You are on page 1of 28

UNIVERSIDAD CRISTIANA DEL

SUR
Sede Académica, San José Hatillo

1
UNIVERSIDAD CRISTIANA DEL
SUR
Sede Académica, San José Hatillo

• El Tribunal Contencioso
Tema
Administrativo

PROFESOR
• Msc. Mario Herrera Vargas

Materia
• Derecho Administrativo II

PRESENTARDO POR.:

Patricia Lizano Carballo.

Edwin A. Ureña Serrano.

2
INDICE

Introducción…………………………………………………………….…………. 4

Objetivos:

Principal y Secundaria………..……………………………………….….
5
Desarrollo del tema:

Qué es un proceso contencioso administrativo?…………………….. 6

Definición de la Jurisdicción Contencioso Administrativa………….. 6

Qué dice la Constitución Política de Costa Rica?........................... 7

Qué decía la Ley 3667 del 01 de Marzo de 1966?.......................... 8

Qué dice la Ley 8508 del 24 de Abril del 2006?.............................. 9


Breve explicación del proceso oral en lo Contencioso-
11
Administrativo……………………………………………...………………
Estructura Ley 8508 – Código Procesal Contencioso - Administrativo 13

Servicios que brinda el Tribunal Contencioso Administrativo….….. 15

Generalidades…………………………………………………………….. 15

Proceso de tramitación de Expedientes………………………………. 15

Anexos

Como ganar un juicio contencioso-administrativo: 20 reglas de oro… 16

3
Veinticinco excusas de un abogado ante un cliente nervioso por
21
perder un pleito……………………………………………………………...
La oralidad en el nuevo proceso contencioso – administrativo de
26
Costa Rica. Autor Ernesto Jinesta L…………………………………..
Bibliografía…………………………………………………………………………. 27

4
INTRODUCCION

El presente trabajo pretende dar una breve reseña del proceso Contencioso –
Administrativo que se realiza en la República de Costa Rica.

Durante la Nacional Constituyente de 1949, los señores asambleísta dieron los


primeros pasos para la configuración de los procesos de defensa que podrían
accesar los ciudadanos ante las injusticias que pudiera realizar la Administración
por su potestad de imperio como Estado o por los funcionarios a los cuales les
es dada la autoridad para actuar en representación del Estado.

A través del tiempo, los señores Diputados han enunciado varias leyes
tendientes a ejecutar lo enarbolado en nuestra constitución política, hasta la
promulgación de la actual Ley número 8508 de 24 de Abril de 2006 denominada
Código Procesal Contencioso – Administrativo, la cual viene a introducir una
serie de figuras novedosas desde el punto de vista del Derecho Administrativo,
como lo son: una justicia administrativa más célere, expedita, transparente,
democrática y sencilla, acortamiento de los plazos para la realización de los
diversos actos procesales y principalmente la introducción del concepto de
oralidad para dirimir los litigios, frente aquellos sistemas jurídicos que
permanecen anclados en un proceso predominantemente escrito, con sistemas
tasados o estructurados en la valoración de la prueba y carentes de relaciones
inmediatas.

Indica el Licenciado Ernesto Jinesta L, en su ensayo “La Oralidad en el nuevo


Proceso Contencioso – Administrativo, de Costa Rica que: “La oralidad propicia
y conduce a la humanización del proceso, por cuanto, respeta la dignidad
humana, lo actualiza, lo acerca al ser humano y mejora la comunicación procesal
haciéndola más flexible y expedita”.

Bajo esta inteligencia, el nuevo Código Procesal Contencioso – Administrativo


traerá un cambio radial en el paradigma de la aplicación de la administración de
la Justicia en Costa Rica, en todas las ramas del Derecho.

5
OBJETIVOS

Principal
Conocer en que consiste la Jurisdicción Contencioso –
Administrativo.

Secundarios
1. Definir el concepto de la Jurisdicción Contencioso – Administrativo
2. Establecer el espíritu que impero en la Asamblea Constituyente de
1949.
3. Entender brevemente el desarrollo que ha tenido el concepto de la
Ley referente a lo Contencioso – Administrativo.
4. Conocer la estructura que tiene la Ley 8508 denominada “Código
Procesal Contencioso – Administrativo de 24 de Abril de 2006.
5. Conocer brevemente en que consiste la oralidad en el proceso
contencioso - administrativo

6
DESARROLLO DEL TEMA

Normalmente escuchamos hablar sobre procesos contencioso-administrativo, los


cuales, según comentan los involucrados, son procesos terriblemente largos; sin
embargo, ¿qué es un proceso contencioso – administrativo? Bueno, ante esta
pregunta y en forma muy resumida podemos decir que:

 “E procedimiento se basa en resolver problemas entre "El ciudadano" y "La autoridad" o los
“órganos del Estado” por concepto de que la autoridad haya actuado fuera de su ámbito de
competencia o haya realizado actos de violación a los derechos de los ciudadanos. Este
procedimiento está reconocido en nuestra Constitución Política de 1949”

Definición de Jurisdicción contencioso-administrativa

La Jurisdicción de lo Contencioso-Administrativo es aquélla destinada al


conocimiento y aplicación del Derecho en el orden administrativo o del Derecho
administrativo, es decir, el referente al conjunto normativo destinado a la regulación
de la actividad de la Administración pública en su versión contenciosa o de control
de la legalidad y de sometimiento de ésta a los fines que la justifiquen.

