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Dirección Provincial de Educación Superior y Capacitación Educativa

Dirección de Educación Superior


Consejo Consultivo de Formación Docente

Módulo Básico

CAPACITACIÓN PARA LA IMPLEMENTACIÓN


DEL CAMPO DE LA PRÁCTICA DE 1er. AÑO

Este Módulo es una propuesta de trabajo institucional que será coordinado por la o
el docente participante en la Jornada de Capacitación para la implementación del Campo
de la Práctica de 1er Año, realizada los días 27 y 28 de Noviembre de 2007.

Las y los docentes de Profesorados en niveles Inicial y Primario, pero también los
de Profesorados de Nivel Secundario (planes que se adecuarán durante el año 2008)
son los participantes del proceso que se inicia con este Módulo Básico.

Estamos involucrados en un proceso de transformación curricular, del que hemos


participado de diversos modos en instancias previas. Ahora se trata de abordar el
sentido político-cultural y pedagógico del nuevo Diseño Curricular para, luego,
trabajar específicamente lo referido al Campo de la Práctica de 1er. Año.

Los propósitos

En el proceso propuesto en este Módulo Básico se trata de lograr:

ƒ Un abordaje del campo educativo y los modos de formación subjetiva que se


producen en él.
ƒ El reconocimiento del carácter educativo de espacios y organizaciones so-
ciocomunitarios.
ƒ La identificación de los sentidos actuales de la educación popular, en parti-
cular el sentido que posee su consideración en el Campo de la Práctica.
ƒ La producción de un mapeo local de espacios y organizaciones en las que
pueda realizarse el trabajo en terreno.
ƒ Una comprensión de los sentidos y las formas organizativas del Taller Inte-
grador Interdisciplinario.

Los contenidos

Los contenidos del Módulo Básico están organizados en los siguientes capítulos:

1. El nuevo Diseño Curricular: el campo educativo y el Campo de la Práctica


2. Lo educativo en las sociedades actuales
3. El aprendizaje de la lectura y escritura de la vida y del mundo, más allá de
los espacios escolares
4. Los sentidos actuales de la Educación Popular
5. El mapeo de espacios y organizaciones sociocomunitarios para trabajar en el
Campo de la Práctica de 1er Año
6. El Taller Integrador Interdisciplinario

Finalmente, hay un punto que se refiere al producto de este proceso de capacita-


ción, como insumo para la propia práctica docente:

7. Práctica integradora

La metodología de trabajo

Como este Módulo Básico pretende inscribirse en un proceso conjunto en el


que se considera a los diversos actores como sujetos de la transformación, es impor-
tante construir la memoria del proceso, que es una memoria a la vez individual, grupal
y colectiva. Para eso, en todo momento, tendremos diversos textos para aprender:

el texto de este CD, que contiene sugerencias de prácticas, audioconferencias,


videos y algunas lecturas que creemos fundamentales;
el texto de nuestra propia experiencia y nuestra práctica en las instituciones
públicas de Formación Docente donde trabajamos;
el texto de nuestro diálogo grupal; de los registros y las devoluciones que rea-
lizará el equipo coordinador docente;
y un texto que será el producto de todo el proceso, una práctica integradora que
iremos realizando con actividades a lo largo de todo el Módulo Básico, y que
consistirá en la producción de una planificación del Campo de la Práctica de 1er.
Año.

El compromiso que les pedimos es el de "sacarle el jugo" a la propuesta, y


trabajar activamente en los encuentros que organice cada Instituto, para que nues-
tro aprendizaje no sea sólo individual sino fundamentalmente un hecho colectivo
que depende de todos. Y que para que la transformación curricular no sea un mero
cambio de plan o de dispositivos, sino un proceso (siempre inacabado) de transfor-
mación subjetiva e institucional.
1/ El nuevo Diseño Curricular:
el campo educativo y el Campo de la Práctica

Por los pasillos, o en las aulas o las reuniones de debate, se ha escuchado decir a
algunos colegas o directivos que el diseño tendería a formar un animador sociocul-
tural más que un docente o que se estaría reemplazando la enseñanza por la educa-
ción popular. Se ha escuchado también a algunos profesores de práctica o directivos
preocupados por tener que buscar organizaciones en lugar de escuelas para trabajar
en la Práctica.

Actividad:
Les proponemos discutir con un compañero o compañera:
* “formar un animador sociocultural más que un docente”… “el reemplazo de
la enseñanza por la educación popular”… ¿Es este el sentido del Diseño? ¿Us-
tedes qué piensan?

Una de las claves para comprender el sentido del nuevo Diseño es revisar lo educa-
tivo en las sociedades actuales, para no ligarlo únicamente con la escuela y el “sis-
tema educativo” formal. Pero esto no es una novedad, ni tampoco es un conjunto
de ideas brillantes traídas de Europa o alguno de los países centrales.

El desafío es comprender la densidad y la complejidad del campo educativo en


nuestras sociedades. Necesitamos devolver relación a la educación con la vida
misma, con las culturas actuales, con las condiciones concretas del mundo en que
vivimos y en el que viven (y del cual son sujetos) los niños y los jóvenes.

Pero para eso, necesitamos comprender en qué tradiciones pedagógicas abreva el


sentido del nuevo Diseño. Y, a partir de allí, analizar los horizontes formativos
propuestos en el Diseño, los sujetos de la formación, el sentido del Campo de la
Práctica y de los otros Campos curriculares, etc.

Para eso, les proponemos mirar el power point titulado Tradiciones y Diseño Curri-
cular. Y que, a la par, escuchemos la Conferencia en audio del Profesor Jorge
Huergo sobre el tema.
Lo educativo

Lo educativo puede ser observado como proceso no sólo en las instituciones escola-
res o educativas en general, sino también en diversos espacios sociales. Como hace
70 años sostenía el pedagogo cordobés Saúl Taborda, todos los espacios sociales
son potencialmente educativos (a veces desafiando las propias acciones educativas
escolares).

Con el fin de profundizar la concepción de “lo educativo” más allá de la escue-


la, pero incluyéndola, les proponemos leer el trabajo de la pedagoga mexicana Rosa
Nidia Buenfil Burgos, titulado Análisis de discurso y educación (México, Documento
DIE 26, 1992).

Análisis de discurso y educación


Por Rosa Nidia Buenfil Burgos

Este texto presenta una perspectiva Análisis de discurso y educacion


de lo educativo a partir de análisis del
discurso. Se inscribe en una línea crítica La articulación de discurso y educa-
de pensamiento en relación con concep- ción se ha trabajado desde diversas pers-
ciones reduccionistas y esencialistas tanto pectivas disciplinarias: sociología, psico-
de la noción de discurso como de la no- logía, comunicología, antropología, lin-
ción de educación. Se apoya en una arti- güística, etc. En esta ocasión nos asoma-
culación teórica alimentada por teoría remos a lo educativo desde la perspectiva
política, lingüística y mis propias reflexio- político-semiológica. Las posiciones teó-
nes pedagógicas. ricas de mayor presencia en este terreno
Este documento es un producto late- han sido el funcionalismo (análisis de
ral de mi investigación doctoral (1990) y contenido), la teoría genético-
rescata posiciones de mi tesis de maestría constructivista piagetiana, etc. El nudo,
(1983). Puede ubicarse en la intersección en este trabajo, se hará entre posiciones
entre pedagogía y análisis de discurso y críticas de la pedagogía y del análisis del
presenta una propuesta conceptual- discurso.
analítica. Involucra una panorámica – Esta presentación está estructurada
aunque breve- de la trayectoria del análi- en dos secciones: la primera aborda una
sis de discurso, planteando una posición problematización esquemática de la no-
personal; un análisis de lo educativo en ción de discurso y una propuesta tentati-
cuatro autores marxistas, planteando va de conceptualización. La segunda
también reflexiones personales; y termina aborda un análisis del concepto de educa-
con consideraciones conceptuales y analí- ción y presenta una tesis inicial sobre el
ticas en las que se anudan las reflexiones mismo. Se finaliza la charla con una serie
presentadas en las dos secciones iniciales. de consideraciones que no son conclusiones
sino al contrario tesis que sirven para abrir el del siglo XX que en Ginebra F.de Saussu-
debate. re estableció los primeros parámetros de
la lingüística como disciplina específica
Primera Parte con su Curso de Lingüística General; si-
guiendo estas líneas, el danés Hjelmslev
1.1. El término discurso ha sido objeto de elaboró su teoría glosemática y más ade-
diversos usos. Entre los más frecuen- lante Jakobson fundó el Círculo de Praga.
tes, sobresalen: Entre 1920 y 1950, dentro de la escuela
a) el uso coloquial y cotidiano que le anglosajona, sobresale el Círculo de Vie-
atribuye al término el significado de na, de corte positivista lógico y desarrollo
sentido común de: pieza oratoria de fun- de la filosofía analítica, entre cuyos prin-
cionario público –generalmente en- cipales representantes se destacan: Russel,
marcada en una atmósfera formal y Carnal y Wittgenstein. En Estados Uni-
solemne-. Alrededor de esta noción dos, a mediados del siglo XX, Zelig
de sentido común, se tejen caracteri- Harris elaboró la teoría distribucionalista
zaciones del discurso que lo remiten y más adelante Chomsky propuso su Lin-
al acto lingüístico (oral y escrito) cuyo güística Generativa (ambas con influencia
contenido se identifica como algo que conductista, aunque en Chomsky, muy
está fuera de la realidad (oposición del superada). En Francia, el gran auge del
par discurso/realidad) análisis de discurso fue en los años sesen-
b) el uso académico, en el cual, depen- ta sobresaliendo: la teoría de la enuncia-
diendo de la perspectiva disciplinaria ción de Benveniste, el análisis cuantitativo
y de la posición teórica desde las cua- de Cotteret y Monreau, el análisis políti-
les se considere el término, se le ha co de M. Pecheux y la semiología de R.
caracterizado como: una pieza orato- Barthes (donde el signo deja explícita-
ria, un programa o proyecto a realizar, mente de estar limitado a lo lingüístico y
una declaración de principios y obje- se contempla como significación de cual-
tivos, etc. Entre las caracterizaciones quier tipo de soporte material: visual,
más frecuentes de la lingüística, dis- acústico, espacial, etc; cf. Buenfil, 1985).
curso ha sido definido como: Esta apretada enumeración de la his-
- habla (en la escuela de Saussure don- toria del estudio del lenguaje, aunque
de la oposición fundamental es entre excluye numerosas escuelas y perspecti-
lengua –sistema de reglas- y habla – vas, nos permite vislumbrar que el discur-
actualización particular de la lengua-. so puede ser analizado de diversas mane-
- enunciado (sin referencia al hablante). ras. Los alcances y beneficios dependerán
- enunciado (con referencia al hablante en gran medida de la articulación teórico-
y la estructura del acto de la enuncia- metodológica que configure el investiga-
ción). dor.
- reglas de encadenamiento (distribu- Para el análisis del discurso educativo,
ción de Harris). la propuesta que hoy les presento se ali-
- condiciones de producción de signifi- menta de una vertiente más amplia del
cado (semiosis social: Eliseo Verón). Análisis de Discurso elaborada por Er-
- espacio de producción de significados nesto Laclau y sus colaboradores1. En ella
y resignificaciones (cf Mainguenneau,
1980, p.7-25). 1 Ernesto Laclau y Chantal Mouffe son las fuentes
Estas conceptualizaciones han sido teóricas de donde se origina una línea de investi-
gación centrada en el Análisis de Discurso. Ac-
desarrolladas a lo largo de la historia de la tualmente cuenta con aproximadamente veinte
lingüística como disciplina específica. académicos, en su mayoría ubicados en la Univer-
Si bien desde el siglo XVII se inicia- sidad de Essex en el Centre for Theoretical Stu-
ron en Francia los estudios de la produc- dies. Una versión esquemática –en español- de mi
ción lingüística, no fue sino hasta inicios apropiación de esta línea se puede consultar en la
Introducción al libro Las Radicalizaciones en el
se articulan, en torno a una posición filo- ción es arbitraria,2 aunque una vez insti-
sófica antiesencialista y antifundacionalis- tuida permanece como condición de co-
ta (Wittgenstein, Derrida) elementos con- municación dentro del sistema lingüístico.
ceptuales de la teoría política post- “La idea de hermana no está ligada
marxista (Gramsci, Laclau), del psicoaná- por ninguna relación interna a la sucesión
lisis lacaniano (Lacan, Zizek), y de la lin- s-ü-r que sirve como su significante en
güística post-estructuralista (Derrida); y francés” (Saussere. 1959, 67)
herramientas analíticas diversas (análisis El proceso en el cual un significado
argumentativo, análisis de la enunciación, es ligado a una imagen acústica es la signi-
historiográfico, genealogía, etc) que con- ficación. La significación nunca es absoluta,
vengan a el estudio de procesos sociales ya que los conceptos no se fijan a los
específicos. significantes de manera única y definitiva,
No es este el espacio para abundar sino que cambian de valor dependiendo
sobre lo anterior pues la problematiza- del lugar que ocupan en un sistema más
ción de lo educativo exige también consi- amplio de significaciones.
deraciones específicas. Por ello me con- Valor es el concepto saussureano que
centraré sólo en algunas nociones funda- pone en relieve la relación de un signo
mentales del campo conceptual del dis- frente a otros signos. El signo es pues
curso, desde la posición que acabo de relacional y diferencial, su valor3 esta suje-
caracterizar. to a la presencia de otros signos en el
marco de una cadena discursiva.
1.2 Una tesis principal y que anuda lo que Los signos no significan algo en sí
a continuación se expondrá, es el carácter mismos, no son positividades, sino mar-
discursivo de los objetos y de toda configuración can diferencias de significados entre sí
social. El carácter discursivo de los objetos mismos frente a otros signos al interior
(y procesos) no niega su existencia física, de un sistema. La lengua como sistema,
sino que es condición de inteligibilidad está compuesta de diferencias y los signi-
(significación) de dichos objetos y de la ficados se basan en las diferencias entre
emergencia de nuevas significaciones y su las palabras4 y no en propiedades intrín-
institución. Dos cuestiones deben ser secas de los términos en sí mismos (Cf.
desarrolladas para comprender las impli- Benvenuto & Kennedy, 1986, p.220).
caciones de esta tesis: la noción de signi- A una conclusión semejante llegaría
ficación y la de discurso. Wittgenstein –aunque por una trayectoria
A continuación intentaré explicar intelectual diferente- al proponer su no-
cómo operan las significaciones y para
ello comentaré algunos aportes que la 2 Benveniste, Jackobson y Barthes critican la no-

lingüística ha hecho sobre el estudio del ción de arbitrariedad en el signo propuesto por
lenguaje hablado y escrito y que se reve- Saussere. Benveniste señala que el signo es arbi-
trario en relación a la cosa (referente) pero su
lan como útiles para analizar todo tipo de ligazón al concepto es necesaria e íntima.
significación (incluida la no verbal). 3 En este sentido, Lemaire apunta: “Le signe a

aussi une valeur qui ne se limite pas a sa significa-


1.2.1 Es Ferdinand de Saussere quien tion restreinte (…). Seul le systeme entier de la
aporta los primeros elementos para el langue va lui donner sa specificité par opposition
aux autre signes (...) La valet resulte du fait que la
estudio lingüístico al proponer el concep- langue est une systeme dont les termes sunt soli-
to de signo como una entidad doble com- daires. La valeur d’un mot sera signification que
puesta por concepto (significado) y una lui confere la présence de tuos les mots du code
imagen acústica (significante) cuya rela- mais aussi la présence de tous les éléments de la
phrase ». (A. Lemaire, 1979, p.44)
4 Por ejemplo la palabra “hermana” es definida

Cardenismo: Argumentación y Discurso Educati- por su relación y diferencias con: “hermano”,


vo, (véase en la bibliografía), una versión más “madre”, “padre”, “sobrina”, etc, en el caso del
profunda puede consultarse en Laclau, 1986 y contexto discursivo de las relaciones de parentes-
1990 (en inglés). co
ción de languaje game como manera de y, por otro lado, formas retóricas de uso
explicar la polisemia e inestabilidad de las cotidiano.8
significaciones. 5 Es a partir de una ampliación y radi-
El contexto dentro del cual aparece calización de la lingüística saussureana
enunciado un término establecerá los que la noción de discurso va cobrando una
parámetros de su significación posible. configuración más abarcativa y compleja
Ante la inexistencia de un significado y a la vez más adecuada para el análisis de
inmanente y positivo, la distinción entre la educación en tanto que proceso social.
semántica y pragmática, ya que no hay
significación fuera del uso de lenguaje: no 1.2.2 Si se parte de que toda configura-
hay significación posible al margen de un ción social es significativa, es impensable
sistema de reglas y usos, fuera del contex- alguna posibilidad de convención social al
to discursivo, es decir, fuera de un juego margen de todo proceso de significación.
de lenguaje6 mayor o menormente expli- Independientemente del tipo de lenguaje
citado. Y va más allá de la tradición lin- de que se trate, la necesidad de comuni-
güística al señalar que todo acto puede ser cación emerge paralelamente con la nece-
significativo: no hay acción que no tenga sidad de organización social. Discurso se
un significado7 y ningún significado está entiende en este sentido como significa-
al margen de la acción. De aquí que la ción inherente a toda organización social.
distinción entre significación lingüística y La capacidad de significar no se limita
extralingüística pase a ocupar un plano al lenguaje hablado y escrito, sino que
secundario y se ponga de relieve el carác- involucra diversos tipos de actos, objetos,
ter discursivo de lo social: todo tipo de relaciones y medios que, mediante algún
relación social es significativo. símbolo, evoquen un concepto. Origi-
La significación como positividad, la nalmente en la lingüística de Saussere,
identidad al margen de toda posicionali- estos elementos son significante y signifi-
dad dentro de un sistema de significacio- cado y aluden al lenguaje hablado. En los
nes son una vez más rechazados para dar desarrollos mas recientes estos mismos
lugar a la idea de significación como dife- conceptos han sido extrapolados a otras
rencialidad dentro de una cadena discur- formas de significación: gestual, pictórica,
siva. etc9. En este sentido, cuando hablamos
Otro par de nociones saussureanas de discurso, no nos referimos al discurso
importantes para este estudio son los hablado o escrito (speech) necesariamente,
planos de análisis paradigmático (que sino a cualquier tipo de acto, objeto que
alude a la sustituibilidad por contexto) y involucre una relación de significación.
sintagmático (sustituibilidad con conti- Si el foco de nuestra atención se cen-
güidad) (ef. Saussere 1960, 123 Y Buenfil tra en el carácter significativo de un obje-
1988, 20ss) que nos permiten esclarecer to o práctica, su naturaleza lingüística o
por un lado, ciertas lógicas usuales en la extralingüística pasa a un segundo plano.
construcción simbólica de la realidad; por De hecho, en una formación discursiva
otro lado, estrategias políticas cotidianas
8 Los dos planos de análisis han sido asociados
con lógicas de estrategia: equivalencia y diferencia
(Laclau y Mouffle), con figuras retóricas; metoni-
5 Wittgenstein. Investigaciones Filosóficas. Prime- mia y metáfora (Barthes, 1985, p.119) y con me-
ra Parte canismos de sobredeterminación: desplazamiento
6 Sabiendo que ésta es una desafortunada traduc- y condensación (A.Lemaire), lo cual permite ver
ción literal de la expresión Wittgensteiniana, lan- planos de convergencia entre el pensamiento
guaje –game, no encuentro otra mejor por el mo- político, lingüístico y psicoanalítico (ef.Buenfil,
mento. 1988/1991), entramado de conceptos que alimen-
7 Una diferencia de matiz haría yo a este postula- tan este paso por las relaciones entre discurso y
do: puede haber acción sin significado pero en- educación).
tonces es completamente irrelevante en términos 9 Ver particularmente R.Barthes: Mitologías o E

