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Janucá (‫חֻנכָּה‬,ֲ y sin puntuación diacrítica ‫)הכונח‬, llamada la «Fiesta de las Luces», es

una festividad judaica que es celebrada durante ocho días, y en la que se conmemora la derrota
de los helenos y la recuperación de la independencia judía a manos de los macabeos sobre los
griegos, y la posterior purificación del Templo de Yerushalayim de los iconos paganos, en
el siglo II antes de la Era Común.

La tradición judía habla de un milagro, en el que pudo encenderse el candelabro del Templo
durante ocho días consecutivos con una pequeña cantidad de aceite, que alcanzaba solo para
uno. Esto dio origen a la principal costumbre de la festividad, que es la de encender, en forma
progresiva, un candelabro de nueve brazos llamado Januquiá (uno por cada uno de los días más
un brazo «piloto»).

La festividad acontece el 25 de Kislev del calendario Judío, fecha acaece entre fines de
noviembre y fines de diciembre del calendario gregoriano.

Origen histórico
Existe una canción referida a la Janucá, que dice: «La Janucá llega una vez al año, trayendo
historias de días antiguos; contando la historia maravillosa de cómo la lámpara [del Templo]
quedó encendida durante ocho días completos aunque contenía aceite para un solo día». La
festividad de la Janucá es desde la época de la hegemonía helénica en Israel, comenzada con la
conquista de Alejandro el año 332 antes de la Era Común.; según puede leerse en los libros
historicos de I y II Macabeos, aunque no se hace mención a ella en el Tanaj hebreo. Cuando se
corona como rey de Siria a Antíoco IV Epífanes (175 y 164 antes de la Era Común.), éste decide
helenizar al pueblo de Israel, prohibiéndole así a los judíos seguir sus tradiciones y costumbres.
Un grupo de judíos conocido como los Macabeos (dado que su líder era Yehudá Macabi),
provenientes de la zona de Modi'ín, comenzaron a rebelarse contra los soldados griegos,
negándose a realizar actos que iban en contra de su propia religión. Tuvieron una lucha difícil, y
eran minoría contra el ejército griego; sin embargo su estrategia, decisión y fe los condujeron al
milagro de Janucá: ganar pocos contra muchos.

Según el Talmud (Gemara, Shabbat 21), al terminar la guerra, los Macabeos regresan
a Jerusalén y encuentran el Santo Templo profanado, con la menorá (un candelabro de siete
brazos) apagada, y aceite ritualmente puro suficiente para encenderla un solo día. Tardaron
ocho días en conseguir más aceite; y sin embargo, el poco que tenían mantuvo encendida la
menorá durante todo ese tiempo.

En los libros históricos I Macabeos y II Macabeos se puede leer sobre la institución de la Janucá.
El primero narra: «Durante ocho días celebraron la dedicación del altar... Entonces Judas y sus
hermanos y toda la asamblea de Israel, decidieron que la consagración del nuevo altar se debía
celebrar cada año con gozo y alegría durante ocho días, a partir del día veinticinco del mes de
kislev» (I Macabeos 4:56-59). De acuerdo con II Macabeos (10:6-8), «lo celebraron con alegría
durante ocho días, a la manera de la fiesta de los Tabernáculos... toda la asamblea aprobó y
publicó un decreto en el que se ordenaba que todo el pueblo judío celebrara cada año estos días
de fiesta».

El martirio de Hannah y sus siete hijos también ha sido relacionado con la Janucá. Según una
historia del Talmud (Tratado de Gittin 57b) y II Macabeos 7, una mujer judía llamada Hannah y
sus siete hijos fueron torturados y ejecutados por Antíoco por negarse a comer cerdo, lo que
hubiera sido una violación de la ley judía.

