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Psychosocial Intervention

ISSN: 1132-0559
pi@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

BOSCH FIOL, Esperanza; FERRER PÉREZ, Victoria A.


Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del
maltrato
Psychosocial Intervention, vol. 12, núm. 3, 2003, pp. 325-344
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=179818049005

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Intervención Psicosocial, 2003, Vol. 12 N.° 3 - Págs. 325-344

INVESTIGACIONES APLICADAS

Mujeres maltratadas: Análisis de características


sociodemográficas, de la relación de pareja y del
maltrato (1)*
Battered women: Analysis of demographic
characteristics, couple’s relation ship and domestic
violence

Esperanza BOSCH FIOL


Victoria A. FERRER PÉREZ
Fecha de Recepción: 05-07-02 Fecha de Aceptación: 28-01-03

RESUMEN
La violencia contra las mujeres, en general y el maltrato en concreto, se da en todos
los grupos sociales y étnicos, y no está relacionada con la clase social, el nivel cultural,
o la raza, ... Sin embargo, ciertas investigaciones, bien porque se han realizado con
mujeres en centros de acogida o refugios o bien porque ofrecen una visión parcial del
problema, aún tienden a insistir en la idea de que ocurre exclusivamente en entornos
problemáticos (familias desestructuradas, con problemas económicos, de bajo nivel cul-
tural, ….).
En este trabajo se describen las características sociodemográficas, de la relación de
pareja y del maltrato a partir de la entrevistas realizadas una muestra de 142 mujeres
maltratadas provenientes tanto de centros especializados como no especializados en el
abordaje de estos problemas.
Se analizan y discuten los resultados obtenidos.

PALABRAS CLAVE
Violencia doméstica, Mujeres maltratadas, Características sociodemográficas.

(1) Dirección de correspondencia: Facultad de Psicología. Universidad de las Islas Baleares.

Ctra. Valldemossa km. 7,5. 07122 Palma de Mallorca. España.


* Este trabajo se realizó en el marco de un proyecto de investigación financiado por el Pro-

grama Sectorial de Promoción General del Conocimiento de la Dirección General de Enseñan-


za Superior e Investigación Científica del Ministerio de Educación y Cultura (PB98-0122).

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Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del maltrato

ABSTRACT

Violence against women, in general, and particularly domestic violence, occurs in all
social and ethnic groups, and is not related to social class, cultural level, or race... Nevert-
heless, some research, realised with women in shelters or offering a partial vision of the
problem, still insist on the idea of the occuren exclusively in problematic environments (bro-
kep families, with economic problems, low cultural level).
The demographic characteristics, the couple’s relations ship and the domestic violence of a
sample of 142 battered women are described in this article. These women come from speciali-
sed and non-specialised centres. The obtained results are analyzed.

KEY WORDS

Domestic violence, Battered women, demographic characteristics.

Al analizar la incidencia del maltrato tos. Pudiendo decirse que, en términos


de mujeres hay un acuerdo casi unánime generales, entre un 10% y un 60% de las
en aceptar que se trata de un delito mujeres han sufrido alguna vez actos de
oculto, sugiriéndose que el número de violencia en su relación de pareja, y que
denuncias se correspondería, aproxima- un 25% han vivido o viven una situación
damente, a un 5%-30% de los casos exis- de violencia (WHO, 1996, 1998; Eriks-
tentes (Medina, 1994; Sarasúa et al., son, 1997; British Council, 1999; Heise
1994; Zubizarreta et al., 1994; Caño, et al., 1999; García-Moreno, 2000).
1995; Echeburúa y Corral, 1998). Las
razones por las que las mujeres no Al trasladar estos datos a España se
denuncian los malos tratos pueden ser observa que en los últimos años el núme-
muchas y variadas, incluyendo el miedo, ro de denuncias se mantiene en torno a
la dependencia, las dificultades para las 20.000 anuales, con una ligera ten-
aceptar el fracaso de la pareja, la falta de dencia a aumentar (Instituto de la Mujer,
confianza en la justicia, etc. (Benítez, 1994, 1997, 2000; Defensor del Pueblo,
1998; Abril, 1999). 1998).

Además de las dificultades derivadas A partir de este volumen de denuncias


de la reticencia o negativa a denunciar o y de los supuestos porcentajes de delito
hacer público el maltrato, el tipo de esta- oculto, algunos/as autores/as (Caño,
dísticas disponibles sobre el tema (infor- 1995; Pérez del Campo, 1995) habían
mes parciales, criterios de medida dife- sugerido que entre 600.000 y 800.000
rentes, ….) hacen difícil hacerse una idea mujeres podrían estar siendo maltrata-
general sobre la magnitud del problema das al año en España. Los datos de la
(Goodman, Koss y Russo, 1993; WHO, macroencuesta realizada por el Instituto
1998). de la Mujer (Vives, 2001) sobre más de
20.000 mujeres apuntan en este sentido
A pesar de ello, comienza a haber y sugieren que el 12% de las mujeres
datos suficientes para afirmar, como españolas mayores de 18 años (alrededor
hacen, por ejemplo, Heise y colaborado- de 1.865.000) sufriría alguna forma de
ras (1999) o Walker (1999), que ningún maltrato familiar y el 4% (640.000) admi-
país del mundo está libre de malos tra- tiría haber sufrido alguna forma de vio-

