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Elementos de la

matemática formal
Versión inconclusa

– Mario Francisco Rosales González –

. . . perseverancia

5 de febrero de 2018
Mario F. Rosales

Edición: M.F. Rosales G.


c Mario Francisco Rosales González (México).

Quedan rigurosamente prohibidos y estarán sometidos a las sanciones establecidas


por las leyes, la reproducción parcial o total de la presente publicación, ası́ como
la trasmisión de esta por cualquier medio, sin la autorización escrita del titular de
los derechos de autor.

mfrosales@ciencias.unam.mx
https://sites.google.com/site/marioterosales/

ISBN-13:
Mathematics Subject Classification: MSC-97E40

LATEX 2E

ii
Con profundo respeto y agradecimiento a mi alma máter
y a mis maestros, en especial: Enrique Rivero Borrell † ,
Arturo Fregoso Urbina † y Thomas A. Brody Spitz † .

Por el acatamiento irrestricto de la libertad de cátedra,


y la implantación de la cátedra paralela y la cátedra libre. 1

1 El fundamento y objetivo de estos tres principios es garantizar que en una Universidad


estén presentes todas las corrientes del pensamiento y las tendencias de carácter cientı́fico y
social, sin censuras ni prejuicios de algún tipo. . . la universalidad del conocimiento:

La libertad de cátedra sostiene la completa independencia, sin supervisión académi-


ca, en la investigación y enseñanza.

La cátedra paralela establece la necesidad de que existan e impulsen múltiples op-


ciones para los estudiantes, quienes a su vez deben poder elegir entre ellas libremente.

La cátedra libre es el derecho de todo intelectual, cientı́fico o artista, con idoneidad


suficiente, a tener una cátedra para difundir su conocimiento.. . los tı́tulos y grados
auxilian a identificar la capacidad de un individuo, pero su carencia, generalmente
debida a la confrontación de la ausencia institucional de los principios previos con
mentalidades inquietas y rebeldes, no lo descalifican.

iii
A mis padres: Mario Rosales Piña † y Dora González Meléndez † . . .
siempre presentes.

A mi esposa Gloria Amparo. . . mi verdadera y amada compañera.

A mi hermana Dora Marı́a y mi sobrina Ana Sofı́a. . . incondicionalmente


solidarias a pesar de nuestras grandes disidencias ideológicas.

A mis hijas: Mariana, Paola, Gabriela, Fabiana y Natalia.

A mis nietos: Martı́n, Julia, Sofı́a y Lucı́a.

iv
Prólogo

El objetivo primordial de este libro es formativo priorizando la com-


prensión al aprendizaje. En él, desarrollo los fundamentos que en mi opinión
son indispensables para abordar cualquier aspecto de la matemática formal,
empleando exhaustivamente al concepto formal de función de la teorı́a de con-
juntos con vehemente énfasis en la lógica y su sintaxis, para lograr armonı́a y
claridad en el pensamiento matemático 2 .

Por ello, utópicamente su contenido deberı́a ser tema de un curso


semestral intensivo y obligatorio de iniciación en cualquier Facultad de Cien-

2 En cierto sentido compatible a la inconclusa presentación estructural de la matemática


de los Bourbaki [4] y estrechamente vinculada con la escuela formalista de la matemática
[10], sin que esto signifique que se piense que la matemática es un sistema formal; i.e. lo que
los eruditos llaman una formalización rigurosa y completa. Pero sin soslayar el trabajo del
matemático austriaco Kurt Gödel (1906-1978), en donde se asegura demuestra [30] que la
coherencia y la completitud no podı́an darse simultáneamente en la matemática (o al menos
en los números enteros), y de allı́ el que se diga que la matemática no es un sistema formal.
También se dice que el matemático estadounidense Alonzo Church (1903-1995) demuestra la
indecibililidad de la matemática, por lo que carece de otra propiedad de los sistemas formales.
Afortunadamente esto no resta validez a un planteamiento axiomático, lo que David Hilbert
(1862-1943) llamó metamatemática, pues lo no demostrable no elimina a lo demostrable, y
precisamente con lo demostrable se establecen las teorı́as.

v
cias 3 , sin desdeñar la necesidad de incorporar simultáneamente otros cursos
también obligatorios sobre filosofı́a e historia de la ciencia.

“La matemática debe interpretarse como un lenguaje. . .


un proceso de construcción de significados de complejidad creciente.” 4

“El lenguaje matemático es soporte y, a la vez,


parte constitutiva del conocimiento matemático mismo.” 5

El planteamiento funcional adoptado, inherente al concepto formal de


función, globaliza los razonamientos permitiendo aproximarse a su expresión
explı́cita, completa y sin ambigüedades, lo cual es indispensable para lograr los
objetivos que pretendo, pero presenta cierta complejidad y un considerable nivel
de abstracción. Por ello, para su asimilación y saboreamiento, además de cierta
madurez también resulta necesaria una actitud crı́tica ante el conocimiento, que
obligue a la búsqueda de armonı́a en los fundamentos, para ası́ poder pretender
un razonamiento deductivo, crı́tico, profundo, creativo, autónomo y confiable.
Se trata de un proceder ajeno a todo pragmatismo, donde la estética es un
ingrediente importante, como debı́a serlo en todo el quehacer cientı́fico a pesar
de su intrı́nseca subjetividad.

“Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego.” 6

Aún cuando un libro difı́cilmente es autocontenido, sus caracterı́sticas


han obligado a intentarlo, pues además de la visión funcional mencionada se
3 Actualmente ausentes o dispersos en diferentes cursos, algunos de ellos incluso si-
multáneos, provocando incoherencias conceptuales dañinas dificilmente remediables que lle-
van a la mediocridad actual.
4 Un pensamiento acertado del pedagogo español Manuel Alcalá Fernández (1949- ) ex-
presado en [1] pág. 8 y seguidor de la pedagogı́a Freinet.
5 [1] pág. 19.
6 León Tolstoi (1828-1920).

vi
presenta a la lógica en términos subjetivos y causales, un planteamiento hete-
rodoxo apropiado al razonamiento matemático (la lógica de la matemática) que
difiere de la lógica formal tradicional (la matemática de la lógica). Esto lleva a
innovaciones en el simbolismo de la lógica y de la matemática que provienen de
la necesidad, no son una necedad como opinan algunos detractores, ya que se
requieren sı́mbolos nuevos para representar a entes diferentes, aún cuando estén
relacionados con los tradicionales. Su complejidad está directamente vinculada
a la de los entes, por lo que se necesitan sı́mbolos más sofisticados para expresar
una idea más dicente o acabada.

“El hombre está siempre dispuesto a rechazar todo aquello que no


comprende.” 7

La extensión del proyecto y el tenaz apego a la lógica y al concep-


to formal de función, ha resultado ser una labor formidable y sofisticada en
donde seguramente he incurrido en muchas omisiones y equı́vocos involunta-
rios, inherentes a un proceso evolutivo con planteamientos originales, los cuales
agradeceré sean corregidos por algún empático lector que con entusiasmo y
fervor perfeccione y continúe esta tarea.

M.F. Rosales
Facultad de Ciencias, UNAM
Febrero de 2018.

“La felicidad no es hacer lo que uno quiere,


sino querer lo que uno hace.” 8

7 Blaise Pascal (1623-1662), matemático, fı́sico y filósofo francés.


8 Jean-Paul Sartre (1905-1980), filósofo francés, escritor, novelista, dramaturgo, activista
polı́tico, exponente del existencialismo y del marxismo humanista.

vii
Sobre el desarrollo del libro:

– Al inicio junto al océano Pacı́fico en la Facultad de Ciencias de la UABC,


Ensenada, Baja California, México.

– Muchos años después reiniciándolo en los Andes, en el cafetal de mi finca,


Santa Rosa de Cabal, Risaralda, Colombia.

– Y finalmente en el bosque templado cercano a Cuernavaca,


Huitzilac, Morelos, México.

... pero siempre con un buen caffè espresso.

“Un matemático es un dispositivo que convierte café en teoremas.” 9

9 Alfréd Rényi (1921-1970), matemático húngaro en las teorı́as de combinatoria.

viii
F Notificaciones al lector:

1. Se recurre a la incorporación de observaciones o reflexiones en


forma diferenciada del texto, usando los sı́mbolos H y N al
inicio y al final de los párrafos que las contienen, para indicar
que son optativos por ser avanzados e informativos.

2. Se adopta el sı́mbolo utilizado por los Bourbaki al margen


del texto, para indicar un tema delicado que amerita mayor
reflexión ô discusión (ad inquerendum).

3. Las definiciones están en el texto y ocasionalmente en las notas


de pie de página, solo se distinguen con el uso de negritas, las
cuales, al igual que el significado de los sı́mbolos utilizados,
pueden localizarse facilmente en el ı́ndice al final del libro.

4. En el libro no hay secciones de ejercicios, estos se encuentran


l
dispersos y señalados con al margen de la hoja, intentando
con ellos reforzar el material presentado e invitando al lector
a la reflexión sobre su contenido. F

ix
– In memoriam –

Sin olvidar a los miembros de la Academia


de Ciencias y de Letras de “Poldavia” 10

Bertrand Russell

Henri Poincaré

David Hilbert

Georg Cantor

10 Refiriendo a los miembros de “Nicolás Bourbaki´´, véase [4].

x
Johann Dirichlet

Adolf Fraenkel

Fiedrich Frege

Ernst Zermelo

xi
Stefan Banach

Leopold Kronecker

Serge Lang

Bernhard Riemann

xii
“Todas mis prescripciones y descripciones del cómo llegar a ser matemático
provienen, inevitablemente, de mis intentos de serlo. Nadie puede decir
qué debe hacer un matemático, y no estoy completamente seguro de saber lo
que hacen, solo puedo decir lo que he hecho. . . enseñé, escribı́ y hablé de la
matemática durante cincuenta años, y estoy contento de ello.
Deseé ser matemático y aún lo pretendo.” 11

Paul R. Halmos.

11 En [15].

xiii
“Leer un libro enseña más que hablar con su autor;
porque el autor, en el libro, solo ha puesto sus mejores pensamientos.” 12

12 René Descartes (1596-1650), filósofo, matemático y cientı́fico francés, considerado como


el padre de la filosofı́a moderna.

xiv
Contenido

1. Lógica 1

1.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

1.2. Lógica simbólica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

1.2.1. Conjunciones fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . 8

1.2.2. Ejemplos de conjunciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

1.2.3. Negación de sı́mbolos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

1.3. Inferencia y demostración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

1.4. Cuantificadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

2. Teorı́a de conjuntos 37

2.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

2.2. Axiomas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40

2.3. Consecuencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

xv
2.4. Producto cartesiano y relaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

3. Funciones 85

3.1. Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86

3.2. Invocación de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96

3.3. Imagen directa e imagen inversa . . . . . . . . . . . . . . . . . 100

3.4. Conjugación de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110

3.4.1. Conjugaciones básicas de funciones . . . . . . . . . . . . 111

3.4.2. Restricción de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118

3.5. Función inversa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121

3.6. Funciones contextuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128

3.7. Funciones paramétricas y dualidad . . . . . . . . . . . . . . . . 134

3.8. Producto cartesiano generalizado . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

3.8.1. Funciones proyectivas e inyecciones . . . . . . . . . . . . 140

4. Números reales 143

4.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143

4.2. Presentación axiomática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147

4.3. Consecuencias algebraicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157

4.4. Números naturales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171

xvi
5. Conjuntos finitos 183

5.1. Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184

5.2. Finitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 186

5.3. Máximo y mı́nimo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

5.4. Análisis combinatorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199

6. Funciones por inducción 207

6.1. Recurrencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207

6.2. Potenciación de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213

6.3. Producto y suma de R generalizadas . . . . . . . . . . . . . . . 231

7. Espacios vectoriales reales 235

7.1. Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 236

7.2. Conjugación de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244

7.3. Subespacios vectoriales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249

7.3.1. Suma de conjuntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 254

7.3.2. Espacios afines . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257

7.3.3. Espacios cocientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260

7.3.4. Producto cartesiano de subespacios . . . . . . . . . . . . 261

7.4. Series finitas y sumas finitas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 263

xvii
8. Funciones lineales 285

8.1. Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285

8.2. Funciones proyectivas e inyecciones . . . . . . . . . . . . . . . . 304

8.3. Funciones combinación lineal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315

8.3.1. Independencia lineal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 325

8.4. Generación lineal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 330

8.5. Conjuntos independientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 337

8.6. Sumas de subespacios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 343

8.6.1. Familias independientes y sumas directas . . . . . . . . 347

8.6.2. Subespacios complementarios . . . . . . . . . . . . . . . 353

8.7. Funciones bilineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 370

9. Dimensión de espacios 379

9.1. Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 380

9.2. Dimensión finita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 385

9.3. Espacios duales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 398

9.4. Matrices . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 406

10. Espacios prehilbertianos 413

10.1. Funcionales bilineales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 413

10.2. Valor absoluto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 418

xviii
10.3. Producto escalar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 425

10.4. Ortogonalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 430

10.4.1. Funciones autoadjuntas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 439

11. Algebra multilineal 441

11.1. Tensores covariantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 442

11.2. Tensores alternantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 449

11.3. Determinante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 454

11.4. Algebra exterior . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 454

12. Espacios normados 455

12.1. Norma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 455

12.2. Topologı́a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 463

12.3. Funciones lineales acotadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 486

13. Lı́mite y continuidad 501

13.1. Lı́mite . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 501

13.2. Continuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 514

13.3. Convergencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 533

14. Compacidad y complititud 535

14.1. Compacidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 535

xix
14.2. Compacidad secuencial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

14.3. Compacidad y uniformidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

14.4. Complititud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

14.4.1. Espacios de Banach . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

14.5. Equicontinuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

14.6. Algebras de Banach . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

14.7. Teorema de punto fijo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 549

15.Diferenciación 551

15.1. Infinitesimales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 551

15.2. Diferenciación y derivación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 569

15.2.1. Diferenciación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 570

15.2.2. Derivación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 591

15.2.3. Diferenciación parcial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 612

15.2.4. Derivación direccional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 631

15.3. Segunda diferencial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 654

15.4. Diferenciación y derivación en FR×Rn , FRn ×R y FRn ×Rm . . . 661

15.5. Teorema de función implı́cita . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 664

15.6. Subvariedades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 664

15.7. Continuidad uniforme . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 664

xx
15.8. Primera variación y ecuación de Euler . . . . . . . . . . . . . . 664

Apéndices 665

A. Alfabeto griego 665

B. Breviario de términos y corrientes filosóficas 667

C. Graficación cartesiana de FR×R 677

D. Representación digital 681

D.1. Antecedentes algebraicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 682

D.2. Digitalización . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 688

Bibliografı́a 693

Indice y simbologı́a 697

xxi
xxii
Capı́tulo 1

Lógica

“Debemos admitir algunos axiomas; si son más de los necesarios el daño es


leve, lo esencial es aprender a razonar con ellos. La audiencia en un teatro
acepta con gusto a todos los postulados impuestos al inicio, pero una vez que
se abre el telón, lo que sigue es regido inexorablemente por la lógica.
Pues bien, esto es lo que sucede en la matemática.”

1
Henri Poincaré

La matemática formal es un lenguaje con reglas que condicionan


al pensamiento, su existencia proviene de su presencia en el razonamiento y
su fiabilidad es independiente de la “realidad”. La estructura de estas reglas

1 Jules Henri Poincaré (1854-1912), matemático, fı́sico teórico y filósofo de la ciencia


francés, considerado como el último matemático “universalista” por ser capaz de entender y
contribuir en todos sus ámbitos.

1
Lógica

se establece en la lógica, la cual se concibe como una rama de la filosofı́a 2 y


puede definirse como el estudio sistemático de los métodos de razonamiento,
en la que existen diversos planteamientos que dan lugar a lógica clásica 3 y a
las lógicas no clásicas.

En este capı́tulo se presenta una breve introducción a una versión mo-


derna de la lógica clásica, esencial para la comprensión de la matemática e
ingrediente fundamental de la formación cientı́fica, la cual es afı́n a la llamada
lógica formal 4 y a la lógica matemática.

“La ciencia no consigue adelantos sin que la filosofı́a lo autorice y fomente.” 5

En la lógica matemática se establece la estructura de la lógica (con la lógi-


ca proposicional y la lógica de predicados) pudiéndose decir que constituye
la “matemática de la lógica”, a diferencia de la presentación aquı́ adoptada
que trata con “ la lógica de la matemática” al considerar la semántica de sus
componentes básicos e incorporar a los principios fundamentales de la lógica
clasica como directrices del razonamiento, manteniendo con ello el vı́nculo con
la filosofı́a.

2 La filosofı́a no es conocimiento de las cosas, sino la reflexión sobre ellas de una manera no
empı́rica ( por lo que no es una ciencia).. . es el amor a la sabidurı́a. En ella se estudian una
variedad de problemas fundamentales tales como la existencia, el conocimiento, la verdad, la
moral, la belleza, la mente y el lenguaje.
3 Formulada por primera vez por Aristóteles (aprox. 384 a.C.-322 a.C.), filósofo griego
considerado como el autor enciclopédico más portentoso que haya dado la humanidad.
4 Originada por George Boole (1815-1864), matemático y filósofo inglés también creador
del álgebra booleana.
5 Thomas Mann (1875-1955) escritor alemán, uno de los escritores europeos más impor-
tantes de su generación y recordado principalmente por su profundo análisis crı́tico social,
recibió el premio Nobel de literatura en 1929 por su novela “Los Buddenbrook”.

2 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.1 Introducción

1.1. Introducción

En las discusiones lógicas, los ámbitos del razonamiento, los ingre-


dientes más “sencillos” son los enunciados lógicos simples o atómicos que
están constituidos por entes de razón (lo que existe en el pensamiento) a los
que en una discusión lógica se les ha asignado un atributo llamado estado
lógico; luego un enunciado lógico tiene un caracter declarativo y de ahı́ el uso
del término enunciado. En la lógica clásica, a diferencia de la formal, los entes
están vinculados a la “realidad” y generalmente son descritos con oraciones 6
en lengua natural.

En principio en una discusión lógica existe libre albedrı́o en la invo-


cación de enunciados lógicos, y al hacerlo se declara su presencia lógica en
la discusión condicionando los razonamientos que sigan, sin que esto lleve a su
presencia en toda discusión, las discusiones son subjetivas. . . no se concibe una
discusión universal, por lo que para un ente no hay un estado lógico absoluto
cuando se acepta que hay más de un estado.

En la lógica clásica los estados lógicos asociables a entes se rigen por


el principio de tercero excluido 7 que establece el que todo estado lógico es
verdad o falso, empleando la conjunción presencial o del lenguaje común
que es disyuntiva (excluyente) 8 , rechazando un estado intermedio (o tercero).

6 Pragmáticamente una oración está constituida por un sujeto y un predicado, en donde


el sujeto es el asunto o materia del cual se predica o enuncia algo, y eso que se atribuye al
sujeto constituye el predicado.
7 En las lógicas no clásicas se adoptan otras posiciones, tal como en la lógica intuicionista
y en la lógica difusa, que rechazan al principio de tercero excluido.
8 Aún cuando en la lógica no se hace, conviene incorporar la opción de conjunción pre-
sencial dual ô , para la cual en la lengua natural eventualmente utilizan y/o.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 3


1.1 Introducción Lógica

El significado de “verdad” es un tema profundo de la filosofı́a con


muchos planteamientos, se trata de algo complejo y realmente interesante, pero
fuera de los objetivos del libro por no trascender en la lógica aquı́ presentada.
Pues en ella el atributo verdad es subjetivo; no se considera la conformidad
del pensamiento o idea asociada a un ente con la “realidad” aún cuando es
fundamental en la lógica clásica, que se hace evidente con los silogismos y las
falacias, por ello para el ente representado por la nieve es blanca es igualmente
válido invocar a cualquiera de sus enunciados, aún cuando con ello se quebrante
nuestra convicción inculcada desde la infancia; en este sentido dicha afinidad
es intrascendente y viene bien el pensamiento:

“He advertido hace ya algún tiempo que, desde mi más temprana edad, habı́a
admitido como verdaderas muchas aseveraciones falsas, y que lo edificado
después sobre cimientos tan poco sólidos tenı́a que ser muy dudoso e
incierto.” 9

Dado que en las discusiones se adoptan sı́mbolos 10 sencillos (grafı́as)


para representar a entes adjudicándoles sus correspondientes pensamientos o
ideas, con la finalidad de simplificar la escritura o conversación, también se
incorporan los sı́mbolos g y f para los estados verdad y falso respectivamente.
Ası́ entonces, si a un ente invocado en una discusión se le representa con A ,
en la lógica clásica es viable asignarle los estados g o f del principio de
tercero excluido, conformándose dos enunciados lógicos factibles que se conviene
en notarlos con Ag y Af respectivamente. En principio se podrı́a tener la
presencia de ambos enunciados (la copresencia) en la discusión, la presencia

9 En Meditaciones metafı́sicas de René Descartes.


10 Posiblemente serı́a más acertado utilizar el término signos, que es propio de la teorı́a de
signos conocida como semiótica.

4 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.1 Introducción

incluyente (A g y Af) , pero el principio de no contradicción de la lógica


clásica establece que es inadmisible (se dice que su copresencia constituye una
contradicción clásica). Entonces de la invocación de un ente en una discusión
y de la adopción de un sı́mbolo para representarlo, por ejemplo A , se sigue la
presencia excluyente (A g o Af) debido al principio de tercero excluido que
se nota con hAi y se le llama 11 proposición lógica de A , la cual no es un
enunciado pero finalmente lleva a la presencia de un enunciado.

Este último planteamiento en el que se incorpora un sı́mbolo a una


discusión, se puede y debe generalizar, para ello se introduce al sı́mbolo ≡
(léase idéntico) como un conector, pues al hacer A ≡ B en una discusión
con un par de sı́mbolos A y B , se establece que en dicha discusión ambos
sı́mbolos representan al mismo ente; una identificación entre los sı́mbolos con
caracter afirmativo pero sin constitur una proposición o enunciado.

Cuando en una discusión se tiene que dos 12 sı́mbolos A y B re-


presentan al mismo ente se incorpora al enunciado (A = B)g, la igualdad
simbólica, utilizando al sı́mbolo = (léase igual) como conector binario 13 y
transitivo, además se dice que son sı́mbolos iguales independientemente a que
las grafı́as difieran; por ello en la discusión se acepta la “sustitución” de un
sı́mbolo con el otro. Pero debe observarse que no se dice “entes iguales” pues

11 Desafortunadamente en la lógica es frecuente que enunciado y proposición sean consi-


derados como sinónimos.
12 El empleo de dos como un prefijo, implı́citamente lleva a “diferentes” y esta acepción
será la utilizada en este libro.
13 Por lo que resulta inapropiado considerar “cadenas” de sı́mbolos conectados con el
sı́mbolo = aún cuando tradicionalmente sea ampliamente utilizado. Conviene mencionar que
Robert Recorde ((1510 - 1558) médico y matemático inglés) fue quien utilizó por primera vez
al sı́mbolo igual en 1557.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 5


1.2 Lógica simbólica Lógica

la multiplicidad de entes es inaceptable ya que los atributos que los caracteri-


zan también los distingue, y la exclusión de lo que los distingue da lugar a un
solo ente. Este planteamiento de la igualdad simbólica se complementa con el
principio de identidad de la lógica clásica, en donde se establece que de la
invocación de un ente en una discusión representado con A se tiene la presen-
cia de (A = A)g, lo cual evita que en una discusión se expresen dos entes con
el mismo sı́mbolo.

Es frecuente el uso del sı́mbolo = con el propósito asignado a ≡ plante-


ando confusiones conceptuales que hacen indispensable aclarar su diferencia.
Obsérvese que cuando en una discusión se incorpora al sı́mbolo A ≡ B para
dos sı́mbolos A y B , se declara que ambos sı́mbolos representan al mismo ente,
luego (A = B)g lo cual es efecto de la invocación de A ≡ B estableciéndose
una relación causal entre ambos sı́mbolos que ordena al pensamiento, pues es
afı́n a que el enunciado (A = B)g es consecuencia de lo que representan los
sı́mbolos A y B , mientras que A ≡ B es declarativo con caracter afirmativo.
Este comportamiento de A ≡ B es fundamental, ya que de manera explı́cita
permite incorporar un sı́mbolo “sencillo” para otro más “complejo” inherente
al contexto de la discusión, y al hacerlo se obtiene como efecto (A = B)g
permitiendo la sustitución del sı́mbolo “complejo” con el “simple”, lo cual sim-
plifica con consistencia a los desarrollos posteriores y brinda mayor claridad en
los razonamientos.

1.2. Lógica simbólica

La lógica simbólica (cálculo simbólico) plantea un método de razona-


miento para sı́mbolos abstractos sin requerir el que representen algún ente, aún

6 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.2 Lógica simbólica

cuando no lo excluye, por lo que aquı́ se les llama sı́mbolos abiertos, y en esta
sección se sistematiza su uso para futuras discusiones en las que los sı́mbolos
representen entes especı́ficos o se les impongan algunos atributos.

En analogı́a con el planteamiento anterior de la lógica clásica, a los


sı́mbolos abiertos también se les asocia los sı́mbolos g y f manteniendo los
términos de verdad y falso para ellos, conformando sus correspondientes enun-
ciados lógicos abiertos, pero sin que esto involucre al contexto de los estados
lógicos comentados previamente por tratar con sı́mbolos abiertos, aún cuando
es afı́n. A la presencia excluyente de los sı́mbolos compuestos resultantes de la
asociación de un sı́mbolo abierto con el sı́mbolo g y f se le llama proposición
lógica abierta, expresando con ello la naturaleza “variable” de un sı́mbolo
abierto.

En las proposiciones lógicas abiertas se preserva la escencia del prin-


cipio de no contradicción, pues en una discusión, para un sı́mbolo abierto A
se rechaza la presencia de (Ag y Af) y también se incorpora (A = A)g,
manteniendose el “paralelismo” con los enunciados lógicos.

Este planteamiento incorpora a la matemática formal, la matologı́a,


y con ello se establece una diferencia sustancial con la matemática aplicada,
la matofı́sica, que incluye a la fı́sica teórica 14 , lo cual es enfatizado acertada-
mente por Paul Halmos 15 con las siguientes palabras:

“ Hay al menos otras dos cosas que la matologı́a no es; una de ellas
es algo que nunca fue. . . los cálculos algorı́tmicos, y la otra es algo que alguna
14 En ocasiones llamada fı́sica matemática.
15 Paul Richard Halmos (1916-2006), destacado matemático estadounidense (nacido en
Hungrı́a) con aportaciones al análisis funcional y autor de diversos textos excepcionales de
matemáticas.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 7


1.2 Lógica simbólica Lógica

vez incluyó, pero que actualmente no posee. . . la matofı́sica.


Algunos laicos (me refiero a todos los no matemáticos como laicos) confunden
la matemática y la fı́sica teórica y hablan, por ejemplo, de Einstein 16 como
un gran matemático. No hay duda de que Einstein era un gran hombre, pero
no era más un gran matemático que un gran violinista. El utilizó la
matemática para descubrir hechos sobre el universo, y para ese propósito
empleó con éxito algunos aspectos de la geometrı́a diferencial agregandole
cierto atractivo a la geometrı́a diferencial. Sin embargo la teorı́a de la
relatividad y la geometrı́a diferencial no son la misma cosa. Einstein,
Schrödinger, Heisenberg, Fermi, Wigner, Feynman, todos grandes hombres y
fı́sicos excepcionales, pero no matemáticos 17 ; de hecho algunos de ellos
fuertemente anti-matemáticos incluso predican contra la matemática, y
18
considerarı́an como un insulto el ser llamado matemáticos.”

Sin duda el tema es controversial y trascendente, lo cual se explicita (siendo


tolerantes con los términos empleados en ella) al recordar la frase de Einstein
que sigue

“Cuando las leyes de la matemática se refieren a la realidad, no son exactas;


cuando son exactas, no se refieren a la realidad.”

1.2.1. Conjunciones fundamentales

Para dos sı́mbolos abiertos A y B tradicionalmente se incorporan los


sı́mbolos compuestos A ↔ B , A → B , A ∨ B , A ∧ B y A ∨0 B, y con
16 Albert Einstein (1879-1955), fı́sico alemán autor de la teorı́a general de la relatividad.
17 Palabras acertadas, aún cuando a muchos fı́sicos podrı́an parecerles una blasfemia.
18 En [18], traducción de M.F. Rosales.

8 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.2 Lógica simbólica

ellos se consideran a las proposiciones lógicas abiertas hA ↔ Bi , hA → Bi ,


hA ∨ Bi , hA ∧ Bi y hA ∨0 Bi que se conocen como proposiciones lógicas
compuestas o moleculares. El significado de estos sı́mbolos se sustenta en el
reconocimiento de relaciones causales entre entidades lógicas que pueden ser
de naturaleza definitoria, axiomática o bien verificable, en las que se emplea
como conector al sı́mbolo llamándolo concatenación. Por ejemplo, al
invocar en una discusión a los sı́mbolos A y B , es claro que de la presencia de
(A g y Bg) se sigue la presencia de Ag, es decir la presencia de (A g y Bg)
es causa de la presencia de Ag, lo cual se expresa con (A g y Bg) Ag,
y análogamente se tiene 19 A ≡ B (A = B)g. En los casos en donde se
presente una relación causal en ambos “sentidos” se emplea al sı́mbolo !
llamado coconcatenación, y en estos términos y con caracter definitorio se
declaran a las proposiciones lógicas abiertas previamente consideradas como
sigue:

Conjunción coimplicación
 
(A ↔ B)g! (Agy Bg) o (Afy Bf) , (A ↔ B)f! (Agy Bf) o (Afy Bg)

Conjunción implicación

(A → B)g! (Agy Bg) o (Afy Bf) o (Afy Bg) , (A → B)f! (Agy Bf)

Conjunción dual

(A ∨ B)g! (Agy Bg) o (Agy Bf) o (Afy Bg) , (A ∨ B)f! (Afy Bf)

Conjunción copulativa

(A ∧ B)g! (Agy Bg), (A ∧ B)f! (Agy Bf) o (Afy Bg) o (Afy Bf)

19 Aunque también se podrı́a decir (A = B) g A ≡ B , de la presencia de (A = B)g en


una discusión ya no tendrı́a consecuencia la presencia de A ≡ B , además carece de sentido
pensar que A ≡ B es efecto de la presencia de (A = B)g.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 9


1.2 Lógica simbólica Lógica

Conjunción disyuntiva
 
(A ∨0 B)g! (Agy Bf) o (Afy Bg) , (A ∨0 B)f! (Agy Bg) o (Afy Bf)

las cuales usualmente se enuncian con presentaciones tabulares conocidas co-


mo tablas de verdad, en donde se brindan facilidades operacionales y por
ello son ampliamente utilizadas en la lógica simbólica. Sin embargo en ellas se
omiten aspectos importantes que no deben soslayarse y que llevan a equivocos
conceptuales.

hA ↔ Bi hA → Bi hA ∨ Bi hA ∧ Bi hA ∨0 Bi

A g y Bg g g g g f
A g y Bf f f g f g (1.1)

A f y Bg f g g f g
A f y Bf g g f f f

Como se aprecia en (1.1); 10) debido a su visión global y considerando



un caso, obsérvese que se tiene (A g y Bg) (A ↔ B) g y (A → B) g

y (A ∨ B) g y (A ∧ B) g y (A ∨0 B)f que constituye una presencia
incluyente de presencias incluyentes que en principio podrı́a pensarse que posi-
bilita diversas elecciones, pero no hay tal pues al analizarla con cuidado se

obtiene (A ∨ B) g y (A ∧ B) g y (A ∨0 B) f (A g y Bg) .

1.2.2. Ejemplos de conjunciones

Dado que la conjugación de dos sı́mbolos es un sı́mbolo, se puede con-


jugar nuevamente con otro sı́mbolo y el proceso en principio podrı́a continuar,
con las agrupaciones pertinentes para un finito de conjugaciones binarias, por
ejemplo con los sı́mbolos P, Q y R se tienen 23 posibles presencias debido

10 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.2 Lógica simbólica

al teorema (5.4.1; 201) todas ellas excluyentes, entonces de (1.1; 10) y para el
sı́mbolo P ∨0 (Q ∨0 R) se tiene



hQ ∨0 Ri P ∨0 (Q ∨0 R)
P g y Q g y Rg f g
P g y Q f y Rg g f
P f y Q g y Rg f g
P f y Q f y Rg g f (1.2)
P g y Q g y Rf g g
P g y Q f y Rf f f
P f y Q g y Rf g g
P f y Q f y Rf f f


también de X ≡ (P → Q) ∧ (Q → R) ∧ (Q ∨ R) con (1.1; 10) se sigue


hP → Qi hQ → Ri (P → Q) ∧ (Q → R) hQ ∨ R hXi
P g y Q g y Rg g g g g g
P g y Q f y Rg f g f g f
P f y Q g y Rg g g g g g
P f y Q f y Rg g g g g g
P g y Q g y Rf g f f g f
P g y Q f y Rf f g f f f
P f y Q g y Rf g f f g f
P f y Q f y Rf g g g f f

Análogamente para los sı́mbolos P, Q, R y S se presentan 24 posibles


presencias 20 , y con X ≡ (P ∨ Q) ∧ (R ∧ S) y Y ≡ (P ∧ R) ∨ (Q ∧ S) se

20 Debido al teorema (5.4.1; 201).

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 11


1.2 Lógica simbólica Lógica

tiene

hP ∨ Qi hR ∧ Si hXi hP ∧ R hQ ∧ Si hY i
P g y Q g y R g y Sg g g g g g g
P g y Q g y R g y Sf g f f g f g
P g y Q f y R g y Sg f g f f g g
P g y Q f y R g y Sf f f f g f g
P f y Q g y R g y Sg f g f f g g
P f y Q g y R g y Sf f f f f f f
P f y Q f y R g y Sg f g f f f f
P f y Q f y R g y Sf f f f f f f (1.3)
P g y Q g y R f y Sg g f f f g g
P g y Q g y R f y Sf g f f f f f
P g y Q f y R f y Sg f f f f f f
P g y Q f y R f y Sf f f f f f f
P f y Q g y R f y Sg f f f f g g
P f y Q g y R f y Sf f f f f f f
P f y Q f y R f y Sg f f f f f f
P f y Q f y R f y Sf f f f f f f

1.2.3. Negación de sı́mbolos

Una situación particular pero importante se presenta con los enuncia-


dos lógicos abiertos, pues al tratarse de sı́mbolos abiertos es viable considerar
a sus correspondientes enunciados lógicos abiertos, teniéndose (Ag)g, (Ag)f,
(Af)g, (Af)f con el sı́mbolo A y es necesario expresar lo que representarı́a su
presencia en una discusión con (Ag)g ≡ Ag y (Ag)f ≡ Af y (Af)g ≡ Af

12 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.2 Lógica simbólica

y (Af)f ≡ Ag, por consiguiente

  
(Ag)g = A g g y (Ag)f = A f g 

(1.4)
  
y (Af)g = A f g y (Af)f = A g g . 

En estos términos, aún cuando la sintaxis es compleja, se incorpora la


negación de un sı́mbolo abierto; para ello se utiliza al sı́mbolo ¬ como prefijo
del sı́mbolo abierto y se hace (¬A)g ≡ (Af)g y (¬A)f ≡ (Af)f, por lo
 
cual (¬A)g = (Af) g g y (¬A)f = (Af) f g, luego con ((1.4); 13) se
obtiene

(¬A)g = Af) g y (¬A)f = Ag) g (Negación) (1.5)

   
entonces ¬(¬A) g = (¬A) f g y ¬(¬A) f = (¬A) g g, además

   
¬(¬A) g = A g g y ¬(¬A) f = A f g (Doble negación) . (1.6)

Este planteamiento permite sustentar el rechazo a un proceder genera-


lizado en la lengua natural aprendido desde la niñez 21 , pues como ejemplo se
dice “no hay nadie” cuando debı́a ser “no hay alguien” o bien “hay nadie”,
ya que con ¬A ≡ hay nadie y A ≡ hay alguien , se sigue ¬(hay nadie)g =

hay alguien g g debido a ((1.6); 13).

La negación de sı́mbolos provee un comportamiento interesante para la


igualdad de sı́mbolos, pues al seguir la tradición se hace C 6= B ≡ ¬(C = B)
y cuando en una discusión se tiene (C 6= B)g se dice que C y B son sı́mbolos
diferentes. Entonces de ((1.5); 13) y ((1.6); 13) se sigue

21 Un problema grave del español debido a la intención de maximizar la negación.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 13


1.2 Lógica simbólica Lógica

  
(C 6= B)g = (C = B) f g y (C 6= B)f = (C = B) g g 
y 
(1.7)
    
¬(C 6= B) g = (C = B) g g y ¬(C 6= B) f = (C = B) f g 

y como para hA = Bi se tiene (A = B) g o (A = B)f, se infiere (A =


B) g o (A 6= B)g debido a ((1.7); 14), lo cual lleva al repudio de (C 6= C)g
ante la invocación del sı́mbolo C en una discusión 22 , pues de ello se sigue
(C = C)g debido al principio de identidad.

Al incorporar la negación en la conjugación de dos sı́mbolos abiertos


P y Q se obtiene 23






¬(P ↔ Q) ¬(P → Q) ¬(P ∨ Q) ¬(P ∧ Q) ¬(P ∨0 Q)

P g y Qg f f f f g
P g y Qf g g f g f
P f y Qg g f f g f
P f y Qf f f g g g
(1.8)

Cuando la conjunción de sı́mbolos abiertos lleva a que para los enun-


ciados de su proposición sólo es admisible el estado g, se dice que dicha proposi-
ción es una tautologı́a 24 ; un caso simple es hA ↔ Ai . De igual manera, cuan-
do sólo admiten el estado f se dice que la proposición en una contradicción,
tal como hA ∨0 Ai ; otros ejemplos ligeramente más complejos son los siguientes:

22 Un pensamiento básico inculcado sin justificación desde la niñez.


23
˙ ¸
Obsérvese que se podrı́a reemplazar a hP ∨0 Qi con ¬(P ↔ Q) .
24 En lengua natural se dice que una tautologı́a es la repetición de un mismo pensamiento
expresado de manera distinta. . . por lo que difieren los significados.

14 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.2 Lógica simbólica

Con A ∧ ¬A se tiene

hA ∧ ¬Ai
A g y (¬A)g g
A g y (¬A)f f
A f y (¬A)g f
A f y (¬A)f f

debido a ((1.1); 10), luego de ((1.5); 13) se sigue

hA ∧ ¬Ai contradición. (1.9)

Para A ∨ ¬A de ((1.1); 10) se tiene

hA ∨ ¬Ai
A g y (¬A)g g
A g y (¬A)f g
A f y (¬A)g g
A f y (¬A)f f

y de ((1.5); 13) se concluye

hA ∨ ¬Ai tautologı́a . (1.10)

Al considerar A ∨ (B ∨ ¬B) de ((1.1); 10) y ((1.10); 15) se sigue




A ∨ (B ∨ ¬B)
A g y (B ∨ ¬B)g g
A f y (B ∨ ¬B)g g

luego


A ∨ (B ∨ ¬ B) tautologı́a . (1.11)

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 15


1.2 Lógica simbólica Lógica

Ası́ pues, una proposición tautológica o contradictoria es una proposición lógica


abierta con un atributo cuya connotación es afirmativa, y el adjetivo expresa
el correspondiente comportamiento de sus enunciados.

En particular, cuando con las conjunciones implicación o coimplicación


se tiene una proposición tautológica se remplaza a sus sı́mbolos con ⇒ y ⇔
respectivamente para expresar este comportamiento de la proposición. En los
ejemplos que siguen es frecuente la consideración de sı́mbolos compuestos “li-
gados” con estas conjunciones tautológicas, los cuales generalmente presentan
alguna repetición de un sı́mbolo incompleto constitutivo 25 .

De X ≡ (A ∨ B) ∧ ¬(A ∧ B) con ((1.1); 10) y ((1.8);14) se sigue




hA ∨ Bi ¬(A ∧ B) hXi A ∨0 Bi hX ↔ (A ∨0 B)
A g y Bg g f f f g
A g y Bf g g g g g
A f y Bg g g g g g
A f y Bf f g f f g

entonces


(A ∨ B) ∧ ¬(A ∧ B) ⇔ (A ∨0 B) . (1.12)

Con A ↔ A se tiene

A⇔A (Reflexividad). (1.13)

25 Sin embargo hay excepciones como se muestra en ((1.15); 17).

16 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.2 Lógica simbólica

Para para A ↔ ¬(¬A) se sigue




A ↔ ¬(¬A)

A g y ¬(¬A) g g

A g y ¬(¬A) f f

A f y ¬(¬A) g f

A f y ¬(¬A) f g

debido a ((1.1); 10), y con ((1.6); 13) se obtiene

A ⇔ ¬(¬A) (Doble negación). (1.14)

Al considerar a (A ∧ ¬A) → B de ((1.1); 10) se tiene




(A ∧ ¬A) → B
(A ∧ ¬A) g y Bg g
(A ∧ ¬A) g y Bf f
(A ∧ ¬A) f y Bg g
(A ∧ ¬A) f y Bf g

y de ((1.9); 15) se concluye

(A ∧ ¬A) ⇒ B (Explosión). (1.15)

Para (A ∧ B) → A de ((1.1); 10) se obtiene




hA ∧ Bi (A ∧ B) → A
A g y Bg g g
A g y Bf f g
A f y Bg f g
A f y Bf f g
entonces
(A ∧ B) ⇒ A (Simplificación). (1.16)

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 17


1.2 Lógica simbólica Lógica

De (¬A → B) ↔ (A ∨ B) y ((1.1); 10) se sigue




h¬A → Bi hA ∨ Bi (¬A → B) ↔ (A ∨ B)
A g y (¬A) g y Bg g g g
A g y (¬A) f y Bg g g g
A f y (¬A) g y Bg g g g
A f y (¬A) f y Bg g g g
A g y (¬A) g y Bf f g f
A g y (¬A) f y Bf g g g
A f y (¬A) g y Bf f f g
A f y (¬A) f y Bf g f f

y de ((1.5); 13) se concluye

(¬A → B) ⇔ (A ∨ B) (Equivalencia material). (1.17)

De manera similar a los ejemplos anteriores se pueden verificar los


l
siguientes comportamientos, que se dejan al lector como ejercicio:

(A → B) ∧ A ⇒ B (1.18)

(A → B) ∧ ¬B ⇒ ¬A (1.19)
 
(A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨ C) ⇒ (B ∨ D) (1.20)
 
(A → B) ∧ (C → D) ∧ (¬B ∨ ¬D) ⇒ (¬A ∨ ¬C) (1.21)

(A → B) ∧ (B → C) ⇒ (A → C) (1.22)

(A ∨ B) ∧ ¬A ⇒ B (1.23)
A ⇒ (A ∨ B) (1.24)

(A ∨ B) ∧ (A ∧ B) ⇔ (A ∧ B) (1.25)

(A ∧ B) ⇔ (B ∧ A) 
(Conmutativas) (1.26)

(A ∨ B) ⇔ (B ∨ A)

18 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.3 Inferencia y demostración

 
(A ∧ B) ∧ C ⇔ A ∧ (B ∧ C) 
  (Asociativas) (1.27)
(A ∨ B) ∨ C ⇔ A ∨ (B ∨ C)
 
A ∨ (B ∧ C) ⇔ (A ∨ B) ∧ (A ∨ C) 
  (Distributivas) (1.28)
A ∧ (B ∨ C) ⇔ (A ∧ B) ∨ (A ∧ C)

(A → B) ⇔ (¬B → ¬A)
(Contrapositiva) (1.29)

¬(A ∧ B) ⇔ (¬A ∨ ¬B) 
(Morgan) (1.30)

¬(A ∨ B) ⇔ (¬A ∧ ¬B)

(A ↔ B) ⇔ (A → B) ∧ (B → A) 
  (Equivalencias materiales)
(A ↔ B) ⇔ (A ∧ B) ∨ (¬A ∧ ¬B)
(1.31)
 
(A ∧ B) → C ⇔ A → (B → C) (Exportación). (1.32)

No está de más mencionar que las tautologı́as se deben al cómo están


constituidos los sı́mbolos compuestos participantes, por lo cual son indepen-
dientes a lo que puedan representar sus sı́mbolos abiertos en una discusión
especı́fica. Ası́ mismo, se sostienen en toda discusión en donde se acepten las
definiciones y reglas recién adoptadas para los sı́mbolos abiertos, por lo que en
principio estarı́an presentes en toda discusión, lo cual difiere del planteamiento
que a continuación se da para la inferencia.

1.3. Inferencia y demostración

En la lógica lo fundamental son los razonamientos que involucran a


procesos mentales abstractos ordenados cronológicamente 26 en una discusión

26 De otra manera serı́a incomprensible, pues el pensamiento humano es secuencial.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 19


1.3 Inferencia y demostración Lógica

lógica, y ellos pueden llevar a conclusiones (aunque no necesariamente de ma-


nera única) a partir de ciertos antecedentes con lo que se plantean relaciones
causales.

Al considerar en una discusión a ciertos antecedentes para una con-


clusión, que respectivamente constituyen lo que se conoce como hipótesis y
tesis del razonamiento, pueden ser o no suficientes dichos antecedentes para
verificar la conclusión propuesta. Cuando se tiene la suficiencia siendo la hipótesis
y la tesis enunciados lógicos, se dice que dicha relación causal constituye una
regla de inferencia 27 , por lo que se trata de un caso particular de concate-
nación con validación que involucra a enunciados lógicos.

Aún cuando en una regla de inferencia se tiene la suficiencia, la hipótesis


es tentativa hasta que se declare su presencia en la discusión, lo cual llevarı́a
a la presencia de la tesis debido a la identificación y validación de la regla de
inferencia. Generalmente la hipótesis de una regla de inferencia está condiciona-
da a los antecedentes presentes en la discusión, y en ello tiene un papel muy
importante el uso de sı́mbolos semiabiertos pues su falta de especificidad per-
mite vincular diversas reglas de inferencia. . . por lo que se puede decir que el
proyecto del cual es parte este libro es una discusión lógica, siendo fundamental
el orden cronológico (es un proceso diacrónico).

Para notar una regla de inferencia se conviene en utilizar al sı́mbolo


` como un conector entre la hipótesis y la tesis llamado inferencia y se
interpreta como una afirmación con presencia tentativa; lo cual no asocia el
estado g a la regla de inferencia, pero es aceptable utilizar el adjetivo de válida
o correcta. Al igual que las coconcatenaciones podrı́a presentarse la inferencia

27 También se usa el término argumentación válida.

20 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.3 Inferencia y demostración

“inversa” , y en ese caso se utiliza al sı́mbolo a ` llamándolo coinferencia.


Desafortunadamente en los cursos y la literatura matemática es muy frecuente
el uso de los sı́mbolos ⇔ y ⇒ inherentes a un comportamiento tautológico,
para expresar el comportamiento causal asociado a los sı́mbolos a ` y ` , lo
cual muestra un desconocimiento de la lógica inaceptable y muy generalizado.

De los comportamientos previos se obtienen ejemplos sencillos de reglas


de inferencia, en donde los sı́mbolos abiertos empleados en las hipótesis y tesis
están relacionados como se muestra a continuación:

Para la hipótesis (A → B) ∧ A g y la tesis Bg, se tiene (A →
 
B) ∧ A → B g debido a ((1.18); 18), luego de ((1.1); 10) y la hipótesis
se sigue Bg, obteniéndose la regla de inferencia 28

(A → B) ∧ A g ` B g (Regla Modus ponens). (1.33)

Similarmente, para la hipótesis (A → B) ∧ ¬B g y la tesis (¬A)g,
 
se sigue (A → B) ∧ ¬B → ¬A g debido a ((1.19); 18), entonces de
((1.1); 10) y la hipótesis se tiene (¬A)g, con lo cual se establece la regla
de inferencia 29

(A → B) ∧ ¬B g ` (¬A) g (Regla Modus tollens). (1.34)
 
Para la hipótesis (A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨ C) g y la tesis

(B ∨ D)g, de ((1.20); 18) se tiene (A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨
 
C) → (B ∨ D) g, luego de ((1.1); 10) y la hipótesis se sigue (B ∨ D)g,
obténiendose la regla de inferencia
 
(A → B) ∧ (C → D) ∧ (A ∨ C) g ` (B ∨ D)g (Dilema constructivo).
(1.35)
28 Del latı́n modus ponens que significa “modo que afirmando afirma”.
29 Del latı́n modus tollens que significa “modo que negando niega”.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 21


1.3 Inferencia y demostración Lógica

Para la hipótesis (A ∧ B)g y la tesis Ag, de ((1.16); 17) se tiene (A ∧



B) → A g, y de la hipótesis y ((1.1); 10) se sigue Ag, con lo que se
concluye la regla de inferencia

(A ∧ B)g ` A g (Regla de simplificación). (1.36)

l
Como ejercicio se deja al lector la verificación de las siguientes reglas de infe-
rencia:

 
(A → B) ∧ (D → C) ∧ (¬B ∨ ¬C) g ` (¬A ∨ ¬D)g (Dilema destructivo)

 (1.37)
(A → B) ∧ (B → D) g ` (A → D) g (Silogismo hipotético) (1.38)

(A ∨ B) ∧ (¬A) g ` B g (Silogismo disyuntivo) (1.39)
Ag ` (A ∨ B) g (Regla de adición) (1.40)

Las verificaciones de reglas de inferencia consideradas, constituyen ca-


sos muy elementales de demostraciones directas, en donde los razonamientos
empleados se basan en la declaración de las hipótesis y la identificación de
tautologı́as apropiadas. En general la demostración directa de una regla de
inferencia es más compleja, pues además del estado declarado en los enunciados
de las hipótesis, requiere de la identificación secuencial de otras reglas de infe-
rencia afines y previamente establecidas, cuyas tesis complementan la hipótesis
original al participar en una discusión.

La concepción de la regla de inferencia a demostrar y la identificación


de las reglas de inferencia para su demostración, constituye el desafio de los
matemáticos, no hay procedimientos para ello y frecuentemente se origina por
el deseo de complementar una estructura matemática o por una necesidad es-
pecı́fica. Esta complejidad se incrementa con la pretensión, siempre presente,
de incorporar en la hipótesis y en el razonamiento lo “mı́nimo” necesario para

22 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.3 Inferencia y demostración

lograr con armonı́a y claridad la demostración de la tesis, exigiendo su depu-


ración concienzuda. . . el quehacer y placer del matemático 30 .

A continuación se presentan otras demostraciones directas de reglas de


inferencia, en donde se emplean reglas de inferencia y tautologı́as previamente
obtenidas:

 
1. Para la hipótesis (A ∧ B) → ¬C ∧ (A ∧ B) g y la tesis Cf, se tiene
(¬C)g debido a la hipótesis y ((1.33); 21), luego Cf de ((1.5); 13), de
 
lo cual se concluye (A ∧ B) → ¬C ∧ (A ∧ B) g ` Cf.



2. Con la hipótesis (Q ∨ R) → P
∧ ¬ P g y la tesis (¬Q ∧ ¬R)g, se
 
sigue ¬(Q ∨ R) g debido a ((1.34); 21), luego ¬Q ∧ ¬R) g de (1.30;
 
19), obteniéndose (Q ∨ R) → P ∧ ¬P g ` (¬Q ∧ ¬R)g.

 
3. Para la hipótesis (P → Q) ∧ (Q → R) ∧ ¬R g y la tesis (Q ∧ P )g, se

tiene (P → Q) ∧ (Q → R) g y (¬R)g, luego (¬Q ∨ ¬R)g de ((1.40);
 
22), por lo cual (P → Q) ∧ (Q → R) ∧ (¬Q ∨ ¬R) g , entonces
(¬Q ∨ ¬P )ig de ((1.37); 22), y de (1.30; 19) y ((1.5); 13) se concluye
 
(P → Q) ∧ (Q → R) ∧ ¬R g ` (Q ∧ P )f.

La generalidad de las concatenaciones permite incorporar “hipótesis”


ô “tesis” constituidas por tautologı́as y reglas de inferencia, expresando una
relación causal entre ellas y manteniendo el caracter tentativo de la hipótesis,
lo cual se ejemplifica con algunas concatenaciones importantes:

1. Para la hipótesis S ⇔ T y T ⇔ U y la tesis S ⇔ U se tiene

30 En esto hay corrientes, estilos e incluso modas, de allı́ que se diga apropiadamente que
hay similitud con el arte.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 23


1.3 Inferencia y demostración Lógica

hS ↔ T i hT ↔ U i hS ↔ U i

S g y T g y Ug g g g
S f y T f y Uf g g g

entonces

S⇔T y T ⇔U (S ⇔ U ) . (1.41)

2. Con la hipótesis P ⇔ Q y la tesis ¬P ⇔ ¬Q se sigue

hP ↔ Qi h¬P ↔ ¬Qi

P g y Qg g g
P f y Qf g g

luego P ⇔ Q ¬P ⇔ ¬Q , pero también se tiene ¬P ⇔ ¬Q P ⇔ Q,


entonces
(P ⇔ Q) ! (¬ P ⇔ ¬ Q) . (1.42)
l
3. De modo análogo el lector puede demostrar

(P ⇔ Q) ! (Q ⇔ P ) . (1.43)

Con el concepto de concatenación se identifica con propiedad a lo que se


conoce como regla de reemplazo, dado que con P ⇔ Q y un sı́mbolo abierto
R se consideran a los sı́mbolos P G R y Q G R (con el mismo conector G ),
para los cuales se tiene


hP ↔ Qi hP G Ri hQ G Ri (P G R) ↔ (Q G R)

P g y Q g y Rg g a a g
P g y Q g y Rf g b b g
P f y Q f y Rg g c c g
P f y Q f y Rf g d d g

24 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.3 Inferencia y demostración

en donde a, b, c, d corresponden a g o f dependiendo de la elección de G ,


entonces (P G R) ⇔ (Q G R) , luego


(P ⇔ Q) (P G R) ⇔ (Q G R) (Regla de reemplazo) (1.44)

lo cual se interpreta como validación del remplazo de P y Q con P G R y


Q G R respectivamente. Con ((1.6); 13) se ejemplifica la regla de reemplazo,

pues se sigue ¬(¬R) ⇔ R de ((1.43); 24), por lo cual ¬(¬R) → Q ⇔ (R →

Q) debido a ((1.44); 25), luego (R → Q) ⇔ ¬(¬R) → Q nuevamente de

((1.43); 24), pero de ((1.17); 18) también se tiene ¬(¬R) → Q ⇔ (¬R ∨ Q),
luego con ((1.41); 24) se concluye

(R → Q) ⇔ (¬ R ∨ Q) (Equivalencia material bis). (1.45)

Para la obtención de ((1.45); 25) se podrı́a caer en el garlito de suponer que



R ⇔ ¬(¬R) lleva a R = ¬(¬R) g y proceder a la “sustitución” en ¬(¬R) →

Q ⇔ (¬R ∨ Q) que se obtiene de ((1.17); 18); posiblemente esto haya motivado
que en la literatura se adopte el mismo nombre para ambas tautologı́as.

