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HORA DE JUEGO DIAGNOSTICA

la Hora de Juego diagnóstica, constituye un recurso o un instrumento técnico, que utiliza el


psicólogo dentro del Proceso Psicodiagnóstico de niños; técnica que se complementa con la
Entrevista inicial con Padres, el registro de la historia de vida del niño y otras técnicas proyectivas
y/o psicométricas.
El objetivo de esta técnica es tomar contacto con el niño que nos traen a consulta y su
problemática. "Al ofrecerle al niño la posibilidad de jugar en un contexto particular, con un
encuadre dado, que incluye espacio, tiempo, explicitación de roles y finalidad, se crea un campo
que será estructurado básicamente en función de las variables de personalidad del niño" (Efron y
otros, en Ocampo y García Arceno, 1982). Decimos básicamente, porque seguramente también
influirá, aunque de manera controlada, las variables del psicólogo en el rol de evaluador. Sabemos
por su parte, que en esta hora, el niño expresará sólo un segmento de su personalidad,
reactualizando en el aquí y ahora sus fantasías, temores y deseos.
La consigna se da una vez que el niño ha entrado al consultorio, y el psicólogo debe poner de
manifiesto en forma breve y en lenguaje sencillo una serie de informaciones que configuran la
consigna: - Definición de roles
- Limitación de tiempo y espacio
- Material a utilizar
- Objetivos perseguidos La consigna es la siguiente: "Los juguetes que están dentro de la caja (o
sobre la mesa) puedes utilizarlos como quieras. Yo mientras observaré para conocerte y así poder
ayudarte". M. Klein recomienda también, al final de la sesión, recordar al niño día y hora del
próximo encuentro.

El rol del psicólogo dentro del contexto del Psicodiagnóstico, es más bien "pasivo", en tanto
funciona como observador, pero es también activo en la medida que formula hipótesis sobre la
problemática del niño. El psicólogo debe registrar por escrito su observación: Secuencias lúdicas,
gestos, desplazamientos, dibujos, asociaciones verbales, etc. Hay veces que los niños nos piden
una participación activa en sus juegos, con un rol complementario. En estos casos es necesario
que sea el niño el que adjudique y caracterice el rol, para que no interfiera las fantasías del
terapeuta. En algunas oportunidades también será necesario realizar señalamientos (explicitación
de aspectos manifiestos disociados) cuando se produzcan bloqueos o inhibición en el juego, pero
en ningún caso se deben hacer interpretaciones.

Inicio o apertura: Oscila entre 3 y 5 minutos, prestando atención a los comportamientos y


verbalizaciones que aparecen al momento de iniciar el encuentro. Lo esperable es que el niño
observe el material, lo manipule, haga preguntas, dude hasta finalmente elegir aquellos con los que
va a configurar una unidad lúdica, es decir, que su acción contenga un significado.
Desarrollo: dura alrededor de 25 a 45 minutos. Comienza con la primera configuración lúdica
hasta que se le señala al niño que quedan 5 minutos para terminar el encuentro. Comprende todo
lo que va sucediendo en el transcurso de la sesión.
Fin: faltando 3 o 5 minutos, se le avisa al niño que el encuentro va a finalizar. De esta manera se
busca que vaya concluyendo con su actividad y que la despedida no sea brusca. No se le exige
que guarde ni limpie, se deja que actúe espontáneamente.
Contenido y evaluación del juego:
Materiales con los que juega. . La descripción del juego se obtiene teniendo en cuenta que materiales
utiliza y a que elige jugar
Elección de juguetes y juegos:
a) Modalidad de aproximación: Aquí se analiza el modo en que el niño llega a los juguetes y comienza a
jugar con ellos. Las autoras señalan que puede ser de la siguiente forma:
- de observación a distancia (sin participación activa)
- dependiente (a la espera de indicaciones del entrevistador)
- evitativa (de aproximación lenta o a distancia)
- dubitativa (de tomar y dejar los objetos)
- de irrupción brusca sobre los materiales
- de irrupción caótica e impulsiva
-de acercamiento, previo tiempo de reacción y luego poder desarrollar la actividad.
 b) Primer juguete elegido: Es importante también analizar cuál es el juguete elegido por el niño para
establecer el primer contacto, y si este es acorde a su momento evolutivo y qué tipo de conflicto trata de
vehiculizar a través de él.

