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Narrativas y trayectorias invisibilizadas.

La memoria escolar y los estudiantes del Colegio Nacional de Mar del Plata
Artículo de Francisco Ramallo y Luis Porta
Praxis educativa, Vol. 21, Nº 1; enero-abril 2017- ISSN 0328-9702 (impreso) y 2313-934 X (en línea), pp. 35-45
DOI: http://dx.doi.org/10.19137/praxiseducativa-2017-210104 

Narrativas y trayectorias invisibilizadas.


La memoria escolar y los estudiantes del
Colegio Nacional de Mar del Plata
Francisco Ramallo y Luis Porta

Resumen: Narratives and invisible trajectories.


The school memory and the
En este artículo proponemos resaltar students of the National School of
las posibilidades de (re)construir a par- Mar del Plata
tir del concepto teórico de Memoria
Escolar una historia de la educación Abstract
desde una mirada al interior de las
instituciones educativas; posible de This article aims at highlighting the
recoger a partir de registros pocos con- possibilities of (re)constructing a his-
siderados (tales como las voces de dife- tory of education around the category
rentes actores a partir (auto)biografías y of School Memory, which emphasizes
de los propios archivos escolares). Para a look within educational institutions
ello, en la primera parte de este texto and relies on testimonies, (auto) bio-
delimitamos el concepto de Memoria graphies and school files and records.
Escolar (en términos de los autores, We begin by defining School Memory
textos y experiencias que lo abonan) y in terms of related categories, texts
posteriormente ponemos en juegoeste and constituting experiences; then we
concepto en la identificación de los es- show the interplay of such concept
tudiantes de un colegio nacional. Este with the identification of the students
análisis argumenta que, si bien los co- in a National High School. From these
legios se caracterizaron por representar analyses we have been able to conclu-
una enseñanza “tradicional”, “selecti- de that, although High Schools used
detalle “Ferma x Gaggero (5)”, va” y “elitista”, en la práctica actuaron to represent “traditional”, “selective”
óleo sobre bastidor de fibrofácil.
Gustavo Gaggero
como espacios abiertos y permeables and “elitist” teaching, in practice they
al cual accedieron estudiantes de dife- served as open spaces for the access of
rentes lugares en la escala social (o al different social classes—actually, they
menos de sectores sociales más amplios exercised a wider appeal than that
que los reconocidos por los discursos which is described in the literature of
de la época y por los relatos al respec- the time. Eventually, we reflect upon
to). Finalmente, reflexionamos sobre the role of narrative in the field of
el papel de los relatos en el campo de education, venturing School Memory
la educación, encontrando a la Memo- as the territory which enables the re-
ria Escolar como un territorio desde covery of experiences and argumenta-
donde recuperar experiencias y tramas tive plots and make other educational
*
Docente e investigador Facultad de argumentativas que construyen y po- practices possible.
Humanidades (UNMdP), Miembro de
GIEEC -CIMED UNMdP- Becario CONICET. sibilitan otros relatos de las prácticas
Doctorando en Humanidades y Artes educativas.
con mención en Ciencias de la Educación
(UNR).
Argentina | franarg@hotmail.com Palabras clave: narrativa, memoria Key words: narrative; school memory;
escolar, bachillerato, colegios nacio- high school; national high schools
**
Docente e Investigador I (UNMdP). nales.
Investigador Independiente de CONICET.
Director DE CIMEd y GIEEC en la Facultad
de Humanidades, UNMDP. Argentina |
luisporta510@gmail.com

Universidad Nacional de Mar del Plata.


Funes 3330, Mar del Plata, Argentina

PRAXIS
Bajo licencia Creative Commons - Reconocimiento -
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X Facultad de Ciencias Humanas No comercial - 4.0 International (CC BY-NC 4.0)
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educativa (enero 2017 - abril 2017) UNLPam Vol.21, N°
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Francisco Ramallo y Luis Porta

Introducción cativo; y para ello queremos explorar contra-


dicciones y resistencias de la cultura escolar.

