La oxidación completa de un combustible metabólico como la glucosa
C6H12O6 + 6 O2 6 CO2 + 6 H2O
libera considerable energía (∆Go’= - 2,850 kJ/mol-1). El metabolismo oxidativo
procede de una forma paso a paso, por lo tanto, la energía libre que se libera puede recuperarse de una forma controlada en cada paso exergònico del proceso global.
Estos “paquetes” de energía se conservan mediante la síntesis de unos pocos
tipos de intermediarios de “alta energía” cuya degradación exergonica subsecuente conduce los procesos endergonicos. Por consiguiente, estos intermediarios forman una especie de “moneda” de energía libre, mediante la que las reacciones que producen energía libre, como la oxidación de la glucosa, “pagan por” los procesos que consumen energía libre en los sistemas biológicos.
La célula utiliza varias formas de moneda energética, incluidos los compuestos
fosforilados como el nucleótido ATP (la moneda energética principal de la célula), compuestos que contienen enlaces tioèster y las coenzimas reducidas como el NADH. Cada uno de estos representa una fuente de energía libre que la célula puede utilizar de varias formas, incluida la síntesis de ATP.
El intermediario de “alta energía” adenosintrifosfato (ATP) se encuentra en todas
las formas de vida conocidas. El ATP presenta una mitad adenosina (adenina + ribosa) a la que se le unen en forma secuencial tres grupos fosforilos (-PO23) por medio de un enlace fosfoester seguidos de dos enlaces fosfoanhidrido. La importancia biológica del ATP yace en el gran cambio de energía libre que acompaña la escisión de los enlace fosfoanhidrido. Esto tiene lugar cuando un grupo fosforilo se transfiere a otro compuesto, dejando ADP, o se transfiere el grupo nucleotidilo (AMP), dejando pirofosfato (P2O74-, PPi). Cuando el aceptor es el agua, el proceso se conoce como hidrolisis: