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UNIDAD DIDACTICA 1
INDICE
1.1. INTRODUCCIÓN
1.2. CONCEPTO DE CIMENTACIÓN SUPERFICIAL
1.3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LAS CIMENTACIONES SUPERFICIALES
1.4. TIPOLOGÍA DE LAS CIMENTACIONES SUPERFICIALES
1.4.1. Zapatas
1.4.2. Pozos de cimentación
1..3. Zanjas de cimentación
1.3.4. Emparrillados de cimentación
1.3.5. Losas de cimentación
1.1. INTRODUCCIÓN
Para que esto se cumpla deberá haber una seguridad adecuada tanto en lo que respecta al
elemento de cimentación como elemento estructural, como con respecto al propio suelo,
especialmente frente al posible hundimiento o asiento excesivo.
Podemos definir las cimentaciones superficiales o directas como aquellas que se disponen
cuando en la zona inferior de la estructura el terreno es firme, es decir, cuando tiene
características adecuadas para cimentar sobre él. Este concepto no obstante queda un poco
indefinido respecto a lo que se entiende por cimentación superficial.
En el caso de cimentación superficial en puentes, las ideas anteriores pierden todavía más su
sentido pues, para un puente se suele hablar de cimentación superficial cuando se puede tener
acceso a ella y podemos construirla y observarla directamente en una excavación a cielo
abierto, y esto aun cuando el plano de excavación se encuentre profundo, cosa que sucede en
ocasiones.
Por supuesto si el estrato rocoso se encuentra a una profundidad moderada del orden de
menos de 4,5 metros, a donde se puede llegar con excavadora implementada con brazo largo,
siempre es aconsejable ir a cimentación superficial apoyada en la roca.
Otra consideración a tener en cuenta para señalar a una cimentación como superficial, mejor
que hablar sobre su cota de implantación es, como su nombre también indica, referirse más a
su extensión en planta que a su cota de apoyo. Al contrario de lo que sucede con las
cimentaciones profundas o pilotes, que penetran en el terreno; las cimentaciones superficiales
apoyan.
D
• Cimentación superficial, si se cumple que: ≤ 4
B
Dentro de las cimentaciones superficiales cabe incluir: las zapatas, las zanjas de
cimentación, los emparrillados de cimentación y las losas de cimentación.
D
• Cimentaciones semiprofundas o por pozos, si se cumple que : 4 ≤ ≤8
B
D
• Cimentación profunda, si cumple: ≥8
B
Estas clasificaciones que relacionan la profundidad con la anchura no son suficientes para
determinar el tipo de cimentación puesto que, lo que realmente marca la diferencia entre las
distintas tipologías es su respuesta tenso-deformacional, ligada a la forma de la respuesta
resistente. Así, si se considera la respuesta resistente solo en relación con la base de la
cimentación se hablará de tipología superficial, y en la medida en que se vaya involucrando
también la respuesta resistente debida al contacto lateral con el suelo, tendera a considerarse
la tipología de semiprofunda o profunda.
Como caso extremo, la respuesta resistente puede deberse solo al contacto lateral como es el
caso de los pilotes flotantes. Las cimentaciones superficiales o directas se emplean para
transmitir al terreno las cargas de uno o varios pilares de la estructura, de los muros de carga o
de contención de tierras en los sótanos, o de toda la estructura.
Desde el momento en que el hombre se hace sedentario necesita elegir su hogar, establecerse
y para ello ha de ir colonizando el suelo. Las primeras estructuras de tierra de las que tenemos
constancia tenían un motivo religioso y datan del Neolítico o del Paleolítico Superior, muy
anteriores a la Edad del Hierro.
Las primeras viviendas construidas por el hombre eran ligeras, generalmente realizadas con
raíces y ramas de los árboles, para ir evolucionando progresivamente hasta emplear ladrillos
de barro cocidos al sol, dispuestos en hiladas sucesivas.
En Mesopotamia hay restos del zigurat de Aqar Quf, donde se aprecia cómo se intercalaban
entre las hiladas de ladrillos o bloques de barro, unas capas de arena con unas mallas tejidas
con hojas y ramas que actuaban como elemento drenante, para eliminar la humedad y rigidizar
las fábricas (Kerisel, 1987).
El empleo de pilotes de madera, por ejemplo, se presenta en los palafitos, o viviendas lacustres
neolíticas construidas hace más de 5.000 años, ejemplares de las cuales se han encontrado en
el lago de Lucerna, en Italia y en Irlanda. Precisamente la palabra "palafitta" quiere decir en
italiano “pilotes hincados en tierra”. Mediante estos pilotes se independizaban las viviendas de
la acción de las mareas y los ataques por vía terrestre. Desde los primeros tiempos el hombre
se va adaptando al medio y aprovechando los recursos de que dispone.
Los egipcios, los caldeos, etc., se sirvieron, para construir sus viviendas, de ladrillos de arcilla
desecada o endurecida al sol, lo cual significaba que ya conocían algunas propiedades de este
suelo y en otros casos emplearon grandes trozos de roca caliza o basáltica.
Los antiguos conocían ya las ventajas de cimentar en roca o en terreno estable. Así, la gran
Pirámide de Keops (c. 3.000 a.C.), de 160 m de altura, fue cimentada en una superficie rocosa
nivelada. La base rocosa es capaz de resistir presiones superiores a 3000 kPa. (Kerisel, 1987).
Los problemas de Tolomeo II para construir el faro de Alejandría (200 a.C.) de 160 m de altura
en la isla de Pharos, tuvieron que ser mayores, por los posibles efectos sísmicos.
Desde sus primeros días el hombre va a necesitar pronto del conocimiento del terreno, aunque
en un principio se trataba de un conocimiento eminentemente empírico, no sólo para cimentar
sus edificios sino también para construir las vías de comunicación.
Los primeros asentamientos humanos solían ser próximos a valles de ríos y en terrenos no
excesivamente buenos como material portante, lo que producía verdaderos problemas de
cimentación de las estructuras.
Existen muchas teorías acerca del derrumbe de la Torre de Babel, señalando alguna de ellas
que pudo hundirse al alcanzar cierta altura, como consecuencia de las condiciones del suelo
sobre el que se apoyaba.
Los mayas del Yucatán (200 a.C.) empleaban con frecuencia las cimentaciones sobre placas
formadas por una capa de piedras rugosas de 30 a 60 cm de lado a la que se añadía encima
otra capa de piedras pequeñas y mortero de cal, todo ello situado sobre un terreno bien
nivelado. Los muros del edificio se cimentaban sobre esta plataforma.
Los griegos pudieron desarrollar una arquitectura muy esbelta, combinada con materiales muy
pesados, gracias a la buena calidad del terreno sobre el que se asentaban sus estructuras, que
permitía soportar cargas importantes, como es el caso del Partenón situado sobre un
promontorio rocoso en la Acrópolis de Atenas.
No existen referencias de que utilizasen pilotajes los griegos, que recurrían, como hemos
dicho, generalmente, a cimentaciones de tipo superficial. Debido a la orografía de Grecia, los
templos solían colocarse en las cimas de las colinas.
Los romanos elegían el método de cimentación más adecuado según las características de
cada suelo y las cargas que tuvieran que transmitir: pilotes de madera en suelos muy blandos,
planchas de madera colocadas sobre la superficie en suelos más resistentes, o bien
cimentaciones elevadas formadas por piedras planas unidas por cemento romano o mortero de
cal, (los griegos empleaban un método parecido, pero uniendo los bloques con cintos
metálicos, y formando con ellos plataformas).
La cimentación de los templos romanos estaba formada por muros continuos de mampostería
bajo cada hilera de columnas. La anchura del muro era vez y media el diámetro de la columna,
a menos que a juicio del constructor se impusiera una cimentación sobre pilotes.
El Coliseo romano se levanta en el antiguo lago del palacio de Nerón, sobre un anillo macizo
de 12 m de profundidad y 170 metros de diámetro, compuesto de hormigón y de grandes
bloques de piedra.
De forma similar el Panteón descansa sobre un anillo sólido de 4,5 m de profundidad y más de
7 m de anchura.
Los muros de cimentación romanos solían estar formados por hormigón revestido, aunque en
algunas zonas del norte de Europa, donde predominaban limos y arcillas, se emplearon
cimentaciones gruesas y amplias, construidas con bloques de sillería procedentes de los
monumentos, sacrificados para las campañas defensivas, y en algunos casos las piedras se
emplearon selectivamente dentro de las cimentaciones de hormigón, en aquellos puntos donde
se concentraban las cargas.
Las iglesias bizantinas incorporan las bóvedas en muchas de ellas. Durante el período romano
las cúpulas y bóvedas se apoyaban sobre elementos continuos y lineales, mientras que el
imperio bizantino comienza a apoyarlas sobre pechinas.
Las bóvedas son muy sensibles a movimientos de los apoyos, por lo que varias han colapsado,
como la de Santa Sofía, que lo hizo dos veces con motivo de los terremotos del 869 y 989 d. C.
La planta del edificio denota que todo él se concibe con un nuevo sentido artístico, porque tras
un somero examen se observa que todas las partes están dispuestas para contener la gran
cúpula central, de 31 m de diámetro, inscrita en un gran cuadrado, y sostenida por cuatro
pechinas en los ángulos y sobre las arcadas de cuatro grandes pilares.
Esto constituye la gran innovación de la arquitectura bizantina y lo que hace famosa a la cúpula
de Santa Sofía, porque únicamente se apoya sobre cuatro puntos, a diferencia de las bóvedas
de la antigüedad romana, por ejemplo, el Panteón de Agripa, que lo hacían sobre un muro
circular.
