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TIERRA GRANDE

Revista en honor de Miguel N. Lira

JUNIO. AÑO VI -- No. 31 TLAXCALA -- 2018 DIRECTOR: RAFAEL GARCÍA SÁNCHEZ.

Realizar, clasificar, archivar y


difundir materiales históricos de
nuestros extensos acervos
culturales es una responsabilidad
que debería de ocupar a quienes
tienen la responsabilidad de
integrar materiales históricos de
cualquier índole y transmitirlos a
las siguientes generaciones.
Un ejemplo de lo anterior,
son algunas imágenes que se
incluyen en la presente revista de
junio, con el doble afán: difundir
determinados materiales
(fotográficos en este caso), y
poner a disposición de
historiadores determinados
materiales que pudieran resultar
de interés y utilidad. La Ex
Fábrica de San Luis Apizaquito,
es un claro ejemplo de ello. Por los siglos… . Interior de la ex fábrica de San Luis en Apizaquito, Apizaco, Tlaxcala.
Fotografía: Rafael García / Tierra Grande

1
Textos de ayer

FR. MARTÍN SARMIENTO DE HOJACASTRO


-fragmento- 1

La Segunda Carta es de Fr. Martín Sarmiento de Hojacastro, natural del pueblo de este nombre, que vino a la Nueva
España con Fr. Juan de Gaona el año de 1538. Había profesado a la edad de quince en el convento de S. Bernardino de la
Sierra, Provincia de Burgos, y era “admirable lector, diestro cantor, tañedor de órgano, y de muy clara y sonora voz”. Aquí
fue Secretario del Comisario General Fr. Juan de Granada, con quien visitó a pie la Provincia de Michuacán. Le enviaron
como representante del Provincial y en compañía de Fr. Jacobo de Testera ó Tastera, al Capítulo General celebrando en
Mantua en 1541.

El. P. General de la Orden nombró allí Comisario de Nueva España y del Perú a Fr. Jacobo, y por su falta a
nuestro Fr. Martín. A poco de llegados a México falleció Fr. Jacobo, y Fr. Martín desempeñó el cargo cinco años. Durante
ellos escribió la Carta de que tratamos. Al Perú envió Comisarios o Visitadores, y él recorrió a pie las Provincias de la Nueva
España. Acabado su oficio quiso volver a Europa para dar cuenta del desempeño al Padre General; pero estando ya en el
puerto para embarcarse se levantó una gran tempestad que hizo pedazos el navío en que debía ir, y considerándolo como
un aviso del cielo, se volvió a su Provincia, donde le nombraron Guardián de Tlaxcala. Hallándose allí fue electo, en 1546,
obispo de aquella misma Sede.

Como se resistía a aceptar la dignidad, le llamó a México su Prelado Fr. Toribio de Motolinía, que era entonces
Vicario Provincial, y no alcanzando nada con persuasiones, le mandó solemnemente por obediencia, que aceptase, con lo
cual hubo de rendirse. Marchó en seguida a pie para su Obispado, y encerrándose en el convento de Cholula, pidió al
célebre Padre Fr. Juan Foucher, que le leyese Cánones, durante el tiempo que tardasen en llegar las Bulas. Recibidas al
cabo, fue a consagrarse en Oajaca, y vuelto a su Iglesia, la gobernó con acierto y aplauso general. Asistió al Sínodo
Provincial, o Concilio Primero mexicano, celebrado en 1555, y redactó sus Constituciones, impresas el año siguiente.

Estaba confirmando infinidad de gente en el pueblo de S. Felipe Iztacuixtla, inmediato a Tlaxcala, cuando se sintió
herido de un dolor de costado, y trató de volverse a Puebla. Pero al salir notó que una gran multitud aguardaba todavía el
Sacramento de la confirmación, y no quiso irse sin administrársele, por más que le representaron el peligro a que se
exponía. En efecto, aquella tarde le agravó el mal, y apenas tuvo tiempo de llegar al convento de S. Francisco de Puebla,
donde falleció poco antes del 19 de octubre de 1557 (según Lorenzana).

1
publicado en: Códice Franciscano. Siglo XVI.; Informe de la provincia del Santo Evangelio al visitador Lic. Juan de
Ovando. México. Imprenta de Francisco Díaz de León; 1889.

2
Ex Convento de San Francisco; Cd. de Tlaxcala; Fotografía, dominio público.

Comienza Fr. Martín su Carta


rogando al Emperador que diese oídos a
los padres que la llevaban, y en seguida,
después de expresar brevemente las
causas de que hubiese recaído en él
aquel cargo de Comisario, pide por
principio que se envíen muchos
Religiosos. A diferencia de otros
notables sujetos de su Orden, entre ellos
después el P. Mendieta, que
consideraban perjudicial la presencia de
los españoles, los cree muy necesarios,
para la seguridad, permanencia y
prosperidad de la tierra, afirmando que
habla en su propio nombre y en el del
Capítulo Provincial acabado de celebrar
en S. Francisco.