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La Festividad del Invierno
El Talmud y el Midrash Raba sugieren también otro origen para la festividad. Según estas
fuentes, la Janucá es una manifestación de la festividad del solsticio de invierno, que es el
momento en que los días dejan de acortarse y comienzan a alargarse. El Talmud relata historias
de Adam, el primer hombre, que vio ponerse al sol por primera vez en su vida y entró en pánico,
y conectan esta historia con la festividad del solsticio de invierno. Según el relato, el primer año
ayunó durante ocho días, y luego —al comenzar a alargarse los días nuevamente— festejó
durante otros ocho; pero el segundo año, al comprender que este era el orden natural, solo
festejó (Talmud, Tratado de Avodá Zará, 8a).

Este relato explicaría el motivo central de la festividad: el encendido de luminarias, que simboliza
la expulsión del invierno.

Origen Agrícola
Según el rabino Yoel Ben Nun la festividad de la Janucá está relacionada con la finalización de la
cosecha de aceitunas y su prensado para la obtención del aceite de oliva. Según la Mishná
(Bikurim 1:6) la Janucá marca el final de la ofrenda de las primicias del olivo. Según Ben Nun
esta era una festividad agrícola en la que se encendían luminarias con aceite de oliva, ya desde
la época del primer templo de Yerushalayim. También el Dr. Israel Rozenson opina que antes de
la revolución de los hasmoneos existía una festividad del aceite, que fue reinterpretada luego de
la victoria hasmonea.

Etimologia:
El nombre Janucá deriva del verbo hebreo ‫חנך‬, que significa 'dedicar' o 'inaugurar'. En la Janucá,
los judíos recobraron el control de Jerusalén y reinauguraron el Templo.

El nombre de la festividad recibió también varias interpretaciones:

El nombre puede descomponerse en ‫' חנו כ"ה‬ellos descansaron [el] veinticinco', refiriéndose al
hecho de que los judíos detuvieron su lucha el 25 de Kislev, el día que comienza la festividad.

‫( חנוכה‬Janucá) es también un acrónimo de ‫' —ח“ נרות והלכה כבית הלל‬Ocho velas, y la halajá
según la Casa de Hilel'. Esta es una referencia a una diferencia de opinión entre dos importantes
escuelas de pensamiento rabínico —la Casa de Hilel y la Casa de Shamai — sobre el orden en
el que las velas de Janucá deben ser encendidas. Shamai opina que ocho velas deben ser
encendidas la primera noche, siete la segunda y así sucesivamente, mientras que Hilel estaba a
favor de encender una vela la primera noche y una vela más cada noche, hasta alcanzar las
ocho. La Ley Judía adoptó la postura de Hilel.

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Historia y Contexto
Judea era parte del reino ptolemaico de Egipto hasta el año 200 antes de la Era Común., cuando
el rey Antíoco III el Grande de Siria derrotó a Ptolomeo V Epifanes de Egipto en la Batalla de
Panio. Judea se convirtió entonces en parte del Imperio seléucida de Siria. El rey Antíoco III el
Grande, en un intento por conciliar con sus nuevos súbditos judíos, les garantizó el derecho a
«vivir de acuerdo a sus costumbres ancestrales» y continuar con la práctica de su religión en el
Templo de Yerushalayim. Sin embargo, en el año 175 antes de la Era Común., Antíoco IV
Epifanes, el hijo de Antíoco III, invadió Judea, aparentemente a pedido de los hijos de Tobías.

Los tobíades, quienes lideraron la facción helenista judía en Yerushalayim, fueron expulsados de
Siria alrededor del 170 antes de la Era Común., cuando el sumo sacerdote Onias y su facción
proegipcia les arrebataron el control. Los tobíades exiliados cabildearon con Antíoco IV Epifanes
y lo convencieron de recapturar a Yerushalayim. Según el testimonio del historiador judío Flavio
Josefo, el rey «acordó con ellos, y vino sobre los judíos con un gran ejército, y tomó su ciudad
por la fuerza, y asesinó a una gran multitud de aquellos que favorecían a Ptolomeo, y envió a sus
soldados a saquear la ciudad sin piedad. También profanó el templo, y puso fin a la práctica
constante de ofrecer un sacrificio de expiación diariamente por tres años y seis meses»

Visión tradicional
Cuando el segundo templo de Yerushalayim fue saqueado y los servicios interrumpidos, el
judaísmo fue efectivamente convertido en ilegal. En el año 167 antes de la Era Común., Antíoco
IV Epifanes ordenó la construcción de un altar a Zeus en el Templo. También prohibió
la circuncisión y ordenó el sacrificio de cerdos en el altar del Templo.