A que juega Se debe ir anotando como se desarrolla el juego y cómo se transforma y termina para ir
apareciendo otro
Observar si el juego tiene principio, desarrollo y fin, si es una unidad en sí misma y si los juegos
organizados a lo largo de la sesión corresponden al estadio de desarrollo intelectual correspondiente a su
edad cronológica.
- A los 3 años: juego egocéntrico, centrado en sí mismo. Puede pedir ayuda o hacer preguntas al
entrevistador acerca de los objetos, pero en general, no toma al psicólogo como participante activo en el
juego. Su juego no sigue ningún plan previo, es espontáneo y lábil. Pasa de un juego a otro sin terminar
ninguno. La atención se centra principalmente en la investigación del objeto, en sus funciones y en el
placer que le proporciona el ejercicio y el manipuleo de los mismos. Restringido sentido de la realidad. - De
los 4 a los 7 años: hay una mayor aproximación a lo real, con creciente preocupación por la veracidad de la
imitación. Reconoce al otro como copartícipe del juego, pidiendo al psicólogo que tome un rol activo en su
juego.
- De los 7 a los 11 años: Comienzan los esbozos de reglas. Atribuye y asume roles cercanos a la realidad
(vendedor, maestra, etc.)
Como juegan Asimismo, se busca registrar los aspectos positivos y negativos de la modalidad de juego
en base a: riqueza expresiva, creatividad, plasticidad, flexibilidad, nivel de ansiedad, capacidad de placer
en la acción lúdica; o bien rigidez, estereotipia, bizarrismos, compulsividad, monotonía, enlentecimiento,
acting-out explosivos
Manejo del Espacio el manejo que el niño realiza del espacio del consultorio. Teniendo en cuenta que lo
esperable es que el niño se ubique de pie o sentado junto a la mesa o que utilice el suelo para jugar,
manteniéndose a la vista del evaluador y que el espacio que utiliza no sea ni restrictivo ni demasiado
expansivo.
Relaciones con el examinador En cuanto a la relación con el entrevistador, se deben ir anotando todos
los cambios que sucedan dentro de la sesión Se tomara en cuenta el criterio de confianza progresiva
según transcurre el o los siguientes encuentros. O bien, el rechazo, evitación, desconfianza o el apego
excesivo.
Asimismo, se debe transmitir la experiencia vivencial del examinador. Para esto se tendrá en cuenta el
marco teórico del evaluador y el impacto cognitivo y emocional de la relación con el niño. Tener en cuenta
esta variable, en conjunto con el propio análisis y la supervisión, nos permitirá no atribuir o proyectar sobre
el niño nuestros propios temores, conflictos, deseos y fantasías.
Aspectos madurativos: tiene que ver con las hipótesis diagnósticas en estos niveles madurativos-
genéticos.
Cognitivo Motor Lenguaje
De la maduración Es esperable que el niño presente una En cuanto al lenguaje, se requiere
cognitiva se adecuada coordinación general, así como el conocer las pautas evolutivas y de
observan los equilibrio, la coordinación manual y la psicopatología. Se aconseja prestar
aspectos más destreza digital. Dependiendo de la edad, atención a la expresión verbal del
significativos del se espera que la lateralidad esté o no niño, teniendo en cuenta su sentido
desarrollo del niños, establecida. También se deberán registrar los y su lógica, en la construcción y
sugiere tener en aspectos como la precisión, tonicidad, amplitud de las frases, la
cuenta el modelo de rapidez o lentitud, etc. pronunciación y los signos
desarrollo genético -La motricidad es un indicador que permite cualitativos que indique una
Piagetiano, observar la adecuación psicomotora del niño anomalía, dificultad, retraso o
intentando ubicar a en relación a la etapa evolutiva que inmadurez. En algunos casos, el
el niño en un nivel atraviesa. ---Es importante ver si juega sólo registro textual de lo que va
de desarrollo de su un rincón del diciendo el niño facilita la
pensamiento cuarto o sobre una esquina de la mesa, o reconstrucción posterior de lo que
esperable o no a su bien si se mueve con libertad por todo el fue sucediendo en el encuentro y
momento evolutivo cuarto. Un adecuado manejo de las así lograr una mejor comprensión
posibilidades motoras permite el dominio de de la actividad que realizó.
los objetos del mundo externo y la posibilidad
de satisfacer necesidades con relativa
autonomía. Pero si se plantean dificultades a
nivel psicomotor, esto no sucede y provocan
frustraciones que incrementan tensiones
tanto intra como interpersonal.
Es importante valorar la comunicación
gestual y postural, enriquecedores del
mensaje, los cuales pueden también mostrar
aspectos disociados que se expresan como
una discordancia entre lo que se dice y lo
que se expresa corporalmente.
En resumen, deberíamos preguntarnos si las
alteraciones motoras son consecuencia de
un
trastorno neurológico, o psicógeno, o bien si
dicha disfunción motriz corresponde a una
falta de estimulación ambiental.
Modalidad de Juego: Es el modo en el cual el Yo pone de manifiesto su función simbólica. Cada individuo
organiza su juego en función de una modalidad que le es propia. Ana Efron y otros colaboradores,
consideran que hay tres grandes caracteres o modalidades de juego.
– Plasticidad: es cuando el niño – Rigidez: es cuando el niño – La perseveración o
aplica sus recursos yoicos y nos emplea determinados estereotipia del juego es una
muestra en forma plástica su mediatizadores en forma forma patológica de
mundo interno- exclusiva y predominante para funcionamiento yoico.
Esta plasticidad puede expresar la misma fantasía. Aquí se manifiesta una
expresarse de distintas maneras: Esta modalidad tiene como fin desconexión con la realidad y la
1- Expresa la misma fantasía o evitar la confusión y la única finalidad del juego es la
defensa a través de distintos desorganización de la descarga pulsional. Se repite una
mediatizadores. 2- Expresa varias personalidad. y otra vez y no hace lazo social.
fantasías con varios Esta modalidad empobrece al yo Es típico en niños psicóticos y
mediatizadores 3- Manifiesta gran y da como resultado un juego débiles orgánicos.
riqueza interna a través de pocos monótono y poco creativo.
elementos; es decir que un
mismo objeto puede cambiar de
función para vehiculizar
diferentes fantasías.

