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Enseñanza Bíblica EL TRIBUNAL DE CRISTO.. ¿QUÉ SUCEDERÁ?

Enero de 2018
El Tribunal de Cristo Texto Base 1 Pedro 4:11
1 Corintios 3:10-15 y 2 Corintios 5:10

INTRODUCCIÓN
Existen pasajes en la Escritura que son confundidos por los indoctos o utilizados por aquellos que defienden una doctrina a
pesar de la verdad bíblica. Distintas religiones (católica, testigos de Jehová, mormones, adventistas del séptimo
día, etc.) están enseñando a partir de la Biblia que se esperan juicios en los cuales el destino eterno del alma está en
juego.

Nuestro pasaje habla acerca del tribunal de Cristo que es confundido por muchos con el juicio a los incrédulos (el gran
trono blanco) en donde las obras serán pesadas y cada quien recibirá de acuerdo a ellas mezclando completamente los
juicios de Dios.

Muchos creyentes creen que perderán su salvación por tener esta misma confusión, otros esperan con temor el tribunal de
Cristo porque creen que serán castigados asignando atributos del infierno a ese momento de encuentro personal con Cristo.
Algunos otros ni siquiera creen que ocurrirá el tribunal, ya que esto es una alegoría espiritual alegan ellos, cuando la
realidad es que el tribunal tiene un tiempo, lugar, participantes, etc.

El propósito del estudio es entender perfectamente el tribunal de Cristo y lo que significa para el creyente, siendo más un
momento de gloria que de temor.

SIGNIFICADO DE: "TRIBUNAL"

Cuando escuchamos la palabra "tribunal" de inmediato viene a la mente el lugar de juicio y castigo por haber cometido un
ilícito y casi siempre pensamos en forma negativa (condena) y no de beneficio (perdón o dación de algo).

Precisamente es el uso de la palabra "tribunal" es la que estorba el entendimiento de este acto que espera a cada uno de
los creyentes en su encuentro con Cristo.

Pablo siempre asoció la idea de la vida cristiana y el servicio con una carrera, en la cual hay lugar para los triunfadores y
la satisfacción a todos los que llegan. Dicen los deportistas: Lo importante no es ganar, sino competir. Pero la verdad
es que todos los corredores buscan el premio dado a los ganadores. Esta misma idea se implica en el tribunal de Cristo,
no va a ser un lugar en donde habrá un juicio y un castigo, sino un reconocimiento público a los servidores
fieles.

Nos acercaremos al lugar de prominencia para un encuentro personal con el Señor Jesucristo para recibir de él la
recompensa por nuestro servicio. Esta conclusión la desarrollaremos a lo largo del estudio.

EL TIEMPO

Será inmediatamente después de la traslación de la Iglesia de esta tierra a los lugares celestes. Veamos en la escritura el
apoyo de esta afirmación

1. Las recompensas están asociadas con la resurrección. Lucas 14:14 “y serás bienaventurado; porque ellos no te
pueden recompensar, pero te será recompensado en la resurrección de los justos.” La resurrección es parte
integral del arrebatamiento, las recompensas son parte de lo mismo 1 Tesalonicenses 4:13-17
“13Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis
como los otros que no tienen esperanza. 14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá
Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros
que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del
cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor.”

2. Apocalipsis 19:8 “Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino

Elaborado por: 1er Diácono de la Iglesia Apostólica Libre Jorge Dimitrov Sede Central Managua, Nicaragua. Geovanny J.
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fino es las acciones justas de los santos.” Vemos el regreso de Cristo con su Iglesia ya recompensada sólo con sus
acciones justas, las otras han sido quitadas en el tribunal del Señor.

3. 1 Corintios 4:5 “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará
también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno
recibirá su alabanza de Dios.” 2 Timoteo 4:8 “Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me
dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Apocalipsis 22:12 He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea
su obra.” Vemos asociadas las recompensas con el encuentro del Señor Jesucristo y los suyos

Podemos decir entonces que el tribunal de Cristo lo encontramos entre el arrebatamiento y su segunda venida después
de la tribulación, esta dura siete años, la pregunta es ¿En qué momento de esos siete años? La respuesta es sencilla:
Inmediatamente después del arrebatamiento para adornar y vestir a la novia preparándola para el encuentro con el esposo.
No puede haber comunión íntima más que con la limpieza absoluta y pura de las buenas obras de la Iglesia.