Las acciones de Antíoco Epifanes probaron ser equivocadas, cuando fueron desobedecidas
masivamente y provocaron una revuelta de gran escala. Matatías, un kohen (sacerdote judío) y
sus cinco hijos —Yojanán, Simón, Eleazar, Jonatán y Yehudah — lideraron la rebelión contra
Antíoco. Yehudah fue conocido por el nombre de Yehudah haMacabí ('Judah el Martillero'). En el
año 166 antes de la Era Común. Matatías fallece, y Yehudah toma su lugar como líder de la
rebelión. En el año 165 antes de la Era Común, la rebelión contra el monarca seléucida triunfa, y
el templo es liberado y rededicado.

La festividad de Janucá es instituida por Yehudah el Macabeo y sus hermanos para celebrar este
evento. Después de recuperar Yerushalayim y el Templo, Yehudah ordenó que el templo fuera
limpiado, y que se construyese un nuevo altar en lugar del altar contaminado, y que nuevos
utensilios fuesen preparados también. Según el Talmud, se necesitaba aceite de oliva para
encender la Menorah del Templo, que debía permanecer encendida toda la noche, cada noche.
Pero solo se encontró suficiente aceite para encenderla un día solo, y —milagrosamente— este
aceite alcanzó para ocho días, el tiempo necesario para preparar nuevo aceite para la Menorah.
Una festividad de ocho días fue instaurada por los Sabios para conmemorar este milagro.

La versión de la historia que figura en Macabeos I, por otro lado, indica que una celebración de
ocho días con cánticos y sacrificios fue proclamada cuando se rededicó el altar, y no hace
mención alguna al milagro del aceite. Varios historiadores creen que la razón de esta celebración
de ocho días fue, en realidad, una celebración tardía de las festividades de Sucot y Shemini
Atzeret, en esa época las festividades más importantes del año. Esto debido a que durante la
guerra los judíos no pudieron celebrar apropiadamente estas festividades, y no solo que la

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duración combinada de ambas es de ocho días, sino que durante la festividad de Sucot se
encendían lámparas en el templo.

Interpretaciones Modernas
Algunos académicos modernos opinan que el rey estaba interviniendo en una guerra civil interna
entre los judíos tradicionalistas y los judíos helenistas en Yerushalayim. Estas facciones
competían violentamente por el cargo de Kohen HaGadol (Sumo Sacerdote), donde los
tradicionalistas, quienes portaban nombres hebreos/arameos como Onias, se enfrentaban a
sacerdotes con nombres helenistas, como Jasón y Melenao. En particular, las reformas
helenistas de Jason podrían haber sido un factor decisivo que llevaron al eventual conflicto entre
las facciones. Otros autores señalan posibles factores socioeconómicos, que se sumarían a los
factores religiosos detrás de la guerra civil.

Lo que en muchos aspectos comenzó como una guerra civil, escaló cuando el Reino Helenista
de Siria se alió con la facción helenista judía en su conflicto contra los tradicionalistas.19 Cuando
el conflicto escaló, Antíoco se puso del lado de los helenistas prohibiendo las prácticas religiosas
que los tradicionalistas promovían. Esto podría explicar por qué el rey, en contra de la práctica
seléucida registrada en otros lugares y momentos, prohibió la religión tradicional.