E
n esta investigación nos proponemos En la primera parte de este artículo delimita-
desestabilizar el relato oficial sobre el mos el concepto de Memoria Escolar (en tér-
bachillerato argentino en la primera mi- minos de los autores, textos y experiencias que
tad del siglo XX, narrativa que fue reproducida lo abonan) y, posteriormente, lo ponemos en
por la historiografía de la educación y consoli- juego en la identificación de los estudiantes de
dó así el bachillerato argentino, en particular y un Colegio Nacional. Este análisis argumenta
la enseñanza secundaria, en general. El planteo que, si bien los colegios se caracterizaron por
es cuestionar ciertos “lugares comunes” que representar una enseñanza “tradicional”, “se-
caracterizaron los estudios sobre los colegios lectiva” y “elitista”, en la práctica actuaron como
nacionales. Para ello, a partir del análisis de espacios abiertos y permeables a los cuales ac-
caso de un Colegio Nacional, el de Mar del cedieron estudiantes de diferentes lugares en
Plata, reconocemos aspectos que profundizan la escala social o al menos de sectores sociales
las miradas sobre la formación en estas agen- más amplios que los reconocidos por los dis-
cias estatales1desde lo que llamamos Memoria cursos de la época y por los relatos. Finalmen-
Escolar. Nuestra perspectiva sugiere rescatar te, encontramos a la Memoria Escolar como
una dimensión cultural, subjetiva y emotiva un territorio desde donde recuperar experien-
de la experiencia educativa interpelada desde cias y tramas argumentativas que construyen y
las biografías, la ponderación de lo vivido y de posibilitan otros relatos de la educación.
lo sentido a partir de la incorporación de un
conjunto de materiales y registros olvidados Entre voces y archivos escolares:
e invisibilizados. (Benadiba, 2007; Bartoluc- La Memoria Escolar de un bachillerato
ci, 2015; Flores, Yedaide y Porta, 2013; Porta,
Álvarez y Yedaide, 2014; Ramallo y Benadiba, Expresada en una zona colmada de ambi-
2015; Ramallo, 2016). valencias, la exactitud y referencia única no son
En estas intersecciones optamos por ads- precisamente algunos de los rasgos de la Me-
cribir a un abordaje que pondere a la Memoria moria Escolar; por el contrario, sus abordajes
Escolar como un concepto teórico, pues pro- presentan recorridos fragmentados. No obs-
mete una vertiente de temas y problemas, que tante, las fronteras laxas y las indefiniciones no
aportan a interpretar la educación como un implican que no se puedan identificar diversas
objeto históricamente privilegiado. El propósito conceptualizaciones, marcas específicas, sensi-
principal de este concepto parecería sentar las bilidades singulares, propuestas y definiciones.
bases para una crítica a las investigaciones que Sin la intención de delimitar una conceptuali-
no ponen en el centro de la escena el funciona- zación normativa, recuperamos un andar por
miento interno de la escuela. Esta categoría, ali- lo escolar que va más allá de los currículos, los
mentada de enfoques narrativos y etnográficos, libros y otros elementos de la cultura material
los estudios sobre la vida cotidiana, de la cultura como pueden ser los edificios, los pupitres o
material y simbólica de diferentes grupos y las los útiles. Aquí, el concepto de “cultura esco-
perspectivas microhistóricas, donde los actores lar” se vuelve ineludible, propuesto a mediados
son piezas clave, pone a prueba las macro expli- de los años noventa por el investigador fran-
caciones e invita a reflexionar sobre la vida en cés Dominique Julia, quien colaboró en reno-
las aulas (Jackson, 1968) y sobre una perspecti- var los estudios históricos de la educación. Se
va al interior de la escuela (Julia, 2000). definió a la cultura escolar como un conjunto
En este artículo proponemos, a partir del de normas que definen los saberes a enseñar,
concepto teórico de Memoria Escolar, resaltar los comportamientos a inculcar, las prácticas
las posibilidades de (re)construir una mirada que permiten la transmisión de esos saberes y
sobre la educación desde las prácticas, desde el la incorporación de estos comportamientos,
interior de las instituciones educativas en una estando orientadas estas normas y prácticas a
trama sensible tanto a los procesos sociales finalidades que pueden variar según las épocas
como a las experiencias individuales común- (Julia, 2000).
mente descartadas, ocultadas y marginalizadas El propósito principal de este concepto era
de los grandes relatos de nuestro sistema edu- sentar las bases para una crítica a las investi-

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gaciones que desconocían el funcionamiento les” que se desarrollaron en el propio contexto


interno de la escuela, centradas en las ideas escolar(como los rituales escolares o las medi-
pedagógicas, los orígenes de determinadas das disciplinares utilizadas por los docentes).
instituciones educativas o los mecanismos de A su vez, esta segunda acepción alude a la
selección y exclusión escolar. Estas investiga- percepción de las experiencias escolares vivi-
ciones, remarcó Julia (2000), suponían una das por un actor determinado como parte de
escuela “todopoderosa” aislada de resistencias una experiencia colectiva, desde el momento
y de contradicciones de un supuesto “mundo en que el mismo reconoce algún vestigio de su
exterior”. Ello permitió ampliar la perspectiva pasado en un archivo de una escuela, escucha
heurística de la historia de la educación hacia un relato o se identifica en una antigua foto-
una historia de la cultura de la escuela, con el grafía escolar (comúnmente llamado pasado
fin de arrojar luz sobre la vida interna de las escolar vivido). Otros abordajes comprenden
instituciones educativas. En el registrar de los la Memoria Escolar como la representación de
diversos aspectos de la vida escolar para una la escuela en la industria cultural que imprime
reconstrucción lo más completa del pasado en el imaginario colectivo estereotipos indele-
educativo, otros autores como David Tyack y bles (pasado escolar construido) o representa-
Larry Cuban (2001) aludieron a la “gramática ciones que se ofrecen de las conmemoraciones
de la escuela”. Se entiende por ésta a formas públicas, promovidas por instituciones en
organizativas que gobiernan la instrucción, es base a una determinada política de la memoria
decir, formas estandarizadas de concebir as- (memoria pública).2
pectos como el tiempo y el espacio, la transmi- Por otra parte, consideramos necesario
sión de saberes, la asignación de calificaciones, aclarar que si las memorias individuales pue-
la división de los alumnos en aulas o la tarea den estudiarse individualmente o comparadas,
de los docentes. Lo más llamativo en este caso la memoria colectiva en su lugar sólo puede
alude a que, desde este marco interpretativo, se ser estudiada como proceso, ya que consiste
buscó indagar los rasgos constitutivos de una en una reconstrucción social del pasado (Hal-
escuela “verdadera” o “auténtica”. bwachs, 1949), que surge de la fusión entre el
La Memoria Escolar se funda en la adop- pasado escolar vivido (cuyos relatores estaban
ción de estas otras formas de conocer lo es- directamente involucrados) y el pasado esco-
colar y, si bien no existe una definición única, lar construido (del cual sus relatores han sido
podemos decir que se explica básicamente con oyentes, lectores o espectadores). Por lo tanto,
dos sentidos diferentes. Por un lado, se entien- la memoria colectiva en la escuela se caracteri-
de como una forma individual de reflexión za por un fuerte componente transgeneracio-
sobre la propia experiencia escolar a partir de nal, causado por la supervivencia de las prácti-
la reconstrucción de un yo, en tanto está diri- cas educativas y de los métodos de enseñanza
gida a la deconstrucción y al análisis de esas más allá del período para el que fueron origi-
experiencias. Por otra parte, la Memoria Esco- nalmente concebidos y en que se difundieron
lar se entiende como la práctica de evocación inicialmente.
y recreación individual, colectiva y/o pública En este sentido, la Memoria Escolar no
de un pasado escolar común. Sobre esta última nos interesa sólo como un medio para acce-
acepción nos encuadramos, ya que no está in- der al pasado escolar, sino más bien como la
teresada en estudiar las influencias ejercidas a llave para entender lo que sabemos (o creemos
nivel psicológico por las experiencias escolares saber) de la escuela y cómo eso se correspon-
anteriores en relación a la propia concepción de con la realidad o es el resultado de los pre-
presente de “hacer escuela”, sino que más bien juicios y estereotipos ya arraigados en el sen-
busca la forma de indagar aspectos no contem- tido común. En consecuencia, optamos por
plados, tales como las experiencias escolares comprender que nuestro objeto de estudio no
vividas individualmente (narradas oralmente consiste simplemente en considerar la escuela
y por escrito, o mediatizadas por objetos de la como lo que realmente era, sino en el comple-
cultura material o imágenes capaces de resti- jo proceso de definición del sentimiento que
tuir de forma directa o indirecta informacio- de esa escuela se desarrolló a través del tiem-
nes relativas a la evolución estética y funcional po a nivel individual y colectivo, inicialmente
del aula) o bien, las prácticas educativas “rea- sobre la base de una experiencia escolar real y

