediatamente posteriores a la gue-
rra fría se centraban en temas pendientes de la situación anterior como la

– 55 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

retirada de las tropas rusas de los países bálticos También se estableció una
cooperación política sobre asuntos relacionados con defensa y seguridad.
Sin embargo, el CCAN estaba centrado en el diálogo político multilateral y
carecía de mecanismos para que cada socio pudiese establecer una relación
cooperativa individual con la OTAN. Esta situación cambió cuando se lanzó
oficialmente la Asociación para la Paz (APP) en la Cumbre de Bruselas de
1994. Aunque antes de 1994 ya se había recorrido un cierto camino en la
adaptación de la Alianza a la situación estratégica creada tras la desapari-
ción del Pacto de Varsovia y el fin de la guerra fría. Sin embargo, los éxitos
de la iniciativa hacia los países del antiguo Pacto y los logros del más difí-
cil Diálogo Mediterráneo, lanzado también en la misma Cumbre, marcaron
la dirección a seguir en los siguientes años. En la misma línea se enmarcan
las relaciones especiales con Rusia y Ucrania que han avanzado también de
forma impresionante a lo largo de los últimos años, como hemos recogido
puntualmente en la revista Panorama. En paralelo con las múltiples activi-
dades de las iniciativas aliadas de cooperación, las relaciones con otros paí-
ses han ido creciendo en número y calidad.
La mano que se extendió a tantos países en el año 1994 fue un gesto
que cambió para muchos la percepción de la OTAN como un coto cerrado
y secreto en el que los planes defensivos constituían la única razón de su
existencia. La APP está orientada a la cooperación en temas de defensa y
el aspecto operativo de la APP está encaminado a reforzar la estabilidad y
reducir los riesgos. Desde que se creó en el año 1994 hasta el año 2006 se
han unido a la APP, 33 países firmando el Documento-Marco. Diez de esos
países pasaron en dos grupos a convertirse en miembros de la Alianza.
Hungría, Polonia y la República Checa lo hicieron en el año 1999 y Bul-
garia, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumania en el
año 2004. Con ellos la Alianza alcanzó el número de 26 miembros que
tiene actualmente. La tarea principal de la APP es mejorar la habilidad de
los socios para actuar de forma concertada con los aliados.
A través de diversos mecanismos se ayuda a los socios a actuar conjun-
tamente con las fuerzas de la OTAN. La contribución esencial de la APP es
asegurar un diálogo entre la OTAN y cada participante o socio. Las herra-
mientas usadas son diversas destacando el Plan de Asociación Individual
(IPP) de carácter bienal y establecido entre cada país y la OTAN y el Pro-
ceso de Planeamiento y Análisis (PARP) que sigue el modelo de planea-
miento de fuerzas de la propia OTAN y se ofrece a los socios como una
herramienta opcional. En el aspecto operativo el Concepto de Capacidades

– 56 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

Operativas (OCC) sirve para ayudar a los socios a alcanzar los niveles ope-
rativos de las fuerzas aliadas. El Marco Político-Militar permite a los
socios participar en las consultas políticas y en la toma de decisiones así
como en el planeamiento operativo y en la generación de fuerzas para las
operaciones APP lideradas por la OTAN. Existen también proyectos con-
juntos financiados por uno o más países aliados (APP trust fund) que per-
miten a los socios sufragar los costes de ciertos trabajos como la destruc-
ción de munición en mal estado, de minas y de otros materiales peligrosos
sobrantes de la guerra fría.
La APP con más de 12 años de existencia es una asociación con meca-
nismos bien probados que atiende no sólo las necesidades de los socios que
desean unirse a la Alianza sino también a aquellos otros que sin tener ese
objetivo desean mantener una relación estrecha y reglada con ella. Para los
países que han sido admitidos como candidatos a ser futuros miembros
(Albania, Croacia y Macedonia) existen planes especializados como el
Plan de Acción para ser Miembros que les apoya en la difícil tarea de aco-
modar sus estructuras, niveles de alistamientos y otros aspectos relaciona-
dos con la defensa a los que tienen los miembros de la Alianza. En el año
1997 se creó el Consejo de Asociación Euro-Atlántico en 1997 para susti-
tuir a CCAN y partiendo de sus logros facilitar el camino hacia una aso-
ciación más mejorada y más operativa.
Sin entrar en los detalles de los mecanismos existentes para llevar ade-
lante las especiales relaciones de la OTAN con Rusia y Ucrania es preciso
señalar que esas relaciones han avanzado de forma muy positiva. Sin olvi-
dar que ambos países son también socios de la APP, es preciso reconocer
el acierto de mantener con ellos una relación especial en el marco de la
Comisión OTAN-Ucrania (NUC) y del Consejo OTAN-Rusia (NRC) res-
pectivamente. En cuanto al aspecto militar de la relación con Rusia es pre-
ciso destacar la celebración el 15 de marzo de 2005 del, Consejo OTAN-
Rusia-Representantes Militares (NRC-MR), que constituyó un hito de gran
significado y ha marcado un antes y un después en la colaboración militar
entre Rusia y la Alianza. Pese a ciertas tensiones en las relaciones en los
pasados meses los intercambios, ejercicios y otras actividades con partici-
pación de Rusia y la OTAN se han mantenido a los niveles señalados en los
correspondientes planes.
Respecto a Ucrania, en los años 2004 y 2005 se vio una intensificación
en el intercambio de visitas que culminó con la celebración de la reunión
de la NUC en Kiev en octubre de 2005. Ese alto ritmo de intercambios que

– 57 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

transcienden lo puramente protocolario se ha mantenido pese a los últimos


avatares políticos de este gran país eslavo.
El Diálogo Mediterráneo y la Iniciativa de Cooperación de Estambul
(ICE) son dos muestras de la preocupación de la Alianza por proyectar
estabilidad en dos regiones de excepcional importancia estratégica. Lanza-
das con diez años de diferencia se han enfrentado en los dos últimos años
a retos diferentes pero en ambos casos decisivos. El Diálogo Mediterráneo,
lanzado también en la Cumbre de Bruselas de 1994, ha alcanzado su mayo-
ría de edad tras más de 12 años de existencia y avances significativos en la
cooperación entre los aliados y los otros países del Diálogo. Por su parte la
ICE tras un titubeante nacimiento en la Cumbre de Estambul del año 2004,
va tomando forma y perfilándose en su verdadera dimensión. Estas dos
últimas iniciativas de cooperación más la atención cada vez más creciente
a los llamados «países de contacto» como Australia, Nueva Zelanda, Japón
y Corea del Sur entre otros confirman la creciente proyección global de la
Alianza Atlántica.
Considerando la Europa del Este objeto de este estudio tenemos que
diez países: Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia,
Lituania, Polonia, República Checa y Rumania, son miembros de la Alian-
za y los 13 restantes son socios de la APP: Albania, Armenia, Azerbaiyán,
Bielorrusia, Croacia, Georgia, Moldavia, Rusia, Macedonia y Ucrania más
Bosnia-Herzegovina, Serbia y Montenegro, los tres últimos socios incor-
porados en noviembre de 2006. Aunque Armenia, Azerbaiyán y Georgia no
están en el área geográfica propiamente dicha se sienten muy ligados a
Europa cultural y políticamente. Por otra parte, Austria y Finlandia tam-
bién están muy relacionadas a la Europa del Este, aunque no respondan
estrictamente a la definición considerada en este estudio. Irlanda, Kazajis-
tán, Kirguizistán, Suecia, Suiza, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán
completan el número de 23 países socios de la APP.

Un futuro de esperanza

El siglo XX fue especialmente conflictivo y difícil para Europa del


Este. Dos terribles guerras mundiales, diversas guerras y conflictos regio-
nales, una penosa guerra fría y una inestabilidad casi constante hicieron
que los pueblos de esas naciones sufrieran toda clase de privaciones y
penalidades. Sin embargo, en el último decenio de la centuria la llama de

– 58 –
UNA DEFENSA PARA EL FUTURO

la libertad volvió a arder en el corazón de los habitantes de una región már-


tir, rica en tradiciones y con una cultura milenaria. La seguridad de esos
pueblos dependerá de múltiples factores pero estamos ante una situación
única. Todos los países considerados han mirado hacia la OTAN y han que-
rido tener lazos más o menos estrechos con la Alianza. Rusia y Bielorru-
sia, en el este de Europa, y Austria, Finlandia, Irlanda, Suecia y Suiza son
los escasos socios (7 de 23) que no han expresado su deseo de convertirse
en miembros de la Alianza. En todo caso, los socios de la APP mantienen
una relación formal con la organización defensiva de más éxito en la his-
toria de las Alianzas. Por otro lado, la integración en la Unión Europea de
muchos de las naciones del área y el acercamiento progresivo de las res-
tantes crean un ambiente propicio al progreso económico y social. Esta
favorable coyuntura es una oportunidad de oro que tiene que ser aprove-
chada para construir los cimientos de una paz justa y duradera en Europa
del Este y en todo el continente.

Bibliografía

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WÖRNER, Manfred: L’Alliance de l’Atlantique Nord: le changement dans la continuité,
Bruselas, 1990.
FEDERICO YANIZ VELASCO
General del Ejército del Aire

– 59 –
EL SURESTE EUROPEO

Introducción

El Sureste Europeo (SEE) es un espacio que en los últimos años ha


experimentado grandes cambios.
En una de las últimas intervenciones del Secretario General de la
OTAN (NATOSG) en julio en Croacia, Jaap de Hoop Scheffer hacía refe-
rencia a un «nuevo sur de Europa». En este nuevo sur, en términos de segu-
ridad y con un enfoque atlantista, el NATOSG definía tres grupos de paí-
ses: los que se han incorporado durante estos últimos años al club de segu-
ridad que denominamos Organización del Tratado del Atlántico Norte
(OTAN), esto es, Hungría, Eslovenia, Rumania y Bulgaria. Estos son paí-
ses que de igual modo comparten su pertenencia a la Unión Europea. En
un segundo grupo situaba aquellos que aspiran a hacerlo pronto; estos son
Croacia, Albania y República Yugoslava de Macedonia (invitación pen-
diente para el año 2008). Finalmente, los que encierran una mayor proble-
mática y se sitúan en el corazón mismo de los balcanes: Serbia, Montene-
gro y Bosnia-Herzegovina, todos ellos nuevos miembros de la Asociación
para la Paz (APP) desde la invitación de la Cumbre de Riga en el año 2006.
A nadie se le escapa que la provincia de Kosovo y su estatuto final supone
y añadirá un punto de tensión en la zona, pero que no cambiará en defini-
tiva esta dinámica de inclusión, integración y desarrollo.
El SEE ha sido en cierto modo, en palabras del NATOSG, el cataliza-
dor de la nueva OTAN, la que ha surgido a raíz del desmembramiento de
la antigua Yugoslavia. El conflicto de la antigua Yugoslavia, con la inter-
vención de la OTAN durante los años noventa y la incorporación a la

– 61 –
EL SURESTE EUROPEO

Alianza de alguno de los nuevos Estados surgidos tras su desintegración, y


la ampliación a Bulgaria y Rumania, ha permitido a la OTAN consolidar-
se en los balcanes y alcanzar las orillas del mar Negro.
No nos equivocamos si decimos que no hay otra región en Europa que
demuestre un mayor entusiasmo por sumarse al tren de la prosperidad, la
seguridad y el progreso.
Si dibujamos el contorno de estos países sobre un mapa de Europa
vemos que ofrecen un todo compacto. De igual manera, por razones cultu-
rales e históricas, esta región europea debe ser analizada y considerada en
términos de seguridad como un único conjunto.
Otra de las dinámicas que juega en el SEE es la cooperación regional.
Ninguno de estos países piensa en términos de progreso y seguridad sin
contar con su entorno más próximo. Si bien es cierto que la Unión Eu-
ropea y la OTAN son los referentes y los que dictan cuáles son los pasos
necesarios a seguir, las reformas a emprender, las que tabulan los valores,
analizan los logros, prometen las ayudas, preparan los nuevos asientos en
las instituciones de ambas Organizaciones, no es menos cierto que el día a
día se vive con los países vecinos y en muchos casos estos países se agru-
pan para presentar avances comunes. Por otra parte, los conflictos que han
sacudido y aún lo hacen determinadas zonas son los escollos, paradójica-
mente a la vez que las puertas, para una futura adhesión.
El tercer factor a considerar es el interés nacional de aquellos países
que por motivos históricos, culturales y económicos quieren hacer sentir
su presencia de una manera prioritaria y diferenciada en determinados
países o zonas del sureste europeo. Estamos pensando en Italia, Alema-
nia, Francia, Reino Unido, Rusia, Turquía, Grecia y Estados Unidos prin-
cipalmente. No es casualidad que estos países sumen los grupos de con-
tacto establecidos para buscar soluciones a los conflictos de los balcanes
y son los que individualmente buscan programas de cooperación bilate-
ral con cada uno de ellos. Vayamos pues hacia un análisis de lo que nos
ofrece el SEE.

Análisis de la región

El SEE, en la forma que la hemos definido anteriormente, resulta en


cierta manera novedoso ya que históricamente no ha tenido una definición
aceptada.

– 62 –
EL SURESTE EUROPEO

Zona natural de entrada de pueblos indoeuropeos y asiáticos, el SEE


siempre ha estado a expensas de la asimilación de los mismos. El Imperio
Romano definió un limes seguro en el Danubio con una región transdanu-
biana conocida como la Dacia. La división del Imperio dejó su huella a lo
largo del río Drina, en lo más profundo de los balcanes. El Imperio Ruso,
el Imperio Habsburgo, y el Imperio Otomano, desde los tres vértices de un
triángulo invertido buscaron aquí sus zonas de expansión. La influencia del
Imperio Alemán creó el término de Mittleleuropa con ramificaciones
imprecisas en toda la zona norte de este entorno geográfico. El siglo XX
se ha caracterizado por la competencia de los nuevos países balcánicos,
especialmente entre Bulgaria y Serbia, por definir sus espacios nacionales
ante la desaparición del Imperio Otomano. La unión de los eslavos del sur
en la idea de Yugoslavia duró tan sólo unos 40 años. Finalmente, las expec-
tativas de una casa común europea ha animado a estos países a encontrar
su lugar de nuevo en Europa, un nuevo sur en una nueva Europa.
No obstante, en términos de seguridad, el concepto del SEE surgió a
raíz de la guerra de los balcanes y más concretamente del episodio de 1999
en Kosovo.
En Kosovo, curiosamente una zona sin salida al mar y pobre en recur-
sos, se ha situado el comienzo de la crisis yugoslava en los años ochenta y
el punto de regreso para intentar cerrar las heridas de su desmembramien-
to. Citaba Ismael Kadaré, escritor albanés:
«Qué tendrá Kosova que la definen como cuna de Serbia y
madre de los albaneses.»

Si iniciamos este estudio desde Kosovo, vemos que este país land es
confluencia de serbios, albaneses y macedonios, y en el que la mayoría
albano-kosovar (90%) trata de establecer un Estado independiente diferen-
ciado de Serbia.

ALBANIA

Es un país embutido entre montañas, un país que en la actualidad está inte-


rrumpido y desestructurado. Este país, herencia de los ilirios, se situó en
Europa como nación en el siglo pasado, tras la Conferencia de Londres del
año 1921, en la cual se le definieron sus límites nacionales. No obstante,
importantes grupos de albaneses permanecieron fuera y alrededor de estas

– 63 –
EL SURESTE EUROPEO

nuevas fronteras. Sufrió el aislamiento más atroz en la historia moderna de


Europa cuando el líder del Partido Comunista albanés, Enver Hoxa, se hizo
con el poder y clausuró las relaciones con sus vecinos. La casamata, en núme-
ro próximo al millón, se instituyó como símbolo nacional.
En la actualidad, con unos 4.000.000 de habitantes, este país quiere
recuperar su pertenencia europea. El movimiento de emigrantes sirve como
catalizador de este proceso. De igual modo, quiere mantener una conexión
con esos albaneses fuera de sus fronteras. La proyectada autopista Durrés-
Tirana-Pristina materializará esa conexión mejor que ningún otro medio.
En términos de seguridad, Albania camina hacia la OTAN con paso
seguro. Ha desmantelado las Fuerzas Armadas defensivas (más de 1.000
carros, 150 aviones, submarinos, un ejército popular de 110.000 hombres)
y ha emprendido un proceso rápido, práctico y realista de modernización.
Ha renunciado en la práctica a sus componentes aéreos y navales y ha
agrupado sus Fuerzas Armadas en un mando conjunto. Su objetivo es cons-
tituir dos brigadas reducidas y hacerlas desplegables sumando en todo el
conjunto no más de 15.000 personas.
Busca en el SEE un marco de cooperación de seguridad regional que se
ha formado con la Brigada del Sureste Europeo (SEEBRIG), y un marco
preferente de cooperación con Estados Unidos e Italia.
La clave de este proceso es doble: por un lado un enfoque realista y
práctico de constituir el ejército nacional que se necesita; por otro, consti-
tuir capacidades utilizables en el marco de un despliegue multinacional. En
su caso, fuerzas ligeras y de operaciones especiales.

REPÚBLICA YUGOSLAVA DE MACEDONIA

Es un país sin salida al mar, compacto, de extensión como dos provin-


cias españolas, con tan sólo 2.000.000 de habitantes, con una vía logística
a lo largo del río Vardar que la conecta con Pristina en Kosovo y Salónica
en Grecia. Es un país con una importante minoría albanesa que se sitúa en
el norte. Un despliegue preventivo la salvó de la guerra de Yugoslavia
(1991-1999), sin embargo, estuvo a punto de entrar en una guerra civil en
el año 2001 a causa de esta singularidad poblacional. El Acuerdo de Ohrid
(2001) garantizó el reconocimiento de esta minoría y la igualdad de dere-
chos y representación.
Esta singularidad de la que hablamos se ha trasladado también a las
Fuerzas Armadas, y la representatividad de ambas etnias sigue criterios

– 64 –
EL SURESTE EUROPEO

muy rígidos. En cuanto a su orgánica ha seguido un proceso en paralelo


muy similar al de Albania: la constitución de dos brigadas ligeras y la par-
ticipación en misiones exteriores.
Ambos países sólo aspiran a enviar unidades de entidad compañía al
exterior aunque su objetivo es poder desplegar a medio plazo, y en su caso,
un batallón completo.

CROACIA

Es un país moderno, pujante, de mentalidad abierta, tremendamente


nacionalista y orgulloso. Un país favorecido por el transporte y el turismo
que garantizan para sí importantes fuentes de ingreso.
Croacia tiene sobre 5.000.000 de habitantes y un importante litoral.
Como antigua Dalmacia conserva ciudades de gran interés cultural. Croa-
cia forjó su independencia en la guerra de la antigua Yugoslavia sobre la
base de un ejército nacional constituido con gran eficacia para las opera-
ciones militares decisivas que garantizaron este fin. Es un país fervorosa-
mente católico y contrapeso de Serbia en la antigua Yugoslavia.
Su defensa también está en proceso de reforma, desligando sus unida-
des de mandos regionales para constituir mandos funcionales y conjuntos.
Sin embargo, este país, a diferencia de los dos anteriores, conserva su fuer-
za aérea y naval.
Croacia mantiene unas Fuerzas Armadas de unos 31.000 efectivos. Su
Ejército agrupa las formaciones de brigada en dos cuerpos, que son las
mayores unidades operacionales.
Estos tres países se agrupan en la denominada Carta del Adriático, un
foro de desarrollo regional y de seguridad propiciado por Estados Unidos
y que de manera natural desembocará en la pertenencia de los mismos a la
Alianza.
Los otros tres países balcánicos son los que experimentan un desarro-
llo más laborioso y dificultoso hacia su integración en las estructuras euro-
atlánticas.

