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INFLUENCIAS FAMILIARES EN LA GENESIS DE LOS TRASTORNOS DE

ALIMENTACIÓN

Dra. Patricia Cordella

La familia participa en la génesis de un Trastorno de Alimentación tomando protagonismo en


diferentes momentos del desarrollo de la patología. El cuadro puede comprenderse como una
pseudosolución (bajar de peso y con esto disminuir el malestar vital) que complica aún más la
situación de quien decide utilizarla. Se trata de una patología psíquica que al tener
consecuencias físicas altera el funcionamiento cerebral y con esto, el mental.

Veremos cómo se llega a la configuración anorectica ( 1) a través del desarrollo de una


vulnerabilidad psíquica y como la alteración de la conducta alimentaria trae consecuencias
físicas que vuelven sobre el tejido cerebral y complican aún más la vivencia de malestar o dolor
que la motivó.

Decidimos situarnos en la adolescencia femenina pues se trata de un momento del desarrollo


donde es posible analizar bajo un foco de luz amplificadora la mayor cantidad de hilos que
conforman este tejido patológico. Cuadros de restricción e incluso de vómitos pueden iniciarse
mucho antes de la adolescencia (antes del año de vida) o mucho después (por ejemplo en la
menopausia) compartiendo, sin embargo, en cada etapa de la vida varias de las características
que mencionaremos.

Dividiremos el capítulo en tres partes:

I Construyendo la vulnerabilidad ontológica de los Trastornos de Alimentación

II Ensamblando la construcción identitaria

a. El atrape relacional: Alianzas y Coaliciones

b. La unidad edipica

III Coincidencias defensivas en la familia

a. El síndrome de La vida es bella

b. Perfeccionismo, ideal del yo y mecanismo obsesivos involucrados

I Construyendo la vulnerabilidad ontológica al Trastornos de Alimentación

A. Aspectos generales

La vulnerabilidad se va construyendo junto con el self al irse sumando factores de riesgo que
gravan en forma diferenciada la patología. Siguiendo los trabajos de Jacobi ( 2 ) y (Southgate (
3
), pensaremos la vulnerabilidad como dividida entre factores intrínsecos y extrínsecos
(derivados de la biografía) El mayor riesgo intrínseco para desarrollar tanto una anorexia
como una bulimia es ser mujer. Este factor pesa más que ningún otro asociado al ejercicio en la
restricción y a la dieta cuando se gatillan los vómitos. En cuanto al embarazo de la madre
pondera poco en la anorexia y no es factor en la bulimia, sugiriendo, en la primera, posibles
desajustes al inicio del vínculo.
La parentalidad eficiente, en cambio, es un factor que pesa medianamente en ambos cuadros y
del cual comentaremos varios aspectos a continuación. La nutrición y los síntomas
gastrointestinales son relevantes como antecedentes antes de ser escolar especialmente en las
pacientes que desarrollarán anorexia.

Podemos decir que la parentalidad y la autoevaluación negativa son riesgos medios para ambos
cuadros agregándose el perfeccionismo para la paciente con anorexia: el perfeccionismo y la
autoevaluación negativa. Ambas se entiende que van juntas y dentro de un mismo estilo
cognitivo crítico y exigente en sus metas. Como veremos más adelante esto está relacionado con
los mecanismos de defensa de tipo obsesivo compartidos en la familia. Es posible que los
síntomas gastrointestinales se asocien a mayores niveles de stress en lo que se ha llamado colon
irritable ( 4) o a regulaciones del SNA ya descritas por Alexander en 1950 al presentar las
enfermedades psicosomáticas.

Es interesante notar que en los pacientes bulímicos aspectos parentales como la obesidad, la
crítica, la depresión, la droga y el alcohol que sugieren ciertas alteraciones psiquiátricas en los
padres están presentes como factores de riesgo mediano. Mientras que, entre los intrínsecos,
está la obesidad sugiriendo que fue a través de la comida que estas niñas regularon su psiquismo
en la infancia y es justamente será la dieta el gatillante de mayor riesgo.

El abuso sexual y la adversidad en la vida son factores de peso relativo leve en ambos cuadros.
Esto nos vuelve los ojos a una población de pacientes que están sujetas a eventos menos
dramáticos y sin embargo no por eso menos dañinos para la salud.

B. Aspectos particulares: estudiados desde diferentes teorías que explican la


vulnerabilidad

Cuando hablamos de vulnerabilidad del self, nos estamos refiriendo a un desarrollo alterado del
psiquismo que pone a riesgo la salud mental de ese individuo.

Las pacientes con trastorno de alimentación pertenecen a este grupo y el supuesto desde el cual
partimos es que buscan una solución al malestar psíquico a través del trastorno de alimentación,
encontrándose atrapadas en las conductas que inician por voluntad.

Por lo tanto, a la base del trastorno de alimentación tendremos la construcción de una


vulnerabilidad psíquica. Hay tanto factores ambientales como genómicos involucrados. Hoy ya
no es posible separarlos, puesto que sabemos que el ambiente activa o desactiva la expresión de
genes que están en la base de la conducta. Tal es el caso de los receptores de glucocorticoides,
una proteína producida por el gen NR3C1 en el cromosoma 5 involucrada en la regulación del
eje HPA que tendrá importantes efectos en el manejo de la angustia, sus defensas y la
construcción de patologías o sistemas de conductas permanentes como la personalidad.

Podemos decir (ver Cuadro N 1 ) que la vulnerabilidad general (sin la separación intrínseca,
extrínseca) estará organizada y ensamblada según: la programación epigènetica ambiental; el
temperamento; el estilo de apego; la intersubjetividad familiar predominante (campos
colaborativos o conflictivos); los acontecimientos vitales estresantes; la semiotizaciòn familiar
de la experiencia vital; el sistema cognitivo cultural; las prácticas culturales imperantes.

a. la programación epigènetica ambiental


El Modelo propuesto desde la genética para explicar la permanencia del fenotipo vulnerable al
stress es el de la programación del estado epigenético del GR( receptor de glucocortivoide en
ratas) . Según este modelo la actividad materna LG( madres que languetean , tocan y exponen
sus mamas para que las crías succionen bien) activa la expresión de NGFI-A ( via 5HT, c
cAMP y PKA.) , un factor de crecimiento neuronal el cual se liga al ADN activando la
acetilación de la histona .Esta acetilación facilita el acceso de la una desmetilasa (DNMT: DNA
methyltransferase.) . Esta desmetilaciòn es la que promueve la producción del receptor de
glucocorticoide. Habiendo suficientes receptores en el hipocampos este es capaz de inhibir la
producción de mas cortizol y con esto de proteger al cuerpo de los efecto nocivos del mismo a
nivel endocrino, inmune y del tejido cerebral.Si no hay actividad materna LG y por lo tanto no
hay NGFI-A el promotor sigue metilado . Este promotor metilado tiene escasa afinidad por el
NGFI-A y esto determina escasa actividad GR en la vida adulta. Estos cambios son en el ADN
, específicamente en la desmetilación CpG que es el sitio especifico donde se une el NGFI-A
para promover la transcripción del gen de GR y son permanentes. Por eso esto se llama
programación epigenetica ambiental.( 5 - 6-7 )