Un teorema matemático 31 es una concatenación cuya hipótesis fre-


cuentemente contiene un preámbulo con caracter afirmativo que la precisa 32 ,
incorporando los aspectos más relevantes de la discusión con sı́mbolos semi-
abiertos que son propios de la estructura matemática que la contiene y per-
miten la consideración de enunciados lógicos. El preámbulo de un teorema
que plantee una coconcatenación o coinferencia constituye un sector común
para las hipótesis de cada concatenación o regla de inferencia, por lo que su
planteamiento requiere de especial cuidado.

31 Como casos particulares se tienen a los lemas, los corolarios y las proposiciones.
32 En ocasiones, por convenir a la redacción no es explı́cita la concatenación y el preámbulo
es la hipótesis.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 25


1.3 Inferencia y demostración Lógica

Los teoremas siempre están acompañados de sus demostraciones, no


necesariamente directas, lo cual generalmente depende de la complejidad de
las concatenaciones o reglas de inferencia que está relacionada a la estructura
matemática en donde esté inmerso el teorema. Además de la demostración
directa, se utilizan otros dos métodos de demostración, el inverso (también
llamado contrapositivo) y el contradictorio, conocidos como métodos indirectos
de demostración que son rechazados por algunos matemáticos (los llamados
“puristas” con cierto sarcasmo en el argot matemático), por lo que tienen
preferencia las demostraciones directas.

Estos métodos indirectos se sustentan en la siguiente concatenación


(que puede considerarse como un axioma) conocida como reducción al ab-
surdo (reductio ad absurdum).

(P g ` Q g y P g ` Qf) P f (Reducción al absurdo) (1.46)

que es el motivo de la controversia en la lógica formal sobre las demostraciones


indirectas. En efecto, cuando en una discusión para las proposiciones hP i y hQi
se establecen las reglas de inferencia 33 P g ` Qg y P g ` Qf, al plantear la
presencia del enunciado P g en la discusión, se sigue la presencia de Q g y Qf
que es inadmisible debido al principio de no contradicción. . . pero ¿qué argu-
mento lleva a declarar que esto hace inadmisible P g? y su ausencia es la causa
de la controversia, muy justificable por cierto. Al eludir esta grave dificultad 34
aceptando que se sigue el que la presencia de P g es inadmisible, se obtiene que
solo serı́a admisible la presencia de P f debido al principio de tercero excluido,
pero sin que esto exija su presencia en la discusión, concluyéndose ((1.46); 26).
33 Lo cual no requiere de la presencia de P g por el caracter tentativo de las hipótesis.
34 Reconociendo las limitaciones de conocimientos, habilidades y tiempo para lograr una
presentación purista.

26 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.3 Inferencia y demostración

“La reducción al absurdo, que Euclides 35 tanto amaba,


es una de las mejores armas de la matemática.
Pero aunque es mucho mejor gambito que cualquiera del ajedrez,
en el que un jugador puede ofrecer el sacrificio de un peón u otra pieza,
un matemático puede ofrecer la partida.” 36

Reanudando el tema de las demostraciones indirectas, con las proposi-


ciones hHi y hT i se procede como sigue:

Demostración inversa.- Como (H ∧ ¬ T )g ` (¬ T )g y (H ∧ ¬ T )g `


Hg de ((1.36); 22), entonces cuando en una discusión se establece (¬ T )g
` (¬H)g se sigue (H ∧ ¬ T )g ` (¬H)g, luego (H ∧ ¬ T )g ` Hf
debido a ((1.5); 13), y se concluye (H ∧ ¬ T )f de ((1.46); 26) ya que
(H ∧ ¬ T )g ` Hg. Ahora de Hg y ((1.1); 10) se obtiene (¬ T )f pues
(H ∧ ¬ T )f, por lo cual Hg ` T g de ((1.5); 13), entonces (¬ T )g `

(¬H) g (Hg ` T g) .

Análogamente, de tenerse en una discusión Hg ` T g, se sigue (¬(¬H))


   
g ` ¬(¬ T ) g debido a ((1.6); 13), luego (¬(¬H))g ` ¬(¬T ) g
(¬ T )g ` (¬H)g) de la concatenación anterior, por lo tanto (Hg `

T g) (¬ T )g ` (¬H) g y se concluye 37

(Hg ` T g) ! (¬ T )g ` (¬H) g (Contrapositiva) . (1.47)
35 Euclides (aprox. 325 a.C. - 265 a.C.), matemático griego célebre por su aporte a la
geometrı́a en su obra “Los elementos”.
36 Godfrey Harold Hardy (1877-1947), matemático inglés a quien se le atribuye la reforma
de las matemáticas británicas al haber promovido su concepción de las matemáticas puras,
con la adopción del rigor tı́pico del cours d’analyse francés.
37 En la lógica proposicional se incorpora como un axioma y se plantea en términos de una
concatenación, aún cuando allı́ solo se consideran inferencias.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 27


1.3 Inferencia y demostración Lógica

Demostración por contradicción.- Cuando en una discusión se tiene


Qg ` (¬H)g y (¬ T )g ` Qg, se sigue (¬ T )g ` (¬H)g, luego Hg `
T g debido a ((1.47); 27), por lo cual


Qg ` (¬H) g y (¬ T )g ` Q g (Hg ` T g) (Contradictoria) .
(1.48)
La necesidad de identificar la proposición hQi con el comportamiento
mencionado hace difı́cil esta demostración, y por ello su uso es raro.

Un caso particular importante se presenta cuando en una discusión se


tiene la presencia de T f y se demuestra Hg ` T g, ya que se sigue T f ` Hf
de ((1.47); 27) y ((1.5); 13), entonces


T f y (Hg ` T g) Hf (1.49)

y de igual manera se obtiene


T g y (Hg ` T f) H f. (1.50)

Es frecuente que en una discusión se tenga P g ` Qg y (¬P )g ` Qg


de lo cual se dice que se infiere Qg de ((1.9); 15), pero esto no lo sustenta y el
razonamiento es como sigue. De (¬P )g ` Qg se tiene (¬Q)g ` P g debido
a ((1.47); 27) con ((1.6); 13), luego P g ` Qg y (¬Q)g ` P g, por lo cual
(¬Q)g ` Qg, y como (¬Q)g ` Qf debido a ((1.5); 13), se obtiene (¬Q)f
de ((1.46); 26), entonces Qg nuevamente de ((1.5); 13), por lo tanto


P g ` Q g y (¬P )g ` Q g Qg. (1.51)

Además es necesario mencionar que cuando en una discusión se tiene (¬P )g `


Qg se sigue P f ` Qg de ((1.5); 13) y también Qf ` P g debido a ((1.47); 27)

con ((1.5); 13) y ((1.6); 13), entonces (P f o Qf) (P f y Qg) o (Qf y P g) ,

28 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.3 Inferencia y demostración


y como (P f y Qg) o (P g y Qf) (P ∨0 Q)g de ((1.1); 10) se obtiene

 
(¬P )g ` Q g (P f o Qf) (P ∨0 Q ) g . (1.52)

También cuando se tiene (P ∧ Q)g ` Rg y (P ∧ ¬Q)g ` Rg se sigue



(¬R)g ` ¬(P ∧ Q) ∧ ¬(P ∧ ¬Q) g de ((1.47); 27) y ((1.1); 10), en donde



h¬(P ∧ Q)i h¬(P ∧ ¬Q)i ¬(P ∧ Q) ∧ ¬(P ∧ ¬Q)
P g y Qg f g f
P f y Qg g g g
P g y Qf g f f
P f y Qf g g g

debido a ((1.8); 14), luego (¬R)g ` (¬P )g de ((1.5); 13), y nuevamente con
((1.47); 27) se obtiene


(P ∧ Q)g ` R g y (P ∧ ¬Q)g ` R g (P g ` Rg) . (1.53)

Por último, de (¬Q ∧ R)g ` P f se sigue P g ` (¬Q ∧ R)f debido a ((1.47);



27) y ((1.5); 13), entonces (R ∧ P ) g R g y (¬Q ∧ R) f de ((1.36); 22)

en donde R g y (¬Q ∧ R) f (¬Q)f de ((1.1); 10), entonces con ((1.5);
13) se concluye

 
(¬Q ∧ R)g ` P f (R ∧ P )g ` Q g . (1.54)

Cuando un teorema se demuestra con un método indirecto, es impor-


tante incorporar un preámbulo que incluya lo necesario para que también pueda
participar en la hipótesis de la negación de la tesis original del teorema, obli-
gando a una revisión meticulosa del planteamiento del preámbulo y la hipótesis
del teorema. Adelante hay sobradas ejemplificaciones de estos métodos de de-
mostración, permitiendo la familiarización con ellos.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 29


1.4 Cuantificadores Lógica

1.4. Cuantificadores

Los cuantificadores lógicos son fundamentales en la matemática y re-


quieren de los conceptos de conjunto y pertenencia (véase § 2.1 pág. 37) de la
teorı́a de conjuntos. Es un vı́nculo simbiótico inevitable debido a que con los
cuantificadores se declara la “extensión” en un conjunto de un atributo viable
para los elementos del conjunto, el cual es expresado con un enunciado lógico
(un predicado), con lo que se identifican a las proposiciones lógicas conocidas
como proposiciones con predicado 38 .

Se reconocen dos extensiones, la universal y la inexistencial, para las


 llamados cuantifi-
cuales se incorporan como prefijos a los sı́mbolos ∀ y ∃
cador universal e inexistencial respectivamente, con los que se consideran a
las proposiciones h∀ x ∈0 X | Px gi , h∀ x ∈0 X | Px fi , h∃
 x ∈ X | Px gi y
0

 x ∈ X | Px fi para un conjunto X y una proposición lógica semiabierta


0
h∃
hPxi asociada a los elementos de X . La grafı́a x ∈0 X no se identifica con el
sı́mbolo x ∈ X introducido en la teorı́a de conjuntos, en donde hay especificidad
para x y X y da lugar a la proposición hx ∈ Xi , mientras que en los cuan-
tificadores x ∈0 X sólo expresa el atributo de pertenencia a X, es decir x es
“variable” aún cuando hubiese especificidad para X ; por lo que se podrı́a decir
que x ∈0 X es un sı́mbolo semiabierto y ∈0 se refiere a una pertenencia
impropia.

Dado que x ∈0 X solo expresa un atributo, serı́a erroneo conformar


enunciados lógicos con esa grafı́a, sin embargo es viable el planteamiento de
relaciones causales mediante concatenaciones, lo cual permite presentar a los
cuantificadores de manera sui generis con la intención de clarificarlos. En estos

38 Este planteamiento establece un vı́nculo con la llamada lógica modal.

30 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.4 Cuantificadores

términos se puede considerar (x ∈0 X Px g) o (x ∈0 X Pxf) , en donde


Pxg y Pxf son enunciados lógicos semiabiertos ya que no la hay espicificidad
para x salvo ser elemento de X . Ahora al incorporar la concatenación (x ∈0
X Pxg) en la discusión se sigue que de (η ∈ X)g se infiere Pη g, lo cual
establece otra concatenación básica para los cuantificadores en la que interviene
una regla de inferencia

(x ∈0 X Pxg) (η ∈ X)g ` Pη g . (1.55)

Cuantificador existencial.- El cuantificador existencial se sustenta en el in-


existencial, el cual se plantea en términos de una coconcatenación haciendo

x ∈0 X (¬Px) g ! (∃ x ∈0 X | Px g)g (1.56)

 x ∈ X | Px g) g
0
por lo cual (∃ (η ∈ X)g ` (¬Pη ) g debido a ((1.55); 31),
luego
0
 x ∈ X | Px g)g ` (¬Pη )g
(η ∈ X ∧ ∃ (1.57)
 
 x ∈ X | Pxg) g de ((1.47); 27), y con
0
entonces ¬(¬Pη ) g ` ¬(η ∈ X ∧ ∃
 
 x ∈ X | Px g) g
0
η ∈ X ∧ ¬(¬Pη ) g se sigue (η ∈ X)g y ¬(η ∈ X ∧ ∃
 x ∈ X | Px g)f de ((1.8); 14),
0
debido a ((1.1); 10), por lo cual (η ∈ X)g y (∃
 x ∈ X | Pxg)f. Ahora con
0
y con ((1.6); 13) se obtiene (η ∈ X ∧ Pη )g ` (∃
∃ x ∈0 X | Px g ≡ ¬( ∃ x ∈0 X | Px g) se introduce al cuantificador existencial

y se sigue ∃ x ∈0 X | Pxg = ¬(∃  x ∈ X | Pxg) g, luego (∃ x ∈ X | Px g)g =
0 0
   
 x ∈ X | Px g) g g en donde ¬(∃  x ∈ X | Px g) g = (∃  x ∈ X | Pxg)f g
0 0 0
¬(∃
0
 0

debido a ((1.5); 13) y (∃  x ∈ X | Px g) f g = (∃  x ∈ X | Pxg) f g de ((1.4);
 
 x ∈ X | Px g) g = (∃  x ∈ X | Px g) f g, por lo tanto
0 0
13), obteniéndose ¬(∃

(∃ x ∈0 X | Px g)g = (∃ x ∈ X | Px g) f g de lo cual se concluye
0

(η ∈ X ∧ Pη )g ` (∃ x ∈0 X | Px g) g . (1.58)
Obsérvese que es absurdo plantear 39 (∃ x ∈0 X | Pxg) g (x ∈0 X Px g) asi
39 Ya que de ((1.59), 32) se seguirı́a (∃ x ∈0 X | Px g) g (∀ x ∈0 X | Px g)g.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 31


1.4 Cuantificadores Lógica

como (∃ x ∈0 X | Px g)g ` (η ∈ X ∧ Pη )g, sin embargo cuando en una discusión


se tiene (∃ x ∈0 X | Px g)g se puede proponer (η ∈ X ∧ Pη )g con cierto η
especı́fico aún cuando no se explicite, y proceder a analizar las consecuencias
de Pη g, lo cual es muy frecuente pero delicado pues fácilmente se incurre en
equı́vocos.

Cuantificador universal.- Con este cuantificador se declara que la extensión


es todo el conjunto identificado, es decir

(x ∈0 X Pxg) ! (∀ x ∈0 X | Pxg)g (1.59)



luego (∀ x ∈0 X | Px g) g (η ∈ X)g ` Pη g debido a ((1.55); 31), por lo
cual
(η ∈ X ∧ ∀ x ∈0 X | Pxg)g ` Pη g (1.60)
y de ((1.58); 31) se sigue 40

(η ∈ X ∧ ∀ x ∈0 X | Px g)g ` (∃ x ∈0 X | Pxg) g . (1.61)

Además, el vı́nculo entre estos cuantificadores es estrecho, ya que de ((1.56);


31) y ((1.59); 32) se tiene

0 0

 x ∈ X | Pxg)g a ` ∀ x ∈ X | (¬Px) g g .
(∃ (1.62)

De manera similar al cuantificador existencial, también es erroneo ((η ∈ X)g `


Pη g) (∀ x ∈0 X | Pxg)g, pero es frecuente que las propiedades de X justi-
fiquen η ∈0 X Pη g, estableciéndose con ((1.59); 32) un procedimiento muy
utilizado en la matemática para obtener (∀ x ∈0 X | Px g)g. Para ello, en una
discusión se propone (η ∈ X)g como si η tuviese especificidad, pudiendo uti-
lizar libremente la teorı́a de conjuntos, y se procede a analizar las consecuencias
40 Dado que (a ∈ A)g ` (A 6= ∅)g como posteriormente se verá, se podrı́a “sustituir” η ∈ X
con X 6= ∅.

32 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.4 Cuantificadores

pero considerando únicamente las propiedades inherentes a la pertenencia a X,


lo cual es aceptable y muy utilizado pero también delicado.

Para futuros desarrollos es conveniente establecer algunos compor-


tamientos relacionados a los cuantificadores:

Proposición 1.4.1. Sean X un conjunto y hPx i , hQx i .


 
(∀ x ∈0 X | Px g) ∧ (∃ x ∈0 X | Qx g) g ` ∃ x ∈0 X | (Px ∧ Qx ) g g .

Demostración.– De ((1.1); 10) se sigue (∃ x ∈0 X | Qx g)g, y para (η ∈ X ∧


Qη )g se tiene (η ∈ X ∧ ∀ x ∈0 X | Pxg)g de ((1.1); 10), luego Pη g debido

a ((1.60); 32), por lo cual η ∈ X ∧ (Qη ∧ Pη ) g, concluyéndose ∃ x ∈0

X | (Px ∧ Qx) g g de ((1.58); 31). 

Proposición 1.4.2. Sean X un conjunto y hPx i , hQx i .


 
∀ x ∈0 X | (Px ∧ Qx ) g g a ` (∀ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∀ x ∈0 X | Qxg) g .

Demostración.– De ∀ x ∈0 X | (Px ∧ Qx) g g se sigue x ∈0 X (Px ∧ Qx )g
debido a ((1.59); 32), luego x ∈0 X Px g y x ∈0 X Qx g de ((1.1); 10),
por lo cual (∀ x ∈ X | Pxg)g y (∀ x ∈ X | Qxg)g también de ((1.59); 32),
0 0

concluyéndose (∀ x ∈0 X | Px g) ∧ (∀ x ∈0 X | Qx g) g nuevamente de ((1.1);
l
10). La otra demostración es similar y se le deja al lector. 

41
Proposición 1.4.3. Sean X un conjunto y hPx i , hQx i .
 
∃ x ∈0 X | (Px ∧ Qx ) g g ` (∃ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∃ x ∈0 X | Qxg) g .

Demostración.– Para η ∈ X ∧ (Pη ∧ Qη ) g se tiene (η ∈ X ∧ Pη )g y
(η ∈ X ∧ Qη )g debido a ((1.1); 10, luego (∃ x ∈0 X | Px )g y (∃ x ∈0 X | Qx )g

de ((1.58); 31), por lo tanto (∃ x ∈0 X | Pxg) ∧ (∃ x ∈0 X | Qx g) g. 
41
`
A diferencia de la proposición ((1.4.2); 33) que establece una coinferencia, de (∃ x ∈
´ ` ´
X | Px g) ∧ (∃ x ∈ X | Qx g) g no se infiere ∃ x ∈ X | (Px ∧ Qx ) g g.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 33


1.4 Cuantificadores Lógica

Proposición 1.4.4. Sean X un conjunto y hPx i , hQx i , hRx i .



1) (∀ x ∈0 X | Pxg) g y (x ∈0 X P x ⇒ Qx ) (∀ x ∈0 X | Qxg) g .

2) (x ∈0 X P x ⇔ Qx ) (∀ x ∈0 X | Pxg)g a ` (∀ x ∈0 X | Qx g) g .

3) (x ∈0 X P x ⇔ Qx ) ∀ x ∈0 X | (Px G Rx ) g g
 
a ` ∀ x ∈0 X | (Qx G Rx ) g g .

Demostración.–

1. De (η ∈ X)g se tiene Pη g y Pη ⇒ Qη debido a ((1.59); 32), entonces


Qη g de ((1.1); 10) y se obtiene (η ∈ X)g ` Qxg, por lo tanto x ∈0
X Qxg y de ((1.59); 32) se concluye (∀ x ∈0 X | Qxg)g.

2. De (η ∈ X)g y (x ∈0 X Px ⇔ Qx ) se sigue (η ∈ X)g y Pη ⇔ Qη



y (∀ x ∈ X | Pxg)g a ` (∀ x ∈0 X | Qx g) g . Ahora de (η ∈ X)g y
0

Pη ⇔ Qη y (∀ x ∈0 X | Px g)g se obtiene Pη ⇔ Qη y Pη g debido a


((1.60); 32), por lo cual Qη g de ((1.1); 10), entonces (x ∈0 X) g Qx g

y de ((1.59); 32) se infiere (∀ x ∈0 X | Qx g) g , luego (x ∈0 X Px ⇔

Qx ) (∀ x ∈ X | Pxg)g ` (∀ x ∈ X | Qxg)g . La demostración faltante
0 0

l
es análoga y se deja al lector.

3. De (η ∈ X)g y (x ∈0 X Px ⇔ Qx) se tiene (η ∈ X)g y P η ⇔ Qη y


  
∀ x ∈0 X | (Px G Rx ) g g a ` ∀ x ∈0 X | (Qx G Rx) g g . Ahora de

(η ∈ X)g y P η ⇔ Qη y ∀ x ∈0 X | (Px G Rx ) g g se sigue P η ⇔ Qη
y (Pη G Rη )g debido a ((1.60); 32), por lo cual Qη ⇔ Rη de ((1.44);
25), entonces x ∈0 X Qx ⇔ Rx y de ((1.59); 32) se concluye ∀ x ∈0
 
X | (Qx G Rx) g g , luego (x ∈0 X P x ⇔ Qx ) ∀ x ∈0 X | (Px G
  
Rx ) g g ` ∀ x ∈0 X | (Qx G Rx) g g . La demostración faltante es
l
similar al caso anterior y también se deja al lector. 

34 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Lógica 1.4 Cuantificadores

Corolario 1.4.1. Sea X un conjunto y hPx i .

0
 0
 x ∈ X | (¬Px) g g a ` (∀ x ∈ X | Px g)g

 
y ∃ x ∈0 X | (¬Px ) g g a ` ¬(∀ x ∈0 X | Px g) g .

Demostración.– Para (η ∈ X)g se tiene ¬(¬ Pη ) ⇔ Pη de ((1.6); 13) y



((1.13); 16), luego x ∈0 X ¬(¬ Px) ⇔ Px , entonces ∀ x ∈0 X | ¬(¬Px) g

g a ` (∀ x ∈0 X | Pxg)g de la proposición (1.4.4; 34), y como ∃
 x ∈ X | (¬Px )g
0
  
g a ` ∀ x ∈0 X | ¬(¬ Px) g g debido a ((1.62); 32), se obtiene ∃  x∈
0

X | (¬Px) g g a ` (∀ x ∈0 X | Px g)g, y de ((1.47); 27) se sigue ¬ ∃  x∈
0
  
X | (¬Px) g g a ` ¬(∀ x ∈0 X | Pxg) g, es decir ∃ x ∈ X | (¬Px ) g g a `

¬(∀ x ∈ X | Px g) g. 

Posteriormente serán frecuentes casos más complejos, fundamentales en



la matemática, tales como ∀ x ∈0 X | (∃ y ∈0 Y | Px, y g) g o ∀ x ∈0 X | (∀ y ∈0



Y | Px, y g) g presentes en los conceptos de lı́mite y función, que tradicional-
mente son de difı́cil asimilación. . . el asunto de predicados compuestos no es
trivial y no es válida la conmutación de los cuantificadores universal y existen-
l
cial. Pero es conveniente adelantar, como lo puede comprobar el lector, que se
tiene
  
∀ x ∈0 X | (∀ y ∈0 Y | Px, y g) g g a ` ∀ y ∈0 Y | (∀ x ∈0 X | Px, y g) g g
   (1.63)
∃ x ∈0 X | (∃ y ∈0 Y | Px, y g) g g a ` ∃ y ∈0 Y | (∃ x ∈0 X | Px, y g) g g

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 35


1.4 Cuantificadores Lógica

Los Bourbaki 42 en tertulia.

42 Nicolas Bourbaki es el seudónimo de una célebre agrupación de matemáticos franceses


[4] [5], activa desde 1934, que busca una sı́ntesis ordenada del conocimiento matemático para
lograr mayor consistencia, en donde prevalece el rigor matemático. Con el principio “todos
deben interesarse en todo”, fue fundada por Henri Cartan, Claude Chevalley, Jean Coulomb,
Jean Delsarte, Jean Dieudonné, Charles Ehresmann, René de Possel, Szolem Mandelbrojt y
André Weil, egresados de la Escuela Normal Superior de Parı́s.

36 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Capı́tulo 2

Teorı́a de conjuntos

“Me parece que (la teorı́a de conjuntos) es la más maravillosa floración del
espı́ritu matemático y, sin duda, una de las más altas aportaciones de la
serena y pura actividad de la inteligencia humana”.

David Hilbert 1

2.1. Introducción

En la teorı́a de conjuntos [18] el concepto más fundamental es el de


conjunto, que se acepta como un concepto primitivo (indefinible), y por ello
1 David Hilbert (1862-1943) matemático alemán, reconocido como uno de los más in-
fluyentes del siglo XIX y principios del XX [10], que impulsó la escuela formalista de la
matemática [20] y desarrolló la axiomatización de la geometrı́a y la noción de espacio de
Hilbert, uno de los fundamentos del análisis funcional y la mecánica cuántica. Fue quien dijo
“La fı́sica es demasiado importante como para ser dejada solo a los fı́sicos”.

37
2.1 Introducción Teorı́a de conjuntos

también lo es el concepto de pertenencia a un conjunto, pues son complemen-


tarios. Esto se debe a que el ser conjunto es un atributo que se asigna a un
ente cuando puede contener otros entes 2 , ası́ mismo para que un ente tenga
el atributo de pertenecer a un ente, es indispensable que este último posea el
atributo de poder contener entes 3 . . . sin poder precisar de manera indepen-
diente el significado de la contención o pertenencia, por ello resulta apropiado
citar la famosa frase

“Cogito, ergo sum” 4

que en este caso llevarı́a a “pienso a los conjuntos, luego existen”, pero siempre
con conciencia de que su naturaleza es difusa.

Aún ası́, se acepta que con la invocación de un conjunto en una dis-


cusión, implı́citamente también son invocados los entes que contenga (desde
luego cuando los hay), lo cual permite un tratamiento lógico de la pertenen-
cia similar a como se procedió con la igualdad de sı́mbolos introduciendo al
conector ∈ llamado pertenencia, pues al representar al conjunto invocado
con el sı́mbolo A y algún ente especı́fico contenido en él con a, se conviene
en incorporar en la discusión al enunciado (a ∈ A)g y se dice que a pertenece
a A , o bien que a es elemento de A . También de acuerdo a la tradición se
 
hace a 6∈ A ≡ ¬(a ∈ A) , luego (a 6∈ A)g = ¬(a ∈ A) g g ya que es válida

2 Lo cual no exige que los contenga, permitiendo la existencia del conjunto vacio.
3 Interpretando a Cantor: “Un conjunto es el efecto de la reunión de objetos que son
diferentes en nuestro pensamiento”.
4 Traducción de latı́n: pienso, luego existo. En Discours de la Méthode de René Descartes
op. cit. pág.4; por este argumento lo ubican en la posición idealista más extrema, el idealismo
subjetivo o solipsismo, en donde se plantea que el ser no es; sólo existe el pensamiento del
sujeto pensante.. .

38 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.1 Introducción

la sustitución de los sı́mbolos, y de ((1.5); 13) se sigue la copresencia incluyente


 
(a 6∈ A)g = (a ∈ A) f g y (a 6∈ A)f = (a ∈ A) g g (2.1)

por lo cual (a ∈ A)g o (a 6∈ A)g del principio de no contradicción. Obsérvese que



cuando para un sı́mbolo b se infiere (a = b)g se sigue (a ∈ A)g y (b 6∈ A)f o
  
(a ∈ A)f y (b 6∈ A)g o (a ∈ A)f y (b 6∈ A)f además (a ∈ A)g y (b 6∈ A)g
está excluido por el principio de no contradicción debido a ((2.1; 39), entonces

de ((1.1); 10) se sigue (a = b)g ` (a ∈ A) ∧ (b 6∈ A) f, y con ((1.47); 27) se
obtiene

(a ∈ A) ∧ (b 6∈ A) g ` (a 6= b) g . (2.2)

El concepto de pertenencia permite introducir la noción de contención


de conjuntos, pues ante la invocación de dos conjuntos A y B se hace
A ⊆ B ≡ ∀ a ∈0 A | (a ∈ B)g y al sı́mbolo ⊆ se le llama contención, luego
de ((1.59); 32) se sigue,

a ∈0 A (a ∈ B) g ! (A ⊆ B)g (2.3)

por lo cual de (A ⊆ B)g se tiene ∀ x ∈0 A | (x ∈ B) g g debido a ((1.59); 32)

y además a ∈0 A (a ∈ B) g , luego (η ∈ A)g ` (η ∈ B)g de ((1.55); 31) y
se sigue (η 6∈ B)g ` (η 6∈ A)g debido a ((1.47); 27), entonces
  
(A ⊆ B) g (a 6∈ B)g ` (a 6∈ A) g y ∀ x ∈0 A | (x ∈ B) g g . (2.4)

También se hace A 6⊆ B ≡ ¬(A ⊆ B) leyéndose al sı́mbolo 6⊆ como no



contenido, luego A 6⊆ B = ¬ ∀ a ∈0 A | (a ∈ B) g g, y con el corolario
(1.4.1; 35) se sigue

(A 6⊆ B)g a ` ∃ a ∈0 A | (a 6∈ B) g g . (2.5)

En ocasiones resulta conveniente considerar la contención propia de conjun-


tos, un caso particular de la contención, haciendo A ⊂ B ≡ A ⊆ B ∧ ∃ b ∈0

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 39


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

B | (b 6∈ A)g por lo cual (A ⊂ B)g = (A ⊆ B ∧ B 6⊆ A)g de ((1.36); 22) con


((2.5); 39) y ((1.40); 22).

Ante la invocación de los conjuntos A, B y C , de (A ⊆ B ∧ B ⊆ C)g


se tiene a ∈0 A (a ∈ B)g y b ∈0 B (b ∈ C)g debido a ((1.1); 10) y ((2.3);
39), luego para (η ∈ A)g se sigue (η ∈ B)g de ((1.55); 31), por lo cual (η ∈ C)g
también de ((1.55); 31), entonces a ∈0 A (a ∈ C)g, por lo cual (A ⊆ C)g
nuevamente de ((2.3); 39), concluyéndose

(A ⊆ B ∧ B ⊆ C)g ` (A ⊆ C) g . (2.6)

2.2. Axiomas

En la matemática, al menos para los formalistas, las discusiones se


dan en el contexto de una o varias teorı́as axiomáticas, en las que se invocan
enunciados lógicos (cuyo estado usualmente es verdadero) o concatenaciones,
que se les conoce como axiomas 5 ; su presencia complementa los razonamien-
tos y constituyen el sustento básico de dichas teorı́as. . . sus estructuras.

“Más que por sus geniales descubrimientos, es quizá por el sesgo de su espı́ritu
que Hilbert ha ejecido la más profunda influencia en el mundo matemático;
el enseñó a los matemáticos a pensar axiomáticamente, es decir
a tratar de reducir cada teorı́a a su esquema lógico más estricto, por su
necesidad ardiente de comprender, por su probidad intelectual
cada vez más exigente y por su infatigable aspiración de una ciencia cada vez

5 La palabra proviene del griego y se asocia a “lo que parece justo”, también se dice que
se refiere a “una verdad obvia que no requiere comprobación”.. .

40 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

más unida, más pura y más liberada.” 6 , 7

8
La teorı́a de conjuntos de Zermelo – Frankel 9 cuya primera presentación
formal se debe a Cantor 10 , Frege 11 y Dedekind 12 , es un ejemplo excelente de
teorı́a axiomática 13 .

Los conceptos de conjunto y pertenencia permiten considerar para cier-


tos conjuntos a sı́mbolos asociados a ellos, que aquı́ se les llama conjuntos
explı́citos, mediante la exhibición de los sı́mbolos que representen en una dis-
cusión a los elementos del conjunto considerado 14 , en donde se emplea la coma
como separador de dichos sı́mbolos y a los sı́mbolos { } como delimitadores,
lo cual en principio es viable cuando se trata de un conjunto con un “número
finito” de elementos. La utilidad de esto proviene de aproximar a los con-
juntos explı́citos al concepto de conjunto ampliando ad hoc el significado de

6 Jean Alexandre Eugène Dieudonné (1906-1992) célebre matemático francés integrante


del grupo Bourbaki, con importantes aportaciones en la geometrı́a algebraica y los espacios
vectoriales topológicos.
7 En [25] pág. 312.
8 Ernst Zermelo (1871-1953) filósofo, fı́sico y matemático alemán, quien formuló por
primera vez el axioma de elección.
9 Adolf Abraham Halevi Fraenkel (1891-1965) lógico y matemático alemán-israelı́.
10 Georg Cantor (1845-1918) matemático alemán quien fue el primero en caracterizar la
noción de infinito introduciendo a los números transfinitos.
11 Friedrich Ludwig Gottlob Frege (1848-1925) fue un matemático, lógico y filósofo alemán,
considerado como el padre de la lógica formal.
12 Julius Wilhelm Richard Dedekind (1831-1916), matemático alemán con aportaciones
importantes al álgebra, la teorı́a de números y la geometrı́a algebraica.
13 Abreviada como ZF o ZFC al complementarla con el axioma de elección.
14 Debe mencionarse que en el conjunto no hay multiplicidad de entes y que se supone la
asignación de un solo sı́mbolo para cada elemento por lo que son diferentes (véase pág. 6).

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 41


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

pertenencia, pues al representar con SA al conjunto explı́cito de un conjunto


representado con A se acepta

 
p ∈0 A ∃ r ∈0 SA | (r = p) g g y p ∈0 SA ∃ r ∈0 A | (r = p) g g . (2.7)

Sin embargo el proceso inverso presenta dificultades, ya que de la in-


vocación de ciertos entes (un número finito) no hay antecedentes que permitan
considerar a un conjunto que los contenga, por lo que se enuncia al siguiente
axioma 15 .

Axioma de apareamiento.- Para un “número finito” de entes hay un con-


junto que los contiene.

Entonces de la invocación en una discusión de un número finito de entes repre-


sentados con los sı́mbolos 16 ξ, η, . . . , θ, ω se tiene al conjunto de dichos entes
debido al axioma y a su conjunto explı́cito, que pueden representarse con A

y SA respectivamente, luego SA = {ξ, η, . . . , θ, ω} g y al representar a un

elemento de A con q se sigue (q ∈ A)g y además ∃ r ∈0 SA | (r = q) g g de
((2.7); 42) aún cuando pueda darse que todas las grafı́as de los elementos de
SA sean diferentes de q .

Los conjuntos explı́citos son indispensables, pero muy limitados para


las necesidades de la matemática, por lo que se incorpora al siguiente axioma
que permite la identificación de otros conjuntos a partir de conjuntos invocados.

15 Con una presentación diferente a la tradicional (véase [18] pág. 9).


16 Los puntos suspensivos tienen muchos significados, pero aquı́ se relacionan con la fini-
tud pues de ello se acepta la posibilidad de continuar y “acabar” el proceso implı́cito a su
exhibición.

42 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

Axioma de Especificación.- Para cada conjunto y enunciado lógico semi-


abierto asociado a sus elementos, llamado condición de especificación, hay
un conjunto cuyos elementos son los elementos del conjunto dado que satisfacen
la condición planteada.

Es decir, ante la invocación en una discusión de un conjunto X y una condición


de especificación Px (un enunciado lógico semiabierto afı́n al contexto de la
discusión), se identifica a un conjunto notado con {x ∈0 X k Px g} llamado
conjunto especificado de X con Px , para el cual se tiene
 
η ∈0 {x ∈0 X k Pxg} (φ ∈ X ∧ Pφ) g y 
   (2.8)
(φ ∈ X ∧ Pφ ) g φ ∈ {x ∈0 X k Pxg} g .

Entonces de ((2.8); 43) y ((1.59); 32) se sigue



∀ η ∈0 {x ∈0 X k Px g} | x ∈ X ∧ Pη g g (2.9)

luego con la proposición (1.4.2; 33) y ((2.3); 39) se infiere



{x ∈0 X k Px g} ⊆ X g . (2.10)

Además como de ((2.8); 43) y ((1.55); 31) se sigue ψ ∈ {x ∈0 X k Pxg} g a `
(ψ ∈ X ∧ Pη )g, entonces con ((1.47); 27) y ((1.5); 13) se obtiene

(η ∈ X ∧ Pη )f a ` η 6∈ {x ∈0 X k Pxg} g . (2.11)

Podrı́a decirse que el axioma estipula un proceso declarativo o invoca-


tivo de conjuntos, pues basta invocar a condiciones de especificación sobre
conjuntos dados para identificarlos. Pero esto se presta a interpretar al axi-
oma como el planteamiento de un proceso constructivo de conjuntos, lo cual
es erroneo, pues en la teorı́a de conjuntos los conjuntos son; no se crean ni se
modifican, sólo se identifican.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 43


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

Parece inocente la exigencia de un conjunto inicial para la identificación


de un conjunto con el axioma de especificación, pero de ninguna manera lo es
debido a la imposibilidad de un conjunto universal, ya que para cualquier con-
junto Russell 17 exhibe un conjunto que no le pertenece (empleando la reducción
al absurdo), lo cual establece una paradoja 18 cuando se acepta la existencia de
un conjunto universal (i.e. un conjunto al que “todo” le pertenece), conocida
como la paradoja de Russel.

Paradoja de Russell: Para plantearla se invoca un conjunto X y hace 19


R ≡ {x ∈0 X k (x 6∈ x)g}, para el cual se tiene (ξ ∈ X ∧ ξ 6∈ ξ) g (ξ ∈ R)g de
((2.8); 43) y (ξ ∈ R)g ` (ξ ∈ X ∧ ξ 6∈ ξ)g debido a ((2.9); 43) con ((1.1); 10) y
((1.60); 32). Ahora como de (ξ ∈ R)g ` (ξ ∈ X ∧ ξ 6∈ ξ)g se sigue (ξ ∈ R)g `
(ξ 6∈ ξ)g debido a ((1.36); 22) y también (ξ ∈ X ∧ ξ ∈ R)g ` (ξ ∈ R)g, se obtiene

(ξ ∈ X ∧ ξ ∈ R)g ` (ξ 6∈ ξ)g. Entonces (ξ ∈ X) g (ξ 6∈ ξ)g ` (ξ ∈ R) g y

(ξ ∈ X) g (ξ ∈ R)g ` (ξ 6∈ ξ) g , por lo cual (R ∈ X) g (R 6∈ R)g ` (R ∈
 
R) g y (R ∈ X) g (R ∈ R)g ` (R 6∈ R) g , luego (R ∈ X)g ` (R ∈ R)g
y (R ∈ X)g ` (R 6∈ R)g, concluyéndose (R ∈ X)f de ((1.46); 26), por lo que
se puede decir “nada contiene a todo” o en términos de la teorı́a de conjuntos
preaxiomática “no existe el conjunto universal”.

Axioma de Extensión.- Dos conjuntos son “iguales” cuando poseen los mis-
mos elementos (la misma extensión).

17 Bertrand Arthur William Russell (1872-1970), filósofo, matemático, lógico y escritor


inglés ganador del Premio Nobel de Literatura y conocido por su influencia en la filosofı́a
analı́tica, sus trabajos sobre fundamentos de la matemática y su activismo social.
18 Hecho o expresión contrario a la “lógica” .
19 El enunciado (x 6∈ x)g no se contrapone al concepto intuitivo de conjunto, a diferencia
de (x ∈ x)g aún cuando en principio es admisible.

44 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

Es decir, para dos sı́mbolos A y B que representen a conjuntos se considera


c c
al sı́mbolo A = B , en donde = representa la igualdad conjuntal, para el
c c
cual se hace (A = B) ≡ (B ⊆ A ∧ A ⊆ B) , entonces (A = B) = (B ⊆
 c 
A ∧ A ⊆ B) g y se sigue (A = B)g = (B ⊆ A ∧ A ⊆ B) g g luego
c
(A = B)g a ` (B ⊆ A ∧ A ⊆ B)g (2.12)
c c
y se complementa el planteamiento con A 6= B ≡ ¬(A = B) . Además cuando
c
en una discusión los sı́mbolos A y B representan a conjuntos se acepta (A =
B) g ! (A = B)g, estableciéndose una situación particular de la igualdad
simbólica. Este comportamiento permite la omisión del superı́ndice c en lo que
sigue, sin embargo posteriormente al tratar el concepto de función (véase § 3.1
pág. 86) volverá a requerirse.

Deben considerarse algunas consecuencias inmediatas de este axioma,


las cuales deben demostrarse aun cuando parecen obvias:
 
Dado que ¬(A = B) g a ` ¬(B ⊆ A ∧ A ⊆ B) g de ((1.47); 27), y


como ¬(B ⊆ A ∧ A ⊆ B) ⇔ (B 6⊆ A ∨ A 6⊆ B) de ((1.30); 19), se

tiene ¬(B ⊆ A ∧ A ⊆ B) g a ` (B 6⊆ A ∨ A 6⊆ B)g, por lo cual

(A 6= B)g a ` (B 6⊆ A ∨ A 6⊆ B) g . (2.13)

De (A = B)g y (B = C)g siendo A, B, C conjuntos, se sigue de


(A ⊆ B ∧ B ⊆ A)g y (B ⊆ C ∧ C ⊆ B)g debido a ((2.12); 45), entonces
(A ⊆ C)g y (C ⊆ A)g de ((2.6); 40), luego (A ⊆ C ∧ C ⊆ A)g, por lo
tanto (A = C)g debido a ((2.12); 45), concluyéndose la transitividad de
la igualdad de conjuntos

(A = B ∧ B = C)g ` (A = C) g . (2.14)

De la invocación de un conjunto X y con la identificación de {x ∈0



X k (x = x)g} se tiene {x ∈0 X k (x = x)g} ⊆ X g debido a ((2.10);

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 45


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

43). Ahora de (η ∈ X)g se tiene (η = η)g del principio de identidad,



luego (η ∈ X ∧ η = η)g y de ((2.8); 43) se sigue η ∈0 x ∈0 X k (x =
  
x) g g, por lo cual x ∈0 X η ∈0 x ∈0 X k (x = x) g g, entonces
  
∀ x ∈0 X | x ∈ x ∈0 X k (x = x) g g g de ((1.59); 32), obteniéndose
 
X ⊆ x ∈0 X k (x = x) g g y con ((2.12); 45) se concluye
 0 
x ∈ X k (x = x) g = X g . (2.15)

Para un conjunto X y una condición de especificación Px , de (∀ x ∈0


X | Pxg)g se tiene x ∈0 X Pη g debido a ((1.59), 32), luego (ξ ∈
X)g ` Pξ g de ((1.55); 31), obteniéndose (ξ ∈ X ∧ Pξ )g, entonces

ξ ∈ {x ∈0 X k Px g} g debido a ((2.8); 43), por lo cual η ∈0 X η∈

{x ∈0 X k Px g} g, y se sigue ∀ η ∈0 X | η ∈ {x ∈0 X k Pxg} nuevamente

de ((1.59), 32), concluyéndose X ⊆ {x ∈0 X k Pxg} g de ((2.10); 43 se

obtiene X ⊆ {x ∈0 X k Pxg} ∧ {x ∈0 X k Px g} ⊆ X g, luego X =
 
{x ∈0 X k Pxg} g, entonces (∀ x ∈0 X | Pxg)g ` X = {x ∈0 X k Px g} g.

Ahora, de X = {x ∈0 X k Px g} g se tiene (∀ η ∈0 X | Pη g)g debido a

((2.9); 43), por lo cual X = {x ∈0 X k Pxg} g ` (∀ η ∈0 X | Pη g)g,
concluyéndose

(∀ x ∈0 X | Pxg)g a ` X = {x ∈0 X k Pxg} g (2.16)

un resultado interesante que explı́cı́ta la relación directa existente entre


el cuantificador universal y los axiomas de especificación y extensión.

Para un conjunto X se tiene



(x ∈ X) g (y 6∈ X)g ` (x 6= y) g (2.17)

dado que de (x ∈ X)g y ¬(x 6= y)g se sigue (x = y)g, luego (y ∈ X)g,



entonces (x ∈ X) g ¬(x 6= y)g ` (y ∈ X) g , y como ¬(x 6= y)g `

46 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

 
(y ∈ X) g (y 6∈ X)g ` (x 6= y) g debido a ((1.47); 27), se obtiene

(x ∈ X) g (y 6∈ X)g ` (x 6= y) g .

Axioma de Unión.- Para cada colección de conjuntos, hay un conjunto que


tiene a todos los elementos que pertenecen al menos a algún conjunto de la
colección dada. Se utiliza colección como sinónimo de conjunto pero con la
condición de poseer al menos un elemento.

Sin embargo en la teorı́a de conjuntos de von Neumann 20 – Bernays 21


– Gödel, la cual también es una teorı́a axiomática, se dirı́a que se trata de
una clase de conjuntos, pues allı́ una clase es conjunto cuando pertenece a otra
clase, llevando al concepto de clase a ser un concepto primitivo.

Entonces, ante la invocación de una colección de conjuntos C, con el


axioma se identifica a un conjunto ∪C llamado unión de la colección, para
el cual se tiene

 
η ∈0 ∪ C ∃ A ∈0 C | (η ∈ A) g g y ∃ A ∈0 C | (η ∈ A) g g (η ∈ ∪ C)g
(2.18)
por lo cual de ((1.59); 32) se sigue


∀ ξ ∈0 ∪ C | ∃ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g (2.19)

además, como (B ∈ C ∧ η ∈ B)g ` (∃ A ∈0 C | η ∈ A)g debido a ((1.58); 31), se


obtiene
(B ∈ C ∧ η ∈ B)g ` (η ∈ ∪ C)g (2.20)

20 Johann Ludwing von Neumann (1903-1957), fı́sico matemático húngaro que contribuyó a
la mecánica cuántica, la lógica matemática, análisis numérico y la cibernética, alumno de
Einstein y además asistente de Hilbert.
21 Paul Isaac Bernays (1888-1977), matemático zuizo con aportaciones importantes a la
teorı́a de conjuntos, lógica y filosofı́a, quien además fue estrecho colaborador de Hilbert.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 47


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

luego como con (D ∈ C)g y (ξ ∈ D)g se tiene (D ∈ C ∧ ξ ∈ D)g y se sigue


(ξ ∈ ∪ C)g debido a ((2.20); 47), entonces x ∈0 D (x ∈ ∪ C)g, por lo cual

∀ x ∈ D | (x ∈ ∪ C) g g de ((1.59); 32) y se concluye
0

(D ∈ C)g ` (D ⊆ ∪ C) g . (2.21)

También, con un conjunto B y para (ξ ∈ ∪ C)g se tiene ∃ A ∈0 C | (ξ ∈



A) g g debido a ((2.18); 47) y ((1.55); 31), y con (M ∈ C ∧ ξ ∈ M )g y
 
∀ A ∈0 C | (A ⊆ B) g g se sigue (ξ ∈ M )g y M ∈ C ∧ ∀ A ∈0 C | (A ⊆ B) g g
de ((1.1); 10), luego (ξ ∈ M )g y (M ⊆ B)g de ((1.60); 32), por lo cual

(ξ ∈ M ∧ ∀ p ∈0 M | (p ∈ B) g g debido a ((1.40); 22), obteniéndose (ξ ∈ B)g
de ((1.60); 32), entonces x ∈0 ∪ C (x ∈ B)g y con ((1.59); 32) se sigue

∀ x ∈ ∪ C | (x ∈ B) g g, por lo tanto ( ∪ C ⊆ B)g y se infiere
0


∀ A ∈0 C | (A ⊆ B) g g ` ( ∪ C ⊆ B) g . (2.22)

Teorema 2.2.1. Sean C y D colecciones de conjuntos.

(C ⊆ D)g ` (∪ C ⊆ ∪ D) g .


Demostración.– Se tiene ∀ c ∈0 C | (c ∈ D) g g y de (ξ ∈ ∪ C)g se sigue

∃ c ∈0 C | (ξ ∈ c) g g debido a ((2.18); 47), y con (η ∈ C ∧ ξ ∈ η)g se infiere
(η ∈ D)g de ((1.1); 10) y ((1.60); 32), luego (η ∈ D ∧ ξ ∈ η)g, por lo cual

∃ d ∈0 D | (ξ ∈ d) g g debido a ((1.58); 31), entonces (ξ ∈ ∪ D)g de ((2.18);
47), por lo tanto (ξ ∈ ∪ C)g ` (ξ ∈ ∪ D)g y con ((1.59); 32) se obtiene

∀ c ∈0 ∪ C | (c ∈ ∪ D) g g, concluyéndose (∪ C ⊆ ∪ D)g. 

Al plantearse una colección de conjuntos en el axioma, por la vaguedad


de su invocación podrı́a pensarse que se trata de una clase ([18]; pág. 11) in-
curriendo en una transgresión a la teorı́a de conjuntos aquı́ planteada, mas no
es ası́, pues aunque no se manifieste se trata de un conjunto explı́cito o de

48 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

un subconjunto de la potencia de un conjunto invocado 22 , manteniéndose el


planteamiento en el ámbito difuso de la matemática clásica.

Como caso particular, pero fundamental, para una colección C de con-


juntos y (A ∈ C ∧ B ∈ C)g, se puede considerar E ≡ {D ∈0 C k (D = A ∨ D =
B)g} y hacer A ∪ B ≡ ∪ E , en donde está incluida la situación (A = B)g,
 
obteniéndose (A ∪ A = ∪ E)g y E = {A} g, luego A ∪ A = ∪ {A} g,
l
ası́ mismo se sigue (A ∪ A = A)g como lo puede demostrar el lector. Pero
también es viable otro planteamiento, dado que con A y B conjuntos es invo-
cable {A, B} debido al axioma de apariamiento, y se puede hacer C ≡ {A, B}
lo cual incorpora ∪ C , además con E ≡ {D ∈0 C k (D = A ∨ D = B)g} se

tiene (E = C)g, luego (∪ E = ∪ C)g y se obtiene A ∪ B = ∪ {A, B} g.
En cualquier caso debe mencionarse que de (p ∈ A ∪ B)g se sigue ∃ D ∈0
E | (p ∈ D)g debido a ((2.18); 47), y con (C ∈ E)g y (p ∈ C)g se tiene
(C = A ∨ C = B)g, luego (p ∈ A ∨ p ∈ B)g, pero también de (p ∈ A ∨ p ∈ B)g

se infiere ∃ D ∈0 E | (p ∈ D) g g debido a ((1.58); 31), y de ((2.18); 47) se
obtiene (p ∈ A ∪ B)g, concluyéndose

(p ∈ A ∪ B)g a ` (p ∈ A ∨ p ∈ B)g (2.23)

pero también se tiene



(p ∈ A ∧ p ∈ B) g o (p ∈ A) g o (p ∈ B) g (p ∈ A ∪ B) g . (2.24)

Con A ∪ B se identifica al conjunto A \ B llamado conjunto dife-


rencia de A con B (también conocido como complemento de B relativo a
A ) haciendo A \ B ≡ {η ∈0 A ∪ B k (η 6∈ B)g} por lo cual con (ξ ∈ A \ B)g
se sigue (ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B)g de ((2.8); 43) y ((1.55); 31), luego (ξ 6∈ B)g
22 Lo cual no presenta conflictos por ser viable la introducción previa del axioma de poten-
cia.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 49


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos


y ∃ D ∈0 {A, B} | (ξ ∈ D) g g debido a ((1.1); 10) y ((2.18); 47), entonces
(ξ ∈ A)g, obteniéndose (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ B)g, por lo tanto x ∈0 A \ B (x ∈
A ∧ x 6∈ B)g y de ((1.59); 32) se sigue

∀ x ∈0 A \ B | (x ∈ A ∧ x 6∈ B) g g (2.25)

y también se tiene x ∈0 A \ B (x ∈ A)g, por consiguiente ∀ x ∈0 A \ B | (x ∈



A) g g de ((1.59); 32) y se concluye

(A \ B ⊆ A) g . (2.26)

Además A \ B posee otras propiedades que deben considerarse debido a su


trascendencia en muchos desarrollos:

De (ξ ∈ A \ B)g se sigue (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ B)g de ((2.25); 50) y ((1.60); 32),


entonces (ξ ∈ A \ B)g ` (ξ 6∈ B)g debido a ((1.36); 22), y con ((1.47);
27) se obtiene
(ξ ∈ B)g ` (ξ 6∈ A \ B) g . (2.27)

De (ξ ∈ A)g se tiene ξ ∈ A ∧ A ∈ {A, B} g y se sigue ∃ D ∈0

{A, B} | (ξ ∈ D) g g debido a ((1.58); 31), luego (ξ ∈ A ∪ B)g de ((2.18);
47), entonces para (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ A \ B)g se obtiene (ξ ∈ A ∪ B)g y
(ξ 6∈ A \ B)g debido a ((1.36); 22), pero como de (ξ 6∈ A \ B)g se tiene
(ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B)f debido a ((2.8); 43) con ((1.47); 27), por lo cual
(ξ ∈ B)g de ((1.1); 10), se concluye

(ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ A \ B)g ` (ξ ∈ B) g . (2.28)
l
De modo análogo, para un conjunto C el lector puede demostrar

(A ⊆ C)g ` (A \ C = ∅) ∧ (A \ B ⊆ C \ B) g (2.29)

y también

(A \ B) \ C = A \ (B ∪ C) g . (2.30)

50 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

Volviendo a la generalidad, para una colección de conjuntos C se


identifica al conjunto ∩ C llamado intersección de la colección, haciendo

∩ C ≡ η ∈0 ∪ C k ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g luego de ((2.8); 43) se tiene

(ξ ∈ ∩ C)g a ` ξ ∈ ∪ C ∧ ∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g (2.31)

por lo cual (ξ ∈ ∩ C)g ` ∀ A ∈0 C | (x ∈ A) g g debido a ((1.36); 22), entonces

x ∈0 ∩ C ∀ A ∈0 C | (x ∈ A) g g y con ((1.59); 32) se sigue
 
∀ x ∈0 ∩ C | ∀ A ∈0 C | (x ∈ A) g g g (2.32)

pero también x ∈0 ∩ C B ∈0 C (x ∈ B) g , por lo tanto de D ∈ C se tiene

x ∈0 ∩ C (x ∈ D)g debido a ((1.55); 31), luego ∀ x ∈0 ∩ C | (x ∈ D) g g
nuevamente con ((1.59); 32) y se sigue (∩ C ⊆ D)g, concluyéndose

(D ∈ C)g ` (∩ C ⊆ D)g (2.33)

entonces de (B ∈ C ∧ B ⊆ ∩ C)g se tiene E ∈0 C (B ⊆ E)g debido a ((2.33);



51) y ((2.6); 40), luego ∀ A ∈0 C | (D ⊆ A) g g de ((1.59); 32), por lo tanto

(B ∈ C ∧ B ⊆ ∩ C)g ` ∀ A ∈ C | (B ⊆ A) g g . (2.34)

Teorema 2.2.2. Sean una colección de conjuntos C y un conjunto D .



∀ A ∈0 C | (D ⊆ A) g g ` (D ⊆ ∩ C) g .

