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Movimientos sociales y desarrollo capitalista

Antecedentes
Capitalismo y movimientos antisistémicos son contemporáneos. Durante el siglo XIX se manifestaron dos variedades de
estos, los movimientos sociales y los movimientos nacionales. “La principal diferencia existente entre ellos radicaba en su
definición del problema al que se enfrentaban. El movimiento social definía la opresión remitiéndose a la que los patrones
ejercían sobre los trabajadores asalariados, la burguesía sobre el proletariado. Los ideales de la Revolución Francesa –
libertad, igualdad y fraternidad- podían realizarse, en su opinión, reemplazando el capitalismo por el socialismo. El
movimiento nacional, por otro lado, definía la opresión como la de un grupo etnonacional sobre otro. Los ideales podían
materializarse concediendo al grupo oprimido igual estatus jurídico que el disfrutado por el grupo opresor mediante la
creación de estructuras paralelas (y habitualmente independientes)”[2]. Pero, compartían también una coincidencia esencial
sobre la definición de la naturaleza política de ese mismo problema. “Ambos entendieron que la estructura política clave del
mundo moderno era el Estado. Si estos movimientos pretendían cambiar algo, tenían que controlar un aparato estatal, lo cual
significaba pragmáticamente ‘su’ aparato de Estado. En consecuencia, el objetivo primario tenía que ser obtener el poder del
Estado”[3].
Por eso, buena parte del siglo XX tendrá como escenario la discusión sobre los modos de conquista del poder
político. Reforma social, insurrección obrera o liberación nacional. Parlamentarismo, revolución socialista o revolución
política y sus diversas variantes. Acompañados dichos modos por formas de organización política especifica:
socialdemocracia, comunismo o nacionalismo.

En la década de los ochenta, cuando estaba a punto de cerrarse el ciclo político abierto por la revolución rusa de
1917, el mundo moderno mostraba los resultados práctico de los cambios ocurridos. “Los partidos socialdemócratas han
alcanzado de hecho sus objetivos políticos primarios, llegando al poder en un número relativamente elevado de Estados del
centro de la economía – mundo capitalista. Los partidos comunistas han llegado al poder en un número significativo de
países semiperiféricos y periféricos, concentrados geográficamente en una banda que se extiende desde el Este de Europa
hasta el Este y el Sudeste de Asia. Y en el resto del mundo, en un gran número de países, han llegado al poder movimientos
nacionalistas y, en ocasiones, incluso movimientos nacionalistas radicales o ‘movimientos de liberación nacional’. En
resumen, contemplado desde el punto de observación estratégico de 1848, el éxito de los movimientos sistémicos ha sido
realmente impresionante”[4].
Los límites de los viejos movimientos sistémicos, empero, se empezaron a observar en los años 60 y 70, con el
surgimiento en diferentes países, de nuevos tipos de movimiento, encarnados en el movimiento estudiantil, el movimiento de
la negritud, el movimiento pacifista, el movimiento feminista y el movimiento obrero europeo autonomista. Todos
emergieron simultáneamente, teniendo en común, entre otros factores, el agotamiento inicial del ciclo de expansión
capitalista de la postguerra, la guerra de Vietnam, la revolución cultural china y los movimientos guerrilleros
latinoamericanos, africanos y europeos. La dinámica antiburocrática, las nuevas formas de acción directa, y las nuevas
expresiones de crítica de la dominación capitalista, fueron algunos de sus rasgos más importantes.

Tras la derrota del 68, la reestructuración del capitalismo a escala mundial, el derrumbe del socialismo real y la
contrarrevolución generalizada bajo el comando norteamericano, esos movimientos sociales fueron relevados por otros.

2. Neoliberalismo y movimientos sociales


La “batalla de Seattle”
La prolongada resistencia ante los nuevos procesos de la mundialización capitalista, compuesta por un complejo entramado
de redes, organizaciones y movimientos culminó en la “batalla de Seattle”, en noviembre de 1999[5]. “En Seattle confluyó
un amplio espectro de organizaciones y redes de diferentes países cuyo centro de actividad era desde hacía tiempo la
denuncia de la OMC y sus proyectos liberalizadores, así como un amplio abanico de movimientos de Estados Unidos”[6].
Las protestas de Seattle fueron importantes porque inauguraron un nuevo ciclo de luchas internacionales y dieron
lugar al “movimiento de movimientos”. “El movimiento‘antiglobalización’ se configuró rápidamente como un movimiento
con una orientación generalista de rechazo a la lógica de la globalización neoliberal, aunque formado por una multitud de
organizaciones, redes y colectivos a menudo de temáticas e intereses especificos. Desarrolló una identidad abierta e
inclusiva en algunas ideas – fuerza sintetizadas en sus eslóganes más conocidos como ‘El mundo no está en venta’,
‘globalicemos la resistencia’ u ‘Otro mundo es posible’”[7].
La “batalla de Génova”
De noviembre de 1999 y hasta julio de 2001, el movimiento “antiglobalización”, expandió su fuerza y la magnitud de sus
movilizaciones, patrocinando formas de deliberación y acuerdo verdaderamente globales como el Foro Social Mundial.

“El ‘largo año 2000’, de Seattle hasta el primer Foro Social Mundial (FSM) en enero de 2001 en Porto Alegre, se convertiría
en lo que Bello (2001) bautizó como ‘el año de la protesta antiglobalización’. Este ‘largo 2000’, de Seattle a Porto Alegre
fue seguido por un ‘corto 2001’, de Porto Alegre a Génova y al 11 S, en el cual la fuerza y la magnitud de las movilizaciones
se expandió todavía más. Las mayores protestas de este periodo fueron: las de Québec en abril, en ocasión de la Cumbre de
las Américas (ALCA); la marcha zapatista’por el color de la tierra’ de Chiapas al Zócalo en México DF en primavera; las
protestas de Goteborg (Suecia), en junio durante la cumbre de Jefes de Estado de la Unión Europea; y las movilizaciones de
Génova (Italia), en junio durante la cumbre de Jefes de Estado de la Unión Europea y las movilizaciones de Génova, en julio
durante la Cumbre del G8”[8].
El asesinato del jóven Carlo Giuliani por un disparo de la policía y el asalto policial a la escuela Díaz, dejó 63
heridos y decenas de arrestados. Estos sucesos junto con el 11S causaron desorientación e incertidumbre en el movimiento
“antiglobalización”. Y aunque desarrolló algunas movilizaciones todavía en contra de la estrategia de “guerra global” de la
administración Bush, fue evidente la perdida de capacidad de movilización internacional. Poco a poco, la tónica fue la
dispersión y fragmentación, regionalización y nacionalización de las luchas sociales. Al comenzar el 2004, la centralidad del
movimiento “antiglobalización” se había diluido.

Desplazamiento de los movimientos sociales


El debilitamiento del movimiento “antiglobalización “ cuyo debilitamiento se había iniciado en julio de 2001, coincidió con
el ascenso de los movimientos sociales y gobiernos de izquierda en América Latina a partir diciembre de 2001, los que poco
a poco y presionados por los desastrosos resultados de las políticas neoliberales, transitaron del “antiglobalismo” al
“anticapitalismo”[9].
Entre el 19 y el 21 de diciembre de 2001 un levantamiento popular de masas derribó al presidente argentino De la
Rúa. En el marco de una alianza entre los desocupados, los subocupados y un sector representativo de la clase media, se
produjeron manifestaciones y cortes de calle en todo el país. “Desde diciembre de 2001 a julio de 2002, los movimientos
populares que se multiplicaban fueron un poder en la vía pública y una presencia visible en todas las provincias, sobre todo
con el corte de rutas e importantes avenidas, tanto en Buenos Aires como en las capitales provinciales. Se ha estimado que
en estas manifestaciones participaron alrededor de 4 millones de personas, de un total de 30 millones de población activa (la
población total de la Argentina es de 38 millones aproximadamente)”[10]. Piqueteros, asambleas vecinales y fábricas
ocupadas, fueron algunas de las figuras sociales e institucionales más sobresalientes.
Se reanudaba la larga marcha de América Latina en contra de las políticas de ajuste y el resurgimiento del proyecto
socialista. Los avances serían constantes a partir de entonces. A Venezuela, en donde Hugo Chávez Frías había ganado el
gobierno el 2 de febrero de 1999, con 56. 2 por ciento de los votos totales, se sumó el triunfo del Partido de los Trabajadores
en las elecciones de 2002 en Brasil; el 25 de mayo de 2003, con el 22 por ciento de los votos , Néstor Carlos Kirchner se
convirtió en presidente de la Argentina; en Bolivia, el 22 de enero de 2006, Juan Evo Morales Ayma se convirtió en
presidente, luego de obtener un 53.7 por ciento de los votos en las elecciones nacionales; un año más tarde, Rafael Correa,
ganó con el 56. 7 por ciento de los votos, la presidencia del Ecuador[11].

3. Neoliberalismo, crisis capitalista y movimientos sociales


Ofensiva neoliberal
En el marco de la crisis mundial capitalista se intensificó la ofensiva neoliberal en contra de los trabajadores, buscando
aprovechar la coyuntura para aplicar las “reformas estructurales” pendientes de aprobación. En Italia: pensiones, y reforma
educativa y del sector central (Ley Brunetta y Ley Gelmini); en España: reforma educativa, flexibilización del despido y
pensiones; en Francia: reforma educativa y pensiones; en toda la Unión Europea : la jornada de 65 horas; y en México:
contrarreforma de la Ley del ISSSTE, privatización de la industria eléctrica –liquidación de LFC y despido de sus 45 mil
trabajadores – , y contrarreforma de la Ley Federal del Trabajo. Así, las y los trabajadores tuvieron que agregar a su lucha
contra las políticas neoliberales, la lucha contra los efectos devastadores de las crisis mundial capitalista.

El movimiento de los trabajadores


En la Unión Europea destacaron, por su intensidad, entre otras, las luchas libradas en Grecia, Francia, Italia y Reino Unido.
En Grecia se produjo durante diciembre de 2008, la rebelión de los jóvenes en varias ciudades y la huelga general en contra
de la crisis capitalista y en defensa del empleo y el salario.

En el primer semestre de 2009 se desarrollaron en Francia dos huelgas obreras generales en contra de la crisis capitalista y
su gestión neoliberal: la primera huelga general estalló el 29 de enero, y en ella participaron todas las centrales sindicales y
los partidos políticos de izquierda; el 19 de marzo, otra huelga general de tres millones de trabajadores paralizó Francia. Sus
consignas principales eran el rechazo a los planes gubernamentales de supresión del empleo en el sector público, mayores
impuestos a la burguesía y aumento del salario mínimo. Esta segunda huelga general hizo posible el acuerdo de las ocho
centrales obreras para preparar durante el mes de abril, la manifestación de fuerza obrera del primero de mayo en la que se
manifestó un millón 200 mil trabajadores en todo el país (casi 300 ciudades). Otras manifestaciones de descontento laboral
se plasmaron en “secuestros obreros” -en varias fábricas que cerraron y despidieron a sus trabajadores, éstos retuvieron
dentro de las mismas a los directores para negociar mejores condiciones de despido-; en suicidios obreros: en France
Télécom se suicidaron 24 trabajadores en 18 meses, rechazando con esta medida extrema las presiones del modelo
neoliberal de relaciones laborales, como por ejemplo, los cambios fulminantes e irrevocables de ubicación y de tareas
(movilidad geográfica, polivalencia e incremento de la productividad); en la huelga general estallada en la isla Guadalupe
(colonia francesa), y en movilizaciones conjuntas de estudiantes y maestros en contra de la reforma universitaria neoliberal.