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de otros agentes sociales y culturales que han de orientaciones y significados contextuales.


contribuido en parte a determinarlo. Esta memoria, más que en los documentos
Bartolucci (2015) destaca que la historia formales archivados, está inscrita en la cultu-
del pasado educativo narrado o recordado por ra organizativa, a modo de rutinas que en una
los protagonistas provee un cúmulo de fuentes concepción amplia, incluye creencias, marcos,
innovadoras y categorías interpretativas de ca- paradigmas, códigos, culturas y conocimiento
rácter historiográfico e interdisciplinario, que que refuerzan, elaboran y contradicen las ruti-
permiten rescatar diferentes prácticas cultu- nas formales.
rales o marcas de época. La Memoria Escolar Asimismo Segovia (2010) afirma que la
tiene itinerarios posibles que contribuyen al memoria está latente y es mayormente recupe-
estudio de un pasado, tales como la subjetiva- rable desde los relatos de vida que ponen en
ción psicológica e individual de quien recuer- juego todo el potencial de la memoria de in-
da y la atención focalizada en la emoción del dividuos y de colectivos cuando se esfuerzan
sujeto. El miedo a la escuela, la percepción de por capturar los indicios de las razones y de los
la autoridad y sus jerarquías (celadores, profe- procesos que ocurrieron. Los restos e indicios
sores y rectores), el llamado a la disciplina y el de memoria, cargados de significado, valores,
léxico utilizado (por ejemplo los “deberes” en sentimientos e identidad, son los soportes
lugar de las “tareas”) podrían explicar el hábito analizadores y catalizadores de relatos de vida
del llanto de primer grado de los escolares, el cargados de significados particulares, contex-
orgullo de saberse perteneciente a una deter- tuales y experienciales. Años antes, Balasu-
minada escuela, la vergüenza del rincón, la an- bramanian (1994) señaló que en la memoria
siedad del momento del abanderado del mes, institucional existen tanto datos duros (como
emociones pautadas en el sujeto y modeladas podrían ser hechos, figuras o reglas) y los da-
socialmente a lo largo de un tiempo inscripto tos suaves(aquellos que aluden al conocimien-
en el proceso de las tradiciones culturales.3 to tácito, experiencias, anécdotas, historias y
En Argentina, las contribuciones más visi- detalles sobre decisiones educativas). Además
bles en relación a este concepto fueron realiza- de las historias fundacionales, míticas y sa-
das por Benadiba (2007; 2009) a partir del tra- gradas de la propia cultura institucional, que
bajo con las fuentes orales en el aula. Desde las guardan los trazos identitarios de las creencias
perspectivas que señala Benadiba se recuperan y elementos culturales que caracterizan el acto
historias de la “gente común” en su vida edu- de educar de una manera especial; trazando
cativa. Su enfoque de la Memoria Escolar se particulares modos de formación y explicados
fundamenta en untrabajo que implica no sólo únicamente en sus contextos propios.
modificar las formas de hacer historia sino Podemos decir, a partir de estas perspecti-
que, sus múltiples usos generan aperturas con vas, que la Memoria Escolar designa un territo-
las propias tramas de las memorias, la sensibi- rio que se construye a partir de otros materiales
lidad histórica, la comprensión de otras sub- y otros documentos que poca importancia tu-
jetividades e identidades y, especialmente, un vieron en los relatos de la educación. En nues-
compromiso con la representación de nuestros tra investigación se recuperan otras tramas
pasados (Ramallo y Benadiba; 2015). de la formación en los colegios nacionales. Al
Por su parte, Jesús Domingo Segovia indagar el currículum a través de las voces de
(2010:125) al reflexionar sobre la existencia de estudiantes o de los registros de clases y traba-
la memoria institucional, plantea que los cole- jos en las aulas (conservados en el archivo del
gios son realidades sociales y como tales po- CNMdP) cuestionamos la lectura enciclope-
seen una historia, una experiencia y un saber dista y anti-experimental que caracterizan los
acumulado y validado con el tiempo; que en relatos sobre la enseñanza del bachillerato. Este
la medida en que se recuerde existirá y tendrá aspecto concentrado en las “otras enseñanzas”
efecto en una cultura institucional específica. remarcó la experimentación pedagógica y las
Según el autor esta clase de memoria se refie- otras propuestas de formación, tales como: un
re a los procesos, las decisiones y los saberes Gabinete de Psicología Experimental creado en
ya experimentados en el pasado, desde rinco- 1925, las lecciones de las grandes obras de la
nes del olvido movidos por la curiosidad, los literatura clásica “universal” frente al mar y a
intereses y los ideales que preñan el recuerdo otros escenarios de la “naturaleza” que caracte-

