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Legislación animalista es el cuerpo o conjunto de leyes que regula el resguardo de

los Derechos de los animales. La legislación no es única ni universal, sino que varía de
acuerdo al país y las épocas, sufriendo modificaciones constantes a lo largo del tiempo.

La legislación animalista es y ha sido, por tanto, distinta en cada país, aún cuando en
términos generales, se espera que debe regirse o, al menos no contradecir, la Declaración
Universal de los Derechos de los Animales1 proclamada por la Liga Internacional de los
Derechos del Animal en 1978 y leída en al UNESCO.

Manifestación en favor de la defensa de los Derechos de los Animales

En términos de legislación comparada, los mayores referentes son la legislación inglesa,


norteamericana y europea en general, pioneros en implementar la regulación jurídica de los
animales. También se consideran en este artículo las legislaciones animalistas de algunos
países latinoamericanos.

Legislación animalista en Reino Unido[editar]

Una de las instancias británicas pioneras en el resguardo legal de los Derechos de los
animales fue la aprobación de la Ley de Tratamiento Cruel del Ganado de 1822 y las
normativas promulgadas en 1835 y 1849. La Ley de Crueldad contra los Animales de
1835 incluyó dentro de la categoría “ganado” a otros animales, con el fin de hacer extensivo a
perros, osos, toros y ovejas la protección legal establecida para el vacuno trece años antes.

En 1849 se volvió a modificar la legislación británica, derogándose las dos leyes anteriores y
dictándose una nueva norma bajo el título de An Act for the more effectual Prevention of
Cruelty to Animals (Una Ley para la más Eficaz Prevención de la Crueldad hacia los Animales)
conocida simplemente como Ley de Crueldad contra los Animales de 1849. La nueva ley
reiteraba la sanción al maltrato y agresión contra los animales, pro además establecía multas
en dinero para quienes incurrieran en la falta.

En 1876, la reestructurada Cruelty to Animals Act fue modificada y luego reemplazada por la
Ley de Protección de los animales de 1911. Esta última debe ser tenida como especialmente
relevante, pues es considerada por algunos autores como la ley madre de la legislación
de bienestar animal o Animal Welfare del Reino Unido. El bienestar animal, como postura,
plantea que es moralmente aceptable que el ser humano, desde su posición privilegiada frente
a los demás animales, los utilice para los fines que estime conveniente (alimentación,
vestimenta, entretenimiento y experimentación), siempre que dicha utilización no implique para
el animal un sufrimiento innecesario. La Declaración Universal sobre Bienestar Animal,
reconocida y aprobada por Naciones Unidas y respaldada por numerosas naciones a nivel
mundial, busca el reconocimiento de la capacidad de sentir y sufrir de los animales y el
respeto y consideración que por ello merecen, derribando las concepciones asociadas
al especismo.

La ley de 1911 estipula que:

Constituye una ofensa someter a sufrimiento innecesario a un animal a través de un acto de


comisión, omisión o bien siendo el propietario, permitiendo un acto de comisión u omisión.2

Los animalistas más críticos concluyen que esta norma concreta la relación entre los animales
y los seres humanos sobre la base de la propiedad, lo que en la práctica impide una
protección real y efectiva a los animales. No obstante lo anterior, la concepción de bienestar
animal se encuentra extendida como una propuesta bioética en defensa y consideración de
los animales como una conducta correcta de los seres humanos hacia la vida y el medio
ambiente.
En términos generales y salvo algunas modificaciones menores, la ley de 1911 se mantuvo
vigente en Gran Bretaña hasta el año 2006, sin perjuicio de iniciativas gubernamentales
tendientes a la defensa de los derechos animales dentro del Reino Unido.

Durante la década de 1960, se encargó al profesor Roger Brambell una investigación sobre el
bienestar de los animales en la cría intensiva de ganado. Sobre la base de sus resultados el
gobierno inglés creó el Concilio sobre el Bienestar de los Animales de Granja en 1979. Las
directrices y recomendaciones derivadas del trabajo de dicho Concilio se tradujeron en la
dictación de los llamados Five Freedom o Cinco libertades de los animales:

1. Estar libres de sed y hambre, acceso a agua fresca y una dieta saludable y vigorosa.
2. Estar libres de incomodidad, proporcionando un entorno adecuado incluyendo un techo y un
área cómoda de descanso.
3. Estar libres de dolor, lesiones y enfermedad, por la prevención o diagnóstico rápido y
tratamiento.
4. La libertad de expresar un comportamiento normal, proporcionando suficiente espacio,
facilidades y compañía de los animales de su especie.
5. Estar libres de miedo y angustia, asegurando condiciones y tratamiento que evite el
sufrimiento mental.3

