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EL CAMBIO INMÓVIL
TRANSFORMACIONES Y PERMANENCIAS
EN UNA ÉLITE DE PODER
(CÓRDOBA, SS. XVI-XIX)
Córdoba, 2000
Este libro fue premiado en el XIV Premio de Investigación Ciudad de Córdoba «Díaz del
Moral» (1999) actuando como jurado los profesores universitarios José Manuel de Ber-
nardo Ares, Juan Luis Castellano, Richard L. Kagan, Manuel de Lara Ródenas y José Luis
Pereira Iglesias.
ISBN: 84-89409-39-0
Foto Portada:
Árbol de la Familia Ríos-de la Madrid
Archivo Histórico Provincial de Córdoba
Legajo 5498
Impresión y Maquetación:
Imprenta La Puritana
Telf.: 957 27 19 41
Córdoba
Son muchas las personas y las instituciones a las que este libro debe su
existencia. Sin ánimo de ser exhaustivo, he de agradecer a los siguientes
su colaboración de una forma u otra.
En primer lugar, y dedicado a su memoria, a dos grandes amigos y
admirados maestros que se fueron de entre nosotros poco antes de que
este libro saliera a la luz. Con todo mi cariño, a Ángel Rodríguez
Sánchez y José Luis Pereira Iglesias.
A los miembros del jurado que decidió premiar esta obra con el XIV
Premio de Investigación Díaz del Moral, a los cuales agradezco con
toda sinceridad sus observaciones, las cuales han contribuido sin duda
alguna a mejorar el original.
Al Exmo. Ayuntamiento de Córdoba, promotor del referido premio,
por mantener vigente, en estos tiempos difíciles, un premio de investi-
gación histórica, señal de una especial sensibilidad que le honra.
A mis compañeros del Área de Historia Moderna de la Universidad
de Córdoba, por lograr entre todos mantener un clima de amistad y
colaboración en el lugar de trabajo. Agradecimiento que va en especial
al Dr. José Manuel de Bernardo Ares, de cuya amistad me honro y de
quien he aprendido tanto.
Al Dr. Juan Luis Castellano, mi maestro, por todas sus sugerencias y
por su constante apoyo.
A don Antonio Domínguez Ortiz, a quien dedico con todo cariño esta
obra, por ser un modelo de comportamiento como historiador y, sobre
todo, como persona.
Al Archivo General de Simancas, gobernado por la mejor clase de
archiveros que existe, sabios y excelentes personas, que han consegui-
do convertir una temporada de investigación en una especie de viaje
iniciático al pasado. A José Luis, a Julia y sobre todo a Isabel Aguirre,
todo mi cariño. Al personal de los demás archivos consultados, en
especial al Histórico Provincial de Córdoba, mi agradecimiento por su
amabilidad y colaboración.
A mis alumnos y alumnas de Córdoba, siempre los primeros en cono-
cer los resultados de mi investigación, siempre dispuestos a debatir y a
comentar. Ellos saben quiénes son.
A mis amigos, los granadinos y los cordobeses, que quizá no sepan
cuánto suponen para mí. En especial a Gloria, Paco y Juan Antonio.
Finalmente, a mi familia, siempre presente en mi vida, a la que debo
todo lo que soy.
COVIELLE.- Sí. Era yo muy amigo de vuestro difunto señor padre.
JOURDAIN.- ¿De mi difunto padre?
COVIELLE.- Sí. Era un dignísimo caballero.
JOURDAIN.- ¿Mi padre?
COVIELLE.- Sí.
JOURDAIN.- ¿Le habéis conocido mucho?
COVIELLE.- En efecto.
JOURDAIN.- ¿y le tenéis por noble?
COVIELLE.- Sin duda
JOURDAIN.- iNo sé entonces cómo es el mundo!
COVIELLE.- ¿cómo?
JOURDAIN.- Hay gente necia que se empeña en decir que era comerciante.
COVIELLE.- ¿comerciante él? Es pura maledicencia; no lo fue jamás. Era tan
sólo sumamente entendido en telas, iba a escogerlas a todas partes,
las hacía traer a su casa y se las daba a sus amigos a cambio de
dinero.
JOURDAIN.- Estoy encantado de conoceros, a fin de que rindáis este homenaje
de que mi padre era noble.
COVIELLE.- Lo sostendré delante de todo el mundo.
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El cambio inmóvil
* * * * * * *
Éste es un libro que trata del poder; del poder en su encarnación local, sobre
todo. Su espacio y su tiempo son los correspondientes a la Castilla de la Edad
Moderna, el corazón de un enorme imperio que abarcaba varios continentes. Un
estado gobernado por una todopoderosa aristocracia que, en sus distintas divi-
siones y rangos, ocupaba las instituciones centrales. Y junto a ella, una nobleza
menor, de segunda fila, a veces conectada a los grandes linajes del país, que con-
trolaba los municipios, la sede institucional del poder local.
Aquí, como veremos más adelante, se analiza una élite local en un marco
temporal ambicioso, toda la Modernidad. Se trata de un estudio que se inserta
dentro de la nueva historia política, en la vertiente de la historia social del po-
der1 . Utilizaré para ello técnicas prosopográficas y análisis institucionales, pero
no es éste un libro de prosopografía ni una historia jurídica o institucional.
Lo que pretendo en las páginas que siguen es mostrar el comportamiento a
largo plazo de una élite local en la Castilla de los siglos XVI al XVIII, analizada
desde el punto de vista de los cambios sociales efectuados en su seno. Nada es
inmutable, sea cual sea su apariencia, pero menos lo es una élite de poder. Los
cambios se produjeron de forma sistemática, vulnerándose todos los principios
de continuidad, orden y eternidad de que tanto presumieron los poderosos del
Antiguo Régimen.
Sin embargo, no por ello se transformó el sistema. Al contrario, éste generó
determinadas defensas, creándose nuevas instituciones que transmutaban, como
fascinantes alquimistas, el plomo en oro. Son los Estatutos de Limpieza de San-
gre.
1
Véanse algunas reflexiones sobre este retorno historiográfico y las nuevas tendencias de investiga-
ción en este campo, en CASTELLANO, J.L. (ed.), Sociedad, administracion y poder en la España del
Antiguo Régimen. Hacia una nueva historia institucional, Granada, 1996; y CASTELLANO, J.L. y
DEDIEU, J.P. (dirs.), Réseaux, familles et pouvoirs dans le monde ibérique ala fin de /'Ancien Régime,
París, 1998.
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Algo de lo que, además de los tópicos al uso, se era consciente en la época. Así Céspedes y Meneses
afirma en el Seiscientos que "hoy es cierto que no hay ciudad ni población en toda Europa de más
limpia y apurada nobleza, ni en tanto de más caballeros de sangre y mayorazgos riquísimos", cit. por
ORTIZ JUÁREZ, J.M', Fray juan de Almoguera. El obispo del Libro (Córdoba 1605-Lima 1676),
Córdoba, 1976, p. 12. ·
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Obviamente, parafraseo el título del admirable libro de María Antonia VISCEGLIA, Il bisogno di
eternitá. I comportamenti aristocratici a Napoli in Eta Moderna, Nápoles, 1988.
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"La élite del poder descansa no sólo en la coincidencia de intereses entre las instituciones importan-
te, sino en la «Similaridad psicológica y en la mezcla social» de sus círculos más altos'', KORNHAUSER,
W., "¿«Élite de poder», o «grupos de veto»?", en Clase, Status y poder, Madrid, 1972, 11, p. 39,
comentando a C.W. MILLS, The Power Elite, Nueva York, 1956.
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FUENTES
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Muchas y muy variadas han sido las fuentes documentales utilizadas para la
confección de este trabajo 5 • Se han consultado bastantes archivos en un intento
de cruzar los datos disponibles. La recreación de las genealogías de los capitula-
res cordobeses ha sido muy laboriosa, pero el esfuerzo ha dado su fruto, al descu-
brir abundantes vetas conversas escondidas tras las genealogías oficiales. Y estoy
totalmente seguro que un análisis exhaustivo de sus ascendencias, imposible de
hacer de momento, daría nuevas sorpresas.
La fuente más inmediata han sido las probanzas relativas al Estatuto de No-
bleza y Limpieza de Sangre del cabildo cordobés. Se encuentran en el Archivo
Municipal de Córdoba6 , en la sección Caballeros Veinticuatro, Cajas 22 a 28.
Son muy numerosas y antiguas, empezando en 1570. En total se conservan 416
pruebas distintas, contenidas en 400 expedientes diferentes, ya que en algunos
de ellos la información acerca de la ascendencia del candidato es doble, uniendo
la probanza del propietario del oficio con la del poseedor actual. Esto sucede
siempre que hay una minoría de edad, y alguien, generalmente un pariente inme-
diato, desempeña mientras tanto el regimiento.
En algunos casos las pruebas se repiten, pues algunos veinticuatros ejercieron
en diferentes ocasiones algún oficio para renunciarlo posteriormente y volver a
ocuparlo años más tarde. Aunque nos pueda parecer absurdo con nuestra menta-
lidad, se efectuaron nuevas pruebas cada vez que esto sucedía.
Más importante es el hecho de que han desaparecido muchas de las proban-
zas. Algunas en fechas recientes, faltando dos, pues los 400 expedientes llegan,
numerados el el siglo XIX, hasta el 402. Han desaparecido, pues, las pruebas de
5
En la transcripción de documentos, así en el texto como en el Apéndice Documental, se ha actuali-
zado totalmente la grafía.
6
Sobre éste depósito documental, véase VERDÚ PERAL, A., Guía del Archivo Municipal de Córdoba,
Córdoba, 1997.
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Exp. 247. Es de 1655.
8
Exp. 253. Es de 1658.
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Sobre el fondo de protocolos de este Archivo, un primer acercamiento lo realizó hace ya mucho
tiempo FLÓREZ DE QUIÑONES Y TOMÉ, V., "El archivo de Protocolos de Córdoba (Notas, índi-
ces y documentos)", Anales de la Academia Matritense del Notariado, 4 (1948), pp. 699-747.
10 No puedo aquí referir ni una mínima parte de los numerosos trabajos que han destacado el valor de
los protocolos notariales. Me remito, simplemente, a las actas del JI Coloquio de Metodología Histó-
rica Aplicada. La Documentación Notarial y la Historia, Santiago de Compostela, 1984, 2 vols. Un
estado de la cuestión actual, en clave modernista, en la interesante ponencia de J. LÓPEZ-SALAZAR
PÉREZ, "Los protocolos notariales. Fuentes documentales para la Historia Moderna", La investiga-
ción y las fuentes documentales de los archivos, Guadalajara, 1996, pp. 37-81.
11 Además del citado artículo de V. FLÓREZ DE QUIÑONES, véase también el útil repertorio de
testamentos que ofrece, para media Edad Moderna, Soledad GÓMEZ NAVARRO, La muerte en la
provincia de Córdoba. Inventario de escrituras notariales de Córdoba, Montilla y Fuente Obejuna
(1650-1833), Sevilla, 1996.
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Hay que recordar que sólo para Córdoba capital existen 43 escribanías anuales, desde principios
del Seiscientos, y 38 para el siglo XVI. Esta ingente documentación arranca de finales del siglo XV, y
se halla en un excelente estado de conservación, en líneas generales. Añadamos a ello que habría que
vaciar los registros notariales de muchos pueblos de la provincia. Y todo ello sin referir la documen-
tación conservada en los depósitos nacionales y regionales. Por poner sólo algunos ejemplos, en el
A.R.Ch.G. el fondo cordobés es, sin duda alguna, el más numeroso de todos los existentes, y en el
A.H.N. son cientos, cuando no miles, los expedientes de caballeros de las Órdenes Militares naturales
de esta ciudad y reino (recordemos que, para el Quinientos, la provincia de Córdoba es la tercera
región en número de caballeros de Calatrava, sólo superada por Toledo y por Italia entera,
FERNÁNDEZ IZQUIERDO, F., La Orden Militar de Calatrava en el siglo XVI. Infraestructura
institucional. Sociología y prosopografía de sus caballeros, Madrid, 1992, p. 253).
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Están magníficamente catalogados por J.A. MARTÍNEZ BARA, Catálogo de las informaciones genealógicas
de la Inquisición de Córdoba conservadas en el Archivo Histórico Nacional, Madrid, 1970, 2 vols.
14
Lo mismo que cuando se ponga a disposición del público el Archivo de la Casa de Viana, recientemen-
te adquirido por Cajasur. Sobre algunos archivos de la nobleza cordobesa, aún en manos particulares,
véase VERDÚ PERAL, A., Archivos privados y semipúblicos de Córdoba capital, Córdoba, 1992.
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GARCÍA CUBERO, L., Bibliografía heráldico-genealógico-nobiliaria de la Biblioteca Nacional (Ma-
nuscritos), Madrid, 1992. Esta obra contiene muchísimos errores de transcripción de apellidos, y
grandes ausencias en la ficha de los documentos, sin embargo, tiene valor una vez depurada.
16
Sobre ellos, un listado meramente alfabético, en NÚÑEZ ALONSO, P., Sección de Hidalguía. In-
ventario, Granada, 1985, 2 vols.
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17 Nada dice de ellos en su, por otra parte, interesante tesis doctoral R. VÁZQUEZ LESMES, Córdoba
y su cabildo catedralicio en la Modernidad, Córdoba, 1987.
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FUENTES IMPRESAS
Y BIBLIOGRAFÍA
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PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdoba ... , Córdoba 1991, 2 vols.
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111. 2. BIBLIOGRAFÍA
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IV
UNA REVISIÓN
HISTORIOGRÁFICA
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1
Me remito, para evitar excesivas digresiones, a las recientes publicaciones de Antoni PASSOLA
TEJEDOR, La historiografía sobre el municipio en la España Moderna, Lleida, 1997, y José Manuel
de BERNARDO ARES, «El régimen municipal en la Corona de Castilla», Studia Historica. Historia
Moderna, 15 (1996), pp. 23-61, y, sobre todo, el flamante libro de este último, El poder municipal y
la organización política de la sociedad. Algunas lecciones del pasado, Córdoba, 1998.
2
Hasta fechas muy recientes. Por sólo poner un ejemplo, el libro de María LÓPEZ DÍAZ, Goberno
municipal e Administración local na Galicia do Antigo Réxime, Santiago, 1993, prácticamente nada
dice del origen social del los capitulares, aun cuando se detiene bastante en el análisis institucional del
regimiento.
3
MERCHÁN FERNÁNDEZ, C., Gobierno municipal y administración local en la España del Anti-
guo Régimen, Madrid, 1988.
4
Tampoco es de mucho valor el libro de A. HIJANO PÉREZ, El pequeño poder. El municipio en la
Corona de Castilla: siglos XV-XIX, Madrid, 1992.
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5
La sociedad española en el siglo XVII. l. El estamento nobiliario, Madrid, 1963, reeditado en Grana-
da, 1992, 2 vols.
6
Un repertorio bibliográfico razonado y bastante completo en COLÁS LATORRE, G. y SERRANO
MARTIN, E., «La nobleza en España en la Edad Moderna: líneas de estudio a partir de La Sociedad
española del siglo XVII de don Antonio Domínguez Ortiz», Manuscrits, 14 (1996), pp. 15-37.
7
Es el caso del.AA THOMPSON, «The Nobility in Spain, 1600-1800>>, en H.M. Scott (ed.), The European
Nobilities in the Seventeenth and Eighteenth Centuries. l. Western Europe, landres, 1995, pp. 174-236.
8
Además del clásico libro de L. STONE, La crisis de la aristocracia, 1558-1641, Madrid, 1985 (la
edición inglesa es de 1965), véanse PETERSON, E.L., «La crise de la noblesse danoise entre 1580 y
1660»,Annales E.S.C., 4 (1968), pp. 1237-1261; y BILLACOIS, F., «La crise de la noblesse européenne
(1550-1650). Une mise au point», Revue d'histoire moderne et contemporaine, 23 (1976). Muy intere-
sante resulta el artículo de B. YUN CASALILLA, «La «crisis» de la aristocracia en España e Inglaterra.
Una visión comparativa», en VV.AA., Las crisis en la Historia, Salamanca, 1995, pp. 77-99.
9
CREMER, A., «La genese de la notion de noblesse de robe», Revue d'Histoire Moderne et
Contemporaine, 46-1 (1999), pp. 21-38.
10
Un ejemplo particular, en SERVEL, A., «Les signes extérieurs de notabilité en Pays d'Apt aux XVI'
et XVII' siecles». Revue d'histoire moderne et contemporaine, 42-2 (1995), pp. 195-218. Interesan
mucho las recientes reflexiones de PARKER, D., Class and State inAncien Régime France. The road to
modemity?, Londres, 1996, en especial las pp. 111 y ss. Véase, para un caso particular, HAMON,
Ph., «La chute de la maison de Thou: la fin d'une dynastie robine», Revue d'Histoire Moderne et
Contemporaine, 46-1 (1999), pp. 53-85.
-54-
ENRIQUE SORIA MESA
11 Los más representativos e interesantes estudios, D EWALD, J., The Formation ofa Provincial Nobility.
The Magistrates of the Parlement of Rouen, 1499-1610, Princeton, 1980; WOOD, J.B., The Nobility
of the Election ofBayeux, 1463-1666. Continuity through Change, Princeton, 1980; y DIEFENDORF,
B.B., Paris City Councillors in the Sixteenth Century, Princeton, 1983. El más reciente, RUGGIU, F.J.,
Les élites et les vil/es moyennes en France et en Angleterre (XVIl'-XVlll' siecles), París, 1997 (al respec-
to, interesan en especial los capítulos tercero y cuarto).
12
An Open Élite? England, 1540-1880, Oxford, 1984.
13
Aristocratic Century: the Peerage of Eigteenth Century England, Cambridge, 1984. Del mismo
autor, una reflexión general en «The British Nobility, 1660-1800», The European Nobilities in the
Seventeenth and Eigteenth Centuries, Londres, 1995, I, pp. 53-81.
14 Me refiero, entre otros, a los artículos de L. STONE «Social mobility in England, 1500-1700» y A.
EVERITT, «Social mobility in Early Modem England», publicados ambos en el número 33 de Past and
Present (1966, pp. 17-55 y 57-73). También interesan SEAVER, P. S., Seventeenth-century England: society
in an age of revolution, Nueva York, 1976; y COOPER, S.M., «Intergenerational social mobility in late-
seventeenth- and early-eighteenth-century England», Continuity and Change, 7 (1992), pp. 283-301.
15 Véase el contexto político de todos estos cambios historiográficos en LA.A. THOMPSON, «Clío se hace
conservadora: la historiografía británica de la Edad Moderna desde mediados de la década de 1980», Diez
Años de historiografía modernista. Monografías de la revista Manuscrits, Bellaterra, 1997, p. 99.
-55-
El cambio inmóvil
fuertes ascensos sociales, pero se compensan con la fácil integración de los advene-
dizos en el grupo dirigente. La mezcla permite la continuidad.
En España, poco han preocupado en cambio problemas de la envergadura del
cambio social, la pérdida de poder de la aristocracia y el ascenso de las nuevas catego-
rías. Si bien es verdad que existen excelentes estudios sobre la crisis de la nobleza
tradicional, como los de Jago 16 o Yun Casalilla 17, no son sino la excepción que confir-
ma la regla. En los últimos años, tan sombrío panorama parece ir cambiando. Los
recientes análisis de las élites españolas comienzan a discurrir, afortunadamente, por
el terreno de la prosopografía. Esta, en palabras de L. Stone, no es sino
«la investigación retrospectiva de las características comunes a un
grupo de protagonistas históricos, mediante un estudio colectivo de
sus vidas» 18 •
La andadura de este análisis minucioso de un cuerpo social definido se inició
en nuestro país con la publicación de la tesis doctoral de Janine Fayard 19 • Este
libro, cuya traducción española se editó, sorprendentemente, de inmediato, es
un excelente estudio sobre los consejeros de Castilla y, a la vez, una magnífica
ventana abierta hacia el mundo de las élites hispanas, hasta entonces bastante
descuidado. El ascenso social de los letrados, la endogamia profesional, el
encastamiento corporativo, el descubrimiento de pautas de vida aristocratizantes ...
son grandes aportaciones de este libro, nunca demasiado ponderado 20 •
16
JAGO, Ch., «The Influence of Debt on the Relations between Crown and Aristocracy in Seventeenth-
Century Castile», &onomic History Review, 26 (1973), pp. 218-236; y «La «crisis de la aristocracia» en la
Castilla del siglo XVII», Poder y sociedad en la España de los Austrias, Barcelona, 1982, pp. 248-286.
17
YUN CASALILLA, B., «La «crisis» de la Aristocracia... »; «Aristocracia, señorío y crecimiento econó-
mico en Castilla: algunas reflexiones a partir de los Pimentel y los Enríquez (siglos XVI y XVII)»,
Revista de Historia Económica, 3 (1985), pp. 443-71; «La aristocracia castellana en el Seiscientos.
icrisis, refeudalización u ofensiva política?», Revista Internacional de Sociología, 45-1 (1987), pp. 77-
104; «Aristocracia, Corona y oligarquías urbanas en Castilla ante el problema fiscal. 1450-1600 (una
reflexión a largo plazo)», Hacienda Pública Española. Historia de la Hacienda en España (siglos XVI-
XX). Homenaje a don Felipe Ruiz Martín, 1 (1991), pp. 25-41. Muy reciente, «Felipe II y el endeuda-
miento de la aristocracia. Un avance», en Las sociedades ibéricas y el mar a finales del siglo XVI. II. La
Monarquía. Recursos, organización y estrategias, Madrid, 1998, pp. 59-80.
18
El pasado y el presente, México, 1986, p. 61. Véase una reciente aplicación de este método sobre un
amplio contexto geográfico, en BURKE, P., Venecia y Amsterdam. Estudio sobre las élites del siglo
XVII, Barcelona, 1996.
19
Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), Madrid, 1982.
20
Añadamos el muy útil conjunto de datos publicado por la misma autora, Los ministros del Consejo
Real de Castilla (1621-1788). Informes biográficos, Madrid, 1982.
-56-
ENRIQUE SORIA MESA
21
Les letrados juristes castillans sous Philippe III. Recherches sur leur place dans la sociéte, la culture
et l'état, París, 1980.
11
La formación de una clase dirigente: Barcelona, 1490-1714, Barcelona, 1986.
13
Sería muy difícil resumir aquí su ingente producción, por lo que me limitaré a citar un libro clásico,
del que fue coautor e inspirador, Historia social de la administración española. Estudios sobre los siglos
XVII y XVIII, Barcelona, 1980, y uno muy reciente, Catalunya i la Casa d'Austria, Barcelona, 1996.
24
Destacaré, sobre todo, los excelentes trabajos de Antoni PASSOLA TEJEDOR, Oligarquía i poder a
la Lleida deis Austria. Una elit municipal catalana en la formació de l'estat modern, Lleida, 1997; y de
María Adela FARGAS PEÑARROCHA, Famflia i poder a Catalunya, 1516-1626. Les estrategies de
consolidació de la classe dirigent, Barcelona, 1997. A la bibliografía en ellos contenida me remito.
15
GUERRERO MAYLLO, A., Familia y vida cotidiana de una élite de poder. Los regidores madrileños
en tiempos de Felipe JI, Madrid, 1993.
26
HERNÁNDEZ, M., A la sombra de la Corona. Poder local y oligarquía urbana (Madrid, 1606-
1808), Madrid, 1995.
17
Una amplia reseña de su obra, en GARCÍA MONERRIS, E., «La oligarquía urbana en la Edad
Moderna», Hispania, 194 (1996), pp. 1121-1131.
-57-
El cambio inmóvil
Otras obras por el estilo, que utilizan algunos de los recursos metodológicos
anteriores, desvelan parte de las élites de Logroño 28 , Salamanca29 y Toledo 30 .