Se supone que los cimientos de Santa Sofía llegan hasta el lecho de roca, transmitiendo las
cargas de la superestructura, aunque las excavaciones realizadas hasta ahora no han
confirmado esta hipótesis. Al parecer la iglesia se cimenta sobre una serie de muros
escalonados de piedra caliza y mortero hidráulico, hasta un nivel de arcillas a unos 4,5m de
profundidad.
La llegada del gótico supuso una gran innovación conceptual, tanto en el empleo de delgados
muros como en el diseño de sus cimentaciones.
El desarrollo de las catedrales obligó a soportar cargas y empujes muy superiores a los
conocidos hasta entonces. Los fallos de cimentación pueden explicarse por el predominio de
razones religiosas o políticas más que técnicas, en la elección de lugares, el deficiente
tratamiento de mamposterías enterradas y posibilidad de ahorro en las zonas que no quedaban
a la vista.
Las excavaciones de Viollet-Le-Duc en la catedral de Amiens, son uno de los ejemplos bien
documentados de la construcción de cimentaciones góticas. La catedral se construyó sobre un
estrato de arcilla próximo a un río, por lo que nivel freático podría estar alto, disminuyendo la
capacidad portante del terreno.
Se construyeron unos muros escalonados con una profundidad de casi 8 metros, dispuestos en
forma de retícula, lo que favorecía el reparto de las cargas, y recuerda de algún modo las
retículas utilizadas en los templos romanos, como es el caso del templo de Delfos.
Allí donde fue posible se reutilizaron cimentaciones antiguas sobre las que se erigieron los
nuevos edificios, en las que los edificios anteriores habían compactado las capas inferiores de
suelo, disminuyendo así el riesgo potencial de asientos diferenciales.
En el Renacimiento continúa la preocupación por las cimentaciones. Palladio plantea que las
cimentaciones deberían ser el doble de gruesas que los muros soportados por ellas, una
dimensión que podría modificarse según la calidad del suelo y la escala de la edificación.
Según Alberti, la excavación de la cimentación debería ser horizontal, para evitar cualquier
deslizamiento o movimiento y los muros deberían ubicarse en el centro de la zapata,
recomendando abrir algunos pozos o fosos para conocer las características de los estratos
presentes bajo la superficie. Existe en este momento una mayor preocupación sobre las
cimentaciones y sus técnicas constructivas, si bien no es posible realizar un desarrollo evolutivo
del diseño de las cimentaciones, ya que fueron tan variadas como los edificios que
sustentaban.
En el siglo XVIII se empleó por primera vez el método de la precarga (Sowers, 1968): el
emplazamiento de la futura construcción se cargaba con anterioridad para provocar una parte
de los asientos antes de construir la obra. Sin embargo, parece ser que se desconocía el
fundamento de este procedimiento. Hasta este momento la Mecánica del Suelo había sido
prácticamente un arte.
Podemos decir que la transformación de la Mecánica del Suelo en una ciencia se inicia con el
científico francés Coulomb, el cual, en el año 1773 enuncia el criterio de rotura que lleva su
nombre. Merece destacarse que la teoría de rotura de Coulomb es muy anterior a las teorías de
rotura de los metales. Asimismo, Coulomb inicia las teorías de empujes de tierras al determinar
el empuje activo como un mínimo y el pasivo como un máximo de todos los empujes posibles,
suponiendo, para simplificar, que las líneas de rotura son rectas.
Antes del siglo XIX los edificios, formados por gruesas paredes algo flexibles, podían sufrir
grandes asientos sin ser dañados. Como consecuencia los constructores prestaban poca
atención a sus cimentaciones. Cuando debían construirse estructuras de dimensiones
excepcionales, con fuertes cargas, los proyectistas tendían a dimensionar cimentaciones muy
pequeñas, pues no había reglas ni experiencia que los guiasen. Como consecuencia muchos
edificios importantes se derrumbaron.
En el siglo XIX se necesitaron edificios grandes pero económicos. Los tipos de edificios que se
desarrollaron eran mucho más sensibles a los asientos diferenciales, y además, hubo
necesidad de construir en sitios donde los suelos eran blandos. Se precisaba, pues, un método
seguro y sencillo para cimentar. En la década que comienza en 1870 se desarrolló en varios
países el concepto de la "presión admisible del suelo" (Terzaghi y Peck, 1955), basándose en
el hecho evidente de que, en condiciones generales, las zapatas que transmiten grandes
presiones al terreno asientan más que aquellas que transmiten cargas de menor cuantía.
Baumann en 1873 enunció por primera vez en Estados Unidos el principio de la presión
admisible, a la vez que señalaba que el punto de aplicación de las cargas debía coincidir con el
eje del apoyo en la zapata.
Con gran sofisticación, los lechos inferiores de piedra o tabiques fueron construidos un poco
más anchos que el escalón inmediatamente superior, para producir un cimiento por ampliación
de la base, logrando una superficie mayor de apoyo. Este fue un avance importante, dado que
permitió soportar cargas más grandes sin aumento de la presión transmitida al terreno, y de
este modo fue posible construir edificios más altos.
Este método alcanzó su límite cuando la cimentación ocupó toda la superficie en planta del
edificio, con lo que resultaba imposible cualquier aumento en altura de los mismos sin introducir
innovaciones técnicas. Por fin, la necesidad de transmitir cargas mayores obligó a los
proyectistas a fijar su interés en las cimentaciones. El desarrollo más importante en el diseño
de las cimentaciones tuvo lugar en Chicago en el último cuarto del siglo XIX.
En 1871, la ciudad fue destruida en un gran incendio, al que siguió un período de construcción
febril. El área de negocios de Chicago, conocida como “The Loop”, tiene un terreno cuyas
características no son favorables para la construcción de grandes edificios con cimentaciones
superficiales. El terreno es una arcilla de espesor considerable depositada por el lago Michigan
en condiciones periglaciales.
En 1873, Frederick Baumann edita un folleto titulado "The art of Preparing Foundations with
particular Ilustration of the method of Isolated Piers", donde pedía que las cimentaciones se
proporcionaran a las cargas que debían transmitir, de forma que la presión fuera uniforme.
También recomendaba que se consideraran admisibles asientos de 38,1 mm (1.5 pulgadas).
Uno de los edificios construidos con la técnica de cimentación piramidal de Baumann fue el
"Home Insurance Building", que ocupaba la mayor parte de la superficie del sótano del edificio
(Little, 1965). La presión de diseño del mismo fue de 200 kPa (4000 Lb/pie2). Este edificio se
terminó en 1885 y fue demolido en 1931, siendo uno de los últimos que emplearon la piedra de
dimensión, y el primero con estructura metálica, lo que liberaba a las paredes de parte de la
carga y que se hizo a prueba de incendios.
Esta dificultad se resolvió cuando se construyó el templo masónico, con 92m (302 pies) de alto
y 21 plantas, con estructura completa de acero y con paredes reducidas a un recubrimiento a
prueba de agua, lo que permitió reducir la superficie de la cimentación al 50% de la planta del
edificio.
En el año 1880 se emplearon por primera vez emparrillados en Chicago para repartir las cargas
sobre el terreno y disminuir el espesor de las cimentaciones. Estos emparrillados estaban
formados por vigas de madera o acero.
En el año 1885, Boussinesq publica su famosa obra "Application des potentiels á l'étude des
solides elastiques", en la cual, basándose en un cierto potencial logarítmico, encuentra
expresiones sencillas para las tensiones producidas en el interior de un semiespacio elástico
por una carga concentrada normal a la superficie del semiespacio. Estas tensiones habrían de
permitir más adelante el cálculo de asientos de las cimentaciones. Por integración de las
ecuaciones correspondientes a la carga aislada obtuvo las tensiones producidas por una carga
en línea. A él se deben también los primeros cálculos de asientos elásticos y la distribución de
tensiones bajo una cimentación rígida. Boussinesq es el segundo autor que se aproxima al
principio de presión efectiva, al indicar que se puede despreciar la presión atmosférica por
actuar en todo el contorno de cada grano de arena, y por tanto no influir en las fuerzas
transmitidas a través de los contactos que son las únicas que hay que considerar.
En España durante el siglo XVIII, las cimentaciones suelen ser "zanjas corridas", con
dimensiones tanto en planta como en profundidad variables, según criterio del responsable
técnico. La capacidad de carga del terreno es generalmente inferior a la del material de
construcción sustentante, por lo que es preciso repartir sobre una mayor superficie de terreno
la carga del elemento a soportar mediante ensanchamientos en la planta de la zapata.
Durante el siglo XIX en España, lo normal es encontrar cimentaciones en zanja corrida, pero
hay casos especiales que se resuelven por distintos sistemas, combinando las zanjas con
pilotes de madera y encepados de distintos materiales, o en el caso de terrenos en los que el
firme se encuentra a gran profundidad y sobre ellos hay rellenos, material de acarreo o suelos
sedimentarios flojos, se recurre a cimentación mediante pozos rellenos con hormigón ciclópeo
por tongadas de piedra y mortero, coronados por hiladas de mampostería o de fábrica de
recocho. La propia tierra se empleaba como cimbra perdida para el trazado del arco. Este
elemento se unía a la estructura superior por medio de un encepado que servía a su vez de
base de sustentación del muro.
• Zapatas
• Pozos de cimentación
• Zanjas de cimentación
• Emparrillados de cimentación
• Losas de cimentación
1.4.1. Zapatas
Las zapatas se pueden clasificar atendiendo a distintos enfoques: por su forma de trabajar,
por su morfología y por su forma geométrica en planta.
A. Aisladas: Este tipo de zapatas se utilizan cuando soportan un solo pilar. Se emplean
cuando el terreno sea firme y competente, es decir, cuando se pueda cimentar con una
presión media-alta y esperamos asientos pequeños o moderados. Suele ser la cimentación
normal de los pilares de un edificio.