También debemos considerar la legislación que versa sobre el Bienestar de los Animales de
Granja del año 2000, que constituye una legislación general que afecta a cualquier animal de
granja y que, por tanto, es criado con fines productivos, ley que dio pie para la aprobación de
la Animal Welfare Act 2006,4 ley que hace extensible los derechos de protección solo a los
animales vertebrados distintos al ser humano, específicamente, aquellos animales domésticos
o los que están bajo el dominio del hombre. En este punto muchos grupos animalistas
consideran la legislación inglesa como especista y no verdaderamente defensora de los
derechos animales, por cuanto superponen la supremacía humana en cuanto a propiedad y la
posesión de columna vertebral como requisitos para que una criatura sea objeto de derecho.

Legislación animalista en los Estados Unidos[editar]

Respecto de los Estados Unidos de América, una de las leyes más relevantes fue la Ley de
Bienestar Animal de 1967 oAnimal Welfare Act, bajo el gobierno del presidente Lyndon B.
Johnson y dirigida, principalmente, a la protección de los animales de laboratorio. En una
primera instancia esta ley se remitía a perros, gatos y algunos mamíferos, siendo modificada
luego para incluir a todos aquellos animales que fuesen utilizados para experimentación. La
Animal Welfare Act ha sido modificada en seis ocasiones: 1970, 1976, 1985, 1990, 2002 y
2007. Algunas de sus disposiciones más relevantes son:

- Todos los animales usados para experimentación deben haber sido obtenidos legalmente
- Todas las instrucciones científicas deben disponer de una Administración que efectúe tareas
de control entorno el uso y cuidado de animales.
- Los experimentos que requieren la utilización de animales vivos deben llevarse a cabo o
encontrarse directamente supervisados por un Veterinario especialista.
- Los animales de laboratorio deben ser tratados de manera adecuada, alimentándolos,
adecuadamente, y mantenidos bajo determinadas condiciones de higiene.
- Todos los experimentos que puedan causar dolor o sufrimiento, deben efectuarse con
anestesia con el fin de evitar dolores innecesarios (a no ser que el hecho de que se establezca
anestesia invalide el propósito experimental).
- Si finalizado un proceso experimental agudo no se precisa la supervivencia del animal,
deberá ser sacrificado por procedimientos que aseguren un mínimo sufrimiento y un efecto
inmediato, debiéndose constatar la muerte del animal antes de deshacerse del mismo.
- Si la naturaleza del a experiencia requiere la supervivencia del animal, el comité científico del
centro donde se desarrolle el experimento supervisará la evolución del proceso y dictará en
cada caso las normas a seguir para controlar el estado y la evolución del animal tratado.5

Mucho se ha dicho respecto de que fue EE.UU. quien primero se lanzó a la defensa de los
derechos de los animales oAnimal Rights, incluso desde la perspectiva del bienestar animal y
uno de los grandes exponentes norteamericanos de la defensa animalista es Tom Regan,
filósofo especializado en esta temática.
El filósofo estadounidense ha escrito libros controversiales criticando el especismo y la no consideración moral
de los animales no humanos.

Estados Unidos ha sido el único país que ha propuesto modificar el estatus de “propiedad” que
ostentan los animales con respecto a los seres humanos. La nación también es pionera en
incorporar los derechos de los animales y su legislación, de manera recurrente, en revistas y
bibliografía jurídica, además de que algunas de sus más prestigiosas universidades dictan
cátedras de bioética, y derecho animal, tales comoHarvard y Georgetown. EE.UU. es el único
país en que existen bufetes de abogados particulares que se ocupan de la defensa de los
derechos de los animales, contribuyendo a la percepción de la nación americana como la más
contribuyente y adelantada en esta materia.

Legislación animalista en Latinoamérica[editar]

Aunque notoriamente menos desarrollado en comparación con la legislación animalista


británica y estadounidense, los países latinoamericanos han ido implementando en sus
ordenamientos jurídicos normas jurídicas tendientes a la protección y defensa de los derechos
animales.

Las Cinco Libertades de los animales han sido reconocidas


por Perú, Bolivia, Brasil, Uruguay, Chile, Argentina, Costa Rica,Colombia y México, como
principios generales para un trato digno hacia los animales.