BOSNIA-HERZEGOVINA

Fue el corazón del conflicto de la antigua Yugoslavia en los años noven-


ta. Habitada por las tres etnias, a saber, serbia, bosnia-musulmán y croata,

– 65 –
EL SURESTE EUROPEO

el conflicto acabó arrinconando a cada una de ellas en una zona del país.
Cuando la denominada «limpieza étnica» finalizó los bombardeos de la
OTAN sellaron el mapa de la división. En Dayton, Estados Unidos, 1995,
se acordó lo que era una realidad sobre el terreno y que todavía perdura
como fórmula política.
Sobre esa realidad y con esos parámetros la estructura de la defensa en
Bosnia-Herzegovina no hace sino reflejar el intento de unión de las tres
entidades. Durante muchos años las tres entidades mantuvieron ejércitos
separados con una coordinación mínima a nivel ministerial. El siguiente
paso fue crear un Ministerio de Defensa unificado para en la actualidad las
tres formaciones de base étnica (sobre la base de brigada) quedar integra-
das en el mismo. La localización de estas brigadas (en realidad tres regi-
mientos a un batallón) es fiel reflejo de esta realidad: Mostar, Tuzla y
Banja Luka. El techo de personal en activo se sitúa en unos 10.000 sobre
la base de voluntarios.
Lo más relevante, en cualquier caso, es que la defensa en Bosnia-Her-
zegovina no tiene un carácter operacional, al menos en la actualidad, sino
más bien constituye un instrumento de integración nacional.

MONTENEGRO

Es un país de reciente constitución, disociado de Serbia a raíz del refe-


réndum de mayo de 2006. Su defensa está basada en su integración en las
estructuras euroatlánticas compartiendo los mismos intereses que los
socios de la OTAN y la Unión Europea. No obstante, reconoce en su Estra-
tegia de Defensa la especificidad de su zona geográfica y un pasado
reciente de conflictividad.
La realidad de sus Fuerzas Armadas se deriva del hecho, común en los
balcanes, de retener para sí las fuerzas de Serbia y Montenegro que esta-
ban desplegadas en su territorio en el momento de la independencia, sobre
6.500 soldados. La aspiración es conseguir unas Fuerzas Armadas sobre la
base de dos brigadas reducidas rebajando ese contingente en no más del
50% del actual y sobre personal voluntario. De igual manera, plantea des-
prenderse de la aviación y retener una mínima fuerza naval de vigilancia
costera.
No se debe olvidar que Montenegro es un pequeño país de tan sólo 1,2
millones de habitantes e históricamente de limitada influencia en la zona.

– 66 –
EL SURESTE EUROPEO

SERBIA

Ha sido el corazón y ella misma se considera heredera de la antigua


Yugoslavia y como tal ha sufrido un proceso de desmembración marcado
por un conflicto sobre bases étnicas y nacionales. Este proceso todavía
sigue en marcha y está pendiente de resolución teniendo en Kosovo el que
se prevé como último episodio de una guerra que empezó en el año 1991.
Serbia no demuestra, lógicamente, el mismo entusiasmo por ingresar
en las estructuras euroatlánticas que sus vecinos y mantiene todavía como
prioridad estratégica su integridad territorial. Conserva unas Fuerzas
Armadas de mayor entidad basadas en cinco brigadas (una de operaciones
especiales) y 30.000 hombres sobre las armas. Su ejército es todavía, pode-
mos decir, un ejército de guerra.
Sin embargo, las Fuerzas Armadas serbias muestran signos inequívo-
cos de transformación. Tienen previsto eliminar el servicio obligatorio en
el año 2010, reducir sus fuerzas a 21.000 personas (contando 5.000 civiles)
y un número significativo de oficiales y suboficiales recibe formación en
el exterior, principalmente en Estados Unidos. De igual manera, albergan
programas de cooperación bilateral con este país muy estrechos y su rela-
ción con los países de su entorno inmediato se ha fortalecido mucho, espe-
cialmente con Grecia, Bulgaria y Rumania, aunque también mantienen su
interés en los otros países balcánicos.
Su fuerza aérea confía todavía en la modernización de sus MIG-29 aun-
que tiene en estudio su sustitución en el mercado occidental. Su fuerza
naval se reduce a botes de vigilancia fluvial.
Estos tres países ingresaron en la APP a raíz de la Cumbre de la OTAN
en Riga (noviembre 2006). En definitiva, tenemos tres países balcánicos
nuevos socios APP y tres en una fase más avanzada de integración como
miembros Membership Action Plan y socios de la A3 (Carta del Adriático).
No obstante, cada país tiene unas características muy distintas y que se
refleja en sus Fuerzas Armadas. Así, Croacia y Serbia muestran una estruc-
tura y dimensión similar en cuanto a sus Fuerzas Armadas fiel reflejo his-
tórico de su paridad en la antigua Yugoslavia. Bosnia-Herzegovina es un
caso muy particular y con una estabilidad política muy crítica. Macedonia
y Albania mantienen un paralelismo muy evidente. Montenegro es una
pieza estable. Kosovo constituye una incógnita.
Debemos siempre retener la profunda transformación de unos ejércitos
con un ideario sentado en ejército popular, donde de cada fábrica salía un

– 67 –
EL SURESTE EUROPEO

batallón, a otro dinámico y moderno pensado para operaciones exteriores


y multinacionales.

ESLOVENIA

Es un país balcánico y centroeuropeo, en la encrucijada entre el norte


y el sur (Europa Central y Balcánica), el este y el oeste (Oriental y Occi-
dental), en el camino del quinto corredor que une Lisboa con Kiev. Fue el
primero en proclamar su independencia de la antigua Yugoslavia mediante
la conocida como «guerra de los diez días» (1991) El Ejército yugoslavo,
controlado por Serbia, estaba muy lejos de sus bases y no tenía el sustento
de población serbia que le apoyara. Sus unidades fueron bloqueadas en sus
cuarteles y obligadas a retirarse del país. Eslovenia es un país monolítico
en cuanto a población, 88% eslovenos, con idioma propio y mayoría cató-
lica, y el más próspero de la antigua Yugoslavia.
Su proximidad a Hungría, Austria e Italia le facilitan unas relaciones
muy relevantes en todos los campos. Eslovenia se incorporó a la OTAN y
la Unión Europea en el año 2004.
Eslovenia ha acometido una reforma de las Fuerzas Armadas muy inte-
resante. Realista y ambiciosa a la vez. Un país con 2.000.000 de habitan-
tes y 15.500 personas en las Fuerzas Armadas (6.500 en el Ejército) ha
constituido un Mando Conjunto (Force Command) con dos brigadas, una
de Infantería y otra no desplegable de apoyo a la anterior, más una unidad
de operaciones especiales. Su aviación está básicamente constituida sobre
helicópteros y una pequeña dotación de transporte de ala fija y su Armada
es exclusivamente de vigilancia costera. A pesar de la reducida dimensión
de sus Fuerzas Armadas, ha conseguido desplegar un batallón en Kosovo
en el año 2006.
El personal es su apuesta más importante. Es un ejército muy profesio-
nal y está bien preparado y equipado. Es un ejército nuevo, por constitu-
ción, por mentalidad, por equipamiento, y por horizontes.

HUNGRÍA

Es un país centroeuropeo y que realizó su ingreso en la Alianza Atlán-


tica en la primera ola de ampliación tras la caída del muro, en el año 1999,
junto con Polonia y la República Checa. No obstante, su influencia en la

– 68 –
EL SURESTE EUROPEO

zona cuando era parte del Imperio Austro-Húngaro y las importantes mino-
rías húngaras en Rumania y Serbia así como su notable influencia cultural
y económica y los intercambios comerciales, hacen de Hungría un país
necesario para entender esta zona peninsular de Europa.
Hungría es una nación que se instituyó como el elemento avanzado en
la reforma de Europa Central en su pugna por excluirse de la esfera de la
Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Su pasado magiar,
imperial y de lucha contra la tiranía (1956) le granjearon el respeto y la
admiración de sus vecinos y de Occidente.
En la actualidad, este país de unos 10.000.000 de habitantes se muestra
como un modelo político estable a pesar de las convulsiones dentro de los
partidos políticos. En materia de seguridad participa en las misiones actua-
les más importantes de carácter multinacional. Mantiene unas Fuerzas
Armadas reducidas e interoperables pensadas para operaciones de proyec-
ción. Dos brigadas, unos 40.000 hombres en el ejército y una aviación en
proceso de modernización componen este cuadro. Como referencia, la
composición de sus Fuerzas Armadas es muy similar a las de la República
Checa, que encuadra dos brigadas (una mecanizada y otra de despliegue
rápido), una de artillería y un batallón de reconocimiento. Unos 25.000
militares profesionales y otros 14.000 civiles en total. Hungría participa
también en una unidad multinacional tipo brigada con Eslovenia e Italia.
Bulgaria y Rumania cierran este espacio abriendo un litoral en el mar
Negro y compartiendo como frontera el río Danubio. Ingresaron a la vez
en la OTAN y la Unión Europea (2004 y 2007)

BULGARIA

Es un país en extensión y población como Portugal, con una importan-


te minoría turca cercana al 10%. Es un país donde el 83% se declara orto-
doxo y tiene en el monasterio de Rila uno de los centros culturales más
importantes de esta iglesia. Los Santos Cirilo y Metodio crearon su escri-
tura en grafos cirílicos y fueron los precursores en la conversión de los
eslavos al mundo cristiano.
Bulgaria ocupa un espacio geográfico donde siete civilizaciones se han
asentado. Su sueño geopolítico ha sido la salida a los tres mares: Egeo,
Negro y Adriático. La localización de Sofía, centrada sobre la Península,
así parece atestiguarlo. Consiguió su independencia frente a los turcos y

– 69 –
EL SURESTE EUROPEO

con el apoyo ruso en 1878 (Tratado de San Estéfano). En la actualidad


busca su liderazgo en los balcanes, sus intereses en el mar Negro y man-
tiene una política de buena vecindad con Turquía y una nueva relación con
Estados Unidos muy estrecha desde su entrada en la OTAN. Es más, el
Gobierno ha autorizado a Estados Unidos a ocupar dos bases en su territo-
rio. También en el aspecto militar mantiene una cooperación bilateral rele-
vante con Alemania, Turquía, Italia y la República Checa.
Su objetivo en materia de seguridad está puesto en su participación en
las dos estructuras euroatlánticas. En este sentido, para el año 2008 con-
fían en tener unas Fuerzas Armadas profesionales con 19.000 personas.
Las fuerzas terrestres encuadrarán una brigada mecanizada desplegable (la
61) y dos de defensa territorial, de guarnición, junto con otra unidad
importante de operaciones especiales y diversos apoyos de combate.
La fuerza naval está pensada para operar en el mar Negro sobre la base
de sus corbetas. Los sistemas obsoletos deben desaparecer (submarinos y
patrulleras). La fuerza aérea se considera de bajo nivel operacional (basa-
da en MIG-21 y MIG-29).

RUMANIA

Es un país compacto con salida al mar Negro y flanqueado en el sur por


el gran Danubio. Está compuesto por tres regiones naturales: Transilvania,
Valaquia y Moldavia y está cruzado por el impresionante sistema de los
Cárpatos. El país cuenta con unos 22.000.000 de habitantes y un elevado
nivel de emigrantes en el extranjero (unos 12 millones). Tiene importante
minorías de húngaros en Transilvania y también de gitanos.
Como ya hemos comentado, Rumania ha seguido un proceso de inte-
gración muy parecido a Bulgaria, su vecino del sur. En cuanto a sus Fuer-
zas Armadas, Rumania está en un proceso de reforma muy interesante.
Está en la etapa de abandonar su sistema de dos cuerpos con 14 brigadas
para apostar por unas fuerzas desplegables enmarcadas en un cuartel gene-
ral divisionario sobre la base de tres brigadas (dos mecanizadas y otra de
montaña). Otra unidad de tipo división encuadrará una entidad similar de
unidades para apoyo a las anteriores. En conjunto, tiene importantes apo-
yos de maniobra y logísticos que pueden ser desplegados de forma separa-
da. Muestra un interés especial en la Artillería, Ingenieros, Cooperación
Civil-Militar (CIMIC) y operaciones especiales.

– 70 –
EL SURESTE EUROPEO

En definitiva, el planteamiento rumano se muestra muy realista y en línea


con la demanda de las operaciones en el marco de la OTAN, donde los cuarte-
les generales de división y brigada empiezan a ser de uso frecuente para ope-
raciones. Ha constituido unas Fuerzas Armadas profesionales de unos 75.000
efectivos (30.000 de ellos territoriales) más 15.000 civiles, abandonando el ser-
vicio militar obligatorio. Con dos de esas brigadas proporcionan en la actuali-
dad un batallón para Irak y otro para Afganistán. Su presencia en el exterior es
muy importante, con contingentes en los balcanes, Irak y Afganistán, tanto en
despliegues de la OTAN, como de Unción Europea y de coalición.
En el aspecto regional, forman parte de la SEEBRIG, la brigada de
composición multinacional que integra a la mayor parte de los países bal-
cánicos y de una Blackseafleet de países del mar Negro para vigilancia y
control marítimo.
Los aspectos navales y aéreos son más limitados. La Armada dispone
una fragata de fabricación propia y otras de origen británico del tipo 22,
seis corbetas y diversas embarcaciones con capacidad de vigilancia coste-
ra y contraminas. También dispone de un submarino clase Kilo de la anti-
gua URSS y una unidad de Infantería de Marina. Su área de actuación prin-
cipal es el mar Negro. La fuerza aérea está basada en la actualidad en seis
escuadrones MIG-21.
En ambos países destaca el proceso de transformación de sus Fuerzas
Armadas y de su sistema de seguridad, pasando de uno basado en el núme-
ro de unidades y grandes agrupaciones, la sencillez del material, la Guar-
dia de Fronteras, el servicio obligatorio, el uso de las reservas y la movili-
zación, a otro moderno, ágil, reducido, voluntario, pensado para formacio-
nes multinacionales y desplegable.

Un nuevo sur de Europa

Realizar un análisis de una región tan cambiante que sigue procesos


abiertos e inacabados de transformación no resulta fácil, como tampoco lo
es proporcionar datos precisos en los momentos actuales. Sin embargo, el
dato preciso cede en importancia a la tendencia y el objetivo que estos paí-
ses se han marcado en el proceso de modernización.
En resumen, son países que estaban dibujados hace 20 años con tonos
oscuros, como diría Robert Kaplan. Países que evidenciaban desde las más
arraigadas tensiones interétnicas (Yugoslavia) al más absoluto de los aisla-

– 71 –
EL SURESTE EUROPEO

mientos (Albania). Países, muchos de ellos, con un paisaje cerrado, pardo,


desolador, olvidado. Países casi desconocidos en el occidente europeo.
Estos países han vuelto a Europa, están escribiendo la historia de sus
naciones y recuperando símbolos culturales e históricos de identidad. Una
identidad nacional que solapan con procesos esperanzadores de integra-
ción euroatlántica y regional. Y una identidad que se mantiene elevada a
pesar de los procesos de emigración tan acusados.
Como parte de esta realidad, sus Fuerzas Armadas y su concepción de
la seguridad han cambiado radicalmente. Un cambio tutelado por la OTAN,
por la Unión Europea, la Organización para la Seguridad y Cooperación en
Europa, por países concretos, mediante programas de cooperación y ayudas.
Antiguos sistemas basados en la movilización y las grandes formaciones
distribuidas a lo largo de todo el territorio son vistos en la actualidad como
reliquias del pasado. La importancia del número ha dado paso a Fuerzas
Armadas ágiles, reducidas, desplegables y pensadas para operar en forma-
ciones multinacionales. Y lo que es más importante, pensadas para propor-
cionar capacidades militares efectivas; por ejemplo, no piensan en constituir
una división acorazada difícilmente utilizable sino una brigada con batallo-
nes que despliegan separadamente, con unidades CIMIC, operaciones espe-
ciales, apoyos de combate y personal militar profesional. Formaciones lige-
ras y especializadas. Formaciones inspiradas por un concepto clave: la inte-
roperabilidad. Fuerzas interoperables con las de otros ejércitos aliados.
Y esta transformación no sólo es de tipo conceptual, estructural y mate-
rial sino, y más importante, de mentalidad. Nuevas élites militares forma-
das en Escuelas de Estado Mayor de los países occidentales más avanza-
dos, que superan las deficiencias del pasado y apuestan por el futuro.
Procesos de transformación que arrancan de profundas revisiones estraté-
gicas y que llevan aparejadas nuevos desarrollos legislativos.
Es evidente que lo que puede ofrecer Rumania es distinto a lo que Mon-
tenegro puede proporcionar. Es importante la comparación en positivo de
los nuevos sistemas de seguridad que buscan similitudes e integración más
que ventaja respecto al vecino. Con todo, unidades ligeras, batallones des-
plegables, especialidades CIMIC, policía militar, ingenieros, nuclear, bio-
lógica y química, operaciones especiales, están por necesidad y convenien-
cia aliada en sus listas de prioridades estratégicas. En resumen, capaci-
dades militares efectivas y un personal que se integra en formaciones
multinacionales y cuarteles generales internacionales.
En definitiva, un nuevo sur de Europa.

– 72 –
EL SURESTE EUROPEO

Notas bibliográficas

La información recopilada y expuesta en este trabajo responde a diferentes reunio-


nes con los estados mayores de los países del estudio entre los años 2004 y 2007, además
de visitas de trabajo y ejercicios en estos países.
La información está contrastada con la información disponible en la página oficial
de OTAN, http://www.nato.int/structur/countries.htm, el Military Balance 2006 y los
informes de la Revista Jane’s Defence Weekly.
JOSÉ ROMERO SERRANO
Teniente coronel del Ejército de Tierra

– 73 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS
Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

Introducción: el escenario báltico

La desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas


(URSS) y del Pacto de Varsovia ha dado paso a un proceso de mutación
geoestratégica global con epicentro en Europa. Actualmente, la región de
Europa del Este continúa en estadio de transformación, con varios países
en situación inestable y una Rusia debilitada pero sin renunciar a sus aspi-
raciones imperiales, al menos regionales. La precisión conceptual sobre la
ubicación de los países bálticos: Estonia, Letonia y Lituania, en Europa del
Este es premisa fundamental para elaborar un análisis sobre los mismos.
Dichos Estados constituyen a la vez parte de Europa Central y de Europa
del Este. Desde la óptica geográfica son centrales si bien, sociopolítica y
económicamente, forman parte del oriente europeo asociado al extinto
Pacto de Varsovia.
Los países bálticos acreditan un conjunto de caracteres homogéneos
que los hacen parejos en gran medida: geografía y posición estratégica,
historia contemporánea, dimensiones y recursos, perteneciendo a un simi-
lar segmento estatal. Ciertamente, en términos dimensionales, tienden a ser
minusvalorados, pero son elementos de importancia cuantitativa y cualita-
tiva. Son países poco poblados y pequeños (Estonia 1,3 millones, Letonia
2,2 millones y Lituania 3,5 millones de habitantes). No obstante, la siner-
gia y coordinación que han desarrollado entre sí permite considerarlos de
forma conjunta a efectos analíticos y operativos. Por lo tanto, suman
7.000.000 de habitantes en total y un Producto Interior Bruto (PIB) total
cercano a los 40.00 millones de euros.