Sobre la cúspide de los regidores, los procuradores en Cortes, ha escrito
brillantes páginas lrving Thompson. En ellas, y utilizando esquemas de biografía
colectiva, alcanza resultados fácilmente extrapolables al resto del patriciado ur-
bano31. Se trata de una primera aproximación al tema, pero sus conclusiones
resultan de gran interés32 .
Si analizamos un listado de regidores de una gran ciudad castellana, protegida
o no por el estatuto, observaremos cómo poco -o casi nada- tienen que ver, social-
mente hablando, los capitulares del siglo XVIII con los del XVI. Desde un análisis
somero, fijándonos sólo en los apellidos, hasta un estudio en profundidad, recons-
truyendo las trayectorias familiares de manera particularizada, se trata siempre de
diferentes personas, diferentes familias. La causa, sin duda alguna, la venta de ofi-
cios, que, como dijo Benjamín González Alonso, permitió la entrada en los munici-
pios de categorías sociales ajenas a la nobleza, muchos de ellos conversos33 .
A pesar de no existir ningún estudio concreto que trate de tales cambios en la
composición de los regimientos castellanos, a través de lo publicado es posible
advertir estas transformaciones sociales en grandes urbes como Granada34 , Mur-
cia35, Sevilla36 , Ávila37 , Madrid38 ... Lo mismo acontece en ciudades medianas de
28
BURGOS ESTEBAN, F.M., «Las bases sociales del poder de la élite del estamento hidalgo. El linaje
hidalgo de los Barrón (Logroño. Siglos XVI y XVII)», Brocar, 15 (1989), pp. 91-117; y, sobre todo,
Los lazos del poder. Obligaciones y parentesco en una élite local castellana en los siglos XVI y XVII,
Valladolid, 1994.
29
LÓPEZ BENITO, C.l., La nobleza salmantina ante la vida y la muerte (1476-1535), Salamanca, 1991.
30
ARANDA PÉREZ, F.J., Poder municipal y oligarquías urbanas en Toledo en el siglo XVII, Madrid,
1992, Tesis Doctoral Inédita, de la que acaba de publicarse el libro Poder y poderes en la ciudad de
Toledo. Gobierno, sociedad y oligarquías en la Edad Moderna, Cuenca, 1999.
31
«Cortes y ciudades: tipología de los procuradores (extracción social, representatividad)», en Las
Cortes de Castilla y León en la Edad Moderna, Salamanca, 1989, pp. 193-248.
32
Habrá que estar a la espera de la finalización de la tesis doctoral de Christine Aguilar sobre los
Procuradores en Cortes de Castilla, que seguramente será una gran aportación historiográfica.
33
GONZÁLEZ ALONSO, B., Sobre el Estado y la Administración de la Corona de Castilla en el
Antiguo Régimen, Madrid, 1981, pp. 64 y ss.
34
MARINA BARBA, J., Poder municipal y reforma en Granada durante el siglo XVIII, Granada, 1992.
35 GUILLAMÓN ÁLVAREZ, F.J., Regidores de la ciudad de Murcia (1750-1836), Murcia, 1989.
36
Véanse los listados de veinticuatros que proporciona DÍAZ DE NO RIEGA Y PUBUL, J., La Blanca
de la Carne en Sevilla, Madrid, 1977, 4 vols.
37
MARTÍN GARCÍA, G., El ayuntamiento de Avila en el siglo XVIII. La elección de regidores trienales,
Avila, 1995.
38
HERNÁNDEZ, M., A la sombra de la Corona ...
-58-
ENRIQUE SoruA MESA
39 Un ejemplo, sobre esta última, en SO RIA MESA, E., «La nobleza de Lorca en la Edad Moderna: un
comparées», Diritto e potere ne/la storia europea, Florencia, 1982, pp. 685-716. Y, sobre todo, dos
trabajos de R. DESCIMON, «Les élites de pouvoir et le prince: l'Etat comme enterprise», en R.
Wolfang, Les Élites de pouvoir et la construction de l'État en Europe, París, 1996, pp. 133-162; y «La
venalité des offices et la construction de l'État dans la France Moderne. Des problemes de la
représentation symbolique aux problemes du cout social du pouvoir», en R. Descimon, R. Schaub y
B. Vincent, Les figures de l'administrateur. Institutions, réseaux, pouvoirs en Espagne, en France et au
Portugal, 16'-19' siecles, parís, 1997, pp. 77-93.
42 Véase, por ejemplo, TORRAS I RIBE, J.M., «La venta de oficios municipales en Cataluña (1739-
1741), una operación especulativa del gobierno de Felipe V», Actas del N Symposium de Historia de
la Administración, Madrid, 1983, pp. 723-747.
43 «La venta de cargos y oficios públicos en Castilla y sus consecuencias económicas y sociales», Insti-
tuciones y Sociedad en la España de los Austrias, Barcelona, 1985, pp. 146-183. El original fue publi-
cado en el Anuario de Historia Económica y Social.
44
«Origen bajomedieval de la patrimonialización y la enajenación de oficios públicos en Castilla», Actas
del I Simposium de Historia de la Administración, Madrid, 1970, pp. 125-159; «Las ventas de oficios de
regidores y la formación de oligarquías urbanas en Castilla (siglos XVII y XVIII)», I Jornadas de Metodo-
logía aplicada a las Ciencias Históricas, Santiago de Compostela, 1973, III, pp. 551-568.
-59-
El cambio inmóvil
y de Benjamín González Alonso45 los que más ahondaron, desde una perspectiva
básicamente teórica, en la problemática de las ventas de oficios. Con ellos, y gracias
a la documentación de Simancas, un par de estudios de Margarita Cuartas Rivera,
que se reducen casi a señalar las fechas y los precios de las ventas46 • Poco más se
puede reseñar que valga la pena.
La gran novedad al respecto la ha presentado, de nuevo, Mauro Hernández.
Este autor es el primero en plantearse, muy acertadamente, que el efecto de las
enajenaciones de cargos fue mucho más allá de lo hasta ahora estudiado. Las
ventas no se han de contemplar, como se ha hecho, únicamente en lo referente al
concierto Corona-comprador, sino que ha de verse la historia de cada oficio, sus
transmisiones entre particulares, su evolución posterior. Precisamente es en este
momento en el que podemos notar la movilidad social o su ausencia, el cierre de
la élite o su apertura, la llegada de nuevas familias ... Es, sin duda, una destacada
aportación que es de desear traiga consecuencias47 •
En conclusión, sabemos algo de los ritmos vendedores y de los precios de los
oficios, pero ignoramos casi todo sobre los aspectos más importantes: quiénes
compraron los oficios, es decir, qué cuerpos sociales se aprovecharon de la oferta
regia y, en segundo lugar, qué efectos tuvieron las ventas sobre las ciudades afec-
tadas.
Sobre las bases económicas de las élites municipales contamos con la misma
escasez de estudios antes citada. Sólo las monografías ya referidas de Ana Gue-
rrero o Mauro Hernández nos hablan de los grandes patrimonios del patriciado
-60-
ENRIQUE SORIA MESA
48 Entre ellos, los de F.J. ARANDA PÉREZ, Poder municipal y cabildo de jurados en Toledo en la Edad
Moderna (siglos XV-XVIII), Toledo, 1992, y «Los mercaderes de Toledo en el Seiscientos: bases econó-
micas y status sociopolítico», Investigaciones Históricas, 12 (1992), pp. 71-96; y los muy recientes de
J.M. GONZÁLEZ BELTRÁN, «Riqueza patrimonial y rentas de los veinticuatros de Jerez de la Fron-
tera», Studia Histórica, 17 (1997), pp. 235-260; y Honor, riqueza y poder: los veinticuatros de Jerez de
la Frontera en el siglo XVIII, Jerez, 1997.
49
«La nobleza titulada en Sevilla, 1700-1834», Historia. Instituciones. Documentos, 7 (1981), pp.
125-167.
50
Riqueza y Sociedad en la Sevilla del siglo XVII, Sevilla, 1994.
51 Mayorazgo. Propiedad feudal en Castilla (1369-1836). Madrid, 1989.
52
Algunas referencias, sólo a modo de ensayo, aporta A.M. BERNAL, «Antiguo Régimen y transfor-
mación social», Antiguo Régimen y liberalismo. Homenaje a Miguel Arto/a, Madrid, 1994, 1, p. 72
53
El mayorazgo en la historia económica de Murcia. Expansión, crisis y abolición (s. XVII-XIX), Barce-
lona, 1990.
54 Véanse los trabajos citados en la nota 17.
- 61-
El cambio inmóvil
55
Sobre todo ello, y la búsqueda del «individualismo afectivo», STONE, L., Familia, sexo y matrimo-
nio en Inglaterra, 1500-1800, México, 1989.
56
Es imposible citar aquí la bibliografía completa de este historiador. Me remito al libro recopilatorio
de sus trabajos, Historia social de la familia en España, Alicante, 1990.
57
Baste citar la bibliografía contenida en los cinco recientes volúmenes de actas del congreso, realiza-
do bajo los auspicios de este historiador, Historia de la Familia. Una nueva perspectiva sobre la socie-
dad europea, Murcia, 1997.
58
A destacar el clásico estudio de M.C. GERBET, La noblesse dans le royaume de Casti//e. Etude sur
structures sociales en Estrémadure (145 4-1516), París, 1979. Tras ella, trabajos de enorme valor como
el de R. SÁNCHEZ SAUS, Caballería y linaje en la Sevilla medieval, Sevilla, 1989, y alguno de Mª C.
QUINTANILLA RASO, «Estructuras sociales y familiares y papel político de la nobleza cordobesa
(siglos XIV y XV)», En la España Medieval. Estudios en memoria del profesor don Salvador de Moxó,
II, 3 (1982), pp. 331-352.
59
Al contrario que en Europa Occidental. Para un ámbito con similitudes al hispano, véanse ZANETTI,
D.E., La demografia del patriziato milanese nei secoli XVII, XVIII, XIX, Pavía, 1972; y MOTTA, G., Strategie
familiari e alleanze matrimoniali in Sicilia nel/'eta della transizione (secoli XIV-XVII), Florencia, 1983.
60 Mientras, sirven los artículos del dossier del número 21 de la revista Historia Social «Familia y relacio-
nes de parentesco en la España Moderna» (1995, pp. 72-155), en especial los de Francisco Chacón y de
Jaime Contreras. Un estado de la cuestión sobre esta problemática, en FARGAS PEÑARROCHA, Mª
A., «El estudio de las élites de poder urbanas desde la óptica de la familia, en la historiografía modernista
española actual. Análisis y perspectivas», Mélanges de la Casa de Velázquez, 30 (1994), pp. 131-138. Es
de gran interés el reciente trabajo de MOLINA RECIO, R., •Reflexiones en torno a la historia de la
familia nobiliaria. Nuevos horizontes y perspectivas», Almirez, 1998-1999, pp. 89-177.
61 Véanse las interesantes actas de un coloquio celebrado sobre ese tema, Les parentés fictives en
-62-
ENRIQUE SoRIA MESA
el clientelismo, esa manera vincular que, hasta el día de hoy, ha conformado las
estructuras estatales hispánicas 63 •
Es sobre este conjunto de lazos familiares, estrategias matrimoniales, depen-
dencias personales y patronazgo, consanguinidad y afinidad, padrinazgo y amis-
tad, sobre el que se ha iniciado una nueva línea de trabajo, que de seguro será
muy fructífera, a cargo de varios historiadores modernistas. El término acuñado
para sintetizar este variopinto cajón de sastre de relaciones personales es el de
Redes Sociales, y sobre ello han publicado excelentes trabajos José María Imízcoz
y Jean Pierre Dedieu, entre otros 64 •
Ningún espacio político hay más apto para el desarrollo de las redes clientelares
que el de la Corte. La Corte, ese majestuoso y patético mundo habitado por
aristócratas, oficiales y pretendientes a cargos en donde, lejos y a la vez cerca del
poder provincial se juegan, a veces literalmente, los destinos del mayor imperio
mundial. Sobre la Corte poco sabemos, al contrario de lo que sucede en Europa,
en donde la sociedad cortesana, desde la obra clásica y pionera de Norbert Elias65 ,
es un referente historiográfico de primera línea. Sobre ella se han publicado de-
cenas de estudios de primera fila en Francia, Gran Bretaña e ltalia66 •
Lejos de la conceptualización extrema de Elias, pero cargado de sugerencias,
está el trabajo de Sharon Kettering, un interesantísimo acercamiento al mundo
de las relaciones patrón-clientes en la Francia del Seiscientos. En él se desa.:ibe a
la perfección el do ut des que rige las relaciones de patronazgo en el mundo
cortesano67 • En parecido sentido, ahora sobre la relaciones clientelares en la Cu-
63
Un primer acercamiento, en las páginas de la obra colectiva Cliente/es et fidélités en Europea l'Epoque
moderne. Hommage a Ro/and Mousnier, París, 1981, en especial el trabajo de Janine FAYARD, «]osé
González (1583?-1668), «creature» du comte-duc d'Olivares et conseiller de Philippe IV», pp. 351-68.
64
IMÍZCOZ BEUNZA, J.M", Élites, poder y red social. Las élites del País Vasco y Navarra en la Edad
Moderna, Bilbao, 1996; y CASTELLANO, J.L. y DEDIEU, J.P. (dirs.), Réseaux, (ami/les et pouvoirs
dans le monde ibérique a la fin de /'Ancien Régime, París, 1998.
65 La sociedad cortesana, Madrid, 1993. La primera edición es de 1969. Habría que destacar también
una obra posterior del mismo autor, El proceso de civilización, Madrid, 1987.
66
A destacar DICKENS, A.G. (ed.), The Courts of Europe, Londres, 1977; BERTELLI, S. (ed.), Le
Corti Italiane del Rinascimento, Milán, 1985; LOADES, D., The Tudor Court, Londres, 1987;
MOZARELLI, C. y OLMI, G. (eds.), La Corte ne/la cultura e ne/la storiografia, Roma, 1983; MER-
LIN, P., «Il tema della Corte nella Storiografia italiana ed europea», Studi Storici, 27 (1987), pp. 203-
244; y ROSSO, C., «Stato e clientele nella Francia della prima eta moderna», Studi Storici, 28 (1987),
pp. 3 7-81; entre otras muchas.
67
Patron, Brokers ans Clients in Seventeenth Century France, Oxford, 1986. Una perspectiva distinta
en el reciente -y discutible- libro de E. LE ROY LADURIE, Saint-Simon ou le systeme de la Cour,
París, 1997.
-63 -
El cambio inmóvil
ria romana, el reciente libro de Renata Ago 68 , y el de Linda Levy Peck sobre la
Corte de los primeros Estuardo 69 •
Para el caso castellano lo que hasta hace unos pocos años era un vacío inson-
dable comienza, tímidamente, a ser desvelado. Ya John Elliott, en 1978, publicó
una apretada y valiosa síntesis sobre el mundo cortesano en tiempos de los
Austrias 70 • Se trataba de un primer intento por desvelar un mundo al que hasta
entonces sólo se habían acercado, con poca fortuna, eruditos e historiadores de
principios de siglo, más atraídos por las anécdotas cortesanas que por desvelar la
importancia de esta institución71 • Un par de años después, y desde una sugerente
perspectiva interdisciplinar, John Elliott y Jonathan Brown escribieron, atraídos
por la Corte hispánica como mecenas artístico y cultural, su espléndida obra Un
palacio para el rey 72 • Los cimientos para el estudio de la Corte estaban puestos.
Posteriormente, cabe destacar los trabajos de José Martínez Millán y el equipo
que dirige (Universidad Autónoma de Madrid), quienes han emprendido una labor
de análisis de las instituciones centrales castellanas, en especial en el siglo XVI. Tales
trabajos se han centrado en el estudio de las élites de poder y la estructura
polisinodiaF3 , destacando el libro de conjunto titulado Instituciones y élites de po-
der en la Monarquía Hispana durante el siglo XVI. Este mismo equipo de investiga-
ción realizó una interesante serie de estudios sobre diferentes personajes áulicos de
la segunda mitad del Quinientos, publicando el conocido volumen colectivo La
Corte de Felipe II' 4 • Finalmente, un trabajo reciente que ha quedado bastante olvi-
dado por la historiografía española pero que supone una aportación destacada al
68
Carriere e cliente/e ne/la Roma barocca, Roma, 1990.
69
Court Patronage and Corruption in Early Stuart England, Londres, 1993.
70
«La Corte de los Habsburgos españoles: fona institución singular?», en J.H. ELLIOIT, España y su
mundo, 1500-1700, Madrid, 1991, pp. 179-200. La primitiva versión inglesa se publicó en P. Mack y
M.C. Jacob (eds.), Politics and Culture in Early Modem Europe: Essays in Honour ofH.G. Koenigsberger,
Cambridge, 1978, pp. 5-24.
71
Por citar un ejemplo de todos conocido, los libros de José DELEITO PIÑUELA, El rey se divierte
y ... también se divierte el pueblo, ambos reeditados en Madrid, 1988. Habría que referir también
historias decimonónicas de Madrid y otras por el estilo.
72
Un palacio para el rey. El Buen Retiro y la corte de Felipe N, Madrid, 19 81. La edición inglesa es de
1980.
73
Entre otros artículos, véanse MARTÍNEZ MILLÁN, J., «Las élites de poder durante el reinado de
Carlos V a través de los miembros del Consejo de Inquisición (1516-1558)», Hispania, 168 (1988) y
«Élites de poder en tiempos de Felipe Il», Hispania, 169 (1989), pp. 111-149; MARTÍNEZ MILLÁN
J. y CARLOS MORALES, C.J. de, «Los orígenes del Consejo de Cruzada», Hispania, 5 l (1991), pp.
901-932; CARLOS MORALES, C.]., «El Consejo de Hacienda de Castilla en el reinado de Carlos V»,
Anuario de Historia del Derecho Español, 59 (1989), pp. 49-159.
-64-
ENRIQUE SORJA MESA
75
Publicado en CASTILLO, S. (coord.), La historia social es España, Madrid, 1991, pp. 247-260. A la
bibliografía en él contenida me remito para mayores profundizaciones.
76
Son palabras de J. SOMMERVILLE, «James I and the Divine Right of Kings: English Politics and
Continental Theorp, en L.L. Peck (ed.), The Mental Work of the jacobean Court, Cambridge, 1991,
p. 56. Cita este texto LA.A. THOMPSON, «Clío se hace conservadora... », p. 99.
77
«Hacienda real y poderes locales en la Castilla del Antiguo Régimen: las enajenaciones de la Coro-
na», I Simposium internacional Estado y Fiscalidad en el Antiguo Régimen, Murcia, 1989, p. 320.
-65-
El cambio inmóvil
78
THOMPSON, LA.A., «The Purchase of Nobility in Castile, 1552-1700», Journal of European
Economic History, 8 (1979), pp. 313-360; y AMELANG, J.S., «The Purchase of Nobility in Castile,
1552-1700: A Comment», Journal of European Economic History, l l (1982), pp. 219-226.
-66-
ENRIQUE SORIA MESA
«y como esta ciudad es franca de todo pecho y los que viven en ella
plegan dejar aquí sus hijos y usurpar el nombre de caballeros con el
favor de las riquezas, no tratan de comprar hidalguías» 79 •
Las élites castellanas supieron de tales formas de defraudar al Patrimonio Re-
gio (tal y como dicen los documentos) haciéndose empadronar como nobles en los
padrones de Moneda Forera o en los alistamientos; avecindándose en pequeños
pueblos cercanos y presionando para ser recibidos por nobles ... Tras una genera-
ción o dos, a veces antes, la condición inmemorial venía a ser dogma de fe 80 •
Un éxito, en cambio, fueron las ventas de señoríos, un fenómeno típicamente
castellano que afectó a casi todo el reino, que fue esencial en el proceso de cam-
bio social que experimentaron cientos de linajes en ascenso, y que causó graves
daños a las ciudades cabezas de partido, ampliando si cabe la ruina de sus enfla-
quecidas finanzas. Pese a todo ello, la bibliografía existente deja demasiadas lagu-
nas por cubrir. En 1964 don Antonio Domínguez Ortiz publicaba un artículo
titulado «Ventas y exenciones de lugares durante el reinado de Felipe IV» 81 , un
magnífico trabajo, ya clásico, que en líneas generales no ha sido superado. Poco
más hay, pasados más de treinta años.
Sobre las desamortizaciones eclesiásticas y de Órdenes Militares del siglo
XVI sí disponemos de más datos, aunque faltan estudios actualizados para ambos
casos. El marqués del Saltillo, por su parte, aporta gran número de datos de
archivo, pero sin elaborar en forma alguna. Además, los listados de señoríos
vendidos no son exhaustivos para nada 82 • Ciertas obras de conjunto, especial-
mente referidas al campo de la Hacienda, nos informan acerca del fenómeno
enajenador83 •
79
A.G.S., Consejo y Juntas de Hacienda, leg. 36, exp. 199.
80
Don Antonio DOMÍNGUEZ ORTIZ ya advirtió hace años este procedimiento defraudatorio. Tam-
bién se observa clarísimamente, a pesar de la defensa numantina que realiza el autor acerca de la
nobleza de sangre sevillana, en DÍAZ DE NORIEGA Y PUBUL, J., La Blanca de la Carne en Sevilla,
Madrid, 1977, 4 vols.
81
Anuario de Historia del Derecho Español, pp. 163-207. Posteriormente fue publicado en Institucio-
nes y sociedad en la España de los Austrias. Barcelona, 1985, pp. 55-96. En adelante, citaré siempre
por esta última edición.
82 Historia nobiliaria española (contribución a su estudio), Madrid, 1951, vol. l.
83 Para el siglo XVI son importantes CARANDE, R., Carlos Vy sus banqueros. Barcelona, 1990, 11, pp.
411-17; ULLOA, M., La Hacienda Real de Castilla en el reinado de Felipe JI. Madrid, 1973, especial-
mente las pp. 163-70, y GUILARTE, A.M', El Régimen Señorial en el siglo XVI, Valladolid, 1987, pp.
40-42 y 64-69. Para la centuria siguiente interesan DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Política y Hacienda de
Felipe N, Madrid, 1983, y SANZ AYÁN, C., Los banqueros de Carlos JI, Valladolid, 1988.
-67-
El cambio inmóvil
84
Historia de Sevilla. La Sevilla del siglo XVII, Sevilla, 1984.
85
HERRERA GARCÍA, A., El estado de Olivares. Origen, formación y desarrollo con los tres primeros
condes (1535-1645), Sevilla, 1990; «La venta de Villanueva del Ariscal al conde de Gelves», Archivo
Hispalense, 206 (1984), pp. 3-22; «Dos documentos relacionados con la venta de Coria del Río al
conde duque de Olivares», Hespérides, JI Congreso de profesores-investigadores, Sevilla, 1985, pp.
135-49.
86
Historia de Córdoba. La época moderna (1517-1808), Córdoba, 1984; «La villa de Santaella en la
Edad Moderna (1569-1733 )», Santaella. Estudios históricos de una villa cordobesa, Córdoba, 1986;
«Almodóvar del Río en el siglo XVII: el sometimiento al Régimen Señorial», Almodóvar del Río.
Estudios Históricos, Córdoba, 1991, pp. 73-141; «Realengo y señorío en el reino de Córdoba duran-
te el siglo XVI: la oposición de la capital a la incorporación de Adamuz y Pedro Abad al marquesado
del Carpio», III Encuentros de Historia Local. Alto Guadalquivir; Córdoba, 1991, pp. 163-79; «Cas-
tro del Río en el último tercio del siglo XVI», Castro del Río. Bosquejo histórico de una villa andaluza;
Córdoba, 1986, pp. 134-38; La villa de Castro del Río durante el último tercio del siglo XVI. Córdo-
ba, 1993; y ARANDA DONCEL, J. y SEGADO GÓMEZ, L., Vil/afranca de Córdoba. Un señorío
andaluz durante la Edad Moderna (1549-1808), Córdoba, 1992.