sociales. de Ipola: Ideología y Discurso Populista


suelen encontrarse objetos y actos de El carácter discursivo de cualquier
diversa índole agrupados en torno a una práctica u objeto, de ninguna manera
significación común. niega su existencia física; por el contrario,
Por ejemplo, la discursividad de la el objeto se constituye en discurso en la
prisión (ef.Focault) no se constituye ex- medida en que se encuentre inserto en
clusivamente de documentos y comuni- una u otra totalidad significativa.
cación verbales, sino que involucra ade- En este sentido, una misma entidad
más una serie de prácticas extralingüísiti- (es decir ens o materialidad) puede estar
cas (rutinas, jerarquías, usos del espacio discursivamente construida de diversas
físico, emblemas, 10 etc) cuya significación formas, dependiendo de la formación
–a veces evidente, a veces velada – es discursiva desde la cual se le nombra. Un
innegable. Lo discursivo alude a la signifi- árbol puede ser un objeto de estudio
cación de estos elementos, sin importar la científico, un obstáculo, un refugio, o un
naturaleza de su soporte material. 11 objeto amenazador. Ello no modifica su
Por otra parte, es imposible separar el carácter empírico, pero sí su carácter dis-
carácter significativo de los objetos y pro- cursivo. El solo hecho de nombrarlo ár-
cesos, sin abandonar al mismo tiempo la bol, lo inscribe simultáneamente en dis-
posibilidad de integrarlos a la vida social. tintas discursividades, sin reducir en nada
Pensar la sola percepción de la empirici- su materialidad, pero poniendo en evi-
dad como materialidad indistinta, al mar- dencia el absurdo de separar los objetos
gen de su inserción como objeto de signi- de su significación. (ef. Laclau y Mouffe,
ficación, es renunciar a su inteligibilidad. 1988 y 1990).
Por ejemplo, si al caminar algo nos impide Una práctica social, v.gr. el dictado de
continuar con nuestra práctica, la empiri- un texto, cuya materialidad involucra una
cidad de esto es obviamente percibida; su serie de actividades que incluyen movi-
carácter de objeto, sin embargo, es defi- mientos, emisión de sonidos, uso de sig-
nible sólo en tanto que inserto en algún nos lingüísticos, etc., puede ser construida
contexto discursivo y el solo hecho de como educativa si su contexto discursivo
reconocerlo en un nombre (pared, piedra, la relaciona con el salón de clases, los
barrera, etc o simplemente obstáculo) lo sujeto maestro y alumnos, etc.; pero tam-
ubica como identidad diferencial dentro bién puede ser construida como laboral si
de algún sistema conceptual. se halla inserta en los marcos de una ofi-
Todo objeto o práctica es significada cina, un jefe, una secretaria, etc. La empi-
de alguna manera al ser apropiada por los ricidad de los actos involucrados puede
agentes sociales. Toda configuración social es ser la misma y sin embargo en tanto que
discursiva en este sentido. Las prácticas edu- objeto específico, práctica educativa o
cativas, qua prácticas sociales, son tam- laboral, en este caso, no se ve afectada ni
bién discursivas. mucho menos puesta en cuestión, por el
hecho de estar discursivamente construida. Lo
que si es afectado es el significado que la
10 Siguiendo el ejemplo de la cárcel, cabe poner de constituye como una u otra práctica y el
relieve el carácter significativo del uso del unifor- efecto social que conlleva.
me, de un número en vez del nombre propio y Desde esta perspectiva de la significa-
otras prescripciones que evocan la negación de la
identidad del preso; los usos y restricciones del
ción, las ideologías 12(en su uso sociológi-
espacio físico, los saludos, emblemas y otros actos co) y lo ideológico (como dimensión de
que significan la sumisión ante la autoridad. Así, análisis), tampoco son entendidas como
prácticas lingüísticas y extralingüísticas se combi- pura idealidad, sino como objetos, prácti-
nan y adquieren su significado en el discurso
carcelario.
11 El ejemplo del discurso carcelario sirve como 12 La acepción de ideología como oposición a

analogía para el caso de la educación. Sobre esto ciencia, desde una perspectiva epistemológica, no
abundaremos en la segunda parte de esta confe- tiene lugar dentro de este estudio, y por otra parte
rencia. no compartimos tal suposición.
cas y concepciones articuladas a una sig- so, se presupondría una positividad fija
nificación específica. En el sentido (esencia) de la cual se derivaría el epifenó-
gramsciano, ideología no se refiera a “fal- meno como una consecuencia. Por el con-
sa conciencia”, tampoco es un epifenó- trario, en una relación diferencial, no hay
meno derivado de lo económico, ni alude positividades fijas ni derivaciones parasí-
exclusivamente al conjunto de valores y ticas14 sino que la constitución de las
concepciones de un determinado grupo identidades se da en y por la relación.
social. Se trata más bien de una forma- Por ser relacional y diferencial, el dis-
ción discursiva específica que involucra curso es inestable en la medida en que el
ideas, actos y relaciones, objetos e institu- significado no se fija de una vez paras
ciones, articulados en torno a una signifi- siempre, sino que se establece temporal-
cación particular ( por ejemplo en mente en función del sistema discursivo
Gramsci, en torno a la “conciencia colec- dentro del cual ocupe un lugar. El ejem-
tiva, nacional, popular”). Y su caracterís- plo anterior sobre el árbol, ilustra clara-
tica distintiva, según Laclau, consistiría en mente este carácter precario del discurso.
autoproclamarse como un sistema de Dentro de un formación discursiva esté-
significaciones originario, fijo, total, posi- tica, el árbol adquiere un sentido relati-
tivo, completo, universal y no susceptible vamente estable, que es alterado por mo-
de ser desmantelado. dificaciones al interior de esa misma es-
El discurso en tanto que significación tructura discursiva, o por pasar a ser
se caracteriza por ser diferencial, inestable y nombrado desde otra estructura discursi-
abierto. va distinta (por ejemplo, científica, ecoló-
Es diferencial en el sentido de que ni el gica, etc). La noción de languaje games en
discurso como totalidad13 ni sus elementos Wittgenstein explica esta precariedad e
discretos, tienen un significación intrínse- inestabilidad.
ca o inmanente: no son positividades sino La inestabilidad del discurso no es,
que adquieren sentido por el lugar que sin embargo, total; o si se quiere, hay una
ocupan dentro de las cadenas o sistemas estabilidad relativa que permite la regula-
discursivos más amplios, debido a las ridad y permanencia de los signos con-
relaciones que se establecen con otros vencionalmente aceptados, condición de
discursos o con otros elementos (signos) posibilidad de la lengua. Una inestabili-
dentro de un mismo discurso. dad absoluta impediría toda posibilidad
Los conceptos que constituyen de discurso.
los significados son puramente El discurso es abierto e incompleto en el
diferenciales, definidos no positi- sentido de que al ser relacional, diferen-
vamente por su contenido, sino cial e inestable, es siempre susceptible de
negativamente por sus relaciones ser ligado a un nuevo significado. Si bien,
con los demás términos del sistema. por un lado, la significación fija relativa-
Su característica más exacta consis- mente un significante a un significado y
te en ser lo que los demás no son. (F. de en un sistema discursivo, una serie de
Saussere, Curso de Lingüística Ge- elementos (signos) son precariamente
neral. Cáp. IV.2, cursivas mías) ligados a un sistema de significados, tanto
El carácter relacional del discurso no el signo individual como la estructura o
debe ser confundido con la idea de epife- totalidad discursiva, permanecen vulne-
nómeno que también implica una rela- rables a aceptar nuevos sentidos –que, de
ción entre elementos. En el segundo ca- todas maneras, no agotarán las posibili-
dades de seguir incorporando nuevos
13 Totalidad se entiende aquí como totalidad
significados-. Las totalidades no son,
abierta, en cierto sentido, incompleta, y suscepti-
pues, autocontenidas ni cerradas, siempre
ble de ser siempre reconstituida. Es decir como
una totalidad arbitrariamente delimitada en tanto 14Si la leche se concibiera como una entidad
objeto de análisis. positiva, el yogurt sería un epifenómeno de ella.
están expuestas a la irrupción de elemen- elementos que configuran lo educativo
tos externos que desarticulan el orden (actividades, rituales, distribución de es-
precariamente fijado, impidiendo una pacios y de tiempo, etc.) concentrándose
constitución acabada y produciendo alte- en las significaciones que adquieren en
raciones en los significados. sus interrelaciones y en sus relaciones
Finalmente, el discurso, en la medida como conjunto frente a otras prácticas e
en que es constitutivo de lo social, es el instituciones sociales. Así, las estrategias
terreno de constitución de los sujetos, es el analíticas incluyen la combinación de
lugar desde el cual se proponen modelos elementos lingüísticos y extralingüísticos
de identificación,15 es la constelación de para el estudio de prácticas y objetos de
significaciones compartidas que organi- diversa índole cuya articulación está dada
zan las identidades sociales. El discurso en la medida en que se configuran como
es, en este sentido, espacio16 de las prácti- elementos de una significación relativa a
cas educativas,17 si se quiere, no hay prác- la educación.
ticas educativas al margen de una estruc- Dicho de otro modo, la pertinencia
turación de significaciones. de este enfoque es evidente en el caso de
Entendiendo en los términos previa- la educación, en el sentido de que series
mente presentados, el concepto de discur- de signos –vehiculados en diversos so-
so es además potencialmente fructífero en portes materiales: orales, escritos, gestua-
el estudio de la educación porque permite les, rituales, visuales, etc.) van adquirien-
interpretar la forma como diversos pro- do significados específicos desde los cua-
cesos y objetos se articulan en una cadena les se organizan las identidades sociales.
de significaciones que impregnará las A continuación señalaré por qué es con-
diversas instancias de la dinámica societal. veniente considerar espacios sociales
Asumir lo anterior también implica (familiar, cultural, religioso, etc.) como
aceptar que el discurso educativo no se agencias educativas.
limita a documentos y verbalizaciones
relacionadas con las prácticas educativas, Segunda Parte
sino que las contempla junto con otros
2- Es conveniente detenernos ahora en el
15 Esta idea de proponer modelos de identificación es concepto de educación. Partiendo del
análoga a la noción althusseriana de interpelación sentido común, hay también un reduc-
(Althusser, 1970) en la que se conceptualiza como cionismo impresionante en el significado
el procedimiento por excelencia para la constitu-
ción de sujetos.
coloquial de este término. Educación ha
16 “Espacio”, en este contexto, se refiere a espacio sido limitada a la escolaridad. Desde los
social, es decir, atravesado por redes de relaciones primeros intentos de construir la Pedago-
(ver culturales, económicas, políticas, sociales, gía como un conocimiento científico –y
lingüísticas, eróticas, generacionales, nacionales, ya no sólo como una reflexión filosófica-
raciales, religiosas, etc) que son condiciones para
la constitución de los agentes sociales.
la necesidad de delimitar un objeto de
17 En este sentido la noción de práctica hege- estudio ha conducido, innecesariamente,
mónica, como lugar de constitución de los suje- a excluir una serie de prácticas y espacios
tos (cf. Laclau y Mouffe, 1985) es una noción sociales que forman a los sujetos, del con-
productiva para la comprensión de lo educativo. cepto de educación. Tanto en las corrien-
La práctica hegemónica tiene como condiciones la
superficie discursiva de lo social (como orden
tes ya clásicas del pensamiento “científi-
simbólico o constelación de identidades), la irrup- co-pedagógico” (funcionalismo, conduc-
ción de la negatividad (lo real, en sentido lacania- tismo, marxismo, etc.) como en las “nue-
no) que establece una relación de antagonismo vas concepciones educativas” (escuela
entre las identidades sociales y desarticula este activa en sus diversas vertientes, etnogra-
orden social, y la emergencia de nuevos modelos
de identidad (imaginario) que posibilita la restau-
fía educativa, psicología educativa, etc.) y
ración de un nuevo orden social mediante la arti- en la investigación que de ellas se des-
culación de nuevos modelos de identificación en
torno a un proyecto ético.político distinto.
prende se privilegia el estudio y la reflexión nante y específica en dos sentidos: por
sobre los procesos escolares. una parte como conformadora del sujeto
Dado el interés de esta presentación, revolucionario (a excepción del caso de Alt-
me limitaré al análisis de algunas concep- husser) en la medida en que incide en la
ciones que abordan la educación como constitución de una conciencia crítica,
una práctica social (dentro de, por y para constructivista y transformadora (aunque
la sociedad). sea exclusivamente en términos de una
conciencia de clase) y en la medida en
2.1 A continuación expondré sucinta- que permite el acceso a formas de cono-
mente las reflexiones en torno a la educa- cimiento consideradas como socialmente
ción compartidas por Marx, Lenin, valiosas; por otra parte, como conforma-
Gramsci y Althusser18 así como aquellas dora del sujeto que reproduce y acepta las rela-
en que difieren, en torno fundamental- ciones sociales dominantes. En este caso
mente a los siguientes tópicos: el papel coinciden los cuatro autores aunque es
que las prácticas educativas juegan en el Althusser el que más teoriza sobre ello.
proceso de constitución del sujeto social Este sujeto social acrítico se constituye
en distintas coyunturas; el concepto de mediante diversas prácticas sociales, entre
educación y las prácticas en que se con- las cuales la educativa es ponderada, en el
forma.19 sentido de que su manera de pensar y
Posteriormente serán formuladas al- actuar, así como los conocimientos acor-
gunas consideraciones personales con el des a la formación social dominante, son
objeto de que sirvan para abrir el debate y adquiridos y reforzados por las prácticas
como posibles líneas para investigaciones educativas.
futuras. Teniendo en cuenta que, para los au-
tores, estas prácticas educativas tienen un
2.1.1 En los cuatro autores puede obser- carácter social y de hecho su participa-
varse que las prácticas educativas juegan un ción en la conformación del sujeto ocurre
papel fundamental en la constitución de los conjuntamente con otras prácticas socia-
sujetos sociales.20En este sentido la educa- les, cabe entonces exponer lo específico
ción es considerada como una práctica de ellas, lo que las hace educativas.
social que interviene en forma determi-
2.1.2 En los cuatro autores aparecen alu-
siones respecto de la educación en dos sen-
18 Aún después de más de tres décadas de crisis
del marxismo, de dos años de la caída del muro de
tidos: uno restringido al ámbito escolar; y
Berlín y de estar siendo testigos del desmantela- otro, amplio, referido a todos los espacios
miento del bloque soviético, es de gran relevancia sociales.
analizar las teorizaciones marxistas sobre educa- En el primer caso, educación entendida
ción por su riqueza, complejidad y porque, des- como escuela, aunque es referida a todos
embarazadas de sus lastres reduccionistas y esen-
cialistas, siguen brindando elementos de lucha
los niveles, grados y modalidades, supone
contra las diversas formas opresivas que predo- una restricción en términos de las prácti-
minan en nuestro Tercer Mundo y que no son cas educativas, los contenidos, las rela-
afectadas por la desarticulación del discurso socia- ciones ideológicas y de poder, etc. Inde-
lista. pendientemente de que se trate de la es-
19 Este análisis está basado en el capítulo 4 de El

Sujeto Social en el Discurso Marxista: Notas


cuela capitalista o de la “nueva escuela”.
sobre el Reduccionismo de Clase y Educación, Lo anterior es reconocido por los autores
Tesis de Maestría DIE-CINVESTAV IPN, 1983, respecto de la “vieja escuela” ya que con-
México. Publicado en Tesis DIE, N° 12, 1992. sideran que los atributos de la escuela
20 Una presentación sucinta de las posiciones de
socialista, harán de ella el medio educati-
los cuatro autores puede consultarse en Buenfil B,
Rosa N: “Ideología y Educación en el Marxismo”
vo que cubra las necesidades sociales de
en la revista Pedagogía vol. 4, N° 12, Revista de la la cultura, formación física e incluso afec-
Universidad Pedagógica Nacional, México, oct-dic tiva. A excepción de Althusser que nunca
1987, pp.13-22
teorizó sobre una escuela para sociedad escolar- en los diversos espacios sociales
socialista, para estos autores la nueva y particularmente en los organismo espe-
escuela sería suficiente para educar a los cíficamente políticos, sindicatos, partidos,
“constructores del futuro”. consejos, etc.; y también tienen un reco-
En el segundo caso, la educación enten- nocimiento para las prácticas escolares
dida en múltiples prácticas sociales y en porque proporcionan herramientas bási-
múltiples espacios parece ser la más rica y cas para la reducción de la ignorancia que
compleja. Para Marx, la vida cotidiana; en alguna medida les impide ejercer sus
para Lenin, las luchas diarias y prácticas; capacidades para la liberación. Cuando se
para Gramsci, todas las prácticas hege- trata de constituir sujetos revolucionarios
mónicas21 y para Althusser, todos los para la construcción de la sociedad socia-
aparatos ideológicos del Estado son es- lista, se privilegia como práctica educativa
pacios de la educación. la escolar, en el entendido de que se trata-
Evidentemente, la riqueza de conte- ría de una escuela diferente: polivalente,
nidos que pueden ser apropiados, la di- unitaria, no desvinculada de la vida social,
versidad de agentes que pueden interve- popular, etc., en la cual las relaciones
nir y de contradicciones sociales que entre el maestro y sus alumnos dejarían
pueden estar presentes en estas prácticas de ser opresivas, autoritarias, teoricistas y
educativas, tiene mucho más que ver con parcializadotas de los atributos humanos.
las actividades cotidianas-políticas, eco- Sea en una coyuntura o en otra, se
nómicas, ideológicas, jurídicas, etc.- de trate de la constitución de un sujeto revo-
los agentes, que aquellas prescritas por la lucionario o de uno conforme a las rela-
más avanzada de las escuelas socialistas. ciones de dominación vigentes, sea en un
Para Marx, Lenin y Gramsci se trata- tipo específico de institución o en diver-
ba particularmente, de conformar sujetos sos, las prácticas educativas inciden de
sociales acordes a un proyecto político manera relevante en la constitución del
específicos, delimitando ética y política- sujeto social.
mente, y éste no podría conformarse con
base en los viejos hábitos y costumbres 2.1.3 En las conceptualizaciones de los
de las sociedades capitalistas, de aquí que cuatro autores se establecen relaciones
se privilegiase un espacio más controla- entre las prácticas educativas y otras prácticas
ble, y con métodos educativos más preci- sociales: para Lenin la educación es un
sos y tal vez también más eficaces. Así, a instrumento de política, para Althusser la
pesar de haber reconocido los diversos educación es una práctica ideológica, para
ámbitos educativos, privilegiaron al esco- Gramsci toda práctica educativa es una
lar como idóneo para la formación del un práctica política, para Marx es una prác-
nuevo sujeto social que tenían en mente. tica cultural; sólo en el caso de Lenin hay
Para cada uno de los autores habrá una clara noción pragmática: lo político y
una ponderación especial al tipo de prác- lo educativo se relacionan en términos de
tica y agencia educativa, dependiendo de exterioridad y subordinación. Gramsci y
la coyuntura específica de que se trate: en Althusser, a pesar de hacer evidente un
el caso de Marx (1848), Lenin (1902) y objeto político junto a toda práctica edu-
Gramsci (en múltiples escritos), cuando cativa, no supone el vínculo entre ambos
se trata de conformar al sujeto revolucio- en términos instrumentales.
nario para la toma del poder, aparecen A partir de la relación entre política y
privilegiadas las prácticas de educación educación, es posible delimitar qué es lo
política –en su mayoría, fuera del ámbito específico de las prácticas educativas:
para Gramsci es una relación hegemónica a
21 Cabe señalar que existen diferencias entre la partir de la cual, los que participan en
noción gramsciana de hegemonía y la que se sus- ella, se apropian (“sienten, saben y com-
tenta en esta charla, es decir la noción de Laclau y prenden”) de un contenido (formas de
Mouffe (supra nota 16).
conocimiento “superior”) que previa-
mente a dicha relación, no tenían; para
Althusser es una práctica ideológica (in-
terpelación) a partir de la cual el sujeto se
constituye, es decir, asume o acepta los
rasgos y características que dicha interpe-
lación le propone y se reconoce en ellas;
para Lenin es una práctica subordinada a
un proyecto político que consiste en la
incorporación del “conocimiento científico” y de
las posiciones políticas coherentes con tal
proyecto; para Marx consiste, de manera
semejante, en la apropjant2erpelatri.6001nihconos la 0]TJ/TT1 1 Tf0 9.594 8 0.91499 0 T de cual y de
jeto de educación se constituye al
mismo tiempo como sujeto educa- 2.2 Por lo que toca a las consideraciones
dor. personales, cabe señalar en primer término,
- Para Althusser (1969-70) el sujeto la exigencia que se presenta en relación a
de educación se constituye en rela- la caracterización del papel que juegan las
ción de interpelación. En la medida prácticas educativas en la constitución del
en que el agente social siempre esta sujeto social. Esta exigencia de carácter
inmerso en esta práctica ideológica, tanto teórico como político, concierne por
puede haber sido conformado como una parte al análisis concreto de cómo se
un sujeto susceptible a ciertas inter- constituyen los sujetos sociales en las
pelaciones e impermeable a otras, de sociedades capitalistas y en las no capita-
aquí que no se pueda hablar de una listas,25 en qué ámbitos, por medio de qué
determinación absoluta por parte del prácticas, en relación a qué posiciones, en
interpelador (o sujeto educador) so- torno a qué proyectos políticos, es decir:
bre el interpelado (sujeto de educa- en qué discursos. En este sentido, la noción
ción) y sí de un carácter virtualmente de discurso como configuración de signi-
activo en cuanto puede aceptar o re- ficaciones, como terreno o espacio de
chazar la interpelación.23 constitución de identidades, viene a mos-
trarse como una conceptualización fe-
2.1.5 Una última observación que con- cunda y complementaria de lo que he
cierne a los cuatro autores, aunque venido presentando sobre el concepto de
Gramsci en menor medida, es la que se educación. Por otro parte, concierne a la
refiere a los polos de identidad en torno a tematización el debate y las nuevas cons-
los que el sujeto se constituye. En este trucciones teóricas sobre el tipo de sujeto
sentido para Marx, Lenin, Gramsci y Alt- que se quiere construir desde la perspec-
husser el polo central, cuando no el úni- tiva de un proyecto político específico.
co, es el clasista. Las instituciones, las Lo anterior nos llevará a insistir en la
prácticas, los contenidos, tanto en alusio- necesidad de hacer una reconsideración
nes a la vieja escuela, como en alusiones a respecto de lo que se entiende por educa-
la escuela socialista, aparecen centradas ción y por prácticas educativas.
en torno a la identidad de clase, aunque
eventualmente y de manera secundaria 2.2.1 La identificación de educación con
aluden también a la identidad nacional, escuela es una salida muy cómo da en lo
racial o sexual. 24 que concierne a la precisión del concepto:
la delimitación se da casi de manera au-
23 En otro escrito, he resaltado las tensiones sub- tomática; la escuela, lo escolar, está deli-
yacentes en las conceptualizaciones de los cuatro mitado en términos jurídicos, filosóficos,
autores, aquí, por falta de espacio no se retoma- ideológicos, económicos, etc.; sus fun-
ron (cf. Buenfil, 1983, Capítulo 4).
24 Hasta aquí el comentario sobre los autores ciones sociales son menos difíciles de
consultados. Como se puede observar, no tiene delimitar, las relaciones sociales y políti-
mucho sentido intentar definir en términos gene- cas, ideológicas y administrativas, afecti-
rales, a ninguno de ellos como un autor cuyo vas y teóricas tienen límites impuestos
discurso es de apertura en todos sus componen- por el compromiso marco institucional.
tes, o absolutamente de cierre. Sólo momentos,
pasajes de su obra, componente de su conceptua-
Aún dentro de esta relativa comodi-
lización global son susceptibles de tal caracteriza- dad, es frecuente escuchar alusiones res-
ción. Lo importante es que en todos ellos hay
elementos rescatables que, despojándolos de sus 25 No es el momento ni espacio para entablar la
características reduccionistas, cientificistas, etc y discusión acerca de cómo nombrar a las forma-
rearticulándolos a nuevos esquemas explicativos, ciones sociales del antiguo bloque soviético. Por
pueden alcanzar un grado de desarrollo y preci- ahora, prefiero decir simplemente “no capitalista”.
sión que los conviertan herramienta teórica para Sobre este debate véase: Sánchez Vázquez, A.
el análisis y explicación de hechos educativos cada “Ideal Socialista y Socialismo Real”, en Nexos 44,
vez más complejos. Agosto 1981, pp:3-12
trictivas respecto del carácter de las prác- minante29 por el reconocimiento social
ticas educativas que se basan exclusiva- que detenta, por ser la única institución
mente en lo que la escuela dice explícita- con capacidad jurídica de certificar los
mente de sí misma: neutralidad, conoci- conocimientos o un cierto tipo de educa-
miento científico, normatividad del ción,30 y no porque abarque a la mayor
“buen ciudadano”, patriota, valores “uni- parte de la población.
versales”, desarrollo armónico de las ca- En estos casos, más que nunca, se
pacidades de la “esencia humana”, etc. hace urgente la exigencia de conocer có-
Esta visión restringida de la escuela mo opera la educación no escolar, qué
debe cuestionarse. Es, sin embargo, fun- fuerzas se debaten en ella, qué proyectos
damental, ampliar la discusión relativa a: políticos sostienen, cómo los ponen en
- los discursos escolares que constitu- práctica, qué tipos de sujetos intentan
yen al sujeto de educación26 construir, mediante qué prácticas, etc.,
- el tipo de sujeto que se configura en para tener la posibilidad de incidir en ella.
esos aspectos27 Toda la población que no tiene acce-
- lo que la escuela no dice de sí misma, so a las instituciones escolares –
así como de las prácticas educativas indígenas, “marginados”, campesinos, o
externas que inciden sobre las escola- simplemente los que no alcanzaron “cu-
res, tanto en términos de comple- po”- de todas formas se constituyen co-
mentariedad como en términos de mo sujetos en esos otros espacios31 tradi-
oposición.28 cionalmente despreciados32 por los inte-
Por otra parte, en este mismo senti- lectuales. (Y además también se constitu-
do, cabe resaltar que en casi todos los ye como sujeto por referencia a lo esco-
países capitalistas, y sobre todo, en los lar, como los “no escolarizados” con las
capitalistas subordinados –como es el consecuencias sociales que eso conlleva).
caso de América Latina en general- la Lo anterior pone una vez más en evi-
escuela es una institución educativa do- dencia que con atender el discurso escolar no
basta. Es también imprescindible atender
todos aquellos otros espacios, institucio-
26 Prácticas lingüísticas y extralingüísticas en las