Las conductas maternas relacionadas con el apego dejan entonces una impronta no solo en las
conductas de reunión y separación sino en la cromatina, haciendo que la expresión genética de
proteínas necesarias para el funcionamiento neuroendocrino quede fija en un tipo de fenotipo.
Al parecer ocurriría un fenómeno ventana, en el cual si la madre no aporta la estimulación
requerida en la superficie de la piel en las etapas tempranas, el eje neuroendocrino queda
desregulado y el hijo sometido al riesgo de una hipercortisolemia rígida, que no se ajusta a los
requerimientos adaptativos.

Es por esto que los antecedentes tempranos dela parentalidad son relevantes en las pacientes con
trastorno de alimentación, se requiere una madre suficientemente desmetiladora para estar a
salvo en el devenir de la vida.

b. El temperamento: descrito por Thomas y Chess (8) se refiere a las características


conductuales que describimos a continuación seguidas por más de 30 años por sus autores lo
que prueba su consistencia:

c-humor básico: es el tono afectivo predominante, se mueve entre la tristeza y la alegría.


b. Actividad: es la frecuencia e intensidad de conductas motoras, se mueve entre la actividad y
la pasividad.
c. Ritmos biológicos: Se refiere a la regularidad de los ciclos sueño- vigilia; descanso-ingesta;
alerta/aletargamiento.
d. Sensibilidad a estímulos ambientales: es la intensidad con la cual el niño percibe los
estímulos ambientales como sonido, olores, colores, sabores, temperaturas, texturas
e. Respuesta a estímulos ambientales: Es la intensidad de la respuesta a la estimulación
recibida.
f. Distractibilidad: es la dificultad para focalizar la atención en un punto de la realidad
desestimando los otros momentáneamente.
g. Persistencia: es la capacidad de mantenerse apegado a una tarea específica.
h. Aceptación al cambio: es la posibilidad de adaptarse con rapidez al ambiente cuando este trae
novedad
Nuevas investigaciones sugieren que el tono adrenérgico basal sería programado in utero (9) de
modo que al nacer los estímulos ambientales impactarían el desarrollo cerebral negativamente
a no ser que sean modulados por una madre suficientemente buena para lograrlo. Tal vez se
trate de una lectura neurobiológica de aquello que Thomas y Chess nombraron como
temperamento.

Las madres de las pacientes con trastorno de alimentación suelen relatar tanto que sus hijas eran
muy tranquilas y dóciles como que eran rebeldes (difíciles de acoplarse a los requerimientos
maternoso del medio ambiente). Es interesante que esta básica descripción de configuraciones
de personalidad ya se encuentra en el escrito de Lasegue (10).cuando las separa en la descripción
de la anorexia histèrica.

c.El estilo de apego

Bowlby(11) basado en observaciones etológicas (Lorenz con los gansos, (12) Harlow con los
primates( 13) señala que todo mamífero necesita a su madre mas allá de una fuente alimenticia
como refugio de protección. Lo interesante es que los patrones de apego son diádicos, es decir
describen cómo se producen los encuentros y desencuentros entre la madre y el niño y de cómo
ambos se regulan mutuamente la angustia.

Parece evidente que sea el niño quien esté más angustiado que la madre, la cual ha desarrollado
procedimientos para protegerse de las olas de cortisol que la angustia podría generar.
Habitualmente es la madre quien tan solo con su propia regulación, regula por sintonía a su hijo.
Sin embargo, como sabemos, si la madre se encuentra en un mal momento (depresión, conflicto
marital, duelo) este sencillo modo de regular al hijo estará fallando y el niño quedará arrojado a
las angustias de un eje HPA sin suficiente modulación. El niño puede desistir de esta madre
como efectivo regulador emocional o puede buscarla complementariamente y voltear las
funciones convirtiéndose el mismo en regulador materno(14 )Entre las pacientes con trastorno de
alimentación hay diferentes descripciones de esto mencionadas en la literatura como barómetro
familiar( 15 )la sacrificada por el bienestar familiar( 16 )o aquella que tiene poder, puesto que la
madre el padre o ambos “dependen” emocionalmente de su bienestar y están dispuestos a
someterse a sus caprichos con tal de verla feliz.

El eje HPA ha sido señalado como un punto de apoyo neurofisiológico para las teorías que
explican la depresión e incluso algunas características de la personalidad. Son conocidos los
estudios pioneros y descriptivos de Spitz en la depresión anaclìtica desarrollada por niños
hospitaliazados deprivados de sus madres.

El sistema neurofisiológico responsable de la angustia está conformado, al menos, por cuatro


sistemas de neurotrasmisores:

1- el serotonínergico: localizado en el núcleo del rafe, el septo, el hipocampo, el sistema


límbico, la corteza.

2- sistema gaba (el receptor gaba, benzodiacepínico, barbitúrico, canales de cloruro) es un


neurotrasmisor inhibitorio que ejerce su función a nivel de receptores ligados a canales de iones
cloruro aumentando su afinidad

3-sistema dopa: tiene función frontal de integración, responsable de la memoria de trabajo,


prepara para la acción, la actividad y el tono.
4-el sistema noradrenérgico .El 70% de la noradrenalina es producida en el cerebro por el locus
ceruleus en el puente y es responsable de la estimulación de una gran cantidad de zonas
cerebrales (corteza cerebelosa, corteza cerebral,sistema limbico, tallo, médula)

Durante el desarrollo se va tejiendo una trama entre el funcionamiento de este eje asociado al
SNA, los mecanismos inhibitorios –excitatorios asociados al sistema límbico y los inhibitorios
asociados a corteza cerebral. Por esto el estilo educativo: creencias, hábitos, sistemas
perceptuales que utiliza y enseña la familia para hacer frente al stress son tan importantes
especialmente en los primeros años, donde, al parecer, el sistema está en una ventana
formativa.