Línea de Tiempo

ƒ 198 antes de la Era Común.: ejércitos del rey seléucida Antíoco III el Grande expulsan a
Ptolomeo V Epifanes de Judea y Samaria.
ƒ 175 antes de la Era Común.: Antíoco IV Epífanes asciende al trono seléucida.
ƒ 168 antes de la Era Común.: bajo el reinado de Antíoco IV Epífanes, el templo es
saqueado, los judíos son masacrados, y el judaísmo es declarado ilegal.
ƒ 167 antes de la Era Común.: Antíoco ordena la construcción de un altar a Zeus en el
Templo de Jerusalén. Matatías, y sus cinco hijos, lideran una rebelión en su contra.
Yehudah, hijo de Matatías, se hace conocido como Yehudah haMacabí (Judas el Martillero).
ƒ 166 antes de la Era Común.: Matatías muere, y Yehudah toma su lugar como líder de la
revuelta. Comienza el Reino Hasmoneo, que dura hasta el 63 antes de la Era Común.
ƒ 165 antes de la Era Común.: la revuelta judía contra el monarca seléucida triunfa. El
Templo es liberado y rededicado. Nace la festividad de Janucá.
ƒ 142 antes de la Era Común.: establecimiento del segundo reino judío. Los seléucidas
reconocen la autonomía judía, mientras que el rey seléucida mantiene el señorío formal
sobre, el cual es reconocido por los hasmoneos. Esto inicia un período de gran expansión
territorial, crecimiento poblacional, religioso, cultural y social.
ƒ 139 antes de la Era Común.: el Senado romano reconoce la autonomía judía.
ƒ 131 antes de la Era Común.: Antíoco VII muere. El Reino judío expulsa al dominio sirio
definitivamente.
ƒ 130 antes de la Era Común.: Antioco VIII sitia Jerusalén, pero se retira.
ƒ 96 antes de la Era Común.: comienza una guerra civil de ocho años.
ƒ 83 antes de la Era Común.: se consolida el reino de en el territorio al este del río Jordán.
ƒ 63 antes de la Era Común.: el reino judío hasmoneo llega a su fin por la rivalidad entre
los hermanos Aristóbulo II e Hircano II. Ambos solicitan la intervención de Roma, lo que
motiva el envío del general romano Pompeyo el Grande. Doce mil judíos son masacrados

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cuando los romanos ingresan a Yerushalayim. Los sacerdotes del Templo son abatidos en el
altar. Roma anexiona Judea.

La Mishná
La historia de Janucá, junto con sus leyes y costumbres, está prácticamente ausente de la
Mishná, fuera de algunas menciones tangenciales (Bikurim 1:6, Rosh HaShanah 1:3, Megilah
3:6, Bava Kama 6:6). Rav Nissim Gaon sugiere, en su obra Hakdamah leMafteaj haTalmud que
la información relacionada a la festividad era tan conocida que la Mishná no encontró motivo
para incluirla. Reuvein Margolies sugiere en cambio que dado que la Mishná fue redactada
después de la revuelta de Bar Kojba, sus editores prefirieron no incluir una mención explícita a
una festividad que celebraba otra revuelta —relativamente reciente— contra un dominante
extranjero, por temor a enfrentarse a los romanos.

El Talmud
El milagro de Janucá está descrito en el Talmud. La Guemará, en el Tratado de Shabat, página
21, mientras habla sobre las velas de Shabat se refiere también al tema de las velas de Janucá y
dice que después de que las fuerzas de Antíoco IV fueran expulsadas del Templo, los Macabeos
descubrieron que casi todo el aceite ritual había sido profanado. Ellos encontraron una sola
vasija con el sello del Kohen HaGadol todavía intacto, con suficiente aceite como para mantener
encendida la Menorá en el Templo durante un solo día. Los Macabeos utilizaron este aceite y,
milagrósamente, el mismo ardió durante ocho días (el tiempo que tomaba preparar aceite
nuevo).

El Talmud presenta tres opciones:

1. La ley requiere solamente una luminaria cada noche en cada hogar,


2. Una mejor práctica es la del encendido de una luminaria cada noche por cada miembro
del hogar,
3. La mejor de las prácticas es la de variar el número de luminarias a encender en cada
noche.
Las luminarias deben ser ubicadas fuera de la puerta del hogar, en el lado opuesto al de
la Mezuzá, o en la ventana más cercana a la calle, salvo en épocas en las que los judíos son
víctimas de persecuciones. Rashi, en su comentario sobre la página 21b del Tratado de Shabat,
dice que la intención de esta ubicación es la de hacer público el milagro ocurrido.

