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EL COMERCIO Jueves 14 de febrero del 2002 A5

JORGE FERNANDO LASSO M

Pedagogía analítica

El que un país llegue a mantener un nivel de crecimiento económico sostenido en el


tiempo, depende, entre otros factores, de que sea capaz de poseer un sistema
educativo formal que permita desarrollar la potencial capacidad de todos y cada uno
de los partícipes en este proceso. Todos sabemos de las deficiencias que tiene
nuestro sistema educativo, sin embargo hay que reconocer que éste es en gran parte
resultado de lo que sus componentes quieren que sea, o del compromiso o
responsabilidad que cada uno de ellos adquiere dentro del sistema. Un sistema es un
conjunto de elementos que trabajan coordinadamente en función de un gran objetivo
a conseguir. ¿Conoce usted, ciertamente, cuáles son los objetivos que persigue
nuestro sistema educativo? Por qué si los desconoce, ¿puede decidir si la educación
que reciben nuestros hijos es o no la más adecuada?

El gran objetivo a perseguir es el formar personas que tengan la capacidad de generar


conocimientos aplicables a nuestra realidad, contando con la cantidad de información
que existe hoy, gracias a la tecnología de la información. La solución al problema no
radica solamente en el hecho de que nuestros hijos pasen cuatro o cinco horas frente
a la computadora y accesando a Internet. Lo más importante es saber si hemos sido
capaces de desarrollar en ellos mecanismos que les permitan estructurar análisis
adecuados para decidir sobre el mejor uso a dar a esa información, cuando se ha
decidido qué hacer con ella se ha creado el conocimiento. Es fácil echar la culpa de
los fracasos estudiantiles a los profesores, escuelas o colegios, y olvidarnos
fácilmente de la labor que debe cumplir el hogar. La tarea del hogar, de la familia, de
los padres es la de crear, formar y fortalecer principalmente en nuestros hijos hábitos
adecuados de comportamiento, educación, lectura, investigación, deporte, entre otros.

Todos opinamos que la base de la sociedad es la familia, pero cuán seriamente se


enfrenta el tema de la educación en cada uno de los hogares? Si a temprana edad se
reconoce la importancia de la ‘curiosidad’, como medio para entender lo que nos
rodea, ¿por qué entonces, a medida que se formalizan esquemas educativos,
entramos en procesos de aprendizaje en los que prevalecen la memorización y no el
razonamiento, el dictado y no la investigación? Un sistema educativo formal va de la
mano de la denominada nueva economía, que se la define como la economía del
conocimiento, una economía abstracta.

¿Por qué, entonces, al niño que vive en el campo no se le brinda una educación que
le permita sacar el máximo beneficio de su entorno y, además de enseñarle
Matemática, Historia, Geografía, no se le enseña también a cultivar? No es solo
cuestión de adquirir conocimientos, lo fundamental es saber cómo utilizarlos y sacar
el mayor provecho de esos estudios; este creo que es el reto más importante que
nuestro sistema educativo en todos sus niveles debe afrontar con decisión y
responsabilidad.

Profesor universitario
EL COMERCIO Viernes 12 de julio del 2002 A5

Jorge Fernando Lasso Molina

Columnista invitado

Creer y crecer

Ha pasado la expectativa de la participación en nuestro primer Mundial de Fútbol, y


esta experiencia, deja flotando en el ambiente una pregunta, a la cual hay que
encontrarle una adecuada y rápida respuesta: ¿y ahora cuál, será el motivo que nos
permita creer y crecer en la necesidad de un país unido? La respuesta no es sencilla
considerando que es época de elecciones, pero puede ayudarnos encontrarla si se
pone atención en aquellos detalles mencionados por los periodistas en sus
transmisiones: raíces culturales, organización y disciplina, de los países
organizadores de este evento.

Las raíces culturales son como las tradiciones familiares, aquellos eventos especiales
que se transmiten de generación en generación y hacen de las familias unas diferentes
de otras, y de los cuales se enorgullecen en mantenerlos y compartirlos. Una tradición
permanece en el tiempo, porque creemos y disfrutamos de ella, aunque en ocasiones
nos sea difícil explicar sus inicios. Con seguridad, algunas de las tradiciones no fueron
necesariamente pensadas y meditadas, fueron reacciones espontáneas a situaciones
puntuales.