En general las zapatas interiores suelen ser zapatas cuadradas, tanto por su fácil ejecución
como por su modo estructural de trabajar, con momentos similares en las dos direcciones.
Hay casos, no obstante, en que es mejor diseñar zapatas rectangulares; entre ellos
podemos indicar:
• El caso en que las separaciones entre crujías sean diferentes en dos direcciones
perpendiculares
• Tengamos que cimentar dos pilares contiguos en una junta de dilatación del edificio
Hay casos en que las zapatas aisladas deben unirse mediante vigas de atado cuyo objetivo
es evitar desplazamientos laterales. Esto es obligatorio en el caso de diseñar cimentaciones
en zona sísmica.
Es conveniente, en algunos casos, unir zapatas aisladas a otras zapatas contiguas. Esto es
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS (UD 1) 23
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A
CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS
No obstante, hay otras formas de actuar para lograr este objetivo de centrar cargas sobre
una zapata, como son: contribución de los forjados superiores, introducción de tirantes, etc.
En el caso de que las vigas de atado o las centradoras se hormigonen sobre el terreno
es importante tener en cuenta que hay que considerar los posibles esfuerzos derivados del
asiento previsto en las zapatas que unen estas vigas. También deben tenerse en cuenta los
efectos derivados de cualquier otro movimiento relativo que pueda inducir esfuerzos sobre
dichas vigas y sobre los demás elementos de cimentación unidos a ellas.
En especial no es muy aconsejable recurrir al apoyo directo de las vigas de unión entre
zapatas en el caso de cimentar sobre terrenos metaestables como son los expansivos o
colapsables.
B. Combinadas: Son zapatas que soportan dos o más pilares. Se utilizan en medianeras para
evitar la carga excéntrica sobre la última zapata o cuando dos pilares o más están muy
próximos entre sí, o en general para aumentar la superficie de carga o reducir asientos
diferenciales. Estas zapatas en general se disponen cuando la capacidad portante del
terreno sea pequeña o moderada y existan varios pilares muy próximos entre sí o bien
cuando las cargas del pilar sean muy grandes y que puedan dar lugar a zapatas muy
próximas incluso solapadas unas con otras. La unión de estas zapatas en una sola da lugar
a lo que se denomina “zapata combinada”. El nuevo CTE, llama zapata combinada cuando
la zapata recoge 2 pilares dejando el nombre de “Zapata corrida” cuando recoge 3 o más
pilares. Sin embargo, parece más correcto definir como zapata corrida a la que cimenta un
muro o una alineación de pilares como sucede por ejemplo en una nave industrial, si bien
este último caso muchas veces debe tratarse como viga de cimentación más que como
zapata.
El diseño de zapatas combinadas o corridas (en el sentido del CTE) es recomendable para
evitar movimientos o asientos diferenciales excesivos entre varios pilares, ya sea por una
variación importante de sus cargas o por eventuales heterogeneidades del terreno de
cimentación.
C. Contínua bajo pilares: Cuando haya que soportar pilares alineados como sucede por
ejemplo en las naves industriales.
Así mismo, si en la base de un pilar, tenemos momentos flectores importantes, que pueden
dar lugar a grandes excentricidades, las zapatas combinadas y corridas podrán ser una
buena solución ya que pueden facilitar que, en su conjunto, la carga total se sitúe
relativamente centrada con el centro de gravedad de la zapata.
D. Continuas o corridas bajo muros: las que soportan muros; son muy frecuentes en
pequeños edificios como las viviendas unifamiliares.
E. Arriostradas o atadas: las unidas mediante vigas de atado o de arriostramiento para dar
mayor rigidez al conjunto. Esto se suele hacer en suelos mediocres y sobre todo cuando
existen acciones horizontales importantes (es obligatorio en zonas sísmicas)
C. Ataluzadas,
D. Aligeradas o nervadas,
1.4.1.3. Por la posición del pilar dentro de la zapata. Pueden considerarse: zapatas
centradas, zapatas de medianería y zapatas de esquina
• Rectangulares
• Cuadradas
• Circulares
• Anulares
DE acuerdo con el CTE se tienen los siguientes tipos de cimentación superficial directa:
1.4.1.5. Desde el punto de vista estructural. De acuerdo con la EHE las zapatas
estructuralmente pueden considerarse de dos tipos:
• Zapatas rígidas: aquellas cuyo vuelo “v” en la dirección principal de mayor vuelo es menor
que dos veces su canto (h). (v ≤ 2h).
• Zapatas flexibles: ídem cuando el vuelo es mayor que dos veces el canto. (v > 2h).
Los pozos de cimentación se utilizan cuando el terreno apto para cimentar se encuentra
a una profundidad comprendida entre los 4 y los 6 metros, es decir, no se puede cimentar
superficialmente pero su profundidad es pequeña para emplear pilotes. En realidad, es una
cimentación semiprofunda, pero desde el punto de vista de transmisión de cargas es una
cimentación superficial o directa.
Los pozos más habituales son de dos tipos, según se indica en la figura siguiente.
Una primera solución (figura a) es construir una zapata al nivel del terreno competente de apoyo.
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS (UD 1) 30
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A
CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS
Para evitar una excesiva longitud de pandeo del pilar, esta solución requiere un plinto de
robustez importante, que ha de ser encofrado dentro de un pozo, lo cual eleva de manera
importante su coste. La armadura vertical del plinto arranca desde el emparrillado del fondo de
la zapata, sin disponer esperas. Se produce, entonces una junta de hormigonado en el nivel del
plano A-A. El pilar sí necesitará armaduras de espera, que se apoyan sin necesidad de
separadores en un plano de junta de hormigonado B - B.
Una segunda solución más habitual (figura b) consiste en rellenar el pozo con un hormigón
pobre, cuyo contenido mínimo de cemento vendrá fijado a menudo por razones de
trabajabilidad, pues desde el punto de vista resistente, el material siempre será satisfactorio en
relación con el terreno de cimentación. Habitualmente se emplean 100 kg de cemento por m3
de hormigón. Sobre este relleno de hormigón pobre se construye una zapata ordinaria.
El análisis de las dos soluciones anteriores, conduce a la tercera (figura c) en la que el pozo se
rellena de hormigón y el pilar se apoya directamente en el pozo. Considerar todo el pozo como
elemento estructural de hormigón en masa, obligaría de acuerdo con EHE, a emplear hormigón
H-20 en todo el pozo. La solución más práctica es emplear H-10 en el pozo desde el fondo
hasta el plano A – A, correspondiente al nivel de apoyo de las armaduras de espera del pilar. A
este nivel se hace una junta de trabajo, en la que se apoya la armadura de espera, sin
separadores en este caso. A partir de ese nivel, la parte superior del pozo se hace con
hormigón HA-25.
Este tipo de solución de cimentación es frecuente construirla con planta rectangular o circular.
• Las vigas de enlace o arriostramiento tienen por misión absorber los esfuerzos
horizontales debidos al viento o sismo y los originados por las cargas verticales que
actúen sobre ellas.
• Los arcos unen los pozos, siendo su misión absorber únicamente esfuerzos
originados por las acciones verticales que actúen sobre él.
En los pozos puede ser necesario introducir vigas centradoras especialmente si los momentos
o esfuerzos horizontales son importantes. En este caso puede también considerarse la
colaboración lateral del terreno y en el caso de proceder así, debe estudiarse con cuidado
según las reglas de la Geotecnia.
El pozo de planta circular tiene obviamente el mínimo perímetro, lo que se traduce en menor
superficie de entibación y por tanto más facilidad de ejecución si esta es manual. Si es
mecánica, este tipo de forma no se suele ejecutar salvo que empleemos una pilotera de gran
diámetro, lo cual es casi absurdo dado su alto coste. Tienen como ventaja también, que el
desprendimiento de tierras es menor y los asientos son menores ante presiones de contacto
iguales. El pozo circular es el que permite profundidades mayores (en ocasiones se han
alcanzado hasta 30 m de profundidad) de forma más económica.
Los pozos circulares se suelen hacer en diámetros desde unos 600 mm (mínimo para que entre
un hombre), hasta los 2 metros. Si tienen campana su ángulo de pendiente suele ser de 60º,
con un remate vertical de 20 a30 cm. (figura b).
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS (UD 1) 31
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A
CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS
El pozo de planta cuadrada tiene mayor perímetro y mayor superficie de entibación, lo que
dificulta más su ejecución en el caso manual. Tiene más riesgo de desprendimiento de tierras y
los asientos que se producen son también mayores.
El pozo rectangular es con diferencia el peor, aunque puedan tener menor longitud las vigas
de unión, caso de que sean necesarias. No obstante, se hace mucho.
Los pozos más habituales en edificación son de los dos tipos siguientes:
Las zanjas de cimentación son el tipo de cimiento más simple; normalmente se emplea como
apoyo de:
• Elementos ligeros
• Vallas de cerramiento
• Muros portantes
A pesar de ser tan elementales, su mal proyecto y ejecución son causa de problemas
frecuentes: giro de muros, cedimiento de los mismos, etc.
La zanja no es universal para elementos de poca monta, así por ejemplo en terrenos
expansivos no deben emplearse nunca y no obstante se emplean (no hay más que fijarse en
muchísimos cerramientos de parcelas en España).
Como anchura mínima de zanja que aumenta con la profundidad, son recomendables los
valores de la tabla siguiente:
En la práctica no pasa nada por emplear un hormigón como el siguiente: agua, áridos y
cemento a razón de 125 a 150 kp/m3.
Cuando el terreno presente baja capacidad de carga y elevada deformabilidad, o bien muestre
heterogeneidades que hagan prever asientos totales elevados y, consiguientemente,
importantes asientos diferenciales, se podrá cimentar por el sistema de emparrillados.