Para lograr que se arraigasen, aconseja con instancia que sean perpetuos los repartimientos, aunque sin expresar
de qué modo, lo cual deja a la prudencia y sabiduría del soberano; y concluye con un encarecido elogio del Virrey Mendoza,
quien, a su juicio, era la persona más a propósito para ejecutar aquella grave determinación, si se tomase. En esto del
repartimiento perpetuo se apartaba también Fr. Martín del común sentir de su Orden; pero tenía de su parte la opinión del
Sr. Zumárraga, expresada en su famosa carta del 27 de agosto de 1529.

No conozco otro escrito del Sr. Hojacastro, y juzgo necesario conservar el presente, aunque sólo sea para dar a
conocer las opiniones del respetable Prelado acerca de materias tan controvertidas en nuestra Historia.

TG

3
Fresco atardecer, en San Gabriel Cuauhtla, Tlaxcala. Tlaxcala. Fotografía: Rafael García / Tierra Grande

Un ocaso más, en San Gabriel Cuauhtla. Tlaxcala. Fotografía: Rafael García / Tierra Grande

4
Presentación del libro
“Motín o guerrilla en Panotla. 19 de noviembre de 1914”.

Con aceptable asistencia por parte del público, se llevó a cabo el pasado viernes 25 de mayo la
presentación del libro en cuestión, autoría del Mtro. Homero Santacruz Sánchez, en la ciudad de Santa
Ana Chiautempan, Tlax, en el Salón de eventos del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.

Con el indiscutible apoyo del Dr. Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez, que gentilmente presentó
aspectos medulares de esta obra, tuvimos oportunidad de conocer un poco más a detalle esta obra.

Enhorabuena para el autor, por este nuevo logro,


profesional y editorial, mismo que coadyuva a fortalecer la
bibliografía que al respecto se ha integrado.

5
Motín o guerrilla en Panotla

Guillermo Alberto Xelhuantzi Ramírez2

En primer lugar quiero agradecer la invitación del presidente del Colegio Cultural Evolutivo, Rafael
García Sánchez, para presentar el libro de Homero Santacruz Sánchez titulado Motín o Guerrilla en
Panotla, texto que invita a reflexionar sobre los diversos actores sociales que participaron durante la
Revolución en la entidad.
En la historiografía regional dos temas han sido el objeto central de las investigaciones sobre
este periodo, por una parte están los trabajos que intentan explicar los orígenes del movimiento
armado en la provincia centrándose básicamente en el levantamiento del 27 de mayo de 1910 ocurrido
en las poblaciones de San Bernardino Contla y Amaxac de Guerrero, reivindicando este suceso como
el primer levantamiento armado que se dio en el país, de este tema se han elaborado una serie de
biografías de Juan Cuamatzi, de la familia Sánchez de Tepehitec y de don Antonio Hidalgo.

2
Vocal de Antropología Social, del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.

6
El segundo tema ha sido el estudio del reparto agrario y trayectoria revolucionaria de los Hermanos
Arenas, sin embargo, los testimonios que existen en nuestro estado, indican que el movimiento
revolucionario implicó la movilización de un gran número de actores sociales y nos dan un panorama
más complejo de lo que se pensaba, como se aprecia en la investigación de Homero Santacruz.
En la primera parte del libro, el autor explica cuál era el contexto social y económico que
imperaba en el estado antes del estallido de la Revolución, cómo se originó la inconformidad contra el
régimen de Próspero Cahuantzi y de Porfirio Díaz, también explica como influyeron las ideas los
hermanos Flores Magón y de Francisco I Madero en la acciones políticas de los tlaxcaltecas, después
como segundo punto el autor se centra en explicar el triunfo del maderismo y la llegada de Antonio
Hidalgo a la gubernatura, y este es un punto que es necesario seguir investigando, ya que la
administración del gobernador maderista tuvo que enfrentar tres rebeliones que surgieron en el estado:
la de Rutilio Caloca, la de los Hermanos Bonilla Dorantes y la encabezada por Jesús Araoz,
mayordomo de la Hacienda de Tzitzimapan.
El autor continua su investigación con un análisis de la llegada al poder de Huerta, su caída y
la consolidación del constitucionalismo en el estado; en la segunda parte del libro Homero Santacruz
Sánchez presenta una serie de semblanzas de revolucionarios que hasta el momento prácticamente
eran desconocidos, el libro tiene la virtud de conjuntar tanto la información proveniente de los
archivos como de los relatos orales sobre el primer combate que ocurrió en la población de Panotla el
19 de noviembre de 1914, después de que Domingo Arenas desconoció el gobierno de Venustiano
Carranza y se unió a la Convención de Aguascalientes aceptando la jefatura de Emiliano Zapata. Los
relatos reunidos permiten comprender como la gente sufrió y vivió la revolución en su vida cotidiana.