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Esperanza Bosch Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez

lencia de su entorno más cercano en el frecuente (31%), la media de años de


último año (en total más de 2.500.000 de convivencia era de 11’53 años, la media
mujeres) y, de ellas, más del 75% la de años de maltrato era de 9’31 años, y
habría sufrido a manos de su pareja sen- la mayoría de ellas (60%) no habían
timental. padecido malos tratos en la familia de
origen.
Una vez revisados los datos sobre la
incidencia del problema, cabe comenzar Datos similares en cuanto a nivel de
a profundizar en las características de instrucción, ocupación o duración media
quienes lo padecen y de quienes lo provo- del maltrato se obtienen en las revisiones
can. Sin embargo, y dado que es una realizadas en Euskadi, Valencia o el con-
temática demasiado amplia y compleja, junto de España (Generalitat Valenciana,
en este trabajo se abordará exclusiva- 1990; Instituto Vasco de la Mujer, 1991;
mente el análisis de las características y Coordinadora de Casas de Acogida para
de la vivencia de las mujeres que pade- la Mujer Maltratada de España, 1993).
cen malos tratos a manos de su pareja o
ex-pareja. Más recientemente, Echeburúa y cola-
boradores/as (1996) estudiaron las carac-
En este sentido, cabe recordar que terísticas de las mujeres que acudían al
Villavicencio y Sebastián (1999) repasan Servicio de Violencia Familiar de Bilbao
algunos de los trabajos iniciales sobre el (un total de 62) observando las caracterís-
tema realizados en España para analizar ticas siguientes: La edad media era de 37
estas características. años (rango 19-71 años), el número medio
de hijos era 2 (rango 0-9), y predominaban
Entre ellos están, por ejemplo, el de las mujeres casadas (52%), de nivel socio-
Aparici, Colom y Sau (1986) que recogie- económico bajo (34%), con estudios pri-
ron datos sobre 148 mujeres que habían marios (50%), y amas de casa (39%). En
acudido a solicitar atención por malos cuanto al maltrato, predominaban las que
tratos. De ellas la mayoría había sido habían recibido malos tratos físicos (60%),
maltratada por el marido o compañero durante más de 10 años (59%), iniciado
(82%), tenían entre 27 y 41 años (59%), durante el primer año del matrimonio
estaban casadas o convivían con el agre- (50%), que no existió durante el embarazo
sor (95%), tenían de 2 a 4 hijos/as (84%), (53%) y que no incluyó relaciones sexuales
y estudios primarios (49%), habían sufri- forzadas (67%). La duración media del
do palizas (62%) y amenazas (74%). Cabe maltrato se situó en 160 meses (rango 8-
señalar que era frecuente el inicio del 540 meses).
maltrato al poco de iniciar la convivencia.
El informe del Defensor del Pueblo
En la Comunidad de Madrid, en un (1998) presentó datos detallados sobre la
estudio realizado en la Casa Refugio de la Comunidad de Madrid que incluían a
Comunidad (1989), se recopilaron los 667 mujeres que habían pasado por las
datos de las mujeres acogidas ese año casas refugio de esa comunidad entre
(un total de 65) señalándose que la 1984 y 1997. De ellas, la mayoría mante-
mayoría tenía vínculo matrimonial con el nían un vínculo matrimonial con su mal-
agresor (74%), la edad media era 33 tratador (71%); y tenían estudios prima-
años, siendo el de 21 a 30 años el inter- rios (50%); la edad media se situó en 32’5
valo más numeroso (42%), predominaban años; el número medio de hijos/as en
las mujeres con estudios primarios (54%) torno a dos por mujer; la media total de
y amas de casa sin trabajo extra-domés- años de convivencia con el maltratador
tico (60%), el número medio de hijos /as en 10 años; y la de años de duración del
era de 2-3, siendo dos hijos/as lo más maltrato en 7’5 años.

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Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del maltrato