Demostración.– Con (B ∈ C)g se sigue (D ⊆ B)g de ((1.60); 32), luego


para (ξ ∈ D)g se obtiene (ξ ∈ B)g debido a ((2.3); 39) con ((1.55); 31), por
lo cual (ξ ∈ ∪ C)g de ((2.20); 47), además A ∈0 C (x ∈0 D x ∈0 A) debido
a ((1.59); 32) y ((2.3); 39), entonces A ∈0 C (ξ ∈ A)g de ((1.55); 31) dado

que (ξ ∈ D)g, por consiguiente ∀ A ∈ C | (ξ ∈ A) g g de ((1.59); 32), y
0

con ((2.31); 51) se sigue (ξ ∈ ∩ C)g, por lo tanto x ∈0 D (x ∈ ∩ C)g, luego



∀ x ∈ D | (x ∈ ∩ C)g g nuevamente de ((1.59); 32) y se infiere (D ⊆ ∩ C)g. 
0

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 51


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

Análogamente a la unión se tiene al caso particular que resulta de una


colección C de conjuntos y (A ∈ C ∧ B ∈ C)g, pues se puede considerar a
E ≡ {D ∈0 C k (D = A ∨ D = B)g} y hacer A ∩ B ≡ ∩ E . Entonces, para

(p ∈ A ∩ B)g se sigue p ∈ A ∪ B ∧ ∀ Q ∈0 E | (p ∈ Q) g g de (2.31); 51),
luego (p ∈ A)g y (p ∈ B)g ((1.60); 32) pues (A ∈ E ∧ B ∈ E)g, por lo cual

(p ∈ A ∧ p ∈ B)g, ası́ mismo de (p ∈ A ∧ p ∈ B)g se infiere ∃ Q ∈0 E | (p ∈ Q)g g
de ((1.58); 31) ya que (A ∈ E ∧ p ∈ A)g, por consiguiente (p ∈ A ∪ B)g de

((2.23); 49), luego (p ∈ ∪ E)g, pero también se tiene ∀ Q ∈0 E | (p ∈ Q) g g
de ((1.59); 32), pues M ∈0 E (M = A ∨ M = B)g debido a ((2.8); 43), y

(p ∈ A ∧ p ∈ B) ∧ (M = A ∨ M = B) g ` (p ∈ M )g, entonces M ∈0 E (p ∈

M )g, por lo tanto p ∈ ∪ E ∧ ∀ Q ∈0 E | (p ∈ Q) g g y con ((2.31); 51) se
obtiene (p ∈ A ∩ B)g, concluyéndose

(p ∈ A ∩ B)g a ` (p ∈ A ∧ p ∈ B) g . (2.35)

Al incorporar otro conjunto C se pueden mencionar algunos ejemplos que el


l
lector puede demostrar

(A ⊆ B)g ` (A ∩ B = A ∧ A ∪ B = B) 



  

∧ (A ∩ C ⊆ B ∩ C ∧ A ∪ C ⊆ B ∪ C) g, 
(2.36)


(A ⊆ C ∧ B ⊆ D)g ` (A ∪ B ⊆ C ∪ D ∧ A ∩ B ⊆ C ∩ D)g, 



 

(A ⊆ B ∪ C)g ` A = (A ∩ B) ∪ (A ∩ C) g

y desde luego, mediante un proceso iterativo en principio se puede considerar la


unión e intersección de colecciones finitas de conjuntos, y a la vez la conjugación
l
de uniones e intersecciones; se sugiere al lector verificar

A ∩ (B ∪ C) = (A ∩ B) ∪ (A ∩ C) g (2.37)

A ∪ (B ∩ C) = (A ∪ B) ∩ (A ∪ C) g (2.38)

52 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

conocidas como leyes distributivas de la intersección y de la unión respectiva-


mente.

Ahora al hacer C ≡ {A, B, A \ B} con (ξ ∈ A ∩ B)g se sigue (ξ ∈ A)g



y (ξ ∈ B)g debido a ((2.31); 51), luego ξ ∈ A ∪ (A \ B) g de ((2.20); 47) y

(ξ 6∈ A \ B)g de ((2.27); 50), obteniéndose ξ ∈ A ∪ (A \ B) ∧ ξ 6∈ A \ B g, por

lo cual ξ ∈ A \ (A \ B) g debido a ((2.8); 43), entonces x ∈0 A ∩ B (x ∈
 
A \ (A \ B) g, y con ((2.3); 39) se concluye A ∩ B ⊆ A \ (A \ B) g. Ahora, de
 
ξ ∈ A \ (A \ B) g se sigue ξ ∈ A ∪ (A \ B) ∧ ξ 6∈ A \ B g debido a ((2.8); 43),

luego ξ ∈ A ∪ (A \ B) g y (ξ 6∈ A \ B)g de ((1.36); 22), por lo cual ξ ∈ A)g

de ((2.26); 50) y ((2.36); 52), y también ¬(ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B) g de ((2.8);

43) con ((1.47); 27), entonces (ξ ∈ A)g y (ξ ∈ A ∪ B) f y (ξ 6∈ B) g o
 
(ξ ∈ A ∪ B) g y (ξ 6∈ B) f o (ξ ∈ A ∪ B) f y (ξ 6∈ B) f debido a ((1.1); 10)
y ((1.8); 14), obteniéndose ξ ∈ A) g y (ξ ∈ A ∪ B) g y (ξ 6∈ B)f, por lo tanto
(ξ ∈ A ∩ B)g de ((2.31); 51), y se sigue x ∈0 A \ (A \ B) (x ∈ A ∩ B)g, luego
(A \ (A \ B) ⊆ A ∩ B)g de ((2.3); 39), y de ((2.12); 45) se concluye


A ∩ B = A \ (A \ B) g . (2.39)
l
Ası́ mismo el lector puede demostrar

(A ∪ B) \ (A \ B) = B g (2.40)
  
y como (A ∪ B) \ (A \ B) ∪ (B \ A) = (A ∪ B) \ (A \ B) \ (B \ A) g de
 
((2.30); 50) con (A∪B) \ (A \ B) \ (B \ A) = B \ (B \ A) g debido a ((2.40);

53) y B \ (B \ A) = A ∩ B g de ((2.39); 53), se obtiene

 
(A ∪ B) \ (A \ B) ∪ (B \ A) = A ∩ B g (2.41)
l
y con un conjunto C el lector también puede verificar que se sigue


(A ∩ B) \ C = A ∩ (B \ C) g . (2.42)

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 53


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

Axioma de Potencia.- Para cada conjunto hay una colección de conjuntos,


llamado conjunto potencia del conjunto, cuyos elementos son todos los sub-
conjuntos del conjunto dado.

Es decir, ante la invocación de un conjunto X se identifica a un conjunto


P(X) , la potencia del X , para el cual se tiene

A ∈0 P(X) (A ⊆ X) g y (A ⊆ X) g (A ∈ P(X) g (2.43)

y con ((1.59); 32) se sigue



∀ A ∈0 P(X) | (A ⊆ X) g g (2.44)

pero también (A ∈ P(X))g ` (A ⊆ X)g debido a ((1.55); 31), y con ((1.47);


27) se infiere
(A 6⊆ X)g ` (A 6∈ P(X))g (2.45)

además como ξ ∈0 X (ξ ∈ X)g, entonces ∀ x ∈0 X | (x ∈ X) g g debido a
((1.59); 32), luego (X ⊆ X)g, por lo cual con ((2.43); 54) se obtiene

X ∈ P(X) g . (2.46)

Ası́ mismo, para A, B y X conjuntos se sigue


 
A ∈ P(B) ∧ B ∈ P(X) g ` A ∈ P(X) g (2.47)

pues de ((1.36); 22) y ((2.43); 54) se tiene (A ⊆ B)g y (B ⊆ X)g, luego



(A ⊆ X)g debido a ((2.6); 40), entonces A ∈ P(X) g nuevamente de ((2.43);
l
54), y también el lector puede comprobar

P(A) ∪ P(X) ⊆ P(A ∪ X) g . (2.48)


Cuando en una discusión se considera un conjunto X y C ⊆ P(X) g,

de ξ ∈0 ∪ C se sigue ∃ A ∈0 C | (ξ ∈ A)g g debido a ((2.18); 47), y con (M ∈ C)g

y (ξ ∈ M )g se tiene M ∈ P(X) g de ((1.60); 32), luego (M ⊆ X)g de ((2.43);

54 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas

54) y ((1.55); 31), por lo cual (ξ ∈ X)g nuevamente ((1.60); 32), entonces

∀ p ∈0 ∪ C | (p ∈ X) g g debido a ((1.59); 32), por lo cual (∪ C ⊆ X)g y con
((2.43); 54) se obtiene
 
C ⊆ P(X) g ` ∪ C ∈ P(X) g (2.49)
l
y de manera análoga el lector puede demostrar
 
C ⊆ P(X) g ` ∩ C ∈ P(X) g. (2.50)

La trascendencia de incorporar la potencia de un conjunto es enorme,


pues usualmente permite que el conjunto invocado en una discusión funja como
el “universo” de dicha discusión, cuando en ella sólo se consideran a sus sub-
conjuntos y elementos. En este caso conviene presentar una variante para las
condiciones de especificación, ahora aceptando la afinidad con dicho “universo”,
de lo cual se sigue la afinidad con los elementos de su potencia. Por ello, para
un conjunto X se puede considerar una proposición hPX i, con la cual para

(x ∈ X) g ô (x ∈ B)g con B ∈ P(X) g se pueden establecer las condiciones
de especificación Px g y Px f, y en estos términos se plantean algunos de los
teoremas que siguen.

Teorema 2.2.3. Sean X y B conjuntos, y hPX i .


 
B ∈ P(X) g ` {x ∈0 B k Pxg} ∈ P(X) g .

Demostración.– Para {x ∈0 B k Px g} se tiene {x ∈0 B k Px g} ⊆ B g de
((2.10); 43), y como (B ⊆ X)g debido a ((2.43); 54) con ((1.55); 31) pues B ∈
 
P(X) g, se sigue {x ∈0 B | Px g} ⊆ B ∧ B ⊆ X g, luego {x ∈0 B | Px g} ⊆
 
X g de ((2.6); 40), entonces {x ∈0 B | Px g} ∈ P(X) g de ((2.43); 54). 

Teorema 2.2.4. Sean A y X conjuntos.



(A ⊆ X)g ` P(A) ⊆ P(X) g .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 55


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos


Demostración.– De B ∈ P(A) g se sigue (B ⊆ A)g debido a ((2.43); 54)
con ((1.55); 31), luego (B ⊆ X)g de ((2.6); 40) pues (A ⊆ X)g, por lo cual
 
B ∈ P(X) g nuevamente de ((2.43); 54), entonces D ∈0 P(A) D ∈ P(X) g,

y con ((2.3); 39) se concluye P(A) ⊆ P(X) g. 

Y como consecuencia inmediata de este teorema, para A y X conjuntos se


sigue
 
A ⊆ P(X) g ` P(A) ⊆ P P(X) g (2.51)
 
además de A ⊆ P(X) g y con (E ∈ A)g se tiene E ∈ P(X) g debido a

((2.3); 39), luego (E ⊆ X)g de ((2.43); 54), por lo cual ∀ D ∈0 A | (D ⊆ X)g g
de ((1.59); 32), entonces

 
A ⊆ P(X) g ` ∀ D ∈0 A | (D ⊆ X) g g . (2.52)

Finalmente, para un conjunto X y A ∈ P(X) g se conviene en ha-
cer 23 AX c ≡ X \ A llamándolo complemento de A en X, luego de ξ ∈
AX c se sigue ξ ∈ X ∧ ξ 6∈ A debido a ((2.25); 50) y ((1.60); 32), y con ((1.59);
32) se obtiene
(∀ p ∈ AX c | p 6∈ A)g (2.53)
además (A ∪ AX c ⊆ X)g debido a ((2.22); 48) ya que (AX c ⊆ X)g de ((2.26);

50), y para (ξ ∈ X)g se tiene (ξ ∈ A) g o (ξ 6∈ A) g , luego (ξ ∈ A) g o (ξ ∈
 
X ∪ A) g ∧ (ξ 6∈ A) g , por lo cual ((ξ ∈ A) g o (ξ ∈ AX c ) g de ((2.8); 43),

entonces ∃ B ∈0 {A, AX c} | (ξ ∈ B) g g debido a ((1.58); 31), y con ((2.18);

47) se obtiene (ξ ∈ A ∪ AX c )g, entonces ∀ x ∈0 X | (x ∈ A ∪ AX c ) g g de
((1.59); 32), por lo tanto (X ⊆ A ∪ AX c )g y con ((2.12); 45) se concluye


A ∈ P(X) g ` (A ∪ AX c = X) g . (2.54)

23
` ´
Cuando en una discusión es claro que se tiene A ∈ P (X) g se acostumbra omitir al
subı́ndice X .

56 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.2 Axiomas


Además, de ((2.36); 52) se sigue (A = X ∩ A)g, luego A = X \ (X \ A) g
debido a ((2.39); 53), entonces
c
A = (AX c )X g (2.55)
 
y cuando para C ⊆ P(X) g se hace CX c ≡ M ∈0 P(X) k ∃ R ∈ C | RX c = M
se obtienen las leyes de Morgan 24 para complementos
c c 
(∩ C)X = ∪ CX c ∧ (∪ C)X = ∩ CX c g (2.56)
c c
pues de ((2.50); 55) se puede considerar (∩ C)X , y con η ∈0 (∩ C)X se sigue
(η ∈ X ∧ η 6∈ ∩ C)g debido a ((2.25); 50) y ((1.60); 32), luego (η ∈ X)g y

η ∈ ∪ C ∧ ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g f de ((2.31); 51) y ((1.47); 27), y con ((1.1; 10)
 
se tiene (η 6∈ ∪ C) g y ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g g o (η 6∈ ∪ C) g y ∀ A ∈0
   
C | (η ∈ A) g f o (η ∈ ∪ C) g y ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g f presentándose los
siguientes casos:

Con (M ∈ C)g y de (η 6∈ ∪ C)gy ∀ A ∈0 C | (η ∈ A)g g se sigue η 6∈ ∪ C ∧
 
∀ A ∈0 C | (η ∈ A)g g, luego η 6∈ ∪ C ∧ ∀ A ∈0 C | (η ∈ A)g g ` (η 6∈ ∪ C)g
de ((1.36); 22), pero además se infiere (η ∈ M )g debido a ((1.60); 32),
y como (M ⊆ ∪ C)g de ((2.21); 48), se obtiene (η ∈ ∪ C)g de ((1.60);

32), entonces η 6∈ ∪ C ∧ ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g g ` (η 6∈ ∪ C)f, por lo

tanto η 6∈ ∪ C ∧ ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g f de ((1.46); 26), estableciéndose la

imposibilidad de la presencia de (η 6∈ ∪ C) g y ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g g.
 
De ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g f se sigue ∃ A ∈0 C | (η 6∈ A) g g del corolario
(1.4.1; 35) y ((1.47); 27), y con (Q ∈ C)g y (η 6∈ Q)g se tiene (η ∈ QX c )g
de ((2.8); 43) pues (η ∈ X)g y (X ∪ Q = X)g, luego ∃ A ∈0 CX c | (η ∈

AX c ) g g debido a ((1.58); 31) pues (Q ∈ CX c )g de ((2.8); 43), y con
((2.18); 47) se obtiene (η ∈ ∪ CX c )g, entonces de (η 6∈ ∪ C) g y ∀ A ∈0

24 Augustus De Morgan (1806-1871) fue un matemático y lógico inglés nacido en la India.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 57


2.2 Axiomas Teorı́a de conjuntos

   
C | (η ∈ A) g f o (η ∈ ∪ C) g y ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g f se infiere
(η ∈ ∪ CX c )g.

c 
Por lo tanto ∀ p ∈0 (∩ C)X | (p ∈ ∪ CX c )g g debido a ((1.59); 32) y se obtiene
c 
(∩ C)X ⊆ ∪ CX c g.

Ahora, de η ∈0 ∪ CX c se sigue ∃ A ∈0 CX c | (η ∈ A) g g debido a ((2.18); 47), y
con (Q ∈ CX c )g y (η ∈ Q)g se tiene (QX c ∈ C)g de ((2.55); 57) y (η 6∈ QX c )g

de ((2.27); 50), por lo cual ∃ A ∈0 C | (η 6∈ A)g g debido a ((1.58); 31), entonces

∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g f del corolario (1.4.1; 35), luego η ∈ ∪ C ∧ ∀ A ∈0 C | (η ∈

A) g f de ((1.1); 10), y con ((2.31); 51) y ((1.47); 27) se obtiene (η 6∈ ∩ C)g,
además (η ∈ X)g de ((2.49); 55) con ((2.43); 54), ((1.55); 31) y ((1.60); 32),
 c
dado que CX c ⊆ P(X) g de ((2.10); 43), por consiguiente η ∈ (∩ C)X g
 
debido a ((2.8); 43) ya que η ∈ X ∪ (∩ C) g pues X = X ∪ (∩ C) g, y
c 
con ((1.59); 32) se infiere ∀ p ∈0 ∪ CX c | p ∈ (∩ C)X g g, por lo tanto
 
∪ CX c ⊆ (∩ C)X c ) g, concluyéndose (∩ C)X c) = ∪ CX c g de ((2.12); 45).
l
La demostración del otro enunciado se deja al lector, el cual también puede
verificar al caso particular
 
A ∈ P(X) ∧ B ∈ P(X) g ` (A ∩ B)X c = AX c ∪ BX c g (2.57)
c 
y de ((2.55); 57) se sigue (AX c ∩ BX c )X = A ∪ B g, por lo cual se obtiene
c c c c c
(AX c ∩ BX c)X X = (A ∪ B)X g, pero (AX c ∩ BX c )X X = AX c ∩

BX c g de nuevo con ((2.55); 57), entonces
 
A ∈ P(X) ∧ B ∈ P(X) g ` AX c ∩ BX c = (A ∪ B)X c g . (2.58)
Axioma de Elección (Cantor-Zermelo).- El producto cartesiano (genera-
lizado) de una familia de conjuntos no vacios es no vacia.

Entonces, para X y J conjuntos se plantea


J 
F ∈ P(X) ∧ ∅ 6∈ RF g (ΠF 6= ∅) g . (2.59)

58 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias

H Para apreciar el axioma se deben hacer algunas observaciones


relacionadas al producto cartesiano generalizado (véase § 3.8 pág. 136),
por lo que se sugiere postergar su lectura:
J
Para un conjunto X y F ∈ P(X) con J 6= ∅ se sigue
F 6= ∅ de ((3.11); 94), es decir la familia F es no vacia, y de
((3.12); 94) se sigue RF 6= ∅, pero esto no lleva a ∅ 6∈ RF .

De J = ∅ se tiene ΠF = X J del corolario (2.3.1; 62) y ((2.8);


43), por lo cual ΠF = {∅} pues X J = {∅} de ((3.11); 94) y
((1.47); 27), y con ((2.62); 61) se obtiene ΠF 6= ∅ .

De RF = ∅ se tiene ∅ 6∈ RF de ((2.63); 62) y ((1.47); 27),


además J = ∅ debido a ((3.12); 94) con ((1.47); 27), luego
ΠF 6= ∅ .
Por lo tanto, el axioma es indispensable cuando J 6= ∅ , y se puede
prescindir de él cuando RF = ∅ . N

2.3. Consecuencias

Con la axiomatización de la teorı́a de conjuntos resulta sencillo intro-


ducir el atributo de vacuidad 25 a un conjunto, una propiedad fundamental pero
esquiva para la humanidad; dado que en el razonamiento del hombre ha sido
natural la afirmación 26 “el ser es y el no ser no es”. . . pues lleva a la idea
intuitiva de que un conjunto “debe” contener elementos, ya que ingenuamente

25 Entiéndase como la cualidad de ser vacuo o vacio.


26 Se le atribuye a Parménides de Elea (aprox. 530 a.C. - ?), filósofo griego de la escuela
eleática (corriente griega de filosofı́a presocrática), en la que se propone que el universo es
en esencia una unidad inmutable, infinito en tiempo y espacio, y más allá de la cognición
proporcionada por los sentidos humanos.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 59


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos

se piensa que al contener elementos es conjunto y al no contener no es conjunto.

H Esto es semejante a la antigua creencia de que para que un cuer-


po mantenga su velocidad “debe” haber una interacción sobre él,
aceptándolo como un atributo de los cuerpos (el estado natural es
el reposo), lo cual impedia llegar al planteamiento de Galileo 27 :
la velocidad del cuerpo se mantiene al no haber interacción so-
bre él, propiedad de los cuerpos llamada inercia (conocida como
primera ley del movimiento de Newton 28 )... posiblemente la mayor
aportación a la fı́sica, y de allı́ se sigue el causalismo al pensar que
la alteración de la velocidad es el efecto de una causa (la fuerza). N

En la teorı́a axiomática de conjuntos, el axioma de especificación per-


mite identificar a un conjunto que no contenga elementos, conocido como con-
junto vacio ∅ , ya que para un conjunto invocado basta considerar una condi-
ción de especificación que excluya a todos sus elementos; por ejemplo, para
un conjunto X se puede hacer 29 ∅X ≡ X \ X pues se tiene X \ X = {x ∈0

X | (x 6∈ X)g} g, o bien hacer ∅X ≡ {x ∈0 X k (x 6= x)g} , dado que en to-
da discusión para un sı́mbolo x se rechaza (x 6= x)g en conformidad con el
principio de identidad.

27 En Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo (1630) de Galileo Galilei (1564-1642)
(Diálogos referentes a los dos grandes sistemas del mundo (véase [22] pág.14)), quien fue un
filósofo, matemático y fı́sico italiano que estuvo relacionado estrechamente con la revolución
cientı́fica; Albert Einstein lo llamó acertadamente ”padre de la ciencia moderna”.
28 Isaac Newton(1643-1727), fı́sico, filósofo, y matemático inglés, autor de Philosophiae
naturalis principia mathematica (1687).
29 Conviene mencionar que aunque las grafı́as manuscritas de la letra griega phi minúscu-
la, phi mayúscula y el conjunto vacio son muy semejantes, tipográficamente se distiguen
fácimente pues respectivamente se usa φ, Φ y ∅ .

60 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias

H André Weil (1906-1998) matemático francés miembro fundador


del grupo Nicolás Bourbaki con notables contribuciones a la teorı́a
de los números, la geometrı́a algebraica y fue quien introdujo al
sı́mbolo ∅ para el conjunto vacio ([4] pág. 9). Interesante mencionar
que después de su muerte, el único honor mencionado en su biografı́a
oficial simplemente dice: “Miembro de la Academia de Ciencias y
de Letras de Poldavia”; un paı́s imaginario donde habrı́a enseñado
el también imaginario matemático Nicolás Bourbaki. N

Provisionalmente se emplea al subı́ndice X en ∅X por existir un vı́ncu-


lo explı́cito con el conjunto X invocado, mas como se verá en el teorema (2.3.3;
64), se puede prescindir del subı́ndice. Al adoptar ∅X ≡ {x ∈0 X k (x 6= x)g}
para un conjunto X , de ((2.10); 43) se sigue

(∅X ⊆ X)g (2.60)



luego ∅X ∈ P(X) g debido a ((2.43); 54), además con ((2.8); 43) y ((1.59);
32) se tiene

∀ x ∈0 ∅X | (x 6= x) g g (2.61)

luego de (ξ ∈ ∅X )g se tiene (ξ =
6 ξ)g debido a((1.60); 32), y con A ∈ P(X) g
y (ξ ∈ A)g se sigue (ξ = ξ)g del principio de identidad, entonces (ξ ∈ A ∧ ξ ∈
∅X )g ` (ξ 6= ξ)g y (ξ ∈ A ∧ ξ ∈ ∅X )g ` (ξ = ξ)g, por lo cual (ξ ∈ A ∧ ξ ∈ ∅X )f
de ((1.46); 26), y con ((1.1); 10) se obtiene

(ξ ∈ A)g ` (ξ 6∈ ∅X )g (2.62)

por consiguiente (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ ∅X )g, luego ∃ a ∈0 A | (a 6∈ ∅X ) g g de ((1.58);
31), y con ((2.5); 39) se sigue (A 6⊆ ∅X )g, por lo tanto (∅X ⊆ A ∧ A ⊆ ∅X )f
debido a ((2.60); 61) con ((1.1); 10), y de ((2.12); 45) con ((1.47); 27) se obtiene

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 61


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos

(A 6= ∅X )g, concluyéndose

(ξ ∈ A)g ` (A 6= ∅X )g (2.63)
l
de lo cual el lector puede demostrar

(ξ ∈ X ∧ A = ∅X )g ` (ξ ∈
/ A) g. (2.64)

Teorema 2.3.1. Sean X un conjunto, A ∈ P(X) g y hPX i .

0
 a ∈ A | Pa g) g .
(A ⊆ ∅X )g ` (∃

 a ∈ A | Pa g) g se sigue (∃ a ∈ A | Pag)g, y como
0 0
Demostración.– De ¬(∃
con (ξ ∈ A ∧ Pa)g se tiene (ξ ∈ A)g de ((1.36); 22), entonces (ξ 6∈ ∅X )g debido

a ((2.62); 61), luego (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ ∅X )g, por lo cual ∃ a ∈0 A | (a 6∈ ∅) g g de

((1.58); 31), y con ((2.5); 39) se obtiene (A 6⊆ ∅X )g, es decir ¬(A ⊆ ∅X ) g,
 a ∈ A | Pa g)g debido a ((1.47); 27). 
0
concluyéndose (A ⊆ ∅X )g ` (∃

Corolario 2.3.1. (Teorema de vacuidad) Sean X un conjunto, A ∈



P(X) g y hPX i .
(A = ∅X )g ` (∀ a ∈0 A | Pa g) g .

Demostración.- Como (A ⊆ ∅X )g debido a ((2.12); 45) y ((1.36); 22), se


0
 a ∈ A | (¬Pa )g)g del teorema ((2.3.1); 62), pues con QX ≡ ¬PX se
sigue (∃
 a ∈ A | Qa g)g, luego (∀ a ∈ A | Pag)g del corolario (1.4.1; 35). 
0 0
tiene (∃

Corolario 2.3.2. Sea X un conjunto.



∀ A ∈0 P(X) | (∅X ⊆ A) g g .

Demostración.- Dado que se tiene ∅X ∈ P(X) g y (∅X = ∅X )g, para
B ∈ P(X))g se sigue (∀ b ∈0 ∅X | (b ∈ B)g)g del corolario ((2.3.1; 62), por lo
tanto (∅X ⊆ B)g, entonces A ∈0 P(X) (∅X ⊆ A)g, y con ((1.59); 32) se

concluye ∀ A ∈ P(X) | (∅X ⊆ A) g g. 
0

62 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias

Ahora un conjunto X se plantean comportamientos que parecen evi-


dentes, pero requieren demostración aún cuando sean sencillas, por ejemplo de
((1.1); 10) se sigue

∀ A ∈0 P(X) | (A = ∅X ∨0 A 6= ∅X ) g g (2.65)

también de ((2.36); 52) con el corolario (2.3.2; 62) y se obtiene



∀ A ∈0 P(X) | (∅X ∪ A = A) g g . (2.66)

Análogamente, pero ahora su demostración no es trivial. . . algo muy frecuente


como ya se ha visto con anterioridad (a veces las apariencias engañan).

Teorema 2.3.2. Sean X un conjunto, A ∈ P(X) y hPX i .



(∃ a ∈0 A | Pa g)g a ` {a ∈0 A k Pa g} =
6 ∅X g .

Demostración.- De (∃ a ∈0 A | Pag)g con (ξ ∈ A ∧ Pξ )g se tiene ξ ∈ {a ∈



A k Pa } g de ((2.8); 43), además ξ 6∈ ∅X debido a ((2.62); 61) y ((1.36); 22),

por lo cual ξ ∈ {a ∈0 A k Pa g} ∧ ξ 6∈ ∅X g y con ((1.58); 31) se sigue ∃ ν ∈0
 
{a ∈0 A k Pag} | (ν 6∈ ∅X )g g, entonces {a ∈0 A k Pa g} 6⊆ ∅X g debido a ((2.5);

39), obteniéndose ∅X 6⊆ {a ∈0 A k Pa g} ∨ {a ∈0 A k Pa g} 6⊆ ∅X g de ((1.1);

10), por lo tanto {a ∈0 A | Pa g} =6 ∅X g de ((2.13); 45).

Ahora, de {a ∈0 A k Pa g} = 6 ∅X g se sigue {a ∈0 A k Pa g} 6⊆ ∅X ∨ ∅X 6⊆ {a ∈0
 
A k Pa g} g nuevamente de ((2.13); 45), en donde ∅X 6⊆ {a ∈0 A k Pa g} f

del corolario (2.3.2; 62) con ((1.60); 32), ya que {a ∈0 A k Pa g} ∈ P(X) g de
((2.10); 43) y ((2.43); 54). Entonces de ((1.1); 10) se obtiene {a ∈0 A k Pa g} 6⊆
 
∅X g, por lo cual ∃ η ∈0 {a ∈0 A k Pa } | η 6∈ ∅X g de ((2.5); 39), y con ξ ∈
 
{a ∈0 A k Pa } ∧ ξ 6∈ ∅X g se sigue ξ ∈ {a ∈0 A k Pa } g debido a ((1.36); 22),
luego (ξ ∈ A ∧ Pξ )g de ((2.8); 43) y ((1.55); 31), por lo tanto (∃ a ∈0 A | Pa )g
debido a ((1.58); 31). 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 63


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos

Teorema 2.3.3. Sean X y A conjuntos.

(∅A = ∅X ) g .

Demostración.– Dado que se tiene (A ⊆ A ∪ X)g y (X ⊆ A ∪ X)g de


 
((2.21); 48), se sigue P(A) ⊆ P(A ∪ X) g y P(X) ⊆ P(A ∪ X) g del
 
teorema (2.2.4; 55), luego ∅A ∈ P(A ∪ X) g y ∅X ∈ P(A ∪ X) g debido
a ((2.3); 39) con ((1.55); 31), entonces (∅A∪X ⊆ ∅A )g y (∅A∪X ⊆ ∅X )g del
corolario (2.3.2; 62) y ((1.60); 32). Además, del corolario (2.3.1; 62) se sigue
   
∀ x ∈0 ∅A | ¬(x 6∈ ∅A∪X ) g g y ∀ x ∈0 ∅X | ¬(x 6∈ ∅A∪X ) g g, por lo cual
 
 x ∈ ∅A | (x 6∈ ∅A∪X ) g g y ∃  x ∈ ∅X | (x 6∈ ∅A∪X ) g g debido al corolario
0 0

(1.4.1; 35), luego (∅A ⊆ ∅A∪X )g y (∅X ⊆ ∅A∪X )g de ((2.5); 39) con ((1.47);
27). Por lo tanto (∅A ⊆ ∅A∪X ∧ ∅A∪X ⊆ ∅A )g y (∅X ⊆ ∅A∪X ∧ ∅A∪X ⊆ ∅X )g,
entonces (∅A = ∅A∪X )g y (∅X = ∅A∪X )g debido a ((2.12); 45), concluyéndose
(∅A = ∅X )g. 

Este teorema establece la “universalidad” de la vacuidad y permite la omisión



de los subı́ndices, presentándose comportamientos como ∅ ∈ P(X) g y ∅ ⊆

P(X) g para un conjunto X , pues (∅X ⊆ X)g de ((2.60); 61) y ∅P(X) ∈
 
P P(X) g debido a ((2.60); 61), luego ∅P(X) ⊆ P(X) g de ((2.44); 54) y

((1.60); 32), en donde ∅X = ∅P(X) g, lo cual inicialmente es perturbante para
los estudiantes.

Teorema 2.3.4. Sea C una colección de conjuntos.


(∪C =
6 ∅)g a ` ∃ A ∈0 C | (A 6= ∅) g g .


Demostración.– De ( ∪ C =
6 ∅)g se sigue ∃ p ∈0 ∪ C | (p = p) g g, y con

(ξ ∈ ∪ C)g y (ξ = ξ)g se tiene ∃ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g debido a ((2.18);
47), y con (M ∈ C)g y (ξ ∈ M )g se infiere (M 6= ∅)g de ((2.62); 61), luego

64 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias

 l
∃ A ∈0 C | (A 6= ∅) g g debido a ((1.58); 31). Se deja al lector la demostración
de la otra regla de inferencia. 

De nuevo se tiene el caso particular que emana de considerar una colección C de


conjuntos y (A ∈ C ∧ B ∈ C)g, pues al hacer E ≡ {D ∈0 C k (D = A ∨ D = B)g}
 
se tiene (A∪B = ∪ E)g, y de (A∪B 6= ∅)g se sigue ∃ Q ∈0 E | (Q 6= ∅)g g g
del teorema (2.3.4; 64), y con (M ∈ E)g y (M 6= ∅)g se tiene (M = A ∨ M =
B)g, por lo cual (A 6= ∅ ∨ B 6= ∅)g, ası́ mismo de (A 6= ∅ ∨ B 6= ∅)g se
 
infiere ∃ Q ∈0 E | (Q 6= ∅) g g g de ((1.58); 31), luego (A ∪ B 6= ∅)g debido
al teorema (2.3.4; 64), por lo tanto

(A ∪ B 6= ∅)g a ` (A 6= ∅ ∨ B 6= ∅) g . (2.67)
Teorema 2.3.5. Sea C una colección de conjuntos.
 
(∩C =
6 ∅)g a ` ∃ ξ ∈0 ∪ C | ∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g g .
 0
Demostración.– De ( ∩ C = 6 ∅)g se tiene η ∈ ∪ C k ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g
   
g 6= ∅ g, luego ∃ ξ ∈0 ∪ C | ∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g g del teorema (2.3.2;

63) dado que ∪ C ∈ P ∪ C g de ((2.46); 54). Ahora, de ∃ ξ ∈0 ∪ C | ∀ A ∈0
    
C | (ξ ∈ A) g g g también se sigue η ∈0 ∪ C k ∀ A ∈0 C | (η ∈ A) g g 6= ∅ g,
entonces (∩ C =
6 ∅) . 

También ahora se presenta el caso particular que emana de considerar una


colección C de conjuntos y (A ∈ C ∧ B ∈ C)g, pues al hacer E ≡ {D ∈0
C k (D = A ∨ D = B)g} se tiene (A ∩ B = ∩ E)g y(A ∪ B = ∪ E)g, y
 
de (A ∩ B 6= ∅)g se sigue ∃ p ∈ A ∪ B | ∀ Q ∈ E | (p ∈ Q) g g g debido al
0 0

teorema (2.3.5; 65), y con (ξ ∈ A ∪ B)g y ∀ Q ∈0 E | (ξ ∈ Q) g g se infiere
(ξ ∈ A)g y (ξ ∈ B)g de ((1.60); 32) pues (A ∈ E ∧ B ∈ E)g, por lo cual
(A 6= ∅ ∧ B 6= ∅)g de ((2.62); 61), entonces

(A ∩ B 6= ∅)g ` (A 6= ∅ ∧ B 6= ∅) g . (2.68)

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 65


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos


Además, como ∃ ξ ∈0 ∪ C | ∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g f a ` ∀ ξ ∈0 ∪ C | ¬(∀ A ∈0
   
C | (ξ ∈ A) g g g de ((1.62); 32), y ∀ ξ ∈0 A ∪ B | ¬(∀ A ∈0 C | (ξ ∈ A) g g g a
 
` ∀ ξ ∈0 ∪ C | ∃ A ∈0 C | (ξ 6∈ A) g g g del corolario (1.4.1; 35), con el teorema
(2.3.5; 65) y ((1.47); 27) se obtiene
 
( ∩ C = ∅)g a ` ∀ ξ ∈0 ∪ C | ∃ A ∈0 C | (ξ 6∈ A) g g g . (2.69)

Teorema 2.3.6. Sea X un conjunto.



(X 6= ∅)g a ` ∃ x ∈0 X | (x = x) g g .


Demostración.– De ∃ x ∈0 X | (x = x) g g y con (ξ ∈ X ∧ ξ = ξ)g se tiene
 0
(X 6= ∅)g debido a ((2.63); 62). Ahora, de (X 6= ∅)g se sigue x ∈ X k (x =
 
x) g 6= ∅ g de ((2.15); 46), luego ∃ ξ ∈0 X | (ξ = ξ) g g del teorema (2.3.2;
63). 

Es interesante comentar que el inverso de ((2.63); 62) carece de senti-


do, a diferencia de este último teorema, en donde se plantea un cuantificador
existencial aún cuando no especifica elementos, pues su condición de especifi-
cación es inherente al principio de identidad, pero es indispensable dado que
“la existencia” en la matemática solo es planteable con el cuantificador exis-
tencial. . . en ella es absurdo decir aisladamente “existe” un elemento de A
cuando (A 6= ∅)g; por ejemplo “existe el supremo de A”(véase pág. 153), sin
embargo es muy frecuente. La importancia de este teorema se ilustra en el
siguiente corolario, en donde se demuestra un comportamiento que usualmente
se incorpora como obvio en los razonamientos, sin apercibir la necesidad de su
demostración.

Corolario 2.3.3. Sean A y B conjuntos.

(A \ B 6= ∅)g a ` (A 6⊆ B) g .

66 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias


Demostración.– De (A \ B 6= ∅)g se sigue ∃ x ∈0 A \ B | (x = x) g g del
teorema (2.3.6; 66), y con (ξ ∈ A \ B ∧ ξ = ξ)g se tiene (ξ ∈ A \ B)g de ((1.36);
22), por lo cual (ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ B)g debido a ((2.25); 50) y ((1.60); 32), entonces

∃ x ∈0 A | (x 6∈ B) g g de ((1.58); 31), y de ((2.5); 39) se obtiene (A 6⊆ B)g.

Ahora, de (A 6⊆ B)g se sigue ∃ x ∈0 A | (x 6∈ B) g g de ((2.5); 39), y con
(ξ ∈ A ∧ ξ 6∈ B)g se tiene (ξ ∈ A)g y (ξ 6∈ B)g de ((1.1); 10), luego (ξ ∈ A∪ B)g

de ((1.60); 32), pues se tiene (ξ ∈ A ∧ ∀ x ∈ A | (x ∈ A ∪ B) g g debido a ((2.21);
48), entonces (ξ ∈ A ∪ B ∧ ξ 6∈ B)g , por lo cual (ξ ∈ A \ B)g de ((2.8); 43), y
de ((2.63); 62) se concluye (A \ B 6= ∅)g. 

Conviene resaltar que de este corolario y ((1.47); 27) inmediatamente se obtiene

(A \ B = ∅)g a ` (A ⊆ B)g (2.70)

lo cual trasciende directamente en otros comportamientos sencillos del conjunto


vacio, por ejemplo: para un conjunto A se tiene (∅ \ A = ∅)g del corolario
(2.3.2; 62) con ((2.70); 67), y también (A \ A = ∅)g nuevamente de ((2.70);
67), entonces
(∅ \ A = ∅) g y (A \ A = ∅)g (2.71)
c
y dado que (AA = A \ A)g se sigue

(AA c = ∅)g (2.72)

y con ((2.55); 57) se obtiene 30

c
(A = ∅A ) g . (2.73)

Además como (A \ ∅ ⊆ A)g de ((2.26); 50), y para (ξ ∈ A)g se tiene (ξ 6∈ ∅)g


debido a ((2.62); 61), entonces (ξ ∈ A \ ∅)g de ((2.8); 43) pues (A = A ∪ ∅)g,

30 Obsérvese que en este caso no es válido considerar ∅c , pues los complemetos son realtivos
a un conjunto especı́fico.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 67


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos


luego ∀ a ∈0 A | (a ∈ A \ ∅) g g de ((1.59); 32), por lo cual (A ⊆ A \ ∅)g y con
((2.12); 45) se infiere
(A \ ∅ = A) g . (2.74)

También para A y B conjuntos se presenta un comportamiento que


vincula A ∩ B con A \ B , ya que de (A ∩ B = ∅)g y con (ξ ∈ A)g se tiene
(ξ ∈ A ∪ B)g y (ξ 6∈ B)g debido a ((2.23); 49) y ((2.35); 52), luego (ξ ∈ A \ B)g

de ((2.8); 43), por lo cual ∀ a ∈0 A | (a ∈ A \ B) g g de ((2.3); 39), entonces
(A ⊆ A \ B)g y de ((2.26); 50) se obtiene (véase pág. 60)

(A ∩ B = ∅)g ` (A \ B = A) g . (2.75)

El teorema que sigue es interesante por permitir ejemplificar el uso del


caso particular de reducción al absurdo antes mencionado para su demostración,
aún cuando parece trivial.

Teorema 2.3.7. Sean A y B conjuntos.


(A \ B) ∩ B = ∅ g .


Demostración.– De (A \ B) ∩ B 6= ∅ g se sigue ∃ p ∈0 (A \ B) ∩ B | (p =
 
p) g g debido al teorema (2.3.6; 66), y con ξ ∈ (A \ B) ∩ B g se tiene (ξ ∈
A ∧ ξ 6∈ B)g y (ξ ∈ B)g de ((2.25); 50) y ((2.35); 52), luego (ξ ∈ B ∧ ξ 6∈ B)g en


donde ξ ∈ B ∧ ¬(ξ ∈ B) contradicción debido a ((1.9); 15), entonces se obtiene
 
ξ ∈ B ∧ ¬(ξ ∈ B) f y ∃ p ∈0 (A \ B) ∩ B | (p = p) g g ` (ξ ∈ B ∧ ξ 6∈ B)g,

y de ((1.49); 28) se infiere ∃ p ∈0 (A \ B) ∩ B | (p = p) g f, por lo tanto
 
(A \ B) ∩ B 6= ∅ f de ((1.47); 27), luego (A \ B) ∩ B = ∅ g debido a ((1.7);
14). 
l
De manera similar el lector puede demostrar

68 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias


{∅} \ {∅} = ∅ g . (2.76)

Otro teorema con cierta complejidad lógica en su demostración es el que sigue,


por que se sugiere analizarla con detenimiento.

Teorema 2.3.8. Sean A, B, C conjuntos.


    
(A ⊆ B ∪ C) ∧ (B ∩ C = ∅) g ` (A ∪ B) \ C ∪ (A ∪ C) \ B = A
  
∧ (A ∪ B) \ C ∩ (A ∪ C) \ B = ∅ g .

Demostración.– De (ξ ∈ A)g y (A ⊆ B ∪ C)g se sigue (ξ ∈ B ∨ ξ ∈ C)g


debido a ((2.23); 49), luego con ((1.1); 10) y ((2.64); 62) se tiene (ξ ∈ B)g
 
y (ξ 6∈ C) g o (ξ ∈ C)g y (ξ 6∈ B) g , por lo cual ξ ∈ (A ∪ B) \ C ∨ ξ ∈
 
(A ∪ C) \ B g y nuevamente con ((2.23); 49) se sigue ξ ∈ (A ∪ B) \ C ∪
   
(A ∪ C) \ B g, entonces ∀ p ∈ A | p ∈ (A ∪ B) \ C ∪ (A ∪ C) \ B g g
 
de ((1.59); 32), por lo cual A ⊆ (A ∪ B) \ C ∪ (A ∪ C) \ B y se concluye
 
(A ∪ B) \ C ∪ (A ∪ C) \ B = A pues se tiene la otra contención como lo
l
puede verificar el lector .
  
Ahora como con α∈0 (A ∪ B) \ C ∩ (A ∪ C) \ B ¬ α ∈ (A ∪ B) \ C ∩
  
 α ∈ (A ∪ B) \ C ∩ (A ∪ C) \ B | α ∈ (A ∪
0
(A ∪ C) \ B g se sigue ∃
    
B) \ C ∩ (A ∪ C) \ B g g debido a ((1.56); 31), luego α∈0 (A ∪ B) \ C ∩
   
(A∪ C) \ B k α ∈ (A∪ B) \ C ∩ (A∪ C) \ B g = ∅ g del teorema (2.3.2;
 
63) con ((1.47); 27), por lo tanto (A ∪ B) \ C ∩ (A ∪ C) \ B = ∅ . 

Para un conjunto X y A ∈ P(X) ∧ C ∈ P(X) g con (A ∩ C = ∅)g se
 
tiene (A = ∅) g y (C = ∅) g o (A 6= ∅) g y (C = ∅) g o (A = ∅) g y (C 6=

∅) g de ((2.68); 65) con ((1.47); 27) y ((1.1); 10), entonces:
 
De (A = ∅) g y (C = ∅) g o (A = ∅) g y (C 6= ∅) g se sigue
c c

(A ⊆ CX )g del corolario (2.3.2; 62) y ((1.60); 32) pues CX ∈ P(X) g

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 69


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos

de ((2.26); 50).

De (A 6= ∅) g y (C = ∅)g se tiene (CX c = X)g de ((2.73); 67), luego


(A ⊆ CX c )g de ((2.44); 54) y ((1.60); 32).

por lo cual
 
A ∈ P(X) ∧ C ∈ P(X) ∧ A ∩ C = ∅ g ` (A ⊆ CX c ) g . (2.77)
 
Pero también se tiene ∀ x ∈0 A ∪ AX c | ∃ B ∈0 {A, AX c } | (x ∈ B) g g g de
  
((2.19); 47), luego ∀ x ∈0 A ∪ AcX | ∃ B ∈0 {A, AX c } | ¬(x 6∈ B) g g g, por
 
lo cual ∀ x ∈0 A ∪ AX c | ¬ ∀ B ∈0 {A, AX c } | (x 6∈ B) g g g del corolario
 
(1.4.1; 35), entonces ¬ ∃ x ∈0 A ∪ AX c | ∀ B ∈0 {A, AX c } | (x 6∈ B) g g g de
((1.62); 32), y del teorema (2.3.5; 65) con ((1.47); 65) se obtiene 31

A ∈ P(X) g ` (A ∩ AX c = ∅)g (2.78)

y de C ∈ P(A) g se sigue (C ∩ A = C)g y (C ∩ AX c ⊆ A ∩ AX c )g debido
a ((2.36); 52), luego (C ∩ AX c ⊆ ∅)g de ((2.74); 68), por lo cual (C ∩ AX c =
∅)g del corolario (2.3.2; 62) con ((2.12); 45) y ((1.60); 32), entonces B ∈0
P(A) (B ∩ AX c = ∅)g, y de ((1.59); 32) se concluye
 
A ∈ P(X) g ` ∀ B ∈0 P(A) | (B ∩ AX c = ∅) g g (2.79)

y como (AX c ∈ P(X) g debido a (2.43); 54) y ((2.26); 50), con ((2.55); 57) se
obtiene
 
A ∈ P(X) g ` ∀ B ∈0 P(AX c ) | (B ∩ A = ∅) g g . (2.80)

Tratar con el conjunto vacio requiere de cautela, por ejemplo de B ∈



P(A) \ {∅} g para dos conjuntos A y B , es común pensar que se sigue (B 6=
∅)g lo cual puede ser incorrecto, dado que el enunciado inicial puede ser ina-
ceptable como se comenta a continuación del siguiente teorema, en donde se
31 Lo cual también puede demostrarse con reducción al absurdo ((1.46); 26).

70 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias

emplea la reducción al absurdo. Para la obtener (B 6= ∅)g con certeza, debe


incorporarse en la hipótesis (A 6= ∅)g como se establece en el siguiente teorema.

Teorema 2.3.9. Sean X y A conjuntos.



A ∈ P(X) \ {∅} ∧ X 6= ∅ g a ` (A 6= ∅ ∧ A ⊆ X) g .

 
Demostración.– De A ∈ P(X) \ {∅} g se sigue A ∈ P(X) ∧ A 6∈ {∅} g
debido a ((2.25); 50) y ((1.60); 32), luego con ((1.36); 22) se tiene (A 6= ∅)g y
también (A ⊆ X)g de ((2.43); 54) y ((1.55); 31), por lo tanto 32 (A 6= ∅ ∧ A ⊆

X)g, entonces A ∈ P(X) \ {∅} ∧ X 6= ∅ g ` (A 6= ∅ ∧ A ⊆ X)g.

Ahora de (A 6= ∅ ∧ A ⊆ X)g se sigue (A 6= ∅)g y (A ⊆ X)g debido a ((1.36);


22), luego (∃ a ∈0 A | a = a)g del teorema (2.3.6; 66), y con (ξ ∈ A)g y (ξ = ξ)g
se tiene (ξ ∈ X)g de ((2.3); 39) pues (A ⊆ X)g, por lo cual (X 6= ∅)g debido
 
a ((2.63); 62), además A 6∈ {∅} g y A ∈ P(X) g de ((2.7); 42) y ((2.43);
 
54), por lo cual A ∈ P(X) ∧ A 6∈ {∅} g, entonces A ∈ P(X) \ {∅} g debido

a ((2.8); 43), y se concluye A ∈ P(X) \ {∅} ∧ X 6= ∅ g. 

Siguiendo el razonamiento de la demostración previa, de A ∈ P(∅) \ {∅} g se

obtiene A ⊆ ∅ ∧ A 6= ∅ g, luego (A = ∅ ∧ A 6= ∅)g debido a ((2.60); 61),
((2.43); 54) y ((2.12); 45) obteniendo una contradicción lógica, y de ((1.36); 22)

y ((1.46); 26) se sigue A ∈ P(∅) \ {∅} f.

Corolario 2.3.4. Sean X y A conjuntos.


 
A ∈ P(X) \ {∅} ∧ X 6= ∅ g ` A ⊆ X ∧ ∃ a ∈0 A | (a = a) g g .

Demostración.– Se sigue de los teoremas (2.3.9; 71) y (2.3.6; 66) con ((1.1);
10). 

32 Obsérvese que la regla de inferencia inversa es incorrecta.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 71


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos

Teorema 2.3.10. Sean X y A conjuntos.



A ∈ P(X) \ {∅} ∧ X 6= ∅ g ` (X \ A ⊂ X) g .

Demostración.– Del corolario (2.3.4; 71) y ((1.36); 22) se sigue (A ⊆ X)g y



∃ a ∈0 A | (a = a) g g, y con (ξ ∈ A)g y (ξ = ξ)g se tiene (ξ 6∈ X \ A)g debido
a ((2.27); 50), además (ξ ∈ X)g de ((1.60); 32), luego (ξ ∈ X ∧ ξ 6∈ X \ A)g,

entonces ∃ x ∈0 X | (x 6∈ X \ A) g g debido a ((1.58); 31), por lo cual A ⊆

X ∧ ∃ x ∈0 X | (x 6∈ X \ A) g g y se concluye (X \ A ⊂ X)g. 

Una caso importante se presenta cuando para un conjunto X se tiene


 
∃ x ∈ X | {x} = X g g, lo cual caracteriza a los conjuntos unitarios, pues
0

se hace (X unitario) ≡ ∃ x ∈0 X | {x} = X g, y del teorema ((2.3.2; 63) se
sigue
(X unitario)g ` (X 6= ∅)g (2.81)
 
ya que se tiene (X unitario) = ∃ x ∈0 X | {x} = X g g, luego33 (X unitario)g
 
a ` ∃ x ∈0 X | {x} = X g g.

Proposición 2.3.1. Sea X conjunto.



(x ∈ X ∧ X unitario)g ` X = {x} g .

Demostración.– De (x ∈ X ∧ X unitario)g se infiere (x ∈ X)g y (X unitario)


g debido a ((1.1); 10), luego con el lema (2.3.1; 73) y ((1.60); 32) se sigue

{x} ⊆ X g, ahora de la proposición (2.3.2; 74) se tiene x ∈ X ∧ ∀ ξ &
 
η ∈0 X | (ξ = η) g g, por lo cual ∀ ξ ∈0 X | (ξ = x) g g de ((1.60); 32), y de

(y ∈ X)g se obtiene y ∈ X ∧ ∀ ξ ∈0 X | (ξ = x)g g, luego (y = x)g nuevamente

debido a ((1.60); 32), entonces y ∈ {x} g, por lo tanto ω ∈0 X (ω = x)g y

33 Este razonamiento es viable cuando tiene sentido asignar un estado lógico a los sı́mbolos
presentes en los “miembros”de la igualdad.

72 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias

  
se sigue ∀ ω ∈0 X | ω ∈ {x} g g de ((1.59); 32), concluyéndose X ⊆ {x} g,

y de ((2.12); 45) se infiere X = {x} g. 

Lema 2.3.1. Sea X conjunto.



∀ x ∈0 X | ({x} ⊆ X) g g .

 
Demostración.– De (ξ ∈ X)g se tiene {ξ} = x ∈0 X | (x = ξ) g g, luego
 
{ξ} ⊆ X g de ((2.10); 43), entonces x ∈0 X {x} ⊆ X g, por lo cual
 
∀ x ∈ X | {x} ⊆ X g g. 

Teorema 2.3.11. Sea X conjunto y (ξ ∈ X)g


 
¬(X unitario) g a ` ∃ x ∈ X | (x 6= ξ) g g .

  
Demostración.– De ¬(X unitario) g se sigue∀ x ∈0 X | {x} =6 X g g
 
debido a ((1.62); 32), luego con ξ ∈ X ∧ ¬(X unitario) g se tiene {ξ} = 6 X g

de ((1.60); 32) y además {ξ} ⊆ X g debido al lema (2.3.1; 73), y como
 
{ξ} 6⊆ X ∨ X 6⊆ {ξ} g de ((2.13); 45), se infiere X 6⊆ {ξ} g de ((1.1);

10), por lo tanto ∃ x ∈0 X | x 6∈ {ξ} g debido a ((2.5); 39) y con (η ∈ X)g y
 
η 6∈ {ξ} g se obtiene (η 6= ξ)g, por lo tanto ∃ x ∈0 X | (x 6= ξ) g g de ((1.58);
31).
 
Ahora de ∃ x ∈ X | (x 6= ξ) g g y con (η ∈ X ∧ η 6= ξ)g se tiene X 6⊆ {ξ} g
 
de ((2.5); 39) y ((1.58); 31) ya que η 6∈ {ξ} g, luego X 6= {ξ} g debido a

((2.12); 45) y (1.47); 27), entonces ¬(X unitario) g de la proposición (2.3.1;
72) con (1.47); 27) pues (ξ ∈ X)g. 

Para simplificar se hace 34 ∀ ξ & η ∈0 X | Pξ, η g ≡ ∀ ξ ∈0 X | ∀ η ∈0


 
X | Pξ, η g g y ∃ ξ & η ∈0 X | Pξ, η g ≡ ∃ ξ ∈0 X | ∃ η ∈0 X | Pξ, η g g, en

34 En principio esta idea podrı́a extenderse a un “finito” de pertenencias impropias.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 73


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos

donde el “orden” no trasciende dado que se tiene ((1.63); 35 los cuales podrı́an
llamarse cuantificadores ligados), y en estos términos se plantea al siguiente
teorema.

Proposición 2.3.2. Sea X conjunto.



X 6= ∅ ∧ ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g a ` (X unitario) g .