La personificación El papel que desempeña la capacidad del niño para asumir y adjudicar roles en forma
dramática, es decir, la personificación, es otro indicador que aporta el juego al diagnóstico.
-Dicho elemento hay que considerarlo en relación con la edad cronológica del niño; por ej. en niños
pequeños se observa con claridad cómo utilizan en forma inmediata el mecanismo de identificación
introductiva. El niño asume el rol del otro y se apropia del personaje temido o deseado.
-A medida que el niño crece, las personificaciones se enriquecen con figuras imaginarias (hadas,
monstruos..) en las cuales ellos identifican sus diferentes imagos.
-Cuando el niño alcanza la latencia, tiende a dramatizar roles definidos socialmente, con menor expresión
de la fantasía debido al incremento de la represión.
-En el juego de prepúberes se puede observar una inhibición de la personificación. Para darle curso a
ésta, elige objetos más alejados del medio familiar, por medio de un desplazamiento que se expresa en el
área simbólica.
-La personificación posibilita la elaboración de situaciones traumáticas, el aprendizaje de roles sociales, la
comprensión del rol del otro y el ajuste de su conducta en función del ello, favorece el proceso de
socialización e individuación.
La creatividad,
Crear es unir o relacionar diferentes elementos o elementos dispersos en una estructura nueva y distinta.
Esto supone un yo plástico, abierto a nuevas experiencias y tolerante a la inestructuración del campo. La
nueva configuración tiene una connotación de sorpresa o descubrimiento para el niño, y se acompaña de
un sentimiento de placer.
La creatividad es promotora del crecimiento y un incremento en la capacidad de aprendizaje. El hecho de
ser un proceso deliberado y al servicio del yo, diferencia a la creatividad de la originalidad del psicótico.
Como un artista el niño invierte una gran cantidad de elementos emocionales en el proceso creativo y en
parte utilizan el juego para presentar una clara línea construida entre el mundo real y el fantaseado.
Ahora bien, para que dicho proceso creativo se lleve a cabo es necesario un yo plástico, capaz de abrirse a
experiencias nuevas y que sea tolerante a la inestructuración del campo.
Primer nivel: incluye las conclusiones que se obtienen en la observación del niño en el juego propiamente
dicho y de los aspectos relacionales vinculados al mismo. Se recomienda revisar primero cada variable
evaluando los aspectos madurativos para luego realizar una valoración y conclusión integrada de los datos.
Se plantean categorías para realizar la valoración de las conductas del niño:
Conducta A: Conducta B: Ligera inadecuación o Conducta C: Presencia de un
Adecuada o inmadurez, o bien con algún signo severo trastorno o problema
superior a la edad cualitativo de perturbación. importante. La conducta es muy
inadecuada, especificarlo, o
especificar si no son
suficientemente evidentes para su
valoración
Para concluir este nivel de análisis, será importante identificar: los aspectos más adaptativos del niño, los
recursos, estrategias y capacidades de que dispone, la valoración de su madurez cognitiva, motora,
lingüística y relacional
La modalidad del juego en términos de riqueza, rigidez o estereotipia. los aspectos que nos indiquen
conflictos o patología.