Así como para atender los recursos de los administrados contra resoluciones de la
administración que consideran injustas. Según los países, puede ser una parte de
la administración de justicia (como en España), o puede corresponder a un alto
órgano de la administración (generalmente un Consejo de Estado, como en
Francia).

En la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, el Estado es representado por la


autoridad administrativa, y en sus relaciones con los particulares realiza dos clases
de actos:

7
 Actos de Gestión: Aquellos en que el Estado efectúa como persona
jurídica, como sujeto de Derecho particulares, ya sea celebrando
convenios o contratando. La Autoridad Administrativa está sujeta al
poder judicial, al igual que los particulares.

 Actos de Autoridad: Ejecutados por el Estado por la vía del imperio,


esto es, mandando, prohibiendo, permitiendo o sancionando. La
Autoridad sólo está sujeta a la ley, salvo que con aquellos actos pueda
lesionar Derechos Políticos o Civiles de los particulares por lo que el
acto sería ilegal o abusivo y estaría sujeto a reclamación formulada
por el particular ante el Poder Judicial, por actos de imperio de la
Administración ilegales o abusivos, es lo que se denomina contencioso
administrativo.

Es la contienda entre la Autoridad Administrativa (Estado) con los Particulares.

¿Qué dice nuestra Constitución Política?

“ARTICULO 49.- Establécese la jurisdicción contenciosos-administrativa como


atribución del Poder Judicial, con el objeto de garantizar la legalidad de la función
administrativa del Estado, de sus instituciones y de toda otra entidad de derecho público.

La desviación de poder será motivo de impugnación de los actos administrativos.

La ley protegerá al menos, los derechos subjetivos y los intereses legítimos de los
administrados. (Así reformado por ley No. 3124 de 25 de junio de 1963). “

Como podemos observar, lo primero que establecieron los distinguidos señores


Constitucionalistas fue la de adherir al Poder Judicial las facultades del tribunal
contencioso administrativo. Luego fundamentó su objetivo principal, cual es el de
garantizar la legalidad de la función administrativo del Estado, de sus instituciones
y de toda otra entidad de derecho público, esto es, las instituciones autónomas,
semiautónomas, centralizadas y descentralizadas, en fin, todas aquellas
instituciones que tengan relación directa con los administrados.

8
Establece también que la desviación de poder será motivo para impugnar sus actos,
es decir, que limita la actividad de los órganos del Estado a lo que está establecido
en el ordenamiento jurídico únicamente, y cualquier abuso en su de aplicación, es
motivo para la impugnación.

Con el paso del tiempo, se emiten diversas leyes para reglamentar la idea plasmada
en nuestra Constitución y dentro de este ámbito, el 01 de Marzo de 1966 se emite
la Ley número 3667 denominada Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso
Administrativo.

¿Qué decía la Ley 3667?

“ARTÍCULO 1.-

1) La Jurisdicción Contencioso-Administrativa, establecida en el artículo 49 de la


Constitución Política, tiene por objeto tutelar las situaciones jurídicas de toda persona,
garantizar o restablecer la legalidad de cualquier conducta de la Administración Pública
sujeta al Derecho administrativo, así como conocer y resolver los diversos aspectos de
la relación jurídico-administrativa.

2) Los motivos de ilegalidad comprenden cualquier infracción, por acción u omisión, al


ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder.

3) Para los fines de la presente Ley, se entenderá por Administración Pública:

a) La Administración central.

b) Los Poderes Legislativo, Judicial y el Tribunal Supremo de Elecciones,


cuando realicen funciones administrativas.

c) La Administración descentralizada, institucional y territorial, y las demás


entidades de Derecho público”

En esta Ley se amplía la definición de la Jurisdicción Contencioso – Administrativa


y define que el objeto de está es tutelar las situaciones jurídicas de toda persona,
garantizar o restablecer la legalidad de cualquier conducta de la Administración

9
Pública sujeta al Derecho Administrativo, así como conocer y resolver los diversos
aspectos de la relación jurídico – administrativa.

Haciendo una comparación entre el texto de la Constitución Política y lo normado


en la Ley 3667, vemos que los señores constituyentes establecieron como idea la
de garantizar la legalidad de la función administrativa del Estado, de sus
instituciones y de toda otra entidad de derecho público, y con base en esta idea, los
señores legisladores de la época lo amplían al establecer como objetivo de la
función contenciosa – administrativa la tesis de tutelar, garantizar o restablecer la
legalidad de los actos ejecutados por la Administración en contra de los
Administrados.