La Asociación Consuelo Bergés (Cagi- Tomando como base estos datos, así
gas, 1999) publicó un análisis de las como los resultados y apreciaciones glo-
características más relevantes de las 1.009 bales disponibles (Hornung, McCullough
mujeres de la Comunidad Autónoma de y Sugimoto, 1981; Echeburúa et al.,
Cantabria que habían solicitado asesora- 1990; Clow, Hutchins y Vogler, 1992;
miento durante un período temporal de 5 Vázquez, 1993; Caño, 1995; Hyde, 1995;
años (de 1993 a 1998). De ellas, un 4% Pérez del Campo, 1995; Eriksson, 1997;
afirmaron rotundamente no padecer mal- Heise et al., 1999), la hipótesis de la que
trato, en un 42% de los casos no se abordó partimos en este trabajo es que éste es
esta problemática y el 55% restante afir- un problema social que no tiene límites
maron ser víctimas de violencia. En rela- ni fronteras, de modo que las mujeres
ción con estas últimas, todas ellas había maltratadas (al igual que el maltratador)
sufrido malos tratos psicológicos y la pertenecen o pueden pertenecer a cual-
mayoría también malos tratos físicos quier país, clase social, nivel educativo o
(65%); la mayoría había denunciado su grupo de ocupación.
situación (60%) e informaba de que sus
hijos/as también sufrían malos tratos psí- Además de analizar estas característi-
quicos (75%) y/o físicos (54%); la media de cas, el otro objetivo de este trabajo es
edad de estas mujeres era de 40’3 años, la profundizar en el estudio de la vivencia
mayoría tenía menos de 40 años (54%), de la experiencia de maltrato que tienen
vivía en núcleos urbanos y municipios de las mujeres que la han padecido.
más de 10.000 habitantes (80%), habían
nacido en España (94%) y estaban casadas
(70%). La media de años de convivencia Método.
con el maltratador se situaba en torno a El universo hipotético de nuestro estu-
los 16 años y las 2/3 partes de ellas habí- dio estaba formado por las mujeres vícti-
an tenido una convivencia con él superior mas de malos tratos físicos y/o psíquicos
a los 10 años. La mayoría de ellas tenían ocasionados por su última pareja. La téc-
estudios primarios (60%) y casi el 10% nica para seleccionar la muestra de estu-
estudios universitarios. Un poco más de dio fue el muestreo no probabilístico con-
las mitad no trabajaban (52%). El informe secutivo, esto es, incluir todas las muje-
concluye señalando que las características res mayores de edad que hubieran
de estas mujeres eran similares a las de denunciado y/o solicitado ayuda por
las mujeres de Cantabria. malos tratos físicos y/o psíquicos sufri-
dos a manos a su última pareja durante
Finalmente, los datos obtenidos en la la fase de recogida de datos del estudio
macroencuesta del Instituto de la Mujer en los centros o servicios con los se esta-
(Vives, 2001) mostraron que aproxima- bleció contacto.
damente las 2/3 partes de las mujeres
maltratadas tenían entre 30 y 64 años, Finalmente, la muestra estudiada
más de las 3/4 partes tenían hijos/as. estuvo compuesta por un total de 142
En cuanto al estado civil, el 57% esta- mujeres procedentes de diferentes pun-
ban casadas, el 13% separadas o divor- tos y tipos de centros. Concretamente, el
ciadas, el 2% solteras y el 9% viudas. 31% de ellas residían en lo que denomi-
Su nivel de estudios y su situación labo- namos zona norte (Aragón, Asturias,
ral eran similares a las del universo de Cantabria, Cataluña, Galicia, Navarra,
mujeres españolas. El 9% de ellas habí- País Vasco y Rioja), el 28’2% en la zona
an sufrido maltrato durante menos de 1 centro (Castilla-La Mancha, Castilla-
año, el 19% entre 1 y 5 años, el 70% León, Comunidad Valenciana y Madrid),
más de 5 años. el 21’8% en la zona sur (Andalucía,

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Ceuta y Melilla, Extremadura y Murcia) y en el 23’2% de los casos, como medio-bajo


el 19% en las islas. en el 31’2%, como medio-medio en el 25’9%
y como medio-alto en el 7’7% de casos.
El 57% de ellas procedían de un cen-
tro de atención especializado (Casa de Instrumentos.
Acogida, Oficina de Víctimas del Delito,
asociación especializada, …) y el 43% Para recoger datos sobre variables
restante de un centro no especializado en sociodemográficas, antecedentes y carac-
la atención a mujeres víctimas de malos terísticas del maltrato se empleó una
tratos (Servicios Sociales de Ayuntamien- entrevista elaborada al efecto que incluía
tos y Comunidades Autónomas, Conceja- tanto preguntas cerradas (previamente
lías de la Mujer, asociaciones de mujeres, categorizadas) como abiertas (categoriza-
despachos profesionales, ...). das a posteriori) y tanto preguntas de
respuesta excluyente (la persona debía
La edad media de las mujeres mal- elegir una opción de respuesta, por lo
tratadas (en el momento de ser entre- que los porcentajes obtenidos sumarán
vistadas) era 39’38 años (rango 18-72, 100), como no excluyentes (la persona
d.t. 10’60), distribuidas de modo que el podía elegir tantas opciones como consi-
19% tenía entre 18 y 30 años, el 44’4% derara conveniente, por lo que los por-
entre 31 y 40 años, el 19% entre 41 y centajes obtenidos pueden sumar en
50 años y el 17’6% tiene 51 ó más años. total más de 100). Como ya se ha comen-
tado, en este trabajo se analiza única-
El 85’2% de estas mujeres tenían mente la información proporcionada por
hijos/as. La media estaba en 2’11 las mujeres y relativa a estas variables.
hijos/as por mujer (rango 1-7, d.t., 0.98).
El 7% de las mujeres entrevistadas
tenían menos de estudios primarios, el Procedimiento.
45’1% estudios primarios, el 14’8% estu- Para realizar este trabajo se contactó
dios secundarios, el 16’2% habían cursa- con un amplio abanico de centros ubicados
do formación profesional, y el 16’9% en diferentes lugares del estado español,
estudios universitarios. tanto centros especializados en atención a
En el momento de ser entrevistadas, el mujeres maltratadas, como otros que sin
57% de estas mujeres estaban ocupadas, estar especializados en ello podían recibir
y de las que no lo estaban el 19% realiza- solicitudes de mujeres en esta situación. A
ban tareas como amas de casa, el 16’2% partir de estos contactos, se logró la partici-
estaban en paro, el 2’8% eran pensionis- pación de un total de 26 centros proceden-
tas, el 2’8% estaban de baja laboral y el tes de toda la geografía española y se acor-
2’2% eran estudiantes. Entre las ocupa- dó que fueran las profesionales de cada
das, los trabajos desempeñados con centro (psicólogas, abogadas, trabajadoras
mayor frecuencia eran (expresados en sociales, …) quienes administraran la
porcentajes relativos) tareas de limpieza entrevista a las mujeres que acudían en
(34’6% de casos) y ventas (16% de casos). demanda de ayuda o asesoramiento2. Una
vez completadas, las entrevistas fueron
Y el nivel económico en el momento de remitidas a las investigadoras, quienes las
ser entrevistadas era valorado como bajo codificaron y realizaron el análisis de datos.