Segundo nivel: Se trata de la valoración a partir de la teoría psicodinámica.


Este nivel de análisis nunca sustituye al primero; la evaluación diagnóstica de un niño siempre debe
comenzar por las características evolutivas globales.
El juego es un recurso natural de expresión en el desarrollo evolutivo y para el psicoanálisis el mecanismo
de proyección es básico al momento de conceptualizar la actividad lúdica como técnica proyectiva.
Se hace por tanto necesario el conocimiento previo y la experiencia personal y clínica sobre dicha teoría
para el manejo de este nivel de análisis del protocolo.
Posteriormente, mediante el método de recurrencias y convergencias, la información que proporciona la
hora de juego diagnóstica deberá ser siempre convalidada con las entrevistas con padres, la historia
evolutiva del niño y otro tipo de técnicas diagnósticas.
Conflicto básicos, asiedad, fantasia,
Transferencia y contratrasferencia
Capacidades Yoicas
mecanismos de defensa
Etapa Psicosexual: De acuerdo a la teoría evolutiva de carácter psicosexual en la que el modo de
relacionarse está mediatizado por cómo se han vivido y/o superado las diferentes etapas o momentos
psicosexuales
Tolerancia a la frustración: Se detecta a través de la posibilidad de aceptar la consigna con las
limitaciones que está propone: La puesta de límites, la finalización de la tarea y, en el desarrollo del juego,
en la manera de enfrentarse con las dificultades inherentes a la actividad que se propone realizar.
Esta capacidad de tolerar la frustración está íntimamente ligada a la adecuación a la realidad, es decir de
adaptarse plásticamente a la realidad que le propone. Lo primero que debemos observar aquí es la
capacidad del niño para desprenderse de la madre, para entrar al consultorio, demostrando comprensión y
aceptación de la consigna. Esto también nos permite evaluar posibilidades yoicas.
Capacidad simbólica: El juego es una forma de expresión de la capacidad simbólica y la vía de acceso a
las fantasías inconscientes. A través de este indicador se puede evaluar:
El niño logra a través del juego la emergencia de sus fantasías, por medio de objetos suficientemente
alejados de la situación originaria (elaboración secundaria). Estos objetos cumplen la función de
mediatizadores.
En la capacidad simbólica no vamos a evaluar sólo la capacidad del niño para utilizar símbolos, sino
también la significación que se desprende de esta simbolización. Para ello, es importante tener en cuenta,
que si bien existe un significado universal para algunos símbolos, estos siempre deben ser interpretados
dentro de la situación global del proceso y dentro de la historia personal de cada niño. También sabemos
que a medida que el niño crece, la distancia entre símbolo y lo simbolizado va aumentando. Esto se da por
la ganancia del principio de realidad sobre el principio de placer, por lo cual las fantasías primarias tienden
a ser cada vez más postergadas.
Este indicador nos permite evaluar:

La riqueza expresiva: capacidad La capacidad intelectual. La calidad del conflicto: Aquí se


del niño de buscar en su entorno Evaluar si manifiesta manejo de evalúa el contenido de la
elementos que permitan la realidad acorde a su edad simbolización. Los símbolos
vehiculizar su problemática. evolutiva. usados por el niño nos remiten a
la comprensión del estadio
psicosexual por el que atraviesa.
El niño puede vehiculizar
fantasías de tipo oral, anal, fálica
o genital. Asimismo se debe
indagar la intensidad del conflicto,
siendo un índice importante la
reiteración de una determinada
fantasía o de la forma de
expresión.
Adecuación a la realidad:

 Aceptación o no del encuadre témporo – espacial con las limitaciones que esto implica
 Posibilidad de ubicarse en su rol y aceptar el rol del otro

El análisis del juego permite:

Una Conceptualización del principal conflicto actual


Poner en evidencia sus principales técnicas de defensa frente a la ansiedad y el monto de la misma
Evaluar el tipo de rapport que puede establecer el niño
Poner de manifiesto la fantasía de enfermedad y de curación del paciente y, concomitantemente, la
fantasía sobre el tratamiento mismo
III PSICOPATOLOGÍA DEL JUEGO INFANTIL

El Juego en el Niño Autista


Tustin observa que existe una característica notoria en los niños autistas y es que no pueden jugar;
por lo tanto dicha dificultad promueve una barrera para su análisis (9).
Ella diferencia el objeto autista del objeto transicional de Winnicott, porque el objeto autista es
sentido por el niño como parte de su propio cuerpo, parece ser una porción extra del cuerpo que
garantiza su seguridad. Dicha seguridad es la llave principal de estos objetos autistas. Los objetos
externos, son “objetos yo” y ayudan el niño a sentir que existe y que su seguir existiendo está
asegurado. Estos “objetos yo” mantienen fuera de la conciencia los penosos destellos de lo que es
sentido como peligroso “no yo” que parece amenazar tanto su existencia como su seguridad. Por lo
tanto, no deben ser confundidos con el objeto transicional de Winnicott que es una combinación del
yo y del “no yo” y que ayuda a ligar a ambos. Podemos decir entonces que el objeto transicional es
un puente hacia el “no yo”, mientras que los objetos autistas son una barrera hacia el no yo. (9)
El punto crítico de las dificultades del niño autista es su inhabilidad para hacer el duelo por una
pérdida. En lugar de esto, la pérdida (el agujero) es llenada con objetos autistas y formas autistas.
Este fenómeno es lo que Winnicott considera “depresión psicótica”, la ilusoria pérdida ocurrida
cuando la organización neuro-mental era tan elemental que el niño no era capaz de
conceptualizarla. En un estado más organizado (Winnicott 1952) la misma pérdida sería una
pérdida de objeto, sin el elemento agregado de una pérdida de una parte del sujeto. (9)
Ahora bien, ¿qué impide a los niños autistas desarrollar su actividad lúdica?
El niño autista ha compensado sus carencias psicológicas tempranas, a través de la
sobrevaloración de los contactos físicos táctiles y las sensaciones que éstos producen. Dichos
objetos sensación impiden el desarrollo normal de la imaginación que es esencial para el juego.
Los niños al estar protegidos contra la experiencia de pérdida por medio del objeto autista, nunca
son estimulados a recordar personas o cosas ausentes a través del dibujo, imágenes y recuerdos.
Por lo tanto, los niños autistas son distintos de otros niños en su incapacidad para utilizar el juego
imaginativo y en su falta de habilidad para identificarse con los sentimientos de otros (9).
Para poder identificarse con los demás ya sean muñecos o humanos, es necesario tener cierto
grado de seguridad sobre su propia existencia e identidad. Pero los niños autistas carecen de ello,