Este concepto se mantuvo por cuarenta años, en los cuales, según los comentarios
a “vox populi”, eran procesos extremadamente largos y agotadores para los
administrados y en los cuales casi nunca se llegaba a alguna solución real en favor
de los administrados. Por este motivo y otros que no ahondaremos, se promulga el
24 de Abril del 2006 la Ley número 8508, denominada Código Procesal Contencioso
– Administrativo, que vino a darle un giro de 180 grados a la concepción de la
administración de la justicia en el tanto que con la ley 3667 el proceso contencioso
administrativo era objetivo o meramente anulatorio que se enfocaba en la
fiscalización de la actividad formal de las administraciones públicas y que además
eran establecidas por escrito previo.

¿Qué dice la Ley No. 8508?

ARTÍCULO 1.-

1) La Jurisdicción Contencioso-Administrativa, establecida en el artículo 49 de la


Constitución Política, tiene por objeto tutelar las situaciones jurídicas de toda persona,
garantizar o restablecer la legalidad de cualquier conducta de la Administración Pública
sujeta al Derecho administrativo, así como conocer y resolver los diversos aspectos de
la relación jurídico-administrativa.

10
2) Los motivos de ilegalidad comprenden cualquier infracción, por acción u omisión, al
ordenamiento jurídico, incluso la desviación de poder.

3) Para los fines de la presente Ley, se entenderá por Administración Pública:

a) La Administración central.

b) Los Poderes Legislativo, Judicial y el Tribunal Supremo de Elecciones,


cuando realicen funciones administrativas.

c) La Administración descentralizada, institucional y territorial, y las demás


entidades de Derecho público.

Como vemos aquí, los legisladores tomaron el mismo concepto establecido en la


ley 3667 en forma exacta, sin realizar ninguna modificación notoria en cuanto a su
objetividad.

Sin embargo, la novedad de la norma vigente radica en un cambio en el paradigma


referente al formado de aplicación de la administración de justicia. El Código
Procesal Contencioso – Administrativo introduce una serie de figuras novedosas
desde el punto de vista del Derecho Administrativo, con el propósito de asegurar
una justicia administrativa célere, expedita, transparente, democrática y sencilla,
con un acortamiento de los plazos para la realización de los diferentes actos
procesales, entre muchos otros.

Con fundamento en lo anteriormente planteado, haremos un brevísimo extracto de


ideas plasmadas por el Licenciado Ernesto Jinesta L. respecto al tema de la oralidad
en los procesos contenciosos - administrativos

11
Breve Explicación del proceso oral en lo Contencioso - Administrativo

Para realizar este tema, nos basaremos en el trabajo realizado por el Licenciado
Ernesto Jinesta L, propiamente en el documento denominado “La Oralidad en el
nuevo proceso contencioso-administrativo de Costa Rica.

Al respecto, indica el Licenciado Jinesta que “la oralidad constituye la fuente de


inspiración para emprender una serie de reformas legislativas que incluyan un
sistema de admisión y valoración libre y crítica de la prueba, la inmediación entre el
acervo probatorio y el juez decisor y la introducción de una o varias audiencias para
sustanciar la causa”.

Comento también que “la oralidad contribuye a la democratización de la justicia y


del derecho, puesto que, se requiere un juez que además de un rol activo, dirija,
ordene y agilice el proceso, asuma un papel asistencial interactuando con las partes
para determinar y delimitar el objeto del proceso, los hechos controvertidos y la
prueba admisible y pertinente, colaborando en la búsqueda de la verdad real y
asegurando una igualdad real entre las partes, de tal manera que la parte victoriosa
sea la que probablemente tiene la razón y no la que posee más medios económicos
para pagar a un representante hábil que complique el proceso en aras de los
intereses de su representado y resista la lentitud del proceso”.

La oralidad propicia y conduce a la humanización del proceso, por cuanto, respeta


la dignidad humana, la actualiza, lo acerca al ser humano y mejora la comunicación
procesal haciéndola más flexible y expedita.

Todo proceso debe ser escrito en su fase inicial, introductoria o preparatoria y oral
en la etapa de sustanciación, por lo que el problema radica en la coordinación de
sendos elementos y no en la exclusión radical de uno de ellos.

Ambos elementos tienen virtudes, así el escrito, ocasionalmente, ofrece precisión,


preparación y reflexión. No obstante, también ofrece graves desventajas, puesto
que, en la mayoría de los litigios los escritos extensos, desordenados y redundantes
contribuyen a complicarle a las partes y al órgano jurisdiccional el entendimiento de
cuestiones básicas y elementales. El proceso escrito contribuye a prolongar
patológicamente la ya de por sí lentitud fisiológica del proceso, además de socavar
las finanzas, paciencia, valor, esperanza, y confianza de la parte que probablemente
tiene la razón.

De su parte el elemento oral brinda las ventajas dela elocuencia muda del cuerpo
(gestos, ademanes, muecas y actitudes corporales) y de la palabra viva, persuasiva
y simple, que le permite al juez determinar los puntos medulares de la discusión.