87
«Hacienda municipal, oficios y jurisdicciones enajenadas. El municipio de Córdoba a mediados del
siglo XVIII», Omeya, 23 (1976-79); y «Presión fiscal y bienes de propios a principios del siglo XVII»,
Axerquía, 2 (1981), pp. 131-42.
88
CORONAS TEJADA, L., «Jaén en la crisis de la Real Hacienda en el reinado de Felipe IV (etapa
1640-1665)», I Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía Moderna (siglos XVI-XVII), I, Córdoba,
1978, pp. 233-41. AVILÉS FERNÁNDEZ, M., «Jaén en el siglo XVIII visto por el clérigo ilustrado
don José Martínez de Mazas», Espacio, Tiempo y Forma, Serie N, Historia Moderna, II (1989), p.
237.
89
SORIA MESA, E., La venta de señoríos en el reino de Granada bajo los Austrias, Granada, 1995. A
este trabajo me remito para el resto de la bibliografía sobre las enajenaciones de los Habsburgo.
-68-
ENRIQUE SORIA MESA
90
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen, Madrid, 1985, p. 71.
91
KAMEN, H., La España de Carlos JI, Barcelona, 1981, p. 411.
92
Otro listado parcial en ATIENZA HERNÁNDEZ, I. y SIMÓN LÓPEZ, M., «Patronazgo real,
rentas, patrimonio y nobleza en los siglos XVI y XVII: algunas notas para un análisis político y
socioeconómico», Revista Internacional de Sociología, 45 (1987), apéndice.
93
Algunos de ellos se pueden hallar en FERNÁNDEZ-MOTA DE CIFUENTES, Mª T., Relación de
títulos nobiliarios vacantes, y principales documentos que contiene cada expediente que, de los mis-
mos, se conserva en el Archivo del Ministerio de justicia, Madrid, 1984.
-69-
El cambio inm61Jil
94
SORIA MESA, E., La venta de señoríos .. ., pp. 62-63.
95 MÁRQUEZ VILLANUEVA, F., •Conversos y cargos concejiles en el siglo XVI», Revista de Archi-
vos, Bibliotecas y Museos. LXIII (1957), pp. 503-40.
96
Al contrario que sobre la Corte, espacio del que contamos con una interesante tesis doctoral para
comienzos de la Modernidad, de Maria del Pilar RÁBADE OBRADÓ, Los judeoconversos en la Corte
y en la época de los Reyes Católicos, Madrid, 1990, de la que sólo se ha publicado un breve extracto,
con el título Una élite de poder en la Corte de los Reyes Católicos, Madrid, 1993.
97 A la espera de una monografía particular, véanse SÁNCHEZ SAUS, R., •Los orígenes sociales de la
aristocracia sevilla del siglo XV», En la España Medieval, Madrid, 1986, pp. 1119-1139. RUTH
PIKE, Aristócratas y comerciantes. La sociedad sevillana en el siglo XVI. Barcelona, 1978, y «The
•converso» family of Baltasar de Alcázar», Kentuck:y Romance Quarterly, 14 (1967), pp. 349-365,
entre otros muchos artículos de la misma autora; HERRERA GARCÍA, A., •La riqueza de algunos
descendientes de conversos: los mayorazgos fundados por el sevillano Francisco de Alcázar (Siglo
XVI)», Sefarad, 41 (1981), pp. 95-110.
98 CONTRERAS, J., Sotos contra Riquelmes. Regidores, inquisidores y criptojudíos, Madrid, 1992.
99
LORENZO CADARSO, P.L., •Esplendor y decadencia de las oligarquías conversas de Cuenca y
Guadalajara (siglos XV y XVI)», Hispania, 186 (1994), pp. 37-52; y CARRASCO, R., •Les hidalgos
de Cuenca a l'époque moderne (1537-1642)», Hidalgos & hidalguía dans l'Espagne des XVI'-XVIlI'
siecles, Paris, 1989, pp. 167-188.
100
Algunas referencias, en BURGOS ESTEBAN, F.M., Los lazos del poder. Obligaciones y parentesco
en una élite local castellana en los siglos XVI y XVII, Valladolid, 1994; y CRISTÓBAL MARTÍN, A.,
Confianza, fidelidad y obediencia. Servidores inquisitoriales y dependencias personales en la ciudad de
Logroño (siglo XVII), Logroño, 1994.
-70-
ENRIQUE SoRIA MESA
101
ARANDA PÉREZ, F.J., Poder municipal y oligarquías urbanas en Toledo en el siglo XVII, Madrid,
1992, Tesis Doctoral inédita, y «Judeo-conversos y poder municipal en Toledo en la Edad Moderna:
una discriminación poco efectiva», en A. Mestre y E. Giménez (eds.), Disidencias y exilios en la
España Moderna, Alicante, 1997, pp. 155-168. Para fechas anteriores, la interesante reconstrucción
que realiza de los distintos linajes conversos Linda MARTZ, «Converso Families in Fifteenth and
Sixteenth-Century Toledo: the Signifiance of Lineage», Sefarad, 48 (1988), pp. 117-195.
102 SO RIA MESA, E., «Los judeoconversos granadinos en el siglo XVI: Nuevas fuentes, nuevas mira-
das», en A.L. Cortés Peña y M.L. López-Guadalupe (Eds.) Estudios sobre Iglesia y sociedad en Anda-
lucía en la Edad Moderna, Granada, 1999, pp. 101-109.
103 RÁBADE OBRADÓ, Mª P., «Conversos, Inqusición y criptojudaísmo en el Madrid de los reyes
Católicos», Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 36 (1991), pp. 249-267. Véanse también, de
la misma autora y para un período posterior, las fichas biográficas que proporciona de los regidores
matritenses, El gobierno municipal de Madrid (1560-1606), Madrid, 1993, pp. 241-293.
104 DIAGO HERNANDO, M., «El ascenso sociopolítico de los judeoconversos en la Castilla del siglo
XVI. El ejemplo de la familia Beltrán en Soria», Sefarad, 56 (1996), pp. 227-250; y «Judíos y
judeoconversos en Soria en el siglo XV», Celtiberia, 84 (1992), pp. 225-253. Del mismo autor, Es-
tructuras de poder en Soria a fines de la Edad Media, Valladolid, 1993.
-71-
V
PERFILES DE UNA ÉLITE
ENRIQUE SoRIA MESA
Córdoba fue, desde la conquista por las huestes cristianas de Fernando III el
Santo, una sociedad totalmente dominada por un pequeño grupo de familias,
descendientes directos de sus conquistadores, y beneficiarios inmediatos de gran-
des repartimientos de tierras. Estas Casas, una veintena escasa de linajes dividi-
dos en numerosas ramas, consiguieron controlar de múltiples formas el reino de
Córdoba: los apellidos más preclaros, poseedores de extensos señoríos al Sur, en
la frontera granadina; todos, en fin, incardinados en el naciente municipio capi-
talino y controlando las alcaidías de las numerosas poblaciones de su alfoz.
Los primeros años bajomedievales son oscuros en lo que respecta a la progre-
siva conformación del poder local, pero lo que se evidencia a mediados del
Cuatrocientos es la consolidación de una élite de poder bastante cerrada, endo-
gámica en sus comportamientos matrimoniales, dueña de grandes explotaciones
fundiarias en la rica Campiña circundante. Una élite que justifica el dogal estable-
cido en torno a la población gracias a su doble carácter de guerreros fronterizos
y de descendientes de los primitivos reconquistadores; más que bellatores, cruza-
dos. Bella teoría.
Pero esta élite, si bien compacta, no es ni mucho menos hermética. Con el
paso de las décadas, nuevos linajes se van incorporando al acervo común del
patriciado cordobés. Nueva sangre, nuevos apellidos que, si no se pueden disi-
mular, serán reconducidos hasta adaptarlos a los patrones ideológicos imperantes.
Los advenedizos, integrados en la oligarquía por la comunidad de intereses
económicos existente, se asimilan reconstruyendo el pasado 1 •
Los más antiguos linajes y de más preclaro origen son los Fernández de
Córdoba, Góngora, Argote, Aguayo, de los Ríos, Venegas, Angulo, Cárdenas,
1 Para todo lo siguiente, véase el cuadro del Apéndice sobre los orígenes sociales de tales linajes.
-75-
El cambio inmóvil
Cabrera, Godoy, Armenta ... Todos ellos descienden, al parecer sin excepción, de
los propios conquistadores de la ciudad. Durante siglos controlaron Córdoba y
se dividieron en infinidad de ramas, mezclándose entre sí con una bárbara con-
sanguinidad. Por encima de todos, los Fernández de Córdoba, herederos de
los grandes conquistadores y de los héroes fronterizos, fragmentados en cuatro
grandes líneas (Aguilar, Cabra, Comares y Alcaudete) y en decenas de ramas
menores, enfrentados todos entre sí por la conquista del poder local en tiempos
difíciles del epigonismo trastámara.
Más tarde llegaron a Córdoba otros linajes igualmente prestigiados, que se
incorporaron sin muchos problemas al antiguo conjunto. Algunos de ellos proce-
den de la más alta nobleza, incluso de los aledaños del trono. Así, los Castilla,
descendientes por línea ilegítima del rey Pedro I el Cruel; los Manuel de Landó,
procedentes de Fernando III el Santo a través del inmortal autor del Conde
Lucanor, el infante don Juan Manuel; o los Guzmán, línea legítima de los condes
de Niebla.
De menor rango, pero aún así de alta alcurnia, los Luna, supuestamente
provenientes de esa gran Casa aragonesa; los Mesa, de origen toledano; los
vascos Caicedo; los Acevedo, de procedencia castellana pero enriquecidos en
Indias, y los Morales, que se dicen de los Doce Linajes de Soria. Por fechas
similares, los Cea, de supuesto origen castellano, los Guajardo, caballeros cuan-
tiosos y los Corral, labradores ricos de un ínfimo pueblo toledano.
Habrá que esperar al siglo XVII para encontrar otra importante oleada de
sangre nueva en el cabildo. De eso trataré más adelante. Pero la renovación,
como también se verá posteriormente, vendrá de forma sistemática por vía feme-
nina, al casar los oligarcas en bastantes ocasiones con advenedizas de todas las
procedencias sociales posibles.
La élite cordobesa es una gran desconocida como sujeto histórico. Se sabe
bastante de su genealogía, pero escasean, por no decir faltan, los trabajos sobre
sus características formativas 2 • A falta de estudios particulares sobre el tema, sólo
podemos hablar de la existencia de ciertas constantes familiares en la élite local
de Córdoba, comunes a este grupo al menos entre los siglos XVII y XVIII.
2
Como valiosa excepción, la muy reciente publicación de la tesis doctoral de Margarita CABRERA
SÁNCHEZ, Nobleza, oligarquía y poder en Córdoba al final de la Edad Media, Córdoba, 1998, que
supone un importante estudio social sobre este cuerpo aristocrático.
-76-
ENRIQUE SoRIA MEsA
3
Interesa QUINTANILLA RASO, Mª C., «Estructuras sociales y familiares y papel político de la
nobleza cordobesa (siglos XIV y XV)», En la España Medieval. Estudios en memoria del profesor don
Salvador de Moxó, JI, 3 (1982), pp. 331-352.
4
«Cada matrimonio cercano tiene el efecto negativo de no crear nuevos parientes, pero el efecto
positivo de consolidar los que ya se tenían, atrayendo al centro de la relación los colaterales que se
irían dispersando», BESTARD CAMPS, J., «La estrechez del lugar. Reflexiones en torno a las estrate-
gias matrimoniales cercanas», en Chacón Jiménez, F. y Hernández Franco, J. (Eds.), Poder, familia y
consanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Barcelona, 1992, p. 117.
5
VIGIL, M., La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII, Madrid, 1986, p. 208.
6
JAMMES, R., Études sur l'oeuvre poétique de don Luis de Góngora y Argote, Toulouse, 1967,
especialmente las pp. 1-35.
-77-
El cambio inmót1il
7
A falta de estudios sobre el tema, hay que recurrir al acervo documental de RAMÍREZ DE ARELLANO,
R., Ensayo de un catálogo biográfico de escritores de la provincia y diócesis de Córdoba, con descrip-
ción de sus obras, Madrid, 1921.
8
Para el caso madrileño sirven de contraste los siguientes trabajos sobre la actividad fundacional de la
élite capitalina: IZQUIERDO MARTÍN, J. et alii., «Así en la Corte como en el cielo. Patronato y
clientelismo en las comunidades conventuales madrileñas (siglos XVI-XVIII)», Hispania, 201 (1999),
pp. 149-169; LÓPEZ GARCÍA, J.M. (dir.), El impacto de la Corte en Castilla. Madrid y su territorio
en la Época Moderna, Madrid, 1998; LÓPEZ GARCÍA, J.M., «Religiosidad barroca y oligarquías
urbanas: la estrategia del clero regular madrileño», en S. Madrazo y V. Pinto (eds.), Madrid en la época
Moderna: Espacio, sociedad y cultura, Madrid, 1991, pp. 265-301.
- 78-
ENRIQUE SoRIA MESA
9
Sobre la Córdoba bajomedieval interesa NIETO CUMPLIDO, M., Historia de Córdoba. Islam y
cristianismo, Córdoba, 1984, y EDWARDS,]., Christian Córdoba. The City and its Regían in the Late
Middle Ages, Cambridge, 1982.
10
Que debieron ser muchos millares se demuestra, más allá de los testimonios de la literatura
contemporánea, por el hecho de que, tras el paso de la Inquisición, encontramos casi 1.600 habilita-
dos a finales del Cuatrocientos, con lo que el total de conversos, sumando los que no pasaron ante la
Inquisición, seguramente la gran mayoría, debió ser enorme. Véase LADERO QUESADA, M.A., «Los
conversos de Córdoba en 1497», El Olivo, 29-30 (1989), pp. 187-205.
11
En especial, el rico gremio de plateros, infectado de conversos. Véase, a falta de estudios, TORRE
Y DEL CERRO, J. de la, Registro documental de plateros cordobeses, Córdoba, 1983.
12
Destacando las dos excelentes colecciones documentales publicadas por Rafael GRACIA BOIX,
Colección de documentos para la historia de la Inquisición de Córdoba, Córdoba, 1982, y Autos de Fe
y causas de la Inquisición de Córdoba, Córdoba, 1983.
13
Entre ellos, su tesis doctoral, citada más arriba, y sus artículo •Los regidores de Córdoba en 1480.
Aproximación prosopográfica», Meridies, III (1996), pp. 61-87.
14 VALERA, D. de, Memorial de diversas hazañas, Madrid, 1941, p. 240.
-79-
El cambio inmóvil
15 CABRERA, M., «El problema converso en Córdoba. El incidente de la Cruz del Rastro», La Península
Ibérica en la Era de los Descubrimientos (1391-1492). Actas de las III Jornadas Hispano-Portuguesas de
Historia Medieval, Sevilla, 1998, 1, p. 333. La autora aporta numerosos casos como ejemplo.
16
Sobre los regidores de Córdoba, muchos de ellos conversos, véase M. CABRERA, «Los regidores de
Córdoba en 1480 ... » y «Médicos, cirujanos y curanderos en Córdoba durante la segunda mitad del
siglo XV>>, Anuario de Estudios Medievales, 26 (1996), p. 349, en donde refiere al converso Juan
Rodríguez de Santa Cruz, veinticuatro a la altura de 1470, miembro de una conocida familia de
cirujanos. Un ejemplo de estas familias lo proporciona la ascendencia conversa de Juan de Mena,
hermano y descendiente de veinticuatros de Córdoba, de apellido Peñalosa, véase Mª R. LIDA,
«Notas para la biografía de Juan de Mena», Revista de Filología Hispánica, 3 (1941), p. 150, y
STREET, F., «La vida de Juan de Mena», Bulletin Hispanique, 55 (1953), pp. 149-173. Esta última
autora, todo sea dicho, niega el origen converso de Mena, ascendencia hebraica que a mí me parece
bastante evidente.
17 MACKAY, A., «Popular movements and pogroms in fifteenth-century Castile», Past and Present, 55
(1972), pp. 33-67; VALDEÓN BARUQUE, J., Los conflictos sociales en el reino de Castilla en los
siglos XIV y XV, Madrid, 1975, y MONSALVO ANTÓN, J.Mª., Teoría y evolución de un conflicto
social. El antisemitismo en la Corona de Castilla en la Baja Edad Media, Madrid, 1985.
18
NIETO CUMPLIDO, M., «La revuelta contra los conversos de Córdoba en 1473», Homenaje a
Antón de Montoro en el V Centenario de su muerte, Montoro, 1977, pp. 29-49, y CABRERA, M., «El
problema converso en Córdoba... ». Algunos de estos conversos huyeron a Gibraltar, LAMELAS
OLADÁN, D., «La compra de Gibraltar por los conversos andaluces (1474-1476)», Almoraima, 3
(1990).
19
OSTOS SALCEDO, P., «Los escribanos públicos de Córdoba en el tránsito de la Edad Media a la
Edad Moderna. Una aproximación>>, en P. Ostos Salcedo y Mª L. Pardo Rodríguez (eds.). El notariado
andaluz en el tránsito de la Edad Media a al Edad Moderna, Sevilla, 1995, pp. 171-220, especialmente
en las pp. 192 y 193.
20 «Córdoba estuvo prácticamente dominada por los conversos. Su presencia_en el concejo terminó
por acarrearles las más terribles consecuencias, aunque a la larga consiguieron mantener sus posicio-
nes», MÁRQUEZ VILLANUEVA, F., «Conversos y cargos concejiles, p. 518.
-80-
ENRIQUE SORIA MESA
Con este panorama, sobre 1480, los conversos siguen siendo parte esencial
del concejo. Y de la Iglesia, en donde ha
«habido beneficiados en esta Iglesia que descendiesen de generación
de conversos y judíos» 21 •
Pues bien, sobre todo este cuerpo social actúa, y con monstruoso rigor, la
Inquisición. Instalada en la ciudad desde 1480, creándose uno de los primeros
Tribunales de Distrito 22 , el Santo Oficio atacará brutalmente a los sospechosos de
herejía. Y lo hará, sobre todo, una de las más tenebrosas figuras de todos sus
tiempos, Lucero. No podemos detenernos aquí en la figura del sanguinario
inquisidor Lucero 23 , pero sí hay que resaltar que, tras el gigantesco Auto de Fe de
1504, el lobby converso del municipio cordobés parece quedar aniquilado 24 •
Pero no del todo. Lo que ha sucedido es que han desaparecido casi todas las
familias totalmente conversas que ostentaban regimientos, al parecer masiva-
mente judaizantes, pero mantienen sus puestos muchas otras manchadas, mez-
cladas, cuyas varonías, impecablemente nobles y limpias se han contaminado,
con el paso de los años, con sangre hebraica.
Esto lo saben perfectamente los capitulares y el resto de la élite local. Y no se
olvida durante el siglo XVI, sólo se tapa. A lo que asistimos desde este momento es _
a la ocultación de unas ascendencias bastantes mezcladas, donde se alternan los ~
antepasados cristianoviejos y los conversos, en donde los apellidos se turnan para
recordar u olvidar el origen judaico de parte del abolengo familiar. Y no son
elucubraciones del autor o simples maledicencias de la época. Afortunadamente
poseemos testimonios que demuestran estas afirmaciones. Veamos algunos de ellos.
En primer lugar, encontramos numerosas familias que, si bien no pertenecen
directamente a la élite, entroncarán en el siglo XVI y principios del XVII con ella
21
Es un fragmento del texto del Estatuto de Limpieza de Sangre de la catedral de Córdoba, de 1530,
transcrito en Rafael VÁZQUEZ LESMES, Córdoba y su cabildo catedralicio en la Modernidad, pp.
47-48. También interesa, FITA, F., «Un canónigo judaizante quemado en Córdoba (23 febrero
1484)», Boletín de la Real Academia de la Historia, 5 (1885), pp. 401-405.
22
CONTRERAS, J. y DEDIEU, J.P., «Geografía de la Inquisición española: la formación de los
distritos, 1470-1820», Hispania, 144 (1980).
23
Que, increíblemente, carece de estudio particularizado. Véase, sobre el inestable ambiente social de
esa época, el interesante estudio de B. YUN CASALILLA, Crisis de subsistencias y conflictividad
social en Córdoba a principios del siglo XVI, Córdoba, 1980.
24
El Auto, en GRACIA BOIX, R., Autos de Fe. No sabemos casi nada de este acontecimiento, ya que
ha desaparecido la mayoría de la información, pero en él, por otras fuentes, parece ser que ardieron
más de cien personas, entre ellos veinticuatros de las familias Herrera, Baeza, Córdoba y otras.
- 81-
El cambio inmóvil
por vía matrimonial. Son los Barchilón25 , Toro, Ulloa, Damas ... Pero no se queda
todo en eso. Muchos de los sacrosantos apellidos de la misma oligarquía están
infectados por sangre hebraica en mucha mayor cantidad de lo que sería deseable
para ellos.
Los Fernández de Mesa, los poderosos señores del Chanciller26 , están mancha-
dos al menos en una de sus líneas. Se trata de una saga de veinticuatros de la que
salió Alonso de Mesa, que compatibilizó su cargo en el cabildo cordobés con los de
regidor de Málaga y alcaide de Fuengirola, obtenidos tras la conquista del reino de
Granada, en la que se destacó 27 • En 1508, nuestro personaje debió huir para salvar
la vida, acosado por la persecución de Lucero. Nada más sabemos de él.
El hilo argumental se retoma en 1526 cuando Jorge de Mesa, veinticuatro de
Córdoba, alega la reciente muerte de Alonso, su tío, para solicitar la concesión de
sus oficios como su heredero 28 • Este precioso memorial simanquino nos permite
filiar genealógicamente al converso Alonso de Mesa, entroncándolo con la rama
principal y emparentándolo con los muy nobles y poderosos Saavedra, igualmen-
te regidores de Córdoba.
La notoriedad de su persecución inquisitorial fue tal que el linaje decidió
borrar de todas sus genealogías la sección afectada, y sólo con gran esfuerzo he
podido entroncados con los cabezas de la estirpe 29 •
Los Velasco descienden, o eso dicen los tratadistas, de conquistadores de
Córdoba. No está claro, y mucho menos su supuesto enlace con la Casa aristo-
crática de ese apellido en Castilla. Lo cierto es que pertenecen al círculo más
poderoso y prestigiado de la ciudad, pero en sus recientes enlaces emparentan
con conversas. Concretamente con los Baena de la villa homónima, con la des-
25
Uno de los apellidos, por cierto, más típicamente judaicos, antes y después de la conversión,
LADERO QUESADA, M.A., «Los conversos de Córdoba en 1497», p. 192.