– 75 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

Para expresar con propiedad la realidad de la cooperación interestatal


entre Estonia, Letonia y Lituania, es necesario explicitar objetivamente la
que denominamos «sinergia báltica». Ésta consiste en la coordinación de
actuaciones y harmonización de intereses desde una perspectiva estratégi-
ca y de cohesión duradera. De esta manera, desde el momento de la recu-
peración de su independencia en el año 1990, los respectivos gobiernos
bálticos han coincidido en sus estrategias e institucionalizado su alianza
permanente mediante la constitución de órganos y comités interparlamen-
tarios y ministeriales enfocados a la gestión conjunta. En consecuencia, los
pequeños Estados bálticos han conformado un bloque trascendente a esca-
la regional. Ello ocurre, no obstante, sin perjuicio de la abierta competiti-
vidad que desarrollan entre sí, y de las lógicas especificidades particulares y
las afinidades bilaterales existentes, de un lado, entre Lituania y Polonia
y, de otro, entre Estonia y Finlandia. Aunque, en términos generales, la
homogeneidad y cohesión báltica es notable, ha de tenerse presente la exis-
tencia de ciertas asimetrías y vulnerabilidades. Así, la estabilidad interna
letona y estoniana, sin existir líneas de fractura, puede verse amenazada
por las relevantes minorías rusas internas, y por la influencia económica en
Letonia de bancos de capital ruso. Sobre el plano de igualdad sinérgica bál-
tica, destaca la entidad de Lituania y su liderazgo báltico.
La historia imperial lituana, su mayor dimensión demográfica y econó-
mica, la estabilidad sociológica y su posición geoestratégica ventajosa
(vecindad con Polonia, control de tránsito con Kaliningrado, y proyección
hacia Bielorrusia) acreditan su importancia. Además, Lituania ha sido pio-
nera en los procesos nacionales bálticos de recuperación de independencia,
con el apoyo de la influyente comunidad lituana residente en la diáspora de
Estados Unidos.
Cabe señalar que los Estados bálticos, una vez realizado el notorio
esfuerzo de reconversión nacional donde la dimensión ad intra fue predo-
minante, han comenzado a desarrollar su expansión estatal ad extra de
modo parejo a su integración en la Unión Europea y Organización del Tra-
tado del Atlántico Norte (OTAN), en primavera de 2004. La proyección
internacional debe considerarse bajo una doctrina de alianza multilateral y
su capacidad para actuar como «Estados puente» idóneos para la coordina-
ción con potencias occidentales1. Debe tenerse presente así que el escena-

1 LOPATA, R. y STATKUS, N.: «Empires, the World Order and Small States», en Lithuanian

Annual Strategic Review, pp. 27-52, 2005.

– 76 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

rio complejo que se encuentra en Europa del Este implica la necesidad de


contar con adecuada interlocución diplomática, análisis, inteligencia y
doctrina de acción definidos. Fundamentalmente, se presentan tres grandes
áreas: las relaciones con Rusia (que, a su vez, se desdobla en los aspectos
principales de seguridad, defensa, energía y política exterior), la consolida-
ción democrática y estabilidad política y, finalmente, el desarrollo de las
economías emergentes. Es muy importante destacar que Estonia, Letonia
y Lituania son los únicos países antigua URSS integrados en las estructu-
ras euroatlánticas. De este modo, la Unión Europea y la OTAN cuentan con
un importante activo incluyendo una experiencia transicional singular. Ello
implica que, para todos los procesos de transición que se encuentran en
previsión en el antiguo entorno ruso soviético (Ucrania, Moldavia, Geor-
gia, Armenia, Azerbaiyán y, en el futuro, Bielorrusia), los bálticos son un
modelo idóneo2.
De este modo, independientemente de que en el escenario geográfico
del Báltico Oriental las Repúblicas de Estonia, Letonia y Lituania supon-
gan un microcosmos de gran interés –consideradas como bloque político y
mercado homogéneo– su dinamismo proyectado hacia Europa del Este
implica un importante vector de coordinación con países de Europa Occi-
dental. Así, puede afirmarse que éste es el valor añadido de los Estados
bálticos para sus socios occidentales de la Unión Europea y la OTAN: ayu-
dar a construir una política común hacia Rusia y de vecindad en el Este,
ser mediador, coordinador e interlocutor diplomático en relaciones con ter-
ceros Estados y consolidar procesos de integración euroatlántica.

Aspectos geoestratégicos, política exterior y economía

En el contexto internacional europeo, ciertamente los países bálticos


tienen un peso específico muy limitado, especialmente desde la perspecti-
va cuantitativa. En principio cabría pensar que, dada su posición geográfi-
ca en el mar Báltico Oriental y considerando sus limitadas dimensiones
político-económicas, su relevancia habría de circunscribirse a escala regio-
nal y con una entidad escasa.

2 KASEMKAMP, A. y PÄÄBO, H. (ed.): Promoting democratic values in the enlarging Europe: the

changing role of the Baltic Status from importers to exporters, Tartu, 2006.

– 77 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

Sin embargo, se patentiza de modo creciente que la fortaleza de los


Estados bálticos es cada vez mayor y que, en virtud de una sinergia y sóli-
da integración euroatlántica, sus intereses se coordinan de modo tal que
cabe referirse a una proyección exterior en Europa del Este cuando menos
no desdeñable.
Desde el momento de la recuperación de su independencia (en 1990),
Estonia, Letonia y Lituania se encontraron ante un reto vital, consistente en
construir la estructura estatal y tomar conciencia de su posición como paí-
ses independientes. Ello conllevaba tanto la asunción de una doctrina
determinada en política exterior como articular las propias instituciones
nacionales. Sin embargo, al tratarse de Estados de reducidas dimensiones
y recursos, el factor internacional ha supuesto un elemento predominante,
toda vez que los países bálticos necesitaban constituirse en bloque coordi-
nado entre sí y establecer sólidas alianzas externas con otros Estados más
potentes.
Considerando el contexto regional del Báltico Oriental y los actores
principales: Rusia, Bielorrusia, Polonia y Alemania, los países bálticos se
encuentran en una situación compleja. Las alternativas geoestratégicas en
las que posicionarse, tratándose de pequeños Estados, implican que la
estrategia nacional de los países bálticos afronta la necesidad de decantar-
se por un posicionamiento alineado junto a una determinada potencia
regional o mundial, capaz de apoyarles con la suficiente entidad y perma-
nencia. Conforme a lo antedicho, al encontrarse los países bálticos ubica-
dos en una región caracterizada por la relevancia de la proyección del
poder ruso, la única alternativa a Rusia y al vector eurocontinental que de
ella pueda emanar hacia Europa es la opción preferencial por Estados Uni-
dos y la consolidación del vector euroatlántico como proyección de su pre-
sencia global3.
Alemania constituye una potencia centroeuropea de indudable valor, si
bien sus actuales vínculos con Rusia y la negativa experiencia histórica en
sus relaciones con Estonia, Letonia, Lituania y Polonia descartan la opción
de una alianza estratégica en la doctrina política báltica, sin perjuicio de la

3 El euroatlantismo báltico es explicitado, en el caso lituano, VALIONIS, A.: «Lithuania’s New

Foreign Policy Agenda», en Lithuanian Foreign Policy Review, número 17, pp. 7-15, 2006, y por
LAURINAVICIUS, C.: «New vision of Lithuania’s foreign policy», en Lithuanian Foreign Policy Review,
número 17, 2006.

– 78 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

amistosa cooperación económica y política propia de países socios de la


Unión Europea y buenos vecinos regionales4.
El caso de Polonia es importante como aliado báltico, pero en sí mismo
carece de la suficiente entidad autónoma como para salvaguardar la pro-
tección regional báltica. Además de ello, el país atraviesa cierta inestabili-
dad política que se traduce en retrasos para la toma de decisiones y en difi-
cultades para las negociaciones de asuntos en política exterior, lo cual no
facilita la cohesión polaco-báltica.
Por su parte, los países escandinavos, siendo idóneos para cooperar
como inversores en el ámbito del desarrollo económico báltico –como así
ha ocurrido en el sector bancario, protagonizado por entidades bancarias
suecas, noruegas y finlandesas–, no poseen los mismos condicionantes a la
seguridad nacional y su posición geoestratégica a estos efectos es diferen-
te respecto de los países bálticos.
Por todo ello, deviene plenamente lógica la preferencia báltica por la
orientación euroatlántica en su actitud estratégica y política, resaltando la
especial relación bilateral con Estados Unidos como potencia mundial que
contrapese la influencia regional de Rusia y los potenciales riesgos y ame-
nazas que de aquélla se derivan desde la perspectiva de Estonia, Letonia y
Lituania. Factores históricos recientes acreditan esta preferencia, pues no
debe olvidarse que Estados Unidos apoyó decididamente a los Estados bál-
ticos en el proceso de recuperación de su independencia y en la aproxima-
ción hacia la integración en la Unión Europea y la OTAN. Actualmente y
de forma prospectiva, la postura política norteamericana sobre la consoli-
dación de Europa del Este como espacio libre, democrático y con econo-
mía de mercado es plenamente coincidente con la doctrina de la política
exterior báltica, de tal modo que la coordinación conjunta de procesos
orientados a la integración euroatlántica –como el caso de Ucrania y Geor-
gia– es notable.
La política exterior de los países bálticos está estructurada partiendo de
la premisa que encierra la preferencia euroatlántica de alcance estratégico,
con un marcado carácter pronorteamericano. De esta manera, el posiciona-
miento geoestratégico euroatlantista de los Estados bálticos ha marcado su

4 MOTIEKA, E. y KASCIUNAS, L.: «Lithuanian-German Relations in the Context of Global Geo-

politucal Challenges at the Beginning of the 21st Century», en Lithuanian Annual Strategic Review,
pp. 55-74, 2005.

– 79 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

actividad diplomática y sus relaciones exteriores económicas. En términos


relativos, es Letonia la que posee en un sector interno de su élite dirigente
los mayores vínculos con Rusia. Por su parte, Lituania y Estonia son más
profundos en su arraigo atlantista. Ante esta decantación por una sólida
integración euroatlántica, los países bálticos pasan a suponer un escenario
de participación occidental como posición avanzada ante Rusia, y es
entonces cuando cabe considerar la consolidación báltica en seno de la
Unión Europea y de la OTAN como una herramienta idónea para la pro-
yección de estabilidad en Europa del Este.
El Reino Unido, coincidente en intereses y en planteamientos geopolí-
ticos con los países bálticos, ha desempeñado una función de asesoramien-
to militar y estratégico, habiendo también aportado su presencia en el
ámbito económico, contribuyendo a consolidar el eje euroatlántico Bálti-
co-Estados Unidos.
Francia y Alemania han mostrado hacia los bálticos una postura de
carácter eurocontinentalista, primando la aproximación de la Unión Eu-
ropea hacia Rusia. Alemania ha materializado inversiones importantes en
los mercados bálticos, pero sus intereses energéticos con Rusia y las dis-
crepancias con relación a la agenda euroatlántica y política exterior de
Estados Unidos (caso de Irak) han causado una pérdida de relevancia desde
la óptica de los gobiernos bálticos. Por su parte, la agenda francesa hacia
Rusia parte de algunas premisas conceptuales confusas, desde la óptica
báltica5.
Otros actores estatales europeos con una posición geoestratégica aleja-
da del marco báltico son de interés para los países de la región. Es el caso
de España e Italia. Esta última comienza a participar en la economía bálti-
ca y a intensificar sus vínculos políticos para una cooperación más estre-
cha, cuestión que supone una ventaja a efectos de coordinación indirecta
con otros países del Este.
La integración en la Unión Europea y en la OTAN de Estonia, Letonia
y Lituania supone, al mismo tiempo, que se presentan varios campos de
cooperación en el este con países vecinos (Polonia y Bielorrusia) o más
alejados (Ucrania, Moldavia, Bulgaria y Georgia). Las materias específi-
cas son los procesos de integración euroatlántica, programas de liberaliza-

5 GOMART, T.: «France’s Russia Policy: Balancing Interests and Values», en The Washington

Quarterly, 7, pp. 147-155, primavera del 2000.

– 80 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

ción económica, consolidación de la independencia política y seguridad


regional, la transición de las estructuras gubernamentales, la agenda diplo-
mática en el espacio de influencia rusa y la generación también de estabi-
lidad sociopolítica.
En Polonia, aunque es un país centroeuropeo, consideramos que coin-
ciden los criterios conceptuales para definirla como parte de Europa del
Este. De entre los países bálticos, es Lituania la que ostenta el protago-
nismo en su relación con Polonia6. Los recientes proyectos infraestructu-
rales7 evidencian la intensa comunidad de intereses entre Polonia y
Lituania, actuando esta última como espacio de coordinación interbálti-
ca con Polonia.
Ucrania supone un escenario de grandes dimensiones e importante
implicación de los Estados bálticos, que ya se ha materializado en el plano
de la coordinación diplomática y política en lo concerniente a la Agenda
Euroatlántica y, en lo económico, mediante inversiones recíprocas (con
relevantes ejemplos protagonizados por la banca ucraniana, lituana y leto-
na). Los países bálticos están en condiciones de coordinar vectores de
alianza multilateral con Polonia y Ucrania, de gran proyección8.
Bielorrusia, cuyo régimen totalitario condenado por la Unión Europea
–actualmente, la postura de la Política Exterior de Seguridad Común
(PESC) de la Unión Europea es contundente respecto del régimen de
Lukachenko– recibe la presión internacional, encuentra en los países bál-
ticos una actitud favorable a la cooperación bajo la premisa de la futura
transición política. Especialmente Lituania lidera el apoyo a la disidencia
democrática bielorrusa, en favor de la apertura del régimen, y es plausible
considerar que, en su momento, Lituania tendrá un marcado protagonismo
en el proceso de transición democrática en Bielorrusia.
En el Cáucaso Sur, Georgia y Azerbaiyán son países que coordinan su
aproximación euroatlántica con intenso apoyo báltico. En materia de segu-

6 JANELIUNAS, T. y BAUBINAITE, K.: «In Search for the Optimal Regional Alliance: Strategic Part-
nership between Lithuania and Poland», en Lithuanian Annual Strategic Review, pp. 75-92, 2005.
7 Entre ellos se cuentan, principalmente la conexión ferroviaria Railbáltica, la autopista Via-

báltica, el proyecto de interconexión eléctrica a la Unión para la Coordinación del Transporte por
Electricidad (UCTE), la cooperación en energía nuclear y la operación polaca de compra de la refi-
nería lituana Mazeikiu Nafta.
8 La alianza de Lituania, Polonia y Ucrania puede constituir un importante bloque político-eco-

nómico en Europa Centroriental. SIRUTAVICIUS, V.: «Ukraine: the Orange Revolution and its After-
math», en Lithuanian Annual Strategic Review, pp. 145-166, 2005.

– 81 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

ridad energética en el suministro de recursos, la reciente constitución


(octubre de 2007) del consorcio Sarmatia entre los citados países más
Ucrania, Polonia y Lituania, con el objeto de construir un nuevo oleoduc-
to que enlace el Cáucaso Sur y el Báltico, evidencia un triunfo de la coo-
peración política báltico-caucásica, puesto que dicha conexión energética
supone, en el contexto del predominio ruso como suministrador regional,
un importante hito de alianza estratégica para la seguridad económica y
estabilidad de los mencionados países.
En materia económica, la aportación báltica debe tenerse presente en
términos de calidad, eficiencia y modelo de crecimiento y expansión
en Europa del Este. Desde una perspectiva general, considerando el con-
texto de los mercados del este, las economías bálticas están bastante
modernizadas, con un importante vector de crecimiento (que ronda el 7,5%
anual del PIB de media). Estonia, Letonia y Lituania han sufrido, y toda-
vía experimentan las consecuencias de proceder de la obsoleta URSS
comunista, aunque en época soviética gozaban de los mejores parámetros
e infraestructura tecnológica e industrial en su tiempo. Actualmente, den-
tro de los parámetros medios de Europa del Este, los países bálticos dispo-
nen de cierto grado de independencia económica y considerable nivel de
desarrollo de infraestructuras, con pujantes subsectores tecnológicos (tec-
nologías de información, electrónica y biotecnología), alto nivel profesio-
nal y formativo, buen nivel de vida y bajos costes de producción, laborales
y de producción energética. En los países bálticos el paro es muy bajo (en
Lituania supone un 5%). La seguridad jurídica y transparencia administra-
tiva, si bien debe mejorar, está por delante de los indicadores medios de
Europa del Este.
Los países bálticos cuentan con economías que, durante una primera
etapa que abarca los años 1991-2004 afrontaron primeramente la crisis y
los traumas transicionales propios de los antiguos Estados soviéticos, con
el fin de acometer a continuación el saneamiento necesario para la planifi-
cación e implementación plena de la economía de mercado. Cumplido este
periodo, desde el año 2004, Estonia, Letonia y Lituania afrontan el inicio
de un proceso de expansión económica ad extra, caracterizado por la mate-
rialización de inversiones y ampliación de actividades a nivel regional en
Europa del Este, con especial consideración hacia Ucrania. El liderazgo
económico lituano, evidenciado cuantitativamente en el PIB (cercano a los
20.000 millones de euros, algo inferior a la suma de los PIB de Estonia y
Letonia) y en indicadores empresariales (las tres primeras empresas bálti-

– 82 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

cas son lituanas, en refino de petróleo, distribución y fertilizantes), se fun-


damenta en su mayor independencia y nivel de industrialización, al dispo-
ner de infraestructuras energéticas –la única central nuclear báltica y la
única planta de refino del Báltico– industriales –la única planta cementera
y la primera de fertilizantes– y logística –por la relevancia del puerto de
Klaipeda (único que no se congela durante el invierno en el Báltico Orien-
tal) y su eje de comunicaciones hacia Polonia, Ucrania y Rusia.
El aspecto de mayor trascendencia en el ámbito económico báltico, así
como en términos de seguridad nacional, es la apuesta por la independen-
cia energética. La agenda energética báltica se centra en nuevos proyectos
de conexión eléctrica Lituania-Polonia (integración en la UCTE), Lituania-
Suecia, Estonia-Finlandia (operativo desde 2007), unidos a la futura cons-
trucción conjunta de la nueva central nuclear lituana de Ignalina, el desa-
rrollo de terminales gas natural liquado en Lituania y Letonia, la moderni-
zación de unidades de cogeneración y nuevas vías de suministro de crudo
desde productores en el Cáucaso Sur9.
El contexto económico actual de los Estados bálticos –en unos paráme-
tros bastante homogéneos–, tiende a la modernización y expansión del
nivel de industrialización y al incremento del peso del sector servicios en
su economía, al desarrollo de infraestructuras energética y de comunica-
ciones, y al incremento de su inversión exterior. En el aspecto económico
energético, los bálticos han ejemplificado un modelo de cooperación con-
junta, con implicaciones de política exterior y seguridad nacional. En cuan-
to al comercio exterior, éste supone un considerable componente de las
economías bálticas, y todos los indicadores apuntan a que su significación
aumentará. La situación actual es resultado de la primera etapa de liberali-
zación económica y la captación de inversión extranjera, con una decidida
participación de los países escandinavos –muy destacada en la banca–, bri-
tánico –notorio en el subsector seguros–, alemán –orientado al ámbito
industrial–, sin olvidar que Rusia retiene algunos importantes activos, red
de gasoductos, gasolineras y banca10.

9 BARAN, Z.: Lithuanian Energy Security: Challenges and Choices, pp. 33-40, Hudson Institu-
te-Strateginiu Studiju Centras, Vilnius, 2006.
10 El caso lituano constituye un buen ejemplo báltico de la relación económica con Rusia. SIUS-

KIENE, D.: «Economic Ties between Lithuania and Russia: National and Group Interests on the Glo-
bal Background as Viewed in the Light of Positive Economics», en Lithuanian Annual Strategic
Review, pp. 127-144, 2005.