En este caso todos los pilares de la estructura quedarán recogidos en una única cimentación,
consistente en zapatas corridas entrecruzadas en malla habitualmente ortogonal. Al quedar así
reunidos todos los apoyos de la estructura en una sola cimentación se podrá conseguir una
considerable rigidización con el fin de disminuir el problema de la heterogeneidad del terreno
impidiendo grandes asientos diferenciales.
La sección transversal puede ser rectangular o escalonada. Esta última forma supondría
economía en hormigón y acero, pero mayor coste en encofrados y mano de obra, por lo que
habitualmente suele adoptarse la forma rectangular.
La losa se utiliza, en principio, en los mismos casos que los emparrillados cuando el área
cubierta por eventuales cimentaciones asiladas o por emparrillados cubra un porcentaje
elevado de la superficie del solar. Económicamente este porcentaje suele estar en torno al 50-
60 % de dicha superficie.
La losa recoge todos los pilares de la estructura y cubre toda el área disponible bajo la misma.
De esta forma da lugar a la mínima presión unitaria sobre el terreno y la máxima anchura de
cimentación. En el caso de suelos compresibles de gran espesor, estas consideraciones
pueden dar lugar a asientos considerables a no ser que se planteen compensaciones de carga.
Las losas de cimentación pueden ser de los siguientes tipos: continua y uniforme, con
refuerzos bajo pilares, con pedestales, con sección en cajón, nervada y aligerada.
Las losas de cimentación se utilizarán preferentemente para reducir los asientos diferenciales en
terrenos heterogéneos, o cuando exista una variabilidad importante de cargas entre apoyos cercanos. El
sistema de cimentación por losa tiende a integrar estas heterogeneidades, aunque a cambio de una
distribución irregular de las presiones sobre el terreno.
También puede ser conveniente una solución mediante losa, aunque el terreno de apoyo sea
homogéneo y resistente, cuando el edificio contenga sótanos y su cota inferior se sitúe por
debajo del nivel freático. En estos casos se deben tener en cuenta los posibles empujes
ascensionales del agua subálvea (subpresión) y los requisitos de estanqueidad necesarios.
Cuando el edificio vaya a disponer de sótanos y se vaya a cimentar por medio de losa, es
posible que el peso de las tierras excavadas sea semejante al peso total del edificio. En ese
caso, la presión unitaria neta que transmitirá la losa al terreno será del mismo orden de
magnitud que la presión efectiva preexistente, y los asientos serán probablemente de pequeña
entidad. Esta situación particular se denomina cimentación compensada.
La cimentación compensada de edificios con zonas de diferente altura (y por tanto de peso)
podrá requerir la disposición de un número variable de sótanos distribuidos de forma
proporcional al número de plantas a construir por encima de la superficie del terreno. En estas
circunstancias será preciso disponer juntas estructurales debidamente tratadas entre las
diferentes zonas del edificio, e intentar que el centro de gravedad de las acciones de la
estructura en cada zona coincida con el centro de gravedad de las losas, de forma que se
reduzca cualquier tendencia al giro. Asimismo, será necesario analizar con detalle los asientos
inducidos sobre las construcciones colindantes.
En estos casos para el cálculo de asientos, el incremento de carga neta a considerar en la cara
inferior de la losa de cimentación es igual al peso total de la estructura incluyendo la losa,
menos el peso del terreno excavado, hasta llegar a la cota de cimentación, lo que disminuye,
de marea apreciable el asentamiento del edificio. Como se ha indicado, en este caso es
conveniente dispones juntas verticales entre las diferentes zonas del edificio, cuyos asientos
esperables sean distintos.
1.5. GENERALIDADES
Se tendrán en cuenta los efectos que, dependiendo del tiempo, pueden afectar a la capacidad portante o
aptitud de servicio la cimentación comprobando su comportamiento frente a:
B. Cargas variables repetidas que puedan conducir a mecanismos de fatiga del terreno.
C. Las verificaciones de los estados límites de la cimentación relacionados con los efectos
que dependen del tiempo deben estar en concordancia con el periodo de servicio de la
construcción.
Las condiciones que aseguren el buen comportamiento de los cimientos se deben mantener
durante la vida útil del edificio, teniendo en cuenta la evolución de las condiciones iniciales y su
interacción con la estructura.
Se entiende por presión de hundimiento (qh) la presión máxima que puede soportar un
terreno previamente a su hundimiento.
Cuando aplicamos una carga vertical creciente (V) sobre una cimentación directa se producen
unas relaciones entre el asiento y la presión media actuante sobre el suelo, como las
representadas en la figura siguiente:
El concepto de presión admisible (qadm) se refiere por un lado a los asientos máximos
tolerables y por otro a la seguridad que se establezca respecto al hundimiento. Es decir, para
fijar la presión admisible hemos de analizar dos factores:
• La presión limite que origina asientos iguales o menores que los admisibles
Donde:
XK RK
= γ F Frep ;
Rd R= ; ad
γM γR
Donde:
γR es el coeficiente parcial de resistencia.
Los valores de los coeficientes ϒR, ϒM y ϒF se obtienen de la siguiente tabla, tomada del CTE,
función del Estado Límite último y la situación de dimensionamiento de la cimentación:
Unidades de presión
Hoy en día, si bien está en vigor desde hace muchos años el sistema SI de unidades y se
contempla en nuestra normativa, todavía se sigue empleando mucho el Sistema Técnico. A
continuación, relacionamos la equivalencia de unidades de ambos sistemas.
La presión que puede soportar un terreno depende de varios factores, como son:
• La clase de terreno
• Su estratificación (tipos de estratos)
• La forma geométrica de la zapata
• El tipo de carga que soporta (excéntrica, vertical, inclinada)
• Cimentar en la proximidad de taludes
• Interacción entre zapatas
• Asientos
Las rocas, en general, son un magnifico terreno para cimentar sobre ellas. Su único problema
suele ser excavar sobre ellas, siempre caro.
La norma NBE AE-88, las define como “aquellas formaciones geológicas sólidas con notable
resistencia a compresión”. Distingue dos conjuntos:
•.Rocas isótropas: son aquellas que no presentan una estratificación visible como los granitos,
dioritas, etc.
•rRocas estratificadas: presentan estratificación visible, como las pizarras, esquistos, etc.
Señala además, como ya vimos, unas presiones admisibles para ellas en función de la
profundidad a la que se sitúa la base de la cimentación y su resistencia a compresión simple
según los dos conjuntos de rocas que acabamos de señalar. Los repetimos aquí:
Otras normas señalan a su vez también presiones admisibles. Indicamos los valores de dos de
ellas:
Código inglés BS 8004. 1986
La transmisión de las cargas del edificio al terreno plantea un complejo problema de interacción
entre los tres elementos implicados: estructura, cimentación y terreno. Los principales factores
a considerar en dicho proceso de interacción serán el tipo y características del terreno, la forma
y dimensiones de la cimentación y la rigidez relativa terreno-estructura y terreno-cimentación.
Salvo en los casos en que tanto la estructura como la cimentación se consideren rígidas, los
esfuerzos en zapatas corridas, emparrillados y losas de cimentación se evaluarán teniendo en
cuenta los fenómenos de interacción suelo-estructura.
Para casos sencillos y habituales, en general para los edificios hasta 10 plantas y grupos de
terreno favorables o intermedios, se podrán emplear métodos basados en el modelado del
terreno por medio de coeficientes de balasto, sistema éste que, aunque sujeto a limitaciones,
cuenta con una amplia experiencia práctica.
Para aquellas situaciones en las que las características del terreno o la estructura resulten
especialmente complejas (en el sentido de no ajustarse a la práctica habitual), será preferible
emplear métodos avanzados que incorporen modelos de comportamiento del terreno más
acordes con la realidad.
Para situaciones en las que el terreno resulte heterogéneo en sentido horizontal, será
recomendable emplear herramientas de cálculo que permitan introducir módulos de balasto
variables capaces de reproducir dicha heterogeneidad.
1.9. COMPROBACIONES
Las comprobaciones para verificar que una cimentación superficial cumple los requisitos
necesarios se basarán en el método de los estados límite, como se indica a continuación.
Se debe verificar que el coeficiente de seguridad disponible con relación a las cargas que
producirían el agotamiento de la resistencia del terreno para cualquier mecanismo posible de
rotura, sea adecuado. Los estados límite últimos que siempre habrán de verificarse para las
cimentaciones directas, son (véase Figura 1.46):
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS (UD 1) 45
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A
CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS
a) hundimiento;
b) deslizamiento;
c) vuelco;
d) estabilidad global;
La verificación de estos estados límite para cada situación de dimensionado se hará utilizando
la expresión:
Siendo:
Siendo:
Y los coeficientes de seguridad parciales para la resistencia del terreno y para los efectos de
las acciones del resto de la estructura sobre la cimentación, son los definidos en la tabla 2.1 del
CTE, siguiente.
El valor de cálculo del efecto de las acciones para cada situación de dimensionado se podrá
determinar según la relación:
Siendo:
Los coeficientes γE, γF y γM, se definen para cada tipo de cimentación en la tabla 2.1
1.9.1.1. Hundimiento
El hundimiento se alcanzará cuando la presión actuante (total bruta) sobre el terreno bajo la
cimentación supere la resistencia característica del terreno frente a este modo de rotura,
también llamada presión de hundimiento.
Siendo:
γR El coeficiente parcial de resistencia se define en la tabla 2.1 así como los coeficientes
parciales γF y γM. Su valor puede expresarse para cada situación de dimensionado mediante la
siguiente ecuación:
Siendo:
RK El valor característico de la presión de hundimiento (qh).
