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fuerza
Una nueva edición crítica de las 'Filípicas' muestra el vigor intelectual del senador y
emperador romano
Pero poco después todo cambia. Nada es seguro, porque siempre triunfa al más
fuerte o el que menos escrúpulos tiene. Guillén Cabañero apunta: "Cicerón no tenía
esperanza de conseguir nada positivo más que dejar, si así estaba determinado, el
vivo testimonio de su voz y de su valentía a favor de la República si algo triste
sucedía". No hubo concordia ni avenencia y la pugna se decantó del lado de la
coalición entre Antonio y Octaviano.
La modernidad de Cicerón no está sólo en ser un intelectual que no desoye la voz de
la cosa pública sino en su pluralidad de intereses: la oratoria, la filosofía griega, la
historia, y los trabajos del Foro y del Senado. Quedan como legado esas espléndidas
cartas que escribía a sus amigos (Ático, verbigracia, al que conoció de joven
estudiante en Atenas) o las que dictaba, caminando por su estudio, a su célebre
secretario Tirón, que inventó una suerte de taquigrafía para seguir su voz.
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EDUCACIÓN
MEDIEVAL
Escrito por historiadelapedagogia el 18-01-2011
en General.Comentarios (3)
EDUCACIÓN MEDIEVAL
Desarrollo
Este website proporciona información sobre la obra literaria del pastor José M. Martínez y su
hijo, el Dr. Pablo Martínez Vila.
A través de esta obra fluye el pensamiento evangélico de los autores sobre cuestiones
teológicas, psicológicas, éticas y de estudio bíblico con aplicaciones prácticas a problemas
actuales.
Más información...
La historia y desarrollo del Ejército de Guatemala es uno de los temas más extensos y
complejos que existe dentro de toda la historia del país, pues es la historia de Guatemala
misma.
Su nacimiento se extiende desde las primeras formaciones, cuya finalidad primordial era
proteger a sus pobladores, cultura y territorio, además de las rutas de comercio en la región
que hoy se conoce con el nombre de MESOAMÉRICA, así pues, al desarrollarse estas
sociedades se observa a un representante militar como parte del Consejo Principal que regía
el gobierno, existiendo una jerarquización completa en sus filas, Academias de Instrucción y
servicio militar complejo. Sin embargo, el proceso de descubrimiento, conquista y colonización
desarticuló totalmente éstas organizaciones, desapareciendo también la sociedad hasta
entonces existente.
El período colonial no implicó mayor desarrollo en lo que a milicias nacionales se refiere, pues
durante esta época el Ejército era compuesto por europeos asentados en las colonias o los
hijos de éstos nacidos en el Nuevo Mundo, sin embargo, Chinchilla Aguilar considera al
Capitán General don Pedro Salazar y Herrera como el autor de los primeros intentos por
conformar un Ejército regular en Guatemala, aunque no fue posible concretarse el proyecto.
Posteriormente el Capitán General don Matías de Gálvez, organizó los Cuerpos de Infantería y
Caballería desde Chiquimulilla hasta Cartago, así como reforzó el abastecimiento para la
defensa del reino, atribuyéndosele la expulsión de piratas en las colonias españolas, gracias a
una reorganización que incluyó nativos y mestizos de la región.
Tanto Manuel Arce, como Francisco Morazán lograron durante algún tiempo mantener un
cierto nivel de control y organización dentro del incipiente Ejército Centroamericano, no
obstante, fue Rafael Carrera quien, luego de una serie de acciones militares le dio un nuevo
sentido e interpretación al concepto de estrategia que en lo sucesivo utilizaría el Ejército de
Guatemala, para convertirse en esta época como el mejor y más organizado contingente
defensivo de la región, permitiéndole incluso, triunfar sobre grupos más numerosos, pero
evidentemente menos entrenados.
Este movimiento que implicó grandes avances para el país, trajo consigo el mayor logro en la
historia militar con la fundación de la ESCUELA POLITÉCNICA y gracias a la cual el Ejército
surge como una institucional profesional; a partir de este momento puede decirse que el
avance para el Ejército toma un nuevo rumbo, pues continúan los cambios en beneficio de las
filas y del país, con nuevas perspectivas y proyecciones y cuya función educativa y formativa
para los cuadros militares permite alcanzar grandes logros entre los que se incluye el
surgimiento de la aviación nacional desde 1912 y que se consolida eficientemente a partir de
1921, con figuras tales como los Coroneles Jacinto Rodríguez Díaz, Miguel García Granados
(Nieto), Carlos Mérlen, Ricardo Rodas, Oscar Morales López y otros.
A los niveles más altos se abolieron temporalmente los grados de General de Brigada y
División, estructurándose una nueva organización para el Estado Mayor del Ejército, así como
para la regionalización militar que permitió un mayor control de guarniciones y Comandos
Militares en el interior.
En un período más reciente, el campo militar ha observado varios cambios que han sido
motivados por un espíritu de progresos para con el país; ya que la principal función del Ejército
basado en un precepto constitucional es mantener la soberanía, libertad, integración territorial
y paz en la República, que ha implicado la creación de la Marina de la Defensa Nacional con
sus bases y Escuela naval.
El sistema político-administrativo que se estableció en América fue un modelo creado por España. Las
instituciones clásicas del mundo español tendieron a mantener las características esenciales en estas nuevas
El rey estuvo a la cabeza de toda la institucionalidad administrativa, jurídica y política. El Consejo de Indias
gobernó América por orden real. Para poder controlar y fiscalizar América, la Corona creó, a medida que fue
necesario, toda una institucionalidad, parte con residencia en España y parte en América.
La política administrativa fue creada durante la Colonia, época que sigue a la Conquista. A través de ella la
población se dedicó a cultivar la tierra, a explotar los minerales, a la actividad comercial y a fortalecer el
crecimiento de las ciudades. En virtud de ello surge la prosperidad que a su vez permite el desarrollo de la
El período colonial abarca, tanto en América Hispana como en Chile, aproximadamente, desde mediados del
Los vínculos de América con España estuvieron regulados por instituciones que representaban la autoridad y
el poder del rey en estas tierras, ya que ellas eran posesiones de la corona y no del pueblo o nación hispana.
Así había quedado dispuesto en la Bula Papal Inter Caetera de 1493. Las Indias, como fueron llamadas,
pasaron a constituir un bien público que los reyes no podían enajenar o vender, como podían hacerlo con sus
otros reinos. Los monarcas se denominaban comúnmente como los reyes de España y de las Indias, para
dejar establecida la diferencia entre la administración en territorio español y americano. Sus autoridades no
estaban vinculadas entre sí y obedecían jerárquicamente a una sola autoridad que era la persona del rey.
