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Esta idea de liderazgo según Du Four (2002) apunta a la necesidad de que el foco de
atención no sea tanto la enseñanza (que enseñan los profesores y cómo ayudarlos a
mejorar su enseñanza) sino el aprendizaje (en qué medida los alumnos aprenden aquello
previsto en cada curso).Un liderazgo “que convierta el aprendizaje en la preocupación
central del centro escolar posibilitará – señala Du Four- el cambio sustantivo en la
estructura y cultura de la escuela”. Sin embargo (Marsh, 2000; Lambert, 2002)
sostienen que un director difícilmente puede servir como líder instructivo en el centro
escolar sin la participación sustancial de todos los educadores y que ese liderazgo ha de
ser una empresa compartida, de comunidad.
Ante los desafíos en que se encuentran las escuelas y a los que deberán enfrentarse en el
futuro, el liderazgo “instructivo” se ha ido agotando y ha quedado insuficiente, siendo
más adecuada la imagen “transformadora”:“esta teoría es potencialmente más poderosa
y sugestiva como descripción del liderazgo eficiente en el contexto de reestructuración
de la escuela” (Leithwood, 1994)
Aunque aún es pronto para determinarlo con seguridad, el concepto que más
fuertemente está cuajando entre investigadores y expertos y al que se le vislumbra un
futuro muy prometedor es al concepto de “Liderazgo distribuido” (Distributed
leadership) (p.e. Gronn, 2002; Timperley, 2005; Spillane, 2006).
Desde los inicios del presente siglo se busca un cambio en la cultura escolar, este
cambio implica la idea de un liderazgo distribuido. Este liderazgo, incorpora a toda la
comunidad educativa en un proyecto común, aprovechando las diferentes competencias
y habilidades de cada participante, dejando así que el liderazgo se manifieste en todos
los niveles.
Este liderazgo se centra en la práctica, y esta práctica es producto de la interacción entre
líderes, sus seguidores y sus situaciones (las herramientas que usan, los procedimientos
que adoptan). Así, la visión del líder tradicional cambia a una red de líderes que
comparten roles, responsabilidades y funciones (Wilkinson, 2007).
Implica, del mismo modo, un gran liderazgo múltiple del profesorado que parte de una
formación basada en el centro, estrategia que permite aprender de otros docentes y de
los proyectos que se llevan a cabo.
Tener visión, es decir, capacidad para imaginar un futuro para el centro y diseñar los
pasos para conseguirlo.
Movilizar al profesorado y lograr su implicación y compromiso son el proceso
Planificar el proceso de cambio
Facilitar las transformaciones organizativas y curriculares necesarias en el cambio
Evaluar y dar refuerzo sobre los resultados del proceso a los participantes
Gestionar los conflictos y disfunciones que pudieron producirse