γR El coeficiente parcial de resistencia de la tabla 2.1
1.9.1.2. Deslizamiento
Se podrá producir este modo de rotura cuando, en elementos que hayan de soportar cargas
horizontales, las tensiones de corte en el contacto de la cimentación con el terreno superen la
resistencia de ese contacto.
1.9.1.3. Vuelco
Se podrá producir este modo de rotura en cimentaciones que hayan de soportar cargas
horizontales y momentos importantes cuando, siendo pequeño el ancho equivalente de la
cimentación el movimiento predominante sea el giro de la cimentación.
La verificación frente al vuelco debe realizarse en todos los elementos de cimentación que se
ajusten a las consideraciones anteriores, tanto en forma aislada como conjunta, del edificio
completo o de todo elemento estructuralmente independiente, cuando en el equilibrio
intervengan acciones o reacciones procedentes del terreno.
Un edificio podrá fallar globalmente, sin que se produzcan antes otros fallos locales, cuando se
forme una superficie de rotura continua (superficie de deslizamiento) que englobe una parte o
toda la cimentación, y en la que los esfuerzos de corte alcancen el valor de la resistencia al
corte del terreno.
Este estado límite se alcanzará cuando los valores de cálculo de los efectos de las acciones en
los elementos estructurales que componen el cimiento superen el valor de cálculo de su
capacidad resistente.
Las tensiones transmitidas por las cimentaciones dan lugar a deformaciones del terreno que se
traducen en asientos, desplazamientos horizontales y giros de la estructura que, si resultan
excesivos, podrán originar una pérdida de la funcionalidad, produciendo fisuraciones,
agrietamientos, u otros daños (véase la Figura 1.47). Se debe verificar que:
e) Erosión interna del terreno por rotura de colectores u otras conducciones de agua.
g) Oscilaciones del nivel del agua que puedan dar lugar a cambios en los niveles de tensiones
efectivas o a alteraciones en la resistencia o deformabilidad del suelo.
b) Asientos por mala calidad en la construcción (falta de limpieza del fondo de las
excavaciones, por ejemplo).
Para la verificación del estado límite último frente al hundimiento en suelos será necesario
contar con una estimación fiable de la resistencia al corte característica de las unidades
geotécnicas relevantes. Dicha resistencia vendrá expresada, en términos de tensiones
efectivas, por el ángulo de rozamiento interno (φ’) y la cohesión (c’), preferiblemente obtenidos
mediante ensayos de corte triaxiales (CU ó CD). No obstante, se podrá recurrir a las siguientes
simplificaciones:
a) En suelos granulares limpios y sin cohesión que no contengan más de un 30% en peso de
partículas de más de 20 mm de diámetro, se podrá estimar el ángulo de rozamiento interno
a partir de métodos indirectos tales como el golpeo del ensayo SPT o la resistencia por la
punta del penetrómetro estático, qc según la tabla 4.1 y la figura 1.49.
Para la verificación directa del estado límite último de hundimiento se podrá recurrir
asimismo a métodos simplificados, basados en ensayos de penetración. Si se dispone de
resultados de ensayos de penetración estática, la resistencia por la punta medida, qc, se
podrá correlacionar con el golpeo del ensayo SPT de acuerdo con la tabla 4.2 y la Figura
1.50, en función de la granulometría del terreno.
FIGURA 1.50. CORRELACIÓN ENTRE LOS ENSAYOS SPT Y CPT EN SUELOS COHESIVOS
Para el caso de construcciones del tipo C-3 (construcciones de 11 a 20 plantas) y C-4 (conjuntos
monumentales o singulares o de más de 20 plantas) se puede recurrir a la comprobación de los
parámetros de resistencia obtenidos indirectamente por los procedimientos anteriores mediante la
ejecución de ensayos de laboratorio con muestras recompactadas.
b) En suelos granulares limpios sin cohesión cuyo contenido en partículas de tamaño mayor
que 20 mm supere el 30% en peso, los ensayos SPT, de penetración dinámica o estática
pueden proporcionar resultados en exceso elevados a consecuencia del gran tamaño de
las partículas más gruesas del suelo. Para estas situaciones se recomienda recurrir al
empleo de ensayos tipo cross-hole o down-hole para la estimación de los parámetros de
deformabilidad.
b) En suelos finos sin cohesión (limos no cohesivos) podrán ser de aplicación los criterios
apuntados en el párrafo a) anterior.
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS (UD 1) 53
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A
CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS
c) En suelos finos (limos y arcillas), saturados y de baja permeabilidad, habrá que comprobar
las situaciones de dimensionado transitorias de carga sin drenaje. Bajo esta hipótesis se
supone que los incrementos de presión intersticial generados por las cargas del edificio no
se disipan tras su aplicación. En términos generales y salvo justificación expresa en contra,
se supondrá que puede darse esta situación de dimensionado si el coeficiente de
permeabilidad del terreno saturado resulta inferior a k=0,001 mm/s. En este caso la
resistencia al corte del terreno podrá expresarse en términos de tensiones totales,
representada mediante un ángulo de rozamiento interno φ=0 y una cohesión c=cu, ésta
última denominada resistencia al corte sin drenaje. El valor de dicha resistencia provendrá
de ensayos triaxiales UU o CU, o en su caso, de compresión simple. Asimismo, podrá
haber sido obtenida de forma indirecta a partir de ensayos in situ (molinete, penetrómetro
estático, presiómetro). Salvo que se cuente con una dilatada experiencia local, para la
selección final de la resistencia al corte sin drenaje a emplear en cálculo será recomendable
que el estudio geotécnico cuente, para casos importantes, con diferentes tipos de ensayo,
tanto de campo como de laboratorio, con el fin de comparar resultados y seleccionar su
valor característico.
d) En formaciones rocosas se podrán aplicar métodos simplificados. Para ello será necesario
que el estudio geotécnico contenga información descriptiva suficiente en cuanto al tipo de
roca, su estructura y grado de meteorización. Asimismo, debe contener una valoración
cuantitativa de la resistencia a la compresión simple y de los índices RQD y RMR.
Si bien la verificación del estado límite de hundimiento depende de numerosos factores que
han de ser analizados en cada situación particular, a efectos de predimensionado la tabla del
apdo. 1.6.1., recoge algunas cifras orientativas del valor de cálculo de la resistencia del terreno
(Rd), tradicionalmente denominada presión admisible (qadm), en función del tipo de terreno.
Para la verificación del estado límite último frente a la estabilidad global será necesario contar
con los parámetros de resistencia al corte de las unidades geotécnicas implicadas (ángulo de
rozamiento interno y cohesión), en términos de tensiones efectivas (c’, φ’) para situaciones
drenadas o en tensiones totales (c=cu, φ=0) para situaciones transitorias sin drenaje.
Para la verificación de los estados límite de servicio será necesario contar con parámetros
representativos de la deformabilidad del terreno. Normalmente dependerán del tipo de terreno
en estudio y del método seleccionado para la estimación de asientos.
En situaciones de poco riesgo en las que exista experiencia local abundante, la comprobación de los
estados límite de servicio puede no requerir más información del terreno, aparte de las comprobaciones
de los perfiles geotécnicos, que las condiciones hidrogeológicas y las propiedades índice básicas,
necesarias para asegurar la similitud del caso considerado y los casos sobre los que se tiene
experiencia. En cualquier caso, cuando se utilice este procedimiento para avalar la seguridad de la
cimentación en estudio, debe dejarse constancia explícita de los parámetros geotécnicos, solicitaciones
sobre la cimentación y tipos de cimiento considerados.
Intentaremos ahora dar un criterio de utilización de los distintos tipos de cimentación superficial,
lo que no es tan fácil como pudiera parecer a primera vista, salvo en casos triviales.
Seguiremos las recomendaciones de J.M. Rodríguez en su “Curso de Cimentaciones” que ha
intentado resumir el proceso de análisis de factores en la elección de un determinado tipo de
cimentación.
Con pilares cada 25 m2, cargas totales de 10 kN/m2 por planta y una ocupación por las zapatas
no superior al 50 % del área del edificio, las presiones de trabajo limitan las alturas en un
entorno de 5 a 15 plantas. Para más alturas, la cimentación por zapatas empieza a no ser
adecuada.
El empleo de zapatas exige un terreno de resistencia media a alta, sin intercalaciones blandas
en la zona de influencia de cada cimiento o en la afectada por la superposición de presiones de
zapatas adyacentes. Cuando no existe este efecto de superposición (grandes luces) cabe
aprovechar capas superficiales resistentes (costras desecadas o cementadas, terrazas
compactas, etc.) aunque por debajo existan capas más flojas.
La situación ideal para el empleo de zapatas se da cuando el terreno posee cohesión suficiente
para mantener verticales las excavaciones, no existe afluencia de agua y el plano de apoyo se
encuentra a menos de 1,50 m de la superficie. Aunque se han construido zapatas en terrenos
inestables, con profundidades de 3 a 4 m, con entibaciones y agotamiento de agua, en estos
casos el coste de ejecución deja de ser competitivo con otras soluciones como las losas y los
pilotes.
Para edificios ligeros y muros de carga, las zapatas corridas son una solución muy frecuente.
Por su naturaleza, las zapatas aisladas permiten que los pilares se asienten
independientemente y presenten escasa resistencia frente a giros o desplazamientos
horizontales. Todo ello hace aconsejable el empleo de vigas de atado (riostras) que unan las
zapatas, o apoyar en una sola zapata (zapata combinada) los pilares próximos.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las vigas de atado, salvo que sean de
extraordinaria rigidez, son incapaces de igualar los asientos de las zapatas que conectan, por
lo que no sirven para esto, aunque si para absorber esfuerzos horizontales cuando existan
(sismo).
Para edificios normales la facilidad constructiva ha obligado a utilizar casi exclusivamente losas
de canto constante, prescindiendo de las antiguas soluciones aligeradas, celulares, etc.
