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Arte prehistórico

Venus de Willendorf.

El arte prehistórico es un fenómeno artístico de alcance geográfico global y una amplitud


temporal suficiente como para afectar a las épocas más diversas. El concepto es mucho
más extenso que el fenómeno rupestre cuaternario, principalmente circunscrito a Europa
occidental, y comprende además las manifestaciones del llamado arte paleolítico.1
Aunque cronológicamente, Europa debería ocupar el primer lugar, y a pesar de que
muchas de las expresiones artísticas prehistóricas son relativamente recientes en algunas
zonas del globo, donde han sobrevivido pueblos primitivos, la exposición se realizará
siguiendo el orden alfabético. Aunque ello derive en un problema adicional: ¿es lícito
comparar manifestaciones tan lejanas en el espacio y en el tiempo? En este sentido, la
confrontación de equivalencias culturales, obviando los particularismos empíricos, permite
obtener generalizaciones.
Con base en ello, se puede apreciar que, en las artes plásticas y visuales de los pueblos
primitivos, el realismo es algo excepcional, frente al simbolismo, la abstracción,
la estilización y el esquematismo, que parecen una constante mundial.
Otra posible generalización es que casi todo el arte rupestre holoceno se desarrolla en el
exterior, a lo sumo, en abrigos rocosos, desfiladeros y covachas poco profundas.
En tercer lugar, el megalitismo y la construcción de túmulos, en relación al culto a los
muertos, o la necesidad de desarrollar una arquitectura defensiva, a menudo
con construcciones ciclópeas (cuya motivación, excede, con mucho, a las necesidades
militares), también son constantes del arte prehistórico mundial.
Por último, está el hecho de que, a pesar del innegable significado religioso del arte
prehistórico, éste no solo se asocia al mundo funerario o mitológico, sino que los temas
abarcan todas las facetas de la vida social de los humanos (caza, guerra, trabajos,
ceremonias, jerarquías, sexo, familia, incluso, diversión...) y, sobre todo, a medida que las
sociedades humanas evolucionan, la glorificación del poder y de los poderosos.
Introducción[editar]
Los prehistoriadores consideran obras de arte a todas las referencias gráficas realistas o
esquemáticas realizadas en el marco de sociedades pretécnicas y no literarias. El arte
prehistórico tiene constantes técnicas, temáticas, de ubicación, y variantes producidas por
tradiciones compartidas entre grupos vecinos o en periodos limitados de tiempo.
La Arqueología analiza la forma de los restos materiales del pasado, la Antropología
Cultural y la Etnografía ayudan a comprender los cambios del utillaje y de la mentalidad.
Los que estudian el arte prehistórico se preocupan por identificar los temas y estilos, y
definir el ambiente cultural; casi nunca superan el análisis preiconográfico y apenas
consiguen reconocer las escenas ni el significado de la representación.
Es muy poco lo que se conserva del arte prehistórico:
solo grabados, pinturas y esculturas que han resistido el paso del tiempo y que la
Arqueología ha conseguido recuperar. Se desconocen las intenciones de los autores y
destinatarios del arte prehistórico, ya que no se dispone de informaciones contemporáneas
ni orales ni escritas.
Para saber cuándo se elaboraron esas manifestaciones se suele estudiar el orden de las
superposiciones y de las pátimas de las figuras rupestres, así como los caracteres de las
obras que depositaron en el suelo de un espacio habitado o un recinto funerario. No es
difícil percibir la sucesión de temas y estilos de los objetos recuperados en
una excavación. El esquema cronológico se aplica por inducción a las figuras de mayor
tamaño dibujadas sobre las paredes de la cueva o en rocas al aire libre. Así se establece
un cuadro que define los estilos del arte prehistórico y la sucesión de formas y técnicas.

Reconocimiento del arte prehistórico[editar]


En el último cuarto del siglo XX se produjeron un aumento de hallazgos de arte rupestre, y
se desarrollaron programas internacionales de documentación. Se empezaron a disponer
de métodos para una datación directa de la materia pictórica y del soporte de una obra
para identificar las técnicas de representación, tales como la composición de pigmentos y
el desarrollo del grafismo, los autores y para saber cómo se combinan los temas. Al
proceder a la autentificación de los conjuntos rupestres descubiertos en los años 90 se ha
podido recurrir a una compleja analítica para conocer aspectos no perceptibles a simple
vista, como una zona pintada de la cueva de Zubialde.
Se ha generalizado una política de protección que intenta contrarrestar la sobrecarga del
uso turístico de conjuntos, como las cuevas de Francia y las cuevas de España,
la contaminación ambiental, como la lluvia ácida, o la proliferación de exposiciones. El
conocimiento de los factores agresivos y de sus posibilidades de control y la limitación de
visitas y manipulaciones empiezan a reducir estos tipos de riesgos.
Orígenes[editar]
Muchos pueblos primitivos dibujaron figuras y signos sobre soportes que resisten el paso
del tiempo, como la madera, la corteza, las fibras o el cuero, y estaban hechas con tierras
de colores, pinturas o tatuajes sobre el cuerpo. Como no se han conservado, no han
podido ser estudiados por la Arqueología.
En el Paleolítico Medio y en el periodo de transición al Paleolítico Superior, entre 125000 y
35000 a. P., el hombre de Neanderthal recogía materiales de formas y colores llamativos,
como cristales de roca, óxidos de hierro de color ocre o rojo, conchas y fósiles, que
llevaban a cuevas y la colocaban junto a los muertos. Se discute su intención artística en
algunos trazos sobre huesos y piedras, como los de Pech de l'Azé o los de Riparo
Tagliente. Pese a todo, cabe reconocer al Homo neanderthalensis las primeras
manifestaciones artísticas, que proceden de hace unos 65 000 años, tal como se constata
por los restos hallados en las cuevas de Maltravieso (Cáceres), Ardales (Málaga) y La
Pasiega (Cantabria).2
Al hombre de Cro-Magnon se debe un progreso del utillaje con trabajo muy cuidado
del sílex, asta, hueso y marfil y del dispositivo funerario. Es autor también de imágenes
relacionadas con el mundo que le rodea, como pequeñas figuras de animales esculpidas
sobre marfil en el Auriñaciense antiguo del sur de Alemania, entre 33 000 y 26 000 a. C.
Más tarde se desarrolló el arte rupestre en la Cornisa Cantábrica y al sur de Francia, con
trazos hechos con los dedos sobre el barrode la cueva de Pech Merle, así como signos y
siluetas animales y humanas realizados tanto en cuevas como sobre utensilios, como una
pieza de Georges Laplace obtenida de la cueva de Gatzarria.

