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CONFLICTO ARMADO INTERNO DE GUATEMALA

El Conflicto Armado Interno también


denominado Guerra en Guatemala,
Guerra Civil en Guatemala o
Enfrentamiento Armado en Guatemala–
fue la guerra civil interna ocurrida
en Guatemala entre 1960 y 1996, que
enfrentó el Ejército de Guatemala con
civiles subversivos, organizados en
una guerrilla. La guerra, que duró 36
años, dejó 250 000 personas muertas o
desaparecidas. El enfrentamiento
culminó de manera oficial con la firma de los Acuerdos de Paz
La guerra civil de Guatemala (también llamado conflicto armado interno en
Guatemala tras los acuerdos de paz de 1996) fue un largo conflicto bélico librado en
ese país centroamericano entre 1960 y 1996 dentro del marco de la Guerra
Fría entre el bloque capitalista de los Estados Unidos y el bloque comunista de
la Unión Soviética, que causó un gran impacto en este país centroamericano en
términos económicos y políticos y que agudizó la polarización de la
sociedad guatemalteca. El conflicto se inició a principios de la década de los sesenta,
cuando el 13 de noviembre de 1960 se realizó un fallido golpe de Estado con el fin de
derrocar a Miguel Ydígoras Fuentes; este, sin embargo, fue solo el último de una
serie de sucesos que provocaron la polarización de la sociedad guatemalteca desde
la Independencia en 1821 hasta la caída del régimen del coronel Jacobo Árbenz
Guzmán en 1954. En 1962 se crea el primer grupo guerrillero del país, el Movimiento
Revolucionario 13 de Noviembre (MR13), el cual se organizó y estuvo activo en el
oriente del país hasta su disolución en 1971.
El gobierno del licenciado Julio César Méndez Montenegro fue el único gobierno civil
desde 1960 hasta 1986, aunque estuvo fuertemente influenciado por los miembros
de la cúpula del ejército. El gobierno de Méndez Montenegro dio paso al trío de
gobiernos militares de la década de los setenta y luego a la década de los golpes de
Estado y de fuga de capitales.
La guerra civil finalizó el 29 de diciembre de 1996, durante la presidencia de Álvaro
Arzú con la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera entre el Gobierno de
Guatemala y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, poniendo fin a una
guerra que duró más de 36 años.

En su momento de auge, en 1978-1980, el movimiento guerrillero contó con


aproximadamente de seis a ocho mil combatientes y alrededor de medio millón de
simpatizantes activos en todo el territorio nacional. En 1982 los grupos guerrilleros y
el comunista Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) se unieron para formar un
comando único bajo el nombre de Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
(URNG). Sin embargo, ya para 1982 la guerrilla había sido fuertemente golpeada
por la represión militar y no fue capaz de proteger a sus simpatizantes en el
altiplano rural, quienes se convirtieron en el blanco principal de la contrainsurgencia
militar.

ANTECENDENTES
Los antecedentes más próximos del
enfrentamiento documentan la forma en
que se acumularon las tensiones
políticas e ideológicas desde la década
de los cuarenta y principios de los años
cincuenta, incluyendo la eclosión
renovadora de 1944 y su rápida
radicalización. El enfrentamiento armado se desencadenó en Guatemala debido a
una suma de fenómenos internos como la caída del arbencismo, el feroz
anticomunismo de importantes sectores de la población y de la Iglesia Católica, y la
alianza defensiva de militares, empresarios y otros segmentos de la población
temerosos del cambio social. Asimismo, intervinieron factores externos como la
guerra fría y la influencia de la triunfante revolución cubana al alentar en todo
Latinoamérica el naciente movimiento guerrillero. Este capítulo está dedicado a un
recuento breve de los procesos mencionados.

LA REVOLUCION DEL 44
El descontento contra el régimen de Ubico estaba latente en todas las clases
nacionales y llego a su clímax en 1944, cuando la propaganda política de los países
aliados, que se mantenían en guerra contra el nazismo y fascismo de Europa desde
1939, hizo circular más que nunca las ideas de libertad que tanto ansiaban los
hombres guatemaltecos.