que confluyen, se entrecruzan y se sobredetermi- 29 Una posición opuesta a la que sostengo aparece

nan múltiples condicionamientos institucionales, argumentada por Adriana Puiggrós en “La deca-
en las cuales rigen una determinada concepción dencia de la escuela”, en Revista Arte, Sociedad e
del proceso de conocimiento, un cierto sistema de Ideología N°4, México, 1978, p.64
técnicas de enseñanza y aprendizaje, una equis 30 Una caracterización más acabada sobre el carác-

reglamentación jurídico-administrativa, una inten- ter dominante de la educación escolar, se puede


cionalidad política específica, una determinada consultar en: Ibarrola, Maria de: Sociología de la
jerarquía ocupacional y de autoridad, en las cuales Educación, Colegio de Bachilleres, México, 1979
es vigente una cierta normatividad moral, etc 31 La propia clientela cautiva durante 35 o 45
27 Espacios marcados por la institucionalidad, y horas semanales en la institución escolar, es mate-
pensar en el tipo de sujeto que se puede confor- rial susceptible de los demás espacios educativos
mar dadas estas condiciones, mediante prácticas durante las horas restantes, espacios que además
alternativas, y/o modificando algunas de dichas pueden contar con recursos y contenidos educati-
condiciones. vos tan sistemáticos, tan atractivos y tan eficaces
28 Las prácticas escolares no reconocidas, los (o más) que aquellos con los que cuenta la propia
“contenidos ocultos”, las condiciones sociales que escuela.
pasan por el ámbito escolar, filtradas si se quiere, 32 El desprecio al que aludo se refiere a que son

pero que de todas maneras inciden en lo que allí escasas las investigaciones sobre lo educativo de
sucede, así como los efectos en el espacio escolar dichos espacios no sobre la marginalidad, o las
de otras relaciones educativas externas (la familiar, alternativas no formales. Por ejemplo hay investi-
religiosa, de los medios de comunicación, etc.) gaciones sobre la primaria, la secundaria o la uni-
que en ocasiones complementan, legitiman, justi- versidad por televisión, hay investigaciones sobre
fican o simplemente apoyan a la escuela, pero en los “efectos enajenantes” de la tv comercial sobre
ocasiones contradicen o simplemente proponen a los niños, etc… pero no hay investigaciones sobre
otros contenidos valorativos conductuales, etc, lo educativo de la tv comercial o lo educativo de
que sustituyen los prescriptos por la escuela. los “comics de escasa calidad cultural”
nales o no, que contribuyen a la confor- Pasar por alto estas múltiples prácti-
mación del sujeto social, delimitar sus cas educativas, por no ser estrictamente
condiciones, reconocer sus prácticas, qué escolares, implica política e ideológica-
fuerzas políticas actúan, qué contradic- mente una perspectiva desmovilizadora y
ciones son emergentes, en fin, qué tipo una ceguera. Implica dejar esos espacios
de sujeto constituyen y qué alternativas se en los cuales los sujetos se constituyen
pueden ofrecer. cotidianamente, en manos de, por un
El reconocimiento de que las prácti- lado, la pura espontaneidad, y por otro
cas educativas no se llevan a cabo sólo en lado, de fuerzas y posiciones opresivas
las instituciones escolares sino también predominantes –autoritarias, discrimina-
en muchas otras agencias que incluso torias y regresivas (en el más amplio sen-
pueden no tener el carácter de institución tido del término)-. Además, implica des-
formal, es quizá una posición mucho aprovechar contradicciones y luchas co-
más incómoda, mas inasible (por el mo- ntra dichas formas de opresión que tie-
mento), pero su construcción puede nen ya algún avance.
aportar más elementos para el análisis y Entender las instituciones de la so-
explicación de los hechos educativos, es ciedad civil como espacios en los que se
decir, los discursos desde los cuales se libran batallas por la hegemonía (ya lo
proponen modelos de identificación a los han dicho Gramsci y Althusser), así co-
sujetos, que los elementos contemplados mo el carácter tanto reproductor como
por una concepción restrictiva. virtualmente transformador de las prácti-
La empresa que se propone aquí es cas políticas –educativas- que en estos
evidentemente compleja y a largo plazo. aparatos tienen lugar; entender las rela-
Se ha señalado que de la educación esco- ciones políticas que en ellas se generan –
lar falta aún mucho que indagar; pues de y no son meras consecuencias o efectos
la educación en sentido amplio, está casi de una relación o institución económica,
todo por construir. Para comenzar es una o política exteriores- relaciones y prácti-
tarea para todo intelectual y sobre todo cas productoras de sujetos cuyo carácter
para cualquier “pedagogo” que se pro- no se reduce una referencia clasista sino
nuncie a favor de las transformaciones de también, y de manera articulada, a refe-
órdenes sociales y procesos en los que la rencias y polos de identidad raciales, reli-
opresión predomina. Ello implica: a) pre- giosos, nacionales, sexuales, generaciona-
cisar el concepto33 b) investigar y teorizar les o en torno a la relación dirigentes-
sobre cómo, en las sociedades actuales, se dirigidos: entender de esta manera la edu-
llevan a cabo procesos educativos en una cación es premisa para la elaboración de
multiplicidad de instituciones, e incluso una propuesta pedagógica y una práctica
en espacios sociales no institucionaliza- educativa compleja, múltiple y contestata-
dos; c) analizar qué tipos de prácticas ria. Es de alguna manera, una propuesta
tiene lugar en estos espacios; d) qué tipos movilizadota desde una perspectiva pe-
de sujetos constituyen y si tienden a re- dagógica.
producir o a transformar las relaciones
sociales vigentes. En otras palabras, qué 2.2.2 Otra cuestión de especial importan-
discursos interpelan a los sujetos y qué cia para la reflexión pedagógica, que apa-
efectos tienen esas interpelaciones en los rece clara desde la III Tesis sobre Feuer-
sujetos y en los discursos mismos. bach y en algunos pasajes de la obra de
Gramsci es la relativa al carácter absoluto
y fijo del sujeto educador como referente
33 Indagar qué es lo que hace que cualquier prácti-
necesario para el sujeto de educación. Es
ca social pueda ser, en un momento dado, una
decir, la calidad que muchas corrientes
práctica educativa, averiguar en qué radica que pedagógicas dentro y fuera del marxismo
cualquier espacio social pueda constituirse en una atribuyen al maestro, padre, dirigente,
agencia educativa.
intelectual, partido, “generación adulta”, se constituyen sujetos de educación to-
referente educativo fijo, absoluto, necesa- talmente pasivos, en la cual se presupo-
rio, respecto del alumno (hijo, dirigido, nen sujetos referenciales fijos y absolutos,
masa, “generación joven”, etc.), debe ser es condición impostergable a cualquier
reconsiderada. Es preciso romper con di- propuesta pedagógica que se pronuncie
chos postulados unilateral, estático y por una educación transformadora y no
avanzar hacia una concepción en la cual meramente reproductora de las relaciones
los referentes ni están prefijados por cri- sociales de dominación vigentes en un
terios que se basan en determinaciones momento dado.
ajenas a la relación educativa (generaciona- El sujeto de educación se conforma
les, de parentesco, etc.), ni sean invaria- en la práctica como un sujeto activo y
bles de una vez para siempre, sino que condicionado tanto por las relaciones
asuman como referentes que se constitu- políticas, académicas, administrativas,
yen en la propia práctica educativa o jurídicas, etc, que rigen y se debaten en la
hegemónica (en el sentido gramsciano) si institución escolar, como por discursos
se quiere, que sean concebidos como en otros espacios sociales, en la vida co-
variables, cambiantes, en cada relación tidiana. En esta medida aparece marcado
educativa. por diversos antagonismos políticos irre-
En este sentido, uno de los aportes ductibles al antagonismo de clase, por lo
pedagógicos críticos actuales que más ha que cabe señalar la exigencia de comen-
profundizado respecto de los referentes zar a reflexionar respecto de la multipli-
en la relación educativa además de Marx cidad de polos de identidades que se im-
y Gramsci es Paulo Freire, particularmen- brican en este proceso.
te cuando caracteriza la concepción bancaria Pensar las prácticas hegemónicas35 en
de la educación y le opone la alternativa términos de la constitución de un sujeto
de una “educación liberadora”, en la cual múltiple, complejo, diferencial, en el cual
–más allá de la superficialidad demagógi- se articulen polos de identidad de diversa
ca del discurso pedagógico dominante- índole: democráticos, antiautoritarios, no
precisa en qué consiste una práctica edu- sexista,36 antirracistas, antibélicos, antinu-
cativa en la cual el educador es a su vez cleares, ecologistas, populares, naciona-
educado por “el educando” y viceversa. les… la lista podría aumentarse intermi-
Avanzar en esta perspectiva, es tam- nablemente, es avanzar hacia la construc-
bién cuestionar la concepción de un suje- ción del concepto amplio de educación
to de educación que se constituye pasi- que he venido proponiendo.
vamente por la acción de un sujeto edu- De lo que se trata es también de cues-
cador que se constituye activamente. La tionar y modificar las tendencias y reali-
educación bancaria –dice Freire- necesa- dades que conducen a las viciosas prácti-
riamente supone sujetos pacientes, recep- cas37reinantes en muchos grupos de inte-
tivos, oyentes, sujetos que se constituyen
en último análisis como objetos recipien- 35 En otros escritos desarrollo una noción de
tes. 34 hegemonía que aunque guarda cierto parentesco
Trascender esta conceptualización con la gramsciana, no es completamente equiva-
bancaria de la práctica educativa en que lente a ella sino que involucra elementos del para-
digma psicoanalítico lacaniano y cuya articulación
más rigurosa puede encontrarse en los trabajos de
34 Dice Freire: a) El educador es siempre quien Laclau y Mouffe.
educa; el educando el que es educado. b) E edu- 36 Por sexista quiero decir que supone la necesaria

cador es quien sabe, los educandos quienes no subordinación del sexo masculino sobre el feme-
saben. c) el educador es quien piensa, el sujeto del nino y/o viceversa, así como también la persecu-
proceso; los educandos son los objetos pensados. ción y represión de opciones sexuales no generali-
d) el educador es quien habla; los educandos zadas.
quienes escuchan dócilmente. E) el educador es 37 Sectarismo, machismo, autoritarismo, racismo,