La lucha contra la crisis en Italia y las políticas neoliberales de Silvio Berlusconi y su partido el Pueblo de la Libertad (P de
L), abarcó a los sindicatos, maestros, estudiantes y trabajadores de la administración pública. En esta lucha, la organización
sindical fue protagónica. La Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL), comunista, encabezó la huelga general
del 12 de diciembre de 2008; organizó el 4 de abril, la manifestación nacional de dos millones 700 mil trabajadores en Roma
en contra de la crisis capitalista y en defensa del empleo, los salarios y los contratos colectivos de trabajo, y promovió la
concentración unitaria el primero de mayo, con la Unión Italiana del Lavoro (UIL) y la Confederazione Italiana Sindacati
dei Lavoratori (CISL). La movilización de estudiantes y maestros de todos los niveles educativos en contra de la Ley
Gelmini; y las movilizaciones igualmente de los trabajadores de la administración pública en contra de la Ley Brunetta, de
contenido, una y otra, neoliberales, también contaron con el apoyo y la participación de la Cgil. El 9 de octubre se realizó
una jornada más de movilización en toda Italia, con una huelga general de ocho horas de la Fiom, el sindicato
metalmecánico de la Cgil. En Roma, Milán, Palermo, Florencia y Napoles, los trabajadores huelguistas se manifestaron
junto con los profesores precarios y los estudiantes, para protestar contra los despidos, el cierre de las fábricas y para exigir
un aumento en la cassa integrazione y su extensión a todos los trabajadores de las empresas en crisis. Participaron cerca de
250 mil trabajadores de la Fiom: cien mil en Milán; sesenta mil en Florencia; treinta mil en Roma; cincuenta mil en Nápoles;
y diez mil en Palermo.

En el Reino Unido, el movimiento de los trabajadores despertó el 28 de marzo de 2009. Ese día, en Londres, los sindicatos
laboristas encabezaron la protesta popular contra la crisis capitalista, los bancos y los banqueros. Cerca de cuarenta mil
obreros expresaron su repudio al capitalismo apedreando el coche y la casa del director del banco HDSC.

El mismo día 28 de marzo, como parte de la movilización general de los sindicatos europeos, los sindicatos españoles
salieron a la calle a luchar contra la crisis capitalista. Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT)
enlazados unitariamente. En tanto que IU y la CNT exhortaron a los trabajadores a preparar la huelga general contra la crisis
capitalista y en defensa de las pensiones.

En América Latina, el Foro Social Mundial (FSM) que se llevó a cabo entre el 27 y el 29 de enero de 2009, tuvo mientras
tanto, dos hechos nuevos vinculados con las transformaciones latinoamericanas en curso y la crisis económica capitalista: la
participación en sus sesiones de cuatro presidentes: Hugo Chávez, Evo Morales, Lula y el ex obispo Lugo; y el inicio del
debate sobre las relaciones en el marco del FSM, entre los movimientos sociales y las Organizaciones No Gubernamentales
(ONGs).

El 27 de mayo de 2009, las y los trabajadores de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), por su parte, fueron a
la huelga general: “Piquetes en las calles de distintos barrios de la capital argentina y en las carreteras y puentes de acceso,
vuelos retrasados, el metro paralizado, las escuelas sin clases y los hospitales con guardias mínimos. Así se hizo sentir la
huelga de la CTA”.

El movimiento de los jóvenes


Como en el 68, pero en una escala mayor, estalló a finales de 2010, la rebelión de los jóvenes. Rebeliones árabes[12],
Indignados[13], Ocupa Wall Strett[14] o #Yosoy132[15], tienen en común su rechazo a las políticas neoliberales y al
capitalismo. Educación, empleo, salario y democracia directa, son sus demandas principales. Mismas que comparten con los
trabajadores y las clases medias arruinadas, con los que en no pocos ocasiones han hecho causa común.
En Túnez, Egipto y Yemen contribuyeron de manera importante al derrumbe de viejas dictaduras al servicio del
capitalismo norteamericano y europeo. Y marcaron igualmente, con la movilización del 15 de octubre de 2011, en contra del
capitalismo, en 951 ciudades de 82 países, incluido México, una nueva ruta para los movimientos sociales.

4. Crisis mundial capitalista.


Momentos de la crisis mundial capitalista

Desde el 2008, la protesta social y la acción política se desplegaron al ritmo de los desarrollos de la crisis mundial
capitalista. Las varios momentos de esta última han sido, nos parece, cinco: 1) inicio de la crisis financiera a mediados de
2007 al colapso financiero de finales de 2008; 2) aplicación, a finales de 2008, de determinadas políticas fiscales y
monetarias, y su generalización hasta el segundo semestre de 2009; 3) “recuperación” de la economía norteamericana a
mediados de 2009 hasta la aparente contención de la recesión capitalista que se prolongó, mediante la ejecución de políticas
de austeridad, aplicadas a las y los trabajadores, hasta finales de 2010; 4) estímulo fiscal y políticas financieras con las que
el PIB real se expandió en 2010, pero sin lograr resolver el desempleo generalizado, que en algunos casos se incrementó ;
5)políticas de ajuste y crisis del euro en la Unión Europea, y “abismo fiscal” y lento crecimiento en Estados Unidos, le
infundieron nuevos bríos a la recesión económica, en 2011 y 2012.

En cuatro años, la crisis mundial capitalista pasó de la esfera financiera a la economía real, y luego a la crisis de deuda
soberana. Observándose cómo en cada uno de estos momentos de la crisis, los despidos, la reducción de los salarios, el
incremento de los años para la jubilación, el descenso del gasto público y la supresión o reestructuración profunda de la
contratación colectiva se produjeron uno tras otro.

Cuatros años de crisis mundial capitalista


La crisis mundial capitalista se intensificó, cuatro años después de iniciada. La política y las medidas aplicadas desde las
instituciones internacionales del capital (FMI, BM, OCD, G-8, G-20, Davos, etc,) no le dieron solución. Al contrario, esas
medidas profundizaron la ejecución del programa neoliberal, agravándola. Su extensión, su ritmo y sus efectos sociales y
políticos no hicieron sino continuar, hasta convertirla en crisis histórica de la civilización capitalista. La crisis financiera, de
alimentos, energéticos y ambiental era en su conjunto, antes que la suma de varias crisis, las partes de una sola crisis, la
crisis del capitalismo.

La vida social del capitalismo se oscureció totalmente con el desempleo masivo y generalizado de jóvenes con altos
niveles de escolaridad, de mujeres y trabajadores en activo; altos porcentajes de reducciones salariales; nuevas legislaciones
laborales que eliminaron los beneficios alcanzados en décadas de lucha sindical; empleo precario masivo para hombres y
mujeres; nuevas condiciones para la jubilación y privatización y despojo de los fondos de pensiones; proletarización de las
clase medias y normas de consumo a la baja; hambre, mayor pobreza y casi desaparición de la seguridad social.
Reconfiguración una vez roto el pacto social, de la relación entre las clases sociales. Resurgimiento, desde la subalternidad,
de la centralidad de la clase obrera y los sindicatos; reutilización de la huelga de masas, como método de organización,
unificación y movilización política colectiva en los centros de producción, en las instituciones de vida social, en los
parlamentos y en las calles; desbordamiento del descontento social y convergencia de las más diversas resistencias
(sindicatos, mujeres, jóvenes, empleados, desempleados, precarios, pensionistas e intelectuales); y desgaste gradual, pero
constante de las instituciones de la dominación política (partidos políticos, ideologías, gobiernos y parlamentos).

La lenta rearticulación de lo social y lo político produjo nuevos fenómenos: crisis de la hegemonía neoliberal en sus dos
variantes: conservadora y socialdemócrata; derrotas electorales de los partidos neoliberales de EEUU y Japón; derrotas
electorales de los partidos socialdemócratas más emblemáticos (Reino Unido, Alemania y Suecia); ascenso electoral de las
fuerzas socialistas y progresistas de América Latina (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Paraguay, El Salvador, Nicaragua,
Uruguay, Brasil, Argentina y Perú); reducción de la influencia y dominio estadounidense en la región latinoamericana
(México, Chile, Colombia y Honduras, principalmente); surgimiento de la resistencia sindical y popular de masas a las
políticas neoliberales de los gobiernos republicanos en el medio oeste norteamericano (Wisconsin, Ohio, Idaho, etc.);
derrocamiento de gobiernos neoliberales (Kirguizistán), dimisiones (Hungría y República Checa) y crisis de gobierno
(Bélgica e Italia ); países escindidos (Sudán) o naciones cuestionadas (Bélgica, Italia, España, Reino Unido) .

Debe hacerse una mención especial de las revoluciones y revueltas árabes. En esa región, los viejos sistema políticos del
norte de África se derrumbaron; trabajadores, jóvenes, mujeres e intelectuales pusieron fin a envejecidas dictaduras
subordinadas a la Unión Europea y a los Estado Unidos de Norteamérica, modificando las relaciones políticas, económicas,
sociales y militares de la zona y del mundo. En Túnez y Egipto las revoluciones triunfaron, y abrieron nuevos procesos. En
Libia, Arabia Saudita, Barhéin, Marruecos y Omán, las revueltas populares fueron momentáneamente contenidas. Mientras
que en el Libano, Hezbolá arribó al gobierno y la autoridad palestina se recompuso.

Momento de transformación social


La crisis mundial capitalista actual es diferente a otras crisis capitalistas, es verdaderamente global y con ritmos de
desarrollo e impactos desiguales. A cuatro años de su estallido, la crisis no ha terminado, sigue desarrollándose en
profundidad y extensión. La crisis del sistema financiero y bancario, la quiebra de ramas fundamentales como la automotriz,
el desempleo masivo, la caída salarial, el aumento de la pobreza y el hambre en el mundo, el proteccionismo, el ocaso del
imperialismo norteamericano y los cambios geoeconómicos y geopolíticos son algunos de los saldos que hasta el momento
arroja la crisis económica, y que apuntan, en conjunto, a un verdadero cambio de época. La crisis mundial capitalista es
manifiesta en América Latina, Unión Europea, Estados Unidos y el Oriente Medio. En esos territorios, las sociedades y los
Estados están viviendo un cambio de época. Mismo que ya está en acto en Asia y África.

Política y movimientos sociales en Venezuela: El


movimiento dirigido por Hugo Chávez y los mitos del
Populismo radical (1)
Aletheia, volumen 2, número 3, noviembre 2011. ISSN 1853-3701

Conferencias/ Ellner en PDF

Por Steve Ellner (Universidad de Oriente-Venezuela) (2)

Quiero empezar a hablar de un fenómeno que es muy marcado en el proceso de cambio en

Venezuela: la polarización. La polarización no es solamente política en el sentido que hay dos

campos – un campo chavista y un campo antichavista – y difícilmente, por lo menos hasta

ahora, un dirigente importante o un partido político ha logrado, o ha querido, mantener una

posición intermedia de equilibrio entre esos dos extremos. Cada vez que un grupo, una

organización política y un dirigente político sale del chavismo termina, dentro de un tiempo

muy corto, en el campo de la oposición. Pero también la polarización tiene un aspecto social,

por cuanto la base de apoyo del Chavismo son las clases populares, mientras que la mayor

parte de la clase media es fuertemente anti-Chavista.

Sin embargo esta dinámica de polarización muy marcada en la política a nivel nacional no se

refleja en la base, entre los votantes venezolanos comunes. Al hablar con la gente en la

calle no todo el mundo se ubica en el campo chavista o antichavista. Se puede hablar con

muchas personas, y yo he hecho un esfuerzo sistemático en este sentido, y van a encontrar

muchas personas con posiciones muy criticas a Chávez, pero cuando les preguntan si las
elecciones son mañana y el candidato es Chávez o alguien de la oposición por quién va a

votar, te dicen bueno si el candidato contrario es Julio Borges, por ejemplo, voto para
Chávez; si el candidato es Antonio Ledezma, votaría por Ledezma; y si el candidato es fulano

de tal, bueno, no voy a votar. Eso para mí es una posición independiente que no es ni de

oposición, ni chavista. Porque un chavista va a decir “pase lo que pase voto para Chávez” y

alguien de la oposición va a decir lo contrario.