y esto constituye un gran obstáculo para su terapia.
Tustin considera que los objetos autistas al ser vivenciados como parte del cuerpo del niño impide
que el niño acceda a obtener un mínimo grado de noción sobre la separación corporal de manera
tal que pueda sentirse en el lugar de la otra persona.
En cuanto a la capacidad de simbolización, los niños autistas no discriminan entre sujeto y objeto,
ni entre lo interno y lo externo. Viven en tal estado de indiferenciación con el mundo que les rodea
que se hace muy difícil empatizar con su mundo. De esta manera los juguetes brindados por los
analistas, no tendrán ningún significado (a nivel de comunicación o de fantasía) sólo lo tendrá a
nivel de sensaciones.
Como los objetos autistas son experimentados como parte de su propio cuerpo, los siente “siempre
disponibles”. En consecuencia, no ayudan a sostener la tensión ni a demorar la acción y este paso
es esencial para que tenga lugar la simbolización. Tanto los objetos autistas como las formas
autistas, producen también otro efecto desbastador porque “reemplazan permanentemente” a la
madre, invalidando y anulando los cuidados que ella presta. una aniquilación de este tipo es más
devastadora que la negación porque estos niños sienten que son atacados por la nada, el vacío, el
cual tiene un efecto inhibidor sobre el juego. Al estar dañado el desarrollo psicológico como para
poder jugar, el niño autista se encuentra en una situación desesperada. (9)

El juego en el niño psicótico


En el psicótico el significante y el significado son la misma cosa (ecuación simbólica). A pesar de
ellos el niño puede tener aspectos de su personalidad más preservada y los cuales han logrado
una organización no psicótica que les permite expresar su conflicto.
Esta dificultad va desde la inhibición total o parcial del juego hasta la desorganización de la
conducta.
Otros elementos significativos es el “seudo juego”, que consiste en una serie de conductas en las
que el niño “parece” jugar pero en ellas hay una ausencia total o parcial de simbolización;
desaparece el “como si” propio del juego de niños normales y neuróticos. (5)
En los procesos psicóticos o prepsicóticos y en algunas afecciones psicosomáticas, se puede
observar una fragilidad en la línea intermedia entre expresión fantasmática simbolizada y la llegada
de ansiedades arcaicas que ocasionan en el niño un profundo temor a jugar. (4)
El niño siente que se encuentra a merced de su propio querer o mejor dicho de su poder,
dejándose llevar por una fantasía intensa a la que teme y en la cual están en juego la vida y la
muerte. De esta forma, la angustia generada por dicha situación extrema puede bloquear el juego.
Dicha inhibición tiene por finalidad oponerse a esa angustia que desencadena esa actividad lúdica.,
pues en ese momento el juego ya ha perdido su carácter de irrealidad, ya no es una ficción sino
que se ha convertido en una realidad (ecuación simbólica). (4).
En el juego de niños psicóticos, también se observa la perseveración o estereotipia, en los cuales
se manifiesta una desconexión con el mundo externo cuya única finalidad es la descarga. Se repite
la misma conducta –tanto verbal como preverbal– y no hay fines comunicaciones.
Hay que aclarar que la perseveración o estereotipia constituye un aspecto significativo en el juego
de los niños psicóticos pero también se pueden presentar tanto en cuadros orgánicos como en
neurosis graves.
Dicha rigidez en la actividad lúdica es utilizada frente a ansiedades muy primitivas con el fin de
evitar la confusión. A nivel de pronóstico es importante detectar aquellos elementos que
constituyan una posibilidad de conexión con el psicólogo y con el objeto intermediario. (5)