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Relato de Flavio Josefo
El historiador judío Flavio Josefo relata en su libro Antigüedades judías XII, como el victorioso
Yehudah el Macabeo ordenó, luego de reconsagrar el Templo de Yerushalayim que había sido
profanado por Antíoco IV Epífanes, que todos los años se celebrase durante ocho días con
pompas. Flavio Josefo nombra a estos festejos el «Festival de las Luminarias»:

Y Yehudah celebró el festival de la restauración de los sacrificios del Templo durante ocho días, y no omitió
ningún tipo de placer; sino que los festejó con ricos y espléndidos sacrificios; y honró a HaShem, y lo deleitó
con Himnos y Tehilim. Estaban tan alegres con el restablecimiento de sus contumbres cuando, luego de un
largo intervalo, inesperadamente recuperaron su libertad de culto, que hicieron ley para la posteridad el
guardar esta festividad, en recuerdo de la restauración de su Templo de culto, durante ocho días. Y desde
ese entonces y hasta ahora es que celebramos esta festividad, y la llamamos Luces. Yo supongo que la
razón fue debido a que esta libertad que estaba más allá de nuestras esperanzas se nos presentó, y por lo
tanto este nombre fue dado a la festividad. Yehudah también reconstruyó las murallas alrededor de la
ciudad, y construyó torres de gran altura en contra de las incursiones de los enemigos, y puso guardias en
ellas. Y también fortificó la ciudad de Bet Sura, para que pueda servir como ciutadela en contra de cualquier
peligro que pudiese venir de nuestros enemigos.

Otras Fuentes Antiguas


La historia de Janucá se menciona en los libros Macabeos 1 y Macabeos 2, pero la festividad no
es específicamente mencionada. En su lugar, una historia de similar contenido, pero de obvia
posterior data, es mencionada en Macabeos 2 1:18, donde se habla del reencendido del fuego
del altar por Nejemia, el cual fue posible por un milagro ocurrido el 25 de Kislev, y que parecería
indicarse que fuera la razón por la cual la reconsagración del Templo por Yehudah el Macabeo
ocurriese en esa fecha.

Otra fuente es la Meguilat Antiocus. Esta obra, también conocida como Meguilat haHashmonaim,
Meguilat Janucá o Meguila Levanit, fue escrita originalmente en arameo y luego traducida
literalmente al hebreo. Académicos modernos datan el original en algún momento entre los siglos
2 y 5 Era Común., y la traducción al hebreo en el siglo 7 Era Común. El texto fue publicado por
primera vez en Mantua en 1557.Saadia Gaon, quien la tradujo al árabe en el siglo IX, se la
adjudica a los propios Macabeos.

Celebración
La festividad de Janucá se celebra durante ocho días, del 25 de kislev al 2 de tevet (o el 3 de
tevet, cuando kislev cuenta con solo 29 días). Durante esta festividad se prende una januquiá
o candelabro de ocho brazos (más uno mayor). En la primera noche únicamente se prende el
brazo mayor y una vela, y cada noche se va aumentando una vela, hasta el último día en el que
todo el candelabro se enciende completo. Este hecho conmemora el milagro de que el aceite
duró ocho días.

La liturgia indica adiciones especiales al servicio diario de oraciones, así como un agregado
especial a la bendición después de las comidas.
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Según la Halajá (ley judía), Janucá no es una festividad como Shabat, en el sentido de que no
existe prohibición de realizar los tipos de tareas prohibidas en Shabat. Quienes observan la
festividad trabajan normalmente, y no existe motivo religioso para que las escuelas cierren,
aunque en Israel las mismas están cerradas desde el segundo día de la festividad y hasta su
finalización.

Es costumbre reunirse con familiares o amigos para el encendido de la januquiá e intercambiar


presentes. Es costumbre entre los asquenazí que los niños jueguen con un dreidel o sevivon, el
cual es un tipo de perinola. También se acostumbra comer levivot o
latkes y sufganiot, tortas de patata y bolitas de masa rellenas de mermelada, y otras
preparaciones fritas.

