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Pedagogía mística y pastoral cristiana

Proyecto de san Juan de la Cruz


FEDERICO RUIZ SALVADOR
(Roma)

San Juan de la Cruz está ejerciendo un magisterio efectivo; es


objeto de lectura familiar y preferida de incontables discípulos, que
encuentran en sus escritos una fuente de inspiración y estímulos para
vivir creativamente la propia vocación. Esos lectores le tratan como
a verdadero maestro y formador de vida, y no como a simple autor
espiritual.
Se advierte novedad en el grupo de lectores que sintonizan con
sus escritos. Hay un notable incremento de número. Se observa tam-
bién mayor variedad de procedencias: culturas, credos, profesiones.
Pero lo que más llama la atención últimamente son los puntos de
convergencia y sintonía, que no se refieren ya a curiosidades místi-
cas, sino a experiencias básicas de la fe cristiana y de la vida huma-
na. El interés desborda ampliamente los ambientes místicos o de
intenso cultivo espiritual; y alcanza a todos sus escritos, no solamen-
te a los que antes parecían de mayor practicidad.
Ya no actúa solamente como autor espiritual, guía de oración o
de experiencias místicas. Se ha convertido en un verdadero «maestro
de la fe», maestro en el misterio de Dios vivo, cercano e infinito, en
el misterio de la Cruz de Cristo y de su incidencia en la vida humana
y cristiana, «maestro de amar» y de tantas otras cosas esenciales.
Lleva los contenidos del misterio cristiano, y por consiguiente alcan-
za a un público cada vez más amplio y sencillo. Ha convertido la
pedagogía mística en un camino asequible y eficaz de pastoral cristia-

REVISTA DE ESPIRITUALIDAD (53) 1994, 9-41


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na, sin necesidad de complicar las cosas con la hipotética llamada


universal a la mística caracterizada.
Es una lectura directa y espontánea. La mayoría de esos lectores
le tratan por contacto espontáneo y lectura directa, escogiendo cada
uno temas y método según los propios gustos o necesidades. En rigor,
no es necesario poseer especiales cualidades o recursos para llevar a
cabo una lectura provechosa. No hay razones para complicar inútil-
mente la lectura con esquemas refinados y exigencias innecesarias.
Por otra parte, la espontaneidad en este caso resulta insuficiente
y no ofrece siempre garantías de integridad y eficacia. Está expuesta
a deformaciones y parcialidades cuando se trata de un autor sistemá-
tico como es Juan de la Cruz, que trabaja los detalles con rigurosa
visión de conjunto. Su lenguaje peculiar, teológico y simbólico hace
que muchos lectores lo lean como palabra lírica y piadosa y no
lleguen a ese punto decisivo que el Santo pretende y proclama: «obrar
de veras».
Estos hechos obligan a desarrollar con particular urgencia la
mistagogía ya existente en los escritos del Santo. Existe una enorme
desproporción entre la abundancia de estudios doctrinales (teología,
espiritualidad, antropología) y la escasa elaboración en el plano de
los métodos operativos y asimilativos.
En primer lugar, destacar la riqueza mistagógica ya parcialmente
explorada en sus escritos en el plano teológico-espiritual. Segundo,
hacerla orgánica y operativa, con método y esquemas apropiados.
Esa abre horizontes insólitos a la función de Juan de la Cruz en la
experiencia cristiana, impone exigencias inmediatas a la investiga-
ción mistagógica.
A estas varias inquietudes y necesidades responde el Proyecto,
que podemos resumir en unas cuantas afirmaciones: Los escritos de
San Juan de la Cruz, en su conjunto, están estructurados sobre la base
de una visión orgánica y dinámica del misterio cristiano. Consciente
o inconscientemente, ha elaborado un verdadero «proyecto» pedagó-
gico o mistagógico de formación cristiana y espiritual. Consta de
cinco unidades, que son a la vez dimensiones de la gracia y momen-
tos de su realización espiritual en el sujeto creyente. Leídos en esa
perspectiva, los escritos del Doctor místico redoblan su claridad y
eficacia.
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 11

Estas pocas páginas representan un primer esbozo elemental,


desnudo y reducido a su núcleo esencial. Para mejor destacar el
Proyecto de Juan de la Cruz dejaré de lado toda erudición: temas y
problemas, citas de autores y referencias bibliográficas.

I. Dinamismo y trayectoria

La personalidad intensa y completa de Juan de la Cruz se refleja


y se prolonga en los escritos: la experiencia del místico, la reflexión
del teólogo y la pedagogía del formador espiritual. Esa unidad di-
námica y estructurada configura el conjunto de sus escritos y cada
uno de ellos en particular. El contenido de cada uno se percibe en el
conjunto, y el conjunto resulta de la peculiaridad de cada obra.

1. ELEMENTOS DE BASE

Empiezo por enumerar, aunque sea de paso, algunos datos sóli-


damente establecidos que sirven de base a esta nueva exploración.
Ofrecen el fundamento indispensable y el material teológico y peda-
gógico necesario para la construcción siguiente. A este nivel de pre-
supuestos mistagógicos, la investigación doctrinal ha sido fecunda en
los últimos años.
Simplificando mucho, podemos reducirlos a cuatro puntos rele-
vantes y adherentes al propósito actual: experiencia cristiana mística,
finalidad pedagógica, elaboración teólogica, ensamblaje doctrinal y
redaccional de sus varios escritos. Hay de todo en todas partes.
Encontramos pedagogía incluso en sus obras más sistemáticas, como
es la Subida. Y encontramos igualmente sistematicidad y esquemas
en sus obras líricas, como en el Cántico y Llama, incluso en los
mismos poemas. No se entorpecen las varias perspectivas.

a) Experiencia cristiana mística

En su propia vida y en sus escritos, Juan de la Cruz realiza y


expresa abundante experiencia del misterio cristiano, en su forma
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habitual y también en formas marcadamente místicas. El objeto de su


vivencia, como el de sus escritos, es el misterio cristiano en su pro-
gresiva asimilación de parte del sujeto creyente, por obra y gracia del
Espíritu Santo. Sus «temas» preferidos y atrayentes son los mismos
que interesan e inquietan a todos: Dios, amor, cruz, fe, oración, es-
peranza, camino en la historia, muerte, gloria.
Este es el motivo primordial de sintonía entre Juan y nosotros. La
atracción que ejerce no es efecto, en primer lugar, de una esmerada
pedagogía o de halagos al lector. Al contrario, se trata más bien de
una lectura sustancial y áspera que va directamente al don y a la
exigencia de Dios.

b) Finalidad dinámica y pedagógica

Su intención principal es ofrecer doctrina sustancial y sólida para


vivir y orientarse en los caminos del espíritu: directamente a las
personas dotadas y necesitadas y, también, a los maestros que las
guían. Es decir, arranca de una necesidad vivencial: Me ha movido
a escribir la mucha necesidad que veo en muchas almas; Dios les da
talento y favores para llegar a cosas grandes y quedan en una medio-
cridad «por no querer, o no saber, o no las encaminar» (Sub, pról.,
3). Se propone dar criterios y orientaciones de orden teólogico, es-
piritual o psicológico. Comunicar un poco de luz y amor para ayudar
a muchas almas que, con la mejor intención, se equivocan en lo que
es seguir a Nuestro Señor Jesucristo, haciéndose semejantes a él en
vida, condiciones y virtudes (Dichos, pról.).
Para ello señala etapas de un camino largo «al paso del alma». En
el proyecto espiritual de san Juan de la Cruz hay una línea dinámica
de historia de salvación en su doble movimiento, descendente y as-
cendente. Trata este misterio en calidad de místico y teólogo, y tam-
bién en actitud de mistagogo.

c) Estructura teológica

A la experiencia desbordante y finalidad pedagógica hay que


añadir una nueva dimensión influyente en los escritos: estructura y
elaboración teológicas. Densidad mística, espontaneidad lírica y fina-
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 13

lidad pedagógica no pueden ocultar el rigor del pensamiento y de los


esquemas. Hay un gran teólogo de por medio. Ha costado tiempo y
esfuerzo compaginar estas categorías contrastantes e influyentes.
Particularmente difícil ha resultado la integración de dos de ellas:
mistagogía y teología, función formativa y profundidad doctrinal. Al
presentarle con la imagen de director y autor espiritual se le cerró el
acceso a la categoría de teólogo; como si fueran incompatibles.
Recientemente se le reconocen esas varias especialidades con
igual fuerza y legitimidad. Además se fecundan mutuamente. Hacer
verdadera teología no impone sujeción a los esquemas y términos
entonces comunes a la Escolástica. Significa elaboración de los mis-
terios de la revelación a la luz de la fe y de la razón iluminada por
ella: Trinidad, Encarnación, el misterio de la gracia, pecado y per-
dón, la cruz, oración, etc. Son contenidos sólidos de la fe, de la
contemplación y de la vida cristiana. San Pablo es un gran teólogo
y su planteamiento es eminentemente cate qué tic o y pastoral.