En junio de 1944 estudiantes universitarios y maestros de la capital, desafiaron el


poder dictador con una huelga y manifestaciones públicas a las que pronto se
agregaron elementos de todos los sectores sociales. El 25 de junio de ese año el
desconcierto del gobernante llego al máximo al hacer ametrallar a los manifestantes
que le pedían renuncia del mando, ese día cayo muerta María Chinchilla que ejercía
como maestra.

.REFORMA AGRARIA
Las reformas iniciadas por Arévalo fueron continuadas por su sucesor, Jacobo
Arbenz Guzmán, ganador de las elecciones siguientes.
Su proyecto, una reforma agraria que buscaría aumentar la productividad de las
tierras y el nivel de vida de los campesinos fracasó. Arbenz proponía la
expropiación de las tierras improductivas y su aparente cesión en usufructo a
campesinos, atacando de forma frontal y en base a expropiaciones a la United Fruit
Company.

ASESINATO DE CASTILLO ARMAS


En enero de 1958, tras el asesinato palaciego de Castillo Armas y el triunfo electoral
de Ydígoras Fuentes, se abrió una pugna por el liderazgo político que llevó a la
escisión del MDN. Con este nombre, el ala encabezada por el coronel José Luis
Cruz Salazar se unió al partido gobernante, el PRDN, mientras Mario Sandoval
Alarcón fundó el Movimiento de Liberación Nacional (MLN).

Durante el Gobierno de Ydígoras Fuentes es posible reconocer dos momentos


distintos. Inició su gestión con un llamado a la reconciliación nacional e intentó
desarrollar una política democrática con el lema "Borrón y cuenta nueva". Ydígoras
inició varias acciones, consideradas como gestos importantes, hacia la oposición de
izquierda, pues permitió la organización social y el regreso de numerosos exilados,
entre ellos varios dirigentes comunistas. En sus dos primeros

Estrategias militares
El conflicto armado en Guatemala tuvo su mayor impacto en la población civil no
combatiente. En los años ochenta la campaña contrainsurgente utilizó un alto nivel
de violencia, particularmente en las áreas mayoritariamente indígenas del altiplano
pero también en contra del movimiento popular en el área urbana.
Aproximadamente 150.000 personas murieron como consecuencia del conflicto, y
entre ellos hay de cuarenta mil a cincuenta mil desaparecidos, la mitad de todos los
desaparecidos de América Latina. Comunidades enteras fueron arrasadas en los
años ochenta; centenares de aldeas y caseríos fueron quemados y sus habitantes
asesinados o forzados a exiliarse. Más de un millón de personas fueron
desplazadas (hoy en día existen todavía unos treinta mil refugiados guatemaltecos
en México) y aunque no existen cifras confiables, se estima que aproximadamente
500.000 personas fueron desplazadas dentro del país, muchas de las cuales se
vieron obligadas a trasladarse de las áreas rurales a los centros urbanos,
particularmente a la capital.

La estrategia contrainsurgente del ejército se basó en la desorganización social


primero y luego en la reorganización y control de la población rural para erradicar la
base de apoyo de la guerrilla. Se militarizó el campo creando los llamados "Polos de
Desarrollo" (centros militarizados de concentración de población donde funcionaban
las "aldeas modelo" y donde se aplicaban programas de "reeducación" a las
personas desplazadas capturadas mientras se escondían en las montañas).

ASESINATOS Y VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS


Los asesinatos, desapariciones y demás violaciones a los derechos del pueblo y
principalmente del pueblo indígena, fueron los procesos más comunes durante 36 años
que duró la guerrilla en Guatemala.
Se sabe poco de cómo fue que se llevaron a cabo cada una de esas atrocidades, pero
aún existen personas que fueron víctimas de maltratos que lograron escapar y así dar a
luz los procedimientos que los gobiernos militares desarrollaban para contrarrestar y
acabar definitivamente con las FAR.
Cada uno de los gobiernos militares que estuvieron al mando del país, siguió en plan de
eliminar a la guerrilla.