El monarca Carlos V, en 1524, definió una administración para las Indias, creando instituciones que
– Consejo de Indias
– Casa de Contratación
– Virreinatos
– Capitanías generales-Gobernaciones
– Audiencias
– Consulado
– Cabildo
El Consejo de Indias y la Casa de Contratación eran organismos que funcionaban en España, mientras que el
En 1519, se estableció en el Consejo de Castilla una oficina destinada a resolver los asuntos de las Indias. De
ellas surgió el Consejo de Indias (Valladolid, 8 de marzo de 1523), cuyo primer presidente fue el cardenal
Las primeras disposiciones respecto de la organización de este nuevo organismo son de 1526. Las Leyes
Nuevas de 1542, dictadas en favor de los indios, dedicaron sus nueve primeros títulos a establecer las
ordenanzas definitivas que el Consejo necesitaba. Por último, el 24 de septiembre de 1571 se dictó una nueva
ordenanza que reorganizó esta institución. Aunque hubo modificaciones en 1636 y 1680, se estima que las de
desplazamientos. Cuando en 1561 Madrid pasó a ser la residencia estable del rey, éste se instaló en El
Escorial, mientras el Consejo lo hacía en el Alcázar Viejo. Más tarde el Consejo pasó a residir en el Palacio de
“los Consejos”.
Las atribuciones del Consejo de Indias, establecidas por el rey, se resumieron en la Ordenanza Nº 2 de 1571.
En ella se señalaba qué funciones tocaban el ámbito de lo ejecutivo, lo legislativo y lo judicial, realizando sus
Al Consejo de Indias le correspondió llevar a cabo dos sistemas de control de la realidad americana. Uno de
ellos fue el Juicio de Residencia o examen judicial al cual eran sometidas todas las autoridades al término de
sus respectivos gobiernos. Consistía en una rendición de cuentas que se hacía a través de un funcionario
delegado, el cual, en el lugar donde había actuado el funcionario examinado, escuchaba a los posibles
agraviados. El Consejo aprobaba o rechazaba el informe presentado de acuerdo a los antecedentes reunidos.
Si el juicio era negativo, podía implicar el término de la carrera del funcionario. Si, por el contrario, resultaba
El segundo sistema estuvo constituido por las visitas. Éstas consistían en viajes de inspección, que podían ser
generales, cuando se hacían a un virreinato o a una capitanía general, o específicas, cuando se realizaban
para inspeccionar la gestión de un funcionario o un suceso particular. Constituían una medida excepcional y,
Como organismo legislativo para América, el Consejo de Indias era el encargado de elaborar las ordenanzas,
reales cédulas y otros documentos normativos. Como poder judicial, tenia la función de árbitro en los
conflictos de competencia surgidos entre las Audiencias, los de las Audiencias con la Casa de Contratación, o
los conflictos que se suscitaban entre estos organismos y los particulares. Como tribunal de apelación, era la
última instancia para los pleitos entre particulares por sumas superiores a los seis mil pesos de oro.
En el siglo siguiente, este organismo experimentó una serie de transformaciones, ocasionadas por las
reformas borbónicas. Éstas, al crear en 1717 la Secretaría del Despacho Universal de Indias, dejaron al
Durante los primeros años del siglo XIX, el Consejo de Indias fue afectado por las alteraciones políticas
ocurridas en la Península. Fue eliminado en 1809, reestablecido el año siguiente y suprimido otra vez por la
Constitución de Cádiz en 1812. Al volver, en 1814, Fernando VII de su destierro, el Consejo reinició su
El real y supremo Consejo de las Indias estaba integrado por un presidente, cinco consejeros y un fiscal. Su
función principal era la legislatura, vale decir, formular las leyes para las Indias. Además sugería al rey el
2) La Casa de Contratación
Con sede en Sevilla primeramente y luego en Cádiz, tenía a su cargo la organización del tráfico comercial
entre España y América. También le correspondía preparar al personal para estudiar y desarrollar la
cartografía y continuar las investigaciones de reconocimiento del continente americano. Además debía
para llevar a cabo la política de Monopolio comercial de España. Ésta legitimó su dominio sobre los territorios
descubiertos, e intentó impedir que otro reino europeo pudiese obtener las eventuales riquezas a descubrir.
Como fue la Corona de Castilla la que se adjudicó los territorios, el puerto de Sevilla, situado al interior de
Andalucía y a orillas del Guadalquivir, adquirió la misión de controlar el monopolio. Se eligió este puerto
fundamentalmente por dos razones: estaba a salvo de los ataques de los corsarios y de los piratas, y era un
puerto castellano. Más tarde, en 1717, Sevilla fue reemplazada por Cádiz, puerto que tenía mejor acceso,
La Casa de Contratación se fundó por cédula del 20 de enero de 1503. Una de sus obras fue la creación de
b) Registro de todos los que venían a América, evitando el paso de aquellos que no eran cristianos.
d) Tribunal de comercio encargado de aclarar todos los problemas de tipo económico y comercial que
En 1790, la Casa de Contratación fue suprimida a raíz de la implementación y aplicación de las Ordenanzas
3) El Virreinato:
América estaba dividida en virreinatos, capitanías generales y presidencias o gobernaciones. Los virreinatos
eran gobernados por un virrey, quien fue el representante directo de la Corona, y tenía a las capitanías y
presidencias bajo su tuición. En el siglo XVI se establecieron en América dos virreinatos: el de Nueva España
o México (1535) y el de Perú (1544); en el siglo XVIII se incorporaron otros dos: Nueva Granada (1717) y el
Río de la Plata (1776).
Reyes Católicos
(ampliar imagen)
El virreinato fue la máxima expresión territorial y administrativa que existió en las Indias. Se creó en las
célebres Capitulaciones de Santa Fe, firmadas el 17 de abril de 1492 entre los Reyes Católicos y Cristóbal
Colón. Este último recibió, en aquella oportunidad, el título de Virrey y Gobernador General de todas las tierras
que descubriera, cargo que le fue reconocido a su regreso del descubrimiento por cédula de los Reyes
Sin embargo, la poca destreza demostrada por el almirante para gobernar aquellas tierras, hizo que la Corona
lo destituyera de esos cargos en 1499 y le nombrara un sucesor, el cual no recibió el título de Virrey. En 1509,
Diego Colón, hijo del Almirante, logró el reconocimiento del título de Virrey de la Isla Española y de las otras
que fueron descubiertas por el Almirante, su padre. Pero este título era ya sólo honorífico.