La legislación al respecto se ha desarrollado, principalmente, a lo largo de la segunda mitad


del siglo XX, muy lejano a lo revisado respecto del reino Unido y los EE.UU. en que ya en las
primeras décadas del siglo anterior se esbozaban las primeras leyes sobre protección animal.
En Costa Rica, por ejemplo, la Ley de Bienestar de los Animales de 19946 indica en su artículo
3 que las condiciones básicas para el bienestar de los animales: serán la satisfacción del
hambre y la sed, la posibilidad de desenvolverse según sus patrones normales de
comportamiento, una muerte provocada sin dolor y, de ser posible, bajo supervisión
profesional, la ausencia de malestar físico y dolor y la preservación y tratamiento de las
enfermedades.

En Uruguay, en tanto, el decreto del 29 de febrero de 2000 señala en su artículo 5 que: toda
persona física o jurídica que posea un animal doméstico o un animal silvestre en cautiverio,
está obligada a mantenerlo en condiciones físicas y sanitarias adecuadas, inmunizándolo
contra las enfermedades transmisibles y combatir las que ya padezca, proporcionarle
alojamiento, alimento y abrigo en cantidad y calidad suficientes a las características de su
especie o raza, además de prestarle trato adecuado a su especie o raza.7

De igual forma, el Estatuto Nacional de Protección Animal colombiano estipula, en el artículo 6


que el que causare daño a un animal o realice cualquiera de las conductas considerados
como crueles para con los mismos por esta ley, será sancionado con la pena prevista para
cada caso.

En el mismo sentido, el Código Administrativo de Panamá8 establece, en su artículo 1201, que


la Policía prohíbe los maltratamientos de los animales domésticos en que se manifiesten
crueldad, como actos que repugnan y mortifican a las personas sensibles e introducen malas
costumbres.

Las legislaciones animalistas latinoamericanas se caracterizan por ser un conjunto de normas


que buscan sancionar ciertos comportamientos sobre la base de la moral y la consideración
moral de los animales, buscan responder a requerimientos comerciales y productivos y
presentan imprecisiones en cuanto a si se refieren al “bienestar animal” o a su simple
“protección”.

La ley n° 14.346 de la República Argentina señala en sus artículos 1 y 2 los actos constitutivos
de maltrato y crueldad animal, como no brindar el alimento suficiente, hacerlos trabajar en
jornadas excesivas, practicar la vivisección, intervenir quirúrgicamente a animales sin
anestesia u obligar a los animales a peleas o riñas de manera forzada y con fines de
entretención.9
Imagen de una rana a la que se le ha practicado vivisección

Respecto a las leyes de Chile, la norma n° 20.380 parte de la premisa del respeto hacia los
animales en su calidad de seres vivos y miembros de la naturaleza, atribuyendo en su artículo
2 un rol fundamental a la educación en la defensa de los derechos de los animales.10

En términos de cooperación internacional, destaca especialmente la OIE, Organización


Mundial de Sanidad Animal, en cuyo plan estratégico figura el bienestar animal como una de
las tareas más demandantes y necesarias a potenciar a nivel latinoamericano. La OIE
reconoce que solo cuatro países de la región tienen una legislación basada en los principios
del bienestar animal: México, Paraguay, Uruguay y Colombia, siendo los temas que presentan
mayores falencias el control de animales vagabundos, el uso de animales para deportes, las
riñas de animales y su utilización en laboratorios, circos y espectáculos.

A lo anteriormente dicho hay que sumar la regulación específica de ciertas provincias, estados
o ciudades, así como legislaciones particulares como leyes, de caza, pesca, transporte de
animales, tenencia responsable, locales comerciales de venta de animales, animales exóticos,
circos y zoológicos, hospedaje de animales, clínicas veterinarias y centros de investigación.

CIRCO

Los circos se nos presentan como lugares atractivos, divertidos, y originales, y por ello son
visitados por muchos niños atraídos también por los animales que pueden ver en ellos . Por
desgracia en aquellos circos que utilizan animales existe otra realidad detrás de la alegría y el
colorido de las carpas, los payasos y los malabaristas animales, una realidad llena de
sufrimiento, privación y muerte. Para los animales que son obligados a vivir en los circos,
existen pocas cosas positivas: simplemente diferentes formas de experimentar
malestar y sufrimiento.
Privación de libertad:
Todos los animales obligados a vivir en los circos, los tigres, leones, oso, elefantes, etc. viven
privados de libertad durante toda su vida y la mayoría de las veces solo salen de sus jaulas,
cajas o son liberados de sus cadenas para ser obligados a realizar ridículos trucos. Estos
animales son individuos que recorrerían cientos de kilómetros si pudiesen para buscar cobijo o
comida, y para los cuales no poder disfrutar de grandes espacios abiertos donde correr,
caminar, explorar o jugar les ocasiona un sufrimiento inimaginable. Los animales encerrados
en los circos se encuentran en lugares o espacios cerrados donde, alejados de las familias de
las cuales fueron separados y de todo que les haría felices comen, beben y hacen sus
necesidades.