FOTOGRAFÍAS: COLEGIO CULTURAL EVOLUTIVO, A.C.

7
Panotla fue un bastión del constitucionalismo y del metodismo debido a que la mayoría de la gente
que se incorporó a la revolución, en un primer momento fueron alumnos del Instituto Metodista
Mexicano de Puebla, fervientes simpatizadores de Madero y posteriormente de Venustiano Carranza,
en este sitio las tropas de Domingo Arenas después de haber desconocido al Primer Jefe establecieron
su cuartel en la población y pocos días después fueron sorprendidos por las fuerzas carrancistas, hecho
que ocasionó la dispersión de los convencionistas.

En la historiografía de la Revolución Mexicana, recientemente se ha dado una revaloración del


papel que tuvieron las mujeres no solo como soldaderas o mensajeras, sino como intelectuales y como
mujeres soldado, estas ultimas también obtuvieron grados como doña Carmen Vélez, originaria de San
Pablo del Monte, quien fue nombrada Generala por la Junta Revolucionaria de Tlaxcala Puebla y a
pesar de ello, no fue reconocido su grado por la Secretaria de la Defensa Nacional, en el caso del libro
que presentamos, también recupera la participación de las mujeres en la Revolución.
Uno de los aspectos que poco se ha estudiado sobre la Revolución en Tlaxcala, es
precisamente la historia militar, desconocemos el número de brigadas que había en la zona, cuál era el
número de soldados con los que contaban, y como se dio la relación de poder entre los jefes
revolucionarios, por eso es muy importante reconstruir como lo hace Homero Santacruz Sánchez el
primer enfrentamiento militar entre los constitucionalistas y los convencionistas a partir tanto de las
fuentes orales como de archivo. Finalmente queremos mencionar que uno de los principales aportes
del libro, que son mucho, es precisamente la recuperación de aquellos sectores que fueron olvidados
por la historiografía oficial. No queda más que felicitar al autor por su excelente investigación.
TG

8
Ciudad de Tlaxcala, San Gabriel Cuauhtla; anexo a la “Capilla del Señor del Vecino”

“EL ÁRBOL DEL SEÑOR DEL VECINO” (dando las últimas… ramas); Fotografía: Rafael García / Tierra Grande

9
Artículo

LA MUJER QUE SE HIZO PASAR POR CARLOTA


Por: Fabián Zamora Rosas3

Una de las figuras más atrayentes para investigadores y literatos ha sido, sin duda, la emperatriz Carlota, cuya vida se
extinguió hasta enero de 1927, en su castillo de Bouchout. Vivió sesenta años de aislamiento y ochenta y seis de edad,
tiempo suficiente para hacer volar la imaginación de incontables periodistas, suficiente para llenar de nostalgia a toda una
nación, y suficiente también para que, por lo menos, una estafadora llevara a cabo sus fechorías.

Si bien, el Segundo Imperio Mexicano es uno de los periodos más estudiados de nuestra historia, aún queda
mucho trabajo para los investigadores. La complejidad de ese momento histórico y su trascendencia no solo lo vuelven
atractivo, también lo hacen un tema de investigación casi inagotable.

El castillo de Bouchout, residencia de la verdadera Emperatriz Carlota

En 1866, la emperatriz de México volvió a Europa, según se ha dicho, para conseguir el apoyo necesario para
sostener en el trono a Maximiliano, pero la historia podría ser diferente. En el invierno de 1858-1859, el archiduque
Maximiliano, entonces gobernador general de Lombardía y Venecia, envió a su joven esposa a Bélgica, con la intención de
alejarla del peligro de una guerra que prometía ser desastrosa,4 esta actitud de Maximiliano da pie a plantear una
interrogante ¿El Emperador alentó a Carlota a viajar a Europa, en 1866, para alejarla del peligro? La respuesta aún espera
el paciente trabajo de los investigadores.