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rizaron las clases de Literatura olas vanguardis- sus “otras experiencias”, los pasajes temporales
tas lecciones de música entre la espuma y la sal. por la institución y las otras lógicas que atrave-
Estas consideraciones nos permiten interpretar saron sus bachilleratos.
al sistema educativo independientemente de Aunque en ese recorrido aún nos queda
los objetivos del Estado y bucear en los ras- preguntar(nos) hasta qué punto estos aspectos
tros de experiencias, prácticas y articulaciones se resaltan como originalidades locales o repre-
mucho más diversas de lo que nos cuentan los sentan a otras instituciones aún no indagadas.
grandes relatos de la historia del sistema edu- Allí arriesgamos que Mar del Plata como terri-
cativo argentino. Si bien las enseñanzas que torio de la “feliz educación”4 educó en su colegio
podrían caracterizarse como enciclopedistas y nacional a un conjunto de estudiantes, que para
positivistas dominaron la escena de formación aquel entonces eran aparentemente excluidos
en el bachillerato, también existieron despren- en otros bachilleratos del país y lo hizo a partir
dimientos en ese modo de enseñar, a partir de de otras prácticas o con otras enseñanzas a las
“prácticas otras” llevadas adelante por algunos que habitualmente se podrían conocen según
de los profesores del CNMdP. los relatos existentes. Ello coloca este contexto
En segundo lugar, intentamos demos- en una tensión con la historia del bachillerato
trar que el Colegio Nacional (una institución argentino, del que aún poco sabemos a pesar
fuertemente definida para la formación de las de los mitos que continúan caracterizando los
futuras elites y de los sectores privilegiados), relatos de nuestros pasados.
lejos de reproducir los círculos de los grupos
sociales acomodados, fue el marco y el espacio La Memoria Escolar y
en donde un grupo de mujeres, gringos e hijos los estudiantes de un colegio nacional
de inmigrantes de variados orígenes sociales se
convirtieron en bachilleres. Nuestro argumen- A partir de los expedientes y legajos perso-
to es que, si bien los colegios se caracterizaron nales presentes en el archivo del Colegio Na-
por representar una enseñanza “tradicional”, cional de Mar del Plata (CNMdP) encontra-
“selectiva” y “elitista”, en la práctica actuaron mos una diversidad de trayectorias escolares
como espacios abiertos y permeables al cual que clasificamos en diferentes grupos de es-
accedieron estudiantes de diferentes lugares en tudiantes. Destacamos aquí los tres mayorita-
la escala social (o al menos de sectores sociales rios: “exitosos”, “transitorios” y “veraneantes”.5
más amplios que los reconocidos por los dis- Los primeros llevan este nombre por el éxito
cursos de la época y por los estudios al respec- de la empresa, tal como ellos mismos la lla-
to). Entre ellos la formación en el bachillerato maron. Cursaron y finalizaron sus estudios de
marplatense fue protagonizada por actores bachillerato (libres o regulares), concurrieron
poco considerados y de gran relevancia, las al colegio en los meses de marzo a diciembre
mujeres que representaron un tercio del alum- y , por lo general, llegaron a término en los
nado y los gringos e hijos de inmigrantes, cuya cinco años que pautaba el programa de estu-
cifra superó las dos terceras partes. dio6. Sin embargo, el grupo mayoritario estuvo
El análisis de los expedientes de los estu- conformado por los estudiantes que llama-
diantes y una serie de entrevistas permitió mos “transitorios”. Éstos cursaron entre uno
identificar a los alumnos del CNMdP y ca- y cuatro años con la expectativa de conver-
racterizar sus diversas trayectorias escolares. tirse en bachilleres nacionales y por distintas
Dada su heterogeneidad clasificamos en dife- circunstancias abandonaron sus estudios. El
rentes grupos: “exitosos”, “transitorios” y “ve- tercer grupo se constituyó como la novedad
raneantes”. De modo tal que un tercer aspecto del CNMdP. Los “veraneantes” eran estudian-
refiere a la experiencia de la “juventud dorada” tes que cursaron en otros colegios nacionales
(a la que tanto los entrevistados como una se- o en otras instituciones incorporadas a ellos,
rie de materiales referencian como condición pero rindieron diferentes materias a través de
de pertenecer a un Colegio Nacional o al me- los exámenes complementarios en el CNMdP
nos al de Mar del Plata), en términos de sus entre los meses de diciembre, febrero y marzo.
diferentes trayectorias y de sus “usos” de la ex- Fue una clase de estudiantes que se desarrolló
periencia del bachillerato. Más allá de las aulas únicamente en esta institución en lo que refie-
buscamos reconocer a los “otros estudiantes” y re al ámbito nacional.7

