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Facundo Landriel Rioja.

La caída del Liberalismo

Facundo Rioja Landriel


Trabajo Practico Nº2
Historia universal contemporánea
Consigna: Leer los Capitulo IV y V “La Caída del Liberalismo” de Erick Hobsbawm.
Historia del Siglo XX. Crítica 1998 pp.116-181 este material se encuentra en la sección de
material de estudio.

Elabore un ensayo sobre las razones por las que se puede hablar en Occidente de “Caída del
Liberalismo” hacia la década de 1930. Incluya una reflexión personal acerca del
Holocausto o Shoa judía.

La caída del Liberalismo

La oposición y rechazo de dictaduras o gobiernos autoritarios, la tolerancia del sistema


constitucional con gobiernos libremente elegidos, la aceptación de un conjunto premeditado
de derechos y libertades de los ciudadanos tales como la libre expresión, opinión, reunión.
Cómo también los valores que prevalecían en el Estado y la sociedad tales como razón,
debate público, educación, desarrollo de la ciencia, eran valores que habían prosperado a lo
largo del siglo XIX. Si bien las naciones que habían persistido bajo regímenes autoritarios,
como Rusia y Turquía habían transitado a un gobierno constitucional, el hecho que más
conmocionó a ese siglo y el cual abordare sentando las lecturas de Erick Hobsbawm sin
duda fue el hundimiento de la civilización liberal.

Los intelectuales más radicales, la Iglesia Católica y las fuerzas demócratas instauraron una
atmosfera inquietante, puesto que buscaban la destrucción de la sociedad burguesa
mediante la revolución social; con el movimiento obrero socialista a la cabeza, rechazaban
el sistema económico, más no el gobierno constitucional y los principios de convivencia.
En un principio las instituciones de la democracia liberal habían alcanzado un progreso
importante dentro de la política, principalmente después de la Gran Guerra. En la mayoría
de los países independientes europeos y americanos existían elecciones para constituir
asambleas representativas o elegir presidentes, y en los países que no existía este método
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participativo ciudadano se evidenciaba al menos una penetración teórica del pensamiento


político liberal.
Luego de cumplirse dos décadas desde la marcha sobre Roma de Mussolini, hasta el auge
de las potencias del eje en la segunda guerra mundial, se emprendió un retroceso cada vez
más acelerada de las instituciones políticas liberales. Países como Gran Bretaña, Finlandia,
Suiza, Suecia, Irlanda, EE. UU, Colombia, Costa Rica, Canadá y Uruguay fueron los únicos
que permanecieron sólidas.
Este retroceso comenzó su celeridad cuando Hitler asume el cargo de canciller de Alemania
en el año 1933. El comunismo por su parte no era una amenaza para las instituciones
liberales, debido al aislamiento que planteaba Stalin en la URSS, por lo tanto, la revolución
no podía expandirse como lo había pretendido Lenin y los movimientos socialdemócratas
ya no eran fuerzas subversivas, sino que partidos que sustentaban al Estado.
Es necesario destacar que las fuerzas que derribaron regímenes liberales democráticos
durante los veinte años de retroceso del liberalismo ni uno solo fue derrocado por la
izquierda. La amenaza provenía exclusivamente de la derecha, no solo para el gobierno
constitucional y representativo, sino que una amenaza ideológica para la civilización liberal
con un prometedor alcance mundial. El fascismo inspiró algunas fuerzas antiliberales,
brindándoles apoyo y le dio a la derecha internacional la confianza necesaria. Por otro lado,
el apoyo que les brindó la policía y el ejército fue fundamental para que la derecha subiera
al poder, estas fuerzas eran también nacionalistas, ya que tenían resentimiento contra
algunos estados extranjeros, por las guerras perdidas o por no haber conseguido formar un
vasto imperio, etc.
Existían tres tipos de fuerzas:

1.- Autoritarios o conservadores de viejo cuño: Carecían de una ideología concreta, qué
más allá de los prejuicios tradicionales de clase y del anticomunismo y por ello actuaban
dependiendo de lo que cada situación dictara; su posición mutaba según su conveniencia.
Existían ocasiones en que los “partidos” antiliberales se enemistaban con este tipo de
fuerzas.
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2.-Corriente que da lugar a los Estados Orgánicos: Estos regímenes conservadores que
recreaban sus principios como una forma de resistencia al individualismo liberal y también
al desafío de “clases” que planteaba el movimiento obrero y el socialismo. Los alentaba el
pensamiento de la Edad Media en el que prevalecían estamentos sociales, en el que se
aceptaba la jerarquía, puesto que cada estamento cumplía su función dentro de la sociedad.
Llamaban democracia orgánica, a aquella que limitaba o abolía la democracia electoral,
dándole únicamente el derecho a los grupos de intereses económicos y profesionales.