Esta trama aprende a funcionar en un rango fisiológico donde concurren neurotransmisores,


hormonas, electrolitos y en conjunto construyen un tono basal adaptativo del eje HPA. No es
que tengamos que suprimirlo, por el contrario, es importante que frente al peligro el cortisol
amplíe la visión de campo, incremente la atención, aumente la presión arterial y la frecuencia
cardíaca, haga redistribución de flujo sanguíneo y disponga los músculos a escapar. No es buen
negocio negar la existencia del peligro.

El maternaje podrá ser realizado por varias personas, incluido el padre, pues se refiere a la suma
de conductas destinadas a acariciar, proteger, alimentar y regular el ambiente del niño de la
sobrexcitación. El apego, en cambio, es más fino y será realizado por figuras de dependencia
mutua, donde la angustia de separación se active en ambos miembros, poniendo la
neurofisiología completa de ambos cuerpos en riesgo de activaciòn HPA. La deprivación
parental y las separaciones intermitentes han mostrado, incluso en primates, una
retroalimentación negativa disminuida del eje HPA luego de inyectarles dexametazona. Los
rhesus criados con un maternaje responsivo, tienen una rápida baja de la curva de cortisol
cuando son separados de su madre. A diferencia de niños con cuidados poco responsivos que
muestran curvas prolongadas en el tiempo de cortisol. Este tipo de estudio sugiere que un
cuidado responsivo y consistente por parte del cuidador es capaz de modelar la regulación
neuroendocrina de la cría ( 17 ) El cuidado negligente o el abandono parental produce
depresiones anclíticas y daño en el sistema inmune (18)
Es, justamente, el despego de la figura significativa en la regulación del eje HPA lo que impele
al sistema buscar su forma de autoregulaciòn HPA. (19)

La angustia derivada de un eje HPA activado, es un constructo entendible desde un modelo


triplano que supone la participación de lo somático a través de manifestaciones tanto
inespecíficas como generales de la misma (aumento de la frecuencia respiratoria, aumento de
la presión arterial, vasoconstricción periférica, temblor de extremidades, sudoración, náuseas,
dolor abdominal etc) como de lo psíquico (la sensación angustiosa mediada por el lenguaje. Es
decir la “conciencia de “) y el conativo o conductual que adquiere las formas de evitación,
rechazo, regresión y somatizaciones, todas formas que transitan dimensiones adaptativas y
constituyen patologías sólo al cristalizarse rígidamente en una forma.

A estos sistemas de reunión y separación con un cuerpo de significación fisiológica se les llama:
vínculo. La historia del vínculo hecha de: los recuerdos, las significaciones de las experiencias
en conjunto, las expectativas y las frustraciones conformarán aquello que llamamos “relación”.
La relación es el campo donde llegan los síntomas y desde el cual se interviene para removerlos.
Estudios longitudinales van mostrando que hay correspondencia entre las clasificaciones de
apego en la infancia y las clasificaciones de apego en la vida adulta con bastante consistencia.
Hoy e s posible estudiar el apego en parejas (20 )) Los adultos seguros tienen 3 ó 4 veces más
probabilidad de tener niños con apego seguro (21) Probablemente los mecanismos de trasmisión
son tanto biológicos, vía copiar el estado fisiológico de los padres, como culturales, vía
aprendizaje de significar y resignificar las experiencias de modo de poder ajustarlas en un
equilibrio.
Partiendo por tanto del apego que aparece como un sistema de supervivencia de filiación básico
(22) la niña irá complejizando la intimidad, primero diádica y luego tríadica.

La sensación de administrar el self (completa sensación del sí mismo con cuerpo integrado), es
decir la sensación de autonomía emerge a partir de relaciones seguras ( 23) donde el niño va
ganando en el desarrollo capacidades y competencias que permiten su autonomía. (24)

Visto desde esta teoría es posible comprender como se desarrollan: un patrón de reunión y
dependencia relacional, como otro de separación e independencia. El eje puede ser regulado a
través del eje de la figura de apego u organizar memorias de trabajo interno que son
procedimientos de auto aquietamiento y que corresponderían al objeto bueno o la madre interna.
Estos patrones parecen estar asociados a las memorias procedimentales almacenadas en el
hipocampo aprendidas en la recurrencia de los episodios de separación ( 25) las que aún intensas
pueden ser reparadas en los de reunión. Son una representación de la madre, pero no la imagen
de la madre como en una fotografía sino que la sensación de bienestar que tengo cuando estoy
con mi madre.Un procedimiento que se ha llamado la madre interna.

Los trastornos de alimentación se asocian (26) a diferentes estilos de apego. Los inseguros
evitativos, parecen estar más relacionados con el rechazo y ser este elemento un organizador.
Los ambivalentes y los desorganizados se asocian con conductas inciertas e impulsivas y
podrían estar relacionados más con síntomas bulímicos en el contexto de organizaciones border
de la personalidad. En el apego inseguro se produce el fenómeno de la sobreinvolucraciòn,
signo de fusión diádica que se muestra como una relación concertada y armónica hasta la
llegada de la adolescencia que muestra la necesidad de distancia, pasando a ser más
ambivalente, es decir oscilando entre la armonía y la agresión.

d. La intersubjetividad familiar: primeras diadas

Apoyados en los estudios del Infant Research realizados por el grupo de Boston en los
fenómenos diádicos entre la madre y el niño antes del lenguaje es posible reconocer los
pródromos comunicacionales y relacionales entre la madre y su hijo que organizan el acontecer
entre ambos.

El funcionamiento relacional básico es diádico. Simplificando, se produce en dos tipos de


campos relacionales: el colaborativo y el conflictivo ( 27 ). Estos contextos comunicacionales
organizan la semiosis que ambos miembros realizan de las acciones del otro y van
construyéndose y repitiéndose en las actividades comunes. Una de las actividades cotidianas y
recurrentes es la alimentación que se realiza, al menos cuatro veces en un día.
El espacio intersubjetivo es un lugar virtual donde se negocia el significado y con esto el
acuerdo de las acciones, objetivos y valoraciones mutuas dadas a lo anterior. Esta actividad
opera en los circuitos sensorio- motor- afectivo y es el germen de lo cognitivo.

Fonagy ( 28 ) ha llamado a la actividad base en este espacio “mentalización” graficando con esto
que los primeros enlaces lógicos que ayudan a configurar un modelo organizador de la
experiencia emocional está dado por la mente de la madre.- Es ella quien califica y nomina los
estados somáticos del hijo y con ello las acciones que les siguen. Por ejemplo la madre percibe
el estado del hijo, piensa como solucionar su displacer y actúa: “Lloras porque estás con sueño:
lo hace dormir y se calma” .La mentalización transcurre introduciendo lógica simbólica a través
de las capacidades empáticas de la madre, la cual toma el lugar vivencial del niño, se
identificándose con él lo simboliza para luego reflexionar acerca las causas del malestar y
solucionarlas.

