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COLECCIÓN BICENTENARIO: LOS LIBROS DE LA INQUISICIÓN

Beatriz Level
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
bealevel@hotmail.com
Maturín, Venezuela

RESUMEN

El proyecto del Estado venezolano, a través de la Colección Bicentenario, de elaborar y


distribuir textos escolares en todas las escuelas y liceos del territorio nacional,
gratuitamente, ha sido una iniciativa que, incluso desde antes de su creación, parecía haber
sido condenada. Muchas han sido las reacciones en su contra, las cuales van desde quienes
señalan que únicamente persigue intereses ideológicos, como aquellas otras que ponen en
duda su potencial didáctico. De ahí que el propósito central de esta ponencia gira en torno
al análisis de la dimensión ideológica y didáctica de esta colección. Para cumplir con este
fin, como perspectiva teórica, en el aspecto ideológico, se toman las ideas de Apple (1984 y
1986) y como complemento, sobre todo a nivel didáctico, trabajos sobre textos escolares
venezolanos, en el área de lengua y literatura, exponentes de la anterior reforma educativa
que se dio entre 1997 y se prolongó aproximadamente hasta el año 2007 (Level, 2007;
Level, 2009; Level y Mostacero 2011 y Level 2012). En síntesis la ponencia gira en torno
al contraste entre las críticas hechas a la Colección Bicentenario y resultados de anteriores
trabajos sobre textos escolares en nuestro país. Al final, el análisis deja ver que varias de
las deficiencias adjudicadas a la Colección Bicentenario, no son tales o también estuvieron
presentes en las propuestas de las editoriales privadas; con el agravante de que estas casas
editoriales, en muchos casos, sacrificaron su potencial ideológico y didáctico en aras del
lucro económico.

Descriptores: Colección Bicentenario, Textos Escolares, Ideología y Didáctica en Textos


Escolares.
COLECCIÓN BICENTENARIO: LOS LIBROS DE LA INQUISICIÓN

Mientras el libro de texto siga dominando los


programa de estudios, ignorarlo, simplemente por no
considerarlo digno de una seria atención, es vivir en
un mundo divorciado de la realidad.

Michael Apple
Economía política de la publicación de libros de texto

Introducción

A partir del año 2011 comenzó a ejecutarse un programa de entrega de textos


escolares en las escuelas y liceos públicos de toda Venezuela. Proyecto de elaboración y
distribución de textos escolares, por parte del Estado, a través del Ministerio de Educación,
bajo el nombre de Colección Bicentenario. Iniciativa que despertó, desde sus comienzos,
toda una serie de reacciones, que van desde las que señalan que el surgimiento del
mencionado programa solo responde a intereses ideológicos, poniendo en duda su potencial
didáctico, como aquellas otras, mucho más radicales, que en año 2014, según reseñaron
varios periódicos de circulación nacional, propició la quema pública, en el estado Táchira,
de un considerable número de estos libros. De ahí que el propósito central de esta ponencia
gira en torno al análisis de la dimensión ideológica y didáctica de esta colección.

Problemática en torno a los Textos Escolares Venezolanos: ¿Exclusividad de


la Colección Bicentenario?
Anterior a la polémica sobre la Colección Bicentenario el estudio sobre los textos
escolares en Venezuela fue una temática que despertó poco interés. No obstante, existen
algunos estudios en los cuales se evidencia que los textos escolares de la anterior reforma
educativa, la iniciada a partir del año 1997 y que se prolongó aproximadamente hasta el año
2007, tenían tantos, o más graves problemas, que los actuales. Level (2007) refiere que la
mencionada reforma educativa nunca llegó hasta los textos escolares de lengua y literatura;
no obstante, su presunta adopción fue su principal arma de comercialización, puesto que la
industria editorial tuvo total libertad en la definición de las propuestas –en razón de la
ausencia de políticas estatales- y total dependencia con la lógica de la rentabilidad
económica, lo cual terminó por convertir estos libros en simples mercancías.
Así pues, el conjunto de estrategias que las editoriales desplegaban para hacer de las
escuelas su “mercado” y de los docentes sus “clientes” a nadie pareció preocuparle. Que los
textos escolares de lengua y literatura aportaran un tratamiento obsoleto y descuidado de
aspectos tales como la oralidad, la lectura y la escritura (Level, 2009) no despertó ningún
tipo de interés y que el falso apego a las directrices curriculares se convirtiera en la táctica
que los comercializó tampoco levanto sospechas (Level y Mostacero, 2011).
Paradójicamente con la Colección Bicentenario ocurrió totalmente lo contrario, que el rol
didáctico del texto escolar se encontrase diluido, frente a su avance como mercancía, no fue
objeto de preocupación; que el texto escolar pudiese convertirse en instrumento de
reproducción ideológica, sí causó gran impacto. ¿Por qué el carácter de mercancía del texto
escolar pasó desapercibido? ¿Por qué la perspectiva ideológica preocupó más que la
didáctica?