A pesar de que la opinión pública es más compleja y este proceso de cambio ha producido

una diversidad de reacciones que significa que mucha gente no es tajantemente pro o

contra, a nivel de la dirigencia nacional y a nivel de muchos de los medios de comunicación

la situación es extremadamente polarizada.

Cuando Chávez fue elegido presidente a fines de 1998 conocí muchos profesores colegas que

eran de Acción Democrática (AD), un partido tradicional y para ese entonces conservador,

que votaron por Chávez. De hecho había un importante porcentaje de los miembros de la

clase media que votó por Chávez en 1998.

Hoy en día Venezuela es muy polarizada socialmente. Yo no diría que toda la clase media

esta contra Chávez, pero los chavistas de la clase media se quedan callados en sus

comunidades y lugares de trabajo. De manera que la polarización no es solamente política

sino social. El gran apoyo para Chávez se encuentra en los barrios y las zonas populares en

general.

Creo que para entender la polarización hay que hablar del tipo de democracia que existe en

Venezuela y que se debe distinguir lo que se puede llamar la “democracia radical” de la

“democracia liberal”. Son dos conceptos muy diferentes y en algunos aspectos contrarios que

explican por qué la oposición ataca tanto a Chávez, y por qué los chavistas atacan tanto a la

oposición. Se trata básicamente de un choque de paradigmas. La democracia liberal que

viene del siglo XVIII, de los escritos de John Locke, Montesquieu y James Madison, el cuarto

presidente norteamericano, enfatiza las instituciones, el balance de los poderes, y los

controles sobre la rama ejecutiva, y manifiesta desconfianza hacia el ejecutivo nacional, y

hacia el presidente de la nación en particular, y defiende con ahínco el derecho del individuo

y los derecho de las minorías. Los empresarios, por ejemplo, representan una minoría y la

democracia liberal defiende sus derechos y específicamente el derecho de la propiedad

privada como un derecho sagrado. Por eso, si hay elecciones y un candidato determinado

gana por el 90% de los votos, si viola el derecho de propiedad, no es demócrata; puede

ganar con el 90% pero no es demócrata porque el derecho de la minoría, en este caso la

propiedad privada, es sagrado.

La democracia radical que es lo que propone Hugo Chávez y lo que está incorporado en la

constitución chavista aprobada en un referéndum en diciembre de 1999, significa la


democracia de las mayorías, que la mayoría tiene la última palabra. Si la mayoría propone

expropiar una empresa, es la mayoría la que decide. Para darles una idea del significado de
este concepto, en el congreso norteamericano los Republicanos hasta ahora han tenido

solamente el 40% de votos en el Senado pero con ese 40% ellos han logrado paralizar los

programas de Barack Obama. ¿Por qué? Porque la ley le da el derecho de la minoría, el

derecho de vetar cierto tipo de legislación bajo ciertas circunstancias; circunstancias en las

que no voy a entrar en detalle pero desde la perspectiva de la democracia radical podríamos

llamarlo una burla a la democracia y a la voluntad del pueblo.

La democracia radical dice no: que con el 50% más uno de los votos, el presidente Obama

puede hacer lo que propone. Y Chávez con la mayoría de los votos populares también tiene

el derecho de llevar a cabo los programas que propone. Chávez ha ganado las elecciones

hasta ahora con mayorías bastante amplias: la primera vez en el año 1998 con el 56%, en el

año 2000 ganó con el 58% y en las elecciones del año 2006 ganó con una mayoría más

aplastante que cualquier elección en la historia venezolana desde el año 1958, con un 63%

de los votos. En la política norteamericana yo no sé qué presidente ha ganado con estos

porcentajes, quizás Franklin D. Roosevelt hace más que medio siglo.

Para darles una idea del choque de paradigmas, en Venezuela poco después de las

elecciones de 2006 algunos politólogos de la oposición empezaron a usar el término

“autoritarismo electoral”. Autoritarismo electoral en mi opinión es una contradicción, un

oxímoron, pues la elección es sinónimo de democracia y autoritarismo de lo contrario.

Inclusive llegaron a decir que si en Alemania Adolfo Hitler hubiera convocado a elecciones en

el año 1939 antes de la segunda guerra mundial hubiera ganado por mayoría aplastante. Lo

que querían decir con eso, es que Chávez puede ganar con todos los votos del mundo pero

no es demócrata, porque demócrata es respetar las instituciones, demócrata es reconocer

los derechos de las minorías y una serie de otros requisitos. Eso es un paradigma muy

diferente a la democracia radical. La democracia radical viene de la tradición de Rousseau

que habla de que la mayoría gobierna con pocas restricciones y fija las políticas sin

necesidad de consultar a las minorías. En segundo lugar, la democracia radical de Rousseau

apunta a la participación directa del pueblo en la toma de decisiones. En el caso de la

constitución venezolana de 1999 habla mucho de la democracia participativa, que la gente

participe no solamente en las elecciones cada tantos años, sino que participe directamente,

por ejemplo a través de cabildos abiertos.

En la práctica la democracia participativa se manifiesta, por ejemplo en los consejos

comunales. Los concejos comunales fueron impulsados por el gobierno de Chávez después

de la promulgación de la Ley de Consejos Comunales en 2006 con la inyección de una gran

cantidad de dinero asignado más que todo a los consejos en los sectores populares. Los

consejos comunales no solamente diseñan los proyectos y los proponen para la aprobación
en las asambleas de la comunidad, sino que también solicitan financiamiento para su

ejecución. No se trata solamente de que una comunidad haga una solicitud para una obra,
como una acera, por ejemplo, la pavimentación de una calle, la construcción de una casa

comunal o viviendas, sino que la gobernación o el ministerio otorga dinero directamente a

ese consejo comunal que realiza la obra por su propia cuenta. Así que la participación es

directa. En algunos casos los trabajadores de la obra son miembros de la misma comunidad

y el trabajo es voluntario. Se le paga al trabajador algo de dinero. Eso es una participación

bastante importante cuando los trabajadores de la obra son de la comunidad, y el consejo

comunal realiza la obra directamente y no una empresa contratista.

De manera que el concepto de la democracia radical tiene estas dos vertientes, la del

gobierno de las mayorías definido como 50% más uno para todas las decisiones tomadas,

por un lado, y la participación directa y cotidiana de la gente, por el otro.

Ahora bien, yo clasifico la democracia venezolana con el término democracia social radical.

Agrego la palabra “social” porque, como dije en el comienzo, Venezuela es un país con una

alta polarización social y que la base de apoyo del chavismo viene de las clases populares,

pero no solamente eso sino que la base social de apoyo para Chávez - desde los primeros

años - eran los sectores no incorporados de la población. Cuando digo los sectores no

incorporados de la población estoy hablando de tres sectores que en mi opinión desde el

primer momento representaban la base social de apoyo del chavismo. En primer lugar, hubo

lo que se puede llamar las clases marginales que son los trabajadores que no tienen patrón o

que tienen patrón pero su empresa no está legalmente registrada; los buhoneros, por

ejemplo, ó quienes trabajan en un taller en la casa del dueño quien contrata uno o dos

trabajadores pero no paga impuestos, y como el taller no tiene un status legal, los

trabajadores no gozan de ningún beneficio legal. El segundo sector de los no-incorporados

consiste de los trabajadores en la nómina de empresas muy pequeñas de la economía

formal, que por ser tan pequeñas no tienen sindicato y en algunos casos la legislación laboral

no se aplica a ellos por el tamaño de la empresa. Aquí también estamos hablando de

personas que no tienen representación por cuanto no hay sindicato y no hay contrato

colectivo. El tercer sector es la fuerza laboral del campo. Yo diría que esos son los tres

sectores fundamentales que desde el comienzo constituían el baluarte del chavismo.

En el comienzo la clase obrera organizada estaba más dividida. Inclusive en octubre del 2001

la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la central más importante en ese

entonces, convocó a elecciones. Hubo fraude electoral, pero con todo eso innegablemente la

plancha anti-Chávez sacó más votos, y eso fue poco después de que Chávez había ganado

las elecciones presidenciales en 2000 con un 58% de los votos. Saco la conclusión que los

sectores no-incorporados, los no-representados, apoyaron al chavismo más masivamente

que la clase obrera sindicalizada. La situación cambió cuando la CTV, conjuntamente con los
empresarios agrupados en Fedecámaras (Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio

y Producción de Venezuela), participó en el golpe de estado de abril de 2002, y luego en el


paro general que duró dos meses – que realmente fue extremadamente difícil para los

venezolanos. Luego la CTV participó en la campaña para convocar a una elección revocatoria

presidencial en 2004 que también fracasó. Como resultado la CTV fue muy desacreditada y

la correlación de fuerzas dentro de la clase obrera cambió a favor de los chavistas.

Es importante señalar que la estrategia chavista contrasta con la experiencia rusa de 1917,

la china en 1949, y la revolución cubana de 1959, por una parte; y por otra parte con los

casos de los gobiernos social demócratas, como también los gobiernos reformistas que

implementaron el “Welfare State”, como el caso de Franklin D. Roosevelt en Estados Unidos

en la década de 1930.

Lo que está pasando en Venezuela es muy diferente y en algunos aspectos no tiene

antecedentes. Trato de analizar este fenómeno desde la perspectiva del concepto de la

democracia social radical, porque una presunción de la estrategia de Chávez es que la gran

masa de personas que apoyan al chavismo tiene un alto nivel de conciencia política. Como

prueba podría hablar de los acontecimientos del 11 de abril de 2002 cuando en reacción al

golpe de estado contra Chávez los pobres bajaron de los cerros en Caracas y otras ciudades

para exigir información acerca del presidente. En contraste, por lo menos lo que yo vi en

Venezuela en ese momento, la clase media en su mayoría, creía y aceptaba la versión de los

medios de comunicación de que Chávez había renunciado, que no se produjo un golpe de

estado porque el presidente renunció voluntariamente. Pero no había ninguna evidencia de

que renunció y además si Chávez había renunciado entonces el vicepresidente Diosdado

Cabello tenía que haber asumido la presidencia. Inclusive una personalidad de televisión muy

conocida, Napoleón Bravo, dijo frente a las cámaras “Chávez ha renunciado, aquí está el

documento de su renuncia”, pero no dieron ningún enfoque en las cámaras para demostrar

la firma de Chávez, simplemente dijo: Chávez renunció, punto final, aquí esta la

prueba. Entonces mientras la clase media aceptaba esa explicación poco convincente, los

pobres no las aceptaron. Al principio, los pobres bajaron de los cerros no para exigir que

Chávez regresara al poder sino para exigir información acerca de su paradero y preguntaron

¿dónde está la prueba de que Chávez ha renunciado?

De modo que Chávez regresó al poder gracias a la movilización masiva de las clases

populares que bajaron de los cerros y rodearon el palacio de gobierno de Miraflores en

Caracas y también los cuarteles militares. Escogieron los cuarteles como blanco porque

percibían que los militares no estaban todos en favor del golpe de estado. Había muchos que

apoyaban a Chávez y había muchos otros que quizás no eran pro Chávez pero tampoco

estaban de acuerdo con un golpe de estado contra un presidente elegido democráticamente.

Ellos rodearon los cuarteles militares en efecto para apoyar y alentar a los militares a que no
aceptaran la autoridad del gobierno de facto.
De manera que los chavistas plantean que los trabajadores de la economía informal, y otros

que no tienen representación sindical o partidista, tienen un alto nivel de conciencia, pero

falta la experiencia organizativa y la disciplina organizativa que vienen de la experiencia de

haber formado parte de un sindicato, o de haber participado activamente en una

organización social o política con una dirigencia a nivel nacional. De manera que requiere un

proceso de educación para estar en condición de desempeñar un papel “protagónico” en la

transformación revolucionaria.

Los marxistas hablan de las condiciones objetivas y condiciones subjetivas. Con condiciones

objetivas se refieren al nivel de desarrollo económico y más que todo a la capacidad

industrial. Las condiciones subjetivas se refieren al nivel de conciencia, a la experiencia

política y al compromiso político del pueblo. Según los chavistas, la base de su movimiento

tiene un alto nivel de conciencia política pero no tiene la disciplina y la experiencia

organizativa necesaria.

Los programas sociales que promueve el chavismo desde el comienzo, pero sobre todo

después del paro petrolero del año 2002- 2003, tienen como fin preparar el terreno, y

específicamente preparar a las clases populares para la transición, y para profundizar el

cambio en el país. Por ejemplo, las llamadas “Misiones educativas” incluyen la Misión Ribas,

que es la educación a nivel secundario y la Misión Sucre, de nivel universitario, así como la

Misión Robinson para la enseñanza de leer y escribir.

Algunos líderes chavistas fueron influidos por la Comisión Económica para América Latina

(CEPAL) que en los años ´80 y ´90 planteó la importancia de la educación amplia que va

más allá de la educación tradicional y la educación vocacional. Según la CEPAL, en la época

de la globalización no es suficiente enseñar a un joven a manejar una máquina porque en la

actualidad los cambios son tan violentos que un trabajador puede tener un conocimiento

técnico muy completo para su campo pero dentro de poco esa habilidad pierde vigencia. De

manera que hay que educar a la persona en una forma mucho más amplia que la parte

laboral, o sea la educación en cuanto a la comunicación, cómo relacionarse con otras

personas, la formación ciudadana, etc. Los chavistas agregarían, no sé si CEPAL hablaba de

eso también, pero ellos sumaron un elemento importante de ese proceso de formación que

es el componente político, la educación política. El primer impulso de ese programa era la

Misión Vuelvan Caras para la formación de cooperativas, y de hecho había más de 100.000

cooperativas que fueron formadas (por lo menos en papel) en esos años después del paro
petrolero del año 2002-2003.
Como comenté antes, estas experiencias son muy diferentes de las de los países comunistas

ortodoxos, como la Unión Soviética, en los cuales la prioridad era el crecimiento económico,

lo que llamé antes las “condiciones objetivas”. En los años ´30, por ejemplo, la Unión

Soviética estaba amenazada por el fascismo alemán bajo Adolfo Hitler y los líderes

soviéticos, Stalin en particular, vieron una invasión como inevitable. Entonces dijeron que

para prepararse para enfrentar una amenaza de ese tipo tenían que desarrollar un aparato

industrial porque en tiempos de guerra un país que no tiene una capacidad industrial

avanzada no está en condición de producir los tanques de guerra, las armas y los aviones

necesarios para enfrentar al enemigo. De manera que el gobierno priorizó el desarrollo

industrial y las condiciones objetivas.

En contraste, el caso de Venezuela hace hincapié en la formación de las clases populares, y

específicamente las clases no incorporadas que no tienen una preparación vocacional y

organizativa. Se trata, por lo menos en parte, de las condiciones subjetivas. De manera que

podemos contrastar la experiencia venezolana con la experiencia de los países socialistas del

siglo veinte. Además podemos contrastar el caso venezolano con lo que se llama la social-

democracia, en países como Inglaterra después de la Segunda Guerra Mundial y otros que

fueron gobernados por partidos socialistas como el caso de Francia, como también los

gobiernos del socialismo estilo escandinavo, que dan mucha importancia a los programas

sociales, tratan de lograr un grado de igualdad y apoyan un papel importante del gobierno

en la economía. ¿Cuál es la diferencia? La diferencia es tanto cualitativa como cuantitativa.

Los programas sociales en Venezuela llegan a una gran cantidad de personas. En el caso de

la Misión Ribas, por ejemplo, para el año pasado, 2009, seiscientas mil personas se habían

graduado y recibido un título de la escuela secundaria. Son personas de los barrios, no son

personas de la clase media. Yo doy clases en la Misión Sucre a nivel universitario y todos mis

estudiantes son de las clases populares. Estamos hablando de centenares de millares de

personas que están graduándose en esos programas. Eso no tiene equivalencia en los países

gobernados por socialdemócratas. En cuanto a los consejos comunales, 30.000 consejos

existían hasta el año pasado, ahora son menos. Más de 100.000 cooperativas fueron

creadas, por lo menos en papel, aunque en la práctica mucho menos. Pero aún así estamos

hablando de una cantidad grande, mucho más grande que los que por regla general crean

los programas sociales de los gobiernos socialdemócratas.

Desde el punto de vista cualitativo hay una participación que conduce

al empoderamiento, que ocurre cuando una persona que se siente impotente y fracasado,

comienza a pensar que ha logrado influir en un programa que lo beneficia a él y a su


comunidad, y está convencido que en el futuro va a seguir participando exitosamente en el

proceso de toma de decisiones. Los pobres en todas partes son notorios por ser escépticos y
apáticos, piensan que no hay nada que puedan hacer para cambiar las cosas.

Empoderamiento es lo contrario. Empoderamiento ocurre por ejemplo cuando el gobierno

responde positivamente a la solicitud de los pobres para establecer un módulo de la Misión

Mercal (Mercado de Alimentos) en su comunidad. Los Mercales son abastos que dependen

del gobierno y garantizan el acceso a bienes de primera necesidad a precios subsidiados.

Empoderamiento también ocurrió en el año 2008 cuando el gobierno nacionalizó la única

empresa siderúrgica en el país, la empresa SIDOR (Siderúrgica del Orinoco), cuyo dueño era

un consorcio latinoamericano dominado por capital argentino. SIDOR es una empresa

importante en la historia venezolana que fue creada en los años ‘50 bajo la dictadura de

Pérez Jiménez. Cuando él fue derrocado en 1958, la construcción de la empresa estaba

avanzada y la democracia venezolana la terminó y asumió todo el crédito. Mucha gente no

sabe que la mitad de SIDOR fue construida bajo la dictadura, pero de todos modos es una

empresa de mucho orgullo para los venezolanos. En el año 1997 SIDOR fue privatizada por

el gobierno neoliberal de Rafael Caldera, que ganó las elecciones de 1993 con un discurso

expresamente anti-neoliberal y en menos de dos años abrazó el mismo programa neoliberal

del gobierno anterior, el de Carlos Andrés Pérez. Durante un conflicto laboral prolongado en

2007-2008, los trabajadores de SIDOR demandaron la expropiación de la empresa. Este

planteamiento fue rechazado por el gobernador chavista del estado Bolívar y por la

Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Hubo violencia con un saldo de varios

trabajadores muertos. Chávez sorprendió a todo el mundo cuando anunció que iba a

decretar la expropiación de la empresa. Eso es otro ejemplo de empoderamiento: los

trabajadores plantean la expropiación contra la voluntad de los dirigentes regionales

importantes del movimiento chavista. Chávez termina dando la razón a los trabajadores e

inclusive reemplaza al ministro de trabajo que también estaba en contra de la expropiación y

había chocado con el sindicato.

Voy a darles un tercer ejemplo del empoderamiento porque ayuda explicar por qué Chávez

siempre gana las elecciones. El partido de Chávez que se llama Partido Socialista Unido de

Venezuela (PSUV) ha sido criticado por muchos chavistas de base porque está dominado a

nivel estadal por los gobernadores y a nivel municipal por los alcaldes, y por eso tiene poca

autonomía frente al Estado. Pero hay un aspecto muy democrático y avanzado del PSUV.

Desde su fundación, el PSUV, y también su predecesor el MVR (Movimiento V República), ha

convocado elecciones de base, primarias, para escoger los candidatos. Fue creado en 2007 y

en 2008 tuvo elecciones de base para nombrar a todos los candidatos a gobernadores y

alcaldes en las elecciones de ese año. En contraste, la oposición eligió a sus candidatos a

dedo. En 2009, el PSUV escogió los delegados al congreso extraordinario del partido por

elecciones de base. En las elecciones para la Asamblea Nacional en 2010, al principio los
chavistas dijeron que mientras la oposición escoge sus candidatos a dedo, el PSUV usa el
sistema de primarias. Pero luego los políticos chavistas empezaron a decir que había

opciones para escoger a los candidatos. Y luego en enero, yo vi en persona a Chávez en una

concentración popular. Chávez también vaciló y asomo la posibilidad de seleccionar a los

candidatos desde arriba. Como resultado los chavistas de base estaban resignados.

Inclusive, la gran mayoría de los delegados al congreso extraordinario del PSUV era

partidaria de elecciones a dedo. Luego Chávez sorprendentemente anunció que el partido iba

a convocar elecciones de base. Fue un planteamiento muy popular entre los chavistas de

base. Eso también es un ejemplo de empoderamiento porque la presión vino desde la base

del movimiento, había una resistencia por parte de grupos intermediarios y luego Chávez se

cuadró con la base al apoyar la propuesta en favor de las primarias.

Ahora bien, también quiero hablar de los aspectos negativos de la democracia social radical

en Venezuela. Primero, hay ganadores y hay perdedores. Y los perdedores no son siempre

los grupos privilegiados. Chávez dice “yo soy presidente de todos los venezolanos, y lo que

hago está diseñado para beneficiar a todos los venezolanos, pero priorizo las clases

populares porque me necesitan más”. No solamente habla así, sino que sus políticas a

menudo representan un juego de suma cero. Eso significa lo que favorece a un lado,

desfavorece a otro y en la misma proporción. Si un lado gana 10% el otro lado pierde 10%.

Pero ahora en Venezuela el lado que pierde no es siempre el de los privilegiados.

Por ejemplo, el caso de la Misión Sucre. Como dije antes la Misión Sucre educa a centenares

de millares de estudiantes universitarios. Lo que he observado es que los estudiantes de la

Misión Sucre tienen la misma capacidad de aprendizaje que los estudiantes en las

universidades autónomas y tienen el mismo, o quizá más ánimo, para aprender. Pero no

puedo decir que la educación que reciben en la Misión Sucre es igual porque por cada bolívar

que el gobierno gasta en la Misión Sucre está gastando 50 o 100 bolívares en las

universidades autónomas donde hay asignaciones para la investigación científica, años

sabáticos, equipos avanzados, etc. De manera que no cabe duda que los estudiantes en las

universidades formales tengan una mejor preparación. Pero cuando se gradúan el diploma

del estudiante de la Misión Sucre no lleva el nombre de la Misión Sucre. Si llevara el nombre

de la Misión Sucre, al buscar empleo el estudiante estaría en desventaja frente al estudiante

graduado de una universidad tradicional. Cada escuela de la Misión Sucre trabaja

conjuntamente con una universidad no autónoma, manejada directamente por el Ministerio

de Educación Superior, y los diplomas de los graduados llevan el nombre de la universidad

correspondiente. Muchos estudiantes de las universidades autónomas consideran este

arreglo de la Misión Sucre injusto porque ellos trabajan más, tienen una educación muy
superior, pero en el mercado de trabajo compiten en términos iguales con aquellos que no

tienen el mismo nivel profesional. Los estudiantes de las autónomas no son necesariamente
privilegiados. Creo, y es una opinión personal, que esto es una razón importante por la cual

las universidades mantienen una posición hostil en contra del gobierno de Chávez. Ningún

rector de las universidades autónomas apoya a Chávez, todos son de la oposición, mientras

tanto una parte significante del estudiantado se opone al proceso de cambio e inclusive

protesta contra él. Se podría pensar que los estudiantes son por naturaleza más radicales y

más inclinados apoyar el proceso de cambio socialista, pero no es así en Venezuela, aunque

eso no quiere decir que el movimiento estudiantil chavista es pequeño, en absoluto. Pero

creo que una razón por la cual los chavistas no han logrado tomar control del movimiento

estudiantil – como han hecho del movimiento obrero – es que la Misión Sucre toca los

intereses de los estudiantes de las universidades tradicionales.

La clase media pierde en algunos aspectos y gana en otros. También ha sido influida por los

medios de comunicación que pone en evidencia actitudes clasistas y prejuicios contra las

clases populares. Al ver que las clases populares se benefician por el trato preferencial que

reciben, la clase media reacciona en contra del gobierno. Creo que hay un factor psicológico

del miedo que explica en parte la agresividad de miembros de la clase media contra Chávez.

Ese factor es en parte irracional, pero en parte tiene sentido, desde el punto de vista de sus

intereses de clase.

Segundo, las instituciones son débiles en Venezuela bajo la democracia social radical. Aquí

quiero hablar un poco acerca del concepto de populismo. Cuando los politólogos llaman a

Chávez un populista radical, uno de los componentes del populismo es que el líder principal

es carismático y fuerte, y que gobierna con instituciones débiles y un partido político también

débil. Además el líder populista, según esta versión del fenómeno de populismo, no tiene una

visión ideológica muy clara. Al mismo tiempo promete reformas, hay cambios pero no está

muy claro las metas a largo plazo, o sea, a dónde van a llegar esos cambios. Esa es la

definición académica tradicional de populismo.

Hay un libro editado por un politólogo muy conocido, el ex-canciller del gobierno mexicano

de Vicente Fox que se llama Jorge Castañeda, titulado “Leftovers”, todavía no ha salido en

español, donde este autor defiende la tesis de las dos izquierdas: la izquierda “buena” que

está representada por Lula, y la izquierda “mala”, populista, representada por Chávez.

También coloca a Néstor Kirchner en la categoría de la izquierda mala, populista. Pienso que

lo que ignora Castañeda es toda una historiografía que cuestiona la versión simplista de Gino

Germani de los años 50. Germani vio a Perón como un caudillo y sus seguidores como una

masa ignorante. Inclusive contó que cuando vio el peronismo en acción, recordó a Italia, su

país origen, y al fenómeno fascista de Mussolini. Sin embargo, desde los años 70, toda una

historiografía de escritores latinoamericanos y norteamericanos ha cuestionado esa noción de


populismo, y plantea que el populismo es mucho más complejo. Las instituciones débiles, los

partidos políticos débiles y la falta de claridad ideológica es solamente parte del proceso. En
Venezuela, por ejemplo, hay un proceso de debate ideológico. Se puede formular la siguiente

pregunta: ¿si el populismo significa organizaciones e instituciones débiles y la falta de

ideología, en qué momento un movimiento político populista supera las limitaciones

populistas y deja de ser calificado como “populista”?

El chavismo es un proceso de transición por vía democrática, gradual y electoral que es un

proceso inherentemente mucho más complejo que lo que ocurrió en la Unión Soviética en

1917 y China en 1949. Los soviéticos y los chinos llegan al poder por la fuerza y por eso los

dirigentes y los activistas son personas probadas y disciplinadas. Cuando llegan al poder por

la fuerza pone a prueba el compromiso de las personas en las filas del movimiento

revolucionario porque nadie va a estar en las montañas luchando, arriesgado su vida si no

tiene un compromiso y una honestidad política. En cambio si llega al poder por vía

democrática es natural, no me gusta usar la palabra oportunista a la ligera, pero es natural

que hayan muchas personas ambivalentes. Estas personas a menudo dicen que al fin de

cuentas el socialismo es mejor que el capitalismo ya que significa, por lo menos a largo

plazo, que uno vive mejor desde el punto de vista material. Cuando este tipo de persona

llega al poder a menudo cae en la tentación.

Lenin habló acerca de la necesidad de liquidar el estado burgués. Cuando Fidel llega al poder

en el 59 el estado era tan corrompido y las Fuerzas Armadas de Fulgencio Batista eran tan

desacreditadas que no había alternativas. El estado fue eliminado por completo. Crearon un

estado nuevo y una fuerza armada nueva. Pero en los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador,

estos procesos han sido mucho más complejos.

Cuando Jorge Castañeda habla de la “buena” izquierda y la “mala” izquierda y dice que la

mala izquierda es populista, está pasando por alto toda una literatura de teóricos como

Ernesto Laclau e historiadores como Daniel James que demuestra la complejidad de los

procesos de cambio estructural. James ha publicado dos libros excelentes sobre el

movimiento sindical peronista que demuestra la complejidad del fenómeno delperonismo. En

uno de los libros realiza una serie de entrevistas con una dirigente sindical peronista, a nivel

medio, llamada Doña María. Lamentablemente ella se muere durante el proceso de trabajo

de campo de James, pero demuestra que era una persona crítica y no como lo pinta Gino

Germani, que habla de una relación entre el líder populista y la masa ignorante. Doña María

era seguidora de Cipriano Reyes quien se fue una figura destacada del peronismo. En cambio

ella siguió siendo peronista pero con una crítica fuerte hacia sus líderes.

En el caso de Venezuela las instituciones son débiles, una característica destacada del
populismo. Pero esta debilidad se debe, en parte, a la flexibilidad de los programas sociales

que forma parte de una estrategia de atraer la gente de los barrios para incorporarse en los
programas. La institucionalización de esos programas, en la cual el estado establece los

requisitos y hace cumplir estrictamente las reglas, asustaría a los pobres. Si desde el primer

semestre no se permite que llegar tarde a clase o exigen que tengan que entregar los

trabajos a tiempo, la mayoría de los estudiantes se retirarían del programa. Yo observé esa

flexibilidad en la Misión Sucre de enseñanza universitaria donde he dado clase durante varios

semestres. También este es el caso de los consejos comunales. En una entrevista que realicé

para un artículo sobre los consejos comunales, la persona que dirige el programa a nivel de

la gobernación en el estado Anzoátegui donde vivo, me dijo más o menos los siguiente: “Ser

flexible no es ninguna virtud, tenemos que ser flexibles porque estamos trabajando con

personas que no han tenido experiencias organizativas, si somos inflexibles y cortamos las

asignaciones a un consejo comunal porque no cumplió con todos los requisitos o no llenó la

planilla en la forma procedente, vamos a perder las comunidades.” Esa flexibilidad se traduce

a instituciones débiles, porque la institucionalización de ese proceso significaría mecanismos

de control y vigilancia y la aplicación de criterios bien definidos. Aunque las instituciones son

débiles, con el tiempo van cambiando, porque los consejos comunales van aprendiendo y los

requisitos son cada vez mejor definidos.

Y por último hay otro limitante de este proceso que es la transformación ética. Muchos

Chavistas hacen hincapié en lo que el Che Guevara llamó el nuevo hombre, o el nuevo

hombre y mujer socialista. Chávez invoca la consigna “a cada trabajador de acuerdo con su

necesidad”. Pero eso es un concepto muy avanzado, un concepto comunista que significa de

que tu trabajas y ganas de acuerdo con sus necesidades, o sea si tu tienes solamente un hijo

y otra persona tiene 4 ó 5 hijos, él o ella va a ganar más que tu, independientemente de su

productividad. Hay teóricos del chavismo como Michael Lebowitz que publicó un libro

recientemente titulado “The Socialist Alternative” o “La Alternativa Socialista” que esta

influido por el pensamiento guevarista, del Che Guevara. Lebowitz enfatiza la importancia de

la transformación cultural. Yo estoy de acuerdo y creo que la transformación cultural en

estos doce años ha sido de gran alcance. Pero específicamente la transformación ética, que

incluye, por ejemplo, los valores de solidaridad y el abandono de materialismo, es lo más

lento de todos los cambios. No creo que Venezuela haya avanzado en ese sentido. Dudo que

haya muchas personas que viven en Venezuela que no están de acuerdo conmigo sobre este

asunto
En Venezuela la mayor parte de las organizaciones sociales y populares se han caracterizado
históricamente por sus limitados (con frecuencia inexistentes) niveles de autonomía en relación
con los partidos políticos y al Estado. Esto ha sido consecuencia del modelo político
institucional y cultural de una sociedad rentista, en la cual la mayor parte de la actividad política
ha girado en torno a las pugnas por el reparto del ingreso petrolero en manos del Estado
central. Esta lógica de control externo no se ha alterado significativamente durante la última
década, a pesar de que en esto años se ha producido un extraordinario incremento en la
organización social popular, así como cambios significativos en la cultura popular. De un
sentimiento generalizado de exclusión y distancia con relación al sistema político, se ha pasado
a un mayor sentido de pertenencia, de participación, de ser protagonista de la propia vida.
El gobierno bolivariano ha promovido sistemáticamente la organización popular. Este objetivo
ha atravesado a las principales políticas sociales. En diferentes momentos, se ha impulsado la
creación, entre otros, de Mesas Técnicas de Agua y Consejos Comunitarios de Agua, Comités
de Salud, más de 200 mil cooperativas, Mesas Técnicas de Telecomunicaciones, Consejos
Comunales, etc.
En términos más acotadamente políticos, se ha creado el Movimiento V República, los Círculos
Bolivarianos, las Unidades de Batalla Electoral, y, en el año 2007, el Partido Socialista Unido
de Venezuela (PSUV). Dado que muchas de estas iniciativas surgen desde arriba, haciendo
caso omiso de las diversidades políticas y regionales del mundo popular, y son con frecuencia
reemplazadas por otras propuestas organizativas igualmente desde arriba, no son muchas las
estructuras que logran consolidarse en el tiempo. Complicando aún más las cosas, estas
diferentes modalidades organizativas se van sustituyendo sin balance de la experiencia
anterior, a veces incluso sobreponiéndose en las mismas funciones.
Estos procesos han estado atravesados por tensiones entre, por un lado, la ampliación de las
dinámicas organizativas de base y, por el otro, los intentos de controlar verticalmente estas
organizaciones y a someterlas a las exigencias de la coyuntura definidas desde el gobierno o el
PSUV. A la tradición estatista y centralista de la cultura de la Venezuela rentista, se han
sumado nociones leninistas de la relación entre organizaciones políticas y organizaciones
sociales. Estas tendencias verticales se acentúan a partir del momento en que se define que la
meta de la Revolución Bolivariana es la construcción del Socialismo del Siglo XXI. En más de
una oportunidad el Presidente Chávez ha denunciado como inconveniente toda pretensión de
autonomía de las organizaciones sindicales identificadas con el proceso bolivariano, con
relación al PSUV. En consecuencia, a pesar de que millones de personas, en diferentes
momentos, han participado activamente en alguna o en varias de estas estructuras
organizativas, el saldo organizativo consolidado es más limitado. En este sentido es notorio que
mientras el PSUV reivindicaba que contaba con más de siete millones de afiliados, en las
elecciones parlamentarias del año 2010 obtuvo sólo un total de 5.423.324 votos.
Es posible afirmar, sin embargo, que la sociedad venezolana hoy es una sociedad más
organizada, más politizada, más movilizada. Esto tanto en los sectores de la población
identificados con el gobierno, como en la oposición. En estas dinámicas organizativas, más
importante que partidos políticos orgánicamente estructurados, o movimientos sociales y/o
organizaciones sociales con modalidades de funcionamiento regular, ha sido la emergencia de
un amplio, heterogéneo y difuso tejido social popular que se ha caracterizado no tanto por su
continuidad orgánica, sino por su capacidad de reunirse, movilizarse y responder ante
cambiantes coyunturas.(1)
Los momentos de mayor auge del movimiento popular, las expresiones más vigorosas de la
constitución de este tejido social popular, se dieron en los años 2002 y 2003 con el golpe de
Estado y el paro petrolero-empresarial. Ante el golpe de Estado de 2002, en ausencia de
organizaciones políticas capaces de conducir u orientar la respuesta, en condiciones de un
bloqueo casi total de los medios de comunicación, las extraordinarias movilizaciones populares
del 12 y 13 de abril lograron desbaratar el golpe y regresar al Presidente Chávez al palacio de
gobierno. Jugaron en esto un papel fundamental los pocos medios comunitarios que no habían
sido silenciados y el uso masivo de los teléfonos celulares para compartir informaciones,
coordinar movilizaciones y precisar lugares de encuentro. Expresión aún más notoria de la
existencia de este amplio tejido social significativamente politizado fue la capacidad popular
para resistir, y finalmente derrotar, el paro petrolero-empresarial de diciembre 2002- enero
2003. Con un transporte público muy limitado, sin gasolina, con grandes dificultades para
conseguir alimentos, sin gas para cocinar, y con una sistemática campaña de terror en todos
los medios corporativos, la población resistió. Se inventaron múltiples formas organizativas
tanto para resolver los asuntos básicos de la vida cotidiana, como para recuperar y volver a
poner en funcionamiento lo que fue el centro del paro : la industria petrolera.
Esta capacidad de movilización, estos niveles de entusiasmo y compromiso, ha mermado en
los últimos tiempos, por muy diversos motivos, entre ellos, un creciente malestar en relación
con la inseguridad y la ineficacia y corrupción en la gestión pública.
Las experiencias de las organizaciones y movimientos sociales han sido muy variadas : desde
organizaciones y colectivos con procesos organizativos auto sostenidos y capacidad para
procesar críticamente las políticas públicas a partir de sus propias visiones y experiencias,
hasta organizaciones de carácter espasmódica que han dependido en todo momento de
iniciativas externas y del acceso al financiamiento público. Estas diferencias han dependido,
entre otras cosas, de la diversidad de culturas políticas preexistentes en los ámbitos de estas
organizaciones, de la experiencia política de sus dirigentes/activistas, así como de las
concepciones políticas prevalecientes en los organismos y funcionarios públicos con los que se
han relacionado en estos años.
Entre las organizaciones con mayor capacidad de construcción política propia y mayor
autonomía ante las políticas definidas desde arriba en las cambiantes coyunturas de los últimos
años, destacan el Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (FNCEZ)(2) y los Comités de
Tierras Urbanos, que forma parte del Movimiento de Pobladores Urbanos, conjuntamente con
organizaciones de Pioneros, de Conserjes y de Inquilinos.(3) Estas últimas organizaciones se
han planteado temas tan centrales como la democratización de la ciudad, la regularización de
la propiedad de la tierra en los sectores populares urbanos, por el derecho a la vivienda y por la
transformación integral del hábitat popular urbano. Aunque durante la mayor parte de estos
años ha sido limitada la capacidad de estas organizaciones rurales y urbanas de incidir sobre
las políticas públicas, no han dejado por eso de actuar políticamente, de movilizarse, de
construir agendas propias y de formular al Estado, no demandas reivindicativas puntuales, sino
cuerpos bien articulados de propuestas de políticas públicas, tanto con relación a los sectores
sociales en los cuales actúan, como a la orientación del proceso político global. Han asumido
iniciativas propias referidas a diversos asuntos relativos a sus contextos de actividad, y no han
dejado de formular críticas severas al gobierno cuando lo consideran necesario. Estas
organizaciones se han caracterizado igualmente por realizar un trabajo político sostenido, por
la práctica de la democracia en su elaboración política, y por programas sistemáticos de
formación entre sus afiliados y relacionados.
El ámbito político-organizativo que ha sido más conflictivo durante estos años ha sido el
sindical. Después de fracasar en forma rotunda en el intento de lograr el control de la
Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) por vía electoral, se han repetido las
mismas modalidades de injerencia tanto por parte de organismos del Ministerio del Trabajo, las
empresas y administración pública, como por parte del PSUV. Se ha desplazado política y
organizativamente a las la mayor parte de las anteriores estructuras sindicales, particularmente
a la CTV, que durante décadas había sido controlada por Acción Democrática. Esto no ha
conducido, sin embargo, al logro de lo que ha sido ha sido un objetivo político principal en el
ámbito laboral, la construcción de una central sindical unificada que agrupase a todas las
tendencias favorables al proceso de bolivariano. La utilización del poder público para favorecer
a alguna de las tendencias en pugna, lejos de contribuir al impulso de la unidad sindical, ha
incidido en un mayor fraccionamiento.
El movimiento sindical venezolano se ha caracterizado durante estos años por una
extraordinaria fragmentación y dispersión.(4) A su debilidad ha contribuido una política pública
de desconocimiento de la contratación colectiva. Son numerosos los trabajadores públicos que
tienen muchos años con su contrato colectivo vencido. Durante la última década, una elevada
proporción de los aumentos salariales en la administración pública se han dado, no por la vía
de la negociación, sino mediante decretos presidenciales. Hoy hay más sindicatos que hace
una década, pero menos trabajadores afiliados a éstos.
Algunas de las confrontaciones en el mundo sindical durante estos años han sido expresión de
diferentes concepciones político ideológicas en torno a asuntos tan centrales como la
autonomía sindical(5), y diferentes visiones sobre la cogestión obrera. Otras pugnas, con
frecuencia sobrepuestas a las anteriores, no pueden explicarse sino como luchas por el control
burocrático y político, y por los privilegios asociados al poder de decisión sobre la contratación
de personal.(6)
En la llamada Zona del Hierro, en torno a Ciudad Guayana, donde se encuentran las
principales empresas públicas de hierro, acero, aluminio y electricidad, se han producido en
estos años las confrontaciones más severas entre diversos sectores sindicales identificados
con el chavismo. Algunas de estas confrontaciones violentas han producido heridos de bala y
con objetos contundentes. La muerte de numerosos trabajadores y activistas sindicales ha sido
atribuida al sicariato sindical (7).
El debate político y las expresiones críticas
Atravesando estas complejas y heterogéneas dinámicas sociales organizadas y no-
organizadas, identificadas de alguna manera con el proceso bolivariano, se han venido
gestando en estos últimos años debates cada vez más abiertos en los cuales se expresan
desacuerdos, desencantos y críticas de diverso tipo a las tendencias que se vienen
estableciendo como dominantes en este proceso. Los asuntos tratados son recurrentes,
aparecen una y otra vez en diferentes contextos. Es posible, por lo tanto, sin citarlos uno a uno,
presentar una panorámica general de asuntos comunes que están presentes en documentos
de algunas organizaciones, en textos que se publican en lo que se ha convertido el principal
instrumento de debate al interior del campo llamado chavista, Aporrea (8), y de diversos
encuentros populares. Se destacan a continuación formulaciones que nos permiten caracterizar
el contenido de los señalamientos críticos presentes en muchos de estos debates. Por razones
de espacio sólo se señalarán algunos temas medulares.
El primer asunto que aparece en todos los debates se refiere a la participación. Dado el énfasis
político y constitucional que han tenido las nociones de democracia participativa y protagónica,
sus severas limitaciones generan una multiplicidad de críticas y expresiones de malestar : “El
poder popular no se decreta" ; “diferencia sustancial en cuanto a la cantidad y calidad de la
participación popular, pudiéndose distinguir dos periodos que corresponden 1999-2007 y 2007-
2011. En el primero hay una eclosión de la participación ; hay un uso intensivo de los
presupuestos de las instituciones ; se tenía un amplio conocimiento de los recursos que se
tenían dentro de las instituciones y había un mayor acceso y una participación con más
ímpetu” ; “verdadera crisis de la participación popular” ; “los partidos obstaculizan la
participación” ; “Localismo, las decisiones trascendentales no pasan por la decisión de la
gente” ; “El Consejo Comunal desapareció del horizonte de las organizaciones populares” ;
“hay un obstáculo de carácter cultural en lo que concierne a la democracia participativa.
Todavía seguimos eligiendo representantes que mentalmente y culturalmente siguen
reproduciendo el viejo modelo (democracia representativa) la participación es un derecho.” ;
“La participación está controlada. El burocratismo encontró en la transición del ‘rentismo
capitalista’ al ‘socialismo rentístico’, el ambiente propicio para desarrollarse en plenitud” ; “se
busca domesticar cualquier intento ‘anárquico’ [no controlado] de organización social.”
El carácter del liderazgo es un asunto que se debate en forma reiterada. “Falta de renovación
en los liderazgos. Excesiva concentración del poder. Ausencia de una dirección colectiva del
proceso de cambio.” ; “consabida verticalización del régimen, el personalismo extremo en la
toma de decisiones, la renuencia del Ejecutivo a delegar hasta mínimos espacios de poder...”
Temas recurrentes son la organización, funcionamiento y carácter del Estado, así como la
crítica a la burocracia : “ineficiencia” ; “Muchas de las iniciativas populares se pierden y/o se
desvirtúan en los procesos burocráticos” ; “Las comunidades llevan su proceso de planificación
el cual tiene que interrumpir porque hay que entregar a documentos a las instituciones” ; [Esto
es, la lógica burocrática, fechas, formatos, criterios burocráticos se sobreponen a las lógicas
organizativas de base] ; “El estado sigue reproduciendo una lógica patriarcal” ; “Más allá de la
clase que esté en el poder, esta burocracia ...ha secuestrado, o expropiado, diversos espacios
del Estado, principalmente en su dimensión pública, para servirse de ella en aras de
reproducirse y mantener el ‘statu quo’ ” ; “Los servicios no sirven, discriminan como siempre a
los más pobres, y los trabajadores de los mismos, no asumen la rectificación necesaria” ; “Esta
estatización (muy particular enfoque de la nacionalización) multiplica geométricamente la
burocracia a quienes ubica en una ‘gerencia socialista’ que nadie sabe explicar cuál sería su
carácter anti-capitalista, porque eso sería ser socialista, no ?”
Es igualmente reiterada la preocupación referida a lo limitado de espacios de debate crítico
abierto, a la necesidad poder reflexionar sobre lo que anda mal, de formular críticas sin ser
acusado de traidor o de ‘darle armas al enemigo’. Está igualmente presente el señalamiento de
que los medios de comunicación públicos operen como instrumentos de propaganda,
negándose a hacerse eco de los debates críticos y de los problemas de la gente : “chantajismo
es una forma de generarnos dependencia (si criticas eres contrarrevolucionario). Debemos
hacer la crítica para romper la dependencia. ¿Qué espacios tenemos para hacer las
observaciones al proceso revolucionario sin que seamos vistos como contrarrevolucionarios ?”.
Sobre el PSUV son múltiples las cuestiones críticas que se han formulado en estos últimos
años, destacándose cuestionamientos a lo que se considera como ausencia de democracia
interna, sus reiterados intentos de control sobre las organizaciones sociales de base, y la
utilización que hacen los funcionarios estatales de los recursos públicos para imponer sus
preferencias en las elecciones internas de la organización : “Se le ha mezclado con el gobierno
y el estado, sin definir los límites de acción de cada uno, haciendo de ello un revoltijo del cual
burócratas y funcionarios han hecho un festín. Se le ha llevado a un límite peligroso que
amenaza seriamente su supervivencia. Entre la maquinaria electoral, trampolín para el ascenso
social, espacio de cogollos y entramados de grupos y personalismos, se ha puesto en tela de
juicio sus posibilidades de hacerse creíble como instrumento de combate de los pobres en pos
de su liberación social y nacional.”
A pesar de que los derechos de los pueblos indígenas, y la distancia entre los postulados
constitucionales y la política que ha impulsado el gobierno en relación con los pueblos
indígenas ha estado durante estos años bastante al margen del debate público, es un asunto
que tiene una presencia creciente entre muchas organizaciones populares. Como
preocupaciones prioritarias destacan la falta de cumplimiento del mandato constitucional de
demarcación de los territorios indígenas, y la crítica a la lógica asimilacionista o colonizadora
de las políticas públicas hacia estos pueblos : “Como no hay territorio indígena, no hay derecho
indígena”, “¿Cómo explicar que después de 10 años no haya pasado nada, en cuanto a la
transformación de la visión sobre el reconocimiento de sus tierras ? Ahora lo que hay para los
indígenas son Consejos Comunales, una cosa completamente alienante.”
Por últimos están los debates que se refieren al modelo de desarrollo, a la crítica al Estado
rentista, a las implicaciones de la acentuación de la dependencia perversa (social, política,
cultural y ambiental) de la explotación del petróleo : “¿Cuál es el desarrollo que queremos ? ¿El
occidental, contra los principios de la vida ? ¿Qué consumo ? ; “¿Seguiremos viviendo de la
renta petrolera ?”
Estas son algunas de las preocupaciones crecientes sobre la marcha del proceso entre amplios
y crecientes sectores del movimiento popular venezolano. Sin embargo, dadas las
características relativamente sectoriales de muchas organizaciones, su limitada autonomía y el
carácter menos orgánico de muchos ámbitos del tejido social popular, estas expresiones de
malestar y crítica no han encontrado formas eficaces de incidencia política. De la posibilidad de
que ello ocurra dependerá, en buena medida, el futuro político del país.