La madre de Fonagy lee-escribe a su hijo tomando los elementos beta ( protosensaciones no


bien delimitadas)( 29 )y alfabetizándolos al pasarlos por su propia mente , devolviéndoselos
organizados. La madre es una especie de conciencia cognitiva que ordena el mundo afectivo.
Esta capacidad reflexiva promueve el apego seguro (.30 )

Los conceptos creados para describir la intersubjetividad derivan del análisis de la


microinteracción visto a través de videos y serían emergentes de este sistema diádico que opera
integrando la autorregulación con la regulación interactiva. Esta idea pionera en Sanders ( 31 )
ha sido desarrollada por Beebe ( 32 )en el ámbito de la terapia psicoanalítica.

En primer lugar está la imitación, descrita por Meltzoff (33 ) que ha sido complementada por la
teoría del sistema de las neuronas espejo ( 34). Le siguen la idea de coordinación interaccional
( 35) como un modo complejo que adquiere la diada para lograr objetivos conjuntos usando :la
atención conjunta ( 36) ; la posibilidad leer la mente, es decir anticipar aquello que hará el otro
,vista ,primero en primates y luego en seres humanos( 37) ;la atención conjunta en un tercer
elemento ( la llamada intersubjetividad secundaria de Trevarthen.) así como la coincidencia
transmodal( Meltzoff) y la co-regulación( 38) . La sincronía como precursor de la
intencionalidad compartida.( 39) parece ser la base de la intersubjetividad en conjunto con la idea
de conciencia conjunta de. Tronik.( 40 ) quien habla de Expansión del Estado de Conciencia
diádica para explicar porque los humanos buscamos conexión e intersubjetividad.

En toda esta larga lista de autores, investigaciones y conceptos encontramos la base teórica para
comprender los fenómenos: depresivos, angustiosos y el malestar vital, como fallas en la
intersubjetividad. Fallas que no se repararon y que persisten como alteraciones en la conexión y
por lo tanto en la posibilidad de regulación relacional del sistema HPA. Estas fallas en la
conexión podemos entenderla como patrones de apego alterados o como específicos fenómenos
derivados de la empatía, es decir de la conexión cerebro-cerebro que al parecer forma parte de la
dotación evolutiva de los seres vivos (hay claras evidencias que incluso las bacterias se conectan
entre sí para intercambiar información de campo( 41)

Como una forma de integrar estas observaciones surgen los modelos relacionales de la llamada
matriz relacional a la que se refiere (42) cuando la explica la horma que restringe y permite
percepciones, actos y pensamientos en el encuentro intersubjetivo. Esta matriz establece el
manejo del tiempo a través de ritmos y del espacio a través de distancias.
e. los acontecimientos vitales estresantes

El azar puede intervenir con eventos que están cargados de afectividad negativa que no son
elaboradas en la familia ya sea por los montos afectivos implicados o por el tipo de
procedimientos utilizados. Mientras más temprano ocurran son más difíciles de reparar.

Entre ellos están:

Duelos

! Duelos reales(en todas sus formas):Muerte de parientes, incluso de la familia extensa lejana
(onda expansiva del duelo) o de amigos de la familia cercanos; accidentes; pérdidas de
personal doméstico afectivamente significativo; traslados lejos del domicilio de hermanos;
pérdidas o muertes de mascotas; enfermedades de padres o abuelos.Suicidios, a veces
callados por una o dos generaciones de la familia, que funcionan como secretos y generan
cuadros depresivos o acting del mismo en algún adolescente. Separaciones entre
matrimonios cercanos que activan temores de separación en la familia propia.Matrimonio e
ida de algún hermano;alejamiento de algún adulto significativo;Cesantía del padre
;Catástrofe familiar (grandes incendios, terremotos, huracanes); cambios en el grupo de
amigas ; fracaso escolar.
! Duelos imaginarios: caída ideal del yo; alianzas con los padres, hermanos o parientes que
dan poder o prestigio al interior de la familia; familia ideal .Aparición de los caracteres
sexuales secundarios y especialmente la aparición de la menarquía y pèrdida de la infancia.

c.Duelo relacional: Reconocimiento del conflicto parental;descubrimiento de infidelidad de


uno de los padres; amenaza de separación de los padres.

Cambios en las relaciones familiares: conflicto conyugal; llegada de hermano; aumento del
criticismo; cambios en rango social; evitación de conflicto; secretos ; patología mental de
los padres (depresión, crisis de pánico, abuso de alcohol o drogas, trastorno de personalidad,
esquizofrenia, trastorno de alimentación); conflictos por independencia en fratria.

Cambios del contexto de pares: Aumento de la exigencia en la apariencia y el éxito; otros


pares con trastorno de alimentación; suicidio o depresión en los pares. Presiòn por
intercambios o experiencias en el extranjero.

. Dieta y ejercicios

Estos eventos suelen actuar como gatillantes del trastorno de alimentación.Patologías que
suponen dietas especiales como: diabetes mellitus, enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca,
obesidad o sobrepeso, colon irritable, dispepsias, reflujo o molestias gástricas. El ejercicio
desmesurado asociado a dieta es el mayor riesgo de inicio de anorexia.

f. el tipo de familia

Las familias son sistemas que reproducen sus reglas en cada interacción replicando las
funciones de cada uno de sus miembros y la posición afectiva que ocupan en su red.

Cada tipo de familia propone un modo de organizar la vida afectiva (subjetiva) ,interaccional (
intersubjetiva) y mítica a través de las reglas que mantienen y construyen su operar.
Siguiendo el modelo circunflejo de ( 43) y describiendo sus dos dimensiones: la cohesión entre
sus miembros (aglutinada/ desligada) y la adaptabilidad (rígida, flexible) notamos que el
trastorno de alimentación se muestra con caracte5rìsticas particulares:

• En familia aglutinada y rígida: el síntoma tendría como objetivo protestar ante la


intrusión manteniendo la rigidez como estrategia para regular la angustia que produce
incorporar alimentos o expulsándolos. Al inicio del tratamiento es necesario aliarse a los
mecanismo defensivos ante la angustia de separación, rigidizando las indicaciones
nutricionales e incrementando un cuidado asociado al comer. Mantener un control sobre su
dieta: pesar, seguir los detalles de la ingesta, acompañarlo en el proceso son pasos que
facilitan la adhesión al tratamiento. En terapia se trabajarán los limites emocionales que
marcan las diferencias identitarias.