Demostración.– De X =6 ∅ ∧ ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g y ((1.1); 10) se

sigue ∃ x ∈0 X | (x = x) g g del teorema ((2.3.6; 66), y con (η ∈ X ∧ η = η)g
se tiene (η ∈ X)g de ((1.36); 22), y con el axioma de apareamiento se considera
a {η} . Ahora, de (ω ∈ X)g se sigue (η & ω ∈ X)g, luego (ω = η)g debido a
 
((1.60); 32) pues ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g, por lo cual ω ∈ {η} g de ((2.7);
  
42), obteniéndose x ∈0 X x ∈ {η} g, entonces ∀ x ∈0 X | x ∈ {η} g g
 
debido a ((1.59); 32), por lo tanto X ⊆ {η} g. Pero también, con ξ ∈ {η} g
se tiene (ξ = η)g de ((2.7); 42), luego (ξ ∈ X)g ya que (η ∈ X)g, por lo cual

x ∈0 {η} (x ∈ X)g, entonces ∀ x ∈0 {η} | (x ∈ X) g g debido a ((1.59); 32),
 
obteniéndose {η} ⊆ X g y con ((2.12); 45) se concluye X = {η} g.

Ahora de (X unitario)g se tiene {ξ} = X g con (ξ ∈ X)g, y como (ξ = ξ)g
del principio de identidad, se sigue ξ ∈ X ∧ ξ = ξ)g, luego ∃ x ∈0 X | (x =

x) g g debido a ((1.58); 31), entonces (X 6= ∅)g del teorema (2.3.6; 66).
 
Además, de (ψ & ω ∈ X)g se tiene ψ ∈ {ξ} g y ψ ∈ {ω} g debido a
((1.1); 10), por lo cual (ψ = ξ)g y (ω = ξ)g de ((2.7); 42), luego (ψ = ω)g,

obteniéndose ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g debido a ((1.59); 32), y se concluye

X 6= ∅ ∧ ∀ x & y ∈0 X | (x = y) g g. 

Los siguientes dos teoremas también aparentan ser obviedades, los ra-
zonamientos tradicionales utilizan argumentos carentes de sustento explı́cito o
los soslayan, los cuales se deben exhibir en una demostración, y al hacerlo se

74 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.3 Consecuencias

hace evidente la necesidad de su identificación. . . en alguna ocasión se debe


hacer.

Teorema 2.3.12. Sean X conjunto y (p ∈ X ∧ q ∈ X)g.


(p 6= q)g ` {p} ∩ {q} = ∅ g .

 
Demostración.– Con {p}, {q} se sigue p ∈ {p} ∪ {q} ∧ q ∈ {p} ∪ {q} g
 
de ((1.58); 31) con ((2.18); 47), ya que {p} ∈ {p}, {q} ∧ p ∈ {p} g y
  
{q} ∈ {p}, {q} ∧ q ∈ {q} g, además p 6∈ {q} g nuevamente de ((2.7); 42)

pues (p 6= q)g, entonces p ∈ {p} ∧ p 6∈ {q} g de ((1.36); 22), por lo cual
  
∃ x ∈0 {p} | x 6∈ {q} g g debido a ((1.58); 31), obteniéndose {p} 6⊆ {q} g de

((2.5); 39), luego {p} 6⊆ {q} ∨ {q} 6⊆ {p} g debido a ((1.1); 10), por lo tanto

{p} =6 {q} g de ((2.13); 45).
  
Ahora de ξ ∈ {p} ∪ {q} g se obtiene ∃ A ∈0 {p}, {q} | (ξ ∈ A) g g debido a
 
((2.18); 47) con ((1.55); 31), y de ((1.1); 10) para B ∈ {p}, {q} ∧ ξ ∈ B g
 
se sigue (B = {p} ∨ B = {q})g, por lo cual (B = {p}) g y B = {q} f
  
o (B = {p}) f y B = {q} g) de ((1.1); 10) dado que {p} = 6 {q} g,
 
por consiguiente (B = {p}) g o B = {q} g) . Pero de (B = {p})g se
 
tiene ξ ∈ {p} g, entonces (ξ = p)g, luego ξ 6= q g y también se sigue
  
ξ 6∈ {q} g, y de igual manera de B = {q} g se obtiene ξ 6∈ {p} g, por lo
    
tanto ξ 6∈ {q} g o ξ 6∈ {p} g , infiriéndose ∃ A ∈0 {p}, {q} | (ξ 6∈ A) g g,
 
por lo cual x ∈0 {p} ∪ {q} ∃ A ∈0 {p}, {q} | (x 6∈ A) g g, entonces ∀ x ∈0
  
{p} ∪ {q} | ∃ A ∈0 {p}, {q} | (x 6∈ A) g g g de ((1.59); 32), y con ((2.69); 66)

se concluye {p} ∩ {q} = ∅ g. 

Teorema 2.3.13. Sean X 6= ∅ y C ∈ P P(X) \ {∅} .


C = {A} g ` (∪ C = A) g .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 75


2.3 Consecuencias Teorı́a de conjuntos

Demostración.– De (C = {A} ∧ ∪ C = ∅)g se infiere (∪ C ⊆ A)g del


corolario (2.3.2; 62), y de (C = {A} ∧ ∪ C =6 ∅)g se tiene ∃ p ∈0 ∪ C | (p =

p) g g del teorema (2.3.6; 66), y con (ξ ∈ ∪ C)g y (ξ = ξ)g se sigue ∃ B ∈0

C | (ξ ∈ B) g g debido a ((2.18); 47), y con (D ∈ C)g y (ξ ∈ D)g se tiene (D =

A)g, luego (ξ ∈ A)g, y con ((1.59); 32) se obtiene ∀ p ∈0 ∪ C | (p ∈ A) g g,
por lo cual (∪ C ⊆ A)g, entonces (C = {A} ∧ ∪ C = ∅)g ` (∪ C ⊆ A)g y

(C = {A} ∧ ∪C =
6 ∅)g ` (∪ C ⊆ A)g, por lo tanto C = {A} g ` (∪ C ⊆
A)g de ((1.53); 29).

Ahora de (ξ ∈ A)g se tiene (A ∈ C ∧ ξ ∈ A)g, luego ∃ B ∈0 C | (B ∈ C ∧ ξ ∈



B) g g debido a ((1.58); 31), por consiguiente (ξ ∈ ∪ C)g de ((2.18); 47), y

con ((1.59); 32) se obtiene ∀ q ∈0 A | (q ∈ ∪ C) g g, por lo cual (A ⊆ ∪ C)g,
 
entonces C = {A} g ` (∪ C ⊆ A)V , luego C = {A} g ` (∪ C ⊆ A ∧ ∪ C ⊆

A)g y con ((2.12); 45) se concluye C = {A} g ` (∪ C = A)g. 

Obsérvese que con ξ y η , el axioma de apareamiento permite con-


siderar a {ξ} y {η} , y también a {ξ, η} cuando (ξ 6= η)g; serı́a incorrecto
olvidar esta condición, pues permitirı́a la multiplicidad de entes. Esto impide
la repetición de elementos en un conjunto, lo cual está presente en los ejemplos
tı́picos de conjuntos en la educación elemental, en donde pululan las “men-
tiras piadosas” debidas al desconocimiento o a un propósito protectivo, que
resultan mediocrizantes y provocan un daño persistente, argumentando el que
deben decirse las cosas de acuerdo al nivel de los alumnos. . . cuando lo óptimo
serı́a modificar el nivel para expresarlas coherentemente.

Entonces con (ξ 6= η)g se puede hacer (ξ, η) ≡ {ξ}, {ξ, η} nue-

vamente debido al axioma de apareamiento dado que {ξ} = 6 {ξ, η} g, al
cual se le llama par ordenado. El adjetivo ordenado proviene de que para
 
{ξ}, {ξ, η} se sigue {ξ} ⊆ {ξ, η} g, y con esta contención se define el

76 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.4 Producto cartesiano y relaciones

“orden” al convenir en que el elemento del conjunto contenido precede al otro


elemento (si lo hay) del conjunto contenedor, es decir que ξ precede a η , lo cual
trasciende a la dirección de escritura o lectura del sı́mbolo compuesto (ξ, η) .

Este planteamiento se complementa haciendo (ξ, ξ) ≡ {ξ} removiendo la

condición (ξ 6= η)g, en donde también se tiene {ξ} ⊆ {ξ} g preservándose
el “orden” mencionado.

Desde luego, cuando se tiene un conjunto X y (ξ ∈ X ∧ η ∈ X)g



prevalece (ξ, η) , pero ahora se tiene {ξ} = {x ∈ X | x = ξ} g y {η} = {x ∈
 
X | x = η} g en donde {ξ} ∈ P(X) ∧ {η} ∈ P(X) g debido al teorema (2.2.3;
 
55), y se sigue (ξ, η) ∈ P P(X) g de ((2.43); 54) pues {ξ}, {ξ, η} ⊆
 
P(X) g, entonces (ξ ∈ X ∧ η ∈ X)g ` (ξ, η) ∈ P P(X) g, además de
((2.44); 54) y((1.60); 32) se obtiene


(ξ ∈ X ∧ η ∈ X)g a ` (ξ, η) ∈ P P(X) g. (2.82)

2.4. Producto cartesiano y relaciones

Ahora es viable identificar al producto cartesiano (simple) pues con A


 
y B conjuntos se invoca A∪B y con P P(A∪B) se hace A × B ≡ (a, b)

∈0 P P (A ∪ B) k (a ∈ A ∧ b ∈ B) g llamado producto cartesiano de
A con B y a sus elementos pares ordenados en A × B .

Teorema 2.4.1. Sean A y B conjuntos.


(a ∈ A ∧ b ∈ B)g a ` (a, b) ∈ A × B g .

Demostración.– De ((2.20); 47) se sigue (a ∈ A ∪ B ∧ b ∈ A ∪ B)g dado que


 
A ∈ {A, B} ∧ B ∈ {A, B} g, luego (a, b) ∈ P P(A ∪ B) g de ((2.82); 77),

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 77


2.4 Producto cartesiano y relaciones Teorı́a de conjuntos

 
por lo cual (a, b) ∈ P P(A ∪ B) ∧ (a ∈ A ∧ b ∈ B) g, entonces (a, b) ∈ A ×
 
B g debido a ((2.8); 43). Ahora, de (a, b) ∈ A×B g se sigue (a ∈ A ∧ b ∈ B)g
debido a ((2.8); 43) con ((1.36); 22). 

Teorema 2.4.2. Sean A y B conjuntos.

(A = ∅ ∨ B = ∅)g a ` (A × B = ∅) g .

Demostración.– De ¬(A = ∅ ∨ B = ∅) g se tiene (A 6= ∅ ∧ B 6= ∅)g
debido a ((1.30); 19), entonces (A 6⊆ ∅)g y (B 6⊆ ∅)g de ((1.36); 22) y ((2.13);

45) con el corolario (2.3.1; 62) y ((1.1); 10), por lo cual ∃ a ∈0 A | (a 6∈ ∅) g g

y ∃ b ∈0 B | (b 6∈ ∅) g g de ((2.5); 39), luego con (ω ∈ A)g y (θ ∈ B)g se sigue
(ω ∈ A ∪ B ∧ θ ∈ A ∪ B)g debido a ((2.20); 47) dado que A ∈ {A, B} ∧ B ∈
 
{A, B} g, entonces (ω, θ) ∈ P P(A ∪ B) g de ((2.82); 77), obteniéndose
 
(ω, θ) ∈ P P(A ∪ B) ∧ (ω ∈ A ∧ η ∈ B) g, por lo tanto (ω, θ) ∈ A × B g y
con ((2.63); 62) se concluye (A × B 6= ∅)g, entonces (A × B = ∅)g ` (A =
∅ ∨ B = ∅)g de ((1.47); 27).

Ahora de ¬(A × B = ∅) g se sigue ∃ η ∈0 A × B | (η = η)g del teorema (2.3.6;
  
66), y con (a, b) ∈ A×B g se tiene (a, b) ∈ P P(A∪ B) ∧ (a ∈ A ∧ b ∈ B) g
debido a ((2.8); 43) con ((1.55); 31), entonces (a ∈ A ∧ b ∈ B)g de ((1.36); 22),
y de ((2.63); 62) con ((1.36); 22) se obtiene (A 6= ∅)g y (B =
6 ∅)g, por lo
 
tanto ¬(A = ∅) ∧ ¬(B = ∅) g, concluyéndose ¬(A = ∅ ∨ B = ∅) g debido
a ((1.30); 19), luego (A = ∅ ∨ B = ∅)g ` (A × B = ∅)g debido a ((1.47);
27). 

Teorema 2.4.3. Sean X , A y Y conjuntos.



A ∈ P(X) g ` A × Y ⊆ X × Y ∧ Y × A ⊆ Y × X) g .

Demostración.– Para (ξ, η) ∈ A × Y g se tiene (ξ, η) ∈ P P(A ∪ Y ) ∧ (ξ ∈

A ∧ η ∈ Y g de ((2.8); 43) y ((1.55); 31), y como (A ⊆ X)g de ((2.43);

78 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.4 Producto cartesiano y relaciones

54) con ((1.55); 31, se sigue (A ∪ Y ⊆ X ∪ Y )g debido a ((2.36); 52), luego


 
P P(A ∪ Y ) ⊆ P P(X ∪ Y ) g del teorema (2.2.4; 55), entonces (ξ, η) ∈
 
P P(A∪ Y ) ∧ ∀ x ∈0 P P(A∪ Y ) | x ∈ P P(X ∪ Y ) g de ((1.36); 22), por lo

cual (ξ, η) ∈ P P(X ∪ Y ) g debido a ((1.60); 32). Además, (ξ ∈ X)g, pues

(ξ ∈ A ∧ η ∈ Y )g nuevamente de ((1.36); 22), luego ξ ∈ A ∧ ∀ x ∈0 A | (x ∈ X)g g
 
también de ((1.36); 22), por lo tanto (ξ, η) ∈ P P(X ∪Y ) ∧ (ξ ∈ X ∧ η ∈ Y ) g
debido a ((1.36); 22), entonces (ξ, η) ∈ X × Y de ((2.8); 43), obteniéndose

x ∈0 A × Y (x ∈ X × Y )g, por consiguiente ∀ x ∈0 A × Y | (x ∈ X × Y ) g g de
((1.59); 32) y se concluye (A × Y ⊆ X × Y )g. Lo faltante puede demostrarlo
l
el lector. 

Corolario 2.4.1. Sean X , A , B y Y conjuntos.


 
A ∈ P(X) ∧ B ∈ P(Y ) g ` (A × B ⊆ X × Y ) g .

Demostración.– Del teorema (2.4.3; 78) se sigue (A × B ⊆ X × B)g y


(X × B ⊆ X × Y )g, luego (A × B ⊆ X × B ∧ X × B ⊆ X × Y )g y con ((2.6);
40) se obtiene (A × B ⊆ X × Y )g. 

Teorema 2.4.4. Sea X un conjunto.


(X = ∅)g a ` P(X) = {∅} g .

Demostración.– Como (∅ ⊆ ∅)g de ((2.12); 45) y ((1.36); 22), se sigue ∅ ∈



P(∅) g debido a ((2.43); 54), por lo cual ∅ ∈ P(∅) ∧ ∀ x ∈0 P(∅) | {x} ⊆
  
P(∅) g g del lema (2.3.1; 73), luego {∅} ⊆ P(∅) g, entonces de (X =
 
∅)g se obtiene {∅} ⊆ P(X) g. Ahora, de P(X) 6⊆ {∅} g se sigue ∃ x ∈0
  
P(X) | x 6∈ {∅} g g debido a ((2.5); 39), y con ξ ∈ P(X) ∧ ξ 6∈ {∅} g se tiene

ξ ⊆ X ∧ ξ 6⊆ {∅} g de ((1.36); 22) con ((2.43); 54) y ((1.55); 31), luego de

(X = ∅)g se obtiene P(X) 6⊆ {∅} f por reducción al absurdo, por lo tanto

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 79


2.4 Producto cartesiano y relaciones Teorı́a de conjuntos

 
{∅} ⊆ P(X) ∧ P(X) ⊆ {∅} g, y de ((2.12); 45) se concluye (P(X) = {∅} g.
 
Finalmente, de P(X) = {∅} g se sigue X ∈ {∅} g de ((2.46); 54), y se
obtiene (X = ∅)g. 

Corolario 2.4.2. Sean A y B conjuntos.



(A = ∅ ∨ B = ∅)g a ` P(A × B) = {∅} g .

Demostración.– Inmediata de los teoremas (2.4.2; 78) y (2.4.4; 79). 



Entonces, dado que de P(A × B) = {∅} g se sigue ∀ R ∈0 P(A × B) | R ∈
   
{∅} g g, entonces ∀ R ∈0 P(A × B) | R = ∅ g g. Además, de ∀ R ∈0
  
P(A × B) | (R = ∅) g g se tiene ∀ R ∈0 P(A × B) | R ∈ {∅} g g, por lo
 
cual P(A × B) ⊆ {∅} g, y como {∅} ⊆ P(A × B) g del lema (2.3.1; 73)
 
con ((1.60); 32) ya que ∅ ∈ P(A × B) g, entonces P(A × B) = {∅} g debido

a ((2.12); 45), obteniéndose P(A × B) = {∅} g a ` ∀ R ∈ 0 P(A × B) | R =
 
∅ g g, y del corolario (2.4.2; 80) se concluye

(A = ∅ ∨ B = ∅)g a ` ∀ R ∈0 P(A × B) | (R = ∅) g g . (2.83)

Con A × B se hace (R relación en A × B) ≡ R ∈ P (A × B) y



se sigue (f relación en A × B)g a ` f ∈ P(A × B) g, en donde con el fin
de evitar ambigüedades inaceptables para el concepto de función formal (véase
observación en pág. 97), es importante resaltar que la identificación previa de un
producto cartesiano es fundamental para asociar a un elemento de su potencia
el atributo de ser relación en él, por ello no es apropiado asociarle este atributo
a un conjunto explı́cito de pares ordenados aislado.

Al considerar a dos conjuntos A y B , para R ∈ P(A × B) g se
dice que B es el contradominio de R , y se define a su dominio hacien-
 
do DR ≡ a ∈0 A k ∃ b ∈0 B | (a, b) ∈ R g por lo cual (DR ⊆ A)g de

80 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.4 Producto cartesiano y relaciones


((2.10); 43), luego ∀ a ∈0 DR | (a ∈ A) g g, y de ((2.9); 43) se tiene ∀ a ∈0
  
DR | ∃ b ∈0 B | (a, b) ∈ R g g g, entonces de la proposición (1.4.2; 33) se
obtiene
  
∀ a ∈0 DR | a ∈ A ∧ ∃ b ∈0 B | (a, b) ∈ R g g g (2.84)
 0 
y al conjunto RR ≡ b ∈ B k ∃ a ∈ DR | (a, b) ∈ R g se le denomi-
0

na 35 alcance de la relación llamando a sus elementos valores de la relación,


luego (RR ⊆ B)g de ((2.10); 43), y con un razonamiento análogo al anterior
se sigue
  
∀ b ∈0 RR | b ∈ B ∧ ∃ a ∈0 DR | (a, b) ∈ R g g g (2.85)
l
y como ejercicio el lector puede demostrar que de A, B, C, D conjuntos, R ∈
 
P(A × B) g y Q ∈ P(C × D) g se tiene

(R = Q)g ` (DR = DQ ∧ RR = RQ ) g . (2.86)



Con R ∈ P(A × B) g se hace (R suprayectiva) ≡ (RR = B) luego

  
(R suprayectiva)g a ` ∀ b ∈0 B | ∃ a ∈0 DR | (a, b) ∈ R g g g (2.87)
 l
como lo puede verificar el lector, y se obtiene 36 ¬(R suprayectiva) g =

(R suprayectiva) f g de ((1.5); 13), luego del corolario (1.4.1; 35) con ((1.47);
27) y ((1.62); 32) se sigue
   
¬(R suprayectiva) g a ` ∃ b ∈0 B | ∀ a ∈0 DR | (a, b) 6∈ R g g g . (2.88)
 
Obsérvese que con B ∈ P(D) g y R ∈ P(A × B) g y (R suprayectiva)g, de

los teoremas (2.4.3); 78) y (2.2.4; 55) se sigue R ∈ P(A × D) g, pero ahora
no necesariamente es suprayectiva; por lo que el atributo de ser suprayectiva
35 Usualmente se le denomina rango, pero se reserva el término para otro concepto.
36 Es frecuente que cuando a un sı́mbolo se le asocia un atributo llevándo a ser un
sı́mbolo compuesto, como es el caso de R suprayectiva, se haga R no suprayectiva ≡
¬(R suprayectiva) , pero aquı́ se evita para eludir ambigüedades.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 81


2.4 Producto cartesiano y relaciones Teorı́a de conjuntos

también está condicionado a la declaración inicial de pertenencia de la relación.


Esta pertenencia es explı́cita cuando se identifica a la relación con el axioma de
especificación, sin embargo podrı́a tratarse de una relación identificada con un
conjunto explı́cito, lo cual es frecuente en situaciones sencillas, y en tal caso la
pertenencia no serı́a evidente. Esta deficiencia trae consecuencias y se corrigen
al introducir el concepto de igualdad funcional.

Análogamente con R ∈ P(A×B) g se hace 37 (R inyectiva) g ! (a,
  
b) ∈0 R (ξ, b) ∈ R g (ξ = a) g , luego con R ∈ P(A × B) g se
tiene 38

(R inyectiva) ∧ (η, ω) ∈ R ∧ (φ, ω) ∈ R g ` (φ = η)g (2.89)

y también (R inyectiva) f ! ∃ (a, b) ∈0R | ∃ ξ ∈0 DF \ {a} | (ξ, b) ∈ R)


    
g g g en donde (¬(R inyectiva) g = (R inyectiva)f g y (¬(R inyectiva) f

= (R inyectiva)g g de ((1.5); 13). Se finaliza el tema haciendo (R biyectiva)

≡ ((R inyectiva) ∧ (R suprayectiva) . Para el caso R ∈ P(A × A) g es
usual que se identifiquen ciertos comportamientos complementarios:

(R reflexiva) ≡ ∀ a ∈ 0A | (a, a) ∈ R g, luego (R reflexiva)g ` (DR =
A ∧ RR = A)g.

(R simetrica) ≡ ∀ (a, b) ∈0R | (b, a) ∈ R g.

(R transitiva) ≡ ∀ (a, b) & (b, c) ∈0R | (a, c) ∈ R g.

(R equivalencia) g ! (R reflexiva) g y (R simetrica) g y (R transi-



tiva) g y de (a, b) ∈ R se hace a ≈ b ≡ (a, b) . También con (ξ ∈ A)g se

37 Igualmete en la literatura se emplean los téminos univalente y uno a uno.


38
` ` ´ ´
Podrı́a ser tentador decir (R inyectiva)g a ` ∀ (a, b) ∈ R | (ξ, b) ∈ R g ` (ξ = a) g g,
` ´
sin embargo es inapropiado pues (ξ, b) ∈ R g ` (ξ = a)g no es un enunciado lógico y se
generarı́a un conflicto con el corolario (1.4.1; 35) y ((1.47); 27).

82 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Teorı́a de conjuntos 2.4 Producto cartesiano y relaciones

 
hace [ξ]R ≡ a ∈0 A k (a, ξ) ∈ R g conocido como clase de equi-
 
valencia de ξ con R , teniéndose ξ ∈ [ξ]R ∧ ∀ η ∈0 [ξ]R | [η]R =
 
[ξ]R g g, y al conjunto de clases de equivalencia de R haciendo
  
[ ]R ≡ β ∈0P (A) k ∃ a ∈0A | β = [a]R g g .

Verba volant, scripta manent

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 83


2.4 Producto cartesiano y relaciones Teorı́a de conjuntos

Andre Weil

84 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Capı́tulo 3

Funciones

“Las leyes de la matemática no son invenciones o creaciones humanas,


simplemente “son” y existen independientemente del intelecto humano.
Lo más que puede hacer un hombre de inteligencia aguda,
es descubrir que esas leyes están y llegar a conocerlas.”

Maurits Cornelis Escher 1

El concepto formal de función se basa en la teorı́a de conjuntos, en


donde se han establecido sus antecedentes. La trascendencia de este concepto
se da en toda la matemática clásica, es imprescindible en todo su desarrollo,
y por ello es fundamental su total comprensión sin escatimar dedicación y

1 Maurits Cornelis Escher (1898-1972), artista holandés cuya obra se destaca por experi-
mentar con diversos métodos de representar (en dibujos de 2 o 3 dimensiones) espacios
paradójicos que desafı́an a los modos habituales de representación.

85
3.1 Generalidades Funciones

esfuerzo, resultando por demás acertado el siguiente pensamiento:

“Si nos viéramos obligados a definir en pocas palabras lo que es la matemática,


estarı́amos más cerca de la realidad al decir que es la ciencia 2 que se dedica
al estudio de las funciones, que si dijésemos como es común, que es la ciencia
que se dedica al estudio de los números.” 3

3.1. Generalidades

Desde ahora se abrevia la escritura omitiendo al sı́mbolo g (con algu-


nas excepciones) entendiendo su presencia, lo cual es tradicional aún cuando
no es explı́cito e incluso no es apercibido, y sólo se incorpora al sı́mbolo f en
donde sea necesario. Desde luego esto tiene inconvenientes, ya que propicia la
confusión de un sı́mbolo con su enunciado asociado a g, y también hace ine-
vitable el empleo de los paréntesis h i para la identificaión de proposiciones. . .
la simplicidad no siempre es redituable. Ası́ mismo, para congraciarse con la
tradición y suponiendo que se ha logrado la concientización, se reemplaza ∈0
por el simple ∈ , y también se abrevia al razonamiento x ∈0 X Pxg ligado

con (x ∈ X)g ` Pxg, que da lugar a ∀ x ∈0 X | Px g g, resumiéndolo con
∀ x ∈ X | Px .

El concepto de función formal es realmente sencillo pues trata con

2 Entiéndase como ciencia formal, las cuales estudian las formas válidas de inferencia lógica;
su contenido es formal, en contraposición al resto de las ciencias fácticas o empı́ricas cuyo
contenido es concreto.
3 Arturo Fregoso (1932-1996), matemático mexicano que impulsó fuertemente la
matemática formal en México, trasmitiendo con fervor su intrı́nseca belleza y compartiendo
el placer de comprenderla.

86 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.1 Generalidades

relaciones sujetas a ciertas condiciones, dado que se hace (f función en A×B) ≡



f ∈ P(A × B) ∧ Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f , por lo cual

f función en A × B a ` f ∈ P(A × B) ∧

Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f (3.1)

pero su simplicidad es sólo aparente, se trata de un concepto al que a la hu-


manidad le tomó siglos aproximarse. . . tenı́a que esperar al trabajo pionero de
Cantor sobre teorı́a de conjuntos.

También se puede presentar a este concepto con el cuantificador exis-


tencial con unicidad, el cual facilita otros planteamientos, para ello con un
conjunto X y una condición de especificación hPX i se hace ∃! x ∈ X | Px ≡

{x ∈ X k Px } unitario , luego

∃! x ∈ X | Px a ` {x ∈ X k Px} unitario (3.2)

y como se tiene {x ∈ X k Px } =
6 ∅ ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px} | r = s a ` {x ∈ X k

Px} unitario debido a la proposición (2.3.2; 74), se sigue {x ∈ X k Px } = 6
∅ ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px } | r = s ` ∃! x ∈ X | Px. Ahora, de {x ∈ X k Px } =
6
∅ ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px } | r = s se infiere {x ∈ X k Px } =
6 ∅ y ∀r & s ∈
{x ∈ X k Px } | r = s de ((1.36); 22), luego ∃ η ∈ X | Pη del teorema (2.3.2;

63), por lo cual (∃ η ∈ X | Pη ) ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px } | r = s , entonces
{x ∈ X k Px } =
6 ∅ ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px } | r = s ` (∃ η ∈ X | Pη ) ∧ ∀ r & s ∈

{x ∈ X k Px } | r = s , obteniéndose ∃! x ∈ X | Px ` {x ∈ X k Px } = 6 ∅ ∧ ∀r &
s ∈ {x ∈ X k Px} | r = s, concluyéndose

(∃ η ∈ X | Pη ) ∧ ∀ r & s ∈ {x ∈ X k Px } | r = s a ` ∃! z ∈ X | Pz (3.3)

que resulta ser la coinferencia usualmente empleada para establecer al cuantifi-


cador existencial con unicidad en una discusión, como se verá posteriormente.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 87


3.1 Generalidades Funciones

Entonces de f ∈ P(A × B) se tiene

Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f

a ` ∀ a ∈ A | ∃! b ∈ B | (a, b) ∈ f (3.4)

pues de Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f y para ξ ∈ A se


sigue ∃ b ∈ B | (ξ, b) ∈ f de ((2.8); 43), y con ν ∈ B y (ξ, ν) ∈ f se tiene

∀ c ∈ B \ {ν} | (ξ, c) 6∈ f de ((1.60); 32), pero de ψ ∈ x ∈ B k (ξ, x) ∈ f se

infiere ψ ∈ B ∧ (ξ, ψ) ∈ f debido a ((2.8); 43), luego ψ ∈ x ∈ B k (ξ, x) ∈
  
f ∩ B \ {ν} ` (ξ, ψ) 6∈ f y ψ ∈ x ∈ B k (ξ, x) ∈ f ∩ B \ {ν} ` (ξ, ψ) ∈ f
 
de ((1.60); 32), entonces ψ ∈ x ∈ B k (ξ, x) ∈ f ∩ B \ {ν} f de ((1.46);
26), por lo cual ψ 6∈ B \ {ν} y ψ ∈ B, luego ψ ∈ {ν} debido a ((2.28); 50),
obteniéndose ψ = ν, luego ∀ s ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} | s = ν de ((1.59); 32),
y también ∀ r ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} | ∀ s ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} | s = r, es decir
∀ r & s ∈ {x ∈ B k (ξ, x) ∈ f} | r = s, concluyéndose ∃! b ∈ B | (ξ, b) ∈ f de
((3.3); 87), por lo tanto ∀ a ∈ A | ∃! b ∈ B | (a, b) ∈ f nuevamente de ((1.59);
l
32). La otra demostración es similar y se deja al lector como ejercicio.

Al hacer B A ≡ f ∈ P (A × B) k f función en A × B se infiere

B A ⊆ P(A × B) de ((2.10); 43) y además B A ∈ P P(A × B) debido a ((2.43);
54). Obsérvese que de A 6= ∅ ∧ B 6= ∅ se sigue ∃ q ∈ B | q = q del teorema

(2.3.6; 66), y con p ∈ B ∧ p = p se puede hacer f ≡ (a, b) ∈ A × B k b = p
l
para la cual se tiene f ∈ B A como lo puede verificar el lector, luego B A 6= ∅
de ((2.63); 62), entonces

A 6= ∅ ∧ B 6= ∅ ` B A 6= ∅ . (3.5)

Con esto se incorpora un sı́mbolo muy apropiado, aunque posiblemente nove-


doso para muchos lectores, pues sin ambigüedades permite considerar situa-
A A (BA )
ciones como C (B ) , C B , DC o aún más complejas utilizando parén-

88 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.1 Generalidades

tesis como delimitadores. De la identificación de B A y con ((3.1); 87) y ((2.8);


43) se obtiene


f ∈ B A a ` f ∈ P(A×B) ∧ Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f
(3.6)

una coinferencia fundamental en todo lo que sigue, que con ((3.4); 88) y ((3.2);
87) también puede expresarse en términos posiblemente más familiares para el
lector

f ∈ B A a ` f ∈ P(A × B) ∧ ∀ a ∈ A | {b ∈ B k (a, b) ∈ f} unitario . (3.7)

Ante la consideración de dos conjuntos A y B la teorı́a de conjun-


tos brinda la existencia del conjunto B A , dicho conjunto y sus elementos no
provienen de la modificación o transformación de los conjuntos A o B , pues
no contempla cambios o transformaciones en los conjuntos declarados en una
discusión. Por ello, los elementos de B A existen, no se crean o generan, de
hecho sólo es posible identificarlos o reconocerlos, para después asignarles o
definirles algún sı́mbolo o nombre, y dependiendo de la discusión, distiguirles
o asignarles propiedades.

La matemática clásica se basa en conjuntos declarados e inmutables,


por ello es un planteamiento independiente del tiempo, en ella se busca iden-
tificar y demostrar las consecuencias de las propiedades enunciadas para los
conjuntos en una discusión, lo cual está regido por la lógica, que establece
un orden (sintaxis) para la suficiencia de los argumentos. . . un razonamiento
deductivo.

Debe considerarse una situación delicada relacionada con el concepto


de función, lo que aquı́ se llama igualdad funcional, para distinguirla de la

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 89


3.1 Generalidades Funciones

igualdad conjuntal (véase pág. 45) que a continuación se explicı́ta para aclarar
la argumentación. Dado que con f ∈ B A y g ∈ DC , como conjuntos que
c c c
son, puede darse f = g , de lo cual se seguirı́a Rf = Rg y Df = Dg
c c
(luego A = C), sin embargo no habrı́a motivo para B = D . . . una situación
que genera conflictos, como la suprayectividad de relaciones antes menciona-
da (véase pág. 81). Por ello se introduce la igualdad funcional, que es la
única igualdad que aquı́ se considerará para la igualdad de funciones, hacien-
c c
do (f = g) ≡ (f = g ∧ B = D) . Entonces (f = g)g ` (f = g)g, sin
c
embargo de (f = g)g no se sigue (f = g)g, esta distinción resuelve algunas
inconsistencias, aunque por el momento puede parecer una sutileza innecesaria.

Siguiendo la tradición, aunque distorsionante, para f ∈ B A y (a, b) ∈


f , se dice que b es el valor de a bajo f, pero aquı́ se hace [f](a) ≡ b,
teniéndose [f](a) ∈ B y f ∈ P(A × B) , por ello no hay razón para confundir
estos sı́mbolos ya que representan a entes diferentes. Con el sı́mbolo [f](a) se
pretende evitar interpretaciones erroneas y lograr mayor consistencia, aunque
algunas veces su uso resulte incómodo o parezca superfluo. Se utiliza a los
sı́mbolos [f] y (a) , en vez de simplemente f y a , con la intención siguiente:

Declarar a [f](a) como un sı́mbolo compuesto no fraccionable, y para


ello los sı́mbolos que lo constituyen, [f] y (a) , carecen de significado si
se consideran aisladamente.

Distinguir posibles agrupamientos sirviendose de los corchetes [ ] y


( ) como delimitadores, empleándolos siempre, indistintamente a si la
situación especı́fica involucre a un agrupamiento.

El término utilizado para [f](a) proviene del concepto “moderno” de


función del siglo XVIII, en donde sin declarar qué o quién es la función, se le

90 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.1 Generalidades

asigna el atributo de transformar elementos de un conjunto en elementos de


otro conjunto, como una sucesión de determinaciones aisladas 4 de la “variable
dependiente”, ante la consideración de diferentes valores para la “variable inde-
pendiente”. . . utilizando al añejo concepto de variable, pero aún ampliamente
utilizado a pesar de su deficiencias, el cual actualmente está plenamente supe-
rado con el concepto formal de función que aquı́ se desarrolla, por lo que resulta
por demás acertado el pensamiento

“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido
engañados”. 5

Esto sucede a pesar de que en los cursos universitarios de matemáticas


es frecuente la presentación formal de función, especialmente en los impar-
tidos en facultades de Ciencias, pero en ellos lamentablemente es soslayada
inmediatamente, posiblemente debido al peso de la tradición, por ignorar sus
consecuencias, o peor aún, por considerarlas injustificadamente equivalentes,
empleando la presentación “moderna” a pesar de sus ambigüedades y limita-
ciones.

Resulta conveniente transcribir el planteamiento original del concepto


de función moderna que aún predomina, en donde se dice ([28] pág. 85):

“Aquellas cantidades que dependen de otras, es decir, aquellas


cantidades que experimentan un cambio cuando otras cambian, se
llaman funciones de estas cantidades; esta definición se aplica am-
pliamente e incluye todas las maneras en las que una cantidad puede
4 Un sı́ntoma inequı́voco y frecuente de este proceso mental es el uso de la frase “sea f
una función que depende de . . .”.
5 Samuel Langhorne Clemens, conocido por el seudónimo de Mark Twain (1835-1910), fue
un popular escritor, orador y humorista estadounidense.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 91


3.1 Generalidades Funciones

estar determinada por otras. Si por lo tanto, x denota a una can-


tidad variable, entonces todas las cantidades que dependan de x de
cualquier manera o estén determinadas por ella son llamadas fun-
ciones de ella.” 6

De esta concepción “moderna” se sigue el interpretar a una función como algo


que transforma a cada elemento del dominio de la función en un elemento del
contradominio, difiriendo totalmente del concepto formal de función, y para
enfatizarlo conviene enunciar la acertada afirmación

“una función no hace, sólo es” 7

y esta gran diferencia establece dos corrientes encontradas en la matemática,


que podrı́an llamarse constructiva e identificativa de funciones, teniendo la
segunda pocos devotos y todos conversos, la inercia subyuga, de ahı́ la necesidad
y un propósito fundamental de este libro.

“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo.”

La posibilidad de representar gráficamente a cierto tipo de funciones, es


un aspecto importante que debe comentarse, pues para muchos es indispensable
en el pensamiento y la intuición matemática. Pero debe hacerse con cordura
por sus intrı́nsecas limitaciones, pues la graficación se basa en el planteamiento
de diversos métodos para representar a elementos de ciertos conjuntos en la
“realidad” , tales como el método cartesiano, el esférico, el cilı́ndrico, etc.

Al aceptar a una función como un conjunto, se puede decir que una


6 Leonhard Paul Euler (1707 - 1783), matemático y fı́sico suizo que introdujo gran parte
de la terminologı́a y notación matemática, en particular la noción “moderna” de función.
7 Paul R. Halmos en [18] pág. 30.

92 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.1 Generalidades

gráfica de una función es una realización 8 de una representación de la fun-


ción, generada por un observador al usar en algún sitio un método de rep-
resentación. Luego, una función y una gráfica de ella, son estrictamente dife-
rentes, la primera está incorporada a una estructura lógica en el pensamiento
y la última es una realización que depende, entre otras cosas, del método de
representación y el en dónde (origen del sistema de referencia) y el cómo se
aplica (patrón de longitud y orientación del sistema de referencia).

En los términos tradicionales, se define a la gráfica de una “función” f(x)


 
como una representación del conjunto x, f(x) en la “realidad”. . . diferen-
ciando explı́citamente a su “función” del conjunto de pares ordenados que da
lugar su gráfica, el cual constituye la función formal.

Con f ∈ B A se presentan algunas consecuencias inmediatas, pues de


((3.6); 89) se tiene:

De (a, b) ∈ f ∧ (c, d) ∈ f ∧ b 6= d se sigue d ∈ B debido a ((2.44); 54)
y ((1.60); 32) pues f ∈ P(A × B) y (c, d) ∈ f , luego d ∈ B \ {b} y ((2.8);
43) ya que d ∈ B ∪ {b} ∧ d 6∈ {b} , y como (a, b) ∈ f se infuere ∀ ξ ∈
B \ {b} | (a, ξ) 6∈ f debido a ((3.1); 87) y ((1.60); 32), entonces (a, d) 6∈ f
nuevamente de ((1.60); 32), por lo tanto (a, d) 6∈ f ∧ (c, d) ∈ f y se
obtiene a 6= c , por lo tanto

(a, b) ∈ f ∧ (c, d) ∈ f ∧ b 6= d ` a 6= c . (3.8)

De (η, θ) ∈ f se tiene θ ∈ B pues f ∈ P(A×B), y para ξ ∈ B \ {θ} se sigue


∀ c ∈ B \ {θ} | (η, c) 6∈ f de ((1.36); 22), luego (η, ξ) 6∈ f debido a ((1.60);
32). Por lo cual con el preámbulo: sean f ∈ B A , ξ un ente y (η, θ) ∈ f,
se establece ξ ∈ B \ {θ} ` (η, ξ) 6∈ f , entonces (η, ξ) ∈ f ` ξ 6∈ B \ {θ} de
8 Entiéndase como concretización en la “realidad”.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 93


3.1 Generalidades Funciones

(1.47); 27), pero de θ ∈ B ∧ ξ 6∈ B \ {θ} se tiene ξ ∈ {θ} debido a ((2.28);


50), por consiguiente ξ = θ y se concluye

(η, θ) ∈ f ∧ (η, ξ) ∈ f ` ξ = θ . (3.9)

Con A = ∅ ∨ B = ∅ se sigue B A ⊆ {∅} debido al corolario (2.4.2; 80)


pues B A ⊆ P(A × B) de ((2.10); 43), luego de f ∈ B A se tiene f = ∅ ,
entonces
A = ∅ ∨ B = ∅ ` f = ∅. (3.10)

De A 6= ∅ se tiene ∃ a ∈ A | a = a del teorema (2.3.6; 66), y con ξ ∈ A


y ξ = ξ se tiene ∃ b ∈ B | (ξ, b) ∈ f debido a ((2.8); 43) pues Df = A, y
con η ∈ B y (ξ, η) ∈ f se sigue f 6= ∅ de ((2.63); 62), y de ((3.10); 94)
con ((1.47); 27) y ((1.1); 10) se concluye

A 6= ∅ a ` f 6= ∅ (3.11)

además de ((1.58); 31) se infiere η ∈ B ∧ ∃ p ∈ A | (p, η) ∈ f, por lo cual


η ∈ Rf debido a ((2.8); 43), y con ((2.62); 61) se obtiene

A 6= ∅ ` Rf 6= ∅ . (3.12)

Para f ∈ P(A × B) de ((1.47); 27) y ((1.1); 10) se tiene



f 6∈ B A a ` Df = A ∧ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f f (3.13)

y nuevamente de ((1.1); 10) se sigue

Df 6= A ` f 6∈ B A (3.14)

y también ¬ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈ B \ {b} | (a, c) 6∈ f ` f 6∈ B A , pero como
de ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ B \ {b} | (a, c) ∈ f se sigue ¬ ∀ (a, b) ∈ f | ∀ c ∈

B \ {b} | (a, c) 6∈ f debido al corolario (1.4.1; 35), entonces

∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ B \ {b} | (a, c) ∈ f ` f 6∈ B A . (3.15)

94 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.1 Generalidades

De la convención [f](a) ≡ b con f ∈ B A y (a, b) ∈ f , se establece un


procedimiento muy utilizado para analizar la igualdad de funciones. Cuando
para f ∈ B A y g ∈ B A se tiene ∀ a ∈ A | [f](a) = [g](a) , de (ξ, η) ∈ f se sigue
ξ ∈ A, luego [f](ξ) = [g](ξ) de ((1.60); 32), por lo cual (ξ, η) ∈ g , obteniéndose
∀ θ ∈ f | θ ∈ g de ((1.59); 32), entonces f ⊆ g , y de igual manera se sigue g ⊆ f ,
c
obteniéndose f = g de ((2.12); 45), concluyéndose f = g , por lo tanto

(f ∈ B A ∧ g ∈ B A ) ∧ ∀ a ∈ A | [f](a) = [g](a) ` f = g . (3.16)

Además como para f ∈ B A y ξ ∈ A se tiene ∃ q ∈ B | (ξ, q) ∈ f pues Df = A,


con η ∈ B y (ξ, η) ∈ f se sigue ∃ p ∈ A | (p, η) ∈ f de ((1.58); 31), luego
η ∈ Rf de ((2.8); 43), por lo cual [f](ξ) ∈ Rf , y de ((1.59); 32) se obtiene
∀ a ∈ A | [f](a) ∈ Rf , entonces

f ∈ B A ` ∀ a ∈ A | [f](a) ∈ Rf . (3.17)

Es conveniente identificar apropiadamente al conjunto de funciones con


dominio contenido en un conjunto X y contradominio común Y , para ello
obsérvese que de C ∈ P(X) y para Y C se tiene Y C ⊆ P(C × Y ) de ((2.10);

43), entonces Y C ∈ P P(C ×Y ) debido a ((2.43); 54), además C ×Y ⊆ X ×Y
 
debido al teorema (2.4.3; 78), luego P P(C ×Y ) ⊆ P P(X ×Y ) del teorema

(2.2.4; 55), por lo cual Y C ∈ P P(X × Y ) de ((1.60); 32), y con ((1.59);
 
32) se sigue ∀ A ∈ P(X) | Y A ∈ P P(X × Y ) . Ahora con FbX×Y ≡ ψ ∈

P P(X × Y ) k ∃ A ∈ P(X) | ψ = Y A se tiene al conjunto de conjuntos de
funciones con dominio en P(X) y contradominio Y , entonces para el conjunto
de funciones con dominio en P(X) y contradominio Y se hace FX×Y ≡
∪ FbX×Y . En efecto, para g ∈ FX×Y se sigue ∃ φ ∈ FbX×Y | g ∈ φ de ((2.18);

bX×Y
47), y con ξ ∈ F ∧ g ∈ ξ se tiene ξ ∈ P P(X × Y ) ∧ ∃ A ∈ P(X) | ξ = Y A
debido a ((2.8); 43), pero de B ∈ P(X) ∧ ξ = Y B se obtiene g ∈ Y B , luego

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 95


3.2 Invocación de funciones Funciones

∃ A ∈ P(X) | g ∈ Y A de ((1.58); 31), entonces con ((1.59); 32) se concluye

∀ f ∈ FX×Y | ∃ A ∈ P(X) | f ∈ Y A (3.18)

pero ahora para g ∈ FX×Y resulta cómodo recurrir al sı́mbolo Dg sin explicitar
a dicho conjunto. Este planteamiento permite, entre otras muchas posibilidades,
hablar del cálculo diferencial en FR×R refiriendose al cálculo diferencial ele-
mental, conocido como cálculo diferencial de funciones reales de variable real.

En ocasiones resulta necesaria la generalización del planteamiento an-


terior identificando al conjunto de funciones con dominio contenido en un con-
junto X y contradominio contenido en un conjunto Y , para ello basta el

enunciado ∀ A ∈ P(X) | ∀ B ∈ P(Y ) | B A ∈ P P(X × Y ) que se sigue del
razonamiento previo con ((1.59); 32), en donde es viable la conmutación de
los cuantificadores universales debido a ((1.63); 35). Pero ahora se considera
c† X×Y ≡ ψ ∈ P P(X × Y ) k ∃ A ∈ P(X) | ∃ B ∈ P(Y ) | ψ = B A , y para
F
el conjunto de funciones con dominio en P(X) y contradominio en

P(Y ) se hace FX×Y ≡ ∪Fc† , por lo cual ∀ C ∈ P(Y ) | F †
X×C ⊆ FX×Y y

además

∀ f ∈ FX×Y | ∃ A ∈ P(X) | ∃ B ∈ P(Y ) | f ∈ B A . (3.19)

3.2. Invocación de funciones

El reconocimiento básico de funciones emplea al axioma de especifi-


cación de la teorı́a de conjuntos, incluso en casos muy simples, y el proceso es
como sigue. Ante la consideración del producto cartesiano de dos conjuntos, se
declara una condición de especificación para los segundos elementos vinculada
a los primeros elementos de sus pares ordenados, con lo cual se identifica un
subconjunto de dicho producto cartesiano que podrı́a ser función. A este re-

96 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.2 Invocación de funciones

conocimiento de funciones aquı́ se le llama proceso invocativo de funciones,


que en ningna circunstancia debe interpretarse como un proceso constructivo
de funciones.

Este planteamiento difiere del tradicional, ya que a la condición de


especificación del proceso invocativo de una función la llaman regla de corres-
pondencia de la función pero sin apercibir al axioma de especificación, incluso
es muy frecuente que la confundan con la función 9 , dando lugar a equı́vocos
que no se presentan con el concepto formal de función.

Entonces el proceso invocativo de funciones exige un par de conjuntos


A y B y una condición de especificación PA×B con la que se hace f ≡

(a, b) ∈ A × B k P(a, b) identificando una relación que podrı́a ser función en
A × B dependiendo del cumplimiento de ((3.1), 87). Ahora si se tiene f ∈ B A ,
con ξ ∈ A se sigue ∃! η ∈ B | (ξ, η) ∈ f debido a ((3.4); 88) y de ((2.8); 43) se
infiere (ξ, η) ∈ A × B ∧ P(ξ, η) en donde [f](ξ) = η , luego ∀ a ∈ A | P(a, [f](a))
de ((1.59); 32), el cual explicita el comportamiento de una función invocada
con este proceso y por ello se utiliza con mucha frecuencia.

H Obsérvese que con f ∈ B A ∧ B ∈ P(D) se puede hacer g ≡


 c
(a, b) ∈ A × D k (a, b) ∈ f y se tendrı́a g ∈ DA , en donde f = g
de ((2.12); 45), pero f 6= g cuando B ⊂ D .

Ası́ mismo con un conjunto explı́cito como G ≡ (1, A), (2, B)
con A , B , C conjuntos y A ∪ B ⊆ C se tendrı́a G ∈ P {1, 2} ×
  
{A, B} y G ∈ P {1, 2} × P(A ∪ B) y G ∈ P {1, 2} × P(C) ,
lo cual exhibe ambigüedades inaceptables al pretender invocar rela-
ciones con conjuntos explı́citos que trascienden en la invocación de
9 De ahı́ que se vean obligados a incorporar las “funciones” multivaluadas (véase ejemplo
1 de la pág. 99).

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 97


3.2 Invocación de funciones Funciones

funciones, y por ello deben evitarse estos procesos. Sin embargo al



hacer g ≡ ξ ∈ {1, 2} × P(A ∪ B) k ξ = (1, A) ∨0 ξ = (2, B)

y h ≡ ξ ∈ {1, 2} × P(C) k ξ = (1, A) ∨0 ξ = (2, B) se sigue
c c
G = g ∧ g ∈ P(A ∪ B){1, 2} y G = h ∧ h ∈ P(C){1, 2} sin
vaguedades. N

Un ejemplo sencillo del proceso invocativo de funciones, en el que se


identifica una función básica, pero fundamental en la matemática por participar
frecuentemente en la identificación de otras funciones, es el que sigue. Para

un conjunto A 6= ∅ se hace IA ≡ (a, b) ∈ A × A k b = a y se le llama
función identidad de A , pues es función y además biyectiva como puede
l
verificarlo el lector, por lo cual IA ∈ AA . Nótese que de a ∈ A se sigue (a, a) ∈
A × A ∧ a = a, luego (a, a) ∈ IA por lo que [IA](a) = a de la convención
adoptada, entonces de ((1.59); 32) se obtiene ∀ a ∈ A | [IA](a) = a .

En la literatura generalmente se presenta al proceso invocativo de fun-


ciones de otra manera, que se puede ejemplificar con la función IA . En sus
términos, la identifican diciendo f(a) = a con a ∈ A, que se interpreta (en
el mejor de los casos) como una función f : A → A para la cual se tiene
∀ a ∈ A | f(a) = a. . . pero de esta manera no se dice quién o qué es la función,
sólo piensan que la representa el sı́mbolo f y que “va” de A a A, “asignando”
elementos del conjunto A a elementos del conjunto A, y posiblemente debido
a ello usan al sı́mbolo → . Además, estrictamente sólo “definen” al sı́mbolo
f(a) con 10 f(a) = a, lo cual en cierto modo se relaciona con el enunciado
∀ a ∈ A | f(a) = a antes deducido, pero dificilmente de esto podrı́an conside-
rarse los pares ordenados asociados, para ası́ poder aproximarse a una función

10 Usando al sı́mbolo = , imposibilitando la concientización de que se está incorporando


un sı́mbolo.

98 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.2 Invocación de funciones

formal.

La restricción de considerar A 6= ∅ para a la función IA se puede y


debe excluir haciendo I∅ ≡ ∅ pues del corolario (2.4.2; 80) se tiene P(∅ × ∅) =
{∅} , luego I∅ ∈ P(∅ × ∅) y del corolario (2.3.1; 62) con ((3.7); 89) se infiere
I∅ ∈ ∅ ∅ , además RI∅ ⊆ ∅ por lo cual

I∅ suprayectiva . (3.20)

Otro ejemplo relacionado al anterior, que puede parecer una exquisitez matemá-

tica, se identifica con B ∈ P(A), pues se hace iB ≡ (b, a) ∈ B × A k b = a
que también es función y tradicionalmente se le conoce como función in-
clusión de B en A, teniéndose iB ∈ AB y claramente iB ⊆ IA . En este
contexto, el planteamiento de una función inclusión requiere de la explı́cita
declaración del contradominio, pues al no hacerlo, se corre el peligro de inter-
pretarlo como el universo de la discusión, el cual no existe como se demuestra
en la paradoja de Russell (véase pág. 44). Por ello posteriormente se modifica su
presentación (véase pág. 118), aprovechando los recursos funcionales que pau-
latinamente serán desarrollados. Generalmente la aplicación de esta función, es
brindar afinidad entre las funciones que participan en una expresión, utilizan-
do la conjugación de funciones llamada composición (que aquı́ se le denomina
bola), notada con ◦, que después será definida (véase ((3.25); 112)).

En oposición con los ejemplos previos, conviene presentar algunas rela-


ciones en R × R que no son función, en donde se emplean algunos compor-
tamientos de los números reales seguramente conocidos por el lector que son
establecidos formalmente en el capı́tulo que sigue:


1. Con f ≡ (a, b) ∈ R × R k a · b = 1 y para ξ ∈ R se tiene ξ · 0 = 0
del teorema (4.3.2; 158) y ((1.60); 32), luego 0 · ξ 6= 1 de (P1) ya que

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 99


3.3 Imagen directa e imagen inversa Funciones

0 6= 1 del teorema (4.3.1; 158) con (0, ξ) ∈ R × R debido al teorema



(2.4.1; 77), por lo cual (0, ξ) ∈ R × R ∧ 0 · ξ = 1 f de ((1.1); 10),
entonces (0, ξ) 6∈ f debido a ((2.8); 43) con ((1.47); 27) y ((2.11); 43),
obteniéndose ∀ b ∈ R | (0, b) 6∈ f de ((1.59); 32), por consiguiente 0 ∈

R ∧ ∃ b ∈ R | (0, b) ∈ f f de ((1.62); 32) y ((1.1); 10), entonces 0 6∈ Df
debido a ((2.11); 43), luego Df 6= R y se concluye f 6∈ RR de ((3.14); 94)
pues f ∈ P(R × R) .


2. De manera similar para g ≡ (a, b) ∈ R × R | b · b = a se tiene g 6∈ RR
l
como puede verificarlo el lector.

3. Para < ∈ P(R × R), el orden de R, se tiene (0, 1) ∈ < debido a ((4.15);
168), luego (0 + 1, 1 + 1) ∈ < del axioma (O3), por lo cual (1, 1 +
1) ∈ < de (S3), y con (O2) se sigue (0, 1 + 1) ∈ < , además 1 + 1 ∈
R \ {1} ya que 1 6= 1 + 1 del axioma (O1), obteniéndose (0, 1) ∈ <
∧ ∃ c ∈ R \ {1} | (1, c) ∈ < de ((1.58); 31), entonces ∃ (a, b) ∈ < |∃c ∈
R \ {b} | (a, c) ∈< nuevamente de ((1.58); 31), y con ((3.15); 94) se con-
cluye < 6∈ RR .

