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Reflexiones sobre el documental El Tunel

Diagnóstico

Un túnel conecta la cárcel con los juzgados.

Un túnel conecta los pasillos de los archivos.

El documental comienza haciendo un diagnóstico de la situación jurídica de la mayoría de las


personas que tienen que atravesar justa o injustamente por un proceso legal.

Un túnel es para entrar y otro para salir, o quedarse, o lo que ocurra casi al azar porque a decir de
los entrevistados, en Méjico la justicia no existe. Cualquiera puede quedar atrapado en medio de
ese túnel que representa un sistema jurídico incompetente, herencia de la inquisición española y –
a decir de Dehesa- de Felipe II, el príncipe del papel que instituyera la burocracia escrita. Es un
sistema que sólo ha evolucionado en la forma como se genera el papel, si antes salía de máquinas
de escribir quizá ahora sale de impresoras, a lo mucho. Sique teniendo los mismos principios que
es imposible aceptar después de Becaria: la no presunción de inocencia, la no oralidad, la no
presencia del juez y la desproporcionalidad de penas.

Todos lo dicen en el documental con tal tranquilidad que si uno supiera que eso existe realmente
sería difícil creerles que están diciendo la verdad. Los responsables de que no suceda y las mismas
víctimas. Nadie parece indignado, Es la costumbre.

Las víctimas hablan

Hay inocentes encarcelados, hay culpables libres y hay quienes han cometido pequeñas
infracciones que cargan grandes penas. Una víctima del sistema nos dice “Hay gente que se dedica
al secuestro express, al robo y entran y salen entran y salen, en cambio hay quien se queda por un
choque”.

“Me acusan de robarme cosas de perfumería por valor de 200 pesos me condenan a seis años
once días”, nos dice una entrevistada a quien al menos le permitieron hablar. “Déjanos usarte y te
dejamos salir” decen mujeres que les dieron judiciales cuando las detuvieron. Otros narran sus
historias terribles.

Las Lydias lidian con el sistema, Lydia Cacho, periodista grandiosa y responsable de un centro de
víctimas, nos platica de un caso en que el ministerio público ni siquiera está dispuesto a levantar la
demanda. Lydia Negrete nos confiesa, a pesar de ser abogada que “yo no creo que el sistema
jurídico mejicano funcione”, en cierta forma es como si un sacerdote se parara un día en la misa y
dijera “yo no creo que dios exista”. ¿Hasta donde ha llegado la justicia mejicana que sus propios
seguidores reniegan de ella? Pero no se necesitar ser Lydia para lidiar con la justicia, ni German
Dehesa que de leyes o robos no sabía nada pero igual robaba cámara en todos lados. Quizá lo
tenga que decir alguien tan probo para que se crea algo que parece fantasía pero en realidad
todos lo sabemos.

Los victimarios hablan

Lo más sorprendente del sistema de injusticia mejicano me parece que es la gala del cinismo.

Esto se adereza con el nepotismo con el que atienden los administradores de justicia que como
administradores quizá no sea que no sepan de justicia si no que la ahorra. “Quieren consignación,
hacemos consignación, que estén bien hechas ya es otra cosa” Dicen policías explicando que a
ellos les pagan por consignación. Como si la “justicia” estuviera orientada a generar estadísticas y
no justicia.

En la parte privada de la justicia también se cuecen habas. El abogado de las tiendas que de
ninguna manera tiene pinta de doctor en derecho y ni siquiera de alguien con estudios nos dice de
forma más bien prosaica de lo que parece estar orgulloso “A mí me ha tocado (SIC) asuntos en que
personas en que (SIC) han robado cantidades mínimas de 17 pesos y se han tenido que ir
consignadas a los reclusorios”. Otro abogado, pero del lado del defendido adinerado dice “Para
sacar un cliente se necesita habilidad y dinero, ambas cosas conjugadas”. Un Ministerio público
indica, cuando se le pregunta si existe la corrupción en los juzgados, como chiste cínico “Depende
en que turno jajaj… en todo Ministerio Público hay corrupción” Explica algunos términos técnicos
de la corrupción, “doblate” es que el “cliente” aumente la oferta al MP. “Velita prendida” es tener
dinero guardado para salir de la cárcel. Reafirma, por si no quedara claro “Las personas que llegan
a los reclusorios son los que no tienen dinero”. El fiscal de Benito Juárez en un espacio de
autocrítica dice “es mejor tener un primodelincuente en la calle que a un inocente en prisión”.

Los expertos nos dicen que “La ciudad de Méjico es la ciudad que tiene más gente en las cárceles”.
Sin embargo no la vemos como la ciduad más segura. Nos dan datos y más datos. “70% de los
internos entran por robos menores. 99% De los delitos en Méjico quedan impunes. No tengo
abogado defensor”. 70% no tuvieron abogado. 72 % de los detenidos fueron incomunicados. 80%
no fueron escuchados por el juez.

El tonto en el pueblo habla

Uno de los logros del documental es haber encontrado quizá a la única persona en el mundo que
no está enterada de la corrupción que existe en los penales mejicanos. Nos dice este hombre
llamado Alejandro Senties que en las cárceles “casi no hay corrupción”, que todo el que esté en la
cárcel está vinculada a un delito. Es necesario un valor increíble para decirlo: “Yo creo que el
sistema legal en el DF… si la hay la corrupción es mínima”.
Hipótesis

Pero ¿Por qué el sistema es tan corrupto? ¿Cómo se puede remediar? Las hipótesis sobre porque
el sistema mejicano es tan corrupto no faltan. Según algunos es porque a los policías “Les pagan
por puesta a disposición”, entonces los policías gustan de llevar gente inocente ante el MP. Esta
parece una inocente hipótesis. Otra indica que es por la no oralidad de los juicios. Y otra más dice
que ni si quera eso es suficiente.

Soluciones

Según algunos, la solución es que haya juicios orales, pues en el actual sistema “los esfuerzos se
concentran en la creación de un experiente no en la impartición de justicia”. Dicen que es
necesario ver las reformas más exitosas (Lydia Negrete) en otros países, ver quienes lograron
transformar sus sistemas en uno mejor. Chlie tuvo un sistema similar que se reformó
gradualmente. Antes era desordenado, secreto y sin plazos. Entonces todos dudaban de él. Hoy se
puede comparar con el sistema mejicano con mucha más ventaja.

Otros consideran que no es suficiente con implantar los uicios orales, sino que se necesitan otro
tipo de reformas. Aunque no dice cuáles. Abruptamente, acaba el documental mostrando la
“marcha fresa” contra la delincuencia en la ciudad de Méjico dejando un poco desconcertado al
espectador.

Apreciación

El documental no sabe bien que mostrar, habla de los inocentes en la cárcel, igual que de la gente
en la cárcel que sí es culpable. Cuando habla de víctimas son dobles víctimas, y directamente de la
“justicia”, pero cuando habla de los que están en cárcel mereciéndolo no se sabe que puede estar
criticando. Por otro lado el documental no dice nada que no sepamos. Ni siquiera sirve para
indignarnos un poco, porque cualquiera que viva en Méjico ha vivido o conoce de situaciones
mucho más complejas a angustiantes que las presentadas. En términos coloquiales, es el
“documental fresa” que no va al fondo del asunto ni se atreve a gritar con suficiente volumen.
Quizá sea mejor que nada, igual que los juicios orales.

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