Los movimientos sociales en Venezuela cada día toman mayor participación ante la
grave crisis que se vive en nuestro país y han tenido que agruparse para construir
propuestas para la salida a esta dictadura del siglo XXI que estamos viviendo los
venezolanos.

Los movimientos sociales de distinta índole, estudiantiles, gremiales, sindicales, ONGs


de derechos humanos, académicos, grupos vecinales y muchos otros, se han visto en la
necesidad de coordinar esfuerzos para participar y apoyar el gran debate nacional que se
ha creado en la búsqueda a una salida pacífica, democrática y constitucional al caos que
se vive actualmente.

Diversas iniciativas han surgido en los últimos tiempos en la búsqueda de aglutinar


esfuerzos para lograr transición democrática en Venezuela que ponga fin al horror que
vivimos en estos días. Movimientos Sociales por la Democracia, Frente Amplio Social
y Una Propuesta Ciudadana son algunos de los diferentes grupos que se han organizado
para proponer soluciones y ser voz activa ante la crisis desde la perspectiva de su
independencia como organización social o de la sociedad civil y no como un apéndice
de los partidos políticos que hacen vida en el país.

Mucho se ha recorrido en Venezuela desde que Luis Miquilena lanzó en mayo del 2000
la frase “¿Con qué se come eso?” Refiriéndose al reclamo de la sociedad civil, para
intentar suspender las elecciones del 28 de mayo de ese año.

Margarita López Maya, historiadora y profesora universitaria, en entrevista reciente


hecha por el Lic. Hugo Prieto para el portal web Prodavinci, dice que la salida pacífica
hay que transitarla en medio de una situación muy difícil, pero también reivindica a
organizaciones emergentes, como las ONG y la transformación radical de los medios a
raíz de las redes sociales, que pueden contribuir eficazmente a la transformación
democrática del país. “Hay que abrir los ojos, porque las democracias del siglo XXI no
son las democracias del siglo XX. Son otro tipo de democracias que tienen otras
representaciones y otras mediaciones”, igualmente la académica agrega: “En este
momento estamos poniendo todo sobre los hombros de los actores políticos, que
posiblemente son quienes tienen mayor robustez en estos momentos. Ahora bien, tiene
que haber una articulación de los diversos sectores que hay en Venezuela: gremiales,
empresariales, de los trabajadores y de los pobres. Nunca hemos tenido una
representación contundente con los sectores populares. Siempre fueron cooptados por
los partidos políticos. Y en buena medida también lo fueron los sectores gremiales
(profesionales) y sindicales (obreros). Aquí tiene que venir un compromiso de crear una
democracia más sólida, que garantice la autonomía de la sociedad civil”.

En la Declaración de principios del Movimiento Social por la Democracia (MSD), una


de estas nuevas iniciativas de coaliciones, se establece que es un foro de articulación de
organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales y populares, para sumar
esfuerzos en la recuperación y profundización de la democracia en Venezuela que
valora y estimula la diversidad como un principio inherente a la democracia. Por ello
conviven en su seno iniciativas de diferentes campos que poseen múltiples miradas y
diagnósticos sobre la situación del país, así como de las estrategias para mejorarla.

Movimientos Sociales por la Democracia afirma que la superación de la actual crisis,


ética, social, económica, política, institucional requiere el esfuerzo de todos y es el
primer paso para la reconstrucción de Venezuela, por lo que en el esfuerzo será
empeñado en trabajar para atender los problemas de la coyuntura, sin descuidar, y
teniendo en la mira, los acuerdos, las rutas y las acciones para promover cambios y
proyectos de fondo para el corto, mediano y largo plazo, mantendrá en todas sus
actividades el seguimiento de cinco requisitos: ser civil, constitucional, pacífica,
democrática y electoral, entendido esto último como la necesidad de consultar a la
sociedad entera sobre los destinos del país. En este mismo sentido se entiende el diálogo
y el debate como instrumentos fundamentales de la democracia pero también se
valorarán positivamente el uso de todos los espacios y esfuerzos que, conforme a los
cinco requisitos anteriores, se impulsen para propiciar la superación de la crisis.

Definitivamente en la unión esta la fuerza y en la medida que los venezolanos logremos


articular esfuerzos para buscar una solución al caos en que vivimos más rápido
lograremos la salida de la dictadura, solos vamos más rápido, pero juntos llegamos más
lejos.

Trabajo general

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latina/proceso-desarrollo-industrializacion. No copie y pegue el
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De ZonaEconomica.com:

La Interacción de un Núcleo
Endógeno de Industrialización
para América Latina
SUBMITTED BY GUSTAVO SEPULVEDA ON 30 SEPTEMBER, 2009 - 17:09

Un proceso de industrialización requiere de dos


tipos de visión: Uno, cortoplacista de carácter visionario que impulse
los planteamientos pertinentes para alcanzar las metas establecidas, y
otro de largo plazo, que indique los efectos que tendrán las decisiones
precedentes al desarrollo del modelo; ahora, sin desalentar los
procesos de equilibrio que pueden resultar dinámicos mientras las
variables endógenas se acomodan perfectamente al planteamiento de
núcleo endógeno que busca la formación “por acumulación” de una
cadena industrial productiva con carácter eficiente, creativo e
innovador.

La búsqueda del crecimiento económico mediante procesos agresivos


de industrialización, objetivan el paulatino desarrollo frente a
condiciones tanto positivas, como adversas que pueden resultar de la
incertidumbre con que las nuevas practicas idealizadas se fusionan con
la realidad de la economía una vez se decide un rediseño de sus
variables. No esta de más considerar que los planteamientos de nuevas
alternativas tomen posiciones agresivas dispuestas a alcanzar el
cambio en un tiempo prudente, de manera que los efectos venideros
motiven su aceleración.

Para America Latina es evidente que sin un proceso de


industrialización de carácter endógeno, las condiciones de crecimiento
no son favorables pues se debe al aún precario margen de producción
que sin lugar a dudas responde a un mercado en desarrollo; no
obstante, los esfuerzos realizados por alcanzar un modelo ideal han
sido útiles en la medida en que han contribuido a la formación del
pensamiento contemporáneo de industrialización por medio de
factores de planeación interna como la toma en consideración de
acciones creativas e innovadoras, junto a un proceso de adaptación a
las ventajas competitivas con que se puede hacer frente al mercado
oscilante entre centro y periferia, y romper con el paradigma de la
dependencia critica, reorganizar las bases del saber autónomo y
prolongar los rasgos comparativos que dan forma a la economía
eficiente, equitativa y sostenible.

El planteamiento va mas allá del panorama futuro, pues se trata de


desdibujar los factores que han tenido relevancia en la adquisición de
modelos de desarrollo en America Latina y que por su frugabilidad han
demostrado ser competentes con modelos capitalistas desarrollados,
no obstante, sus fallas estructurales precisamente por la ausencia de la
visión largoplacista, fueron erradicando las posibilidades de su pleno
desarrollo. Es el caso del modelo de Industrialización por sustitución
de importaciones ISI en cuya base bien diseñada y argumentada, el
efecto era favorable para lo que se buscaba “crecimiento económico” e
incluir la fase expansiva de la economía competitiva además que
brindaba confianza, pues seria objeto de desarrollo de corte vertical
cuya dirección era plena del Estado, quien se encargaría de la
promoción de la industria nacional haciéndose el mayor inversionista
en la practica. Es de esperar, que una Economía que crece con la ayuda
del Estado, tendrá las condiciones seguras de financiamiento y
desarrollo esperadas, pero el mercado, mas que necesitar instituciones
paternalistas, buscaba la promoción de espacios de libre movilización
para fomentar el ambiente económico que los neoliberales planteaban
como la solución a unas economías cada vez mas interdependientes;
habrá que ver, hasta que punto, la falla en la movilización perfecta de
los factores, acotó los alcances de la ISI.

El modelo de desarrollo endógeno propuesto por la CEPAL como


medio para alcanzar las características que junto a la acción de la ISI
redimían el panorama desigual de las economías latinoamericanas
exponía un proceso de acumulación interna, dedicado a la formación
de una estructura industrial sólida, con capacidad para evolucionar
sobre la base productiva y una vez lista, incursionaría como modelo de
crecimiento exitoso otorgando rendimientos crecientes ante los
desafíos del mercado; el consenso que existe entre vincular un modelo
agresivo, junto a la practica de la creatividad, establece la
incorporación de la innovación que permite que la industria sea
eficiente, aprovechando la frontera de posibilidades de producción y
economías de escala emergentes durante el proceso.

La creatividad es un factor determinante de la innovación; con esta


última, la capacidad para atraer cambio técnico y generar eficiencia,
establecía las bases para un proceso de núcleo endógeno desarrollado
en el que las carencias sociales se transformaran en potencialidades
individuales y colectivas que mediante el proceso de aprendizaje
movilizaran la industria a un estado de equilibrio entre los costes y los
beneficios, de manera que las consecuencias podían ser expresadas en
el mejoramiento de las condiciones de vida, reduciendo la inequidad
del sistema operante para entonces. Pero el objetivo radicaba en el tipo
de comportamiento que la sociedad y en su conjunto con la política,
pudieran demostrar frente al desarrollo experimentado a partir del
modelo; si realmente era razonable entregar todas las capacidades
talentosas a la formación de un espectro acumulativo, entonces, se
debían crear fuertes vínculos sociales que no solo consideraran los
salarios generados de la actividad, sino las tasas de retorno que
recibiría la economía en su conjunto. Consecuente con ello, el
mejoramiento de la calidad de vida de la población seria sostenible en
el largo plazo y las ventajas comparativas aumentarían el rango de
interacción con la realidad del mercado.

La industria, no funciona apenas como un stock de capital físico de


coste beneficio, tiene que ser aplicada a todas las ramas de producción
en la medida en que la innovación permita incorporar cambios
“técnicos” a la forma con que se establecen los procesos de producción,
y se reduzca el riesgo de la inversión ante una mala utilización de dicha
transformación productiva. Hay que ver, el desarrollo de cada uno de
los factores: industria, agro, infraestructura, y las consecuencias para la
sociedad; por ejemplo la seguridad alimentaria, la salud y la educación
para concretar si realmente el modelo funciona o por lo menos, en el
corto plazo trata de acomodarse a las condiciones preestablecidas.

Tecnificación es lo que la producción necesita para ser competente,


pero ligado a ello permanece latente la incorporación de cambio
técnico, proveniente de la innovación creativa que desarrolla la
sociedad, la solución del paradigma de la dependencia no es
solucionada con incrementos excesivos de la producción, pues también
persisten variables exógenas que entorpecen y hasta contradicen los
supuestos del desarrollo endógeno; tal es el caso del funcionamiento
del mercado en competencia perfecta y los fallos que pueden existir del
mismo. Por ello, una inserción pasiva a la economía internacional,
tiene que fijarse primero hechos de descentralización que le permitan
autonomía, estableciendo, la carencia y potencialidades de los países
que buscan dominar el mercado por cuanto es de suponer que los
movimientos que hagan estos países, en gran parte dependen de la
estructura de su política económica que funciona como catalizador del
proceso.

La industrialización en America Latina fue un proceso inicial con


potencial en la acumulación, tanto de capital físico, como de
cocimiento generado, paulatinamente un proceso de aprendizaje y la
marcha hacia adelante por parte de la ISI como motor de la industria,
movilizando en gran parte el acervo de capital hacia la formación
consolidada de producción sostenible. La preocupación por la mejora
del bienestar social y la promoción de un ambiente económico con
equidad, transformaron la producción tradicional del plus valor, en
una búsqueda de beneficios compartidos a través del interés particular,
entonces, el Estado de bienestar hace su aparición como promotor de
las condiciones básicas de cuidado y sostenimiento de la sociedad; el
proceso de crecimiento, ahora busca que el desarrollo económico
pernee la las condiciones necesarias para que la calidad de vida de las
personas que habitan el país sean igualmente atendidas y satisfechas.

Un programa de consolidación interna transferido en el desarrollo de


las condiciones tecnológicas, científicas, culturales y políticas,
acompañado de adelantos en infraestructura para el transporte
vehicular y ferroviario e inversión (que en su gran mayoría provino de
préstamo) podían acontecer la realización del objetivo de la
industrialización y de hecho, las relaciones entre tecnificación en la
industria y tecnificación en el agro, odian llevar el modelo hacia el
establecimiento de las ventajas comparativas dentro del mercado y la
consecuente especialización para entrar a ser competitivos, era claro
establecer ese tipo de relaciones.
Pero finalmente, luego de un proceso inicial con potencial, se desvirtúa
la acción creativa de la sociedad y se ejecutan procesos (engañosos) de
cambio tecnológico e innovación, incorporados de otros países
“desarrollados” y esa falta de innovación presente, deterioro las bases
de la Inversions inicial, lo cual apenas alcanzo para que ya la industria
empezara a demostrar rendimientos decrecientes, las economías,
fuertemente endeudadas y la perdida del poder económico del Estado
terminarán por sustituir un modelo prometedor; para entonces, la
incorporación del sector privado a la industria, podrá mitigar el efecto
recesivo de carácter publico.

No obstante, la ISI realmente impulsó el cambio de economías


artesanales a economías visionarias, incorporó el concepto de mercado
ampliamente difundido y logró que el cambio técnico fuera uno de los
procesos mas deseables de toda economía que busque evolucionar,
aunado a ello una fuerte capacidad creativa que funcione con la
innovación.

Es un concepto fuerte, de raigambre evolucionista hacia la nueva


sociedad, la CEPAL no se equivoco en su planteamiento y argumento
de manera precisa su interesa por mejorar las condiciones en America
Latina; era de suponer que también tendríamos un modelo de
desarrollo económico propio que nos caracterizarla. Pero la
subjetividad fue temprana y se omitieron fallos que en el largo plazo el
libre mercado no iba a perdonar, como por ejemplo los desequilibrios
en la balanza de pagos de muchos piases, luego de importaciones
excesivas y el grave endeudamiento para financiar las empresas
publicas.

Fuente: Proceso de Desarrollo de América Latina -


Industrializacion | ZonaEconomica (Zonaeconomica.com -
Gustavo sepulveda - Septiembre Del 2009) -
http://www.zonaeconomica.com/america-latina/proceso-
desarrollo-industrializacion
Educación, crecimiento y desarrollo
en América Latina
La mejora de la educación es uno de los factores más relevantes
de un proceso histórico de cambio en Latinoamérica
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MARIANO JABONERO BLANCO

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4 SEP 2014 - 23:02 CEST

Durante el pasado decenio América Latina y el Caribe han experimentado un


cambio sin precedentes. La tan deseada consolidación de la democracia se ha
hecho realidad en la casi práctica totalidad de sus países y se ha acompañado de
un impresionante incremento de exportaciones de materias primas, a precios
sensiblemente superiores a los de tiempos atrás, actividad que ha llegado a
representar más del 60% de las exportaciones de la región, produciendo un
espectacular incremento de ingresos. Gracias a ello, sus ciudadanos se han
beneficiado de políticas sociales progresistas, como es el caso de las trasferencias
monetarias condicionadas, con resultados evidentes y positivos, como han sido
una fuerte reducción de la pobreza, situación de la que han salido más de 80
millones de personas en este periodo de tiempo, junto con un incremento, o
mejor dicho recuperación de la clase media, que en años precedentes sufrió un
sistemático acoso y disminución, clase a la que regresado o se han incorporado
unos 50 millones de personas.
La mejora de la educación es quizás uno de los factores más relevantes de este
proceso histórico de cambio. El promedio del PIB que se dedica a ella en la
región se sitúa por encima del 5%, porcentaje que supera el promedio mundial
dedicado a este rubro. Algunas organizaciones de referencia, como es el caso de
la CEPAL, empiezan a defender que lo importante ya no es gastar más, sino
hacerlo mejor, y anuncian la aparición del llamado bono demográfico, que surge
al coincidir el descenso de la natalidad con el crecimiento inversor. La educación
ha pasado a ser una prioridad política y presupuestaria, circunstancia que explica
el gran incremento de cobertura alcanzado en educación infantil, que ya supera el
75%, que la escolarización en educación primaria y básica se aproxime al 100%
o que la alfabetización de jóvenes y adultos se estime en un 90%. Estas, y otras
mejoras cuantitativas son, sin lugar a dudas, logros históricos impensables hace
no muchos años.

Los países con mejores resultados de América Latina


necesitarán más de diez años para alcanzar la media de los
países de la OCDE

Sin embargo los beneficios que aporta la educación al desarrollo de América


Latina no proceden solo de los años de escolarización, sino de lo que realmente
aprenden sus alumnos. El desafío de la calidad educativa es enorme: los
resultados de las pruebas PISA –similares a los de otras evaluaciones realizadas
por otras entidades internacionales-, aplicadas en ocho países que por su
demografía representan el 85 % de la población de la región, no pueden ser más
desalentadores: esos ocho países se sitúan entre los últimos veinte países del
mundo en los que estas pruebas son aplicadas y ponen de manifiesto, entre otras
evidencias, que los estudiantes de la región cuentan con un promedio de dos años
escolares de retraso con respecto a sus colegas de su misma edad de los países de
la OCDE.

A pesar de los recientes esfuerzos, si se sigue al ritmo actual de progreso los


países con mejores resultados de América Latina necesitarán más de diez años
para alcanzar la media de los países de la OCDE, plazo de tiempo que supera los
veinte años que pueden necesitar los países de la región con peores resultados.
Entre las evidencias que generan mayor preocupación destacan las diferencias
existentes en los rendimientos educativos obtenidos por los hijos de los pobres
frente a los de los hijos de los ricos, como es previsible en la región más
inequitativa del mundo: entre los hijos de unos y de otros, según países, existen
diferencias de uno a tres cursos escolares entre alumnos de una misma edad.

Los sistemas educativos de América Latina han vivido durante las últimas
décadas procesos reformistas importantes alimentados por diferentes paradigmas
o utopías sociopolíticas, psicopedagógicas o tecnológicas, procesos que siempre
han generado expectativas superiores a los resultados realmente obtenidos y,
como consecuencia de ello, han provocado no pocas frustraciones. A partir de la
situación actual, y de los retos de desarrollo que apremian a la región, es
razonable pensar que la mejor utopía no puede ser otra que lograr eficazmente
más y mejores aprendizajes para todos.

La calidad de un sistema educativo nunca supera a la de sus docentes, definió el


informe MacKinsey con precisión y acierto, afirmación que coincide con las
conclusiones de un reciente estudio del Banco Mundial, redactado a partir de
visitas de evaluación a más de 3.000 escuelas públicas de diferentes países de la
región, en la que se asocia directamente la calidad de la educación con la de su
profesorado.

Atraer a los mejores a la profesión docente y garantizarles una excelente y


pertinente formación, evaluar al profesorado en ejercicio con rigor, exigirle
rendir cuentas y, en fin motivarles y retribuirles en consecuencia, es el modelo
que vienen aplicando desde hace años con éxito los países que son líderes
mundiales en educación, como lo acreditan sus excelentes resultados en las
pruebas PISA y en otras similares. Unos requisitos que no se cumplen en casi
ningún país de América Latina, circunstancia que explica consecuencias tan
negativas como las descritas en el mencionado informe, como es, por ejemplo, la
pérdida de tiempo lectivo observado en la actividad en lectiva cotidiana en el
aula: por escasez de competencias pedagógicas y didácticas, la media de los
profesores de los colegios visitados utiliza menos del 65% de su tiempo en
actividades de enseñanza y aprendizaje, dedicando el resto a pasar lista, poner
orden, actividades administrativas o, simplemente, lo desperdicia.

Democratizar la educación requiere profundos cambios en


la formación, evaluación y retribución de los maestros

Asegurar más y mejores aprendizajes para todos, es decir democratizar realmente


la educación, requiere en Latinoamérica profundos cambios en los procesos de
selección, formación, evaluación y retribución de los maestros, así como aplicar
pruebas externas estandarizadas de evaluación y difundir ampliamente sus
resultados. Un proceso al que no es ajena la necesidad de redefinir las relaciones
con los sindicatos de docentes, hasta ahora posiblemente los más poderosos del
mundo, que han convivido con sistemas tan injustos e ineficaces, quienes con
frecuencia han entrado en colisión con políticas educativas de transformación y
mejora educativa. Las experiencias recientes de México, Perú o Ecuador para
modificar las relaciones de equilibrio de poder entre sindicatos docentes y
gobiernos democráticos, demuestran que son posibles los cambios.

La desaceleración económica es un hecho, como lo demuestran la amenaza de


recesión de Brasil, la grave situación de Argentina y la progresiva disminución
de incremento del PIB en casi toda la región, una situación cuyo origen se sitúa
en factores externos, como son la desaceleración en el crecimiento de China o la
lentitud de Europa para salir de sus grave crisis.

Otra vez más se vuelve a concluir que las soluciones no deben venir de fuera, que
no sirve de nada eludir responsabilidades internas apelando a hechos externos,
que no se debe identificar crecimiento económico con desarrollo y que la región
debe contar con estrategias propias, máxime cuando los mecanismos de
integración avanzan y se fortalecen. En esas estrategias la educación debe ser el
elemento vertebrador en torno al cual se estructuren las políticas de desarrollo: en
resumen, una educación que asegure al conjunto de la población lo que en
palabras de la OCDE son mejores competencias, las más valiosas divisas
globales del siglo XXI, que generan mejores empleos y mejores oportunidades de
vida para todos.

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