Moses, la babuína rescatada de un circo por simpatizantes de Igualdad Animal. Puedes ver el
vídeo de su rescate aquí.

Los trucos:
Aquellos números o trucos que tanto gustan al público se obtienen tras horas de
entrenamiento durísimo que causa una gran cantidad de angustia y sufrimiento a los animales
sometidos. Al padecimiento físico provocado por la repetición incesante de ejercicios que les
resultan muy incómodos y los golpes que demasiadas veces reciben por parte de sus
"adiestradores" para que aprendan de manera rápida y sean "obedientes", se une el dolor
psicológico ocasionado por la confusión de no entender muy bien por qué son obligados a
llevar acabo dichos trucos. Los elefantes, los tigres, los leones u otros animales nunca
andarían en bicicleta, ni atravesarían bolas de fuego, ni sostendrían pelotas por sí mismos,
estos trucos en realidad son incómodos para ellos, lo hacen en contra de su voluntad y porque
tienen miedo de las consecuencias que tendría no hacerlo.
Igualdad Animal ha realizado varias investigaciones en diferentes circos, comprobando así
en primera persona el padecimiento de los animales en estos lugares. A finales del 2008 y
durante varias semanas, una activista de nuestra organización infiltrada en varios circos
documentó como por ejemplo los animales permanecían encadenados y/o enjaulados todo el
tiempo que no participaban en el espectáculo presentando por ello diferentes trastornos tanto
físicos como psicológicos. Puedes ver imágenes de algunas de las investigaciones realizadas
en el Circo Mundial, el Americano, el Circo Italia o el Roma Dola, pinchando aquí.

El transporte de una ciudad a otra:


Los circos viajan miles de kilómetros para poder llevar su espectáculo a diversas ciudades,
pueblos y paises. Los animales obligados a formar parte de estos circos padecen
enormemente durante estos largos viajes y muchos mueren en el camino. En estos viajes, lo
único que conocen los animales son las cadenas que les impiden moverse y las jaulas donde
viven en las que comen y duermen. En ocasiones los compartimentos en los que viajan no
cubren ni sus necesidades más mínimas, la falta de ventilación, de comida y/o agua o de
cuidado veterinario convierten estos viajes que pueden durar varias semanas en auténticas
pesadillas.

Las enfermedades y la muerte:


Debido a la falta de ejercicio, socialización, actividad o entretenimiento los animales utilizados
por los circos son víctimas a menudo de graves enfermedades mentales. Comportamiento
estereotipado, es decir moverse de lado a lado de manera repetitiva, golpes en la cabeza,
morder los barrotes y automutilizarse son solo algunos de los síntomas más comunes de
desordenes psicológicos que manifiestan debido al encierro y el trato que reciben en los
circos. Pero también son víctimas de terribles enfermedades físicas que convierten sus vidas
en angustia y dolor, la falta de higiene y ejercicio, los golpes de los "adiestradores" con baras y
látigos, las cadenas etc. hacen que muchas veces los animales sufran la rotura de algunos de
sus miembros. Las patas de los elefantes por ejemplo, se resienten terriblemente debido a las
cadenas y a que son obligados a sostenerse sobre dos patas para algunos números. Los
animales que viven en los circos tienen los días contados, ya que muchos de ellos son
matados o abandonados cuando se hacen mayores o se ponen enfermos, dejando así de
desempañar la función que hace que otras/os valoren sus vidas: la de servir a un espectáculo.
Otras veces, los circos los venden a otros circos, zoológicos, colecciones privadas de
animales exóticos, e incluso a laboratorios de investigación. Generalmente terminan sus vidas
de una forma tan triste como las vivieron: en reclusión, bajo coacción y miseria.

Diversión sin animales:


En otros países los circos con animales están prohibidos y con tu ayuda es posible que
suceda lo mismo cada vez en más sitios. En primer lugar debemos mostrar nuestro rechazo al
uso de animales como entretenimiento, no acudiendo a los circos con animales. Pero también
es necesario que nos opongamos al especismo y a la explotación animal, informando sobre
por qué respetamos a los demás animales y/o apoyando a organizaciones como la nuestra.

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