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Otros factores como los climáticos: humedad, temperatura y luz son parcialmente controlados en
ambientes protegidos es decir en invernaderos cuando estos son bien manejados, caso contrario,
el invernadero se convierte en un problema más.
La agricultura moderna y racional debe considerar todos los factores que contribuyen a la
consecución de altos rendimientos en cantidad así como en calidad.
Una clasificación arbitraria pero que toma en consideración y da la debida importancia a todos los
factores que hacen la producción se presenta a continuación de la siguiente forma:
POTENCIAL GENÉTICO
CAPITAL HUMANO
MEDIOS Y RECURSOS
CONTROL SANITARIO
1. POTENCIAL GENÉTICO
Todos los seres vivos: plantas y animales incluido el hombre heredamos de nuestros progenitores
una carga genética potencial para un desarrollo o producción determinado, esta carga genética o
potencial genético puede o no expresarse fenotípicamente luego de ser sometidos a una serie de
factores como los nutricionales, ambientales y manejo que en todos los casos un “déficit o exceso”
de cualquiera de ellos se constituye en un factor limitantes y que finalmente da como resultado
nuestra producción en cantidad y calidad acorde a lo expuesto.
En este sentido la productividad de las plantas parte de una gran verdad: “las plantas no pueden
dar lo que ni tienen”, esto nos hace reflexionar en primer lugar en la adaptación de las diferentes
variedades a los climas y suelos y que sino estamos dentro de esta adaptación muy
probablemente no vamos a tener los resultados anciados, por esta razón el hombre ha ideado la
técnica de la injertación, buscando patrones resistentes o variedades rústicas adaptadas a suelos
pesados, arenosos o de baja fertilidad.
2. CAPITAL HUMANO
Es común olvidar la importancia que tiene el factor humano para obtener una excelente o una
baja producción en la medida que la persona o personas que manipulan las plantas se encuentren
capacitadas y motivadas, debemos considerar que cada persona no solo es un par de manos sino
una fuente de ideas, entonces, éstas muy probablemente van a ser parte de la solución y no del
problema.
“Elevar la productividad por el personal” es hoy en día el reto de todo sistema productivo, de allí la
importancia de capacitar y motivar permanentemente al recurso humano, las personas son las que
manejan las plantas y las herramientas, toda herramienta sea un azadón, una pala, un
escarificador o una tijera se constituye en una arma de doble filo que así como puede incrementar
la producción también puede desmejorarla.
Un obrero de campo permanece 8 horas diarias o más junto a las plantas, si bien es cierto que las
plantas no hablan nuestro idioma, ellas se manifiestan a través del lenguaje de presentar síntomas
como bajo crecimiento, decoloración, deformidades, defoliación, susceptibilidad a enfermedades
u otros síntomas que nos indican el estado de bienestar de los cultivos, capacitar a un obrero para
que sea un gran observador es de vital importancia, ya que de esta forma el técnico o
administrador puede multiplicar su tiempo y cobertura de observación.
3. FACTORES AMBIENTALES: CLIMA Y SUELO
Los factores climáticos que influyen directamente al crecimiento y desarrollo de las plantas parten
de la principal fuente de energía que tiene la tierra y que es el sol, afortunadamente la posición
geográfica del Ecuador lo ubica en un sitial privilegiado, debido a la abundante luminosidad se
puede decir que el potencial de producción es sobre el 100 %, ya que la cantidad y horas luz que
recibe el Ecuador por encontrarnos en el centro de la tierra es espectacular de allí que es bien
conocido de los premios que han obtenido las mejores flores ecuatorianas, así como el mejor
cacao, banano y otros productos ecuatorianos.
Los factores climáticos son luz, temperatura, precipitación, viento y CO2, en la medida que
conozcamos, monitoreemos y manejemos los parámetros adecuados a nuestros cultivos
podremos tener más o menos éxito en nuestra labor.
Las plantas requieren de mayor temperatura durante el día para llevar a cabo su proceso de
fotosíntesis y requieren de menor temperatura durante la noche para favorecer los procesos
fisiológicos que promueve la germinación de semillas, el alargamiento de tallos, la floración y
fructificación. Esta variación de la temperatura se conoce como DIF que significa “diferencial diario
de temperatura”.
Es importante recalcar que el DIF no debe ser mayor de 9 gC y se debe tomar la mínima en la
noche para determinar la máxima en el día.
