Professional Documents
Culture Documents
El castigo divino. La ira de Dios se derramó sobre nuestro Señor a causa del pecado del
hombre. Cristo experimentó la condena que nosotros merecíamos (Isaías 53.5, 6; Romanos
5.9).
Nuestro Salvador sufrió en extremo por nosotros. Dio su vida para que pudiéramos ser parte
de la familia de Dios (Juan 1.12). Él nos llama a una vida de servicio haciendo la obra del
Padre.
Para nosotros el costo de la salvación implica tan solo una decisión:” Aceptar la invitación
de Cristo a ser el Señor de mi vida o rechazar la invitación y seguir siendo nosotros mismos
el Señor de nuestras vidas”
Pero al pensar lo que le había costado mi salvación a Dios, me hizo pensar en otro importante
aspecto, ¿Cuánto estuvo Dios dispuesto a dar por mí?,
Si comprendemos el costo que para Dios implico nuestra salvación, entonces solo así, vamos
a entender que lo que Dios estuvo dispuesto a dar por nosotros refleja lo mucho que valemos
para él.
El primer versículo de Juan 3.16-17
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en
él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar
al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Este pasaje me enseña que Dios me ama, pero que por algún motivo yo estoy perdido y por
ello ha tenido que mandar a su hijo para buscarme, para salvarme y que así yo pueda volver
a disfrutar de su amor eternamente.
Creo que la mayoría de los que estamos acá, sabemos que ese motivo que provocó que me
extraviara del camino correcto se llama pecado:
Romanos 3:10-18
10 así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno;
11 no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios.
12 todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno;
¡no hay uno solo!»
13 «Su garganta es un sepulcro abierto; con su lengua profieren engaños». «¡Veneno de
víbora hay en sus labios!»
14 «Llena está su boca de maldiciones y de amargura». 15 «Veloces son sus pies para ir
a derramar sangre 16 dejan ruina y miseria en sus caminos, 17 y no conocen la senda
de la paz». 18 «No hay temor de Dios delante de sus ojos».
Así era nuestra condición antes de Cristo, y por ello es que él ha tenido que venir, como lo
dice Filipenses 2:6-8
quien, siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué
aferrarse. 7 por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de
siervo y haciéndose semejante a los seres humanos. 8 y, al manifestarse como hombre,
se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte, ¡y muerte de cruz!
Romanos 3:22 – 24 agrega cual fue el resultado de este acto de Cristo:
Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho,
no hay distinción, pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por
su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.
Sabemos que fue por su acto de amor en la cruz, que nosotros hemos recibido, lo que Jesús
le indico a Nicodemo en el relato de Juan 3:
Perdón, reconciliación, Un nuevo nacimiento, una nueva naturaleza.
Al leer estos pasajes, pensaba en lo rápido que los cristianos nos acostumbramos a los
beneficios que hemos obtenido mediante el sacrificio de Cristo y en la liviandad que en tantas
ocasiones tomamos la vida cristiana.
La pregunta que nos debemos hacer es: ¿estoy consciente de lo que costo mi salvación, estoy
seguro de entender lo que implica la muerte… y muerte de Cruz!?….
Isaías 53:3-9 nos narra con detalle lo que implica el costo de nuestras salvación
Despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, hecho para el sufrimiento.
Todos evitaban mirarlo; fue despreciado, y no lo estimamos. Ciertamente él cargó con
nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo consideramos
herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y
molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y
gracias a sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada
uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre ella iniquidad de todos
nosotros. Maltratado y humillado, ni siquiera abrió su boca; como cordero, fue llevado
al matadero; como oveja, enmudeció ante su trasquilador; y ni siquiera abrió su boca.
Después de prenderlo y juzgarlo, le dieron muerte; nadie se preocupó de su
descendencia. Fue arrancado de la tierra de los vivientes, y golpeado por la transgresión
de mi pueblo. Se le asignó un sepulcro con los malvados, y murió entre los malhechores,
aunque nunca cometió violencia alguna, ni hubo engaño en su boca.
lo que hoy hemos visto en la palabra de Dios, no es un mensaje de condenación, ni de
manipulación, La Biblia es el tratado del amor de Dios por el hombre y toda su creación. Y
el deseo de Dios por restablecer la comunión, que él no se encargó de estropear:
Dios envió a su Hijo al mundo por causa del pecado (Juan 1.29). Jesús, el Hijo de Dios, es el
amigo de los pecadores, a quienes vino a salvar (Lucas 5.30, 32; 7.34). Él quita el castigo y
neutraliza el poder del pecado (Ro 6.2; 1 Juan 3.6, 9; 5.18) por el don de su Espíritu (Romanos
8).
Romanos 5:8 Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía
éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.
El mensaje de hoy es: DE AMOR, DE ESPERANZA
El mensaje de hoy nos dice: QUE TANTO NOS AMÓ DIOS QUE ESTUVO DISPUESTO
A DARLO TODO, SE DIO EL MISMO EN CRISTO PARA SUFRIR NUESTRO
CASTIGO Y PERMITIRNOS VOLVER A UNA COMUNIÓN CON ÉL, A QUEBRAR
CON EL YUGO QUE EL PECADO HABÍA PUESTO EN NOSOTROS, A DARNOS EL
PODER POR MEDIO DE SU ESPÍRITU SANTO PARA DESARROLLAR UNA NUEVA
HUMANIDAD, UN NUEVO ESTILO DE VIDA, QUE SEA AGRADABLE AL
PROPÓSITO DE DIOS Y QUE DIGNIFIQUE LO QUE EL HIZO POR MI Y EL VALOR
QUE YO TENGO EN EL.