EL LUGAR.

1 Tesalonicenses 4:17 “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con
ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.”
2 Corintios 5:1-9 “1Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un
edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos. 2Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de
aquella nuestra habitación celestial; 3pues así seremos hallados vestidos, y no desnudos. 4Porque asimismo los que
estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo
mortal sea absorbido por la vida. 5Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras del Espíritu.
6Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
7(porque por fe andamos, no por vista); 8pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al
Señor. 9Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables.”

El evento ocurre en la esfera celestial, como el tribunal sigue al arrebatamiento, este necesariamente debe ocurrir en las
regiones celestes, confirmado con el segundo texto ya que estaremos ausentes del cuerpo y presentes al Señor.

EL JUEZ.
2 Corintios 5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que
cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.” Juan 5:22
“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo.”

Como hemos visto esto no es un juicio judicial, en donde hay un castigo, sino una entrega de recompensas a los siervos
buenos. Es un acto soberano de Cristo sobre de su propia Iglesia en particular a cada uno de los creyentes. Recordemos
que aquí no hay un rechazamiento de la Iglesia puesto que el propósito del encuentro es precisamente para la boda y la
manifestación de su obra para con ella: Efesios 5:25-27: “25Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó
a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, 26para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del
agua por la palabra, 27a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni
arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”

Parte de la exaltación de Cristo es su derecho a manifestar autoridad divina en el juicio.

LOS SUJETOS.
Notemos en el texto de 2 Corintios 5:1-19 las siguientes frases:
Tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
No quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Quien nos ha dado las arras del Espíritu.
Caminar por fe, no por vista

Tendremos que concluir que en el único en que se puede cumplir lo que dicen los textos es en el creyente nacido de
nuevo por la fe en Jesucristo.
Debemos distinguir que aunque los creyentes están presentes para un examen, no son ellos en sí mismos quienes son

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juzgados. No es al creyente a quien se juzga. El creyente ya fue juzgado en la cruz de Cristo, recordemos algunos
textos:

Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan
conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
Juan 5:24 “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no
vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”
1 Juan 4:17 “En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del
juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo.”
Hebreos 10:17 “añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones.”
La obra de Cristo es perfecta por la eternidad y ya fue consumada.

¿Entonces qué es lo que se va a examinar?


EL EXAMEN.
2 Corintios 5:10 “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que
cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”

La palabra que se tradujo como "comparecer" podría mejor traducirse como: ser puesto de manifiesto, de manera que el
versículo se lea: “PORQUE ES NECESARIO QUE TODOS NOSOTROS SEAMOS PUESTOS DE MANIFIESTO.” Esto
revela que el propósito del tribunal es sacar a la luz lo que había permanecido oculto hasta ese momento: el carácter y las
motivaciones esenciales del individuo. Ahora bien, este examen es individual y personal con Cristo, en los textos que
analizamos no se revela que esto vaya a ser en un acto público, aunque lo que se está ejecutando es la revelación de las
acciones justas de la Iglesia producidas y efectuadas por Cristo. Las obras individuales del creyente son examinadas
para la revelación global de las vestiduras de la Iglesia.

Las obras efectuadas mientras estuvo en el cuerpo son examinadas para ver lo bueno y lo malo. No se usa la palabra
kakos o poneràs que se refiere a lo pecaminoso, a lo ética o moralmente malo, la palabra que se usa es phaulos que
se refiere a lo que es malo por su INUTILIDAD, a lo que es imposible de obtener de ello una ganancia. Es como cuando
nos referimos a que un negocio es malo, no porque sea perverso o reprobable, sino porque no produce ningún provecho
o ganancia.

Recordemos la parábola de las diez minas, el siervo fue malo porque no produjo ninguna ganancia para su amo (San
Lucas 19:12-27) Es en este sentido en el que se efectuará el examen.

Todas nuestras acciones, desde que aceptamos a Cristo, se espera que produzcan un fruto, de no ser así son inútiles, por
ejemplo: si este estudio no fue hecho para producir fruto en el que lo oye (la gloria de Cristo, el deseo de corrección,
de confesión de pecado, de acercamiento a Dios, etc.), no importa cuánto esfuerzo hubiera requerido, es inútil y
vano.
¿Qué fruto para Cristo produce tu asistencia a la Iglesia, a los estudios, tu lectura y memorización bíblica?
¿Ninguno? entonces no sirve de nada, todo es hojarasca, heno, madera.