La temperatura del suelo influye directamente en la actividad de la vida microbiana del suelo y en
la liberación de nutrientes por ello es importante considerar estos factores también en la
elaboración de la fórmula balanceada de fertilización.
El CO2 es la fuente de carbono que utiliza la fotosíntesis junto con el agua y la energía solar para
producir los carbohidratos y de éstos formar los almidones y las proteínas de las plantas. La
concentración de CO2 en la atmósfera es de aproximadamente 0.03 % es decir 300 ppm, cantidad
que se considera suficiente para satisfacer las demandas de la fotosíntesis.
A medida que se incrementa la luz, sube también la temperatura y en esta misma relación
también debe subir la concentración de CO2 hasta cierto límite, cada uno de ellos puede
constituirse en un factor limitante. De esta forma la temperatura puede subir hasta 28 gC y de la
misma forma debe subir también la concentración de CO2 hasta 1000 ppm acelerando de esta
forma la fotosíntesis e incrementando el desarrollo sin perjudicar a la planta, igualmente el
consumo de agua y nutrientes se va a incrementar y hay que tomar en cuenta para la fertilización.
El suelo en primer lugar es el soporte mecánico donde se anclan las plantas para su crecimiento, el
suelo es la provisión y reserva de agua y nutrientes para las plantas, una buena composición del
suelo es: elementos minerales 45 %, materia orgánica 5 % porosidad 50 % de lo cual el 20 %
debería estar ocupado por el agua y el 30 % por aire.
Mantener una buena relación o proporción de agua y aire garantiza el óptimo crecimiento de las
plantas. La compactación del suelo reduce el espacio disponible para el aire y el intercambio de
gases en el suelo, de igual forma el encharcamiento del suelo causado por mal drenaje y/o
excesiva precipitación puede reducir la aireación del suelo reduciendo de esta forma la cantidad
de oxígeno disponible a las raíces de las plantas.
Los suelos arenosos no almacenan tanta agua como los suelos arcillosos, pero un % más alto del
agua presente está disponible en los suelos arenosos, los suelos arcillosos retiene mayor cantidad
de agua pero con mayor fuerza, es decir menos disponible para las plantas.
Los suelos ricos en limo son a menudo los más difíciles en cuanto a estructura.
Un suelo ideal es un suelo de textura media y con materia orgánica para favorecer el paso del agua
y del aire, que contenga una cantidad suficiente para retener agua y nutrientes.
Entre las características químicas sobresalientes están la CIC o capacidad de intercambio catiónico
que es el número total de cationes intercambiables que un suelo puede retener. Esta magnitud se
mide en meq/100 g de suelo. Conocer esta medida es conocer el grado de fertilidad de los suelos.
Los cationes intercambiables son Ca++, Mg++, K+, Na+, Fe++, Cu++, Zn++, Mn++. La suma del
contenido de estos cationes más H+ nos da la CIC total, otro factor relacionado con la CIC es el
porcentaje de saturación de bases y se define como el porcentaje de la CIC total ocupada por cada
uno de los cationes intercambiables.
Calcio (Ca++) 60 a 70
Magnesio (Mg++) 10 a 20
Otros* 2a4
La materia orgánica del suelo consiste en residuos vegetales y animales a varios niveles de
descomposición. Niveles adecuados de la misma benefician al suelo en formas diferentes: (1)
Mejoran las condiciones físicas y químicas: (2) Aumenta la porosidad y la infiltración del agua. (3)
Mejora la friabilidad del suelo. (4) Disminuye las pérdidas por erosión. (5) Provee nutrientes a las
plantas.
La materia orgánica intervenida por los microorganismos sufre el proceso de humificación, que es
relativamente estable y de lenta descomposición.
La materia orgánica sujeta a una descomposición rápita por efecto de la temperatura sufre un
proceso de mineralización.
4. MEDIOS Y RECURSOS
Definir cuándo y cuánto regar son preguntas relativamente fáciles de responder cuando se cuenta
con instrumentos como los tensiómetros, la tensión del agua es un indicador de la humedad del
suelo es decir la retención del agua por el suelo. El suelo agrícola es un sistema dinámico: el agua
entra al suelo y se pierde por drenaje y una parte se queda en el suelo haciendo solución con los
nutrientes.