El emperador, por cédula firmada en Barcelona el 17 de abril de 1535, nombró virrey de Nueva España y
presidente de su Real Audiencia a Antonio de Mendoza, conservando Hernán Cortés el título de Capitán
General, el que mantuvo hasta su muerte, acaecida en 1547. Este hecho consagró la costumbre de nombrar,
para dicho cargo, a súbditos de la primera nobleza de Castilla, como continuó sucediendo durante los siglos
XVI, XVII y los primeros años del XVIII. Más tarde, durante el siglo XVIII, comenzó a prevalecer la carrera
burocrática y fueron nombrados virreyes funcionarios que no pertenecían a la Vieja nobleza española, por lo
que el rey, muchas veces, los distinguió otorgándoles títulos de conde o marqués.
El propio monarca definió las facultades del virrey: “Representen nuestra Real persona, y tengan el gobierno
superior, hagan y administren justicia igualmente a todos nuestros súbditos y vasallos y entiendan en todo lo
El virrey era la máxima autoridad existente en las Indias, por lo que gozaba, en el territorio que se le había
asignado, de las mismas facultades que el rey, aunque las instrucciones para su gobierno las recibía
Por su cargo, ejercía la potestad ejecutiva, le correspondía el gobierno superior del virreinato, en general, y la
administración interior, en particular, cuidando especialmente de la paz, sosiego y quietud de todos sus
habitantes, del ejercicio del patronato, de las obras públicas, de la defensa de su territorio y de la protección y
evangelización de los naturales. El monarca agregó en sus cédulas que daba a los virreyes todo el poder
necesario para desempeñar su cometido y les daba su “palabra Real de que todo cuanto hicieren, ordenaren y
mandaren en nuestro nombre, poder y facultad, lo tendremos por firme, estable y valedero para siempre
jamás”.
En su calidad de vicepatrono de la Iglesia, al virrey le corresponda ejercer todas las funciones del Patronato
Real en calidad de delegado. Respecto de la Real Hacienda, tenía el control y vigilancia del cobro y
administración de las rentas del rey como superintendente de ellas. Finalmente, en lo que toca a la defensa
del territorio, sobre su persona recaía el mando supremo de las fuerzas de mar y de tierra, incluido el mando
de las Reales Armadas que llegaran desde España con sus almirantes, como lo ordenaba la cédula del 17 de
enero de 1593.
Con respecto a sus funciones legislativas, podía crear leyes mediante ordenanzas. Éstas, sin embargo, no
podían contradecir las que dictaba el propio monarca o el Consejo de Indias en su nombre.
Los virreyes eran designados como propuesta del Consejo de las Indias. Debían proceder de la alta nobleza.
La corona española eligió sus mejores servidores para que ocuparan este cargo que significaba una gran
responsabilidad. El virrey era el representante personal del rey y por lo tanto depositario del Poder real.
Las capitanías generales fueron territorios dirigidos por un jefe militar que desarrollaba el poder civil y judicial.
Durante la Colonia eran cuatro capitanías generales: Santo Domingo, Guatemala, Venezuela y Chile.
Por último, las gobernaciones eran gobiernos creados en territorios ya pacificadas. El poder lo ejercía el
presidente de la Real Audiencia, como era el caso de Ecuador y Bolivia.
Teniente de gobernador: Era el encargado de ejecutar soberanía y establecer poblados en nombre del
Gobernador.
Por ejemplo, Francisco de Aguirre siempre cumplió celosamente las tareas encomendadas por Valdivia. El 20
de junio de 1549 fue nombrado teniente de Gobernador de La Serena, con la orden de refundar y repoblar la
ciudad que había sido destruida por los indígenas en enero anterior, y también se le entregó el derecho de
conceder encomiendas .
5) Las Audiencias
La Real Audiencia era el supremo tribunal de justicia durante la época colonial. Fue un organismo político-
administrativo que residía en las principales ciudades de América. Formado por cuatro oidores o magistrados,
era tribunal de primera instancia en algunos casos, y de apelación de las sentencias de los jueces inferiores.
Las Audiencias fueron el más alto Tribunal Judicial de Apelación en las Indias, con jurisdicción civil y criminal y
con amplia competencia, ya que ésta solía extenderse a la jurisdicción eclesiástica. Sobre la Audiencia sólo
estaba el Consejo de Indias, al que se podía recurrir únicamente en casos de muy elevada cuantía.
Las Audiencias tenían, además, que ocuparse de casos especiales, como los pleitos relativos a los intereses
de los indios, para los que solían reservar dos días a la semana. En éstos, los naturales estaban exentos de
gastos procesales y se les designaban abogados especiales para que los representaran.
Lo mismo ocurría con los recursos de fuerza (apelaciones a la justicia seglar ordinaria); éstos podían
presentarse por los abusos cometidos en las decisiones judiciales de un tribunal eclesiástico. Le correspondía
juzgar, en primera instancia, los juicios eclesiásticos de carácter secular, como los problemas relativos a la
disposición de los diezmos, a las tierras de la Iglesia y otros semejantes. También veía las causas por los
delitos cometidos por eclesiásticos que estaban regidos por la ley civil.
Finalmente, conocía, en primera instancia, los casos en que estuvieran en juego los intereses de la Corona y
sus funcionarios, y en los llamados casos de corte, que eran una medida de protección al interés social.
Debían ventilarse ante la Audiencia y no ante el tribunal del domicilio del demandado y constituían un
privilegio en favor de los pobres, personas desvalidas y otras que litigaban en inferioridad de condiciones
Cada Audiencia tenía un presidente, cargo que generalmente era ejercido por la autoridad política o militar de
la zona. Así, el virrey o el gobernador, en su caso, presidieron las Audiencias ubicadas en la capital de su
Los oidores eran los funcionarios que conformaban la Audiencia. Tenían por misión oír a las partes y a las
Durante el siglo XVI las autoridades españolas llevaron a cabo una activa política de fundación de Audiencias
en los territorios donde se fue asentando la conquista. De este modo, a fines del siglo, había tribunales
territorio americano: la de México (1527); la de Lima (fundada en 1542); Bogotá (1549), y Buenos Aires
(1782).
6) El Cabildo
Fue una de las primeras instituciones que España llevó a América. Fueron el trasplante a América de los
municipios españoles de la Edad Media, los cuales eran cuna y defensa de las libertades populares. Los
cabildos eran instituciones urbanas que existían en Castilla. Apenas los españoles fundaban una ciudad, se
nombramiento de ésta, y -caso único- no del rey (debe recordarse que todos los nombramientos los hacía
personalmente el rey). El cabildo se ocupaba del gobierno de las ciudades. (Ver Cabildo).