– 83 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

Desde la entrada en la Unión Europea, la consolidación del desarrollo


económico báltico afronta una nueva etapa de proyección exterior y desa-
rrollo de relaciones con socios europeos hasta ahora ausentes del mercado,
como es el caso de Italia y España. Hacia el exterior, los países bálticos son
activos, en la medida de lo posible, en Bielorrusia –que cuenta con la pre-
sencia de empresas bálticas, principalmente lituanas, dentro de la incipien-
te participación económica exterior–, así como en Rusia –en Kaliningrado
se aprecia una activa función de Lituania como primer inversor externo– y
Ucrania, el cual supone un escenario estratégico para la expansión regio-
nal de las empresas bálticas en Europa del Este. Además de constituir el
Báltico un mercado atractivo en sí mismo –si bien pequeño y muy compe-
titivo– la capacidad de gestión y análisis de mercados de las empresas
lituanas puede ser de gran utilidad para las grandes corporaciones occiden-
tales en procesos de expansión hacia las economías emergentes del este.
Bajo esta consideración, surgen variadas oportunidades de alianzas estra-
tégicas occidentales-bálticas, para aunar potencia financiera con capacidad
de gestión en Europa del Este.

Seguridad y defensa

En este apartado, para su exposición analítica debe partirse de la limita-


da relevancia cuantitativa (medios) si bien con una importancia cualitativa
(análisis), de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de los países bálticos.
Estonia, Letonia y Lituania evidencian grandes carencias en materia de segu-
ridad y defensa: tienen recursos limitados destinados a tal fin, con recursos
escasos y profundas carencias, como la ausencia de poder aéreo y de fuerzas
acorazadas. Aunque se han trazado programas de modernización y adquisi-
ciones de material, resulta evidente que las capacidades de los ejércitos bál-
ticos continuarán siendo reducidas11. Los países bálticos son conscientes de
sus limitaciones, por lo que en el plano militar se ha tendido a la configura-
ción de unidades pequeñas y a la máxima eficiencia. La unidad de mayor
entidad es la lituana Brigada Mecanizada Iron Wolf, de despliegue rápido,

11 Las Fuerzas Armadas de lituania poseen 19.650 efectivos más 5.000 Guardias de Fronteras,

Letonia dispone de 6.950 más 10.600 miembros de la Guardia Nacional y Estonia 5.800 a los que
se añaden 2.800 efectivos de la Guardia Fronteriza, Military Technology-The World Defence Alma-
nac 2006, Mönch, 2006.

– 84 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

reorganizada recientemente. Letonia dispone de otra brigada de Infantería y


Estonia está en proceso de constitución de una propia. Respecto del material,
los tres países han concentrado esfuerzos en la adquisición de equipamiento
de combate anticarro. Todos poseen buques cazaminas y patrulleros –de fac-
tura soviética o cedidos por Noruega, Alemania, Holanda y Dinamarca–,
siendo la Marina de Guerra lituana la única que posee dos corbetas.
La trayectoria de transformación y reorganización de las Fuerzas Arma-
das bálticas ha estado marcada por el apoyo exterior de los que ahora son
sus aliados en la OTAN. De manera multilateral, pero también con especi-
ficidades bilaterales en cada país, se presto una asistencia inicial para la
transformación y creación de fuerzas por parte británica, danesa y noruega.
La amenaza regional que ha sido el gran problema histórico de los
Estados bálticos es la tendencia imperialista de Rusia, de la que se derivan
acciones de ingerencia y desestabilización frecuentes en el ámbito político
y económico, además de la permanente amenaza sobre aspectos de seguri-
dad y defensa. Todo ello se ha agravado en los últimos tres años debido al
curso de los acontecimientos en Rusia y la dinámica de su Gobierno12.
Entre los indicativos específicos actuales de la presencia militar rusa en la
región, cabe destacar la presencia de armas nucleares tácticas en Kalinin-
grado y las maniobras de la flota rusa del Báltico. No debe olvidarse que,
recientemente, se han experimentado episodios de gran tensión, como los
ataques cibernéticos a Estonia (mayo de 2007) y las intrusiones aéreas en
Lituania (2005). Por otra parte, la incertidumbre sobre la estabilidad futu-
ra de Bielorrusia puede suponer una amenaza en el peor de los escenarios
prospectivos, debido a una guerra civil o conflicto fronterizo.
Los Estados bálticos se han decantado por una doctrina de defensa
total, enfocada hacia la resistencia y el desgaste de las fuerzas enemigas,
en un marco de conflictos de cuarta generación y guerra asimétrica, basa-
do en la asistencia de la OTAN en virtud del artículo 5 de la Alianza13.

12 «Russia’s wrong direction: what the United States can and should do», en Council of
Foreign Relations Task Force Report, número 57, pp. 16-21, Nueva York, 2006. LOPATA, R.: Ana-
tomy of an Hostage: Kaliningrad anniversary case, Baltic Defence College, Vilnius 2006.
VV.AA.: Transformation of Putin’s Regime: Why transitology is not aplicable to Post-Soviet Rus-
sia, pp. 50-51 y 116-117, Institute of International Relations and Political Science, Vilnius 2007,
EDWARDS, J. y KEMP, J. (dir.).
13 La estrategia de la defensa báltica es de resistencia, como se aprecia en el estudio sobre las

Fuerzas Armadas de Lituania realizado por URBELIS, V.: «Lithuanian Deterrence Strategy», en
Lithuanian Annual Strategic Review, pp. 169-194, 2005.

– 85 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

La organización militar báltica prima las unidades combinadas, como


el BALTNET para control de espacio aéreo, (emplazado en Lituania), el
batallón BALTBAT formado por tres compañías de cada uno de los países
bálticos, la agrupación naval de patrulla permanente BALTRON (basada
en Letonia) y el centro de formación y cursos superiores BALTDEFCOL
(ubicado en Estonia). Estas unidades son una muestra de la sinergia bálti-
ca en el plano de la Defensa. Además de ello, en algunos casos se eviden-
cian ciertas especializaciones, como el centro de ciberguerra de que dispo-
ne Estonia.
Los países bálticos, en la medida de sus posibilidades materiales y de
sus limitaciones dimensionales, son muy activos en materia de coopera-
ción en misiones internacionales (participando en Afganistán e Irak) y con
socios candidatos de la Asociación para la Paz (Georgia y Azerbaiyán prin-
cipalmente) para contribuir a la integración euroatlántica de las Fuerzas
Armadas de Europa del Este.
Las principales aportaciones que los países bálticos pueden hacer a la
OTAN y a la PESC de la Unión Europea en materia de defensa son las
siguientes:
— Inteligencia y prospectiva.
— Conocimiento de la doctrina estratégica y operativa rusa (antigua
URSS), y de su adiestramiento.
— Alerta temprana sobre fuerzas rusas y bielorrusas.

Con una orientación específica hacia el ámbito de la seguridad, cabe


mencionar:
— Control de flujos migratorios a través de la frontera de la Unión
Europea con Bielorrusia y Rusia.
— Supervisión sobre el blanqueo de capitales y transnacionalidad
mafiosa de Europa del Este.
— Monitorización de la acción regional de Rusia y la situación en
Kaliningrado.

España y el Báltico

Los tradicionales escenarios de interés internacional para España han


sido Hispanoamérica y el Mediterráneo, incluyendo el mundo árabe bajo
en enfoque conjunto. La ampliación de la Unión Europea, los cambios

– 86 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

acaecidos en el antiguo bloque soviético y la necesidad de ampliar la pro-


yección exterior de España en un contexto de internacionalización global
creciente, demuestran que el tercer escenario sobre el que España debe
posicionarse es aquél constituido por la Europa del Este, entendida en sen-
tido amplio. La complejidad de esta región, con elementos heterogéneos y
asimetrías diversas, implica establecer un análisis estratégico general pero
al mismo tiempo ajustado a cada caso o subregión específica: el Báltico,
los Balcanes, la Federación Rusa y el Cáucaso Sur, distinguiendo entre los
países integrados en la Unión Europea (Polonia, Rumania, Bulgaria, etc.)
o no (Ucrania, Moldavia, Croacia, etc.).
Los países bálticos, considerados en bloque, suponen una oportunidad
para España en términos de aproximación hacia la Europa del Este, ade-
más de que en sí mismos son un interlocutor fiable en el ámbito interna-
cional. Hasta la fecha, Polonia, Rumania, Hungría y Bulgaria han destaca-
do como escenarios de la expansión económica española, que ha sido la
actividad motriz de nuestro posicionamiento en Europa del Este.
En la Unión Europea de los 25, que a medio plazo se verá ampliada, es
necesario un sistema de coordinación interna que agrupará países depen-
diendo de las especificidades geográficas, políticas y económicas. La
alianza báltica constituye un excelente ejemplo de ello. España, ante la
falta de presencia histórica en Europa del Este, habrá de seleccionar –de
entre los socios europeos– los países con los que establecer sólidos víncu-
los para establecerse, diplomática y económicamente, en la región.
El resurgir de Rusia como potencia mundial proactiva supone un ele-
mento condicionante tanto para la PESC de la Unión Europea como para
las relaciones bilaterales con determinados Estados, tanto los que tienen
vocación de potencias eurocontinentales –Francia y Alemania– como los
que sienten el permanente riesgo de la injerencia rusa, aquellos desgajados
del extinto Pacto de Varsovia. En este contexto, aunque para España no
suponga una prioridad, es inexcusable tener una posición definida hacia
Rusia basada en los propios intereses nacionales, si bien respetando el
principio de solidaridad intracomunitaria.
Como premisa conceptual, resulta evidente que Estonia, Letonia y
Lituania son socios de España en virtud de la común pertenencia a Unión
Europea y OTAN. Aunque sean países distantes de España, el vector euro-
atlántico enmarca la doctrina exterior y la posición geoestratégica de
ambos. Existen motivos para considerar la coincidencia de intereses entre
los países bálticos y España, sin existir en principio incompatibilidades ni

– 87 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

contradicciones dignas de mención. La confluencia de comunes intereses


facilita la consecución de alianzas entre España, Estonia, Letonia y Litua-
nia, incluso ampliando dicha asociación a la coordinación con otros Esta-
dos del Este como Polonia o Ucrania, aunque en desigual medida. La asi-
metría dimensional con España beneficia a los bálticos –al contar con un
aliado fuerte– y a España, por su capacidad de tener protagonismo en un
área específica internacional. En política exterior, los países bálticos han
patentizado un esfuerzo diplomático orientado a la construcción de blo-
ques sinérgicos: Estonia/Letonia/Lituania, Bálticos/Polonia y Georgia/
Azerbaiyán. España, como potencia media occidental, puede encontrar en
socios europeos agrupados un contrapeso al eje eurocontinental en la
Unión Europea y una más eficiente defensa de sus intereses aunando las
iniciativas de varios Estados y, por lo tanto, facilitando la solidaridad intra-
comunitaria.
Para España es muy importante construir una doctrina exterior genui-
namente española hacia Europa del Este, con una orientación específica y
ajustada a cada caso concreto (Rusia, Bielorrusia, Polonia y el Báltico,
Rumania y Bulgaria, el Cáucaso Sur). Sobre todos los países sobresale, por
su dimensión y capacidades, la Federación Rusa. Los países bálticos se
encuentran en posición de cooperar con España e este sentido.
Los aspectos económicos de la cooperación hispano-báltica parten de
considerar a la región del Báltico como un marco específico en el contex-
to de los mercados emergentes de Europa del Este. España, como país que
desempeña una función inversora, se encuentra en busca de nuevas opor-
tunidades una vez cumplida la etapa histórica como protagonista de la
inversión foránea en Hispanoamérica. El Mediterráneo árabe es un contex-
to limitado para la inversión. Sin embargo, entre las economías emergen-
tes de Europa del Este, los países bálticos suponen un mercado de interés,
tanto final como de tránsito. Los parámetros económicos de Estonia, Leto-
nia y Lituania –indicadores económicos, nivel de calidad, cultura empresa-
rial, clima de negocio– son aptos como destino de la inversión española.
España tienen intereses como inversor en sectores estratégicos –ener-
gía– y afronta la necesidad de intensificar su actividad en investigación y
desarrollo en sectores de tecnología punta. En ambos casos, los países bál-
ticos suponen un escenario de interés, y cuentan con activos tecnológicos
(ITT, biotecnología, electrónica, láser) que pueden ser aprovechados por
las empresas españolas. Las empresas españolas están en posición de
encontrar oportunidades de negocio en el sector de obra civil e infraestruc-

– 88 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

turas, en base a las dotaciones de Fondos de Cohesión y Estructurales de


la Unión Europea destinados a los países bálticos. En el ámbito del trans-
porte, los países bálticos –con la especial significación de Lituania– son un
extremo del vector logístico para Europa del Este, a través del Báltico
Oriental. Que puede optimizar la canalización del tráfico rodado hacia una
conexión marítima hispano-báltica, principalmente a través del puerto de
Klaipeda.
En Estonia, Letonia y Lituania pueden encontrarse también socios cor-
porativos para constituir alianzas estratégicas orientadas a la expansión
regional en mercados emergentes del este de Europa, que aportan a la vez
una gran expectativa de rentabilidad pero encierran riesgos, por ser com-
plejos e inestables. En este sentido, la capacidad de gestión de las empre-
sas bálticas, el análisis de riesgo, aportaciones de know-how y coordina-
ción de intereses, redundan en una prospectiva favorable a Estonia, Leto-
nia y Lituania constituyen a la vez así un mercado directo e indirecto para
la expansión corporativa española en Europa del Este.
Por último, con relación al ámbito de seguridad y defensa, cabe resal-
tar que, para España, la cooperación directa con los países bálticos puede
suponer una considerable contribución a la seguridad nacional y a la acti-
vidad desarrollada por nuestras nuestras Fuerzas Armadas14. Recordando
lo anteriormente mencionado en términos generales, España encontraría
utilidades en la cooperación directa con los países bálticos en las siguien-
tes áreas de seguridad y defensa:
— Inteligencia, análisis y prospectiva. Especial aplicación a las Fuer-
zas Armadas de Rusia.
— Control de la inmigración procedente de países de Europa del Este.
— Combate contra la actividad de mafias de Europa del Este.

No debe soslayarse el grado de vulnerabilidad de España, al ser recep-


tora masiva de inmigración procedente del este de Europa y suponer un
entorno de intenso blanqueo de capitales de similar procedencia (especial-
mente en Levante y Costa del Sol). Además de ello, España supone un inte-
rés creciente para Rusia, en términos de marco receptor de inversiones y
objetivo de influencia política.

14 ESPONA, Rafael José R. de: «España ante el entorno báltico de seguridad y defensa», en

Boletín de Información del CESEDEN, número 294, octubre de 2006.

– 89 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

Las instituciones españolas competentes tienen una creciente necesidad


de inteligencia y análisis sobre Rusia y su entorno, habida cuenta la agre-
siva doctrina exterior rusa en el ámbito de la seguridad económica (espe-
cialmente en el suministro energético y en la recepción de inversiones forá-
neas) y en la política exterior (evidenciada en las disensiones sobre Koso-
vo e Irán), los cuales evidencian una intención clara de recuperación de su
espacio de influencia. Además de ello, las mafias provenientes del espacio
ruso, el posicionamiento ruso de defensa hacia la OTAN (retirada de con-
venios de control de armas, pruebas de misiles) y otros aspectos que afec-
tan a la estabilidad y seguridad internacional, constituyen elementos de
vital importancia para los analistas españoles.
Por todo ello, España puede obtener de los países bálticos una colabo-
ración de gran utilidad, con la contraprestación de un apoyo recíproco en
absoluto gravoso para los intereses nacionales.

Conclusiones y prospectiva

Los países bálticos, conformando una región de desarrollo y estabili-


dad europea oriental, una vez consolidados proyectan su actividad a otros
países de Europa del Este, hacia el entorno ruso, con una doctrina nacio-
nal de carácter euroatlántico. Su estabilidad interna (socio-económica y
política) y especial relación bilateral con Estados Unidos les permiten con-
tribuir a la coordinación de procesos de integración euroatlántica de países
del este, así como disponer de idónea información, análisis y prospectiva.
La participación en economías emergentes y la coordinación diplomática,
generan a su vez estabilidad política. En todo caso, ha de tenerse presente
Los Estados bálticos sufren aspectos negativos, entre los que se destacan la
obsolescencia infraestructural económica, la excesiva mutación política,
la vulnerabilidad energética en el suministro, y las carencias materiales en
aspectos de seguridad y defensa.
En el contexto de la sinergia báltica, destaca Lituania como país de
mayores dimensiones y que acredita un liderazgo báltico, tanto por su esta-
bilidad interna como por sus iniciativas internacional y su propio peso
específico en términos comparados.
Considerando la permanente amenaza rusa a la estabilidad regional, los
aspectos de seguridad y defensa son primordiales para los Estados bálticos.
Por sus reducidas dimensiones, la capacidad de los países bálticos es cua-

– 90 –
LOS PAÍSES BÁLTICOS Y SU PROYECCIÓN EN LA EUROPA DEL ESTE

litativa más que cuantitativa. Aspectos informativos y analíticos permiten


una representación realista del escenario y contribuyen a la construcción
de una doctrina exterior propia sólidamente fundamentada. La cercanía de
Rusia y su permanente amenaza, y las reducidas dimensiones de los Esta-
dos bálticos, suponen la existencia de una doctrina de seguridad nacional
integrada, donde aspectos como la seguridad energética y la estabilidad
financiera se relacionan con este enfoque.
Por su parte, España necesita socios permanentes para construir su pro-
pia doctrina exterior hacia Europa del Este y expandir sus intereses econó-
micos en un contexto de economías emergentes con grandes posibilidades
de crecimiento y rentabilidad, pero que al mismo tiempo adolece de múlti-
ples riesgos e inestabilidad política. Lograr socios intracomunitarios en
alianza estable e intensificar su inteligencia sobre aspectos de seguridad
interior (inmigración y mafias) y defensa (Rusia) constituyen objetivos
ineludibles.
Finalmente, en términos prospectivos, cabe concluir que:
— Los países bálticos intensificarán su dinamismo e implicación
regional, a la par que refuerzan su cohesión interna.
— A medio plazo, los Estados bálticos habrán de reforzar la integra-
ción euroatlántica y el desarrollo de su estructura económica.
— A largo plazo, Estonia, Letonia y Lituania aumentarán su presencia
internacional regional con una sólida construcción y articulación de
intereses en bloques de Europa del Este.

RAFAEL JOSÉ R. DE ESPONA


Cónsul honorario de la República de Lituania
Licenciado en Derecho

– 91 –
CONCLUSIONES

La primera y más contundente: con lo trabajado apenas se han dado


unas pinceladas sobre la complejidad del espacio analizado. Se ha insisti-
do en varios lugares que hay que seguir enfocando esta realidad desde otros
ángulos y con otras visiones. El punto final de este trabajo debe conside-
rarse como punto y seguido.
Otra conclusión es el resultado que se deriva del realismo con el que se
han escrito los ensayos: se es lo que se ha sido, y el futuro será, en buena
medida, lo que ya se es en el momento actual. Estimar el futuro con el
ánimo de prever para optar exige tener muy presente la Historia. No cabe
pensar en la Europa del Este a partir de algo semejante a la hora cero,
empezar a contar cuando interesa a cada uno.
La Europa del Este en la Unión Europea refuerza su condición de labe-
rinto. No obstante, con voluntad decidida, acciones continuadas y la mira-
da puesta en el futuro lo que puede parecer caótico se transformará en posi-
bilidades casi ilimitadas.
Si la Unión Europea pretende ser fuerte y estable, se debe hacer todo lo
posible para que sea fuerte y estable la Europa del Este. La historia de
Europa enseña, como maestra, que en buena medida su vividura sigue
estando determinada por lo que ocurre en la región.
La ampliación de la Unión Europea ha desplazado sus centros geográ-
ficos, económicos, demográficos, culturales y científicos que reclaman el
refuerzo de la confianza entre todos los miembros de la Unión Europea y
de manera especial con los nuevos Estados miembros.
Queda claro, tras lo expuesto en las páginas precedentes, que garanti-
zar la seguridad y la defensa de la zona, además de garantizar la seguridad

– 93 –
CONCLUSIONES

de todos, es requisito imprescindible para asegurar el tránsito en la demo-


cracia y hacia la modernidad de los nuevos Estados miembros de la Unión
Europea.
Por primera vez existe un futuro para la Europa del Este. Un futuro que
es probable y deseable al tiempo. Se alcanzará ese futuro si las relaciones,
hacia dentro de la Unión Europea, y fuera de ella, cada uno en su zona de
influencia, se plantean en términos del lo que propone en punto de equili-
brio de John Nash:
«Lo que beneficia al grupo beneficia a cada una de las partes…
No existen pactos, existen oportunidades para buscar equilibrios
que beneficien a todos siempre que ninguna de las partes cambie su
estrategia mientras los demás no cambien la suya… La respuesta de
cada uno es la respuesta óptima a las elecciones estratégicas de los
demás.»