3.3. Imagen directa e imagen inversa

Se requieren otros conceptos complementarios pero muy importantes,


que también son válidas para las relaciones. Para f ∈ B A y un conjunto C ,

se identifica la imagen directa de C bajo f, haciendo f id(C) ≡ b ∈ B

k ∃ a ∈ C | (a, b) ∈ f y este concepto posibilita expresar a ((3.7); 89) como
sigue

f ∈ B A a ` f ∈ P(A × B) ∧ ∀ a ∈ A | f id {a} unitario (3.21)

100 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.3 Imagen directa e imagen inversa

 
ya que con f ∈ P(A × B) ∧ ∀ a ∈ A | f id {a} unitario y η ∈ A se tiene
  
f id {η} unitario debido a ((1.60); 32), y con ξ ∈ f id {η} se sigue ξ ∈
B ∧ ∃ p ∈ {η} | (p, ξ) ∈ f de ((2.8); 43), luego (η, ξ) ∈ f , por lo cual ξ ∈
  
b ∈ B k (η, b) ∈ f nuevamente de ((2.8); 43), entonces ∀ q ∈ f id {η} | q ∈ b ∈
 
B k (η, b) ∈ f debido a ((1.59); 32), y se infiere f id {η} ⊆ b ∈ B k (η, b) ∈ f ,
  
ası́ mismo se tiene b ∈ B k (η, b) ∈ f ⊆ f id {η} , por lo tanto f id {η} =
  
b ∈ B k (η, b) ∈ f de ((2.12); 45) y se infiere b ∈ B k (η, b) ∈ f unitario , y

con ((1.59); 32) se sigue ∀ a ∈ A | b ∈ B k (a, b) ∈ f unitario , concluyéndose
 
f ∈ P(A × B) ∧ ∀ a ∈ A | f id {a} unitario ` ∀ a ∈ A | b ∈ B k (a, b) ∈

f unitario , entonces f ∈ P(A × B) ∧ ∀ a ∈ A | f id {a} unitario ` f ∈

B A de ((3.7); 89). Además ∀ a ∈ A | b ∈ B k (a, b) ∈ f unitario ` ∀ a ∈
  l
A | f id {a} unitario lo cual puede demostrarlo el lector, luego con ((3.7); 89)
se estable la coinferencia enunciada.

Teorema 3.3.1. Sean f ∈ B A y C conjunto.

ξ ∈ A ∩ C ` [f](ξ) ∈ f id (C) .

Demostración.– Para ξ ∈ A ∩ C se sigue ξ ∈ A y ξ ∈ C de ((2.31); 51)


con ((1.60); 32), luego ∃ η ∈ B | (ξ, η) ∈ f de ((3.1); 87), y con ω ∈ B ∧

(ξ, ω) ∈ f se tiene [f](ξ) = ω, por lo cual ξ ∈ C ∧ ξ, [f](ξ) ∈ f , entonces

∃ a ∈ C | a, [f](ξ) ∈ f debido a ((1.58); 31), obteniéndose [f](ξ) ∈ B ∧ ∃ a ∈

C | a, [f](ξ) ∈ f, y de ((2.8); 43) se concluye [f](ξ) ∈ f id (C). 

Corolario 3.3.1. Sean f ∈ B A , C y D conjuntos.

C ∈ P(A) ∧ f id (C) ⊆ D ` ∀ p ∈ C | [f](p) ∈ D .

Demostración.– De ξ ∈ C se tiene [f](ξ) ∈ f id (C) debido a ((1.60); 32) y el


teorema (3.3.1; 101), pues C ⊆ A de ((2.43); 54) por lo cual C ∩ C ⊆ C ∩ A

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 101


3.3 Imagen directa e imagen inversa Funciones

de ((2.36); 52), entonces [f](ξ) ∈ D nuevamente de ((1.60); 32), luego ∀ p ∈


C | [f](p) ∈ D debido a ((1.59); 32). 

Corolario 3.3.2. Sea f ∈ B A .

f 6= ∅ ` ∀ C ∈ P(A) \ {∅} | f id (C) 6= ∅ .

Demostración.– Dado que A 6= ∅ debido a ((3.11); 94), para E ∈ P(A) \ {∅}


se sigue E ⊆ A ∧ ∃ p ∈ E | p = p del corolario (2.3.4; 71), y con ξ ∈ E y
ξ = ξ se tiene ξ ∈ A debido a ((1.60); 32), luego ξ ∈ A ∩ E de ((2.31); 51),
entonces [f](ξ) ∈ f id (E) del teorema (3.3.1; 101), y con ((2.63); 62) se obtiene
f id (E) 6= ∅, por lo tanto ∀ C ∈ P(A) \ {∅} | f id (C) 6= ∅ de ((1.59); 32). 

También con f ∈ B A y un conjunto C se identifica a la imagen



inversa de C bajo f haciendo f ii(C) ≡ a ∈ A k ∃ b ∈ C | (a, b) ∈ f en
donde, al igual que en casos previos, los sı́mbolos f id (C) y f ii (C) deben inter-
pretarse como sı́mbolos compuestos no fraccionables11 . Los comportamientos
más simples y esperados de estos conceptos se establecen en los siguientes tres
teoremas. Como ejemplos sencillos de estos conceptos, para A y B conjuntos
l
el lector puede verificar

IA id (B) = A ∩ B ∧ IA ii (B) = A ∩ B (3.22)


ası́ mismo 12 (−IR )id (A) = {p ∈ R k ∃ a ∈ A | a = −p} empleado en el teorema
(4.2.1); 154).

Teorema 3.3.2. Sea f ∈ B A .

f ii (B) = A ∧ f id (A) = Rf .
11 Es frecuente que en la literatura usen f (C) y f −1 (C) en vez de f id (C) y f ii (C)
respectivamente, incluso también emplean f [C] para f id (C).
12 Haciendo −IR ≡ {(p, q) ∈ R × R k q = −p} lo cual es generalizable al considerar las
funciones inversas aditivas.

102 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.3 Imagen directa e imagen inversa

Demostración.– Para ξ ∈ A se sigue ∃ b ∈ B | (ξ, b) ∈ f de ((3.1); 87) y ((2.8);


43), por lo cual ξ ∈ f ii (B), entonces ∀ a ∈ A | a ∈ f ii (B) debido a ((1.59);
32), obteniendo A ⊆ f ii (B) . Ahora, dado que f ii (B) ⊆ A de ((2.10); 43),
con ((2.12); 45) se concluye f ii (B) = A, y el que f id (A) = Rf se infiere
directamente de Df = A. 

Teorema 3.3.3. Sea f ∈ B A .


∀ p ∈ Rf | f ii {p} =6 ∅.

Demostración.– De ω ∈ Rf se tiene ω ∈ B ∧ ∃ a ∈ A | (a, ω) ∈ f debido a


((2.8); 43), y con ξ ∈ A ∧ (ξ, ω) ∈ f se sigue ∃ q ∈ {ω} | (ξ, q) ∈ f de ((1.58);
 
31) pues ω ∈ {ω} , luego ξ ∈ f ii {ω} de ((2.8); 43), por lo cual f ii {ω} 6= ∅

debido a ((2.63); 62), entonces ∀ p ∈ Rf | f ii {p} 6= ∅ de ((1.59); 32). 

Teorema 3.3.4. Sea f ∈ B A .


q ∈ f ii {p} a ` (q, p) ∈ f .

Demostración.– De ((2.8); 43) se sigue q ∈ A ∧ ∃ s ∈ {p} | (q, s) ∈ f , y con


ξ ∈ {p} ∧ (q, ξ) ∈ f se tiene (q, p) ∈ f pues ξ = q . La otra inferencia es
inmediata. 

Teorema 3.3.5. Sea f ∈ B A con Rf 6= ∅ .


f inyectiva a ` ∀ p ∈ Rf | f ii {p} unitario .


Demostración.– De ξ ∈ Rf se tiene f ii {ξ} 6= ∅ del teorema (3.3.3; 103) y
  
((1.60); 32), y con η ∈ f ii {ξ} ∧ ω ∈ f ii {ξ} se sigue (η, ξ) ∈ f ∧ (ω, ξ) ∈ f
debido al teorema (3.3.4; 103), y de f inyectiva se infiere η = ω debido a
 
((2.89); 82), entonces f ii {ξ} 6= ∅ ∧ ∀ t & q ∈ f ii {ξ} | (t = q)g de ((1.59);

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 103


3.3 Imagen directa e imagen inversa Funciones


32), por lo tanto f ii {ξ} unitario de la proposición (2.3.2; 74) y se concluye
 
∀ p ∈ Rf | f ii {p} unitario nuevamente de ((1.59); 32).

Ahora de ¬(f inyectiva) se infiere ∃ (a, b) ∈ f | ∃ ξ ∈ A \ {a} | (ξ, b) ∈ f y con


(η, ω) ∈ f ∧ ∃ ξ ∈ A \ {η} | (ξ, ω) ∈ f se sigue que con φ ∈ A \ {η} ∧ (φ, ω) ∈ f

se tiene (η, ω) ∈ f ∧ (φ, ω) ∈ f y η 6= φ , luego η 6= φ ∧ {η, φ} ⊆ f ii {ω}
 
con ω ∈ Rf , por lo cual φ ∈ f ii {ω} ∧ ∃ x ∈ f ii {ω} | x 6= φ de ((1.60);

32), entonces ω ∈ Rf ∧ f ii {ω} no unitario) debido al teorema (2.3.11;

73), y de ((1.60); 32) se obtiene ∃ p ∈ Rf | f ii {p} no unitario , concluyéndose

∀ p ∈ Rf | f ii {p} unitario ` f inyectiva debido a ((1.47); 27). 

De ((3.20); 99) y como consecuencia inmediata del teorema previo con ((2.3.1);
62) se sigue I∅ biyectiva , entonces para A conjunto se obtiene

IA biyectiva . (3.23)

Corolario 3.3.3. Sea f ∈ B A con Rf 6= ∅ .


 
(p ∈0 A y q ∈0 A) y [f](p) = [f](q) p=q f inyectiva .

 
Demostración.– De η ∈ Rf y λ ∈ f ii {η} ∧ ν ∈ f ii {η} se tiene λ ∈
A ∧ [f](λ) = η y η ∈ A ∧ [f](η) = η , luego λ ∈ A ∧ η ∈ A y [f](λ) = [f](η) ,
entonces λ = η y de ((1.59); 32) se obtiene ∀ p & q ∈ Rf | p = q , por tanto

f ii {η} unitario debido a la proposición (2.3.2); 74), y del teorema (3.3.5;
103) se concluye f inyectiva. 
J
Teorema 3.3.6. Sean f ∈ P(X) y p∈X .

p ∈ ∩ Rf a ` ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j) .

Demostración.– De p ∈ ∩ Rf se tiene p ∈ ∩ f id (J) pues ∩ Rf = ∩ f id (J)


del teorema (3.3.2; 102), luego ∀ A ∈ f id (J) | p ∈ A debido a ((2.31); 51), y como

104 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.3 Imagen directa e imagen inversa

de k ∈ J se sigue [f](k) ∈ f id (J) del teorema (3.3.1; 101), entonces p ∈ [f](k)


de ((1.60); 32), por lo cual ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j) debido a ((1.59); 32).

Ahora, con p 6∈ ∩ Rf se tiene p ∈ ∪ Rf ∨0 p 6∈ ∪ Rf y se presentan dos casos:

De p 6∈ ∩ Rf ∧ p 6∈ ∪ Rf se sigue ¬(∃ A ∈ Rf | p ∈ A) debido a ((2.18); 47)


con ((1.47); 27), luego ∀ A ∈ Rf | p 6∈ A) de ((1.62); 32), y como para k ∈ J
se tiene [F ](k) ∈ Rf , se infiere p 6∈ [F ](k) debido a ((1.60); 32), entonces

∃ j ∈ J | p 6∈ [f](j) de ((1.60); 32), por lo tanto ¬ ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j) del
corolario (1.4.1; 35).

De p 6∈ ∩ Rf ∧ p ∈ ∪ Rf se sigue ¬(∀ A ∈ Rf | p ∈ A) debido a ((2.31);


51) con ((1.47); 27) y ((1.8); 14), luego ∃ A ∈ Rf | p 6∈ A del corolario
(1.4.1; 35), y con N ∈ Rf y p 6∈ N se tiene ∃ j ∈ J | [f](j) = N , y con
k ∈ J y [f](k) = N se obtiene p 6∈ [f](k), luego ∃ j ∈ J | p 6∈ [f](j) de

((1.60); 32), por lo tanto ¬ ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j) del corolario (1.4.1; 35).


Entonces p 6∈ ∩ Rf ∧ p 6∈ ∪ Rf ` ¬ ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j) y p 6∈ ∩ Rf ∧ p ∈
 
∪ Rf ` ¬ ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j) , por lo cual p 6∈ ∩ Rf ` ¬ ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j)
debido a ((1.53); 29), y de ((1.47); 27) se concluye ∀ j ∈ J | p ∈ [f](j) ` p ∈
∩ Rf . 

Teorema 3.3.7. Sean f ∈ B A y C, D conjuntos.


∀ ξ ∈ A ∩ C | [f](ξ) ∈ D ` f id (C) ⊆ D .

Demostración.– Para η ∈ f id (C) se sigue η ∈ B ∧ ∃ a ∈ C | (a, ξ) ∈ f y con


ω ∈ C ∧ (ω, η) ∈ f se tiene [f](ω) = η y η ∈ D debido a ((1.60); 32) pues
ω ∈ A , entonces de ((2.3); 39) se concluye f id (C) ⊆ D. 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 105


3.3 Imagen directa e imagen inversa Funciones

Teorema 3.3.8. Sean f ∈ B A y C conjunto.


 
1) f ii (C) = f ii Rf ∩ C 2) f id f ii (C) = Rf ∩ C
 
3) A ∩ C ⊆ f ii f id (C) 4) f inyectiva ` f ii f id (C) = A ∩ C .

Demostración.– Para f ∈ B A se tiene:



1. Con ξ ∈ f ii Rf ∩ C se tiene ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ Rf ∩ C | (ξ, b) ∈ f de ((2.8);
43), y con η ∈ Rf ∩ C ∧ (ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ C ∧ (ξ, η) ∈ f de ((2.31);
51) con ((1.60); 32), por lo cual ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ C | (ξ, b) ∈ f de ((1.58);
31), entonces ξ ∈ f ii (C) de ((2.8); 43), y con ((1.59); 32) se obtiene
 
∀ a ∈ f ii Rf ∩ C | a ∈ f ii (C), concluyéndose f ii Rf ∩ C ⊆ f ii (C) .

Ahora, para ξ ∈ f ii (C) se tiene ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ C | (ξ, b) ∈ f debido a


((2.8); 43), y con η ∈ C ∧ (ξ, η) ∈ f se sigue ξ ∈ A ∧ (ξ, η) ∈ f , por
lo cual η ∈ B ∧ ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f de ((1.58); 31), entonces η ∈ Rf
de ((2.8); 43), y se sigue η ∈ Rf ∩ C ∧ (a, η) ∈ f de ((2.31); 51) pues
η ∈ Rf ∪ C debido a ((2.20); 47), luego ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ Rf ∩ C | (ξ, b) ∈ f de

((1.58); 31) y ((1.58); 31),, obteniéndose ξ ∈ f ii Rf ∩ C de ((2.8); 43),

por lo tanto ∀ a ∈ f ii (C) | a ∈ f ii Rf ∩ C de ((1.59); 32) y se concluye
 
f ii (C) ⊆ f ii Rf ∩ C , obteniéndose f ii (C) = f ii Rf ∩ C de ((2.12);
45).

2. Para η ∈ f id f ii (C) se tiene η ∈ B ∧ ∃ a ∈ f ii (C) | (a, η) ∈ f de ((2.8);
43), y con ξ ∈ f ii (C) ∧ (ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ B ∧ ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f ,
luego η ∈ Rf debido a ((2.8); 43), además ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ C | (ξ, b) ∈ f
nuevamente de ((2.8); 43), pero con θ ∈ C ∧ (ξ, θ) ∈ f se tiene η = θ
de ((3.9); 94), obteniendo η ∈ Rf ∩ C de ((2.31); 51) pues η ∈ Rf ∪ C

debido a ((2.20); 47), por lo cual ∀ b ∈ f id f ii (C) | b ∈ Rf ∪ C de ((1.59);

32), entonces f id f ii (C) ⊆ Rf ∩ C .

106 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.3 Imagen directa e imagen inversa

Ahora, para η ∈ Rf ∩C se tiene η ∈ Rf ∧ η ∈ C de ((2.31); 51) con ((1.60);


32), entonces ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f debido a ((2.8); 43), y con ξ ∈ A ∧ (ξ, η) ∈
f se sigue ξ ∈ A ∧ ∃ b ∈ C | (ξ, b) ∈ f de ((1.58); 31), luego ξ ∈ f ii (C)
de ((2.8); 43), por lo cual η ∈ B ∧ ∃ a ∈ f ii (C) | (a, η) ∈ f también de

((1.58); 31), entonces η ∈ f id f ii (C) de ((2.8); 43), y con ((1.59); 32) se
 
obtiene ∀ b ∈ Rf ∩ C | b ∈ f id f ii (C) , por lo tanto Rf ∩ C ⊆ f id f ii (C)

y de ((2.12); 45) se concluye Rf ∩ C = f id f ii (C) .

3. Para ω ∈ A ∩ C se sigue ω ∈ A ∧ ω ∈ C de ((2.31); 51) con ((1.60); 32),


por lo cual ∃ b ∈ B | (ω, b) ∈ f de ((3.1); 87) con ((2.8); 43), y con ξ ∈
B ∧ (ω, ξ) ∈ f se tiene ξ ∈ B ∧ ∃ a ∈ C | (a, ξ) ∈ f de ((1.58); 31), luego ξ ∈
f id (C) debido a ((2.8); 43), entonces ω ∈ A ∧ ∃ b ∈ f id (C) | (ω, b) ∈ f de

((1.58); 31), por lo cual ω ∈ f ii f id (C) de ((2.8); 43), obteniéndose ∀ a ∈
 
A ∩ C | c ∈ f ii f id (C) con ((1.59); 32) y se infiere A ∩ C ⊆ f ii f id (C) .

4. De ξ ∈ f ii f id (C) se sigue ξ ∈ A ∧ ∃ p ∈ f id(C) | (ξ, p) ∈ f de ((2.8); 43),
y con η ∈ f id (C) y (ξ, η) ∈ f se tiene η ∈ B ∧ ∃ q ∈ C | (q, η) ∈ f debido
a ((2.8); 43), y con ω ∈ C y (ω, η) ∈ f se infiere ω = ξ de ((2.89); 82)
pues f inyectiva, luego ξ ∈ C, entonces ξ ∈ A ∩ C de ((2.31); 51), por

lo tanto ∀ p ∈ f ii f id (C) | p ∈ A ∩ C debido a ((1.59); 32) y se obtiene
 
f ii f id (C) ⊆ A ∩ C , concluyéndose f ii f id (C) = A ∩ C de ((2.12); 45)
y el resultado previo. 

Corolario 3.3.4. Sean f ∈ B A y C conjunto.

Rf ⊆ C ` f ii (C) = A .

Demostración.– Del primer enunciado del teorema (3.3.8; 105) y ((2.36);


52) se sigue f ii (C) = f ii (Rf ) y también f ii (B) = f ii (Rf ) pues Rf ⊆ B ,
entonces f ii (C) = A del teorema (3.3.2; 102). 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 107


3.3 Imagen directa e imagen inversa Funciones

Lema 3.3.1. Sea f ∈ B A .

f ii (∅) = ∅ y f id (∅) = ∅ .

Demostración.– Dado que f ii (∅) = a ∈ A k ∃ b ∈ ∅ | (a, b) ∈ f para ξ ∈ A
y (ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ B , luego (η ∈ ∅)f de ((2.62); 61), por lo cual η ∈
∅ ` (ξ, η) 6∈ f debido a ((1.47); 27), entonces ∀ b ∈ ∅ | (ξ, b) 6∈ f de ((1.59); 32),
y también ∀ a ∈ A | ∀ b ∈ ∅ | (a, b) 6∈ f nuevamente de ((1.59); 32), por lo tanto

¬ ∃ a ∈ A | ∃ b ∈ ∅ | (a, b) ∈ f debido a ((1.62); 32), y con el teorema (2.3.2; 63)
y ((1.47); 27) se concluye f ii (∅) = ∅. La otra demostración es similar y se deja
l
al lector como ejercicio. 

Teorema 3.3.9. Sean C, D conjuntos y f ∈ B A .

1) C ∩ A = ∅ ` f id (C) = ∅ 2) C ∩ Rf = ∅ ` f ii (C) = ∅

3) C ⊆ D ` f id (C) ⊆ f id (D) 4) f id (C ∪ D) = f id (C) ∪ f id (D)

5) f id (C ∩ D) ⊆ f id (C) ∩ f id (D) 6) C ⊆ D ` f ii (C) ⊆ f ii (D)

7) f ii (C ∪ D) = f ii (C) ∪ f ii (D) 8) f ii (C ∩ D) = f ii (C) ∩ f ii (D) .

En el teorema se agrupan algunos comportamientos útiles, cuyas demostra-


l
ciones son sencillas y se dejan al lector. Como consecuencia inmediata se obtiene
al corolario que sigue, en donde se ilustra el comportamiento de una función
en términos de la imagen inversa de conjuntos unitarios.

Corolario 3.3.5. Sean f ∈ B A , C un conjunto y p ∈ C y q ∈ C .


 
p 6= q ` f ii {p} ∩ f ii {q} = ∅ .

Demostración.– Dado que {p}∩{q} = ∅ del teorema (2.3.12; 75) y f ii (∅) = ∅


  
del lema (3.3.1; 108), se sigue f ii {p} ∩ {q} = ∅, luego f ii {p} ∩ f ii {q} = ∅
debido al inciso (8) del teorema (3.3.9; 108). 

108 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.3 Imagen directa e imagen inversa

Teorema 3.3.10. Sean f ∈ B A y C, D conjuntos.

f ii (D \ C) = f ii (D) \ f ii (C) .

Demostración.– Para φ ∈ C se tiene φ 6∈ D \ C debido a ((2.27); 50) y ((1.47);


27) ya que (φ ∈ D ∧ φ 6∈ C)f, además para ξ ∈ f ii (D \ C) se sigue ξ ∈ A y
∃ q ∈ D \ C | (ξ, q) ∈ f de ((2.8); 43), pero con η ∈ D \ C y (ξ, η) ∈ f se obtiene
η 6= φ debido a ((2.17); 46), es decir φ 6∈ {η}, luego φ ∈ C \ {η} de ((2.28); 50)
con ((1.47); 27). Además, cuando φ ∈ B se sigue φ ∈ B \ {η} de ((2.29); 50)
pues B ∩ C ⊆ C debido a ((2.36); 52), y como se tiene ∀ p ∈ B \ {η} | (ξ, p) 6∈
f de ((3.1); 87) dado que (ξ, η) ∈ f, entonces (ξ, φ) 6∈ f de ((1.60); 32), y
también de φ 6∈ B se sigue (ξ, φ) 6∈ f , por lo tanto ∀ q ∈ C | (ξ, q) 6∈ f debido
a ((1.59); 32), luego ξ ∈ A y ∃  q ∈ C | (ξ, q) ∈ f de ((1.62); 32), obteniéndose

ξ ∈ A ∧ ∃ q ∈ C | (ξ, q) ∈ f f, por lo cual ξ 6∈ f ii (C).

Pero del teorema (3.3.9; 108) también se tiene f ii ((D \ C) ⊆ f ii (D) dado
que D \ C ⊆ D de ((2.26); 50), entonces ξ ∈ f ii (D) debido a ((1.60); 32),
concluyéndose ξ ∈ f ii (D) \ f ii (C) de ((2.28); 50) con ((1.47); 27), por lo tanto
∀ p ∈ f ii (D \ C) | p ∈ f ii (D) \ f ii (C) de ((1.59); 32), obteniéndose f ii (D \ C) ⊆
l
f ii (D) \ f ii (C) . La demostración faltante se deja al lector como ejercicio. 

Corolario 3.3.6. Sea f ∈ Y X .


c
∀ C ∈ P(Y ) | f ii (C c ) = f ii (C) .

Demostración.– Para B ∈ P(Y ) se tiene f ii (Y \ B) = f ii (Y ) \ f ii (B) Del


teorema (3.3.10; 109), y como f ii (Y ) = X del teorema (3.3.2; 102) se obtiene
c
f ii (B c ) = f ii (B) , y con ((1.59); 32) se obtiene ∀ C ∈ P(Y ) | f ii (C c ) =
c
f ii (C) . 

Un concepto vinculado a la imagen inversa que debe ser comentado es el


de ecuación, basado en la consideración de una función y un conjunto unitario.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 109


3.4 Conjugación de funciones Funciones


En efecto, para f ∈ B A y q ∈ B , se dice que f ii {q} es la ecuación asociada 13
a f para q , y a sus elementos se les llama soluciones de la ecuación. Nótese

que de p ∈ f ii {q} se tiene p ∈ A ∧ ∃ ξ ∈ {q} | (p, ξ) ∈ f debido a ((2.8); 43), y
con η ∈ {q} ∧ (p, η) ∈ f se sigue (p, q) ∈ f , por lo cual [f](p) = q, en donde la
igualdad tiene sentido por la condición enunciada para p , aún cuando se des-
conozca p . La identificación de p depende de la función f y el q propuesto, lo
cual esta ı́ntimamente vinculado a la condición de especificación de f , y podrı́a
llevar a un problema algebraico. En la presentación tradicional de ecuación se
ignora este planteamiento funcional, pues simplemente a la igualdad [f](p) = q
la llaman ecuación, y aceptan de manera subliminal e inmediata la intención de
determinar p para el q propuesto sólo por enunciar la igualdad, algo aprendido
más no comprendido, aún cuando esta sea tentativa. . . pues puede suceder que

f ii {q} = ∅ , resultando falsa la igualdad.

3.4. Conjugación de funciones

Ahora se introducen dos procedimientos para identificar funciones, el


primero basado en la conjugación de funciones con funciones, y el segundo
mediante la conjugación de funciones con sı́mbolos incompletos, dando lugar
al concepto de funciones contextuales. En las conjugaciones de funciones
con funciones que aquı́ se enuncian, se utiliza al proceso invocativo de fun-
ciones antes mencionado. Por ello, es importante enfatizar que no se definen
las conjugaciones, lo que se incorpora son nombres y sı́mbolos para las fun-
ciones identificadas, mediante la declaración de condiciones de especificación

13
` ´
Cuando f ∈ RA y se considera f ii {0} , se conviene en llamarla ecuación homogénea
y a sus elementos ceros de la ecuación.

110 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.4 Conjugación de funciones

con pares de funciones. En cada conjugación de dos funciones apropiadas se


identifica una función, la cual se reconoce con la introducción de un nombre y
un sı́mbolo compuesto, que incluye a las funciones consideradas.

3.4.1. Conjugaciones básicas de funciones

Posiblemente la más básica conjugación de funciones proviene del que


las funciones son conjuntos, ya que con f ∈ B A y g ∈ DC lo más simple serı́a
considerar a f ∪ g pero presenta dificultades, por ello para identificar a una
función de una manera sencilla se hace
 
f dg ≡ (p, q) ∈ (A ∪ C) \ (A ∩ C) × (B ∪ D) k (p, q) ∈ f ∪ g (3.24)
llamándola seudounión de f con g , luego f d g ∈ (B ∪ D)(A∪C) \ (A∩C) como
l
puede verificarlo el lector, además f d g ⊆ f ∪ g y se tiene A ∩ C = ∅ `
c
f d g = f ∪ g , pero aún con A ∩ C = ∅ no se presenta la igualdad funcional,
pues estrictamente f ∪ g no es relación dado que la unión no explicı́ta un
producto cartesiano, lo cual excluye la igualdad funcional y hace indispensable
a la conjugación f d g . También debe observarse que de (p, q) ∈ f ∪g ∧ p ∈ A∩C
se sigue p 6∈ Df d g , entonces (p, q) 6∈ f d g , luego ∃ (a, d) ∈ f ∪ g | (a, c) 6∈ f d g
debido a ((1.58); 31), y de ((2.5); 39) se concluye f ∪ g 6⊆ f d g .

A continuación se presentan otras conjugaciones de funciones, aparente-


mente suficientes para los temas más usuales de la matemática. Casi la totalidad
de estas conjugaciones son totalmente novedosas, posteriormente se presentan
algunas propiedades. La demostración de que estas conjugaciones de funciones
son funciones es laboriosa pero formativa, por ello se deja como ejercicio para
l
el lector.

Para f ∈ B A y g ∈ DC se identifica la composición de g con f, o

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 111


3.4 Conjugación de funciones Funciones

simplemente g bola f, haciendo


   
g ◦ f ≡ (a, d) ∈ f ii (C) × D k d = g [f](a) (3.25)
ii   
por lo cual g ◦ f ∈ Df (C) y ∀ a ∈ f ii (C) | [g ◦ f](a) = g [f](a) .

Con las funciones f ∈ (C B )A y g ∈ (E C )D se identifica g doble bola f


haciendo
1 
g ◦ f ≡ (a, h) ∈ (A ∩ D) × E B k h = [g](a) ◦ [f](a) (3.26)
1 1
obteniéndose g ◦ f ∈ (E B )A∩D y ∀ a ∈ A ∩ D | [g ◦ f](a) = [g](a) ◦ [f](a) .
F G
Para f ∈ (C B )A y g ∈ (E C )D se identifica g triple bola f
haciendo
2  1
g ◦ f ≡ (a, h) ∈ (F ∩ G) × (E B )A∩D k h = [g](a) ◦ [f](a) (3.27)
2 F ∩G  2  1
luego g ◦ f ∈ (E B )A∩D y ∀ a ∈ F ∩ G | g ◦ f (a) = [g](a) ◦ [f](a) .
F H G I
Para f ∈ (C B )A y g∈ (E C )D se identifica g tetra bola
f haciendo
3  F ∩G 2
g ◦ f ≡ (a, h) ∈ (H ∩ I) × (E B )A∩D k h = [g](a) ◦ [f](a) (3.28)
3 F ∩G  3  2
luego g ◦ f ∈ (E B )A∩D y ∀ a ∈ H ∩ I | g ◦ f (a) = [g](a) ◦ [f](a) .

Con f ∈ B A y g ∈ (E D )C se identifica g triángulo f haciendo


   
g 4 f ≡ (a, c) ∈ (f ii (D) ∩ C) × E k c = [g](a) [f](a) (3.29)
ii   
entonces g 4 f ∈ E f (D)∩C y ∀ a ∈ f ii (D)∩C | [g 4 f](a) = [g](a) [f](a) .
D
Para f ∈ (C B )A y g ∈ (E C )B se identifica g bola triángulo f
haciendo
1 
g 4 f ≡ (a, h) ∈ (A ∩ D) × E B k h = [g](a) 4 [f](a) (3.30)
1 1
por lo cual g 4 f ∈ (E B )A∩D y ∀ a ∈ A∩ D | [g 4 f](a) = [g](a) 4 [f](a) .

112 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.4 Conjugación de funciones

F D G
Para f ∈ (C B )A y g∈ (E C )B se identifica g doble bola
triángulo f haciendo
2  1
g f ≡ (a, h) ∈ (F ∩ G) × (E B )A∩D k h = [g](a) 4 [f](a)
4 (3.31)
2 F ∩G 2 1
luego g 4 f ∈ (E B )A∩D y ∀ a ∈ F ∩ G | [g 4 f](a) = [g](a) 4
[f](a) .

Estas conjugaciones pueden parecer complicadas y de difı́cil aplicación, inclu-


so hasta provocar un rechazo inicial. . . es algo inherente a las innovaciones.
Adelante hay sobradas oportunidades para aprovecharlas y familiarizarse, pero
cabe mencionar, que la necesidad de introducirlas sólo se presenta cuando se
explicitan las funciones que ocurren en situaciones de cierta complejidad en la
matemática, es ahı́ donde se consideran y reconocen conjuntos mas complejos
que el sencillo B A , siendo A y B conjuntos “simples”.

Las definiciones anteriores se basan únicamente en la existencia de las


funciones que se conjugan, sin requerir de alguna estructura algebraica para
los conjuntos que participan en la declaración de las funciones. Cuando dichos
conjuntos estén enriquecidos con propiedades de alguna estructura algebraica,
se presenta la posibilidad de introducir nuevas conjugaciones de funciones y
desde luego su combinación con las hasta ahora enunciadas.

Las conjugaciones de funciones recien consideradas, se pueden combi-


nar de muchas maneras. Sin pretender exhaustividad, se citan casos de combi-
naciones frecuentes y algunos vı́nculos entre ellas:

(f ◦ g) ◦ h = f ◦ (g ◦ h) (3.32)

1 1
(f ◦ g) ◦ h = (f ◦ h) ◦ (g ◦ h) (3.33)
1 1
(f ◦ g) ◦ h = f ◦ (g ◦ h) (3.34)

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 113


3.4 Conjugación de funciones Funciones

2 2
(f ◦ g) ◦ h = (f ◦ h) ◦ (g ◦ h) (3.35)

(f 4 g) ◦ h = (f ◦ h) 4 (g ◦ h) (3.36)
1 1
(f 4 g) ◦ h = (f ◦ h) 4 (g ◦ h) (3.37)
1 1 1 1
(f ◦ g) ◦ h = f ◦ (g ◦ h) (3.38)
1 1 1 1 1
(f 4 g) ◦ h = (f ◦ h) 4 (g ◦ h) (3.39)
2 1 1 2 1
(f ◦ g) ◦ h = (f ◦ h) ◦ (g ◦ h) (3.40)
1
(f ◦ g) 4 h = f 4 (g 4 h) (3.41)
1
(f 4 g) 4 h = (f 4 h) 4 (g 4 h) (3.42)
2 1
(f ◦ g) 4 h = (f 4 h) ◦ (g 4 h) (3.43)
2 1
(f 4 g) 4 h = (f 4 h) 4 (g 4 h) (3.44)
l
dejando al lector la demostración de los comportamientos enunciados, pero
como ejemplo se plantea a la siguiente proposición y se complementa el tema
considerando la imagen directa e inversa para la composición de dos funciones
que participa en algunas de las conjugaciones enunciadas.

Proposición 3.4.1. Sean f ∈ B A , g ∈ DC y h ∈ F E .

(f d g) ◦ h = (f ◦ h) d (g ◦ h) y f ◦ (g d h) = (f ◦ g) d (f ◦ h) .

 
Demostración.– Dado que (f ◦ h) d (g ◦ h) ∈ (B ∪ D)M ∧ (f d g) ◦ h ∈
(B ∪ D)M en donde M ≡ hii (A ∪ C) \ hii (A ∩ C) debido a ((3.24); 111) con
((3.25); 112) y el teorema (3.3.10; 109), de ξ ∈ M se sigue ξ ∈ hii (A) ∪
 
hii (C) ∧ ξ ∈ 6 hii (A) ∩ hii (C) debido a ((2.26); 50), ((2.27); 50) con ((1.47);

27) y el teorema (3.3.9); 108), luego ξ ∈ hii (A) ∨ ξ ∈ hii(C) ∧ ¬ ξ ∈ hii (A) ∧ ξ ∈

hii (C) de ((2.23); 49) y ((2.35); 52) con ((1.47); 27), por lo cual se tiene
 
ξ ∈ hii (A) y ξ 6∈ hii (C) o ξ ∈ hii (C) y ξ 6∈ hii (A) debido a ((1.12); 16) y
((1.1); 10) presentándose dos casos:

114 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.4 Conjugación de funciones


De ξ ∈ hii (A) y ξ 6∈ hii (C) se infiere [h](ξ) ∈ A , luego [(f d g) ◦ h](ξ) =
       
f [h](ξ) y también (f ◦ h) d (g ◦ h) (ξ) = f [h](ξ) , obteniéndose
 
[(f d g) ◦ h](ξ) = (f ◦ h) d (g ◦ h) (ξ) .

De ξ ∈ hii (C) y ξ 6∈ hii (A) se sigue [h](ξ) ∈ C , por lo cual [(f d g) ◦
       
h](ξ) = g [h](ξ) y (f ◦ h) d (g ◦ h) (ξ) = g [h](ξ) , luego [(f d g) ◦
 
h](ξ) = (f ◦ h) d (g ◦ h) (ξ) .
   
Entonces ∀ p ∈ M | (f d g) ◦ h (p) = (f ◦ h) d (g ◦ h) (p) de ((1.59); 32) y de
((3.16); 95) se concluye (f d g) ◦ h = (f ◦ h) d (g ◦ h) .

Ahora, como de ((3.24); 111) y ((3.25); 112) se tiene (f ◦ g) d (f ◦ h) ∈ B N


 ii
con N ≡ (gii (A) ∪ hii (A)) \ gii (A) ∩ hii (A) y f ◦ (g d h) ∈ B (g d h) (A)
l
, en donde (g d h)ii (A) = N como puede verificarlo el lector, de η ∈ N se
 
sigue η ∈ gii (A) ∨ η ∈ hii (A) ∧ ¬ η ∈ gii (A) ∧ η ∈ hii (A) debido a ((2.26);
50), ((2.23); 49), ((2.27); 50), ((1.47); 27) y ((2.35); 52), luego η ∈ gii (A) y η 6∈
 
hii (A) o η ∈ hii(A) y η 6∈ gii (A) de ((1.12); 16) con ((1.1); 10) presentándose
dos casos:
 
De η ∈ gii (A) y η 6∈ hii (A) se tiene η ∈ C , por lo cual f ◦ (g d h) (η) =
     
f [g](η) y (f ◦ g) d (f ◦ h) (η) = f [g](η) .
 
De η ∈ hii (A) y η 6∈ gii (A) se sigue η ∈ E , luego f ◦ (g d h) (η) =
     
f [h](η) y (f ◦ g) d (f ◦ h) (η) = f [h](η) .
   
Entonces ∀ p ∈ M | f ◦ (g d h) (p) = (f ◦ g) d (f ◦ h) (p) de ((1.59); 32) y de
((3.16); 95) se concluye f ◦ (g d h) = (f ◦ g) d (f ◦ h) . 

Teorema 3.4.1. Sean E un conjunto, f ∈ B A y g ∈ DC .

 
(g ◦ f)id (E) = gid f id (E) ∧ (g ◦ f)ii (E) = f ii gii (E) .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 115


3.4 Conjugación de funciones Funciones


Demostración.– Para ξ ∈ gid f id (E) se sigue ξ ∈ D y ∃ c ∈ f id (E) | (c, ξ) ∈ g
debido a ((2.8); 43), y con η ∈ f id (E) y (η, ξ) ∈ g también se obtiene η ∈ B
y ∃ b ∈ E | (b, η) ∈ f nuevamente de ((2.8); 43), luego con ω ∈ E y (ω, η) ∈ f

se tiene [f](ω), ξ ∈ g, por lo cual (ω, ξ) ∈ g ◦ f de ((3.25); 112), entonces
∃ e ∈ E | (e, ξ) ∈ g ◦ f debido a ((1.58); 31) y se sigue ξ ∈ (g ◦ f)id (E), por lo

tanto ∀ d ∈ gid f id (E) | d ∈ (g ◦ f)id (E) debido a ((1.59); 32), concluyéndose

gid f id (E) ⊆ (g ◦ f)id (E) .

Ahora, para ξ ∈ (g ◦ f)id (E) se sigue ξ ∈ D y ∃ e ∈ E | (e, ξ) ∈ g ◦ f debido



a ((2.8); 43), y con ω ∈ E y (ω, ξ) ∈ g ◦ f se obtiene [f](ω), ξ ∈ g de

((3.25); 112), por lo cual [f](ω) ∈ B y ∃ b ∈ E | b, [f](ω) ∈ f debido a ((1.58);
31), luego [f](ω) ∈ f id (E) también de ((2.8); 43), entonces ξ ∈ D y ∃ θ ∈

f id (E) | (θ, ξ) ∈ g de ((1.58); 31), por lo tanto ξ ∈ gid f id (E) otra vez de

((2.8); 43), y con ((1.59); 32) se sigue ∀ d ∈ (g ◦ f)id (E) | d ∈ gid f id (E) ,

obteniéndose (g ◦ f)id (E) ⊆ gid f id (E) , y de ((2.12); 45) se concluye (g ◦
 l
f)id (E) = gid f id (E) . El otro enunciado se deja al lector como ejercicio. 

Corolario 3.4.1. Sean C y D conjuntos y f ∈ B A .

(f ◦ IC )id (D) = f id (C ∩ D) ∧ (f ◦ IC )ii (D) = C ∩ f ii (D) .

Demostración.– Es inmediata del teorema (3.4.1; 115) y ((3.22); 102). 

Los sı́mbolos compuestos asignados a las conjugaciones de funciones


recién introducidas, deben interpretarse como sı́mbolos no fraccionables, aún
cuando los sı́mbolos asociados a las funciones participantes posean un signficado
independiente a la conjugación. Sin embargo, ante la consideración de conjuntos
especı́ficos y apropiados, con las condiciones de especificación consideradas en
las conjugaciones de funciones, es posible identificar a funciones. Por ejemplo,

para un conjunto A se puede pensar en GA ≡ f ∈ AA | f biyectiva y

116 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.4 Conjugación de funciones

  
con ((3.25); 112) hacer 14 ◦GA ≡ (f, g), h ∈ GA × GA × GA k h = g ◦ f
teniéndose 15 ◦GA ∈ GA (GA ×GA ) como es fácil verificar, y para (f, g) ∈ GA × GA
  
se sigue ◦GA (f, g) = g ◦ f . Pero cuidado, con este planteamiento resulta
tentador hacer g ◦GA f ≡ [◦GA ]((f, g)) , pero esto llevaria a g ◦GA f = g ◦ f y
de ello pensar temerariamente que ◦ = ◦GA , lo cual es totalmente erroneo.

H También se puede ver que GA es grupo con respecto a ◦GA


(véase pág.156), pues:
        
∀ f & g & h ∈ GA | ◦GA f, ◦GA (g, h) = ◦GA ◦GA
 
(f, g) , h .
    
{IA } = g ∈ GA k ∀ f ∈ GA | [◦GA ] (f, g) = ◦GA (g, f) ∧
  
◦GA (f, g) = f .
      
∀ f ∈ GA | ∃ g ∈ GA | h ∈ GA k ◦GA (f, h) = ◦GA (h, f) ∧
  
◦GA (f, h) ) = IA = {g} . N

El uso de sı́mbolos como conexiones entre dos funciones es frecuente, sin que den
lugar a conjugaciones de funciones y se debe estar atento a ello. Por ejemplo, el
orden de los reales permite introducir a los sı́mbolos < y ≤ como conexiones
entre dos funciones, pues con f ∈ RA ∧ g ∈ RB se hace f < g cuando ∀ a ∈
A ∩ B | [f](a) < [g](a) , y f ≤ g cuando ∀ a ∈ A ∩ B | [f](a) ≤ [g](a). Conviene
observar, que al combinar estos conectivos con un par de funciones, sólo se
expresa un comportamiento de las funciones, sin identificar otra función, por
lo que no constituyen otras conjugaciones de funciones.

14 A una función cuyo dominio es el producto cartesiano de un conjunto con si mismo,


tradicionalmente se le llama operación binaria en el conjunto. Ası́ entonces ◦G(A) es una
operación binaria en GA .
15 Cuando el contradominio de una operación binaria en un conjunto es el mismo conjunto,
se dice que es una operación binaria cerrada.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 117


3.4 Conjugación de funciones Funciones

3.4.2. Restricción de funciones

Con la conexión ◦ se identifican variantes de funciones de una manera


simple, pero muy trascendente. En efecto, con f ∈ B A y un conjunto C, se
puede considerar a la funciones IC ◦f y f ◦IC llamadas restricción izquierda
de f en C y restricción derecha de f en C, respectivamente. Un nombre
no del todo muy atinado para la restricción izquierda, ya que cuando B ⊂ C
se tiene una ampliación del contradominio de f pues IC ◦ f ∈ C A , ya que
f ii (C) = A del inciso (8) de ((3.3.9); 108) con el teorema (3.3.2; 102), sin
embargo en general puede provocar restricciones tanto en el contradominio
como en el dominio, dado que DIC ◦f = f ii (C) en donde f ii (C) ⊆ A. En
cuanto a la restricción derecha, para un conjunto D se tiene Df◦ID = IDii (A)
con IDii (A) = A∩ D de ((3.22); 102), provocando una restricción en el dominio
original, pero también Rf◦ID ⊆ Rf dado que para ω ∈ Rf◦ID se sigue ω ∈ B
y ∃ q ∈ A ∩ D | (q, ω) ∈ f ◦ ID de ((2.8); 43), y con ξ ∈ A ∩ D y (ξ, ω) ∈ f ◦ ID
se infiere ξ ∈ A debido a ((2.8); 43) y (ξ, ω) ∈ f, luego ∃ p ∈ A | (p, ω) ∈ f
de ((1.58); 31), por lo cual ω ∈ Rf nuevamente de ((2.8); 43), entonces ∀ s ∈
Rf◦ID | s ∈ Rf de ((1.59); 32) y se concluye

Rf◦ID ⊆ Rf . (3.45)

Obsérvese que para C conjunto se tiene f ∈ B A ∧ C 6= B ` IC ◦ f 6=


c
f ◦ If ii (C) , aún cuando IC ◦ f = If ii (C), sin embargo Rf ⊆ C ` f ◦ If ii (C) = f
pues f ii (C) = A. Un caso particular de restricción ocurre con la conjugación
IB ◦ IA , para la cual se sigue

A ∩ B 6= ∅ ` ∅ 6= IB ◦ IA ∧ IB ◦ IA ∈ B A∩B (3.46)

obteniéndose el comportamiento deseado para las funciones inclusión tradi-


cionales, pero sin la intrı́nseca ambigüedad de su contradominio, por lo que

118 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.4 Conjugación de funciones

aquı́ unı́camente se considera IB ◦ IA ∈ B A∩B , y se le llama función inclusión


de A en B, sustituyendo a la definición anterior.

También debe mencionarse que cuando con f ∈ B A , g ∈ B C y D y E


conjuntos se tiene f ◦ ID = g ◦ IE , se sigue f ◦ ID ∈ B A∩D ∧ g ◦ IE ∈ B C∩E y
además A ∩ D = C ∩ E ∧ ∀ p ∈ A ∩ D | [f](p) = [g](p), permitiendo exhibir los
vı́nculos entre las propiedades que puedan poseer las funciones f y g lo cual
será muy utilizado posteriormente.

Proposición 3.4.2. Sean f ∈ B A y un conjunto C .

c
Rf ⊆ C ` IC ◦ f ∈ C A ∧ IC ◦ f = f .

ii
Demostración.– Para (ξ, η) ∈ IC ◦ f se tiene ξ ∈ f ii (C) pues IC ◦ f ∈ C f (C)

debido a ((3.25); 112), luego ξ ∈ A y ∃ p ∈ C | (ξ, p) ∈ f de ((2.8); 43), y con


ω ∈ C y (ξ, ω) ∈ f se sigue ω ∈ B y ω = [f](ξ), por lo cual [f](ξ) ∈ C , y como
 
η = [IC ◦ f](ξ) = IC ] [f](ξ) se obtiene η = [f](ξ), por lo cual (ξ, η) ∈ f,
entonces ∀ (p, q) ∈ IC ◦ f | (p, q) ∈ f debido a ((1.59); 32) y se sigue IC ◦ f ⊆ f.
Ahora, con (ξ, η) ∈ f se sigue η ∈ B y ∃ q ∈ B | (q, η) ∈ f de ((1.58); 31),
luego η ∈ Rf debido a ((2.8); 43), por lo cual η ∈ C de ((1.60); 32), entonces
(ξ, η) ∈ IC ◦ f, obteniéndose ∀ (p, q) ∈ f | (p, q) ∈ IC ◦ f de ((1.59); 32), por
c
consiguiente f ⊆ IC ◦ f concluyéndose f = IC ◦ f de ((2.12); 45), por lo tanto
Df = DIC ◦f debido a ((2.86); 81), en donde Df = A y DIC ◦f = f ii (C), por
lo tanto IC ◦ f ∈ C A. 

Es frecuente que para f ∈ C A, g ∈ C B se presenten algunos comporta-


mientos que deben ser comentados y que trascienden enormemente en todo lo
que sigue:

Cuando para D y E conjuntos se tiene f ◦ ID = g ◦ IE se sigue Df◦ID =

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 119


3.4 Conjugación de funciones Funciones

Dg◦IE con Df◦ID = A ∩ D y Dg◦IE = B ∩ E, entonces

f ∈ CA ∧ g ∈ CB (f ◦ ID = g ◦ IE ` A ∩ D = B ∩ E) . (3.47)

De ∀ p ∈ D | [f](p) = [g](p) se sigue f ◦ ID = g ◦ ID , esto se debe a que de



ξ ∈ D se infiere [f](ξ) = [g](ξ) por ((1.60); 32), en donde ξ, [f](ξ) ∈ f,
luego ξ ∈ A, por lo cual ξ ∈ A ∩ D debido a ((2.35); 52) y de igual manera
se infiere ξ ∈ B ∩ D, entonces ∀ p ∈ D | p ∈ A ∩ D y ∀ p ∈ D | p ∈ B ∩ D de
((1.59); 32), por lo cual D ⊆ A ∩ D y B ∩ D ⊆ D , y como A ∩ D ⊆ D
y B ∩ D ⊆ D de ((2.33); 51), con ((2.12); 45) se obtiene A ∩ D = D y
B ∩ D = D, es decir D = Df◦ID y D = Dg◦ID , por lo tanto f ◦ ID ∈
C D ∧ g ◦ ID ∈ C D y ∀ p ∈ D | [f ◦ ID ](p) = [g ◦ ID ](p), y con ((3.16); 95)
se concluye


f ∈ CA ∧ g ∈ CB ∀ p ∈ D | [f](p) = [g](p) ` f ◦ ID = g ◦ ID . (3.48)

De f ◦ IB = g se tiene A ∩ B = B debido a ((3.25); 112), luego B ⊆ A


de ((2.33); 51), por lo tanto

f ∈ CA ∧ g ∈ CB (f ◦ IB = g ` B ⊆ A) . (3.49)

De f ◦ ID = g ◦ ID ∧ B ⊆ D se sigue g ◦ ID = g pues B ∩ D = B
debido a ((2.36); 52), entonces A ∩ D = B de ((3.25); 112), por lo cual
f ◦ ID = f ◦ IB y se infiere f ◦ IB = g, luego

f ∈ CA ∧ g ∈ CB f ◦ ID = g ◦ ID ∧ B ⊆ D ` f ◦ IB = g) . (3.50)

Obsérvese que de A ⊆ D directamente se infiere f ◦ ID = f debido a


((3.25); 112), pero como también se tiene f ◦ ID = f ◦ ID , de ((3.50);
120) se sigue f ◦ ID = f lo cual muestra una compatibilidad interesante
e indispensable.

120 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.5 Función inversa

Aprovechando el concepto de restricción derecha y la relación ≤ de R ,


para f ∈ FA×R ∧ g ∈ FB×R se hace f ◦ IB ≤ g ◦ IA ≡ ∀ p ∈ A ∩ B | [f ](p) ≤
[g](p)] con lo que se incorpora a la proposición hf ◦IB ≤ g◦IA i, y análogamente
con f ◦ IB < g ◦ IA ≡ ∀ p ∈ A ∩ B | [f ](p) < [g](p), asignando nuevos sig-
nificados a los sı́mbolos ≤ y < los cuales pueden ser interpretados como conec-
tores para funciones de esta naturaleza y con frecuencia resultan convenientes,
pero debe mencionarse que con ellos no se establecen conjugaciones de dichas
funciones.

3.5. Función inversa

Como B A ⊆ P(A × B) las funciones heredan lo establecido para la


inyectividad y suprayectividad de relaciones, y su importancia obliga a intro-
ducir algunos conceptos e identificar ciertos comportamientos en términos de
la imagen directa e inversa.

Teorema 3.5.1. Sean f ∈ B A , C y D conjuntos.

f inyectiva ` f id (C \ D) ∩ f id (D) = ∅ .

Demostración.– De f id (C \ D) ∩ f id (D) 6= ∅ se sigue ∃ η ∈ f id (C \ D) ∩


f id (D) | η
= η del teorema (2.3.6; 66), pero de ξ ∈ f id (C \ D) ∩ f id (D) ∧ ξ = ξ se
 
tiene ξ ∈ B y ∃ ω ∈ C \ D | (ω, ξ) ∈ f ∧ ∃ ω ∈ D | (ω, ξ) ∈ f , y con α ∈
C \ D ∧ (α, ξ) ∈ f y β ∈ D ∧ (β, ξ) ∈ f se infiere α 6= β debido a ((2.27);
50) con ((1.47); 27) y ((2.2); 39), luego ¬(f inyectiva) de ((2.89); 82) y con
((1.47); 27) se concluye f inyectiva ` f id (C \ D) ∩ f id (D) = ∅ . 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 121


3.5 Función inversa Funciones

Corolario 3.5.1. Sean f ∈ B A , C y D conjuntos.

f inyectiva ` f id (C \ D) = f id (C) \ f id (D) .

Demostración.– Inmediata del teorema (3.5.1; 121) con ((2.75); 68). 

Teorema 3.5.2. Sean f ∈ B A y g ∈ DC .

f inyectiva ∧ g inyectiva ` g ◦ f inyectiva .

Demostración.– De ¬(g◦f inyectiva) se sigue ∃ (a, b) ∈ g◦f | ∃ c ∈ f ii (C) \ {a}


| (c, b) ∈ g ◦ f , luego con (η, ω) ∈ g ◦ f y ∃ c ∈ f ii (C) \ {η} | (c, ω) ∈ g ◦ f se
     
tiene ξ ∈ f ii (C) \ {η} y (ξ, ω) ∈ g ◦ f, entonces g [f](η) = g [f](ξ) de
((3.25); 112) y ξ ∈ A \ {η} ya que f ii (C) ⊆ A, presentándose la dicotomı́a
[f](η) = [f](ξ) o [f](η) 6= [f](ξ) :
 
1. Con [f](η) = [f](ξ) se sigue η, [f](η) ∈ f y ξ, [f](η) ∈ f, y de ((1.58);

31) se obtiene ∃ c ∈ A \ {η} | (c, [f](η) ∈ f, luego ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ A \ {a}
| (c, b) ∈ f nuevamente de ((1.58); 31), entonces (f inyectiva)f y se
concluye ( f inyectiva ∧ g inyectiva )f.
        
2. Dado que g [f](η) = g [f](ξ) , se sigue [f](η), g [f](η) ∈ g y
  
[f](ξ), g [f](η) ∈ g , en donde [f](ξ) ∈ C ya que ξ ∈ f ii (C) , por
   
lo tanto de [f](η) 6= [f](ξ) se tiene ∃ c ∈ C \ [f](η) | c, g [f](η) ∈
g de ((1.58); 31), luego ∃ (a, b) ∈ g | ∃ c ∈ C \ {a} | (c, b) ∈ g también
debido a ((1.58); 31), entonces (g inyectiva)f y se obtiene ( f inyectiva ∧
g inyectiva )f. 