No importa cuánto te esfuerces para guardar un testimonio, si no es para la gloria de Cristo todo eso se quemara en el
tribunal de Cristo. ¿Quizá tú seas de las personas que no trabajan para Cristo porque hay otros que lo hacen? Dios espera
ese servicio de ti en forma personal. Dios nos deja en el mundo después de salvarnos para que produzcamos fruto. Mateo
13:23: “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y
produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.” No podemos eludir la voluntad de Dios.

Que maravilloso es el actuar de Cristo, el tribunal revela su carácter perfecto de justicia y bondad, de personal y universal,
ciertamente él es digno de toda la gloria. En este sentir hablan multitud de pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento con
referencia a las obras de aquel en quien habita Cristo en su corazón.

No porque se hable de obras, son estas las que dan mérito para estar en este lugar, el mérito es el sacrificio de Cristo en la
cruz del Calvario.

EL RESULTADO.
1 Corintios 3:14-15 “14Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. 15Si la obra de alguno
se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.”
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Otra versión lo traduce así: "Si alguien construyó un edificio resistente al fuego, recibirá su pago; pero si lo que
construyó llega a arder, lo perderá todo, aunque él mismo logre salvarse, como quien escapa del fuego".

Ahora, estimado oyente, ¿qué está usted edificando? ¿Con qué materiales está usted construyendo? Si usted está
edificando con oro, quizás la obra no se destaque ante la vista como muy impresionante. Pero, si ha edificado algo así como
una pila de heno o de paja que se destaca mucho en el horizonte, desaparecerá con el fuego convirtiéndose en una nube
de humo que pronto se desvanecerá. Y para expresarlo sencilla pero gráficamente, quisiéramos decir que en el cielo habrá
algunas personas que habrán llegado allí porque su fundamento era Cristo, pero que estarán oliendo a fuego y humo,
como si hubieran salido de un incendio, porque todo lo que han hecho fue consumido por las llamas. Ellos no recibirán una
recompensa. Este pasaje trata, pues, sobre la recompensa en EL SERVICIO DE DIOS.

Si usted es un creyente carnal, fácilmente identificable o no, según sus reacciones de la falta de madurez resulten más, o
menos visibles, creemos que el apóstol Pablo ESTABA DICIENDO QUE USTED NO PUEDE ESPERAR UNA RECOMPENSA
PORQUE NO HA ESTADO RELACIONADO PROPIAMENTE CON DIOS A TRAVÉS DE SU PALABRA, NI SOMETIDO AL
CONTROL DEL ESPÍRITU SANTO.

Usted puede notar que el creyente carnal es aquel que no conoce bien la Palabra de Dios y si la conoce, se trata de un
conocimiento que no afecta a ciertas áreas de su vida. Es que uno puede identificar las tres categorías mencionadas por el
apóstol Pablo, de acuerdo con la relación de esas personas con la Palabra de Dios. El hombre llamado "natural" opina que
esa Palabra y su mensaje son una insensatez, algo que no tiene sentido para él. El creyente llamado "espiritual" discierne,
percibe la Palabra de Dios, y ésta le proporciona una percepción espiritual. Y el creyente llamado "carnal" preferirá
cualquier actividad social o de esparcimiento, a recibir la enseñanza de la Palabra de Dios. Así es que la actitud frente a la
Palabra de Dios nos ayuda a identificar a un creyente carnal o en estado de inmadurez, que no se desarrolla en su
crecimiento espiritual.

La palabra "pérdida" del versículo 15 (zemioo), no implica la idea de sufrimiento en el sentido de sufrimiento físico o
mental. Su idea básica es pérdida en el sentido de perder el premio que pudiera haber recibido. En la oficina un
compañero le gusta jugar mucho a los pronósticos deportivos, hace como 4 años se sacó un segundo lugar por $2,500,
pero el hombre estaba muy triste porque por un solo resultado no se sacó el primer lugar que era por $500,000. Es en este
sentido en el que se habla de pérdida.

¿Qué es este fuego que prueba las obras?


1 Samuel 16:7: “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo
lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus
ojos, pero Jehová mira el corazón.”
Apocalipsis 2:18: “Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de
fuego, y pies semejantes al bronce bruñido...” El Señor que habita en nuestro corazón conoce nuestra intensión, a su
mirada todo queda descubierto. Nosotros mismos veremos cosas que considerábamos los más ocultos secretos y estarán
ahí, desnudos, a la vista.