d) Cuatrilogía

Pedagogía y pensamiento sistemático se conciertan para crear una


secuencia orgánica en cada escrito del Santo. La organicidad de
experiencia y doctrina es fácilmente perceptible dentro de cada uno
de los escritos. Otro campo de aplicaciones es del empalme redaccio-
nal y conceptual entre los varios escritos: ¿Forman una verdadera
cuatrilogía? ¿En qué punto del camino espiritual o del esquema doc-
trinal empieza uno y termina el otro? ¿Se suceden o se sobreponen?
El tema de la «cuatrilogía» o unidad de las cuatro obras en el
plano del pensamiento técnico se prolonga en otra línea más dinámi-
ca y adherente a la intención del autor: la interrelación de sus varios
escritos refleja además las varias fases o etapas de la vida espiritual.

2. PROYECTO NUEVO

Desde esas bases teológicas y pedagógicas podemos entender el


dinamismo y los cauces de la vida cristiana y mística en san Juan de
la Cruz. La armonía entre sus varios escritos va más allá de la unidad
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ideológica, estructural o literaria. Esas obras constituyen en su con-


junto y singularidad una visión integrada de la vida cristiana, con
perfil dinámico de crecimiento y mutua complementariedad.
El conjunto de la obra sanjuanista tiene un núcleo central con
diferentes extensiones y manifestaciones. Los varios escritos forman
un organismo vivo y unitario como, órganos y funciones. El conjunto
está formado de cinco unidades principales, que se identifican cada
una con uno de los escritos y lo caracterizan con rasgos mayormente
acentuados: misterio dominante, tonalidad teologal, experiencia espi-
ritual, función característica, esquema doctrinal, expresión simbólica
y estilo literario.
«Movimientos» puede servir como nombre de estas unidades
dinámicas, más apropiado que el de etapas del camino espiritual.
Hablar de «movimientos» evoca espontáneamente la unidad y varia-
ciones de la sinfonía musical. No es impropia la imagen. Pero en
nuestro caso los «movimientos» aluden más bien a la experiencia y
la explicación amplia que hace el autor en la última estrofa de Llama
(4,4ss.): Movimientos de Dios, con toda la riqueza de sus dones de
gracia y el señorío de toda la creación. Dios se revela y obra como
Creador, Rey soberano, Esposo, Señor, todo en uno.
La sucesión de temas responde al desarrollo vivo y alterado de la
experiencia, no a la lógica de un tratado teológico. Los mismos te-
mas reaparecen a nueva luz en diferentes grados y contextos en más
de un movimiento. La lectura recomienda saltos frecuentes de una
obra a otra aun cuando el desarrollo fundamental se encuentre en una
de ellas.
Son cinco los movimientos destacados que marcan el ritmo de la
gracia y de la experiencia. Modifican y amplían el esquema de la
«cuatrilogía». El añadido es el correspondiente al Romance y otras
poesías, que ocupan el primer lugar. Podemos formularlos a base de
una gracia-experiencia central y de un escrito en que se encarna:

1. El Don de Dios: Romance, poesías.


2. Opción teologal: Subida del Monte Carmelo.
3. Pasión de Dios: Noche oscura.
4. Vivir de amor: Cántico espiritual.
5. Glorificación: Llama de amor viva.
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 15
n. Movimientos de grada y vida

Pasamos a caracterizan cada una de las unidades o movimientos


en particular indicando su núcleo, sus dinamismos y las actitudes
espirituales que inspira o inculca. Tratándose de un esbozo, me limi-
to a indicar brevemente el contenido mistérico y experiencial y, al
mismo tiempo, ofrecer algunas sugerencias para su aplicación y prác-
tica. En otra ocasión trataré con mayor detalle ese doble aspecto de
contenido y pedagogía.

1. EL DON DE DIOS (Los Poemas)

La gracia, en su sentido fuerte de gratuidad, es el principio. Esta


primera fase del misterio está caracterizada por el amor, el don de la
vida nueva, la gracia, la gratuidad. Vida trinitaria, creación esponsal
del hombre, revelación, todo reviste el carácter primordial del amor,
gracia, don. Incluso algunas partes del proceso que en fases sucesivas
aparecen como búsqueda laboriosa, esfuerzo y sufrimiento meritorio
revelan aquí su sentido más profundo: amor gratuito.
Destaca desde el principio la «pasividad» en la comunión de Dios
con el hombre. Una modalidad que marcará a continuación la vida
cristiana y espiritual en todo momento, especialmente en las últimas
etapas y en la vida mística. Es un rasgo original de la gracia en
cualquiera de sus formas y de sus grados. De la Trinidad del Roman-
ce a la Trinidad de la Llama.
Este primer «movimiento» se encuentra desarrollado con mayor
realce en los Escritos breves, en algunos de ellos con particular vigor
y concentración. Señalo algunos.

a) Romance sobre la Trinidad y la encarnación

«En el principio», comienza. Es el principio, origen y meta. Se


trata de una larga historia continuada. Cantada en romance y en estilo
narrativo, como se encuentra en los libros revelados. Se trata de un
mismo romance, con nueve escenas. Narra la historia (y prehistoria)
de salvación: unión de amor entre las Personas de la Santísima Tri-
'"

16 FEDERICO RUlZ SALVADOR ~I

nidad, proyecto y hechos de encarnación, de la persona humana, del


mundo.
«Una esposa que te ame, / mi Hijo, darte quería». Imagen origi-
nal de la persona humana en la intención y en la obra de Dios. Con
esa antropología esponsal pone las bases para todo el largo recorrido
de la unión de amor: búsqueda, transformación, igualdad de amor.
«Para que pudiese venir a esto la crió a su imagen y semejanza»
(C 39,4).
Del primero al último verso, todo es aquí Don y promesa de
ulteriores dones. Ni pecados ni méritos del hombre. Puro Don de
amor de Padre que envía, del Espíritu que anuncia y ejecuta, y cul-
mina en la presencia encarnada y sensible del Hijo que convive y
comparte en todo la condición y la amistad de los hombres.

b) La Fonte en la noche

Reasume los misterios y la historia del Romance, pero en los


términos de dogma y símbolo y no ya en estilo narrativo. También
aquí canta y engrandece el misterio de Dios trino, la gracia desbor-
dante en la belleza de la creación y en la intimidad del hombre, a la
vez que agradece el don de la fe-luz para verlo. Completa y explicita
algunos momentos de esa gracia. Presenta la creación como manifes-
tación de la grandeza y belleza de Dios. En el momento culminante
de participación en el misterio coloca, en lugar del Nacimiento (como
hace el «Romance»), el sacramento de la Eucaristía, que es como la
encarnación-nacimiento permanente de Jesucristo. Es Dios quien
viene, se acerca, llama, se da a comer y beber. Agua en la noche:
origen, fuente de vida, fertilidad, luz, sed y saciedad.

c) El Pastorcico en busca de su amada

Es Jesucristo, que viene de lejos, dejando su patria natural de


gloria. Viene a vivir en tierra extraña, en el país de los hombres,
buscando apasionadamente al alma, persevera, insiste por todos los
medios, sufre y muere de amor. Tenemos nuevamente el canto y el
tono narrativo de la gracia misericordiosa. Se repite el movimiento
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 17

descendente del Don. Debido al contexto de redención, esta vez


culmina en la muerte de amor en Cruz (los anteriores concluyen con
Nacimiento y Eucaristía).
Destaca con fuerza el Don de la gracia y la misericordia. Aparece
el tema de la «búsqueda» de amor, acentuado en Noche y sobre todo
en Cántico, sólo que aquí lo hace invirtiendo los términos: El Amado
se queja y busca al alma huida y escondida, trata de restaurar por
todos los medios la alianza de amor con la humanidad infiel; mien-
tras el Cántico presenta el mismo misterio en clave lírica: el alma
que busca afanosamente a Dios ausente o escondido. Son dos pers-
pectivas complementarias; la del Pastorcico, más fundamental.
Este poema ayuda para una interpretación completa y adecuada
del misterio de la muerte de Cristo en la dinámica que privilegia la
Subida del Monte Carmelo (Sub I1, cap. 7, n. 11).

d) Oración de alma enamorada

Es también alabanza y canto; narrativa, como las piezas anterio-


res. Es síntesis de todo lo anterior. En primer lugar, se presenta como
prolongación y respuesta al Don de la encarnación y de la redención
que narra el Pastorcico, como arrepentimiento por la ingratitud de-
mostrada al no haber sabido acogerle. Es decir, parece la respuesta
del hombre a la generosidad de Dios. Pero al mismo tiempo se co-
rrige y se completa esa perspectiva, confesando abiertamente que
también la respuesta es puro Don de la gracia y del perdón.
La toma de conciencia del misterio de Cristo cambia radicalmen-
te la experiencia y la expresión: Dios me ha dado todo en su Hijo,
Cristo es mío por la Encarnación (<<Romance»), la Eucaristía (<<Fon-
te»), la muerte en Cruz (<<Pastorcico»).
Estas cuatro piezas características del primer Movimiento tiene
rasgos esenciales comunes: a) La vida espiritual es gracia siempre y
ante todo. b) Jesucristo es eje y centro en todas ellas: encarnación,
pasión, eucaristía, esperanza y Señor de toda gracia y creatura. c)
Esta primera unidad se presta a un desarrollo denso, lento, repetido,
de manera que dé contenido de misterios y actitudes espirituales
primordiales para todo el resto del camino o de la experiencia. d)
18 FEDERICO RUIZ SALVADOR

Hay que tenerla constantemente a la vista para entender el sentido y


vivir el dinamismo de la experiencia cristiana.

2. OPCIÓN TEOLOGAL (Subida del Monte Carmelo)

La gratuidad del Amor creador y redentor, narrada en el anterior


Movimiento, va sacando a luz progresivamente su fuerza de transfor-
mación efectiva y, a la vez, pone de manifiesto su verdadera natura-
leza de comunión esponsal y recíproca: «Una esposa que te ame, mi
Hijo, darte quería, que por tu valor merezca tener nuestra compañía,
y comer pan a una mesa, del mismo que yo comía, y se congracie
conmigo de tu gracia y lozanía». Ese Don desbordante y gratuito
desvela su dimensión auténtica de llamada y respuesta. Es un amor
exigente, que envuelve la libertad personal por completo.
La respuesta libre forma parte del mismo Don. Si ésa falta, la
gracia queda estéril, frustrada: Da lástima ver muchas almas a quie-
nes Dios da talento y favor, don de naturaleza y de gracia para hacer
cosas grandes, y se quedan en una mediocridad por no querer, o no
saber, o no recibir ayuda adecuada (Sub, pró!.). El principio es siem-
pre el mismo: Dios se comunica y da talentos y favores naturales y
sobrenaturales para servirle y realizarse. Se malogran a veces por
falta de correspondencia.

a) «Subida del Monte Carmelo»

La Subida del Monte Carmelo saca las consecuencias de la gracia


y la elección divinas. Es la obra que explicita los contenidos y el
ritmo de este segundo Movimiento. Prolonga y encarna la gracia
vivida en el anterior. Ha causado grandes daños en la vivencia y la
interpretación de la doctrina sanjuanista entender el libro de la Subi-
da como obra predominantemente ascética. No es una obra «ascéti-
ca», como se entiende comúnmente esta palabra. Es una obra teolo-
gal, que presenta la unión de amor en su faceta de respuesta por parte
del hombre redimido.
Es obra mistagógica y operativa, no principalmente intelectual.
Predomina el componente teologal y pedagógico. Ha sido redactada
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 19

con esa intención primordial y así la ha utilizado el autor en esbozos


previos: la figura del Monte y algunos fragmentos, que le sirven
previamente; y con el libro ya redactado, que luego explica a sus
hermanos en Granada.
Todos los ejes de la Subida están apoyados directamente en la
Palabra revelada, la misma que narraba el Don. Sólo que en este caso
prefiere los que explicitan la exigencia consiguiente. La elección del
pueblo escogido ha sido una lucha dura y constante por la fidelidad
a Dios, por la alianza en fe y amor, frente a la tentación de idolatría
abierta o velada. Esa misma problemática siente fray Juan en este
momento de Opción.

b) Exigencias de la unión

Se trata siempre de unión: de Dios con el hombre, del hombre


con Dios. Las fuentes y los ejes son los mismos, están condensados
en textos bíblicos fundamentales y en algunos capítulos destacados
de Subida:
- Dios y sólo Dios: Sub 1, cc. 4-5.
- Presencia y comunicación de Creador, Padre, Esposo: 11, c. 5.
- Jesucristo encarnado, redentor, revelador: 11, cc. 22 y 7.
- Seguimiento incondicional de Cristo: II, c. 7.
- El mandamiento del amor, programa de respuesta: I1I, c. 16.

c) Creer, amar, esperar

Las virtudes teologales le proporcionan un medio increíblemente


eficaz para su doble propósito de comunión centrada absolutamente
en Dios; y al mismo tiempo un medio de comprensión y aprovecha-
miento de todas las capacidades subjetivas y de la realidad objetiva
e histórica que envuelve al creyente. Fe, esperanza y caridad son
medios inmediatos de unión, y también de «negación» sin desprecio
ni pérdidas.
Las virtudes teologales aparecen juntas en la presentación y tarea
de Subida, casi por igual, formando una terna contemplativa y ope-
..

20 FEDERICO RUIZ SALVADOR

rativa inseparable. La vida teologal se convierte en el dinamismo


básico e invadente de todas las actividades unitivas o purificativas
que haya que hacer a continuación. Caracterizará los Movimientos
siguientes: fe la Noche, amor el Cántico, esperanza la Llama.

d) Opción total

El hombre elegido y vocacionado tiene a su vez que hacer su


elección con todas las implicaciones y consecuencias. Denominamos
«opción teologal» al proyecto general que caracteriza la dinámica de
Subida, no solamente porque en ella actúan las virtudes teologales,
fe, esperanza y caridad como eje dinámico, sino porque tiene como
principio y centro al mismo Dios. Es una verdadera «opción» porque
implica una elección totalizan te de la persona y de su existencia.
Queda formulada en dos capítulos: la unión con Dios (11, c. 5), el
seguimiento de Cristo (H, c. 7).
«Sólo mora en este Monte honra y gloria de Dios». La gracia, la
vida, la experiencia y los servicios del hombre están desde el prin-
cipio marcados por ese lema: Es el valor esencial y punto de referen-
cia central. Su colocación en la cima del Monte le da un tono espe-
cial: es ante todo de condescendencia de Dios que se revela y quiere
morar entre nosotros. Es una teofanía de comunión antes que una
exigencia de culto y honor.
Un principio absoluto, que se mantiene constante en todas las
fases y experiencias del recorrido. Así está formulado el Don original
en el primer verso del Romance: «En el principio moraba». Y así
concluye también Llama el último Movimiento de Glorificación:
«secretamente sólo moras».

Negación

Surge la tensión constante, designada con una palabra fuerte para


el Santo, «unión de amor» o unión del hombre con Dios; que para
él resulta expresiva y exigente, si bien para nosotros ha quedado en
término lexical sin casi resonancias. Se trata de algo grave y de
mucho alcance. Los términos de unión, amor, encuentro, significan
-
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 21

en realidad conflicto, lucha, tensión. Lucha de Dios por conquistar la


libertad del hombre. Lucha del hombre por acercarse y aclimatarse a
la trascendencia de Dios. Los «apetitos» son las pequeñas «divinida-
des» sueltas del corazón descentrado. El hombre les dedica venera-
ción, tiempo y vida, a ello les sacrifica la paz y las mejores energías
espirituales del alma.
Hay que elegir, y para ello hay que dejar, posponer, subordinar.
«Negación» no es, en nuestro lenguaje, el término más apropiado
para indicar lo que aquí se intenta. Aunque lleva el contraste a pos-
turas de alternativa entre Dios e ídolos, entre fe e idolatría, en rea-
lidad no se trata de destrucción y muerte como en el caso de los
ídolos. Se trata de jerarquía y ordenación. Las creaturas son nada
menos y nada más que lo que dice la palabra «creaturas de Dios». De
«objetos para el goce» pasan a convertirse en «mediaciones de la
presencia y comunión».
La negación lleva a cabo la vuelta de las cosas a su sentido, de
cada cosa a su sitio. En definitiva, devuelve a las creaturas, personas
y cosas, valores y sufrimientos, su propio sentido y su función en
Dios. En lenguaje teológico, diríamos que las afirma y ama en lo que
son y significan: dones y «mediaciones» de Dios.
Aquí aplica fray Juan la Opción. Un Amor capaz de reorganizar
persona y vida con otros criterios, otros valores, cimentándola en su
más profundo centro. Opción que no es un acto volitivo sólo, ni es
desprecio. Es cultivo sistemático del Don divino: «11 faut libérer en
soi les don s de Dieu», sería la formulación exacta de la actitud san-
juanista (D. Chevallier).

3. PASIÓN DE DIOS (Noche oscura)

El tercer Movimiento cambia bruscamente el paisaje espiritual.


Todos los mecanismos de relación, de vida y actuación sufren una
transformación que los hace casi irreconocibles. Dios, en su modo de
ser y obrar, se vuelve totalmente extraño. El sujeto mismo no se
reconoce a sí mismo y cree vivir en un mundo de sombra o de sueño.
Aquí el hombre nace, muere y resucita de verdad; la alianza y reden-
ción se hacen efectivas. Aquí se decide su suerte de armonía y ple-
nitud, o de mediocridad y aislamiento.
'"

22 FEDERICO RillZ SALVADOR

a) El libro de la «Noche oscura»

La nueva gracia de Dios y la nueva foma de respuesta encuentran


su expresión adecuada en esta obra, diríamos que casi se identifican
con ella. En estas páginas ha quedado consignada de la manera más
enérgica y luminosa, con todo su realismo y penosa oscuridad. A ella
hay que referirse constantemente para describir y realizar.
Antes que los investigadores, ha sido la experiencia directa de las
personas la que ha descubierto la profundidad religiosa y humana y
el alcance universal de esta obra. No aborda e ilumina un sector
marginal de la fe y de la vida. Va directamente al centro: en el
sentido o sinsentido, la gana o desgana del vivir. La raíz misma de
toda posible experiencia religiosa, del pensar, del sentir, del obrar.
Por su misma radicalidad no queda el Movimiento encerrado en
los límites de esta obra. Reaparece constantemente en las demás
fases y obras. El autor la considera parte o libro de la Subida del
Monte Carmelo, de manera que quede bien claro que se trata de Don
y colaboración, en una nueva variante. Recupera la noche en Llama
y enriquece la visión del amor calificado.

b) Pasión de Dios

«Pasión» en el doble sentido del término: padecimiento hondo,


de amor apasionado. Dios, siempre Dios, origen de esos sufrimientos
y objeto de ese amor apasionado; apasionamiento ciego e ineludible
de El. No es pensar o querer, sino sufrir a Dios. Y también apasio-
namiento ciego e ineludible por El. La Noche oscura encuentra en
este punto álgido del misterio su fuerza de transformación y de atrac-
ción.
«Sobrepadece» (2N 6,5), dice el autor: penas y tribulaciones,
oscuridades y sequedades, tribulaciones de dentro y de fuera. Pero la
raíz de todas esas formas y objetos de padecimientos lo que realmen-
te padece es a Dios mismo en persona, su presencia o mano dura y
«cruel», su ausencia, abandono y desinterés.
Pasión de Cristo. La imagen de Cristo crucificado viene marcan-
do los anteriores movimientos y aquÍ se convierte en realidad y ex-
,....

PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 23

periencia central: el Pastorcico que se encumbra en el arbol (Mov.


1), Cristo que se entrega en totalidad de amor al Padre y se hace
camino en la opción (Mov. 11). En el tercer Movimiento, Jesús cru-
cificado caracteriza el amor de Dios, que entrega a su propio Hijo;
y el amor del hombre redimido, que recalca al vivo el misterio
divino (2S 7,11). «Conviene que no nos falte cruz como a nuestro
Amado, hasta la muerte de amor» (Ep 11). Es una forma nueva y
muy extraña de la misma comunión de amor y alianza esponsal del
Don primero.

e) Presencia y obra del Amor

A Dios se acomoda bien el aplicarle la omnipotencia en el crear,


premiar, glorificar. En cambio, no parece propio suyo asignarle esta
obra de destrucción y total desmoronamiento del espíritu y del mun-
do de la fe. Y sin embargo, es El mismo, que se ve obligado a
rehacer al hombre con la mano omnipotente y recreadora con que
le hizo la primera vez y luego le redimió (<<Oración del alma ena-
morada»).
La Noche es revelación especial de Dios infinito y de su amor
misericordioso. Es Dios mismo del primer Movimiento, «el inmenso
Padre», actuando como es El, comunicativo y omnipotente. La re-
dención es obra aún más admirable que la misma creación: «Por lo
dicho se verá cuánto más hace Dios en limpiar y purgar un alma de
estas contrariedades que en criarla de nonada» (lS 6,3).
y es forma eminente de presencia y de experiencia. La Noche es
en sí una de las formas intensivas de la presencia de Dios, y una
participación viva y cualificada en el amor de Cristo crucificado. La
Noche oscura es una forma de presencia divina, es gracia y unión de
amor, es una experiencia de la más alta calidad. Para esta nueva
situación y forma de experiencia ha preparado Juan al creyente con
la imagen de Dios familiar y trascendente que le presentó en Subida.
Dios es simultáneamente revelado y escondido. Cuando se revela,
deja sentir su escondimiento; cuando se esconde, no pierde por ello
su cercanía de revelación. Es la manera con que ha tratado a su
propio Hijo.
24 FEDERICO RUIZ SALVADOR

d) Desvelamiento y obra del hombre

Es también revelación del hombre en toda su desnudez y pobreza.


Ese contraste es precisamente la noche. Todo queda al desnudo y en
seco: Dios, el sujeto, las personas, las cosas, el vivir. Desaparecen
decorados y colores, música y premios, distracciones y entreteni-
mientos. Llega el momento de la visión esencial y dolorosa del pro-
pio ser. El pecado sale a la superficie de la conciencia para que lo vea
y sienta la maldad escondida, las deformaciones congénitas, que
escapan a los controles de la conciencia espiritual. Se ponen en cura
las graves «enfermedades del espíritu».
Con la experiencia y la teología de la Noche oscura, Juan de la
Cruz presenta a nueva luz el alcance del pecado. Suele ser tratado
con rutina y superficialidad. El pecado como simple ofensa malinten-
cionada. Si utilizamos términos más cercanos a la realidad: maldad,
deformación, egoísmo, ceguera, etc., vemos que la malicia alcanza
también a hechos inculpables.
En el mismo sentido se renueva el alcance real del perdón. La
verdadera gracia del perdón divino alcanza a la transformación de la
persona y no solamente a cancelar hechos pasados. La mirada de
Dios cuatro cosas hace en el alma pecadora: limpia, agracia, enrique-
ce y alumbra (C 33,1). Poco hace el perdón de simple disculpa y
olvido de la ofensa pasada.

e) Paciencia y fidelidad

La «pasividad» característica de este Movimiento implica en rea-


lidad una respuesta exigente y comprometida, más generosa y activa
que la misma Opción de la fase anterior. La oscuridad, la aridez y el
abandono dan lugar a un nuevo modo de fe, amor y esperanza de la
máxima calidad. Fidelidad penosa y sin ningún apoyo: «Sufrió con
constancia y perseveró, pasando por aquellos trabajos sin desfallecer
y faltar al Amado; el cual en los trabajos y tribulaciones prueba la fe
de su Esposa» (11, c. 21, 5).
Es fidelidad penosa y muerte fecunda. El alma probada tiene
motivos para confiar: «Nunca estuvo mejor que ahora ... , ni se cono-
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 25
cía por tan mala, ni a Dios por tan bueno; ni servía a Dios tan pura
y desinteresadamente como ahora» (Ep 19).

1) Experiencia constante

Amplia gama de realizaciones. Con el paradigma de la noche


«mística», Juan de la Cruz ha descubierto y desarrollado la raíz y la
dinámica del amor cristiano, incluso del amor humano, en una de sus
formas más frecuentes y valiosas. La redención llevada a transforma-
ción del hombre interior conlleva desgarrones, apagamiento. Se pa
ralizan en gran parte los dinamismos psicológicos para dar lugar a la
actuación de los principios sobrenaturales, en particular las virtudes
teologales.

4. VIVIR DE AMOR (Cántico espiritual)

El Amor del cuarto Movimiento empalma directamente con el


tema y el tono del Misterio inicial: Don de la creación y de la gracia
esponsal, amor redentor del Pastorcico; que ahora se convierte todo
ello en vida nueva y experiencia de mutua donación total. En apa-
riencia, este amor parece ser efecto de la Opción de Subida y de la
Pasión de Noche. Pero éstas son solamente disposiciones inmediatas,
purificación de cauces, eliminación de impedimentos para que actúe
en toda su fuerza el Amor Don de la Trinidad y del Cristo Esposo
y redentor.

a) Cántico espiritual

Esta obra lleva a cabo con vigor sostenido la presentación del


Misterio del amor de Dios y de la vida cristiana entera vivida en
amor. Esa dimensión central asume y configura la totalidad de la
vida y las varias experiencias que la integran: oración, servicios,
penalidades, fe, fraternidad. En Cántico, la clave que dinamiza el
movimiento en todas sus fases: el amor, la unión de amor: Dios es
26 FEDERICO RUIZ SALVADOR

amor, y la plenitud del hombre es igualmente el amor. Realidad


omnipresente, pero que en estos momentos emerge con vigor teolo-
gal y psicológico insólito.
Conecta con el Principio: el hombre creado como esposa e hijo,
creado para amar, redimido por amor (C 1,1). No solamente creado,
sino «superdotado» para ello: con la presencia continua e invadente
de las Personas de la Trinidad y con los medios más eficaces de
comunicación recíproca (C 1,6ss.).
En el cuarto Movimiento, el Canto del Amor, Juan de la Cruz
destaca no solamente un momento esencial de la comunión Dios-
hombre, sino el núcleo central de toda vida, humana o cristiana. En
cualquier momento de su desarrollo, no sólo en horas de plenitud.
Expresión transparente del «Vivir de Amor», Cántico recoge y canta
toda la vida cristiana y espiritual.

b) Caer en la cuenta

La nueva experiencia tiene un arranque particularmente vivo y


denso. Es un despertar de la conciencia a la gracia recibida y desaten-
dida: Cayendo el alma en la cuenta de que fue creada por Dios en
amor, redimida por amOL .. (C 1,1). Ahí está la fuente del Amor
desbordante que presenciamos a continuación. Ese mismo amor es el
que ahora agradece, realiza y canta. Cae en la cuenta de lo que ha
recibido y es, de lo que le ha faltado y le falta en correspondencia.
La fórmula «caer en la cuenta» abre camino a toda clase de gracias
y experiencias.
En la Opción de la Subida aparecía el primer mandamiento como
principio del Amor: amar con todas las fuerzas. Ahora cae en la
cuenta de que la verdadera fuente de este nuevo amor no es el «man-
damiento», sino el Don previo del Amor de Dios. El primer manda-
miento se hace realidad, ya que las energías convergen en esa reali-
dad viva y central: Jesucristo el Amado, Dios. Ama con todo el ser,
con todas sus capacidades, con todo su caudal de potencias y ener-
gías. Cumplir de veras con el primer mandamiento, que pide amar a
Dios con todo: energías, sentidos, potencias, alma, sin excluir nada,
por humilde que parezca.
PEDAGOGLA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 27

c) Cristo Amado de veras

Igual que en Subida (Cristo revelador) y en Noche (Cristo cruci-


ficado), también aquí Jesucristo ocupa el centro. Y lo hace en sinto-
nía con el Misterio en que se enmarca: Cristo es el Amor, Esposo,
Amado, desde el principio hasta el final del Cántico.
«Algunos llaman al Esposo Amado, y no es amado de veras,
porque no tienen entero con él su corazón» (C 1,13). Le dan ese
nombre a Cristo por costumbre o porque lo ven utilizado por otros.
«Amado» es un nombre lleno de sentido y compromiso, no una
expresión idílica. Este amor a Cristo en Cántico lleva mayor densi-
dad, y al mismo tiempo toda la radicalidad que hemos visto anterior-
mente en Subida I1, c. 7.
En algunos momentos se pone a prueba la autenticidad de ese
amor de renuncia y seguimiento. 1) «Buscando mis amores» (C 3).
Buscar al Amado, con hechos y de obra, queriendo que les cueste
algo este Cristo. 2) Aunque algunos se tienen por los de muy allá,
nunca se acaban de perder «para hacer las obras perfectas y desnudas
por Cristo ... Todavía tienen vergüenza de confesar a Cristo por la
obra delante de los hombres, teniendo respeto a cosas. No viven en
Cristo de veras» (C 29,8).
Amor-conocimiento. Jesucristo se revela en sus misterios al ritmo
del desarrollo del Amor. Siempre en fe, con él la luz velada o el velo
traslúcido de la fe. Primeramente a través de las personas y de las
realidades de la creación. En un segundo momento, en algunas «aso-
madas» espirituales.
Se llega a una especie de revelación experiencial de sus miste-
rios. A raíz de la unión de amor se produce un nuevo conocimiento
amoroso de Cristo. Como a su fiel consorte, Cristo no sabe tener
nada encubierto a quien ama. «Comunícala principalmente dulces
misterios de su Encarnación y los modos y maneras de la redención
humana (C 23,1). Todo su deseo e ilusión en este camino era entrar
en la sabiduría de Dios es «por venir a unir su entendimiento en
Dios, según la noticia de los misterios de la Encarnación, como más
alta y sabrosa sabiduría de todas sus obras» (C 37,1). Misterio inago-
table de Cristo, siempre por explorar, no tanto por vía de reflexión
cuanto por la sabiduría del padecer (37,4).
28 FEDERICO RUIZSALVADOR

d) Amor de todo el ser

Como la caridad del evangelio, que encierra toda la Ley y los


Profetas, así el Amor aquí tratado es una forma total de vida interior,
de existencia personal y de acción comunitaria.
«El amor, tensión total de la persona humana. En el Cántico el
amor se manifiesta no solamente como una cualidad, o pasión, o
acto, que afecta o pertenece a determinada potencia del alma, sino,
más hondamente, como una manera de ser total de la persona. El
concepto o, mejor, la realidad del Amor en el Cántico adquiere una
extraordinaria profundidad ontológica que no creemos que pueda ser
conceptualizada exhaustivamente en los esquemas psicológicos» (F.
Urbina).
Realización gradual, en etapas de gracia y correspondencia. El
Amor es total y sin reservas desde el primer momento. En cambio,
la acogida y la respuesta por parte del hombre se hace muy poco a
poco por sus términos, «al paso del alma» (e 23,6).

e) Amar es vivir

Amar y vivir se equivalen en extensión e intensidad. No se limita


el amor a formas explícitas de ejercicios interiores y oracionales, a
momentos de entusiasmo y pensar en Dios con calor de amor. Es
servir, sufrir, convivir, trabajar, comer. .. en amor: «Todo se mueve
por amor y en el amor» (C 38,8). Todo lo que el hombre proyecta,
organiza y hace; todo lo que le sobreviene y padece; de cualquier
manera y en cualquier terreno. Todo es amor y en el amor de Dios.
Es un amor de Dios que no margina de los asuntos de la vida y de
sus tareas, obligaciones y necesidades «vulgares». Este amor arrastra
y envuelve la totalidad de la existencia en sus normales actos y
obligaciones, más allá de la conciencia y de la atención. Obra por
amor y en el amor, muchas veces sin pensar que lo hace por Dios
dado que está ya identificada con El y con sus cosas (C 28,5).
«Como la abeja» ... No necesita el alma transformada seleccionar
aspectos religiosos o positivos de la existencia. Asume y transforma
todo: ocupaciones espirituales o profanas, los gozos y los disgustos,
lo amargo y lo dulce. La «abeja» sirve de paradigma: en las cosas
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 29
sólo busca y extrae lo que hay de amor, de objetos amargos y dulces,
sólo miel. Así el alma de los hechos y negocios que le suceden o
lleva entre manos, sólo le interesa lo que tienen de amor: dar y
recibir Amor (e 27,8).

5. GLORIFICACIÓN (Llama de amor viva)

Más allá de la transformación de amor, aún descubre nuevas


realidades de gracia y de vida cristianas. Este quinto Movimiento se
presenta con aire de novedad. Nueva luz, nuevo ardor. Y en corres-
pondencia con la vida nueva, el canto nuevo de agradecimiento, de
júbilo y de glorificación: «un cantar nuevo, siempre nuevo, envuelto
en alegría y amor» (L 2,36).

a) «Llama de amor viva»

Es obra básica, de carácter marcadamente «doxológico», de ala-


banza y gratuidad. En sus contenidos y en su estilo refleja y refuerza
muy apropiadamente la gracia interior. Predomina el tono de recono-
cimiento y agradecimiento que ya afloraban en el cuarto Movimien-
to. La glorificación es actitud del alma transformada; y sobre todo
acción del Espíritu Santo, que la lleva a plenitud.
Obra de síntesis. Es presencia íntima y silenciosa y es recuerdo
vivo de una larga historia de gracias y pruebas de Dios, que han
traído hasta aquí. Por un lado, recapitula en sustancia la gracia y la
vida desarrollada a lo largo de todo el recorrido. Por otra parte,
anticipa no sólo las disposiciones, sino el mismo amor y el pregusto
de gloria. Ese horizonte entreabierto se vive y experimenta ya en
fundido con la experiencia de gracia en la condición temporal, por fe,
amor y esperanza. No es la gloria, pero sí algo que se le asemeja.

b) Vida nueva

La verdadera fuente de esta nueva vida es la misma con que


inicia el Romance y con que inicia también Cántico en la primera
30 FEDERICO RUIZ SALVADOR

estrofa: las Personas de la Trinidad vivientes y comunicativas en el


íntimo ser del hombre: «El dijo que en él que le amase, vendrían el
Padre, Hijo y Espíritu Santo, y harían morada en él; lo cual había de
ser haciéndole a él vivir y morar en el Padre, Hijo y Espíritu Santo
en vida de Dios» (L, pról.).

c) Recapitulación

Es también recapitulación. Reaparecen a nueva luz las realidades


fundamentales antes vividas:
- presencia trinitaria como punto de partida;
- resistencias iniciales a la invitación de Dios (L 2,27ss.);
- servicios prestados y todavía pendientes de recompensa (2,23);
- la noche oscura en todo su rigor (esquiva: 1,18ss.);
- comienzos difíciles de la oración contemplativa (3,28ss.).

Fase de coronamiento, lleva a plenitud el Don de la primera


gracia. No solamente da cosas nuevas, sino que esclarece el misterio
de las fases anteriores: obra de la Trinidad de principio a fin, Dios
glorifica y ensalza al hombre, el alma glorifica a Dios, agradece y
engrandece a Dios.

d) Glorificación

Aunque reasume lo anterior, tiene carácter propio en su presen-


tación y modalidades peculiares en la experiencia. «Glorificación»
dice bien lo que está sucediendo en estos momentos. «El Espíritu
Santo la está como glorificando con suave y fuerte gloria; tanto, que
cada vez que la absorbe y embiste le parece le va a dar la vida eterna,
y que va a romper la tela de la vida mortal, y que falta muy poco,
y que por esto poco no acaba de ser glorificada esencialmente ... »
(L 1,1).
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 31

e) «Magníficat místico»

Llama es en realidad un verdadero «Magníficat místico». Hasta


el lenguaje la emparenta con el canto mariano. Rehace y celebra los
mismos pasos históricos y contenidos del cantar bíblico. Pobreza
humana y elevación divina, dones innumerables y continuados de
una larga historia de salvación. Engrandece Dios al hombre haciendo
en él maravillas; engrandece el hombre a Dios agradeciendo encare-
cidamente sus dones.
Hasta los términos característicos: encarece, agradece y engran-
dece. Repite con insistencia los mismos términos «agradece y en-
gnmdece» en las dos direcciones del texto evangélico: «Engrandece
aquí el alma al Padre e Hijo del Espíritu Santo, encareciendo tres
grandes mercedes ... » (L 2,1). Aquí hasta «siente el cuerpo tanta glo-
ria en la del alma que en su manera engrandece a Dios» (L 2,22).
El canto del alma que engrandece a Dios es solamente reflejo de
algo más hondo y original: Dios engrandece al alma. Un dato lírico
y teologal a primera vista extraño, pero en el Movimiento de glori-
ficación. De diez veces que usa «engrandecer» en Llama, sólo dos
tienen sentido activo (el alma engrandece a Dios); mientras las otras
ocho veces es Dios quien engrandece encarecidamente al alma:
«Demás del conocimiento que tiene de las mercedes recibidas, siente
a Dios aquí tan solícito en regalarla con tan preciosas y delicadas y
encarecidas palabras, y de engrandecerla con unas y otras mercedes,
que le parece al alma que no tiene otra en el mundo a quien regalar,
ni otra cosa en que se emplear, sino que todo El es para ella sola»
(L 2,36).

f) Libro de vida cristiana

Esta fase de la experiencia espiritual pone de relieve algunos


contenidos esenciales de toda vida cristiana: morada y acción de la
Trinidad en la interioridad, acción constante del Espíritu Santo en
todo momento y actividad, caminos de la redención, la libertad de los
hijos de Dios, la mediación de las personas, el destino de muerte y
gloria, etc. Y en todo y sobre todo, el Amor que es Dios Padre, Hijo
32 FEDERICO RUIZSALVADOR

y Espíritu Santo. El gozo de la condición de hijo de Dios, de la


esperanza de gloria, del Amor actual que es ya de vida eterna. Y la
consiguiente actitud de alabanza, el agradecimiento, el gozo y, sobre
todo, el amor.
Resulta insustituible la vivencia de este movimiento en todo
momento y fase de la vida cristiana conforme a la gracia y vocación
de cada persona. Temas importantes que valen en todos los grados de
la vida espiritual. Juan de la Cruz ha aplazado su tratamiento más
explícito para esta última obra.
¿Por qué luego se relegó esta obra con toda su riqueza cristiana
a cimas «irreales»? Es una lástima que la Llama haya sido conside-
rada un escrito «reservado» a grandes místicos. No eran de esa espe-
cie las personas a quienes el autor la destina y que la leen con afición
en vida de él.

III. Orientaciones mistagógicas

Como verdadero maestro de espíritu, Juan de la Cruz no cuida


solamente el equilibrio en la exposición doctrinal de misterios y
experiencias. La gracia actúa en un conjunto de modos y medios de
transmisión y asimilación: contenidos, lenguaje, pasos suc;esivos,
estímulos para su realización. Se hacen necesarias ciertas condicio-
nes para la comprensión honda y vivencia efectiva. De lo contrario,
todo muere y se almacena en la información religiosa y cultural.
Nuestro místico maestro se ha preocupado mucho de los modos y
medios para llegar a sus variados oyentes y lectores.

1. ESTILO PERSONAL

La pedagogía espiritual de fray Juan es más que una técnica. Es


bueno que lo tengan en cuenta quienes hacen pastoral con sus escri-
tos. No sólo explicaba e instruía, sino también comunicaba y encen-
día. Así, hablaba de Dios y de los misterios de nuestra fe como si los
viera con los ojos corporales, dice un testigo. Su estilo de vida y
acción queda plasmado en tantas acciones y actitudes que conocemos
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 33

por testigos directos. Transmite y contagia con todo su ser vida es-
piritual regeneradora.
Palabras de un testigo: «Era, a mi juicio, uno de los gran-
des maestros de espíritu que nuestro Señor ha tenido en su Igle-
sia; porque mostraba haberle nuestro Señor enseñado y comuni-
cado mucho; y así sus palabras daban vida y eran muy eficaces por
salir de su pecho, que parecía estar encendido en Dios. Y así vi que
sus visitas [a los conventos] eran muy deseadas sólo por la vida que
los frailes con oírle sentían en sus almas; y así se echaba de ver
cuando él asistía, que parecía que todo se renovaba y brotaba es-
píritu y fervor». (Declaración Juan de la Madre de Dios, en los
Procesos.)

2. PEDAGOGÍA EN LOS ESCRITOS

Los escritos recogen los temas y la experiencia contagiosa de su


palabra viva y directa. Lo comprueban quienes tuvieron la suerte de
ser oyentes y lectores de san Juan de la Cruz. Declaran dos monjas
carmelitas de Granada: Escribió unos libros llenos de doctrina, «la
cual es la misma que él platicaba y comúnmente enseñaba antes que
los sacara a la luz; y así lo vi yo» (María de san Alberto). He visto
y leído los escritos suyos, «y algunas cosas de lo que en ellos está
escrito la comunicó siendo vivo el dicho fray Juan de la Cruz, porque
yo le pedí declarase el sentido de ellas, y lo hizo» (Catalina de la
Encarnación).
Utiliza sucesiva o simultáneamente diferentes medios: confiden-
cia personal, la charla comunitaria, el aviso breve, el poema, el co-
mentario extenso. Supone que el oyente o lector sintoniza con esas
expresiones. Antes que el tema o el método, le interesa la actitud.
Una y otra vez insiste sobre la necesidad de sintonía con la realidad
del misterio, no solamente con las intenciones del escritor.
Los temas espirituales o místicos no garantizan por sí solos la
profundidad y el realismo de la experiencia cristiana. Esas mismas
realidades son temas de estudio para diferentes ciencias: teológicas o
filosóficas, críticas o literarias. No basta con decir que uno lee a san
Juan de la Cruz. Es necesario precisar en qué clave lo hace. La
34 FEDERICO RUIZ SALVADOR

misma Sagrada Escritura se lee también en claves ajenas a la finali-


dad central de la palabra revelada.

3. ALGUNAS ORIENTACIONES

- No es minucioso en sus técnicas. Lo hace de propósito, para


dejar abiertas mayor número de posibilidades a la utilización
de esos textos y experiencias. Prefiere dejar anchura a fin que
cada uno se aproveche según su vocación y capacidad espiri-
tual (C, pról. 2).
- La razón y el corazón. Aun acentuando lo vivo (Dios vivo, lo
vivo de la oración, lo vivo del recogimiento, viva muerte y
viva mortificación), no es vitalista. Su llamada constante a las
funciones de la «razón natural» iluminada por la fe y el evan-
gelio no dejan lugar a dudas. «El que obra razón es como el
que come sustancia, y el que se mueve por el gusto de la
voluntad como el que come fruta floja» (D 45). El amor, no
el sentimiento, es el factor decisivo de toda transformación.
- Hablar-callar-obrar. Es la terna que san Juan de la Cruz aplica
en su mistagogía. Son tres momentos o fases de la asimila-
ción y transmisión adecuada de los contenidos de la gracia, en
que normalmente el Espíritu Santo obra la transformación
interior. Este es el secreto de la mistagogía sanjuanista. Ha-
blar de la razón iluminada por la fe. Callar del amor contem-
plativo. Obrar de la esperanza comprometida.
- Hablar: hablar y escribir, escuchar y leer. La palabra: predi-
cador y oyente, maestro y discípulo, intercambio fraterno. La
fuerza del «espíritu» en minúscula, que es el reflejo de la
presencia y de la acción del Espíritu. Esto impone todo un
estilo hondo y de íntima participación personal. La pala-
bra espiritual, para ser portadora del misterio, tiene graves
exigencias, tanto de parte del maestro como del oyente. Se
incluye también en la «palabra» el discurso intelectual, el
pensamiento, ideas, imágenes y proyectos. (Ampliamente
desarrollado en Sub I1I, c. 45.)
- Callar. La palabra informa, instruye, anima, pero no va más
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 35

allá. Llega un momento en que ha cumplido su función y deja


paso a otros medios de participación personales. Añadir pala-
bras y pensamientos es «comer sobre lo indigesto». Viene el
momento siguiente: callar con el apetito y la imaginación. Es
el lenguaje del «callado amor» (Ep 8).
- Obrar de veras. Expresión predilecta y repetida del lenguaje
sanjuanista. «Para hallar a Dios de veras no basta sólo orar
con el corazón y la lengua ni tampoco ayudarse de beneficios
ajenos, sino que también, junto con eso, es menester obrar de
su parte lo que en sí es» (C 3,2).

4. APROVECHAMIENTO INSUFICIENTE

No basta repetir palabras sublimes, encarecimientos. No es fácil


«leer» ni «comentar» a san Juan de la Cruz si hemos de conservarle
en su jugo y vigor. «Con decir llama no se quema la boca». No basta
escoger algunos temas, leerlos y exlicarlos con rigor técnico y super-
ficial. No deja otro efecto que el «gusto de la tal doctrina ... ; mas el
espíritu no sale de sus quicios más que antes, no teniendo la voz
virtud para resucitar al muerto de su sepultura» (Sub III, 45).
Una serie de afinidades hondas nos ha puesto en contacto con la
experiencia y la doctrina de san Juan de la Cruz. Redundancia de
temática y problemática espiritual, escasez de asimilación personali-
zada; variedad de experiencias, pobreza de experiencia espiritual;
abundancia de novedades y detalles, pérdida de visión unitaria de lo
esencial.
Faltan por elaborar unidades que sigan el ritmo de la asimilación
interior y de la realización existencial e histórica. Para ello se requie-
ren también idearios y esquemas técnicos en la utilización pastoral de
san Juan de la Cruz.
Desde una experiencia y perspectiva marcadamente místicas, ha
llevado a cabo una síntesis de vida y de espiritualidad cristiana muy
lograda y relativamente completa. Utiliza la originalidad mística para
iluminar y reforzar los componentes esenciales de la vida cristiana y
formar a otras personas según sus respectivas vías. Fue muy reserva-
do en este campo. No hablaba para nada de sus gracias místicas
36 FEDERICO RUIZSALVADOR

personales. Ni escribe de mística para los místicos. Se ha servido de


las luces y ardores de las gracias místicas para mejor conocer y
exponer la gracia cristiana.
Con ligeros retoques, como los que hacemos espontáneamente
leyendo cualquier otro libro (el Evangelio, san Pablo, san Agustín, la
Imitación de Cristo), se puede tomar enteramente a san Juan de la
Cruz como maestro espiritual hoy mismo.

IV. Aplicaciones pastorales

Juan de la Cruz se muestra abundante y original en cuanto a


experiencia, doctrina, expresión. Desarrolla, en cambio, con menor
detalle los aspectos pedagógicos operativos. En parte por la perspec-
tiva elegida, más mística que ascética, más teologal que moral. Y
también por su deseo de mantener la acción de la gracia y la expe-
riencia abierta a las varias formas que ésta puede asumir en cada
persona o grupo. No quiere cerrar la puerta a ningún sistema, esque-
ma o método que pueda aprovecharse de semejante doctrina y expe-
riencia.
En su propia actividad pedagógica, el autor utiliza algunas for-
mas libres o institucionalizadas que son comunes en su tiempo y
ambiente. Luego las adapta según conveniencias pastorales y prefe-
rencias personales. Se reducen sustancialmente a dos:
Pláticas comunitarias: categoría que incluye toda una serie
de estilos y modalidades que nosotros designamos con el
nombre de conferencias, clases informales, instrucciones
religiosas, meditaciones, etc.
Dirección y formación personal: en la confesión o en trato
individual con las personas, según gracias y experiencias,
necesidades y proyectos.

POSIBILIDADES ACTUALES

La sobriedad de san Juan de la Cruz en cuanto a detalles meto-


dológicos no le impide ofrecer datos abundantes y cauces concretos
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 37

para elaborar esquemas, estructuras y dinamismos de alcance gene-


ral. No se ha hecho gran cosa en esta dirección. Existen algunas
antologías de lectura orgánica de los escritos, unos pocos esquemas
de Ejercicios Espirituales ...
Dado el carácter de «e'sbozo», me limito a sugerir algunas pistas
de ulterior desarrollo, sin descender a detalles de temática y de
método. Tampoco interesa en este momento catalogar los esfuerzos
que se han hecho en los varios sectores a que aludiré seguidamente.
A título de ejemplificación aludiré a cuatro modalidades que repre-
sentan otros tantos sectores de aplicación concreta, con numerosas
posibilidades cada uno:
iniciación y vivencias de oración,
ejercicios espirituales,
cursos de formación espiritual,
orientación personalizada.