GOBIERNOS DURANTE EL CONFLICTO

Tras el asesinato de Carlos Castillo Armas, asumió el poder Miguel Ydigoras Fuentes, con
quien se inició la guerrilla interna debido al levantamiento del pueblo por descontentos con
el gobernador. Ydigoras fue derrocado por el ejército en 1963 y asumió el mando de jefe
de estado Enrique Peralta Arzudia.

Durante los gobiernos de 1978-1982 (Fernando Romeo Lucas García), 1982- 1983
(Efraín Ríos Montt), 1983-1986 (Óscar Humberto Mejía Víctores) provocaron un
genocidio con más de 250.000 víctimas mortales, de las cuales 45.000 continúan
desaparecidas. El genocidio maya hizo que un millón quinientos mil ciudadanos
forzosamente fueran desplazados. La guerra provocó el desplazamiento de 450,000
campesinos, que se vieron obligados a refugiarse en México. Dichos desplazados
huyeron tanto de los guerrilleros como de los militares, ya que ambos bandos no
respetaron la neutralidad de varias comunidades, causando además 667 masacres y que
443 aldeas completas desaparecieran.

PORQUE SE DIO EL CONFLICTO


Comenzó como una muestra de suprema rebeldia
entre militares, y se transformó en la principal razón
del subdesarrollo social y económico del país, en un
conflicto casi étnico.

El descontento generado por un régimen desvinculado


de las demandas de la mayoría, provoca un
movimiento nacionalista, avalado por diversos
sectores de la población. La gota que colmara el vaso
es el apoyo total del presidente Ydígoras Fuentes a las
fuerzas mercenarias anticastristas quienes, con el aval
de los estados Unidos de Norteamérica y de dirección
de la CIA se entrenan en Retalhuleu.
La sublevación no fue el inicio de un combate insurgente formal. Por el contrario, busco
infructuosamente propiciar un golpe de estado con apoyo popular a similitud de lo ocurrido
el 20 de octubre.

El escritor e investigador Regis Debray, unos de los cronistas de ese momento señala que
los jóvenes rebeldes eran de los MAS DESCOLLANTES ALUNMOS DE LAS ESCUELAS
DE LA SELVA DEL EJERCITO DE LOS EE.UU. Alejandro de León figura carismática para
quienes lo recuerdan, Caudillo Nato de los cadetes de la Escuela Politécnica dirigieron el
movimiento. Los apoyaban los tenientes Marco Antonio Yon Sosa y Luis Trejo Esquivel y
el subteniente Luis Augusto Turcios Lima. El movimiento, integrado por más de 100
oficiales y aproximadamente 3 mil hombres. Tenía una sola coincidencia de criterio:
participar en la intentona. Se acordó un alzamiento simultáneo en varias bases militares.

El movimiento fue traicionado y a las pocas horas de haberse gestado las acciones
militares, los dirigentes se encontraron solos con un número reducido de seguidores. La
fuerza aérea no actuó de inmediato y la circunstancia fue hábilmente aprovechada por
Ydígoras quien acompañado del embajador estadounidense en Guatemala, logró
controlarlos.

Cuatro meses después, en 1,961 un segundo brote rebelde dirigido por los mismos ex
oficiales con el nombre MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO 13 DE NOVIEMBRE, (MR-13)
se da a conocer en Izabal. A la espera del momento para impulsar un nuevo intento de
golpe, de común acuerdo con partidos políticos y grupos de poder que les apoyan. Es
durante este periodo cuando los rebeldes hacen un primer contacto con los representantes
del Partido Guatemalteco de los Trabajadores (PGT) y se les plantea la posibilidad de
iniciar una lucha armada revolucionaria. Al transcurrir las semanas y los meses aumenta el
descontento contra el gobierno de Ydígoras en la metrópoli capitalina.

