El déficit de enzima ramificante del glucógeno (GBE) (enfermedad de Andersen
o amilopectinosis), o enfermedad de almacenamiento de glucógeno de tipo 4
(GSD 4), es una forma rara y grave de las enfermedades de almacenamiento de glucógeno (consulte estos términos). Representa aproximadamente un 3% de todas las enfermedades de almacenamiento de glucógeno. El cuadro clínico es extremadamente heterogéneo y afecta al hígado o al sistema neuromuscular. En la forma clásica, los niños están sanos al nacer, pero desarrollan hepatomegalia, hipotonía y retraso del desarrollo durante los primeros meses de vida. A continuación, la enfermedad progresa rapidamente a cirrosis con hipertensión portal y ascitis, causando finalmente la muerte durante la primera infancia. En algunos pocos casos se ha detectado una forma hepática no progresiva. En la manifestación neuromuscular, la edad de aparición va desde la edad fetal a la edad adulta. La forma más grave comienza antes de nacer con una disminución o ausencia de movimientos fetales, artrogriposis, pulmones hipoplásicos y muerte perinatal. Los pacientes con formas congénitas tienen hipotonía grave, cardiomiopatía, depresión respiratoria y afectación neuronal. Se han detectado formas más leves con una aparición posterior caracterizadas por debilidad muscular o cardiomiopatía e insuficiencia cardiaca. También se han descrito formas neurológicas en adultos con disfunciones del sistema nervioso central y periférico (APBD, enfermedad con cuerpos de poliglucosano del adulto, consulte este término), caracterizada por lesiones generalizadas de las neuronas motoras superiores e inferiores. La enfermedad está causada por mutaciones en el gen GBE1 (3p12) que codifica la enzima ramificante del glucógeno (GBE). La deficiencia de la GBE provoca el almacenamiento de glucógeno anormal que se asemeja a la estructura de la amilopectina (poliglucosano). La transmisión es autosómica recesiva. El diagnóstico se basa en hallazgos bioquímicos a partir de una biopsia del hígado, que revelan un contenido anómalo de glucógeno, y en la evidencia de deficiencia enzimática en el hígado, músculo, eritrocitos o fibroblastos, y en trofoblastos o células amnióticas cultivadas. El diagnóstico diferencial incluye galactosemia, hidrops fetal y tirosinemia (consulte estos términos). La APBD, también puede presentarse con o sin deficiencia de GBE, lo que indica que defectos bioquímicos diferentes podrían dar lugar a un fenotipo idéntico. Puede realizarse un diagnóstico prenatal mediante ensayo enzimático y/o análisis de DNA. No existe tratamiento específico. Puede proponerse un trasplante de hígado en formas graves sin enfermedad cardiaca asociada. El pronóstico es desfavorable para pacientes con manifestación perinatal o formas clásicas que no permiten el trasplante de hígado. El pronóstico a largo plazo para el resto de pacientes depende de la magnitud, gravedad y progresión de la enfermedad. Universidad Autónoma de Tlaxcala
La enfermedad de Andersen es una enfermedad metabólica rara hereditaria,
autosómica recesiva infrecuente que altera la síntesis y secreción de quilomicrones, produciendo esteatorrea y retraso pondoestatural ya desde los primeros meses de vida. Es una de las afecciones de almacenamiento de glucógeno más grave, las víctimas rara vez sobreviven pasada la edad de 4-5 años debido a disfunción hepática. El glucógeno hepático está presente en concentraciones normales, pero contiene largas cadenas sin ramificaciones que reducen bastante su solubilidad. La disfunción hepática puede ser consecuencia de una reacción inmune de cuerpo extraño hacia el glucógeno anormal.
Manifestaciones clínicas
La enfermedad se desarrolla en la infancia con los síntomas más agudos a partir
del 7º mes de vida causando, ataques de debilidad del músculo y un ritmo irregular del corazón. También por parálisis musculares periódicas, crecimiento anormal, que incluye baja estatura y deformaciones en la columna, dedos del pie, de la mano, y en la cara. Los pacientes pueden experimentar episodios breves de debilidad localizada en una mano, el pie, mandíbula o los miembros o pueden experimentar parálisis generalizada. Los episodios de debilidad ocurren a menudo en la noche mientras se duerme o al despertar por la mañana, presentan una cirrosis hepática progresiva que comienza a manifestarse en los primeros 18 meses de vida con hepatoesplenomegalia y retraso del desarrollo, seguido de un curso progresivo originando hipertensión portal, ascitis, varices esofágicas e insuficiencia hepática, estos niños presentar hipotonía grave y afectación neuronal.
Diagnóstico
Para diagnosticar esta enfermedad se realiza en una biopsia de hígado, y se
somete a diversas pruebas para determinar la actividad de la enzima ramificante a modo de contrastar la cantidad de glucógeno ramificado con la cantidad de cadenas largas sin ramificar. La estructura del glucógeno en las personas que poseen dicha enfermedad es similar a una amilopeptina, cuando se caracteriza por el espectro del complejo iodado, la cantidad de polisacáridos que se acumula en el hígado (< 5g/100g) no está aumentada ni tampoco en los demás tejidos, pero los polisacáridos con pocos puntos de ramificación se encuentran en elevadas cantidades, y los niveles de colesterol total están por debajo de la media, al igual que los de colesterol de baja densidad (LDC), y de alta densidad (HDL). Los niveles de apoproteína A1 están significativamente bajos, y la apoproteína B se encuentra a niveles normalizados a levemente disminuida.
Si un médico tiene sospechas que el feto tiene una deficiencia en la enzima
desramificante se puede diagnosticar prenatalmente determinando el nivel de actividad de la enzima dentro de la célula del líquido amniótico. TRATAMIENTO Los tratamientos para la condición clínica del síndrome de Andersen son escasos, en los que se recomienda como primer enfoque un tratamiento esferoidal con agalsidasa alfa o beta y tomar vitaminas liposolubles para mejorar la condición nutricional de los pacientes y evitar pérdidas excesivas de peso. Así mismo el almidón crudo de maíz y la nutrición parenteral continua puede mejorar temporalmente la situación clínica, y como último tratamiento invasivo se practica el trasplante hepático.