La cultura es el conjunto de tradiciones destinadas a: disfrutar, difundir, entender, y


creer, pero ¿cómo difundir lo que no se entiende o conoce? ¿De qué forma transmitir
el espíritu de una celebración como el de la Mama Negra en la cual el disfraz y
posiblemente el consumo de alcohol son parte, pero no el fondo de la celebración? Es
importante decidir y entender cuáles son las tradiciones básicas, las que deben
permanecer en el tiempo, las que van a servir de vínculo de generación a generación.
Como país tenemos muchas tradiciones importantes, que forman parte de los
símbolos patrios, un país no se puede identificar solamente por aspectos materiales
si cada uno de sus miembros no siente y vive por dentro sus tradiciones. Perdimos
una moneda, pero un pueblo que no vive de sus tradiciones, no puede creer y crecer
alrededor de símbolos que solamente tienen una connotación física y que son
utilizados para cumplir formalidades.

La organización es simplemente la capacidad de agrupar, entender y disponer de los


recursos para determinadas tareas. La disciplina es el orden en el camino a seguir. La
organización y la disciplina no significan abuso, en su conjunto representan un amplio
marco de respeto a la realización de nuestras actividades diarias. El problema no es
tener la famosa hora ecuatoriana, algunos dirán que somos puntuales a nuestra
manera, el problema radica en que no hemos sido lo suficientemente capaces para
desarrollar la organización y la disciplina como pautas de comportamiento diario, será
difícil tener respeto si no hay organización ni disciplina; y sin respeto será difícil
establecer canales de comunicación que permitan la transferencia de generación en
generación de nuestras tradiciones, de nuestra cultura. La pelotita, como siempre,
está en nuestra cancha, juguémosla bien y aprovechemos las oportunidades.

Catedrático universitario
EL COMERCIO Viernes 12 de noviembre del 2004 A5

Jorge Fernando Lasso Molina

Columnista invitado

Ahora... la globalización

El impacto alcanzado por la tecnología de la información ha dado lugar para que el


proceso de globalización se desarrolle de manera más agresiva y sostenida. En esa
línea se debe entender que la globalización es producto de la capacidad de compartir
información de forma más rápida y económica.

El impacto es en todos los ámbitos de la realidad del país: en la familia, en las


instituciones, en la educación e inclusive hasta en los valores. No en vano se recuerda
más el día de las brujas que el día del Escudo Nacional. Por lo tanto, la sociedad en
general y en su conjunto debe ser capaz de desarrollar instrumentos que le permitan
beneficiarse del flujo de información al cual se ve sometida. Desde mi punto de vista
el éxito radica en que seamos capaces de transformar ese cúmulo de información en
un conjunto de conocimientos que tengan una aplicación real y efectiva en el país.

En el ámbito de las instituciones implica un cambio profundo en el desarrollo y


mantenimiento de sus estructuras y estrategias, las cuales deben estar soportadas en
la capacidad de desarrollar mecanismos capaces de administrar información y tomar
decisiones, por lo cual es indispensable dotar a las instituciones no solo de los
recursos físicos necesarios sino también de la habilidad para que el recurso humano
tenga la capacidad de entender y administrar los flujos de información.

Uno de los aspectos más importantes dentro del proceso de administración de las
organizaciones es la capacidad de éstas de determinar su estructura de costos, es
decir cuánto les cuesta producir y mantener una unidad de producto o servicio durante
todo el ciclo del negocio. Si nos basamos en el concepto de costo de oportunidad: lo
que se pierde por utilizar un recurso en una opción de menor valor del que
potencialmente pudiera ser utilizado, entonces, es relativamente fácil concluir el
impacto que en la estructura de costos tiene el hecho de desarrollar una organización
que, a cualquier nivel, sea capaz de tomar las decisiones que le corresponden en
forma adecuada y a tiempo.

Esto tendría un efecto en el precio de venta del producto y/o servicio ya sea se trate
del ámbito privado o público. Es responsabilidad de todos el tener la capacidad para
determinar si las “recetas”, sobre nuevas maneras de administrar los negocios, son
aplicables a nuestra realidad, hay que reconocer que en algunas ocasiones no está
mal el concepto utilizado sino la forma en que éste fue puesto en práctica.

Los efectos de las decisiones bien o mal tomadas durante el tiempo siempre terminan
repercutiendo en las estructuras de costos de las instituciones, por lo tanto es
necesario desarrollar una cultura empresarial que permita y facilite la utilización y
mejora de técnicas de negocios adecuadas y necesarias. *Profesor universitario

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