You are on page 1of 18

Introducción al modelo teórico de cognición corporizada: Estudio piloto del

diagnóstico y el tratamiento de la hemifobia


David Martínez-Pernía (davidmpernia@fundacionpolibea.org) & Francisco Ceric

Abstract
Background. Los programas de neurorehabilitación tradicionalmente han seguido la
dicotomía propuesta por Descartes de mente y cuerpo, lo que ha creado marcos teóricos
divergentes e irreconciliables. Objective. El propósito de este estudio piloto es presentar
una propuesta transdisciplinar que integre la experiencia humana desde la cognición
corporizada, es decir, comprender cómo la persona se relaciona en todo momento desde su
totalidad experiencial. Paralelamente ejemplificamos este modelo con un caso clínico: una
mujer con problemas de equilibrio como consecuencia de un accidente cerebro vascular, a
quien diagnosticamos un trastorno experiencial y tratamos mediante nuestro enfoque
transdisciplinar. Methods. El diagnóstico de la hemifobia se evalúa con la persona en su
intencionalidad con el equilibrio y posteriormente se somete a análisis desde la cognición
corporizada. La metodología transdisciplinar consiste en diseñar una intencionalidad que
tenga en cuenta todos los componentes intencionales del equilibrio. Results. El ejercicio
clínico desde la cognición corporizada nos permitió identificar un trastorno experiencial al
que denominamos hemifobia, el cual se caracteriza por un comportamiento motor
evitativo, hiperactivación del tono fisiológico, sentimiento de ansiedad y bloqueo del
razonamiento durante el desequilibrio. Además aplicamos un tratamiento transdisciplinar
en el que integramos la intencionalidad como cognición corporizada, el esquema corporal,
la imagen corporal, la terapia motora y las habilidades metacognitivas. Este tratamiento
logró nuevas habilidades durante el desequilibrio y la deambulación en nuestro estudio de
caso. Conclusions. El desarrollo de este modelo teórico desde la cognición corporizada,
así como el tratamiento transdisciplinar de la hemifobia, nos descubre un modelo de
aprendizaje más profundo y complejo, además de la integración consciente de lo motor, lo
emocional y lo cognitivo como elementos imprescindibles en la neurorehabilitación.
Key Words: Hemifobia- Intencionalidad- Cognición Corporizada- Transdisciplinar-
Equilibrio

Versión en español de “Introduction to a theoretical model based on embodied cognition: A pilot study of the
diagnosis and treatment of hemiphobia”. Topics in Stroke Rehabilitation. 2011;18(6):798-808.
1.- Introducción al modelo teórico de cognición corporizada

1.1-Preámbulo histórico al concepto de hombre


Con el nacimiento de la Ciencia Moderna se produjo una fuerte escisión en el estudio del
hombre. Fue Descartes1 quien en el siglo XVII dividió la realidad humana en dos
instancias opuestas e irreconciliables: la res cogitans, constituida por el plano mental, y la
res extensa, por el mundo físico. Esta categorización que aún mantiene su vigencia,
especialmente en las Ciencias de la Salud, no sólo tenía como propósito la comprensión
ontológica del hombre, sino su inclusión en el método científico.2
Si bien este método de dividir la totalidad en partes3 ha aportado grandes conocimientos en
el estudio del hombre, necesitamos modelos teóricos que ofrezcan una visión sistémica de
los dualismos cuerpo-mente, sujeto-objeto, sentimiento-razón y/o parte-todo4. Es así como
a principios del siglo XX aparecieron nuevos enfoques que superaban la escisión mente-
cuerpo, como: el psicoanálisis,5 el cognitivismo,6 la terapia cognitivo conductual,7 la
terapia humanista,8,9,10 la terapia Feldenkrais,11 la terapia Alexander,12 el constructivismo,13
el posracionalismo14 o la fenomenología hermenéutica,15 entre otras.
En este estudio piloto presentamos lo que consideramos podría ser una propuesta
transdisciplinar en Neurorehabilitación. Nuestro trabajo se fundamenta en la corriente
filosófica de la Fenomenología –lo que significa que nos sentimos muy cercanos a los
paradigmas existencialistas- y en las Ciencias Cognitivas, a través de las cuales buscamos
conocer los motivos físicos y psíquicos (conscientes e inconscientes) que forman parte de
la experiencia.
Uno de los objetivos de este trabajo es realizar un análisis de la estructura intencional16,17
de una persona que sufrió un accidente cerebro vascular. Comprender cómo su conciencia
(sujeto) conoce su desequilibrio corporal (objeto). Este análisis nos permitirá entender la
relación entre el trastorno motor y los aspectos conscientes e inconscientes de su acto
intencional. Además desarrollamos un tratamiento que enfoca la rehabilitación como un
aprendizaje desde la cognición corporizada