Encendido de las Luminarias


Las luminarias de Janucá se encienden al atardecer, momento en el que —según la tradición
judía— comienza el día. La tradición prevaleciente es la de encender progresivamente las
luminarias, una la primera noche, dos la segunda, y así hasta completar las ocho. Una luminaria
extra, llamada shamash (lit. ‘servidor’ o ‘cuidador’) se enciende primero, y se utiliza como llama
piloto para encender a las demás. El shamash tiene una ubicación distinta al resto de las
luminarias, usualmente más alta, más baja o al costado de las ocho luminarias de la festividad.
El propósito de esta luminaria piloto es adherir a la prohibición indicada en el Talmud, según la
cual las luminarias de Janucá no pueden ser utilizadas para nada más que recordar la historia de
Janucá y meditar sobre ella. En este sentido, las luminarias de Janucá difieren de las velas
de Shabat, que son utilizadas para iluminar. De esta forma, si se necesitase iluminación en
Janucá, el shamash cumpliría esta función y evitaría el uso de las luminarias de Janucá para
iluminación, evitando infringir la prohibición.

El shamash no cuenta entonces entre las luminarias de Janucá, por lo que de hecho, la primera
noche se encienden dos luminarias (el shamash y la primera luminaria), el segundo día se
encienden tres, y así sucesivamente. En total, al finalizar los ocho días, se encendieron 44
luminarias (36 sin contar el shamash).

Las luminarias pueden ser velas o lámparas de aceite. En casos en los que una llama abierta no
está permitida, se puede —y a veces se hace— utilizar luminarias eléctricas. La mayoría de los
hogares judíos tienen un candelabro especial para Janucá. Las intención de las luminarias de
Janucá no es la de «iluminar adentro de la casa» sino «iluminar afuera de la casa», de forma que
los transeuntes puedan ver las luminarias y recordar el milagro de la festividad. Por esto, las
luminarias se ubican en una ventana prominente o cerca de la puerta que da a la calle.

Entre los ashkenazi se acostumbra a que cada miembro de la familia tenga su propia janukiá,
mientras que los sefardíes tienen una para todo el hogar. En épocas y lugares donde los judíos
son víctimas de persecusiones y antisemitismo, las luminarias se esconden de la vista del
público. La mayoría de los grupos jasídicos encienden las lámparas en un pasillo o zaguán, no
necesariamente a la vista del público. La tradición indica que las luminarias se ubican en el lado
opuesto a la mezuzá, para que cuando la persona atraviese la puerta esté rodeado por la
santidad de ambos preceptos.

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Tiempo de encendido
Las luminarias de Janucá deben arder por lo menos media hora luego de que oscurezca. La
costumbre del Gaón de Vilna, observada por muchos residentes de Jerusalén como la
costumbre de la ciudad, es la de encender las luminarias con la caída del sol, mientras que la
mayoría de los jasidim las encienden más tarde, incluyendo en Yerushalayim. Muchos maestros
jasídicos las encienden mucho más tarde, para cumplir con la obligación de difundir el milagro, al
contar con la presencia de sus seguidores en el momento de su encendido.

Es común adquirir paquetes de 44 velas de Janucá, que arden aproximadamente media hora,
por lo que en la mayoría de los casos el precepto se cumple encendiendo las luminarias cuando
ya está oscuro.

La noche de Kabalat Shabat, sin embargo, representa un problema. Dado que las luminarias de
Janucá no pueden encenderse en Shabat, las mismas deben ser encendidas antes de la caída
del sol. Sin embargo, deben permanecer encendidas al menos media hora después de que
oscurezca, por lo que las velas de Janucá comunes no alcanzan. Una solución simple es la de
utilizar velas más largas o las tradicionales lámparas de aceite. A fin de no infringir con la
prohibición de encender fuego en Shabat, las luminarias de Janucá se encienden antes que las
de Shabat.

Bendiciones sobre las Luminarias


Al encender las luminarias, se recitan las siguientes bendiciones:

Baruj Ata Adonai Eloheinu Melej haOlam she'Asá Nisim laAvoteinu, baIamim haHem
baZman haZé (otra versión: uBaZman haZé).