En el aspecto económico, la losa constituye una solución cara para edificios de poca altura
(menos de 6-8 plantas) y su coste puede ser comparable al de algunos pilotajes.
La cimentación por pozos (semiprofunda) se utiliza cuando, el terreno firme o la zona estable
se encuentran a una profundidad demasiado grande para construir zapatas convencionales,
pero no lo suficientemente para obligar al empleo de pilotes, es decir, entre 3 y 6 m. como
valores típicos, la obra es tan pequeña que por razones de espacio o económicas no se
justifica recurrir a un pilotaje y existen esfuerzos horizontales que hay que absorber con la
colaboración del terreno a empuje pasivo.
[1] Bowles, Joseph E., 1996. "Foundation Analysis and Design". Fifth Edition. Mc. Graw Hill
[2] Braja M. Daas, 2007. "Principles of Foundation Engineering". Sixth Edition. Cengage
Learning
[3] Boussinesq, J., 1885. "Applications deis potentials a létude de 'equilibre et du movement
des solides elastiques". París.
[4] Código Técnico de la Edificación (CTE). Documento Básico SE-C., 2006. Editorial
Ministerio de Fomento. Gobierno de España.
[5] Guía de Cimentaciones de Obras en Carretera., 2009. Serie monográfica. Ed. Dirección
General de Carreteras. Ministerio de Fomento. Gobierno de España.
[6] Jiménez Salas, J. A.; Justo Alpañés, J. L., 1975. “Geotecnia y Cimientos I. Propiedades
de los suelos y de las rocas”. Editorial Rueda. Madrid.
[7] Jiménez Salas, J. A.; Justo Alpañés, J. L.; Serrano González, A. A., 1981. “Geotecnia y
Cimientos II. Mecánica del suelo y de las rocas”. Editorial Rueda. Madrid.
[9] Mustafaev, A. A., 1978. "Mecánica de los suelos colapsables". Editorial de la Construcción
(en ruso).
[11] Sobolev, D. N., 1963. "Métodos prácticos para la determinación de los esfuerzos de
cálculo en edificios prefabricados por paneles sobre una base heterogénea". Editorial de
la Construcción (en ruso).
[12] Terzaghi, K., 1965. "Evaluation of coefficients of subgrade reaction". Grotechnique, Vol.
5.
[13] Winkler, E., 1867. "Die Lehre von der Elesticitat und Festigkeit".
[14] Zimmerman, H., 1888. "Die Berechnung des Eisenbahnoberbaus". Berlín, 1888
1.13. INTRODUCCIÓN
Cuando las condiciones del terreno lo permitan se emplearán cimentaciones directas que
repartan las cargas de estructura en un plano de apoyo horizontal. Lo habitual es que este tipo
de cimentación se construya a poca profundidad bajo la superficie, por lo que son llamadas
cimentaciones superficiales.
Las cimentaciones superficiales se emplean para trasmitir al terreno las diferentes cargas de
parte o de toda la estructura. Los tipos de cimentación directa que se pueden utilizar son:
Zapatas aisladas, zapatas combinadas, zapatas corridas, pozos de cimentación,
emparrillados y losas.
Se considera que una cimentación es profunda cuando su extremo inferior en el interior del
terreno está a una profundidad no inferior a 8 veces su diámetro o ancho. Los tipos de
cimentación profunda que se puede utilizar son: pilotes aislados, grupos de pilotes o zonas
pilotadas.
1. Recopilación de información
Una vez realizadas las tres primeras actividades el Técnico especializado podrá elaborar el
Informe Geológico-Geotécnico.
La información del terreno que se conozca previamente, o que se ponga de manifiesto en los
primeros trabajos de reconocimiento, influye, significativamente, en su planificación y también
en su coste. Por tanto, el reconocimiento del terreno debe comenzar siempre por recopilar toda
la información de la zona donde se realiza la obra.
1. Información Básica
2. Información Complementaria
Esta información será de utilidad para definir las recomendaciones a tener en cuenta en el
Proyecto de la cimentación.
Es la que debe obtenerse durante las distintas actividades del reconocimiento, ya que esta
puede condicionar la planificación y el desarrollo del mismo, así como contribuir a la correcta
interpretación de los problemas existentes. Se debe obtener información sobre los siguientes
puntos.
Para ello pueden consultarse publicaciones oficiales, tales como planos diferentes escalas
editados por el Instituto Geológico y Minero de España, Ministerio de Fomento y Organismos
Autónomos
Deben obtenerse datos sobre la existencia de pozos y sondeos que permitan definir el nivel de
agua y sus variaciones, así como de la eventual presencia de diferentes niveles acuíferos y sus
gradientes. Se recopilarán, igualmente, datos sobre los parámetros hidrogeológicos,
permeabilidad, transmisividad y coeficiente de almacenamiento, y sobre la calidad de las aguas
superficiales y subterráneas de la zona a investigar.
El principal objetivo del reconocimiento del terreno, y por tanto del informe geológico-
geotécnico, es determinar y cuantificar las condiciones del subsuelo que puedan afectar a la
viabilidad, diseño y construcción de una obra. Dependiendo de la tipología, importancia y
tamaño de la estructura, los objetivos a alcanzar serán diferentes. Su finalidad básica es:
• Emplazamiento de la obra.
• Información geológica e hidrogeológica regional y local.
• Información geotécnica previa disponible.
No existe una norma general que permita planificar una campaña de reconocimiento. El diseño
de la campaña, tanto en su distribución espacial, extensión lateral y profundidad de la
investigación, se debe realizar, en principio, de acuerdo con la normativa existente para cada
tipo de obra de cimentación:
En cuanto al reconocimiento del terreno para edificación existe una Norma, NTE-1985 CEG
(Estudios geotécnicos), cuyo ámbito de aplicación es la obtención, mediante reconocimientos,
de las características necesarias para el uso de las NTE de Cimentaciones. Esta norma
considera las siguientes campañas de reconocimiento:
Todas ellas hacen referencia a la norma de Estudios Geotécnicos pero en dos, las CSV y la
CSL, tanto en los datos previos como en los datos de cálculo o bases de cálculo, se marcan
algunas indicaciones referentes al terreno.
- Corte estratigráfico por punto con indicación de la naturaleza y estado natural del suelo.
- Características mecánicas del suelo mediante ensayos “in situ” y de laboratorio. Tensión de
rotura a compresión simple qu, en Kg/cm2, número de golpes según el ensayo normal de
penetración, N, y resistencia de punta según el ensayo penetrométrico Rp, en Kg/cm2.
2. Por su parte la NTE. CSL, en el mismo apartado, viene a decir algo parecido:
- Características mecánicas del suelo reconocido mediante ensayos “in situ” y/o laboratorio. En
particular módulo edométrico y los datos necesarios para clasificar el suelo dependiendo del
contenido de finos.
Las otras normas, NTE. CSZ y NTE. CSC, no añaden nada, pero es evidente que lo que
dicen las anteriormente comentadas es aplicable también a zapatas corridas y aisladas.
Este Código, fija unas actividades mínimas y establece criterios de intensidad y alcance para
adaptarse a las circunstancias de cada caso, estableciendo tres niveles de programación del
reconocimiento: nivel reducido, nivel normal y nivel intenso.
• Nivel reducido: es el nivel de reconocimiento a realizar en los casos en que el terreno sea
favorable.
• Nivel normal: es el nivel de reconocimiento a realizar en los casos en que el terreno
previsiblemente no presente problemas especiales.
• Nivel intenso: además de cómo ampliación del nivel normal, se requerirá este nivel
cuando el terreno presente problemas especiales como:
Respecto a la variabilidad del terreno, las distancias entre puntos de reconocimiento deben
permitir una cobertura correcta de la zona a edificar, evitando que queden sin detectar áreas
problemáticas o existan errores importantes en la supuesta estratigrafía del terreno. Este
código establece las distancias entre puntos de reconocimiento en función del tipo de edificio y
de la naturaleza del terreno.
Con carácter general y sin reserva alguna, un reconocimiento del terreno comprenderá como
mínimo tres puntos de investigación.
No existen normas concretas para este tipo de reconocimiento, pero como se trata, en general,
de grandes estructuras (presas) el alcance de este depende de la geología local, el diseño y la
carga de estas estructuras.
En una presa, el reconocimiento debe atravesar los niveles superiores de roca meteorizada u
otras rocas frágiles. Aún en el caso de que la roca sea compacta y homogénea, las
cimentaciones deben situarse bajo la superficie. Cuanto mayor es la estructura, mayor es el
esfuerzo cortante en los estratos subyacentes, por lo que el reconocimiento debe penetrar
hasta donde los esfuerzos críticos sean nulos.
Tampoco existen normas específicas para este tipo de obras. En 2005 se publicaron unas
“Recomendaciones geotécnicas para el proyecto de Obras Marítimas y Portuarias” (ROM
0.5-05), en las que se detalla y define en uno de sus apartados ”Investigación Geotécnica”, los
estudios y programación de los reconocimientos, dando consejos sobre pozos, calicatas,
zanjas, sondeos y procedimientos geofísicos así como sobre ensayos “in situ”, toma de
muestras y ensayos de laboratorio.
RENFE tiene publicadas numerosas normas para la realización de sus proyectos y obras. En la
Norma NRV 1-0-1.0, se define el contenido del informe geotécnico previo para trazados de
nuevos ferrocarriles, o para saneamiento y consolidación de los existentes.
1.15.6. Eurocódigos
Con el fin de establecer los requisitos mínimos acerca de la extensión y calidad de los
reconocimientos geotécnicos, y de los cálculos y controles de la construcción, es necesario
identificar la complejidad de cada proyecto junto con los riegos para vidas y bienes. El
Eurocódigo 7 define tres Categorías Geotécnicas: 1, 2 y 3. La clasificación preliminar de una
estructura en una categoría geotécnica deberá realizarse previamente a la realización de los
reconocimientos geotécnicos. Esta categoría puede ser redefinida posteriormente.