quién disciplina”. (Freire, 1976, p74). explotación, y demás formas de opresión religiosa,
cultural, nacional, militar, etc.
lectuales, académicos, partidos, sindica- Pretender que las prácticas sociales ten-
tos, instituciones (escuelas, hospitales, dientes a conformar sujetos pasivos, acrí-
etc.), países enteros. A lo que se aspira es ticos, enajenados y conformes a las rela-
a constituir sujetos atentos y críticos a ciones de dominación vigentes, no es
diversas formas de opresión, sujetos ca- educación, se basa en el establecimiento
paces de generar una respuesta alternativa de un criterio restrictivo, positivo y fijo
a los conflictos políticos que surgen en sobre la especificidad de lo educativo
los diversos espacios sociales. (“esto” es educación de una vez y para
siempre y lo que no responde a ello, no
2.2.3 Cabe hacer un comentario en rela- lo es ni lo será) y tiene como consecuen-
ción a lo que es específicamente educativo de cia menospreciar o desconocer aquellas
una práctica y agencia social. A lo largo de prácticas y relaciones sociales educativas
todo este último capítulo y particular- que de todas maneras inciden en la con-
mente en estas consideraciones finales, se formación de los sujetos sociales.
ha puesto en evidencia el carácter restric- Insisto en que es una concepción basa-
tivo de la concepción que identifica lo da en un criterio restrictivo porque impli-
educativo con lo escolar. ca un movimiento conceptual que va de:
Se han abierto las posibilidades de 1- el reconocimiento de la multiplici-
presentar cualquier relación social y en dad de prácticas, relaciones y proce-
cualquier espacio como susceptibles de sos constitutivos de sujetos de cual-
convertirse en momentos específicos, en quier índole, a
prácticas y agencia educativas. Lo que 2- reducir sólo a ciertas prácticas
ahora correspondería, es precisar por qué productoras de cierto tipo de sujetos,
cualquier discurso es susceptible de tener con características muy precisas:
un papel educativo. Esto implica dos consciente, crítico, etc., proponiendo
tipos de riesgo: que toda otra relación que no se ajus-
a) El de establecer –como hace Lenin y te a esos criterios, deja de ser educati-
en algunos momentos Marx y va; y
Gramsci- que dicha precisión se pue- 3- hipostasiar esta reducción a un
de basar en criterios políticos o éticos concepto fijo, completo, cerrado, po-
particulares y de aquí hacer una gene- sitivo.
ralización en la cual se determine lo Este tipo de concepción no cuestiona
que es y lo que no es educación en base a qué criterios39 pude alguien o
Pretender que sólo es la educación lo algo erigirse como el “juez supremo” que
que permite el acceso a “formas superio- decide qué es y qué no es educativo,40este
res” de cultura como hace Gramsci, o lo
que conduce a librarse de las formas de 39 Sabemos que en caso de Marx, Lenin, Gramsci
opresión38 como hacen Marx y Lenin, de y Althusser estos criterios están fundados, de una
forma o de otra, en el paradigma materialista
hecho solamente avanza en términos de científico y dialéctico, sin embargo, parece no
la concepción de un tipo específico de haber mayor cuestionamiento sobre por qué este
educación: la educación revolucionaria, paradigma podría erigirse en criterio supremo, en
liberadora o crítica. Pero eso no adelanta qué contexto, frente a qué otros criterios, frente a
nada en relación a una concepción gene- qué situaciones sociales, etc.
40 Entre las manifestaciones más comunes de esta
ral de educación ya que descuida o mejor concepción está, por una parte, la de considerar
dicho desconoce, descalifica y excluye que una persona no escolarizada, no está educada;
aquella educación que no tiende a la con- por otra parte, la de considerar que una práctica
formación de sujetos críticos. educativa enajenante, no es educación, etc. En
realidad, entre estas manifestaciones y las de los
colonizadores europeos que sostenían que en la
América prehispánica no había cultura, ni educa-
38 Yo me puedo liberar de la opresión matando a ción, hay poca diferencia. Otra cosa sería recono-
quien me oprime y no considero que ello necesa- cer que una práctica educativa pueda ser reaccio-
riamente sea educativo naria, enajenante, hasta nociva si se quiere, en
tipo de concepción no considera que a Es decir, que a partir de los modelos de
fin de cuentas la identidad de lo educati- identificación propuestos desde algún
vo se construye por la posición que ocu- discurso específico (religioso, familiar,
pe dentro de una configuración social escolar, de comunicación masiva), el suje-
más amplia y por las relaciones que esta- to se reconozca en dicho modelo, se sien-
blezca con los otros elementos. ta aludido o acepte la invitación a ser eso
Para superar este tipo de concepción, es que se le propone.
indispensable asumir una perspectiva Esta especificidad se define por la rela-
compleja, múltiple y relacional del carác- ción que lo educativo establece con otros
ter educativo potencial de las prácticas elementos de una constelación social
hegemónicas que tienen lugar en la vida determinada, con sus instituciones, sus
cotidiana, reconocer qué tipo de sujetos procesos de cambio y sus mitos; se define
intenta construir mediante ellas; es decir, también, en términos analíticos, por las
desde qué discursos se constituyen los relaciones que establezca con otras prác-
sujetos y sobre todo, asumir una posición ticas sociales cuyos efectos no intervie-
política y ética frente a ellos, en vez de nen en la proposición de modelos de
excluirlos, o desconocer la importancia identificación.
de su carácter educativo y de su eficacia Por lo que toca a una conceptualización
(a favor o en contra de nuestro propio particular –es decir, que opera en condi-
proyecto). ciones específicas y alrededor de un pro-
b) El riesgo que supone toda generaliza- ceso ético-político definido- podría pro-
ción en el ámbito de las disciplinas ponerse que un proceso de educación
sociales entre cuyos efectos impro- crítico o liberador si se quiere, implicaría
ductivos estaría la ilusión de universa- que la modificación de la práctica coti-
lizar y ahistorizar los conceptos (una diana (a partir de la interpelación educati-
forma de esencialismo de la cual qui- va) estuviera encaminada a la denuncia,
siera alejarme lo más posible). crítica y transformación de las relaciones
Poniendo de relieve que esta generaliza- de opresión diversas (clasista, sexista,
ción es producto de condiciones episte- autoritaria, machista, burocratizante, etc.)
mológicas y de preferencias teóricas, en- que rigen en una sociedad específica.
fatizando en como cualquier identidad, la Desde esta perspectiva, una educación
de la educación es relacional, diferencial, acrítica, conformista o enajenante si se
precaria, inestable e incompleta, pero quiere, supondría que la constitución de
intentando someter al juicio de mis escu- un sujeto de educación (activo o pasivo)
chas al menos una tesis propositiva, es tuviese lugar mediante interpelaciones a
decir, algo más que el análisis crítico que partir de las cuales dicho sujeto de educa-
he presentado, aunque sólo sea de mane- ción incorporase nuevos elementos para
ra tentativa, expongo lo siguiente: justificar, aceptar, reproducir y desarrollar
Lo que concierne específicamente a un las formas de opresión vigentes.
proceso educativo consiste en que, a par- Se propone que las diferencias de las
tir de una práctica de interpelación, el prácticas educativas sean pensadas a par-
agente se constituya como un sujeto de tir de la construcción de una teorización
educación activo incorporando de dicha general frente a la cual la diversidad de
interpelación algún nuevo contenido va- los casos concretos sea asumida como un
lorativo, conductual, conceptual, etc., que sistema de alternativas; se rechaza la po-
modifique su práctica cotidiana en térmi- sibilidad de transformar un caso concreto
nos de una transformación o en términos en paradigma asignándole a la diferencia
de una reafirmación más fundamentada. el carácter de “desviación” de dicho pa-
radigma, o peor aún, asignándole un ca-
relación a un proyecto político educativo específi- rácter excluyente: lo “no educativo”.
co pero sin negar el carácter formador de sujetos
que de otras maneras tiene.
Lo importante de resaltar en esto, es se puede definir lo específico de la edu-
que el proyecto político que articula cada cación relacionalmente frente a otros
una de estas dos formas de educación, no elementos diferenciales dentro del discur-
se erigirá como un criterio absoluto y sin so disciplinario (pedagogía, sociología,
historia que excluyera el carácter educati- antropología, psicología, etc.) o dentro
vo de las prácticas contrarias. “Enajenan- del discurso axiológico (educación para
te” o “liberadora” de todas maneras sería una propuesta ética) o dentro de un dis-
práctica educativa. curso cultural, etc. Lo que es inaceptable
Con toda la falta de precisión que lo es plantear esta especificidad en abstracto
anterior pueda presentar, se propone no ya que llevaría a hipostasiar y a concebir
como una conclusión sino más bien co- de manera ahistórica y con pretensiones
mo una tesis resultante de mi investiga- absolutizantes al concepto, deber ser o
ción, que marque una línea para una in- práctica educativos.
vestigación futura. Cabe llamar la atención sobre las im-
plicaciones del carácter relacional en el
terreno conceptual y político. Decir que
Consideraciones Finales algo es relacional o relativo, no implica que
todo o cualquier cosa sea educativa, que
Para cerrar esta charla quiero anudar todo sea igualmente válido o que dé lo
algunas de las tesis presentadas en las dos mismo una práctica que otra. Desde el
secciones específicas, rescatando la idea punto de vista que se ha estado plantean-
inicial que nos reúne hoy: análisis de dis- do aquí, en principio cualquier práctica
curso y educación. Dos tipos de reflexio- puede ser educativa pero no necesariamen-
nes organizarán las siguientes líneas: te lo es en todo momento; sólo lo será en
cuestiones de carácter teórico y considera- la medida en que establezca ciertas rela-
ciones de carácter analítico. ciones con los otros elementos de una
Considerando la ampliación del con- configuración frente a la consecución de
cepto de discurso como una configuración un proyecto. De aquí que no comparto la
de significación relacional, abierta, y pre- idea de relativismo del sentido común
caria; y la del concepto de educación como según la cual everything goes, lo que sosten-
relación social que involucra la acepta- go es que la validez o identidad de una
ción de modelos de identificación, con- práctica educativa sólo se define dentro de
ceptos que expuso en momentos anterio- un contexto específico pero de ahí no se deri-
res, las estrategias del análisis del discurso va su validez en general.
educativo cobran una complejidad cre- Una segunda consideración concierne
ciente. al carácter abierto de la educación, es decir
Siguiendo la premisa antiesencialista y a la imposibilidad de indicar, de manera
antifundacionalista, cabe reflexionar so- exhaustiva, la totalidad de características,
bra la cuestión de que ni un proyecto elementos y prácticas que podría definir
ético, político o cultural son elementos lo específico de la educación. En otras
suficientes para fundar de manera absolu- palabras, siempre será posible, en princi-
ta lo que es educativo y lo que no lo es. pio, considerar elementos no previstos en
Un primer punto a considerarse alude una aproximación inicial, que formarían
al carácter relacional de la educación, con parte de lo educativo.
lo cual se rechaza toda noción positiva de Ligado a lo anterior, un tercer ele-
la educación y se pone de relieve la impo- mento a tener en cuenta es el carácter
sibilidad de establecer una definición de precario de la educación, en el sentido de
educación al margen de un discurso, es que no puede alcanzar una estabilidad
decir, al margen de las relaciones entre lo final, sino que es susceptible de ser desar-
educativo y otros componentes del dis- ticulada por la penetración de elementos
curso de que se trate. En otras palabras, –no previstos- en las fisuras del propio
discurso educativo. Esto alude a conside- uso coloquial del sentido común nos
rar como algo constitutivo de lo educati- haría imagina que el análisis del discurso
vo a la contingencia, es decir, a la irrupción educativo alude al análisis de la produc-
de elementos exteriores al discurso edu- ción lingüística generada al interior del
cativo, imprevistos que modifican el ca- aparato escolar, mediante la apropiación
rácter mismo del concepto, el proceso y de las herramientas teóricas que he pre-
los sujetos involucrados, modificando así sentado, nos damos cuenta de que esta
la identidad de lo educativo. De tal forma asunción es sumamente limitada ya que
que la distinción entre lo educativo y lo ignora una serie de elementos significati-
no educativo no se da sólo en términos vos (objetos, prácticas, procesos y orga-
de aquellas significaciones articuladas en nizaciones) y una serie de prácticas edu-
torno a un proyecto (y en esta medida, cativas (escolares y extraescolares), que
deliberadas)41 sino también de aquellas tienen efectos sociales (educativos, en el
que, sin haber estado incluidas dentro del caso que nos reúne hoy). Consideracio-
proyecto, lo penetran y transforman. Esta nes teóricas y políticas sobre la pertinen-
idea, que aunque con un esencialismo cia de ampliar ambos conceptos fueron
clasista42 ya estaba presente en los cuatro argumentadas anteriormente.
autores comentados aquí, es la que tam- Centrándonos en lo educativo como
bién nos da elementos para reconocer y el objeto de análisis de discurso, puede
analizar prácticas en las que se trastoca la observarse que:
referencialidad de los sujetos en las ac- Al interior de la educación escolar,
ciones educativas, se subvierte el sentido el análisis de discurso puede contem-
de los contenidos de las enseñanzas y se plar cualquier evento significativo
transforma el papel que juegan en su re- dentro del discurso escolar (como se
lación con otras prácticas sociales; es mencionó anteriormente, de manera
decir, la posición que ocupan en una con- análoga al discurso carcelario). Una
figuración social/discursiva más amplia. práctica escolar específica debe, en-
En este sentido se articulan las pre- tonces, ser contemplada como un
misas antiesencialistas y consideraciones elemento diferencial de la constela-
procedentes de la crítica al reproducti- ción escolar.
vismo (supra pp.9 y 12). Esta articulación Por ejemplo, si nos interesara anali-
no se hace, desde luego, sobre la base de zar el discurso del maestro, tendría-
una posición voluntarista sino desde una mos que considerarlo como un ele-
posición que reconoce el carácter consti- mento cuya identidad se constituye en
tutivo de la contingencia como elemento sus relaciones con otros elementos
de ruptura del discurso, de transforma- del discurso escolar: su posición je-
ción de su identidad, y, en este sentido, rárquica frente al alumno (como de-
como elemento que imposibilita una re- positario del saber, diría Focault), su
producción ad infinitud de un orden dado. posición como asalariado, su posición
En torno a las implicaciones analíti- dentro de la estructura curricular de
cas de las consideraciones conceptuales la institución, etc; también se tendría
recién comentadas, señalaré que si bien el que ubicar su discurso lingüístico
como un elemento frente a otras mo-
41 Este punto es fruto de una relación desencade-
dalidades discursivas (lenguaje corpo-
nada a partir de comentarios de Justa Ezpeleta a ral, ubicación espacial en el aula y
este texto y fue incluido posteriormente. fuera de ella, etc).
42 En los casos de Marx, Lenin, Gramsci y Althus-
Es decir, el investigador o analista
ser, subyace no sólo un esencialismo clasista sino, del discurso, elabora un recorte del
en muchos casos, también una noción teleológica
y totalizante de la historia, una concepción deter-
sistema de significaciones que con-
minista de los sujetos y, en algunos casos, hasta formarán su totalidad u horizonte dis-
una concepción epifenomenalista de la educación cursivo y una vez hecho esto, analiza
(Cf. Buenfil, 1983).
cómo se construye la identidad del dos niveles: la del discurso educativo fren-
maestro frente a otros elementos del te a otros discursos en cuya relación lo
sistema definido: cual es su posición educativo se define, y la del discurso edu-
frente a ellos, y de qué elementos cativo como una configuración en sí
principales se configura “internamen- misma con sus elementos discretos y
te”. Como se desprende de las consi- donde las relaciones entre dichos elemen-
deraciones conceptuales de esta char- tos dan cuenta de lo educativo del discur-
la, es improductivo pretender fijar a so.
priori tanto los elementos del horizon-
te discursivo en que se producen las Bibliografía:
interpelaciones al maestro como los ALTHUSSER, L. (1969-1970) “Ideología y
elementos que configuran interna- Aparatos Ideológicos del Estado”. En
mente sus procesos de identificación. (1974) La Filosofía como Arma de la Re-
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En el caso de la educación extraes- ALTHUSSER, L. (1978) Nuevos Escritos,
colar, pongamos por ejemplo la edu- Barcelona, LAIA-B.
cación vía televisión, el análisis del ALTHUSSER, L. (1878) Elementos de Auto-
discurso contemplaría cualquier even- crítica, Buenos Aires, Diez.
to significativo generado a partir de la ALTHUSSER, VACCA, BUCI-
producción y el consumo de la pro- GLUCKSMAN, ROSSANDA, BOBBIO,
gramación televisiva. et.al. (1982) Discutir al Estado, México, Fo-
lios Ediciones.
Por ejemplo, si nos interesa analizar BARCO, O.Del, (1980) Esbozo de una crítica a
los modelos de identificación de pa- la teoría y práctica leninistas, UAP, Institu-
peles sexuales propuestos por la tele- to de Ciencias, Puebla/México (Serie Ma-
visión, tendríamos que construir una yor, 21).
totalidad de significaciones televisivas BARTHES, R. (1972) Mitologías, México, Siglo
(v.gr.identificación de estereotipos XXI.
hombre-mujer, identificación de po- BENVENISTE, E (1963) Problemas de Lin-
güística General I & II, 5ª.ed, México, Si-
siciones laborales, religiosas, raciales, glo XXI
etc.),y analizar entonces, por un parte, BERMUDO AVILA, J.M. (1978) “Marxismo y
la posición de nuestro objeto de inte- Pedagogía II, de la Socialdemocracia a Le-
rés frente a los otros, cómo se confi- nin”, El Viejo Topo N°16, Barcelona, Inicia-
gura en los programas, en los comer- tivas Editoriales.
ciales, cómo los consume el telespec- BETTI, C. (1981) Escuela, Educación y Peda-
tador (si los critica, los rechaza, los gogía en Gramsci, España, Martínez Roca.
BROCCOLO, A. (1977) Marxismo y Educa-
asume, etc.); y por la otra, la configu- ción, México, Nueva Imagen.
ración de elementos internos a las BUENFIL BURGOS, R.N (1983) El Sujeto
imágenes de la relación hombre- Social en el Discurso Marxista: Crítica al
mujer propuesto y consumidos. Reduccionismo de Clase y de Educación,
Los ejemplos pueden expandirse al México, Tesis Maestría, DIE CINVES-
infinito conservando la idea general de TAV.
que el discurso educativo puede analizar- BUENFIL BURGOS, R.N (1988) “Emergence
of the Mexican Revolutionary Mystique
se desde la perspectiva de su producción (có- and its Educational Component” Essex, en
mo se genera, quién invierte, con qué Ph D Colloquium, Department of Gov-
fines explícitos, dentro de qué condicio- ernment, University of Essex, Junio, 1988.
nes, etc.) y de su recepción o consumo (qué (1991) Versión en español para publicación
sujetos lo reciben, en qué condiciones, en coedición Universidad Autónoma de
como se lo apropian, qué efectos tiene en México y Universidad Complutense.
su práctica cotidiana, etc.). Lo que es BUENFIL BURGOS, R.N. (1988) Polities,
Hegemony and Persuasión: Education and
fundamental en ambos es el hecho de the Revolutionary Discourse during World
que su análisis implica la constitución de War II, Essex, UK; Tesis Doctorado, De-
configuraciones discursivas al menos en
partamento de Gobierno, Universidad de LACLAU, E.(1987) “Psychoanalysis and Marx-
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BUENFIL BURGOS, R.N. (1989) Rhetorical University of Chicago.
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2/ Lo educativo en las sociedades actuales

Lo educativo en las sociedades actuales, como venimos diciendo, se produce en el


interjuego entre interpelaciones provenientes de diversos discursos sociales (mediá-
tico, comunal, callejero, escolar, del mercado, religioso, etc.) y reconocimientos o
identificaciones subjetivas que esos discursos provocan.

La propuesta es profundizar esta noción a través de una película, Bagdad Café (de
Percy Adlon, 1988). En ella se produce el encuentro entre dos mujeres que acaban
de separarse de sus maridos; una alemana, Jazmín, y una negra, Brenda.

Veamos la primera parte del Video Bagdad Café (hasta la mitad de la película: unos
45 minutos) prestando atención especialmente a las vinculaciones (encuentros y
desencuentros) entre las dos mujeres y sus respectivos mundos culturales. Es decir,
la relación entre culturas y comunicación.

Actividad:
Luego de ver esta primera parte de Bagdad Café, nos reunimos con dos compa-
ñeros/as y conversamos sobre aquello que hemos observado de las vinculacio-
nes entre las culturas y la comunicación.

Luego, hacemos una breve puesta en común de lo discutido, señalando los aspectos
que podemos identificar como más significativos.

En Bagdad Café ponen de manifiesto prácticas, representaciones, maneras de ser


y pensar, miedos, desencuentros, entre dos personas: Brenda y Jazmín, que a su vez
representan dos mundos culturales. Esas diferencias (y a veces contradicciones)
entre mundos culturales diversos, es posible que se nos haga manifiesta en nuestra
práctica en terreno con espacios y organizaciones sociocomunitarios.
Un antropólogo y filósofo argentino, Rodolfo Kusch (1922-1986) analizó las dife-
rencias entre el “ser alguien” con sus imperativos civilizatorios y progresistas, y el
“mero estar”, caracterizado por lo ancestral y autóctono (calificado de primitivismo
o barbarie). Para profundizar estas visiones, les sugerimos leer la introducción al
libro de Kusch América profunda, publicado en 1962 en Bs. As. Por la editorial
Hachette.
Introducción a América
Por Rodolfo Kusch