La timidez debe dejarse a un lado sin que ello suponga proponer la


temeridad y la osadía como alternativas para la región. Alcanzar el equili-
brio no será fácil en ningún caso, pero sí posible.

JESÚS IGNACIO MARTÍNEZ PARICIO


Catedrático de Sociología
(Universidad Complutense de Madrid)

– 94 –
ANEXOS

Se incluyen algunas tablas y gráficos elaborados por el grupo de traba-


jo a partir de los Eurobarómetros, en concreto el último del que se ha podi-
do disponer de su base de datos (primavera de 2006) pues de esta manera
se ha podido analizar algunas cuestiones de interés para los objetivos de
este Documento. Los datos de encuesta miden opiniones que puede que
estén bien fundadas; en ocasiones las respuestas son el resultado de un pre
juicio (juicio previo), y en otras de claros prejuicios. Detectar las causas de
una u otra postura exige un análisis detallado que no se corresponde con el
objetivo del trabajo. Se deberá tener presente un principio básico en toda
encuesta: si algo se define como verdadero, aunque no lo sea, se termina-
rá actuando como si lo fuera (ley de Thomas, o también, «profecía que se
autocumple»). En determinadas investigaciones lo que se pretenden medir
es este peculiar mecanismo de psicología colectiva. Se aportan además
algunos indicadores económicos con el fin de señalar aspectos del escena-
rio económico en el que se inscribe el espacio geopolítico considerado que
necesariamente deben tenerse presentes a la hora de interpretar el presen-
te y, sobre todo, su futuro: equilibrios macroeconómicos, sociales y cientí-
ficos-tecnológicos (triángulo de Solans, representante español en el Banco
Central Europeo, fallecido hace unos años).
El grupo que los ha elaborado considera que el lector deberá añadir sus
propias conclusiones a la vista de los números y los gráficos que se acom-
pañan. No se deberá olvidar que los datos de encuesta y los que represen-
tan algunos indicadores sociales y económicos corresponden a un momen-
to concreto y que son consecuencia de unas circunstancias propias de la
fecha en la que se elaboraron. El análisis más exhaustivo exige contar con

– 95 –
ANEXOS

datos de tendencia. Es la única manera de entender el complejo proceso de


cambio político y social que se está produciendo, así como la consolida-
ción de la democracia y de la modernidad que están viviendo los países
recién incorporados a la Unión Europea. Las tendencias permitirían prever
escenarios no tanto con el objetivo de acertar en la previsiones (en algunos
casos se podría hacer), como para optar entre las situaciones posibles. Este
objetivo habrá que dejarlo para otra ocasión pues no es el que guiaba al
grupo que se constituyó para redactar esta primera aproximación al cono-
cimiento de un espacio tan relevante.

Glosario de los términos empleados en tablas y gráficos

Esperanza de vida al nacer. Años que se estima (términos de probabili-


dad) que vivirá una persona si se mantienen a lo largo de toda su vida las tasas
de mortalidad por grupos de edad que se produce en el momento del cálculo.
Tasa bruta combinada de matriculación. Porcentaje de población, sin
importar la edad, que se encuentra matriculada en los tres niveles de la
enseñanza.
Paridad de Poder Adquisitivo (PPA). Tipo de cambio que refleja las
diferencias de precios entre países lo que permite homogenizar la capaci-
dad adquisitiva de la población.
Índice de prevalencia en el proceso de urbanización. Proceso de cam-
bio de la población que reside en núcleos urbanos en dos momentos, 1975-
2005. El valor máximo es 100 (cifra hipotética) que supondría que en el
año de partida nadie vivía en ciudades. El valor intermedio es cero, que
significaría que la población en los dos años no ha cambiado.
Índice de Gini. Mide la desigualdad en los ingresos de la población. El
valor cero significaría la total igualdad; 100, la total desigualdad.
Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la mujer. Es el resultado de
combinar la esperanza de vida, la tasa bruta combinada de matriculación,
la tasa de alfabetización, y la paridad de poder adquisitivo, referidas en este
caso a las mujeres.
Índice de potencial demográfico. Población potencialmente activa
comprendida entre 15 y 65 años.
Definición Eurostat de la distribución espacial de la población. Rela-
ciona la densidad de población por kilómetro cuadrado, al tiempo que se
considera la población total que vive en ese mismo espacio.

– 96 –
ANEXOS

Índice de libertad económica. Reúne 50 variables que miden: política


comercial, impuestos, intervención del gobierno en la economía, política
monetaria, flujos de capital y de inversión extranjera, precios y salarios,
derechos de propiedad, regulación de la actividad económica, economía
sumergida.
Competitividad global. Capacidad de un país para lograr un crecimien-
to sostenido de su economía. Se consideran tres aspectos: ambiente macro-
económico, instituciones públicas, y tecnología.

– 97 –
Anexo 1.– Indicadores de la estructura social de la Unión Europea, año 2006.
PIB per cápita Tasa anual Índice de
Esperanza Tasa bruta Población Gasto público
(PPA en miles de prevalencia Médicos
de vida combinada masculina en sanidad
Países de dólares crecimiento en el proceso por 100.000
al nacer de de más (porcentaje
estadouni- de de habitantes
de los varones matriculación de 65 años del PIB)
denses) la población urbanización

Alemania 82,3 89 27,8 0,2 4,08 15,0 8,6 362


Austria 82,4 89 30,1 0,3 0,38 14,0 5,4 324
Bélgica 82,5 114 28,3 0,2 1,41 15,1 6,5 418
Bulgaria 68,2 78 7,7 –0,4 9,66 14,0 4,0 338
Chipre 84,3 78 18,8 1,0 20,96 10,0 2,9 298
Dinamarca 81,0 102 31,5 0,2 1,97 12,8 7,3 366
Eslovaquia 69,3 75 13,5 0,5 10,79 10,1 5,3 325
Eslovenia 76,1 95 19,2 0,4 9,01 12,9 6,2 219
España 82,1 94 22,4 0,6 4,72 14,5 5,4 320
Estonia 57,2 92 13,5 –0,2 1,39 13,9 3,9 316
Finlandia 80,9 108 27,6 0,4 2,26 13,4 5,5 311

– 98 –
ANEXOS

Francia 80,9 92 27,7 0,5 2,28 14,5 7,4 329


Grecia 82,0 92 20,0 0,7 4,82 15,2 5,0 440
Holanda 83,5 99 29,4 0,6 4,82 11,9 5,8 329
Hungría 64,7 89 14,6 –0,1 10,51 13,1 5,5 316
Irlanda 87,4 96 31,2 1,0 3,46 10,1 8,3 347
Italia 84,6 87 27,1 0,2 1,35 16,7 6,4 606
Letonia 60,1 90 10,3 –0,2 0,68 14,2 3,3 291
Lituania 60,5 94 11,7 0,2 9,06 13,0 4,3 403
Luxemburgo 82,6 88 62,3 0,8 10,94 11,9 5,3 255
Malta 85,4 79 17,6 1,0 6,51 11,1 7,0 293
Polonia 69,7 90 11,4 0,5 5,54 10,9 4,4 220
Portugal 79,8 94 18,1 0,5 32,69 14,4 6,6 324
República Checa 75,2 80 16,4 0,1 7,68 12,2 6,4 343
Reino Unido 83,6 123 27,1 0,2 3,73 13,8 6,4 166
Rumania 65,3 72 7,3 0,1 12,11 12,0 4,2 189
Suecia 86,4 114 26,8 0,3 0,42 15,0 7,8 305
Anexo 1.– (Continuación).
Gasto
Líneas
público PIB Relación Tasa
telefónicas Índice IDH
Países en enseñanza por unidad de ingresos de actividad
por 1.000 de Gini de la mujer
(porcentaje de energía varón-mujer femenina
habitantes
del PIB)

Alemania 441 28,3 4,1 6,2 0,926 0,54 48,0


Austria 418 30,0 5,3 7,5 0,926 0,35 44,2
Bélgica 393 25,0 5,0 4,8 0,941 0,54 40,3
Bulgaria 242 31,9 5,2 2,9 0,807 0,67 55,8
Chipre 419 21,0 3,5 6,0 0,884 0,47 49,3
Dinamarca 567 24,7 8,0 8,1 0,938 0,73 61,8
Eslovaquia 135 25,8 5,1 3,6 0,847 0,65 62,6
Eslovenia 211 28,4 5,7 5,1 0,901 0,62 54,3
España 316 32,5 4,2 6,5 0,922 0,44 38,5
Estonia 204 37,2 5,5 3,6 0,852 0,64 60,1
Finlandia 534 26,9 5,5 3,7 0,940 0,72 56,8

– 99 –
Francia 495 32,7 5,3 5,8 0,935 0,59 49,3
ANEXOS

Grecia 389 35,4 2,4 6,8 0,907 0,45 38,7


Holanda 464 30,9 5,7 5,8 0,939 0,53 46,0
Hungría 96 26,9 5,8 5,3 0,860 0,62 48,7
Irlanda 510 29,0 5,4 2,4 0,953 0,69 66,7
Italia 388 36,0 3,1 8,5 0,928 0,46 39,0
Letonia 234 33,6 3,8 4,9 0,834 0,62 59,0
Lituania 212 31,9 4,6 4,0 0,851 0,68 57,3
Luxemburgo 481 25,0 3,1 6,3 0,944 0,39 38,3
Malta 360 20,0 4,3 7,6 0,858 0,39 26,5
Polonia 86 34,1 5,5 4,4 0,856 0,62 57,0
Portugal 243 38,5 4,0 6,9 0,900 0,54 51,8
República Checa 158 25,4 4,2 3,7 0,872 0,64 61,3
Reino Unido 441 36,0 4,8 6,6 0,937 0,62 53,5
Rumania 102 30,3 2,8 3,8 0,789 0,58 50,3
Suecia 681 25,0 7,1 4,4 0,947 0,69 62,8

Fuente: Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Naciones Unidas, 2006.


Anexo 2.– Dinámica de la población en los países de la Unión Europa, año 2005. Saldo vegetativo: nacimientos-muertes; saldo migrato-
rio: inmigrantes-emigrantes.

750.000

550.000

350.000

– 100 –
ANEXOS

150.000

–50.000
ia ia ia ía ia ia ia ca ia ia ia ta ia o al ia re ia ca ia ia ca ia da ña o ia
an lgar an ngr Ital uan ton he lon ton ven Mal aqu burg rtug rec hip ustr ar uec and lgi and lan spa nid anc
m m t e C Po Es lo v o G C A am S inl Bé Irl o E o U Fr
A
le Bu Ru Hu Li L ica Es slo xem P in F H in
l E u D
p úb L Re
Re
–25.0000
Fuente: Eurostat, 2006. n-m i-e
ANEXOS

Anexo 3.– Crecimiento de la población.


Años
Regiones y países
1994 1995 1996 1997 1998 1999

Unión Europea (27 países) 369.400 177.100 182.800 218.500 160.556 151.471
Unión Europea (25 países) 421.200 254.900 282.600 318.700 245.26 221.571
Zona euro (13 países) 223.200 174.200 204.000 257.000 213.956 235.871
Zona euro (12 países) 223.100 174.200 203.800 257.700 215.05 237.271
Bélgica 12.700 10.600 12.100 12.300 69.900 8.600
Bulgaria –32.400 –42.700 –44.900 –57.800 –52.800 –39.500
República Checa –10.800 –21.800 –22.400 –22.000 –19.000 –20.300
Dinamarca 8.600 6.700 6.600 7.700 7.700 7.000
Alemania –115.100 –119.400 –86.800 –48.200 –67.400 –75.600
Estonia –8.000 –7.300 –5.800 –6.000 –7.200 –6.000
Irlanda 17.400 16.500 19.000 21.200 22.400 21.300
Grecia 6.000 1.300 0,000 2.300 –1.800 –2.700
España 31.900 17.300 11.200 19.500 4.700 9.000
Francia 225.056 229.171
Italia –23.200 –31.100 –26.500 –26.700 –58.800 –30.500
Chipre 5.500 4.300 4.000 3.400 3.500 3.400
Letonia –17.500 –17.300 –14.500 –14.700 –15.800 –13.400
Lituania –4.100 –4.100 –3.800 –3.300 –3.800 –3.600
Luxemburgo 1.700 1.600 1.800 1.600 1.500 1.800
Hungría –31.300 –33.300 –37.800 –39.000 –43.600 –48.600
Malta 2.100 1.900 2.100 1.900 1.500 1.200
Países Bajos 62.100 54.800 51.900 56.600 61.900 59.900
Austria 11.700 7.500 8.000 4.600 2.900 –0,100
Polonia 94.900 47.000 42.700 32.400 20.200 0,600
Portugal 9.700 3.300 3.100 7.800 6.900 8.100
Rumania –19.400 –35.100 –54.900 –42.400 –31.900 –30.600
Eslovenia 0,100 0,000 0,200 –0,700 –1.100 –1.400
Eslovaquia 15.000 8.700 8.900 7.000 4.400 3.800
Finlandia 17.200 13.800 11.500 10.200 7.800 8.300
Suecia 20.500 9.400 1.200 –2.800 –4.300 –6.500
Reino Unido 123.100 86.500 97.400 97.100 87.700 68.100
Croacia –0,900 –0,300 3.200 3.500 –5.200 –6.800
Antigua república Yugoslava
de Macedonia 17.700 15.900 15.300 12.900 12.300 10.500
Turquía
Islandia 2.700 2.400 2.400 2.400 2.400 2.200
Liechtenstein 0,200 0,200 0,200 0,200 0,200 0,200
Noruega 16.000 15.100 17.000 15.200 14.400 14.100
Suiza 21.000 18.800 20.400 17.800 16.300 15.900
Asociación Europea
de Libre Comercio
(AELE) (CH, IS, LI, NO) 39.900 36.500 40.100 35.500 33.300 32.400
Canadá

– 101 –
ANEXOS

Anexo 3.– (Continuación).


Años
Regiones y países
2000 2001 2002 2003 2004 2005

Unión Europea (27 países) 293.032 226.968 147.153 108.816 390.066 297.909
Unión Europea (25 países) 355.732 310.368 252.453 207.416 472.919 381.289
Zona euro (13 países) 339.932 310.568 266.953 206.416 395.406 292.613
Zona euro (12 países) 340.332 311.568 268.153 208.616 395.968 293.281
Bélgica 11.400 10.600 5.600 5.100 13.672 14.836
Bulgaria –41.400 –44.200 –46.100 –44.500 –40.224 –42.299
República Checa –18.100 –17.100 –15.400 –17.600 –9.513 –5.727
Dinamarca 9.100 7.200 5.500 7.100 8.803 9.320
Alemania –71.800 –94.000 –122.500 –147.200 –112.649 –144.432
Estonia –5.300 –5.900 –5.400 –5.200 –3.693 –2.966
Irlanda 23.400 27.700 31.100 32.700 33.533 33.601
Grecia –1.900 –0,300 –0,300 –1.100 0,713 2.454
España 37.200 46.300 50.200 57.100 82.657 78.597
Francia 267.532 262.868 248.253 233.816 280.651 275.087
Italia –17.000 –21.600 –22.200 –42.400 15.941 –34.875
Chipre 3.000 3.400 2.700 2.900 3.084 2.818
Letonia –12.000 –13.300 –12.500 –11.400 –11.690 –11.280
Lituania –4.800 –8.900 –11.100 –10.400 –10.921 –13.258
Luxemburgo 1.900 1.800 1.600 1.200 1.874 1.750
Hungría –38.000 –35.200 –36.000 –41.200 –37.355 –38.236
Malta 1.300 1.000 0,700 1.000 0,984 0,730
Países Bajos 66.100 62.200 59.700 58.400 57.454 51.508
Austria 1.500 0,700 2.300 –0,300 4.676 3.001
Polonia 10.300 5.000 –5.700 –14.100 –7.391 –3.902
Portugal 14.600 7.700 8.100 3.700 7.288 1.937
Rumania –21.300 –39.200 –59.200 –54.100 –42.629 –41.081
Eslovenia –0.400 –1.000 –1.200 –2.200 –0,562 –0,668
Eslovaquia 2.500 –0,900 –0,700 –0,500 1.895 0,955
Finlandia 7.400 7.600 6.200 7.600 10.158 9.817
Suecia –3.100 –2.300 0,800 6.200 10.396 9.636
Reino Unido 70.900 66.800 62.600 84.300 132.914 140.586
Croacia –6.500 –8.600 –10.500 –12.900 –9.449 –9.298
Antigua república Yugoslava
de Macedonia 12.000 10.100 9.800 9.000 5.417 4.076
Turquía 933.000 917.000 911.000
Islandia 2.500 2.400 2.200 2.300 2.410 2.444
Liechtenstein 0,200 0,200 0,200 0,100 0,174 0,166
Noruega 15.200 12.700 10.900 14.000 15.751 15.524
Suiza 16.000 12.200 11.100 8.700 12.902 11.779
Asociación Europea
de Libre Comercio
(AELE) (CH, IS, LI, NO) 33.800 27.500 24.500 25.200 31.200 29.913
Canadá 0,000

– 102 –
ANEXOS

Anexo 3.– (Continuación).


Años
Regiones y países
1994 1995 1996 1997 1998 1999

Unión Europea (27 países) 574.200 669.000 592.700 2.072.984 537.493 936.633
Unión Europea (25 países) 590.400 690.200 610.900 2.086.284 543.093 939.133
Zona euro (13 países) 542.900 619.600 563.100 2.023.084 438.693 786.833
Zona euro (12 países) 542.900 618.800 566.600 2.024.484 444.193 775.933
Bélgica 17.300 1.800 15.100 9.800 11.600 16.700
Bulgaria 0,000 0,000 1.100 0,100 0,000 0,000
República Checa 10.000 9.900 10.200 12.000 9.500 8.800
Dinamarca 10.500 28.600 17.500 12.100 11.000 9.400
Alemania 315.600 398.300 281.500 93.400 47.000 202.100
Estonia –20.900 –15.600 –13.400 –6.900 –6.700 –1.100
Irlanda –3.000 6.000 15.900 17.400 16.200 24.300
Grecia 78.100 77.300 70.900 61.500 54.800 45.100
España 64.400 70.500 83.300 94.400 158.700 237.900
Francia –1.407 93.933
Italia 25.700 31.500 59.500 55.700 64.100 46.400
Chipre 7.000 6.600 6.000 5.500 4.200 4.200
Letonia –22.800 –13.800 –10.100 –9.400 –5.800 –4.100
Lituania –24.200 –23.700 –23.400 –22.400 –22.100 –20.700
Luxemburgo 3.800 4.300 3.500 3.600 3.800 4.400
Hungría 18.000 17.800 17.800 17.500 17.300 16.800
Malta 1.000 –0,200 0,700 0,600 0,500 0,500
Países Bajos 20.400 15.000 21.300 30.500 44.100 43.900
Austria 3.100 2.100 3.900 1.500 8.500 19.800
Polonia –19.000 –18.200 –12.800 –11.700 –13.200 –14.000
Portugal 17.300 22.300 26.200 29.400 32.300 38.000
Rumania –16.200 –21.200 –19.300 –13.400 –5.600 –2.500
Eslovenia 0,000 0,800 –3.500 –1.400 –5.500 10.900
Eslovaquia 4.700 2.900 2.200 1.800 1.300 1.500
Finlandia 3.700 4.200 4.000 4.800 4.500 3.400
Suecia 50.800 11.700 5.800 5.900 11.000 13.600
Reino Unido 32.400 64.600 47.300 58.200 97.400 137.500
Croacia –0,400 –179.200
Antigua república Yugoslava
de Macedonia 2.900 –1.500 4.400 –2.000 –1.900 –1.600
Turquía
Islandia –0,800 –1.400 –0,500 0,100 0,900 1.100
Liechtenstein 0,100 0,100 0,000 0,000 0,500 0,200
Noruega 7.600 6.500 5.700 9.700 13.300 19.100
Suiza 29.400 24.600 –1.500 –2.600 10.700 25.000
Asociación Europea
de Libre Comercio
(AELE) (CH, IS, LI, NO) 36.300 29.700 3.800 7.200 25.500 45.400
Canadá
Estados Unidos

– 103 –
ANEXOS

Anexo 3.– (Continuación).


