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¿Ha sido posible lograr un mejor aprovechamiento del tiempo del talento en más
de 90%? ¿O reducir los costos del inventario hasta en 10%? ¿O incluso
aumentar el rendimiento en más de 10%? La respuesta es sí. Lo hizo Stanley
Black & Decker en su planta de Reynosa México, una de las más grandes que
tiene la compañía en el mundo.
Esta planta, que opera desde 2005, fabrica docenas de productos, como sierras,
cepillos, taladros inalámbricos, reflectores y destornilladores para la marca
DeWALT, y podadoras para la marca Black & Decker. Con 40 líneas de
producción de distintos productos y miles de empleados, la planta produce
millones de herramientas eléctricas cada año. Manejar tal escala de complejidad
de producción y fabricación es todo un desafío.
Los retos que enfrentaba se resumían principalmente en tres:
Los costos de mano de obra reales eran superiores a los costos estándar.