12
La parte escrita se encuentra plenamente aceptada para la fase preparatoria de
todo proceso, en aras de precisión, seriedad y seguridad, deben constar por escrito,
así como los argumentos jurídicos que requieren de un estudio profundo y reflexivo
de la legislación, doctrina y jurisprudencia para evitar la superficialidad,
improvisación y olvido inherentes a la retórica.

En cambio, la oralidad cumple un papel fundamental en la recepción de la prueba,


de ahí que la oralidad conlleva una serie de principios, como los son:

 Inmediación
 Identidad física de los jueces.
 Concentración
 Publicidad
 Celeridad, sencillez y economía.

En base al anterior extracto del documento del Licenciado Jinesta, podemos tener
un panorama un poco más amplio del concepto de oralidad y así dejar la inquietud
de la lectura para con el documento anexado.

13
Estructura Ley 8508 – Código Procesal Contencioso - Administrativo

La Jurisdicción Administrativa y Civil de Hacienda


Título Naturaleza, extensión y límites de la Jurisdicción
Capítulo I
I Administrativa
Capítulo II Los Organos

Partes
Título Capítulo I Capacidad Procesal
II Capítulo II Legitimación
Capítulo II Representación y defensa de las partes

Medidas Cautelares
Título
Capítulo
III Único

Objeto y Pretensiones
Capítulo I Gestiones Prejudiciales
Título Capítulo II Conducta Administrativa Objeto del Proceso
IV Capítulo III Pretensiones de las Partes
Capítulo IV Acumulación
Capítulo V Proceso Unificado

Actividad Procesal
Capítulo I Normas Aplicables a todos los Procesos
Capítulo II Demanda y Contestación
Título Capítulo III Conciliación
V Capítulo IV La Prueba
DISPOSICIONES GENERALES APLICABLES A LAS AUDIENCIAS
Capítulo V PRELIMINAR Y COMPLEMENTARIA
Capítulo VI Audiencia Preliminar
Capítulo VII Juicio Oral y Público

Terminación del Proceso


Título
Capítulo I Otros modos de Terminación
VI
Capítulo II Sentencia

Recursos
Capítulo I Recursos Ordinarios
Título
Capítulo II Recurso Extraordinario de Casación
VII
Capítulo III Recurso de Casación en Interés del Ordenamiento Jurídico
Capítulo IV Recurso Extraordinario de Revisión

14
Ejecución de Sentencias
Ejecución de Sentencias de Procesos Contencioso-
Título Capítulo I
Administrativos y Civiles de Hacienda
VIII Ejecución de Sentencias de los Procesos Constitucionales
Capítulo II de Hábeas Corpus y de Amparo contra Sujetos de Derecho
Público

Procesos Especiales
Título Proceso de Extensión y Adaptación de la Jurisprudencia a
Capítulo I
IX Terceros.
Capítulo II Recurso no Jerárquico en Materia Municipal

Efectos Económicos del Proceso


Título
Capítulo
X Único

Disposiciones Derogatorias y de Reforma


Título
Capítulo
XI Único

Disposiciones Finales
Título
Capítulo
XII Único

Disposiciones Transitorias

15
Servicios que brinda el Tribunal Contencioso - Administrativo:

El Tribunal Contencioso atiende los siguientes procesos:

a) de índole jurisdiccional
b) Jerarquía impropia (Municipales, Per Saltum, Vetos, Aviación Civil,
Marcas).
Además de actuar como despacho jurisdiccional (del Poder Judicial) actúa en una
doble faceta también como jerarca de algunas dependencias administrativas, donde
el manejo de información es diferente. En los asuntos jurisdiccionales la
información que se puede brindar es restrictiva, mientras que en los procesos de
jerarquía impropia se tiene la obligación de brindar información conforme a los
principios de gratuidad e informalidad de la Administración, inclusive aconsejando,
o de algún modo asesorando a las partes (dentro del marco de lo permitido por Ley)

Generalidades

 La resolución de un expediente depende del tipo de proceso, de la


resolución que venga en alzada y la fecha de pase para estudio.
 Se debe de consultar a qué Sección le fue asignado el proceso.
 La solicitud de audiencias debe ser consultada a cada uno de los jueces a
cargo de la tramitación del expediente.

Proceso de tramitación de expedientes:


a. Revisión de expedientes para determinar que la foliatura esté correcta,
de lo contrario será devuelto al Juzgado de origen.
b. Detalle del recibido.
c. Actualización en el sistema informático.
d. Revisión por parte del juez instructor para lo de su cargo y proceda a
asignarlo a la Sección que corresponda.
e. Una vez verificado que el expediente se encuentra completo y
conformado un legajo de segunda instancia, se asigna a un juez
decisorio para la resolución respectiva.

16
ANEXO I

Como ganar un juicio contencioso-


administrativo: veinte reglas de oro

Sin aspirar a ser pretencioso, ni ofrecer reglas infalibles, me limitaré a apuntar algunas
de las pautas aconsejables que he podido extraer de mi experiencia desde los cuatro
lados del mundo jurídico (docente, abogado, letrado de la Administración y juez). No se
trata de un Manual, ni el plano del tesoro de la victoria, sino de ofrecer unas
orientaciones por si pueden servir de ayuda a desvelar los arcanos del mundo forense
contencioso-administrativo. Una especie de trucos de magia blanca para conseguir
sacar de la chistera judicial el conejo de la victoria.