3
Vocal de Historia Regional del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.
4
Conte Corti, Egon Caesar, MAXIMILIANO Y CARLOTA, Fondo de Cultura Económica, México, 1944, p. 67. Pp. 748

10
En los últimos años han salido a la luz documentos que
prueban que las versiones, repetidas hasta el cansancio, no
se ajustan a la realidad y muchas veces se sustentan en
especulaciones. Por ejemplo, el hecho de que la
Emperatriz, en su viaje de vuelta a Europa, no haya querido
bajar del barco a su paso por La Habana, se ha tenido por
prueba de su locura, sin embargo, en una carta enviada por
Maximiliano a su esposa, publicada recientemente por el
historiador Konrad Ratz, se ve que fue el propio Emperador
quien le pidió no bajar a tierra en aquella ciudad para evitar
contraer alguna enfermedad tropical.5

Desde que la Emperatriz regresó al Viejo Continente,


tuvo sobre sí la atención de la prensa mundial, las noticias
que circulaban en periódicos de Europa y América
resultaban generalmente falsas y producto de
especulaciones, pero atraían a los lectores.

Ese protagonismo involuntario se fue desvaneciendo hasta convertirse en casi total olvido. Cuando el siglo XX
emergió en el horizonte como un sol devastador, la noticia de la muerte de Carlota se había publicado en numerosas
ocasiones, en notas cada vez más breves que, desde luego, resultaban falsas. Así, en febrero y octubre de 1903, circularon
noticias sobre la inminente muerte de la Emperatriz, pero fueron desmentidas oficialmente. 6 En marzo de 1905, los
periódicos mexicanos dieron, una vez más, la noticia de la muerte de Carlota que, como las veces anteriores, resultó falsa. 7
En mayo de ese mismo año circuló una noticia diferente, una breve nota en diversos periódicos mexicanos, en la que se
afirmaba que una mujer, en Estados Unidos, se había hecho pasar por la emperatriz Carlota y había estafado cuarenta mil
dólares a los italianos residentes en Boston, sin proporcionar mayores datos, la nota debió pasar desapercibida. 8

En los periódicos de Estados Unidos la noticia tampoco fue muy difundida, solo en algunos de ellos se contó la
extravagante historia.
Una mujer identificada por la policía como María Theresa Cerro, convenció a varios italianos residentes en Boston
de que ella era la emperatriz Carlota, y que, si le proporcionaban fondos suficientes, derrocaría el Emperador de Austria
para ser coronada emperatriz. Fue descrita como una mujer guapa, de unos cincuenta años o un poco más, edad que no
coincidía con la verdadera Carlota, quien para mayo de 1905, estaba a punto de cumplir sesenta y cinco años.

5
Ratz, Konrad, CORRESPONDENCIA INÉDITA ENTRE MAXIMILIANO Y CARLOTA, Fondo de Cultura Económica,
Segunda Reimpresión, México, 2012, p 300. Pp. 367.
6
LA ÉPOCA, Madrid, Martes 17 de febrero de 1903; LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA, Madrid, Jueves 8 de
octubre de 1903; EL DÍA, Madrid, 10 de octubre de 1903.
7
“La Emperatriz Carlota Moribunda”, LA OPINIÓN, Veracruz, Marzo 30 de 1905; “Muerte de la ex Emperatriz Carlota”,
EL TIEMPO, México, 29 de marzo de 1905.
8
EL TIEMPO, México, martes 23 de mayo de 1905.

11
La policía ya andaba sobre la pista de Theresa Cerro, que tiempo antes de hacerse pasar por la viuda de
Maximiliano, había estafado a varios negros con un producto que, según ella, podía volverlos blancos, para convencerlos
exhibía a un negro con la piel manchada, que afirmaba, estaba volviéndose blanco gracias a su invento. Pero, el papel de
su vida lo interpretó durante unos ocho años, poniendo en marcha toda una puesta en escena.

Para convencer a los incautos mantenía una “Corte” en su casa, ubicada en el norte de Boston, y cuando alguna
posible víctima era llevada a su presencia, encontraba a la estafadora sentada en un trono, portando una corona y rodeada
de cortesanos. Con la ocasión de la visita de un buque austriaco al puerto, tuvo una oportunidad única para terminar de
convencer a los prestamistas italianos, de los que pretendía obtener grandes cantidades. La falsa Carlota organizó una
fiesta y por la noche, a bordo de un yate y vestida lujosamente, se acercó al buque, calculó el tiempo cuidadosamente, para
que las salvas de cortesía que el buque hizo a la marina de Boston coincidieran con la proximidad de su yate. Después dijo
a los italianos que las autoridades del buque la habían reconocido y le habían rendido honores. Esto debió ocurrir en mayo
de 1902, cuando el crucero austriaco Szigetvár visitó el puerto de Boston.

Entre sus víctimas se encontraba gente de todo tipo. Uno de ellos fue un organista, al que prometió hacer músico
de la corte una vez que ella ocupara el trono de Austria, el músico le entregó mil quinientos dólares, cantidad que había
reunido en varios años de trabajo.