1.2.- Perspectiva fenoménica


La fenomenología es una epistemología del conocimiento humano y mantiene este saber
centrado en el objeto que aparece en la conciencia. Esta corriente filosófica hace un
especial énfasis en que el sujeto no es un ente aislado de su entorno, sino que cualquier
comprensión del hombre requiere que lo pongamos en relación con un objeto. Este vínculo
irreductible de sujeto-objeto se mantiene unido a través del acto intencional, el cual se
puede definir sucintamente como la propiedad que tiene la mente de ser siempre
conciencia de algo. La intencionalidad no sólo nos relaciona con el mundo externo, sino
que además da significado a todo nuestro mundo personal. Se considera un acto que se da
en la existencia, donde cabe el mundo físico, el mundo de la ideas y donde el sujeto puede
ser a la vez objeto de sí mismo.
Cada vez que nuestra conciencia aprehende un objeto, lo hace desde nuestra totalidad, sin
la posibilidad de disociar la realidad en lo físico y/o lo mental, mostrando un aspecto
unificado de la vivencia.18 A la fenomenología no le interesa estudiar la realidad del ser
humano desde una categorización disciplinar, lo que anhela es comprender la estructura de
la experiencia de la persona.17 A cada momento nuestra conciencia, a través de la
intencionalidad, está involucrada en lo sensorial, lo perceptivo, lo mnémico, lo emocional,
lo cognitivo, etc.; y es el cómo se configuran los elementos intencionales lo que define
nuestra relación con el objeto. A partir de la definición de 3ª persona y 1ª persona en las
Ciencias Cognitivas, hipotetizamos que la conciencia es una cognición corporizada
constituida por un aspecto objetivo (materia intencional) que permite estudiarla desde un
foco empiricista, y otro subjetivo (cualidad intencional) que pertenece al significado que da
la persona a su experiencia.
El concepto de intencionalidad no es únicamente un constructo de uso filosófico, hoy en
día las Cs. Cognitivas han encontrado su correlato neurofisiológico a través de la teoría
emergentista. Desde el nivel explicativo de la Neurobiología se afirma que el cerebro se
activa en patrones neurales y es esta sincronía en la activación de determinadas áreas
cerebrales lo que determina nuestro conocimiento del mundo.19

1.2.1.- Cognición corporizada y niveles de la experiencia corporal


Ya antes de la década de los 90 había grandes críticos del psicologismo que invadía al
estudio de la mente, pero es especialmente en esta época cuando diversos grupos de
filósofos y neurocientíficos consideran que la mente no puede ser entendida si no es en
relación con el cuerpo.19-26 La conciencia no consiste en el reduccionismo
representacionalista que limita todo a lo mental, o a un quehacer cognitivo que relaciona
nuestra interioridad con el mundo circundante. Nuestra existencia sólo es posible a través
del cuerpo y, es a través de él donde aparecen los significados de la experiencia. El cuerpo
no es un objeto al servicio de la mente, es el sustrato necesario para la emergencia de los
procesos de simbolización. La conciencia situada en el cuerpo rompe con el dualismo de
instancias y nos conforma con dos entidades indisociables, de manera tal, que cualquier
cosa que le ocurra a una le afectará a la otra.
Esta dimensión del cuerpo como portador de una vivencia nos permite comprender la
corporalidad desde diferentes niveles de su experiencia: esquema corporal e imagen
corporal.17,27,28 El esquema corporal es el sistema sensoriomotor que regula la postura y el
movimiento, mientras que la imagen corporal son las percepciones, actitudes y creencias
que el individuo elabora a lo largo de su existencia. Ambos niveles trabajan de forma
unísona para lograr un sentido integrado de la experiencia, pero cada uno posee sus propias
características: el esquema corporal es inconsciente, tácito, subpersonal y automático;
mientras que la imagen corporal es consciente, personal, explícita y depende de la
voluntad.
Hasta ahora estos conceptos eran irreconciliables, no sólo por ser instancias opuestas desde
la concepción cartesiana, sino por mantener supuestos epistemológicos (racionalismo/
empiricismo) excluyentes; o en palabras del filósofo de la ciencia Thomas Kuhn,
“inconmensurables”.29 Desde este punto de vista dualista, ambos niveles son constructos
básicos de la práctica clínica; el esquema corporal se aplica en la rehabilitación física,
mientras que la imagen corporal tiene su espacio en el tratamiento psicológico.
Esta propuesta integradora ha sido desarrollada por la Fenomenología y secundada
posteriormente por las investigaciones empiricistas,17,27,28 lo que ha permitido comprender
a estos constructos como realidades complementarias e irreductibles de los modelos
teóricos. Nuestro propósito es llevar a la práctica clínica la integración de ambos niveles
de la estructura corporal y hacer de ellos entidades inseparables en el ejercicio clínico.

1.3.- La emoción corporizada


Tras varias décadas de una epistemología eminentemente racionalista, comienzan a
aparecer diversos modelos teóricos que reintroducen la variable emocional como parte
esencial de nuestro conocimiento. Actualmente son varios los paradigmas que sostienen su
importancia en nuestras vidas: el posracionalismo,14,30.31 el constructivismo
emergentista23,26,32 y el constructivismo dialéctico.33 Las emociones son el eje de nuestra
vida psíquica y desde ellas se organizan tanto el pensamiento como la acción.23,26,30,31,34,35
A través de las emociones las personas otorgamos significado a nuestra experiencia,
desplegando así los diferentes procesos cognitivos y comportamentales. No hay ningún
gesto motor que esté desvinculado de la emoción que le motiva.20,32 Todo movimiento está
condicionado por el significado que posee y por tanto su calidad depende de la emoción
que le acompaña.
En términos neurobiológicos el afecto está formado por dos niveles: la emoción, que hace
referencia a la respuesta visceral y musculoesquelética; y el sentimiento, que es la
sensación subjetiva que se experimenta.23,26,36 Desde nuestra visión de la intencionalidad
como cognición corporizada, clasificamos la emoción como materia intencional -sus
correlatos gestuales y somáticos son observables por la persona, el terapeuta y/o los
métodos de instrumentación-, y al sentimiento como cualidad intencional -concerniente a
la esfera privada-.