1. Honradez. Una retirada a tiempo es una victoria. Explicar al cliente lo atinado de no


embarcarse en un pleito largo y costoso, puede dar lugar a una minuta menor pero una
mayor satisfacción para cliente y abogado. Un cliente puede entender una derrota pero
es difícil digerir además la decepción o el engaño de su abogado. Una cosa es que un
asunto sea defendible y otra muy diferente que esté ganado. Como dicen los
aficionados a la tauromaquia “hasta el rabo, todo es toro”.

2. Sensibilidad. El abogado tipo “House” no es un modelo a imitar. Aunque el cliente


sea un empresario creso, un rudo trabajador, un quejoso funcionario o un ciudadano
rebelde, todo cliente necesita en su fuero interno que su abogado crea en él, que valore
lo que el valora, y que humanice los vericuetos procesales para explicárselos. El
abogado moderno ha de ser un cruce entre letrado y psiquiatra, pues un proceso
contencioso-administrativo es parecido al descenso de Dante a los infiernos, donde el
atribulado cliente tendrá que soportar minutas, gastos procesales, esperas
interminables, incertidumbres y posiblemente decepciones, y para ese viaje, bien viene
que el piloto procesal encarnado por el abogado, lo haga más llevadero.

17
3. Modestia. Nadie tiene todo el Derecho Público en la cabeza, ni nadie es capaz de
contar con una bola de cristal infalible sobre el avatar judicial. Hoy día en que hay bases
de datos completas y actualizadas de jurisprudencia, buena parte de los abogados se
han convertido en sabuesos de sentencias. Buscan la sentencia similar, el precedente
o el caso ya resuelto que permita extraer el fragmento o doctrina que avale su tesis. Y
eso está muy bien, pero no basta. El Derecho Administrativo no puede encerrarse en
un Manual ni en una sentencia. Es dinámico y poliédrico. Y sobre todo, no puede
improvisarse. Hay que conocer el Derecho Constitucional, el Derecho Administrativo y
el Derecho Procesal. No basta con ser un buen civilista, laboralista o penalista, o un
administrativista armado solamente con la calificación universitaria. Al igual que por
saber mover las piezas de ajedrez no se garantiza el triunfo, el jaque mate en un
proceso contencioso-pasa por estudiar muchas “aperturas, estrategias” y practicar,
practicar mucho.
Y en todo caso, por mucha experiencia que se atesore, por mucho que nos elogien, en
Derecho Administrativo nadie lo sabe todo, y hay que esperar sorpresas de toda índole,
ya que como decía un amigo, “es una disciplina similar a un saco de cristales: si metes
la mano, te cortarás”.

4. Tenacidad. Hay que zambullirse en el litigio con el interés de quien presiente que
esa sentencia será histórica. No basta con leer transversalmente el expediente, o con
recordar algún caso similar o con asumir el comentario de un colega en el café sobre el
desenlace de cuestiones similares. Hay que estudiar el asunto y entrar “en trance”. Hay
un momento del letrado, entre papeles y bajo el flexo, en que se da cuenta, como tan a
menudo ocurre a los místicos, que su mente se abre de forma aparentemente
inexplicable y se capta la clave del enfoque jurídico. Ahí está la llave sobre la que
construir la demanda o la contestación, pero es una musa que sólo acude con el estudio
y la reflexión.

5. Pasión. El letrado no debe convertir su bufete en una máquina de vending, ni un


Macdonald. No todo es la minuta y despachar escritos hacia ese remolino que son los
Tribunales. El abogado ha de implicarse en el asunto y luchar tanto lo pequeño como
lo grande, con el mismo énfasis y rigor. Es cierto que hay asuntos de mayor calado y
otros de ínfima cuantía o entidad, pero lo que no puede ignorarse es que para el cliente
su asunto es vital, y esa perspectiva subjetiva merece un respeto. Además, el éxito del

18
letrado no proporciona solamente dinero y elogios, sino que le dota de seguridad en sí
mismo. Con cada éxito, el abogado aprende a arriesgar más, a minorar el temor
reverencial de los juicios, y se vuelve más exigente. Y con ello, se ganan más y más
juicios…

6. Minuciosidad. El abogado debe escudriñar el expediente administrativo como un


piel roja. Buscando huellas, incongruencias, problemas de actos propios, un
funcionario que se extralimita, una notificación defectuosa, un certificado sin firma, etc…
Una mirada serena al expediente posiblemente cosechará los ases del triunfo. Y a
veces para pescar unos pocos peces hay que pasar muchas horas en el río…

7. Pulcritud. Los escritos procesales deben estar limpios, ordenados y claros.


Indicando apartados y epígrafes. No son bien recibidos los escritos que se olvidan de
las reglas ortográficas y de la sintaxis (que los hay). Tampoco los que se olvidan de los
puntos y aparte ni los que ahorran el papel (y las ideas). Hay que utilizar ese “neón de
las ideas” que son la letra negrita y en cursiva, o el subrayado, pero eso sí, si todo se
resalta como importante, nada lo es. Si se trata de una vista oral, nada de verborrea ni
chorros argumentales difíciles de seguir; y si se facilita minuta escrita de la exposición
vertida oralmente, pues mucho mejor (si la acepta el juez, beneficia, y si la rechaza,
nada perjudica).