Proporcionar respuestas a estas interrogantes, primeramente amerita profundizar en


la naturaleza de los textos escolares como artefactos polisémicos, que según Martínez
Bonafé (2002) combinan perspectivas didácticas, ideológicas y mercantiles. Para el autor el
carácter didáctico de estos materiales justifica su existencia y presencia, puesto que se
encuentra ligado a su génesis, en cuanto a su dimensión ideológica, precisa que resulta
innegable por ser un potente dispositivo del discurso educativo; un modo de proyectar
prácticas que ponen en relación formas de poder y de saber y, por último, como apunta
Martínez Bonafé, su carácter de mercancía viene dado por ser una actividad económica de
la industria editorial, estrechamente relacionada con las políticas curriculares. Ahora bien,
sería ilusorio pensar que las tres caracterizaciones, propuestas por el mencionado autor, se
dan en completa armonía entre sí, puesto que indudablemente cada una responde a intereses
diversos.

El texto escolar como producto editorial se rige por las normas del mercado, lo
opuesto significaría su desvanecimiento. De modo que si los textos escolares exponentes de
la anterior reforma educativa subordinaron su dimensión didáctica e ideológica a los
intereses del mercado, gran parte fue responsabilidad del Estado, al descuidar sus políticas
de control y supervisión sobre estas herramientas. De hecho, en agosto del año 2005, el
Ministro de Educación Superior para aquel entonces, Héctor Navarro, declaraba en el diario
El Nacional que los textos escolares en Venezuela dejaron de revisarse desde el año 1995.
Lo cierto es con la Colección Bicentenario, nos encontramos ante un panorama
completamente diferente, puesto que al ser su distribución gratuita quedan descartadas sus
implicaciones mercantilistas. Ello obliga a plantear la discusión en términos ideológicos y
didácticos.

Ideología en los Textos Escolares de la Colección Bicentenario

En primer lugar debemos tener presente que los textos escolares no pueden ser
neutros, puesto que son materiales curriculares y ningún currículo es neutro y que como
enfatiza Apple (1986: 226) “todo currículo tiene sus raíces en el suelo de control social”.
En efecto, toda ejecución de un currículo no persigue otra meta que plasmar y fijar los fines
y objetivos de un determinado proyecto político. Cada gobierno implementa su propio plan
educativo, de acuerdo con sus particulares intereses, y el texto escolar en ese papel de
traductor del currículo actúa como reproductor de esa ideología.

Así pues, el cúmulo de críticas, a nivel ideológico, dirigidas a la Colección


Bicentenario, puede llevar a pensar que los textos escolares, de la anterior reforma
educativa, sí eran neutros. Desde luego, que la ideología que privó en ellos, no fue la que
inspiró la iniciada en 1997, instaurada como alternativa a la situación de deterioro
educativo del momento. No, la ideología que privó en dichos libros fue la filosofía del
razonamiento mercantilista, la cual consistió en negar la propia ideología, escondiéndose
bajo un velo de neutralidad. ¿Por qué estos textos escolares no parecían ser racistas,
sexistas o eurocentristas? ¿Por qué se suprimió de ellos temas controversiales o
conflictivos? La respuesta es sencilla, los responsables de su edición estaban conscientes de
estas vulnerabilidades y si en ellos hubo alguna censura fue aquella que podía influir, de
algún modo, en la aceptabilidad y por ende rentabilidad del producto.