26 La historia oficial de esta estirpe en RUANO, F., Casa de Cabrera en Córdoba, Córdoba, 1994 (1 ª
-82-
ENRIQUE SORIA MESA
cendencia del contador Pedro Fernández de Baena, de quien casi todos los testi-
gos insisten, sospechosamente, que «aunque que era contador, que no le tocaba
lo confeso» 3 º. De estos Baena proceden en Granada los marqueses de Bogaraya,
mercaderes enriquecidos con igual origen converso, en cuya ascendencia se in-
cluyen penitenciados y algún antepasado relajado por la Inquisición31 •
Bastantes posibilidades tienen de ser conversos los Cea, de quiénes los
genealogistas dan todo tipo de falsas ascendencias, haciéndolos venir, alternati-
vamente, de conquistadores de Córdoba y de nobles castellanos. Todo ello, claro,
sin ningún tipo de apoyo documental. Y sin olvidar a los Castilla, cuyo regio
origen no puede oscurecer el conocido hecho de su ascendencia manchada32 , y a
los Acevedo, de muy posible tronco hebraico como sus parientes Ulloa y Fonseca33 •
Por último, los Fernández de Cárcamo, señores de Aguilarejo y Alizné 34 , de
preclara sangre castellana, quienes guardan entre los eslabones de su árbol un
precioso secreto. Secreto para nosotros, que carecemos de los registros del san-
griento Lucero, pero no para los inquisidores cordobeses. En efecto, cuando en
1578 se realiza una Visita al tribunal cordobés, entre los cargos que resultan
contra el inquisidor don Francisco Gasea Salazar se encuentra el siguiente:
«Ítem, se le hace cargo de que admitió por familiar a cierto caballero
de esta ciudad de Córdoba sin embargo de la contradicción que el
fiscal hizo, con los procesos que mostró de un abuelo y de otro su tío,
penitenciados por este Santo Oficio, y de una genealogía de caballe-
ros de esta dicha ciudad, que está en el Secreto, recibida por el
inquisidor Villar, en que dice un testigo que los del linaje del dicho
familiar son confesos»
Al margen de este documento, transcrito por Gracia Boix35 , se dice que el
familiar en cuestión es don Jerónimo de Cárcamo y Mesa. Las excusas posterio-
res del inquisidor Gasea no llegan a convencer. Sólo se demuestra que muchos
-83-
El cambio inmótJil
nombres se tacharon de las listas, de los libros, de los registros, y eso se puede
deber, estoy convencido de ello, a las presiones, al soborno, las amenazas y a la
connivencia.
Más aún, cuando sabemos que entre los cautivos de Lucero estaban personas
de la calidad del contador don Fernando de Mesa (iotro Mesa!) y del arcediano
de Castro, uno de los más importantes prebendados de la catedral cordobesa. Y
que a las sinagogas ocultas acudía medio cabildo catedralicio, entre ellos don
Francisco de Simancas, de la gran familia de su apellido que dio numerosas
mujeres a la élite cordobesa, gracias a lo cual de ellos descendieron decenas de
regidores 36 •
Los registros inquisitoriales de la época de Lucero debieron ser destruidos en
el momento de su caída. Se intenta borrar el pasado más reciente. Esto explica el
furor de la élite cordobesa cuando, en plena efervescencia comunera, a la Inqui-
sición se le ocurre empadronar a los cordobeses, siguiendo, es de suponer, crite-
rios en cuanto al origen étnico de los vecinos. La posibilidad de que quedase
constancia oficial en un organismo ajeno al cabildo de las ascendencias mancha-
das de la élite puso a ésta en pie de guerra. Sin empacho alguno, y en tono
amenazante, los señores Córdoba exigen al cardenal Adriano de Utrech
«que los padrones originales se deben quemar ante el corregidor y
dos veinticuatros de la ciudad, sin quedar traslado ni razón ninguna
de ellos, de manera que toda la ciudad esté satisfecha del remedio
que en esto se ha puesto».
La presión nobiliaria debió surtir su efecto, pues no queda constancia de
ningún tipo de que se llevase a cabo tan odiosa medida37 • De momento, los
señores de la ciudad habían ganado la partida.
36
Ibídem, p. 87-88.
37
El documento se transcribe íntegramente en el Apéndice Documental.
-84-
VI
UN ASCENSO IMPARABLE
ENRIQUE SoRIA MESA
1
Ni que se alterara la superestructura ideológica de la Monarquía. Como afirmaba hace ya años J.
DELUMEAU, «el hecho de que ésta [la nobleza] se renovara a costa de repetidos matrimonios
desiguales, de que se rejuveneciera a través de la autoridad, porque los príncipes pusieron en el
mercado marquesados, condados y títulos de escuderos, de que pulularan los gentileshombres de
pergaminos, de que el derecho a blasón de vendiera al mejor postor, no mengua para nada este hecho
social fundamental: el Renacimiento no provocó el triunfo de la burguesía como tal. Por el contrario,
confirmó la jerarquía tradicional», «Movilidad social: ricos y pobres en la época del Renacimiento»,
en C.E. Labrousse et alii, Órdenes, Estamentos y Clases, Madrid, 1978, p. 153.
-87-
El cambio inmóvil
circunstancias, rica y noble, pero eso no siempre es posible. Es, entonces, la hora
de aprovechar las ansias de progreso de grupos mercantiles e incluso la necesidad
de lavar el origen familiar, para obtener importantes compensaciones económi-
cas. Son las mésalliances.
El casamiento con inferiores sociales o mésalliance es una constante en la
nobleza europea. No hace falta detenerse en el caso francés, prototípico, o en el
inglés, de los que ya se ha hablado 2 • Baste referir que, para la nobleza
luxemburguesa, que cuenta con un excelente estudio monográfico, las familias
que jamás mezclan su sangre en este sentido son poco numerosas, un 22%. El
resto, casi cuatro quintas partes del total, casaron en múltiples ocasiones con
recién llegados al estatus nobiliario 3 • Los ejemplos se podrían repetir ad nauseam 4 •
Lo mismo sucede en el caso español. Sólo la falta de estudios serios sobre el
mundo nobiliario ha permitido pensar en la existencia de un bloque compacto.
Lo mismo que sabemos que en el siglo XIX los Grandes de España casan con
recién llegadas al mundo de la Grandeza5 , en épocas anteriores sucede exacta-
mente igual. Cuando un riquísimo mercader genovés de apellido Centurión se
convierte en marqués de Estepa, a mediados del siglo XVI, nadie se plantea su
ascendencia a la hora de enlazar con él6 • Y semejante es lo que acontece con un
oscuro vecino de Ubeda, de supuesta hidalguía, Francisco de los Cobos, con cuya
hija casó todo un duque de Sesa7 • No creo necesario seguir aportando datos, pero
recordemos, sólo este caso, la fácil integración en la más alta aristocracia del
matrimonio Andrés de Cabrera-Beatriz de Bobadilla, converso por todos los
costados, ennoblecidos como marqueses de Moya 8 •
2
Añadamos a lo dicho, el capítulo tercero («marriage») de la obra de J. HABAKKUK, Marriage, Debt
and the Estates System. English Landownership 1650-1950, Oxford, 1994.
3
HUDEMANN-SIMON, C., La noblesse luxembourgeoise au XVIII' siecle, París, 1980, p. 77.
4
VISCEGLIA, M.A., Il bisogno di eternitd ... , pp. 166 y ss.
5
CARMONA PIDAL, J. y FERNÁNDEZ DELGADO, J., «La tradición moderna: la política matrimo-
nial de los Grandes de España», en A. Bahamonde Magro y LE. Otero Carvajal (eds.), La sociedad
madrileña durante la Restauración, 1876-1931, Madrid, 1989, 1, pp. 595-611.
6
Una completa genealogía familiar en SALAZAR Y ACHA, J. y GÓMEZ DE OLEA Y BUSTINZA, J.,
«Los marqueses de Estepa. Estudio histórico-genealógico», Actas de las JI ]ornadas sobre Historia de
Estepa. El marquesado de Estepa, Estepa, 1997, pp. 69-92.
7
KENISTON, H., Francisco de los Cabos. Secretario de Carlos V, Madrid, 1980.
8
RÁBADE OBRADÓ, Mª P., Los judeoconversos en la Corte ... ; MOLINA GUTIÉRREZ, P., «Forma-
ción del patrimonio de los primeros marqueses de Moya», En la España Medieval, 12 (1989), pp.
285-289; y PEINADO SANTAELA, R.G. y SO RIA MESA, E., «Crianza real y clientelismo nobiliario:
los Bobadilla, una familia de la oligarquía granadina», Meridies, 1 (1994), pp. 129-160.
-88-
ENRIQUE SoRIA MESA
9
BRUMONT, F., «Le mariage, passeport pour l'ascension sociale: a Logroño au XVI' siecle», en J.P.
Amalric (comp.), Pouvoirs et société dans l'Espagne moderne, Toulousse, 1993, pp. 89-100.
10
DIAGO, M., «El ascenso sociopolítico de los judeoconversos ... ».
11
LORENZO CADARSO, P.L. y GÓMEZ URDÁÑEZ, J.L., «Los enfrentamientos entre el patriciado
urbano y la aristocracia señorial: Guadalajara y los duques del Infantado (ss. XV-XVII)», Norba, 13
(1993), pp. 127-155. La cursiva es mía.
12 SORIA MESA, E., «La familia Pérez de Herrasti. Un acercamiento al estudio de la élite local
granadina en los siglos XV al XVII», Chronica Nova, 19 (1991), pp. 383-404, para el casamiento de
un mercader con la hija de un oligarca antiguo. Véanse parecidos casos en CORTÉS PEÑA, A.L. y
VINCENT, B., Historia de Granada. III. La época Moderna. Siglos XVI, XVII y XVIII, Granada, 1986,
para los aristocráticos Granada Venegas.
13
Ambas referencias, en PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdoba, II, pp. 787 y 797. El
origen converso de los Aragonés, en A.H.N., Inquisición, leg. 5202-1, exp. 10, y A.H.N., Órdenes
Militares, Santiago, Religiosas, sign. 321 (pruebas de doña Teresa de Herrera y Jáuregui).
-89-
El cambio inmóvil
14
A.H.N., Inquisición, leg. 2619-2.
15
«Y que antes de él no avía sido letrado del Consejo de Estado». Todos estos datos y esta referencia,
en B.N., Ms. 7864, «Tratado del antiquísimo y nobilísimo linage de Morovelli y de la sucesión de los
señores de la Casa de Morovelli, con otras de algunos linages ilustres de Sevilla, recopilado por don
Francisco Morovelli de Puebla, dirigido a don García Portocarrero, del Consejo de S.M., oidor de
Sevilla», 1619.
16
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 200, pruebas de don Juan de Córdoba Ponce de León, 1643.
17
Véanse las muy discutidas pruebas de don Pedro González de Hoces para caballero de hábito,
A.H.N., Órdenes Militares, Santiago, exp. 3539, 1613. Fue necesario obtener un breve de dispensa
de la nobleza materna en 1625.
18
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exps. 190 y 235. Son los expedientes de los dos hijos de este
matrimonio, don Gonzalo y don Francisco de Hoces y Córdoba (1641 y 1653). Véase también
A.H.N., Órdenes Militares, Santiago, exp. 3946, hábito de don Gonzalo de Hoces Rozados, 1629-
1638.
19
La información de su condición conversa, en A.H.N., Órdenes Militares, Santiago, Reprobados, R-
15, pruebas de don Juan de Castilla Arroyo, Córdoba, 1628; y en A.H.N., Inquisición, leg. 1417-1, p.
l.
20
A.H.N., Inquisición, legs. 1953-2, p. 61 y 5244-2, p. 11, sobre los Roa. Sobre los Toledo, véase el
enorme y muy controvertido expediente del doctor don Luis Venegas de Figueroa, en sus pruebas
para oficial del Santo Oficio, Ibídem, Leg. 1515-1, exp. 2.
-90-
ENRIQUE SoRIA MESA
Toledo y de doña Inés de Roa 21 • Para hacernos una idea de la fortuna del jurado,
que antes había sido escribano público, basta con contemplar las propiedades
con que fundó mayorazgo del tercio y quinto de sus bienes en 1623 22 •
• Censo que paga la villa de Archidona de 6.000 ducados de principal.
• Censo de 600 ducados de principal que pagan don Juan de Tapia y Vargas
y sus hermanos, vecinos de Granada.
• Casas en la villa de los Molares, que rentan 100 reales anuales.
• Casas, las principales del mayorazgo, en Córdoba, rentan 80 ducados al
año.
• Cortijo en la villa de Lopera que renta 30 fanegas de trigo y 10 de cebada
al año.
• Juro en Córdoba de 92.542 maravedís de principal.
• Censo que paga la ciudad de Granada de 3.343.000 de maravedís de
principal.
Finalmente, uno de los matrimonios mixtos que más extendieron la sangre
infecta por las filas de la élite cordobesa fue el contraído por algunas de las
mujeres de la familia Monte de Mendoza 23 • Dos hijas del matrimonio compuesto
por don Francisco Monte y doña Elvira de Mendoza, vecinos de Baena, casaron
con miembros de la élite urbana. Concretamente, doña Isabel con don Luis de
Valenzuela Fajardo, y doña Juana con don Juan de Pineda Valenzuela. En su
descendencia inmediata hay, al menos, tres regidores de Córdoba que acceden al
cabildo entre 1667 y 1702, incluyendo un hijo de cada enlace 24 •
Sin embargo, no todos estos enlaces con grupos de inferior condición social
se producen con conversos. Otro grupo importante se realiza con simples pecheros,
21
Del matrimonio nos informa el expediente de regidor de su hijo, don Andrés Ruiz de Morales,
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 237 (1652). La ascendencia del contrayente viene en su propio
expediente, Ibídem, exp. 171 (1633).
22
A.R.Ch.G., 3ª-812-6. Se trata de un pleito (1657) entre Tomás de Toledo, vecino de Córdoba, con
don Miguel de Toledo y don Francisco de Toledo, vecinos de Granada, sobre alimentos del mayoraz-
go que fundó Diego de Toledo.
23
Sobre su condición conversa, indiscutible, véase A.H.N., Órdenes Militares, Santiago, exp. 2112,
pruebas de don Diego de Córdoba Monte, Baena, 1649. Fueron despachadas con dispensa.
24
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp.s 267, 272 y 327. Corresponden a los caballeros don Pedro
Luis de Valenzuela Fajardo, don Diego de Pineda Góngora y don Agustín Bias de Valenzuela Fajardo.
-91-
El cambio inmóvil
25 PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdoba, !, p. 181. Sobre esta familia véase el erudito
trabajo de J. MARTÍN JIMÉNEZ, «Filiación genealógica del caballero ecijano, pintado por Goya,
don Juan de Saavedra Cerón y Melgar», Archivo Hispalense, 38 (1963), pp. 285-292.
26
«Algunos hacen vanidad del estado eclesiástico, y les parece que el hijo cura hace hidalgo al padre
labrador, el canónigo, caballero al mercader, y que si llega a ser obispo, será ilustre todo su linaje»,
fray Ángel Manrique, obispo de Badajoz, en Socorro del Estado Eclesiástico (1624), cit. por Mª L.
CANDAU CHACON, «El clero secular hispalense a finales del Antiguo Régimen: los problemas de la
vocación eclesiástica», en I Conferencia Internacional Hacia un Nuevo Humanismo, Córdoba, 1997
(en prensa).
27
Sigue siendo esencial el trabajo de Juan PRO RUIZ, «Las capellanías: familia, iglesia y propiedad en
el Antiguo Régimen», Hispania Sacra, 41 (1989), pp. 585-602.
-92-
ENRIQUE SoruA MESA
que mantener a un clérigo, renta que se acrecienta por el habitual disfrute de más
de una capellanía por el mismo capellán. Con tan saneadas rentas siempre habría
eclesiásticos en la familia.
A continuación, el acceso a los cargos intermedios. Colocar a un hijo segun-
dón o un sobrino como racionero o beneficiado era una buena manera de situar
peones dentro del riquísimo entramado eclesiástico. No son de desdeñar sus
rentas, como lo demuestran los casi 3.000 ducados de renta anual que cobraba el
más ilustre de los racioneros cordobeses, don Luis de Góngora y Argote 28 •
Al final del camino, las canonjías cordobesas, auténticas sinecuras dotadas de
amplias rentas que permitían a sus poseedores acumular ingentes fortunas, espe-
cialmente si añadimos a los miles de ducados de salario reglado las innumerables
oportunidades que ofrecía el cargo de obtener beneficios extra 29 •
En toda Castilla, al menos en donde se han realizado estudios, esta tendencia
se cumple a rajatabla. Sabemos que sucedía así en la Murcia bajomedieval, en
donde las acumulaciones patrimoniales más que a los sobrinos se destinaban en
principio a los numerosos bastardos30 ; pero en pocos sitios se observa mejor que
en Palencia. En esta ciudad, gracias a la obra de Antonio Cabeza3 1, conocemos
muy bien el poder eclesiástico y su importancia en la consolidación de los gran-
des linajes locales, conversos y cristianoviejos por igual3 2 •
Córdoba no iba a ser una excepción en esto. Durante los tres siglos de la
Modernidad, pero sobre todo en los dos primeros, las familias en ascenso consi-
guieron acelerar su progresión gracias a los mecanismos antes descritos. Veamos
algunos ejemplos.
28
Contando, además de la ración, con varios beneficios de todo tipo, ALONSO, D., «Algunas
novedades para la biografía de Góngora>>, Actas del Primer Congreso Internacional de Hispanistas,
Oxford, 1964, p. 31.
29
Para Julián MONTEMAYOR, «un chanoine de Tolede pouvait toucher, dans le dernier quart du
XVI' siecle entre 1467 et 2000 ducats», Toli!de entre fortune et déclin (1530-1640), Limoges, 1996,
p. 323, razón por la cual, dice el mismo autor, la oligarquía toledana había asaltado el cabildo
catedralicio, «Municipalité et chapitre cathédral au coeur de l'ascension sociales a Tolede (1521-
1700)», Pouvoirs et société dans l'Espagne moderne. Hommage a Bartolomé Bennassar Toulousse,
1995, p. 76.
30
RODRÍGUEZ LLOPIS, M. y GARCÍA DÍAZ, l., Iglesia y sociedad feudal. El cabildo de la catedral
de Murcia en la Baja Edad Media, Murcia, 1994, pp. 74-81.
31
Clérigos y señores. Política y religión en Palencia en el Siglo de Oro, Palencia, 1996.
32
Véase, para un caso hasta cierto punto parangonable, DUHAMELLE, C., I.:héritage collectif. La
noblesse d'Église rhénane, 17' et 18' siecles, París, 1998.
-93-
El cambio inmóvil
33
Sobre sus extrañas relaciones con el libertino obispo, al que sirvió de tapadera amorosa, véase el
anónimo Casos notables de la ciudad de Córdoba (¿1618?), Montilla, 1982, pp. 171 y ss.
34
Ambas, en PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdoba, Il, pp. 128-129 y 798-799.
35 Su ascendencia en A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 97. Son las pruebas del hijo de ambos, don
-94-
ENRIQUE SORIA MESA
titular fue sobrino carnal de don Juan de Ayuda Medina, eclesiástico cordobés
con idénticos títulos que el anterior prebendado 37 •
Los Toboso son una familia de labradores ricos de Bujalance, un clan
endogámico que llegará a proporcionar veinticuatros a Córdoba y que
matrimoniará con lo más granado de su élite. De ellos hablaremos más adelante.
Los inicios de su éxito, sin embargo, se deben al papel desempeñado, como en
tantos otros casos, por los clérigos; de nuevo las prebendas eclesiásticas como
origen del ascenso social. Concretamente me refiero al casamiento de doña
Antonia de Castro Toboso con el señor de Teba, don Alonso Fernández de
Henestrosa y Hoces, y el de su hermana doña Ana de Castro Toboso con don
Andrés de Morales y Padilla, ambos regidores de la ciudad38 • Las fuertes dotes
que les permitieron emparentar con la élite local proceden en buena medida del
hermano de ambas, don Gonzalo, deán y canónigo de la Iglesia de Córdoba.
El caso de los Corral es paradigmático. Se trata de una familia de origen
desconocido, a la que ni siquiera los genealogistas posteriores pudieron crear un
abolengo ilustre 39 • Como mucho, podemos suponerlos labradores ricos con pre-
tensiones hidalgas. A mi juicio, la hidalguía es más bien deseada que real.
De esta familia, oriunda de Almorox (Toledo), el primero en venir a Córdoba
fue Antonio del Corral, que debió instalarse a principios del Quinientos, acce-
diendo pronto a la dignidad de tesorero de la Iglesia de Córdoba, quizá ayudado
por las relaciones eclesiásticas tejidas por su hermano Pedro, canónigo y arcedia-
no de Niebla, capitular del cabildo catedralicio sevillano.
Las riquezas conseguidas por ambos religiosos, seguramente labradas al calor
del desempeño de sus dignidades eclesiásticas, les permitió a ambos clérigos
fundar un cuantioso mayorazgo en 1544 a favor de su hermano Francisco y de
sus sucesores. A estos bienes se agregaron nuevas donaciones en 1548 y 1550,
con lo que la vinculación fue valorada en 1587 nada menos que en 40.000
ducados. Francisco de Corral, avecindado en Córdoba, había casado con una
simple hidalga local, doña Ana de Frías, pero las grandes riquezas donadas por
37 Ambas referencias, en PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdova, I, pp. 70 y 11 O y ss.
38 Ibídem, l, p. 32.
39
Resulta ridícula la pretensión del genealogista Francisco RUANO (Casa de Cabrera, p. 467) de
emparentarlos con los únicos Corral ilustres de España, los vallisoletanos, de cuyo tronco saldría el
famoso conde de Villandrando, y que, ya en la Edad Moderna, daría origen a una ilustre casta de
consejeros de la Monarquía, FAYARD, ]., Op. cit., p. 259. Nada tienen que ver con ellos, desde luego,
pese a que Fernández de Bethencourt repita este origen, siguiendo acríticamente a Ruano.
-95-
El cambio inmóvil
40
Su ficha biográfica y su carrera, en FAYARD, J., Los ministros del Consejo Real de Castilla (1621-
1789). Informes biográficos, pp. 6-7.
41
Algunos datos nos proporciona Mª S. MARTÍN POSTIGO, en Los presidentes de la Real Chancille-
ría de Valladolid, Valladolid, 1982, pp. 55-57. Murió en 1602.
42
Para todo este apartado remito al interesante trabajo de Juan ARANDA DONCEL, «Almodóvar
del Río en el siglo XVII: el sometimiento al régimen señorial», en VV.AA., Almodóvar del Río.
Estudios históricos, Córdoba, 1991, pp. 71-141, donde se insertan bastantes documentos sobre los
Corral. Por su parte, Vicente PORRAS BENITO desarrolla más ampliamente la genealogía familiar,
Glosas a la Casa de Córdova, 1, pp. 206 y ss., relacionando bastantes escrituras notariales de la
familia.
-96-
ENRIQUE SoRIA MESA
43
Lo cierto es que aunque tienen consideración de nobles, no poseen ejecutoria o prueba palpable
alguna de su hidalguía, más allá de la consideración social obtenidad por el brillo de la parentela
eclesiástica.
44
En 1601 Juan Cortés de Mesa, pariente, se jactaba del «trato, amistad y conversación que con
muchos de los dichos señores a tenido», A.C.Co., expedientes de limpieza de sangre, leg. 5.006,
pruebas de don Fernando de Córdoba y Cardona, Abad de Rute, 1601. Luis Cortés, tronco de la
familia, fue caballerizo mayor del marqués de Comares, y regidor y alguacil mayor de Lucena, y de la
misma fue regidor su hijo Luis. Éste fue padre de Juan, alcaide de Lucena y Espejo, dos villas de la
Casa de Comares, Ibíd., leg. 5.003, pruebas de Cristóbal Cortés de Mesa.
45
Hermano del progenitor de toda esta Casa fue Andrés Cortés de Mesa, del que se dice fue caballero
del Orden de Santiago, gobernador de la fortaleza de Puerto Hércules en Toscana, «uno de los más
famosos capitanes de su siglo», RUANO, F., Casa de Cabrera en Córdoba, p. 430.
-97-
El cambio inmóvil
CUADRO!
PRESENCIA EN EL CABILDO CATEDRALICIO
DE LA FAMILIA CORTÉS DE MESA
Don Manuel Cortés Medio 1608 Hijo de Juan, que fue hermano
de Mesa racionero de los dos prebendados
anteriores
-98-
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-99-
El cambio inmóvil
CUADROII
RELACIÓN DE LA FAMILIA CORTÉS DE MESA
CON LAS ESTRUCTURAS INQUISITORIALES
-100-
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46
Véase, entre otros ejemplos, A.R.Ch.G., 3ª-1698-14, sobre el vínculo que fundó el inquisidor
Cristóbal de Mesa Cortés.
47 Se trata de la capilla de San Marcos, Santa Ana y San Juan Bautista, fundada a fines del Quinientos,
Cortés de Mesa, hermana del veinticuatro don Juan, la cual casó con don Gonzalo Gaspar del Corral,
también regidor y señor de la villa de Santa Cruz de los Llanos, cuya hija doña Francisca unió ambas
Casas a las de su marido el primer marqués del Villar, don Juan Francisco Pérez de Saavedra.
-101-
El cambio inmóvil
5
º«Y después de las ventas de oficios ¿qué? ... , p. 741.
51
Además del artículo citado inmediatamente antes, véase «Reproducción y renovación de una
oligarquía urbana: los regidores de Madrid en el siglo XVIII», Anuario de Historia del Derecho
Español, 56 (1986), pp. 637-681. Las conclusiones de este artículo, a mi juicio, se retocan en la
publicación de su tesis doctoral, una obra excelente y más madura, en donde se nos habla de una
auténtica renovación en el personal madrileño, A la sombra de la Corona, pp. 61 y ss.
52
Algunos datos sueltos aporta J. MARINA BARBA, Op. cit. Bastantes referencias a la procedencia
social de estos nuevos regidores en SORIA MESA, E., «Los nuevos poderosos: la formación de las
oligarquías rurales en la segunda repoblación», Chronica Nova, 25 (1998), pp. 471-487. Por otra
parte, y a falta de estudios concretos, basta revisar los expedientes de nobleza y limpieza de sangre
conservados para advertir el cambio que se está operando en el Setecientos.
-102-
ENRIQUE SORIA MESA
53
Así lo afirman los datos que ofrece J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ, Op. cit., y los listados de J.B.
OWENS, «Los regidores y jurados de Murcia, 1500-1650: una guía», Anales de la Universidad de
Murcia, 38 (1979-80), pp. 95-150, y GUILLAMÓN ÁLVAREZ, J. y RUIZ IBÁÑEZ, J.J., «Guía de
regidores y jurados de Murcia: 1650-1800», Sapere aude. El «Atrévete a pensar» en el Siglo de las
Luces, Murcia, 1996, pp. 73-116, así como la revisión de los expedientes de nobleza y limpieza de
sangre conservados en el Archivo Municipal de la ciudad.
54
MARTÍN GARCÍA, G., El ayuntamiento de Avila en el siglo XVIII. La elección de regidores
trienales, Avila, 199 5. Ésta es mi interpretación de los datos que proporciona el autor, pues éste
parece opinar todo lo contrario.
55
Sobre esta ciudad, véase el estado de la cuestión bibliográfico que presenta S. VILLAS TINOCO,
Estudios sobre el cabildo municipal malagueño en la Edad Moderna, Málaga, 1996.
56
RUIZ POVEDANO, J.Mª, Poder y sociedad en Málaga: la formación de la oligarquía ciudadana a
fines del siglo XV, Málaga, 1989, y CRUCES BLANCO, E., «Ensayo sobre la oligarquía malagueña:
regidores, jurados y clanes urbanos», en J.E. López de Coca (ed.), Estudios sobre Málaga y en Reino de
Granada en el V Centenario de la Conquista, Málaga, 1987.
57
QUINTANA TORET, F.J. y PEREIRO BARBERO, P., «Los regidores perpetuos del concejo mala-
gueño bajo los Austrias (1517-1700). Origen y consolidación de un grupo oligárquico», Jábega, 5 6
(1987), pp. 43-63; y MAIRAL JIMÉNEZ, Mª C., Cargos y oficios públicos en la Málaga de Carlos III,
Málaga, 1990. Un listado en pp. 112-113.
-103-
El cambio inmóvil
«El desinterés es cada vez mayor entre los regidores a medida que
avanza el siglo XVIII. Multitud de indicadores lo prueban: el núme-
ro de oficios vacos, el porcentaje de asistencia a las sesiones y de
convocatoria de cabildos, la generalizada concesión de cédulas de
preeminencia, la disminución de títulos de regidor, el envejecimiento
de los miembros del consistorio, la dificultad de cubrir comisiones y
gobernaciones» 58 •
La misma desidia encuentra Manuel Cuesta para el caso cordobés del siglo
XVIII. Es un abandono estructural5 9 •
Habría que estudiar con detalle las razones que motivan esta notoria ausen-
cia y desinterés, pero no debe ser ajena a ella la crisis hacendística municipal que
viene de lejos 60 • El ascenso social de muchas de estas Casas, también, hizo que sus
intereses derivasen más hacia la Corte, en donde comienzan a instalarse perma-
nentemente; es el caso de bastantes ramas de los prolíficos Fernández de Córdo-
ba. Además, hay que añadir la extinción biológica de bastantes linajes y la consi-
guiente concentración en las mismas manos de varios Casas nobiliarias y de sus
oficios municipales vinculados.
Pero los huecos se van rellenando rápidamente con nuevos apellidos. La
progresión de otros grupos familiares, procedentes tanto de la misma ciudad
como de poblaciones circundantes, aportó sangre nueva al cabildo.
En el siglo XVII entraron bastantes familias nuevas en el supuestamente
cerrado mundo de la élite cordobesa. Se trata de regidores que muy poco o nada
tienen que ver, familiarmente hablando, con la oligarquía tradicional. Son recién
llegados, si bien su status social inicial es parecido en algunos aspectos al de los
demás. O, mejor dicho, logran imitar tal status.
Sin detenernos en detalles innecesarios, juzgo prudente dar algunas notas
acerca de la ascendencia de los flamantes capitulares para comprender mejor la
novedad radical de su presencia en el concejo. Más adelante veremos las constan-
tes comunes a todos los casos.
Los primeros que acceden al concejo y no pertenecen a los grupos de poder
tradicionales son los Roco Campofrío. Esta es una familia hidalga procedente de
58
La nobleza extremeña en el siglo XVIII, Mérida, 1990, p. 526.
59
CUESTA MARTÍNEZ, M., Oficios públicos y sociedad... , pp. 269 y ss.
60
BERNARDO ARES, J.M. de, Corrupción política y centralización administrativa. La Hacienda de
Propios en la Córdoba de Carlos II, Córdoba, 1993.
-104-
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61
Se les cita bastante en ULLOA, P. de, Memorial de la Cassa y servicios de don Alvaro Francisco de
U/loa, cava/lera del Orden de Alcántara, señor del Castille;o, Madrid, 1675, del que hay una excelente
edición facsímil en Badajoz, 1982.
62
Además de lo que se les discute en las propias pruebas, véase A.R.Ch.G., 304-515-11, 302-238-18,
303-381-5 y 301-114-22.
63
Sobre su genealogía, véase TRIANO DE PARADA, J.J., Exposición genealógica y cronológica de los
caballeros Curados de Lucena, sus distinciones, empleos y enlazes, Ecija, 1783, pp. 38-41.
64
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 143.
65
A.R.Ch.G., 402-3348-28.
66
Sobre ello, véase, entre otra documentación muy variada, A.R.Ch.G., 402-3416-11, 3'-555-1, 512-
2412-6, 402-3344-34.
67
BRUMONT, F., Paysans de Viei//e-Casti//e aux XVI' et XVII' siecles, Madrid, 1993, pp. 322 y ss.
-105-
El cambio inmóvil
68
BENNASSAR, B., «Aux origines du caciquisme: les familiers de l'Inquisition en Andalousie au
XVII' siecle?», Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, 27 (1976), pp. 63-71. El caso granadi-
no, similar, en SORIA MESA, E., Señores y oligarcas ... , pp. 234 y ss.
69
Véase A.H.N., Inquisición, legs. 5220, exps. 9 y 10, y 5175, exp. 6 , entre otros.
70
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 231.
71
Véase A.H.N., Inquisición, 5180-14, 5236-3, 5168-13, 5230-6, entre otros muchos expedientes de
familiares.
72
A.M.Co., caballeros veinticuatro, i!Xp. 245.
73
Ibidem, exps. 273, 279, 292 y 362.
-106-
ENRIQUE SoRJA MESA
74
A.M.Co., caballeros veinticuatros, exp. 281.
75
A.H.N., Inquisición, leg. 5202, exp. 10. Las pruebas se desarrollaron entre 1639 y 1643.
76
Para bibliografía sobre los jurados, me remito a ARANDA PÉREZ, F.J., Poder municipal y cabildo de
jurados ...
77
Así lo refiere CÁRCELES GEA, B., «Nobleza, hidalguía y servicios en el siglo XVII castellano»,
Hidalgos & Hidalguía dans /'Espagne des XVl'-XVllI' siecles, París, 1989, pp. 91-92.
-107-
El cambio inmóvil
sangre matrimonialmente con ricos conversos; son jurados antes de ser regidores;
seguramente, aunque de eso no tengo constancia de momento, escribirían su
genealogía irreal para acomodarla a sus gustos. Pero lo mejor queda por venir.
En 1672, el mismo año del ingreso de don Martín de Guiral en el cabildo
cordobés, su padre funda un mayorazgo para consolidar la fortuna y el prestigio
familiar. En sus cláusulas obliga, impúdicamente, a que los sucesivos herederos
busquen el consentimiento paterno para casar, ya que
«por los casamientos que se suelen hazer sin deliberación y acuerdo,
biene a resultar disminuirse el crédito y calidad de las familias» 78 •
Un siglo más tarde, ya totalmente asentados en el mundo patricio local, la
única pena que puede caberles a los Guiral es la de no descender de las grandes
familias cordobesas. La mentira urdida por los genealogistas no da más de sí. Sin
embargo, y por un antiguo enlace con los Concha, cuyo origen es similar, como
veremos, participan de la sangre de los Venegas, al menos de una rama secundaria.
Y por esta línea obtienen a mediados del siglo XVIII un mayorazgo, el que fundó
en la Baja Edad Media el veinticuatro Juan Manosalbas. Pues bien, la familia decide
airear ante la sociedad su entronque con el medievo, con los conquistadores, con la
nobleza de sangre, justificando así su preeminencia social y su poder político local:
«Don Martín de Guiral, para manifestar lo apreciable que le es el
parentesco y apellido de Manos-Alvas, dio y manifestó a el público
un impreso con el nombre de Resumen Histórico» 79 •
Los Navarrete, por su parte, tienen orígenes igualmente bajos. Don Luis
Fernando Navarrete llega a ser veinticuatro en 1665 tras adquirir el cargo de la
testamentaría de don Francisco de las Infantas y Aguayo 80 • Es hijo de don Juan
Francisco de Navarrete, juez de grados de la Audiencia de Sevilla, y de doña
78
Este documento, conservado en el A.H.P.Co., lo recoge J. CASEY, «La conflictividad en el seno de la
familia», Estudis, 22 (1996), p. 15.
79
A.H.P.G., libro nº 227, Alegationes Iuris. Se trata de un fragmento del pleito por la propiedad de
dicha mayorazgo entre el don Martín de Guiral y don Juan Alfonso de Sousa Carrillo, 1760, impreso
(es un Porcón).
80
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 263. La historia completa es un poco más complicada. El oficio
se concedió en 1616 a don Francisco de las Infantas y Aguayo por renuncia de Juan Fernández Galindo.
En 1621 quedó perpetuado. El veinticuatro Infantas, por su testamento, fundó un Hospital de Conva-
lecientes en Córdoba. Subastados sus bienes en 1665, se adjudicó el oficio a don Diego de Navarrete
Portocarrero, capellán de la Capilla Real y canónigo de la Iglesia de Córdoba, en 3.100 reales de a 8 en
plata. Éste declaró que la compra se hizo con orden y dinero de don Juan Francisco de Navarrete, su
hermano, juez de la audiencia de Grados de Sevilla, el cual cedió su derecho en su hijo, el pretendiente.
-108-
ENRIQUE SoRIA MESA
81
A.H.P.Co., of. 30, prot. 94, Rodrigo de Molina, 1591, fol. 1565. Es la dote del licenciado Pedro de
Navarrete, abogado, hijo de Francisco de Navarrete, difunto, y de Isabel González de Valenzuela,
vecinos al Salvador, con la referida doña Francisca Portocarrero, 28-Vlll-1591.
82
A.H.P.Co., of. 30, prot. 252, Rodrigo de Molina, 1638, fol. 63.
83
Con don don Pedro de Carreras y Córdoba en 1663, A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 260.
84
Por ejemplo, sus deudos muy cercanos Juan Martínez Cano de Concha, casado con la hija de un
escribano público de Córdoba; Pedro Martínez Cano de Concha, regidor de Antequera a principios
del Seiscientos; y Juan de Concha, los tres miembros del Santo Oficio, los dos primeros naturales de
Herrada en el valle de Soba y familiares de la Inquisición, y el tercero natural de Córdoba y oficial de
la misma institución, A.H.N., Inquisición, legs. 1487, exp. 1, y 5241, exp. 3.
85
Véanse como contexto los excelentes libros de J .l. FO RTEA PEREZ, Córdoba en el siglo XVI: las bases
demográficas y económicas de una expansión urbana, Córdoba, 1981, y Fiscalidad en Córdoba. Fisco,
economía y sociedad: alcabalas y encabezamientos en tierras de Cardaba (1513-1619 ), Córdoba, 1986.
86
A.R.Ch.G., 301-35-18. La ejecutoria de su hidalguía es de 1564.
-109-
El cambio inmóvil
87 A.H.P.Co., of. 30, prot. 93, Rodrigo de Molina, 1591, fol. 744, el concierto matrimonial. La dote,
en Ibídem, of. 30, prot. 97, Rodrigo de Molina, 1592, fol. 937. Ella es hija de Diego Venegas
Manosalbas y de doña Ana de Angulo.
88
La ejecutoria se encuentra en la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, con la signatura Manus-
crito 73. También interesa A.R.Ch.G., 301-79-6 y 20 y 301-89-34. La demanda la interponen Pedro
y su hermana doña Inés, siendo menores de edad, A.H.P.Co., of. 30, prot. 95, Rodrigo de Molina,
1591, folio 1666.
89
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 253. Estas pruebas han desaparecido.
90
La última de este linaje fue su hija doña Francisca de Concha Aguayo y Lucena, viuda del señor don
Francisco Antonio Moro Dávalos, vizcondesa de la Montesina, cuya sucesión acabó en el marquesado
de Lendínez, de apellido Melgarejo, A.H.P.Co., of. 30, prot. 368, don Francisco de Molina Fernández
de la Vega, 1783, fol. 182.
-110-
ENRIQUE SoRIA MESA
-111-
El cambio inmóvil
91
Citados en M. CUESTA MARTÍNEZ, Oficios públicos y sociedad, pp. 44 y 220.
92
Su existencia se confirma por dos fuentes distintas, su expediente de caballero de Carlos III,
A.H.N., Estado, Carlos III, exp. 646; y una referencia en las pruebas de don Antonio Rafael de Pineda
y Vargas, cuya abuela era su prima hermana, A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 386.
93
En su expediente de caballero de Carlos III se indica que es regidor (sic) de Córdoba, A.H.N.,
Estado, Carlos III, exp. 1809 (1820).
-112-
ENRIQUE SoRIA MESA
CUADRO III
FRECUENCIA DE APARICIÓN DE NUEVAS FAMILIAS
EN EL CABILDO CORDOBÉS
1725-1749 14 6 42,86
1750-1774 11 6 54,55
1777-1799 21 9 42,86
1800-1824 13 5 38,46
TOTAL 59 26 44,07
La pregunta que nos hemos de hacer en primer lugar es quiénes son estas
nuevas familias, socialmente hablando. Es difícil de precisar en algún caso, pero
en líneas generales podemos extraer conclusiones comunes a todo el grupo, que
quizá sirvan, extrapolando los datos, para una posible interpretación del fenó-
meno a nivel general en Castilla. Casi todas las familias advenedizas proceden de
dos ámbitos. Por un lado, labradores ricos de pueblos cercanos a la capital,
cabezas de sus comunidades; por otro, clases intermedias urbanas, con origen en
grupos de jurados y escribanos, enriquecidos por el comercio94 • Casi todas,
independientemente de su origen social, se integraron el mundo de la oligarquía
urbana cordobesa; muchas de ellas, además, enlazaron matrimonialmente con el
antiguo patriciado, imitando en esto los comportamientos de todos sus anteceso-
res.
94
Véase el cuadro en el Apéndice de este libro.
-113 -
El cambio inmóvil
95
Sobre el contexto general de dichas Cortes, CARRETERO ZAMORA, J.M., Cortes, monarquía,
ciudades. Las Cortes de Castilla a comienzos de la época moderna (1476-1515), Madrid, 1988.
96 0p. cit.
97
SALTILLO, Marqués del, Historia nobiliaria española. Contribución a su estudio, Madrid, 1951-
53, 2 vals.
98
Véase la introducción de José Manuel de BERNARDO ARES a la obra de Tomás MÁRQUEZ DE
CASTRO, Op. cit.
-114-
ENRIQUE SoRIA MESA
99
RUANO, F., Casa de Cabrera en Córdoba, pp. 194 y ss.
100
Un ejemplo de la capacidad de concentración de mayorazgos, y por tanto de señoríos y títulos, en
RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A., «El poder y la familia. Formas de control y consanguinidad en la
Extremadura de los tiempos modernos», en F. Chacón Jiménez y J. Hernández Franco (eds.), Poder,
familia y consanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Barcelona, 1992, pp. 15-34.0
101 Los Alcaudete y sus ramas usaron muy a menudo el apellido Ponce de León en recuerdo de un
-115-
El cambio inm00il
fértil campiña de Córdoba. También agregó otros bienes doña Teresa de Córdo-
ba y Hoces, nieta de la anterior, en 1572.
Este vínculo y sus agregaciones recayó en doña Elvira Ana de Córdoba,
señora de la villa de Zuheros, mujer del marqués de los Trujillos don Alonso
Álvarez de Bohorques. En 1644 el conde de Oropesa, en nombre de su mujer,
doña Ana Mónica de Zúñiga Córdoba y Pimentel, condesa de Alcaudete, inter-
puso un pleito contra la poseedora, alegando incompatibilidad de este mayoraz-
go con el más antiguo de Zuheros. En 1651 la sentencia de la Chancillería de
Granada, confirmada años más tarde, entregó las vinculaciones a la Casa de
Alcaudete, la cual, de rebote, se apropiaba de enormes cortijos que, por un
sistema de herencia libre, jamás hubiese disfrutado 1º2 •
Pero esto no sucedió tan sólo en el marco de las grandes Casas aristocráticas.
La nobleza urbana también empleó el mismo sistema de agregación de vincula-
ciones. Es el caso de los Góngora, en donde se da una de las carambolas nobiliarias
más increíbles.
Este nobilísimo linaje cordobés se dividió, desde la misma conquista, en dos
ramas separadas. De la segunda fue descendiente don Baltasar de Góngora,
comprador de la villa de Magaña y sus aldeas en el obispado de Osma y Tesorero
General del rey Felipe IlI en 1614 103 • Su hijo segundo, don Juan de Góngora,
consejero de Castilla, adquirió de la Corona junto con su mujer y sobrina carnal
doña Luisa, las villas de Almodóvar del Río, Santa María de Trassierra, Espiel y
La Rambla, todo lo cual vincularon en sus hijos, con la advertencia de que, a su
falta, y por la desaparición de parientes inmediatos, llamaron a la sucesión del
mayorazgo a don Pedro Suárez de Góngora, único varón de su linaje, y su
descendencia. Hasta ahí parece normal, salvo que el fundador y este don Pedro
estaban en el grado 11 de parentesco, siendo el padre de don Pedro primo
décimo del fundador. Cuando se extinguió, de inmediato, la sucesión de los
fundadores, una rama lejanísima heredó, sin esperarlo, un buen número de
señoríos y tierras, base de su futura grandeza como marqueses de Almodóvar del
ru0 104.
102
Todo lo anterior viene muy detallado en varios memoriales conservados en el archivo de la Casa de
Alcaudete-Oropesa. Uno de ellos se encuentra en A.H.N., Sección Nobleza (Toledo), Frías, leg.
1.353, pieza l.
103
CABRERA DE CÓRDOBA, L., Relaciones de las cosas sucedidas en la Corte de España desde 1599
hasta 1614 (prefacio de Ricardo García Cárcel), Valladolid, 1997, p. 559.
104
Todo esto, en PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdova, l, pp. 250 y ss.
-116-
ENRIQUE SoRIA MESA
105
Política para corregidores y señores de vasallos ... Madrid, 1978 (ed. facsímil sobre la impresión
de Amberes, 1704), libro II, cap. 16, nº 39.
106
Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen, p. 52.
-117-
El cambio inmóvil
106 Los documentos así nos lo reflejan, cuando ellos mismos se intitulan, sistemáticamente, «marqués
y señor de la villa de .. .>>, indicando su doble condición de título del reino y dueño de jurisdicciones.
107
Véase el cuadro de ventas de despoblados en el Apéndice final del libro.
108 Véase el cuadro de ventas de villas en el Apéndice final del libro.
-118-
ENRIQUE SORIA MESA
109 Véase el mapa del propio Catastro de Ensenada que reproduce Antonio LÓPEZ ONTIVEROS en
de la villa de este nombre .. .>>, etc.). Hasta tal punto llega esto, que el mismo autor parece extrañarse
de que se concedan títulos de otra forma, como sucedió en el caso del ducado de Abrantes: «pero
estos señores, ni su hijo, no tubieron en Abrantes dominación ni renta alguna, sino el título».
112 Avisos, Madrid, 1969, 11, p. 148.
-119-
El cambio inmóvil
113
El caso granadino, muy claro, en SORIA MESA, E., La venta de señoríos ... , pp. 62-63.
114
GARZÓN PAREJA, M., La Hacienda de Carlos II, Madrid, 1980, p. 369, la cursiva es mía.
115
Sobre este curioso autor, véase SO RIA MESA, E., La biblioteca genealógica de don Luis de Salazar
y Castro, Córdoba, 1997, pp. 119-120.
116
MOROVELLI DE PUEBLA, F., Tratado del antiquísimo y nobilísimo linage de Morovelli y de la
sucesión de los señores de la Casa de Morovelli, con otras de algunos linages ilustres de Sevilla,
recopilado por don Francisco Morovelli de Puebla, dirigido a don García Portocarrero, del Consejo de
SM, oidor Sevilla, Sevilla?, 1619, B.N., Ms. 7864, f. 159.
117
«Han estimado siempre tanto los reyes esta dignidad, que la han dado con mucha consideración y
escasez», SALAZAR DE MENDOZA, P., Origen de las dignidades seglares de Castilla y León, Grana-
da, 1998, p. 297, ed. facsímil de la de Madrid, 1794, estudio preliminar de Enrique Soria Mesa.
118
Véase el cuadro en el Apéndice al final del libro.
-120-
ENRIQUE SORIA MESA
Alta 119 y el de marqués de Lendínez 12º. Es decir, que la Corona entrega tales títulos
a una institución religiosa, generalmente necesitada de dinero para una obra, o
simplemente para sobrevivir, y ésta lo vende a un particular. Esta práctica, «en
realidad, un supuesto de venta de títulos» 121 , también se dio entre las filas de otras
oligarquías locales, como la de Granada. En esa ciudad destaca la concesión del
marquesado de Algarinejo a una rama ilegítima de los Fernández de Córdoba,
señores de la villa epónima. Don Juan Fernández de Córdoba y Lisón lo adquiere
de la fábrica de la Iglesia granadina en 1699 por 16.000 ducados 122 •
119
CASARES HERVÁS, M., Archivo Catedral. Inventario general, Granada, 1965, p. 397.
