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ACCIONES CONSTITUCIONALES Y OTROS (Apuntes de clases de Víctor Manuel
Avilés H., no citar, copiar ni reproducir)
INTRODUCCIÓN
Hacemos presente que existen cuerpos legales especiales que han venido
incorporando acciones, de dicho rango, que también resguardan derechos
constitucionales.
Estas y otras acciones legales que han ido creando las normas especiales en
los últimos años dan cuenta del fenómeno de las jurisdicciones
especializadas, por un lado, y de la pérdida de relevancia negativa que ha
ido afectando a la acción de protección.
i) Que recurra una persona o entidad con legitimidad activa (no es una
acción popular);
ii) Que se invoque un derecho o libertad de aquellos específicamente
garantizados;
iii) Que exista una perturbación, privación o a lo menos amenaza al
legítimo ejercicio de los derechos señalados en el ii);
iv) Que exista una acción u omisión, arbitraria o ilegal;
v) Que dicha acción u omisión, arbitraria o ilegal, tenga la capacidad
causal -o derechamente lo haga- de privar, perturbar o amenazar los
derechos o libertades antes indicadas.
Sólo en determinados cuerpos legales, por ejemplo la ley del Banco Central
de Chile, se contenían recursos especiales contra los actos de la
administración que podían ser revisados por los Tribunales ordinarios.
4. Se trata de una acción que procede sin perjuicio de los demás derechos
o acciones que se puedan hacer valer frente a las autoridades
judiciales o de otro tipo. En razón de lo anterior, los fallos de
protección producen una cosa juzgada atenuada o formal, en cuanto no
procede otro recurso de protección sobre la misma materia y partes,
sin perjuicio de que sí procede, por ejemplo, iniciar una acción
ordinaria al respecto. Esta característica, en todo caso, ha generado
múltiples interpretaciones. En efecto, la norma en cuestión se puede
entender en dos sentidos, a lo menos. El primero de ellos -ampliamente
acogido- implica que independiente de ganarse o perderse un recurso de
protección, nada impide iniciar las acciones ordinarias procedentes,
con posterioridad. Un segundo sentido de esta norma -bastante más
resistido- tiene relación con la posibilidad de recurrir de protección
cuando existen recursos ordinarios en curso o posibles, principalmente
ante la administración. Así, por ejemplo, muchas veces se rechazan las
acciones de protección atendido que existen otros recursos
administrativos posibles y no interpuestos (criterio que no
compartimos). En un sentido similar, se suelen rechazar recursos de
protección sobre la base que ya se han pronunciado los organismos
técnicos con competencia en la materia. A nuestro entender, estos
criterios no son siempre acertados y deben analizarse las
circunstancias de cada caso;
Este recurso, por regla general, es resuelto "en cuenta" por una sala de la
Corte Suprema, a menos que esta estime necesario -de oficio o a petición de
parte- oír alegatos, caso en el cual se agrega la causa extraordinariamente
a la tabla.
Así, por ejemplo, existen fallos en los que se da cuenta que ante una
omisión administrativa no empieza a correr plazo alguno en contra del
recurrente por tener el carácter de una infracción permanente. Lo mismo en
relación a acciones que causan daños y que tengan el carácter de continuas.
Por su parte, existen fallos que señalan que no obstante mantenerse día a
día la acción que causa la privación que se alega, el plazo empezó a correr
el día que se dio inicio a dicha acción o, en su caso, desde que se tomó
conocimiento de la misma. El argumento que sustenta esta tesis es permitir
que el plazo cumpla su finalidad. Dentro de estas tesis existe la variante
de considerar que el plazo corre desde que se realizó la acción o desde que
incurrió en la omisión y no desde que se produjeron los efectos negativos.
J. Reflexiones finales.
B. Análisis de la acción
A. Introducción
C. Requisitos de procedencia.