1.4.- Resumen del marco teórico


En esta subsección recapitulamos las ideas fundamentales del modelo propuesto. Nuestro
enfoque busca rehabilitar el déficit a través del concepto de intencionalidad como
cognición corporizada, lo que nos permite comprender la sensación, percepción, memoria,
emoción, recuerdo, etc., de un mismo objeto de conocimiento. Sistematizamos este estudio
a través de los conceptos de materia intencional y cualidad intencional. La materia
intencional refiere a aquellos aspectos de la experiencia que son observados y/o medidos:
tono muscular, asimetría, línea media, retención del aire, taquicardia, temblor; mientras
que la cualidad intencional es la sensación subjetiva que la persona tiene de su propia
experiencia, como la ira, la tristeza, la ansiedad o la tranquilidad. Por lo tanto, cualquier
práctica clínica (metodológica, diagnóstica o de tratamiento) requiere la comprensión de
ambos aspectos de la experiencia en relación al déficit que queremos rehabilitar.

2.- Estudio de Caso


En este apartado presentamos el estudio de caso, el análisis de la estructura intencional, el
diagnóstico y el tratamiento transdisciplinar de una persona que sufre desequilibrio físico
secundario a una lesión cerebral.

2.1.- Presentación del caso


El 18 de noviembre de 2007 la persona sufrió una hemorragia subaracnoidea en el
hemisferio izquierdo a la edad de 50 años. Tras estabilización médica presenta hemiparesia
derecha y problemas en la atención y la memoria de trabajo. La terapia con enfoque
fenomenológico comienza 11 meses después del ictus. El tratamiento se llevó a cabo en la
sede de Providencia de la clínica Los Coihues en Santiago (Chile), entre octubre de 2008 y
julio de 2009, a excepción de los meses de enero, febrero y marzo. Las sesiones tenían una
duración de hora y media y se aplicaban una vez a la semana.
La evaluación de la función motora al inicio de nuestra terapia fue la siguiente:
Equilibrio estático y dinámico en bipedestación: Hipertonía en lado hemiparético,
hipertonía compensatoria en el miembro inferior del lado no afecto, desplazamiento de la
línea media hacia el lado izquierdo. En el lado derecho presenta anteversión pélvica,
inhibición de glúteo medio y cuádriceps y empotramiento posterior de la rodilla. En
presencia de desequilibrios laterales y anteroposteriores se intensifica el patrón
anteriormente descrito.
Deambulación: Marcha con línea media marcadamente desplazada hacia lado no afecto.
Hemicuerpo izquierdo se sitúa anteriorizado y con hipertonía compensatoria. En el
hemicuerpo parético hay debilidad en retroversores pélvicos, estabilizadores de cadera y
flexores de cadera y rodilla. La fase de despegue de la pierna afecta se produce con la
rodilla estirada, lo cual lleva a compensar con la musculatura lateral del tronco para lograr
el paso.

2.2.- Análisis de la estructura intencional


A lo largo de este subapartado daremos a conocer cómo se realiza el análisis de la
estructura intencional en una persona con desequilibrio físico y la comprensión dinámica
del diagnóstico experiencial.