Una mujer, esposa de un miembro prominente de la comunidad italiana, le entregó tres mil dólares, entusiasmada
por la promesa de ser nombrada duquesa. Muchas personas más, cerca de un centenar, le entregaron diversas cantidades,
con la esperanza de ser nombrados ministros, obtener títulos de nobleza o propiedades una vez que la falsa emperatriz
ocupara el trono de Austria

Un comerciante de frutas llamado Tomasso Cuneo, dijo haber entregado dos mil seiscientos dólares a la falsa
Carlota, cuyo pago y jugosos intereses le garantizó con noventa y seis millones de florines, que decía tener en un banco de
Austria, y que solo necesitaba un pequeño préstamo para entrar en posesión de esa fortuna y así pagar sus deudas.
También dijo que ella se refería a varios miembros de la familia imperial por su primer nombre, y que en el “Salón del trono”
tenía un gran retrato del emperador Maximiliano.

La impostora se había hecho tan popular entre la comunidad italiana de Boston, que algunas personas llegaron a
pagar la entonces elevada suma de cien dólares para ser presentados ante ella.

Otra de sus víctimas, John Leveroni, dijo que la falsa emperatriz le había dicho que solo esperaba a que muriera
su amigo, el papa León XIII, para deponer a Francisco José y ocupar el trono austriaco. Según el mismo Leveroni, la
impostora afirmaba llevar en el brazo una prueba incuestionable de su realeza, pero que solo la mostraría en el momento
adecuado. En este caso, la impostora puso en marcha una estrategia más complicada. La hermana de Leveroni, llamada
Mary Gardella, fue comisionada para viajar a Florida y ahí recoger una importante cantidad de dinero que debía llevar de
regreso a Boston, para ello se le entregaría un vestido con varios bolsillos ocultos, pero cuando el vestido estuvo terminado,
Theresa Cerro dijo que la mujer que custodiaba la fortuna había muerto y que el gobernador de Florida había quedado en
posesión del dinero.

12
Para 1905 se creía que había obtenido de los italianos la nada despreciable suma de cuarenta mil dólares, pero se pensaba
que la cantidad debía ser más elevada porque la mayoría de sus víctimas guardaba silencio.

Para cometer el fraude contó la complicidad de un hombre llamado John S. Muriati, que afirmaba ser el
archiduque Rodolfo. La muerte del heredero de la Corona, en 1889, se produjo en circunstancias poco claras, y propició que
surgieran abundantes rumores de que seguía con vida, e incluso, algunas personas afirmaban haberlo visto, lo que fue
aprovechado por la pareja de estafadores.

El crucero austriaco Szigetvár

El periódico THE WASHINGTON TIMES afirmó que en Muriati, la falsa Carlota tuvo un cómplice inteligente y fiel a
cambio de muy poco. Fue masón, miembro de la Thistle Lodge, en la que conoció a algunas de sus víctimas. Pero, para
desgracia de Cerro, Muriati padecía de cáncer de garganta y murió en 1903. Al grupo de italianos que seguía a la falsa
Carlota le extrañó que ella no se hubiera presentado al funeral, se excusó diciendo que ella era una figura muy atractiva
para la gente y que su presencia hubiera desviado la atención. La estafadora se comprometió a costear el funeral, pero al
momento de hacer el pago dijo estar corta de dinero, entonces persuadió a un hombre de apellido Badarraco de asumir el
gasto, ofreciendo como garantía una de sus joyas.

Muriati fue sustituido por su hermano Eugene, años atrás éste había mostrado su desconfianza hacia las
actividades de Cerro, por lo que la estafadora convenció a Muriati de que lo alejara, Eugene fue enviado a New Port, lugar
en el que permaneció hasta la muerte de su hermano. La impostora se las arregló para convencer a Eugene de tomar el
lugar de su hermano, y las dotes de persuasión de aquella mujer resultaron tan efectivas, que el nuevo cómplice se
desempeñó diligentemente.9

9
“Posed as an Empress and Raked in the Shekels”, THE WASHINGTON TIMES, Sunday, may 21, 1905; “Posed as Widow
of Maximilian”, THE TIMES, Richmond, Tuesday, may 16, 1905; “Woman Poses as Queen in Boston”, WISCONSIN
STATE JOURNAL, Madison, May 15, 1905; “Posed as Empress Carlotta”, THE NEW YORK TIMES, New York, Monday,
may 15, 1905; “Austrian Warship Szigetvar Welcomed to Boston”, THE BOSTON GLOBE, Saturday, may 3, 1902.