• En familia desligada y rígida: el síntoma tendría el objetivo de disminuir las distancias


emocionales, una vez que la familia toma conciencia de la patología, elabora las angustias
de fusión para ingresar al espacio subjetivo y reorganizar un campo de colaboración hacia el
cuidado de la paciente. La dieta debe incluir indicaciones de los rituales del comer: juntarse
en familia, conversar, hacer sobremesa, además de organizar actividades en conjunto. Si la
paciente vomita abrir las alternativas para pedir ayuda frente al atracón inminente. Abrir el
secreto del vómito disminuye la sensación de soledad (precaria intimidad) que provocan
estas familias en sus miembros.

• En familia aglutinada y caótica: el síntoma tendría el objetivo de ordenar el sistema


diferenciando afectos, limitando espacios emocionales. Este tipo de familias son de baja
adherencia, circulan en el clima familiar afectos negativos y agresivos destinados a
producir fronteras. Suelen abandonar la terapia y circulan entre los profesionales. Utilizan
proyecciones masivas para desembarazarse de la angustia y les cuesta hacerse cargo de su
elaboración y consiguiente comprensión. Estos pacientes son de alto riesgo psicopatológico
puesto que en campos conflictivos, muchas veces ocasionados por las escenas alimenticias,
funcionan con altas intensidades emocionales y frecuentes derrumbes del sistema de
autoregulaciòn emocional. Pueden autolesionarse o hacer intentos de suicidio como una
forma de retomar el control o definitivamente terminar con sus tormentos.

• En familia desligada y caótica: el síntoma tendría como objetivo el de organizar la familia


y disminuir la distancia emocional que existe entre los miembros. Generalmente estas
pacientes son “consignadas” al terapeuta y la familia no quiere estar involucrada en el
tratamiento, aunque está dispuesta a financiarlo. Suelen culpar al equipo tratante de que no
hay avances.

g. Semiotizaciòn cultural imperante: es el conjunto de valores culturales y la forma de


organizarlos y solucionar las contradicciones internas en los discursos circulantes. Conforman
las creencias sobre las cuales la familia basa el significado de la experiencia vital conjunta y de
cada uno de sus miembros. Esta semiotizaciòn opera tanto desde el simbólico donde utiliza
valores contrarios del tipo dominio/ sumisión; femenino/ masculino; control / descontrol;
incorporar/ excorporar; incluir/ excluir, como desde el imaginario. Allí organiza relatos y
distribuye los roles y los guiones correspondientes para que los miembros de la familia puedan
corporizar el discurso que la organiza dentro de una fábula que le da sentido a las vivencias
transgeneracionales.

h. Prácticas culturales: es el conjunto de actos y actividades de menor o mayor rigidez como


son las acciones, los procedimientos, los hábitos, las rutinas y los ritos. Todos ellos son
incorporaciones de los valores a los que adscribe la cultura que los genera. Cuanto mayor
adherencia más modelizan el cuerpo y lo hacen aparecer como el portador de dichos valores.

La paciente anorèctica haría una incorporación exagerada del combinado “Delgadez más Éxito
es igual a Felicidad” extremando las conductas destinadas a estos logros al punto de poner a
riesgo su vida. La cuestión en terapia será desglosar e identificar los valores de modo de
flexibilizar la posibilidad de cambiarlos.

II Ensamblando la construcción identitaria

La construcción de esta vulnerabilidad determina un alto riesgo psíquico para enfrentar la


adolescencia, uno de los momentos ventana en el desarrollo cerebral. Con la pubertad y la
llegada de hormonas sexuales se asiste a un cambio en los equilibrios neurofisiológicos más una
poda de circuitos, todo lo cual se expresa a con un desorden conductual y emocional que altera
las relaciones hasta ese momento establecidas con los cuidadores.

Durante este período el adolescente deberá organizar su nuevo self, el cual quedará
estabilizado hacia el final de la adolescencia, cuando pueda darle sentido personal a su vida a
través de un plan de vida.

Si la patología se presenta en otros momentos de la vida, es generalmente una crisis, es decir la


necesidad de reorganizar las definiciones anteriores biopsicosociales lo que encontramos a la
base.

Las pacientes con trastorno de alimentación se ven enfrentadas a ensamblar la identidad con
grandes dificultades. A la vulnerabilidad se le suma la incertidumbre de la experiencia
autónoma que comienza con la exploración adolescente de otros modos de ser .Las hormonas
sexuales buscan expresar su necesidad de apareamiento y pueden ser actuadas o reprimidas con
consecuencias en la identidad en ambas situaciones. Son los altos montos de angustia
derivados de la vulnerabilidad psíquica con la cual se llega a la adolescencia los que producen
sensaciones de malestar, vacío, falta de sentido. Esta base emocional puede hacerse intolerable
y por eso mismo impulsar a experimentar alguna solución. Podría usar drogas, se, deprimirse,
consultar. Sin embargo, y siguiendo la lógica familiar optará por el esfuerzo y el sacrificio,
fijándose una meta: buscar una silueta ideal. Comienza la restricción y el ejercicio. Dos
elementos que junto a ser mujer y estar atrapada en dependencias no resueltas en la familia
pueden gatillar un trastorno de alimentación.( ver Cuadro N 2)

a. El atrape relacional: Alianzas y Coaliciones:

Las cuerdas vinculares que han atrapado a la niña están relacionadas con la posición que ocupa
en la familia. Cada posición es un lugar de deberes y derechos. El atrape psíquico deja poco
espacio para la autonomía. Hay tres formas en las cuales se presenta el ser: ser-en: solo se
organiza la coherencia y el sentido si se están compartiendo con otro. Se trata de relaciones
simbióticas donde no hay líneas divisorias claras entere un individuo y otro. Incluso se puede
poner en duda si hay individuos o se trata de una unidad con dos términos. Ser-para: la
coherencia y el sentido miran a otro para hacerse coherentes. Se trata de relaciones de
dependencia entre dos que para establecer el límite necesitan saber que el otro está en equilibrio.
Ser-con: el sentido y la coherencia son paralelos entre los dos términos y pueden compartir
acciones, conectarse y desconectarse emocionalmente sin sufrir alteraciones. En los trastorno de
alimentación esta dimensión es más grave si está en el ser-en menos en ser-para. Raramente un
trastorno de alimentación comenzará si ya hay una delimitación del tipo ser-con familiar.