2.2.1.- Metodología
La evaluación se realiza con la persona en bipedestación y la misma distribución de cargas
en ambos lados del cuerpo, seguidamente el terapeuta desplaza el cuerpo hacia el lado
afecto. Esta posición debe mantenerse unos minutos, durante los cuales la persona debe
describir sus sensaciones corporales objetivas (materia intencional) y subjetivas (cualidad
intencional).
Cuando aplicamos este análisis en nuestro estudio de caso, la persona verbalizó aspectos
físicos objetivos, como: aumento del tono muscular, desalineación de segmentos
corporales, tensión en la musculatura facial, retención del aire, taquicardia... Desde el
significado que tuvo la experiencia verbalizó que sentía miedo a apoyar el peso en el lado
afecto, que ese lado de su cuerpo estaba desprotegido y que se encontraba más segura
desplazada hacia el lado sano.
2.2.2.- Diagnóstico
El análisis de la estructura intencional, junto con la evaluación motora anteriormente
descrita, manifiesta que se está produciendo un fuerte sentimiento de ansiedad ante una
posible caída y un fuerte impulso a desplazar el cuerpo hacia el lado sano (conducta
fóbica). A este flujo intencional lo hemos denominado hemifobia.
A continuación ofrecemos una explicación dinámica del trastorno de hemifobia. Es
importante comprender que este proceso no implica causalidad entre los aspectos físicos y
mentales, sino que lo debemos comprender como un proceso integrado desde la cognición
corporizada.
A nuestro juicio el marcador somático de Damasio23,26 cumple con todas las características
de ser un acto intencional desde la experiencia corporizada. El marcador somático es un
tipo especial de acto intencional que asocia un sentimiento negativo con una situación de
peligro inminente. La persona, mediante aprendizaje, es capaz de anticiparse a una
situación nociva y evitar las consecuencias que esta tiene. Su activación genera una señal
de alarma a través del cuerpo cuya respuesta es el comportamiento motor evitativo. Esto
provoca que el individuo se centre en las consecuencias negativas y responda con
comportamientos estereotipados. El trastorno emocional produce la hiperactivación del
tono fisiológico, lo que le lleva a actuar desde el sistema límbico de una manera instintiva
y la incapacidad de tomar decisiones razonadas desde las áreas prefrontales de la
corteza.23,26,37
Desde el punto de vista motor podemos observar que la conducta fóbica provoca dos
respuestas motrices claramente identificables durante el desequilibrio: El miembro inferior
del lado afecto se coloca en hiperextensión de rodilla y anteversión pélvica, lo que provoca
su bloqueo en hiperextensión. Esta posición anatómica es idónea para lograr la máxima
estabilidad física y la disminución de su malestar anímico, ya que permite que el cuerpo
descanse sobre estructuras óseas y no en un control motor deficiente. La segunda
respuesta motriz la encontramos cuando desviamos la atención de la persona hacia
cualquier objeto intencional que no sea su estabilidad física. Sin el control consciente de la
postura desplaza el punto de equilibrio de su cuerpo hacia el lado sano. Este mecanismo
automático de estabilización es el que provoca la hipertonía en el miembro inferior
izquierdo secundaria a la lesión cerebral. Es importante destacar que ambas respuestas
motrices, consideradas por la terapia tradicional como patológicas, a la luz de este marco
teórico debemos considerarlas adaptativas, ya que se producen para disminuir la ansiedad y
conseguir la posición corporal más estable.
En la deambulación este patrón se intensifica tanto en su cualidad intencional (ansiedad)
como en su materia intencional (respuesta motriz fóbica) como consecuencia del aumento
en la intensidad de los estímulos. Durante la marcha el hemicuerpo sano se responsabiliza
de llevar el cuerpo hacia delante y de mantener gran parte del equilibrio corporal (apoyo
del pie con rodilla semiflexionada). En cambio, el miembro inferior del lado afecto se
mantiene bloqueado en hiperextensión, lo que impide la estabilización dinámica y provoca
la indeseada fijación articular. Este patrón motor, al igual que el anterior, tiene la misión de
reducir la ansiedad y lograr la deambulación más segura.
En 1990, Kory, Miller y Todd38 crearon el término kinesiofobia, que definieron como:
“una condición en la que el paciente tiene miedo excesivo, irracional y debilitante al
movimiento físico y la actividad, como resultado de un sentimiento de vulnerabilidad a la
lesión dolorosa o una nueva lesión”. La kinesiofobia es un término ampliamente usado en
la literatura del dolor evitativo, el dolor crónico o la fatiga crónica; en cambio el término
de hemifobia, introducido en este trabajo, está específicamente relacionado con el trastorno
neurológico. A pesar de que estos términos son aplicados en diferentes campos
disciplinares, y basándonos en la definición canónica de kinesiofobia, podemos considerar
a la hemifobia como un subtipo de esta.

2.3.- Tratamiento
La peculiaridad más importante de nuestra propuesta terapéutica refiere a la estrategia
rehabitadora como acto intencional, es decir, cualquier procedimiento clínico debe tener en
cuenta simultáneamente la motricidad y su significado. Este concepto de terapia nos
permite mantener el aprendizaje como un proceso unificado de percepción/acción.19-
22,25,39,40
En este estudio de caso aplicamos como estrategias de rehabilitación el método
Bobath como parte de la materia intencional y los aprendizajes metacognitivos como
cualidad intencional. Cada una de estas estrategias mantiene un vínculo estrecho con uno
de los niveles de la experiencia corporal: la estimulación sensorial y la acción de la
gravedad modifican el esquema corporal, mientras que los aprendizajes metacognitivos y
el rol activo de la persona transforman la imagen corporal. El esquema corporal es un
mecanismo subpersonal que no se puede cambiar mediante actos de voluntad, pero a través
de la estimulación sensorial y el control de la acción de la gravedad sobre el cuerpo,
logramos modificar el sistema musculoesquelético en condiciones prerreflexivas. Las
estrategias cognitivas que se aplican durante la terapia tienen la misión de hacer
conscientes las percepciones, creencias y emociones que están involucradas en el
desequilibrio motor. Darse cuenta de esta información, que se mantiene oculta a la
conciencia, permite resignificar la imagen corporal durante el movimiento.