Títulos y jerarquía
Durante los primeros tiempos de la conquista era corriente que capitanes exploradores, descubridores y
conquistadores usaran el título de adelantado. Ejemplos de ellos fueron Vasco Nuñez de Balboa, adelantado
del Mar del Sur, en 1514; Pedro de Alvarado, en 1527, adelantado, gobernador y capitán general de
Guatemala; Diego de Almagro en 1535, adelantado, gobernador y capitán general de Nueva Toledo (Chile).
El título de adelantado iba asociado con el de gobernador y capitán general, porque a quienes se les otorgó el
territorio.
Estos gobernadores, llamados “lugartenientes” generalmente tuvieron la facultad de repartir las tierras y los
solares, otorgar encomiendas de indios, dictar ordenanzas y ejercer la jurisdicción civil y criminal; en síntesis,
la suma del poder. Tenían funciones y atribuciones muy parecidas a las del virrey. Eran nombrados por el rey,
en consecuencia eran su representante personal. Su jefe inmediato era el virrey, pero podía dirigirse
gobernaciones se mantuvieron con carácter de subordinadas a los virreyes, con lo cual perdieron la iniciativa y
se transformaron sólo en órganos administrativos que repetían, en jurisdicciones más pequeñas, las funciones
de gobierno ejecutivo que el virrey cumplía en la zona de residencia del virreinato. Esta dependencia, aunque
mantuvo la norma de un gobernador nombrado por el rey, implicó que, en determinados casos, este
Lo mismo pasó con el cargo de capitán general, primero asociado de adelantado y gobernador, y más tarde,
reservado para algunos gobiernos con zonas dominadas por indígenas guerreros y rebelados con
El cargo de presidente tenía directa relación con todas las Audiencias en las cuales era ejercido por los
virreyes o por los gobernadores. Sin embargo, adquiría especial importancia en las Audiencias subordinadas o
presidenciales.
Durante el siglo XVIII, a raíz de las reformas introducidas por la nueva dinastía de los Borbones, se creó el
cargo de intendente, institución de origen francés, implantada y experimentada previamente e España desde
1749. Este funcionario, que sustituyó a gobernadores y corregidores, recibió facultades relacionadas con el
El oidor era nombrado por el rey y actuaba en la administración colonial a través de la Audiencia. Un oidor
debía recorrer la provincia con el fin de controlar la realización del buen gobierno del territorio. Asesoraba al
El corregidor era el funcionario que representaba la autoridad real y presidía el Cabildo. Además administraba
justicia en las ciudades pequeñas. Existían, también, los corregidores de indios que tenían autoridad sobre la
El reinado de los Reyes Católicos (1469-1516) marca el límite entre la Edad Media y la Edad Moderna. Se
• el municipio era la base territorial y estaba dominado por la nobleza, las atribuciones del municipio eran muy
• el corregidor era una especie de gobernador civil con mayores poderes, su función era ejercida por la bajo y
media nobleza;
• el señorío territorial y señorial representaba la delegación del poder real en favor de un particular (más de la
• el Rey: la autoridad real recibía una sanción religiosa y civil, tenía carácter absoluto (no estaba obligado a las
leyes ordinarias, sólo a las morales y divinas); los poderes autónomos de que estaba dodata la sociedad se
• las Cortes representaban el reino y eran el órgano de colaboración con él, hacían jurar los fueros a los reyes
• los Consejos eran órganos asamblearios consultivos encargados de asuntos específicos: Consejo de
pontificio por el control de dominios discutibles: retención de bulas, inmunidades, patronato sobre las iglesias,
recursos de fuerza, los reyes de España reclamaban a la Iglesia los derechos a presentación de cargos
eclesiásticos, pase regio y recursos de fuerza. Las interferencias entre Iglesia y Estado eran jurisdicionales,
económicas y políticas.
Incorporación de las Indias Occidentales al reino de Castilla
«La América Hispana no estaba compuesta de “colonias”. La corona de Castilla no llamó nunca “colonias” a
sus “reinos de Ultramar”; sino “reinos de las Indias”. Y un maestro vasco de la Universidad de Salamanca,
comparaba, en 1529, la soberanía y dignidad política de esos “reinos” indianos, con las de los reinos europeos
de Francia, Castilla y Venecia. Para reforzar impresiones, vale la pena comparar la rica cultura que floreció en
la América española durante los siglos XVI, XVII y XVIII, con la escasa producción artística y literaria de la
América inglesa, que sí era colonia.» [Hamilton, Carlos: Historia de la literatura hispanoamericana. Madrid:
Las tierras conquistadas hasta el 1518 se consideraron jurídicamente adquiridas a título personal mitad por el
rey Fernando de Aragón (Fernando el Católico), mitad por la Reina Isabel de Castilla (Isabel la Católica) y se
A partir de 1519, las llamadas Indias Occidentales fueron incorporadas al reino de Castilla como parte
«Los flamencos que llegaron a Castilla con Carlos I demostraron una brutal voracidad de mercedes, que el rey
les concedió sin chistar y que constituyeron un verdadero escándalo; entre ellas figura la concesión de
licencias en exclusiva para llevar esclavos a las Antillas, y que apenas obtenidas las vendieron a altos precios
a negreros genoveses; el resultado fue que, por encarecimiento de la mano de obra, las plantaciones de caña
Las irresponsables y estrafalarias concesiones reales a los flamencos de su entorno fueron tantas que en la
Corte se temió el traslado de Sevilla a Flandes de la Casa de Contratación de las Indias [fundada en 1503
Los colones de la isla Española, recelando que en tal tesitura el rey fuese capaz de regalar o vender las
tierras que había heredado en el Nuevo Mundo, dejándoles sometidos a otro príncipe y a otras leyes que las
castellanas, solicitaron del monarca la incorporación de las Indias Occidentales al reino de Castilla, con la
promesa de que jamás serían enajenadas; de ese modo se aseguraban de que sus tradiciones e intereses
quedarían preservados. La petición halagó al rey, y en 1519 quedó conformado que las Indias formaban parte
inalienable de Castilla.» [Guillermo Céspedes: “La conquista”. En: Carrasco, Pedro / Céspedes, Guillermo:
Lo que no impidió que en 1524 el rey concediera a genoveses y alemanes, súbditos suyos como emperador,
En 1528, los Welser, una familia alemana de banqueros de Augsburgo, eran los principales prestamistas del
emperador Carlos V, a los que éste había tenido que recurrir para financiar sus guerras contra Francia, los
otomanos y los protestantes alemanes. Fue así como el Carlos V fue contrayendo una enorme deuda con los
Welser. Para pagarla, firmó con ellos en 1528 una capitulación que les otorgaba la conquista de Venezuela,
con derecho a nombrar gobernadores, así como el monopolio de introducción de esclavos negros y el derecho
“Reinos de Indias”, como se denominaba oficialmente al Nuevo Mundo, era idéntico al de los demás Estados
de la Monarquía Hispánica.