Dice en 2 Juan 8 “Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis
galardón completo.” Nos enseña la posibilidad de la pérdida por falta de fidelidad o de hacer las cosas uno mismo. Pablo
enseña lo mismo en.
1 Corintios 9:24-27: 2 ”4¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se
lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a
la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26Así que, yo de esta manera
corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, 27sino que golpeo mi
cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser
eliminado.”

La palabra utilizada es adokimos, es una palabra utilizada para probar el dinero, si el dinero era bueno, se calificaba como
dokimos, si era falso o desaprobado, entonces era adokimos. Era la inquietud de Pablo entrar en la esfera de la carne en el
servicio al Señor y a pesar de ser utilizado grandemente por él no alcanzar todo el galardón completo para el que sirve de
todo corazón al Señor, dejándose utilizar completamente, Pablo no sería eliminado de la salvación, pero no deseaba
ser hallado inútil, no servir para nada. De tal manera que sufriría la pérdida de que habla.

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LAS RECOMPENSAS.
La Biblia habla explícitamente de cuando menos 5 recompensas y porqué:

1. Una corona incorruptible para aquellos que obtengan dominio sobre el viejo hombre. 1 Corintios 9:25 “Todo aquel que
lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una
incorruptible.”
2. Una corona de gozo para los ganadores de almas. 1 Tesalonicenses 2:19 “Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o
gozo, o corona de que me gloríe? ¿No lo sois vosotros, delante de nuestro Señor Jesucristo, en su venida?”
3. Una corona de vida para aquellos que resistan las pruebas. Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la
tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los
que le aman.”
4. Una corona de justicia para los que aman su venida. 2 Timoteo 4:8 “2Por lo demás, me está guardada la corona de
justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman
su venida.”
5. Una corona de gloria por la disposición de apacentar la grey de Dios. 1 Pedro 5:4 “Y cuando aparezca el Príncipe de
los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.”

Estas recompensas no son para la gloría del que las obtiene, sino para la gloría de Dios mismo ya que él fue el que hizo las
obras, el creyente fue solo el instrumento utilizado por Dios. Es por eso razonable encontrar a los 24 ancianos depositando
sus coronas a los pies del cordero. Apocalipsis 4:10: “los veinticuatro ancianos se postran delante del que está
sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono...”

Existe la controversia de si estas coronas son permanentes o son separadas al entregarlas a Cristo como una manifestación
de otorgarle la gloria, de cualquier manera, estas recompensas mostrarían por la eternidad la gloria de Dios en la persona
de sus redimidos, reflejando estos su poder y gloria por siempre jamás. Es como aquel hombre que compraba cosas
carísimas a su esposa, más que las que compraba para sí mismo, gastaba mucho dinero en que ella se cultivara tanto moral
como socialmente y un día se le pregunto el porqué de este hecho y él contestó: Porque cada vez que la gente la ve a ella,
ve mi poder y mi riqueza en las cosas que ella tiene, porque yo se las he dado. En Cristo es lo mismo pero sin ninguna
mancha de egoísmo o soberbia como pudo haber en este hombre.

CONCLUSIÓN.
El tribunal de Cristo no es un momento de juicio, sino más bien de premiación, el premio o recompensa lo obtendrán
aquellos que permitan ser utilizados por Cristo en su obra. El juicio se hará sobre las obras del creyente, no sobre de él. El
juicio no tiene nada que ver con la salvación del alma. Lo oculto del hombre será mostrado ahí abiertamente. El examen
no será en grupo, sino en forma personal con el Señor.

La mejor forma de prepararnos para ese momento lo encontramos en: 1 Corintios 11:31-32 31 “Si, pues, nos
examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32mas siendo juzgados, somos castigados por el
Señor, para que no seamos condenados con el mundo.”

Aquí se está hablando de creyentes. Podemos examinarnos cuando sabemos que estamos en una mala condición espiritual.
Si no, Él nos juzgará, disciplinándonos, para que no seamos condenados con los que no son creyentes. Porque en un día
futuro, Jesús juzgará al mundo. Pero PRIMERO, TIENE QUE TRATAR CON LOS QUE SOMOS SUYOS.