120 FERNÁNDEZ-MOTA DE CIFUENTES, Mª T., Op. cit., p. 378. Fue concedido en 1741 a la
Hermandad de Nuestra Señora del Refugio y Piedad de Madrid, inicialmente con el rango de conde.
121
MORALES MOYA, A., «Movilidad social en la España del siglo XVIII ... », p. 468.
122
SO RIA MESA, E., «El señorío de Algarinejo (siglos XVI-XVIII)», Revista del Centro de Estudios
Históricos de Granada y su Reino, 6, 2ª época (1992). p. 331.
123
Trabajos pioneros como los de R. KAGAN, Universidad y sociedad en la España Moderna, Madrid,
1981, no han tenido los continuadores que merecían.
124
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exps. 223, 152 y 296.
-121-
El cambio inmóvil
125
Su genealogía en A.M.Co., caballeros veinticuatro, exps. 141(1621)y164 (1629).
126 RUANO, F., Casa de cabrera en Córdoba, p. 472.
127
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exps. 80, 200, 298 y
-122-
ENRIQUE SoRJA MESA
128 Todo ello, sacado de J. FAYARD, Los ministros del Consejo Real de Castilla, p. 36.
129 DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., «La «Historia Arcana» de Gaspar Caldera de Heredia», Estudios de
Historia Moderna y Contemporánea, 112 (1978), pp. 153-164.
130 Recogido en GARCÍA MERCADAL, J., Viajes de extranjeros por España y Portugal, Madrid, 1959,
II, p. 614.
-123-
El cambio inmóvil
131
Se copia el documento en PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdova, I, pp. 276-277.
-124-
VII
EL ANSIA DE ETERNIDAD
ENRIQUE SoRIA MESA
1
Una lista bastante completa y un breve pero interesante estudio de toda la amplia tipología estatutaria,
en CARO BAROJA, J., Los judíos en la España Moderna y Contemporánea, Madrid, 1978, II, pp.
287-315.
-127-
El cambio inmóvil
demostrar sólo la opinión de dicha sociedad sobre una persona, una familia, un
linaje; que va a medir el poder social del pretendiente; que va a controlar, en
determinados casos, el acceso a ciertas instituciones por parte de sus propios
miembros. Nada más. Y nada menos.
Ciertamente que existen estudios sobre los Estatutos de Limpieza de Sangre,
algunos de gran altura. Basta recordar el conocido y citadísimo libro de Albert
Sicroff2. En este meritorio trabajo, cuya primera edición es de 1960, el autor se
centra, como es bien sabido, en las controversias existentes en torno a la creación
y mantenimiento de los Estatutos. Una polémica secular de gran interés, de eso
no cabe duda. Sin embargo, y aunque Sicroff no se planteaba otra cosa, aquí
radica el principal problema de esta obra. No se estudia, para nada, la realidad de
los Estatutos de Limpieza de Sangre. Es decir, no se analiza el impacto real sobre
la sociedad; no se estudia, de ninguna forma, el grado su cumplimiento; no se
profundiza para nada en la ingente documentación existente. De nuevo, la
atemporal y absurda disyuntiva entre literatura y documentación de archivo
como fuentes históricas.
En 1955, cinco años antes de la publicación del libro de Sicroff, había visto la
luz una de las más interesantes obras de don Antonio Domínguez Ortiz, reelaboración
y ampliación de un artículo pionero de 19493 • Me refiero a la meritoria La clase
social de los conversos en Castilla en la Edad Moderna 4 • Don Antonio, desde la casi
perfecta integración de los datos de archivo y de la literatura de la época consigue,
a mi modesto juicio, unos resultados mucho más completos que los que lograra
Sicroff5. Y gracias a su intuición, aunque el autor no maneja directamente las
probanzas, es capaz de advertir lo que, por pura lógica, es la clave de los Estatutos
de Limpieza de Sangre, la pieza donde radican todos los problemas:
«El defecto radical de las informaciones estribaba en· que estaban
basadas principalmente en declaraciones orales de testigos que no
solían aducir más pruebas que la pública voz y fama».
2
SICROFF, A.A., Los estatutos de limpieza de sangre. Controversias entre los siglos XV y XVII,
Madrid, 1985.
3
«Los cristianos nuevos. Notas para el estudio de una clase social», Boletín de la Universidad de
Granada.
4
Fue publicado primero en el volumen III de Estudios de historia social de España. En adelante cito
esta obra por la excelente edición facsímil realizada por la Universidad de Granada en 1991, precedi-
da de un ensayo introductorio debido a Francisco Márquez Villanueva.
5
«Libro original, novedoso para la época en que aparece y de contenido arriesgado». Así lo define
Jaime CONTRERAS, seguramente el mejor conocedor del mundo converso hispánico, en su artículo
«Domínguez Ortiz y la historiografía sobre judeoconversos», Manuscrits, 14 (1996), p. 62.
-128-
ENRIQUE SoRIA MESA
6
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., La clase social ... , p. 75.
7
Madrid, 1988.
8
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., «Documentos sobre estatutos de limpieza de las catedrales españolas»,
Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, 14-15, fase. 2 (1965-66), p. 39.
9
Estos datos, en Ibidem, pp. 39-40.
10
LÓPEZ MARTÍNEZ, N., «El estatuto de limpieza de sangre en la catedral de Burgos», Hispania, 74
(1954), pp. 52-81.
11
HERNANDEZ FRANCO, J., Cultura y limpieza de sangre en la España Moderna. Puritate sanguinis,
Murcia, 1996, p. 68. Este libro, a pesar de su ambicioso título, sólo estudia, realmente, el caso
murciano y analiza tan sólo unas pocas decenas de pruebas.
-129-
El cambio inmóvil
12
Ibidem, p. 80.
13
«La conclusión que puede sacarse de este expediente es la disolución del antiguo concepto de
probanzas de limpieza de sangre como medio de salvaguardar la pureza de la fe católica y su paulatina
disolución en un concepto de limpieza de oficios de contenido muy racista y dirigido en gran parte
contra los gitanos», DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., «Las probanzas de limpieza de sangre y los albéitares
de Sevilla», El Siglo que llaman Ilustrado. Homenaje a Francisco Aguilar Piñal, Madrid, 1996, p. 288.
Esta tesis la ha mantenido desde hace ya bastantes años en otros trabajos suyos.
14
CUART MONER, B., Colegiales mayores y limpieza de sangre durante la Edad Moderna. El
estatuto de San Clemente de Bolonia (ss. XV-XIX), Salamanca, 1991; OLLERO PINA, J.A., La Univer-
sidad de Sevilla en los siglos XVI y XVII, Sevilla, 1993, pp. 219 y ss.; HERNÁNDEZ, M., A la sombra
de la Corona ...
-130-
ENRIQUE SoruA MESA
15
GARCÍA MERCADAL, J., Viajes de extranjeros por España y Portugal, Il, p. 638.
16
El mismísimo Conde Duque de Olivares decía, hablando de las ciudades: "En algunas hay constitu-
ciones de nobleza y en otras no. En todas hay gran relajación de la observancia de calidad, daño del
que se siguen otros muchos», ELLIOTI, J.H. y PEÑA, J.F. de la, Memoriales y cartas del Conde-
Duque de Olivares, Madrid, 1978, I, p. 64:
-131-
El cambio inmóvil
17
RODRÍGUEZ VILLA, A., «Los judíos españoles y portugueses en el siglo XVII», B.R.A.H., 49
(1906), pp. 90-103. Cita este fragmento I.S. RÉVAH, «Gil González de Avila et les status de pureté de
sang», Studia Histórica in Honorem R. Lapesa, Madrid, 1972, II, pp. 515-516.
18 A.H.N., 00.MM., leg. 6130, citado por Elena POSTIGO CASTELLANOS, Honor y privilegio en
la Corona de Castilla. El Consejo de las Órdenes y los Caballeros de Hábito en el siglo XVII, Soria,
1988, p. 149.
19
«Auténticos equipos de extorsionistas actúan entre los que se encargan de las investigaciones. iY desgra-
ciado del solicitante que no pague el precio exigido! Se le halla en seguida la mancha infamante»,
MÉCHOULAN, H., El honor de Dios. Indios, judíos y moriscos en el Siglo de Oro, Barcelona, 1981, p. 120.
20 Un amplio relato de sus andanzas en el Siglo de Oro, en E. SORIA MESA, estudio preliminar a la
-132-
ENRIQUE SORIA MESA
-133 -
El cambio inmóvil
26
La cita de este párrafo la realiza KAMEN en la página 347 de su mencionado trabajo.
27
Su tesis doctoral es realmente un estudio paradigmático sobre un tribunal de distrito, I.:administration
de la foi. I.:inquisition de Tolede (XVI'-XVllI' siecles), París, 1986.
28
«Limpieza, poder y riqueza. Requisitos para ser ministro de la Inquisición. Tribunal de Toledo, siglos
XVI-XVII», Cuadernos de Historia Moderna, 14 (1993), p. 44. El artículo original francés es de 1986.
29
«iPecado original o pecado social? Reflexiones en torno a la constitución y a la definición del grupo
judeo-converso en Castilla», Manuscrits, 10 (1992), p. 74.
30
A la sombra de la Corona ...
-134-
ENRIQUE SoRIA MESA
CUADRO VI
CONCESIONES DE ESTATUTOS
A CIUDADES CON VOTO EN CORTES
34
Toro 1723
35
Jaén 1730
Zamora 1735
31 Transcriben el documento de concesión del estatuto J.I. GUTIÉRREZ NIETO, «La discriminación
de los conversos y la tibetización de Castilla por Felipe II», Revista de la Universidad Complutense, 87
(1973), pp. 120-129, y E. LORENTE TOLEDO, Gobierno y administración de la ciudad de Toledo y
su término en la sesunda mitad del siglo XVI, Toledo, 1981.
32 BELMONTE LÓPEZ-HUICI, Mª C., «Las pruebas de nobleza para caballeros veinticuatros como
fuente para el estudio de las élites urbanas», Axerquía, 14 (1985). Se transcribe el documento de
concesión del estatuto en el apéndice.
33
HERNÁNDEZ, M., «El cierre de las oligarquías urbanas en la Castilla Moderna: el Estatuto del
Concejo de Madrid (1603 )»,Revista Internacional de Sociología, 45 (1987), pp. 179-198.
34
DOMÍNGUEZ ORTIZ, A., Sociedad y Estado en el siglo XVIII español, Barcelona, 1984, p. 458.
35 Ambas referencias, en FERNÁNDEZ-PRIETO DOMÍNGUEZ y LOSADA, E., Nobleza de Zamora,
-135-
El cambio inmóvil
Salamanca 1743 37
Murcia 1751 38
36
MARINA BARBA, J., Poder municipal y reforma en Granada durante el siglo XVIII, Granada, 1992,
p. 49. Las pretensiones arrancan de finales del Seiscientos. El debate sobre el estatuto, en las páginas
49 y ss. Transcribe el documento en las pp. 337-343.
37
INFANTE MIGUEL-MOTTA, J., El municipio de Salamanca a finales del Antiguo Régimen,
Salamanca, 1984, p. 46.
38
GUILLAMÓN ÁLVAREZ, F.]., Re~ido;es de la ciudad de Murcja_, p. 36. El documento de la
concesión se transcribe en GUILLAMON ALVAREZ, F.]. y RUIZ IBANEZ, ].].,«Guía de regidores y
jurados de Murcia: 1650-1800», pp. 112-116. Sobre el proceso de implantación, véase HERNÁNDEZ
FRANCO,]., «Limpieza y nobleza en las ciudades de Castilla: pretensiones y consecución del estatuto
por parte de Murcia (1560-1751)», Revista de Historia Moderna, 17 (1998-99), pp. 249-262.
39
SALGADO OLMEDA, F., «Sobre la condición nobiliaria del ayuntamiento de Guadalajara en el
siglo XVIII: la cuestión del Estatuto de Nobleza de sangre para la ciudad en 1752», Actas del N
Encuentro de Historiadores del Valle de Henares, Alcalá de Henares, 1994, pp. 227-233.
-136-
ENRIQUE SORIA MESA
40
QUINTANA TORET, F.J., y PEREIRO BARBERO, Mª P., «Los regidores perpetuos del concejo
malagueño bajo los Austrias (1517-1700). Origen y consolidación de un grupo oligárquico», Jábega
56 (1987), pp. 45-63.
41
GONZÁLEZ BELTRÁN, J .M., Honor, riqueza y poder: los veinticuatro de Jerez de la Frontera en el
siglo XVIII, Jerez 1997, pp. 41 y ss.
42
Aunque las pruebas no comienzan sino en 1570 con el veinticuatro Martín Alonso de Cea.
43
BELMONTE LÓPEZ-HUICI, Mª C., «Las pruebas de nobleza para caballeros veinticuatros... », p.
45. En este artículo se relatan, de forma harto descriptiva, las características de las referidas pruebas,
y a él me remito.
-137-
El cambio inmóvil
44 Exps. 2, 9, 16, 19, 23, 24, 25, 26 (se indica el abuelo materno), 27, 32, 33, 36, 37, 39, 41, 42, 43,
51, 57, 65 y 68.
45
Exps. 8, 14, 18, además de los 15, 20, 28, 35, 44, en que falta sólo la abuela materna, y los 29 y 64,
en donde faltan las dos abuelas.
46
Exp. 78. No trae ni siquiera los abuelos paternos.
47
En los siglos XVII y XVIII, aunque, por lo general, aparece la ascendencia completa, nada se dice de
ella. El caso más extremo, ya al final del período, es el de don Joaquín Rafael Ulloa, exp. 382, de
quien nadie sabe nada, ni el nombre de los padres, sólo que parece ser pariente de un antiguo
corregidor de la ciudad.
48
Me remito, para no alargar innecesariamente el discurso, a las fichas de cada veinticuatro transcritas
en el apéndice.
-138-
ENRIQUE SoRJA MESA
49
Martín de los Ríos ingresó en 1578 (PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdova, l, p. 5) y
renunció el oficio al año siguiente en don Francisco Fernández de Córdoba (A.M.Co., caballeros
veinticuatro, caja 1, exp. 8). El nieto de Martín, donjuan de los Ríos, ingresó en 1643 (Ibídem., exp.
198).
50
Todo ello en PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdova, l, p. 5 y II, pp. 444 y ss.
51
A.M.Co., caballeros veinticuatro, caja 24, exp. 160. Probanza de don Juan Francisco de Córdoba y
Solier.
-139-
El cambio inmóvil
ble que la tuviera en su segunda mujer, Inés de los Reyes, igualmente morisca. El
padre del pretendiente casó con su prima hermana, doña María de Solier, proce-
dente de la misma familia 52 •
Pero esta familia no resulta pintoresca sólo por su genealogía. El abuelo
paterno del veinticuatro fue procesado por la Inquisición en 1575 en el famoso
suceso de brujería protagonizado por las camachas, segura fuente de inspiración
cervantina. Nuestro buen hidalgo fue, al decir de las hechiceras, convertido en
caballo53 •
Las pruebas, como se ve, nada dicen, callan cualquier ascendencia problemá-
tica. iY había qué callar!. Los genealogistas posteriores terminarán el trabajo,
tapando los parches del árbol familiar con espléndido oficio, convirtiendo escla-
vas en hermanas del rey de Túnez54 , trocando bastardos por legítimos, llamando
nobles a los conversos55 •
Sorprendente forma de asimilación, pervirtiendo los sistemas establecidos y
bastardeando las probanzas. No es raro, pues, que un noble local exclamase a
finales del Quinientos, con gran amargura,
"Que las veinticuatrías suelen tenerlas caballeros hijosdalgos, y que las infor-
maciones que se les hacen no son de consideración, porque se reciben por
testigos a los que la parte presenta, que son cuatro o cinco, y que así hoy día hay
muchos veinticuatros que no son hidalgos. Y que antiguamente eran jurados
caballeros hijosdalgo y hombres llanos sin distinción ninguna, y ahora no son
hidalgos, y los más de ellos son confesos" 56
52 Sobre esta curiosa saga, véase GARRAMIOLA PRIETO, E., «Los Solier y Córdoba de La Rambla.
Una original familia en clave cervantina. La Rambla y Montilla en el siglo XVI», Boletín de la Real
Academia de Córdoba, }21 (1991), pp. 191-202.
53
La leyenda, en los Casos notables de la ciudad de Córdoba, pp. 81-84. Sobre el proceso inquisitorial
trata largamente Álvaro HUERGA en su Historia de los Alumbrados. JI. Los alumbrados de la Alta
Andalucía (1575-1590), Madrid, 1978.
54
Ya en los Casos notables de la ciudad de Córdoba, de 1618, se recoge la historia de que la Elvira de
Herrera, aquí llamada María, fue hermana del rey de Túnez (p. 82). Pero lo realmente curioso del
texto es que dice, como quien no quiere la cosa, que «estaba señalada en los brazos, como suelen las
moras», lo que a mí me suena bastante a estar herrada, como los esclavos. Un documento recogido
por Álvaro Huerga (Op. cit., p. 58) la llama esclava turca.
55
Todos los datos genealógicos, en PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdova, !, pp. 14 y ss.
56
Testimonio de don Alonso de las Infantas en la probanza del hábito de Calatrava de don Pedro de
Hoces y Góngora, 1597, A.H.N., Órdenes Militares, Calatrava, exp. 1226, fol. 76v.
-140-
ENRIQUE SORIA MESA
Sin embargo, no fueron éstos, los municipales, los únicos Estatutos de Lim-
pieza de Sangre cordobeses, ni fueron tampoco la única manera de integrar a los
recién llegados. Hubo otras, igual de efectivas. En la Córdoba de esta época
existieron otras pruebas de limpieza, creadas por otras tantas instituciones loca-
les. El estudio de la documentación emanada de ellas, en la medida que ha sido
posible, demuestra que la ficción antes relatada no es exclusiva, ni mucho menos,
del municipio. Al contrario, no es sino una constante.
La Catedral cordobesa, la otra gran sede del poder local, instituyó su Estatu-
to de Limpieza de Sangre en fecha muy temprana, de las primeras de España.
Tras unos primeros intentos, mal conocidos, en 1466, el Estatuto fue aprobado
en 1530, y parece que lo confirmó Roma en 1555 57 • Los motivos quedan bastan-
te claros en su texto fundacional:
«platicando en los muchos daños e infamia que esta Iglesia y ciudad
habían recibido en tiempos pasados, por haber habido beneficiados
en esta Iglesia que descendiesen de generación de conversos y judíos,
de que fueron algunos relajados y otros reconciliados y penitenciados
por los inquisidores por el crimen de herejía y apostasía... » 58
Y no sólo hubo beneficiados, como dice el texto, sino algún que otro canóni-
go quemado 59 •
Pues bien, analizadas las pruebas, al menos las relativas a los siglos XVI y
XVII, se demuestra la falsedad evidente de ese supuesto control de la sangre
impura. Las primeras pruebas conservadas empiezan en 156460 y son decepcioc·.
nantes. Las primeras no sobrepasan los diez testigos, y algunas se quedan en
cuatro o cinco. Las informaciones, hasta bien entrado el Seiscientos, no suelen
pasar de los cuatro abuelos. Por supuesto, cuando el interesado es miembro de la
élite cordobesa, las probanzas son mínimas, en tamaño y profundidad del inte-
rrogatorio.
57
Para todo ello, VÁZQUEZ LESMES, R., Córdoba y su cabildo catedralicio en la Modernidad, pp.
42-60, y SICROFF, A.A., Op. cit., pp. 120-122.
58
Para el texto de los mismos, véanse los Estatutos de la santa Iglesia Catedral de Córdoba, del obispo
Fresneda, Antequera, 1577, ff. 54v y ss.
59
FITA, F., «Un canónigo judaizante quemado en Córdoba (23 febrero 1484)», B.R.A.H., 5 (1885),
pp. 401-405.
60 Concretamente el veintinueve de mayo de ese año. El objeto de estudio es la genealogía de Juan de
-141-
El cambio inmóvil
61
A.C.Co., expedientes de limpieza de sangre, legs. 5001, 5009,
62
Las pruebas son de 1585, y están en A.C.Co., expedientes de limpieza de sangre, leg. 5004. Fueron
estudiadas por R. VÁZQUEZ LESMES en «El expediente de limpieza de sangre del racionero D. Luis
de Góngora y Argote», Estudios sobre Góngora, Córdoba, 1996, pp. 229-243.
63 Sobre la transmisión interna de los beneficios eclesiásticos por parte de la parentela de don Luis,
véase el indicativo árbol que adjunta en el apéndice de su libro R. JAMMES, Op. cit. También interesa
sobre el magno poeta OROZCO, E., Introducción a Góngora, Barcelona, 1984, pp. 150-155.
64
NIETO CUMPLIDO, M., «La revuelta contra los conversos de Córdoba en 1473», Homenaje a
Antón de Montoro en el V Centenario de su muerte, Montoro, 1977, pp. 29-49; y CABRERA
SÁNCHEZ, M., «El problema converso en Córdoba... ».
65
Algunos datos, además de la documentación interna conservada en el A.D.Co., en A.R.Ch.G., 511-
2138-5. Hay un dato de archivo que afirma que las ordenanzas y reglas de la Caridad se hicieron en
1528, pero no indica que incluyesen probanzas, al menos escritas, A.H.N., Inquisición, leg. 5.169,
exp. 6, pruebas de don Alonso de Guzmán y Cárdenas para familiar del Santo Oficio (1598).
66
Se conservan todas en el A.D.Co. Las primeras están en el legajo 5.007, y comienzan con las
pruebas para ser hermano de Pedro de Salinas.
-142-
ENRIQUE SORIA MESA
67
Según el testigo don Luis de Morales y Angulo, A.C.Co., leg. 5.013, pruebas de don Pedro de
Heredia para ser racionero, 1626.
68
A.R.Ch.G., 301-125-12.
69
A.H.N., Inquisición, leg. 1513-10, pruebas de Luis Ramos para ser nuncio del Santo Oficio.
-143-
El cambio inmóvil
70
A.C.Co., expedientes de limpieza de sangre, leg. 5.035, pruebas de don Alonso de Santa María
Valderrama para ser canónigo, 1685.
71
ORTIZ JUÁREZ, J. M', Op. cit., p. 12.
72
VALVERDE FERNÁNDEZ, F., El Colegio-Congregación de plateros cordobeses (1729-1842), Cór-
doba, 1998, Tesis Doctoral Inédita. Los fondos de dichas probanzas, realmente inanes, se encuentran
en el A.M.Co.
-144-
ENRIQUE SoRIA MESA
73
Un listado de todas ellas, pero sin referencia alguna de la procedencia y veracidad de tal documen-
to, en los Casos notables de la ciudad de Córdoba, p. 283.
74
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 14, 1582.
75
Estatutos de la santa Iglesia Catedral de Córdova, f. 105v. Se transcribe el texto íntegro en el Apéndice
Documental. En términos muy parecidos se expresa T. RAMÍREZ DE ARELLANO en sus Paseos por
Córdoba, o sean apuntes para su historia, Córdoba, 1995 (la primera edición es de 1873-77), p. 500.
-145-
El cambio inm00il
76
MARAVER Y ALFARO, L. de, Historia de Córdoba, siglo XVI, ejemplar manuscrito de la Biblioteca
Municipal de Córdoba, sign. 88-4-15, s.f., año 1504.
77
Véase en el Apéndice Documental un caso concreto, que muestra la inexistencia de probanzas para
determinar la filiación de un beneficiario de la Cepa.