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Respecto a las trayectorias de los “exitosos” lidades como lo era hasta entonces. A modo
ciento diecisiete alumnos recibieron su título de ejemplo: la tasa de estudiantes femeninas
de Bachiller Nacional entre los años 1919 y en el Colegio Nacional de Santa Rosa (creado
1929, de los cuales ochenta y cuatro fueron de en 1917 y con similar presupuesto al caso aquí
sexo masculino (72%) y treinta y tres fueron analizado) representó al 17, 5% del alumnado
mujeres (28%). Considerando esta proporción entre los años 1921 y 1929 siendo 19 mujeres y
el caso del CNMdP presentó como particula- 89 hombres egresados.9
ridad un mayor índice de mujeres en sus au- De los ciento diecisiete alumnos “exitosos”
las, en relación con los indicadores de la época documentamos sesenta casos, en una recons-
para otras instituciones del mismo tipo. En tal trucción que posibilitó conocer una serie de
sentido, el Colegio se mostró muy por encima datos sobre los propios alumnos, sus padres
de los indicadores nacionales que remarcaron y las trayectorias escolares previas. Como pri-
un porcentaje de representación femenina que meros indicadores tomamos la nacionalidad
osciló entre el 5 y 12 % según los datos esta- y fecha de nacimiento de los alumnos: este
dísticos del Ministerio de Justicia e Instrucción grupo se caracterizó por estar formado en su
Pública de la Nación entre 1921-1926.8Esta enorme mayoría por ciudadanos argentinos,
particularidad en la alta tasa de mujeres que representando más del 80% del grupo, frente a
estudiaron en el Colegio se destacó desde su otros extranjeros españoles, uruguayos e italia-
propia creación cuando se presentó la insti- nos. Podemos señalar una preponderancia de
tución en su carácter mixto, siendo toda una los nacidos entre 1905 y 1909 sobre un corpus
innovación para la época. En 1914 excluyendo de alumnos que nacieron en el arco temporal
el antecedente de la Escuela Normal Mixta de que transcurrió entre 1902 y 1915. En cuanto
Quilmes y algunas pocas excepciones en otros a la familia y el lugar de origen de sus padres,
colegios nacionales, las mujeres no eran admi- la enorme mayoría nació fuera del país, de
tidas en todos los colegios. Desde mediados manera tal que los estudiantes fueron en mu-
de la década del diez y principalmente en los chos casos primera generación de argentinos y
años treinta los distintos colegios nacionales provenían de distintos grupos étnicos y nacio-
fueron incorporando la educación femenina nalidades. Cuantitativamente, el 61,5% de las
en sus aulas sin restricciones ni excepciona- familias tenían origen inmigratorio y especial-

“Ferma x Gaggero (5)”, óleo sobre bastidor de fibrofácil. Gustavo Gaggero

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mente los italianos superaron ampliamente a padrinazgo era común en contextos con el pa-
los otros grupos nacionales representando cer- dre vivo).
ca del 40%. Por su parte, los padres que eran La trayectoria escolar previa de los alum-
ciudadanos argentinos, sólo conformaron el nos demostró que en la mayoría de los casos
35 %, siendo un grupo minoritario frente al habían realizado sus estudios primarios en
heterogéneo colectivo inmigratorio. escuelas de carácter público (77,7%), en su
Otro aspecto que nos permitió reconocer mayoría provenientes de la Escuela Nº 1 lo-
al grupo recayó en la ocupación y desarrollo cal. Los datos al respecto señalan una clara
profesional de los miembros de las familias es- preponderancia en las trayectorias escolares
tudiadas, desde los registros del desempeño la- que vincularon la Escuela N°1 con el Colegio
boral de los padres y de los empleos realizados Nacional, entre otras instituciones particulares
por las madres se indicó que la mayoría de los como el Instituto Peralta Ramos. Teniendo en
estudiantes fueron hijos de cuentapropistas, cuenta la cantidad de años que transcurrieron
ya sea como empresarios de distintos rubros: entre la finalización de los estudios primarios
construcción, producción agropecuaria y pes- y la inscripción en el Colegio Nacional, en su
quera o comerciantes. Numéricamente corres- mayoría ingresaron inmediatamente luego de
pondían al 46,2 % del total y dentro de ellos los haber aprobado en el año anterior el sexto gra-
comerciantes resultaron ser el grupo mayorita- do (en términos sólo el 15,4% continuaron sus
rio siendo “pequeños grandes señores” que ha- estudios luego de dos o tres años de espera).
bían logrado una posición económica tal que En comparación con este grupo, los “tran-
les permitió que sus hijos concurrieran al Co- sitorios” representaron un perfil con pocas va-
legio Nacional. El grupo de progenitores no fue riaciones, en muchos casos constatamos que
homogéneo, sino que existió una considerable se trató de las mismas familias y en otros es
heterogeneidad en cuanto a su ocupación y posible afirmar que representaron orígenes so-
ejercicio profesional. Un rasgo llamativo fue la ciales incluso más amplios. Si bien la mayoría,
presencia de padres que desarrollaron empleos el 46,5%, abandonó sus estudios en el primer
manuales y algunas ocupaciones que no per- año, el 87,7 % de los alumnos abandonó sus
mitían demasiadas ventajas económicas como estudios en los tres primeros años y allí po-
podían ser los trabajos de albañil, carpintero demos observar que especialmente existió un
y herrero (conformando estadísticamente el alto porcentaje que abandonaron en el tercer
18% del grupo). Frente a ello, debemos tener año. De manera tal que la deserción en sus es-
en cuenta que, en el contexto local la construc- tudios no resultó ser escalonado ni en orden
ción y la pesca fueron las actividades económi- descendiente del primer al último año, sino
cas que funcionaron como núcleos receptores que el tercer año fue una instancia de deter-
de mano de obra y que, estos grupos lograron minación en la permanencia entre el adentro
una acelerada movilidad social con la conti- y el afuera, entre la obtención o la abstención
nua expansión de la ciudad. En ese sentido, del título. Quizás el tercer año implicó también
la presencia de ocupaciones como albañiles, una instancia intermedia creada por los pro-
constructores y carpinteros se relacionan con pios actores sociales (y no por una normativa
la importancia, presencia y particularidades explícita) que permitía obtener el prestigio de
que la industria de la construcción tuvo en el “tener el tercer año del nacional”.
plano local. Si bien la mayoría de las madres se Esto marcó una tendencia que dividió al
ocupaban de los “quehaceres del hogar”, no fal- bachillerato en dos, una primera etapa de gran
taron algunas mujeres que ejercieron trabajos deserción y una segunda etapa con un mínimo
por fuera del ámbito doméstico, como plan- porcentaje de bajas entre los estudiantes. En
chadoras, lavadoras y costureras (represen- muchos casos, el tercer año fue suficiente como
tando el 12%). Existen dos registros que dan expectativa educativa y parecería que se trataba
cuenta de dos mujeres viudas que enviaron a de un “capital cultural” aceptado por la socie-
sus hijos a estudiar al Colegio con la ayuda de dad local. Al mismo tiempo, algunos testimo-
sus familias; en uno de los casos se especificó nios de la época confirmaron que el tercer año
que fue un tío de un joven quien contribuyó a del bachillerato tenía un gran prestigio y se le
la formación de su sobrino, práctica que solía otorgaba un valor simbólico que parecería ser
ser muy común en ese entonces (incluso ese la garantía de una buena instrucción. Segura-