Teorema 3.5.3. Sean f ∈ B A y g ∈ DC .

g ◦ f inyectiva ` f ◦ If ii (C) inyectiva ∧ g ◦ IRf inyectiva .

122 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.5 Función inversa

Demostración.– De (f ◦ If ii (C) inyectiva ∧ g ◦ IRf inyectiva)f se tiene:

1. De (f ◦If ii (C) inyectiva)f se sigue ∃ (a, b) ∈ f ◦If ii (C) | ∃ c ∈ f ii (C) \ {a} |


(c, b) ∈ f ◦ If ii (C) ya que Df◦If ii (C) = f ii (C), entonces (η, ω) ∈ f ◦ If ii (C)
y ∃ c ∈ f ii (C) \ {η} | (c, ω) ∈ f ◦ If ii (C) , por lo cual ξ ∈ f ii (C) \ {η} y
(ξ, ω) ∈ f ◦ If ii (C) , y como f ◦ If ii (C) ⊆ f se tiene (η, ω) ∈ f y (ξ, ω) ∈ f.
Además ∃ c ∈ C | (ξ, c) ∈ f luego θ ∈ C y (ξ, θ) ∈ f, pero de θ 6= ω se
tendrı́a ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ A \ {a} | (c, b) ∈ f que lleva a f 6∈ B A de ((3.15);
94), por lo tanto θ = ω .

Entonces ω ∈ C y se sigue ∃ d ∈ D | (ω, d) ∈ g , luego λ ∈ D y (ω, λ) ∈ g ,


     
por lo cual λ = g [f](η) y λ = g [f](ξ) con (η, λ) ∈ f ii (C) × D y
(ξ, λ) ∈ f ii (C) × D, obteniéndose (η, λ) ∈ g ◦ f y (ξ, λ) ∈ g ◦ f de ((3.25);
112), por lo tanto ∃ (a, b) ∈ g ◦ f | ∃ c ∈ f ii (C) \ {a} | (c, b) ∈ g ◦ f y se
concluye (g ◦ f inyectiva)f.

2. De (g◦IRf inyectiva)f se tiene ∃ (a, b) ∈ g◦IRf | ∃ c ∈ C∩Rf \ {a} | (c, b) ∈


g ◦ IRf pues Dg◦IRf = C ∩ Rf , luego (η, ω) ∈ g ◦ IRf y ∃ c ∈ (C ∩
Rf ) \ {η} | (c, ω) ∈ g ◦ IRf , entonces ξ ∈ (C ∩ Rf ) \ {η} y (ξ, ω) ∈ g ◦ IRf ,
por lo cual (ξ, ω) ∈ g y (η, ω) ∈ g ya que g ◦ IRf ⊆ g . Además ∃ a ∈
A | (a, ξ) ∈ f , luego λ ∈ A y (λ, ξ) ∈ f , y como ξ ∈ C se sigue λ ∈ f ii (C) ,
pero η ∈ C ∩ Rf , por lo cual ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f obteniéndose θ ∈ A y
(θ, η) ∈ f , luego θ ∈ f ii (C) ya que η ∈ C . También se tiene λ 6= θ , pues
de λ = θ se sigue ∃ (a, b) ∈ f | ∃ c ∈ B \ {b} | (a, c) ∈ f , lo cual lleva a
f 6∈ B A de ((3.15);94).
     
Entonces ω = g [f](λ) y ω = g [f](θ) con (λ, ω) ∈ f ii (C) × D y
(θ, ω) ∈ f ii (C) × D, obteniendo (λ, ω) ∈ g ◦ f y (θ, ω) ∈ g ◦ f de ((3.25;
112), por lo tanto ∃ (a, b) ∈ g ◦ f | ∃ c ∈ f ii (C) \ {a} | (c, b) ∈ g ◦ f debido
a ((1.58); 31) y se concluye (g ◦ f inyectiva)f. 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 123


3.5 Función inversa Funciones

Teorema 3.5.4. Sea f ∈ B A .

f 6= ∅ ∧ f suprayectiva ` ∀ C ∈ P(B) \ {∅} | f ii (C) 6= ∅ .

Demostración.– De f 6= ∅ se sigue A 6= ∅ ∧ B 6= ∅ de ((3.10); 94) con ((1.47);


94) y ((1.1); 10), luego para D ∈ P(B) \ {∅} se tiene D ⊆ B ∧ D 6= ∅ debido
a ((2.25); 50), además ∃ p ∈ D | p = p de los teoremas (2.3.9; 71) y (2.3.6; 66),
y con ξ ∈ D y ξ = ξ se infiere ∃ a ∈ A | (a, ξ) ∈ f de ((2.87); 81) y ((1.60); 32)
ya que ξ ∈ B, y con η ∈ A y (η, ξ) ∈ f se obtiene ξ ∈ D ∧ ∃ a ∈ A | (a, ξ) ∈ f
debido a ((1.40); 22), por lo cual ξ ∈ f ii (D) de ((2.8); 43), y con ((2.63); 62)
se concluye f ii (D) 6= ∅ . 

Teorema 3.5.5. Sean f ∈ B A y g ∈ DC .

g ◦ f suprayectiva a ` g ◦ IRf suprayectiva .

Demostración.– Con g ◦f suprayectiva se sigue ∀ d ∈ D | ∃ a ∈ f ii (C) | (a, d) ∈


g ◦ f de ((2.87); 81) puesto que Dg◦f = f ii (C) de ((3.25); 112), entonces
de ξ ∈ D se tiene ∃ a ∈ f ii (C) | (a, ξ) ∈ g ◦ f debido a ((1.60); 32), luego
  
η ∈ f ii (C) y (η, ξ) ∈ g ◦ f, por lo cual ξ = g [f](η) de ((3.25); 112),
en donde [f](η) ∈ C ∩ Rf de la primera inferencia del teorema (3.3.8; 105).

Además [f](η), [f](η) ∈ IRf , entonces [f](η), ξ) ∈ (C ∩ Rf ) × D y ξ =
    
g IRf [f](η) , obteniendo [f](η), ξ) ∈ g ◦ IRf de ((3.25); 112), por lo
tanto ∀ d ∈ D | ∃ c ∈ C ∩ Rf | (c, d) ∈ g ◦ IRf de ((1.59); 32), y con ((2.87); 81)
se concluye g ◦ IRf suprayectiva.

Ahora de g ◦ IRf suprayectiva se tiene ∀ d ∈ D | ∃ c ∈ C ∩ Rf | (c, d) ∈ g ◦ IRf de


((2.87); 81), luego de ξ ∈ D se sigue ∃ c ∈ C∩Rf | (c, ξ) ∈ g◦IRf debido a ((1.60);
32), entonces η ∈ C ∩ Rf y (η, ξ) ∈ g ◦ IRf , por lo cual ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ f ,
obteniéndose λ ∈ A y (λ, η) ∈ f y también λ ∈ f ii (C) . Además (η, ξ) ∈ g

124 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.5 Función inversa

  
pues g ◦ IRf ⊆ g, por lo tanto ξ = g [f](λ) con (λ, ξ) ∈ f ii (C) × D, luego
(λ, ξ) ∈ g ◦ f de ((3.25); 112), entonces ∃ a ∈ f ii (C) | (a, d) ∈ g ◦ f debido a
((1.58); 31), y de ((1.59); 32) se tiene ∀ d ∈ D | ∃ a ∈ f ii (C) | (a, d) ∈ g ◦ f, luego
con ((2.87); 81) se concluye g ◦ f suprayectiva. 

Corolario 3.5.2. Sean f ∈ B A y g ∈ C B .

g biyectiva ∧ f biyectiva ` g ◦ f biyectiva .

Demostración.– Como Rf = B pues f suprayectiva, se sigue g ◦ IRf


suprayectiva ya que g = g ◦ IB , entonces g ◦ f suprayectiva debido al teo-
rema (3.5.5; 124), y del teorema (3.5.2; 122) se concluye g ◦ f biyectiva. 

Con la conjugación bola se introducen los conceptos de funciones inver-


sas e invertibles, todos ellos muy importantes, para lo cual se considera f ∈ B A
y se procede como sigue:

(g función inversa derecha de f ) ≡ ∃ g ∈ AB | f ◦ g = IB .

(g función inversa izquierda de f ) ≡ ∃ g ∈ AB | g ◦ f = IA .

(f invertible) ≡ ∃ g ∈ AB | (f ◦ g = IB ∧ g ◦ f = IA ) y se conviene
en hacer 16 f inv ≡ g a la cual se le llama función inversa de f .

Obsérvese que de g función inversa derecha de f , también se tiene que f


función inversa izquierda de g , y análogamente se obtiene

f invertible ` f inv invertible ∧ f = (f inv )inv . (3.51)


Teorema 3.5.6. Sea f ∈ B A .

f invertible ` ∀ (a, b) ∈ f | (b, a) ∈ f inv .


16 También se utiliza al sı́mbolo f −1 para la función inversa de f , pero resulta ambiguo
con la notación empleada para la potenciación de una función § 6.2 pág. 213.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 125


3.5 Función inversa Funciones

Demostración.– De f inv ◦ f = IA y (ξ, η) ∈ f se tiene ξ = [IA ](ξ) =


     
[f inv ◦ f](ξ) = f inv [f](ξ) con f inv [f](ξ) = [f inv ](η) de ((3.25); 112),
luego (η, ξ) ∈ f inv , por lo cual ∀ (a, b) ∈ f | (b, a) ∈ f inv ) de ((1.59); 32). 

Teorema 3.5.7. Sean f ∈ B A y h, g ∈ AB .

f ◦ g = IB ∧ h ◦ f = IA ` g = h .

Demostración.– Dado que g = IA ◦ g y h = h ◦ IB , se sigue g = (h ◦ f) ◦ g =


h ◦ (f ◦ g) = h ◦ IB = h debido a ((3.32); 113). 

Teorema 3.5.8. Sean f ∈ B A y C y D conjuntos.

 
f invertible ` f id (f inv )id (C) = B ∩ C ∧ f ii (f inv )ii (D) = A ∩ D .


Demostración.– Del teorema (3.4.1; 115) (f ◦ f inv )id (C) = f id (f inv )id (C) ,
y como f ◦ f inv = IB se sigue (f ◦ f inv )id (C) = B ∩ C de ((3.22); 102), luego
 
f id (f inv )id (C) = B ∩ C. Análogamente, (f ◦ f inv )ii (D) = f ii (f inv )ii (D)
también del teorema (3.4.1; 115), en donde f ◦ f inv = IB , por lo cual (f ◦

f inv )ii (D) = A ∩ D debido a ((3.22); 102), por lo cual f ii (f inv )ii (D) =
A ∩ D. 

Teorema 3.5.9. . . . Sea f ∈ B A .

f biyectiva a ` f invertible .

Demostración.– De f es invertible se sigue f ◦ f inv = IB , luego f ◦ f inv


suprayectiva ya que IB suprayectiva de ((3.23); 104), por lo cual f ◦ IRf inv
suprayectiva debido al teorema (3.5.5; 124), y como Rf inv = A se tiene f =
f ◦ IRf inv , por lo cual f suprayectiva. Pero también f inv ◦ f = IA , luego
f inv ◦ f inyectiva pues IA inyectiva, entonces f ◦ If ii (B) inyectiva del teorema

126 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.5 Función inversa

(3.5.3; 122), en donde f = f ◦If ii (B) pues f ii (B) = A, por lo tanto f inyectiva
y se concluye f biyectiva.

Ahora de f biyectiva y con g ≡ (b, a) ∈ B × A k (a, b) ∈ f se tiene:

De (A = ∅ ∨ B = ∅) se sigue f = I∅ y g = I∅ del corolario (2.4.2; 80),


luego f ◦ g = I∅ ∧ g ◦ f = I∅ y se obtiene f invertible con f inv = f .

De (A = ∅ ∨ B = ∅)f se infiere A 6= ∅ y B 6= ∅ debido a ((1.1);


10), además Rf = B pues f suprayectiva , y con ξ ∈ B se sigue ∃ a ∈
A | (a, ξ) ∈ f debido a ((1.60); 32), y como con η ∈ A ∧ (η, ξ) ∈ f se
tiene (ξ, η) ∈ B × A , entonces (ξ, η) ∈ g de ((2.8); 43) y se obtiene
∃ a ∈ A | (ξ, a) ∈ g debido a ((1.58); 31), luego ∀ b ∈ B | ∃ a ∈ A | (b, a) ∈ g
de ((1.59); 32), por lo tanto Dg = B . Además para ξ ∈ A se infiere
  
[f](ξ), ξ ∈ B × A y ξ, [f](ξ) ∈ f , por lo cual [f](ξ), ξ ∈ g debido a
  
((2.8); 43), entonces g [f](ξ) = ξ, obteniéndose (ξ, ξ) ∈ g◦f de ((3.25);
112) ya que (ξ, ξ) ∈ A × A, luego [g ◦ f](ξ) = ξ , y como [IA ](ξ) = ξ se
sigue ∀ a ∈ A | [g ◦ f](ξ) = [IA ](ξ), con lo que se concluye g ◦ f = IA de
l
((3.16); 95). De manera similar el lector puede demostrar f ◦ g = IB , por
lo tanto f invertible . 

Corolario 3.5.3. Sea A conjunto.

IA = IA inv .

Demostración.– De ((3.23); 104) y el teorema (3.5.9; 126) se sigue IA inver-


tible, luego IA ◦ IA inv = IA ∧ IA inv ◦ IA = IA , entonces IA = IA inv debido al
teorema (3.5.7; 126). 

Teorema 3.5.10. Sean g ∈ B A y f ∈ C B .

f invertible ∧ g invertible ` f ◦ g invertible ∧ (f ◦ g)inv = ginv ◦ f inv .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 127


3.6 Funciones contextuales Funciones

Demostración.– Del teorema (3.5.9; 126) y el corolario (3.5.10; 127) se infiere


f ◦ g invertible, y de ξ ∈ C se tiene ∃ b ∈ B | (b, ξ) ∈ f , y con η ∈ B ∧ (η, ξ) ∈ f
se sigue ∃ a ∈ A | (a, η) ∈ g , y con ρ ∈ A ∧ (ρ, η) ∈ g se obtiene (ξ, η) ∈ f inv ∧
(η, ρ) ∈ ginv debido al teorema (3.5.6; 125), luego (ξ, ρ) ∈ ginv ◦ f inv ∧ (ρ, ξ) ∈
f ◦ g de ((3.25); 112), entonces (ξ, ρ) ∈ ginv ◦ f inv ∧ (ξ, ρ) ∈ (f ◦ g)inv también
 
del teorema (3.5.6; 125), por lo tanto ∀ c ∈ C | [ginv ◦ f inv ](c) = (f ◦ g)inv (c)
de ((1.59); 32) con ginv ◦ f inv ∈ AC ∧ (f ◦ g)inv ∈ AC , de lo cual se concluye
(f ◦ g)inv = ginv ◦ f inv debido a ((3.16); 95). 

Ahora es oportuno retomar al concepto de ecuación (véase pág.110),



recuérdese que con f ∈ B A y ξ ∈ Rf se sigue f ii {ξ} 6= ∅ , es decir los
elementos del rango de f tienen solución, pero su identificación depende de
la naturaleza de f . El problema puede orientarse mediante la invocación de
una función inversa derecha de f , o sea con g ∈ AB ∧ f ◦ g = IB , ya que
   
se tendrı́a f [g](ξ) = ξ , luego [g](ξ), ξ ∈ f , y como ξ ∈ {ξ} se infiere
 
[g](ξ) ∈ A ∧ ∃ q ∈ {ξ} | [g](ξ), q ∈ f de ((1.58); 31), entonces [g](ξ) ∈ f ii {ξ}}
debido a ((2.8); 43), por lo tanto de ((1.59); 32) se obtiene

∃ g ∈ AB | f ◦ g = IB ` ∀ p ∈ Rf | [g](p) ∈ f ii {p}} (3.52)
lo cual identifica a soluciones de la ecuaciones asociadas a f . Sin embargo esto
no lleva a la identificación de todas las soluciones de las diversas ecuaciones
asociadas a f , para ello se requerirı́a que f fuese inyectiva como lo puede
l
comprobar el lector.

3.6. Funciones contextuales

Las funciones contextuales estan asociadas a sı́mbolos incom-


pletos y son identificadas por su conjugación con otras funciones, las cuales

128 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.6 Funciones contextuales

ocurren en muchos aspectos de la matemática, sin que se les reconozca su natu-


raleza funcional.

En general y por sı́ mismos, los sı́mbolos incompletos son insuficientes


para identificar, sin ambigüedad, las funciones contextuales, es decir, estricta-
mente no hay tales funciones, y ese es el sentido del calificativo incompleto. Esta
situación cambia cuando los sı́mbolos incompletos se combinan con otras fun-
ciones utilizando conjugaciones de funciones, pues la naturaleza de las funciones
y las caracterı́sticas de las conjugaciones establecen los contextos propios de la
discusión, permitiendo la identificación de las funciones contextuales asociadas.

Basta un conjunto A , para concebir un sı́mbolo incompleto novedoso y


muy útil, que incluye los atributos usuales de lo que se conoce como una función
constante. En efecto, para a ∈ A y con los corchetes d e , se introduce al
sı́mbolo incompleto dae llamándolo sobre de a, con la finalidad de identificar,
cuando sea posible, una función contextual cuyo dominio estarı́a condicionado
al contexto de la discusión. Pueden ocurrir situaciones que deben comentarse;
si el contexto exhibe al conjunto C como dominio, se identifica la función

contextual dae haciendo dae ≡ (c, d) ∈ C × A k d = a por ello se tiene
 
dae ∈ AC y ∀ c ∈ C | dae (c) = a , pero cuando en la discusión están presentes
otros conjuntos B y D con A ⊆ B y a ∈ D , se tiene a ∈ B de ((1.60); 32), lo
cual genera ambigüedades pues podrı́a decirse dae ∈ AC y dae ∈ B C y dae ∈
  
DC , por lo que serı́a prudente considerar a IB ◦dae o IA ◦dae o ID ◦dae
dependiendo de las necesidades, pero debe quedar claro que cualquier caso
mantiene su caracter de función contextual.

Con el dominio sucede algo similar, pues si el contexto exhibe a C como


dominio de dae y D ⊆ C es viable identificar a dae ◦ ID ∈ AD para satisfacer
alguna necesidad en la discusión. Esto se puede ejemplificar con f ∈ AD , pues

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 129


3.6 Funciones contextuales Funciones

aún cuando se tenga ∀ d ∈ D | [f](d) = a es incorrecto concluir f = dae ya que


con este argumento dae solo es un sı́mbolo incompleto, y en el contexto de la
discusión podrı́a darse dae ∈ AE o incluso dae ∈ {a}E con {a} =
6 A , entre otras
posibilidades, sin embargo con f = IA ◦ dae ◦ ID se expresa correctamente el
comportamiento planteado y en ocasiones es importante hacerlo explı́cito, pero
generalmente su complejidad lleva a ignorar la restricción izquierda apelando
al “buen entendedor. . . pocas palabras”.

En cualquier caso, ya sea que dae represente un sı́mbolo incompleto


o una función contextual, debe interpretarse como un sı́mbolo compuesto no
fraccionable, pues aún cuando se tenga a ∈ A , aisladamente el sı́mbolo d e
carece de significado. Estos corchetes hacen al sı́mbolo incompleto dae muy
versatil y consistente, pues al funcionar como limitadores permiten, de manera
explı́cita, agrupamientos de funciones con conjugaciones e incluso iteraciones
 
del tipo dae entre muchas otras posibilidades.

Un ejemplo muy útil en la teorı́a de integración se presenta con la seu-



dounión de funciones, pues para un conjunto X , se identifica a eX ≡ (A, f) ∈
 
P(X) × RX k f = d1e ◦ IA d d0e ◦ IX \ A ∈ (RX )P(X) llamada función
 
caracterı́stica de X , luego de A ∈ P(X) se tiene ∀ p ∈ A | [eX ](A) (p) = 1
 
y ∀ p ∈ X \ A | [eX ](A) (p) = 0 . Con f ∈ B A se tiene otro ejemplo interesante
l
pues el lector puede comprobar que se sigue

 
∀ a ∈ A | f ◦ I{a} = [f](a) ◦ I{a} . (3.53)

Generalmente el sı́mbolo incompleto dae con a ∈ A ocurre en con-


jugaciones con otras funciones y es lo que permite, cuando es viable, identi-
ficar a la función contextual asociada y a la conjugación, para esto, las fun-
ciones y las conjugaciones consideradas deben ser afines al conjunto A . Esto

130 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.6 Funciones contextuales

se puede ilustrar con la identificación de dos conjugaciones de alguna mane-


ra ya conocidas por la mayorı́a de los lectores, pues con f ∈ RA y g ∈

RB se hace17 f + g ≡ (a, ξ) ∈ (A ∩ B) × R k ξ = [f ](a) +R [g](a) y

f · g ≡ (a, ξ) ∈ (A ∩ B) × R k ξ = [f ](a) ·R [g](a) obteniéndose 18 f +
g ∈ RA∩B ∧ ∀ a ∈ A ∩ B | [f + g](a) = [f](a) +R [g](a) y f · g ∈ RA∩B ∧ ∀ a ∈
A ∩ B | [f · g](a) = [f](a) ·R [g](a) . Entonces con λ ∈ R se puede invocar a la

conjugación dλe · f + g ∈ RA∩B dada la afinidad presente al tratar con dichas
conjugaciones y el que λ ∈ R , siendo R el contradominio de f y g , además
   
se obtiene ∀ a ∈ A ∩ B | dλe · f + g (a) = λ ·R [f](a) +R [g](a) , por lo que
ahora es apropiado decir que dλe es una función constante y ejemplifica un
uso frecuente de d e , aunque no reconocido.

Con una función f ∈ B A se concibe a la función contextual bfc, llama-


 
da bajo de f, dado que con a ∈ A se puede considerar [f](a) . En efecto, si en

el contexto se reconoce un conjunto C, que permita hacer bf c ≡ (a, h) ∈
 
A × B C k h = [f ](a) se identifica la función contextual bfc ∈ (B C )A ,
   
para la cual de a ∈ A se tiene bfc (a) = [f](a) ∈ B C . Se trata de un sı́mbolo
incompleto totalmente novedoso, que permite expresar situaciones sumamente
complicadas de una manera explı́cita y consistente. Al igual que los otros sı́mbo-
los incompletos, ocurre en conjugaciones con otras funciones lo cual, en princi-
pio, permite identificar a la función contextual asociada. También es un sı́mbolo
compuesto no fraccionable, en donde aisladamente el sı́mbolo b c carece de sig-
nificado, y como limitadores permiten agrupamientos de muy diversa ı́ndole.

Al considerar a estos sı́mbolos incompletos conjugados con funciones


l
se presentan enunciados muy útiles que el lector debe verificar:

17 Esto se complementa con −g ≡ d−1e · g.


18 Provisionalmente se emplean los sı́mbolos +R y ·R para enfatizar las diferencias.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 131


3.6 Funciones contextuales Funciones

  c  
dfe = dfe (3.54)
c
dfe ◦ g = dfe (3.55)
c
bfc ◦ g = bf ◦ gc (3.56)
c  
f ◦ dge = [f](g) (3.57)
1 c
bfc ◦ g = bfc (3.58)
1 c
f ◦ bgc = bf 4 gc (3.59)
1 c
dfe ◦ dge = df ◦ ge (3.60)
1 c
dfe ◦ bgc = bf ◦ gc (3.61)
c
dfe 4 g = f ◦ g (3.62)
c  
dfe 4 dge = [f](g) (3.63)
c
bfc 4 g = f ◦ IDg (3.64)
c
bfc 4 dge = f (3.65)
1 c 1
bfc 4 dge = f ◦ dge (3.66)
2 c 1
bfc ◦ bgc = bf ◦ gc (3.67)
2 c 1
bfc ◦ dge = f ◦ dge (3.68)
1 c 1
(f ◦ h) ◦ (g ◦ h) = df ◦ ge 4 h (3.69)
c 1 
f ◦ (g 4 h) = dfe ◦ g 4 h (3.70)
c
(f 4 g) ◦ h = (f ◦ h) 4 (g ◦ h) (3.71)
1 c 1
(f 4g) ◦ h = (f ◦ h) (g ◦ h) 4 (3.72)
1  c
dfe 4 bgc 4 dhe = [f](h) ◦ g (3.73)
las cuales están aisladas de un contexto, por lo que para que se presente la
igualdad funcional se deben considerar dominios y contradominios iguales con
restricciónes izquierdas ô derechas apropiadas al contexto de la discusión. Por
  C   E
ejemplo, con f ∈ B A se sigue dfe ∈ (B A )D y dfe ∈ (B A )G en donde
en principio el contexto identifica a los conjuntos C, D, E, G , y cuando se tiene
   
C = E ∧ D = G de ((3.54); 132) con ((3.16); 95) se infiere dfe = dfe .

132 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.6 Funciones contextuales

19
“Intenta reflexionar algo sobre todo y todo sobre algo.”

En la figura que sigue se confrontan esquemáticamente las presenta-


ciones “moderna” y formal de función con un caso sencillo que está ı́ntima-
mente vinculado al concepto de ecuación, el cual seguramente es familiar para
el lector:

19 Thomas Henry Huxley (1825-1895) fue un biólogo autodidacta inglés, conocido como el
“bulldog” de Darwin por su defensa de la teorı́a de la evolución.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 133


3.7 Funciones paramétricas y dualidad Funciones

3.7. Funciones paramétricas y dualidad

Una aplicación inmediata de d e la provee (C B )A , pues con φ ∈ (C B )A


y a ∈ A y b ∈ B es natural y frecuente pensar en [φ](a) ∈ C B y φ 4 dbe ∈ C A
las cuales, con los elementos aquı́ introducidos, son identificadas fácilmente y
sin ambigüedad. Sin embargo, en la literatura la situación es diferente, pues
ahı́ usualmente se considera C (A×B) en vez de (C B )A , lo cual obliga a intro-
ducir nuevas conjugaciones de funciones para asimilar esta situación de una
manera funcional y consistente:

Para h ∈ C B y g ∈ F E se hace h × g ≡ (b, c) ∈ (B ∩ E) ×(C × F ) k

c = [h](b), [g](b) a quien se le llama h cruz g , luego h × g ∈
B∩E

(C × F ) y con b ∈ B ∩ E se tiene [h × g](b) = [h](b), [g](b) .
A D 
De h ∈ C B y g∈ FEse hace h ⊗ g ≡ (a, ξ) ∈ (A ∩ D) × (C×

F )B∩E k ξ = [h](a) ×[g](a) llamándola h bola cruz g , teniéndose
h ⊗ g ∈ (C × F )B∩E )A∩D y [h ⊗ g](a) = [h](a) × [g](a) para a ∈ A ∩ D .

Al conjugar estas conjugaciones con las antes presentadas, se tienen muchas


opciones, de entre las cuales se mencionan los siguientes enunciados que el
l
lector puede comprobar:

(f × g) ◦ h = (f ◦ h) × (g ◦ h) (3.74)
1 1 1
(f ⊗ g) ◦ h = (f ◦ h) ⊗ (g ◦ h) (3.75)
(f ⊗ g) 4 h = (f 4 h) × (g 4 h) . (3.76)
1 
Ahora para f ∈ C A×B se hace φ ≡ dfe ◦ bIA c ⊗ dIB e y con φ ∈
(C B )A se establece el vı́nculo buscado entre C (A×B) y (C B )A , ya que para a ∈

A se tiene [φ](a) = f ◦ dae×IB con [φ](a) ∈ C B , y de b ∈ B se sigue φ 4 dbe =
 1 
f ◦ IA ×dbe y φ 4 dbe ∈ C A , pues dfe ◦ bIA c⊗dIB e 4 dbe = dfe 4 bIA c⊗

134 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.7 Funciones paramétricas y dualidad

   
dIB e 4 dbe debido a ((3.41); 114) y dfe 4 bIA c ⊗ dIB e 4 dbe = dfe 4
 
bIA c 4 dbe × dIB e 4 dbe de ((3.76); 134) en donde bIA c 4 dbe = IA y
dIB e 4 dbe = dbe de ((3.65); 132) y ((3.63); 132) respectivamente, por lo cual
  
dfe 4 bIA c 4 dbe × dIB e 4 dbe = f ◦ IA ×dbe debido a ((3.62); 132). Para
conciliar este desarrollo con la tradición se hace fa ≡ [φ](a) y f b ≡ φ 4 dbe ,
 
luego fa = f ◦ dae × IB y f b = f ◦ IA × dbe , pero ahı́ son enunciadas
como ”evaluaciones parciales” que asignan los subı́ndices o los superı́ndices,
declarándolos explı́citamente como fijos (constantes) pero con capacidad de
variar. . . y a los sı́mbolos con esta propiedad los llaman parámetros, un
planteamiento innecesariamente ambiguo que da lugar a las llamadas fun-
2  
ciones paramétricas de f. Desde luego, con ω ≡ bIC A×B c ◦ bIA c ⊗ dIB e ∈
A (C A×B )
(C B se generaliza este proceder, pues para f ∈ C A×B se sigue
A×B
[ω](f) = φ, y con a ∈ A se tiene que ω 4 dae ∈ (C B )(C )
identifica la
que podrı́a ser llamada función generadora de funciones paramétricas para a,
mostrandose la versatilidad y capacidad descriptiva de las conjugaciones intro-
ducidas.

Para ampliar el vı́nculo entre (C B )A y C A×B se deben identificar las


 
funciones proyección de A × B haciendo p1 A×B ≡ (a, b), η ∈ (A × B
 
) × A k η = a y también p2A×B ≡ (a, b), η ∈ (A × B) × B k η = b
por lo que p1 A×B ∈ AA×B y p2 A×B ∈ B A×B , además para (a, b) ∈ A × B se
     
tiene p1 A×B (a, b) = a y p2 A×B (a, b) = b. Entonces con h ∈ (C B )A

se puede considerar g ≡ h ◦ p1 A×B 4 p2 A×B ∈ C A×B , luego [g](a, b) =
 
[h](a) (b), pero desde luego g 6= h , complementantándose el planteamiento
1  1 B A
previo con I(C B )A ◦ dp1 A×B e 4 dp2 A×B e ∈ (C A×B )((C ) ) .

Un concepto relacionado, posiblemente novedoso para el lector, es la


dualidad de funciones ([26]; pág.15) que se plantea para (C B )A , pues con

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 135


3.8 Producto cartesiano generalizado Funciones

1
φ ∈ (C B )A se tiene dφe 4 bIB c ∈ (C A )B de ((3.30); 112) como lo puede
1 l
verificar el lector, y se dice que dφe 4 bIB c es la función dual de φ . Luego
1
para que θ con θ ∈ (C A)B sea función dual de φ debe tenerse θ = dφe 4 bIB c ,
1
en cuyo caso también se sigue φ = dθe 4bIA c , es decir φ es función dual de
 
θ como es fácil de verificar, y también se infiere ∀ a ∈ A | ∀ b ∈ B | [φ](a) (b) =
 
[θ](b) (a) lo cual no establece su igualdad funcional.

3.8. Producto cartesiano generalizado

Se ha visto que basta enunciar a dos conjuntos, A y B , para consi-


derar al conjunto B A , y de modo análogo, para los conjuntos X y J , se puede
pensar en P(X)J . Aparentemente P(X)J no tiene algo novedoso, pero la con-
sideración de la potencia de un conjunto incorpora peculiaridades importantes,
por lo que incluso se introduce otra terminologı́a. A cualquier F ∈ P(X)J se le
llama familia en X o familia en X indizada con J, y a los valores de F se
les conoce como términos de la familia; i.e. se dice que [F ](j) es el término
j–ésimo de la familia F , y a J se le llama conjunto de ı́ndices de la famil-
ia. Obsérvese que se omite la condición de que F sea una función inyectiva,
pues hay casos muy importantes que requieren de la posibilidad de términos
repetidos.

En la literatura se dice que una familia es un conjunto Xj k j ∈ J , o

bien Xj con j ∈ J , en donde sus elementos son conjuntos, a los cuales tam-
bién se les llama términos de la familia. En esta definición no se declara X, aún
cuando participa junto a los subı́ndices en sı́mbolos compuestos, y con el valor
de j identifican a los términos de la familia de una manera indefinida, asig-
nando a los subı́ndices un nuevo significado. Para remediar estas ambigüedades

136 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.8 Producto cartesiano generalizado

podrı́a pensarse que con Xj denotan a [X](j), pero de esta manera resultarı́a
que RX es la familia y no X, excluyéndose las repeticiones de términos en las
familias, dado que RX es conjunto, lo cual es definitivamente inaceptable.

Lo peculiar de una familia es que involucra una función cuyo contrado-


minio es una colección de conjuntos, por ello se consideró P(X) para un con-
junto X que en realidad es un caso particular, dado que con Y ⊆ P(X) y J
un conjunto, igualmente se tiene que G ∈ Y J es una familia. Incluso para una
colección de conjuntos C es válido decir que H ∈ C J es una familia, sin embar-
go estos dos últimos casos presentan dificultades para identificar un producto
cartesiano generalizado, lo cual se analiza posteriormente.

Para una familia F ∈ P(X)J , se identifica al producto cartesiano



(generalizado) de F haciendo ΠF ≡ α ∈ X J k ∀ j ∈ J | [α](j) ∈ [F ](j) ,
luego ΠF ⊆ X J debido a ((2.10); 43), por lo cual ΠF ∈ P(X J ) de ((2.43);
54), y para α ∈ ΠF y j ∈ J se dice que [α](j) es la componente j–ésima
de α. Obsérvese que de ∀ j ∈ J | [F ](j) 6= ∅ se sigue ∅ 6∈ RF y del axioma de
elección de la teorı́a de conjuntos ((2.59); 58) se tiene ΠF 6= ∅, lo cual resulta
l
indispensable en muchas circunstancias. También el lector puede comprobar
que con F ∈ P(X)J ∧ G ∈ P(X)J y ∅ 6∈ RF ∧ ∅ 6∈ RG se obtiene F 6= G `
ΠF 6= ΠG , luego con ((1.47); 27) se obtiene

F ∈ P(X)J ∧ G ∈ P(X)J ∧ (∅ 6∈ RF ∧ ∅ 6∈ RG) (ΠF = ΠG ` F = G) .
(3.77)

H En los términos usuales, para una familia Xj k j ∈ J se adopta
la notación ×j∈J Xj para su producto cartesiano generalizado, y
lo definen (sic) con la condición q ∈ ×j∈J Xj si ∀ j ∈ J | qj ∈ Xj ,
utilizando a los subı́ndices para identificar los términos de la familia
y las componetes de los elementos del producto cartesiano. . . omi-

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 137


3.8 Producto cartesiano generalizado Funciones

tiendo todo vı́nculo explı́cito con el concepto de función, impidiendo


con ello hacer explicı́ta la naturaleza de q y ×j∈J Xj . Esto se hace
evidente al reestructurar su condición con ((2.8); 43), pues se ten-
drı́a q ∈? ∧ ∀ j ∈ J | qj ∈ Xj ` q ∈ ×j∈J Xj en donde ×j∈J Xj = ? .
N

Es interesante el caso de un conjunto X y G ∈ Y J con Y ⊆ P(X),


dado que para invocar a ΠG se requiere que Y sea la potencia de un conjunto.

Sin embargo IP(X) ◦ G ∈ P(X)J y se puede considerar Π IP(X) ◦ G , además

RIP (X)◦G = RG y con α ∈ Π IP(X) ◦ G se tiene α ∈ X J ∧ ∀ j ∈ J | [α](j) ∈
[G](j) de ((2.8); 43) alcanzando el comportamiento deseado, pero debe ser claro
que IP(X) ◦ G 6= G cuando Y ⊂ P(X). Otra situación ilustrativa para G ∈ Y J
se presenta con Y ∈ P(X) en donde no es viable considerar a ΠG , sin embargo
 
al hacer H ≡ (j, h) ∈ J × P(RG ) k h = [G](j) se sigue H ∈ P(RG )J
pudiéndose invocar ΠH, y para α ∈ ΠH se tiene α ∈ (RG)J ∧ ∀ j ∈ J | [α](j) ∈

[G](j) de ((2.8); 43), luego ∀ j ∈ J | [α](j) = [G](j) de lo cual no se sigue
α = G pues RG ⊆ Y .

Nótese que los productos cartesianos simple y generalizado son dife-


rentes, aunque pueda plantearse una función biyectiva. En efecto, para dos con-

juntos A y B se puede considerar 20 a F ≡ IP(A∪B) ◦ dAe◦I{1} d IP(A∪B) ◦

dBe ◦ I{2} , luego F ∈ P(A ∪ B)2 , y para a ∈ A y b ∈ B y α ∈ ΠF
c  c  
con α = (1, a), (2, b) se obtiene α = {1}, {1, a} , {2}, {2, b} y
  
(a, b) = {a}, {a, b} , en donde {1}, {1, a} , {2}, {2, b} ∈ P P P 2 ∪
 
(A ∪ B) y {a}, {a, b} ∈ P P(A

∪ B) , sin que se pueda dar la igualdad de α y (a, b) , incluso la conjuntal y

20
˘ ¯ c
Al hacer G ≡ (1, A), (2, B) se sigue G = F pero es impropio concluir G ∈ P (A∪B)2
(véase observación en pág. 97).

138 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.8 Producto cartesiano generalizado

menos aún la de ΠF y A × B.

Con tres conjuntos se tiene una situación similar a la presentada, pero


desde luego más complicada; por ejemplo, con tres conjuntos se tendrı́a que con-
siderar algo similar para (A × B) × C o bien A × (B × C), que son diferentes
entre sı́ y también al producto cartesiano generalizado, aunque nuevamente
pueda establecerse biyecciones entre los conjuntos. Estas biyecciones conducen
a la costumbre de no distinguirlos, introduciendo el sı́mbolo A×B×C para am-
bos conjuntos, incluso se utiliza una notación para sus elementos que aparenta
recurrir a ternas ordenadas, las cuales aquı́ no han sido definidas, ni lo serán,
por ser innecesarias.

Un caso particular muy importante del producto cartesiano genera-



lizado se presenta cuando se considera una familia del tipo F ≡ (j, A) ∈

J × P(X) k A = X luego F = IP(X) ◦ dXe ◦ IJ , para la cual se tiene ΠF =
l
X J como puede demostrarlo el lector, entonces X J es un producto cartesiano
generalizado. El conjunto R n en donde n ∈ N (véase pág. 172) es un caso tı́pico
de esta situación, que no debe confundirse con el usual Rn de los textos, el
cual tradicionalmente proviene del producto cartesiano simple de “ n veces R ”
mediante un proceso iterativo. . . a este conjunto se le conoce como espacio
cartesiano n-dimensional 21 . A sus elementos se les llama n–eadas de Rn ,
haciendo (a1 , . . . , an ) ≡ a para a ∈ Rn , en donde los subı́ndices se asocian
al “orden” adoptado en el proceso iterativo de productos cartesianos simples.
Pero por su caracter funcional y generalidad, en este libro sólo se considerará al
producto cartesiano generalizado, aún en los casos donde la familia sea finita,

21 Concepto básico de la geometrı́a cartesiana, que fue publicada por primera vez por
René Descartes (aún cuando él la llamó geometrı́a analı́tica), la cual es una formalización de
la geometrı́a de euclideana.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 139


3.8 Producto cartesiano generalizado Funciones

suponiendo que el conjunto de ı́ndices no es el conjunto vacio, ası́ entonces,


siempre se usará R n en vez de Rn . Siendo “puristas” , el que R 6= R 1 presenta
ciertas complicaciones que serán tratadas en su momento, esto sucede aún
1 inv
cuando se tiene IR 1 4 d1e invertible con IR 1 4 d1e ∈ R(R ) con IR 1 4 d1e =
  1 R
IR · d1e ◦ I{1} ∈ (R ) .

3.8.1. Funciones proyectivas e inyecciones

Para el producto cartesiano de una familia F ∈ P(X)J con J 6= ∅ se



identifica la función proyectiva de ΠF al hacer P ΠF ≡ (j, p) ∈ J ×X ΠF
J
k p = (IX J ◦ IΠF ) 4 dje , luego P ΠF ∈ X ΠF de ((3.29); 112) como lo
l
puede comprobar el lector, y también se sigue

1
P ΠF = dIX J ◦ IΠF e 4 bIJ c (3.78)

además de k ∈ J ∧ ξ ∈ R[P ΠF ](k) se tiene ∃ p ∈ ΠF | (p, ξ) ∈ [P ΠF ](k) de



((2.8); 43), y como con η ∈ ΠF y (η, ξ) ∈ [P ΠF ](k) se infiere ξ = (IX J ◦
  
IΠF ) 4 dke (η) en donde (IX J ◦ IΠF ) 4 dke (η) = [η](k) pues ΠF ⊆ ΠF y
también [η](k) ∈ [F ](k) , entonces ∀ q ∈ R[P ΠF ](k) | q ∈ [F ](k) debido a ((1.59);
32), por lo cual R[P ΠF ](k) ⊆ [F ](k) y con ((1.59); 32) se obtiene

∀ j ∈ J | R[P ΠF ](j) ⊆ [F ](j) (3.79)

lo cual motiva el nombre asignado a la función debido al caracter activo atribu-


ido a las funciones en la concepción tradicional (por su supuesta cualidad de
transformar), al “proyectar” a ΠF en los diversos conjuntos constitutvos de
RF , por ello a [P ΠF ](j) se le llama función proyectiva j–ésima de ΠF .

Otro comportamiento importante de P ΠF asociado a su función du-


1 ΠF
al proviene de ((3.30); 112), ya que dP ΠF e 4 bIΠF c ∈ X J y de η ∈

140 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones 3.8 Producto cartesiano generalizado

 1 
ΠF se tiene dP ΠF e 4 bIΠF c (η) = P ΠF 4 dηe con P ΠF 4 dηe = dIX J ◦
 
IΠF e 4 dηe 4 bIJ c 4 dηe debido a ((3.78); 140) y ((3.42); 114), además dIX J
   
◦ IΠF e 4 dηe 4 bIJ c 4 dηe = [IX J ◦ IΠF ](η) 4 IJ de ((3.63); 132) y ((3.65);
 1   1 
132), luego ∀ q ∈ ΠF | dP ΠF e 4 bIΠF c (q) = bIX J ◦ IΠF c 4 dIJ e (q) debido
1 ΠF
a((1.59); 32) con bIX J ◦ IΠF c 4 dIJ e ∈ X J también de ((3.30); 112),
entonces con ((3.16); 95) se obtiene
1 1
dP ΠF e 4 bIΠF c = bIX J ◦ IΠF c 4 dIJ e . (3.80)
1
Ası́ mismo, de M ∈ P(J) \ {∅} se tiene P ΠF ◦ IM = dIX J ◦ IΠF e 4 bIJ ◦ IM c
debido a ((3.78); 140), ((3.37); 114), ((3.55); 132) y ((3.56); 132), entonces de
((1.59); 32) se sigue
1
∀ K ∈ P(J) \ {∅} | P ΠF ◦ IK = dIX J ◦ IΠF e 4 bIJ ◦ IK c . (3.81)

La utilidad de las funciones proyectivas es enorme como se verá poste-


riormente, y posiblemente el lector se ha encontrado con situaciones que re-
quieren de ellas, aunque sin un enunciado explı́cito debido al uso del concepto
“moderno” de función. Un caso importante y frecuente se presenta con una fun-
1
ción f ∈ (ΠF )A , ya que permite considerar a P ΠF ◦ df e que aquı́ se le llama
1
función identificación de componentes de f , luego P ΠF ◦ dfe ∈ (X A )J de
 1 
((3.26); 112) y con j ∈ J frecuentemente se hace fj ≡ P ΠF ◦ df e (j) cono-
cida como función componente j–ésima de f . En particular con IΠF y j ∈
 1 
J se tiene IΠF j = P ΠF ◦ dIΠF e (j) y se acostumbra hacer pj ΠF ≡ IΠF j a
la cual se le llama función proyección j–ésima de ΠF .

H Con n ∈ N y R n se puede ejemplificar el uso de las funciones


proyección enunciando al último teorema de Fermat 22 de ma-
22 Pierre de Fermat (1601-1665), jurista y matemático francés considerado junto con
René Descartes como los principales matemáticos de la primera mitad del siglo XVII.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 141


3.8 Producto cartesiano generalizado Funciones

nera formal utilizando la función potencia de una función (véase


3 m 3 m 3  m ii 
pág. 218): m ∈ N \ 2 ` p1 R + p2 R + −(p3 R {0} ∩
N3 = ∅ . N

Análogamente, con F ∈ P(X)J y ξ ∈ ΠF se identifica la función in-



yección en ΠF asociada a ξ haciendo ΘξΠF ≡ (j, f ) ∈ J × FX×X J k f
 
= (η, ω) ∈ [F ](j) × X J k ω = (ξ ◦ IJ \ {j} ) d dηe ◦ I  , luego Θ ΠF
{j} ξ
J
∈ (FX×ΠF ) ya [ΘξΠF ](j)se le llama función inyección j–ésima en ΠF
 
asociada a ξ , además ∀ j ∈ J | ∀ η ∈ [F ](j) | [ΘξΠF ](j) (η) = (ξ◦IJ \ {j} ) d dηe◦

I{j} de ((2.8); 43) y ((1.59); 32), luego con k ∈ J ∧ ω ∈ [F ](k) el lec-
  c  l
tor puede demostrar [ΘξΠF ](k) (ω) = (k, ω) ∪ (ξ ◦ IJ \ {k} ) y también
R[ΘξΠF ](k) ⊆ ΠF ∧ [ΘξΠF ](k) inyectiva.

142 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Capı́tulo 4

Números reales

“Y ocurre con los matemáticos de este tiempo que actúan


como hombres de ciencia, pero emplean mucho más esfuerzo
en aplicar sus principios que en comprenderlos.”

George Berkeley 1

4.1. Introducción

La presentación de los números reales puede ser axiomática o “cons-


tructiva”. Aquı́ se considera el proceso axiomático por su sencillez, la cual

1 George Berkeley (1685-1753), filósofo irlandés cuyo principal logro fue el desarrollo de la
filosofı́a conocida como idealismo subjetivo, resumido en la frase esse est percipi (ser es ser
percibido).

143
4.1 Introducción Números reales

plantea una sı́ntesis elegante del sistema lógico de los números reales R
al enunciar ciertas propiedades declaradas como enunciados o concatenaciones
(véase [13]), que involucran a un conjunto, dos funciones 2 llamadas suma +R ∈
RR×R y producto ·R ∈ RR×R , y un orden <R (una relación en R × R ). Se
trata de una estructura lógica en la teorı́a de conjuntos, en la que no se exige
una realización de los números reales, es decir de la identificación previa del
conjunto, y por ello tampoco del orden y de sus funciones suma y producto; lo
cual en principio ocurre en la presentación “constructiva”.

Aunque este es un procedimiento formalmente satisfactorio, es nece-


sario reconocer otros sistemas lógicos de números parcialmente compatibles con
el sistema de los números reales, que también pueden presentarse axiomática-
mente o “constructivamente”. Se trata de los números naturales N , los
números enteros Z y los números racionales Q , cuya compatibilidad
parcial se establece de las contenciones N ⊂ Z ⊂ Q ⊂ R , con las identifica-
ciones pertinentes de neutros aditivos y multiplicativos, de inversos aditivos,
ası́ como sus respectivas sumas, productos y órdenes.

En la presentación axiomática, la compatibilidad parcial de dichos sis-


temas se debe al axioma del supremo (véase (S) pág. 153), pues los sistemas
de números N, Z y Q no lo satisfacen, por ello dichos sistemas de números no
pueden ser los números reales. Para cumplir con el axioma, se requiere com-
plementar a los números racionales con los números irracionales I, estable-
ciéndose la compatibilidad total con Q∪I , por lo que se dice R = Q∪I . Sin em-
bargo, al no requerir esta presentación de alguna realización, surge inmediata-
mente la interrogante de ¿qué es un número?

2 Frecuentemente usan al término “operación”.. . otro atavismo desafortunado ya que con


ello favorecen la desvinculación con el concepto de función.

144 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.1 Introducción

El procedimiento “constructivo” es una bella muestra de la capacidad


analı́tica humana, constituye una exquisitez matemática que es tema del alge-
bra avanzada, cuya complejidad y extensión ha ameritado diversos textos (en
[3] se encuentran varias referencias). A diferencia del proceso axiomático, en
el constructivo se impone la identificación previa de un conjunto plenamente
especificado, lo cual provee cierto significado a dichos números y explicita la
realización que finalmente se obtenga de los números reales. . . pero al igual que
en la presentación axiomática, en ningún momento se considera directamente
a la pregunta de ¿qué es un número? Frecuentemente se desvian considerando
a los sı́mbolos que los representan, comentando sus bondades o dificultades, lo
cual es históricamente interesante, pero no dice algo respecto al significado de
los números.

Tal vez no se formula esta pregunta porque no se tiene una respuesta


satisfactoria. . . sólo se esboza el significado de los números naturales asociándo-
los al conteo de los elementos de conjuntos, apoyándose en conductas apren-
didas. Es un ejemplo de condicionamiento, en donde se provoca tal costumbre
en el pensamiento, que hace considerar al concepto como comprendido, o peor
aún, como algo que no amerita reflexión. . . .

H El proceso constructivo de los números reales, puede iniciarse


desde el conjunto de los números naturales. Para ello se exhibe una
realización, por ejemplo la de von Neumann ([3] pág. 84), en donde
1 ∈ N con 1 ≡ {∅}, y para n ∈ N se plantea n ∪ {n} ∈ N haciendo 3
n + 1 ≡ n ∪ {n} , por lo cual con 2 ≡ 1 + 1, 3 ≡ 2 + 1, 4 ≡ 3 +
  
1 . . . se sigue 1 = {∅}, 2 = ∅, {∅} , 3 = ∅, {∅}, ∅, {∅} , 4 =

3 Al sı́mbolo n + 1 se le conoce como el sucesor de n y no debe interpretarse como el


valor de una suma, por ello usualmente se le nota con s(n) .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 145


4.1 Introducción Números reales

   
∅, {∅}, ∅, {∅} , ∅, {∅}, ∅, {∅} . . . posibilitando una inter-
pretacion de los números naturales en términos del conteo de los ele-
mentos de conjuntos. Este planteamiento permite la demostración
de los “axiomas” de Peano ([3] pág. 86 y [18] pág. 46) de los números
naturales 4 :

1∈N  





∀ n∈N |n + 1∈N 
Axiomas de Peano


∀ n ∈ N | 1 6= n + 1 





(m ∈ N ∧ n ∈ N) ∧ m + 1 = n + 1 m=n
(4.1)

Con N se identifican a los números enteros 5 haciendo Z ≡ A ∈

P(N) k A conjunto unitario ∪ {∅} ∪ N en donde para n ∈ N
se conviene en −n ≡ {n} y 0 ≡ ∅, y es claro que N ⊂ Z. La
“extensión”de Z a los números racionales Q se plantea con la
 
relación R ≡ (a, b), (c, d) ∈ (Z × N) × (Z × N) k a ·Z b = c ·Z d
y haciendo Q ≡ [ ]R , por lo cual Q ⊆ P(Z × N) , y con Z0 ≡
 
(q, n) R ∈ Q k n = 1 se sigue r ∈ Q ∧ (q, n) ∈ r a ` r =
 
(q, n) R y Z0 ≈ Z , teniéndose Z0 ⊂ Q por lo que se dice Z ⊂ Q ,
aún cuando sea estrictamente inapropiado.
Para introducir a los números reales R , con q ∈ Q se hace <Q q ≡
 
p ∈ Q k p <Q q , y se identifican con 6 R ≡ α ∈ P(Q) \ {∅} k ∀ q ∈
 
α | <Q q ⊂ α ∧ q ∈ Q k α ⊂ <Q q ∩ α = ∅ . Dado que con

Q0 ≡ α ∈ R k ∃ q ∈ Q | α = <Q q se sigue Q0 ≈ Q y Q0 ⊂ R , se

4 Al invocarlos como propiedades del conjunto N se establece su presentación axiomática,


debida al matemático italiano Giuseppe Peano (1741-1827).
5 Véase [3] pág. 100).
6 A sus elementos se les llama cortaduras de Dedekind(véase [35] pág. 3).

146 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.2 Presentación axiomática

dice que Q ⊆ R lo cual tampoco es del todo correcto.


Finalmente, los números irracionales se incorporan simplemente
con I ≡ R \ Q0 , por lo cual R = Q0 ∪ I y se puede verificar
 √
π, e, 2 ⊂ I , cuyos elementos son los números irracionales más
conocidos. La complejidad del procedimiento es evidente, aún cuan-
do se ha omitido intencionalmente todas las funciones suma y pro-
ducto, ası́ como los ordenes, su estudio es muy interesante y forma-
tivo, por ello se recomienda fuertemente al lector. N

4.2. Presentación axiomática

Independientemente del planteamiento que se siga, al utilizar a los


números reales debe suponerse alguna realización constituida por un conjunto
con dos funciones (una suma y un producto) y un orden, que satisfacen ciertas
propiedades introducidas como axiomas, y por ello carentes de verificación,
empleando enunciados lógicos y concatenaciones. En estos términos se adopta
al sı́mbolo R para cualquier realización, ası́ como los sı́mbolos + , · y < para
la suma, el producto y el orden respectivamente.

Tradicionalmente se utiliza al producto cartesiano simple para enunciar


a estas funciones, diciendo que + ∈ RR×R y · ∈ RR×R , por lo que se les llama
“operaciones” binarias cerradas 7 , para las cuales por tradición y simplicidad
se introducen ciertas convenciones, aunque no son afortunadas porque llevan a
 
olvidar que + y · son funciones (véase pág. 86), pues con (a, b), ξ ∈ + g

y (a, b), η) ∈ · g se hace a + b ≡ ξ, a · b ≡ η respectivamente, luego

7 Se utiliza al adjetivo cerrado cuando el dominio y contradominio son “similares”. . .


involucran de “alguna manera” al mismo conjunto.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 147


4.2 Presentación axiomática Números reales

   
[+] (a, b) = a + b g y [ · ] (a, b) = a · b g debido al acuerdo para los
 
valores de una función (véase pág. 90), obteniéndose 8 (a, b), a + b) ∈ + g y
 
(a, b), a · b ∈ · g. Para el orden se tiene < ∈ P(R × R) y es una relación con
 
D< = R , en donde (a, b) ∈ < g ↔ (b, a) ∈ < f, y se hace a < b ≡ (a, b)
∈ < lo cual se lee diciendo “ a menor que b”.