Pero aunque seamos jugados por el Señor, su juicio es justo, y nos disciplina para que no alcancemos la condenación que
el mundo recibe; El juicio personal diario de nuestras motivaciones nos permitirán llegar gozosos delante del Señor
sabiendo que él ha sido el que ha efectuado nuestras obras. El abandonar esta práctica nos puede hacer llegar delante de él
y avergonzarnos de que lo que hemos hecho ha sido para la gloría de la carne o de no haber hecho nada agradable a
Dios.
Esto describe un elemento esencial en la motivación más profunda y la meta suprema del creyente que es agradar a Dios:
el hecho de que todo cristiano debe rendirle cuentas al final de su vida.

“Tribunal” es una alusión (Referencia) metafórica (representación simbólica) al lugar en que el Señor se sentará a
evaluar la vida de cada uno de nosotros con el propósito de darles recompensas eternas. La palabra tribunal es una
plataforma elevada en la que se colocaban los atletas victoriosos para recibir su corona (Por ejemplo los Juegos
Olímpicos) El término también se emplea en el N.T como referencia al lugar de juicio, como cuando Jesús estuvo ante
Poncio Pilato (Mateo 27:19; Juan 19:13), pero la mención en este versículo tiene que ver con la analogía (Semejanza
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formal entre dos cosas) del atletismo. Corinto tenía una de esas plataformas en las que se repartían galardones atléticos
y donde también se dispensaba justicia legal (Hechos 18:12-16), de modo que los corintos entendieron bien las palabras de
Pablo. La frase “LO QUE HAYA HECHO MIENTRAS ESTABA EN EL CUERPO, SEA BUENO O SEA MALO.” Acciones
que tuvieron lugar durante la vida del creyente en su ministerio terrenal. Esto no incluye pecados porque el juicio de estos
se ejecutó en la cruz de Cristo (Efesios 1:7). Pablo se refiere a todas las actividades que los creyentes realizan durante su
vida que se relacionan con su recompensa y su elogio eternos de parte de Dios. En sus ojos, todo lo que hagan los
cristianos en su cuerpo temporal tendrá repercusiones para la eternidad. Pablo quería establecer una comparación entre las
actividades de valor eterno y todas las que son triviales. Su punto no era que los creyentes deban abstenerse de
ciertas cosas beneficiosas en la tierra, sino que deberían glorificar a Dios en ellas y gastar la mayor parte de sus energías y
tiempo en lo que tenga valor para la eternidad.

Para el creyente, el tribunal de Cristo tiene un carácter totalmente distinto. ES PARA MANIFESTACIÓN Y RECOMPENSA. Es
la manifestación de lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, para poder valorizar la calidad de obra realizada en
esta tierra, bien para pérdida o bien para recompensa.
Compareceremos ante Aquel que llevó el juicio de nuestros pecados en la cruz del Calvario. Por ende, queda claro que
los cristianos no seremos juzgados por nuestros pecados en este Tribunal, pero nunca sabremos, hasta entonces cuán
grande era la deuda de nuestro pecado. A menudo tenemos un concepto muy pequeño de la grande carga de pecados que
Jesús llevó por nosotros y de la nueva vida que nos ha otorgado. No logramos ver en su justa dimensión lo que significa
pecar estando ya en esta vida de libertad que se nos ha concedido, o lo que realmente implica ser irresponsable en su obra
o tener un mal testimonio; pero aquel día quedara claro.
Todo tiene que salir a la luz, como lo dijo nuestro Señor Jesús: “Porque no hay nada oculto que no haya de ser
manifestado, ni nada escondido que no haya de ser conocido y salir en claro”, (Lucas 8:17, RVA). Antes de conocer a
Cristo y ser salvos estábamos alejados de Dios por causa de nuestros pecados “Los que viven según la carne no pueden
agradar a Dios” (Romanos 8:8, RV60), pero cuando Dios nos salvó nos dio una vida nueva a través de Cristo.
A partir de este momento hemos pasado de muerte a vida y ya no hay condenación para los que creen en Cristo Jesús, sin
embargo, somos diseñados para buenas obras y se nos otorgan diferentes dones y habilidades para gloria de su nombre y
provecho de los demás las cuales serán evaluadas por nuestro Señor: “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana,
como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la
herencia...”, (Colosenses 3:23- 24, NVI).

