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Recuerdos

En diciembre se cumplirán 45 años de tres hechos significativos protagonizados en


el Sinaí por nuestra entonces embrionaria Promoción que, en vez de pataditas en
el vientre de su alma mater, dio furibundos puntapiés: a la ancestral estulticia de los
peruanos disfrazada de picardía criolla, a la ególatra mediocridad disfrazada de
liderazgo. Y si el moho del tiempo no ha afectado nuestras neuronas, podremos
recordar algo de lo que pasó en el período navideño de 1973. Recordaremos por
ejemplo, que la comida era buena y abundante, que dormíamos muy mal, de a dos,
en carpas individuales, que no había suficiente agua para asearnos bien, que
durante las noches nos alumbrábamos con mecheros fabricados con latas vacías
de conservas rellenas con arena empapada de petróleo; mientras que la Guardia
Nacional de Panamá no llegó al Sinaí, hasta que la ONU no hubo instalado casas
pre fabricadas, duchas con agua fría y caliente y focos de luz eléctrica en cada
palmera del oasis donde estacionaban; ni qué decir de las comodidades que
disponían los batallones de Canadá e Irlanda. Recordaremos que cuando nos
visitaron funcionarios de la ONU, al ver las condiciones en que vivíamos exclamaron
sorprendidos: ¿” en esas carpitas duermen?, ¡parecen animalitos!; coronel, ¿no
necesitan carpas grandes?, podemos proporcionarles carpas para veinte personas,
todas con catres de campaña y estufas”. “¡No!”, fue la contundente respuesta, “¡los
peruanos somos descendientes de una estirpe de guerreros indomables,
acostumbrados a supervivir en condiciones extremas!”, concluyó con inexplicable
orgullo. Por tamaña necedad, una pulmonía estuvo a punto de pasar a mejor vida
al “chato” Rojas. A Dios gracias, ni San Pedro ni Don Sata necesitaban un jinete de
su talla. Recordaremos que el enfermo fue evacuado a Chipre acompañado por
Jorge Moreno y el DOCO como intérpretes, y que al enterarse del diagnóstico, un
funcionario de la ONU exclamó: “¡pulmonía!”, y agregó: “¡pero el jefe del Batallón
Perú dice que los peruanos no necesitan carpas grandes ni catres ni estufas porque
son los mejores guerreros del mundo!”, para luego de reflexionar y lanzar un
significativo “¡a shitty commanding officer!”, preguntar: “¿no desean llevar algunas
carpas para que vivan en condiciones más humanas?” “¡Por supuesto!” fue la
respuesta. “Muy bien, entonces por el momento llevarán ocho carpas con catres y
estufas para 160 personas, en quince días completaremos para todo el batallón.
Llegaron el DOCO y el Coco con las ocho carpas. Inmediatamente nuestro “líder”
dispuso que una carpa sea instalada como comedor de Oficiales, dos como
comedor de cadetes, otra como enfermería, y los cuatro restantes como oficinas
para el Estado Mayor (S-1, S-2, S-3, S-4). Entonces la criatura se agitó en el vientre
de su alma mater dando tres furiosos puntapiés: el primero fue no utilizar el flamante
comedor de cadetes prefiriendo comer junto a la tropa, como a no dudarlo lo hubiera
hecho Alejandro el Grande; el segundo fue escribir un villancico de protesta para
cantarlo en la velada programada para la noche de navidad. ¿Se acuerdan del
villancico?, ¿no? ..., bien …, con la música de “sopa le dieron al niño” canten:
Carpa le dieron al i - i - i - indio
Y no lo supo usa - a - a - ar
Como la vieron muy gra - a - a - ande
La pusieron de ofici – i – i – i - na.
Muy contento duerme el indio
En su carpa individual
Alegría. Alegría, alegría
Alegría en el Sinaí.

Ni bien el conjunto “Los grasientos” conformado por cadetes de Material de Guerra


hubo terminado de cantar, el S-2 Hart canceló la velada y depositó en el calabozo
al flaco Campos acusándolo de ser instigador de una sublevación de cadetes; el
DOCO era nuestro irremplazable maestro de ceremonias ¿recuerdan? Al día
siguiente, 30 cadetes amanecieron rapados a cero como señal de protesta por esa
arbitrariedad. Ese fue, el tercer puntapié.

Bien, ustedes saben que las transformaciones que hacen posible la evolución de la
humanidad, son producto de la inconformidad de alguien que, impulsado por un
espíritu superior, lucha y hasta muere por cambiar algo que considera que no está
bien. Cristo, Pablo y el espíritu cristiano me relevan de mayores explicaciones. Para
mí, los hechos mencionados son indicadores que me han convencido que por cada
célula “tumi” fluye un espíritu superior desde siempre y nunca fuimos ni seremos las
manos del diablo. Y como aquel que no sueña es porque ya está muerto, sueño
que, si Dios quiere, en julio del 2020 algún hermano “tumi” me acompañará a mi
tierra para agradecer a Dios por mis primeros setenta años en este mundo: serán
bien atendidos, lo prometo. Y sueño que, ese espíritu superior que corre por
nuestras venas, marcará un antes y un después en los JUDEINPRO de este año,
introduciendo innovaciones que quizás otras promociones no se atrevieron, por
mantener costumbres de otros tiempos. Por ejemplo: el pisco es más rico que el
wisky, y lo disfrutan mujeres y hombres. El wisky pues, es un licor machista de otros
tiempos, de otra cultura. ¿No será momento de preferir lo nuestro? ¡Somos
anfitriones! Recuerden que la historia de la humanidad es otra después de Cristo.

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