En los primeros tiempos, la Corona delegó muchas de sus atribuciones en personas particulares al no poder
hacerse cargo directamente de la empresa americana. El rey, dueño nominal del Nuevo Mundo, cedía sus
derechos de conquista sobre un territorio determinado a un particular a cambio de un porcentaje sobre los
beneficios que se obtuvieran (el famoso quinto real). El contratante, por su parte, se comprometía a correr con
todos los gastos de la conquista, exigiendo como compensación amplios poderes militares, civiles y criminales
que conservaría mientras viviese. No obstante, una vez consumada la Conquista, el rey recuperó rápidamente
El gobierno de las Indias se ejercía mediante dos tipos de instituciones: las generales, comunes para toda
América, y las locales. Las primeras estaban en la Península Ibérica, y las segundas se repartían a lo largo y
ancho del continente.» [Vázquez, Germán / Martínez Díaz, Nelson: Historia de América Latina. Madrid:
Sociedad General Española de Librerías, 1990, 111-112]
La Corona castellana, al monopolizar los derechos de descubrimiento y soberanía sobre los nuevos territorios,
quiso controlar también la emigración a ultramar. El tráfico castellano con América se centralizó en Sevilla,
donde el rey tuvo un representante y pronto creó su Casa de la Contratación de las Indias occidentales en
1503, a imitación del modelo lusitano de la Casa de Guiné e Mina, más tarde Casa de India. La Casa de
contratación tenía un carácter económico. Sus objetivos principales eran: organizar y controlar el tráfico
marítimo, recaudar los impuestos de la Corona sobre el transporte de mercancías y viajeros, juzgar los delitos
civiles y criminales cometidos durante los trayectos trasatlánticos o en contra de las leyes que regulaban la
navegación de las Indias, y el de regular y vigilar el movimiento migratorio a las Indias. El empeño por
controlar el traslado de los pasajeros a América permitió acumular una documentación de gran interés para
Los orígenes de este máximo órgano consultivo del gobierno de Indias se remontan a 1517, fecha en la que
los responsables de la política americana se independizaron del Consejo de Castilla. Pero el Consejo Real y
Supremo de Indias no adquirió su forma definitiva hasta el reinado de Felipe II. Creado en 1524 para atender
los temas relacionados con el gobierno de los territorios españoles en América. En 1834 resultó
definitivamente suprimido.
En 1568 se concretaron las cuestiones a las que el Consejo había de hacer frente. Las competencias del
Consejo abarcaban todas las facetas del gobierno de América, salgo la militar y la económica (Guerra y
Hacienda), encomendadas a la Junta de Hacienda de Indias y a la Junta de Guerra de Indias.
El Consejo de Indas realizó una extraordinaria tarea legislativa, adaptando las leyes castellanas a las
necesidades del Nuevo Mundo y elaborando otras nuevas en caso de necesidad. Hizo una permanente
revisión del extenso cuerpo legislativo que se iba acumulando desde el inicio de la política indiana. El Consejo
Una gran parte de la legislación de Indias tenía como objeto la protección de la población indígena: Leyes de
Burgos (1515), las Ordenanzas sobre el buen tratamiento a los indios (1526), las Leyes Nuevas (1542). Para
hacer cumplir estas leyes se creó la figura del Protector de indios, cargo que desempeñó Bartolomé de las
Casas.
A principios del siglo XVIII, con la reforma de la administración pública llevada a cabo por el primer rey de la
Casa de Borbón, Felipe V, el Consejo de Indias pasó a depender, en tanto que órgano superior de justicia
para las colonias americanas, de la Secretaría de Estado y de Despacho de Marina e Indias. En medio de la
desde 1809 hasta el final de la misma, en 1814, para desaparecer de la estructura organizativa del Estado
español, de forma definitiva, en 1834.
Los CABILDOS
La base política de la colonia la formaban los cabildos, instituciones municipales que en su día constituirían la
base de los movimientos emancipadores. Ya dijo algún autor que España sembró cabildos en toda
El cabildo americano era un organismo dedicado al gobierno de las ciudades de la América hispana. En teoría
estaba elegido por los vecinos, pero estuvo muy mediatizado por los virreyes. Tenía carácter colegiado y
estaba basado en el modelo español de ayuntamiento o cabildo castellano medieval. Cada cabildo estaba
constituido por un conjunto de vecinos elegidos por sus conciudadanos cabezas de familia, que en la mayoría
de los casos fue sólo un planteamiento teórico. Estaba formado por de 6 a 12 regidores y dos alcaldes
mayores.
A partir de 1591, los cargos también podían ser adquiridos a través del sistema de venta de oficios, hasta
convertirse en vitalicios y hereditarios. Los cargos de alcaldes y regidores se elegían anualmente. Para
controlar este sistema de cabildos colegiados, eran nombrados por el rey o el virrey los llamados corregidores
o alcaldes mayores, que no podían ser vecinos de la ciudad en la que ejercían ni poseer tierras ni en ella ni en
su distrito. También había corregidores de indios, dedicados al gobierno de las poblaciones indígenas.
Durante los primeros años de la vida de las ciudades, los cargos del cabildo fueron ocupados por los
encomenderos, que posteriormente fueron sustituidos por las elites económicas hasta convertirse en muchos
casos en monopolio de las oligarquías, cuyos componentes se iban eligiendo entre sí un año tras otro. Estas
siglo XIX. Estos cabildos, que se consideraban depositarios de la autoridad de la nación, fueron el preludio de
Las AUDIENCIAS
Como eslabón intermedio entre los cabildos y el virrey, estaban las audiencias, que eran un organismo
colegiado integrado por jueces, denominados oidores, con la función de administrar justicia y actuar como
tribunales de apelación en las diferentes provincias. Más tarde se añadió un fiscal. En el orden jerárquico,
ocupaba un lugar por debajo del virrey, aunque mantenía un alto nivel de independencia. Las audiencias
americanas tuvieron mayores competencias que las españolas, que sólo actuaban como tribunales de justicia.