2 Sería muy largo dar un lista completa de todas las personas, asociaciones, instituciones, etc. que colaboraron en la

recogida de datos para este trabajo. Pero nos parece fundamental dar las gracias a todas ellas y, muy especialmente a
quienes se encargaron de establecer los contactos y realizar las entrevistas. Sin su colaboración este trabajo no habría sido
posible.

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Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del maltrato

Aunque el hecho de que las entrevista- test CHI-cuadrado para determinar si la


doras fueran tantas y tan diversas podía relación entre dos variables es estadística-
constituir una limitación para nuestro tra- mente significativa, y se emplea el coefi-
bajo, se consideró que las particulares ciente de contingencia para precisar la
condiciones de las mujeres maltratadas magnitud de esa relación. Para realizar
que solicitan ayuda (dudas, indecisiones, todos estos análisis se utilizaron los pro-
miedos, …) hacían de ésta la mejor opción gramas estadísticos del paquete SPSS
posible. De hecho, algunos centros que (versión 10 para Macintosh).
aceptaron colaborar no pudieron realizar
ninguna entrevista porque las mujeres
que acudieron a ellos se negaron a partici- Resultados.
par por miedo. Se hacía pues inviable
pensar en dar citas específicas para una Dado que en el apartado de descripción
entrevista de investigación o en introducir de la muestra se presentaron los datos
a personal diferente del habitual en el sociodemográficos de las mujeres entrevis-
centro. Para tratar de paliar en la medida tadas, este apartado se reservará para pre-
de lo posible los efectos de esta circuns- sentar aquellos resultados relativos a los
tancia se ajustó el diseño de la entrevista antecedentes y descripción del maltrato,
para que fuera empleada con las máximas así como aquellos relativos a la posible
garantías por personas distintas. relación entre las variables estudiadas.
Por lo que se refiere a los antecedentes,
aproximadamente un tercio de las mujeres
Análisis de datos. entrevistadas (37’3%) tenían antecedentes
de maltrato en su familia de origen. De
Los datos descriptivos obtenidos se entre ellas (porcentajes relativos), en el
expresan para cada caso en forma de fre- 58’5% de los casos el padre maltrataba a la
cuencias y porcentajes. En aquellos casos madre, en el 15’1% el padre maltrataba a la
(indicados en el texto) en los que sólo res- madre y a los/as hijos/as y el 26’4% res-
ponde un determinado colectivo (por ejem- tante se repartía en otras situaciones (mal-
plo, sólo quienes han respondido afirmati- trato de abuelo a abuela, de madre a
vamente a una pregunta anterior) se ofre- hijos/as, entre hermanos/as, …..). Y (tam-
cen porcentajes relativos; en el resto de bién en porcentajes relativos) el 43’4% infor-
casos se trata de porcentajes absolutos. maron que el maltrato en su familia de ori-
En ciertos casos se presentan tablas de gen había sido físico y psicológico, el 37’7%
contingencia, comparadas mediante el psicológico, el 17% físico y el 1’9% sexual.

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Por lo que se refiere propiamente al método coactivo más empleado, bien


maltrato padecido, el tiempo medio de como amenaza (4’9%), bien de forma
duración fue 147’08 meses (rango 1-600 efectiva (33’8%). Llama la atención que
meses, d.t. 122’03). El 36’1% de las en algo más del 10% de casos las armas
mujeres entrevistadas padecieron mal- de fuego hayan intervenido como elemen-
trato durante 60 ó menos meses y el to coactivo, lo cual constituye una pro-
63’9% restante durante 61 ó más meses. porción considerable si tenemos en cuen-
ta que en España la tenencia de estas
Todas las mujeres entrevistadas habí- armas está restringida.
an padecido maltrato psicológico y el
88’7% de ellas habían padecido, además, En cuanto a los actos de abuso, como
maltrato físico. puede verse en la tabla 2, la práctica
totalidad de las mujeres entrevistadas
En cuanto al uso de métodos coacti- habían recibido amenazas, humillaciones
vos, como puede verse en la tabla 1, los y desvalorizaciones o insultos (93’7%,
objetos contundentes constituyen el 93%, 92% respectivamente). Entre los

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actos de abuso físico aparecen como Concretamente, el 51’4% de ellas retiró


especialmente empleados los empujones una denuncia, el 42’9% entre 2 y 5 y el
(73’2%) y las bofetadas (68’3%). Y casi la 5’7% retiró 6 ó más denuncias.
mitad de las mujeres entrevistadas ha
sufrido algún tipo de agresión sexual Por lo que se refiere a los inicios del
(45’8%). maltrato, cabe señalar, en primer lugar,
que la edad media de la mujer al inicio de
Mas de la mitad de las mujeres entre- la relación era 21’78 años (rango 11-44
vistadas (59’2%) había denunciado el mal- años, d.t. 5’75) y su edad media al inicio
trato en alguna ocasión. Entre las que sí de los malos tratos era 25’09 años (rango
habían interpuesto denuncia, el tiempo 11-48 años, d.t. 6’62). Como puede verse
medio transcurrido entre el primer maltra- en la tabla 3, al comparar ambas edades
to y la primera denuncia fue 103’49 meses para cada caso se observa que en más del
(rango 0-372 meses, d.t. 92’38), es decir, 60% de ellos los malos tratos se iniciaron
una media ligeramente superior a los 8’5 durante los dos primeros años de la rela-
años. A continuación se estudiaron algu- ción. Un resultado similar se obtiene al
nas características de esas denuncias preguntar por las circunstancias asociadas
(todas ellas expresadas en porcentajes al inicio de los malos tratos. Por lo que se
relativos). En cuanto al tiempo, el 54’8% refiere específicamente al primer episodio
de entrevistadas que denunciaron tardó de maltrato, un 40% de las mujeres entre-
más de cinco años en poner su primera vistadas señaló que consistió en una agre-
denuncia. El 48’8% de ellas presentó una sión física, la reacción más frecuente en
única denuncia, el 39’2% entre dos y ellas fue sentirse dolidas u ofendidas
cinco, y el 12% seis. Entre las que interpu- (31’9%), seguida por los sentimientos de
sieron alguna denuncia, el 41’7% la retiró. culpabilidad (19’7%). El mismo porcentaje

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de ellas consideró que alguien a su alrede- ron que entre el primer y el segundo episo-
dor se había dado cuenta de lo sucedido dios de maltrato había transcurrido entre
(45’1%) y que nadie se había dado cuenta unos días y una semana (31’0%), y, a par-
(45’1%) y casi una tercera parte (32’4%) se tir del primero, los episodios de maltrato
lo explicó a alguien. tendían a producirse varias veces al mes
(35’9%) y a ser cada vez más frecuentes e
Por lo que se refiere a la evolución, fre- intensos (48’6%).
cuencia y curso del maltrato, como puede
verse en la tabla 4, aproximadamente un Al describir el desarrollo habitual de
tercio de las mujeres entrevistadas indica- los episodios de maltrato (tabla 5), cabe

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señalar que algo más de las 3/4 partes una abrumadora mayoría de las entre-
de las entrevistadas (78’9%) considera- vistadas (88’7%) esperaban que el mal-
ba que tenía alguna forma de anticipar tratador cambiara su actitud o compor-
estos episodios, y de ellas (porcentajes tamiento hacia ellas en el futuro.
relativos) casi la mitad (45’5%) conside-
raba que el maltrato se producía cada Por lo que se refiere a la finalización
vez que no estaban acuerdo. Casi las de la relación (tabla 6), un 90’8% de las
dos terceras partes de ellas (69’7%) mujeres entrevistadas manifestó en
señalaron que trataban de defenderse algún momento su intención de acabar
del maltrato de algún modo, siendo con la relación. Entre ellas (porcentajes
devolver (o amenazar con hacerlo) los relativos), la razón más citada fue el
golpes o insultos (38’4%), y tratar de miedo a que la violencia hacia ella
convencer al maltratador de que no lo aumentara (46’6%). En cuanto a la
hiciera (37’4%) las formas de defensa situación actual, en el momento de la
más citadas (porcentajes relativos). La entrevista menos de una quinta parte
reacción más citada como habitual tras de las mujeres entrevistadas continua-
los episodios de maltrato era el sentirse ba viviendo con su maltratador (19’7%),
deprimida, triste o infeliz (47’5%), en el resto la situación más frecuente
seguida por el llanto y los sentimientos era hallarse separada, divorciada o en
de humillación (41’1%). Y, finalmente, trámites (43%).

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Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del maltrato

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Una vez realizado este análisis des- que las mujeres entrevistadas perciben
criptivo, se procedió a revisar la relación que su nivel económico actual ha dis-
entre algunas de las variables estudia- minuido en relación a cuál era el nivel
das. económico habitual de la pareja,
habiendo aumentado el porcentaje de
En este sentido, se realizó un primer nivel económico bajo o medio - bajo y
análisis con objeto de determinar la rela- disminuido sensiblemente el de nivel
ción existente entre el nivel económico económico medio – medio, medio - alto
actual y el nivel económico durante la vida o alto.
en pareja, tal y como eran percibidos por
las mujeres entrevistadas (tabla 7). A continuación se procedió a determi-
nar si el hecho de proceder de un centro
Los datos obtenidos indican que hay especializado o no especializado en la
una relación significativa (α2=52’265; atención a mujeres maltratadas estaba
p=0,000; Coeficiente de contingen- relacionado con las características demo-
cia=0’519, p=0’000) entre ambas varia- gráficas y de maltrato de las mujeres
bles. Concretamente, puede decirse entrevistadas (tabla 8).