Bendito eres tu Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que hizo milagros a nuestros patriarcas,
en aquellos días en este tiempo (otra versión: y en este tiempo).

Además, la primera noche que una persona enciende las velas debe recitar:

Baruj Ata Adonai Eloheinu Melej haOlam, sheHejeianu veKimanu veHiguianu laZman haZé

Bendito eres tu Adonai, Dios nuestro, Rey del universo, que nos mantuvo con vida, y nos
sostuvo, y nos hizo llegar a este momento.

Esta bendición se recita para marcar ocasiones especiales, que tienen lugar por única vez en la
vida, una vez al año, o con poca frecuencia, y no es específica de la festividad de Janucá.

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Hanerot Halalu
Además de las bendiciones, se recita el himno Hanerot Halalu, del cual existen varias versiones.
La siguiente es una de las más comunes entre las comunidades ashkenazim

Versión Asquenazí:

Transliteración Español

Hanerot halalu anajnu madlikin 'al hanisim Encendemos estas luminarias por los milagros y
ve'al haNiflaot 'al hatshu'ot ve'al hamiljamot las maravillas, por la redención y las batallas que
she'asita laAvoteinu baIamim haHem hiciste por nuestros patriarcas, en aquellos días
(u)baZmán haZeh 'al iedei kohaneja en ésta época, a través de tus kohanim. Durante
haKdoshim. Vejol-shemonat iemei Janukah los ochos días de Janucá estas luces son
haNerot halalu kodesh hem, ve-ein lanu reshut sagradas, y no nos está permitido utilizarlas sino
lehishtamesh bahem ela lir'otam bilvad kedei para mirarlas únicamente para agradecer y loar a
lehodot ul'halel leshimja hagadol 'al niseja ve'al tu gran nombre por tus milagros y tus maravillas y
nifleoteja ve'al ieshu'oteja tus salvaciones.

Ma'oz Tzur
Luego del encendido de las luminarias, mientras las mismas todavía están a la vista, es
costumbre entre algunos ashkenazim (y, en décadas recientes, también entre
algunos sefaradim y mizrajim en países occidentales), entonar el himno Maoz Tzur, escrito en la
Alemania medieval. El himno contiene seis estrofas. La primera y la última tratan sobre temas
generales de salvación divina, y las cuatro intermedias hablan de eventos de persecución de los
que los judíos fueron víctimas, exaltando a HaShem por su supervivencia a pesar de esas
tragedias: el éxodo de Mitzrayim, el cautiverio babilónico, el milagro de Purim y la victoria
Hasmonea.

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El Dreidel

El dreidel, o sevivon en hebreo es una perinola de cuatro lados con la que los niños acostumbran
a jugar en Janucá. Esta perinola de Janucá tiene cuatro caras, cada una de ellas con una letra
en hebreo:

ƒ ‫( נ‬Nun).
ƒ ‫( ג‬Guímel).
ƒ ‫( ה‬He).
ƒ ‫( ש‬Shin) o ‫( פ‬Pei).
Las cuatro letras son las siglas de Nes Gadol Haia Sham, lo que quiere decir: 'Un gran milagro
ocurrió allá'. En Israel la cuarta letra suele ser ‫ פ‬en vez de ‫ש‬, y las siglas son de Nes Gadol Haia
Po, lo cual se traduce como 'Un gran milagro ocurrió aquí'.

Algunos comentaristas adjudican un significado simbólico a las letras del dreidel, por ejemplo,
conectando las cuatro letras con los cuatro exilios sufridos por el pueblo judío: Babilonia, Persia,
Grecia y Roma.