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mente el 22% de nuestros datos estadísticos se inmigrantes y una gran cantidad de mujeres,
enorgulleció al poder decir “yo llegué hasta ter- actores sociales con muy baja participación
cer año del Colegio Nacional” como base para en estos ámbitos según relata la historiografía
ser considerado un joven “culto” y “educado”.10 de la educación del período. A pesar de que el
Especialmente entre este grupo, las mujeres Colegio de Mar del Plata no formó parte de la
fueron las que mayor importancia le dieron al serie de instituciones creadas por Bartolomé
tercer año, que abandonaron muchas de ellas Mitre y por la sucesión de sus políticas du-
para casarse y formar una familia bajo el man- rante el siglo XIX, continuó (re)produciendo
dato de “reinas del hogar”. A modo de ejemplo, y (re)construyendo aquel discurso inicial de
uno de estos alumnos fue José Venturi quién formación elitista y tradicional. De forma tal
ingresó al colegio y cursó sus primeros años que, si bien para las primeras décadas del siglo
con altas calificaciones y buen rendimiento, XX las bases sociales de la Argentina moderna
pero al llegar al tercer año abandonó sus estu- se habían extendido, los Colegios Nacionales
dios y comenzó a trabajar en una firma local de seguían manteniendo, al menos discursiva-
exportación con quienes se había contactado a mente, su presencia como formadores de elites
partir de sus “relaciones en el colegio”.11 culturales y de grupos dirigentes. En ese cami-
En relación a los estudiantes “veranean- no, reconocemos que no sólo debemos identi-
tes” el contexto es otro; la nacionalidad de los ficar cuándo y por qué se fundaron los Cole-
alumnos presentó una enorme mayoría de ar- gios Nacionales sino también cómo fueron y
gentinos (85%), aunque también entre los ex- qué actores sociales estuvieron involucrados
tranjeros aparecieron otros grupos nacionales: a estas instituciones, ya que el conjunto social
españoles (7%), italianos (4,5%), uruguayos que compone a estas agencias estatales no es
(4%), franceses e ingleses (2%) y rusos (1%). homogéneo, varía a lo largo del tiempo y del
Los orígenes sociales más altos se presentan espacio y, por supuesto, también en términos
en las “notables” ocupaciones de sus padres, de actores, grupos y sectores sociales.
sus marcas de prestigio con el uso de apellidos Proponemos (re)pensar estas institucio-
de renombre social, domicilios en residencias nes, a la luz de revisar qué significó el Colegio
y mansiones de veraneo en la ciudad. Su pro- Nacional en cada lugar del territorio o al me-
cedencia indicó que la mayoría de los alum- nos fuera de los principales centros de poder.
nos veraneantes (80%) provenían de Colegios Apostamos por una interpretación más amplia
Nacionales o instituciones incorporadas con y abarcativa, en una restitución empírica de un
una concentración en la Capital Federal, fren- colegio en lo amplio del territorio nacional que
te a otros pocos que provenían de colegios del intenta avanzar en relación a construir otras
Gran Buenos Aires, como el de San Isidro, o de especificidades de estas instituciones e histo-
las ciudades de Córdoba y Rosario. Entre 1919 rizar otros recorridos. Esta agencia estatal con
y 1929 más de doscientos cincuenta alumnos sus particulares formas de gestionar el poder,
concurrieron en los meses de diciembre a mar- permite revisitar la política centralizadora de
zo a cursar sus clases preparatorias y a rendir los Colegios Nacionales en un andar por las
las materias y exámenes complementarios. Al tensionadas y constitutivas relaciones entre las
trabajar sobre un corpus de ciento treinta y experiencias locales y el escenario nacional.
ocho alumnos que optaron por esta modali- En este contexto, el CNMdP fue un espacio al
dad, notamos que estuvieron conformados en cual accedieron estudiantes de diferentes luga-
un 90,6% por hombres y en un 9,4% por muje- res en la escala social que los reconocidos por
res, cifra similar a los indicadores generales de los discursos de la época y por los estudios al
la enseñanza a nivel nacional. respecto.
El concepto de Memoria Escolar se tornó
La Memoria Escolar y los relatos clave para orientar nuestro relato de la historia
en la Historia de la Educación de las prácticas del bachillerato marplatense ya
que pone de manifiesto la importancia de una
A partir de este análisis no dudamos en investigación narrativa en la ampliación de
afirmar que el Colegio aquí estudiado se pre- nuestra comprensión sobre la vida en las aulas.
sentó como un espacio relativamente abierto, Una mirada atenta a las voces a partir de las
con un gran porcentaje de “gringos” e hijos de entrevistas y a los registros cotidianos de esa