Con el título de audiencias gobernadoras, ejercieron el mando en las primeras áreas conquistadas, antes de la
formación de los virreinatos. Su principal cometido fue reforzar la autoridad real frente al poder que
reclamaban los conquistadores, así como consolidar el gobierno colonial tras un periodo inicial de formación.
En estos casos, desempeñaban al mismo tiempo la función de gobierno y la de justicia, llegando a veces a
Con precedentes en el bajo Imperio Romano (audientia principis, audiencias episcopales) y en el aula regia de
los visigodos, las audiencias o chancillerías aparecen en los reinos hispánicos en la baja Edad Media como
tribunales inapelables y generadores de legislación en los que el rey, asesorado por miembros de la Corte,
imparte justicia personalmente. Fueron reorganizadas a principios de la Edad Moderna (reinos de Castilla y
Aragón). La audiencia se componía de juriconsultos (oidores para asuntos civiles, alcaldes del crimen para
La Audiencia de Santo Domingo (actual República Dominicana) actuó desde 1524 hasta 1527.
asesoramiento. Pero su función fundamental era la judicial y actuaba con independencia del propio virrey. En
cuanto a la Hacienda, la audiencia tenía la misión de cuidar de los intereses de la Corona. La audiencia
La GOBERNACIÓN
En algunos países, territorio que depende del gobierno nacional: las gobernaciones en la antigua América
gobernador y por un asesor letrado si no sabía de leyes. Ambos cargos solían ser nombrados por el propio
gobernador. Generalmente el gobernador recibía también el cargo de capitán general, que aparejaba el
mando militar.
La gobernación fue sobre todo un instrumento de controlde la Corona. El primer gobernador de una provincia
era el conquistador que la había sometido, el cargo de gobernador se incluía en las capitulaciones. Cuando
fallecía el primer gobernador (conquistador), el rey recobraba el cargo y nombraba un funcionario para ejercer
la gobernación por un periodo de tres u ochos años. El gobernador era la máxima autoridad administrativa y
judicial de una región, su cargo incluía también el control militar de la provincia, aunque esta función la
Los VIRREINATOS
Virrey era el título utilizado en España, Portugal, Gran Bretaña y Francia para denominar al representante de
la monarquía en el gobierno de los reinos situados fuera de los propios límites fronterizos.
En la Edad Media, en los antiguos reinos de la corona de Aragón, el virrey gobernaba en ausencia del rey,
asumiendo sus funciones como “otro yo” del soberano. Este cargo aparece a principios del siglo XV en
España y tiene muchas veces carácter transitorio. Respondía a las necesidades de la administración de la
Corona de Aragón, en la que el monarca era rey de todos y cada uno de los diferentes reinos que quedaban
incorporados a la Corona: Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca, así como de las conquistas realizadas fuera
Al residir los reyes en Castilla, durante el siglo XVI, la institución del virreinato o virreino se hizo permanente,
si bien se tendió a reforzar su carácter administrativo, como lugarteniente general. El cargo pasó a la América
colonial a partir de 1535. El título recayó en miembros de la nobleza castellana, y conllevaba amplios poderes
y elevada dignidad.
Ya antes del descubrimiento de América, el convenio que los Reyes Católicos firmaron con Cristóbal Colón en
las Capitulaciones de Santa Fe (1492) otorgaba a Colón los oficios de almirante, virrey y gobernador en
cuantas islas o tierra firme descubriera. A pesar de este nombramiento y del que mantuvo su hijo Diego Colón,
el título y sus definitivas competencias no quedaron fijados hasta 1535.
Los virreyes eran elegidos entre los miembros de la nobleza española, especialmente la castellana y
solamente en casos muy contados fueron nombrados para desempeñar el cargo personajes nacidos en
América (criollos). A veces y con carácter interino, ocupaban este puesto eclesiásticos, especialmente
arzobispos, mientras llegaba desde España el nuevo virrey nombrado por el monarca. El periodo de mandato
Las atribuciones de los virreyes eran amplias, pero estaban oficialmente muy controladas. Los virreyes
carecían de la independencia necesaria para actuar con iniciativa propia. A veces se originaban disputas por
la competencia por la confusión de funciones con los gobernadores y capitanes generales. Al final de su
La Corona instituyó las “visitas” para controlar a sus funcionarios, incluido el virrey. El “visitador” era nombrado
para el caso por el mismo rey y tenía que informar al rey sobre los abusos cometidos por las autoridades,
proponiendo las reformas necesarias. El virrey estaba obligado a rendir al rey de España cuentas de todos los
Tras la conquista de México y transcurridos los primeros años del gobierno de Hernán Cortés, el emperador
Carlos V nombró a Antonio de Mendoza virrey de Nueva España y presidente de la Real Audiencia de México.
Sus sucesores tendrían además el título de capitán general, que en aquella época todavía pertenecía a
Cortés. La jurisdicción del virreinato novohispano llegó a incluir desde La Florida y California hasta Panamá, y
Virreinato del Perú (1542) resto del continente, excepto la costa venezolana y las Antillas, que pertenecían a
En 1542 se fundó el virreinato del Perú, cuyo primer virrey, Blasco Núñez Vela, fue nombrado el 28 de febrero
de 1543, y su jurisdicción se extendió desde Panamá hasta los actuales territorios de Chile y Argentina.
En 1717 se creó el virreinato de Nueva Granada, que fue disuelto en 1723 y vuelto a crear, ya definitivamente,
en 1739.
Virreinato del Río de la Plata (1776) Argentina, Uruguay, Paraguay y parte de Bolivia.
En 1776, finalmente, se creó el virreinato del Río de la Plata. Estos dos últimos virreinatos se formaron a partir
Hasta la llegada de Diego Colón como gobernador a Santo Domingo (1509), la sociedad antillana estaba
constituida por inmigrantes de la clase humilde procedentes de Andalucía occidental y Extremadura, algunos
vascos, aragoneses, genoveses, esclavos negros hispanizados y gentes de varia procedencia. El mestizaje
racial ya se había iniciado, ya que la mayoría de los inmigrantes llegados de Europa eran solteros.
Llega Diego Colón, acompañado de su esposa, de familia noble, y comienza a constituirse una sociedad
estamental al estilo castellano. La élite del poder la formaban los funcionarios reales. Los repartimientos y
encomiendas de indios, servirían de base a una jerarquización social, apoyada en los siguientes factores; la
condición de hidalgo, a falta de nobles, era la más apreciada por los gobernadores; los lazos de amistad y
paisanaje con los que ejercían el poder; la veteranía y experiencia en la frontera del baquiano. Primero
estaban los funcionarios públicos y los clérigos, les seguían en influencia los encomenderos y misioneros,
continuación estaban los propietarios de plantaciones o de ganado. En los niveles más inferiores estaban los
técnicos mineros, los empleados y criados, los artesanos, los aventureros, los vagabundos.