78 Algunos ejemplos de tal conflicto entre los veinticuatros y jurados, en el citado artículo de Beatriz
-146-
ENRIQUE SüRIA MESA
8°CENTENO YÁÑEZ, J., Los jurados de Córdoba, 1489-1579. Estudio jurídico-institucional, Cór-
doba, 1999, p. 492. Memoria de Licenciatura Inédita. «Ítem, si saben que en la dicha ciudad de
Córdoba y en su tierra siempre se ha tenido y tiene de costumbre que los que son jurados en ella, por
razón de la dicha juraduría, no pechan ni contribuyen en los pecheros y se les guardan cerca de esto
todas las exenciones que en los hijosdalgo de generación y sangre, aunque los susodichos sean y
desciendan de casta y generación de pecheros llanos», A.R.Ch.G., 304-543-4.
81
A.M.Co., caballeros veinticuatro, caja 21, exp. 28.
82
El documento se halla en el fondo de Jurados del A.M.Co., y lo transcribe J. CENTENO YÁÑEZ,
op. cit., p. 489.
83
A.R.Ch.G., 304-515-11.
-147-
El cambio inmóvil
84
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 245 bis. Pruebas de don Gonzalo Suárez de Saavedra y
Hoces. Parecido es lo que se alega en el expediente 83 (pruebas de don marcos de Zayas Sotomayor,
1603): «y porque de presente se está haciendo el padrón de las Monedas Foreras en las cuales suele
haber muchos fraudes por yerro o por engaño contra la nobleza de esta ciudad».
85
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 37, 1674.
-148-
ENRIQUE SORIA MESA
por ella para oficios de hijosdalgo; éstos son hijosdalgo de posesión verdadera».
Estamos ante los que han sido empadronados por los jurados pero que, por la
razón que fuese, la ciudad admite como tales. A estos se les sortea para alcaldes
ordinarios, de la Hermandad, etc. Es decir, se integran, por lo bajo, en la élite de
poder. De nuevo el filtro discriminador.
4. Esta clase «es de aquéllos a quienes o a sus padres o abuelos o demás
ascendientes los jurados empadronaron por hijosdalgo sin haberlos admitido por
tales la ciudad ni entrádolos en suertes como tales, con ejercicio de acto alguno
distintivo». El resto, pues.
VIl.2. La genealogía
Como toda la nobleza, y en especial sus clases más elevadas, el patriciado
urbano disfrutaba con la dedicación genealógica. Como nos consta de multitud
de testimonios, la lectura de las principales obras dedicadas a este tema fue
enormemente frecuente. Y no sólo su lectura, sino su comentario público, objeto
de multitud de conversaciones. Los abolengos estaban de moda en una sociedad
enferma de honor. En los corros se discutía acerca de las ascendencias propias y
ajenas, los linajudos tenían su razón de existir, se mostraban las ejecutorias, se
copiaban escudos de armas, todos poseían una memoria familiar mucho más
acusada que en la actualidad.
Esta afición genealógica, sin embargo, no es sólo una característica de las
élites hispanas. La encontramos de diversas formas en Inglaterra86 , en Francia 87 y
en Italia88 • De hecho, la búsqueda de orígenes míticos es común a la nobleza de
todo el Continente 89 •
86
L. STONE habla de esta pasión genealógica en múltiples páginas de su soberbia obra, La crisis de la
aristocracia ...
87
BURGUIERE, A., «La mémoire familiale du bourgeois gentilhomme: généalogies domestiques en
France aux XVII' et XVIII' siecles», Annales. E.S.C., 4 (1991), pp. 771-788;
88
Algunos ejemplos en RAINES, D., «Pouvoir ou privileges nobiliaires. Le dilemme du patriciat
vénitien face aux agrégations du XVII' siecle»,Annales E.S.C., 4 (1991), pp. 827-847; y KLAPISCH-
ZUBER, C., «Albero genealogico e construzione della parentela ne! Rinascimiento», Quaderni Storici,
86 (1994), pp. 405-420, y, de esta misma autora, el capítulo «Vinvenzione del passato familiare a
Firenze,., en su libro La famiglia e le donne del Rinascimento a Firenze, Bari, 1988.
89
Véase BIZZOCCHI, R., Genealogie incredibili. Scritti di storia nell'Europa moderna, Bolonia,
1995, y las recientísimas reseñas escritas en Quaderni Storici, 97 (1998), pp. 201-226.
-149-
El cambio inmóvil
90
«En definitiva ... la literatura genealógica del siglo XV tiene en gran parte una función enmascaradora
de la realidad de la aparición de linajes de la pequeña o media nobleza o de la caballería villana que
ascienden a primer plano con los Trastamara», BECEIRO PITA, I., «La conciencia de los antepasados
y la gloria del linaje en la Castilla bajomedieval», en Reina Pastor (comp.), Relaciones de poder, de
producción y de parentesco en la Edad Media y Moderna, Madrid, 1990, p. 348.
91 BRAUN, R., «Mantenerse arriba: reproducción sociocultural de las élites del poder europeas», en
W. Reinhard (coord.), Las élites del poder y la construcción del Estado, México, 1997, pp. 295-324.
92
CARO BAROJA, J., Las falsificaciones de la Historia (en relación con la de España, Barcelona, 1992.
93 DESCIMON, R., «La haute noblesse parlementaire parisienne: la production d'une aristocratie
d'Etat aux XVI' et XVII' siécles», en Ph. Contamine (comp.), I.:état et les aristocraties, Xll'-XVll'
siecles. France, Angleterre, Ecosse, Paris, 1989, pp. 366-367; MAUREL, Ch., «Construction
généalogique et développement de l'état moderne. la généalogie des Bailleul», Annales E.S.C., 4
(1991), pp. 807-825; BIZZOCCHI, R., «La cultura généalogique dans !'Italia du Seizieme siecle»,
Annales E.S.C., 4 (1991), pp. 789-805.
-150-
ENRIQUE SoRIA MESA
94
La crisis de la aristocracia ... , pp. 32 y 51.
95
Un desarrollo más amplio de esta problemática, en SORIA MESA, E., La Biblioteca Genealógica ...
96
Véase la producción de ambos y la bibliografía que sobre ellos existe en SORIA MESA, E., La
biblioteca genealógica ...
97
Además de las referencias a pie en cada autor, me remito a RAMÍREZ DE ARELLANO, R., Ensayo
de un catálogo biográfico de escritores de la provincia y diócesis de Córdoba con descripción de sus
obras, Madrid, 1921, 3 vols, y a las descripciones de los autores y sus obras contenidas en SORIA
MESA, E., La Biblioteca Genealógica ...
98
«Historia y descripción de la antigüedad y descendencia de la Casa de Córdoba», Boletín de la Real
Academia de Córdoba, 70 (1952) y ss. Sobre el autor interesa el erudito trabajo de Dámaso ALONSO,
«Sobre el Abad de Rute: algunas noticias biográficas», Studia Hispánica in Honorem R. Lapesa,
Madrid, 1972, pp. 93-104.
-151-
El cambio inmóvil
Venegas, condes de Luque 99 , y los Gutiérrez de los Ríos, condes de Fernán Núñez 1ºº·
En medio, las emanadas de la prolífica pluma de Pellicer, como el del marqués de
Rivas, Saavedra de apellido, entre otras muchas.
Pero no sólo escribieron profesionales, sino que es la era dorada de los
«oligarcas genealogistas», si se me permite la expresión. Muchos de los regidores
escriben, sobre todo los más interesados en resaltar la grandeza de su Casa o de
esconder cualquier cosa en su cercana o remota ascendencia.
Es el caso de don Martín de Saavedra y Guzmán, natural de Córdoba,
caballero de Calatrava, gobernador de Bari, capitán general de Nueva Granada y
gentilhombre del príncipe Filiberto de Saboya, quien escribió un «Memorial al
rey don Felipe IV de su calidad y servicios» 1º1 ; el de don Alonso Carrillo Laso de
Guzmán, alguacil mayor de la Inquisición de Córdova, quien estampó el año
1639 un estimable Epítome de la descendencia de la Casa de Carril/0 102 ; o el
erudito don Martín de los Ríos Cerón, 11 conde de Gavia, caballero de la Orden
de Calatrava, que escribió un memorial genealógico de su ascendencia paterna.
Y en medio, la brutal adulación, a la espera de favores y mercedes. El
clientelismo tiene también esta otra vertiente, como saben bien los estudiosos. Si
incluso los mejores genealogistas escribieron acerca de las ascendencias de los
más grandes personajes de la Monarquía Hispánica, no deben extrañarnos las
referencias de los tratadistas menores, por ejemplo, a la ínclita ascendencia de
cada valido regio. Lo que se hizo con Lerma y Olivares se repite, ahora con más
fuerza por su condición de cordobés emigrado, con don Luis Méndez de Haro, el
marqués del Carpio. Todos giran en torno del satélite regio, dueño, además, de
varios regimientos en la ciudad 1º3 •
99
«Memorial en que don Rodrigo Matías Venegas de Córdova, conde de Luque, alférez mayor del
reino de Granada, representa al rey nuestro señor la calidad y servicios de sus Casas y de la de su hijo
y sucesor, don Egas Salvador Venegas de Córdova y de Villegas, señor de las villas de Benahavís y de
Daidín, alférez mayor regidor perpetuo de la ciudad de Gibraltar», R.A.H., Salazar y Castro, D-17, ff.
69 y ss. Fue impreso en parte, en Madrid, 1681, pero quedó inacabado.
10
°Catálogo historial genealógico de los señores y condes de la Casa y villa de Fernán Núñez, desde la
conquista de Córdoba, año de 1236, hasta éste de 1682. Dedicado al señor don Pedro ]oseph de los
Ríos y Córdova, primogénito y sucessor de esta Casa, Madrid, 1682.
1º1 MARAVER Y ALFARO, Op. cit., 1654, Siglo XVII, tomo 1 (B.P.Co., 88-5-2, s.f.).
102
Epítome del origen y descendencia de los Carrillos, desde que vinieron a España y desde que
tomaron este apellido, y algunos casamientos que han hecho en la Casa Real de Castilla, y de las Casas
Reales que descienden de él, y de los varones ilustres de este linage y apellido, así en las armas como en
las letras, Lisboa, 163 9.
103
Algún dato en MORENO MANZANO, ]., «Felipe IV en El Carpio. Toros y juegos de cañas»,
Crónica de Córdoba y sus pueblos. N, Córdoba, 1997, pp. 205-214.
- 152-
ENRIQUE SORJA MESA
•
104
RUANO, F., Op. cit., p. 334. Algunos datos sobre este autor, en VALVERDE MADRID, J. y
MORENO MANZANO, J., «El caballo, el Alcázar y el libro de don Pedro de Angulo>>, El caballo,
Córdoba, 1995, pp. 97-125.
105
«Genealogía del antiguo y noble linaje de los Ríos, desde su primer apellido y armas que trujeron
en tiempo de los godos, hasta en tiempo del rey don Pelayo, que comenzó a restaurar la pérdida de
España», R.A.H., Salazar y Castro, N-15, ff. 174-251. Es de 1620. Y «Descendencia del linaje de
Castilla, de Córdoba, cuya descendencia y árbol de estos caballeros que se apellidan Aguayo comien-
zan desde el rey don Pedro y de doña Juana de Castro, su mujer, viuda de don Diego López de Haro,
nieto del señor de Vizcaya, e hija de don Pedro de Castro, el Castellano, caballero de Galicia», R.A.H.,
Salazar y Castro, N-15, ff. 46-48.
106
Véase «Declaraciones de ciertos testigos en la probanza a pedimiento de don Antonio Fernández
de Córdoba, caballero de Calatrava, alférez mayor de Córdoba, en el pleito con don Alonso de
Cabrera, del Consejo y Cámara de S.M., sobre los mayorazgos que fundaron Ruy Fernández de
Córdoba y otros», 1624, B.N., Ms. 19.127. Una transcripción parcial de las declaraciones sobre este
genealogista, muy jugosas, en SORIA MESA, E., La Biblioteca Genealógica .. ., Apéndice I\l.
-153-
El cambio inmóvil
locales, las historias de linajes que ahora se escriben se centran más en mostrar al
público lector las causas del fulgurante engrandecimiento de determinadas Ca-
sas. Dicho en otras palabras, la acumulación de mayorazgos, señoríos y títulos en
pocas manos, un fenómeno común a toda la nobleza hispana en esta Centuria 107 ,
supuso un crecimiento espectacular en poder y riqueza de las grandes Casas de la
nobleza media y alta, incluyendo también a las estirpes más afortunadas del
patriciado urbano.
Un ejemplo a caballo entre los reinos de Granada y Córdoba lo represen-
taron los marqueses de Algarinejo, quiénes, desde un origen ilegítimo en una
de las líneas de los Fernández de Córdoba consiguieron, a finales del siglo
XVIII, ostentar cuatro títulos nobiliarios (marqueses de Algarinejo, Valenzuela
y Cardeñosa y condes de Luque), múltiples señoríos y más de cien mayoraz-
gos, cuyas rentas anuales llegaron a superar la enorme cifra de 80.000 duca-
dos1os.
Otro caso, más espectacular si cabe, lo ofrece la cordobesa Casa de Góngora,
que a estas alturas del Setecientos lleva apellidos valencianos, Catalá de Valeriola.
La duquesa de Almodóvar (título de los Góngora), marquesa de Ontiveros,
condesa de la Alcudia y de Canalejas, reune en su persona decenas de vinculacio-
nes, que rentan la fabulosa cantidad de dos millones de reales. Es el producto de
matrimonios muy meditados, de estrategias seculares que catalizan a finales del
Antiguo Régimen por la debilidad biológica de la nobleza 109 . Recordemos el caso
de los duques de Osuna por estas fechas 110.
107 RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A., «El poder y la familia. Formas de control y de consanguinidad en la
Extremadura de los tiempos modernos», en F. Chacón Jiménez y J. Hernández Franco (eds.), Poder,
familia y consanguinidad en la España del Antiguo Régimen, Barcelona, 1992, pp. 15-34; y, CATALÁ
SÁNZ, J.A., Rentas y patrimonios de la nobleza valenciana en el siglo XVIII, Madrid, 1995, por sólo
citar dos señeros estudios.
108
ARANDA DONCEL, J., «Bienes y rentas de la nobleza andaluza en el siglo XVIII: los marqueses de
Algarinejo y Condes de Luque», II Congreso de Historia de Andalucía. Historia Moderna, Córdoba,
1995, 1, pp. 303-310, y SORlA MESA, E., «El señorío de Algarinejo ... ».
109 RUIZ TORRES, P., «La nobleza en el País Valenciano durante la transición al capitalismo»,
Manuscrits, 4-5 (1987), pp. 91-107; y «Patrimonios y rentas de la nobleza en la España de finales del
Antiguo Régimen», Hacienda Pública Española, 108-109 (1988), pp. 293-310. Un estudio familiar
de los Góngora lo realizan LUCENA ORTIZ, A., y GUISADO DOMÍNGUEZ, Mª A., «Parentesco y
linaje. La Casa de Almodóvar del Río (siglos XVII-XIX)», en J. Casey y J. Hernández Franco (eds.),
Familia, parentesco y lina;e, Murcia, 1997, pp. 243-257.
110 ATIENZA HERNÁNDEZ, I., Aristocracia, poder y riqueza en la España Moderna. La Casa de
-154-
ENRIQUE SoRIA MESA
Pues bien, en Córdoba hay un ejemplo similar, son los Cabrera. Su origen es
muy antiguo, paralelo al desenvolvimiento cristiano de la ciudad. Su nobleza de
sangre es indiscutible, así como su prestigio entre la población. Sus riquezas son
enormes, y sus mayorazgos sólidos y productivos. Sin embargo nunca titularán
en el Antiguo Régimen, y sólo conseguirán este honor mediante los afortunados
enlaces matrimoniales que se gestan en el siglo XVIII.
Así, don Diego de Cárdenas y Sotomayor casó en 1703 con doña María
Gómez de Cárdenas, III condesa de Villanueva de Cárdenas, heredera de la Casa
de Cárdenas, uno de los linajes locales más preclaros. Su hijo don Diego casó con
doña Ana María de la Cerda, que traerá sus derechos a los marquesados de la
Rosa y la Mota de Trejo. La siguiente generación, don Fernando de Cabrera, IV
conde de Villanueva de Cárdenas, enlazó con doña Ana Rafaela de Mesa, VI
marquesa de Villaseca, riquísima heredera local.
Era lógico, pues, que hubiera que explicar la razón de este encumbramiento
repentino. Y esa no es otra que la calidad del linaje, su descendencia de sangre
real, sus servicios a la Corona en la Edad Media, la descendencia de los conquis-
tadores de Córdoba... Esas son, al menos, las causas que esgrime Francisco
Ruano cuando, a sueldo de estos señores, escribe a mediados del Setecientos su
Casa de Cabrera en Córdoba 111 • Incluso una familia auténticamente noble como
ésta necesita de panegiristas; imaginemos las demás.
En fechas parecidas se redactan otros dos grandes monumentos genealógicos
cordobeses. El primero corresponde al relato familiar de los Aguayo, otra gran
Casa de la más rancia nobleza local. El conocido presbítero malagueño Antonio
Ramos 112 , acostumbrado a relatar las grandezas de la nobleza urbana a cambio de
una soldada 113 , escribió por encargo una glorificación de las hazañas de este
apellido, la Descripción genealógica de la Casa de Aguayo 114 •
111
Escrita en 1756 y publicada en Córdoba en 1779. Utilizo la edición realizada por Concepción
Muñoz Torralbo y Soledad García-Mauriño Martínez (Córdoba, 1994), adicionada con clarificadores
árboles genealógicos.
112
Autor del famoso Aparato para la corrección de la obra que publicó en 1769 don ]oseph Berni y
Catalá, Málaga, 1777.
113
Conozco suyas la Genealogía de los duques del Arco y marqueses del Vado del Maestre, Málaga,
1780, y el Compendio genealógico de los señores don Manuel Pérez de Saavedra Narváez Te/lo
Cárdenas Guzmán Angulo Páez de Castillejo Valenzuela y Córdoba, N actual conde de la Jarosa ... y
de doña María del Pilar de Cárdenas Caycedo y Saavedra, su muger y sobrina, señora de Cordobilla, los
Llanos y To/ate, Málaga, 1783. Los protagonistas de la segunda son cordobeses, y los de la primera,
a medias de Málaga y de Córdoba.
114
Málaga, 1781.
-155-
El cambio inmóvil
115
CASARES HERVÁS, M., Op. cit., p. 397.
116
Compendio histórico y genealógico de los títulos de Castilla y señoríos antiguos y modernos de la
ciudad de Córdoba y su reyno, edición y estudio preliminar de José manuel de Bernardo Ares,
Córdoba, 1981.
-156-
ENRIQUE SoRIA MESA
117
CASCALES, F., Discursos históricos de la ciudad de Murcia y su reino, Murcia, 4ª ed., 1980.
118
Relación votiva de la antigüedad, devoción y milagros de la sacrosanta imagen real de Santa Maria
de las Huertas ... , Granada, 1624 (estudio preliminar y edición de Juan Francisco Jiménez Alcázar,
Lorca, 1998).
119
LEMEUNIER, G., «Un désir d'histoire: les oligarchies murciennes en quete d'historiographe
(XVI'-XVllI' siecles)», en Pouvoirs et société dans l'Espagne moderne, Toulouse, 1993, pp. 149-160.
120
Interesan también dos recientes trabajos, KAGAN, R.L., «Clio and the crown: writing history in
Habsburg Spain», en Spain, Europe and the Atlantic world. Essays in honour of John H. Elliott,
Cambridge, 1995, pp. 73-99; y ATIENZA HERNÁNDEZ, I., «La construcción de lo real. Genealo-
gía, casa, linaje y ciudad: una determinada relación de parentesco», en J. Casey y J. Hernández Franco
(eds.), Familia, parentesco y linaje, Murcia, 1997, pp. 41-59.
-157-
El cambio inm00il
121
Véáse la ficha biográfica que le dedica Salazar y Castro en SORIA MESA, E., La biblioteca
genealógica ...
122
«Historia general de la muy ilustre y leal ciudad de Córdova y de sus nobilísimas familias». Para T.
MUÑOZ y ROMERO (Op. cit., p. 103), «trátase en esta extensa obra mucho más de los linajes de
Córdoba que de su historia, así es que algunos la citan con el título de Historia y Nobiliario de
Córdoba». Se encuentran en la Biblioteca Municipal de Córdoba (Microfilm, Rollos 2 y 3), y en
R.A.H., Salazar y Castro, H-11y12.
-158-
VIII
LA INVENCION
DEL PASADO FAMILIAR
ENRIQUE SoRIA MESA
123
Todo lo que ahora se exponga de esta familia, y mientras no lleve cita expresa, procede de la tantas
veces citada obra de Francisco FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, Op. cit., tomo VI, pp. 434-468.
-161-
El cambio inmóvil
124
A.H.N., Inquisición, leg. 1423, p. 4, ff. 7-8v.
-162-
ENRIQUE SORIA MESA
125
Los otros hijos fueron, igualmente, procuradores, y uno de ellos padre de un escribano público. Es
difícil ser más prototípico.
126
PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdova, 1, pp. 34 y ss. Este personaje aparece en el
A.H.P.Co. al frente de los oficios 29 (1564 y siguientes) y 37 (1553-1571), y quizá sea el que también
encabeza el oficio 14, aunque las fechas son demasiado prontas (1520-1546). Pudiera tratarse de uno
de tantos homónimos, conversos con pretensiones de apellido, como, por ejemplo, el escribano
público Gonzalo Fernández de Córdoba que casa en 1601 con su parienta Isabel María, deudos en
tercero con cuarto grado de consanguinidad, Archivo Parroquial de San Pedro, libro 1° de desposo-
rios, f. 157v.
127
La dote, en A.H.P.Co., of. 20, prot. 18, f. 200. Las arras fueron de 300 ducados.
128
El abuelo verdadero lo proporciona V. PORRAS BENITO, justificado documentalmente. Fue un
tal Juan de Marchena, Glosas a la Casa de Córdova, 1, p. 81.
129
Estas falsificaciones testificales son moneda corriente entre los grupos en ascenso. Al menos de los
andaluces, como demuestran algunos casos de mixtificadores apresados por el Santo Oficio. Véanse
algunos ejemplos en J. ARANDA DONCEL, «La Inquisición de Córdoba y la visita de distrito en el
último tercio del siglo XVI», Boletín de la Real Academia de Córdoba, 109 (1985), especialmente las
pp. 27-28, 31 y 35, donde refiere casos de Cabra, Montilla, Chillón y Belalcázar; y, para el ámbito
giennense, L. CORONAS TEJADA, La Inquisición en Jaén, Jaén, 1991, sobre todo las pp. 106-107.
-163 -
El cambio inmóvil
CUADRO VI
EL CAMINO HACIA LA NOBLEZA
Fernández de Córdoba
Señor de vasallos 1687
Fernández de Córdoba
Marqués de Canillejas 1696
FUENTE: F. Fernández de Bethencourt, Op. cit, VI, pp. 439 y ss. Elaboración
propia.
Gonzalo y su esposa tuvieron 11 hijos, con los que desarrollaron una estrate-
gia de manual. De las cinco mujeres, una fue monja en las Dueñas; dos quedaron
célibes y su herencia revirtió en los sobrinos; dos casaron. Sin embargo, fue con
los seis varones con quiénes se demuestra la altura de miras paterna.
-164-
ENRIQUE SoRIA MESA
Menjíbar y Santa Cecilia de Medellín, además de prestamera de las parroquiales de Luque y de San
Miguel de Andújar.