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formación, presentes en el archivo del colegio, res. Estas son historias profanas que interpe-
abren camino para construir “otras historias”. lan, fracturan e intervienen en los imaginarios
Con el uso de la palabra “otras”, aludimos a la colectivos desde la representación del mundo,
intención de recoger lo invisibilizado, lo opa- socavan la autoridad de los patrones de nues-
co, lo espectral, lo que no se puede registrar en tras historias, traen voces humanas, sensibi-
los términos de intangibilidad que caracteriza lizan el pasado e irrumpen los totalitarismos
a los relatos oficiales de la razón, de los estados epistémicos.
y de las ciencias (Souza Santos, 2006). En esta línea, apostamos por una mirada
En este artículo nos concentramos en las en que lo instituido, más allá de lo establecido
coordenadas teóricas que sustentan nuestra in- y determinado, esté atento a lo diferente para
vestigación desde registros poco considerados: lograr una historia centrada en las contradic-
entrevistas con los sujetos, sus expedientes, ciones, contingencias, incertidumbres. Esta
informes de funcionamiento de la institución historia privilegia los buenos lugares y expe-
enviados a las autoridades y otros registros que riencias narradas por los sujetos, es más opa-
colaboran a desocultar esas “otras experiencias”. ca pero más cotidiana, menos cercada por los
Esto remarca una indagación de los procesos dolorosos “lugares comunes” que atraviesan la
sociales a partir de una multiplicidad de voces enseñanza.
y subjetividades, que se producen en el marco
de contextos que habitualmente se caracterizan
por las luchas de sentido. Las entrevistas y los
documentos del archivo escolar están poblados Notas
de relatos biográficos, narrativas alegóricas,
recuerdos fragmentados, clichés narrativos, 1 El recorte temporal de nuestra investigación alude a
una periodización propia, interna y que tiene que ver
descripciones, metáforas e informaciones que con las singulares lógicas de la institución, abarcan-
involucran lo que los antropólogos llaman las do los iniciáticos proyectos de fundación en 1914 y
formas “nativas” de narrar el pasado. Los rela- el devenir de los años veinte y treinta cuando algu-
tos sobre el bachillerato argentino suelen, en nos de sus primeros egresados ya se bifurcaban por
el sistema universitario argentino y posteriormente se
la mayoría de sus casos, reproducir el discurso establecían en sus nuevos hogares.
oficial en una apología a la obra fundacional de
2 En referencia a estas lecturas puede consultarse el
su creador, el presidente Bartolomé Mitre. Una material de divulgación del Simposio Internacional
segunda versión de estos relatos podría estable- de la Memoria Escolar realizado en la ciudad de Se-
cerse a partir de los trabajos más clásicos de la villa, los días 22 y 23 de septiembre de 2015 bajo la
denominación “Nuevas tendencias en la investigación
Historia de la Educación en Argentina como
histórico-educativa a nivel internacional: perspectivas
las de Juan Carlos Tedesco, Adriana Puiggrós heurísticas y cuestiones metodológicas”.
o Inés Dussel que serían ejemplos de una lectu- 3 En sus investigaciones acerca de la explosión de la
ra “desde arriba” que, tal vez por su pretensión violencia política setentista vivida en la Argentina,
de generalización, suelen reproducir lugares una de cuyas partes fue protagonizada por la juventud
comunes)12. Una tercera lectura comprende de clase media estudiantil, explicó Bartolucci (2015)
que la Memoria Escolar sería una alternativa metodo-
una imagen más compleja, asociada a las di- lógica para revisar el punto de vista de niños y jóvenes
ferentes prácticas desde las nuevas miradas de de finales de los cincuenta y mediados de los sesenta
lo estatal y su “rostro humano” (Bohoslavsky y y la construcción de sus imaginarios y representacio-
Soprano, 2010). nes como posibles moldeadoras de acciones. Para ello
analizó a través de sus recuerdos escolares específi-
La Memoria Escolar contribuye a deve- cos, en qué medida y de qué manera pudo impactar
lar los límites del relato o los relatos oficiales, en ellos el clima de un mundo caracterizado por la
evidencia aquellas tramas que desconocen la inestabilidad de la política nacional, una democracia
“vida en las aulas” y dejan inmóvil y opacan la limitada por la proscripción de la figura de Perón e
impregnada por el exilio de un líder carismático, el
capacidad de agencia de los diferentes sujetos acceso mediante Golpes de Estado de gobiernos mili-
que se encuentran en el acto de educar. Desde tares al poder o los proyectos desarrollistas y autorita-
la Memoria Escolar se recuperan tensiones que rios a la vez.
remarcan singularidades entre lo instituido y 4 La expresión “feliz educación” alude al imaginario
lo instituyente, donde los estilos instituciona- educativo atravesado por el mar, el veraneo y lo origi-
nal de esta ciudad, rasgos que caracterizaron una ten-
les, los estilos docentes y las marcas propias de dencia a construir espacios diferenciados en la ense-
la formación producen experiencias particula- ñanza, en donde el Colegio Nacional fue primordial.