Un tipo social de gran importancia en la conquista y colonización de América fue la figura del llamado
baquiano, el veterano que conocía bien el terreno, los caminos, las trochas y los atajos. Derivado del árabe
baqiya ‘el resto, lo restante’: hombres de baquía parece haber indicado primitivamente los que quedaron en
América de expediciones anteriores, y por lo tanto conocían ya el país, de modo que eran de gran utilidad
para dirigir, guiar y orientar a los recién llegados de la península. El baquiano, el conocedor del terreno,
comenzó siendo cazador de esclavos para los trabajos en las minas, pero abrió el camino para
asentamientos. Los baquianos, odiados y temidos por los indígenas, despreciados como rudos y crueles por
muchos castellanos en el Caribe y en la Península, terminaron por ganarse el respeto de no pocos de sus
socios, amigos, cómplices y aun enemigos y a hacerse imprescindibles. Eran tipos curtidos y resistentes a las
adversidades climatológicas, de gran tenacidad y bravura. Estos triunfadores se volvieron cada vez más
ambiciosos, líderes testarudos, prestos a jugarse la vida –sin miedo y sin temeridad– primero por dinero, luego
también por alcanzar prestigio social y poder político.
La evangelizacion en el periodo
hispánico. Dificultades y límites de la
labor apostólica
No cabe duda de que tanto la práctica regular como la comprensión cabal de los
sacramentos son señales inequívocas de una participación activa en la vida
cristiana. Desde esa perspectiva, el análisis de los problemas que se suscitaron en
su administración y de las interpretaciones erróneas que, por motivos diversos,
cundieron entre los naturales --incluídos los neogranadinos-- permite acercarse a
una puesta en valor de los esfuerzos de la primera Iglesia misionera y de los
límites del éxito de la tarea asumida.
Por otra parte, un abanico de malas interpretaciones concebidas por los naturales
sobre fundamentos de diversa índole influyeron negativamente sobre la correcta
inteligencia de cada sacramento en particular. Veamos algunos ejemplos.
BAUTISMO
En el caso del bautismo, puerta de entrada a los demás, los eclesiásticos que
tomaron contacto con las áreas centrales no sopesaron la posibilidad de que,
dentro de la angustia del esquema de conquista, la recta intención con la que el
indio se acercaba al sacramento no fuese tal. El temor al amo español y a su Dios
poderoso --que parecía haber triunfado sobre los dioses locales--, la necesidad de
congraciarse con ambos, la tentación de llevar como los blancos un nombre
cristiano o de tener por padrino a algún español de alcurnia, hubieron de haber
empujado a más de uno a pedir el bautismo sin una firme convicción interior y sin
comprender con claridad las obligaciones que importaba el carácter indeleble de
cristiano. Los laicos participaron activamente en esta primera evangelización un
tanto apresurada. Al respecto, resulta esclarecedor el caso de las indias
bautizadas en vista del escrúpulo del español a cohabitar con infieles, práctica que
los eclesiásticos consideraban circunstancia agravante. En 1535, el obispo de
Cartagena de Indias se quejaba de que muchos de sus fieles tenían la costumbre
de bautizar a las indígenas "para poder echarse con ellas -dice- sin ser enseñadas
en las cosas de la fe, y así bautizadas se han huído algunas veces de los indios
cristianos y se han vuelto a sus pueblos", con riesgo de apostasía. Igualmente
dudosa resultó la enseñanza impartida a los indios a quienes se bautizaba durante
las expediciones de conquista. Refiriéndose a tales bautismos, Fernández de
Oviedo apostaba un peso por cada indio que "diese razón de sí como cristiano",
contra un maravedí por el que no recordase siquiera el padrenuestro o el avemaría
y pronosticaba una notable ventaja monetaria a su favor.
Como en el resto de Hispanoamérica, la reacción de la legislación canónica fue
inmediata: las sinodales de fray Juan de los Barrios de 1556 fijaron en dos meses
el tiempo de preparación para los adultos, mientras que el Catecismo de Zapata
de Cárdenas insistió en la necesidad de que, antes de recibir el sacramento, el
indio comprendiera cabalmente su sentido. Respecto de las malas
interpretaciones, la más extendida fue la visión mágica del sacramento vinculada a
la idea de que el bautismo provocaba la muerte, o, en el extremo opuesto,
concedía la salud corporal: esto significaba, en suma, suponer que el bautismo
actuaba sobre el cuerpo y no sobre el alma. El error se originó en el celo de los
misioneros que entraron en las áreas marginales por bautizar (mientras
preparaban al resto) a recién nacidos y a pequeños y adultos enfermos. Como
muchos de los bautizados morían, no tardaron los naturales en considerar que
aquella ceremonia extraña que los recién llegados repetían sobre sus congéneres
no era más que un auxiliar para sus sortilegios mortíferos. De este modo, el
sacramento pasó a ser sinónimo de ceremonia fatal y los misioneros, "asesinos"
que buscaban con ansias a grandes y a niños para que nadie escapara con vida.
MATRIMONIO
Pese a que la legislación canónica obligaba a los curas a aprender las lenguas
generales e, incluso, las particulares de cada grupo, el desconocimiento lingüístico
fue una de las dificultades que tocó más de cerca al sacramento de la confesión.
Aunque ajeno en este caso a los naturales, el problema atentó seriamente contra
la integridad del sacramento. Las malas interpretaciones derivaron, básicamente,
de dos cuestiones. Por una parte, de un generalizado concepto material de
"pecado", al que entendían no como una mancha que aquejaba al alma, sino
como una forma de intoxicación que invadía al cuerpo a causa de la violación de
algún tabú grupal y que les acarreaba, por tanto, un castigo (enfermedad, muerte,
pestes, sequías, hambre, etc.). Esta noción constituida en sustrato del sacramento
cristiano influyó, y no poco, en los resultados obtenidos por el grupo
evangelizador. Por otra parte, se relacionaron con la dificultad demostrada por los
indígenas para comprender los postulados dogmáticos sobre los cuales se
apoyaba la confesión, sobre todo, la disposición interior requerida para que el
pecado les fuese perdonado (examen de conciencia, contrición, propósito de
enmienda, cumplimiento de la penitencia impuesta). La falta de examen de
conciencia, por ejemplo, solía imposibilitarles una enumeración cuidadosa de las
faltas, y el ocultamiento de pecados por vergüenza --en general carnales--, por un
temor erróneo al castigo corporal por lo confesado, o por malicia --vinculados,
sobre todo, al mantenimiento de idolatrías-- invalidaba el sacramento sin que
pudiera descartarse la posibilidad de inmediatas comuniones sacrílegas.
