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Abuelas de Plaza de Mayo

La Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo es una organización de derechos


humanos argentina que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos
los niños secuestrados-desaparecidos por la última dictadura militar (1976-1983), crear las
condiciones para prevenir la comisión de ese crimen de lesa humanidad y obtener el castigo
correspondiente para todos los responsables. Está presidida por Estela de Carlotto y tiene su
sede central en Buenos Aires. Hasta octubre de 2016 las Abuelas han recuperado la identidad
original de 121 nietos.1 Han sido nominadas en cinco ocasiones al Premio Nobel de la Paz: entre
el 2008 y el 2012.2 3 El 14 de septiembre de 2011 recibieron el premio Félix Houphouët-Boigny,
otorgado por la Unesco, por su trabajo en materia de Derechos Humanos. 4
El 24 de marzo de 1976 se instala en Argentina una dictadura autodenominada Proceso de
Reorganización Nacional (1976-1983), que estableció una metodología de eliminación masiva de
opositores, que ha sido considerada judicialmente como un genocidio,5 durante el cual
fueron detenidas-desaparecidas miles de personas,6 con utilización en gran escala de centros
clandestinos de detención (CCD) donde se procedía a su tortura, asesinato y desaparición de los
cuerpos.7
En ese contexto los hijos de las detenidos-desaparecidos fueron tratados por las fuerzas
represivas como "botín de guerra",8 9 para lo cual se planificó detalladamente, incluso por escrito,
un sistema de detención de embarazadas, partos clandestinos, falsificación de identidades y
simulación de adopciones, con el fin de apropiarse de los niños. De esa manera alrededor de
quinientos niños fueron apropiados y privados de su identidad, y en muchos casos llevados a vivir
con personas que creían sus padres y que en realidad fueron autores, partícipes o encubridores
del asesinato de sus verdaderos padres.9
Reteniendo a los niños nacidos en cautividad y entregándolos posteriormente como «botín de
guerra» se afirmaba el poder del Estado Patriarcal Militar sobre un aspecto característico de la
identidad femenina, la maternidad. Con la supresión de la madre, se quebranta el lazo humano
fundamental, y esto robustece la creencia de que el Estado Militar controla todo sin oposición. Ser
capaz de atacar a la vida en sus propias raíces muestra al poder militar como absoluto e
inmutable. Esta «reorganización», considerada necesaria por los militares para «salvar» a la
sociedad argentina, exigía que los hijos de los «subversivos» fueron apartados de los suyos para
ser otorgados a «buenas familias» (por ej.: de militares o de clase alta) (Suárez - Orozco,
1987). Ramón Camps, Jefe de Policía de la Prov. de Buenos Aires donde cantidades de niños/as
fueron secuestrados/as, decía; «...Personalmente yo no eliminé a ningún/a chico/a, lo que hice
fue dar algunos/as a organizaciones benéficas para que les encontraran nuevos padres. Los
subversivos educan a sus hijos en la subversión. Por ello esto debía detenerse». (citado por
Barki, 1988 p. 241).

El inicio de las Abuelas de Plaza de Mayo


El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 estableció un régimen terrorista que tuvo como eje
la desaparición forzada de los opositores y la imposición de un sentimiento generalizado de miedo
destinado a paralizar cualquier reclamo; el sólo hecho de preguntar por el paradero de un familiar
detenido-desaparecido era riesgoso y podía resultar a su vez en la detención-desaparición
propia.11 En ese momento la situación de indefensión e impotencia de los familiares de las
personas desaparecidas era extrema, ya que ninguna democracia del mundo, ni la Iglesia
Católica, de gran influencia en el país, o las organizaciones internacionales humanitarias, estaba
dispuesta a condenar al régimen militar y, por el contrario, en algunos casos cooperaban con la
represión ilegal.8 Tampoco era posible recurrir al sistema judicial, ya que los jueces argentinos
rechazaban sistemáticamente los recursos de hábeas corpus.12
El pañuelo blanco, símbolo de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo. La foto reproduce el
dibujo realizado en el área de la ronda a la pirámide de Plaza de Mayo, declarado sitio histórico.13
En esas condiciones un grupo de madres, padres y familiares de desaparecidos iniciaron un
movimiento de resistencia no violenta.
Tenemos que ir directamente a la Plaza de Mayo y quedarnos allí hasta que nos den una
respuesta.14
El 30 de abril de 1977 comenzaron a marchar cada jueves alrededor de la Pirámide de Mayo, en
la plaza del mismo nombre, situada frente a la casa de gobierno. Inicialmente se reconocían entre
sí llevando un pequeño clavo; luego las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de
tela blanco.15 El grupo recibió rápidamente el nombre de Madres de Plaza de Mayo y por su sola
presencia comenzó a ejercer presión nacional e internacional con el objeto de conocer el destino
de las personas que desaparecían en la Argentina. 16
Casi al mismo tiempo, el 15 de mayo, María Eugenia Casinelli (consuegra del poeta Juan
Gelman) y otras once abuelas firmaban un hábeas corpus colectivo en forma de carta, dirigida a
la justicia de Morón, en el que hacían saber la existencia de bebés desaparecidos y solicitaban
que se suspendiesen todas las adopciones. La carta ha sido considerada documento histórico y
antecedente inmediato de la constitución de las Abuelas de Plaza de Mayo a fines de ese año. Un
fragmento de la misma dice:
(…) los bebés de nuestros hijos desaparecidos o muertos en estos últimos dos años. Algunas de
estas criaturas han nacido de sus madres en cautiverio. Otra fue sacada de su hogar, que fue
destruido. Hasta ahora todos nuestros esfuerzos han sido vanos. Las criaturas no han sido
reintegradas a sus hogares, a sus familias. No sabemos ya qué hacer... Últimamente ha llegado a
nuestro conocimiento que algunos abuelos han podido localizar a sus nietos en tribunales de
menores o por su intermedio. Por eso nos permitimos rogarle quiera tener a bien interesarse en la
lista de bebés desaparecidos que adjuntamos, por si ustedes tuvieran noticias de alguno de
ellos.17
En septiembre Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, "Licha", comenzó a asistir junto con su esposo
y Hebe de Bonafini a las rondas de las Madres de Plaza de Mayo, buscando a un hijo, una hija
embarazada, su nuera y su yerno.18 Al mismo tiempo, otra madre-abuela, María Isabel Chorobik
de Mariani, "Chicha", había comenzado a buscar a otras madres de desaparecidos que, como
ella, tuvieran también nietos pequeños desaparecidos. Mariani había sido impulsada a agruparse
con otras abuelas por Lidia Pegenaute, una abogada que se desempeñaba como asesora de
menores en los tribunales de La Plata y que le entregó la dirección de Alicia de De la Cuadra para
que fuera a verla.19 La Dra. Peganaute, fue uno de los casos excepcionales de funcionarios del
poder judicial, que colaboraron genuinamente con los familiares de desaparecidos. 20 En los
últimos meses del año, Chicha Mariani fue a buscar a Licha de De la Cuadra a su casa de La
Plata:
El día que conocí a Alicia ella estaba con un salto de cama rosado y ordenaba su casa.
Empezamos a charlar y perdimos la noción del tiempo. Ese día empecé a descubrir lo que
realmente estaba pasando y a entender que la búsqueda debía hacerse de otra manera, que no
había un solo niño desaparecido sino por lo menos dos. Y si había dos, ¿cuántos más podrían
ser? Por primera vez tuve la horrorosa sensación de que no encontrábamos a los niños porque no
nos los querían entregar.
Chicha Mariani21
Ese día Alicia de De la Cuadra invitó a Chicha Mariani a sumarse a la acción que las Madres de
Plaza de Mayo estaban preparando con motivo de la visita a la Argentina del Secretario de
Estado de los Estados Unidos Cyrus Vance.22 Simultáneamente, De la Cuadra comenzó a
preguntar, entre las Madres de Plaza de Mayo, quienes buscaban también nietos, para comenzar
a una acción conjunta destinada a recuperarlos. 23 El 21 de noviembre las Madres de Plaza de
Mayo irrumpieron en la ceremonia oficial para entregarle al alto funcionario estadounidense, cada
una un resumen de sus hijos y nietos desaparecidos. Fue la primera vez que estuvieron juntas las
doce abuelas consideradas fundadoras. 22
Licha (Alicia de De la Cuadra) buscó a las otras abuelas que ya conocía de la Plaza de Mayo, nos
reunimos y decidimos empezar a trabajar juntas. Éramos 12 en ese momento. A mi me asombró
verlas con tanta serenidad; yo era un guiñapo, un llanto continuo, las veía a ellas tan serenas y
decía ’tengo que ser como ellas’. Primero nos dimos a conocer como «Abuelas Argentinas con
Nietitos Desaparecidos». Pero fuimos creciendo, la gente empezó a conocernos y a llamarnos las
"Abuelas de Plaza de Mayo".
Chicha Mariani23
Las doce primeras
Las fundadoras de las Abuelas de Plaza de Mayo fueron doce madres-abuelas de desaparecidos,
que tenían entonces una edad entre los 50 y los 60 años:

 Mirta Acuña de Baraválle

 Beatriz H. C. Aicardi de Neuhaus

 María Eugenia Casinelli de García Irureta Goyena

 Eva Márquez de Castillo Barrios

 María Isabel Chorobik de Mariani

 Delia Giovanola de Califano

 Clara Jurado

 Leontina Puebla de Pérez

 Raquel Radio de Marizcurrena

 Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez

 Haydee Vallino de Lemos

 Alicia Zubasnabar de De la Cuadra8


Inicialmente adoptaron el nombre de Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos y Alicia de
De la Cuadra fue reconocida como la primera presidenta del grupo; en 1980 terminaron
aceptando la denominación por la que ya eran conocidas, Abuelas de Plaza de Mayo.
Este subgrupo de Las Madres comprendió que la situación de los niños apropiados por las
fuerzas de seguridad, era diferente de la de sus progenitores desaparecidos y que se precisaban
estrategias y metodologías específicas para recuperarlos. «Buscar a los nietos sin olvidar a los
hijos», fue la consigna que las agrupó. 24
Es por la misma época, cabe señalar, que en el grupo de las Madres de la Plaza de Mayo se
organizó un subgrupo, el de las Abuelas, madres por partida doble, quienes realizan una tarea
esencial respecto de los bebés. Se dedican a los niños que fueron secuestrados junto con sus
padres y no han reaparecido, y a las jóvenes que, secuestradas estando embarazadas, se
supone han dado a luz en prisión. Es decir que esas madres, por el testimonio que llevan,
representan mucho, no solamente para la Argentina, sino para el mundo entero.
Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz 1980.16
Una de las características esenciales de Las Abuelas de Plaza de Mayo, al igual que Las Madres,
fue la de organizarse básicamente como grupo de mujeres. Eso no significó que los abuelos, y en
general otros varones y mujeres no colaborasen con la Asociación, pero la dirección y la
representación recayeron siempre sobre mujeres que tenían nietos desaparecidos.
Cuando en los primeros momentos desaparecían las personas y se empezaba a trabajar, en la
Plaza de Mayo había hombres, mujeres, jóvenes, un poco de todo. En el caso nuestro es que yo
me pude jubilar y dedicarme, pero mi marido tenía que seguir trabajando para mantener la casa.
Él me espera, me apoya, me tiene paciencia, me alentaba y me sigue alentando. Pero hay otra
cuestión que es la visceral: la de mujer, la de madre, que nos impide dejar de hacer todo lo que
tenemos que hacer para seguir buscando. También es cierto que muchos hombres se resintieron
en su salud y se murieron. La mayoría de las abuelas son viudas... Y que para los militares el
hombre era más peligroso. "¡Déjenlas a esas lloronas viejas locas!, ya se van a cansar...". Si
hubieran adivinado que íbamos a persistir para siempre nos hubiesen secuestrado en mayor
número.
Estela B. de Carlotto25
La constitución de Las Abuelas de Plaza de Mayo no tuvo un momento preciso ni un acto formal.
Fue un proceso de confluencias entre mujeres buscando nietos. Así se formó un núcleo inicial de
doce abuelas, que comenzaron a reunirse de manera sistemática, desde fines de 1977. Las
Abuelas de Plaza de Mayo han adoptado como fecha de su creación, el lunes 21 de
noviembre de 1977; sin embargo ellas mismas aclaran que la fecha es simbólica y que se trató de
«un desbarajuste de la memoria» que las llevó a confundir el día en que le entregaron sus notas a
Cyrus Vance.
Ese Pañuelo Blanco, Madres de Plaza de Mayo
Ese Pañuelo Blanco, Madres de Plaza de Mayo
Cuando se piensa en las Madres de Plaza de Mayo automáticamente se viene a la mente un
pañuelo blanco, ¿Pero qué significado tiene ese pañuelo?
En una charla con Mercedes de Meroño, una de las Madres de la Asociación, entendimos que su
pedido de justicia por la aparición de los 30.000 desaparecidos no es sólo un grito a viva voz, lo
hacen en cada detalle, cada paso, cada palabra. El pañuelo es tal vez la manera más silenciosa y
al mismo tiempo más profunda y fuerte de pedir por sus hijos.
Las Madres marchaban incesantes en la Plaza de Mayo, sin nada más que su pedido de justicia.
Querían que todos escucharan que en nuestro país había desaparecidos, querían saber dónde
estaban sus hijos, qué era lo que habían hecho con ellos, "Nos sumábamos a todos los actos que
podíamos para hacernos ver", dice Mercedes.
La Iglesia, para ese entonces, había organizado una peregrinación a Lujan convocando a un
millón de personas.
"Pasó hace exactamente treinta años, el 7 de octubre de 1977, y las Madres decidimos ir. Fue
entonces cuando surgió el problema: cada una venía desde distintos lugares de Buenos Aires, no
salíamos todas juntas. Y ahí surgió la pregunta ¿ Cómo nos íbamos a reconocer?"
Y ahí, sin saberlo y casi por casualidad le dan nacimiento al símbolo que hoy las representa en
todo el mundo. Ese pañuelo blanco, contiene el hecho más simbólico de la Asociación.
Discutiendo sobre la mejor manera de reconocerse surge este diálogo:
- Vamos a ponernos un pañuelo.
- ¿Un pañuelo…pero de qué color?
- Y bueno, blanco.
- Y che, ¿si nos ponemos un pañal de nuestros hijos?
Ese pañuelo blanco fue entonces ni más ni menos que un pañal de los hijos que ya no estaban.
No era algo raro, ya que todas tenían eso de recuerdo “ en esa época se guardaba la primera
muda, el primer pañal", recuerda Mercedes con una sonrisa nostálgica.
Esa fue la forma más profunda y directa que tuvieron las Madres para pedir por la aparición de
sus hijos. Las mujeres del pañuelo blanco fueron capaces de pedir por ellos frente a un millón de
personas delante de la Basílica de Luján, entre rezos y lágrimas. Ese pañuelo que alguna vez
habían usado sus hijos, a partir de ese día sirvió para pedir y gritar por ellos. En esa marcha nació
un símbolo imposible de ignorar y dio comienzo a una historia que hoy continúa.

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