Según el Eurocódigo, el reconocimiento del terreno debe proporcionar todos aquellos datos
relativos al terreno y al agua freática en el emplazamiento de la obra y sus alrededores, que
son necesarios para una correcta descripción de las propiedades esenciales del terreno y para
la determinación fiable de los valores característicos de los parámetros del terreno que serán
utilizados en los cálculos del proyecto. El reconocimiento del terreno para cimentaciones
superficiales se incluye en la Categoría Geotécnica 2. Esta categoría, incluye los tipos de
comunes de estructuras sin riesgos anormales o condiciones inusuales o excepcionalmente
difíciles del terreno o de las cargas. Los tipos comunes de estructuras pertenecientes a esta
categoría son:
- Cimentaciones superficiales
- Cimentaciones de losa de hormigón armado
- Cimentaciones de pilotes
- Muros y otras estructuras de contención o sostenimiento de suelo o agua
- Excavaciones
- Pilas y estribos de puentes
- Terraplenes y obras de tierra
- Anclajes y otros sistemas de fijación
- Túneles en roca dura, no fracturada, y no sujetos a condiciones especiales de estanqueidad u
otros requisitos.
Según el Eurocódigo, el reconocimiento del terreno debe proporcionar todos aquellos datos
relativos al terreno y al agua freática en el emplazamiento de la obra y sus alrededores, que
son necesarios para una correcta descripción de las propiedades esenciales del terreno y para
la determinación fiable de los valores característicos de los parámetros del terreno que serán
utilizados en los cálculos del proyecto.
TABLA Nº 2
La aplicación en cada campaña, categorías I, II, III y IV, queda definida por el número de
puntos a reconocer, profundidad a alcanzar en cada punto y situación de los puntos en la
superficie del terreno.
TABLA Nº 3
La situación de los puntos en la superficie del terreno se distribuirá, como norma general,
uniformemente en la superficie a ocupar por el edificio. En el caso de extrema irregularidad del
terreno (Categoría IV), se corresponderán con los apoyos de la estructura.
Los valores de dmáx representan las distancias en que se pueden esperar variaciones
significativas en la naturaleza o propiedades del terreno.
TABLA Nº 5
Con carácter general y sin reserva alguna un reconocimiento comprenderá, como mínimo, tres
puntos de investigación. Los puntos de reconocimiento deben situarse según esquemas
regulares, cubriendo bien el perímetro del solar. Todos y cada uno de los puntos de
reconocimiento deben quedar perfectamente identificados mediante coordenadas x,y,z
referidas a una base.
La profundidad del reconocimiento debe permitir estudiar todos niveles de terreno que puedan
verse afectados por las cargas que transmite la cimentación de las distintas estructuras,
detectando las capas de deficiente calidad que puedan afectar a las mismas.
La profundidad (p) a alcanzar en cada punto se determina con p = f + z, para cada categoría:
Donde:
• q es la relación entre la suma en toneladas del peso propio, cargas permanentes y
sobrecargas del edificio a cimentar y el área en m2 a ocupar por este.
• b es la dimensión menor en planta del edificio en m
Donde:
• q la relación entre la suma en toneladas del peso propio, cargas permanentes y
sobrecargas del edificio a cimentar y el área en m2 a ocupar por este.
• b la dimensión menor en planta del edificio en m
• T suma de toneladas del peso propio, cargas permanentes y sobrecargas del apoyo más
cargado
• z será como mínimo 3 m para el edificio M y 6 m para los edificios N y Q
En el caso de la existencia de un substrato rocoso bastará con penetrar dsf en el 30% de los
sondeos y un mínimo de 2 m en el resto.
Cuando los dos primeros sondeos realizados en una determinada zona o solar indiquen que se
trata de depósitos blandos muy potentes, en los que no se alcanza el substrato firme de
reconocida capacidad portante dentro de una profundidad razonable, unos 35 m, los sondeos
restantes podrán llevarse a la mayor de las profundidades indicadas en la tabla siguiente:
TABLA Nº 7
• “Roca”: Agregado natural compuesto de partículas de uno o más minerales, con fuertes
uniones cohesivas permanentes, que constituyen masas geológicamente independientes y
cartografiables.
Por tanto, antes de proyectar una cimentación hay que proceder a reconocer el terreno
mediante distintas técnicas de investigación. Este reconocimiento debe proporcionar, en
general, los siguientes datos:
Las técnicas de reconocimiento del terreno que se utilizan para cimentaciones superficiales son
las habituales para cualquier otro tipo de cimentación, aunque debe tenerse en cuenta que las
características de estas cimentaciones requieren concretar algunos aspectos fundamentales
del terreno, tales como:
Reconocer una mayor profundidad del terreno, hasta definir un estrato de reconocida
capacidad portante.
Determinar las características de resistencia y deformabilidad de todos los estratos
atravesados.
Los procedimientos o técnicas utilizadas para la obtención de los datos requeridos para un
informe geológico-geotécnico son:
a) Métodos directos.
b) Métodos indirectos.
a) Métodos directos.
Son los procedimientos o técnicas que permiten un seguro y suficientemente detallado
reconocimiento de la naturaleza y localización de los diferentes estratos, niveles o capas de
terreno, con la posibilidad de obtener muestras y/o testigos y, eventualmente, realizar ensayos
“in situ”. Se incluyen en este grupo la cartografía geológica, los sondeos mecánicos y las
calicatas.
b) Métodos indirectos.
Son aquellos procedimientos que se llevan a cabo sin necesidad de realizar un examen directo
del terreno, midiendo desde la superficie algunas propiedades físicas de los materiales que
constituyen los diferentes niveles o estratos del terreno. Entre los métodos indirectos están la
geofísica de superficie y la geofísica en el interior de los sondeos.
• Cartografía Geológica
• Calicatas o pozos
• Sondeos mecánicos
Entre los distintos reconocimientos que pueden realizarse a lo largo del sondeo están los
siguientes:
- Medida de la verticalidad
- Determinación de las variaciones de diámetro del sondeo
- Fotografías o videos de las paredes del sondeo.
- Impresiones de las paredes del sondeo en láminas metálicas delgadas.
- Radiactividad natural
- Testificación eléctrica mediante conductividad a lo largo del sondeo.
- Temperaturas a lo largo del sondeo, etc.
Estos reconocimientos de denominan diagrafías
• Ensayos de penetración
- Ensayos de penetración estándar SPT. El resultado del ensayo es el valor NSPT que
es el número de golpes necesarios para profundizar una cuchara, mediante la caída de
una maza de 63,5 Kg. Se realiza dentro del sondeo.
- Ensayos de placa de carga. Consisten en medir el asiento de una placa rígida apoyada
sobre el terreno, al aplicarle cargas crecientes.
• Cross-Hole y Down-Hole
Eed
Vp = ( 1.1 )
ρ
1 −ν
=Eed = ρν p2 ( 1.2 )
(1 + ν ) (1 − 2ν )
E = ρν p2
(1 + ν ) (1 − 2ν ) ( 1.3 )
1 −ν
Y para ondas S:
G
Vs = ( 1.4 )
ρ
G = ρν s2 ( 1.5 )
Siendo:
E = módulo de Young
ρ = densidad
Teniendo en cuenta que los módulos E y G están ligados por la siguiente fórmula de
Elasticidad:
E = 2 (1 + ν) G (1.6)
Es inmediato demostrar que existen las siguientes relaciones entre las velocidades vp , vs y
el coeficiente de Poisson ν:
ν p2 − 2ν s2
ν= ( 1.7 )
2 (ν p2 − ν s2 )
2
vp 1 −ν
= ( 1.8 )
vs 0 ,5 − ν
Se comprueba así, que en un medio elástico vp es siempre mayor que vs (en la mayor parte
de los casos cabe esperar que sea aproximadamente el doble que vs)
En las figuras 1.54 y 1.55 se esquematizan los métodos operativos de ambos ensayos. En
ellos se trata, conociendo previamente la trayectoria de las ondas (horizontal en el cross-
hole y vertical en el down-hole) de hallar directamente la velocidad con que se propagan
entre cada punto emisor y receptor, midiendo los tiempos de transmisión entre ellos. El
cross-hole tiene frente al down-hole la ventaja de mantener la relación señal/ruido con la
profundidad y el inconveniente de requerir sondeos adicionales, lo que implica mayor coste
que el down-hole. Por otro lado, el down-hole promedia los parámetros del terreno mientras
que el cross-hole puede acentuar las diferencias existentes (por ej.: los resultados de un
determinado ensayo pueden estar dominados por la existencia de una pequeña capa con
alta velocidad de transmisión de las ondas).
• SÍSMICA PARALELA
La sísmica paralela constituye un caso particular de la técnica “down-hole”, que puede
utilizarse para investigar las características del terreno, al mismo tiempo que las
propiedades geométricas de la cimentación de puentes ya existentes.
Estudios paramétricos llevados a cabo por Liao y Roesset (1995), utilizando la ley de Snell
para identificar la trayectoria de las ondas P y S entre el punto emisor en la estructura de la
cimentación y los receptores en el terreno y la técnica de Elementos Finitos, para reproducir
las trazas de los sensores verticales en el sondeo, a partir de los cuales pueden identificarse
los instantes de llegada de las ondas P y S, han servido para comprobar que en terrenos
homogéneos la longitud de los pilotes estimada a través del punto de intersección de los dos
tramos de la dromocrónicas, puede exceder en un 10% a la longitud real de los mismos y
que de las pendientes de ambos tramos pueden derivarse los módulos de elasticidad de los
distintos materiales que intervienen en el problema.