Los succionadores permiten extraer una solución del suelo a la cual se le puede medir el pH, la
conductividad eléctrica, la cantidad de nitritos y la cantidad de nitratos, simulando lo más exacto
posible a las condiciones de extracción por las raíces de las plantas, con ello se puede inferir lo
más cercano a la realidad si estamos realizando un buen manejo del riego y fertilización.
5. CONTROL SANITARIO
Obviamente si contamos con un buen material genético, con características de resistencia a plagas
y enfermedades de alta productividad y adaptado a las condiciones de nuestro suelo y clima, y si le
proveemos los nutrientes acorde a las exigencias nutritivas, el aparecimiento de plagas y
enfermedades serán muy fáciles de controlar y los resultados serán de gran satisfacción para el
productor.
La aplicación de pesticidas químicos debe ser racional, evitando agroquímicos de alta peligrosidad,
fomentando siempre las técnicas de la agricultura orgánica: diversificación de cultivos, rotación de
cultivos, manejo adecuado del suelo riego y abonadura, manejo adecuado de las plantas.
Para la aplicación de agroquímicos, debe evitarse las horas de mucho calor, ya que las plantas en
estas horas normalmente se encuentran en estrés térmico y en estrés hídrico, lo que puede
ocasionar intoxicaciones muchas veces irremediables.
Y por último un cultivo bien nutrido es un cultivo resistente, pero no olvidemos de los parámetros
ambientales: temperatura y humedad relativa.
Las plantas mediante el proceso de la fotosíntesis son los únicos seres vivos que pueden sintetizar
sus propios alimentos a partir de substancias inorgánicas sencillas como Dioxido de Carbono CO2 y
Agua H2O con intervención de la radiación lumínica forman los azúcares o carbohidratos que le
proporcionan la energía necesaria para su crecimiento, estos azúcares pierden oxígeno y se
recombinan para formar almidones y grasas, los azúcares también se rearreglan con N, S, Ca, Fe,
etc. Para formar proteínas.
En otras palabras las plantas son capaces de transformar la energía física o lumínica en energía
química, para ello utilizan nutrimentos clasificados como No minerales C, H y O, y elementos
minerales: los Macronutrientes: N, P, K, Ca, Mg, y S y los micronutrientes B, Fe, Cu, Zn, Mn, Mo, Cl
micronutrientes no por que sehan menos importantes que los macros sino porque se requiere en
menor cantidad.
El proceso de la fotosíntesis se lleva a cabo en las células del parénquima de las hojas las cuales
poseen los organelos llamados cloroplastos, se ha calculado que en 1 mm2 pueden existir hasta
500.000 cloroplastos y cada cloroplasto puede sintetizar 160 billones de toneladas de
carbohidratos al año, por esta extraordinaria capacidad de producción de nutrientes puede
asegurarse que la fotosíntesis es el proceso que tiene en marcha la vida en la tierra.
Los azúcares fabricados por los cloroplastos proveen a toda la planta de la energía química y de los
esqueletos de carbono para construir la mayoría de moléculas orgánicas de la célula, cerca del 50
% de la materia orgánica producida por la fotosíntesis es utilizada como combustible para la
respiración celular que tiene lugar en las mitocondrias.
Al producir más cantidad de materia orgánica de la que necesitan, las plantas la transforman en
almidón y la almacenan en organelos especializados llamados plastidios que son almacenados en
las raíces y los tallos de las plantas como depósitos.
Las plantas toman los minerales directamente del suelo cuando están en solución, los minerales
cumplen una serie de funciones fundamentales dentro de la planta, un déficit de estos minerales
de cualquiera de ellos provoca en primer lugar una reducción en su crecimiento y por lo tanto
también en su rendimiento, de hecho el primer síntoma que se presenta por un déficit mineral es
la reducción del rendimiento y productividad, esto quiere decir que las plantas han pasado por
períodos más o menos largos de lo que se conoce como “hambre oculta”.
Luego los síntomas visibles por deficiencia de cada uno de los minerales se presentan
dependiendo parcialmente de la función que cumplen dentro de la planta, por ejemplo una
deficiencia de Mg, N, o Fe, disminuye la cantidad de clorofila y aparece por tanto un
amarillamiento llamado clorosis.
Los síntomas también dependen de la facilidad con que se mueven los nutrientes dentro de la
planta