“Lo que soy influye en mi hijo”

¿Tienes alguna idea sobre cómo nos formamos como seres humanos y cómo esto influye en nuestros
hijos?

Antes de iniciar es importante tener en mente el concepto de crianza la cual se define como el proceso
de educar, instruir y cuidar a una persona durante su infancia y su adolescencia.
Ahora bien, este proceso se ve involucrado durante todo el desarrollo del niño, en las esferas: física,
intelectual, conductual y emocional.
Te pido que te permitas hacer una pausa aquí y preguntarte: “¿Cuál de éstas esferas me ha costado
mayor dificultad trabajar o mejorar en mi vida adulta?”
Por ejemplo, dentro del área física, podrías identificar en ciertas ocasiones dificultad para permitirte
sentir, para expresar el afecto a través de las caricias, abrazos y el contacto físico. Aquí se ubican las
personas que sienten limitaciones, inseguridad y miedo de realizar actividades que impliquen la
ejecución de movimientos y de coordinación corporal, como el baile, la actuación, personas que no
se atreven a vivir experiencias de aventura a través del cuerpo como escalar, andar en bicicleta, saltar
de un paracaídas. Personas que muestran gran dificultad para atender su físico, cuidar su cuerpo,
inflexibilidad en sus movimientos y rigidez.
Otras personas descubren que dentro del área intelectual tienen dificultad para trabajar en sus
procesos de atención, concentración, personas con muchas ganas de emprender, pero también con
mucho miedo o, por el contrario, personas que carecen de motivación para seguirse preparando
profesionalmente, dificultad en el crecimiento laboral, en el establecimiento de metas y objetivos.
Quizá identifiques lo complicado que es para ti trabajar en el área conductual, en donde se manifiesta
tu autocontrol y, por lo tanto, en ocasiones te encuentres con tus propias conductas impulsivas
actuando demasiado rápido, tomando acción sin antes pensar en las consecuencias, gritando cuando
estás enojado/a arriesgándote a lastimar a los demás.
Tal vez te des cuenta que tu área de oportunidad es la emocional, mostrando dificultad para expresar
afecto, para comunicar lo que sientes en el momento en que lo estás experimentando, quizá te
descubras reprimiendo las ganas de llorar por vergüenza o incomodidad de que los demás te vean.
Tal vez eres de las muchas personas que disfrazan su tristeza a través de la máscara del enojo, porque
te es más fácil y sencillo mostrar tu desacuerdo en vez de tu vulnerabilidad.
Sea cual sea tu área de oportunidad ¡Es normal! Todos y cada uno de nosotros la tenemos.
¡Esa área en donde manifiestas mayor dificultad probablemente sea aquella en donde no recibiste
el suficiente soporte que requerías en tus primeras etapas de desarrollo!
Lo importante es detectarla y trabajar en ella para romper con la cadena y no educar de la misma
manera a los hijos.
Ahora bien, si eres papá/ mamá no te preocupes ¡Hoy tienes la capacidad de modificar todo aquello
que te perjudica y corregirlo por todo aquello que deseas brindar a tus hijos!
Existen cinco pasos para romper los patrones de conducta que tenemos arraigados:
1. Haz conciencia: no puedes cambiar algo al menos que conozcas su existencia. Reconoce
cuáles son las áreas en las que necesitas trabajar en ti mismo/a.
 2. Sé comprensivo/a: al entender cuál es el origen de tu forma de pensar y ser, podrás
reconocer que ésta procede de fuera de ti, es decir, es aprendida.
3. Aprende a disociar: una vez que te das cuenta de que ésta forma de pensar no es parte de ti
ni te define, podrás separarte y decidir desprenderte de ella, basándote en quien eres hoy y
en donde quieres estar mañana.
4. Haz ajustes: busca quien quieres ser, establécete metas, busca un modelo, un guía que
domine esa área mejor que tú.
5. Busca nuevas alternativas: información a través de libros, videos, consultoría o apoyo
psicoterapéutico. ¡Todo se vale!
¡Hoy tienes el poder de realizar los ajustes necesarios para brindar una mejor calidad de vida a tus
hijos!

Psic. Paulina Pimentel Dessens

pau.pimenteld@gmail.com
FB: Psic. Paulina Pimentel Dessens