Sin embargo, desde que nos convertimos ha habido fracaso y pecado en nuestras vidas, y aunque todo ello fue llevado por
el Señor Jesús en el Calvario, tiene que ser manifestado el día del Tribunal de Cristo, recibiendo recompensa aquello que
se hizo para Él en obediencia a su palabra; el resto será todo de pérdida. En el contexto de 1 Corintios 3 Pablo se
representa a sí mismo y a Apolos como los ministros mediante los cuales los corintios habían creído y sobreedificados. "Yo
planté, Apolos regó pero Dios ha dado el crecimiento" (1 Corintios 3: 6, RV60). Resalta el hecho de que ellos son
servidores que trabajan para edificar sus vidas delante de Dios: “Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y
vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios” (1 Corintios 3:9, RV60). Aquí el apóstol haciendo uso de su ingenio
literario introduce dos metáforas para comparar sus ministerios. En primer lugar dice que los cristianos son labranza de
Dios a tal punto que los ministros son los responsables que cuidar la tierra donde han sido sembrados, comparándose así
con agricultores. En segundo lugar compara a los creyentes con un edificio de Dios, palabras que se traducen del termino
griego oikodomé (οἰκοδομή), palabra compuesta por oikos, que significa hogar, ydemo, QUE SIGNIFICA CONSTRUIR.

Siendo así, los ministros son responsables que cuidar y saber edificar la casa de Dios, donde la casa de Dios es la misma
iglesia. Este pensamiento Pablo lo desarrolla mejor en los siguientes versículos: “Conforme a la gracia de Dios que me ha
sido dada, como perito arquitecto he puesto el fundamento, y otro está edificando encima. Pero cada uno mire
cómo edifica encima, porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Si
alguien edifica sobre este fundamento con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno u hojarascas, la obra de
cada uno será evidente, pues el día la dejará manifiesta. Porque por el fuego será revelada; y a la obra de cada
uno, sea la que sea, el fuego la probará. Si permanece la obra que alguien ha edificado sobre el fundamento, él
recibirá recompensa. Si la obra de alguien es quemada, el sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero
apenas, como por fuego”, (1 Corintios 3:10-15, RVA).

Sobre el fundamento de Jesucristo, los ministros, como colaboradores de Dios, están ocupados en erigir la casa de Dios,
pero cada uno debe cuidar la forma de cómo edifica. Algunos pueden ser irresponsables en cuanto a la predicación de la
palabra de Dios, el testimonio que den y en general la forma de como desempeñen su ministerio, así su fundamento no
estará erigido sobre materiales sólidos y duraderos como el oro, plata y piedras; y no ser la casa digna de la morada del
Espíritu Santo: “justamente edificados, para morada de Dios en Espíritu” (Efesios 2:22, RVA). Pablo sabia lo importante
que era esto y por tal motivo en esta misma carta amonesto a los corintios para que se alejaran de celos, disensiones (1
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Corintios 3:3), orgullo (1 Corintios 4:18); a no conservar en la iglesia fornicarios no arrepentidos (1 Corintios 5:1-2); a no
consentir pleitos entre los hermanos (1 Corintios 6:1), a no permitir que gente ebria se acerque a la cena del Señor (1
Corintios 11: 21) y en general a cuidar la sana doctrina (1 Corintios 15:12).

Cuando un ministro tolera todas estas cosas está edificando en madera, heno u hojarascas. Ante esta realidad, debemos
cuidar la forma de cómo nos desempeñamos en nuestro ministerio ya que un día daremos cuenta de ello: Porque por el
fuego será revelada; y a la obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. Para los fieles aquel día será de gran
júbilo y recompensa: Si permanece la obra que alguien ha edificado sobre el fundamento, él recibirá recompensa; pero para
otros será de gran lamentación: Si la obra de alguien es quemada, el sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero
apenas, como por fuego. Esto significa que un creyente que no administro sabiamente sus dones y habilidades “sufrirá
pérdida” (1 Corintios 3:15 RVA), es decir, el tiempo, la energía, la capacidad y las posesiones fueron desaprovechadas en
gran manera y tendrá consecuencias eternas de carácter negativo. En otras partes de las Escrituras se nos pide que seamos
responsables en cuanto a la forma de como cumplimos nuestro ministerio: “Y también el que lucha como atleta, no es
coronado si no lucha legítimamente” (2 Timoteo 2:5, RV1960). El autor a los hebreos añade: “Porque si el mensaje
anunciado por los ángeles tuvo validez, y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo
escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?”, (Hebreos 2:2-3, NVI).