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Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del maltrato

Los resultados obtenidos indican que Finalmente, se procedió a determinar


la variable centro en el que ha sido aten- si el haber o no denunciado el maltrato
dida está significativamente relacionada en alguna ocasión estaba relacionado
con la variable evolución del maltrato, con las características demográficas y de
sin embargo, incluso en este caso, la maltrato de las mujeres entrevistadas
relación es pequeña, como indica el coefi- (tabla 10).
ciente de contingencia.
Los resultados indican que la variable
Posteriormente se procedió a determi- denuncia del maltrato está significativa-
nar si el tiempo de padecimiento de mal- mente relacionada con las variables des-
trato estaba relacionado con las caracte- criptivas intención de acabar la relación
rísticas demográficas y de maltrato de las y situación actual.
mujeres entrevistadas (tabla 9).
Estos resultados indican que la varia- Discusión.
ble tiempo de padecimiento de maltrato
está significativamente relacionada con En términos generales, y como prime-
la variable descriptiva situación actual, ra conclusión, podemos decir que los
aunque la relación entre ambas variables resultados obtenidos corroboran la
es pequeña, como indica el coeficiente de hipótesis planteada. Esto es, que las
contingencia. maltratadas son mujeres de toda condi-

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Esperanza Bosch Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez

ción en cuanto a sus características se observa en trabajos como los comen-


sociomodegráficas, mujeres que, en defi- tados o como el nuestro propio.
nitiva, son similares en cuanto a esas
características a las no maltratadas de Una posible explicación para ello sería
su entorno. que, ante el maltrato, las personas con
recursos económicos limitados tienden a
Profundizando un poco más en esos recurrir a entidades públicas (fuerzas de
resultados cabe señalar, por ejemplo, que seguridad para presentar denuncias, ser-
en nuestra muestra se incluyen mujeres vicios sociales para solicitar atención o
que aún siguen con su maltratador, otras asesoría, ...) que habitualmente llevan (y
que acaban de dejarlo y están en una publican) registros y estadísticas porme-
casa de acogida y otras que le dejaron en norizadas de los casos que atienden; en
algún momento indeterminado del pasa- cambio, las personas de niveles sociales
do. Por ello, el dato edad actual no es y económicos más elevados tienden a
estrictamente comparable al de otros tra- recurrir a instancias privadas (aboga-
bajos realizados con mujeres que acaba- das/os, psicólogas/os, ...) que no hacen
ban de dejar la relación de maltrato. De públicas las cifras de casos atendidos
hecho nuestra muestra es bastante simi- (Jovaní et al., 1994; Defensor del Pueblo,
lar, en este sentido, a la estudiada por 1998; Echeburúa et al., 1998). Según
Cagigas (1999) y con ella sí hay coinci- esta hipótesis, la realidad del maltrato
dencia en cuanto a la franja de edad pre- ocurriría en todas las clases sociales pero
dominante. sí habría diferencias entre unas y otras
en cuanto al conocimiento social que se
La situación laboral y el nivel de estu- tiene de esos hechos.
dios obtenidos nuestra muestra son, en
general, equiparables con la distribución En conclusión, a la vista de lo expues-
de estas variables en población femenina to, podemos afirmar que el maltrato es
general (Instituto de la Mujer, 2001, un fenómeno universal y que ocurre sin
2002). Sí cabe comentar que el porcenta- distinción de clases sociales, economía,
je de mujeres que trabajan fuera de casa nivel de estudios, etc. El mayor problema
es más de 15 puntos superior al del con- para conocer a fondo esta realidad sigue
junto de mujeres españolas (40’4% en siendo encontrar sistemas alternativos
población femenina general y 57% en de recogida de datos que nos permitan
nuestro caso). Esto podría relacionarse ver más allá de las estadísticas oficiales
con las dificultades económicas de estas de denuncias y peticiones de ayuda en
mujeres (reflejadas en el dato que señala los servicios sociales de los respectivos
una disminución importante en su nivel países ya que, en caso contrario, volvere-
económico) y que podría haberlas llevado mos nuevamente a la situación previa de
a mantenerse y/o reincorporarse al mer- “invisibilidad” del problema, aunque sea
cado laboral como solución a su proble- para unas determinadas clases o grupos
mática económica. sociales.
Una cuestión relevante a comentar el Por lo que se refiere a otras cuestio-
hecho de que frecuentemente los datos nes, los datos relativos a los anteceden-
(tanto provenientes de estadísticas oficia- tes de maltrato en la familia de origen
les como aportados por medios de comu- son, por ejemplo, similares a los obteni-
nicación) sobre mujeres maltratadas dos en el estudio de 1989 realizado en
muestran una presencia muy amplia (en la Comunidad de Madrid y muestran
ocasiones, abrumadoramente mayorita- que este tipo de antecedentes está pre-
ria) de personas provenientes de los sec- sente en una cantidad considerable de
tores sociales más desfavorecidos que no mujeres maltratadas (un tercio de