El atrape desde donde surge el trastorno de alimentación está relacionado con el ser-en (gran
dependencia con el cuidador) o con el ser-para (dependencia media). Se cuida en la
dependencia, ya sea, la emocionalidad de la madre, al padre o la relación de ambos. Podemos
pensar que hay una sobrepreocupaciòn por los lazos familiares, puesto que se ha experienciado
psíquicamente un derrumbe familiar. Desde el nacimiento, la niña es sobrempatica: conoce los
pliegues del acontecer emocional de la madre, el padre o la relación de ambos. Es posible que
por experiencias tempranas de angustia vividas como abandonos, intente regularlos en beneficio
de su propia estabilidad. Además la propia vulnerabilidad del eje HPA hará que requiera más
regulación relacional, la que obtendrá por cercanía con la madre. Esto la aproximará a la esfera
conyugal y parental y quedará triangulada, es decir atrapada en la Unidad edipica.

La psiquis inmadura al constatar un conflicto (en este caso el conyugal, frecuentemente


presente) tiende a dividir la experiencia relacional entre buenos y malos (víctimas y
victimarios). Es posible que la niña, durante la infancia, haga un modelo relacional en el cual
uno de los padres es la víctima y el otro el victimario. Tenderá a aliarse con quien considere
victima (generalmente la madre) y la tratará de proteger del victimario haciendo una coalición
con ella. En algún momento y generalmente llegando la adolescencia, cuando las capacidades
cognitivas han incrementado en ella intentará enfrentarse al padre, reclamando los derechos de
la víctima. Ella misma se puede ya haber identificado con esta víctima. El padre toma este
reclamo y puede abrirse al diálogo con la hija con lo cual logra entrar a la alianza madre-hija y
liberar a la hija de los deberes que la sobrempatìa había generado en ella o niega la situación, se
siente amenazado por las críticas de la hija y no genera un vínculo renovado con ella sino que la
aleja. La hija, dolida, excluida, es arrojada otra vez hacia la regulación materna iniciando un
nuevo ciclo d dependencias. Es posible entender que mientras más vulnerabilidad hay más
intensas son las emociones y los conflictos y que i agregamos vulnerabilidad en los ejes
parentales este sistema es como una bomba de tiempo que estallará por donde el hilo es más
fino mostrando las debilidades del sistema parental. Si el sistema conyugal funciona los padres
en terapia podrán aprender del desatrape filial e integrarán nuevas competencias parentales. Si,
por el contrario, el sistema conyugal está derrumbado, la patología será atravesada por la crisis
y resultará más complejo resolverla.

b. la Unidad edipica

Como vimos en el punto anterior la paciente ha ocupado un lugar importante en el psiquismo


del padre y/ o la madre. Lugar que la ha hecho parte del subsistema parental/ conyugal.
Desatraparla es un desafío terapéutico puesto que llevará a reconocer el funcionamiento de la
unidad edipica.

La unidad edípica es una unidad interaccional e intersubjetiva que estructuralmente implica


relaciones diádicas y triádicas entre madre, padre e hija. La función de la unidad edípica es
preparar al hijo/a en el juego del deseo y la competencia. Este triángulo relacional es un lugar
psicológico construido durante el desarrollo para regular las angustias de separación y de fusión.
Es complejo este triángulo puesto que participan los componentes padre-madre-hijo corporales,
imaginarios y simbólicos
Por corporal entendemos lo material y concreto de una presencia humana; lo imaginario es la
impresión y procedimiento de reedición de esa presencia humana, es el “me siento como si
estuviera acompañado por mi madre”; y, finalmente, lo simbólico se refiere al procedimiento de
organización de la experiencia, que para el padre está representado por el “o” que corta,
distingue y separa y para la madre por el “y” que confluye e integra.

Si hacemos un análisis matricial veremos que cada término padre o madre tiene tres maneras de
presentarse: corporal, imaginario y simbólico. De modo tal que a cada registro de madre, por
ejemplo, le corresponde alguno de los tres registros de padre. La unidad edípica es un sistema
que no sólo organiza la mente sino que, para hacerlo, hace circular el deseo (corriente amorosa)
y la frustración (corriente hostil).

Las funciones de la unidad edípica en relación a la circulación del deseo y la frustración durante
el desarrollo, son:
a. Pautas de inclusión de tercero y, por tanto, ajustes de distancia emocional entre los
miembros.

b. Pautas de manejo de afectos hostiles y amorosos en un sistema triádico.

c. Pautas de interacción entre el cruce múltiple de las representaciones.

d. Pautas de inclusión de la diferencia.

e. Pautas de inclusión y exclusión de lo erótico como parte de las interacciones del


triángulo edípico.

La dinámica de la unidad edípica nos lleva desde relacionadas fusionadas a las integradas
pasando diversos momentos que podemos graficar en:

Posición edípica fusional: La madre corporal es muy cercana al hijo/a (lo alimenta, sostiene y
manipula) y el padre corporal no le despierta suficiente deseo como para despegarla y traerla a
la pareja. El hijo/a está lleno de madre y la madre de hijo. La presencia del padre no se ha
logrado construir en el imaginario del niño/a, donde existen sólo dos y ambos en el juego
imaginario-corporal de la ausencia/presencia. Este estado es fusional. El padre no cuenta aún
como amenaza psíquica (imaginaria). Existe en cuanto tercero, pero no cumple funciones de
corte diádico. El niño puede interactuar de a tres, incluyendo con su mirada al padre y la madre,
pero en la escena imaginaria aún no se siente excluido, pues la madre tenderá a rescatarlo si se
angustia. Durante el primer año de vida es normal que, estando ambos en la burbuja que Stern
llamó la constelación maternal, esto transcurra de modo que la madre más veces tranquilice con
su presencia corporal que lo que vendrá después, que implicará que el hijo construya sus
propios procedimientos de autoaquietameinto (su madre interna).

Posición edípica de fusión intermitente: El padre corporal atrae a la madre y el hijo/a queda a
ratos desligado del psiquismo materno. Es decir, el padre logra que la madre se desembarace por
ratos del hijo y lo desplace de su imaginario, para darle espacio a la pareja. El niño deja de estar
sostenido a ratos por la mente de la madre y, entonces, el padre corporal se transforma en la
sensación de ser arrojado a la angustia (padre imaginario amenazante) y es allí cuando se instala
en la mente del niño/a como el antagonista a la quietud; se trata de un rival imaginario poco
grato que estimula la competencia. No es sólo que el hijo intente competir por la madre (algo
que ocurre) sino que intenta hacerse competente en lograr su propia madre interna
(procedimientos propios de aquietamiento que no requieren el cuerpo de la madre), lo que lo
inicia en la identificación con el polo progresivo, es decir, con la capacidad de explorar más allá
de la madre corporal, llevando su propia madre imaginaria dentro. Este proceso ocurre sin
tropiezos siempre que la madre y el padre, a su vez, estén construyendo un hijo imaginario
autónomo que les permite confiar y creer que el niño será capaz de lograr su autonomía
emocional.