COMUNION
Eucaristía, sobre todo fuera del tiempo pascual, fue sumamente lento, y
probablemente no se haya logrado a lo largo del período. El viático no hubo de
correr mejor suerte.
No obstante la parquedad de las fuentes, la mala interpretación más común hubo
de ser, en este caso, la derivada de la incomprensión del misterio de la
transustanciación: parece innegable que muchos naturales se inclinaron a creer
que, en el momento en que el sacerdote elevaba la Hostia, Cristo en persona
descendía del cielo para introducirse en ella. No de otra forma se explica la
preocupación de cierto cacique del Orinoco quejoso de que su miopía le impedía
ver el momento en que el Hijo de Dios bajaba desde lo alto. No estuvo exenta la
comunión de interpretaciones de tipo mágico: algunos hechiceros orinoquenses,
por ejemplo, sentenciaron que tanto la muerte a consecuencia de una peste de
cuarenta párvulos bautizados, como la enfermedad de romadizo que cundía entre
los adultos, se debían a la asistencia del pueblo a la misa e instaron a ultimar al
cura "para matar la enfermedad". En el polo opuesto, indios de las misiones del
Marañón suponían que la misa era un medio eficaz para preservarse de
desgracias y "tenían por mal agüero el dejarla".
EXTREMAUNCION
CONFIRMACION
Poco se conoce tanto sobre las dificultades como sobre las malas interpretaciones
relativas al sacramento de la confirmación, el peso de cuya administración recayó
únicamente, al menos hasta mediados del siglo XVIII, sobre las espaldas del
obispo. La más corriente parece haber sido la de reiterar el sacramento
desconociendo su carácter indeleble, probablemente por la satisfacción de contar
con el patrocinio de más de un padrino o madrina. Fuera de ello, entre algunos
grupos no faltó la visión mágica que convirtió al crisma en responsable de dolores
de cabeza, pestes y muerte.
CONCLUSIONES
ACERCA DE BANREPCULTURAL
BANCO DE LA REPÚBLICA
ACCESIBILIDAD
TRANSPARENCIA
NOTICIAS
PRENSA
PUBLICACIONES
La publicación de un libro en una editorial universitaria supone diferentes acciones, indispensables para
garantizar su calidad y promover su circulación entre los lectores. Estas acciones constituyen el proceso
editorial. Se pueden agrupar en cuatro grandes etapas: selección, producción, impresión y posproducción.
Algunas acciones involucran a los autores, otras a los editores y otras a ambos.
PRIMERA ETAPA. SELECCIÓN
Presentación de propuestas
Si usted tiene interés en presentar un manuscrito en Ediunc, el primer paso es conocer el Catálogo y
sus Colecciones para evaluar si es acorde con su propuesta. Luego deberá consultar las fechas establecidas
anualmente para la presentación de propuestas, que podrá encontrar en la sección Calendario de este sitio
web.
Usted podrá adecuar el manuscrito a la normativa de los instructivos 1 Manual de estilo para originales, 2
Citas y bibliografía y 3 Indicaciones técnicas para imágenes, disponibles en la sección Requisitos. Esta
condición no es obligatoria en esta etapa, pero sí cuando la propuesta ha sido aprobada. Asimismo,
sugerimos la lectura y utilización de los instructivos disponibles en la sección Recursos para autores, que
han sido realizados para ayudar al autor en el proceso de escritura de un libro.
Evaluación de propuestas
Luego de que usted presenta el manuscrito, el trabajo es revisado por el Comité Editorial de Ediunc y por
expertos en la temática. Esta etapa culmina con la aceptación o el rechazo de la propuesta.
Presentación de proyectos
Además, el original (textos e imágenes) deberá adecuarse, si no se hubiera hecho desde un comienzo, a los
instructivos 1 Manual de estilo para originales, 2 Citas y bibliografía y 3 Indicaciones técnicas para
imágenes. Deberá presentar también el índice completo de la obra, con todos los títulos, principales y
secundarios, de capítulos y apartados.
El equipo profesional de Ediunc definirá en qué colección, formatos y soportes será publicado el proyecto
(según el género textual, los contenidos y el público al que se dirige). Se podrán establecer también, en
acuerdo con el autor, otros textos e imágenes que enriquezcan el trabajo.
Corrección de estilo
El objetivo de esta etapa es fijar el texto que ingresará a la etapa de diseño gráfico. El Departamento de
corrección y edición solicitará al autor las aclaraciones que considere necesarias y podrá realizar correcciones
y modificaciones.
El Departamento de diseño de Ediunc maqueta las páginas interiores del libro con los textos e imágenes
definitivos y diseña su tapa o cubierta. Las imágenes que integren el libro habrán sido aportadas por los
autores o por la editorial de común acuerdo.
Es el momento también de la redacción de los textos que acompañarán a los contenidos del libro: el título
definitivo, la contraportada y las solapas, lo que será realizado por el equipo editorial de Ediunc.
Aprobación definitiva por parte del autor
Ediunc entregará al autor una copia del libro ya diseñado, en formato digital (pdf), para su revisión final. Los
autores o autoras deberán revisar y aprobar los contenidos.
Una vez que Ediunc cuenta con la versión final del libro, se gestionará la impresión o edición digital. Se inicia
el trámite de registro legal (solicitud de Ediunc ante el organismo correspondiente) y se establece un acuerdo
de edición con los autores (costos, tirada, distribución, etc.).
Los autores firmarán una cesión de derechos autorizando a Ediunc a reproducir, distribuir y vender la obra.
Una vez finalizado el proceso de edición propiamente dicho, y que el libro ya está producido en algún soporte
(impreso o digital), Ediunc, en acuerdo con el autor, realizará la presentación, difusión y distribución de la
obra.
La editorial cuenta con estrategias y protocolos de comunicación y promoción, generados por su equipo de
profesionales para todas las piezas que emite. Los autores no deberán realizar producciones o promociones
no acordadas con la editorial para el lanzamiento y difusión de los libros.
Tiempo estimado total del proceso de publicación desde la recepción de la propuesta: entre 7 y 16 meses
(según la complejidad del proyecto).
José Martí describió su obra así: “Original para inventar, osado para
componer, hábil para colocar, alejar y acercar, dar perspectivas; oscuro
en el color, seguro en el dibujo…”