• TOMOGRAFÍA SÍSMICA
Esta técnica que generaliza el uso de las ondas P en las técnicas de “cross-hole”, “down-
hole” y “sísmica paralela”, puede utilizarse una vez zonificada el área del terreno donde irá
apoyada una determinada pila o un estribo del puente, determinando las cavidades o
anomalías que en ella se puedan encontrar.
Para llevar a cabo la interpretación de esta técnica se suele dividir la zona investigada en un
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS (UD 1) 77
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A
CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS
Donde M representa el número total de celdas y ∆Lij la longitud del rayo i interceptado por la
celda j.
FIGURA 1.58. RAYOS RECTOS UTILIZADOS PARA GENERAR UNA SOLUCIÓN INICIAL A
LOS TOMOGRAMAS DEL CARST DE LOZOYA
• ENSAYOS PRESIOMÉTRICOS
Constituyen el complemento ideal a los ensayos sísmicos para poder incorporar la influencia
que ciertos factores, tales como el nivel de tensiones, el umbral de deformación o la
duración que las cargas tienen, en la respuesta del terreno frente a las solicitaciones
estáticas y dinámicas, que tenga que soportar un puente.
∆R σ σr
τ = σ r = 2G ε θ = 2G ⇒ G= r = ( 1.7 )
R0 2 εθ ∆R
2
R0
El informe contendrá una Memoria que irá acompañada de una serie de Anejos. El alcance y
detalle que debe figurar en cada una de estas partes dependerá de la importancia de la obra,
de la complejidad de los terrenos existentes y de la información disponible.
1.19.1. Memoria
1.19.1.1. Antecedentes
A partir de estos puntos de análisis previo, se programarán las actividades y el alcance del
reconocimiento del terreno a realizar para poder obtener un conocimiento suficiente de sus
características geomecánicas y cumplir los objetivos marcados en el proyecto.
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS (UD 1) 81
CIMENTACIONES SUPERFICIALES SOMETIDAS A
CARGAS ESTÁTICAS Y SÍSMICAS
• Se describirá el perfil litológico del terreno, sus espesores y extensión hasta la profundidad
máxima reconocida. Se especificarán claramente los datos obtenidos y los que se dan por
supuesto o correlacionados, para tenerlos en cuenta en las conclusiones. Toda esta
información se recogerá en planta y en los perfiles litológicos que, a juicio del técnico que
elabora el informe, sean necesarios para la mejor comprensión del modelo geológico de la
zona. En estos perfiles se reflejará el nivel o niveles piezométricos.
• Para cada uno de los niveles litológicos que se diferencien se describirán las propiedades
básicas del suelo reconocido, dándoles unos valores característicos de los parámetros
geotécnicos:
En la tabla adjunta se resumen los ensayos de resistencia al esfuerzo cortante según el tipo de
ensayo:
TABLA Nº 8
Se analizarán los problemas geotécnicos que eventualmente puedan surgir a la vista de los
trabajos de campo y laboratorio realizados, teniendo siempre presente las características de la
estructura a cimentar. Se considerarán en especial los problemas que se deriven de:
En este apartado se expondrán, una vez analizados todos los datos aportados por las distintas
fases en las que se ha desarrollado el informe geológico-geotécnico, las posibles soluciones de
cimentación de la estructura, que deberán ser compatibles con su tipología y las características
geotécnicas del terreno, señalando las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas.
Cada una de las soluciones deberá estar suficientemente analizada y desarrollada para poder
tomar una decisión en fase de proyecto de construcción. En cada una de estas se analizará su
viabilidad frente al hundimiento “condiciones límite” y frente a la deformabilidad “condiciones de
servicio”. Igualmente se reflejarán los valores característicos de los parámetros geotécnicos
adoptados, así como todos los cálculos que se han realizado y los coeficientes de seguridad
adoptados.
En las situaciones en las que no exista un plano de apoyo superficial, por encontrase los
niveles competentes muy por debajo de la base del edificio, será necesario trasmitir a niveles
más profundos las cargas que gravitan sobre el edificio mediante una cimentación profunda. El
elemento esencial de la cimentación profunda es el pilote.
En las situaciones en las que exista un plano de apoyo superficial, por encontrase los niveles
competentes muy cerca de la base del edificio, se podrán emplear cimentaciones directas que
repartan las cargas de la estructura en un plano horizontal.
TABLA Nº 9
• Zapatas aisladas.
Se podrá emplear este tipo de zapatas cuando el terreno sea firme y competente y se pueda
cimentar con una presión media alta y se esperen asientos pequeños o moderados.
• Zapatas combinadas.
Se podrá emplear este tipo de zapatas cuando la capacidad del terreno sea pequeña o
moderada, existan varios pilares muy próximos entre sí, o bien las cargas por pilar sean muy
altas, lo que obliga a dimensionar las zapatas aisladas muy próximas, incluso solapadas. Se
llama zapata combinada cuando se unen varias zapatas en una sola y recoja dos pilares.
• Zapatas corridas.
Se podrá emplear este tipo de zapatas cuando la capacidad del terreno sea pequeña o
moderada, existan varios pilares muy próximos entre sí, o bien las cargas por pilar sean muy
altas, lo que obliga a dimensionar las zapatas aisladas muy próximas incluso solapadas. Se
llama zapata corrida cuando se unen varias zapatas en una sola y recoja tres o más pilares.
• Pozos de cimentación.
Se podrá emplear este tipo de pozos cuando el terreno apto para cimentar se encuentre a una
profundidad comprendida entre 3 y 5 m.
• Emparrillados.
Se podrá emplear este tipo de cimentación cuando el terreno presente baja capacidad de
carga y elevada deformabilidad, o bien muestre heterogeneidades que hagan prever asientos
elevados y por consiguiente importantes asientos diferenciales.
• Losas.
Se podrá emplear losas de cimentación en los mismos supuestos del caso anterior o cuando
el área cubierta por eventuales cimentaciones aisladas o por emparrillados cubra un
porcentaje elevado de la superficie del solar.
• Resumen y conclusiones
En este apartado se expondrán y resumirán los trabajos realizados, y en base a los mismos, se
señalarán las características geotécnicas básicas de los distintos niveles de terreno
reconocido. Se establecerán las correspondientes recomendaciones y conclusiones del
conjunto del estudio, con el fin de que se puedan adoptar las soluciones más idóneas para la
realización del proyecto de cimentación de la obra. Si el estudio ha resultado insuficiente en
alguna de sus fases, en concreto en la consecución de datos relevantes que permitan
caracterizar geomecánicamente el terreno o en la fiabilidad de los mismos, se deberán
proponer los trabajos complementarios a realizar en una fase previa al diseño de la
cimentación, o bien durante su realización.
1.19.2. Anejos
Se recogerán, en este anejo, los planos que permitan situar la obra, tanto en el contexto urbano
donde se ubica, como en el geológico.
En este anejo se recogerán toda la información relativa a los y trabajos de campo realizados,
concretando los siguientes términos:
En este anejo se recogerán los resultados de los ensayos de laboratorio realizados. En las
actas de los ensayos se indicará la normativa utilizada, así como las incidencias que hayan
sufrido las muestras durante su proceso de extracción, traslado, almacenamiento, apertura y
descripción. Se recogerán igualmente las actas de los ensayos realizados sobre muestras del
agua obtenidas en los sondeos, indicando su agresividad frente al hormigón.
Si se utilizan programas de ordenador se deberán indicar las hipótesis y los métodos numéricos
utilizados en que se basan, así como la validación efectuada de los mismos.
El informe geotécnico debe contener los parámetros de cálculo que le permitan al proyectista y
al constructor abordar el diseño y construcción de la cimentación.
En las tablas adjuntas, tomadas en gran parte de la Guía de Aplicación de la EHE, se exponen
los parámetros geotécnicos y los ensayos más que deben realizarse, así como las normas a
emplear:
TABLA Nº 10
TABLA Nº 11
TABLA Nº 11 (CONTINUACIÓN)
TABLA Nº 11 (CONTINUACIÓN)
• Bieniawski, Z.T. (1989). Engineering rock mass clasifications. Ed. John Wiley and Sons.
• Cimentaciones de Edificios y Estructuras (Norma NTE 1985 CEG- Estudios
Geotécnicos). Dirección General para la Vivienda y la Arquitectura. Ministerio de Fomento.
• Código Técnico de la Edificación (CTE). Documento Básico SE-C. (2006). Ed. Ministerio
de Fomento. Gobierno de España.
• Ingeniería Geológica. (2002) PrenticeHall. Madrid.González de Vallejo, L.I., Ferrer, M.,
Ortuño, L. y Oteo, C.
• Guía de Cimentaciones de Obras en Carretera (2009). Serie monográfica. Ed. Dirección
General de Carreteras. Ministerio de Fomento. Gobierno de España.
• ISRM (1981). Suggested methods for rocks characterization, testing and monitoring.
ISRM Suggested methods. Ed. Brown. Pergamon Press.
• Geotecnia y Cimientos. Ed. Rueda. (1975) Madrid Jiménez Salas, J.A. y Justo Alpañes,
J.L.
• Mecánica de suelos. Ed. Limusa. México Lambe, T.W. y Whitman, R.V. (1981).
• Geología Aplicada a la Ingeniería Civil Lopez Marinas, J.M. (2000). Ed. Ciedossat. Madrid.
• Recomendaciones geotécnicas para el proyecto de Obras Marítimas y Portuarias”
(ROM 0.5-05). (2005). Ed. Puertos del Estado. Ministerio de Fomento. Gobierno de España
• Soils Mechanics in Engineering Practice. Ed. John Wiley and Sons. New York.Terzaghi,
K. y Peck, R.B. (1948).