El juego en el Niño Neurótico:


Hay una expresión lúdica con reconocimiento parcial de la realidad; la diferencia con el niño
psicótico es que el niño neurótico tiene capacidad simbólica que le permite la expresión de sus
conflictos mediante el “como sí” en el juego. Es capaz de discriminar y manifestar una mejor
interrelación entre fantasía y realidad.
La dinámica de los conflictos neuróticos se presenta entre los impulsos y su relación con la
realidad, en donde el yo utiliza en forma predominante pocos mecanismos de defensa que
ocasionan un empobrecimiento yoico.
En este sentido, el yo intenta satisfacer el principio de placer pero como éste le genera culpa que el
yo no puede tolerar, desplaza el impulso hacia objetos sustitutivos alejados del originario. El
desplazamiento está al servicio de la represión, promoviendo un círculo vicioso en el cual no se
obtiene satisfacción, de esta manera se recurre a consecuentes desplazamientos que evidencian
otra vez el conflicto.
Los elementos significativos del juego del niño neurótico es que tienen poca tolerancia a la
frustración, discrepancia y sobreadaptación de ciertas áreas que son la manifestación de su
debilidad yoica o de la severidad del super yo; limitada capacidad de aprendizaje y mínima
utilización de la creatividad que le impiden tomar parte en el juego imaginativo (5,8).
Philippe Gutton señala que los juegos obsesivos aparecen alrededor de los 2 años, y se
encuentran en las actividades lúdicas normales, pero éstos llegan a considerarse patológicos
cuando, por ejemplo, el niño no juega mucho; los juegos se repiten sin variación alguna (hay
rigidez) y sin creación fantasmática. El niño manipula los objetos sin correlación con su forma o
color, como si el juguete pareciera neutro; la meticulosidad respecto a los juguetes es extrema y
cualquier modificación en su forma o cualquier juguete roto produce una intensa angustia en el
niño. Estas estructuras obsesivas precoces corresponderían a anomalías de la constitución de la
relación objetal en la primera edad que se aproxima a la psicosis. (4)

El juego en el niño Perverso


En cuanto al juego del niño perverso, Aulaguier concibe que a la inversa de los juegos sexuales,
durante los cuales se expresa todo el simbolismo de la castración y la diferencia de sexos, el juego
perverso se basa en la “retractación”, es decir en la prueba de la no-existencia de la castración,
unida a que la castración es en su mismo horror, una forma de satisfacción.(4)
Si el juguete es un compromiso simbólico de una realidad aceptada y de las fantasías
mediatizadas, el fetiche en cambio, se encuentra en la línea de la “verdad de un deseo” que
considera la realidad absurda e inaceptable. Por lo tanto, no habría juegos perversos propiamente
dichos pero si se pueden describir comportamientos perversos del niño, por ej. sus actitudes
sádicas respecto a los animales, arrancar las alas de una mosca, las patas de las arañas, cortar las
babosas y ahogar determinados animales. Los componentes sádicos pueden ser importantes en
los juegos y áreas difíciles de distinguir de las anteriores. Por ej.: la prisión del ladrón, la flagelación
de las muñecas, la matanza de los ejércitos son situaciones ricas en fantasmas sadomasoquistas,
con un juego alternado de identificación

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