Cuando se sube a la iglesia de Santa Y aunque entremos en la iglesia de


Ana del Cuzco -que está en lo alto de Santa Ana, como quien se refugia en ella,
Carmenga, cerca de donde en otros tiem- siempre nos queda la sensación de que
pos había un adoratorio dedicado a Ticci afuera ha quedado lo otro, casi siempre
Viracocha- se experimenta la fatiga de un tomando la forma de algún mendigo que
largo peregrinaje. Es como si se remonta- nos vino persiguiendo por la calle. Ahí
ran varios siglos a lo largo de esa calle está parado y nos contempla desde abajo,
Melo, bordeada de antiguas chicherías. con esa quietud de páramo y una sonrisa
Ahí se suceden las calles malolientes con lejana con su miseria largamente llevada,
todo ese viejo compromiso con verdades y quizá le demos una limosna, aunque
desconocidas, que se pegotean a las caras sepamos que ella no cumple ya ninguna
duras y pardas con sus inveterados chan- finalidad.
cros y sus largos silencios, o se oye el Y nos acosa cierta inseguridad que
lamento de algún indio, el grito de algún nos molesta. No sabemos si esa limosna
chiquillo andrajoso o ese constante mirar es un remedio para una mala situación o
que nos acusa no sabemos de qué, mien- es sólo una manera de obligarnos a reali-
tras todos atisban, impasibles, la fugaci- zar un gesto. La misma inseguridad como
dad de nuestro penoso andar hacia la cuando nos hablaba una vieja india y no
cumbre. alcanzábamos a entenderle y estábamos
Todo parece hacerse más tortuoso, ahí como si nada oyéramos y nos sentía-
porque no se trata sólo del cansancio mos recelosos y acobardados, porque
físico, sino del temor por nuestras buenas todo eso no es lo que acostumbramos a
cosas que hemos dejado atrás, allá, entre tolerar. Nos hallamos como sumergidos
la buena gente de nuestra gran ciudad. en otro mundo que es misterioso e inso-
Falta aire y espacio para arribar a la meta portable y que está afuera y nos hace sen-
y es como si nos moviéramos en medio tir incómodos.
del magma de antiguas verdades. Más ¿Serán los cerros inmensos, los paisa-
aún, se siente resbalar por la piel la mira- jes desolados, las punas heladas, las chi-
da pesada de indios y mestizos con ese su cherías? ¿Serán las caras hostiles y recelo-
afán de segregarnos, como defendiendo sas que nos contemplan de lejos como si
su impermeabilidad. no existiéramos y que nos tornan tan
De pronto se ve rezar a un indio ante fatigoso ese trajín y este ascenso hasta
el puesto de una chola por ver si consigue Santa Ana y nos sumergen en este lento
algún mendrugo o un borracho que dan- proceso de sentirnos paulatina e infinita-
za y vocifera su chicha o un niño que mente prisioneros, en medio de una exte-
aúlla, ante nosotros, junto a un muro. rioridad que nos acosa y nos angustia? En
Entonces comprendemos que todo eso es ningún lado como en el Cuzco se advierte
irremediablemente adverso y antagónico esa rara condición de un mundo adverso,
y que adentro traemos otra cosa -no sa- con esa lamentable y sorda hostilidad que
bemos si peor o mejor- que difícilmente nos sumerge en un mundo adverso.
ensamblará con aquélla. Sin embargo, le encontramos el re-
medio. Es el remedio natural del que se
siente desplazado, un remedio exterior Y el hedor de América es todo lo que
que se concreta en el fácil mito de la pul- se da más allá de nuestra populosa y có-
critud, como primer síntoma de una ne- moda ciudad natal. Es el camión lleno de
gativa conexión con el ambiente. indios que debemos tomar para ir a cual-
Porque es cierto que las calles hieden, quier parte del altiplano y lo es la segunda
que hiede el mendigo y la india vieja que clase de algún tren y lo son las villas mise-
nos habla sin que entendamos nada, co- rias, pobladas por correntinos, que cir-
mo es cierto, también, nuestra extrema cundan Buenos Aires.
pulcritud. Y no hay otra diferencia, ni Se trata de una aversión irremediable
tampoco queremos verla, porque la ver- que crea marcadamente la diferencia en-
dad es que tenemos miedo, el miedo de tre una supuesta pulcritud de parte nues-
no saber cómo llamar todo eso que nos tra y de un hedor tácito de todo lo ameri-
acosa y que está afuera y que nos hace cano. Mas aún, diríamos que el hedor
sentir indefensos y atrapados. entra como categoría en todos nuestros
Es más. Hay cierta satisfacción de juicios sobre América, de tal modo que
pensar que efectivamente estamos lim- siempre vemos a América como un ros-
pios y que las calles no lo están, ni el tro sucio que debe ser lavado para afirmar
mendigo aquel, ni tampoco la vieja qui- nuestra convicción y nuestra seguridad.
chua. Y lo pensamos aunque sea gratuito, Un juicio de pulcritud se da en Ezequiel
porque si no, perderíamos la poca seguri- Martínez Estrada cuando expresa que
dad que tenemos, aunque sea una seguri- todo lo que se da al norte de la pampa es
dad exterior, manifestada con insolencia y algo así como los Balcanes. Y lo mismo
agresión, hasta el punto de hablar de pasaba con nuestros próceres, también
hedor con el único afán de avergonzar a ellos levantaban el mito de la pulcritud y
los otros, los que nos miran con recelo. del hedor de América, cuando creaban
Además es importante sentirse seguro, políticas puras y teóricas, economías im-
aunque presintamos que somos poca cosa pecables, una educación abundosa y va-
y que tenemos escasa resistencia cuando riada, ciudades espaciosas y blancas y ese
el mundo exterior nos es adverso. mosaico de republiquetas prósperas que
De ahí el axioma: el vaho hediento es cubren el continente.
un signo que flota a través de todo el La categoría básica de nuestros bue-
altiplano, como una de sus características nos ciudadanos consiste en pensar que lo
primordiales. Y no es sólo el hedor, sino que no es ciudad, ni prócer, ni pulcritud
que es, en general, la molestia, la incomo- no es más que un simple hedor suscepti-
didad de todo ese ambiente. Por eso se ble de ser exterminado. Si el hedor de
incluye la tormenta imprevista, la medida América es el niño bobo, el borracho de
de aduana, el rostro antipático de algún chicha, el indio rezador o el mendigo
militar impertinente o el silencio que res- hediento, será cosa de internarlos, limpiar
ponde a nuestra pregunta ansiosa, cuando la calle e instalar baños públicos. La pri-
pedimos agua a algún indio. La tormenta, mera solución para los problemas de
el militar y el indio son también el hedor. América apunta siempre a remediar la
El hedor es un signo que no logramos suciedad e implantar la pulcritud.
entender, pero que expresa, de nuestra La oposición entre pulcritud y hedor
parte, un sentimiento especial, un estado se hace de esta manera irremediable, de
emocional de aversión irremediable, que tal modo que si se quisiera rehabilitar al
en vano tratamos de disimular. Mas aún, hedor, habría que revalidar cosas tan leja-
se trata de una emoción que sentimos no nas como el diablo, dios o los santos. Y
sólo en el Cuzco, sino frente a América, mover la fe desde la pulcritud al hedor
hasta el punto que nos atrevemos a constituye casi un problema de índole
hablar de un hedor de América. religiosa.
Porque para mostrar en qué consiste fueron la destrucción y la anarquía, por-
y cuál es el mecanismo y los supuestos que eran la revolución en su versión mal-
del hedor, habrá que emprender con la dita y hedienta: eran en suma el hedor de
mentalidad de nuestros prácticos ciuda- América.
danos americanos una labor como de Esta es la dimensión política del
cirugía para extraer la verdad de sus cere- hedor, que pone a éste en evidencia y lo
bros a manera de un tumor. Y eso ya es convierte en un antagonista inquietante.
como una revelación, porque habrá que Quizá sea la única dimensión que se le
romper el caparazón de progresismo de conozca. Pero ¿qué pasaría si se tomase
nuestro ciudadano, su mito inveterado de en cuenta su realidad, el tipo humano que
la pulcritud y ese fácil montaje de la vida lo respalda, su economía o su cultura
sobre cosas exteriores como ciudad, poli- propias? Hacer eso sería revivir un mun-
cía y próceres. do aparentemente superado, algo así co-
Pero, claro está, que se nos pasó el si- mo si se despertara el miedo al desampa-
glo de las revelaciones. Sería desusada e ro, como si se nos desalojara del hogar
incómoda una revelación hoy en día y para exponernos a la lluvia y al viento o
menos cuando ella ocurre en el plano como si se nos diera la vida de aquel
individual. Quedan, sin embargo, las reve- mendigo que nos esperaba a la puerta de
laciones colectivas como lo fue la Revo- la iglesia, y en adelante tuviésemos que
lución Francesa. En este caso los inicia- recorrer la puna, expuestos al rayo, al
dos -que eran los burgueses de nuestro trueno y al relámpago. Es un miedo anti-
siglo- ejecutaron a Luis XVI porque sabí- guo como la especie, que el mito de la
an que estaban en la verdad. Y para re- pulcritud remedió con el progreso y la
tomar nuestra terminología, diríamos que técnica, pero que repentinamente se apa-
la burguesía de entonces constituía algo rece en una iglesia del Cuzco, provocado,
así como la solución hedienta para la aris- entre otras cosas, por un mendigo que
tocracia francesa. Como la historia euro- nos pide una limosna para humillarnos.
pea se encauzó luego por la senda de Y es que el hedor tiene algo de ese
aquellos y no de éstos, la muerte del rey miedo original que el hombre creyó dejar
no fue un crimen sino un acto de fe. La atrás después de crear su pulcra ciudad.
destrucción del rey y de las cosas de la En el Cuzco nos sentimos desenmascara-
aristocracia puso en vigencia la revelación dos, no sólo porque advertimos ese mie-
que habían sufrido los revolucionarios. do en el mismo indio, sino porque lleva-
Claro que en América ese tipo de re- mos adentro, muy escondido, eso mismo
velación no pasó nunca a mayores, por- que lleva el indio. Es el miedo que está
que siempre careció posteriormente de antes de la división entre pulcritud y
vigencia. En todos los casos se trataba del hedor, en ese punto en donde se da el
hedor que ejercía su ofensiva contra la hedor original, o sea esa condición de
pulcritud y siempre desde abajo hacia estar sumergido en el mundo y tener
arriba. Arriba estaban las pandillas de miedo de perder las pocas cosas que te-
mestizos que esquilmaban a pueblos co- nemos, ya se llamen ciudad, policía o
mos los de Bolivia, Perú o Chile. próceres.
En la Argentina eran los hijos de in- Pero este miedo de ser primitivos en
migrantes que desbocaban las aspiracio- lo más íntimo, un poco hedientos, no
nes frustradas de sus padres. Contra ellos obstante nuestra firme pulcritud que nos
luchaban los de abajo, siempre en esa asalta en el Cuzco, comprende también el
oposición irremediable de hedientos co- temor de que se nos aparezca el diablo,
ntra pulcros, sin encontrar nunca el tér- los santos, dios o los demonios. Tenemos
mino medio. Así se sucedieron Tupac miedo, en el fondo, de que se nos tire
Amarú, Pumacahua, Rosas, Peñaloza, encima el muladar de la antigua fe, que
Perón como signos salvajes. Todos ellos hemos enterrado, pero que ahora se nos
reaparece en el hediento indio y en la un pueblo miserable y humilde que quería
hedienta aldea. En ese plano, el planteo salvarse en medio de un desierto. Pero
del hedor y la pulcritud se ensambla con este pueblo utilizó la ira para encontrar
ciertos residuos cosmogónicos, algo así un camino interior y para toparse en su
como el miedo a la antigua ira de dios confín con una ley moral que lo sostuvie-
desatada en la piedra, en los valles, en los ra y para llegar a la tierra prometida. El
torrentes y en el cielo con sus relámpagos milagro consistió en convertir la violencia
y sus truenos. exterior en un camino interior.
Y sentimos desamparo porque nues- La visión de una ira divina descen-
tra extrema pulcritud carece de signos diendo sobre un monte responde a un
para expresar ese miedo. En cierto modo momento auténtico. Es algo así como
es un problema de psicología profunda, una emoción mesiánica que nos coloca,
porque se trata de llevar a la conciencia de pronto, en el margen que separa al
un estado emocional reprimido, para el hombre de la naturaleza, a fin de que el
cual sólo tenemos antiguas denominacio- hombre encuentre una moral controlada
nes que creemos superadas. El miedo por la ira divina que yace en la naturaleza.
actúa desde nuestro inconsciente, en la Y esto es auténtico porque surge en esa
misma manera como cuando los antiguos alternativa que se da en el equilibrio entre
hablaban de la ira de dios, esa misma que la vida, por un lado, y la muerte, del otro.
Lutero creyó haber superado con su pos- Y es un momento creador porque ahí
tura religiosa, en la misma medida como brota la gran mística que confiere sentido
también lo había hecho san Pablo con la al hecho de vivir.
ira de Jehová. Y en nuestro caso el temor Y en el juicio aquél sobre el hedor de
ante la ira de dios es el temor de quedar- América y sobre la afanosa pulcritud, se
nos atrapados por lo americano. Es el halla implícito el afán de encubrir una ira
miedo al exterminio de un Jehová iracun- que nadie quiere ver. Está en juego un
do, quien en el Antiguo Testamento exi- planteo primario que el hombre siempre
gía el sacrificio de un hijo para afirmar la ha necesitado, pero que el caparazón de
fe del creyente. Es el miedo a la ira de progresismo de nuestros ciudadanos e
dios desatada como pestilencia y desor- intelectuales -progresismo alimentado
den, que en América se nos muestra a casi exclusivamente en la Europa burgue-
nuestras espaldas con toda su violencia y sa del siglo XIX- trata de mantener a ra-
que nos engendra el miedo de perder la ya, porque si no, ellos perderían salud y
vida por un simple azar. Por eso nos sen- bienestar.
timos pequeños y en cierto modo mez- En verdad esta actitud mesiánica se
quinos pese a nuestras grandes ciudades. encuentra sólo hacia el interior de Améri-
Es como si nos sorprendieran jugando al ca, remontando su pasado o bajando
hombre civilizado, cuando en verdad hacia las capas más profundas de su pue-
estamos inmersos en todo el hedor que blo. Arriba, en cambio, aquella actitud se
no es el hombre y que se llama piedra, halla encubierta y reprimida. De ahí en-
enfermedad, torrente, trueno. tonces la necesidad de delimitar a cada
Y esa vivencia, ya profundizada, no uno de los dos grupos como si fueran
puede tener otra expresión que la que antagónicos. Por una parte, los estratos
tuvo cuando Jehová descendió sobre el profundos de América con su raíz mesiá-
Sinaí y “vinieron truenos y relámpagos, y nica y su ira divina a flor de piel y, por la
graves nubes sobre el monte... porque otra, los progresistas y occidentalizados
Jehová había descendido sobre él en fue- ciudadanos. Ambos son como los dos
go; y el humo de él subía, como el humo extremos de una antigua experiencia del
de un horno, y todo el monte se estreme- ser humano. Uno está comprometido con
ció en gran manera”. La ira de Jehová se el hedor y lleva encima el miedo al exter-
mostraba a Moisés para dictar una ley a minio y el otro, en cambio, es triunfante y
pulcro, y apunta hacia un triunfo ilimita- La fagocitación se da por el hecho
do aunque imposible. mismo de haber calificado como hedien-
Pero esta misma oposición, en vez de tas las cosas de América. Y eso se debe a
parecer trágica, tiene una salida y es la que una especie de verdad universal que ex-
posibilita una interacción dramática, co- presa que todo lo que se da en estado
mo una especie de dialéctica, que llama- puro, es falso y debe ser contaminado por
remos más adelante fagocitación. Se trata su opuesto. Es la razón por la cual la vida
de la absorción de las pulcras cosas de termina en muerte, lo blanco en lo negro
Occidente por las cosas de América, co- y el día en la noche. Y eso ya es sabiduría
mo a modo de equilibrio o reintegración y más aún, sabiduría de América.
de lo humano en estas tierras.

Seguimos mirando la película. Vamos a prestar atención, en la segunda parte del


video Bagdad Café a lo educativo (no sólo a “la enseñanza”, sino a lo relacionado
con la formación subjetiva en general, y a los espacios formativos). La idea es que
hagamos, en esta segunda parte, una observación de los modos de producirse lo educativo
en la película.

Actividad:
Una vez que miramos toda la película Bagdad Café, nos reunimos en grupos de 5
o 6 personas y hacemos un intercambio sobre:
ƒ las culturas y la comunicación,
ƒ los referentes educativos,
ƒ las referencias (o espacios referenciales) educativos,
ƒ las interpelaciones,
ƒ las identificaciones.

Luego de la puesta en común, les proponemos mirar el power point titulado Lo edu-
cativo y el Campo de la Práctica.
.

Con el fin de profundizar la concepción de “subjetividad” y “formación subjeti-


va, les sugerimos leer una selección del ensayo de Peter McLaren titulado “Desde
los márgenes: Geografía de la identidad, la pedagogía y el poder” incluido en el
libro Pedagogía, identidad y poder, Santa Fe, Ed. Homo Sapiens, 1998.
Sobre la subjetividad

Por Peter McLaren

Lenguaje y subjetividad determinantes. El lenguaje y la subjetivi-


dad informan nuestra conciencia práctica
Es cierto que damos sentido a la reali- en la cual el “yo” depende siempre de un
dad social por medio del lenguaje, que “nosotros”, y es siempre contingente con
siempre está repleto de un espectro de respecto a la localización histórica y social
discursos sostenidos por intereses mate- y al conjunto de relaciones sociales que
riales y formas de poder social, de lo que construyen la totalidad social más amplia.
se desprende que, por medio del lenguaje, Preferimos el término “subjetividad”
somos producidos como sujetos (es decir, porque acentúa el hecho de que una posi-
se nos proporcionan posiciones o puntos ción de sujeto es un punto de vista adop-
de vista subjetivos). A partir de esto, tado por un hablante dentro de un dis-
también se puede decir que el lenguaje curso que puede afirmar u oponerse a las
contribuye a constituir la subjetividad, posiciones adoptadas por otros hablantes.
que con frecuencia se construye en base Los discursos se invisten con formas ma-
a una multiplicidad de posiciones del su- teriales e institucionales y están goberna-
jeto. Aquí usamos el término “subjetivi- dos por prácticas discursivas que refieren
dad” distinguiéndolo de identidad, por- a las reglas históricas anónimas que go-
que la subjetividad nos permite reconocer biernan lo que debe decirse y lo que no,
y enfocar las maneras en que los indivi- quién puede hablar con autoridad y quién
duos extraen sentido de sus experiencias, debe escuchar. Como los discursos emer-
incluyendo sus entendimientos conscien- gen y son constitutivos de particulares
tes e inconscientes y las formas culturales configuraciones de poder, están necesa-
disponibles a través de las cuales esos riamente ligados a una posición ideológi-
entendimientos son constreñidos o esti- ca. Los discursos son ideológicos, no
mulados. simplemente como reflejos de una base
La subjetividad es más que las memo- económica, sino también en sus efectos
rias que hemos acumulado y/o los me- de poder.
dios que hemos puesto en cuarentena Así, pueden ser considerados en sí
dentro de las bóvedas de nuestros in- mismos prácticas materiales. Los discur-
conscientes. Es más que lo que procla- sos no sitúan la historia en el registro de
mamos acerca de los otros o lo que afir- una noción universalizada de verdad, sino
mamos acerca de nosotros mismos. Tal más bien en el de las prácticas significati-
como nosotros la definimos, la subjetivi- vas. Esas prácticas significativas están
dad es un proceso de mediación entre el ligadas a una política de la posición del
“yo” que escribe y el “yo que es escrito. individuo, informada por la raza, la clase,
La subjetividad está envuelta en inconta- el género, la orientación sexual y otras
bles capas de discurso que simultánea- determinaciones sociales y culturales.
mente nos enquistan y nos despliegan,
nos esclavizan y nos liberan. Nuestras Lenguaje, experiencia y praxis
subjetividades nacen por medio de nues-
tra participación en los acontecimientos La importancia del lenguaje reside en
mundanos, a través de nuestra orienta- el hecho de que es por medio de él que
ción sensual hacia y nuestra encarnación nombramos la experiencia y que actuamos
en un mundo informado por las relacio- como consecuencia de las maneras en
nes sociales y los procesos de producción que interpretamos o malinterpretamos
esa experiencia. Esto es importante no de la interpretación de nuestras experiencias.
sólo para los investigadores que intentan También determina el espectro de posibi-
entender el proceso de la educación sino lidades que tenemos para organizar nues-
también para los educandos que intentan tro mundo social, para desarrollar nuevas
analizar críticamente su experiencia coti- formas sociales y, como educadores, nue-
diana. La lucha por la manera de nombrar y vas formas pedagógicas. Si la experiencia
transformar la experiencia es uno de lo temas es primordialmente entendida a través del
cruciales que la pedagogía crítica y de la lucha lenguaje y si el lenguaje moldea la manera
por el cambio social. Esta lucha, en parte, en que vemos y actuamos con y sobre el
está bajo la influencia de la lucha por el mundo, se desprende que la experiencia
lenguaje y la manera en que se lo emplea. misma no garantiza la verdad, ya que
Como una práctica humana socialmente siempre es susceptible de interpretaciones
organizada y culturalmente producida, el conflictivas y contradictorias. Es decir,
lenguaje nunca actúa por sí mismo sino nuestra experiencia no es una esencia fija
solamente en conjunción con los lectores, o fluida, ni una realidad concreta cuya
sus localizaciones sociales, sus historias y existencia antecede al lenguaje y que es-
sus necesidades y deseos subjetivos. Sólo pera ser reflejada por él. Más bien la ex-
cuando podemos nombrar nuestra expe- periencia está constituida por el lenguaje.
riencia -dar vos a nuestro propio mundo La experiencia –“acontecimientos y
y afirmarnos como agente social activo conductas que se dan en las formaciones
con voluntad y propósito- estamos en sociales”– es constitutiva de la subjetivi-
condiciones de empezar a transformar el dad. Como el lenguaje nos permite inter-
significado de esa experiencia por medio pretar nuestra experiencia, de ello se des-
del examen crítico de los presupuestos prende que el lenguaje también es consti-
sobre los cuales se construyen esas expe- tutivo de subjetividad. Hemos señalado
riencias. que la experiencia no habla por sí misma,
La naturaleza del lenguaje que usamos fuera de los marcos de referencia (discur-
determina la manera en que damos sentido a sos) asociados con el lenguaje que elegi-
nuestras experiencias y el tipo de acción social en mos o que nos es dado para otorgar sentido
la que decidimos comprometernos como resultado a esa experiencia.
3/ El aprendizaje de la lectura y escritura de la vida y del mundo,
más allá de los espacios escolares

Suele ser importante mirar en el mundo, en el contexto que nos rodea, cómo se
produce lo educativo, cuáles son (además de los padres y los maestros) los referen-
tes educativos y cuáles (además de la familia y las escuelas) las referencias educati-
vas.

Vamos acercándonos a nuestras propias vidas y nuestras propias experiencias… La


idea ahora en pensar en nosotros, en cada una y cada uno.

Pero antes, les proponemos la lectura de un texto de Paulo Freire, “La impor-
tancia del actor de leer” (en el libro de Paulo Freire La importancia de leer y el proceso
de liberación, México, Siglo XXI Editores, editado en 1991. En ese texto Freire cuen-
ta cómo aprendió a leer y escribir el mundo, y luego a re-leerlo y re-escribirlo.

La importancia del acto de leer


Por Paulo Freire

Rara ha sido la vez, a lo largo de tan- prolonga en la inteligencia del mundo. La