131 Las compró a 35.000 el millar, A.G.S., Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 285, p. 4.
-165 -
El cambio inmóvil
Hijo de este don Gonzalo fue don Diego Ignacio, con quien la Casa asciende
un nuevo peldaño en su recorrido social. Junto con su mujer y prima hermana 132
compró en 1687 la villa de Canillejas procedente de la venta judicial de los bienes
del conde de la Puebla de Montalbán, así como, en 1684, determinadas jurisdic-
ciones en las Montañas de León, adquiridas con facultad real de los marqueses de
Fuentehoyuelo. De todo ello, además de unas tierras y cortijos cordobeses, fun-
daron mayorazgo en 1690 133 •
De éstos fue hijo único superviviente don Gonzalo, nacido en 1663 en
Madrid, caballero de Santiago en 1677, paje de Carlos 11 en 1680, contador de
Cuentas de la Contaduría Mayor en 1683. En 1696 fue creado 1 marqués de
Canillejas. Él mismo y su descendencia emparentaron con importantes Casas de
la nobleza hispana, hasta llegar a don José María Fernández de Córdoba y
Cascajares, cuarto marqués de Canillejas, conde consorte de Revillagigedo y de
Güemes, Grande de España de segunda clase, gentilhombre de Cámara con
ejercicio de Fernando VII, ministro plenipotenciario en Lisboa, embajador en
Francia e Inglaterra, con quien llegamos al final del Antiguo Régimen.
132
El casamiento se realizá en 1652, MARAVER Y ALFARO, Op. cit., Siglo XVII, tomo 1 (B.M.Co.,
88-5-2, s.f.).
133
Refiere estas ventas y la vinculación el Marqués del SALTILLO en su Historia Nobiliaria española,
1, p. 324. Canillejas costó 4.000 ducados.
-166-
CONCLUSIONES
ENRIQUE SORIA MESA
-169-
El cambio inmóvil
-170-
APÉNDICES
ENRIQUE SoRIA MESA
APÉNDICE DOCUMENTAL
1
Archivo Municipal de Córdoba, Caja 90, expediente 3.
Burgos, s.a., XI-21.
Carta del concejo de Córdoba a los gobernadores del reino sobre que se
impida a los inquisidores de esta ciudad proseguir con cierto empadronamiento
que realizan de sus vecinos.
(Cruz)
Reverendísimo y muy ilustres señores.
Luis Ponce de León, llevador de esta, en nombre de la ciudad de Córdoba,
presento en el Consejo una instrucción de aquella ciudad y una petición cuyo
traslado enviamos sobre una gran novedad que los inquisidores de aquella ciudad
han intentado de hacer nuevamente en ella, que generalmente toca a todos los
vecinos de ella por diversos respectos, de que se agravia y siente mucho como por
la instrución y petición se verá, parécenos la más nueva y escandalosa cosa que
nunca se vio en el reino después que la Inquisición está en él, y que en cualquier
tiempo y más en éste podría traer mucho inconveniente en cualquier parte y
mucho mayor en aquella ciudad segun la calidad de la gente común de ella, y en
que conviene más breve remedio, y como quiera que creemos que el señor
cardenal como inquisidor general a quien principalmente incumbe el remedio y
castigo desto, y Vuestras Señorías lo mandarán luego remediar, pero por cumplir
con lo que devemos quisimos escrivir nuestro parecer en ello, que es que luego
debe cesar aquel empadronamiento que los inquisidores han intentado de hacer,
y que los padrones originales se deben quemar ante el corregidor y dos
veintiquatros de la ciudad, sin quedar traslado ni razón ninguna de ellos, de
manera que toda la ciudad esté satisfecha del remedio que en esto se ha puesto. Y
-173 -
El cambio inmóvil
que se debería poner en aquel Santo Oficio en aquella ciudad personas que lo
ejerciesen con toda cordura y templanza como deben, porque con esto la ciudad
se satisfaría más y los inquisidores de otras partes se atentarían en hazer semejan-
tes desórdenes, que es bien menester que allende del escándalo que estas cosas
semejantes traen consigo, si el remedio no se sabe por todos, luego en todas las
otras ciudades de estos reinos, creyendo que aquello se aprueba, pues no se
castiga y remedia, harán otro tanto. Lo qual, allende de ser tan ignominioso
como lo es, sería otra nueva manera de escandalizar y alborotar todo el reino y de
que allende del deservicio de Dios nuestro señor y de Su Majestad se podrían
seguir muchos daños e inconvenientes en él, y por excusar esto suplicamos a
Vuestras Señorías lo manden comunicar luego con el reverendísimo señor carde-
nal para que su señoría reverendísima lo mande remediar con toda brevedad,
como la calidad del caso lo requiere. Nuestro Señor la reverendísima y muy
ilustres personas de vuestras señorías guarde y acreciente sus estados como de-
sean, de Burgos, a veinte y uno de noviembre.
[Al dorso:] Carta para los gobernadores sobre las cosas del Santo Oficio de la
Inquisición
Cruz
Al reverendísimo y muy ilustres señores, los señores gobernadores destos
reinos.
11
FRESNEDA, fray Bernardo (comp.), Estatutos de la sancta Yglesia Cathedral
de Córdoba, Antequera, 1577, f. 105v.
Forma de doblar la Cepa de Córdoba
-174-
ENRIQUE SüRJA MESA
III
-175-
El cambio inmóvil
-176-
ENRIQUE SoRIA MESA
APÉNDICE DE CUADROS
1
HOMBRES NUEVOS EN EL REGIMIENTO CORDOBÉS
EN EL SIGLOS XVIII
NOMBRE FECHA NOTAS
Caballero de Calatrava, alcalde de los Hijos-
Don José Rodríguez de dalgo de la Chancillería de Granada. Marido
1707
Salamanca e Isunza de doña María Pascuala Fernández de Córdo-
ba y Figueroa, poseedora del oficio.
-177-
El cambio inmóvil
-178-
ENRIQUE SoRIA MESA
Don Alonso Rafael del Labradores ricos de Lucena con tardía eje-
1818
Valle Arcos y Hurtado cutoria de hidalguía.
-179-
El cambio inmótJil
11
VENTAS DE JURISDICCIONES DESPOBLADAS 1
SEÑORÍO COMPRADOR FECHA NOTAS
Don Luis Antonio
Teba Fernández de 1613
Henestrosa
Don Fernando de
Estrella 1613 Dehesa
Pineda Mesía
, Don Gómez Suárez de
Villaseca 1559
Figueroa y Córdoba
Don Pedro de
Villarviejo 1613
Cárdenas y Guzmán
-180-
ENRIQUE SoRIA MESA
1
En el Catastro de Ensenada de Córdoba capital aparece una relación de estas jurisdicciones despo-
bladas, que han publicado varios autores. En primer lugar, José Manuel de BERNARDO ARES, en
«Hacienda municipal, oficios y jurisdicciones enajenadas. El municipio de Córdoba a mediados del
siglo XVIII», Omeya, 23 (1976-79), s.p.; después Antonio LÓPEZ ONTIVEROS en Córdoba 1752.
Según las Respuestas Generales del Catastro de la Ensenada, Madrid, 1990, pp. 16 y ss.; finalmente,
Manuel CUESTA MARTÍNEZ, en Oficios públicos y sociedad... , p. 223. Las fechas que da el Catastro
de la adquisición de cada señorío no siempre se corresponden con las que proceden de Simancas, a
las que, lógicamente, hago más caso. Sólo sigo al Catastro de Ensenada en aquellas jurisdicciones de
las que no tengo datos, e irán sin ninguna justificación a pie de página. Para reducir el tamaño del
cuadro, no indico las fuentes respectivas, sino que me remito a la documentación del A.G.S., Direc-
ción General del Tesoro, Inventario 24, legs. 285-291, y Consejo y Juntas de Hacienda, leg. 549, f. 1;
y a PORRAS BENITO, V., Glosas a la Casa de Córdoba y MÁRQUEZ DE CASTRO, T., op. cit.
2
A.G.S., Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 287, p. 73.
-181-
El cambio inmótJil
111
VENTAS DE VILLAS
Espiel ? 6
Eximida de Córdoba,
Montoro Don Luis Méndez de
1659 pasó a señorío por
Haro
endeudamiento9
3
A.G.S., Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 291, p. 7, y ARANDA DONCEL, ].,
«Almodóvar del Río en el siglo XVII: el sometimiento al régimen señorial>>, Almodóvar del Río.
Estudios Históricos, Córdoba, 1991, pp. 73-141.
4
ARANDA DONCEL, ]., «La villa de Santaella en la Edad Moderna (15 69-1733)», Santae/la. Estu-
dios históricos de una villa cordobesa, Córdoba, 1986, pp. 149-58.
5
FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, R., «Las Posadas del Rey (IV)», Boletín de la Real Academia de
Córdoba, 110 (1986), p. 55. Al año siguiente, muerto el comprador, la toma de posesión la realiza su
hijo y heredero don Francisco Antonio Fernández de Córdoba, II marqués de Guadalcázar, conde que
fue de las Posadas.
6 MÁRQUEZ DE CASTRO, T., Op. cit., p. 65
7
ARANDA DONCEL,]., «Almodóvar del Río en el siglo XVII: el sometimiento al régimen señorial>>,
Almodóvardel Río. Estudios Históricos, Córdoba, 1991, pp. 73-141.
8
A.G.S., Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 295, p. 22.
-182-
ENRIQUE SORIA MESA
Adamuz
Don Luis Méndez de Haro, 1564 Adyacentes a su estado 16
Pedro Abad señor del Carpio
9
Amplias referencias a la exención y a la creación del señorío, en la -por su estilo- decimonónica obra de
CRIADO HOYO, M.,Apuntes para la Historia de la Ciudad de Montoro, Ceuta, 1932, pp. 113 y ss.
10 Por impago se remató en la marquesa de Fuentes en 1642 y después en la marquesa de Almenara.
A.G.S., Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 290, p. 47.
11
A.G.S., Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 281, p. 63. Ver ARANDA DONCEL, J.,
La villa de Castro del Río durante el último tercio del siglo XVI, Córdoba, 1993.
12
MÁRQUEZ DE CASTRO, T., Op. cit., p. 186.
13 A.G.S., Dirección General del Tesoro, Inventario 24, leg. 281, p. 101.
14
MORAN MARTIN, R., El señorío de Benamejí (su origen y evolución en el siglo XVI), Córdoba, 1986.
15 ARANDA DONCEL, J. y SEGADO GÓMEZ, L., Vil/afranca de Córdoba. Un señorío andaluz
-183 -
El cambio inmóvil
w1s
CONCESIONES DE TÍTULOS NOBILIARIOS 19
TÍTULO BENEFICIARIO FECHA NOTAS
Marqués de Don Diego Fernández de Señor de la villa de
1609
Guadalcázar Córdoba y Melgarejo Guadalcázar
18
Para todas estas fechas y las indicadas en el siguiente cuadro, utilizo los datos contenidos en
CADENAS Y LÓPEZ, A.A. y CADENAS Y VICENT, V., Elenco de Grandezas y títulos nobiliarios
españoles, Madrid, 1997. A varios de los poseedores les añado el apellido materno, lo que en
ocasiones puede no ser la manera usada por ellos en los documentos, a fin de distinguirlos de
homónimos o de indicar así más fácilmente la pertenencia a la Casa o rama en cuestión. Por otra
parte, no incluyo títulos concedidos por el archiduque pretendiente don Carlos de Austria, tales
como el de marqués de los Ríos, concedido en 1715 a don Francisco de los Ríos y la Tour, segundón
de la Casa condal de Fernán Núñez.
19
De este listado elimino los títulos concedidos a la aristocracia española de origen cordobés, pues
distorsionarían totalmente la muestra. Me refiero a los otorgados a las cuatro grandes ramas de la
Casa de los Fernández de Córdoba, concretamente los de conde de Cabra (1455), titulados más tarde
como duques de Baena (1566); marqués de Priego (1501); conde de Alcaudete (1529); y marqués de
Comares (1512). Lo mismo hago con los concedidos a sus primogénitos, como el marquesado de
Montalbán (1603), para los herederos de la Casa de Priego.No considero cordobeses a los condes de
Belalcázar (1454), de apellido Sotomayor, ni a los marqueses de la Guardia (1566), condes de Santa
Eufemia (1662), llamados Mexía, los cuales son ajenos a la élite local aunque sus dominios radiquen
en el norte de este reino. Igualmente, suprimo el título de conde de Palma (1507), de los Portocarrero,
pues se hallan en semejantes circunstancias, lo mismo que los López de Haro-Sotomayor, señores y
después marqueses del Carpio (1559), quienes, aunque podrían considerarse dentro del cuerpo de
regidores cordobeses, se diferencian claramente de los demás por sus enlaces y poder económico. En
último lugar, el marquesado de Benamejí (1675), que aunque es un señorío en tierras cordobesas, se
concedió a los Bernuy, regidores de Burgos, extraños a la oligarquía de Córdoba
-184-
ENRIQUE SoRJA MESA
Vizconde de
Don Luis Jiménez de Marquesado en 1716 21
la Puebla de 1654
Góngora
los Infantes
Conde de
Don Pedro Gómez de Señorío sobre esta villa
Villanueva de 1656
Cárdenas
Cárdenas
20
Más tarde, 11 marqués de Guadalcázar. Estos dos señoríos siguieron una trayectoria familiar muy
compleja, acabando Guadalcázar en manos de los Alfonso de Sousa, familia de regidores cordobeses,
señores de la villa de Aldea del Río.
21 La historia de la primera merced de este título es bastante curiosa. El primer marqués de los
Trujillos, el granadino don Antonio Alvarez de Bohorques, casó con doña Juana Jiménez de Góngora,
hija única de don Alonso, veinticuatro de Córdoba. Trujillos sirvió ese oficio, perteneciente al
mayorazgo de su suegro, y por él fue procurador en Cortes, obteniendo merced de vizconde de
Caparacena en 1627. Al morir sin sucesión legítima se entabló pleito entre don Alonso, su hijo
ilegítimo y 11 marqués de los Trujillos, y don Luis Jiménez de Góngora, hijo de Baltasar Jiménez de
Góngora, caballero de Santiago, señor de Magaña, hermano del don Alonso citado, sobre que ambos
títulos y otras mercedes fueron causadas por la suerte de procurador en Cortes. Hubo transacción
entre las partes, quedando el título de marqués para el Bohorques y el vizcondado para don Luis. La
concordia se aprobó en la Cámara de Castilla en 27-X-1653, y se libró título de vizconde de la Puebla
de los Infantes en 28-III-1654, A. RAMOS, Aparato para la corrección y adición de la obra que publicó
en 1769 el doctor don Joseph Berni y Catalá ... , Málaga, 1777, p. 284.
-185 -
El cambio inmóvil
Marqués de
Don Fernando Mesía de Jurisdicción despoblada
la Vega de 1679
la Cerda
Armijo
Conde de
Don Francisco Manuel Señor de Santa Cruz22
Santa Cruz de 1693
de Landó
los Manueles
22
Para T. MÁRQIEZ DE CASTRO, Op. cit., p. 176, la concesión es de 1688. Grande de España en
1716 por el archiduque pretendiente al II conde.
23
Parece muy posible que éste sea el primer marqués de este título, que no se recoge en ninguna otra
fuente. Desde luego, así se le denomina en 1685, SORIA MESA, E., •Los veinticuatro de Córdoba en
la Edad Moderna. Aproximación documental al análisis de un grupo de poder», en De puntillas por la
historia (Homena¡e a la profesora D". María del Carmen Be/monte), Córdoba, 1997, p. 247.
-186-
ENRIQUE SoRIA MESA
24
La relación con la élite de Córdoba la aporta la probanza de don Antonio Rafael de Pineda y Vargas,
A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp. 386.
25
En la misma familia recae el título de marqués de Guardia Real, merced de la Corona de las Dos
Sicilias. Referencias a esta Casa y los dos títulos en A.H.N., Órdenes Militares, Calatrava, exp. 43,
pruebas de don Sebastián de León y Navarrete, Córdoba, 1806.
-187 -
El cambio inmóvil
V
ALGUNOS EJEMPLOS DE
ENLACES HIPERGÁMICOS CON LINAJES ANTIGUOS
DE LA OLIGARQUÍA MUNICIPAL CORDOBESA26
LINAJE CONTRAYENTES OBSERVACIONES
Acevedo Don Alonso de Él, familiar del Santo Oficio e hijo
Acevedo y Hoces y de 24 y caballero de Santiago.
doña Agustina Carrillo Ella, hija de un labrador de Priego27
26
Las referencias que no lleven demostración documental expresa proceden de las referidas obras de
FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT y PORRAS BENITO, o bien de los propios expedientes de
nobleza de los caballeros veinticuatro, sitos en el A.M.Co.
27
A.H.N., Inquisición, leg. 5.156, exp. 17.
28
A.H.N., Inquisición, leg. 1.512, exp. 17.
29
LOSADA, A., Juan Ginés de Sepúlveda a través de su «epistolario» y nuevos documentos, Madrid,
1973, pp. 15 y SS.
30
A.C.Co., Expedientes de Limpieza de Sangre, leg. 5.031, pruebas de don Cristóbal Muñoz de Baena
Sabariego para racionero entero (1671).
-188-
ENRIQUE SoRIA MESA
Berrío Gaspar Antonio de Berrío Él, 24. Ella, hidalga, hija de jurado
y doña Ana de Villalón
Cárcamo Don Martín de Cárcamo Ella, hija de un riquísimo y ennoblecido
y Mesa y doña Francisca mercader alemán, residente en Almagro 33
Gedler
Don Alonso de Cárcamo Él, caballero de Calatrava. Ella, de
y Mesa y doña María ascendencia conversa34
de Torres y Sotomayor
Cárdenas Don Pedro Gómez de Él, 24. Ella, hidalga de Priego
Cárdenas y doña Juana
de Valdecañas
31
A.Cu.G., expedientes matrimoniales, leg. 1696-F.
32
A.H.N., Inquisición, leg. 5 .171, exp. 5.
33
A.H.N., Inquisición, leg. 5.169, exp. 11.
34 Referencias al casamiento, en A.H.P.Co., Córdoba, of. 19, leg. 133, Nicolás de Torres y Linares,
1650, f. 807. Su carácter converso, por el apellido Tercero entre otros, en A.C.Co., Expedientes de
Limpieza de Sangre, leg. 5.035, pruebas de don Alonso de Santa María Valderrama para ser canónigo
(1685).
35 A.H.N., Inquisición, legs. 1.417, exp. 2, y 5.211, exp. 8.
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El cambio inmó11il
36 A pesar de su apellido, el regidor es un Páez de Castillejo. El apellido Godoy lo lleva por su abuela
paterna, B.C., Ms. 59-5-31.
37 A.H.N., Órdenes Militares, Santiago, exp. 1841 (don Gonzalo de Cea y Córdoba, Córdoba, 1629).
38
A.Cu.G., expedientes matrimoniales, leg. 1623-A.
-190-
ENRIQUE SoruA MESA
Góngora Don Bernardino Suárez Él, 24. Ella, hija de familiar del Santo
de Góngora y doña María Oficio y nieta de jurado.
Niño de Vicuña
Don Alonso de Góngora y Él, caballero de Santiago y 24. Ella,
Armenta doña Luciana de hija de un rico familiar del Santo
Medellín y Palomino Oficio
Guajardo Pedro Guajardo de Aguilar Él, 24. Ella, de las más importantes
y doña Violante de Herrera familias conversas de la ciudad
y Esquive!
39 Para estos Berrío, de oriundez cordobesa, pero avecindados en Granada, véase A.H.N., Órdenes
Militares, Santiago, Reprobados, exp. R-4, capitán Francisco de Berrío Quesada, 1614, natural de
Granada.
40 A.H.N., Órdenes Militares, Santiago, exp. 3.430; y A.H.N., Inquisición, leg. 5.168, exp. 15.
41 A.H.N., Inquisición, legs. 5.223, exp. 14, y 5.209, exp. 5.
-191-
El cambio inm6vil
42
La dote de ella es muy importante, 10.000 ducados, que prometió su tío, el canónigo don Antonio
Pardo de Cela y Cisneros, A.H.P.Co., of. 19, prot. 134, Nicolás de Torres y Linares, 1651, f. 522. Para
este caso y el anterior interesa, por aportar numerosos datos sobre la familia, el expediente de
Limpieza de Sangre de don Alonso Fajardo y Peña para ser coadjutor de la canongía que posee don
Antonio Pardo de la Peña, su tío (1670), A.C.Co., leg. 5.030.
43
A.Cu.G., expedientes matrimoniales, leg. 1610-C.
44
A.H.N., Inquisición, leg. 5.227, exp. 3.
45
Ella fue dotada por su padre en 4.500 ducados, A.H.P.Co., Of. 30, prot. 10, Rodrigo de Molina,
1613-1624, s.f. (l-XI-1613).
-192-
ENRIQUE SoRIA MESA
Mesía de la Don Andrés de la Cerda y Él, 24. Ella, de familia ajena a la élite
Cerda doña Beatriz Vique
Maldonado
Morales Luis de Argote y Morales Él, padre y nieto de 24s. Ella, ajena a
y doña Lucía de Aguilar la élite
46 Para ambos casos, además del expediente de veinticuatro (A.M.Co., caballeros veinticuatro, exp.
190) de don Gonzalo de Hoces y Córdoba (1641), caballero de Santiago y señor de las villas de los
Salmeroncillos, hijo del don Pedro González de Hoces, véase A.H.N., Órdenes Militares, Santiago,
exp. 3.539, y A.H.N., Inquisición, leg. 5.172, exp. 10.
47
B.C., ms. 59-5-31.
48 Éste y su padre, en A.H.N., Inquisición, leg. 5.249, exp. 11. Ella es heredera de los vínculos de su
familia, A.H.P.Co., of. 30, prot. 252, Rodrigo de Molina, 1638, f. 528. A.C.Co., Expedientes de
Limpieza de Sangre, leg. 5.010.
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El cambio inmóvil
49 PP, 181, y A.H.P.Co., Oficio 17, prot. 60, 1735-36, don AntonioJunguito de Guevara, f. 238. Es de
la misma parentela que la antes referida doña Andrea de Ojero, mujer del regidor don Manuel de
Saavedra y Mendoza.
50
Sobre la hidalguía de los Soto Alférez, véase A.M.Co., Pruebas de Nobleza, caja 50, exp. 519.
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ENRIQUE SoruA MESA
Valenzuela Juan Pérez de Valenzuela Él, 24. Ella, quizá conversa, en ascenso por
y doña Francisca de Ávila tener parientes eclesiásticos. Ver Infantas 53
51 La dote de ella fue de 44.000 ducados, vinculados previa facultad real, evidencia del abismo que
separaba a ambas familias.
52
A.H.P.Co., Of. 30, prot. 10, Rodrigo de Molina, 1613-1624, s.f. (5-XI-1624).
53
A.C.Co, Expedientes de Limpieza de Sangre, leg. 5.001, exp. del doctor Juan Pérez de Valenzuela,
hijo de este matrimonio.
54
A.C.Co., Expedientes de Limpieza de Sangre, leg. 5.001, expediente de su hijo don Juan Pérez de
Valenzuela para ser maestrescuela de la Catedral (1570).
55
De la fama de haber casado los Velasco con mujeres villanas dan fe los Casos notables de la ciudad
de Córdoba, p. 124.
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ÍNDICE
ÍNDICE
l. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... 11
11. FUENTES....................................................................................................................................................... 17
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ÍNDICE
X. APÉNDICES.................................................................................................................................................. 171
X. l. Apéndice Documental................................................................................................... 173
X.1.1. Cabildo vs. Inquisición..................................................................................... 173
X.1.2. Reglamento del Toque de la Cepa.......................................................... 174
X.1.3. Un caso concreto de la Cepa....................................................................... 175
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