3.- Los fascistas: el primer movimiento fascista fue el italiano, creado por Benito
Mussolini. En fecha tardía tomó el antisemitismo de Hitler, pero, de todas formas, no tuvo
gran éxito internacional. Fue Adolf Hitler, que convirtió al fascismo en un movimiento
general (todos los movimientos fascistas importantes se establecieron después de la subida
de Hitler al poder). De todas formas, hubo ultraderechistas tradicionales que se negaron a
cooperar con los alemanes, porque eran nacionalistas. No es fácil decir qué tenían en
común las distintas corrientes fascistas además de la aceptación de la hegemonía alemana.
No los unía una teoría, especialmente porque predicaban la superioridad del instinto y de la
voluntad. Tenían claro qué era lo que querían derrocar, pero no tanto cómo organizarse
luego de la derroca; no tenían una forma concreta de organización del estado. Compartían
el nacionalismo, el anticomunismo, el antiliberalismo y la concepción de una política
impuesta mediante violencia. Movilizaba masas desde abajo (en oposición a la derecha no
fascista), y empezó a ser una forma de escenografía política. El fascismo no podía creer en
la modernidad y en el progreso (aspectos liberales), pero no tenía dificultad en combinar un
conjunto absurdo de creencias con la modernización tecnológica en la práctica. Reclamaba
el apoyo de la ciencia aplicada que soñaba con crear una “súper raza” humana mediante la
reproducción selectiva y la eliminación de los menos aptos. Estaba centrado en el
nacionalismo, ya que había surgido especialmente en contra de la corriente de extranjeros;
inició la xenofobia masiva, y el racismo. El principal rol que tuvo el fascismo fue el de
llevar a cabo la ideología ultraderechista y el activismo.
En cuanto a la Iglesia Católica que en un principio no era fascista, de igual manera se ligaba
a esta ideología puesto que el fascismo generó un cambio de rumbo en el catolicismo, ya
que la Iglesia se identificaba con la derecha, y ésta con Hitler y Mussolini, por lo que hubo
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problemas morales en los católicos que se preocupaban por la sociedad. La Iglesia Católica
y el fascismo los unía el odio hacia la Ilustración, a la Revolución Francesa, la democracia,
y el comunismo ateo.
Mucha gente que no simpatizaba y que derechamente sentía resquemor hacía una sociedad
que los aplastaba entre el gran capital y los movimientos obreros en ascensión, hallaron su
manifestación en el antisemitismo. Los judíos eran la máxima expresión del odio de un
mundo injusto, y con un rechazo generalizado del mundo occidental el antisemitismo
popular dio un fundamento a los movimientos fascistas de la Europa oriental a medida que
adquirían una base de masas.
Los nuevos movimientos de la derecha radical calaban especialmente en las capas medias y
bajas de la sociedad europea. Las clases medias y medias bajas fueron esenciales en esos
movimientos, pero también tuvieron apoyo de las clases obreras menos favorecidas: una
vez que los gobiernos fascistas habían adquirido legitimidad pública, muchos más
trabajadores comunistas y socialistas se vincularon con los nuevos regímenes. El ascenso
de la radicalizada derecha posterior a la Gran Guerra, fue una respuesta al peligro que
significaba la revolución social y también del fortalecimiento de la clase obrera en
particular, y a la revolución de octubre y al leninismo significativamente, pero en realidad
la intimidación que suponía el socialismo era el radicalismo de la clase obrera y que
engendraba una nueva fuerza política y que se convirtió en el soporte indispensable de los
estados liberales.
Lo que la derecha logró después de la Primera Guerra con el fascismo, que no había
logrado antes con movimientos similares, se debe al desplome de los antiguos regímenes, lo
que conlleva al hundimiento de las viejas clases dirigentes y de su maquinaria de
influencias, poder y hegemonía, como a su vez existieron países en los que se conservaron
firmes y en buen estado. Las condiciones ideales para que la ultraderecha prevaleciera era
un estado caduco cuyo mecanismo de gobierno no se desempeñara de manera correcta,
junto a un conjunto de gente descontenta y sin dirección política, por otro lado, también les
servía aquellos movimientos socialistas fuertes que amenazaran la estabilidad social pero
que no estuviesen en condición de realizar la revolución.
Sin duda alguna que el fascismo no conquistó el poder, sino que ellos recurrían al “ocupar
la calle” o “marchar sobre Roma”, para luego de haber obtenido el poder se negasen a
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respetar las normas del juego político y cuando se diese la oportunidad de implantar un
autoritarismo absoluto, no dudaron en imponer la dictadura.
Por otra parte, el nacionalismo consiguió purgar sustancialmente las antiguas elites y
aquellas estructuras institucionales ligadas al imperio, que haría posible construir una
República Federal Alemana sobre bases mucho más sólidas que las de la obsoleta
República de Weimar. El nazismo sin lugar a dudas cumplió parcialmente con su programa
social que ofrecía vacaciones, autos, deporte, pero su mayor logro fue superar la Gran
Depresión debido a su antiliberalismo.
Es innegable que los movimientos fascistas estimulaban las pasiones y prejuicios
nacionalista, pero resulta difícil descifrar que los movimientos fascistas o nacionalistas
consiguieran seducir a los fascistas o nacionalistas de los países conquistados por Alemania
o Italia por lo que muchas veces eran de carácter internacionalista. También resulta
evidente que no necesariamente los nacionalismos concordaban con el fascismo, no solo
porque las estructuras de las ideas de Hitler suponían una amenaza para algunos (polacos y
checos), sino también porque también se impulsó el patriotismo de izquierda.
La fragilidad de la política liberal radicaba básicamente en que su manera característica de
gobierno, o sea la democracia representativa, hizo muy poco para demostrar una manera
concluyente y persuasiva de dirigir los estados y poder persistir en las condiciones
desfavorables del agitado y turbulento periodo en el que se desarrollaba, que por lo demás
era muy poco factible que perdurara.