2.3.1.- Aplicación clínica


Siguiendo la idea de que nuestro procedimiento clínico está compuesto simultáneamente
por el tratamiento físico y psicológico, en esta subsección presentamos primeramente las
estrategias metacognitivas del tratamiento de hemifobia y al final exponemos un análisis
integrador de la terapia transdisciplinar.
La primera estrategia terapéutica que aplicamos tiene como objetivo hacer conscientes los
procesos corporales que están implicados en la motricidad. Para ello le pedimos a la
persona que dirija la atención a su imagen corporal y describa lo que siente. En esta
primera parte de la terapia, la atención debe dirigirse a los aspectos objetivos de la imagen
corporal: la percepción. Este ejercicio implica dos focos atencionales diferentes. El
primero debe describir aspectos relacionados con el sistema musculoesquelético; como
sensibilidad, posición y alineación de los segmentos corporales, tono muscular, línea
media, rigidez, asimetría,... El segundo debe centrarse en la materia intencional de la
emoción, es decir, en las sensaciones viscerales; como taquicardia, retención del aire,
opresión en el pecho, temblor, molestias en el estómago, sequedad de boca, etc. Poco a
poco, a través de la auto-exploración, la persona va descubriendo mayor número de
elementos implicados en su motricidad.
Según va progresando en el reconocimiento de las sensaciones musculoesqueléticas y
viscerales, llega un momento en que la persona comienza a narrar experiencias subjetivas
en relación a su experiencia (cualidad intencional de la emoción). Se da cuenta de que su
motricidad está estrechamente asociada a un sentimiento. Este proceso es vital en su
exploración porque logra hacer consciente el significado de su motricidad.
La segunda estrategia que ponemos en marcha es el distanciamiento anímico del malestar
(auto-observación). Para ello revisitamos la experiencia de desequilibrio con una actitud
epochética,41 es decir, la persona vivencia su experiencia como si fuera un observador de la
misma. De esta forma, al mismo tiempo de experimentar su marcador somático es capaz de
distanciarse emocionalmente y observar qué es lo que le ocurre durante el desequilibrio. El
aprendizaje de esta habilidad metacognitiva le permite cambiar la forma en la que
experimenta la acción motriz y resignificar la emoción que le acompaña. La experiencia
epochética logra que la persona a lo largo de las sesiones genere un profundo sentimiento
de asombro en torno a su cuerpo y su mente. El darse cuenta de experiencias que estaban
ocultas a la conciencia le permite comprender su motricidad desde un nivel más profundo y
abstracto.
Para concluir esta subsección describimos la integración metodológica: cada estrategia
terapéutica debe completarse con la estimulación sensorial, la atención consciente, la
subjetividad y la motricidad; del uso armónico de todas ellas depende el éxito en la
recuperación de la función motora. En relación a los ejercicios de auto-exploración y auto-
observación, estos deben ser repetidos en tantas posturas de equilibrio (estático y
dinámico) como sea posible y durante la deambulación. El propósito es enriquecer las
experiencias e incrementar el material consciente del acto motor. En su articulación es
importante que tengamos en cuenta la fase por la que discurre el tratamiento, lo que
condiciona el énfasis en unos u otros ejercicios. Durante los ejercicios de auto-exploración
debemos poner especial acento en las técnicas de inhibición motora, ya que en esta etapa
aún existe gran cantidad de respuestas reflejas. Cuando la persona aprende a no reaccionar
a su ansiedad con una respuesta física, debemos trabajar fundamentalmente con una terapia
facilitadora del acto motor. Este es un claro indicador de que la motricidad se está
desvinculando de la emoción aversiva y de su resignificación en un contexto más
funcional.

3.- Resultados:
Los resultados de este estudio piloto los podemos agrupar en dos grandes subapartados:
teórico y clínico. En relación al primero presentamos una nueva propuesta transdisciplinar
desde la cognición corporizada. Explicamos cómo los actos de conciencia están
conformados por la materia intencional y la cualidad intencional, y la relación que
mantienen con los niveles de la experiencia corporal (esquema corporal e imagen
corporal)17,27,28 y los constituyentes del afecto (emoción y sentimiento).23,26,36 Además
desarrollamos un modelo de terapia transdisciplinar desde el que es necesario integrar las
estrategias físicas y psicológicas en el acto intencional que queremos rehabilitar.
En relación a los resultados clínicos, aplicamos este marco teórico en una persona con
trastorno del equilibrio corporal secundario a un accidente cerebro vascular. Al inicio de
nuestra intervención terapéutica observamos que en su desequilibrio mostraba alteraciones
específicas a nivel motor, emocional y cognitivo. A este trastorno le denominamos
hemifobia, el cual se caracteriza por: desde el punto de vista motor advertimos que el
miembro inferior del lado afecto se mantenía bloqueado en hiperextensión, lo que permitía
que el cuerpo descansara sobre estructuras óseas y no en un control motor deficiente. El
objetivo de este patrón es lograr la máxima estabilidad física y sentirse más segura. Desde
el punto de vista emocional la persona sentía gran ansiedad al apoyar el peso en su
hemicuerpo afecto, a lo que inconscientemente respondía con el desplazamiento del cuerpo
hacia el lado sano. Esta respuesta evitativa le permite disminuir su malestar anímico,
además de favorecer las compensaciones del hemicuerpo sano. A nivel cognitivo
encontramos que la persona en desequilibrio perdía la capacidad de razonamiento, lo que
implicaba que reaccionara con respuestas primitivas y estereotipadas anteriormente
aprendidas.
Al finalizar el periodo de tratamiento evaluamos de nuevo la estructura intencional durante
el equilibrio (estático y dinámico) y la deambulación, lo que nos permitió llegar a las
siguientes conclusiones: respecto a la materia intencional la persona aumentó el
desplazamiento de la línea media hacia el lado afecto, disminuyó el bloqueo de rodilla y
mejoró su simetría temporal y espacial en el paso. Respecto a su cualidad intencional
verbalizó “me siento más estable”, “más segura”, “el cuerpo está más relajado” y “es más
fácil caminar”. En relación al nivel cognitivo, observamos que sus respuestas primitivas
disminuyeron en intensidad, lo que le permitió realizar aprendizajes más conscientes.