H Esta situación se complica al introducir el concepto de espacio


vectorial real que incorpora a otras funciones + y · en conjunción
con las anteriores, y como en una discusión será usual considerar
varios espacios vectoriales, cada uno de ellos con sus funciones +
y · , resultará necesario distiguir a dichas funciones utilizando un
subı́ndice que identifique la suma y producto de cada espacio, pu-
diéndose omitir los subı́ndices para la suma y producto real como
excepciones. Pero esta última simplificación también trae compli-
caciones al introducir las conjugaciones de funciones + y · por
lo que incluso debı́an evitarse estas simplificaciones incorporándo
desde ahora los subı́ndices haciendo +R y ·R , sin embargo el peso
de la tradición impera aún con las confusiones futuras apelando al
riesgoso refrán “al buen entendedor pocas palabras”. . . N

En estos términos la presentación axiomática de los números reales


R se enuncia incorporando a los siguientes axiomas:

(S1) ∀ a & b ∈ R | a + b = b + a . (Conmutatividad de la suma)

(S2) ∀ a & b & c ∈ R | (a + b) + c = a + (b + c) . (Asociatividad de la suma)

(S3) ∃ ξ ∈ R | ∀ p ∈ R | p + ξ = p . (Existencia de neutro aditivo)


8 Desafortunadamente los antecedentes inculcados en la educación elemental y media ha-
cen a estos planteamientos muy incómodos ô incluso hasta repugantes para el lector.

148 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.2 Presentación axiomática

Dado que es demostrable {η ∈ R k ∀ p ∈ R | p + η = p} unitario , a su


elemento se le nota con 0 y se le llama cero o neutro aditivo de R .

Sı́mbolo maya que indica la ausencia de un número, por


ello no se trata de un neutro aditivo. . .

(S4) ∀ a ∈ R | ∃ b ∈ R | a + b = 0 . (Existencia de inversos aditivos)

Como para p ∈ R se demuestra que {ξ ∈ R | p + ξ = 0} es un conjunto


unitario, a su elemento se le nota con −p .

(P1) ∀ a & b ∈ R | a · b = b · a . (Conmutatividad del producto)

(P2) ∀ a & b & c ∈ R | (a· b)· c = a· (b · c) . (Asociatividad del producto)

(P3) ∃ ξ ∈ R \ {0} | ∀ a ∈ R | a · ξ = a . (Existencia de neutro multiplicati-


vo) 9

Dado que también es demostrable que {η ∈ R \ {0} k ∀ a ∈ R | a · η = a}


es un conjunto unitario, a su elemento se le nota con 1 y se le llama uno
o neutro multiplicativo de R.

(P4) ∀ a ∈ R \ {0} | ∃ b ∈ R | a · b = 1 . (Existencia de inversos multiplica-


tivos)

Como para a ∈ R \ {0} se demuestra que {η ∈ R | a · η = 1} es un


conjunto unitario, a su elemento se le nota 10 con aim y se le llama
inverso multiplicativo de a.

9 Es importante comentar que de (S3) y (P3) se tiene R 6= ∅ y R \ {0} 6= ∅ debido al


teorema (2.3.1; 62) y ((1.47); 27).
10 Al considerar la potenciación de un número real se demuestra a ∈ R \ {0} ` a−1 = aim
como lo establece ((6.6); 216).

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 149


4.2 Presentación axiomática Números reales

(SP) ∀ a & b & c ∈ R | a · (b + c) = (a · b) + (a · c) . (Distributividad)


(O1) ∀ a & b ∈ R | (a < b) g y (a = b) f y (b < a) f o (a < b) f y (a =
 
b) g y (b < a) f o (a < b) f y (a = b) f y (b < a) g . (Tricotomı́a) 11


(O2) (a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ c ∈ R ∧ (a < b ∧ b < c) a < c . (Transitividad)

(O3) a ∈ R ∧ (b ∈ R ∧ a < b) ∀ c ∈ R | (a + c) < (b + c) .

(O4) a ∈ R ∧ (b ∈ R ∧ a < b) ∀ c ∈ R+ | (a · c) < (b · c) .

En donde se emplean cocatenaciones debido a su caracter axiomático (no


hay validación), y con < se identifican a los conjuntos

R+ ≡ {λ ∈ R k 0 < λ} y R− ≡ {λ ∈ R k λ < 0} (4.2)

llamándolos números reales positivos y reales negativos respectiva-


l
mente, que constituyen una partición 12 de R , pues con (O1) el lector
puede verificar

R = (R+ ∪ R− ) ∪ {0}, R+ ∩ R− = ∅, R+ ∩ {0} = ∅, R− ∩ {0} = ∅ (4.3)

y esta partición permite un “atributo”para los elementos de R \ {0}, di-


ciendo que los elementos de R+ tienen signo positivo y que los elemen-
tos de R− poseen signo negativo.

11 Podrı́a pensarse en a < b ∨0 (a = b ∨0 b < a), pero de ((1.2); 11) se incorporarı́a un


caso indeseable.
12
` ´J
Si para los conjuntos A, J y la familia F ∈ P (A) (véase § 3.8, pág. 136) se tiene
A = ∪ RF y j & k ∈ J ∧ j 6= k ` [F ](j) ∩ [F ](k) = ∅ se dice que RF es una partición de
A, a F se le llama fibración de A y a [F ](j) con j ∈ J una fibra de A.

150 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.2 Presentación axiomática

Con a ∈ R ∧ (b ∈ R ∧ c ∈ R) se acostumbran otras notaciones simplifica-


torias, que eventualmente aquı́ se adoptan por comodidad:

1) a − b ≡ a + (−b) 2) a−1 ≡ aim y 1/ a ≡ aim con a 6= 0

3) a / b ≡ a · b−1 con b 6= 0 4) a < b < c ≡ a < b ∧ b < c (4.4)

5) a · b < c ≡ (a · b) < c 6) a + b < d ≡ (a + b) < d .

H Las dificultades mencionadas previamente para la suma re-


al se agudizan con a − b ≡ a + (−b), ya que incluso omite al
sı́mbolo + tal y como si se hubiese identificado una función −
lo cual es incorrecto y es una de las primeras correciones que se
deben hacer en el pensamiento del estudiante, por ello aquı́ so-
lo se acepta esta convención en los reales, lo cual dará lugar a
notaciones complicadas que habrá que aceptar intentando ex-
presar lo que debe ser dicho. Esto mismo sucede con el producto
real a hacer a / b ≡ a · b−1 , pues da lugar a pensar en que se
ha identificada una función / (la división), lo cual tampoco se
hace. . . N

Al hacer ≤ ≡ (a, b) ∈ R × R k (b, a) 6∈ < y p ≤ q ≡ (p, q) ∈ ≤ se
identifican otros subconjuntos de R muy útiles, pues con a ≤ b se hace

(a; b) ≡ c ∈ R k a < c ∧ c < b , [a; b] ≡ (a; b) ∪ {a, b}, [a; b) ≡
(a, b) ∪ {a}, (a; b] ≡ (a; b) ∪ {b}, a quienes respectivamente se les llama
intervalo abierto, intervalo cerrado e intervalos semiabiertos, y
en estos términos, para A ∈ P(R) se hace (A intervalo) ≡ ∃ (p, q) ∈ ≤
 
| A = (p; q) o A = [p; q] o A = [p; q) o A = (p; q] .
Para incorporar al último axioma, conocido como el axioma del Supre-
mo, se requieren ciertos antecedentes vinculados a subconjuntos de los
números reales:

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 151


4.2 Presentación axiomática Números reales


1. Para A ∈ P(R) \ {∅} se hace As ≡ q ∈ R k ∀ a ∈ A | a ≤ q y
en los términos tradicionales de presentar una definición, cuando
As 6= ∅ se dice que A es un conjunto acotado superiormente
asignándole un atributo al conjunto A , y a los elementos de As se
les llama cotas superiores de A. Sin embargo para lograr afinidad
con la lógica lo conveniente es hacer 13 (A acotado superiormenete) ≡
(As 6= ∅) identificando a la proposición hA acotado superiormenetei ,
y de ello se sigue (As 6= ∅)g a ` (A acotado superiormenete)g.

2. Para A ∈ P(R) \ {∅} se considera S A ≡ {ω ∈As k ∀ p ∈As | ω ≤


p} y de η ∈ As ∩ A ∧ ξ ∈ As se sigue ∀ a ∈ A | a ≤ ξ de ((2.8);
43), luego η ≤ ξ debido a ((1.60); 32) ya que η ∈ A , por lo cual
η ∈ As ∧ ∀ ω ∈ As | η ≤ ω de ((1.59); 32), y de ((2.8); 43) se obtiene
η ∈ S A , entonces

η ∈ As ∩ A ` η ∈ S A . (4.5)

3. De A ∈ P(R) \ {∅} ∧ S A 6= ∅ se infiere S A unitario, pues del teorema


(2.3.6; 66) y con θ ∈ S A ∧ θ = θ se tiene θ ∈ As ∧ ∀ p ∈ As | θ ≤ p
debido a ((2.8); 43), luego de ξ ∈ S A y (1.60); 32) se sigue θ ≤ ξ
ya que S A ⊆ As debido a ((2.10); 43), pero también se tiene ξ ≤ θ
nuevamente de ((2.8); 43) y (1.60); 32) pues ξ ∈ S A ∧ θ ∈ As , por
lo cual ξ ≤ θ y θ ≤ ξ , luego (θ < ξ)f y (ξ < θ)f y de (O1) se
infiere η = ξ , entonces de la proposición (2.3.2; 74) se concluye S A
unitario pues S A 6= ∅. Debido a esto, se dice que un conjunto A
tiene supremo cuando A ∈ P(R) \ {∅} ∧ As 6= ∅, y se conviene en
representar al elemento de S A con sup(A) llamándolo supremo

13 A pesar de esto, en este libro se emplean ambas presentaciones para una definición.

152 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.2 Presentación axiomática

de A , luego


A ∈ P(R) \ {∅} ∧ S A 6= ∅ ` S A unitario ∧ S A = sup(A) (4.6)

de la proposición (2.3.1; 72), y como sup(A) ∈ As ∧ ∀ p ∈ As | sup(A) ≤


p de ((2.8); 43), se infiere sup(A) ∈ R y ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A) nue-
vamente de ((2.8); 43), entonces

 
S A unitario ` ∀ p ∈ As | sup(A) ≤ p ∧ ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A) .
(4.7)
Este planteamiento (cualidad conjunto unitario asignación
de sı́mbolo al elemento) se presenta con mucha frecuencia en la
matemática, aunque usualmente no se trata como aquı́, general-
mente debido a equı́vocos conceptuales asociados al cuantificador
existencial con unicidad (véase ((3.2); 87) y la pertenencia impropia
inherente.

(S) A ∈ P(R) \ {∅} ∧ As 6= ∅ ` S A 6= ∅ (Axioma del supremo)

Del razonamiento anterior se puede decir que este axioma plantea las
condiciones suficientes para que un subconjunto de R tenga supremo y
sea único, ya que A ∈ P(R) \ {∅} ∧ As 6= ∅ ` A ∈ P(R) \ {∅} debido
a ((1.36); 22), y con (S) se obtiene A ∈ P(R) \ {∅} ∧ As 6= ∅ ` A ∈
P(R) \ {∅} ∧ S A 6= ∅ , entonces de ((4.6); 153) se concluye


A ∈ P(R) \ {∅} ∧ As 6= ∅ ` S A unitario ∧ S A = sup(A) . (4.8)

Se complementa el concepto de supremo de un subconjunto de R in-


troduciendo al ı́nfimo de dichos conjuntos. Para ello, con A ∈ P(R) \ {∅} se

considera Ai ≡ q ∈ R k ∀ a ∈ A k q ≤ a y también I A ≡ {ω ∈ Ai k ∀ p ∈
Ai | p ≤ ω}, llamando a los elementos de Ai cotas inferiores de A, y de

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 153


4.2 Presentación axiomática Números reales

igual manera, cuando Ai 6= ∅ se dice que A es un conjunto acotado in-


l
feriormente. El lector puede demostrar (análogamente al caso anterior) que
de Ai 6= ∅ se sigue I A unitario, y a su elemento de le representa con inf(A)

llamándolo ı́nfimo de A, por lo cual I A = inf(A) . Pero ahora, con (S) se
puede plantear al siguiente teorema:

Teorema 4.2.1. (Tenencia de ı́nfimo) Sea A ∈ P(R) \ {∅} .

Ai 6= ∅ ` I A 6= ∅ .
l
Demostración.– Se deja al lector, para ello se sugiere utilizar (S) con {p ∈
R k ∃ a ∈ A | a = −p}. 

En estos términos es viable obtener un par de resultados que ilustran


la naturaleza del supremo e ı́nfimo de un conjunto.

Teorema 4.2.2. Sea A ∈ P(R) \ {∅} .

As 6= ∅ ` ∀ η ∈ R+ | ∃ a ∈ A | sup(A) − a < η .

Demostración.– De ((4.8); 153) se sigue S A = sup(A) en donde S A ⊆ R
de ((2.10); 43) con ((2.6); 40), pues S A ⊆ As y As ⊆ R, luego para ξ ∈ R+
se tiene sup(A) − ξ ∈ R y sup(A) − ξ < sup(A), ya que 0 < ξ por lo cual
(sup(A)−ξ)+0 < (sup(A)−ξ)+ξ debido a (O3), en donde (sup(A)−ξ)+0 =
sup(A) − ξ de (S3) y (sup(A) − ξ) + ξ = sup(A) + (−ξ + ξ) de (S2), con
sup(A)+(−ξ+ξ) = sup(A)+0 debido a (S4), por lo tanto sup(A)−ξ < sup(A)
de (S3).

Ahora, como sup(A) ∈ As se sigue ∀ p ∈ As | sup(A) ≤ p de ((2.8); 43), pero de


 
sup(A) ≤ sup(A) − ξ f se tiene sup(A) − ξ ∈ As ∧ ∀ p ∈ As | sup(A) ≤ p f

debido a ((1.60); 32) con ((1.47); 27), por lo cual sup(A) − ξ ∈ As f, entonces
sup(A) − ξ 6∈ As , y de ((2.8); 43) con ((1.47); 27) se obtiene sup(A) − ξ ∈

154 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.2 Presentación axiomática

 
R ∧ ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A) − ξ f, luego ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A) − ξ f, por

lo tanto ∃ a ∈ A | ¬ a ≤ sup(A) − ξ del corolario (1.4.1; 35), es decir ∃ a ∈
A | sup(A) − ξ < a, concluyéndose ∀ η ∈ R+ | ∃ a ∈ A | sup(A) − a < η debido a
((1.59); 32), pues de sup(A) − ξ < a se sigue sup(A) − a < ξ. 

De manera similar se demuestra al siguiente teorema y se deja como ejercicio


l
para el lector.

Teorema 4.2.3. Sea A ∈ P(R) \ {∅} .

Ai 6= ∅ ` ∀ η ∈ R+ | ∃ a ∈ A | a − inf(A) < η .

H Es conveniente una pausa para ubicar a R en el mundo alge-


braico. Cuando un conjunto A con su suma y producto satisface
las propiedades (S1), (S2), (S3), (S4), (P1), (P2) y (SP), se
dice que A es un anillo conmutativo, por lo cual R es un anillo
conmutativo.
Si además se tiene A \ {0} =
6 ∅ y a ∈ A \ {0} ∧ b ∈ A ` ∃ c ∈

A | a · c = b , entonces A es un campo algebraico. Luego R es
un campo, pues R \ {0} =
6 ∅, y con a ∈ R \ {0} y b ∈ R se sigue
∃ ω ∈ R | a · ω = 1 debido a (P4) y ((1.59); 32), y con d ∈ R y
a · d = 1 se tiene d = a−1 pues {a−1 } = {η ∈ R | a · η = 1}, luego
a·a−1 = 1, además 1·b = b·1 de (P1) con b·1 = b de (P3), y como
a−1 · b ∈ R dado que · ∈ RR×R, se obtiene a · (a−1 · b) = (a · a−1 ) · b
de (P2), entonces a · (a−1 · b) = b de (P2) y con ((1.58); 31) se
sigue ∃ c ∈ R | a · c = b .
Pero aún hay más, a una relación con las propiedades (O1) y
(O2) se le llama orden total, por lo cual R es un campo algebraico
con orden total, es decir un campo algebraico ordenado.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 155


4.2 Presentación axiomática Números reales

Por último, para un conjunto A y ∗ ∈ AA×A se dice que A es


un grupo algebraico con respecto a ∗, cuando 14, 15
:

1. ∀ a & b & c ∈ A | (a ∗ b) ∗ c = a ∗ (b ∗ c) .

2. {ξ ∈ A k ∀ a ∈ A | a ∗ ξ = ξ ∗ a = a} unitario.

3. a ∈ A ` {b ∈ A k a ∗ b = b ∗ a = I} unitario, en donde
{I} ≡ {ξ ∈ A k ∀ a ∈ A | a ∗ ξ = ξ ∗ a = a} .

Además, si se tiene ∀ a & b ∈ A | a ∗ b = b ∗ a se dice que A es un


grupo conmutativo o abeliano (debido a Niels Abel 16 ), luego R
es un grupo conmutativo respecto a + , mas no lo es respecto a ·
debido al corolario (4.3.1; 159). N

La presentación aximática de R adoptada es la tradicional, pero es via-


ble e interesante presentarla en términos funcionales empleando a las funciones
paramétricas. En efecto, dado que a modo de ejemplo se tiene ∃ ξ ∈ R | ∀ p ∈
R | p + ξ = p a ` ∃ η ∈ R | +η = IR , ∃ ξ ∈ R | ∀ p ∈ R | p · ξ = p a ` ∃ η ∈
R | ·η = IR , (a ∈ R ∧ b ∈ R ` a + b = b + a) ! ∀ a ∈ R | +a = +a y
(a ∈ R ∧ b ∈ R ` a · b = b · a) ! ∀ a ∈ R | ·a = ·a como lo puede comprobar el
l
lector, lo cual permite replantear a (S3), (S1), (P3) y (P1) respectivamennte.
Desde luego esto queda excluido para < pues se requerirı́a el que < ∈ RR×R .

14
` ´
Para a ∈ A ∧ b ∈ A se hace a ∗ b ≡ [∗] (a, b) .
15 Si se excluye el tercer enunciado se dice A es monoide con respecto a ∗ (véase [27]
pág. 61).
16 Niels Henrik Abel (1802-1829) matemático noruego, célebre por haber demostrado que
no hay un algoritmo para determinar los “ceros” de todos los polinomios de grado mayor a
5 en términos de sus “coeficientes”.

156 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.3 Consecuencias algebraicas

4.3. Consecuencias algebraicas

Resulta interesante e ilustrativo mostrar la suficiencia del planteamien-


to axiomático para desarrollar la aritmética, tradicionalmente enunciada y
enseñada con “reglas”que habia que memorizar y ejercitar; un condicionamien-
to que crea una falsa apreciación de la matemática. . . nadie ama a quien no
conoce. Ahora se presenta la oportunidad de alterar esta percepción con la
belleza de la deducción de algunas de dichas “reglas”, explayando la partici-
pación de las propiedades enunciadas de R y los teoremas previos.

El objetivo de esta presentación es motivar la sustitución de la memo-


rización con la deducción, tratando de erradicar a la rapidez como ingrediente
de la evaluación del conocimiento, sustituyéndola con la creatividad y la perfec-
ción del razonamiento. Los primeros ejemplos provienen de las llamadas “reglas
de cancelación” de la suma y el producto, que dicen

(a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ (c ∈ R ∧ a + c = b + c) ` a = b 
 (4.9)

(a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ c ∈ R \ {0} ∧ a · c = b · c ` a = b

en donde erroneamente se enseña y piensa que las igualdades se dan, por ser
válido “pasar” un “término” al otro “miembro” y “cancelar”, cuando en re-
alidad provienen de (S4) y (P4) y de la identificación de las funciones · y
+ con el reconocimiento pleno de las propiedades de una función. También se
tienen las “reglas de adición” para la suma y el producto

∀ a & b & c∈R |a = b ` a + c = b + c ∧ a · c = b · c (4.10)

en donde se dice, equivocadamente, que la igualdad se mantiene por “hacer”


lo mismo en ambos “miembros”. . . Otros ejemplos con planteamientos concep-

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 157


4.3 Consecuencias algebraicas Números reales

tualmente incorrectos, semejantes a los anteriores, son los siguientes



(a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ (c ∈ R ∧ a + c = b) ` a = b − c 
 (4.11)

(a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ c ∈ R \ {0} ∧ a · c = b ` a = b · c−1

en donde también se enseña y piensa, que al “pasar” un elemento de un “miem-


bro” al otro de una igualdad se invierte su signo o divide al miembro, depen-
diendo del caso. . . en vez de tratarlos como simples consecuencias de que + y
· son funciones.

En la demostración del siguiente teorema se explicı́tan los axiomas


utilizados, sin embargo posteriormente en la mayorı́a de los casos, se deja al
lector el reconocimiento de los axiomas requeridos.

Teorema 4.3.1. Sea R .

1) 1 6= 0 2) 1 = 1−1 3) 0 = −0 .

Demostración.–

1. De (P3) se tiene 1 ∈ R \ {0} , luego 1 6∈ {0} debido a ((2.27); 50) con


((1.47); 27), entonces 1 6= 0 .

2. Como 1 ∈ R \ {0} debido a (P3), se sigue 1·1−1 = 1 de (P4) con ((1.60);


32), en donde 1 · 1−1 = 1−1 · 1 de (P1) con ((1.60); 32) ya que 1−1 ∈ R,
además 1−1 · 1 = 1−1 de (P3) con ((1.60); 32), entonces 1 = 1−1 .

3. De (S4) con ((1.60); 32) se tiene 0+(−0) = 0, en donde 0+(−0) = −0+0


de (S1) y también −0 + 0 = −0 debido a (S3) con ((1.60); 32), por lo
cual 0 = −0. 

Teorema 4.3.2.
∀ a∈R |a · 0 = 0 .

158 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.3 Consecuencias algebraicas

Demostración.– Para ξ ∈ R se tiene ξ · 0 = (ξ · 0) + 0 con (ξ · 0) + 0 =


  
(ξ · 0) + ξ + (−ξ) y (ξ · 0) + ξ + (−ξ) = (ξ · 0) + ξ + (−ξ) , además
  
(ξ · 0) + ξ + (−ξ) = (ξ · 0) + (ξ · 1) + (−ξ) y (ξ · 0) + (ξ · 1) + (−ξ) =
(ξ · (0 + 1)) + (−ξ) con (ξ · (0 + 1)) + (−ξ) = (ξ · 1) + (−ξ) , y también
(ξ · 1) + (−ξ) = ξ + (−ξ) , luego ξ · 0 = 0 y se sigue ∀ a ∈ R ` a · 0 = 0 de
((1.59); 32). 

Con (P4) se asegura la existencia y unicidad de los inversos multiplica-


tivos en R \ {0}, mas nada dice al respecto para el neutro aditivo, y aunque
 a ∈ R | 0 · a = 1 parece obvio, es decir que el neutro aditivo no tiene inverso

multiplicativo, es algo que debe demostrarse.

Corolario 4.3.1.

 a∈R |0 · a = 1 .

Demostración.– De ∃ a ∈ R | 0 · a = 1 y con ξ ∈ R y 0 · ξ = 1 se tiene ξ · 0 = 1


debido a (P1), además ξ · 0 = 0 del teorema (4.3.2; 158) con ((1.60); 32), y
como 1 6= 0 del teorema (4.3.1; 158) se sigue (· ∈ RR×R )f, entonces se tiene
· ∈ RR×R y ∃ a ∈ R | 0 · a = 1 ` (· ∈ RR×R)f, por lo tanto (∃ a ∈ R | 0 · a = 1)f
 a∈R |0 · a = 1 . 
debido a ((1.50); 28), y de ((1.5); 13) se concluye ∃

Teorema 4.3.3.

a ∈ R \ {0} ∧ b ∈ R \ {0} ` (a · b)−1 = a−1 · b−1 .

Demostración.– De (P4) y ((1.61); 32) se sigue ∃ ξ ∈ R | ξ · a = 1 y ∃ η ∈


R | η · b = 1 , luego a−1 · b−1 ∈ R ya que · ∈ RR×R , además se tiene a · b ∈
R por la misma razón, y de ello se sigue (a · b) · (a−1 · b−1 ) ∈ R en donde
  
(a · b) · (a−1 · b−1 ) = (a · b) · a−1 · b−1 y (a · b) · a−1 · b−1 = (a · a−1 ) · b · b−1

con (a · a−1 ) · b · b−1 = (a · a−1 ) · (b · b−1 ) , luego (a · b) · (a−1 · b−1 ) = 1 · 1 y

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 159


4.3 Consecuencias algebraicas Números reales

como (a · b) · (a · b)−1 = 1 se obtiene (a · b)−1 = a−1 · b−1 dado que el inverso


multiplicativo es único. 

Teorema 4.3.4. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

a = 0 ∨ b = 0 a` a ·b = 0.

Demostración.– De a = 0 se sigue a · b = 0 del teorema (4.3.2; 158), y


también de b = 0 se tiene a · b = 0, luego con (a = 0 y b = 0) o (a = 0 y b 6=

0) o (a 6= 0 y b = 0) se obtiene a· b = 0, por lo tanto a = 0 ∨ b = 0 ` a· b = 0
debido a ((1.1); 10).

Ahora, de ¬(a = 0 ∨ b = 0) se tiene a 6= 0 ∧ b 6= 0 de ((1.30); 19) y ((1.1);


10), y del teorema (4.3.3; 159) se sigue ∃ ξ ∈ R | (a · b) · ξ = 1, por lo cual
(a · b) · (a · b)−1 = 1. Pero de a · b = 0 se obtiene (a · b) · (a · b)−1 = 0 debido al
teorema (4.3.2; 158) y ((1.60); 32) pues (a · b)−1 ∈ R, luego (a · b) · (a · b)−1 6= 1
ya que 0 6= 1, entonces (a · b) · (a · b)−1 = 1 ` a · b 6= 0 debido a ((1.47); 27),
por lo tanto a · b = 0 ` a = 0 ∨ b = 0 de ((1.48); 28). 

Corolario 4.3.2. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

a · b 6= 0 ` a 6= 0 ∧ b 6= 0 .

Demostración.– De ¬(a · b = 0) se sigue ¬(a = 0 ∨ b = 0) debido al teorema


(4.3.4; 160) con ((1.47); 27), entonces se tiene (a = 0)f y (b = 0)f de ((1.8);
14), es decir a 6= 0 y b 6= 0 de ((1.5); 13), luego a 6= 0 ∧ b 6= 0 , y como
¬(a · b = 0) = (a · b 6= 0) se concluye a · b 6= 0 ` a 6= 0 ∧ b 6= 0 . 

Corolario 4.3.3.
a ∈ R \ {0} ` a−1 ∈ R \ {0} .

Demostración.– De (P4) y ((1.60; 32) se sigue ∃ ξ ∈ R | a · ξ = 1, en donde


1 6= 0 de (P3), luego a · a−1 6= 0 , y del teorema (4.3.4; 160) con ((1.47); 27)

160 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.3 Consecuencias algebraicas

se tiene ¬(a = 0 ∨ a−1 = 0), por lo cual a 6= 0 ∧ a−1 6= 0 debido a ((1.30);


19). 

Teorema 4.3.5. Sean a ∈ R y b ∈ R .

0 < a · b ` (0 < a ∨0 b < 0) ∧ (a 6= 0 ∧ b 6= 0) .

Demostración.– Del corolario (4.3.2; 160) se tiene (0 < a ∧ b < 0) o (a < 0 ∧


0 < b) o (0 < a ∧ 0 < b) o (a < 0 ∧ b < 0) en donde de 0 < a ∧ b < 0 ` a·b < 0
se sigue (0 < a ∧ b < 0)f de ((1.50); 28), y de a < 0 ∧ 0 < b ` a·b < 0 se infiere
(a < 0 ∧ 0 < b)f también de ((1.50); 28), luego se tiene 0 < a·b (0 < a y 0 <
b) o (a < 0 y b < 0) con (0 < a y 0 < b) o (a < 0 y b < 0) 0 < a ∨0 b < 0
debido a ((1.1); 10), entonces 0 < a · b ` 0 < a ∨0 b < 0 . 

Teorema 4.3.6.
∀ a ∈ R \ {0} | a = (a−1 )−1 .

Demostración.– De η ∈ R \ {0} se sigue η −1 ∈ R \ {0} debido al corolario


(4.3.3; 160), entonces ∃ ω ∈ R | η −1 · ω = 1 de (P4) y ((1.60; 32), y se tiene

η −1 · (η −1 )−1 = 1 , además η = η · 1 con η · 1 = η · η −1 · (η −1 )−1 y η · η −1 ·

(η −1 )−1 = (η · η −1 ) · (η −1 )−1 y también (η · η −1 ) · (η −1 )−1 = 1 · (η −1 )−1 en
donde 1 · (η −1 )−1 = (η −1 )−1 · 1 y (η −1 )−1 · 1 = (η −1 )−1 , luego de ((1.59); 32)
se concluye ∀ a ∈ R \ {0} | a = (a−1 )−1 . 

Teorema 4.3.7.
   
a ∈ R ∧ b ∈ R \ {0} ∧ c ∈ R \ {0} ∧ d ∈ R \ {0} ` (a/b) (c/d) = (a·d) (b·c) .

Demostración.– Del corolario (4.3.3; 160) se tiene b−1 , c−1 , d−1 ∈ R \ {0},
por lo cual (c · d−1 )−1 = c−1 · (d−1 )−1 y (b · c)−1 = b−1 · c−1 debido al
teorema (4.3.3; 159), además (c · d−1 )−1 = c−1 · d del teorema (4.3.6; 161),

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 161


4.3 Consecuencias algebraicas Números reales

luego (a · b−1 ) · (c · d−1 )−1 = (a · b−1 ) · (c−1 · d) en donde (a · b−1 ) · (c−1 · d) =


   
a· (b−1 ·(c−1 ·d) con a· (b−1 ·(c−1 ·d) = a· (b−1 ·c−1 )·d y a· (b−1 ·c−1)·d =
 
a · d · (b−1 · c−1 ) en donde a · d · (b−1 · c−1 ) = (a · d) · (b−1 · c−1 ) , entonces

(a · b−1 ) · (c · d−1 )−1 = (a · d) · (b · c)−1 con (a · b−1 ) · (c · d−1 )−1 = (a/b) (c/d)
y (a · d) · (b · c)−1 (a · d)/(b · c) . 

Teorema 4.3.8. Sea a ∈ R .

1) a = a−1 ` a = 1 . 2) a = −a ` a = 0 .

Demostración.–

1. De a = a−1 se sigue 1 = a · a−1 = a · a = a · (1 · 1) = a · 1 = a.

2. Dado que a + 0 = a y −a + 0 = −a debido a (S4) y ((1.60); 32), de


a = −a se sigue a + 0 = a y a + 0 = −a, luego a = −a pues · es
función. 

Teorema 4.3.9.
∀ a ∈ R | − a = −1 · a .

Demostración.– De η ∈ R se tiene η + (−1 · η) = (1 · η) + (−1 · η) y (1 · η) +



(−1 · η) = 1 + (−1) · η = 0 · η , luego η + (−1 · η) = 0 debido al teorema (4.3.2;
158) y ((1.60); 32), por lo cual −η = −1 · η ya que el inverso multiplicativo es
único, entonces de ((1.59); 32) se concluye ∀ a ∈ R | − a = −1 · a . 

Teorema 4.3.10.

∀ a & b ∈ R | a · −b = −(a · b) ∧ −(a · b) = −a · b .

Demostración.– De ξ ∈ R ∧ η ∈ R se tiene ξ · −η = ξ · (−1 · η) = −1 · (ξ · η) =


−(ξ · η) debido a teorema (4.3.9; 162), y también −ξ · η = (−1 · ξ) · η con

162 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.3 Consecuencias algebraicas

(−1 · ξ) · η = −1 · (ξ · η) y −1 · (ξ · η) = −(ξ · η), por lo tanto ξ · −η = −(ξ · η) con


−(ξ ·η) = −ξ ·η , concluyéndose ∀ a ∈ R ∧ ∀ b ∈ R i ` a·−b = −(a·b) ∧ −(a·b) =
−a · b de ((1.59); 32). 

Teorema 4.3.11.

∀ a ∈ R | − (−a) = a .

Demostración.– De ξ ∈ R se tiene ξ − ξ = 0 y ξ − ξ = −ξ + ξ , luego


−ξ + ξ = 0 y se sigue ξ = −(−ξ) , por lo tanto ∀ a ∈ R ` −(−a) = a debido
a ((1.59); 32). 

Corolario 4.3.4.

∀ a & b ∈ R | − a · −b = a · b .

Demostración.– De ξ ∈ R ∧ η ∈ R se tiene −ξ · −η = −(ξ · −η) y −(ξ · −η) =


 
− − (ξ · η) debido al teorema (4.3.10; 162), además − − (ξ · η) = ξ · η del
teorema (4.3.11; 163), luego con ((1.59); 32) se concluye ∀ a & b ∈ R | − a · −b =
a·b. 

H Ocasionalmente por comodidad, en especial en desarrollos alge-


braicos extensos, se emplean “cadenas de igualación”, aún cuando
no es recomendable por tratar con enunciados lógicos. N

17
Teorema 4.3.12.


(a ∈ R ∧ c ∈ R) ∧ b ∈ R \ {0} ∧ d ∈ R \ {0}

` (a /b) + (c /d) = (a · d) + (b · c) (b · d) .

17 Frecuentemente se asocia con números enteros, por lo que se le conoce como la “regla
de la suma de fracciones”.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 163


4.3 Consecuencias algebraicas Números reales

Demostración.– Dado que (a /b) + (c /d) = (a · b−1 ) + (c · d−1 ) y (a · b−1 ) +


   
(c · d−1 ) = (a · b−1 ) · 1 + (c · d−1 ) · 1 con (a · b−1 ) · 1 + (c · d−1 ) · 1 =
  
(a · b−1 ) · (d · d−1 ) + (c · d−1 ) · (b · b−1 ) y (a · b−1 ) · (d · d−1 ) + (c · d−1 ) ·
  
(b · b−1 ) = a · b−1 · (d · d−1 ) + c · d−1 · (b · b−1 ) , en donde a · b−1 · (d ·
   
d−1 ) + c · d−1 · (b · b−1 ) = a · b−1 · (d−1 · d) + c · d−1 · (b−1 · b) con
   
a· b−1 ·(d−1 ·d) + c· d−1 ·(b−1 ·b) = a· (b−1 ·d−1 )·d + c· (d−1 ·b−1)·b y
   
a· (b−1 ·d−1 )·d + c· (d−1 ·b−1 )·b = a· d·(b−1 ·d−1 ) + c· b·(d−1 ·b−1 ) , y
  
además a· d·(b−1 ·d−1 ) + c· b·(d−1 ·b−1 ) = (a·d)·(b−1 ·d−1 ) + (c·b)·(d−1 ·
   
b−1 ) con (a·d)·(b−1 ·d−1 ) + (c·b)·(d−1 ·b−1 ) = (a·d)·(b−1 ·d−1 ) + (c·b)·
   
(b−1 ·d−1 ) y (a·d)·(b−1 ·d−1 ) + (c·b)·(b−1 ·d−1 ) = (a·d)+(c·b) ·(b−1 ·d−1 ) ,
 
en donde (a · d) + (c · b) · (b−1 · d−1 ) = (a · d) + (c · b) · (b · d)−1 del teorema
 
(4.3.3; 159), y como (a · d) + (c · b) · (b · d)−1 = (a · d) + (c · b) /(b · d) se

obtiene finalmente (a /b) + (c /d) = (a · d) + (c · b) /(b · d). 

Teorema 4.3.13. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

a + b 6= 0 ` (a = 0 ∧ b = 0) f .


Demostración.– De ¬ ¬(a = 0 ∧ b = 0) se sigue a = 0 ∧ b = 0 debido a
((1.5; 13), luego a + b = 0 en donde (a + b = 0) = ¬(a + b 6= 0) , por lo cual

¬ ¬(a = 0 ∧ b = 0) ` ¬(a + b 6= 0) , entonces a + b 6= 0 ` ¬(a = 0 ∧ b = 0)
de ((1.47); 27) con ¬(a = 0 ∧ b = 0) = (a = 0 ∧ b = 0)f de ((1.5; 13). 

Teorema 4.3.14. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

a · a = b · b a ` a = b ∨ a = −b .

Demostración.– De a · a = b · b se tiene (a · a) − (b · b) = 0 de ((4.10);


 
157) y ((1.60); 32), además (a + b) · (a − b) = a · (a − b) + b · (a − b)
   
y a · (a − b) + b · (a − b) = (a · a) + (a · −b) + (b · a) + (b · −b) con

164 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.3 Consecuencias algebraicas

   
(a·a)+(a·−b) + (b·a)+(b·−b) = (a·a)−(a·b) + (a·b)−(b·b) del teorema
  
(4.3.10; 162) y (a·a)+ −(a·b)+ (a·b)−(b·b) = (a·a)+ −(a·b)+(a·b) −(b·b)
  
con (a · a) + − (a · b) + (a · b) − (b · b) = (a · a) + 0 − (b · b) , por lo cual
(a + b) · (a − b) = 0 , y del teorema (4.3.4; 160) se sigue a + b = 0 ∨ a − b = 0 ,
entonces a = −b ∨ a = b .

Ahora, de a = b se tiene a · a = b · a y b · a = b · b debido a ((4.10); 157)


y ((1.60); 32), y de a = −b se sigue a · a = −b · a con −b · a = −b · −b y
−b·−b = b·b del corolario (4.3.4; 163), entonces de a = b ∨ a = −b se concluye
a · a = b · b debido a ((1.1); 10). 

Teorema 4.3.15. Sean (a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ (c ∈ R ∧ d ∈ R) .

[1) a < b ∧ c ≤ d ` a + c < b + d 2) a ≤ b ∧ c ≤ d ` a + c ≤ b + d

3) a < b ∧ c < d ` a + c < b + d .

Demostración.– De c ≤ d se sigue c = d o c < d , y como a + c < b + c de


((1.60); 32), entonces con c = d se tiene a + c < b + d , y para c < d se tiene
b + c < b + d nuevamente de ((1.60); 32), por lo cual a + c < b + d . Las otras
l
dos inferencias son similares y se dejan al lector como ejercicio. 

Corolario 4.3.5. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

b ∈ R− ` a + b < a .

Demostración.– De b < 0 se sigue b < 0 ∧ a ≤ a ya que a ≤ a , luego


a + b < a + 0 del teorema (4.3.15; 165), por lo tanto a + b < a . 
l
Y de este corolario el lector puede demostar

∀ a ∈ R | ∀ b ∈ R+ | a < a + b (4.12)

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 165


4.3 Consecuencias algebraicas Números reales

con lo cual se deducen comportamientos importantes que usualmente solo se


asumen por considerarlos obvios. Por ejemplo, de c ∈ R se sigue c < c + 1
debido a ((1.59); 32), y se obtiene

∀ a∈ R | a < a + 1 (4.13)
también de ((1.59); 32), por tanto con c ∈ R ∧ d ∈ R y c = d + 1 se infiere
d < c de ((4.13); 166) y ((1.60); 32), luego (c = d)f obteniéndose c = d + 1 `
(c = d)f, entonces con ((1.47); 27) se concluye

(a ∈ R ∧ b ∈ R) (a = b ` a 6= b + 1) . (4.14)

Teorema 4.3.16. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

a < b ` −b < −a .

Demostración.– De a < b se tiene a + (−a − b) < b + (−a − b) debido a


((4.10); 157), en donde a + (−a − b) = (a − a) − b y (a − a) − b = 0 − b con
0 − b = −b , además b + (−a − b) = b + (−b − a) y b + (−b − a) = (b − b) − a
con (b − b) − a = 0 − a y 0 − a = −a , entonces −b < −a . 

Corolario 4.3.6. Sean (a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ (c ∈ R ∧ d ∈ R) .

a < b ∧ c ≤ d ` a− d < b −c.

Demostración.– Dado que se tiene c = d o c < d , de c = d se sigue


−1 · c = −1 · d de ((4.10); 157), luego −c = −d , y de c < d se obtiene
−d < −c del teorema (4.3.16; 166), por lo cual −d = −c o −d < −c , entonces
a + (−d) < b + (−c) de (O3) o a + (−d) < b + (−c) debido al teorema (4.3.15;
165), concluyéndose a − d < b − c . 

Teorema 4.3.17.

1) ∀ c ∈ R+ | − c ∈ R− 2) ∀ c ∈ R− | − c ∈ R+.

166 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.3 Consecuencias algebraicas

Demostración.– De ξ ∈ R+ se tiene −ξ < −0 debido al teorema (4.3.16;


166), en donde −0 = 0 del teorema (4.3.1; 158), luego −ξ ∈ R− , por lo tanto
∀ c ∈ R+ ` −c ∈ R− de ((1.59); 32).

Ahora, para ξ ∈ R− se tiene −0 < −ξ del teorema (4.3.16; 166), luego 0 < −ξ
del teorema (4.3.1; 158), por lo cual −ξ ∈ R+ , concluyéndose ∀ c ∈ R− | −c ∈ R+
de ((1.59); 32). 

Teorema 4.3.18. Sea (a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ c ∈ R .

c ∈ R+ ∧ a = b + c ` b < a .

Demostración.– De 0 < c se sigue −c < −0 del teorema (4.3.16; 166), luego


(b + c) − c < (b + c) − 0 , entonces b + (c − c) < b + c , por lo cual b < a ya que
a = b +c. 

Teorema 4.3.19. Sea (a ∈ R ∧ b ∈ R) ∧ c ∈ R .

c ∈ R− ∧ a < b ` b · c < a · c .

Demostración.– De c < 0 se tiene 0 < −c de los teoremas (4.3.16; 166) y


(4.3.1; 158), luego a · −c < b · −c , por lo cual −(a · c) < −(b · c) , entonces
 
− − (b · c) < − − (a · c) debido al teorema (4.3.16); 166), y del teorema
(4.3.11); 163) se concluye b · c < a · c . 

Teorema 4.3.20.
∀ a ∈ R \ {0} | (a · a) ∈ R+.

Demostración.– Para ξ 6= 0 se tiene 0 < ξ o ξ < 0 debido a (O1), y de


0 < ξ se sigue 0 · ξ < ξ · ξ de (O4) y ((1.59); 32), luego 0 < (ξ · ξ) del teorema
(4.3.2; 158) y ((1.59); 32), por lo cual (ξ · ξ) ∈ R+ de ((4.2); 150) y ((2.8); 43),
y con ξ < 0 se sigue ξ ∈ R− de ((4.2); 150) y ((2.8); 43), entonces −ξ ∈ R+

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 167


4.3 Consecuencias algebraicas Números reales

del teorema (4.3.17; 166), luego 0 < −ξ debido a ((4.2); 150) y ((2.8); 43), y
de (O4) y ((1.59); 32) se obtiene 0 · −ξ < −ξ · −ξ , por lo cual 0 < −ξ · −ξ
del teorema (4.3.2; 158) y ((1.59); 32), en donde −ξ · −ξ = ξ · ξ del teorema
(4.3.4; 163), entonces (ξ · ξ) ∈ R+ nuevamente de ((4.2); 150) y ((2.8); 43). Por
lo tanto ∀ a ∈ R \ {0} | (a · a) ∈ R+ de ((1.59); 32). 

En particular, el teorema (4.3.20; 167) provee un par de resultados


interesantes de la presentación axiomática, que erroneamente podrı́a pensarse
que no requieren demostración. Como 1 6= 0 del teorema (4.3.1; 158), se sigue
0 < 1 ya que 1 · 1 = 1, además 0 + 1 < 1 + 1, luego 18 1 < 1 + 1, entonces

1 ∈ R+ y 1 < 1+ 1. (4.15)

Teorema 4.3.21.
∀ a∈R |∃ b∈R |a < b .

Demostración.– Para ξ ∈ R se tiene 0 + ξ < 1 + ξ de ((4.15); 168), luego


ξ < 1 + ξ y se sigue ∃ b ∈ R | ξ < b de ((1.58); 31), por lo tanto ∀ a ∈ R | ∃ b ∈
R | a < b de ((1.59); 32). 

Teorema 4.3.22. Sea a ∈ R .

∀ b ∈ R− | b < a ` 0 ≤ a .

Demostración.– De p ∈ R se tiene p = p por lo cual p ≤ p , luego ∀ q ∈


R | q ≤ q debido a ((1.59); 32), y de ¬(0 ≤ a) se sigue a ∈ R−, entonces a ≤ a
de ((1.60); 32) pues a ∈ R , por lo tanto ∃ b ∈ R− | a ≤ b debido a ((1.58); 31),

por consiguiente ¬(0 ≤ a) ` ¬ ∀ b ∈ R− | ¬(a ≤ b) del corolario (1.4.1; 35), y
de ((1.47); 27) con ((1.8); 14) se concluye ∀ b ∈ R− | b < a ` 0 ≤ a . 

18 Se hace 2 ≡ 1 + 1.

168 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.3 Consecuencias algebraicas


Teorema 4.3.23. Sean a ∈ R+ ∪ {0} ∧ c ∈ R+ ∪ {0} ∧ (b ∈ R ∧ d ∈ R) .

a < b ∧ c < d ` a·c < b·d.

Demostración.– De 0 ≤ a y a < b se sigue 0 < b, luego b ∈ R+ , por lo cual


b · c < b · d pues c < d. Además, dado que c ∈ R+ ∪ {0} , para c ∈ R+ se tiene
a · c < b · c pues a < b , y con c = 0 del teorema (4.3.2; 158) se obtiene a · c = 0
y b · c = 0 , por lo cual a · c = b · c . 

Teorema 4.3.24. 19
Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

[1) a ∈ R+ ∧ b ∈ R+ ` a · b ∈ R+ 2) a ∈ R− ∧ b ∈ R− ` a · b ∈ R+

3) a ∈ R+ ∧ b ∈ R− ` a · b ∈ R−.

Demostración.–

1. De a ∈ R+ ∧ b ∈ R+ y el teorema (4.3.23; 169) se sigue 0 · 0 < a · b , luego


a · b ∈ R+ debido al teorema (4.3.2; 158).

2. De a ∈ R− ∧ b ∈ R− se tiene −a ∈ R+ ∧ −b ∈ R+ del teorema (4.3.17; 166),


por lo cual (−a·−b) ∈ R+ debido al inciso anterior, además −a·−b = a·b
del corolario (4.3.4); 163), luego (a · b) ∈ R+ .

3. De a ∈ R+ y b ∈ R− y el teorema (4.3.17; 166) se tiene −b ∈ R+ , luego


(a · −b) ∈ R+ del primer inciso, por lo cual −(a · b) ∈ R+ del teorema

(4.3.10; 162), entonces − − (a · b) ∈ R− debido al teorema (4.3.17; 166),
y del teorema (4.3.11; 163) se concluye (a · b) ∈ R−. 

Teorema 4.3.25.

1) ∀ a ∈ R+ | a−1 ∈ R+ 2) ∀ a ∈ R− | a−1 ∈ R−.

19 Se le conoce como la “regla de los signos”.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 169


4.3 Consecuencias algebraicas Números reales

Demostración.– Para ξ ∈ R \ {0} se tiene ξ · ξ −1 = 1 , luego (ξ · ξ −1 ) ∈


R+ \ {0} debido a ((4.15); 168), por lo cual (ξ · ξ −1 ) 6∈ R− es decir ¬ ξ · ξ −1 ∈
R− ), y del tercer inciso del teorema (4.3.24; 169) con ((1.47); 27) se sigue
¬(ξ ∈ R+ ∧ ξ −1 ∈ R− ), entonces ξ 6∈ R+ ∨ ξ −1 6∈ R− de ((1.30); 19) y ((1.1);
10). Por lo tanto, de ξ ∈ R+ se obtiene ξ −1 6∈ R− debido a ((1.1); 10), luego
ξ −1 ∈ R+ ∪ {0} , pero ξ −1 ∈ R \ {0} del corolario (4.3.3); 160) se tiene ξ −1 ∈ R+,
y de ((1.59); 32) se concluye ∀ a ∈ R+ | a−1 ∈ R+ . La otra demostración es similar
l
y se deja al lector como ejercicio. 

Teorema 4.3.26.


(a ∈ R+ ∧ b ∈ R+) ∨0 (a ∈ R− ∧ b ∈ R−) ∧ a < b ` b−1 < a−1 .

Demostración.– De (a ∈ R+ ∧ b ∈ R+ ) ∨0 (a ∈ R− ∧ b ∈ R− ) se sigue
(a ∈ R+ ∧ b ∈ R+) o (a ∈ R− ∧ b ∈ R−) de ((1.1); 10), luego para a ∈ R+ ∧ b ∈ R+
y a < b se tiene a−1 ∈ R+ ∧ b−1 ∈ R+ del teorema (4.3.25; 169), por lo cual
(a−1 · b−1 ) ∈ R+ debido al primer inciso del teorema (4.3.24; 169), entonces
(a−1 · b−1 ) · a < (a−1 · b−1 ) · b en donde (a−1 · b−1 ) · a = (b−1 · a−1 ) · a y
(b−1 ·a−1 )·a = b−1 ·(a−1 ·a) con b−1 ·(a−1 ·a) , además (a−1 ·b−1 )·b = a−1 ·(b−1 ·b)
y a−1 · (b−1 · b) = a−1 · 1 , por lo cual b−1 < a−1 , y con a ∈ R− ∧ b ∈ R− y a < b
se sigue a−1 ∈ R− ∧ b−1 ∈ R− del teorema (4.3.25; 169), luego (a−1 · b−1 ) ∈ R+
nuevamente del teorema (4.3.24; 169), entonces (a−1 · b−1 ) · a < (a−1 · b−1 ) · b
de (O4) con ((1.60); 32) y se obtiene b−1 < a−1 (véase desarrollo anterior). 

Teorema 4.3.27. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .



a < b ` a + 2−1 · (b − a) ∈ (a; b) ∧ (a; b) 6= ∅ .

Demostración.– De a < b se sigue 0 < b − a, por lo cual b − a < 2 · (b − a) ,


y como 2−1 ∈ R+ debido a ((4.15); 168) y el teorema (4.3.25; 169), se tiene

170 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.4 Números naturales


2−1 ·(b−a) < b−a , entonces a+ 2−1 ·(b−a) < b , además del teorema (4.3.24;

169) se infiere 0 < 2−1 ·(b−a) , obteniéndose a < a+ 2−1 ·(b−a) , por lo tanto
  
a < a + 2−1 · (b − a) ∧ a + 2−1 · (b − a) < b , luego a + 2−1 · (b − a) ∈ (a; b)
de ((2.8); 43), y con ((2.63); 62) se concluye (a; b) 6= ∅ . 

4.4. Números naturales

En la presentación axiomática adoptada para R nada se dicho acerca


de los números naturales N y son indispensables. Aqui su identificación es
sui generis, se apoya en R incorporando a los axiomas 20 :

 n ∈ N | 1 = n + 1 , ∀ n ∈ N | (n + 1) ∈ N ,
N ⊆ R , 1∈N , ∃
(4.16)
(m ∈ N ∧ n ∈ N) ∧ m < n (n − m) ∈ N

estableciendo que pueden concebirse como una “cadena” sin bifurcaciones por
ser +R función. Aparentemente no es posible identificar a N con el axioma de
especificación, aún cuando se plantee N ⊆ R, y esto presenta dificultades pues
se debe complementar el planteamiento con la siguiente concatenación:

A ∈ P(N) \ {∅} ∃ q ∈ A | ∀ a ∈ A | q ≤ a (Principio de buen orden) (4.17)

Teorema 4.4.1.

A ∈ P(N) \ {∅} ` {q ∈ A k ∀ a ∈ A | q ≤ a} unitario .

Demostración.– De ((4.17); 171) y el teorema (2.3.2; 63) se sigue {q ∈


A k ∀ a ∈ A | q ≤ a} =
6 ∅, y para j ∈ {q ∈ A k ∀ a ∈ A | q ≤ a} ∧ k ∈ {q ∈ A k ∀ a ∈
A | q ≤ a} se tiene j ∈ A ∧ k ∈ A ∧ ∀ a ∈ A | q ≤ a debido a ((2.8); 43), por lo

20 Con la presentación constructiva de von Neumann de N se precinde de su caracter


axiomático, pues son demostrables.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 171


4.4 Números naturales Números reales

cual j ≤ k y k ≤ j de ((1.60); 32), luego (j < k)f y (k < j)f, entonces j = k,


por consiguiente ∀ p & q ∈ {q ∈ A k ∀ a ∈ A | q ≤ a} | p = q debido a ((1.59); 32),
y con la proposición (2.3.2; 74) se obtiene {q ∈ A k ∀ a ∈ A | q ≤ a} unitario. 

Teorema 4.4.2.
∀ n∈N |1 ≤ n .

Demostración.– Del segundo axioma de ((4.16); 171) y ((2.63); 62) se tiene


N 6= ∅, además N ∈ P(N) debido a ((2.46); 54), luego N ∈ P(N) \ {∅} del
teorema (2.3.9; 71), entonces ∃ q ∈ N | ∀ n ∈ N | q ≤ n de ((4.17); 171). Ahora,
para η ∈ N y ∀ n ∈ N | η ≤ n y η 6= 1 se sigue η ∈ N \ {1}, por lo cual η − 1 ∈ N
del quinto axioma de ((4.16); 171), luego η ≤ η − 1, obteniendo 0 ≤ −1 , pero
del teorema (4.3.17; 166) y ((4.15); 168) se sigue −1 < 0, por lo cual η = 1 de
((1.47); 27), concluyéndose ∀ n ∈ N | 1 ≤ n. 

Como consecuencia inmediata de este teorema para m ∈ N se tiene


0 < m ya que 0 < 1 y 1 ≤ m de ((1.60); 32), además m ∈ R debido al primer
axioma de ((4.16); 171), luego m ∈ R+ de ((2.8); 43) y ((4.2); 150), por lo cual
∀ n ∈ N | m ∈ R+ debido a ((1.59); 32) y se obtiene

N ⊆ R+ (4.18)

y también, al identificar al conjunto m (léase m barra) con m ∈ N haciendo



m ≡ p ∈ N k p ≤ m se sigue 1 ∈ m del teorema (4.4.2; 172) con ((1.60);
32) y ((2.8); 43), luego m = {1, ... , m} y además m 6= ∅ debido a ((2.63);
62), y de ((1.59); 32) se infiere

∀ n ∈ N | 1 ∈ n ∧ n 6= ∅ (4.19)

y es conveniente hacer N ≡ {A ∈ P (N) k ∃ n ∈ N | A = n}. Pero como 0 6∈ N


debido al teorema (4.4.2; 172), aún no se ha identificado 0 y posteriormente
será necesario, por ello se hace 0 ≡ ∅ y se le llama cero barra.

172 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.4 Números naturales

Teorema 4.4.3. Sea a ∈ N ∧ b ∈ N .

a < b a` a + 1 ≤ b.

Demostración.– De a < b se sigue a − b < 0, luego (a + 1) − b < 1, por lo


cual (a + 1) − b 6∈ N del teorema (4.4.2; 172) y ((1.60); 32) con ((1.47); 27),

entonces de (a + 1) − b ∈ N se obtiene b ≤ a debido a ((1.47. Además, de

b < (a + 1) se tiene (a + 1) − b ∈ N del quinto axioma de ((4.16); 171), por
lo tanto de ((1.48); 28) se concluye a < b ` a + 1 ≤ b . Ahora como de ((4.15);
168) se infiere a < a + 1 , entonces de a + 1 ≤ b se sigue a < b . 