tos años de práctica pedagógica, y por lo lectura del mundo precede a la lectura de
tanto política, en que me he permitido la la palabra, de ahí que la posterior lectura
tarea de abrir, de inaugurar o de clausurar de ésta no pueda prescindir de la conti-
encuentros o congresos. nuidad de la lectura de aquél. Lenguaje y
Acepté hacerlo ahora, pero de la ma- realidad se vinculan dinámicamente. La
nera menos formal posible. Acepté venir comprensión del texto a ser alcanzada
aquí para hablar un poco de la importan- por su lectura crítica implica la percep-
cia del acto de leer. ción de relaciones entre el texto y el con-
Me parece indispensable, al tratar de texto. Al intentar escribir sobre la impor-
hablar de esa importancia, decir algo del tancia del acto de leer, me sentí llevado –y
momento mismo en que me preparaba hasta con gusto– a “releer” momentos de
para estar aquí hoy; decir algo del proceso mi práctica, guardados en la memoria,
en que me inserté mientras iba escribien- desde las experiencias más remotas de mi
do este texto que ahora leo, proceso que infancia, de mi adolescencia, de mi juven-
implicaba una comprensión crítica del tud, en que la importancia del acto de leer
acto de leer, que no se agota en la desco- se vino constituyendo en mí.
dificación pura de la palabra escrita o del Al ir escribiendo este texto, iba yo
lenguaje escrito, sino que se anticipa y se “tomando distancia” de los diferentes
momentos en que el acto de leer se fue
dando en mi experiencia existencial. Pri-
mero, la “lectura” del mundo, del peque-
ño mundo en que me movía; después la
lectura de la palabra que no siempre, a lo
largo de mi escolarización, fue la lectura
de la “palabra-mundo”.
La vuelta a la infancia distante, bus-
cando la comprensión de mi acto de
“leer” el mundo particular en que me
movía –y hasta donde no me está traicio-
nando la memoria– me es absolutamente
significativa. En este esfuerzo al que me
voy entregando, re-creo y re-vivo, en el
texto que escribo, la experiencia en el
momento en que aún no leía la palabra.
Me veo entonces en la casa mediana en
que nací en Recife, rodeada de árboles,
po general de estas reflexiones. Me refie- niño no se iba a distorsionar por el simple
ro a mi miedo de las almas en pena cuya hecho de ser ejercida, en lo cual fui más
presencia entre nosotros era permanente ayudado que estorbado por mis padres. Y
objeto de las conversaciones de los mayo- fue con ellos, precisamente, en cierto
res, en el tiempo de mi infancia. Las al- momento de esa rica experiencia de com-
mas en pena necesitaban de la oscuridad prensión de mi mundo inmediato, sin que
o la semioscuridad para aparecer, con las esa comprensión significara animadver-
formas más diversas: gimiendo el dolor sión por lo que tenía encantadoramente
de sus culpas, lanzando carcajadas burlo- misterioso, que comencé a ser introduci-
nas, pidiendo oraciones o indicando el do en la lectura de la palabra. El desci-
escondite de ollas. Con todo, posible- framiento de la palabra fluía naturalmente
mente hasta mis siete años en el barrio de de la “lectura” del mundo particular. No
Recife en que nací iluminado por faroles era algo que se estuviera dando supuesto
que se perfilaban con cierta dignidad por a él. Fui alfabetizado en el suelo de la
las calles. Faroles elegantes que, al caer la quinta de mi casa, a la sombra de los
noche, se “daban” a la vara mágica de mangos, con palabras de mi mundo y no
quienes los encendían. Yo acostumbraba del mundo mayor de mis padres. El suelo
acompañar, desde el portón de mi casa, mi pizarrón y las ramitas fueron mis gis.
de lejos, la figura flaca del “farolero” de Es por eso por lo que, al llegar a la
mi calle, que venía viniendo, andar ca- escuelita particular de Eunice Vasconce-
dencioso, vara iluminadora al hombro, de los, cuya desaparición reciente me hirió y
farol en farol, dando luz a la calle. Una me dolió, y a quien rindo ahora un
luz precaria, más precaria que la que te- homenaje sentido, ya estaba alfabetizado.
níamos dentro de la casa. Una luz mucho Eunice continuo y profundizó el trabajo
más tomada por las sombras que ilumi- de mis padres. Con ella, la lectura de la
nadora de ellas. palabra, de la frase, de la oración, jamás
No había mejor clima para travesuras significó una ruptura con la “lectura” del
de las alma que aquél. Me acuerdo de las mundo. Con ella, la lectura de la palabra
noches en que, envuelto en mi propio fue la lectura de la “palabra-mundo”.
miedo, esperaba que el tiempo pasara, Hace poco tiempo, con profundo
que la noche se fuera, que la madrugada emoción, visité la casa donde nací. Pisé el
semiclareada fuera llegando, trayendo con mismo suelo en que me erguí, anduve,
ella el canto de los pajarillos “amanecedo- corrí, hablé y aprendí a leer. El mismo
res”. mundo, el primer mundo que se dio a mi
Mis temores nocturnos terminaron comprensión por la “lectura” que de él
por aguzarme, en la smañanas abiertas, la fui haciendo. Allí reecontré algunos de
percepción de un sinnúmero de ruidos los árboles de mi infancia. Los reconocí
que se perdía en la claridad y en la algara- sin dificultad. Casi abracé los gruesos
za de los días y resultaban misteriosamen- troncos –aquellos jóvenes troncos de mi
te subrayados en el silencio profundo de infancia. Entonces, una nostalgia que
las noches. suelo llamar mansa o bien educada, sa-
Pero en la medida en que fui pene- liendo del suelo, de los árboles, de la casa,
trando en la intimidad de mi mundo, en me envolvió cuidadosamente. Dejé la
que lo percibía mejor y lo “entendía” en casa contento, con la alegría de quien
la lectura que de él iba haciendo, mis te- reencuentra personas queridas.
mores iban disminuyendo. Continuando en ese esfuerzo de “re-
Pero, es importante decirlo, la “lectu- leer” momentos fundamentales de expe-
ra” de mi mundo, que siempre funda- riencias de ni infancia, de mi adolescen-
mental para mí, no hizo de mí sino un cia, de mi juventud, en que la compren-
niño anticipado en hombre, un racionalis- sión crítica de la importancia del acto de
ta de pantalón corto. La curiosidad del leer se fue constituyendo en mí a través
de su práctica, retomo el tiempo en que, que los estudiantes “lean”, en un semes-
como alumno del llamado curso secunda- tre, un sinnúmero de capítulos de libros,
rio, me ejercité en la percepción crítica de reside en la comprensión errónea que a
los textos que leía en clase, con la colabo- veces tenemos del acto de leer. En mis
ración, que hasta hoy recuerdo, de mi andanzas por el mundo, no fueron pocas
entonces profesor de lengua portuguesa. las veces en que los jóvenes estudiantes
No eran, sin embargo, aquellos mo- me hablaron de su lucha con extensas
mentos puros ejercicios de los que resul- bibliografías que eran mucho más para
tase un simple darnos cuenta de la exis- ser “devoradas” que para ser leídas o
tencia de una página escrita delante de estudiadas. Verdaderas “lecciones de lec-
nosotros que debía ser cadenciada, mecá- tura” en el sentido más tradicional de esta
nica y fastidiosamente “deletrada” en expresión, a que se hallaban sometidos en
lugar de realmente leída. No eran aquellos nombre de su formación científica y de
momentos “lecciones de lectura” en el las que debían rendir cuenta a través del
sentido tradicional esa expresión. Eran famoso control de lectura. En algunas
momentos en que los textos se ofrecían a ocasiones llegué incluso a ver, en relacio-
nuestra búsqueda inquieta, incluyendo la nes bibliográficas, indicaciones sobre las
del entonces joven profesor José Pessoa. páginas de este o aquel capítulo de tal o
Algún tiempo después, como profesor cual libro que debían leer: “De la página
también de portugués, en mis veinte 15 a la 37”.
años, viví intensamente la importancia del La insistencia en la cantidad de lectu-
acto de leer y de escribir, en el fondo ras sin el adentramiento debido en los
imposibles de dicotomizar, con alumnos textos a ser comprendidos, y no mecáni-
de los primeros años del entonces llama- camente memorizados, revela una visión
do curso secundario. La conjugación, la mágica de la palabra escrita. Visión que es
sintaxis de concordancia, el problema de urgente superar. La misma, aunque en-
la contradicción, la enciclisis pronominal, carnada desde otro ángulo, que se en-
yo no reducía nada de eso a tabletas de cuentra, por ejemplo, en quien escribe,
conocimientos que los estudiantes debían cuando identifica la posible calidad o falta
engullir. Todo eso, por el contrario, se de calidad de su trabajo con la cantidad
proponía a la curiosidad de los alumnos páginas escritas. Sin embargo, uno de los
de manera dinámica y viva, en el cuerpo documentos filosóficos más importantes
mismo de textos, ya de autores que estu- que disponemos, las Tesis sobre Feuerbach
diábamos, ya de ellos mismos, como ob- de Marx, ocupan apenas dos páginas y
jetos a desvelar y no como algo parado media...
cuyo perfil yo describiese. Los alumnos Parece importante, sin embargo, para
no tenían que memorizar mecánicamente evitar una comprensión errónea de lo que
la descripción del objeto, sino aprender estoy afirmando, subrayar que mi crítica
su significación profunda. Sólo apren- al hacer mágica la palabra no significa, de
diéndola serían capaces de saber, por eso, manera alguna, una posición poco res-
de memorizarla, de fijarla. La memoriza- ponsable de mi parte con relación a la
ción mecánica de la descripción del obje- necesidad que tenemos educadores y
to no se constituye en conocimiento del educandos de leer, siempre y seriamente,
objeto. Por eso es que la lectura de un de leer los clásicos en tal o cual campo
texto, tomado como pura descripción de del saber, de adentrarnos en los textos, de
un objeto y hecha en el sentido de me- crear una disciplina intelectual, sin la cual
morizarla, ni es real lectura ni resulta de es posible nuestra práctica en cuanto pro-
ella, por lo tanto, el conocimiento de que fesores o estudiantes.
habla el texto. Todavía dentro del momento bastan-
Creo que mucho de nuestra insisten- te rico de mi experiencia como profesor
cia, en cuanto profesores y profesoras, en de lengua portuguesa, recuerdo, tan vi-
vamente como si fuese de ahora y no de vidad y su responsabilidad en la creación
un ayer ya remoto, las veces en que me de su lenguaje escrito y en la lectura de su
demoraba en el análisis de un texto de lenguaje. En realidad, tanto el alfabetiza-
Gilberto Freyre, de Lins do Rego, de dor como el alfabetizando, al tomar, por
Graciliano Ramos, de Jorge Amado. Tex- ejemplo, un objeto, como lo hago ahora
tos que yo llevaba de mi casa y que iba con el que tengo entre los dedos, sienten
leyendo con los estudiantes, subrayando el objeto, perciben el objeto sentido y son
aspectos de su sintaxis estrechamiento capaces de expresar verbalmente el objeto
ligados, con el buen gusto de su lenguaje. sentido y percibido. Como yo, el analfa-
A aquellos análisis añadía comentarios beto es capaz de sentir la pluma, de per-
sobre las necesarias diferencias entre el cibir la pluma, de decir la pluma. Yo, sin
portugués de Portugal y el portugués de embargo, soy capaz de no sólo sentir la
Brasil. pluma, sino además de escribir pluma y,
Vengo tratando de dejar claro, en este en consecuencia, leer pluma. La alfabeti-
trabajo en torno a la importancia del acto zación es la creación o el montaje de la
de leer –y no es demasiado repetirlo aho- expresión escrita de la expresión oral. Ese
ra–, que mi esfuerzo fundamental viene montaje no lo puede hacer el educador
siendo el de explicar cómo, en mí, se ha para los educandos, o sobre ellos. Ahí
venido destacando esa importancia. Es tiene él un momento de su tarea creadora.
como si estuviera haciendo la “arqueolo- Me parece innecesario extenderme
gía” de mi comprensión del complejo más, aquí y ahora, sobre lo que he des-
acto de leer, a lo largo de mi experiencia arrollado, en diferentes momentos, a
existencial. De ahí que haya hablado de propósito de la complejidad de este pro-
momentos de mi infancia, de mi adoles- ceso. A un punto, sin embargo, aludido
cencia, de los comienzos de mi juventud, varias veces en este texto, me gustaría
y termine ahora reviendo, en rasgos gene- volver, por la significación que tiene para
rales, algunos de los aspectos centrales de la comprensión crítica del acto de leer y,
la proposición que hice hace algunos años por consiguiente, para la propuesta de
en el campo de la alfabetización de adul- alfabetización a que me he consagrado.
tos. Me refiero a que la lectura del mundo
Inicialmente me parece interesante precede siempre a la lectura de la palabra
reafirmar que siempre vi la alfabetización y la lectura de ésta implica la continuidad
de adultos como un acto político y como de la lectura de aquél. En la propuesta a
un acto de conocimiento, y por eso mis- que hacía referencia hace poco, este mo-
mo un acto creador. Para mí sería impo- vimiento del mundo a la palabra y de la
sible de comprometerme en un trabajo de palabra al mundo está siempre presente.
memorización mecánica de ba-be-bi-bo- Movimiento en que la palabra dicha fluye
bu, de la-le-li-lo-lu. De ahí que tampoco del mundo mismo a través de la lectura
pudiera reducir la alfabetización a la pura que de él hacemos. De alguna manera, sin
enseñanza de la palabra, de las sílabas o embargo, podemos ir más lejos y decir
de las letras. Enseñanza en cuyo proceso que la lectura de la palabra no es sólo
el alfabetizador iría “llenando” con sus precedida por la lectura del mundo sino
palabras las cabezas supuestamente “vací- por cierta forma de “escribirlo” o de
as” de los alfabetizandos. Por el contra- “rescribirlo”, es decir de transformarlo a
rio, en cuanto acto de conocimiento y través de nuestra práctica consciente.
acto creador, el proceso de la alfabetiza- Este movimiento dinámico es uno de
ción tiene, en el alfabetizando, su sujeto. los aspectos centrales, para mí, del proce-
El hecho de que éste necesite de la ayuda so de alfabetización. De ahí que siempre
del educador, como ocurre en cualquier haya insistido en que las palabras con que
acción pedagógica, no significa que la organizar el programa de alfabetización
ayuda del educador deba anular su creati- debían provenir del universo vocabular
de los grupos populares, expresando su tura” de la “lectura” anterior del mundo,
verdadero lenguaje, sus anhelos, sus in- antes de la lectura de la palabra.
quietudes, sus reivindicaciones, sus sue- Esta “lectura” más crítica de la “lectu-
ños. Debían venir cargadas de la signifi- ra” anterior menos crítica del mundo
cación de su experiencia existencial y no permitía a los grupos populares, a veces
de la experiencia del educador. La inves- en posición fatalista frente a las injusti-
tigación de lo que llamaba el universo cias, una comprensión diferente de su
vocabular nos daba así las palabras del indigencia.
Pueblo, grávidas de mundo. Nos llegaban Es en este sentido que la lectura críti-
a través de la lectura del mundo que hací- ca de la realidad, dándose en un proceso
an los grupos populares. Después volvían de alfabetización o no, y asociada sobre
a ellos, insertas en lo que llamaba y llamo todo a ciertas prácticas claramente políti-
codificaciones, que son representaciones cas de movilización y de organización,
de la realidad. puede constituirse en un instrumento
La palabra ladrillo, por ejemplo, se in- para lo que Gramsci llamaría acción con-
sertaría en una representación pictórica, la trahegemónica.
de un grupo de albañiles, por ejemplo, Concluyendo estas reflexiones en
construyendo una casa. Pero, antes de la torno a la importancia del acto de leer,
devolución, en forma escrita, de la pala- que implica siempre percepción crítica,
bra oral de los grupos populares, a ellos, interpretación y “reescritura” de lo leído,
para el proceso de su aprehensión y no de quisiera decir que, después de vacilar un
su memorización mecánica, solíamos poco, resolví adoptar el procedimiento
desafiar a los alfabetizandos con un con- que he utilizado en el tratamiento del
junto de situaciones codificadas de cuya tema, en consonancia con mi forma de
descodificación o “lectura” resultaba la ser y con lo que puedo hacer.
percepción crítica de lo que es la cultura, Finalmente, quiero felicitar a quienes
por la comprensión de la práctica o del idearon y organizaron este congreso.
trabajo humano, transformador del mun- Nunca, posiblemente, hemos necesitado
do, En el fondo, ese conjunto de repre- tanto de encuentros como éste, como
sentaciones de situaciones concretas po- ahora.
sibilitaba a los grupos populares una “lec-
12 de noviembre de 1981

Ahora vamos a centrarnos en nosotros y nosotras mismas, en nuestras propias bio-


grafías.

Actividad:
Les proponemos elaborar un “texto paralelo” al texto de Paulo Freire, donde
relatemos (en no más de una página) biográficamente dónde (en qué espacios)
y de qué modos aprendimos a “leer y escribir” el mundo (valorizando las expe-
riencias no escolares en la formación subjetiva).
Es la hora de poner en común algunos textos. Siempre la formación subjetiva,
además de un proceso, es un relato, una narración. Somos lo que “lenguajeamos”,
podríamos decir basándonos en pedagogos como Simón Rodríguez o, más acá,
Humberto Maturana. Somos aquello que decimos que somos, en el cruce con lo
que los demás dicen que somos. Nos hemos formado en la zona de intersección
entre nuestras experiencias y percepciones y los modos que tenemos de nombrarlas,
y lo que dicen los otros de cada uno, los condicionamientos de nuestras experien-
cias, los espacios y las personas o grupos que las han provocado.

Es importante identificar los espacios (grupos, organizaciones, instituciones) que


han contribuido a nuestra formación subjetiva, esto es, las referencias educativas de
nuestra historia subjetiva.
4/ Los sentidos actuales de la Educación Popular

Como lo sabemos, la Herramienta de la Práctica de 1er Año es un Taller de educa-


ción social y estrategias de educación popular. El objetivo no es que formemos a
nuestras alumnas y alumnos (futuros docentes) como educadores barriales o como
animadores socioculturales. El propósito es que podamos reconocer los modos en
que otros espacios resultan interpeladores en la formación subjetiva y que podamos
apropiarnos de herramientas con las que trabajan esos espacios, que dan ciertas
respuestas a las situaciones de crisis, complejidad y conflictividad que se producen
en las sociedades actuales.

La propuesta es, antes de continuar, leer el texto de Jorge Huergo que lleva por
título Para una historización de la Educación Popular. Allí encontraremos un cuadro
sintético y un desarrollo del tema.

Para una historización de la Educación Popular


Por Jorge Huergo

Educación popular - Cuadro sintético

Primer período (mediados siglo XIX a 1880)

Civilización / barbarie. Organización nacional y del Estado argenti-


no. Liberalismo nacional

Liberalismo
Educación popular masiva Finalidades políticas y económicas Escuelas públicas
(homogeneización)
Civilización / moralización

Segundo período (1880-1930)

Antagonismo de clases. Empoderamiento de la clase obrera y cam-


pesina. Internacionalismo.
Resistencia a la educación oficial
Anarquismo (sociedades populares de educa-
ción, cooperativas y colonias de
Con sectores populares educación agrícola, bibliotecas
Socialismo populares, Universidades Popu-
lares, cursos de educación feme-
nina)
Comunismo Difusión cultural, formación de
cuadros políticos y de maestros,
movimiento magisterial
Nacionalismo popular Reforma Universitaria, programa
Con sectores pequeño burgueses del Yrigoyenismo, Institutos de
cultura nacional
Liberalismo radicalizado Escuela activa y experiencias de
escuela nueva

Tercer período (1930-1960)

Integración de educación oficial: trabajadores como actor político


orgánico. Nacionalismo

Anarquismo Declina desde los 40


Socialismo Casas del Pueblo y Hogar Obre-
ro
Comunismo Influencias en educación rural,
Con sectores obreros enseñanza cooperativa
Educación profesional y de
Peronismo oficios para obreros, Universi-
dad obrera, Escuelas fábrica,
Unidades básicas, formación de
cuadros
Con sectores pequeño burgueses Liberalismo radicalizado Extensión universitaria, escuela
activa y popular

Cuarto período (1960-1985)

Antagonismo opresores / oprimidos. Luchas por la liberación. La-


tinoamericanismo

Educación barrial, movimientos


Con sectores oprimidos Izquierdas revolucionarios, educación-
comunicación popular: campesina y
aborigen, experiencias eclesiales de
base, sindicatos
Con sectores pequeño burgueses Izquierda nacional Cátedras nacionales, Programas
estatales
Socialismo Casas del pueblo y Hogar Obrero

Quinto período (1985-…)

Antagonismos político-culturales múltiples. Vinculación con dere-


chos humanos. Multiculturalismo
Antagonismos:

• de clase
• de género
• generacionales
• sexuales
• étnicos
• raciales
• religiosos

Algunas matrices de la educación popular

Anarquismo: resistencia a las formas y prácticas de la educación oficial


Nacionalismo popular: reconocimiento del mundo cultural popular
Izquierda latinoamericanista: búsqueda y articulación con procesos de liberación