Holocausto
La destrucción deliberada y sistemática de un pueblo o grupo étnico se considera desde la
perspectiva jurídica internacional el crimen más atroz entre todos los crímenes. Podríamos
llamarla genocidio. Un crimen contra la humanidad. Un crimen que nos cuesta entender. Y,
pese a todo, ha estado presente de manera repetida, bajo diversas formas, en nuestra historia
reciente.
El Holocausto, el asesinato masivo de judíos en Europa durante la II Guerra Mundial, que
tuvo como objetivo el exterminio del pueblo judío. Sin duda fue uno de los peores crímenes
cometidos por el hombre y su insaciable ambición de poder y territorios, ya que con la
actitud xenofóbica que tuvieron los alemanes para llevar a cabo los interés de los Sionistas,
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lo único que logró fue la muerte de miles de judíos, gitanos y eslavos entre otros grupos
étnicos, además de la muerte de muchas personas que no tenían los recursos para poder
emigrar y hacer por parte lo que pretendían los Sionistas. Esa fue la voluntad del régimen
nazi. Asesinaron a los judíos donde pudieron, en sus casas, en la calle, en las montañas, en
los campos; los dejaron morir de hambre, de enfermedad o de agotamiento. Y todo eso, en
aplicación de una ideología antisemita que establecía una sociedad construida sobre el
predominio racial en la que no había lugar para los judíos. Con sólo imaginarme cómo
estaba viviendo esa gente (escondida, con miedo de salir a la calle, niños encerrados, etc.).
Reducidos al estado animal, sometidos a la más espantosa degradación moral y física,
hombres, mujeres y niños fueron salvajemente torturados y arrastrados a las cámaras de gas
por el solo hecho de ser considerados como una raza inferior. Hitler fue el origen de este
furioso torbellino de la muerte. Pero Hitler no estaba solo. Parte de un pueblo fanatizado
por la propaganda, educado en el desprecio hacia el hombre no ario, le ayudó a borrar de la
faz de la tierra a sus pretendidos “enemigos”.
El Holocausto marcó una ruptura existencial y conceptual en la historia que inauguró y
simbolizó un siglo, que si bien ha estado signado por asesinatos masivos, masacres y
genocidios, ninguno tuvo un alcance tan devastador y singular como este acontecimiento.

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