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Representan la situación psicológica particular del emisor o receptor de la

información, ocasionada a veces por agrado o rechazo hacia el receptor o


emisor, según sea el caso, o incluso al mensaje que se comunica; la
deficiencia o deformación puede deberse también a estados emocionales
(temor, odio, tristeza, alegría) o a prejuicios para aprobar o desaprobar lo que
se le dice, no lea lo que está escrito, no entienda o no crea lo que oye o lee.
Hay muchos factores mentales que impiden aceptar o comprender una idea,
algunos de ellos son:

• No tener en cuenta el punto de vista de los demás.


• Sospecha o adversión.
• Preocupación o emociones ajenas al trabajo.
• Timidez.
• Explicaciones insuficientes.
• Sobrevaloración de sí mismo.

Todos estos factores influyen en la persona que escucha para que acepte o
rechace las ideas que le han sido comunicadas. Para obtener resultados se
necesita algo más que únicamente hablar. A una persona generalmente es
necesario explicarle, convencerla, observar su actuación y también dejarle
que ella hable. Esto nos trae a nuestro objetivo final: comprender a otros.
Algunas de las causas que contribuyan para formar barreras psicológicas
son:

• Altos status.
• Poder para emplear o despedir.
• Uso de sarcasmo.
• Actitud despótica.
• Crítica punzante.
• Uso de conocimientos precisos y detallados.
• Facilidad en el uso del lenguaje.
• Maneras demasiado formales.
• Apariencia física imponente.
• Interrumpir a los demás cuando hablan.
Que la comunicación es fundamental para conseguir el éxito es una verdad
generalmente aceptada por todos. Incrementar nuestras habilidades de
comunicación de manera que podamos entablar y consolidar relaciones con
personas que nos aporten en el camino a nuestros objetivos constituye uno
de nuestros grandes retos.

Si observamos a las personas que han triunfado en diferentes campos como


la política, la empresa o la venta, nos daremos cuenta de que todos tienen un
componente común: son buenos comunicadores. ¿Has tenido alguna vez la
sensación de que alguien no ha dicho demasiado pero lo ha dicho tan bien
que te ha cautivado?. Seguramente tendrás en mente a algún político. Sin
duda, un gran comunicador.

Sin embargo, además de saber decir las cosas, utilizando multitud de


recursos para persuadir, los buenos comunicadores tienen otro elemento
común: son capaces de relacionarse con cualquier persona adaptando sus
formas a quién tienen delante. No rechazan, a priori, ninguna relación. Ten
en cuenta que para conseguir tus objetivos necesitarás, probablemente, de la
ayuda de otras personas y nunca sabes muy bien donde las vas a encontrar.

Por otra parte, hay estudios que relacionan el éxito personal y profesional
con la cantidad y la calidad de las relaciones que tenemos. En este
sentido, cuanta más gente que te pueda aportar conozcas, más cerca
tendrás el logro de tus resultados.

Por tanto, con todo lo dicho hasta aquí, podemos afirmar que establecer
relaciones con gente y conseguir una comunicación fluida es
importante. ¿Cómo vas tú en este sentido? ¿Hasta qué punto estás
satisfecho con la cantidad y la calidad de tus relaciones?. ¿En qué medida
eres capaz de conseguir buenos niveles de comunicación y relación?. ¿Eres
capaz de contactar y relacionarte bien con todo el mundo?. (Para ayudarte a
responder puedes hacer este test).

Si la respuesta a alguna de estas preguntas te ha descubierto algo que no te


ha gustado del todo, no te preocupes demasiado. Lo normal es que podamos
hacer más de lo que hacemos en el ámbito de la comunicación. Esto es fácil
si tenemos en cuenta que, en muchos casos, lo que dificulta nuestra
comunicación es la existencia de una serie de barreras internas que nos
ponemos nosotros mismos. Prejuicios, ideas preconcebidas, miedo al
rechazo, miedo al fracaso, preocupación por el que dirán, imagen social, etc.,
son cuestiones que, sin duda, nos condicionan al decidir con quién y cómo
nos comunicamos.
De entre estas barreras psicológicas a la comunicación, yo señalaría cuatro
como las fundamentales y las más comunes:

Esteriotipación: Muchos tenemos tendencia a clasificar a las personas en


grupos, incluso sin conocerlas ni haber entablado conversación con ellas. La
imagen personal, los lugares que frecuenta o la ocupación profesional de la
persona son elementos que utilizamos habitualmente para clasificar y
condicionan enormemente nuestra forma de comunicarnos. Incluso hay
grupos “con los que no me comunicaría”.

Efecto halo: “Mató un perro y le llamaron mataperros”. Cuando alguien es


bueno o malo en algo, tenemos tendencia a generalizar y dar por hecho que
será bueno o malo en todo lo que haga. Esto condiciona también nuestra
comunicación puesto que genera también una serie de prejuicios.

Proyección: Muchas personas tenemos tendencia a proyectar nuestra


realidad en los demás. En otras palabras, mi visión del mundo es la buena y
entiendo que tú debes tener la misma. En ocasiones nos llevamos sorpresas
porque hay personas que opinan diferente. ¿Te ha pasado alguna vez?.

Percepción selectiva: es cuando nos hablan sobre un cierto tema, solemos


criticar o discriminar una parte y solo quedar con la parte que nos interesa o
nos beneficia los puntos anteriores representan la situación del emisor y
receptor de la información, ocasionada a veces por el agrado o rechazo de
hacia el emisor o receptor, según sea el caso, o incluso al mensaje que se
comunica; la deficiencia y la deformación del mensaje puede deberse
también a los estado emocionales (tristeza, temor, odio, alegría) de la
persona o a los prejuicios para aprobar o desaprobar lo que se les dice, no
es capaz de leer lo escrito, de entender o creer lo que escucha o lee.

Todas estas actitudes y comportamientos limitan nuestra capacidad de


comunicación y nos hacen perder oportunidades de establecer relaciones en
cantidad y en calidad. Si fuera posible, lo deseable sería eliminar esas
barreras de la noche a la mañana. Dicho y hecho. Sin embargo, la realidad
es que los cambios a nivel mental son siempre los más laboriosos y los que
llevan más tiempo. Trabaja día a día en eliminar estas barreras, cambia tus
creencias y expande tu comunicación. Te sorprenderás de los resultados que
comienzas a obtener en los diversos ámbitos de tu vida.

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