13
Italianos residentes en Boston a comienzos del siglo XX

Al parecer Theresa Cerro huyó de Boston ante las sospechas de los italianos a quienes había estafado.
La verdadera Carlota se encontraba a miles de kilómetros, en su castillo belga, aislada del mundo. Pero, como tras el
terrible final del hijo de Luis XVI y María Antonieta, surgieron docenas de personas que afirmaban ser Luis XVII; tal como
surgen impostores tras la desaparición de algún gran personaje, más si se produce en circunstancias oscuras, así surgió la
figura de María Theresa Cerro, que con la astucia de un criminal y la destreza de una actriz, se aprovechó de la ambición de
algunos italianos.

BIBLIOGRAFÍA
Conte Corti, Egon Caesar, MAXIMILIANO Y CARLOTA, Fondo de Cultura Económica, México, 1944, Pp. 748.
Ratz, Konrad, CORRESPONDENCIA INÉDITA ENTRE MAXIMILIANO Y CARLOTA, Fondo de Cultura Económica, Segunda
Reimpresión, México, 2012, Pp. 367.

HEMEROGRAFÍA
THE BOSTON GLOBE, Boston.
LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA, Madrid.
EL DÍA, Madrid.
LA ÉPOCA, Madrid.
LA OPINIÓN, Veracruz.
EL TIEMPO, México.
THE TIMES, Richmond.
THE NEW YORK TIMES, Nueva York.
THE WASHINGTON TIMES
WISCONSIN STATE JOURNAL, Madison.
TG

14
HEME AQUÍ, REGISTRANDO, FOTOGRÁFICAMENTE, (EN 2017),
DETERMINADAS ACCIONES DE RESGUARDO, EN SAN DIEGUITO

FOTOGRAFÍAS, CORTESÍA: J. GUADALUPE PÉREZ

15
Crónicas
Templo San Diego de Alcalá,
ciudad de Tlaxcala

10
Rafael García Sánchez

Los pueblos, en el bien entendido sentido de la palabra,


normalmente han tenido en todas las épocas y culturas,
personas destacadas que han dejado importantes
acervos culturales, llámense artísticos, literarios,
poéticos, gráficos, históricos, etcétera. En territorio
tlaxcalteca, durante el siglo XX podemos ufanarnos que,
si no en abundancia, sí tuvimos a varios de ellos que, en
las medidas de sus posibilidades y de su preparación
académica y ante todo cultural, se avocaron a investigar,
escribir y publicar el resultado de sus pesados trabajos.
Don José García Sánchez, oriundo del pujante
pueblo de Huamantla es un claro ejemplo de lo anterior.
Tuvo la gran fortuna de contar con elementos básicos
para desarrollar su actividad de cronista nato, por
convicción y sobre todo por amor a su tierra, a su estado
natal. Elementos tales como fotografías antiguas (en su
época), libros y enciclopedias originales, planos, revistas,
periódicos, manuscritos, etcétera, así como la generosa
apertura de contemporáneos suyos que, amablemente le
permitieron consultar en sus bibliotecas particulares,
cuanto hubo de requerir.

Y si a todo esto le agregamos que fue uno de los iniciadores-fundadores del naciente impreso “El Sol de Tlaxcala”
al finalizar la década de los 50’S, siendo –quizá– el escritor que más fecundo, el que más aportaciones otorgó al matutino
por varios años para su publicación, entonces podemos visualizar que su labor es digna de estudio, de ordenación,
conjunción y sobre todo de publicación. Tal actividad representaría una actividad tremenda; pero me parece que es
necesario emprender (aunque sea por períodos, o por semestres) titánica empresa. Y me parece que la instancia
indiscutible, por naturaleza para tal actividad es, precisamente El Sol de Tlaxcala.

10
Presidente del Colegio Cultural Evolutivo, A.C.

16
En esta ocasión traigo a colación UNA (de esas miles de colaboraciones) crónica que tuvo el buen tino de escribir don
Pepito, a quien tuve el gusto de conocer por poco tiempo. Extrañamente, coincidentemente mejor dicho, sus apellidos y los
míos son iguales, aunque él nacido en Huamantla y yo en Chiautempan. Varias personas en algún momento dado me
preguntaron si él y yo éramos parientes, a lo que respondí –desde luego– que no.

“San Dieguito” es el artículo que he extraído de El Sol de Tlaxcala, con la fecha abajo indicada. El tema central
es, desde luego, la pequeña iglesia que él ubica en su crónica “está enclavada frente al edificio de la Zona Militar y junto al
Monumento a la Bandera”. Lamentablemente ni la Zona Militar, ni el Monumento al Asta Bandera existen ya; bueno, se
entiende, dado que su artículo tiene 41 años de haber sido publicado.