4.- Discusión
Como mostramos en los apartados anteriores, la persona que padece el trastorno
hemifóbico mejoró su calidad de vida en cuanto a su motricidad y subjetividad en relación
a su desequilibrio motor. Sin embargo, todavía existen cuestiones abiertas que necesitan
ser investigadas en el futuro y que discutimos en este párrafo. A pesar de las mejoras
observadas durante le terapia, el individuo todavía presenta características hemifóbicas.
Creemos que esto puede deberse a varios motivos: 1) Los mecanismos adaptativos tienden
a fortalecerse y a perpetuarse a lo largo del tiempo,42 2) las emociones intensas son
persistentes y sostenidas en el tiempo34,42,43 y/o 3) el proceso de extinción del miedo no se
produce pasivamente sino que requiere un aprendizaje activo43 en el que se resignifique la
experiencia. De todo ello podemos concluir que la hemifobia es un comportamiento
adaptativo difícil de rehabilitar. En relación a nuestra intervención opinamos que el
tratamiento fue insuficiente ya que la terapia se aplicaba sólo una vez a la semana.
Posiblemente de haberlo implementado varías sesiones a la semana hubieran mejorado los
resultados obtenidos -como hemos observado en investigaciones posteriores a este estudio
piloto- (Martínez-Pernía et .al, en preparación).
Un elemento que nos llamó mucho la atención durante los ejercicios de exposición a la
ansiedad y el distanciamiento emocional fue que la persona comenzó a hacer conscientes
experiencias vitales que le preocupaban y que desconocía. Estudios realizados por Siegal
& Rosen44 y Appelbaum45 evidenciaron que las personas que a través de psicoterapia
aumentan su tolerancia a la ansiedad, logran mejorar su capacidad ideacional y el
fortalecimiento del yo, lo que les permite afrontar las vicisitudes de la vida de una manera
más franca.46
Al inicio de este trabajo enumeramos diferentes paradigmas terapéuticos que rompían con
la división cuerpo-mente. Bajo estas líneas esbozamos las diferencias que existen entre los
enfoques no existencialistas y nuestra propuesta teórica. Cada uno de estos paradigmas
otorga mayor importancia a un aspecto de la experiencia, lo que genera una jerarquía en su
acceso, por ejemplo: el psicoanálisis prioriza las experiencias de la infancia, la terapia
cognitivo conductual al ambiente y la racionalidad, el cognitivismo a la racionalidad, el
constructivismo a la racionalidad auto-organizada, la terapia Alexander y la terapia
Feldenkrais priorizan la atención prerreflexiva corporal y el posracionalismo a las
emociones auto-organizadas. Por el contrario, el modelo de cognición corporizada no
mantiene jerarquía en ninguno de los elementos de la estructura intencional (sensación,
percepción, imaginación, recuerdo, emoción, lenguaje, etc.) porque todos forman parte de
la experiencia. Cada aspecto de la experiencia es aplicado en nuestra metodología, lo que
permite un aprendizaje más integral del déficit. Cada elemento de la estructura intencional
es una vía de acceso a la experiencia, y su aplicación depende del objeto de intención
(déficit), de la parte de la experiencia que la persona necesita aprender y de la
personalidad.
El modelo de aprendizaje mayormente extendido en la rehabilitación física consiste en
realizar repeticiones de un mismo ejercicio.47-50 A partir de los modelos de Bateson51 y
Ausubel52 inferimos que estos aprendizajes son pasivos, memorísticos y superficiales, lo
cual podría explicar la escasa evidencia estadística en los resultados obtenidos en
rehabilitación.50,53-55 Nuestro compromiso es crear una rehabilitación con significado y
sentido personal, complementar el ejercicio con experiencias que interpelen a la
subjetividad y la corporalidad de la persona. Proponemos una rehabilitación que
comprometa vitalmente al sujeto, desde la cual se producen aprendizajes más profundos y
significativos.51-52
Tradicionalmente la rehabilitación empiricista ha puesto su foco en generar cambios
plásticos en la corteza cerebral y ha olvidado otras estructuras cerebrales. Investigaciones
recientes demuestran que estos cambios también se producen a nivel del sistema límbico,
responsable de la dimensión emocional. La neurociencia explica que la plasticidad
subcortical se encuentra en la amígdala cerebral,35 e incluso en este mismo nivel se han
encontrado cambios neurogénicos en la estructura del hipocampo.56 De todo ello podemos
concluir que la plasticidad cerebral se produce tanto en las estructuras sensoriales y
racionales como en las emocionales, siendo todas ellas susceptibles de ser aprovechadas en
la rehabilitación.57
Hasta ahora la terapia física y la terapia funcionalista de la psicología han centrado su
trabajo en la estimulación del sistema nervioso, olvidando otros mecanismos esenciales en
la regulación organísmica. La inclusión de la variable emocional en el proceso de
rehabilitación nos ofrece la posibilidad de estimular al cerebro desde el sistema
neuroendocrino. En términos biológicos podemos decir que esta terapia media
conscientemente en el sistema nervioso central a través de sus dos únicas vías de acceso: la
vía neural, cuya información transcurre por el sistema nervioso, y la vía humoral, cuya
información viaja por el torrente sanguíneo.
Para finalizar, a pesar de la existencia de una lesión orgánica, consideramos esencial que la
Neurorehabilitación estudie cómo se conforman las nuevas experiencias tras la lesión
cerebral, las cuales podrían limitar, bloquear o anular la recuperación de la persona. En
relación a esto mismo, proponemos tres posibles hipótesis de la etiología de la hemifobia:
1.- como respuesta primitiva que busca mantener la supervivencia y adaptación de la
persona, 2.- formando parte de un rasgo o trastorno neurótico de la personalidad y/o 3.-
como estilo de afrontamiento. Por las limitaciones metodológicas de esta investigación no
podemos dar respuesta si es cierta una o varias de estas hipótesis, pero esperamos pueda
ser respondida en futuras investigaciones.