Posición edípica maternal: El padre corporal y la madre corporal son una unidad conyugal que
se desliga del hijo/a para estar juntos en su propio juego. El hijo/a se puede sentir traicionado
por la madre ya que suponía que ésta le pertenecía y sólo la cedía a ratos, por lo tanto genera
hacia ella sentimientos rabiosos. El trauma y la depresión del duelo de esta separación lo alejan
de la madre corporal e imaginaria (procedimiento que antes lo aquietaba) y lo acercan a
construir un padre imaginario, identificándose (es decir, copiando) con las cualidades de la
figura del padre. El padre corporal siente al niño/a más cercano, este último lo imita, lo mira, lo
requiere y lo acoge. Entonces es la madre corporal la que se siente excluida de esta alianza.
Dependiendo de cómo la madre tenga elaborada la exclusión es lo que puede ocurrir: puede que
no lo tolere (e incremente su rabia hacia el padre o el hijo) o que ponga distancia y se aleje de
ellos (primero en lo imaginario y luego, en parte, en lo corporal). Hay madres que entregan el
hijo al padre en esta etapa y se desligan corporal y psíquicamente del mismo. El hijo siente esto
como abandono y se acerca más al padre, si este lo acoge psíquicamente (imaginariamente). La
madre que tiene elaborado el triángulo, tolera la exclusión y acepta al hijo en los momentos más
regresivos, sin sentir rabia ni ofrecer revancha por esta nueva asociación afectiva del hijo/a. La
hija puede haberse acercado no desde la homologación, sino desde la complementariedad con el
padre y si la madre la vuelve a ofrecer queda en una relación que no la deja avanzar hacia la
siguiente etapa.

Posición edípica paternal: Esta ocurre cuando el hijo/a puede desligarse psíquicamente de la
madre y está construyendo su propio mundo de aficiones; no sólo es capaz de autorregularse
sino de representarse el mundo y construir suficiente cantidad de símbolos que lo articulan con
otros. La madre se encuentra lejos del padre (al que había dejado con el hijo) y el padre intenta
acercarse a ella nuevamente. El hijo resiente este movimiento por parte del padre y ahora puede
sentirse traicionado por él. Todo esto hace que intente buscar fuera del triángulo otras relaciones
y sitúe a ambos padres en lugares imaginarios más acotados a las funciones de reserva afectiva y
de contención. Es decir, sólo recurrirá a ellos cuando por sí mismo no alcance a manejar la
angustia. En el nivel simbólico ha operado el padre, produciendo cortes lógicos que implicaron
acceder al mundo del consenso, donde se realizan operaciones de disyunción que permiten
construir los signos de la cultura y articularse a ella.

Posición edípica integrada: Cada elemento de la tríada puede existir separado de los otros. El
imaginario se ha ordenado y la pareja de padres se acepta como una unidad con su juego propio
al que no tiene acceso el hijo/a. Se perdonan las traiciones imaginarias. Los padres reales pasan
a ser personas integradas a las que se tiene acceso preferente, pero no disponibilidad inmediata
ni total. En el nivel simbólico ha operado la madre simbólica, quien ha facilitado los procesos
de conjunción necesarios para crear configuraciones que incorporan la información fragmentada
que ha producido todo el proceso de madurez psíquica vivido en estos juegos triádicos. El hijo/a
ahora tendrá que jugar en diferentes grupos, fuera de la familia, pudiendo vivenciar cada una de
las posiciones que constituyen posiciones posibles en los varios triángulos que la vida le traerá.
El diagnóstico del tipo de unidad edípica nos sitúa en la gravedad del caso: mientras más inicial
la dinámica del juego, más regresivo el sistema.

La unidad edípica de la paciente con trastornos de alimentación suele ser la más regresiva de
entre las unidades edípicas que esa misma familia logra con otros hijos.

En los trastornos de alimentación, la tríada utilizará el tema de los alimentos para realizar sus
intercambios y en terapia, nos uniremos al tema que nos convoca, develando desde allí las
dinámicas triádicas.

Independiente desde dónde nos encontremos en el desarrollo de la unidad edípica, estos dos
adultos son llamados a replantearse el cuidado de esta hija y pasan a formar parte de la unidad
de cuidado que, además, está formada por el equipo terapéutico conformado por: terapeuta
familiar, psiquiatra y nutrióloga.

III Coincidencias defensivas en la familia

La pregunta de por qué los padres parecen no ver las conductas patológicas de la hija, hasta que
está muy avanzada en su patología, parece estar relacionados con la coincidencia en los mapas
defensivos. Nos referiremos especialmente a dos defensas familiares: una, el síndrome de la
vida es bella: un lugar-paraíso construido por la familia para sentirse feliz y a salvo, que sin
embargo, como defensa primitiva se aleja de la realidad objetiva e incrementa los riesgos de
daño y muerte como ocurre en los trastorno de alimentación. La otra es la certeza que si haces
todo bien, todo anda bien . Esta tendencia perfeccionista actuaría como un seguro (imaginario)
ante la adversidad. Veamos cada una:

a. El síndrome de La vida es bella: se trata de la creencia que a los hijos es mejor


mostrarles el lado positivo de la vida y ocultar los conflictos, las dificultades y las
historias tildadas de oscuras (suicidios, estafas, abusos, traiciones). Esta forma de
semiotizar eliminando lo difícil, dificulta los estadios de integración en el desarrollo del
psiquismo, la elaboración de duelos y la construcción de un juicio de realidad que
permita tomar decisiones atingentes.

Los mecanismos involucrados van desde represiones masivas a francas negaciones de la


realidad. Hay ocultamiento de verdades incómodas que desplazan el juicio de realidad
asignando al sueño de los padres un lugar casi delirante. El niño tendrá que deformar o
denunciar las problemáticas veladas afrontando la culpa que significa traicionar la
lealtad a las narrativas parentales. Tener una enfermedad mental es parte del lado
obscuro y los padres (ambos o cada uno por separado) se resisten a enfrentarlo, ya que
la vida podría no ser tan bella y no hay repertorio suficiente para afrontarlo.

La aceptación de los modelos de realidad presentados por los padres son aprendizajes
estructurales de cómo se debe organizar la vivencia. La hija está aliada a la vida es bella
puesto que es linda, es exitosa, es buena hija, solo hay un pequeño detalle: la pasa mal y
ha bajado de peso hasta los bordes de la muerte. Esta contradicción suele ser el punto de
partida para la terapia familiar.