Críticas a la Perspectiva Didáctica en los Textos Escolares de la Colección


Bicentenario
Otra crítica fuerte que se le hace a la Colección Bicentenario es de índole
Didáctica. Muchas son las voces que señalan que estos materiales no son cónsonos con las
exigencias contemporáneas en cuanto a enseñanza y aprendizaje, así como también refieren
que no responden a los directrices particulares de las respectivas áreas curriculares que
respaldan. Aunque habría que señalar que trabajos de investigación que precisen dichos
aspectos, teórica y metodológicamente, son poco conocidos. El desprestigio de que son
objetos estos libros abunda a nivel de apreciaciones, opiniones, comentarios, haciendo falta
un sólido apoyo investigativo. Por ejemplo en el Diario El Impulso, de fecha 14 de julio del
año 2014, aparece un artículo titulado Análisis de la Colección Bicentenario: Textos sin
Atractivo para la Investigación; estudio realizado por dos docentes de la Universidad
Católica Andrés Bello, centrado en los textos escolares del área de lengua y literatura y que
reporta los siguientes hallazgos:

Hay que revisar el tratamiento didáctico de los temas y de las actividades propuestas,
pues en muchos casos resultan descontextualizados y contrarios al enfoque
comunicativo funcional. Cuando hablamos de competencia comunicativa implica
conocer no sólo el código lingüístico, sino también: qué decir, a quién y cómo
decirlo, de manera apropiada, en cualquier situación dada; todo aquello que implica el
uso lingüístico en el contexto social determinado.
Ahora bien, esta descontextualización no es una característica exclusiva de los
textos de la Colección Bicentenario. Level (2007) después de haber estudiado,
individualmente, 1034 actividades repartidas a lo largo de los 38 contenidos conceptuales,
inmersos dentro de los 6 bloques de contenido que estructuraban los libros de lengua y
literatura, sintetiza afirmando que las propuestas de actividades únicamente se encontraban
matizadas por un barniz de cambio “el lenguaje oral apenas si es atendido y la calidad de
dichas actividades deja mucho que desear, lo cual resulta paradójico puesto que la reforma
introdujo como una de sus principales innovaciones una atención especial hacia la oralidad”
(pág. 153). En cuanto a la lectura, refiere la autora, “se circunscribe a la reproducción, no
hay comprensión ni interpretación” (pág. 153). Y finaliza señalando que la escritura a pesar
de ser cuantitativamente la habilidad lingüística predominante, “demostró ser la más
anacrónica; nada diferente a las propuestas de los años setenta y ochenta” (pág. 155).

Más adelante las docentes de la UCAB agregan:


Está presente una gran disonancia entre las páginas destinadas para el contenido de
los temas de la cátedra y las páginas de los textos. Ejemplo: el libro de segundo
grado, presenta 48 páginas de contenido programático y 90 de textos de lectura y el
de quinto grado, presenta 63 páginas de presentación de temas y 100 de diferentes
textos de lectura.
Así pues, contrariamente a la apreciación de las investigadoras, la abundancia de
lecturas en los textos de la Colección Bicentenario es uno de sus aciertos. Zuev (1988)
autor ruso que muchas reflexiones ha aportado con relación a este medio didáctico y el
único que ha proporcionado un modelo para explicar la estructura de estos artefactos, de
acuerdo a sus funciones didácticas, clasifica las lecturas dentro de lo que él denomina
textos complementarios, asignándoles un papel relevante para “fortalecer la
demostración científica y la carga emocional del texto escolar” (pág. 48). Precisamente
uno de las deficiencias más graves que tenían los textos escolares de la anterior reforma
educativa fue la escasez de estos textos, “los libros editados durante el periodo 2004 al
2007 son los que aparte de ofrecer menor cantidad de textos complementarios tienden a
fragmentarlos más, la presencia estos textos es escasísima y se encuentran tan
fragmentados que es difícil encontrarles significado” (Level, 2007: 85).

La cantidad y extensión de textos complementarios, refieren Level y Mostacero (2011:


23-24) fue una de los rasgos que diferenció los textos escolares individuales, es decir
aquellos que versaban sobre una única asignatura, de aquellos otros tipo enciclopedia, que
contenían todas las áreas curriculares, y que hizo de los primeros, una especie de
“fantasmas de librería”. Los libros individuales se caracterizaban por brindar abundancia de
lecturas, mientras que los enciclopédicos las omitían, en un intento por ahorrar espacios.
Este desplazamiento de que fueron objeto los libros individuales pareció responder a
razonamientos mercantiles, al implicar una única inversión en los gastos de edición y
comercialización. Por lo que con los textos escolares enciclopédicos las posibilidades de
lectura eran limitadas: si los niños ameritaban leer, entonces las editoriales tenían otras
alternativas, como los llamados libros de lectura. ¡Claro, representaban para sus
consumidores una nueva inversión económica!

Finalizan las investigadoras de la UCAB proponiendo algunas recomendaciones para


los libros de la Colección Bicentenario:

 Para potenciar el uso del libro de texto se debe ofrecer un manual para el
docente.
 Proponer la producción de textos escritos atendiendo a la autorregulación
del proceso en las fases de planificar, redactar y revisar.
 Verificar el tratamiento didáctico de los temas y de las actividades
propuestas, pues en muchos casos resulta descontextualizado y contrario al
enfoque comunicativo funcional.
 Promover el uso eficaz y eficiente de la ortografía y la gramática
vinculadas a los textos escritos que se producen en el aula.
 No se debe sacrificar los contenidos programáticos, por ejemplo, los textos
informativos y argumentativos.
 Mejorar la calidad de las ilustraciones.
 Profundizar en los contenidos.
Cada una de estas sugerencias amerita ser revisada detenidamente. En primer lugar
la propuesta de ofrecer un manual para el docente, solo crearía mayor dependencia hacía
estos materiales (del modo como se hizo con los textos de la anterior reforma educativa, al
hacer de los docentes sus principales clientes). En cuanto a proponer trabajar la escritura
como proceso, atento a sus diferentes fases, es una promesa que lamentablemente nunca ha
llegado a nuestros textos escolares. Señala Level (2009) que si bien es cierto que algunos
libros de la anterior reforma (únicamente los editados entre 2004 y 2007) en sus contenidos
abogaban por la planificación de la escritura, a nivel de actividades se observaba una
desconexión entre intenciones y práctica. La tercera de las recomendaciones, referidas a lo
ajeno de la propuesta editorial de la Colección Bicentenario, con relación al enfoque
comunicativo funcional de la lengua, no es una problemática única de la mencionada
colección; los libros anteriores fueron buenos exponentes de ese fracaso (Level y
Mostacero, 2011).

Otra de las sugerencias de las docentes se relaciona con el uso eficaz y eficiente de
la gramática y la ortografía. Pues bien, en un intento de justicia habría que reconocer que
con los libros de la Colección Bicentenario los aspectos gramaticales y ortográficos
vuelven del exilio al que durante los últimos años habían sido forzados. Como es sabido la
querella a la hora de hablar sobre la enseñanza gramatical siempre ha apuntado hacia dos
perspectivas, una primera que le otorga centralidad y una segunda que la subestima y
condena, deslegitimando su lugar en el marco de una didáctica de la lengua, relegándola
casi exclusivamente a la mera revisión de aspectos normativos en textos escritos. Level
(2012) sustenta que los textos escolares de la reforma de 1997 optaron por la segunda
perspectiva; al malinterpretarse el lugar de la gramática dentro de un enfoque
comunicativo. Lo cierto es que con los libros de la Colección Bicentenario la enseñanza
formal vuelve a tener presencia dentro de los textos escolares; lamentablemente corriendo
el riesgo de caer en la vieja costumbre de enseñar gramática y no lengua.

Las docentes de la UCAB igualmente proponen no sacrificar contenidos


programáticos, como por ejemplo los textos informativos y argumentativos. Ahora bien,
revisando algunos libros de la Colección Bicentenario, en el área de lengua y literatura
puesto que las recomendaciones de las investigadoras van dirigidos a ellos, se puede
verificar el tratamiento ofrecido a los textos informativos, bastante explícita la temática, en
cambio no sucede igual con el texto argumentativo, el cual en efecto es completamente
ignorado. ¿Este desinterés hacia el texto argumentativo es deudor de la Colección
Bicentenario? No, los textos anteriores a la mencionada colección presentaban la misma
característica: “de 16 textos escolares estudiados solo dos tocan este tópico, en uno se
afirma que es una variedad de la estructura expositiva y en otro se menciona pero no se
explica, ni se muestra ningún ejemplo, así como tampoco se sugieren actividades” (Level,
2007: 83).