Impacto del neo-liberalismo: automarginalización de experiencias horizontales

Elementos para una historización de


la educación popular (y la comunica- 1. El primer período podríamos si-
ción) tuarlo desde mediados del siglo XIX
hasta 1880 aproximadamente y ahí tene-
La propuesta es que vayamos transi- mos, tomada de Domingo Faustino Sar-
tando una historización acerca de lo que, miento, una idea bipolar de la sociedad,
a grandes rasgos, podemos llamar las donde la sociedad puede dividirse en dos
principales etapas de la educación popu- formas culturales con características co-
lar en Argentina, para poder ponerlo en municacionales diversas que podríamos
relación y también ver qué es lo que tiene simplificar en las ideas de Civilización y
que ver esto con la comunicación po- Barbarie. Fundamentalmente está pre-
pular. Cuando hablamos de grandes eta- sentado en Facundo de Sarmiento, donde
pas de la educación popular nos remiti- se hace una descripción acerca de cómo
mos a cómo se pensó en los momentos se constituyen esas dos culturas, la civili-
de la organización nacional, inclusive en zada y la bárbara.
los momentos previos a este proceso, Sarmiento plantea que la barbarie es in-
hasta la organización del Estado Nación. cultura, porque él tiene en cuenta que la
Luego, cómo se pensó y operó a partir vida del bárbaro es una vida sin equipa-
del cuestionamiento de la pedagogía ofi- mientos culturales, el bárbaro no trans-
cial, o con el surgimiento del nacionalis- forma la naturaleza, se sienta arriba de la
mo popular; qué ocurrió con la perspecti- cabeza de una vaca muerta, habita el de-
va latinoamericana de los 60 y los 70, y en sierto, es decir, no constituye sociedad. El
definitiva, qué ocurre en las últimas déca- bárbaro es inculto desde todo punto de
das. Finalmente, vamos a prestar atención vista. En la etapa del liberalismo nacional
a los elementos residuales de estas tradi- está imperando la idea de Sarmiento, que
ciones, que interpelan hoy a los procesos plantea que la civilización, en cambio, es
y prácticas de comunicación/educación una cultura situada en Europa, y nosotros
popular. de alguna manera la tenemos que imitar;
Sarmiento habla de que nosotros nos
1/ Las etapas históricas de la educa- tenemos que europeizar. Y esto de algún
ción popular modo pone énfasis en procesos produci-
dos por determinados equipamientos cional, o de los espacios diversos de edu-
culturales que son propios de la ciudad. cación popular.
La civilización tiene que ver con los mo-
dos de vestirse, de hablar, de mover el 2. En el segundo período la centrali-
cuerpo, ideas, normas, leyes etc. dad está puesta en el antagonismo de
Aquí aparecen las primeras ideas de clase, el empoderamiento de la clase
educación popular, que para Sarmiento está obrera y campesina y ya no una idea vin-
claramente vinculada con la instrucción culada a lo nacional sino a lo internacional.
pública, es decir, con la educación para Acá esto viene de la mano de la inmigra-
todos. Lo que predomina en esta concep- ción, inspirada en el pensamiento euro-
ción es que la educación popular masiva peo internacionalista, principalmente
va a proveer las herramientas para cons- socialista. Hay estrategias de educación
truir una sociedad civilizada. popular vinculadas con los sectores po-
Todos los niños tienen que pasar por pulares y otras con los sectores pequeño
una Institución que es la Escuela, y todos burgueses, ahí empieza a hacerse más
los padres tienen la obligación de mandar complejo el tema. Podríamos decir que
a sus chicos a la escuela; la finalidad de la como característica común el desarrollo
educación es doble, por un lado la finali- de este periodo de educación popular,
dad política, o sea que los argentinos po- tiene que ver con cierto desenvolvimiento
damos reconocer y hacer uso de los dere- de lo educativo por fuera del sistema escolar.
chos que están consagrados por la Cons- Fundamentalmente tenemos que prestar
titución, es decir la formación del ciudada- atención en este periodo a dos corrientes
no. La segunda es moralizar a los trabaja- de pensamiento que son el anarquismo y el
dores, fundamentalmente educar la mano socialismo, principalmente el anarquismo.
de obra para construir la incipiente indus- En Argentina estos movimientos tu-
tria nacional pero enfáticamente esa edu- vieron un desarrollo muy importante
cación de la mano de obra tiene que ver vinculado con la resistencia a la educa-
con la moralización, es decir, con conduc- ción oficial, por su carácter liberal y ya en
tas ordenadas, con conductas “normales”, un segundo momento imperialista y ade-
con el disciplinamiento social. Central- más por todo lo que significaba el sistema
mente la educación popular está anudada educativo oficial en cuanto a integración
a eso. acrítica a un sistema social. Allí aparecen
Esta justificación está presente en to- las sociedades populares de educación, las
das las estrategias de educación popular cooperativas y las colonias de educación
que se centran en una posición que po- agrícola, las bibliotecas populares, las
dríamos llamar iluminista, esto es, el papel universidades populares, los cursos de
que cumplen determinados conocimien- educación femenina, etc. La inmensa
tos, la incorporación de conocimientos mayoría de estas experiencias no tiene
para lograr una igualación cultural, pero ninguna intencionalidad de ser reconoci-
también la idea de transmitir o de pro- da por el Estado, es decir se están des-
porcionar las herramientas que son pro- arrollando paralelamente a la educación
pias de una conciencia esclarecida. Esto existe pública vinculada al Estado.
en algunas experiencias de educación En segundo lugar el comunismo,
popular. El Educador popular posee ya vinculado a los sectores populares que
una conciencia esclarecida (aunque no desarrolla estrategias de difusión cultural,
esté dicho de esta manera tan violenta); formación de cuadros políticos y de
podríamos decir que un supuesto operan- maestros, y el movimiento magisterial, el
te es que nosotros tenemos que concienti- comunismo fue fuerte en la organización
zar a los nuevos bárbaros a través de las de maestros en lo que podríamos llamar
escuelas públicas que empiezan a fundar- sindicatos de maestros, etc.
se y extenderse en todo el territorio na-
Por el lado de los sectores pequeño bur- títeres. Es muy fuerte la idea de vincular
gueses empieza a surgir lo que podríamos la formación con la actividad estética y el
llamar una corriente de nacionalismo trabajo.
popular, ahí está la reforma universitaria,
el programa educativo del yrigoyenismo y 3. El tercer período podemos situarlo
los institutos de cultura nacional. Ahí hay aproximadamente entre 1930 - 1960; la
un personaje central que es Saúl Tabor- idea es la integración en la educación
da, que participó en la Reforma Universi- oficial de los trabajadores como acto-
taria de Córdoba en 1918 y luego fue res políticos orgánicos, ya no estamos
rector del Colegio Nacional de La Plata, entrando en la educación popular como
de donde lo expulsaron por anarquizar el algo por fuera del sistema sino que se
Colegio. Taborda estaba apostando de- trata de poner en el centro de la rela-
masiado a la organización juvenil dentro ción con el sistema educativo al traba-
del colegio y entonces lo expulsaron. Ta- jador.
borda parte del reconocimiento de que Esto se da fundamentalmente con el
todos los espacios sociales son educa- peronismo. Aunque continúan las expe-
tivos, y no solamente la escuela, esto riencias anarquistas, declinan desde los
es clave para la idea de la pedagogía 40´, las socialistas a partir de las Casas del
comunal, él parte de esta perspectiva, de Pueblo y el Hogar Obrero, las comunistas
que las diferentes formas de organización básicamente con la educación rural y la
que se dan en la comuna tienen un carác- enseñanza cooperativa. Pero sustancial-
ter educativo. Incluso dice que cuando mente está la experiencia del peronismo.
Sarmiento expresa que es autodidacta está A través del gobierno peronista se intenta
mintiendo porque Sarmiento se educó en poner en el centro a los trabajadores or-
las conversaciones políticas con su padre, ganizados, las escuelas fábrica, el papel
en las plazas, en la parroquia, en diferen- formativo de las unidades básicas, conti-
tes organizaciones sociales de su comuni- núa la formación de cuadros, y con los
dad y a partir de allí fue formando su sectores pequeño burgueses continúa el
personalidad. Lo que ataca Taborda es liberalismo radicalizado con las experien-
este sistema educativo oficial que tiene cias universitarias, fundamentalmente en
como ideal educativo una idea central que el período posterior al peronismo, es de-
es el progreso. cir el desarrollismo y también la escuela
Luego tenemos la escuela activa y activa y popular.
las experiencias de escuela nueva, y en Si bien se sitúa el problema en el con-
este caso son experiencias que sí intentan texto mundial o continental, vuelve a
un reconocimiento del sistema educativo tomar impulso una idea de educación
oficial. La centralidad está puesta allí en la popular u obrera articulada con los inter-
comunicación y el lenguaje, apuesta fuerte- eses nacionales, con el desarrollo nacional
mente a un lema que es aprender a vinculado a la justicia social y al papel
aprender, es decir, no es tanto el énfasis central del Estado en la movilización
en la transmisión de contenidos sino en la política en ese sentido.
metodología de trabajo de acuerdo con la
psicología de niños y adolescentes. Y a 4. En el cuarto periodo comienza un
partir de allí fundamentalmente con ac- debate que es a nivel latinoamericano,
ciones vinculadas al trabajo, a la recrea- ubicado entre 1960 y 1985, a propósito
ción, a la producción estética, etc., con la de la relación entre la educación y la
intención de que grupalmente los niños comunicación. Se hace explícito este
se vayan formando en este tipo de expe- debate. Nace de la mano del proyecto
riencias. Por ejemplo, casos en los que el desarrollista para América Latina. Como
método educativo está centrado en el se sabe el Departamento de Estado de
trabajo sobre huerta y pintura, música o EE. UU., junto con la Universidad de
Stanford, el MIT y otros sectores, tal co- miento que incluso se produce en el seno
mo lo relata Mattelart en La Comunica- algunos sectores del desarrollismo, que la
ción-Mundo, empiezan a idear un pro- lectura que hace de América Latina no es
grama continental que se llamó Alianza tanto en términos de “sociedad tradicio-
para el Progreso durante el gobierno de nal” y “sociedad modernizada” sino en
John Kennedy que tiene como finalidad términos de contradicción entre opreso-
hacer como una contención a la posibili- res y oprimidos, y donde se pone el
dad de reproducción en América Latina acento en las experiencias de lucha por la
de movimientos revolucionarios, habida liberación que se están dando fundamen-
cuenta de la Revolución Cubana. talmente en América Latina. Allí tenemos
Precisamente el lema de la Alianza a Paulo Freire que testifica un nuevo
Para el Progreso es “revolución en libertad”. modo de relacionar educación y comuni-
Un Revolución no como la que hace Fi- cación frente a los programas del desarro-
del, el Che y los cubanos, sino por una llismo. Lo central en Freire es lo que él
vía, llamémosle, “democrática”, y tienen llama el “trabajo educativo” que es el que
una serie de estrategias. Una de ellas es se realiza “con” los oprimidos en la bús-
teniendo en cuenta el crecimiento del queda por sus propias formas de organización.
analfabetismo en América Latina, y sobre La comunicación allí pasa por dos líneas
todo vinculado a los campesinos, el pro- de trabajo. Una, lo que él llama el diálo-
blema de cómo superar esta problemática go, como una posible construcción
para poder modernizar las sociedades. La colectiva, y en segundo lugar desan-
idea es pasar de una sociedad tradicional a dar a través del trabajo educativo las
una moderna, por un lado con las pro- relaciones entre la experiencia y el
puestas desarrollistas de la reforma agra- lenguaje. Freire enfatiza la necesidad de
ria, por otro con los programas vincula- desnaturalizar el lenguaje que condiciona
dos a contener el crecimiento demográfi- nuestras experiencias. La idea es que este
co a través de la planificación familiar, trabajo que es profundamente comunica-
etc., los programas internacionales de cional es lo que nos va a llevar a la posibi-
atención a la salud, etc. Y fundamental- lidad de vivir experiencias de liberación.
mente una estrategia continental para Mientras mantengamos un lenguaje do-
superar el analfabetismo que ha crecido. minado, nuestras experiencias van a ser
Para esto una de las cuestiones cen- experiencias de dominación. Entonces allí
trales es el papel que cumplen los me- con los sectores oprimidos, en general se
dios en la posibilidad de llegar a alfabeti- comienza a trabajar con educación ba-
zar a la mayor parte de la población sin rrial, movimientos revolucionarios, edu-
necesidad de sólo reproducir la creación cación/ comunicación popular, campesi-
de escuelas. Ahí empieza una vinculación nos y aborígenes, experiencias sindicales
fuerte entre educación y comunicación, de base, eclesiales, etc. En Argentina esto
los medios, las radios fundamentalmente tuvo fuerte vinculación con la resistencia
como instrumento alfabetizador, em- peronista, y con el desarrollo del movi-
pieza la mirada de que las radios pueden miento de Sacerdotes para el Tercer
tener una función educativa. Claro que ya Mundo, además de todo lo que fue el
había experiencias anteriores, está Radio surgimiento de las organizaciones revolu-
Sutatenza en Colombia, en Bolivia las cionarias de los 70´.
radios mineras que son de las primeras Con los sectores burgueses, la iz-
experiencias de radios educativas, pero quierda nacional, las Cátedras Nacionales,
ahora explícitamente se deposita en la los procesos estatales, etc. y el socialismo
radio la misión de educar a los sectores que continúa trabajando en la Casa del
campesinos para ir desarrollando una Pueblo y el Hogar Obrero, dos organiza-
sociedad modernizada. Frente a esto se ciones que creó el Partido Socialista hace
produce una discusión y todo un movi- más de un siglo y eran utilizados no sólo
como espacios de agitación política sino nía, de relación con otras organizaciones
como centros de educación. El Hogar y de difusión de derechos, son explícita-
Obrero nace como una experiencia mu- mente formativas pero esto no tiene que
tualista, vinculado a formas comerciales ver directamente con un programa de
desde una perspectiva cooperativista. formato educativo. Esto quiere decir que
el “conjunto textual” de la radio comuni-
5. Luego del impacto terrible y atroz taria (su presencia pública, sus modos de
de la dictadura militar, aparecen ciertas organización y participación, además de
crisis en torno a las grandes organizacio- su programación) es educativo, y no sólo
nes políticas, la destrucción de algunos los “mensajes aislados”.
entramados sociales, etc. Empiezan a
emerger antagonismos múltiples, anta- 2/ Elementos residuales para comu-
gonismos político sociales, y político- nicación/educación popular
culturales múltiples, que en principio se
vinculan con el problema de los Dere- Podríamos decir que todas las etapas
chos Humanos. Y aquí aparecen una serie funcionan como tradiciones residuales en
de antagonismos que dan idea de una la actualidad, o que intencionalmente
tensión que podríamos llamar multicultu- debemos considerarlas así en los proyec-
ral, antagonismos que son de clase (que tos de comunicación/educación popular.
sigue siendo el principal antagonismo) Algunas matrices clásicas de la educa-
pero también el reconocimiento de anta- ción popular están presentes o vinculadas
gonismos de género, raciales, sexuales, con estas experiencias de educa-
generacionales, étnicos, religiosos, etc. ción/comunicación popular. Primero, las
Empiezan a proliferar pequeñas formas ideas provenientes del anarquismo que
de organización, a veces con un alcance manifiestan una fuerte resistencia a las
sólo local, vinculadas a cuestiones de la formas y prácticas de la escuela oficial.
mujer, de identidad sexual, de temáticas En la provincia de Buenos Aires están
religiosas, al arte, y perviven además for- proliferando lo que se llaman escuelas popu-
mas de organización de etapas anteriores lares. Algunas de ellas vinculadas a las
que ahora tienen menos fuerza interpela- organizaciones de trabajadores de des-
dora como los sindicatos, las organiza- ocupados, muchos de ellos pretenden que
ciones políticas, los Partidos. Estamos en estas experiencias sean reconocidas por el
un panorama en el cual estas múltiples Estado, pero otras se manifiestan resis-
formas de participación y de identifica- tentes a eso. Las experiencias más o me-
ción tienen un carácter educativo y confi- nos se producen de esta manera: hay un
guran de nuevos modos lo que podría- fuerte rechazo a las escuelas en tanto los
mos llamar educación popular y comunicación docentes no enseñan, o faltan a sus clases
popular. Muchas veces esos polos comuni- o transmiten ideas conformistas, etc. y la
cacionales-educativos interpelan a la for- operatoria consiste en organizar una es-
mación de un nuevo tipo de ciudadanos, no ya el cuela comunitaria en torno a una docente
ciudadano liberal, sino ligado a una ima- conocida, cercana, etc. y sacar a los niños
gen de ciudadanía integral. de la escuela oficial para mandarlos ahí, a
Acá no tenemos que olvidarnos de las esta nueva organización o “escuela popu-
experiencias y el valor de las radios co- lar”. Entonces se están dando formas
munitarias, y no sólo por sus contenidos similares a las que produjo el anarquismo
y producciones sino por el valor educa- en otros momentos de la historia, vincu-
tivo de la radio como organizadora de ladas con los intereses populares actuales.
la comunidad. Debemos tener en cuenta Del nacionalismo popular fundamental-
cómo se sitúa la radio en el seno de la mente rescatamos el reconocimiento del
comunidad. Las radios generan formas de universo vocabular popular y el mundo
participación y de formación de ciudada- cultural de la comunidad (lo que Taborda
llamaba “pedagogía comunal o facúndi- otros espacios sociales, con otros referen-
ca”). Aquí las experiencias de educación tes y referencias, por ejemplo con los
popular y comunicación popular no están discursos mediáticos, organizaciones co-
sólo vinculadas a horizontes políticos, munales como los llamaba Taborda, dife-
liberadores, revolucionarios o como que- rentes tipos de movimientos sociales, la
ramos llamarlos, sino que están fuerte- escuela convive también con las pequeñas
mente vinculadas por primera vez a la formas de nucleamiento y de lazos que se
necesidad del reconocimiento del mundo construyen en la calle, de donde los niños
cultural popular, con la conciencia de y jóvenes van tomando herramientas y
que las instituciones están en crisis, y elementos para leer su experiencia y el
como consecuencia de lo que dice Jesús mundo en el que viven, para protegerse o
Martín Barbero, que las instituciones para expresar su propia voz. La escuela
no logran hablarle al pueblo del que está disociada también por el mercado,
hablan. La idea es cómo empezar a reco- que va formando identidades de manera
nocer cuáles son las experiencias, los mo- permanente, entonces estamos en un
dos de vida, nuevos modos de socialidad panorama frente al cual tenemos que
y modos de producción y de circulación empezar a visibilizar que en todos estos
de saberes, las identidades que tienen espacios diversos hay una dimensión
nuestros interlocutores o destinatarios y a educativa aunque no desarrollen una acti-
partir de allí plantear las estrategias de vidad intencional o predeterminadamente
educación popular y comunicación popu- educativa. Si yo me junto con un grupo
lar no tan centradas en el papel “esclare- de amigos en la esquina a tomar cerveza y
cedor” o “concientizador” sino más bien fumar un porro (en cuanto espacio refe-
en esta línea de potenciación de las rencial), no hay ninguna acción educativa
mismas fuerzas que ya existen en la organizada, no hay estrategia, ni hay refe-
comunidad en la que estamos traba- rentes fijos, no está el maestro ni el padre,
jando, para allanarles el camino de forta- sin embargo yo ahí tomo elementos para
lecimiento, no para dirigirlas o digitarlas. poder leer mi experiencia y el mundo que
Y de la izquierda latinoamericana la rela- me rodea y para poder actuar en él.
ción con procesos de integración en dife- Y esto puede incidir con tanta o ma-
rentes sentidos habida cuenta de las di- yor fuerza interpeladora que las experien-
versas crisis que vivimos en nuestros paí- cias educativas que se dan dentro de la
ses. Hay un fuerte resurgimiento de algu- escuela. Esto ha llevado a que muchas
nas nociones, ideas que estuvieron vincu- organizaciones comiencen a generar es-
ladas a los movimientos de América Lati- pacios educativos vinculados con el arte,
na de los años 60´- 70´ a partir de expe- las nuevas expresiones estéticas, con for-
riencias históricas que estamos viviendo mas que tienen que ver con la produc-
el día de hoy. Hay un resurgimiento de un ción, emprendimientos productivos fami-
lenguaje vinculado con la educación po- liares, etc. Es decir que empieza a prolife-
pular y la comunicación popular que de rar lo educativo por todas las ramas de la
alguna manera se había atenuado en las sociedad; es un proceso interesante para
décadas de 80´ y 90´. ir viendo y teniendo en cuenta, cómo
En este panorama que vivimos hoy esos espacios, esos polos que no se redu-
necesitamos reconocer que lo educativo cen a la intervención institucional de lo
no pasa necesariamente por las insti- educativo, están interpelándonos, nos
tuciones que dicen cumplir con ese están llamando a pensar de determinada
rol. No solo por ahí pasa. Vamos a poner manera, a hacer las cosas, nos están invi-
como ejemplo la escuela, que era el lugar tando a vivir de determinada manera,
de la educación popular para Sarmiento: pero a su vez es posible que yo esté parti-
hoy día está compitiendo con otros dis- cipando en varias de estas experiencias:
cursos interpeladotes o formativos, con en un centro de estudiantes y a su vez en
una murga, en un club y es posible que en desarrollando prácticas. Es un proceso
la relación que establezco en todos ellos complejo que me va dando nuevas
voy formando una mirada del mundo, herramientas para actuar en la vida coti-
una lectura y una manera de actuar, voy diana.

A continuación, vamos a escuchar la conferencia de nuestra colega, la Licenciada


Cristina Catano, socióloga y directora del “Instituto Paulo Freire” de Argentina,
sobre el tema de La educación popular y los movimientos sociales.

Actividad:
El propósito de esta breve actividad es identificar el por qué adoptamos este en-
foque y esta Herramienta de la Práctica. La propuesta es que discutamos en
pequeños grupos:
ƒ ¿para qué trabajar con organizaciones y espacios sociocomunitarios en la
Formación Docente?
La respuesta colectiva a este interrogante aportará al sentido político-
pedagógico de incluir estas cuestiones en el Diseño. Por eso es importante que
lo registremos en papeles afiche.
5/ El mapeo de espacios y organizaciones sociocomunitarios para
trabajar en el Campo de la Práctica de 1er Año

La educación popular no es un conjunto de técnicas para trabajar fuera de la escue-


la, ni es una modalidad de la educación no formal.

La educación popular, como se ha visto, es una estrategia político- educativa de


inclusión social No son sólo los sectores populares los que la caracterizan. Su rasgo
distintivo es su horizonte político-cultural: la construcción de una sociedad justa e
inclusiva, de relaciones sociales igualitarias, que tiene como punto de partida el
reconocimiento de las culturas actuales y sus modos diversos de producirse. A la
vez, la formación de unos sujetos libres, críticos, autónomos, capaces de construir
alternativas con sus colectivos socioculturales y políticos, y de desnaturalizar las
ideas, los saberes y las prácticas dominantes. Por eso, en cada época, ha tenido ca-
racterísticas particulares.

Para la Práctica en Terreno, tendremos que trabajar con espacios y organizaciones


sociocomunitarias. Trabajar con ellas no significa, entonces, trabajar para ellas ni
sobre ellas, desde los Institutos. La idea es trabajar con ellas, en sus propios territo-
rios. Y hacerlo con ese horizonte político, tan ligado a la idea de Paulo Freire sobre
el trabajo educativo que –según este pedagogo– es el que se realiza con los oprimi-
dos en la búsqueda de sus propias formas de organización.

Por eso, no se trata de que “Ahora tenemos que salir a buscar organizaciones para trabajar
en la Práctica”. No es así. Ni tampoco se trata de trabajar con cualquier organiza-
ción o espacio, sino con aquellos que poseen los horizontes político-culturales de la
educación popular. Mucho menos se trata de llevar la lógica escolar a los otros es-
pacios sociales, ni de hacer capacitación o apoyo escolar.

Salimos a esos espacios y organizaciones a compartir un proceso de formación;


salimos a aprender:

ƒ A aprender cómo se forman sujetos en espacios y organizaciones en con-


textos de conflictividad y complejidad;
ƒ A aprender los modos, las metodologías, las técnicas, las estrategias forma-
tivas que producen esos espacios y organizaciones.
Actividad:
A partir de estas referencias, la propuesta es que realicemos un mapeo de posi-
bles espacios y organizaciones sociocomunitarias de la localidad donde trabaja
nuestro Instituto, para desarrollar la Práctica en Terreno del Campo de la Prác-
tica de 1er Año.
La idea es construir ese mapeo entre todas y todos, con la contribución de cada
uno y cada una, identificando la significación de diversos espacios, grupos, or-
ganizaciones e instituciones sociales, culturales, políticas, y las potencialidades
educativas de cada uno de ellos.
Tal vez no podamos hacerlo en un rato, en el espacio de encuentro de este
Módulo Básico. Quizás necesitemos un tiempo de relevamiento. Y, luego, de
selección de los espacios y organizaciones relevadas, según sus horizontes polí-
tico-culturales. Por ejemplo, es posible que un espacio sea la Sociedad Rural o
un Diario local; pero luego deberemos evaluar si esos espacios trabajan en el
sentido político-cultural deseado (para el cual contribuyan más, seguramente,
una murga, un grupo juvenil de arte o un centro de fomento).

Una cosa deseable será que intercambiemos este mapeo institucional / local, con
otros mapeos de la Región educativa; o que hagamos un intercambio interregional
o, incluso, provincial de los mapeos.

Luego será el momento de, al menos, realizar algunos pasos para hacer efectivo el
acuerdo de trabajo.

ƒ Quizás lo primero es el contacto con los espacios y organizaciones posibles.


ƒ Luego, una mínima aproximación a esos espacios y organizaciones con el
fin de estimar si existen condiciones para la práctica en terreno.
ƒ Más adelante, un acuerdo de trabajo conjunto, quizás poniendo en común
necesidades y expectativas mutuas.
ƒ Para llegar finalmente a la realización de la práctica en terreno, con una de-
seable coordinación, seguimiento y evaluación conjunta.
6/ El Taller Integrador Interdisciplinario

El Campo de la Práctica, en el Diseño Curricular de la Formación Docente, sigue


siendo considerado un “eje vertebrador”. Sin embargo, en el Campo de la Práctica
se especifican tres componentes: las herramientas de la práctica, la práctica en terreno y
el taller integrador interdisciplinario.

