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Apego

Apego es un concepto que debemos a la etología, se define como una vinculación afectiva
intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos individuos,
por medio de sus interacciones recíprocas, y cuyo objetivo inmediato es la búsqueda y
mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza, ya que esto proporciona seguridad,
consuelo y protección.
No se trata de un sentimiento inmaterial, sino de conductas observables que comienzan de manera
refleja. John Bowlby (1907-1990) fue el primer psicólogo en desarrollar una "Teoría del apego".1
Desde el punto de vista emocional, el apego surge cuando se está seguro de que la otra persona
estará ahí incondicionalmente, lo que facilita que aparezcan la empatía, la comunicación emocional
y hasta el amor entre estas personas. Desde el punto de vista cognitivo, la propia existencia de una
relación de apego, conlleva a la construcción de un modelo mental de dicha relación, una imagen
de cómo es el propio niño, representaciones sobre la figura de apego y una teoría mental sobre la
imagen que la figura de apego tiene sobre el niño.
El vínculo de apego suele aparecer en torno al año y suele darse entre un niño o niña y sus
progenitores/cuidadores. Existe la posibilidad de que la figura de apego cambie a lo largo de la vida.
Cada relación de apego tiene sus características específicas, dado que algunos factores como la
edad o la interacción tienen mucha influencia. Estas relaciones son muy amplias, pero las más
importantes son las de asegurar la supervivencia de la cría, darle seguridad, autoestima y la
posibilidad de intimar, es decir, tener una comunicación emocional privilegiada, así como refugiarse
en situaciones de angustia o confusión para sentirse seguro.

Tipos de apego
Existe una clasificación de tipos de apego que se ha construido con base en la técnica de situación
extraña diseñada por Mary Ainsworth. Se establecen cuatro categorías:

 Apego seguro: Se da en el 65% de los bebés. Los bebés con este tipo de apego exploran de
forma activa mientras están solos con la figura de apego, y pueden intranquilizarse visiblemente
cuando los separan de ella. A menudo el bebé saluda a la figura de apego con afecto cuando
regresa, y si está muy inquieto, tratará de entrar en contacto físico con ella. Estos bebés son
sociables con extraños mientras la madre está presente.
 Apego resistente: Se da en un 10% de los bebés. Los bebés con este tipo de apego tratan de
mantenerse cerca de la figura de apego y exploran muy poco mientras ella está presente. Se
inquietan mucho cuando ésta se marcha, pero cuando regresa su reacción es ambivalente:
permanece en su cercanía, pero pueden resistirse al contacto físico con ella mostrándose
molestos por el abandono. Se muestran sumamente cautelosos con los extraños, aún en
presencia de la figura de apego.
 Apego evasivo: Se da en un 20% de los bebés. Los bebés con este tipo de apego muestran
poco malestar cuando son separados de la figura de apego y generalmente rehuyen de ella
cuando regresa aunque ésta trate de ganar su atención. Suelen ser sociables con los extraños
pero pueden ignorarlos de la misma forma en que evitan a su figura de apego cuando regresa.
 Apego desorganizado/desorientado: Se da entre un 5 y un 10% de los bebés. Es una
combinación de los patrones de apego resistente y apego evasivo. El bebé puede mostrarse
confuso permaneciendo inmóvil o acercarse para luego alejarse de forma abrupta a medida que
la figura de apego se aproxima.
Modelo mental de la relación de apego
Constituye un conjunto de recuerdos, pensamientos… conscientes e inconscientes que sirven para
organizar la información importante acerca del apego. (Main, Kaplan y Cassidy 1985). Incluye dos
componente cognitivos y afectivos (Bretherton).
Elementos del modelo mental:

 Concepto que el sujeto construye sobre su figura de apego: si se encuentra disponible cuando
la necesita, si es cooperadora, cariñosa…) El concepto que el niño forme de su figura de apego,
influirá en sus relaciones futuras.
 Concepto que el sujeto construye sobre sí mismo:depende del concepto que el niño tenga de su
figura de apego.
Desarrollo del modelo mental: el modelo mental se forma a partir de las interpretaciones del
sujeto que se producen entre el niño y la figura de apego. Tiene una parte objetiva (hechos u
ocurrencias reales) y otra subjetiva (interpretación que el sujeto hace de la situación).
Relaciones entre el modelo mental de relaciones y la calidad del apego: la calidad del apego
depende del modelo mental. Una persona que tiene un concepto positivo de su figura de apego y de
sí mismo así como buenos recuerdos de las situaciones pasadas y buenas expectativas de las
futuras, mostrará un apego de buena calidad, un apego seguro. Sin embargo, una persona que
tiene un concepto negativo de su figura de apego y de sí mismo así como malos recuerdos de sus
relaciones pasadas y expectativas negativas respecto al futuro, mostrará un apego de mala calidad,
un apego inseguro.
Repercusiones emocionales: a nivel emocional influyen en los sentimientos generales del
individuo. Si el modelo mental es positivo, los sentimientos que experimentará serán de seguridad,
confianza, alegría y bienestar. Si el modelo mental es negativo, los sentimientos serán de
inseguridad, desconfianza, ansiedad, vergüenza, cólera, disgusto y malestar.

Los 4 tipos de apego

En la literatura sobre la crianza de los niños se encuentran gran cantidad de estudios que
analizan el apego y la influencia que tiene en la edad adulta. Por ello sabemos y es importante
destacar que según el tipo de apego el impacto en el comportamiento adulto será
distinto.

1. Apego seguro

Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador no
va a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. El comportamiento de los niños con apego
seguro es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno. Hay buena sintonía
emocional entre el niño y la figura de apego.

Las personas que han tenido un apego seguro en la infancia suelen interactuar con sus
iguales de forma saludable en la edad adulta. No les supone un esfuerzo unirse íntimamente
a las personas y no les provoca miedo el abandono. La dependencia es recíproca y no les
preocupa estar solos.
2. Apego ansioso y ambivalente

En estos casos el niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de
inseguridad. Es por ello que los pequeños con apego ansioso-ambivalente necesitan la
aprobación de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les
abandonen. Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse
demasiado de la figura de apego.

Los adultos con este tipo de apego sentirán temor a que su pareja no les ame o les desee
realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con las personas, ya
que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Así, podemos decir
que en la edad adulta este estilo se relaciona con la dependencia emocional.

3. Apego evitativo

Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus
cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose poco
queridos y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los demás y
evitan las relaciones de intimidad.

En el apego evitativo en la edad adulta, tal y como ocurre en la infancia, se producen


sentimientos de rechazo a la intimidad y de dificultades de relación. Las parejas de estas
personas echan en falta más intimidad en la interacción.

4. Apego desorganizado

Este tipo es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta
comportamientos contradictorios e inadecuados. Tienen tendencia a las conductas explosivas y
a la destrucción de juguetes, así como grandes dificultades para entenderse con sus
cuidadores.

Buscan evitar la intimidad pero no han encontrado una forma de gestionar las emociones que
esto les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter negativo que
impide la expresión de las emociones positivas.

Los adultos que han tenido este tipo de apego de pequeños suelen ser personas con alta carga
de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si bien en
el fondo son su mayor anhelo.

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