En terapia la vida no será tan bella, pero si ofrecerá un paisaje más integrado donde sea
posible advertir peligros y enfrentarlos.
b. Perfeccionismo, ideal del yo y mecanismos obsesivos involucrados: Cada familia ha
construido desde sus historias transgeneracionales y el momento cultural que les toca
vivir imágenes ideales. Este relato mítico corresponde a deseos o necesidades no
satisfechas que se proponen como exigencias inconscientes que utilizan acotar el rango
emocional en virtud de presionar la voluntad a los objetivos que se espera alcanzar.

Las imágenes míticas prometen felicidad. Lacan las llama fantasmas, es decir fantasías que
organizan el sentido, dentro de las cuales circula el deseo. Para que haya deseo, primero
tiene que reconocerse la falta, porque el deseo es aquello que nunca queda satisfecho así
sea la necesidad cubierta. Hay un resto de insatisfacción que busca metonímicamente
formas narrativas que prometen saciarlo, sin lograrlo.

Estas formas narrativas le dan sentido al deseo y lo ubican en un imaginario familiar


simbolizado. La psiquis familiar organiza el deseo en una dramatización en la cual cada
sujeto asume un rol para que este drama cumpla sus funciones.

El niño se identifica con el rol, primero lo actúa en un como si, lo prueba, lo ajusta a aquello
que tiene como dotación básica y finalmente lo introyecta. Todo rol tiene roles
complementarios y es necesario individualizarlos para comprender sus dinámicas.

La familia extensa (generalmente son tres o cuatro generaciones) dispone el drama


organizando estructuras de sentido profundas y superficiales ( 44).En las profundas se
pueden distinguir los valores que organizan el drama, por ej. Femenino versus masculino o
fuerza versus debilidad o esfuerzo versus flojera. Estos valores son antitéticos y están
cargados de manera positiva o negativa por cada familia, siendo los positivos deseables y
los negativos proscritos.

La familia, como sistema de orden de sentido, actúa como el destinante hacia el niño que
oficia como destinatario, induciéndolo a buscar el objetivo familiar deseado a través de
adquirir ciertas habilidades. Esta relación de dominio sumisión que subyacen la dinámica
valórica familiar es el precio de la pertenencia .La sanción a la tarea propuesta ocurre en un
tiempo mítico, tiempo que es atemporal y a-espacial. En todo momento está ocurriendo esta
evaluación de conformidad, de calce entre la tarea propuesta/ impuesta y los avances
realizados en esa dirección. Esto ocurre porque el destinatario es introyectado y la dinámica
Destinante/ destinatario es parte de la escena psíquica tanto individual (transcurre en la
subjetividad del individuo) como familiar (transcurre en la intersubjetividad del grupo de
origen).que permanece constante durante el desarrollo de la vida.

En el plano superficial del drama se produce la actoralizaciòn, es decir el que el rol se


posicione en el tiempo y espacio que corresponden a ese integrante y tome las formas
adecuada a su tiempo.

En el caso de la paciente con trastorno de alimentación, ocupará un rol en el fantasma


familiar de posición ideal. Esta posición es justamente una que no-es, puesto que el ideal
nunca termina siendo, por definición. Es decir, la paciente está en la posición del no-soy
frente a su yo.

Podemos decir, siguiendo un recorrido narrativo, que la instancia que administra esta
posición ideal es el destinante. El destinante (posición profunda del sentido en el drama
familiar) actúa como una estructura superyoica. Se trata de la tensión entre lo que es y lo
que no es. Este super-yo reprime los deseos propios contingentes de la niña haciéndola
vasalla del bien común (o lo que ella cree que es el bien común, como por ejemplo, sostener
la unidad de la familia). Es un super-yo imperativo que apunta más allá del sujeto, a través
del sujeto, que le toma el cuerpo en prenda (tomado así aparece muy sádico, como
fetichizando el cuerpo) usando ese cuerpo para el drama que la familia necesita o desea
realizar.

Esta instancia tiene doble función: por una parte obliga a la paciente y por otra la contiene
al darle sentido y plan de vida. El trastorno de alimentación actúa como destinante cuando
tiene en sí mismo estas funciones estructurales y en pacientes con estructuras psíquicas
precarias puede constituirse en una buena prótesis psíquica que habría que remover con
cuidado.

El trastorno de alimentación por tanto en sí mismo facilita el rol ideal al acercar a la


paciente a ideales familiares.

La promesa del fantasma es que si se persiste en el encargo que ha hecho el destinante


finalmente la recompensa será la libertad y la felicidad. Se apela a la perseverancia de la
niña para ocupar el lugar asignado, usando mecanismos de control de base obsesiva como
son: objetivar, cumplir con deberes, buscar afanisis (ascetismo); atenazamiento de la vida
emocional. Son estos mecanismos los que la llevan a restringir hasta apagar el deseo de
comer y es, por otra parte, la imposibilidad de sostenerlos lo que la lleva a vomitar, y
expulsar lo indeseable usando, esta vez, el síndrome de la vida es bella. Los atracones, en
cambio usan mecanismos benzodiacepinicos a través de los cuales la vida es bella porque
se anestesia la conciencia en la embriaguez del llene estomacal, así lo doloroso desaparece,
al menos por unos momentos del campo experiencial.

La paciente se va identificando con el rol versus defensas obsesivas obtiene con esto la
ganancia que entrega una defensa identitaria, es decir, una identidad generada desde lo
defensivo y no desde el deseo .Esta sea tal vez la razón que un porcentaje de pacientes se
hacen crónicas y se identifican como “soy anorèctica”.

Por el contrario, la autonomía se logra cuando se toma una posición, se ocupa un lugar, se
toma posición dentro de un territorio ya ocupado, es decir, se logra pasar a través del deseo
familiar y llegar más allá del drama propuesto a construir el drama del proprio deseo.

Esto, por supuesto, implica traicionar en cierto sentido la trama impuesta, combatir el
destinante imperioso, ser arrojado/a , valiente para buscar otros destinos y estas pacientes
están lejos de poder lograrlo porque sus aparatos psíquicos son vulnerables y no podrían
tolerar los montos de tensión y angustia que esto supondría para ellas. Una cierta
dependencia las somete a las leyes del ideal del yo que exige perfeccionismo para cumplir
,al menos en parte, con el sueño de la vida es bella. Paradójico es, que el deseo de tanto
intentar cumplirlo, no se cumple.

En resumen: La paciente con trastorno de alimentación desarrolla los síntomas alimenticios


utilizando los mecanismos de defensa que la familia le lega y actuando un rol asignado de la
cual hay que ayudarla a salir develando el sentido del mismo.

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