Aquí Cristo nos enseña como Dios mide las cosas. El mide nuestro motivo en la obra que hacemos. Si es algo para agradar
al Señor, o solo para ser visto de la gente. Por ello es importante no hacer las cosas para buscar la gloria de los hombres
sino para ayudar a nuestro prójimo y honrar verdaderamente a nuestro Señor: “Por eso, cuando des a los necesitados,
no lo anuncies al son de la trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la
gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los
necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así
tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará”, (Mateo 6:2-4, NVI).

Romanos 14:10-12 dice, “... Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo..... De manera que cada
uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.” 2 Corintios 5:10 nos dice, “Porque es necesario que todos nosotros
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras
estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”

En el contexto de ambas Escrituras, está claro que se refieren a cristianos, no incrédulos. El Tribunal de Cristo NO
DETERMINA LA SALVACIÓN; esa fue determinada por el sacrificio de Cristo a nuestro favor (1 Juan 2:2), y nuestra fe en
Él (Juan 3:16). Todos nuestros pecados están perdonados y nunca seremos condenados por ellos (Romanos 8:1).
No debemos mirar el Tribunal de Cristo como el juicio de Dios a nuestros pecados, sino más bien como la recompensa de
Dios por nuestras vidas. Sí, como dicen las Escrituras, tendremos que dar cuenta de nuestras vidas. Parte de esto
seguramente será responder por los pecados que cometimos. Sin embargo, ese no va a ser el principal enfoque en el
Tribunal de Cristo.

En el Tribunal de Cristo, los creyentes son recompensados en base a cuán fielmente sirvieron a Cristo (1 Corintios 9:24-
27; 2 Timoteo 2:5). Las cosas por las que creo que seremos juzgados serán; qué tan bien obedecimos a la Gran Comisión
(Mateo 28:18-20), qué tan victoriosos fuimos sobre el pecado (Romanos 6:1-4), qué tanto controlamos nuestra
lengua (Santiago 3:1-9), etc. La Biblia habla de creyentes recibiendo coronas por diferentes cosas, basadas en cuán
fielmente sirvieron a Cristo (1 Corintios 9:24-27; 2 Timoteo 2:5). Las diferentes coronas son descritas en 2 Timoteo 2:5; 2
Timoteo 4:8; Santiago 1:12; 1 Pedro 5:4 y Apocalipsis 2:10. Santiago 1:12 es un buen resumen de cómo debemos pensar
acerca del Tribunal de Cristo, “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido
la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.”

¿Qué es lo que será juzgado allí? Bueno, sabemos que no seremos juzgados por nuestros pecados, porque los pecados
perdonados a nosotros, los creyentes, como dice el Salmo 103:12, Dios los ha alejado así como ha alejado del oriente el
occidente. Él no se acordará más de nuestros pecados, como dice la Carta a los Hebreos, capítulo 5, versículo 12. Y todos
nuestros pecados están cubiertos por la sangre que Cristo derramó en la cruz y es como si Dios no los recordara
más. Nosotros entonces vamos a ser juzgados como administradores de todo aquello sobre lo cual Dios nos ha constituido
en mayordomos. Todas nuestras posesiones físicas, nuestros cuerpos, nuestros recursos materiales, lo que debemos darle a
Él será examinado y evaluado por Él. Ésas serán las cosas que van a ser juzgadas en ese tribunal. Así que podemos ver que
el ser un administrador, un mayordomo fiel, es de suma importancia.

Elaborado por: 1er Diácono de la Iglesia Apostólica Libre Jorge Dimitrov Sede Central Managua, Nicaragua. Geovanny J.
Mercado V. Página | 7
Enseñanza Bíblica EL TRIBUNAL DE CRISTO.. ¿QUÉ SUCEDERÁ? Enero de 2018
Después de todo, nosotros no somos los dueños de nada; como hemos dicho antes; todas las cosas pertenecen a Cristo,
y nosotros también le pertenecemos a Él. Estamos, por decirlo así, asociados con Él. Y fue algo maravilloso lo que dijo Pablo
al terminar el capítulo tercero que vimos anteriormente. Que todas las cosas son nuestras; Pablo es nuestro, Apolos
también, Pedro, así como todos los grandes maestros y reformadores que ha tenido la iglesia en el transcurso de los siglos.