Años
Regiones y países
2000 2001 2002 2003 2004 2005

Unión Europea (27 países) 453.918 1.803.028 1.975.673 2.022.665 1.656.196


Unión Europea (25 países) 678.218 1.316.924 1.804.628 1.983.148 2.032.760 1.663.430
Zona euro (13 países) 920.618 1.175.024 1.602.528 1.733.689 1.738.041 1.387.264
Zona euro (12 países) 917.918 1.170.124 1.600.328 1.730.056 1.736.322 1.380.737
Bélgica 12.900 35.700 40.500 35.500 35.759 50.694
Bulgaria –220.600 7.300 –0,100 0,000 0,000
República Checa 6.500 –43.100 12.300 25.800 18.635 36.229
Dinamarca 10.100 12.000 9.600 7.000 4.962 6.734
Alemania 167.800 274.800 218.800 142.200 81.827 81.578
Estonia 0,200 0,100 0,200 0,300 0,134 0,140
Irlanda 31.800 39.200 32.700 31.300 47.908 66.245
Grecia 29.300 37.800 38.000 35.400 41.388 40.000
España 389.800 441.200 649.200 624.500 610.036 641.618
Francia 103.918 119.924 131.128 134.924 253.920 92.513
Italia 55.200 47.600 349.600 609.500 558.189 324.211
Chipre 4.000 4.600 6.900 12.400 15.724 14.421
Letonia –5.400 –5.200 –1.800 –0,900 –1.079 –0,564
Lituania –20.300 –2.500 –1.900 –6.300 –9.612 –8.782
Luxemburgo 3.500 3.300 2.600 2.100 1.526 2.750
Hungría 16.700 9.800 3.500 15.500 18.162 17.268
Malta 9.900 2.200 2.000 1.600 1.817 0,948
Países Bajos 57.000 56.000 27.600 7.000 –9.960 –22.824
Austria 17.200 43.500 34.800 38.200 61.726 56.400
Polonia –409.900 –16.800 –18.000 –13.800 –9.382 –12.878
Portugal 47.100 64.900 70.100 63.500 47.282 38.400
Rumania –3.700 –557.800 –1.500 –7.400 –10.095 –7.234
Eslovenia 2.700 4.900 2.200 3.600 1.719 6.436
Eslovaquia –22.400 1.100 0,900 1.400 2.874 3.403
Finlandia 2.400 6.200 5.200 5.800 6.721 9.152
Suecia 24.500 28.600 30.900 28.700 25.326 26.724
Reino Unido 143.700 151.000 157.600 177.800 227.158 192.614
Croacia –123.500 15.200 8.600 12.500 11.549 8.198
Antigua república Yugoslava
de Macedonia –2.500 –2.500 –24.800 –2.800 –0,113 –0,758
Turquía –415.000 3.512 –1.038
Islandia 1.900 0,800 –0,300 –0,200 0,597 3.870
Liechtenstein 0,300 0,400 0,200 0,300 0,132 0,139
Noruega 9.700 8.000 17.300 11.200 13.155 18.332
Suiza 23.700 39.400 47.100 41.500 38.052 32.247
Asociación Europea
de Libre Comercio
(AELE) (CH, IS, LI, NO) 35.500 48.600 64.100 52.869 51.973 54.588
Canadá 0,000
Estados Unidos 0,000

– 104 –
Anexo 4.– Proceso de cambio en el índice del potencial demográfico, años 2006-1998.

400
• Irlanda
350

300

250 • Chipre
Holanda • Francia
200 • Luxemburgo

– 105 –
ANEXOS

• Malta
Eslovaquia
150 Finlandia
España • • • Reino Unido
Dinamarca
Polonia Austria •• • Bélgica
Eslovenia Portugal
100 • • • • •
República Checa
• Grecia Suecia
Rumania Italia
• • • • Alemania
Hungría • Lituania
50
Estonia
• •
• • Letonia
Bulgaria
0
Fuente: Eurostat, 1999-2006.
Anexo 5.– Nacidos vivos.
Años
Países
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Alemania 769.600 765.200 796.000 812.200 785.000 770.700 767.000 734.500 719.300 706.700 705.622 685.795
Austria 92.400 88.700 88.800 84.000 81.200 78.100 78.300 75.500 78.400 76.900 78.968 78.190
Bélgica 116.500 115.500 116.400 116.200 114.500 113.500 116.300 114.000 111.200 112.100 115.618 117.799
Bulgaria 79.400 72.000 72.200 64.100 65.400 72.300 73.700 68.200 66.500 67.400 69.886 71.075
Chipre 10.400 9.900 9.600 9.300 8.900 8.500 8.400 8.200 7.900 8.100 8.309 8.243
Dinamarca 69.700 69.800 67.600 67.600 66.200 66.200 67.100 65.500 64.100 64.700 64.609 64.282
Eslovenia 19.500 19.000 18.800 18.200 17.900 17.500 18.200 17.500 17.500 17.300 17.961 18.157
Eslovaquia 66.400 61.400 60.100 59.100 57.600 56.200 55.200 51.100 50.800 51.700 53.747 54.430
España 370.100 363.500 362.600 369.000 365.200 380.100 397.600 406.400 418.800 441.900 454.591 465.616
Estonia 14.200 13.500 13.200 12.600 12.200 12.400 13.100 12.600 13.000 13.000 13.992 14.350
Finlandia 65.200 63.100 60.700 59.300 57.100 57.600 56.700 56.200 55.600 56.600 57.758 57.745
Francia 741.499 759.694 764.682 758.114 768.581 776.548 808.249 804.052 793.606 793.893 800.240 807.787

– 106 –
ANEXOS

Grecia 103.800 101.500 100.700 102.000 100.900 100.600 103.300 102.300 103.600 104.400 105.655 107.545
Holanda 195.600 190.500 189.500 192.400 199.400 200.400 206.600 202.600 202.100 200.300 194.007 187.910
Hungría 115.600 112.100 105.300 100.400 97.300 94.600 97.600 97.000 96.800 94.600 95.137 97.496
Irlanda 48.300 48.800 50.700 52.800 54.000 53.900 54.800 57.900 60.500 61.500 61.684 61.042
Italia 533.100 525.600 528.100 534.500 515.400 537.200 543.100 535.300 538.200 544.100 562.599 554.022
Letonia 24.300 21.600 19.800 18.800 18.400 19.400 20.200 19.700 20.000 21.000 20.334 21.497
Lituania 42.400 41.200 39.100 37.800 37.000 36.400 34.100 31.500 30.000 30.600 30.419 30.541
Luxemburgo 5.500 5.400 5.700 5.500 5.400 5.600 5.700 5.500 5.300 5.300 5.452 5.371
Malta 4.800 4.600 4.900 4.800 4.500 4.300 4.300 3.900 3.800 4.000 3.887 3.860
Polonia 481.300 433.100 428.200 412.600 395.600 382.000 378.300 368.200 353.800 351.100 356.131 364.383
Portugal 109.300 107.200 110.400 113.000 113.500 116.000 120.000 112.800 114.400 112.500 109.298 109.399
República Checa 106.600 96.100 90.400 90.700 90.500 89.500 90.900 90.700 92.800 93.700 97.664 102.211
Reino Unido 750.700 732.000 733.400 726.800 716.900 700.200 679.300 669.100 668.800 695.500 715.996 723.549
Rumania 246.700 236.600 231.300 236.900 237.300 234.600 234.500 220.400 210.500 212.500 216.261 221.020
Suecia 112.300 103.400 95.300 90.500 89.000 88.200 90.400 91.500 95.800 99.200 100.928 101.346
Anexo 6.– Movimiento natural de la población.
Años
Países
1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Alemania –115.100 –119.400 –86.800 –48.200 –67.400 –75.600 –71.800 –94.000 –122.500 –147.200 –112.649 –144.432
Austria 11.700 7.500 8.000 4.600 2.900 –0,100 1.500 0,700 2.300 –0,300 4.676 3.001
Bégica 12.700 10.600 12.100 12.300 9.900 8.600 11.400 10.600 5.600 5.100 13.672 14.836
Bulgaria –32.400 –42.700 –44.900 –57.800 –52.800 –39.500 –41.400 –44.200 –46.100 –44.500 –40.224 –42.299
Chipre 5.500 4.300 4.000 3.400 3.500 3.400 3.000 3.400 2.700 2.900 3.084 2.818
Dinamarca 8.600 6.700 6.600 7.700 7.700 7.000 9.100 7.200 5.500 7.100 8.803 9.320
Eslovaquia 15.000 8.700 8.900 7.000 4.400 3.800 2.500 –0.900 –0.700 –0,500 1.895 955
Eslovenia 0,100 0,000 0,200 –0,700 –1.100 –1.400 –0.400 –1.000 –1.200 –2.200 –0,562 –668
España 31.900 17.300 11.200 19.500 4.700 9.000 37.200 46.300 50.200 57.100 82.657 78.597
Estonia –8.000 –7.300 –5.800 –6.000 –7.200 –6.000 –5.300 –5.900 –5.400 –5.200 –3.693 –2.966
Finlandia 17.200 13.800 11.500 10.200 7.800 8.300 7.400 7.600 6.200 7.600 10.158 9.817
Francia 225.056 229.171 267.532 262.868 248.253 233.816 280.651 275.087

– 107 –
ANEXOS

Grecia 6.000 1.300 0.000 2.300 –1.800 –2.700 –1.900 –0,300 –0,300 –1.100 0,713 2.454
Holanda 62.100 54.800 51.900 56.600 61.900 59.900 66.100 62.200 59.700 58.400 57.454 51.508
Hungría –31.300 –33.300 –37.800 –39.000 –43.600 –48.600 –38.000 –35.200 –36.000 –41.200 –37.355 –38.236
Irlanda 17.400 16.500 19.000 21.200 22.400 21.300 23.400 27.700 31.100 32.700 33.533 33.601
Italia –23.200 –31.100 –26.500 –26.700 –58.800 –30.500 –17.000 –21.600 –22.200 –42.400 15.941 –34.875
Letonia –17.500 –17.300 –14.500 –14.700 –15.800 –13.400 –12.000 –13.300 –12.500 –11.400 –11.690 –11.280
Lituania –4.100 –4.100 –3.800 –3.300 –3.800 –3.600 –4.800 –8.900 –11.100 –10.400 –10.921 –13.258
Luxemburgo 1.700 1.600 1.800 1.600 1.500 1.800 1.900 1.800 1.600 1.200 1.874 1.750
Malta 2.100 1.900 2.100 1.900 1.500 1.200 1.300 1.000 0.700 1.000 0,984 730
Polonia 94.900 47.000 42.700 32.400 20.200 0.600 10.300 5.000 –5.700 –14.100 –7.391 –3.902
Portugal 9.700 3.300 3.100 7.800 6.900 8.100 14.600 7.700 8.100 3.700 7.288 1.937
República Checa –10.800 –21.800 –22.400 –22.000 –19.000 –20.300 –18.100 –17.100 –15.400 –17.600 –9.513 –5.727
Reino Unido 123.100 86.500 97.400 97.100 87.700 68.100 70.900 66.800 62.600 84.300 132.914 140.586
Rumania –19.400 –35.100 –54.900 –42.400 –31.900 –30.600 –21.300 –39.200 –59.200 –54.100 –42.629 –41.081
Suecia 20.500 9.400 1.200 –2.800 –4.300 –6.500 –3.100 –2.300 0,800 6.200 10.396 9.636
Anexo 7.– Distribución espacial de la población en la Unión Europea, según la definición de la Unión Europea, año 2003.

100

75

50

– 108 –
ANEXOS

25

0
ia ia ia da ia ia ia ia ia ia ia ia ia ña al ía ia ca ca re 27 lia go do ia ca da
and uec ston lan uan rec ton ustr aqu lgar an anc ven spa rtug ngr lon he ar hip ea- Ita bur ni an élgi lan
nl S E Ir Lit G Le A ov u um Fr slo E Po Hu Po a C am C op
l B R n m o U lem B Ho
Fi Es E lic Di ur xe ein A
b E u
L R
pú ón
Fuente: Eurostat, 2006. Re ni
U Débil Intermedia Densa
Anexo 8.– Disposición favorable a la ampliación de la Unión Europea, año 2006.

80

• • Polonia
Eslovenia
Bulgaria Rumania
• Grecia
70 Chipre
• •
República Checa • Eslovaquia
Letonia • • • • • Lituania
• Hungría Malta
60 • Estonia
• Portugal
• Suecia
Irlanda•
50 Italia España
Holanda
• • • • Dinamarca
• Bélgica

Finlandia
40

– 109 –
ANEXOS

Austria
• • Reino Unido
Francia
30 • • • Luxemburgo
Alemania

20

10

0
Fuente: Eurobarómetro 62.
ANEXOS

Anexo 9.– Opinión favorable de los ciudadanos europeos a la incorporación de los países que se
indican, año 2006.
Índice
Países Unión Europea-15 Nuevos Estados
de discrepancia

Suiza 77 87 –6,1
Noruega 76 86 –6,2
Islandia 67 78 –7,6
Croacia 46 74 –23,3
Ucrania 37 62 –25,3
Macedonia 37 57 –21,3
Montenegro 37 56 –20,4
Bosnia-Herzegovina 36 54 –20,0
Serbia 34 52 –20,9
Albania 30 45 –20,0
Turquía 26 37 –17,5

NOTA: Mide la discrepancia entre la opinión favorable y la desfavorable en los países a la hora de aceptar el ingreso de los
países indicados. El signo negativo muestra opinión de rechazo. Al aumentar el valor, aumenta el rechazo.

Fuente: Eurobarómetro, 62.

Anexo 10.– Confianza en las instituciones y discrepancia en su valoración según el país de reciden-
cia, año 2006.
Índice
Conceptos Unión Europea-15 Nuevos Estados
de discrepancia

Partidos políticos 19 19 31,0


Parlamento nacional 36 36 30,9
Gobierno de la nación 32 32 18,5
Jueces y justicia nacional 48 48 17,1
Policía 67 67 15,5
Sindicatos nacionales 40 40 14,3
Asociaciones de consumidores 67 67 13,6
Fuerzas Armadas 70 70 3,7
Radio 63 63 0,0
Instituciones religiosas 44 44 –2,2
Prensa escrita 44 44 –3,3
Internet 34 34 –4,2
Televisión 52 52 –5,5
Naciones Unidas 50 50 –7,4
Unión Europea 42 42 –16,8

NOTA: Mide la discrepancia en la valoración de las instituciones señaladas según los entrevistados en los distintos países
comunitarios. El signo positivo indica mayor valoración en la antiguos Estados; el negativo supone mayor valora-
ción en los nuevos Estados.
Fuente: Eurobarómetro, 62.

– 110 –
ANEXOS

Anexo 11.– Acciones que deben tomarse en común por la Unión Eurpea, año 2006.

Unión Nuevos Índice de


Conceptos
Europea-15 Estados discrepancia

Energía 60 61 –0,8
Protección del medio ambiente 64 67 –2,3
Competencia de los mercados 53 57 –3,6
Agricultura y pesca 48 54 –5,9
Lucha contra el terrorismo 77 89 –7,2
Investigación científica y tecnológica 68 80 –8,1
Defensa y relaciones internacionales 62 73 –8,1
Inmigración 55 67 –9,8
Protección de los consumidores 44 54 –10,2
Sistema educativo 28 35 –11,1
Apoyo a las regiones con dificultades económicas 55 69 –11,3
Lucha contra la inseguridad 56 71 –11,8
Impuestos 25 33 –13,8
Salud y seguridad social 27 40 –19,4
Lucha contra el desempleo 35 52 –19,5
Jubilación población activa 21 35 –25,0

NOTA: Discrepancia en la opinión sobre dónde deben tomarse las decisiones en las cuestiones sobre las que se preguntan
en los países comunitarios. El signo negativo muestra myor interés de los nuevos ciudadanos comunitarios; el signo
positivo mostraría mayor interés en los antiguos países comunitarios.
Fuente: Eurobarómetro, 62.

Anexo 12.– Aspectos que preocupan a los ciudadanos europeos, año 2006.

Índice
Conceptos Unión Europea-15 Nuevos Estados
de discrepancia

Terrorismo 17 4 61,9
Inmigración 24 6 60,0
Protección del medio ambiente 5 2 42,9
Sistema de enseñanza 8 4 33,3
Sentimiento de inseguridad 24 21 6,7
Problemas relativos con la energía 3 3 0,0
La defensa y la política exterior 2 2 0,0
Pensiones 10 11 –4,8
Impuestos 7 8 –6,7
Vivienda 5 6 –9,1
Situación económica 22 29 –13,7
Alza de precios y la inflación 15 20 –14,3
Desempleo 38 52 –15,6
Sistema sanitario 14 26 –30,0

NOTA: Discrepancia a la hora de valorar los problemas que afectan a los ciudadanos de los distintos países comunitarios.
El signo negativo indica mayor preocupa entre los ciudadanos de los nuevos Estados; el signo positivo muestra
mayor preocupación entre los iudadanos de los antiguos países comunitarios.
Fuente: Eurobarómetro, 62.

– 111 –
Anexo 13.– Acuerdo al reconocer que los países comunitarios se rigen por valores semejantes, año 2006.

400

Eslovaquia
350 •
Chipre Bulgaria
• República
Checa
Irlanda Polonia • • • • Grecia
Malta
300 • • Rumania
Italia • • •Portugal
Holanda
• Dinamarca
• Eslovenia
250 Lituania •
• Alemania
Austria Suiza •
• • • • Estonia
•Bélgica
España • Finlandia
Luxemburgo
• Hungria
200

– 112 –
ANEXOS

• • Reino Unido
Francia

150 • Letonia
100

50

0
Fuente: Eurostat, 1999-2006.
Anexo 14.– Acuerdo al reconocer que las cosas marchan en la buena dirección, año 2006.

Francia
Rumania Reino Unido
60
Lituania Alemania
50
Eslovenia
Italia
40
Polonia Luxemburgo

30
República Checa Austria
20

Bulgaria 10 Holanda

– 113 –
Eslovaquia Suecia
ANEXOS

Irlanda Finlandia

Estonia Chipre

Letonia Malta

Grecia
España
Portugal
Dinamarca
Hungría Bélgica
Anexo 15.– Acuerdo al reconocer que el Estado interviene demasiado en la vida personal, año 2006.

Estonia
Eslovaquia 80 Letonia
Hungria Finlandia
70
Suecia 60 Lituania

50 Bulgaria
Reino Unido
40

Italia 30 Luxemburgo

20
Grecia Rumania
10

– 114 –
Dinamarca
ANEXOS

Alemania

Eslovaquia Chipre

Bélgica España

Austria Malta

Francia Irlanda

Portugal Polonia
Holanda
República Checa
Anexo 16.– Acuerdo al reconocer que hay que alcanzar más igualdad y justicia, aunque se reduzca la libertad, año 2006.

Holanda
Portugal Dinamarca
80
Rumania
Finlandia
70
Hungria Suecia
60

Eslovenia 50 Austria
40
Italia Reino Unido
30

20
Malta República Checa
10

– 115 –
0
ANEXOS

Polonia Letonia

Bulgaria Irlanda

Bélgica Estonia

Eslovaquia Grecia

Francia España
Alemania
Lituania
Chipre Luxemburgo
Anexo 17.– Acuerdo al reconocer que se debe dar más importancia al descanso que al trabajo, año 2006.

Alemania
Chipre Luxemburgo
Estonia Rumania

Grecia Bulgaria

España Lituania

Malta Holanda

Hungria Francia

– 116 –
ANEXOS

Eslovaquia Portugal

Finlandia Polonia

Eslovenia Bélgica

República Checa Dinamarca

Irlanda Austria
Reino Unido Letonia
Suecia Italia
Anexo 18.– Acuerdo al reconocer que la corrupción es un problema grave en el país, año 2006.

90

80
• Grecia
Hungría
70 •
• Chipre
Malta
60 • • Portugal
Alemania del Este Polonia
República Checa • •
Letonia Lituania
50 • • • Eslovaquia
• • • Eslovenia
Estonia Irlanda

– 117 –
ANEXOS

Bélgica Alemania del Oeste


40 • •
Italia España
•Irlanda del Norte
Francia • • •
30 •Reino Unido

Luxemburgo
Holanda • •
20

Austria
• Suecia
10

• • Finlandia
Dinamartca

0
Fuente: Eurobarómetro, 62.
ANEXOS

Anexo 19.– La corrupción es un problema grave en nuestro país, en porcentaje.


Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Dinamarca 7,7 17,8 39,6 34,9


Finlandia 7,8 22,9 44,9 24,3
Austria 14,0 35,5 35,4 15,1
Suecia 14,8 37,9 33,5 13,7
Holanda 22,5 34,9 36,6 5,9
Luxemburgo 24,2 33,3 32,5 10,0
Francia 30,5 41,3 25,5 2,7
Reino Unido 32,6 39,0 24,7 3,7
Italia 33,8 45,7 15,3 5,2
Irlanda del Norte 35,4 56,1 8,2 0,4
Bélgica 37,3 41,0 19,3 2,3
España 39,1 42,2 15,7 3,0
Alemania del Oeste 40,3 35,2 21,9 2,6
Estonia 44,0 43,8 10,7 1,4
Letonia 46,8 37,0 14,0 2,2
Irlanda 47,2 40,1 9,8 2,9
Eslovenia 47,9 44,5 7,2 0,4
República Checa 49,9 37,7 11,2 1,3
Eslovaquia 50,0 37,4 10,3 2,2
Lituania 51,5 38,4 8,5 1,5
Alemania del Este 54,9 32,3 10,7 2,1
Polonia 54,9 35,7 8,0 1,4
Malta 60,5 32,0 6,0 1,5
Portugal 61,4 33,8 4,4 0,4
Chipre 67,0 27,1 5,5 0,4
Hungría 70,2 27,4 2,3 0,1
Grecia 76,7 17,9 4,6 0,8

– 118 –
ANEXOS

Anexo 20.– La corrupción existe en las instituciones locales de nuestro país, en porcentaje.
Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Dinamarca 4,9 21,8 39,2 34,2


Finlandia 7,1 33,0 41,4 18,5
Austria 14,5 45,5 26,8 13,2
Holanda 17,5 40,5 36,2 5,9
Suecia 18,6 50,6 22,4 8,4
Luxemburgo 26,1 41,3 25,7 6,9
Irlanda del Norte 26,3 66,8 6,9 0,0
Reino Unido 27,0 48,8 21,1 3,1
Francia 27,6 51,7 18,1 2,6
Bélgica 32,5 46,8 18,5 2,2
Estonia 34,3 51,5 11,8 2,4
Eslovenia 38,5 48,8 11,6 1,1
Alemania del Oeste 39,0 43,9 14,2 2,9
Irlanda 39,1 45,7 13,5 1,6
Italia 39,2 49,6 8,5 2,7
España 42,9 42,2 12,0 2,9
Eslovaquia 45,3 45,3 8,5 0,9
Letonia 46,3 47,0 6,1 0,7
Alemania del Este 46,4 41,3 11,0 1,4
Malta 48,1 42,0 8,8 1,1
Chipre 48,4 40,9 9,4 1,3
República Checa 49,5 39,6 8,9 1,9
Lituania 53,5 42,2 4,0 0,3
Polonia 55,9 38,7 5,0 0,4
Portugal 56,2 38,1 4,5 1,3
Hungría 58,0 36,0 5,2 0,8
Grecia 64,2 32,5 2,2 1,1

– 119 –
ANEXOS

Anexo 21.– La corrupción existe en las instituciones regionales de nuestro país, en porcentaje.
Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Dinamarca 5,3 21,9 38,4 34,4


Finlandia 5,5 33,9 41,8 18,8
Austria 14,4 45,1 26,0 14,5
Holanda 15,8 43,3 35,1 5,8
Suecia 17,6 51,2 22,9 8,3
Luxemburgo 23,3 41,9 26,6 8,2
Reino Unido 24,4 51,1 21,3 3,3
Irlanda del Norte 27,4 65,9 6,7 0,0
Francia 28,4 54,8 15,0 1,8
Estonia 31,0 54,9 12,9 1,2
Bélgica 32,1 49,6 16,8 1,4
Alemania del Oeste 38,2 45,7 13,3 2,8
Irlanda 38,6 46,1 13,8 1,5
Italia 38,7 51,3 7,5 2,5
Eslovenia 39,4 49,3 10,8 0,5
Letonia 42,4 50,6 6,1 0,9
España 44,3 40,6 12,4 2,7
Chipre 44,7 43,8 10,2 1,3
Malta 44,9 41,7 10,9 2,5
Alemania del Este 46,4 43,2 8,5 2,0
Eslovaquia 46,8 45,9 6,9 0,4
República Checa 52,3 41,0 6,4 0,3
Portugal 53,0 41,8 4,5 0,8
Lituania 53,6 42,1 3,6 0,7
Polonia 54,0 40,8 4,6 0,5
Hungría 55,0 40,0 4,5 0,4
Grecia 63,1 33,3 3,0 0,6

– 120 –
ANEXOS

Anexo 22.– La corrupción existe en las instituciones nacionales de nuestro país, en porcentaje.
Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Dinamarca 6,1 25,4 36,6 31,9


Finlandia 6,3 39,0 37,6 17,2
Austria 16,7 43,7 24,6 15,0
Holanda 18,3 43,9 32,6 5,2
Suecia 21,5 49,5 22,0 7,0
Luxemburgo 24,8 48,5 20,2 6,4
Irlanda del Norte 27,5 66,7 5,5 0,4
Reino Unido 28,7 49,9 18,5 3,0
Bélgica 33,8 50,0 14,8 1,3
Francia 34,1 52,9 11,8 1,2
Estonia 36,2 56,2 6,9 0,8
Alemania del Oeste 40,3 46,1 11,4 2,3
Irlanda 41,9 46,8 10,0 1,3
Italia 42,1 48,5 7,4 2,0
España 43,9 41,2 11,9 3,1
Chipre 44,7 43,8 9,7 1,7
Eslovenia 45,5 48,5 5,8 0,3
Malta 45,8 44,4 8,9 0,9
Letonia 46,4 49,2 3,8 0,5
Alemania del Este 47,9 42,0 7,9 2,2
Eslovaquia 53,2 42,3 4,1 0,4
Hungría 55,0 39,6 4,4 1,0
Lituania 56,1 41,2 2,2 0,5
Portugal 56,1 40,3 2,9 0,7
Polonia 56,5 40,1 2,9 0,4
República Checa 61,4 34,7 3,8 0,1
Grecia 67,0 28,3 4,0 0,7

– 121 –
ANEXOS

Anexo 23.– La corrupción existe en las instituciones de la Unión Europea, en porcentaje.


Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Finlandia 22,3 49,4 24,1 4,2


Estonia 27,0 56,6 14,1 2,2
Dinamarca 27,5 54,4 15,1 3,1
Austria 27,7 45,8 17,6 8,8
Letonia 27,9 58,1 12,8 1,2
Holanda 28,7 49,8 19,6 1,9
Eslovaquia 29,1 43,4 24,9 2,6
Francia 31,2 54,0 13,1 1,7
Irlanda del Norte 31,7 65,3 3,1 0,0
Polonia 32,3 51,8 13,8 2,1
Bélgica 32,5 51,9 14,4 1,1
República Checa 33,7 47,6 17,8 0,9
Lituania 33,9 51,9 12,7 1,5
Italia 34,4 52,8 10,5 2,4
Luxemburgo 37,2 48,9 9,7 4,2
Irlanda 37,3 44,8 15,5 2,5
Eslovenia 37,3 49,3 12,3 1,1
Reino Unido 39,5 48,1 10,7 1,7
Malta 40,9 41,4 14,4 3,3
Hungría 42,9 44,6 10,7 1,8
España 43,2 41,3 12,3 3,2
Chipre 44,0 42,3 10,9 2,8
Suecia 44,5 46,8 7,7 1,0
Alemania del Oeste 46,0 41,8 10,0 2,2
Grecia 46,5 36,4 13,9 3,2
Alemania del Este 47,3 43,9 6,6 2,2
Portugal 49,1 43,5 6,9 0,5

– 122 –
Anexo 24.– No perciben corrupción en ningún profesional de su país, año 2006.

Eslovaquia
Finlandia 18 Grecia
Suecia 16 Chipre

Austria 14
República Checa
12
Reino Unido 10 Lituania

8
Holanda Polonia
6
4
Luxemburgo 2 Portugal

– 123 –
ANEXOS

Bélgica Estonia

Irlanda Eslovenia

Irlanda del Norte Letonia

España Hungría

Alemania del Oeste Malta


Francia Italia
Alemania del Este
ANEXOS

Anexo 25.– Actitud permisiva entre la policía, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 50,4 49,6


Dinamarca 79,3 20,7
Alemania del Oeste 73,7 26,3
Alemania del Este 70,2 29,8
Grecia 28,2 71,8
España 61,5 38,5
Finlandia 86,8 13,2
Francia 58,6 41,4
Irlanda 54,2 45,8
Italia 67,6 32,4
Luxemburgo 53,3 46,7
Holanda 66,3 33,7
Austria 80,1 19,9
Portugal 51,1 48,9
Suecia 65,7 34,3
Reino Unido 72,7 27,3
Irlanda del Norte 72,7 27,3
Chipre 28,9 71,1
República Checa 20,1 79,9
Estonia 45,2 54,8
Hungría 55,0 45,0
Letonia 31,8 68,2
Lituania 26,8 73,2
Malta 51,6 48,4
Polonia 41,6 58,4
Eslovaquia 35,0 65,0
Eslovenia 36,6 63,4

– 124 –
ANEXOS

Anexo 26.– Actitud permisiva entre los aduaneros, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 53,7 46,3


Dinamarca 83,4 16,6
Alemania del Oeste 71,0 29,0
Alemania del Este 68,0 32,0
Grecia 26,2 73,8
España 59,5 40,5
Finlandia 86,2 13,8
Francia 59,9 40,1
Irlanda 78,4 21,6
Italia 61,4 38,6
Luxemburgo 59,3 40,7
Holanda 66,2 33,8
Austria 74,3 25,7
Portugal 67,3 32,7
Suecia 68,3 31,7
Reino Unido 79,8 20,2
Irlanda del Norte 77,6 22,4
Chipre 31,7 68,3
República Checa 35,0 65,0
Estonia 61,0 39,0
Hungría 67,9 32,1
Letonia 35,7 64,3
Lituania 26,9 73,1
Malta 44,2 55,8
Polonia 42,8 57,2
Eslovaquia 51,3 48,7
Eslovenia 49,1 50,9

– 125 –
ANEXOS

Anexo 27.– Actitud permisiva entre los servicios judiciales, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 58,6 41,4


Dinamarca 85,3 14,7
Alemania del Oeste 76,3 23,7
Alemania del Este 74,9 25,1
Grecia 18,6 81,4
España 59,4 40,6
Finlandia 90,2 9,8
Francia 68,7 31,3
Irlanda 73,5 26,5
Italia 62,0 38,0
Luxemburgo 63,5 36,5
Holanda 76,8 23,2
Austria 82,5 17,5
Portugal 59,0 41,0
Suecia 70,9 29,1
Reino Unido 82,7 17,3
Irlanda del Norte 80,9 19,1
Chipre 49,4 50,6
República Checa 36,3 63,7
Estonia 66,9 33,1
Hungría 68,2 31,8
Letonia 40,3 59,7
Lituania 27,0 73,0
Malta 53,8 46,2
Polonia 42,0 58,0
Eslovaquia 28,7 71,3
Eslovenia 40,4 59,6

– 126 –
ANEXOS

Anexo 28.– Actitud permisiva entre los políticos nacionales, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 41,7 58,3


Dinamarca 72,0 28,0
Alemania del Oeste 44,13 55,9
Alemania del Este 5,6 64,4
Grecia 35,3 64,7
España 47,2 52,8
Finlandia 69,1 30,9
Francia 32, 67,8
Irlanda 39,8 60,2
Italia 43,2 56,8
Luxemburgo 55,3 44,7
Holanda 68,6 31,4
Austria 70,2 29,8
Portugal 50,2 49,8
Suecia 53,4 46,6
Reino Unido 55,7 44,3
Irlanda del Norte 55,6 44,4
Chipre 47,8 52,2
República Checa 30,7 69,3
Estonia 51,2 48,8
Hungría 64,5 35,5
Letonia 44,5 55,5
Lituania 32,6 67,4
Malta 49,4 50,6
Polonia 38,8 61,2
Eslovaquia 33,7 66,3
Eslovenia 31,2 68,8

– 127 –
ANEXOS

Anexo 29.– Actitud permisiva entre los políticos regionales, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 47,5 52,5


Dinamarca 76,7 23,3
Alemania del Oeste 48,9 51,1
Alemania del Este 38,5 61,5
Grecia 48,1 51,9
España 49,6 50,4
Finlandia 77,8 22,2
Francia 48,2 51,8
Irlanda 55,4 44,6
Italia 50,7 49,3
Luxemburgo 66,3 33,7
Holanda 69,5 30,5
Austria 72,5 27,5
Portugal 55,6 44,4
Suecia 54,9 45,1
Reino Unido 65,8 34,2
Irlanda del Norte 58,6 41,4
Chipre 52,2 47,8
República Checa 38,9 61,1
Estonia 55,2 44,8
Hungría 68,3 31,7
Letonia 63,3 36,7
Lituania 46,4 53,6
Malta 62,6 37,4
Polonia 50,1 49,9
Eslovaquia 49,0 51,0
Eslovenia 42,6 57,4

– 128 –
ANEXOS

Anexo 30.– Actitud permisiva entre los políticos locales, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 49,1 50,9


Dinamarca 72,8 27,2
Alemania del Oeste 51,6 48,4
Alemania del Este 46,7 53,3
Grecia 49,5 50,5
España 48,8 51,2
Finlandia 73,5 26,5
Francia 56,2 43,8
Irlanda 56,4 43,6
Italia 52,3 47,7
Luxemburgo 63,5 36,5
Holanda 64,8 35,2
Austria 69,8 30,2
Portugal 55,7 44,3
Suecia 53,4 46,6
Reino Unido 63,3 36,7
Irlanda del Norte 54,9 45,1
Chipre 51,4 48,6
República Checa 45,4 54,6
Estonia 58,5 41,5
Hungría 66,3 33,7
Letonia 61,6 38,4
Lituania 40,2 59,8
Malta 56,6 43,4
Polonia 47,8 52,2
Eslovaquia 56,3 43,7
Eslovenia 43,2 56,8

– 129 –
ANEXOS

Anexo 31.– Personal que controla los mercados, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 45,2 54,8


Dinamarca 68,9 31,1
Alemania del Oeste 37,1 62,9
Alemania del Este 31,1 68,9
Grecia 42,7 57,3
España 59,6 40,4
Finlandia 58,7 41,3
Francia 41,4 58,6
Irlanda 62,3 37,7
Italia 49,0 51,0
Luxemburgo 59,1 40,9
Holanda 45,7 54,3
Austria 66,2 33,8
Portugal 60,2 39,8
Suecia 51,3 48,7
Reino Unido 64,0 36,0
Irlanda del Norte 63,2 36,8
Chipre 32,5 67,5
República Checa 26,1 73,9
Estonia 61,6 38,4
Hungría 59,7 40,3
Letonia 64,0 36,0
Lituania 39,8 60,2
Malta 45,0 55,0
Polonia 45,7 54,3
Eslovaquia 54,0 46,0
Eslovenia 43,6 56,4

– 130 –
ANEXOS

Anexo 32.– Actitud permisiva entre el personal que controla la construcción, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 45,2 54,8


Dinamarca 67,1 32,9
Alemania del Oeste 35,5 64,5
Alemania del Este 30,2 69,8
Grecia 36,0 64,0
España 52,1 47,9
Finlandia 64,0 36,0
Francia 50,4 49,6
Irlanda 56,7 43,3
Italia 52,8 47,2
Luxemburgo 43,1 56,9
Holanda 39,4 60,6
Austria 65,1 34,9
Portugal 51,8 48,2
Suecia 56,8 43,2
Reino Unido 67,6 32,4
Irlanda del Norte 64,5 35,5
Chipre 39,8 60,2
República Checa 43,0 57,0
Estonia 58,2 41,8
Hungría 58,1 41,9
Letonia 45,3 54,7
Lituania 36,2 63,8
Malta 43,4 56,6
Polonia 53,6 46,4
Eslovaquia 54,7 45,3
Eslovenia 42,3 57,7

– 131 –
ANEXOS

Anexo 33.– Personal que controla las actividades profesionales, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 60,0 40,0


Dinamarca 83,2 16,8
Alemania del Oeste 54,0 46,0
Alemania del Este 53,5 46,5
Grecia 49,9 50,1
España 62,2 37,8
Finlandia 75,4 24,6
Francia 71,5 28,5
Irlanda 71,0 29,0
Italia 63,8 36,2
Luxemburgo 66,5 33,5
Holanda 63,1 36,9
Austria 71,6 28,4
Portugal 68,3 31,7
Suecia 59,6 40,4
Reino Unido 71,1 28,9
Irlanda del Norte 71,7 28,3
Chipre 51,8 48,2
República Checa 62,2 37,8
Estonia 57,5 42,5
Hungría 58,8 41,2
Letonia 57,9 42,1
Lituania 49,7 50,3
Malta 53,2 46,8
Polonia 59,9 40,1
Eslovaquia 64,8 35,2
Eslovenia 50,5 49,5

– 132 –
ANEXOS

Anexo 34.– Controla el sector público de la sanidad, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 79,5 20,5


Dinamarca 86,2 13,8
Alemania del Oeste 78,6 21,4
Alemania del Este 82,5 17,5
Grecia 18,9 81,1
España 71,9 28,1
Finlandia 89,1 10,9
Francia 78,9 21,1
Irlanda 85,3 14,7
Italia 64,0 36,0
Luxemburgo 83,2 16,8
Holanda 82,8 17,2
Austria 86,2 13,8
Portugal 72,5 27,5
Suecia 80,8 19,2
Reino Unido 83,7 16,3
Irlanda del Norte 87,2 12,8
Chipre 42,2 57,8
República Checa 60,3 39,7
Estonia 68,0 32,0
Hungría 51,1 48,9
Letonia 45,5 54,5
Lituania 34,7 65,3
Malta 70,6 29,4
Polonia 29,4 70,6
Eslovaquia 38,3 61,7
Eslovenia 40,8 59,2

– 133 –
ANEXOS

Anexo 35.– Personal que controla la enseñanza pública, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 83,8 16,2


Dinamarca 90,4 9,6
Alemania del Oeste 86,8 13,2
Alemania del Este 91,3 8,7
Grecia 61,9 38,1
España 76,4 23,6
Finlandia 93,1 6,9
Francia 87,8 12,2
Irlanda 88,5 11,5
Italia 71,2 28,8
Luxemburgo 80,0 20,0
Holanda 89,8 10,2
Austria 89,2 10,8
Portugal 77,8 22,2
Suecia 83,7 16,3
Reino Unido 87,7 12,3
Irlanda del Norte 90,5 9,5
Chipre 63,5 36,5
República Checa 75,6 24,4
Estonia 61,5 38,5
Hungría 81,5 18,5
Letonia 73,2 26,8
Lituania 65,3 34,7
Malta 72,2 27,8
Polonia 73,7 26,3
Eslovaquia 62,8 37,2
Eslovenia 62,9 37,1

– 134 –
Anexo 36.– Índice de pesimismo ante las instituciones por culpa de la corrupción, año 2006.