Otra de las indicaciones de las docentes es mejorar la calidad de las ilustraciones.


Pues bien, contrario a lo que se puede pensar el material ilustrativo de estos materiales no
responde a criterios ornamentales. Zuev (1988: 92) enfatiza que las ilustraciones tienen por
función reforzar la acción cognoscitiva, ideológica, estética y emocional sobre el estudiante
y que por material ilustrativo debe entenderse: ilustraciones artísticas, figurativas,
documentales, técnicas, fotos, dibujos, esquemas, planos, diagramas, gráficos, mapas.
Dependiendo de la naturaleza del área sobre la cual verse el texto escolar será el
predominio del tipo de ilustración. En los textos de lengua y literatura de la anterior
reforma educativa, según Level y Mostacero (2011), las fotografías se alzaron como
alternativa frente a los dibujos, por usualmente otorgárseles privilegio documental y
testimonial, en el sentido de que se considera que lo fotografiado es verdadero (lo cual no
es del todo cierto) y los textos escolares se esmeraban por demostrar su vinculación con
hechos reales.

El interés en dicha conexión, señalan los autores citados en el párrafo anterior,


parecía radicar en mostrarse acorde con los lineamientos de la reforma, los cuales decían
centrarse en una educación contextualizada. Estas fotografías (niños, niñas, paisajes
venezolanos) se acompañaban de elementos nacionalistas, como flores de araguaney,
banderas, la imagen de Simón Bolívar, arco iris con los colores patrios, etc. En fin, el
lenguaje icónico sirvió como argumento publicitario, puesto que la estrategia que
comercializó estos materiales fue su supuesto apego a las directrices curriculares (en un
intento de reivindicar lo propio sobre lo extranjero) y lo cual funcionó como garantía de
calidad educativa. ¿Qué tratamiento reciben las imágenes en los textos escolares de lengua
y literatura de la Colección Bicentenario? El lenguaje icónico de estos textos es tipo dibujo,
en su gran mayoría son vistosos, coloridos, llamativos y despiertan la imaginación (por lo
menos esta afirmación corresponde con las ediciones a partir del 2013). Desde luego que la
importancia que una vez tuvo las áreas de marketing y diseño se encuentran ausentes en
esta colección, lo cual es más que comprensible.

Por último, finalizan las docentes de la UCAB solicitando la profundización en los


contenidos de estos materiales. Resulta oportuno referir que los textos escolares no tienen
un fin en sí mismos, dependen de los programas de estudio. Por lo que la primera tarea
debe consistir en la revisión de dichos programas y verificación de su correspondencia con
las áreas que representan. En el área de lengua y literatura estos programas deben ser
cónsonos con la finalidad del enfoque comunicativo y funcional de la lengua, al ser el que
lidera la enseñanza lingüística, por lo que necesariamente deben fomentar una eficiente
competencia comunicativa, que se refleje en las cuatro áreas del lenguaje: hablar, escuchar,
leer y escribir. De ahí que la propuesta editorial de la colección bicentenario, en el área ya
mencionada, debe tener claro cómo lograr cumplir con los fines que guían la enseñanza
lingüística sin descuidar las finalidades más amplias y generales del proyecto.

Aspecto que llama la atención de la Colección Bicentenario es su énfasis en los


aspectos gramaticales, de hecho prácticamente todo los contenidos giran en torno a ellos, lo
cual no es completamente criticable, siempre y cuando la enseñanza de la lengua no quede
relegada, lo cual tampoco debe interpretarse como si la gramática fuese incompatible con la
misma. Simplemente hay que tener presente que la prioridad no está en ella, como sucedía
en el pasado, y que esta debe trabajarse desde la lectura y la escritura de los textos. Por
último un grave error que se puede observar en el texto escolar de Sexto Grado es ordenar
los contenidos por orden alfabético. Tal proceder resulta de lo más incongruente al mezclar
contenidos sin ningún tipo de relación y que tornan la propuesta sumamente contradictoria
(es inconcebible, por citar solo un ejemplo, que las temáticas del sustantivo, género y
número se encuentren separadas) lo cual puede traer nefastos resultados, puesto que en
muchos casos la planificación de la enseñanza lingüística venezolana se sigue haciendo a
través de textos escolares y, lastimosamente, no todos los docentes se encuentran
preparados para advertir semejantes desatinos.