Que el hecho de compadecer ante el Tribunal de Cristo hable ahora a nuestros corazones y conciencias, para que nosotros
tratemos de hacer como el apóstol Pablo, que lleno del gozo del amor de Cristo, trataba de vivir su vida en vista de aquel
día.
“Y si invocáis como Padre a aquel que juzga según la obra de cada uno sin hacer distinción de personas,
conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación”. 1 Pedro 1:17 (RVR 1960)

Les dejo algunos consejos como poder Leer y estudiar la Biblia y en especial estos temas tan
TRANSCENDENTALES:

1) Antes de comenzar el estudio de la Biblia reserve dos cosas muy importantes: tiempo y lugar. Reserve una hora
especial de su día. Lo ideal es que sea la primera hora, antes de comenzar sus actividades normales. Busque también
un lugar silencioso donde usted tenga condiciones de asimilar la Palabra de Dios.
2) Antes de leer, haga una oración, pidiendo la iluminación del Espíritu Santo, para entender lo que va a leer. Ore
para que Él sea su instructor y que le de perseverancia en la lectura. Recuerde siempre que la Biblia es el único libro
cuyo Autor está siempre presente, cuando se la lee.
3) No lea con prisa, sino con atención. El objetivo no es sólo terminar la lectura programada, sino entender
aquello que está escrito. Si no entiende vuelva a leer el texto seleccionado.
4) Use un cuaderno para registrar ideas, reflexiones y comentarios personales, o un lápiz de color para subrayar
textos en la Biblia.
5) Trate de entender el contexto de aquello que está leyendo. Para ayudar en el entendimiento de la Biblia,
busque respuestas para preguntas simples, tales como: ¿Quién está hablando? ¿A quién? ¿Por qué? ¿Cuándo y
dónde ocurre el hecho? Y finalmente, ¿este texto pude ser aplicado a mi vida?
6) Observe que tipo de texto está usted estudiando. ¿Es una historia? ¿Es una parábola? ¿Es una poesía? Si el
texto estuviese enseñando de una doctrina específica, como por ejemplo, la segunda venida de Jesús, trate de
estudiar todos los textos que hablan acerca de esta misma doctrina.
7) Busque aclarar los textos difíciles con sus paralelos más fáciles. Por ejemplo: compare lo que dice Mateo, en
relación a un tema, con lo que dicen los otros evangelios de ese mismo tema. Analizara todo el contexto facilitará su
comprensión.
8) Existen varias herramientas que le ayudarán en la lectura de la Biblia, entre ellas: un Diccionario Bíblico y una
Concordancia Bíblica. El primero le ayudará en la comprensión de ciertas palabras desconocidas y sus significados. La
concordancia (muchas Biblias incluyen una en la parte final), le mostrará alfabéticamente, por asuntos, todos los
versículos de la Biblia que contienen la palabra que usted busca.
9) Adopte un método sistemático de lectura (Lucas 24: 27; Isaías 28: 10). Esto puede ser realizado de las
siguientes formas:

Año Bíblico: Consiste en leer toda la Biblia durante un año, siguiendo la regla de leer tres capítulos de la Biblia
durante los días hábiles y cinco los fines de semana.

Estudio de libros: Elija algún libro de la Biblia y trate de estudiarlo a fondo. Descubra quien es su autor, a quién fue
dirigido, las circunstancias en la cuales fue escrito, su propósito y sus enseñanzas principales.

Método biográfico: Seleccione personajes Bíblicos de su interés y estudie los pasajes Bíblicos relacionados con él.
Trate de aplicar las lecciones espirituales a su vida.

Estudio por temas: Consiste en elegir un tema y seguirlo a través de la Biblia, como por ejemplo: el Bautismo, la
Segunda Venida de Cristo, Gracia, Santuario, Estado de los Muertos, entre otros.

Memorización: Trate de memorizar algunos versículos o capítulos importantes. El cristiano debe tener en orden en
su memoria versículos que traerán paz, esperanza y le serán útiles en los difíciles momentos de prueba.

Elaborado por: 1er Diácono de la Iglesia Apostólica Libre Jorge Dimitrov Sede Central Managua, Nicaragua. Geovanny J.
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