8. Brevedad. Lo breve, si bueno dos veces bueno. Las demandas y oposiciones no son
examinadas por los jueces “al peso”.

9. Exactitud. Si se quiere vencer, hay que convencer….al juez. Un escrito procesal


claro y ordenado tiene mucho ganado. El letrado no debe divagar ni refugiarse en la
cita de “notoria jurisprudencia” sin precisarla. En el ámbito contencioso-administrativo,
es fundamental distribuir los hechos, y los fundamentos para desembocar en un
“Suplico, bien clarito”. La prueba debe “apostillarse”, aunque la norma procesal no lo
imponga ya que tampoco lo prohíbe, y por tanto, si se propone un grupo de testigos, no
está de más explicar mínimamente la posición o quién es ese testigo, para facilitar su
admisión. Las conclusiones jamás deben ser la repetición “corta y pega” de demanda y
contestación. Es una ocasión de oro para resumir y centrar el litigio, y demostrar que
no se trata de un asunto rutinario.

19
El abogado que plantea una demanda gloriosa e impecable y que “se echa a dormir”
en el trámite de prueba o en el escrito de conclusiones, bien haría en tener presente la
fábula de la tortuga y la liebre.

10. Elocuencia. Hasta para dirigirse a Dios, Jesús recomendó el sencillo Padrenuestro.
Con mayor razón, un escrito dirigido a un juez puede ser sencillo y eficaz, si incorpora
una buena argumentación, que además suplirá la falta de jurisprudencia o normas
favorables. Hay que presumir que el juez está agobiado de tiempo, por lo que ser
didáctico y con lenguaje accesible, bajo una argumentación impecable y amena,
posiblemente conseguirá captar la atención y comprensión del juzgador.

11. Respeto. No abusar de la adulación al juez ni denigrar a la otra parte. No insultar.


En un mundo donde la solución al litigio (bien por dudas de derecho, o bien por
discutirse la prueba de hechos), es dudosa, bien está no provocar la animadversión
judicial por las malas formas. La frontera entre la imposición de costas procesales o su
exoneración puede venir dada por una frase descortés o vejatoria hacia la parte
contraria. Y no digamos hacia el propio juez…que será una esfinge con balanza, pero
tiene su corazoncito.

12. Autenticidad. Además de contar con el apoyo de la norma, hay que intentar
demostrar al juez que se actúa por convicción personal y por confianza en la Justicia.
Demuéstrese que el pleito no es por capricho ni para fastidiar a nadie. Buena fe.
Y si se busca la razón, no es buena idea atascarse en formalismos. Es más, llegado el
caso, no hay que vacilar en solicitar un perito judicial y confiar en lo que depare su
ciencia como tercero imparcial. Demuestra una confianza en la ciencia y la objetividad
que resulta del agrado de los jueces.

13. Evitar rodeos. El atajo es el camino más corto. En el mundo contencioso-


administrativo pueden obtenerse victorias pírricas con sentencias que no satisfacen al
cliente, y hay ocasiones en que hay que sacrificar esas pequeñas conquistas parciales.
Es el caso de algunos defectos de motivación en resoluciones administrativas que sólo
conducen a una sentencia favorable pero que condena a la Administración a retrotraer
el procedimiento con lo que todas las partes vuelven a estar en la “casilla de salida”. O
el caso de algunos motivos de inadmisión (ej. Falta de postulación) que provocan la

20
demora del proceso hasta uno nuevo que los subsane. En la tesitura de esgrimir esos
motivos impugnatorios que son puros rodeos, quizás hay que recordar que a veces
ceder un poco sirve para ganar mucho.

14. No citar doctrina como regla general. El juez está sometido al imperio de la Ley,
y bien está la doctrina que ilustra la interpretación de aquélla, pero jamás debe
convertirse la demanda en una invocación de autoridades académicas, ni un “corta y
pega” de citas bibliográficas. Las demandas no son tesis doctorales, y si se trata de
acompañar un dictamen de un Catedrático – aunque revela seriedad del demandante-
mejor será que ese dictamen se reconvierta en demanda o contestación y en boca de
abogado (el propio profesor, en su caso).

15. Autocrítica. Los escritos procesales reflejan el impulso de su autor, y ya que los
tratamientos de textos actuales permiten corregir, ampliar o reducir para un “photoshop
jurídico”, hay que releer los escritos principales (demanda y contestación). Las
segundas lecturas, con un intervalo temporal, arrojan nuevas perspectivas. Lo ideal es
que un compañero de bufete o un tercero lo lean y efectúen observaciones, pero en su
defecto, el propio autor ha de buscar los defectos de sus propios escritos, y revisarlo
detenidamente hasta que cree en ellos, y si se da cuenta de que ha dicho algo estúpido
deberá tener la valentía de suprimirlo.