Uno de los componentes centrales (y quizás más novedoso) del Espacio de la Prác-
tica es el Taller Integrador Interdisciplinario. Una de las características de la Forma-
ción Docente es la fragmentación curricular y la falta de comunicación entre los
actores involucrados, a la vez que la ausencia de relaciones dinámicas entre los co-
nocimientos teóricos y disciplinares y los conocimientos prácticos. La propuesta de
creación, cada año, de un Taller integrador interdisciplinario tiene por objeto provocar
el encuentro de saberes, de prácticas y de sujetos en la Formación Docente. Este
Taller es el espacio de encuentro mensual de la comunidad de los docentes y los
estudiantes de cada año de la Carrera.

La integración y la interdisciplina

Es un Taller integrador porque busca la articulación:

ƒ de la acción y la reflexión, en especial entre los docentes, lo que implica to-


mar distancia de las construcciones idealistas (que aplican teorías o ideas) o
pragmáticas, y apostar a la construcción grupal y colectiva de la reflexión y
la reflexividad (el análisis del propio proceso de reflexión), a la búsqueda y
creación de alternativas, a la toma de decisiones colectivas;
ƒ de la teoría y la práctica, en cuanto provoca la necesidad (en el encuentro
entre docentes y estudiantes) de articular e interpelar mutuamente aquello
que corresponde a la experiencia de prácticas docentes y de lo que se rela-
ciona con la construcción teórica; en este sentido, no se trata de una yuxta-
posición o una sumatoria, sino de una articulación, donde cada elemento se
ve interpelado y transformado por el otro en virtud de la relación integrado-
ra;
ƒ de la escuela (y el Instituto formador) con la sociedad y la comunidad, en
cuanto las interpelaciones al taller y los problemas y temas que este aborde,
tienen que aportar a la reconstrucción del sentido de la institución educativa
en nuestras sociedades y a la recomposición del lugar y el significado públi-
co que posee;
ƒ de la formación básica con la cultura escolar, de modo de producir un conti-
nuum formativo en el cual las fuerzas sean equilibradas, y el esfuerzo de pro-
blematización y construcción crítica se haga cultura en la práctica docente, y
no sea subsumido o fagocitado por la gramática escolar y su lógica de la
práctica.

El Taller es interdisciplinario porque, más allá de la atomización de las disciplinas,


el conocimiento y la formación tienen su fuente y su sentido final en la realidad y,
en este caso, en una práctica social: la docencia como profesión y como trabajo cul-
tural o intelectual en una sociedad.

Más allá de la superposición de disciplinas aisladas que obstruyen una percepción


integral y problemática del mundo, los intentos multidisciplinarios fracasan ya que
sólo operan yuxtaponiendo disciplinas, de manera circunstancial en abordajes teó-
ricos o discursivos de problemas (a veces descontextualizados), lo que no provoca
instancias de conocimiento integral ni de transformación de la realidad problemáti-
ca.

La interdisciplina, tal cual la entendemos, como abordaje epistemológico y pedagó-


gico, implica poner el centro de atención en las problemáticas contextualizadas de
la realidad y no en las disciplinas o asignaturas. Esto comporta características que
la distinguen de otras instancias estratégicas:

ƒ la interdisciplina necesita de los intercambios entre las disciplinas y entre los


actores de cada una de ellas,
ƒ se refiere a las problemáticas de la realidad articulándose alrededor del ellas
y tiene como interés su transformación,
ƒ necesita del trabajo en equipo y de la cooperación recurrente, y no sólo es-
porádica (como en las mesas redondas o paneles ocasionales),
ƒ se encamina hacia la construcción de una referencia lingüística y un marco
conceptual común.

En cada año, el Taller Integrador Interdisciplinario tendrá un eje que permite rela-
cionar los otros Espacios formativos, el soporte y la práctica de campo.
Finalmente debe aclararse que la totalidad de los docentes y alumnos de un deter-
minado año participarán en el Taller Integrador Interdisciplinario de ese respectivo
año. Esto se garantiza con la designación de cada docente con un módulo semanal
plus (una hora plus). En el mes, los cuatro módulos se utilizan de manera acumula-
da en el Taller, según definición institucional.

Es deseable que los Institutos de Formación Docente arbitren los medios para pro-
gramar la realización de al menos un Taller Integrador Interdisciplinario vertical
por cuatrimestre, con la participación de los docentes y estudiantes de todos los
años de la Carrera de Formación Docente.

El eje: “Ciudad educadora”

El eje del Taller integrador interdisciplinario de 1er Año es Ciudad educadora. El


término “ciudad” pretende aquí dar cuenta de la complejidad del “campo educati-
vo”, como lo hemos trabajado en el Módulo Básico. Entonces, “ciudad” no se re-
fiere al espacio geográfico o físico urbano. Antes bien, está vinculado con el concep-
to de “ciudadanía” y alude a que la totalidad de los espacios sociales pueden poseer
un carácter formativo y constructor de la ciudadanía.

Veamos lo que dicen algunos pedagogos de distintas épocas:

La escuela se define como una relación de docente y docendo movida por un


propósito de enseñar en vista a un momento teleológico que es el ideal; y, aun
cuando de ordinario se da, en su especificidad, en la organización escolar, se da
también “en el ancho seno del pueblo”, en las distintas formas que asume la
realidad social y que integran y estructuran una colectividad en cada uno de sus
momentos históricos. (…) La comuna prolonga sin solución de continuidad la
faena docente en las múltiples manifestaciones de las relaciones sociales. (…)
El abandono de la realidad educativa en que ha caído la falsa pedagogía oficial
envuelve el más serio obstáculo para el advenimiento del hombre político (Saúl
Taborda, 1930).

En el nuevo entorno cultural crece la relevancia de otros centros de acción


educativa, de otros agentes sociales educativos: fábricas, gabinetes de trabajo,
talleres, bibliotecas, iglesias, centros profesionales, centros juveniles, etc. (Fran-
cisco Gutiérrez, 1973).

En la actualidad se ha hecho posible percibir y reconocer que la educación se


halla descentrada de la escuela. Esto ha supuesto que las prácticas educativas
escolares se descentren de su lugar hegemónico como constructoras de lo so-
cial, y se relativicen para reconocerse como una instancia más que lo posibilita
y no como la única (Jaume Trilla, 1993).
La ciudad no es sólo un fenómeno urbanístico; está constituida por las siner-
gias que se producen entre las instituciones y los espacios culturales, que nos
brindan la posibilidad de aprender en la ciudad; entre la producción de mensa-
aenl
dad que se llame o que quiera ser educa- mentalmente, transmisores de una mane-
dora, es favorecer contundentemente la ra de existir en ese espacio.
inclusión social y contrarrestar toda for-
ma o expresión de discriminación, de Y agregan más adelante:
exclusión y de expulsión. Cuando hablamos de educabilidad
planteamos esa potencia educadora que
Concepciones y propósitos del Progra- ofrece una ciudad, a partir de sus espa-
ma de Pedagogía Urbana de la ciudad cios, sus actores y los vínculos que se
de Rosario. construyen en pos de un mejor vivir.
La dimensión educativa no se restrin-
La Ciudad Educadora se presenta ge solo a los ámbitos escolares, y éstos
como un gran desafío político para las necesitan del aire fresco que pueden acer-
autoridades locales y la sociedad civil que carle los proyectos educativos no forma-
apuestan a un compromiso de gestión les. Los mismos son facilitadores de me-
innovadora desde una perspectiva peda- todologías participativas, y contenidos
gógica donde el rol educador de las insti- vinculados con los procesos de la vida
tuciones políticas promueve una concien- cotidiana. Su desafío: crear, instrumentar
tización ciudadana solidaria y democráti- y evaluar procesos de enseñanza – apren-
ca. dizaje diferentes de los convencionales,
La redefinición de los parámetros de animando a la participación ciudadana y
la cultura urbana han modificado los mo- al desarrollo de las instituciones democrá-
dos de ser, de habitar de relacionarse en ticas, procurando la confianza y la coope-
la ciudad y con ella. Los referentes cultu- ración social mediante acciones educati-
rales están hoy más ligados a procesos vas que tengan como prioridad favorecer
mundiales que a las fronteras delimitadas el espíritu crítico, la manifestación de la
por lo nacional o local. ¿Qué propuesta creatividad y el fortalecimiento de los
pedagógica puede contribuir a transfor- lazos solidarios.
mar los escenarios urbanos en escenarios
educativos? Sugerencias bibliográficas generales:
El proyecto educativo de Ciudad
Educadora ha sido concebido como ins- GENNARI, M. (1998). Semántica de la
trumento generador de un proceso de ciudad. y educación. Pedagogía de la ciudad.
participación ciudadana que posibilite la Barcelona: Herder.
creación de consenso sobre prioridades JURADO JURADO, J. C. Ciudad
educativas y la asunción de responsabili- educadora: aproximaciones conceptuales
dades colectivas en materia de educación, y contextuales, en Revista Iberoamericana de
ya que entiende a la participación como Educación, OEI. (En
base de la convivencia democrática. http://www.rieoei.org/deloslectores/495
El proceso de enseñanza y aprendiza- Jurado.PDF)
je, necesita reconocerse en múltiples es- MONCADA, R. (1997). La ciudad
pacios educativos que no nieguen la signi- educadora. Un concepto y una propuesta
ficatividad histórica de la institución esco- con historia. En Ciudad Educadora. Un
lar (sino que la enriquezcan) pero que a la concepto y una propuesta. Medellín: Corpora-
vez la extienda. Desde esta lectura, una ción Región.
ciudad educadora, se debe construir des- NOGUERA, C., A. ALVAREZ y J.
de las múltiples posibilidades que le brin- CASTRO (2000). La ciudad como espacio
da la complejización del mundo urbano, educativo. Bogotá y Medellín en la primera mi-
pero también debe emplear a sus nume- tad del siglo XX. Santafé de Bogotá: Socie-
rosos actores, portadores de una historia, dad Colombiana de Pedagogía/Arango
de una herencia y de lo nuevo y, funda- Editores.
PERGOLIS, J., L. ORDUZ y D. http://www.eumed.net/libros/2007a/22
MORENO (2000). Relatos de ciudades posi- 9/ Se puede bajar el libro completo).
bles. Ciudad educadora y escuela: la práctica TRILLA, J. (1993). La educación fuera
significante. Santafé de Bogotá: FUN- de la escuela. Barcelona: Ariel.
DAURBANA/IDEP. TRILLA, J. (1997). La educación y la
RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ, J. ciudad. En Ciudad Educadora. Un concepto y
(1999), El palimpsesto de la ciudad: Ciudad una propuesta. Medellín: Corporación Re-
educadora, Armenia (Colombia), Ciudad gión.
Educadora. (Texto completo:

El sentido de este Taller es proporcionar al maestro en formación los elementos


centrales para reconocer, comprender e interactuar con los múltiples y complejos
espacios y actores de la “ciudad” (en ámbitos urbanos, suburbanos, rurales) que, en
la actualidad, forman subjetividades, contribuyen a la construcción de ciudadanía y
llevan adelante procesos de enseñanza y aprendizaje. Esos espacios y actores (que
se hacen visibles en los niños y sus prácticas) desafían la cultura escolar, penetran
en la escuela y hacen más compleja la tarea docente.

En la actualidad, se ha hecho posible percibir y reconocer que la educación se halla


descentrada de la escuela y que constituye un campo más amplio que el sistema
educativo. La vinculación entre ciudad y educación reconoce espacios sociales refe-
renciales en la formación subjetiva y ciudadana (organizaciones populares, movi-
mientos sociales, medios de comunicación, grupos juveniles, espacios ligados a
nuevas expresiones estéticas, a las iglesias, a perspectivas de género, a etnias e iden-
tidades aborígenes, etc.). Reconocer el carácter educativo de la ciudad significa
asumir la existencia de múltiples polos y referentes educativos, muchos de ellos
provisorios y contingentes.

Una nota sobre el proceso didáctico

¿Cómo se traduce todo esto en el proceso didáctico? Los vicios de modelos susten-
tados por posiciones empiristas-positivistas o dogmático-idealistas, alternativamen-
te subestiman la práctica o la teoría, o reducen la práctica sólo a una experimenta-
ción descontextualizada, o a una aplicación necesaria de una teoría (aún forzando
la práctica para que responda al “dogma” teórico). Nuestra propuesta es adoptar,
en este caso, el modelo de la pedagogía crítica43. Los invitamos a recordar o cono-

43
Nos basamos para esta breve exposición en Saviani, Dermeval: "Superando la teoría de la curvatura
de la vara", en Escuela y democracia. Montevideo, Monte Sexto, 1988. El autor compara el modelo
cer los momentos o pasos de este modelo (según la explicación de Dermeval Savia-
ni):

ƒ El punto de partida no es la “preparación para la enseñanza” ni la “actividad de los


alumnos”, sino una situación inicial contextualizadora: la práctica social, que es co-
mún al profesor y los alumnos, frente a la que se pueden tomar posiciones diferencia-
das según los agentes. En nuestro caso, esa práctica social es la práctica docente; una
práctica internalizada (como habitus) y reproducida según los parámetros de la escolari-
zación.
ƒ El segundo paso didáctico no es ni la “presentación de nuevos conocimientos” ni el
“problema como obstáculo descontextualizado”, sino la problematización que permi-
te distinguir qué tópicos de la práctica social deben ser transformados y cuáles conoci-
mientos deben dominarse para eso. Esto supone, antes que identificar “problemas de la
práctica docente”, problematizar los sentidos y los modos de producirse y de reprodu-
cirse esa práctica (de allí la importancia de trabajar, en 1er Año, la cuestión del cuerpo,
y los “marcajes” que en él se incorporan, en la práctica docente).
ƒ El tercer paso no es ni la “asimilación” de contenidos transmitidos por el profesor, ni la
“recolección de datos”, sino la instrumentalización que no debe entenderse en un
sentido tecnicista, sino en el sentido gramsciano: como “apropiación por las capas populares
de las herramientas culturales necesarias para la lucha social”. Aquí es donde las disciplinas de-
ben construir la interdisciplina, para que la intrumentalización no sea parcializada.
ƒ El cuarto paso no es ni la “generalización” ni la “hipótesis” sino la catarsis o subjeti-
vación (en el sentido del sujeto colectivo), entendida también en su acepción gramscia-
na de “elaboración superior de la estructura en superestructura en la conciencia de los hombres”, esto
es: la incorporación efectiva de los instrumentos culturales, transformados ahora en
elementos activos de transformación social y de transformación de la práctica docente.
ƒ Finalmente, el quinto paso no es ni la “aplicación práctica de los contenidos” en la
forma de la ejercitación o la fijación, ni la “experimentación” en casos particulares que
operan como confirmativos, sino -de nuevo- la práctica social, ahora entendida como
praxis, es decir: no ya en términos sincréticos, sino sintéticos. De este modo, la educa-
ción no transforma de modo inmediato y directo, sino de modo mediato e indirecto,
esto es, actuando más que sobre los objetos, sobre los sujetos de la práctica social y de
la práctica docente.

crítico con los de la pedagogía tradicional, por un lado, y de la pedagogía nueva “científica”, por
otro.
Construcción interdisciplinaria

La idea del “Taller integrador interdisciplinario surgió de dos experiencias históri-


cas (además de muchas otras que podamos evocar y poner en común. Una de ellas
es la del Taller Total en la carrera de Arquitectura de la Universidad de Córdoba, a
inicios de los 70. Una experiencia en la que participaron reconocidos pedagogos y
referentes de la Arquitectura.

La otra es la experiencia, en los 90, de los Centros Experimentales de Bachilleratos


para Adultos en Salud (CEBAS) en la Provincia de Buenos Aires. En ésta, el eje de
cada año tenía relación con la problemática de la enfermería en el campo de la Sa-
lud Pública, y comenzaba (en 1er Año) con un diagnóstico sanitario-social, en el
terreno del primer nivel de atención, trabajado de manera interdisciplinaria. En la
experiencia del CEBAS, los docentes eran designados con horas plus para reunirse
(con los estudiantes) en un taller en día sábado, una vez al mes (acumulando las
horas semanales en una sola jornada mensual).

La integración interdisciplinaria se producía en proceso, ya que la práctica iba inter-


pelando, movilizando y requiriendo de esa integración y de la interdisciplina. De
todos modos, esa estrategia formativa poseía dos construcciones paralelas pero re-
lacionadas:

ƒ La construcción de la o las problemáticas que se abordarían en el Taller (de-


finidas en el proceso del trabajo educativo del año, aunque con un eje inte-
grador predeterminado, como por ejemplo: Diagnóstico sanitario-social en 1er
Año).
ƒ La construcción de las bases concretas para lograr el diálogo interdisciplina-
rio, que se realizaba al comienzo del año, identificando las redes de conteni-
dos a desarrollar durante el proceso por cada materia y las relaciones posi-
bles de las materias entre sí.

Actividad:
A partir de estas referencias, la propuesta es que realicemos un Taller de construc-
ción de Redes de Contenidos y Articulación Interdisciplinaria, con la participación de
todos los docentes del 1er Año.

TALLER
Propósitos del Taller:
ƒ Exploración, reconocimiento y organización conceptual de los contenidos
de cada Materia.
ƒ Conocimiento de las redes conceptuales de cada Materia.
ƒ Vinculación de contenidos con otras Materias.
ƒ Elementos para la programación del Taller integrador interdisciplinario.
ƒ Revisión de la propia red conceptual en función de las vinculaciones inter-
disciplinarias.
ƒ Análisis de superposiciones de contenidos, diferentes enfoques, bibliogra-
fía, etc.

Pasos del trabajo de Taller:


1/ Cada Materia (cada docente a cargo de una Materia) esboza su programa pa-
ra el año y anota en no más de 10 tarjetas los contenidos fundamentales de su
materia.
Con estas tarjetas trabaja sobre un tablero (con tres círculos concéntricos), in-
tentando distribuir los contenidos (escritos en las tarjetas) por orden de centra-
lidad. Una vez definida la organización de los contenidos:
a) en el círculo central del tablero, pegan las tarjetas con los temas prioritarios
o ejes temáticos centrales;
b) en el segundo círculo, pegan las tarjetas con los contenidos secundarios;
c) luego intentan vincular los temas de todo el tablero por medio de líneas o
algún otro signo vinculante.
(Tablero de trabajo)
2/ En el segundo momento, se agrupan todos los docentes y trabajan de la si-
guiente manera:
a) cada Profesor muestra y explica su tablero;
b) los demás, en forma de rueda, participan seleccionando contenidos (de los
tableros de los otros) para ubicar en el tercer círculo de su tablero (“temas de
otras materias”), teniendo en cuenta el eje del Taller integrador interdisciplina-
rio y explicando por qué los incluye;
[Para el paso b), en el centro de la mesa de trabajo hay tarjetas en blanco. Ca-
da Profesor interesado en un tema de otro toma una tarjeta en blanco, anota el
tema o contenido y la Materia de la cual lo tomó, y coloca la tarjeta en su tercer
círculo, y así sucesivamente cada una de las Materias (o Profesores).]

(Formato posible de la tarjeta)

Materia:……………………………………
…………………………………………….

Contenido:…………………………………
……………………………………………..

3/ Cada Profesor vuelve con su tablero a reorganizar la red de contenidos inclu-


yendo los temas o contenidos del tercer círculo y vinculándolos con los del
primero y segundo círculos con líneas u otras formas de graficar.

4/ Se ponen en común los diferentes tableros. Los docentes analizan las po-
tencialidades de articulación interdisciplinaria basadas en el trabajo con los ta-
bleros.
7/ Práctica integradora

Hemos recorrido un camino juntos que comenzó por la comprensión de la ampli-


tud y complejidad del campo educativo hoy, y lo que esto aporta en cuanto al sen-
tido del nuevo Diseño Curricular de la Formación Docente

Hemos leído algunos textos que pueden ayudarnos y hemos mirado Bagdad Café
para profundizar el significado de los espacios referenciales y de los múltiples refe-
rentes educativos.

También hicimos un texto paralelo al texto de Paulo Freire “La importancia del
acto de leer”, identificando espacios y sujetos que intervinieron como interpelado-
tes en nuestra propia formación subjetiva y en nuestro aprendizaje de la lectura y la
escritura de la vida y del mundo.

Reflexionamos sobre el sentido histórico y político-cultural de la educación popu-


lar, para encontrarnos con el sentido que tiene el Campo de la Práctica de 1er Año
y, en particular, la Herramienta de la Práctica.

Realizamos en conjunto un mapeo de los espacios y organizaciones socioculturales


de nuestras localidades donde podremos realizar la Práctica en Terreno de 1er Año
de la Carrera.

Y, finalmente, hemos repasado el sentido y los alcances del Taller Integrador Inter-
disciplinario propuesto para el 1er Año de la Formación Docente.

Práctica integradora:
De lo que se trata, ahora, es de (asumiendo la totalidad de los temas y cuestio-
nes desarrolladas) elaborar la planificación del Campo de la Práctica del 1er
Año de la Formación Docente de los Niveles Inicial y Primario.
No olviden considerar los tres componentes del Campo:
ƒ la Práctica en Terreno,
ƒ la Herramienta de la Práctica y
ƒ el Taller Integrador Interdisciplinario.

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