5.- Conclusiones
En este estudio piloto ofrecemos un marco teórico alternativo a la división propuesta por
Descartes de mente y cuerpo. Además, aplicamos este modelo en una persona que sufrió
un accidente cerebro vascular, lo que nos permitió realizar un diagnóstico experiencial y su
tratamiento específico. Las conclusiones generales que hemos obtenido son las siguientes:
1.- Basándonos en los trabajos de la Fenomenología y las Ciencias cognitivas mostramos,
lo que podrían ser, los supuestos básicos de un nuevo modelo teórico y terapéutico en
Neurorehabilitación. Abandonamos la dicotomía mente y cuerpo y presentamos como
objeto de estudio la cognición corporizada. Analizamos a la persona desde su totalidad
experiencial, lo que hace necesario investigar las sensaciones, sentimientos, recuerdos,
pensamientos, acciones, etc., en relación al déficit que queremos rehabilitar. El ejercicio
clínico requiere que el terapeuta tenga en cuenta simultáneamente las estrategias físicas y
psicológicas y por lo tanto un conocimiento transdisciplinar en su quehacer profesional.
2.- A continuación ponemos en práctica este modelo, lo que nos permitió comprender
sistémicamente qué le ocurre experiencialmente a la persona durante su desequilibrio.
Realizamos un diagnóstico experiencial que denominamos hemifobia, el cual podemos
definir como la experiencia evitativa, adaptativa y estereotipada que presenta una persona
con problemas de equilibrio motor. En el análisis de la estructura intencional manifiesta
alteración del comportamiento motor, hiperactivación del tono fisiológico, sentimiento de
ansiedad y bloqueo del razonamiento durante el desequilibrio.
3.- Tras realizar el diagnóstico experiencial de la hemifobia describimos distintas
estrategias terapéuticas. Mediante la integración consciente de la estimulación
sensomotora, la resignificación emocional y el razonamiento, buscamos mejorar el
equilibrio y la deambulación. A la finalización del periodo de tratamiento observamos
mayor desplazamiento de la línea media hacia el lado afecto, disminución del bloqueo de
rodilla y mejor simetría temporal y espacial en el paso. Su experiencia subjetiva es de
mayor estabilidad física y menor ansiedad en su enfrentamiento al desequilibrio. Y por
último, observamos que las respuestas primitivas son menos intensas, lo que permite
aprendizajes más conscientes.
4.- El dualismo cartesiano ha provocado que los terapeutas trabajen con diferentes partes
de la experiencia corporal. Los terapeutas físicos trabajan con el esquema corporal,
mientras que los terapeutas de la mente lo hacen con la imagen corporal. Siguiendo el
marco teórico de la Fenomenología, sistematizamos en nuestro estudio de caso un
tratamiento en el que se atiende simultáneamente ambos niveles de la experiencia corporal.
5.- La Neurorehabilitación es una disciplina terapéutica centrada en las funciones motoras
y los procesos cognitivos que ocasionan el déficit, pero que ha abandonado la subjetividad
de la persona. Nuestra propuesta es asumir la emocionalidad como un elemento más en el
estudio de la persona con discapacidad. El estudio consciente de esta nueva variable nos
ofrece la posibilidad de comprender al ser humano en toda su profundidad y asumir su
complejidad como un elemento inherente a nuestra práctica profesional.
6.- Agradecimientos
Queremos dar las gracias a la persona que participó en este estudio. Además, queremos dar
las gracias a todos los profesionales de la clínica Los Coihues, y en especial a su
coordinador Marcos Maldonado. A la Universidad Diego Portales y sus profesores Paula
Sáez, Eduardo Llanos y Juan Molinari. Y a Juan Antonio Guerrero del Amo de la
Universidad Complutense de Madrid. Finalmente, agradecer el apoyo de la Fundación
Polibea a este proyecto.