16. Perspicacia. El letrado debe conocer al juez y la otra parte. Los jueces suelen tener
un perfil psicológico (pro administración o pro ciudadano; reacio o proclive a las
cautelares; generoso o rígido para admitir pruebas, etc.). También hay que explotar las
debilidades del contrario: hay abogados agresivos y benévolos; abogados rigurosos y
frívolos; abogados de sustancia y de formas, etc. Y la mejor manera de conocer la
“fauna forense” es cambiar impresiones y anécdotas con los compañeros. Los retrato-
robots psicológicos siempre ayudan.

17. Nada es insignificante. Ni el cliente, ni la cuestión litigiosa, ni el trámite procesal.


Por una herradura se perdió una batalla, y por un defecto en el escrito de interposición
puede recibirse el varapalo de la desviación procesal; por una prueba omitida recibir el
chorro frío de hechos probados que no se ajustan a la realidad; y por una dejadez puede

21
tropezarse el letrado con esa horrible pesadilla que es la “inadmisibilidad”, la
“preclusión”, la “caducidad” o demonios similares que abortan el proceso ya iniciado.

18. Administrar el tiempo. Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente. Los plazos
no deben agotarse, ni es buena técnica el consabido hábito de apurarlos al máximo. El
tiempo del letrado y el tiempo del juez requieren atención. Hay un tiempo para
explicarse el letrado y un tiempo para convencerse el juez.

19. Explotar el impulso o dejadez del contrario. Al igual que en los deportes de lucha
libre y judo, hay que saben aprovechar el impulso del oponente, el abogado debe sacar
ventaja de la acción u omisión del contrario. Si es demandante tendrá que aprovechar
la carga de la prueba de la Administración (cuando es quien tiene archivos y
documentos, o cuando sanciona o impone actos de gravamen) y si es demandado
examinará con lupa el escrito de interposición y la demanda para ver desajustes. Cada
parte ha de rastrear el escrito de la contraparte para encontrar la valiosa incongruencia,
el error u omisión, la pista definitiva, etc.

20. Contar con paracaídas. El letrado, para el caso de reveses judiciales ha de contar
con un plan B, y C, y D… Sin perder la perspectiva realista, frente a la sentencia o auto
desfavorable hay que barajar desde el inicio la posibilidad de apelación, la casación, la
nulidad de actuaciones, el Tribunal Constitucional, e incluso el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, etc. Y si la sentencia favorable para el particular se queda corta
en el fallo, habrá que intentar forzarla en el incidente de ejecución, de igual manera que
si es desfavorable para la Administración, ésta intentará la inejecución, más o menos
disimulada.
Lo importante para el abogado es explicar al cliente, sin tremendismo pero con realismo,
el vía crucis posible y las distintas opciones a corto, medio y largo plazo.

Y si todo lo dicho falla, pues como nota de humor, recomiendo la lectura de las
“Veinticinco excusas de un abogado ante un cliente nervioso por perder un litigio”.

22
ANEXO II

Veinticinco excusas de un
abogado ante un cliente
nervioso por perder un pleito
Ante la multitudinaria sentencia de la Audiencia Nacional sobre el 11-M, le preguntaba
un amigo a Sevach sobre el papelón y táctica del abogado ante su cliente para
explicarle cómo es posible que le hayan condenado a miles de años.

1. Desde la perspectiva de la conciencia del juez, viene al caso el comentario del


célebre Calamandrei, Catedrático de la Universidad de Florencia, sobre la confesión
frívola que le efectuó un alto magistrado amigo suyo próximo a jubilarse: “Puede ser
que, si se hace un cálculo de probabilidades, una mitad de las sentencias sean injustas
y que por consiguiente una mitad de los condenados que están en la cárcel sean
inocentes; pero, por la misma razón, una mitad de los que han sido absueltos y han
quedado en libertad, eran en realidad culpables y deberían estar en la cárcel. No hay
que conmoverse por un solo caso singular; hay que considerar el fenómeno del error
judicial en los grandes números y entonces se echa de ver que, de acuerdo con la
estadística, hay compensación entre los errores de uno y otro sentido. Así, la balanza
de la justicia queda en equilibrio, y nosotros los jueces, podemos dormir tranquilos”.

2. Lo cierto es que en las Facultades de Derecho debería haber una asignatura de


dimensión psicológica encaminada a formarles en la técnica de la persuasión orientada
en tres momentos y aspectos de su relación con los clientes:
Primero, antes de iniciarse el pleito, sobre cómo convencer al cliente de que debe
anticiparle los honorarios (bajo el eufemismo de “provisión de fondos”);

23
Segundo, durante el pleito, sobre cómo convencer al cliente de que las demoras
son las habituales en tiempos de justicia colapsada y que no son imputables a su
buen hacer como letrado;

Tercero (tras finalizar el pleito) sobre cómo convencer al cliente, en caso de


ganarse el litigio, de que fue debido exclusivamente a su papel estelar como
abogado, y en caso de perderse, que fue debido a factores completamente ajenos
a su competencia profesional.