El tema me parece interesante. En algunas cuestiones, en casi toda su descripción, estoy de acuerdo, salvo en
dos o tres cosillas que en su momento él desconocía; aspectos que en lo personal no me resultan desconocidos en razón
de ser, yo, descendiente de los propietarios del citado templo: los Alburquerque Leana. De ellos, y con el paso de las
generaciones, ha llegado a mis manos un breve, aunque certero e indiscutible artículo biográfico-histórico de San Dieguito,
texto que más adelante habré de compartir en su totalidad.

La amplia cultura de don José no se redujo al municipio de Huamantla o al de Tlaxcala nada más: conocía
prácticamente todo el territorio estatal, y por consiguiente, gran parte de la cultura del Estado de Tlaxcala, lo que a mi
parecer lo convierte en El Primer Cronista Estatal de Tlaxcala, por convicción; señalamiento nada pero nada fácil para una
sola persona, tratándose de un territorio tan rico en expresiones culturales como lo es la entidad tlaxcalteca.

Para finalizar, y para dar paso enseguida al interesante artículo de don Pepito, me congratulo en este espacio y en
esta fecha, de haber tenido un paisano antepasado, tlaxcalteca, que dio mucho de su vida por Tlaxcala, y eso se
comprueba fácilmente en su obra tangible. Por fortuna, estuvo alejado de los reflectores, y por fortuna no fue un merolico de
esos que hacen “mucho ruido y pocas nueces”. La ciudad de Huamantla debe sentirse orgullosa de haber tenido, en don
José García Sánchez, un ciudadano célebre, al que le debe mucho; al que la vox populi tlaxcalteca le debe un gran
reconocimiento; no porque lo necesite él, don José, sino porque es lo mínimo que la sociedad tlaxcalteca, y el mismo Sol de
Tlaxcala, deben otorgar a su generosa memoria. Por último: sus restos mortales, por destino de la vida, fueron inhumados,
precisamente, en el cementerio de San Dieguito.

17
FOTOGRAFÍAS: RAFAEL GARCÍA / TIERRA GRANDE

11
SAN DIEGUITO
Por: José García Sánchez

Es una pequeña iglesia ubicada a


la entrada de la ciudad de
Tlaxcala, que antaño destacara
dicho monumento en la soledad
campirana, pero que ahora dicha
soledad está enclavada frente al
edificio de la Zona Militar y junto
al Monumento a la Bandera.

En ese templo se venera


una pequeña imagen
representativa de San Diego de
Alcalá, España, pues su vestidura
así lo indica, color café y a la
mano derecha sosteniendo una
rústica Cruz.

El retablo donde se ubica, es barroco mexicano y data de mil setecientos. Sus colores son
gris, rosa, azul y verde.; probablemente decorado. A los lados en diversas poses aparece el santo,
ocho veces y en la parte superior remata la ideografía de la Santísima Trinidad. Pero dentro del
retablo, en la parte superior a los lados aparece el mismo santo y en la interior de un lado el arcángel
San Gabriel y del otro San Miguel, con un mexicanísimo colorido que apenas si se hacen conocer.

11
Crónica publicada el día sábado 19 de noviembre de 1977, en “El Sol de Tlaxcala”.

18
Dentro de la construcción aparecen algunas imágenes en talla un poco grotescas en su anatomía,
destacando un Hecce Homo y un Cristo con cabellera original hirsuta y diversos cuadros al óleo con
imaginería suntuaria, entre ellos un moreno San Juan conduciendo de la mano al Niño, de artistas
ignorados.

Penden, además, el lado derecho, pintura que se debe al pincel de Carolus Michel Corona,
que dice “se pintó a devoción y agencias de don Pablo Antonio Alburquerque Lira, cacique de esta
noble ciudad, el 28 de septiembre de 1799”. Representa a nuestro parecer, a la Virgen María con
túnica, abajo a los lados San Joaquín y Santa Ana y, al fondo una barca en el mar y un faro.

El otro cuadro, a la izquierda, también hecho por el mismo pintor el 24 de octubre de 1799,
está monumentalmente representada la Virgen con la vista de San Gabriel que le presenta una palma
floreada y complementan la pintura algunos ángeles dispersos en el al parecer cielo.

19
San Diego Alcalá, bajo sus vestiduras, sobre el pecho, contiene el dato –que una vez leímos–,
de quien fue autor, quien su donante y cuando fue bendecida la imagen, pero no pudimos volver a
releer esos datos, para no provocar el enojo de la asistencia, en la fecha conmemorativa del santo.