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5 Un cuarto grupo identificado corresponde a los indivi- Benadiba, L. (2007). Historia oral, relatos y memorias.
duos caracterizados por ser alumnos libres de distintos Buenos Aires: Maipue.
colegios nacionales que no cursaron estudios regular-
Benadiba, L. (2009). Historia Oral: fundamentos metodo-
mente en una sola institución, sino que rindieron en
lógicos para reconstruir el pasado desde la diversi-
determinadas épocas y lugares los exámenes de las
dad.Rosario: SurAmérica Ediciones.
diferentes materias del plan de estudio de bachillerato
nacional. Por su situación de constante circulación los Bohoslavsky, E. y Soprano, G. (2010). Un Estado con ros-
llamamos estudiantes “móviles” y podemos caracteri- tro humano: Funcionarios e instituciones estatales en
zarlos por haberse trasladado de ciudad en ciudad y Argentina (desde 1880 a la actualidad). Buenos Ai-
por haber tenido una edad mayor al promedio de los res: Prometeo.
alumnos regulares. Y por último reconocimos a una
serie de estudiantes regulares del Colegio San José de De Souza Santos, B (2006). “La sociología de las ausen-
Tandil que desde 1923 formaron parte de la institución cias y la Sociología de las Emergencias: Para una
en su carácter de incorporado al CNMdP. ecología de saberes”. En: Renovar la teoría crítica
y reinventar la emancipación social. (Encuentros en
6 Durante la década del veinte su número total asciende
Buenos Aires). Buenos Aires: CLACSO Argentina.
a ciento diecisiete, siendo el único segmento identifi-
cado exactamente desde el aspecto cuantitativo. Dussel, I. (1997). Currículum, humanismo y democracia
7 Respecto a la modalidad del Colegio Nacional como en la enseñanza media (1863-1920). Buenos Aires:
“acreditador de saberes” de otros colegios del mismo Eudeba.
tipo en los años de la década de 1920, tenemos refe- Flores, G; Yedaide, M. y Porta, L. (2013). “Grandes Maes-
rencia de instituciones de enseñanza como la Escuela tros: Intimidad entre la educación y la vida. Pasión
Normal de Paraná donde distintos alumnos que vivían por enseñar en el aula universitaria”, en: Revista de
en zonas desfavorables rindieron sus materias en for- Educación. Facultad de Humanidades. UNMDP. Año
ma de alumnos libres con un cursado especial. Aquí 4 Nº 5 Pág. 173/188. Disponible en:http://fh.mdp.edu.
la situación es distinta ya que, su innovación radica ar/revistas/index.php/r_educ/article/view/710/729
en la relación entre la institución y las características
propias de la ciudad como centro balneario-turístico. Halbwachs, M. (1994). Les cadres sociaux de la mémoire.
8 Informe y datos estadísticos del Ministerio de Justicia Paris: Albin Michel.
e Instrucción Pública de la Nación, presentes en el Ar- Jackson, P. (1968/1996) “La vida en las aulas”. Nueva in-
chivo General de La Nación (AGN), por ejemplo para troducción del autor, Madrid: Paideia-Morata.
el año 1921 representaron el 6%, para 1922 el 8%, para
1923 el 5%, para 1924 el 9 % y para 1926 el 12%. Julia, D. (2000) “Construcción de las disciplinas escolares
en Europa”, en Ruiz Berrio, Julio (org.) La cultura
9 Reconstrucción propia en base al Informe y datos
escolar en Europa: Tendencias emergentes. Madrid:
estadísticos del Ministerio de Justicia e Instrucción
Biblioteca Nueva.
Pública de la Nación, presentes en el Archivo General
de La Nación (AGN), entre 1920 y 1929. Julia, D. (2001) “A cultura escolar como objeto histórico”,
10 Entrevista a Rafael De Diego, entrevistado por Fran- em Revista Brasileira de História da Educação Nº 1.
cisco Ramallo en varias oportunidades entre 2011 y Plamper, J (2014).“Historia de las emociones: caminos y
2012, Médico y Doctor en Medicina (1961), tuvo una retos”, en Cuadernos de Historia Contemporánea. Vol
destacada actuación como médico en el Hospital Mar 36, Universidad Complutense de Madrid, 2014.
del Plata, estudiante del Colegio Nacional de Mar del
Plata entre 1933 y 1938. Porta, L.; Alvarez, Z. y Yedaide, M. (2014): “Travesías del
11 Ídem. centro a las periferias de la Formación docente”, en:
Revista Mexicana de Investigación Educativa. Mono-
12 Juan Carlos Tedesco. (1994) Educación y sociedad gráfico: Autobiografía y Educación: tradiciones, diá-
en la Argentina (1880-1900). Buenos Aires, CEAL; logos y metodologías. Aceptada su publicación.
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En los orígenes del sistema educativo argentino. Buenos PUIGGRÓS, Adriana (dir.)(1991) Sociedad civil y Esta-
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Fecha de Aceptación: 7 de diciembre de 2016
Fondo de Cultura Económica.

“Ferma x Gaggero (7)”, óleo sobre bastidor de fibrofácil. Gustavo Gaggero

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