3. Por ello, no está de más abordar, en clave de humor (pero teniendo en cuenta que
siempre la humorada aloja vestigios de trágica realidad), y dentro del ámbito del proceso
contencioso-administrativo, cuales son las veinticinco excusas más habituales
expresadas por un abogado ante su cliente, ante la dura noticia de haberse perdido un
pleito contencioso-administrativo. Veamos:

1. No le llamé antes porque tenía el móvil desconectado, pero precisamente iba


a llamarle ahora para decirle que el pleito no se ha zanjado conforme a los
intereses que patrocinamos y… ¡no hay cobertura! Ehh… uuuu. ¿Oiga?… eeeh…
(click).

2. Decir que “perdimos” no es técnicamente correcto. Es más complejo. Yo se lo


explicaría gustosamente si no fuera porque estoy enfrascado con un complejo
litigio que no le cuento para no aburrirle.

3. Hay que enfocar este “incidente” en positivo: sabemos que tenemos razón y
además no nos han impuesto las costas por temeridad.

4. Realmente no se ha perdido el pleito, solo que el juez no acoge las


pretensiones que es muy distinto.

5. El juez no tiene ni idea.

6. El juez no ha tenido tiempo de estudiarlo.

24
7. No quiero decir nada, pero parece que el juez conocía a alguien… En fin, ya
se sabe…

8. Debería usted saber que en los procesos contencioso-administrativos el


particular sólo vence en un veinte por ciento de los pleitos, o sea que estamos
plenamente ajustados a la estadística mayoritaria.

9. Tranquilo, apelaremos.

10. Tranquilo, no ejecutaremos la sentencia.

11. Tranquilo, siempre caben diligencias, incidentes y otros. ¿Qué …qué es eso?,
pues lo que procede cuando se dicta el proveído oportuno sin mengua de la
adveración de lo evacuado por tal cauce.

12. Tranquilo, pediremos la nulidad de actuaciones por indefensión y por


contravenir el Convenio Europeo de Derechos Humanos así como por infringir la
Declaración de Derechos del pueblo Tibetano sobre la capa de ozono.

13. Tranquilo, hay un pleito similar en otro Juzgado y conseguiré la revisión de


nuestro caso cuando aquél se falle.

14. Ninguno de mis colegas se explica que hayamos perdido el pleito.

15. Ninguno de los otros jueces, con los que he comentado el fallo judicial,
comprende que hayamos perdido el pleito.

16. El abogado de la otra parte me confesó que estaba sorprendido por el fallo
judicial a su favor.

17. No existe precedente de injusticia igual en los anales de los Tribunales, salvo
el caso de Jesucristo y Sócrates, o sea que no está usted en mala compañía.

25
18. Pediré una aclaración del fallo, porque es tal el disparate que seguro que el
juez aprovecha para rectificar tamaño error.

19. Hay que saber ganar y perder.

20. Así es la vida… y así es mi minuta de honorarios.

21. Son las reglas del juego. Otras veces ganará usted sin tener la razón.

22. No debe importarnos la sentencia que es un “invento humano” sino la verdad


que es divina, y si usted sabe que la tiene pues ya es mucho en los tiempos que
corren.

23. Siempre le queda la posibilidad de encadenarse en el Juzgado, y yo mismo


le acompañaría para protestar, pero lamento no poder compartir con usted tan
fundada queja pues me espera una inaplazable vista ante el Tribunal Supremo.

24. Si se mira bien, yo no he equivocado mi línea de defensa, sino más bien


diríase me he equivocado de cliente.

25. Si lee usted con detenimiento la sentencia, al final el propio juez dice:
“Fallo…”, o sea, que si el mismo lo reconoce… ¿qué voy a añadir yo?

26
ANEXO III

27
BIBLIOGRAFIA

http://www.poder-
judicial.go.cr/contraloria/800/Documentos/San%20Jos%C3%A9/tribunal%20contencioso%20goico
echea.htm

http://contencioso.es/2010/10/06/como-ganar-un-juicio-contencioso-administrativo-veinte-
reglas-de-oro/

http://contencioso.es/2007/11/07/veinticinco-excusas-de-un-abogado-ante-un-cliente-al-borde-
de-un-ataque-de-nervios-por-perder-un-pleito/

http://es.wikipedia.org/wiki/Jurisdicci%C3%B3n_contencioso-administrativa

http://www.cijulenlinea.ucr.ac.cr/portal-investigaciones.php?x=MTExOA==

La oralidad en el nuevo proceso contencioso-administrativo, Costa Rica, Ernesto Jinesta L.

Ley No. 8508, Código Procesal Contencioso – Administrativo, Costa Rica, 24 de Abril de 2006

28

You might also like