En muchos hogares judíos se acostumbra a jugar con el dreidel después de encender la janukiá.
Cada jugador comienza con unas 10 o 15 monedas (es común utilizar monedas de chocolate),
nueces, pasas, caramelos u otras golosinas, y coloca una golosina en el «pozo». Se hace girar el
dreidel, y se gana o se pierde según la letra que salga, según palabras en idish:

ƒ Nun–nisht, 'nada'–no pasa nada, y es el turno del siguiente jugador


ƒ Guimel–gants, 'todo'–el jugador se lleva todo el pozo
ƒ He–halb, 'mitad'–el jugador toma la mitad del pozo, redondeando para arriba si hay un
número impar
ƒ Shin–shtel ayn, 'poner'– el jugador pone una golosina en el pozo
Según otra versión:

ƒ Nun–nim, 'toma'–el jugador toma una golosina del pozo


ƒ Guimel–gib, 'dar'–el jugador pone una golosina en el pozo
ƒ He–halb, 'mitad'–el jugador toma la mitad del pozo, redondeando para arriba si hay un
número impar
ƒ Shin–shtil, 'pausa'– no pasa nada y es el turno del siguiente jugador
El juego continúa hasta que un jugador haya ganado todo.

Algunos indican que el juego conmemora un juego ideado por los judíos para esconder el hecho
de que estaban reunidos estudiando Tora, algo prohibido por los griegos. Los judíos se reunían
en cuevas para estudiar, y un centinela avisaba si se acercaban soldados griegos. Si estos eran
avistados, los judíos escondían los rollos de la Tora y hacían girar trompos, para que los
soldados pensaran que estaban apostando y no estudiando.

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Janucá Guelt
Guelt en idish significa dinero, y es costumbre en Janucá obsequiar a los niños un Janucá
guelt como parte de la celebración. Usualmente se regalan monedas de pequeña denominación,
aunque hay quienes obsequian cifras más importantes. En Israel, el gueltes conocido como dmei
Janucá. Muchos maestros jasídicos distribuyen monedas a quienes los visitan en Janucá. Los
judíos jasídicos consideran esto un auspicio de bendiciones por parte del maestro, y un amuleto
para el éxito. El rabino Abraham P. Bloch escribió que «la tradición del Janucá Guelt es muy
antigua. La costumbre tiene su origen en la práctica de los judíos polacos del siglo XVII, en la
que daban monedas a los niños para que las distribuyeran a sus maestros. Con el tiempo, los
niños comenzaron a demandar su propio regalo, y se comenzó a dar monedas a los niños para
que las conservasen para ellos. Muy pronto, los adolescentes también comenzaron a venir para
recibir su parte. Según Maguen Avraham (siglo XVIII), era costumbre que los alumnos pobres de
las yeshivot visitaran las casas de sus benefactores judíos, quienes distribuían dinero de Janucá
(Oraj Jaim 670 del Shuljan Aruj). Los rabinos aprobaron la costumbre de obsequiar dinero en
Janucá porque de esta forma se difundía la historia del milagro que ocurrió en Israel».

Caraísmo y Janucá
El judaísmo caraíta no reconoce la celebración de Janucá como una obligación religiosa, ya que
fue instaurada en tiempo de los macabeos y no es de precepto. Algunos caraítas la reconocen
como fiesta civil, y otros, por imitación, la siguen pero no de manera obligatoria y de guardar,
como lo hacen la mayoría del judaísmo.

Otras costumbres
Además de las bendiciones y el entonado de Ma'oz Tzur, es costumbre cantar otras canciones
de Janucá. Algunas tradiciones jasídicas y sefaradíes indican plegarias adicionales que deben
ser recitadas antes y después del encendido de las luminarias. Esto incluye el recitado de
varios Tehilim, particularmente los salmos 30, 67 y 91. Muchos jasídicos recitan este último siete
veces luego del encendido, siguiendo las enseñanzas del Baal Shem Tov, fundador de dicho
movimiento. También se acostumbra a intercambiar presentes o dar presentes a los niños.
Muchas familias incentivan también a los niños a realizar donaciones.

Las fechas de la Janucá están determinadas por el calendario hebreo. Janucá comienza el 25
de Kislev y termina el 2 o 3 de Tevet(Kislev puede tener 29 o 30 días). Para el judaísmo, el día
comienza con la puesta del sol, por lo que el primer día de Janucá comienza la noche anterior a
la fecha indicada en el calendario gregoriano.

Shalom v’Januka Sameaj

Iosef Garrido
Javurat Tiferet Israel
Movimiento Natzratim
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