70

Grecia

60
Portugal • • Hungría
Alemania del Este Lituania Polonia
50
• Chipre
Malta República
• • • • •
España Checa
Eslovenia• • Eslovaquia
Alemania del Oeste • • • • Letonia
40
• Italia Irlanda
Estonia

– 135 –
Bélgica •
ANEXOS

Irlanda del Norte •


30 • • Reino Unido
• Francia
•Luxemburgo
• Suecia
Holanda
20 •
• Austria
10 • Dinamarca
•Finlandia

0
ANEXOS

Anexo 37.– La corrupción es un problema grave en nuestro país, en porcentaje.

Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Alemania del Este 54,9 32,3 10,7 2,1


Alemania del Oeste 40,3 35,2 21,9 2,6
Austria 14,0 35,5 35,4 15,1
Bélgica 37,3 41,0 19,3 2,3
Chipre 67,0 27,1 5,5 0,4
Dinamarca 7,7 17,8 39,6 34,9
Eslovaquia 50,0 37,4 10,3 2,2
Eslovenia 47,9 44,5 7,2 0,4
España 39,1 42,2 15,7 3,0
Estonia 44,0 43,8 10,7 1,4
Finlandia 7,8 22,9 44,9 24,3
Francia 30,5 41,3 25,5 2,7
Grecia 76,7 17,9 4,6 0,8
Holanda 22,5 34,9 36,6 5,9
Hungría 70,2 27,4 2,3 0,1
Irlanda 47,2 40,1 9,8 2,9
Irlanda del Norte 35,4 56,1 8,2 0,4
Italia 33,8 45,7 15,3 5,2
Letonia 46,8 37,0 14,0 2,2
Lituania 51,5 38,4 8,5 1,5
Luxemburgo 24,2 33,3 32,5 10,0
Malta 60,5 32,0 6,0 1,5
Polonia 54,9 35,7 8,0 1,4
Portugal 61,4 33,8 4,4 0,4
República Checa 49,9 37,7 11,2 1,3
Reino Unido 32,6 39,0 24,7 3,7
Suecia 14,8 37,9 33,5 13,7

– 136 –
ANEXOS

Anexo 38.– La corrupción existe en las intituciones locales de nuestro país, en porcentaje.

Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Alemania del Este 46,4 41,3 11,0 1,4


Alemania del Oeste 39,0 43,9 14,2 2,9
Austria 14,5 45,5 26,8 13,2
Bélgica 32,5 46,8 18,5 2,2
Chipre 48,4 40,9 9,4 1,3
Dinamarca 4,9 21,8 39,2 34,2
Eslovaquia 45,3 45,3 8,5 0,9
Eslovenia 38,5 48,8 11,6 1,1
España 42,9 42,2 12,0 2,9
Estonia 34,3 51,5 11,8 2,4
Finlandia 7,1 33,0 41,4 18,5
Francia 27,6 51,7 18,1 2,6
Grecia 64,2 32,5 2,2 1,1
Holanda 17,5 40,5 36,2 5,9
Hungría 58,0 36,0 5,2 0,8
Irlanda 39,1 45,7 13,5 1,6
Irlanda del Norte 26,3 66,8 6,9 0,0
Italia 39,2 49,6 8,5 2,7
Letonia 46,3 47,0 6,1 0,7
Lituania 53,5 42,2 4,0 0,3
Luxemburgo 26,1 41,3 25,7 6,9
Malta 48,1 42,0 8,8 1,1
Polonia 55,9 38,7 5,0 0,4
Portugal 56,2 38,1 4,5 1,3
República Checa 49,5 39,6 8,9 1,9
Reino Unido 27,0 48,8 21,1 3,1
Suecia 18,6 50,6 22,4 8,4

– 137 –
ANEXOS

Anexo 39.– La corrupción existe en las intituciones regionales de nuestro país, en porcentaje.

Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Alemania del Este 46,4 43,2 8,5 2,0


Alemania del Oeste 38,2 45,7 13,3 2,8
Austria 14,4 45,1 26,0 14,5
Bélgica 32,1 49,6 16,8 1,4
Chipre 44,7 43,8 10,2 1,3
Dinamarca 5,3 21,9 38,4 34,4
Eslovaquia 46,8 45,9 6,9 0,4
Eslovenia 39,4 49,3 10,8 0,5
España 44,3 40,6 12,4 2,7
Estonia 31,0 54,9 12,9 1,2
Finlandia 5,5 33,9 41,8 18,8
Francia 28,4 54,8 15,0 1,8
Grecia 63,1 33,3 3,0 0,6
Holanda 15,8 43,3 35,1 5,8
Hungría 55,0 40,0 4,5 0,4
Irlanda 38,6 46,1 13,8 1,5
Irlanda del Norte 27,4 65,9 6,7 0,0
Italia 38,7 51,3 7,5 2,5
Letonia 42,4 50,6 6,1 0,9
Lituania 53,6 42,1 3,6 0,7
Luxemburgo 23,3 41,9 26,6 8,2
Malta 44,9 41,7 10,9 2,5
Polonia 54,0 40,8 4,6 0,5
Portugal 53,0 41,8 4,5 0,8
República Checa 52,3 41,0 6,4 0,3
Reino Unido 24,4 51,1 21,3 3,3
Suecia 17,6 51,2 22,9 8,3

– 138 –
ANEXOS

Anexo 40.– La corrupción existe en las intituciones nacionales de nuestro país, en porcentaje.

Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Alemania del Este 47,9 42,0 7,9 2,2


Alemania del Oeste 40,3 46,1 11,4 2,3
Austria 16,7 43,7 24,6 15,0
Bélgica 33,8 50,0 14,8 1,3
Chipre 44,7 43,8 9,7 1,7
Dinamarca 6,1 25,4 36,6 31,9
Eslovaquia 53,2 42,3 4,1 0,4
Eslovenia 45,5 48,5 5,8 0,3
España 43,9 41,2 11,9 3,1
Estonia 36,2 56,2 6,9 0,8
Finlandia 6,3 39,0 37,6 17,2
Francia 34,1 52,9 11,8 1,2
Grecia 67,0 28,3 4,0 0,7
Holanda 18,3 43,9 32,6 5,2
Hungría 55,0 39,6 4,4 1,0
Irlanda 41,9 46,8 10,0 1,3
Irlanda del Norte 27,5 66,7 5,5 0,4
Italia 42,1 48,5 7,4 2,0
Letonia 46,4 49,2 3,8 0,5
Lituania 56,1 41,2 2,2 0,5
Luxemburgo 24,8 48,5 20,2 6,4
Malta 45,8 44,4 8,9 0,9
Polonia 56,5 40,1 2,9 0,4
Portugal 56,1 40,3 2,9 0,7
República Checa 61,4 34,7 3,8 0,1
Reino Unido 28,7 49,9 18,5 3,0
Suecia 21,5 49,5 22,0 7,0

– 139 –
ANEXOS

Anexo 41.– La corrupción existe en las intituciones de la Unión Europea, en porcentaje.

Totalmente Totalmente
Países De acuerdo En desacuerdo
de acuerdo en desacuerdo

Alemania del Este 47,3 43,9 6,6 2,2


Alemania del Oeste 46,0 41,8 10,0 2,2
Austria 27,7 45,8 17,6 8,8
Bélgica 32,5 51,9 14,4 1,1
Chipre 44,0 42,3 10,9 2,8
Dinamarca 27,5 54,4 15,1 3,1
Eslovaquia 29,1 43,4 24,9 2,6
Eslovenia 37,3 49,3 12,3 1,1
España 43,2 41,3 12,3 3,2
Estonia 27,0 56,6 14,1 2,2
Finlandia 22,3 49,4 24,1 4,2
Francia 31,2 54,0 13,1 1,7
Grecia 46,5 36,4 13,9 3,2
Holanda 28,7 49,8 19,6 1,9
Hungría 42,9 44,6 10,7 1,8
Irlanda 37,3 44,8 15,5 2,5
Irlanda del Norte 31,7 65,3 3,1 0,0
Italia 34,4 52,8 10,5 2,4
Letonia 27,9 58,1 12,8 1,2
Lituania 33,9 51,9 12,7 1,5
Luxemburgo 37,2 48,9 9,7 4,2
Malta 40,9 41,4 14,4 3,3
Polonia 32,3 51,8 13,8 2,1
Portugal 49,1 43,5 6,9 0,5
República Checa 33,7 47,6 17,8 0,9
Reino Unido 39,5 48,1 10,7 1,7
Suecia 44,5 46,8 7,7 1,0

– 140 –
ANEXOS

Anexo 42.– Inspectores (en general), en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 49,5 50,5


Dinamarca 75,0 25,0
Alemania del Oeste 61,4 38,6
Alemania del Este 56,7 43,3
Grecia 36,3 63,7
España 60,9 39,1
Finlandia 82,5 17,5
Francia 65,8 34,2
Irlanda 78,7 21,3
Italia 63,8 36,2
Luxemburgo 62,3 37,7
Holanda 65,0 35,0
Austria 75,1 24,9
Portugal 67,7 32,3
Suecia 60,8 39,2
Reino Unido 81,7 18,3
Irlanda del Norte 79,9 20,1
Chipre 56,4 43,6
República Checa 45,4 54,6
Estonia 43,8 56,2
Hungría 58,3 41,7
Letonia 50,8 49,2
Lituania 40,9 59,1
Malta 63,4 36,6
Polonia 49,8 50,2
Eslovaquia 52,8 47,2
Eslovenia 40,3 59,7

– 141 –
ANEXOS

Anexo 43.– Ninguna persona, en porcentaje.

Países No menciona Menciona

Bélgica 94,6 5,4


Dinamarca 60,6 39,4
Alemania del Oeste 95,7 4,3
Alemania del Este 96,5 3,5
Grecia 99,5 0,5
España 95,4 4,6
Finlandia 83,6 16,4
Francia 96,0 4,0
Irlanda 95,0 5,0
Italia 97,5 2,5
Luxemburgo 92,2 7,8
Holanda 89,0 11,0
Austria 85,9 14,1
Portugal 98,8 1,2
Suecia 84,8 15,2
Reino Unido 87,7 12,3
Irlanda del Norte 95,4 4,6
Chipre 99,2 0,8
República Checa 99,1 0,9
Estonia 98,5 1,5
Hungría 97,8 2,2
Letonia 98,2 1,8
Lituania 99,1 0,9
Malta 97,8 2,2
Polonia 99,1 0,9
Eslovaquia 99,6 0,4
Eslovenia 98,3 1,7

– 142 –
Anexo 44.– Acuerdo al reconocer que la Unión Europea debe contar con una política de seguridad y defensa común.

Irlanda
Chipre Suecia
90
Bélgica Reino Unido
80
Eslovenia 70 Austria

60
Eslovaquia Finlandia
50
40
Letonia Malta
30
20
República Checa Dinamarca
10

– 143 –
0
ANEXOS

Polonia Portugal

Lituania España

Luxemburgo Italia

Polonia Bulgaria

Alemania Rumania
Grecia Holanda
Hungría Francia
Anexo 45.– Índice de discrepancia a la hora de valorar la necesidad de contar con una política común europea, año 2006.

100

Bulgaria
80
Eslovenia • • Rumania
Eslovaquia
Grecia • •
Italia • Malta
60 Estonia

•Hungría
República Checa Chipre •
Lituania
• • • • •
• España
Letonia • Bélgica Polonia
40 • • Luxemburgo
• Portugal

– 144 –
• Alemania
ANEXOS

20

• • Holanda
• Francia
Irlanda
Finlandia
0 •
• • Dinamarca
Suecia
• Austria
–20
• Reino Unido
–40
Fuente: Eurobarometro 62.
Anexo 46.– Resposabilidad en la toma de decisiones de la política de defensa según el interés de que sea la Unión Eurpea, el gobierno o
la OTAN, año 2006.

Dinamarca
Chipre Irlanda
Luxemburgo Reino Unido

Grecia España

Bélgica Austria

Bulgaria Polonia

Francia Lituania

– 145 –
Alemania Letonia
ANEXOS

Eslovaquia Suecia

Eslovenia República Checa

Italia Hungría

Finlandia Malta
Estonia
Rumania
Portugal
Holanda
OTAN ♦ Gobierno Enión Europea

Anexo 47.– Desequilibrios en la distribución de las rentas según el grado de apertura del sistema económico de algunas naciones de la
Unión Europea, año 2004. (Bajo: apertura, buen reparto. Alto: cierre, mal reparto).

50

40
Estonia • PortugalItalia
Irlanda •

• Reino Unido Letonia• • Grecia
Lituania •
España
Holanda • Austria• • • Francia • Bulgaria
30 • Alemania Eslovenia
Finlandia República
• • Checa• •• Hungría
Eslovaquia

– 146 –
Dinamarca • • •
ANEXOS

Suecia • Bélgica

Índice de Gini
20

10

0
Índice de libertad económica
Anexo 48.– Productividad por persona activa en las regiones de la Unión Europea, año 2003.

100.000

90.000
Luxemburgo
• Francia Irlanda

80.00 • Bélgica
• Alemania
• • Holanda•Suecia
70.00 Austria
Dinamarca
• Italia • Reino Unido
•Finlandia
60.00
• Grecia
50.00
• País Vasco

– 147 –
ANEXOS

España
40.00

• Malta Extremadura
Chipre
30.00
República Checa Malta
Hungría
Eslovaquia • •
20.00
• Polonia
Rumania Estonia
10.00 • Lituania
• Letonia
Bulgaria
0
Mínima Valor medio • Máxima
Anexo 49.– Competitividad global (World Economic Forum), año 2006.

Finlandia
Bulgaria 6 Suecia
Rumania Dinamarca
5
Polonia Alemania
4
Grecia Holanda
3
Chipre Reino Unido
2

Italia 1 Austria

– 148 –
0
ANEXOS

Hungría Francia

Lituania Bélica

Malta Irlanda

Eslovaquia Luxemburgo

Letonia Estonia
Portugal España
Eslovenia República Checa
Anexo 50.– Empresas innovadoras y colaboración con las universidades según Eurostat, años 2002-2004.

Chipre
Finlandia
70 Malta
Eslovenia Rumania
60
Suecia España
50
Eslovaquia Italia
40

Hungría 30 Bulgaria
20
Letonia Grecia
10
0

– 149 –
0
ANEXOS

Dinamarca Polonia

República Checa Alemania

Bélgica Portugal

Holanda Estonia

Lituania Irlanda
Reino Unido Francia
Austria Luxemburgo
Investigación y desarrollo Universidades
Anexo 51.– La investigación privada en la Unión Europea según Eurostat, año 2004.

Chipre
Suecia 70 Rumania
Finlandia Letonia
60
Alemania Bulgaria
50
Dinamarca Malta
40
Bélgica Polonia
30

20
Bélgica Eslovaquia
10

Grecia

– 150 –
Austria 0
ANEXOS

Unión Europea-27 Lituania

Reino Unido Estonia

Holanda Portugal

Luxemburgo España
Eslovenia Hungria
República Checa Italia
Porcentaje investigación y desarrollo empresas Irlanda Investigación y desarrollo en porcentaje PIB
Anexo 52.– Acuerdo al considerar que el mercado único produce resultados positivos en la economía nacional, año 2006.

Francia
Polonia 90 Hungría
Eslovenia Bulgaria
80
Dinamarca 70 España

60
Lituania Austria
50

Eslovaquia 40 Reino Unido


30

20 Portugal
Letonia
10

– 151 –
0
ANEXOS

Estonia Alemania

Holanda Grecia

Irlanda Luxemburgo

Suecia Italia

Finlandia Malta
Chipre Rumania
República Checa Bélgica
Anexo 53.– Acuerdo al considerar que la libertad de mercado garantiza la prosperidad de la nación, año 2006.

España
Eslovenia 80 Hungría
Lituania Francia
70
Letonia Hungría
60
Estonia 50 Grecia

40
Polonia Luxemburgo
30

20
Alemania Holanda
10
20

– 152 –
0
ANEXOS

Rumania Finlandia

Eslovaquia Italia

Suecia Reino Unido

Austria Malta

Dinamarca República Checa


Irlanda Bulgaria
Bégica Chipre
Anexo 54.– Acuerdo al considerar que el mercado único beneficiará a las empresas nacionales, año 2006.

90

80
• Estonia
70 Dinamarca
Lituania
Irlanda • •
Polonia Letonia
• • • •
Eslovaquia
60 Finlandia
Eslovaquia • •
República Checa
Suecia • • España
50 • Holanda
• • Malta
Bulgaria • Chipre
Rumania •

– 153 –
Bélgica
ANEXOS

40 • • • • Austria
• Alemania
Porugal • Grecia
• Reino Unido
Italia • •Luxemburgo
30
•Hungría

Francia
20

10

0
COMPOSICIÓN DEL GRUPO DE TRABAJO

Presidente: D. JESÚS IGNACIO MARTÍNEZ PARICIO


Catedrático de Sociología (Universidad Complutense de Madrid).

Coordinador: D. JOSÉ MANUEL AMOR HUIDOBRO


Coronel del Ejército de Tierra.

Vocales: D.ª BÁRBARA FERNÁNDEZ GARCÍA


Licenciada en Periodismo. Investigadora en Relaciones Internacionales.

D. FEDERICO YANIZ VELASCO


General del Ejército del Aire.

D. JOSÉ ROMERO SERRANO


Teniente coronel del Ejército de Tierra.

D. RAFAEL JOSÉ R. DE ESPONA


Cónsul honorario de la República de Lituania. Licenciado en Derecho.
Diploma de Estudios Avanzados.

Las ideas contenidas en este trabajo son de responsabilidad de sus autores, sin que refleje,
necesariamente el pensamiento del CESEDEN, que patrocina su publicación.

– 155 –
DOCUMENTOS DE SEGURIDAD Y DEFENSA

1. Visión española del África Subsahariana: seguridad y defensa.


2. Futuro de Kosovo. Implicaciones para España.
3. Actuación de las Fuerzas Armadas en la consolidación de la paz.
4. El futuro de la OTAN después de Riga.
5. La cooperación militar española con Guinea Ecuatorial.
6. El control de los flujos migratorios hacia España: situación actual y propuestas
de actuación.
7. Posible evolución de Afganistán. Papel de la OTAN.
8. Modelo español de Seguridad y Defensa.
9. Posibles escenarios de los battlegroups de la Unión Europea.
10. Evolución geopolítica del norte de África: implicaciones para España.
11. La aportación de las Fuerzas Armadas a la Economía Nacional.
12. Reflexiones sobre la evaluación del conflicto de Irlanda del Norte.
13. Fuerzas Armadas y medio ambiente
14. La configuración de las Fuerzas Armadas como entidad única en el nuevo
entorno de Seguridad y Defensa.
15. Seguridad y Defensa en Iberoamérica: posibilidades actuales
para la cooperación.
16. España y el conflicto del Líbano

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