QUE PASO EN EL CONFLICTO

Etapas del conflicto armado interno La primera etapa


de la guerra comenzó después del intento de derrocar
al gobierno del presidente Miguel Ydígoras Fuentes.
Esta acción la emprendió un grupo de militares jóvenes
en el Cuartel General Justo Rufino Barrios -también
conocido como Castillo de San Rafael de Matamoros-,
el 13 de noviembre de 1960.
Los oficiales que no quisieron aceptar el indulto
ofrecido por el gobierno siguieron luchando,
convertidos en guerrilleros; en alianza con miembros
del Partido Guatemalteco del Trabajo -PGT- o Partido Comunista y otras facciones que
surgieron en esos años.
Organizaron entonces las Fuerzas Armadas Rebeldes -FAR-, integradas por diversos
frentes comandados por Marco Antonio Yon Sosa, Luis Turcios Lima, Alejandro de León
Aragón y otros jefes de facción. Las -FAR- se desintegraron por diferencias ideológicas
entre los comandantes. Sin embargo, los frentes guerrilleros continuaron la lucha,
separadamente, contra el Ejército regular, hasta la década de 1980; en aquel año
organizaron la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG.

Número de masacres
De acuerdo con un informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH) publicado
en 1999, bajo el respaldo de la Organización de Naciones Unidas, precisó que el Ejército
de Guatemala cometió un total de 626 masacres contra comunidades de campesinos
durante la guerra. A la guerrilla guatemalteca se le atribuyen 32. En otras palabras, de
acuerdo con la misma fuente, entre el 90 y 94 por ciento de las masacres registradas
durante el Conflicto Armado Interno fueron cometidas por el Estado de Guatemala

CONSECUENCIAS DEL CONFLICTO

El número de las víctimas


Con el estallido del enfrentamiento armado
interno en 1962, Guatemala entró en una etapa
sumamente trágica y devastadora de su
historia, de enormes costos en términos
humanos, materiales, institucionales y morales.
En su labor de documentación de las
violaciones de los derechos humanos y hechos
de violencia vinculados al enfrentamiento
armado, la Comisión para el Esclarecimiento
Histórico (CEH) registró un total de 42.275
víctimas. Combinando estos datos con otros estudios realizados sobre la violencia política
en Guatemala, la CEH estima que el saldo de muertos y desaparecidos del enfrentamiento
fratricida llegó a más de doscientas mil personas.

Las masacres
Con gran consternación, la CEH concluye que, en el marco de las operaciones
contrainsurgentes realizadas entre 1981 y 1983, en ciertas regiones del país, agentes del
Estado de Guatemala cometieron actos de genocidio en contra de grupos del pueblo
maya. La estrategia contrainsurgente no sólo dio lugar a la violación de los derechos
humanos esenciales, sino a que la ejecución de dichos crímenes se realizara mediante
actos crueles cuyo arquetipo son las masacres. En la mayoría de las masacres se han
evidenciado múltiples actos de ferocidad que antecedieron, acompañaron o siguieron a la
muerte de las víctimas.

La represión contra las mujeres


La investigación de la CEH permitió determinar que aproximadamente una de cada cuatro
víctimas directas de las violaciones de los derechos humanos y hechos de violencia fueron
mujeres. Murieron, fueron desaparecidas, torturadas y violadas sexualmente, a veces por
sus ideales y su participación política y social; otras fueron víctimas de masacres y otras
acciones indiscriminadas.

Desplazamientos
El terror sin precedentes, provocado por las masacres y la devastación de aldeas enteras
en el periodo comprendido entre 1981 y 1983, desencadenó la huida masiva de una
población diversa, cuya mayoría estaba constituida por comunidades mayas. Las
estimaciones sobre el número de desplazados va desde quinientos mil hasta un millón y
medio de personas en el periodo álgido (1981 - 1983), incluyendo las que se desplazaron
internamente y las que se vieron obligadas a buscar refugio en otro país. Aquella
población desarraigada se ubicó de diversas formas: a) refugiaron en Mèxico; b)
desplazamiento interno a altas zonas del país, incloso en la capital; c) Comunidades
Populares en Resistencia.