1. ORACIÓN

En el ámbito de la oración está ejerciendo un magisterio eficien-


te y generalizado. Más que promoción y recomendaciones, lo
que necesita es aprovechamiento adecuado de su aportación origi-
nal. Muchas personas, nombres conocidos y orantes anónimos, le
toman como maestro de oración. Está claro que en los escritos de
san Juan de la Cruz no encuentran un libro sobre la oración, sus
formas o sus métodos. Lo que sí encuentra el lector orante, en
medida abundante y original, es una iniciación preciosa y acompa-
ñada en tres líneas primordiales: forma al orante, le inicia a la
contemplación, le ayuda y acompaña en el contrato inmediato con
los misterios de la fe.
La institucionalización de los medios a disposición del orante ha
venido a crear una serie de equivalencias que luego no responden a
la realidad. Por ejemplo, los «temas de oración», con sus libros co-
rrespondientes. Un medio útil, que ha servido a tantas generaciones
de orantes para los tiempos establecidos de «oración formal». Me
sirvo rápidamente de una sencilla clasificación en tres categorías para
aprovechar la ayuda del Santo:
38 FEDERICORUIZSALVADOR

a) Formar orantes

Aquí está el mayor acierto y la mejor aportación de Juan de la


Cruz como maestro de oración cristiana. Por la fuerza con que pre-
senta la comunicación y la palabra de Dios en Cristo, ya que la
oración es diálogo basado en la presencia, en la palabra y en el amor
condescendiente de Dios. Con ideas o sin ideas, en aridez o en fer-
vor, el diálogo se puede realizar de manera auténtica y profunda.
Toda instrucción que se haga sobre oración debe estar ordenada y
subordinada a la función primordial de formar a la persona orante en
su trato personal y directo con Dios.

b) Oración contemplativa

Hasta hace poco, «contemplación» sonaba a privilegio y reserva.


Hoy se ha convertido en experiencia o atracción generalizada entre
gente espiritual. No se vive como plenitud, sino más bien como
confesión de la pobreza de ideas y sentimientos con que el orante
moderno se presenta ante Dios cercano y dialogante. San Juan de la
Cruz ha valorado, descrito y explicado con realismo y originalidad
esta forma delicada y fundamental del encuentro con Dios en mo-
mentos de oración y en otras manifestaciones de la vida teologal.

c) Libro en oración

Por «libros en oración» entiendo aquellos que presentan el mis-


terio cristiano, revelación y amor de Dios y respuesta o infidelidad
del hombre, y lo hacen con palabras de luz y amor. Su valor está en
los temas de meditación que ofrecen. Lo que les confiere especial
calidad es su fuerza mistagógica. Ayudan a entrar en oración, te
colocan y te acompañan dentro de ella, en actitud de escucha, de
amor, de conversión.
Libros de con temas de meditación los tenemos en abundancia.
Ofrecen recursos intelectuales o imaginarios para ese ejercicio: temas
religiosos, evangélicos, teológicos, litúrgicos, etc. Libros de oracio-
nes, de fórmulas hechas y ordenadas no nos faltan, empezando por
PEDAGOGIA MISTICA y PASTORAL CRISTIANA 39

el misal y el breviario. El peligro es que el orante quede reducido a


«rezador» o «lector» de lo que halla escrito en las páginas de esos
libros.
Con estas distinciones se entiende mejor lo que tienen de atrac-
ción orante los escritos de Juan de la Cruz. No es el método y los
temas ordenados, sino el hecho de que son oración e inspiran ora-
ción.

2. EJERCICIOS ESPIRITUALES

He evitado intencionadamente proponer esta posibilidad en pri-


mer término para evitar que se reduzca a esquemas de «Ejercicios
espirituales» la rica gama de posibilidades pastorales que ofrecen los
escritos sanjuanistas. Por eso mismo, las orientaciones mistagógicas
van por separado y son aplicables en diferentes contextos y formas
pedagógicas. Las experiencias e intuiciones del autor desbordan con
mucho los posibles esquemas de unos Ejercicios. Conviene mantener
abierto el horizonte.

a) Intuición de santa Teresa

Al valorar santa Teresa, en su Vejamen, las respuestas de los


cuatro concursantes a la interpretación de las palabras «Alma, búsca-
te en mí», que ella ha escuchado en un recogimiento interior, juzga
en tono familiar y humorístico la respuesta de fray Juan demasiado
larga, sistemática y exigente en poner condiciones para encontrar al
Señor: A Julián de Avila, que empieza su escrito bien y acaba mal,
«yo le perdono sus yerros, porque no fue tan largo como mi padre
fray Juan de la Cruz. Harto buena doctrina dice [fray Juan] en su
respuesta para quien quisiere hacer los Ejercicios que hacen en la
Compañía de Jesús; mas no para nuestro propósito ... »
El vejamen es un género literario humorístico, en que por prin-
cipio se trata mal a todos los concursantes. Sería interesante conocer
con mayor detalle la apreciación real o el barrunto que Teresa tiene
de la doctrina, la sistematicidad, la pedagogía de san Juan de la Cruz.
40 FEDERICO RUIZSALVADOR

La comparación con los Ejercicios de san Ignacio, ¿es un elogio, una


salida de buen humor, una intuición? El contexto no permite dar
mucho relieve a esa comparación. En 1576, santa Teresa no estaba
en condiciones de dar un juicio muy documentado. Sólo conoce a
fray Juan a partir de la dirección personalizada y al estilo de pláticas
que también conoció directamente en Avila. Por esas fechas aún no
ha escrito Juan de la Cruz sus poemas, y menos aún libros en prosa.
Difícil para Teresa comparar la doctrina y el método de fray Juan con
los Ejercicios que se hacen en la Compañía.

b) Ejercicios espirituales

Un «Proyecto» bien elaborado de Ejercicios espirituales sanjua-


nistas me parece una cosa lógica y connatural al contenido y a la
finalidad e intención de sus escritos. Pero no como algunos lo ima-
ginan: una lista de temas ordenados por días y semanas. Ante todo
requiere un proyecto básico y armónico de los varios elementos y
factores que intervienen en la transmisión. Lo cual supone conoci-
miento hondo y familiar del Santo, sintonía espiritual y cultural con
él y con los lectores de hoy.
Sobre esa base, que es lo más característico y decisivo en la
elaboración de tales Ejercicios, es cuando surge la posibilidad de
escoger temas variados y organizarlos diversamente. Ahí caben va-
riedad de es'quemas sucesivos que reflejen la totalidad del recorrido.
El objetivo primordial sigue siendo el Proyecto, armónico y bien
trabado: misterio, comunicación, asimilación progresiva en la psico-
logía, mediaciones y método.
A más de uno se le ocurrirá y le halagará el proyecto de unos
«Ejercicios espirituales» de san Juan de la Cruz, al estilo de los de
san Ignacio. Y más de uno ya lo han hecho o ha intentado hacerlo,
ordenando por semanas una serie de «temas» y textos tomados de los
escritos del Santo. ¿Se puede llamar a esa mezcla «Ejercicios espi-
rituales» de san Juan de la Cruz según san Ignacio, o viceversa? Son
dos cosas diferentes.
PEDAGOGIA MISTlCA y PASTORAL CRISTIANA 41
3. ORIENTACIÓN PERSONALIZADA

Esta nueva posibilidad responde también a las intenciones origi-


nales del autor y es el modo en que él mismo lo aplica personalmente
a las necesidades concretas de muchas almas que no pueden guiarse
por esquemas colectivos precisos. Por eso ofrece doctrina y avisos
para afrontar el camino espiritual de manera personalizada. Y piensa
también en los maestros, a quienes pueden servir esos mismos docu-
mentos y consejos, para orientar y guiar a las almas en las diferentes
situaciones en que se pueden encontrar.
En la orientación de la propia vida, el lector puede utilizar los
libros del maestro como mistagogo a distancia. Tienen contenidos
apropiados y tienen la fuerza del contacto de la presencia, a pesar de
la distancia cronológica y cultural.

4. CURSOS DE FORMACIÓN

En tiempo de san Juan de la Cruz y en su pedagogía no figura la


palabra «curso», más bien propia de los ambientes académicos que
él había conocido en Salamanca, Alcalá y Baeza. Como tampoco
figuran los «ejercicios espirituales» entre sus actividades pastorales.
Cuestión de nombres y de épocas. En realidad, la manera ordenada
y continuada en que fray Juan transmite a los y a las Carmelitas su
doctrina puede muy bien recibir el nombre de «Cursos de forma-
ción».
Ciertos cursos de formación en grupo pueden considerarse for-
mas de transmisión mistagógica y experiencial. Los «cursos» son
hoy uno de los medios de formación espiritual colectiva más frecuen-
tes y con mayores posibilidades, a medida que se hace infrecuente la
dirección espiritual personalizada. Su fuerza de transmisión y asimi-
lación se acrecienta con el contagio fraterno. Dependerá de cómo lo
utiliza cada maestro y cada oyente.
Aquí san Juan de la Cruz ofrece posibilidades innumerables y es,
tal vez, la modalidad que mayormente se viene aprovechando en los
últimos tiempos.

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