Pero ese templo y ese santo, no son originales del llamado Templo de San Diego con su
imagen, que durante la dominación española se mandaron establecer, para que los domingos y días
festivos los indios oyeran misa y tuvieran servicios religiosos, pues la Capilla real ubicada frente a la
actual Plaza de la Constitución hoy dedicada a Palacio de Justicia, solamente estaba dedicada para
tales servicios religiosos, pero de los criollos y españoles, gente de alcurnia u hombres principales
conectados con la cosa pública y clerical.

Originalmente la Capilla o ermita de San Diego Estuvo ubicada a orillas del Zahuapan, pero
por una gran avenida que provocara la inundación del lugar, fue abandonada y destruida al paso del
tiempo, para fincar el entonces nuevo templo, o sea el que venimos describiendo.

Sin embargo, en la capilla particular de Tlacatoyatencocalli, –la casa del señor que escribe
junto al río–, conservamos la original imagen de San Diego de Alcalá, manufacturada en madera, con
pintura original del siglo dieciséis, mal conservada por el curso del tiempo y otro San Diego Alcalá,
el profesional, en tamaño de un hombre normal, de pies anchos, a la manera indígena y grandes
manazas.

Paradójicamente, el destino de ambos santos, para la historia tlaxcalteca, deberán


conservarse muy cerca del río. Del río Zahuapan que ha dado tradición a la ya lejana y bien
denominada Muy Noble y Leal ciudad de Tlaxcala, que estuvimos recordando el domingo en tanto
allá en “San Dieguito” referido, hubo repiques de modestas campanas y tronar de cohetes por su
inadvertida fiesta.

Tlacatoyatencocalli, Tlaxcala, Tlax., (La casa del señor que escribe junto al río, 18 de noviembre de 1977).

TG

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Azul celestial… San Gabriel Cuauhtla, Tlaxcala, Tlaxcala. Fotografía: Rafael García / Tierra Grande

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Huitzitzilin, celebrando 40 años… Gracias, Mtra. Marisela Guarneros

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… de los siglos.. (ex fabrica San Luis Apizaquito); Fotos: Rafael García / Tierra-Grande

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opinión
EL DERECHO A DISENTIR
Profesor Evaristo Velasco Álvarez
velasco_alvarez@yahoo.com

Dentro de la gran cantidad de derechos que los seres humanos tenemos, el de disentir es uno de los más importantes.
¿Pero qué es disentir?
No ajustarse al sentir o parecer de otro; opinar de modo distinto. Es no ajustarse al parecer de una persona, discrepar, estar
en desacuerdo en cualquier cosa (política, religión, fútbol, etc.).

Pero entonces, el que disiente es aquel que no está de acuerdo con alguien más, en alguna idea o en
muchas. Es enfrentarse a alguien o a algo y diferir de ideas o principios. Es en muchas de las ocasiones, soportar las feas
imprecaciones de los “amigos”, de los conocidos, de los “compañeros de trabajo”, etc., cuando te llaman traidor, desleal y
otros epítetos más feos.

Esto de no conocer el significado de las palabras, en ocasiones nos lleva a cometer errores graves; o a
permitir que algún hipócrita o ambicioso nos quiera engañar, de tal manera que nos presente la palabra DISENTIR como
algo muy malo, algo que nos puede llegar a enfrentarnos intolerantemente.

Es secreto para que no se llegue a situaciones irreparables, siempre será la investigación, la educación, el
apropiarnos del conocimiento, de tal manera que no me puedan confundir, ni engañar, ni mentir, ni manipular, con el
significado erróneo de esta palabra, y nos llamarán: ¡DISIDENTE! Con una entonación, que nos presenten la palabra como
algo negativo, perverso, torcido, equivocado…

Sin embargo disentimos cada vez que cuando niños no queríamos tomar tal o cual alimento; cada vez que
no estábamos de acuerdo con algo que nos estaba explicando el maestro; cada vez que considerábamos no correcto el
obedecer alguna orden de nuestro padre o jefe. Pero eso ni es pecado, ni es malo porque es nuestro tal derecho a no estar
de acuerdo (ni que fuéramos robots para hacer lo que se nos ordene, en la forma que se nos ordene, en el momento en que
se nos ordene o en porque nuestra consciencia nos dicta como error lo que se nos pide o dice en torno a alguien o algo).

Así que si piensas diferente, no te preocupes, no te va a pasar nada; simplemente que estás demostrando
que los humanos pensamos individualmente y en base a nuestros conocimientos e investigaciones, encontramos con
verdades y mentiras; pero ERES DISIDENTE, humano porque has y comprendido, utilizando tus investigaciones. México
necesita de muchos mexicanos conscientes de ser disidentes para lograr ¡Que viva México!

TG

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