Los costes del conflicto


A parte de los efectos directos sobre la población, el conflicto armado tuvo altos costos,
entre los cuales: El incremento del gasto militar, desvió las necesarias inversiones en
salud y educación como destino de los recursos públicos, con el siguiente abandono de la
atención al desarrollo social. El enfrentamiento armado exacerbó también la tradicional
debilidad del Estado al encarar la recaudación tributaria e intensificó la oposición del
sector privado a las necesarias reformas fiscales. Los efectos fueron decisivos: aumentó la
brecha entre ingresos y gastos, encadenando una serie de desequilibrios
macroeconómicos y debilitando aún más la capacidad del Estado para impulsar el
desarrollo.
La instauración de una cultura del terror
Además de la represión y el exilio, la debilidad y fragmentación de las organizaciones
sociales se deben en buena medida a la conjunción de diversos mecanismos activados
por el Estado para destruirlas. El terror no se redujo a los hechos violentos o a las
operaciones militares; dependía además de otros mecanismos conexos como la
impunidad de los ejecutores, las extensas campañas para criminalizar a las víctimas y la
implicación forzada de la población civil en la cadena casual y la ejecución efectiva de
atrocidades.

La represión contra las poblaciones indígenas


Con las masacres, las operaciones de tierra arrasada, el secuestro y ejecución de
autoridades, líderes mayas y guías espirituales, no sólo se buscaba quebrar las bases
sociales de la guerrilla, sino desestructurar ante todo los valores culturales que
aseguraban la cohesión y acción colectiva de las comunidades.
Las resistencias de la población
La represión no sólo generó terror, pasividad y silencio.

CASO RIOS MONT ACUSADO DE GENOCIDIO

Llegó acusado por asesinato y se marchó con


un delito de genocidio en su contra. Efraín
Ríos Montt, una vez más, escuchó sobre su
pasado. Las fechas, sus años como
Presidente de Guatemala, los testimonios, las
víctimas, los abusos del ejército sobre la
población civil, las pruebas… El General en
retiro llegó para tener oportunidad de
defenderse, hablar… pero guardó silencio.

Los juicios del General siguen en aumento.


No se detienen. Desde que perdió la
inmunidad diplomática, el pasado 14 de
enero, luego de dejar su curul en el
Congreso, Efraín Ríos Montt ha estado en tribunales y frente a las máximas entidades del
sistema de justicia de Guatemala para dar repaso a su carrera como político, como jefe de
Estado, y principalmente para rendir cuentas sobre su papel como Comandante General
del Ejército durante los años de la guerra.

Efraín Ríos Montt era el acusado por tener a su cargo las fuerzas armadas en ese año.
Ese mes de diciembre era el número ocho de los 16 meses que gobernó Ríos Montt luego
de un golpe de Estado en marzo de 1982. La tarea del fiscal especial de derechos
humanos del MP, Julio Herrera, y el director del Bufete de Abogados de Derechos
Humanos de Guatemala (BJDHG), Edgar Pérez Archila, como parte acusadora, se enfocó
en una cosa: trazar la cadena de mando por la cual se ejecutaban órdenes, se daban
permisos, se evaluaban datos, se obtenía información y se conocían las operaciones de
las brigadas del ejército en todo el territorio nacional.

El fiscal Herrera ya había leído los nombres de las víctimas y había explicado por qué
acusaba a Ríos Montt de asesinato. En resumen: porque los medios de investigación
concluían que la cadena de comunicación entre los mandos del ejército era directa. Ríos
Montt tuvo que haber estado enterado de todo lo que ocurría, tanto de las órdenes como
de los resultados.
Tres mil cuarenta hojas, presentadas por la fiscalía, intentaban la síntesis de la evidencia.
Una torre de papel de medio metro que Ríos Montt observó con una expresión de
sorpresa, casi estupefacción y desde luego rechazo. Se vio una vez más a sí mismo en la
pantalla de proyecciones: joven, sin canas, admitiendo el liderazgo de las fuerza armadas.
Leyó nombres y testimonios, fechas y datos. Permaneció inexpresivo durante las
acusaciones. Eran las pruebas de un solo caso: La masacre de las Dos Erres.
–¿Ha comprendido usted los hechos? –preguntó la juez Flores al acusado.

–No los he comprendido –Ríos Montt respondía, tras un silencio, apenas audible.
–¿Qué no ha comprendido?
–Todos los hechos. En cuanto a lo que ellos suponen a que yo actué.

Ríos Montt habló una única vez de modo estentóreo. Alcanzó a decir:
“Resulta que se sacan las cosas de contexto. Yo mantengo siempre el respeto por la ley.
Yo era político, y mis funciones implicaban la restitución de la ley. En consecuencia yo me
declaro inocente de esto. Y no soy ajeno al dolor, a la angustia, y a las emociones que
arrastra esa desgracia nacional”.

La juez, en esta ocasión, sin perder un instante la compostura, respaldaría su resolución


en base a dos cosas muy puntuales: primero refutar el argumento de la defensa, sobre el
significado de los actores de hecho; y segundo, ampararía lo anterior en dos documentos
del ejército. Hablaría antes de convenios internacionales, de los peritajes sociológicos y
antropológicos presentados por la fiscalía. Y fundamentalmente, sin obviar los 201
asesinatos en el parcelamiento de las Dos Erres, de genocidio.

Dos planes de campaña militar que se gestaron entre 1982 y 1983 sirvieron para
fundamentar el veredicto. Su estrategia era plantear que la cadena de mando dentro de la
institución armada era tan fuerte y bien engrasada que sus eslabones podían ser leídos en
los hechos, en los peritajes, en la masacre, en los testimonios y en los manuales de guerra
que aparecían en el plan Victoria 82 y plan Firmeza 83.

El ataque también consistía en acoso sicológico de las poblaciones. El plan de campaña


Victoria 82, señalaba la juez, decía: "Efectuar todas las operaciones de control de la
población y sus recursos, según lo demande la situación particular de cada área de
operaciones y Comando jurisdiccional... con el objeto de destruir y aniquilar elementos
subversivos para garantizar la paz y la seguridad de la nación".

La juez Flores dictaba: “Según la Asamblea de la Naciones Unidas, genocidio es


considerado cualquiera de estos elementos: la matanza de miembros del grupos, la lesión
grave física y mental a miembros del grupos”. “Ambas cuestiones sucedieron en el caso
de las Dos Erres”, agregaba.

“Se comete el delito de genocidio cuando se tiene intención de destruir a una población
nacional. En este caso fueron 201 personas. Analizando los medios de investigación, los
peritajes, y los planes de campaña militar Victoria 82 y Firmeza 83, es implícita la
intencionalidad: el objetivo era destruir, aniquilar a toda una población. El acusado tenía
conocimiento de ello”.

Doce horas después de haber iniciado la audiencia, la juez finalmente explicó su decisión.
Efraín Ríos Montt sería ligado a proceso no por asesinato, como pedía la fiscalía, sino por
genocidio, como resaltaba la resolución.
La sentencia, cuando lo más probable era que fuese enviado a una cárcel, resaltó, no
obstante, la “buena voluntad” del acusado. La juez Flores admitía, como lo había hecho en
la pasada audiencia del mes de enero, medidas sustitutivas para el acusado. Se recapituló
su edad –86 años–, su condición física, el cumplimiento de su actual arresto domiciliario.
El último gesto de consternación de parte de Efraín Ríos Montt fue espontáneo, en más de
doce horas no había sido tan evidente su disgusto, sucedió una vez mencionado el montó
de la fianza: medio millón de quetzales.
WEB-GRAFIA
https://wikiguate.com.gt/conflicto-armado-interno/

https://elperiodico.com.gt/opinion/2016/11/16/la-verdad-historica-del-enfrentamiento-
armado/

http://html.rincondelvago.com/conflicto-armado-interno-de-guatemala.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_civil_de_Guatemala

https://4tousac.files.wordpress.com/2012/04/conflicto-armado-interno.pdf

http://unamrypong.blogspot.com/2009/07/consecuencias-del-conflicto-armado.html

https://www.plazapublica.com.gt/content/rios-montt-de-asesinato-genocidio

https://www.plazapublica.com.gt/content/rios-montt-es-condenado-por-genocidio-contra-
ixiles

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