7.- Bibliography
1. Descartes R. Meditations on first philosophy. United States: Pacific Publishing
Studio; 2010
2. Gevaert J. El problema del hombre. Introducción a la antropología filosófica. 12th
ed. Salamanca: Sígueme; 2001.
3. Descartes R. A Discourse on method. Meditations and principles. London:
Everyman; 2004.
4. Morin E. La mente bien ordenada. Barcelona: Seix Barral; 2000.
5. Freud S. A general introduction to psychoanalysis. United States: Boni and
Liveright; 1920.
6. Beck A, Rush A, Shaw B, Emery G. Cognitive therapy of depression. New York:
The Guilford Press; 1979.
7. Ellis E, Dryden W. The practice of rational emotive behavior therapy. New York:
Springer Publishing Company; 1997.
8. Gendlin E. Focusing. New York: Everest House; 1978.
9. Perls F, Hefferline S, Goodman P. Gestalt Therapy: Excitement and growth in the
human personality. Gouldsboro: Gestalt Journal Press; 1994.
10. Rogers C. On becoming a person. A therapy´s view of psychotherapy. Boston:
Houghton Mifflin Company; 1995.
11. Feldenkrais M. Body & Mature behavior. A study of anxiety, sex, gravitation &
learning. California: North Atlantic Books; 2005.
12. Alexander F M. The use of the self. London: Orion Books; 2001.
13. Mahoney M. Constructive Psychotherapy: Theory and practice. New York: The
Guilford Press; 2003.
14. Guidano VF. The self in processes. New York: Guilford press; 1991.
15. Arciero G, Bondolfi G. Selfhood, identity and Personality styles. Singapore: Wiley-
Blackwell; 2009.
16. Lyotard JF. Phenomenology. Albany: State University of New York Press; 1991.
17. Gallagher S, Zahavi D. The Phenomenological mind: An introduction to philosophy
of mind and cognitive science. New York: Routledge; 2008.
18. James W. The principles of psychology. New York: Holt; 1890.
19. Varela FJ, Thompson E, Rosch E. The embodied mind: Cognitive science and
human experience. Cambridge, Mass: MIT; 1991.
20. Merleau-Ponty M. Phenomenology of perception. London: Routledge and Kegan
Press; 1962.
21. Piaget J. Biology and knowledge. Chicago: University of Chicago Press; 1971.
22. Johnson M. The body in the mind: The bodily basis of meaning, Imagination, and
reason. Chicago: The University of Chicago Press; 1987.
23. Damasio AR. Descartes´ error: Emotion, reason, and the human brain. New York:
G.P. Putnam; 1994.
24. Clark A. Being there: putting brain, body, and world together again. Cambridge,
Mass: MIT; 1997.
25. Varela F. El fenómeno de la vida. Santiago de Chile: Dolmen; 2000.
26. Damasio AR. Looking for Spinoza: Joy, sorrow, and the feeling brain. New York:
Harcourt Brace; 2003.
27. Gallagher S. Phenomenological and experimental research on embodied
experience. http://pegasus.cc.ucf.edu/~gallaghr/paris2000.html. Accessed October
23, 2009.
28. Gallagher S. How the body shapes the mind. Oxford: Oxford University Press;
2005.
29. Kuhn TS. The structure of scientific revolutions. Chicago: University of Chicago
Press; 1962.
30. Greenberg L, Paivio S. Working with emotions in psychotherapy. The Guilford
Press: New York; 1997.
31. Balbi J. La mente narrativa: Hacia una concepción posracionalista de la identidad
personal. Buenos Aires: Paidós; 2004.
32. Rizzolatti G, Sinigaglia C. Mirrors in the brain: How our minds share actions and
emotions. Oxford: Oxford university press; 2008.
33. Pascual-Leone J. Emotion, development and psychotherapy: A dialectical-
constructivist perspective. In: Safran Y, Greenberg L, eds. Emotion, psychotherapy
and change, Nueva York: Guilford Press; 1990:302-337.
34. Fridja N. The emotions. Cambridge, UK: Cambridge University Press; 1986.
35. Davidson RJ, Jackson DC, Kalin NH. Emotion, plasticity, context, and regulation
perspectives from affective neuroscience. Psychological bulletin. 2000;126(6):890-
909.
36. James W. What is an emotion? Mind. 1884;9(34):188-205.
37. Siegel D. The developing mind. New York: Guilford Press; 1999.
38. Kori S, Miller R, Todd D. Kinesiophobia: a new of chronic pain behavior. Pain
Management. 1990:Jan-Feb:35-43
39. Rosch E, Mervis CB, Gray WD, Johnson DM, Boyes-Braem P. Basic objects in
natural Categories. Cognitive Psychology. 1976;8:382-439.
40. Gibson JJ. The ecological approach to visual perception. Boston: Houghton; 1979.
41. Husserl E. Ideas Pertaining to a Pure Phenomenology and to a Phenomenological
Philosophy. First Book, general Introduction to a Pure Phenomenology. Kluwer
Academic Publishers: Dordrecht; 1983.
42. Wolpe J. Psychotherapy by reciprocal inhibition. Stanford, CA: Stanford
University Press; 1958.
43. Ledoux JE. Emotion: Clues from the brain. Annual review of Psychology.
1995;46:209-235.
44. Siegal R.S., Rosen I.C. Character style and anxiety tolerance: a study of
intrapsychic change. In: Strupp H, Luborsky L. Researcher in Psychotherapy.
Baltimore, MD: French-Bray Printing Co. 1962;2:206-217.
45. Appelbaum SA. The Anatomy of change: A menninger report on testing the effects
of psychotherapy. New York: Plenum; 1977.
46. Gabbard GO. Psychodynamic Psychiatry in Clinical Practice. 4th Ed. Arlington,
VA: American Psychiatric Publishing; 2005.
47. Asanuma H, Keller A. Neurobiological basis of motor learning and memory.
Concepts Neuroscience. 1991;2:1–30.
48. Dean C, Shepherd R. Task-related training improves the performance of seated
reaching tasks following stroke: A randomized controlled trial, Stroke.
1991;28:722–728.
49. Carr J, Shepherd R. Neurological Rehabilitation. Oxford: Butterworth &
Heinemann; 1998.
50. Carr J, Shepherd R. Stroke rehabilitation: Guidelines for exercise and training to
optimize motor skill. China: Butterworth-Heinemann; 2003.
51. Bateson G. Steps to an ecology of Mind: Collected Essays in Anthropology,
Psychiatry, Evolution, and Epistemology. Chicago: University of chicago Press;
1972.
52. Ausubel D, Novak J, Hanesian H. Educational psychology: A cognitive view. 2nd
ed. New York: Holt, Rinehart & Winston; 1978.
53. Ernst E. A review of stroke rehabilitation and physiotherapy. Stroke.
1990;21:1081–1085.
54. Wagenaar RC, Meijer OG. Effects of stroke rehabilitation. A critical review of the
literature. Journal Rehabilitation Sciences. 1991;4:61–73.
55. Langhorne P, Wagenaar R, Partridge C. Physiotherapy after stroke: more is better?
Physiotherapy research international. 1996;1:75–88.
56. Eriksson PS, Perfilieva E, Bjork-Eriksson T et al. Neurogenesis in the adult human
hippocampus. Nature Medicine. 1998;4:1313-1317.
57. Davidson RJ. Asymmetric brain function, affective style and psychopathology: The
role of early experience and plasticity. Development and Psychopathology.
1994;6:741-758.

You might also like