Arte prehistórico en otras regiones[editar]


Mediante el estudio de los cambios de equipamiento y de la disposición de los lugares
de vivienda o enterramiento en los diferentes estratos de un yacimiento arqueológico,
la Prehistoria de Europa reconoce el orden en que han ido produciéndose distintas
culturas.
En regiones como África, América y Oceanía los modos de vida primitiva o aborigen han
perdurado hasta fechas recientes, ofreciento un "arte ahistórico" que ha tenido que
clasificarse por la apariencia de su evolución formal o recurriendo al modelo de estilos
reconocidos en la prehistoria europea.
Arte africano[editar]
Artículo principal: Arte africano

Existen pueblos rurales en África que hasta la actualidad conservan antiguas tradiciones
estilísticas de arte rupestre a pesar de la influencia de los patrones preestablecidos de Arte
y belleza de las culturas occidentales contemporáneas. En ese sentido, han logrado
salvaguardar dichos patrimonios culturales a pesar de la presión de los colonizadores
extranjeros que trajeron consigo ideologías artísticas discriminantes entre las que
tenemos, por ejemplo la tendencia iconoclasta islámica. No obstante en este epígrafe nos
centraremos en el arte prehistórico en sí, es decir, hasta la llegada de los europeos, en
los siglo XV y XVI, cuando los yoruba, los benín, los sao y otras grandes culturas estaban
en su apogeo, cortado de raíz debido al comienzo de la explotación colonial.3
Arte africano en la edad de Piedra[editar]

Caverna del Apolo 11 (en Namibia).

Las primeras manifestaciones artísticas africanas son paleolíticas, pero muy escasas: por
un lado tenemos la dudosa Venus de Tan-Tan (Marruecos), y por otro los testimonios más
firmes del África austral, como la caverna de Blombos(República Sudafricana), con unos
70 000 años, donde hay bolas de ocre mineral (hematita) decoradas con incisiones
paralelas, reticuladas y con motivos geométricos (algunas proceden de inhumaciones
rituales). Hace tiempo que se sabe que el ocre pudo servir para pintar adornos corporales,
sin embargo, es la primera vez que esta especie de lápices de pigmento conservan algún
tipo de decoración intencionada. También datable en el Paleolítico es la plaqueta pintada
con un zoomorfo no identificado datado en 25 000 años de antigüedad de la cueva
del Apolo 11 (Namibia), donde, además, hay arte parietal muy posterior atribuido a
los bosquimanos.
El resto del arte africano prehistórico conocido es mucho más tardío, seguramente
posterior al Neolítico. Durante la Edad de Piedra distinguimos las siguientes regiones:
África del norte[editar]
Destaca, especialmente, el enorme conjunto de pinturas rupestres de las montañas del
centro-sur del Sáhara: Ahaggar, Tassili, Tibesti, Fezzan..., que constituyen el más grande
núcleo rupestre del mundo. Esta región, debió ser, en tiempos remotos, mucho más
húmeda y rica en fauna, pues las representaciones son asombrosamente ricas en fauna
salvaje (elefantes, jirafas, búfalos, hipopótamos) y doméstica
(carneros, bueyes, camellos...). Las escenas están llenas de vida y optimismo, hay
familias, jóvenes zambulléndose, etc. Probablemente haya varias etapas, una primera fase
con pueblos que conocían la ganadería y la agricultura de subsistencia, pero practicaban
la caza del búfalo (IV milenio a. C.) una segunda de pastores de bueyes de largos cuernos
en los que sus cuidadores portan grandes arcos (III milenio a. C.) y una tercera en la que
ya se conocen animales de monta (caballos y camellos) que aparecen en pleno galope, así
como el carro (II milenio a. C.). Parte de esta cronología es coetánea del Antiguo Egipto y,
de hecho, en algunas de las representaciones se demuestran contactos de los pueblos
sahrianos con los egipcios.

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