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Probablemente, a lo largo de tu vida, hayas tenido alguna discusión generacional con

tus padres acerca de los estudios, tus gustos estéticos o tus formas de relación social. En
esos casos, tú habrás procurado defender tus puntos de vista con los argumentos que
consideraste más convenientes. Ahora te vamos a pedir una inversión del punto de vista,
es decir, que te coloques en el lugar de tus padres.

Imagínate que tienes un hijo que es buen estudiante, pero que al terminar la escuela
decide que no quiere estudiar más y que prefiere ponerse a trabajar en un supermercado
como mozo de almacén, argumentando que quiere ser libre y tener independencia
económica para irse de casa. A ti, como padre o madre, esa decisión te parece claramente
equivocada, porque piensas que tu hijo podría aspirar a culminar estudios superiores que
le permitieran alcanzar una profesión ventajosa en el mercado de trabajo.

En esos momentos se te plantea un dilema: debes dejar que sea tu hijo el que adopte
libremente su decisión o, por el contrario, debes forzarlo a seguir estudiando con el
argumento de que es menor de edad y todavía está bajo tu tutela y que es muy joven para
saber qué es lo que realmente le conviene.
Analicen el caso desde las perspectivas de Kant y Habermas.
Argumenta racionalmente, desde el punto de vista ético, tu respuesta.
¿Qué solución darían ustedes?

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