INTERVENCION PSICOSOCIAL 339


Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del maltrato

ellas), aunque no en todas como se ha Echeburúa et al., 1996; Informe Defensor


sugerido en ocasiones desde la llamada del Pueblo, 1998; Cagigas, 1999; Vives,
teoría de la transmisión intergeneracio- 2001).
nal de la violencia doméstica (Strauss,
Gelles y Steinmetz, 1980; Hotaling y En relación con este cuestión, cabe
Sugarman, 1986; Browne, 1993). De decir que la literatura clásica sobre tema
todos modos, el significado y los efectos ha insistido una y otra vez en mencionar
derivados de la presencia de estos ante- el masoquismo (Snell y cols., 1964; Gay-
cedentes son temas pendientes de revi- ford, 1975), la pasividad o la falta de
sión y re-análisis pues los nuevos reacción de las mujeres maltratadas ante
datos disponibles sobre la incidencia de la situación (Star, 1978). Sin embargo,
este problema (y expuestos en la prime- los resultados obtenidos por nosotras
ra parte de este trabajo) indican que van más en la línea sugerida por Cantera
éste es un fenómeno más extendido de (1999, 2000) o Kelly (2000) en el sentido
lo que se pensaba, por lo que, lógica- de que estas mujeres desarrollan toda
mente, también será más frecuente la una serie de estrategias de superviven-
presencia de antecedentes de este tipo. cia. De hecho, las mujeres maltratadas
entrevistadas para este trabajo tienen
En cuanto al maltrato por parte de la conciencia de estar luchando activamen-
pareja o ex-pareja, los resultados obteni- te para defenderse o protegerse del mal-
dos coinciden con los ya descritos en la trato, y consideran como acciones defen-
más temprana literatura sobre el tema sivas tanto las estrategias más activas
(Dobash y Dobash, 1978; Walker, 1979; (como devolver los golpes o insultos)
Rosenbaum y O’Leary, 1981) y con los de como las más pasivas (como la huida o la
estudios más recientes, como el de Eche- protección). Así pues, estos resultados
burúa y cols. (1996), en el sentido de que muestran que las mujeres maltratadas
en la mayoría de los casos los abusos se no aceptan ni gustosa ni pasivamente su
dan al inicio del noviazgo o el matrimonio situación, sino que tratan de modificarla
y, una vez iniciada, la violencia no desa- empleando las estrategias (pasivas o acti-
parece sino que aumenta la probabilidad vas) que ellas consideran adecuadas. En
de nuevos episodios. base a ello cabe pues pensar en la nece-
Un dato a remarcar se refiere a la sidad no sólo de profundizar en el análi-
existencia de un cierto porcentaje de sis de estos datos sino también, y desde
mujeres que indica que el maltrato no se un punto de vista interventivo, en traba-
inició hasta 5 o 10 años después del ini- jar para dotar a las mujeres que puedan
cio de la relación. Sin descartar esto, hallarse en riesgo (por ejemplo, aquellas
parece aconsejable profundizar en el que han acudido a solicitar ayuda pero
análisis de esta cuestión para determinar que aún conviven con su maltratador) de
si efectivamente el maltrato se inicia tan estrategias lo más eficaces posibles para
tardíamente o si, por el contrario, lo que preservar su integridad y la de sus
ocurre es que la conciencia de padecer hijos/as.
maltrato surge en ciertos casos más tar-
díamente. Un dato interesante se refiere a la
anticipación. Así, de acuerdo con las res-
Igualmente, el tiempo de manteni- puestas emitidas, la gran mayoría de
miento de la relación es similar al indica- mujeres entrevistadas consideraba que
do en la literatura sobre el tema, y sitúa disponían de indicadores para anticipar
la permanencia media en la relación de la ocurrencia del episodio de maltrato, es
maltrato en torno a 10 años (Casa Refu- decir, consideraba que disponía de un
gio de la Comunidad de Madrid, 1989; “mecanismo de control”, de una “señal”

