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SEMINARIO BINACIONAL NUESTRA SEÑORA DE LA PAZ

IV DE TEOLOGÍA
SEMINARIO DE TEOLOGÍA LATINOAMERICANA
EDISON CADENA MEJÍA

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APRENDIZAJE Y APRECIACIÓN DE LA MATERIA

Desde el concilio Vaticano II, nace un modelo distinto de la Iglesia, una Iglesia cercana que
camina con el pueblo, que se entrega por rescatar a los necesitados, una Iglesia que aunque
con debilidades se intenta asemejar al querer de Jesucristo nuestro Señor. Es así como en
Latinoamérica ya estos esfuerzos se miraban plasmados en la teología de la liberación, una
teología sistemática y práctica, cuyo objetivo es redescubrir el Evangelio, que en muchas
ocasiones se ha visto opacado por los intereses particulares a través del tiempo.

La historia de la teología latinoamericana inicia con la preparación del concilio plenario


latinoamericano (CPLA), en donde hubo una convocatoria a distintos obispos, sacerdotes y
teólogos. Posteriormente se formuló una forma de hacer teología de cerca a las necesidades
del pueblo oprimido, en 1889 se asimila y comienza un movimiento fuerte de hacer teología.
La constitución DEUS SCIENTIARUM DOMINUS, y la creación de facultades de teología
y universidades católicas en Chile, Perú, Colombia, Brasil, Argentina y México, son el
comienzo de una teología sistemática, rigurosa y comprometida con la academia, pero que
nunca se olvidó de los pobres y excluidos.

De 1939 a 1962, se realizan concilios plenarios nacionales en toda Latinoamérica, por esta
época en 1955 se crea el CELAM que se mantiene hasta nuestros días y ha sido un organismo
de servicio, animación y ayuda. Aportando a la reflexión y a la acción pastoral de la Iglesia
en América Latina y El Caribe. El CELAM presta servicios de contacto, comunión,
formación, investigación y reflexión a las 22 Conferencias Episcopales que se sitúan desde
México hasta el Cabo de Hornos, incluyendo el Caribe y las Antillas.

Al trascurrir el tiempo la teología latinoamericana llega a su punto más alto, cuando después
del Concilio Vaticano II y la crisis posconciliar, aparece la POPULORUM PROGRESIO en
1967, la conferencia general de Medellín en 1968, la teología de Gustavo Gutiérrez, que han
enmarcado una fuente y método propio como es el ver, juzgar y actuar que ha hecho de gran
bien a nuestros pueblos y de igual manera a nuestro proceso diocesano.

Lastimosamente en este tiempo de furor de la teología latinoamericana, aparecen grandes


opresores y contradictores que han opacado esta nueva forma de hacer teología, empezando
por la cúpula eclesiástica, hasta algunos pocos que no han entendido el valor de los pobres
en la Iglesia. La teología de la liberación fue censura y ha sido tildada de marxista, porque
como decían en aquel entonces “la teología de la liberación es el caballo de Troya por donde
entra el Marxismo”.

Leonardo Boff, que con su, Cristología, Escatología y Eclesiología militante, ha hecho
intentos por llegar a todos con esta perspectiva teológica, pero ha sido censurado y obligado
a callar; también encontramos los aportes de Ignacio Ellacuría que en aquel entonces no
fueron bien vistos por la Iglesia de extrema derecha.

Después de haber terminado este curso y haber recordado a grandes rasgos un poco de la
historia de la teología latinoamericana me siento muy esperanzado ya que con el Papa
Francisco hemos descubierto que todos esos intentos de mostrar una Iglesia cercana,
entregada y servicial a los más necesitados ahora es necesaria y posible. El documento
conclusivo de Aparecida nos enseña eso, a ser discípulos y misioneros llevando el evangelio
a los más necesitados y oprimidos. EL Papa Francisco también nos ha dado un gran regalo
con la encíclica LAUDATO SI, sobre el cuidado el medio ambiente preocupación universal
y en la que intervenimos todos.

La esperanza que muchos tuvieron de ver una Iglesia liberadora hoy se empieza a cumplir y
gracias a este seminario que hemos recibido, me he llegado a enamorar de una Iglesia que se
preocupe por los necesitados, campesinos, indígenas, mendigos, excluidos, pobres… Es a
donde le apunta el proceso diocesano, involucrar a todos, porque ese es el querer de Dios Mt
25, 35-45 “tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber… lo que hiciste
con uno de los más pequeños, lo hiciste conmigo.”

La misión que queda después de este curso es continuar con las enseñanzas recibidas, valorar
la teología latinoamericana, aplicar el método ver, juzgar y actuar en nuestra labor pastoral,
comprometerme con las causas sociales, hacer una pastoral para los pobres, necesitados y
excluidos; La misión es grande pero no imposible y al terminar este seminario fue donde uno
abrió los ojos para un compromiso mayor con nuestros pueblos, ya que anteriormente en
nuestra formación en la Ceja, Antioquia, desconocía este tesoro de la teología de la liberación
que sin duda alguna me ayuda a redescubrir el valor que tiene el evangelio y la cercanía al
proceso diocesano que sin duda alguna es una praxis liberadora.

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