Reflexiones Finales

La Colección Bicentenario por encima de todas las críticas que se le puedan hacer
representa un estimable intento por parte de las políticas públicas para contribuir con la
educación venezolana. El simple hecho de ser de distribución gratuita es meritorio.
Además, hay que resaltar que muchas de esas críticas carecen de fundamento y, en otros
muchos casos, se encuentran influenciadas por discrepancias políticas. La realidad es que
el texto escolar es simplemente uno de los medios didácticos de que se dispone para
contribuir con los procesos de enseñanza y aprendizaje; craso error considerarlo como eje
del proceso educativo, y en todo caso su conveniencia o inconveniencia van a depender de
una serie de variables: cómo es utilizado por parte del profesor, cómo está diseñado, en qué
contexto se utiliza, para qué objetivos, qué actitudes tendrá profesor y alumnos hacia él…
entre otras.

Que la Colección Bicentenario tiene aspectos deficientes y por mejorar, no puede


negarse ¿Cuál medio didáctico no es susceptible de mejora? Lo ideal es que dentro del aula
coexistan muchos materiales, no cayendo en la inútil diatriba de oponer unos a otros, y
que el docente sepa sacar el mayor provecho de cada uno de ellos. La historia del texto
escolar venezolano está llena de aspectos criticables; adjudicar a la Colección Bicentenario
el arsenal de todas las fallas, solo demuestra un desconocimiento en esta trayectoria. Que
tiene una marcada tendencia ideológica ¿Cuál material curricular es neutro? ¿Qué debería
hacerse? Reunir a investigadores, especialistas, pedagogos, editores a fin de reunir una
propuesta general, que ayude a la mejora de estos dispositivos; incluso las universidades
deberían involucrarse en esta tarea a pesar del escaso valor que muchos le otorgan dentro
del mundo académico. En conclusión, la manera de mostrar desacuerdo con una
determinada visión no es condenándola sino proponiendo otras alternas; el llamado no
puede ser a quemar libros ¡HAY QUE ESCRIBIRLOS!

Referencias Bibliográficas

Análisis de la Colección Bicentenario: textos sin atractivo para la investigación. (2014,


Julio 14). El Impulso [Periódico en línea]. Disponible:
http://www.elimpulso.com/noticias/regionales/analisis-de-la-coleccion-bicentenario-textos-sin-atractivo-para-
la-investigacion.

Apple, M. (1984). Economía política del libro de texto. En M. Enguita (Ed.), Marxismo y
sociología de la educación (pp.311-330). Madrid: Akal.

Apple, M. (1986). Ideología y currículo. Madrid: Akal.

Level, B. (2007). El texto escolar: ¿artefacto didáctico, ideológico o mercantil? Trabajo


de grado de maestría no publicado, Universidad Pedagógica Experimental Libertador,
Instituto Pedagógico de Maturín.
Level, B. (2009). Textos escolares: oralidad, lectura y escritura. Educere, 13(44), 131-138.
Level, B y Mostacero, R. (2011). El texto Escolar: ¿artefacto didáctico? Investigación y
Postgrado,26 (2), 9-56.
Level, B. (2012) Textos escolares y enseñanza de la gramática. Editorial académica
española.
Martínez Bonafé, J. (2002). Políticas del texto escolar. Madrid: Ediciones Morata.

Prendes, M. (1996). Análisis de Imágenes en textos escolares. Revista Píxel [Revista en


línea]. Disponible en: www.sav.us.es/pixelbit/articulos/n16/n16art/art167.htm.

Zuev, D. (1988). El libro de texto escolar. La Habana: Pueblo y Educación.

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