340 INTERVENCION PSICOSOCIAL


Esperanza Bosch Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez

indicadora del peligro. Como señala Wal- añadidos realizados por las propias
ker (1989, 1991), esto es un elemento mujeres) nos muestra claramente que
característico de la llamada fase de acu- estamos frente a un “catálogo del horror”
mulación o construcción de la tensión y que, tal y como señalan autoras como
dentro del llamado “ciclo de la violencia Ferreira (1995), las estrategias emplea-
doméstica” y esta detección de las “seña- das por los maltratadores son asimilables
les” de tensión llevarían a la mujer a tra- a las empleadas en la tortura.
tar de desplegar las estrategias de super-
viviencia a las que nos acabamos de refe- Otra reflexión interesante surge del
rir (y también reacciones descritas al pre- análisis sobre las denuncias. Tal y como
sentar los resultados como intentar cal- se repite insistentemente en la literatura
marlo, evitar hacer cosas que lo puedan sobre el tema, el maltrato es un delito
irritar, ...) para tratar de controlar la oculto y las mujeres maltratadas no
situación. siempre denuncian a sus maltratadores
(Echeburúa y Corral, 1998) por muchas
Una idea en nuestra opinión muy y variadas razones (Benítez, 1998; Abril,
importante es que las mujeres no sólo 1999) incluyendo el miedo, la desconfian-
tienen una cierta “sensación de control” za en los resultados, la presión social,
de la situación, sino que abiertamente y etc.. Incluso en este caso, donde habla-
en su gran mayoría estaban convencidas mos de mujeres que han solicitado ayuda
de que podrían cambiar a su maltrata- por un problema de maltrato, casi un
dor. Esto probablemente podría ligarse 41% nunca han denunciado a su maltra-
con una idea equivocada del amor (muy tador. De entre las que sí lo han hecho,
arraigada en nuestra cultura) según la casi la mitad había retirado posterior-
cual es un sentimiento todopoderoso. mente su(s) denuncia(s). Evidentemente,
Así, en una encuesta del CIS (1995) sería necesario profundizar en los moti-
sobre actitudes y conductas afectivas, el vos y razones que llevaron a estas muje-
75% de personas encuestadas (77% de res a no denunciar o, en su caso a retirar
mujeres y 74% de hombres) estuvieron las denuncias interpuestas. Ello nos ayu-
de acuerdo con la afirmación “el amor lo daría no sólo a entenderlas mejor sino
puede todo”. Esta idea pude contribuir también a poner los medios necesarios
fácilmente a trasladar los sentimientos para corregir estas causas y para darles
de fracaso y de culpa por no haber hecho la protección que deseen o necesiten.
lo suficiente por salvar la relación y/o
por cambiar al maltratador hacia la En cuanto a las razones para finalizar
mujer que está padeciendo el maltrato. la relación de maltrato, hay una cierta
De hecho, estos sentimientos no sólo discusión pues mientras algunos de los
aparecen como muy importantes entre autores que trabajaron inicialmente el
las mujeres de nuestra muestra, sino que tema, como Gelles (1976), habían sugeri-
son repetidamente citados en la literatu- do que la severidad y frecuencia del mal-
ra sobre el tema. Así por ejemplo ya Roy trato eran determinantes al tomar la
(1977) o posteriormente Hyde (1995) decisión de finalizarla, posteriormente
indican que la esperanza de que el cón- (Zubizarreta et al., 1994) se ha sugerido
yuge cambie es una de las razones que que a mayor duración y severidad del
explican a decisión de las mujeres de maltrato menos probabilidades de aban-
permanecer con su maltratador. donar la relación pues aparecen el temor,
la baja autoestima, la culpabilidad, etc.
Por lo que se refiere a los actos de Nuestros resultados irían en línea con el
abuso, el amplio listado (construido a primero de estos planteamientos, mos-
partir de una lista de partida y con los trando que el miedo por una misma

INTERVENCION PSICOSOCIAL 341


Mujeres maltratadas: Análisis de características sociodemográficas, de la relación de pareja y del maltrato

(tanto al aumento de la violencia como al El escaso número de relaciones signifi-


asesinato) constituye la razón más pode- cativas halladas en los análisis realizados
rosa para poner fin a la relación. Por otra nos lleva a pensar que el verdadero ele-
parte, estos datos sugieren que los con- mento en común de las mujeres entrevis-
sejos de otras personas, aún siendo tadas es el hecho de estar en una relación
importantes, no son determinantes para de maltrato y que el proceder de uno u
el abandono de la relación. Estos datos otro centro, el haber denunciado o no su
añaden pues nuevas pistas sobre las situación o el llevar más o menos tiempo
actuaciones a desarrollar en aquellos con su maltratador no tiene una relación
casos en los que las mujeres aún siguen significativa ni con sus características
con sus maltratadores y solicitan ayuda sociodemográficas ni con la vivencia del
o asesoría al respecto. maltrato que están padeciendo.
Al analizar las relaciones que se esta- Así, por ejemplo, en el caso del centro,
blecen entre las variables estudiadas los datos obtenidos sugieren que si bien
vemos que la variable centro al que se la evolución del maltrato sí condiciona el
acude tan sólo está significativamente elegir uno u otro tipo de centro, por lo
relacionada con la evolución del maltra- demás la elección no estaría relacionada
to, de modo que las mujeres que viven con variables demográficas o del maltra-
situaciones de maltrato cada vez más fre- to, sino en todo caso con otras como
cuentes e intensas tienden a buscar podrían ser, por poner algunos ejemplos,
ayuda en centros especializados y las la cercanía al centro, su conocimiento
variables tiempo de padecimiento de mal- previo, su accesibilidad para la mujer
trato y denuncia del mismo están signifi- que lo necesita, etc. Evidentemente, todo
cativamente relacionadas con la variable ello necesita ser analizado en profundi-
situación actual, de modo que entre las dad y sería de interés hacerlo pues
mujeres que siguen con su maltratador podría ser de ayuda para racionalizar la
el porcentaje de quienes no han denun- prestación de servicios, mejorar aquellos
ciado y de quienes llevan más tiempo con más utilizados y evitar duplicidades en la
él es superior. distribución de los recursos.

342 INTERVENCION PSICOSOCIAL


Esperanza Bosch Fiol, Victoria A. Ferrer Pérez

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