Lema 4.4.1.
n ∈ N \ {1} ` ∀ m ∈ n \ {1} | m − 1 ∈ n .

Demostración.– Para p ∈ n \ {1} se tiene p ∈ n y p 6∈ {1} de ((2.25); 50) y


((1.60); 32), luego p ≤ n y p ∈ N debido a ((2.8); 43), por lo cual p ∈ N \ {1} ,
entonces p − 1 ∈ N del quinto axioma de ((4.16); 171) y ((1.60); 32), además
p − 1 ≤ n − 1 y n − 1 < n ya que −1 < 0 del teorema (4.3.17; 166) y ((4.15);
168), por lo tanto p − 1 < n ∧ p ∈ N y de ((2.8); 43) se sigue p − 1 ∈ n , entonces
∀ m ∈ n \ {1} | m − 1 ∈ n debido a ((1.59); 32). 

Proposición 4.4.1. (Inducción matemática finita) Sea A ∈ P(N) y n ∈ N .

1∈A ∧ ∀ m∈n − 1 ∩ A | m + 1∈A ` n ⊆ A .

Demostración.– Para n ∈ N se tiene n = 1 ∨0 n ∈ N \ {1} entonces:

Con n = 1 y de 1 ∈ A ∧ ∀ m ∈ n − 1 ∩ A | m + 1 ∈ A se tiene {1} = n y


1 ∈ A debido a ((1.36); 22), luego n ⊆ A .

Ahora con n ∈ N \ {1} y de n 6⊆ A se sigue ∃ q ∈ n | q 6∈ A debido a


((2.5); 39), luego con ξ ∈ n y ξ 6∈ A y para B ≡ {p ∈ n k p 6∈ A} se obtiene

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 173


4.4 Números naturales Números reales

B 6= ∅ y B ∈ P(N) , pues ξ ∈ B de ((2.8); 43) y además B ⊆ N debido a


((2.10); 43), entonces B ∈ P(N) \ {∅} del teorema (2.3.9; 71), por lo tanto
∃ q ∈ B | ∀ a ∈ B | q ≤ a de ((4.17); 171), y con η ∈ B y ∀ a ∈ B | η ≤ a se
tiene η ∈ n y η 6∈ A debido a ((2.8); 43), luego η 6= 1 ya que 1 ∈ A, por
lo cual η ∈ n \ {1} y se sigue η − 1 ∈ n del lema (4.4.1); 173), entonces
η − 1 ∈ N de ((2.10); 43), obteniendo η − 1 ∈ n − 1 nuevamente de ((2.8);
43), ya que η ≤ n debido a ((2.8); 43).

Pero η − 1 < η debido a ((4.15); 168) y ((4.2); 150) con ((2.8); 43), luego
η − 1 6∈ B de ((1.60); 32) y ((1.47; 27), por lo cual η − 1 ∈ A de ((2.8);
43) y ((1.47; 27), obteniendo η − 1 ∈ n − 1 ∩ A debido a ((2.31); 51), y
como η = (η − 1) + 1 se concluye ∃ m ∈ n − 1 ∩ A | m + 1 6∈ A de ((1.58);
31), por lo tanto 1 ∈ A ∧ ∀ m ∈ n − 1 ∩ A | m + 1 ∈ A ` n ⊆ A de ((1.47);
27) y el corolario (1.4.1; 35). 

Lema 4.4.2. Sea A ∈ P(N) .

∀ m∈N | m ⊆ A ` A = N .

Demostración.– Para n ∈ N se tiene n ⊆ A, y como n ≤ n se sigue n ∈ n


debido a ((2.8); 43), luego n ∈ A de ((2.3); 39), por lo cual N ⊆ A nuevamente
de ((2.3); 39), además A ⊆ N de ((2.43); 54), por lo tanto A = N de ((2.12);
45). 

Corolario 4.4.1. (Principio de inducción matemática) Sea A ∈ P(N) .

1∈A ∧ ∀ m∈A | m + 1∈A ` A = N .

Demostración.– De p ∈ N \ {1} y q ∈ p − 1 ∩ A se tiene q + 1 ∈ A debido a


((2.31); 51) y ((1.60); 32), por lo cual ∀ m ∈ p − 1 ∩ A | m + 1 ∈ A de ((1.59);
32), entonces p ⊆ A de la proposición (4.4.1; 173), y como 1 ⊆ A se sigue
∀ n ∈ N | n ⊆ A, luego con lema (4.4.2; 174) se concluye A = N. 

174 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.4 Números naturales

En los siguientes teoremas se identifican comportamientos que provienen


del axioma del supremo, en los que se ilustra su trascendencia, tal como la
propiedad arquimideana de R que se enuncia en el siguiente teorema.

Teorema 4.4.4. (Propiedad arquimideana) Sean ξ ∈ R ∧ η ∈ R .

ξ ∈ R+ ∧ η ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | η < n · ξ .

Demostración.– De ¬ ∃ n ∈ N | η < n · ξ se sigue ∀ m ∈ N | m · ξ ≤ η debido
al corolario (1.4.1; 35), y con A ≡ {q ∈ R k ∃ n ∈ N | q = n · ξ} se tiene A 6= ∅,
ya que ξ = 1 · ξ y 1 ∈ N de ((4.16); 171), por lo cual ξ ∈ R y ∃ n ∈ N | ξ = n · ξ
debido a ((1.58); 31), entonces ξ ∈ A de ((2.8); 43), luego A 6= ∅ de ((2.63);
62). Ahora, para θ ∈ A se sigue p ∈ N y θ = p · ξ, entonces θ ≤ η de ((1.60);
32), obteniéndose ∀ a ∈ A | a ≤ η debido a ((1.59); 32), y como η ∈ R de ((2.8);
43) se concluye η ∈ As , por lo tanto As 6= ∅ de ((2.63); 62) y del axioma (S)
se sigue S A 6= ∅, en donde S A ≡ {ω ∈ As k ∀ q ∈ As | ω ≤ q}.

Además, de ξ ∈ R+ ∧ η ∈ R+ ∧ S A 6= ∅ se tiene −ξ ∈ R− y ξ ≤ sup(A)


del teorema (4.3.17; 166) y ((2.8); 43), pues ξ ∈ A y sup(A) ∈ S A de ((4.6);
153), se sigue sup(A) − ξ < sup(A) debido al corolario (4.3.5; 165), entonces

sup(A) − ξ 6∈ S A ya que sup(A) − ξ 6= sup(A) y As = sup(A) , por lo cual

¬ sup(A) − ξ ∈ As ∧ ∀ q ∈ As | sup(A) − ξ ≤ q de ((2.8); 43) y ((1.47); 27),
luego sup(A) − ξ 6∈ As ∨ ∃ q ∈ As | q < sup(A) − ξ debido a ((1.30); 19) y el
corolario (1.4.1; 35), entonces:
 
De sup(A)−ξ ∈6 As se tiene ¬ sup(A)−ξ ∈ R ∧ ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A)−ξ
nuevamente ((2.8); 43) y ((1.47); 27), entonces sup(A) − ξ 6∈ R ∨ ∃ a ∈
A | sup(A)−ξ < a también de ((1.30); 19) y el corolario (1.4.1; 35), por lo

cual ∃ a ∈ A | sup(A) − ξ < a de ((1.1); 10) dado que sup(A) − ξ 6∈ R f,
y con κ ∈ A y sup(A) − ξ < κ se sigue ∃ n ∈ N | κ = n · ξ}, y para p ∈ N

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 175


4.4 Números naturales Números reales

y κ = p · ξ se sigue sup(A) < p + 1 · ξ, en donde p + 1 ∈ N de ((4.16);


171), luego ∃ n ∈ N | (p + 1) · ξ = n · ξ debido a ((1.58); 31), obteniéndose

(p + 1) · ξ ∈ A de ((2.8); 43), por lo tanto ∃ a ∈ A | ¬ a ≤ sup(A) de

((1.58); 31), entonces ¬ ∀ a ∈ A | a ≤ sup(A) debido al corolario (1.4.1;
35), concluyéndose sup(A) 6∈ As de ((2.8); 43) y ((1.47); 27), lo cual
lleva a sup(A) 6∈ S A también debido a ((2.8); 43) y ((1.47); 27), luego

S A 6= sup(A) y de ((4.6); 153) con ((1.47); 27) se tiene S A = ∅.

De ∃ q ∈ As | q < sup(A) − ξ con κ ∈ As y κ < sup(A) − ξ se tiene κ <


sup(A) del corolario (4.3.5; 165) pues −ξ ∈ R−, luego ∃ q ∈ As | ¬ sup(A) ≤
 
q , por lo cual ¬ ∀ q ∈ As | sup(A) ≤ q debido al corolario (1.4.1; 35),

entonces sup(A) 6∈ S A de ((2.8); 43) y ((1.47); 27), luego S A 6= sup(A)
y de ((4.6); 153) con ((1.47); 27) se tiene S A = ∅.

Por lo tanto ξ ∈ R+ ∧ η ∈ R+ ∧ S A 6= ∅ ` S A = ∅, y de ((1.30); 19) con


((1.47); 27) y ((1.1); 10) se sigue S A 6= ∅ ` ξ 6∈ R+ ∧ η 6∈ R+ , además se tiene

¬ ∃ n ∈ N | η < n·ξ ` S A 6= ∅, por lo cual ξ ∈ R+ ∧ η ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | η < n·ξ
debido a ((1.48); 28). 

Corolario 4.4.2. Sea a ∈ R .

a ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | 1 < n · a .

Demostración.– De ((4.15); 168) se tiene 1 ∈ R+, luego ∃ n ∈ N | 1 < n · a del


teorema (4.4.4; 175). 

Corolario 4.4.3. Sea a ∈ R .

a ∈ R+ ` ∃ n ∈ N | a < n .

Demostración.– Dado que 1 ∈ R+ de ((4.15); 168), se sigue m ∈ N y a < m·1


del teorema (4.4.4; 175), luego ∃ n ∈ N | a < n debido a ((1.58); 31). 

176 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.4 Números naturales

Se finaliza esta breve presentación axiomática de R introduciendo a


los números enteros Z, los números racionales Q y los números irra-

cionales I , haciendo: Z ≡ N ∪ {0} ∪ Z− con Z− ≡ {n ∈ R− k − n ∈ N} y
Q ≡ {q ∈ R k ∃ (m, n) ∈ Z × N | q = m · n−1 } e I ≡ R \ Q, de lo cual surge la
necesidad de tratar algunos comportamientos de estos sistemas numéricos, que
ilustran su naturaleza.

H Es conveniente mencionar que la “compatibilidad” entre los


planteamientos axiomático y constructivo de los números racionales
(véase observación en pág. 145), que aquı́ notaremos con Qa y Qc
respectivamente, se presenta con Qa ≈ Qc , pues de ξ ∈ Qa se hace

ξ 0 ≡ (m, n) ∈ Z × N k ξ = m · n−1 , y de (a, d) ∈ ξ 0 ∧ (c, b) ∈ ξ 0 se
 
sigue a · d−1 = c · b−1 , luego a · b = c · d en donde (a, b) R ∈ Qc
 
con R ≡ (a, b), (c, d) ∈ (Z × N) × (Z × N) k a ·Z b = c ·Z d , lo
cual permite identificar una función biyectiva en Qc Qa . N

Teorema 4.4.5.
∀ n ∈ Z− | − n ∈ Z+ .

Demostración.– Para Z+ ≡ {z ∈ Z k 0 < z}, con p ∈ Z− se tiene −p ∈ N y


p ∈ R− de ((2.8); 43), luego −p ∈ Z debido a ((2.20); 47) y −p ∈ R+ del teorema
(4.3.17; 166), por lo cual −p ∈ Z+ de ((2.8); 43), entonces ∀ n ∈ Z− | − n ∈ Z+
debido a ((1.59); 32). 

Teorema 4.4.6.
∀ m & n∈N |m · n∈N .

l
Demostración.– El lector puede proceder con una demostración similar a la
del siguiente lema.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 177


4.4 Números naturales Números reales

Lema 4.4.3.
∀ m & n∈N |m + n∈N .

Demostración.– Para k ∈ N se considera Ak ≡ {i ∈ N k k +i ∈ N} para el cual


1 ∈ Ak de ((2.8); 43), ya que 1 ∈ N ∧ k + 1 ∈ N del segundo y cuarto axiomas
de ((4.16); 171). Ahora, para j ∈ Ak se tiene k + j ∈ N debido a ((2.31); 51) y
((2.8); 43), luego (k + j) + 1 ∈ N del cuarto axioma de ((4.16); 171), en donde
(k + j) + 1 = k + (j + 1) por lo cual j + 1 ∈ Ak debido a ((2.8); 43) dado
que j + 1 ∈ N , entonces ∀ s ∈ Ak | s + 1 ∈ Ak de ((1.59); 32), y del corolario
(4.4.1; 174) se obtiene Ak = N, por lo cual ∀ n ∈ N | k + s ∈ N de ((2.16); 46),
concluyéndose ∀ m & n ∈ N | m + n ∈ N de ((1.59); 32). 

Lema 4.4.4.
∀ a∈R |∃ p & q∈N | − p < a < q .

Demostración.– Para η ∈ R se tiene η ∈ R+ o η ∈ R− ∪ {0} debido a ((4.3);


150), y con η ∈ R− ∪ {0} se tiene η ≤ 0 de ((2.18); 47) y ((4.2); 150), por
lo cual η < 1 debido a ((4.15); 168), en donde 1 ∈ N del segundo axioma de
((4.16); 171), y para η ∈ R+ se sigue ∃ n ∈ N | η < n del corolario (4.4.3; 176),
luego ∀ a ∈ R | ∃ n ∈ N | a < n . Entonces para ω ∈ R se sigue ∃ n ∈ N | ω < n y
∃ n ∈ N | − ω < n de ((1.60); 32), y con k ∈ N ∧ m ∈ N y ω < k y −ω < m
se obtiene −m < −(−ω) del teorema (4.3.16; 166), por lo cual −m < ω < k
debido al teorema (4.3.11; 163), luego ∃ p & q ∈ N | − p < ω < q de ((1.58);
31), y de ((1.59); 32) se concluye ∀ a ∈ R | ∃ p & q ∈ N | − p < a < q . 

Lema 4.4.5.
∀ m & n∈N |m − n∈Z .

Demostración.– De p ∈ N ∧ q ∈ N se tiene p < q o p = q o q < p, y de p < q


se sigue p − q ∈ N debido al quinto axioma de ((4.16); 171), luego p − q ∈ Z
de ((2.20); 47), y para p = q se tiene p − q = 0 por lo cual p − q ∈ Z de la

178 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.4 Números naturales

misma razón, y con p < q se obtiene q − p ∈ N del axioma de ((4.16); 171),


por lo cual −(q − p) ∈ Z− , luego −(q − p) ∈ Z debido a ((2.20); 47), y como
−(q − p) = p − q de ((1.59); 32) se concluye ∀ m & n ∈ N | m − n ∈ Z . 

Teorema 4.4.7.
∀ a∈R |∃ p∈Z |p − 1 ≤ a < p .

Demostración.– Para θ ∈ R se tiene ∃ p & q ∈ N | − p < θ < q del lema (4.4.4;


178), y con r ∈ N ∧ s ∈ N y −r < θ < s se considera A ≡ {n ∈ N k θ < n − r},
luego s + r ∈ A de ((2.8); 43), pues del lema (4.4.3; 178) se tiene s + m ∈ N,
por lo cual A ∈ P(N) \ {∅} debido a ((2.10); 43) y ((2.63); 62) con el teorema
(2.3.9; 71), entonces ∃ q ∈ A | ∀ a ∈ A | q ≤ a de ((4.17); 171), y de η ∈ A y
∀ a ∈ A | η ≤ a se obtiene θ < η − r debido a ((2.8); 43), además η − 1 6∈ A de
((1.60); 32) y ((1.47; 27), ya que η − 1 < η . Ahora, dado que η ∈ N se sigue
η ∈ N \ {1} o η ∈ {1}, entonces de η ∈ {1} se tiene η = 1 , luego −r < θ < 1 − r
en donde −r = (1 − r) − 1, y para η ∈ N \ {1} se sigue η − 1 ∈ N del quinto
axioma de ((4.16); 171), por lo cual (η − 1) − r ≤ θ debido a ((2.8); 43) con
((1.47; 27), pues η − 1 6∈ A, luego (η − r) − 1 ≤ θ < η − r. Por lo tanto, como

(η − r) ∈ Z ∧ (η − r) − 1 ∈ Z del lema (4.4.5; 178), se obtiene ∃ p ∈ Z | p − 1 ≤
θ < p, y de ((1.59); 32) se concluye ∀ a ∈ R | ∃ p ∈ Z | p − 1 ≤ a < p . 

Corolario 4.4.4. Sean a ∈ R ∧ b ∈ R .

a < b ` ∃ q∈Q|a < q < b .

Demostración.– De a < b se sigue 0 < b − a, por lo cual (b − a) ∈ R+ de


((4.2); 150) y ((2.8); 43), luego ∃ n ∈ N | 1 < n· (b −a) debido al corolario (4.4.3;
176), y para k ∈ N y 1 < k ·(b−a) se tiene ∃ p ∈ Z | p−1 ≤ k ·a < p del teorema
(4.4.7; 179), luego con z ∈ Z y z − 1 ≤ k · a < z se obtiene (k · a) + 1 < k · b y
z ≤ (k · a) + 1 y k · a < z, entonces k · a < z < k · b, en donde z · k −1 ∈ Q y

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 179


4.4 Números naturales Números reales

k −1 ∈ R+ del teorema (4.3.25; 169), por lo tanto a < z · k −1 < b, y se concluye


∃ q∈Q |a < q < b . 

Corolario 4.4.5. Sea a ∈ R .

∀ r ∈ R+ | ∃ q ∈ Q | q ∈ (a − r; a + r) .

Demostración.– De λ ∈ R+ se sigue a − λ < a < a + λ del corolario (4.3.5;


165) y el teorema (4.3.15; 165), luego ∃ q ∈ Q | a − λ < q < a del corolario
(4.4.4; 179), y con η ∈ Q y a − λ < η < a se tiene a − λ < η < a + λ, luego
η ∈ (a − λ; a + λ), entonces ∃ q ∈ Q | q ∈ (a − λ; a + λ) debido a ((1.58); 31), y
con ((1.59); 32) se obtiene ∀ r ∈ R+ | ∃ q ∈ Q | q ∈ (a − r; a + r) . 

Teorema 4.4.8.

∀ m & n∈Z |m + n∈Z ∧ m · n∈Z .

l
Demostración.– Aunque laborioso, se deja como ejercicio para el lector.

Teorema 4.4.9.
∀ n ∈ N \ {1} | n − 1 6= ∅ .

Demostración.– De m ∈ N \ {1} se tiene m ∈ N ∧ m 6= 1 , luego 1 ≤ m del


teorema (4.4.2; 172) y ((1.60); 32), entonces 1 < m y se sigue 0 < m − 1 ,
además m − 1 ∈ Z del teorema (4.4.8; 180), entonces m − 1 ∈ N y se infiere
m − 1 6= ∅ de ((4.19); 172) con ((1.60); 32), obteniéndose ∀ n ∈ N \ {1} | n − 1 6=
∅ de ((1.59); 32). 

Por último, se hace (q par) ≡ q ∈ Z ∧ ∃ m ∈ Z | q = 2 · m y también


(q non) ≡ q ∈ Z ∧ ∃ m ∈ Z | q = (2 · m) − 1 , luego 0 par y además se tiene

∀ q ∈ Z | (q par) ∨0 (q non) . (4.20)

180 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Números reales 4.4 Números naturales

En efecto de (p par)g se sigue p ∈ Z ∧ ∃ m ∈ Z | p = 2 · m , y con n ∈


Z ∧ p = 2 · n se infiere p 6= (2 · n) − 1 del corolario (4.3.5; 165), es decir

 m ∈ Z | p = (2 · m)−1 debido a ((1.56); 31), entonces
¬ p = (2 · n)−1 , luego ∃
se tiene la copresencia (p par)g y (p non)f. Análogamente de (p non)g se sigue
l
(p par)f como lo puede verificar el lector, por lo cual se obtiene la copresencia

(p par) f y (p non)g, entonces (q par) ∨0 (q non) g debido a ((1.1); 10), y
de ((1.59); 32) se concluye ((4.20); 180).

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 181


4.4 Números naturales Números reales

182 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Capı́tulo 5

Conjuntos finitos

“Hace falta una mente muy poco corriente


para acometer el análisis de lo obvio.”

A.Whitehead 1

La demostración de aspectos relacionados con la finitud de conjuntos


traen consigo dificultades que las hacen muy laboriosas y delicadas, por lo que
usualmente son soslayadas, creando la costumbre de adoptar el “se ve que. . . ”
como argumento válido en el razonamiento, el cual está ı́ntimamente ligado a
la intuición, que de manera directa e inmediata establece argumentos sin inter-
vención de la deducción o del razonamiento, considerados como evidentes. Esto
genera dos posiciones contrapuestas en los matemáticos, identificándolos como
1 Alfred North Whitehead (1861-1947), fue un matemático y filósofo inglés, creador de la
llamada filosofı́a del proceso y coautor con Betrand Russell de Principia Mathematica.

183
5.1 Antecedentes Conjuntos finitos

intuicionistas o formalistas, lo cual no debe confundirse con el intuicionismo de


la filosofı́a de las matemáticas relacionado al constructivismo matemático.

5.1. Antecedentes

Como antecedente de la finitud se plantea otro concepto: para A y B


conjuntos se hace (A ≈ B) ≡ ∃ f ∈ B A | (f biyectiva) y se dice que A y B
son conjuntos equivalentes 2 , por lo cual A ≈ B a ` B ≈ A, y con (A 6≈
 f ∈ B | (f biyectiva). En estos términos
A
B) ≡ ¬(A ≈ B) se sigue (A 6≈ B) = ∃

para dos conjuntos A y B , y con F ≡ IP(A∪B) ◦ dAe ◦ I{1} d IP(A∪B) ◦
  
dBe◦I{2} se hace f ≡ (α, β) ∈ ΠF ×(A×B) k β = [p1 ΠF ](α), [p2 ΠF ](α)
de lo cual se obtiene f ∈ (A × B)ΠF ∧ f biyectiva como lo puede verificar el
l
lector, luego

ΠF ≈ A × B . (5.1)

Con el concepto de equivalencia de conjuntos se plantea un resulta-


do fundamental para el “conteo” utilizado cotidianamente, en donde se em-
plea a N ∪ {0}. . . se trata de una “obviedad” que debe ser probada y cuya
demostración dista mucho de ser obvia (como sucede frecuentemente).A y B
conjuntos equivalentes

Proposición 5.1.1. Sean m ∈ N ∧ n ∈ N .

m ≈ n ` m = n.

2
˘ ¯
Obsérvese que al considerar a un conjunto X y R ≡ (A, B) ∈ P (X)× P (X) k A ≈ B ,
se demuestra que R es una relación de equivalencia en P (X) × P (X) , además (A, B) ∈ R a
` (A, B) ∈ P (X) × P (X) ∧ A ≈ B debido a ((2.8); 43), lo cual ciertamente establece un
vı́nculo entre R y ≈ justificando el uso del adjetivo “equivalente” para un par de conjuntos,
pero debe quedar clara su diferencia conceptual.

184 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.1 Antecedentes

Demostración.– De m ≈ n ∧ m 6= n se tiene ∃ f ∈ n m ∧ f biyectiva,


de m 6= n y con g ∈ n m ∧ g biyectiva se sigue m < n ∨0 n < m, luego
(m ∈ n ∧ n 6∈ m) ∨0 (n ∈ m ∧ m 6∈ n) y se presentan los siguientes casos:

De n ∈ m ∧ m 6∈ n y como Rg = n ∨0 Rg 6= n se tiene:

• De Rg = n se sigue m ∈ m ∧ m 6∈ Rg , luego ∃ l ∈ m | l 6∈ Rg debido


a ((1.58); 31), por lo cual m 6⊆ Rg de ((2.5); 39), y con ((2.13);
45) se obtiene m 6= Rg , entonces ¬(g suprayectiva) y se infiere
¬(g inyectiva ∧ g suprayectiva) debido a ((1.1); 10), por lo cual
¬(g biyectiva) ya que hg inyectiva ∧ g suprayectivai = hg biyectivai.

• De Rg 6= n se infiere n 6⊆ Rg ∨0 Rg 6⊆ n de ((2.13); 45), luego


(∃ p ∈ n | p 6∈ Rg ) ∨0 (∃ p ∈ Rg | p 6∈ n) debido a ((2.5); 39), y de
∃ p ∈ n | p 6∈ Rg se tiene n 6⊆ Rg debido a ((2.5); 39), por lo cual
m 6= Rg de ((2.13); 45), entonces ¬(g suprayectiva) y nuevamente
se obtiene ¬(g biyectiva).

Ahora con el teorema (3.5.9; 126) y ((3.51); 125) se infiere ginv ∈


m n ∧ ginv biyectiva, luego de ∃ p ∈ Rg | p 6∈ n se sigue ∃ p ∈ m | p 6∈
Rginv , por lo cual ¬(ginv suprayectiva) y se obtiene ¬(ginv biyectiva),
entonces ¬(ginv invertible) del teorema (3.5.9; 126) con ((1.47); 27),
y de ((3.51); 125) con ((1.47); 27) se infiere ¬(g invertible), por lo
cual ¬(g biyectiva) del teorema (3.5.9; 126) con ((1.47); 27).

Análogamente de m ∈ n ∧ n 6∈ m se obtiene ¬(g biyectiva).

Por lo tanto de g ∈ n m ∧ g biyectiva se tiene m ≈ n ∧ m 6= n ` ¬(g biyectiva),


luego (m ≈ n ∧ m 6= n)f debido a ((1.46); 26), y como m ≈ n se sigue m = n,
entonces m ≈ n ` m = n. 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 185


5.2 Finitud Conjuntos finitos

5.2. Finitud

Ahora, con un conjunto A se hace (A finito) ≡ ∃ n ∈ N ∪ {0} | n ≈


A , de lo cual se sigue ∅ finito debido a ((3.23); 104), pero de ∃ n ∈ N | n ≈ A ,
con m ∈ N y m ≈ A se tiene ∃ f ∈ Am | f biyectiva y m 6= ∅ de ((4.19); 172),
luego ∃ n ∈ m | n = n del teorema (2.3.6; 66), y con (g ∈ Am ∧ g biyectiva) y
(s ∈ m ∧ s = s) se sigue [g](s) ∈ Rg debido a (3.17); 95), por lo cual Rg 6= ∅
de ((2.62); 61), y como Rg = A pues g suprayectiva se obtiene

(∃ n ∈ N | n ≈ A) ` A 6= ∅ . (5.2)

Teorema 5.2.1. Sea J conjunto.

J finito ` {n ∈ N ∪ {0} k J ≈ n} unitario .

Demostración.– Dado que ∃ n ∈ N ∪ {0} | J ≈ n se sigue {n ∈ N ∪ {0} k J ≈


6 ∅ del teorema (2.3.2; 63), y con m ∈ {n ∈ N ∪ {0} k J ≈ n} ∧ s ∈ {n ∈
n} =
N ∪ {0} k J ≈ n} se tiene ∃ f ∈ J m | (f biyectiva) y ∃ f ∈ J s | f biyectiva,
y con g ∈ J m , h ∈ J s , g biyectiva y h biyectiva se tiene s ≈ m, ya que
∃ f ∈ m s | f biyectiva pues ginv ◦ h ∈ m s y (ginv ◦ h biyectiva) del corolario
(3.5.2; 125), luego s ≈ m, y de la proposición (5.1.1; 184) se obtiene s = m,
entonces ∀ r & t ∈ {n ∈ N ∪ {0} k J ≈ n} | r = t, concluyéndose {n ∈ N ∪

{0} k J ≈ n} unitario de la proposición (2.3.2; 74). 

Este último teorema permite caracterizar un atributo de la finitud,


pues para A finito hace #A ≡ m con m ∈ {n ∈ N ∪ {0} k A ≈ n} y se le
llama cardinalidad de A , luego A ≈ #A , y como para m ∈ N ∪ {0} se tiene
m ≈ m pues I m biyectiva (véase pág. 104), se sigue # m = m , y con ((1.59);
32) se infiere
∀ n ∈ N ∪ {0} | # n = n (5.3)

186 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.2 Finitud

en particular se tiene # 0 = 0 , luego #∅ = 0 pues 0 = ∅ , que es afı́n a


lo aprendido desde la niñez sin un razonamiento previo. . . supuestamente es
evidente y se le interpreta como fruto de la intuición. Análogamente para X
unitario se sigue #X = 1 ya que ∃ x ∈ X | {x} = X , y con ξ ∈ X ∧ {ξ} = X
se tiene dξe ◦ I1 ∈ X 1 y dξe ◦ I1 biyectiva.

Ahora se complementa el tema haciendo A conjunto infinito ≡ ∀ n ∈ N


∪{0} | n 6≈ A y se extiende al concepto de cardinalidad con los números
transfinitos haciendo 3 ℵ0 ≡ #N , ℵ1 ≡ #R y ℵ2 ≡ #P(R), por lo cual de
A ≈ N se tiene #A = ℵ0 , de A ≈ R se sigue #A = ℵ1 y con A ≈ P(R)
se infiere #A = ℵ2 . Sin embargo en este libro se reserva al concepto de car-
dinalidad para conjuntos finitos, por ello cuando en una discusión se emplea
al sı́mbolo #J como un atributo para un conjunto J implı́citamente se tiene
J finito.

Teorema 5.2.2. Sean J y K conjuntos finitos.

J ≈ K a ` #J = #K .

Demostración.– Para ω ∈ J K , η ∈ J #J y ξ ∈ K #K biyectivas se tiene ω ◦ ξ ∈


ii
Jξ (K)
con ξ ii (K) = #K debido al teorema (3.3.2; 102) con ((3.25); 112),
(ω◦ξ)ii (J)
además η invertible del teorema (3.5.9; 126), luego η inv ◦ (ω ◦ ξ) ∈ #J
de ((3.25); 112), en donde (ω ◦ ξ)ii (J) = #K también del teorema (3.3.2; 102),
y como ω ◦ ξ biyectiva debido al corolario (3.5.2; 125), entonces η inv ◦ (ω ◦ ξ) ∈
#K
#J biyectiva nuevamente del corolario (3.5.2; 125) y el teorema (3.5.9;
126) pues η inv invertible, por lo tanto #J ≈ #K, entonces #J = #K de la
l
proposición (5.1.1; 184). La otra demostración es similar y se deja al lector. 

3 El sı́mbolo ℵ (léase álef) es la primera letra del alfabeto hebreo.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 187


5.2 Finitud Conjuntos finitos

Corolario 5.2.1. Sea A conjunto finito.

A 6= ∅ ` #A ∈ N .

Demostración.– De #A 6∈ N se sigue #A = 0 en donde #∅ = 0 , luego


A ≈ ∅ del teorema (5.2.2; 187), y de f ∈ ∅A se tiene f = ∅ debido a ((3.10);
94) con ((1.47); 27), entonces A = ∅ de ((3.11); 94) y nuevamente ((1.47); 27),
por lo tanto A 6= ∅ ` #A ∈ N también debido a ((1.47); 27). 

Obsérvese que el corolario anterior lleva al siguiente comportamiento debido a


((1.47); 27)
#A = 0 ` A = ∅ . (5.4)
Lema 5.2.1. Sea n ∈ N .

A ∈ P(n) ` A finito .

Demostración.– Con A = ∅ se tiene A finito, y de A ∈ P(n) \ {∅} ∧
(A infinito) se sigue A ∈ P(n) \ {∅} debido a ((1.36); 22), pero también ∀ k ∈
N | k 6≈ A con A 6= ∅ del teorema (2.3.9; 71), luego ∀ k ∈ N | ∀ f ∈ B k | (f no bi-
yectiva) de ((1.62); 32), pero para j ∈ n se tiene IA ◦ I j ∈ A j se tiene (IA ◦
I j inyectiva) del teorema (3.5.2; 122), por lo cual (IA ◦ I j no suprayectiva) de
((1.60); 32), entonces A 6⊆ RIA ◦I j debido a ((2.12); 45) ya que RIA ◦I j ⊆ A,
luego ∃ a ∈ A | a 6∈ RIA ◦I j de ((2.5); 39), y con ξ ∈ A y ξ 6∈ RIA ◦I j se sigue

¬ ∃ p ∈ A ∩ j | (p, ξ) ∈ IA ◦ I j debido a ((2.8); 43) y ((1.47); 27), entonces
∀ p ∈ A ∩ j | (p, ξ) 6∈ IA ◦ I j de ((1.62); 32), por lo tanto (ξ ∈ A ∩ j) ∧ ∀ p ∈
 
A ∩ j | (p, ξ) 6∈ IA ◦ I j ` (ξ, ξ) 6∈ IA ◦ I j ∧ (ξ, ξ) ∈ IA ◦ I j de ((1.60); 32)
y DIA ◦I j = A ∩ j, obteniéndose ξ 6∈ A ∩ j debido a ((1.46); 26), por lo tanto
ξ 6∈ j de ((2.31); 51) con ((1.47); 27) y el corolario (1.4.1; 35) pues ξ ∈ A ,
luego ∃ a ∈ A | a 6∈ j de ((1.58); 31), y con ((2.5); 39) se infiere A 6⊆ j, entonces
∀ k ∈ n | A 6⊆ k debido a ((1.59); 32), por consiguiente A 6⊆ n de ((1.60); 32),

188 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.2 Finitud

luego A 6∈ P(n) de ((2.45); 54), entonces A 6∈ P(n) \ {∅} debido a ((2.26); 50) y

((2.4); 39), concluyéndose A ∈ P(n) \ {∅} ∧ (A infinito) ` A ∈ P(n) \ {∅} y

A ∈ P(n) \ {∅} ∧ (A infinito) ` A 6∈ P(n) \ {∅}, por lo tanto A ∈ P(n) \ {∅} `
(A finito) de ((1.46); 26). 

Teorema 5.2.3. Sean A conjunto y B ∈ P(A) .

A finito ` B finito .

Demostración.– De A finito ∧ A = ∅ se sigue B finito pues B = ∅. Ahora de


A finito ∧ A 6= ∅ se sigue ∃ n ∈ N | n ≈ A, y con m ∈ N y m ≈ A se tiene ∃ f ∈
A m | (f biyectiva), y con g ∈ A m y (g biyectiva) se sigue gii (B) ∈ P(m) \ {∅},
ya que gii (B) 6= ∅ del teorema (3.5.4; 124) pues g 6= ∅ de ((3.11); 94), entonces
∃ n ∈ N | n ≈ gii (B) del lema (5.2.1; 188), y con k ∈ N y k ≈ gii (B) se tiene
k k
∃ f ∈ gii (B) | f biyectiva, y con h ∈ gii (B) y (h biyectiva) se sigue

(IB ◦ g) ◦ h ∈ B k y (IB ◦ g) ◦ h biyectiva del corolario (3.5.2; 125), por lo cual
∃ f ∈ B k | (f biyectiva) debido a ((1.58); 31), luego k ≈ B y por consiguiente
∃ n ∈ N | n ≈ B nuevamente de ((1.58); 31), concluyéndose B finito. Entonces
A finito ∧ A = ∅ ` B finito y A finito ∧ A 6= ∅ ` B finito, por lo tanto
A finito ` B finito debido a ((1.53); 29). 

Corolario 5.2.2. Sean A y B conjuntos.

A finito ` A ∩ B finito ∧ A \ B finito .

Demostración.– Como A ∩ B ∈ P(A) de ((2.33); 51) y ((2.43); 54), entonces


A∩B finito del teorema (5.2.3; 189) pues A finito . Análogamente A \ B ∈ P(A)
debido a ((2.26); 50) y ((2.43); 54), por lo cual A \ B finito del teorema (5.2.3;
189) ya que A finito , luego A ∩ B finito ∧ A \ B finito . 

Teorema 5.2.4. Sean f ∈ B A y C ∈ P(Rf ) .

f inyectiva ∧ C finito ` #f ii (C) = #C .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 189


5.2 Finitud Conjuntos finitos

Demostración.– Como f ◦ If ii (C) inyectiva debido al teorema (3.5.2; 122)


ii
se sigue IC ◦ (f ◦ If ii (C)) biyectiva con IC ◦ (f ◦ If ii (C) ) ∈ C f (C)
, luego
ii
∃g∈C f (C)
| g biyectiva debido a ((1.58); 31), por lo cual f (C) ≈ C y del
ii

teorema (5.2.2; 187) y se obtiene #f ii (C) = #C . 

Lema 5.2.2. Sean A y B conjuntos.

A finito ∧ B finito ` A ∪ B finito .

Demostración.– De A = B se sigue A ∪ B finito pues A ∪ B = A. Ahora de


A 6= B se tiene (∃ a ∈ A | a 6∈ B) ∨ (∃ b ∈ B | b 6∈ A) debido a ((2.13); 45) y ((2.5);
39), luego A \ B ∈ P(A) \ {∅} ∨ B \ A ∈ P(B) \ {∅}, y con B \ A ∈ P(B) \ {∅}
se infiere B \ A finito del teorema (5.2.3; 189), y como ∃ p ∈ N | A ≈ p y ∃ p ∈
N | B ≈ p, con n ∈ N ∧ m ∈ N y A ≈ n ∧ B ≈ m se tiene ∃ h ∈ An | h biyectiva
y ∃ h ∈ B m | h biyectiva, y con f ∈ An ∧ f biyectiva y g ∈ B m ∧ g biyectiva
se obtiene gii (B \ A) finito del teorema (5.2.4; 189), luego ∃ p ∈ N | B \ A ≈ p ,
y con l ∈ N ∧ B \ A ≈ l se sigue ∃ h ∈ (B \ A)l | h biyectiva, y con d ∈
(B \ A)l ∧ d biyectiva se infiere d◦(I n+l \ n +d−ne) ∈ (B \ A)n+l \ n ∧ d biyectiva
de los teoremas (3.5.2; 122) y (3.5.5; 124), ya que I n+l \ n + d−ne inyectiva y

RI n+l \ n +d−ne = l , entonces de ω ≡ f d d ◦ (I n+l \ n + d−ne) se obtiene ω ∈
l
(A ∪ B)n+l ∧ ω biyectiva como lo puede comprobar el lector, por lo tanto ∃ h ∈
(A ∪ b)n+l | h biyectiva de ((1.58); 31), luego ∃ p ∈ N | A ∪ B ≈ p nuevamente
de ((1.58); 31), y se concluye A ∪ B finito . 

Proposición 5.2.1. Sea f ∈ AJ .

J finito ` Rf finito .

Demostración.– De J = ∅ se sigue Rf = ∅ , luego Rf finito . Ahora de


J 6= ∅ se infiere Rf 6= ∅ debido a ((3.12); 94), y con ω ∈ Rf se tiene ω ∈

190 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.2 Finitud

A ∧ ∃ j ∈ J | (j, ω) ∈ f de ((2.8); 43), y de k ∈ J ∧ (k, ω) ∈ f se sigue ∃ q ∈



{ω} | (k, q) ∈ f debido a ((1.58); 31), por lo cual k ∈ f ii {ω} de ((2.8); 43),
 
entonces f ii {ω} 6= ∅ debido a ((2.63); 62), por lo tanto ∀ p ∈ Rf | f ii {p} 6=
 
∅ de ((1.59); 32), luego con F ≡ (s, Q) ∈ Rf ×P(J) k Q = f ii {s} se infiere
ΠF 6= ∅ debido a ((2.59); 58). Y como de η ∈ ΠF y ω ∈ Rf se tiene [η](ω) ∈
 
[F ](ω) con [F ](ω) = f ii {ω} , entonces [η](ω) ∈ J ∧ ∃ r ∈ {ω} | [η](ω), r ∈ f
 
de ((2.8); 43), por lo cual [η](ω), ω ∈ f y se sigue [η](ω), ω ∈ f ◦ IRη ya
que [η](ω) ∈ Rη , luego ∃ l ∈ Rη | (l, ω) ∈ f ◦ IRη también de ((1.58); 31), por lo
tanto ω ∈ Rf◦IRη debido a ((2.8); 43), y de ((1.59); 32) se sigue ∀ q ∈ Rf | q ∈
Rf◦IRη , por lo tanto Rf ⊆ Rf◦IRη y de ((3.45); 118) y ((2.12); 45) se concluye
Rf = Rf◦IRη , luego Rf◦IRη 6= ∅ .

Ahora con ξ ∈ Rf◦IRη y ψ ∈ (f ◦ IRη )ii {ξ} se sigue ψ ∈ Rη ∧ (ψ, ξ) ∈ f ◦ IRη

en donde p ∈ Rη k (ψ, p) ∈ f ◦ IRη unitario debido a ((1.60); 32) y ((3.7);
 
89), entonces ∀ q ∈ (f ◦ IRη )ii {ξ} | q ∈ p ∈ Rη k (ψ, p) ∈ f ◦ IRη de ((1.59);
 
32) y se obtiene (f ◦ IRη )ii {ξ} ⊆ p ∈ A k (ψ, p) ∈ f ◦ IRη , por lo cual
 
(f ◦ IRη )ii {ξ} unitario y se sigue ∀ p ∈ Rf◦IRη | (f ◦ IRη )ii {p} unitario de
((1.59); 32), luego f ◦ IRη inyectiva debido al teorema (3.3.5; 103), por lo tanto
IRf◦IR ◦ (f ◦ IRη ) biyectiva del teorema (3.5.2; 122) con ((3.23); 104) pues
η

Rf = Rf◦IRη , y como IRf◦IR ◦ (f ◦ IRη ) ∈ (Rf◦IRη )Rη con Rη finito debido


η

al teorema (5.2.3; 189) ya que Rη ∈ P(J) ∧ J finito , se infiere Rf◦IRη finito ,


con lo que se concluye Rf finito . 

El comportamiento expresado en el siguiente teorema ha sido inculcado


como obvio desde temprana edad, pero su justificación requiere de los razona-
mientos previos haciéndola bastante elaborada e inaccesible con la enseñanza
tradicional.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 191


5.2 Finitud Conjuntos finitos

Teorema 5.2.5. Sea A y B conjuntos finitos.

A ∩ B = ∅ ` #(A ∪ B) = #A + #B .

Demostración.– De A = ∅ ∨ B = ∅ es inmediata, por lo que se considera


a (A = ∅ ∨ B = ∅)f. Con f ∈ Am ∧ f biyectiva y g ∈ B n ∧ g biyectiva se
 ii
hace h ≡ f d g ◦ I m+n \ m + d−me , por lo cual I m+n \ m + d−me (n) =
m + n \ m y se sigue h ∈ (A ∪ B)m+n ∧ h suprayectiva . Ahora de d ∈ Rh ∧ j ∈

hii {d} y con k ∈ m + n \ {j} se presentan los siguientes casos:

De j ∈ m ∧ k ∈ m \ {j} se sigue [h](j) = [f](j) , luego (j, d) ∈ f y se


obtiene (k, d) 6∈ f debido a ((1.60); 32) y el teorema (3.3.5; 103) pues
f inyectiva , por lo cual [h](k) 6= d ya que [f](k) = [h](k) , entonces
(k, d) 6∈ h .

De j ∈ m ∧ k ∈ m + n \ m se infiere [h](j) = [f](j) y [h](k) = [g](k −m) ,


luego d ∈ A y [h](k) ∈ B , por lo cual [h](k) 6= d ya que A ∩ B = ∅ y se
obtiene (k, d) 6∈ h .

De j ∈ m + n \ m ∧ k ∈ m se sigue [h](j) = [g](j − m) y [h](k) = [f](k) ,


luego d ∈ B y [h](k) ∈ A , por consiguiente [h](k) 6= d ya que A ∩ B = ∅
y se infiere (k, d) 6∈ h .

De j ∈ m + n \ m ∧ k ∈ ( m + n \ m ) \ {j} se tiene [h](j) = [g](j − m) y


[h](k) = [g](k − m) con k 6= j , luego [h](j) 6= [h](k) del teorema (3.3.5;
103) ya que g inyectiva , por lo cual [h](k) 6= d y se obtiene (k, d) 6∈ h .

Entonces de k ∈ m + n \ {j} se sigue ∀ p ∈ {d} | (k, p) 6∈ h debido a ((1.59); 32),



luego k 6∈ hii {d} de ((2.8); 43) y ((1.47); 27), por lo tanto ∀ l ∈ m + n \ {j} | l 6∈
  l
hii {d} nuevamente de ((1.59); 32), de lo cual el lector puede inferir hii {d}

192 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.2 Finitud

unitario, y con el teorema (3.3.5; 103) se obtiene h inyectiva y se sigue h


biyectiva, por consiguiente A ∪ B ≈ m + n y se concluye #(A ∪ B) = m + n
del teorema (5.2.2; 187) dado que #A = m y #B = n . 

Teorema 5.2.6. Sea A conjunto y B ∈ P(A) .

A finito ` #(A \ B) = #A − #B .

Demostración.– Como (A \ B) ∩ B = ∅ del teorema (2.3.7; 68), A \ B finito


del corolario (5.2.2; 189) y B finito del teorema (5.2.3; 189), se sigue # (A \ B)∪

B = #(A \ B) + #B del teorema (5.2.5; 191) en donde (A \ B) ∪ B = A
l
pues B ∈ P(A) como lo puede verificar el lector, por lo tanto #(A \ B) =
#A − #B . 

Corolario 5.2.3. Sea A conjunto y B ∈ P(A) .

A finito ` #B ≤ #A .

Demostración.– Del teorema (5.2.6; 193) se sigue #B = #A − #(A \ B) en


donde 0 ≤ #(A \ B) , luego #A − #(A \ B) ≤ #A y se obtiene #B ≤ #A . 

Obsérvese que de B ∈ P(A) ∧ #B = #A se sigue #(A \ B) = 0 del corolario


(5.2.3; 193), luego A \ B = ∅ debido a ((5.4); 188), por lo cual A ⊆ B y
como B ⊂ A ` ¬(A ⊆ B) se obtiene ¬(B ∈ P(A) ∧ #B = #A) de ((1.47);
27), entonces A ⊆ B ` #B 6= #A , pero del corolario (5.2.3; 193) se infiere
#B ≤ #A , por lo tanto

A finito ∧ B ⊂ A ` #B < #A . (5.5)

Teorema 5.2.7. Sea h ∈ B A con A finito y B ∈ P(A) .

B ⊂ A ` ¬(h inyectiva) .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 193


5.2 Finitud Conjuntos finitos

Demostración.– De h inyectiva se infiere IRh ◦ h biyectiva debido a ((3.23);


104) y el teorema (3.5.2; 122) con IRh ◦ h ∈ RhA , luego Rh ≈ A y del teorema
(5.2.2; 187) se sigue #Rh = #A , y como #Rh ≤ #B debido al corolario
(5.2.3; 193) pues Rh ⊆ B , se obtiene #A ≤ #B por lo tanto ¬(B ⊂ A) de
((5.5); 193) con ((1.47); 27) ya que B ∈ P(A) , entonces h inyectiva ` ¬(B ⊂
A) , de lo cual se concluye B ⊂ A ` ¬(h inyectiva) nuevamente debido a
((1.47); 27). 

Teorema 5.2.8. Sea X conjunto y C ∈ P P(X) .

C finito ∧ ∀ A ∈ C | A finito ` ∪ C finito .


l
Demostración.– Con la proposición (4.4.1; 173) y el lema (5.2.2; 190) el lector
puede realizarla. 

Teorema 5.2.9. Sea X conjunto, F ∈ P(X) n con n ∈ N , ∀ j ∈ n | [F ](j) finito



y C ≡ (j, λ) ∈ n × R k λ = #[F ](j) .
X 
∀ j ∈ n | ∀ k ∈ n \ {j} | [F ](j) ∩ [F ](k) = ∅ ` #∪ RF = (C) .
Rn


Demostración.– Del teorema (5.2.8; 194) se hace G ≡ (j, g) ∈ n×P(X) k g =
 P 
∪ RF ◦I j y S ≡ j ∈ n k #[G](j) = R j (C ◦ I j ) luego 1 ∈ S , ahora de
k ∈ S ∩ {n−1} se tiene [G](k +1) = [G](k)∪ [F ](k +1) , entonces #[G](k +1) =
#[G](k) + #[F ](k + 1) del teorema (5.2.5; 191) pues [G](k) ∩ [F ](k + 1) = ∅
P 
debido a ((2.33); 51) con ((2.36); 52), por lo cual #[G](k + 1) = R k (C ◦
P 
I k ) + #[F ](k + 1) = R k+1 (C ◦ I k+1 ) ya que #[F ](k + 1) = [C](k + 1) ,

y de ((2.8); 43) se obtiene k + 1 ∈ S , luego ∀ l ∈ S ∩ {n − 1} | l ∈ S de-


bido a ((1.59); 32), y de la proposición (4.4.1; 173) se sigue n ∈ S , entonces
P 
#[G](n) = R n (C ◦I n) nuevamente de ((2.8); 43) con [G](n) = ∪ RF ◦I n

y F = F ◦ In ∧ C = C ◦ In . 

194 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.2 Finitud

Lema 5.2.3. Sea A y B conjuntos.

A ≈ B ` P(A) ≈ P(B) .

Demostración.– De A ≈ B se sigue ∃ h ∈ B A | h biyectiva , y con f ∈ B A



biyectiva se hace g ≡ (C, D) ∈ P(A) × P(B) k D = f id (C) , luego g ∈
  
P(B)P(A) y de E ∈ P(B) se tiene g f ii (E) = Rf ∩ E del teorema (3.3.8;
  
105), por lo cual g f ii (E) = E de ((2.36); 52) y f suprayectiva, entonces
∃ C ∈ P(A) | (C, E) ∈ g debido a ((1.58); 31) y se infiere ∀ D ∈ P(B) | ∃ C ∈
P(A) | (C, D) ∈ g de ((1.59); 32), y con ((2.87); 81) se concluye g suprayectiva .
 
Además f ii (E) ∈ gii {E} del teorema (3.3.4; 103) pues f ii (E), E ∈ g , y

como de M ∈ gii {E} se tiene [g](M ) ∈ {E} , por lo cual [g](M ) = E con
[g](M ) = f id (M ) , entonces f ii (E) = M del teorema (3.3.8; 105) pues f

inyectiva, luego ∀ N ∈ gii {E} N = f ii (E) debido a ((1.59); 32), por lo cual

gii {E} unitario del teorema (2.3.11; 73) con ((1.47); 27), y se obtiene ∀ S ∈

Rg | gii {S} unitario de ((1.59); 32) ya que g suprayectiva, por lo tanto g
inyectiva debido al teorema (3.3.5; 103), entonces ∃ h ∈ P(B)P(A) | h biyectiva
con lo que se concluye P(A) ≈ P(B) . 

Lema 5.2.4. Sea A y B conjuntos finitos.

B unitario ∧ A ∩ B = ∅ ` #P(A ∪ B) = 2 · #P(A) .



Demostración.– De f ≡ (C, D) ∈ P(A) × P(A ∪ B) k D = C ∪ B se tiene
f ∈ P(A ∪ B)P(A) ∧ f biyectiva , luego Rf ≈ P(A) y se sigue #Rf = #P(A)

del teorema (5.2.2; 187), además Rf ∩ P(A) = ∅ , por lo cual # Rf ∪ P(A) =
#Rf +#P(A) = 2·#P(A) debido al teorema (5.2.5; 191), y como Rf ∪P(A) =
P(A ∪ B) pues Rf = P(A ∪ B) , se concluye #P(A ∪ B) = 2 · #P(A) . 

Teorema 5.2.10. Sea A conjunto finito.

#P(A) = 2#A .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 195


5.2 Finitud Conjuntos finitos

Demostración.– De A = ∅ se sigue #A = 0 y se obtiene # P(A) = 2#A


del teorema (5.2.2; 187) ya que P(∅) = {∅} y 20 = 1 de ((6.6); 216). Ahora
de A 6= ∅ se infiere #A ∈ N debido al corolario (5.2.1; 187), y con m = #A
 
y f ∈ Am biyectiva se hace S ≡ j ∈ m k #P f id ( j ) = 2 j obteniéndose
  
P f id ( 1 ) = [f](1), ∅ , luego #P f id ( 1 ) = 2 = 21 por lo cual 1 ∈ S , y de
 
k ∈ m − 1 ∩ S se tiene f id ( k + 1 ) = f id k ∪ {k + 1} = f id ( k ) ∪ f id {k + 1}
 
del teorema (3.3.9; 108) con f id ( k )∩ f id {k +1} = ∅ y f id {k +1} unitario ,
 
entonces #P f id ( k + 1 ) = 2 · #P f id ( k ) = 2 · 2k = 2k+1 debido al lema
(5.2.4; 195) y ((2.8); 43), por lo tanto k + 1 ∈ S nuevamente de ((2.8); 43),
entonces ∀ j ∈ m − 1 ∩ S | j + 1 ∈ S de ((1.59); 32) y se infiere m ⊆ S del

la proposición (4.4.1; 173), luego #P f id ( m ) = 2m debido a ((2.8); 43) con
f id ( m ) = A , concluyéndose # P(A) = 2#A . 

Corolario 5.2.4. Sea A conjunto finito y m ∈ N ∪ {0} .


 #A
#P P(A) = 2(2 ) .

Demostración.– Inmediata del teorema (5.2.10; 195). 

Corolario 5.2.5. Sea A y B conjuntos.

A finito ∧ B finito ` B A finito .

Demostración.– De ((2.10); 43) se sigue B A ⊆ P(A × B) con A × B ⊆



P P(A ∪ B) , además A ∪ B finito del lema (5.2.2; 190), por lo cual P P(A ∪

B) finito del teorema (5.2.10; 195), entonces B A finito del teorema (5.2.3);
189. 

196 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.3 Máximo y mı́nimo

5.3. Máximo y mı́nimo

Los conceptos de máximo y mı́nimo de un conjunto son fundamentales,


los cuales requieren de los siguientes antecedentes. Cuando con A ⊆ R se tiene
{b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} =
6 ∅ se sigue ∃ b ∈ A | ∀ a ∈ A | a ≤ b del teorema (2.3.2;
63), además para ξ ∈ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} ∧ ω ∈ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b}
se obtiene ξ = ω debido a ((2.8; 43) y ((1.60); 32), luego ∀ p & q ∈ {b ∈
A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} | p = q de ((1.59); 32), y con ((3.3); 87) y ((3.2; 87) se
obtiene ({b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} unitario), por lo tanto

A ⊆ R ∧ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} =
6 ∅ ` {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} unitario (5.6)
l
y de manera análoga el lector puede demostrar

A ⊆ R ∧ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} =
6 ∅ ` {b ∈ A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} unitario . (5.7)

Entonces cuando se tiene A ⊆ R ∧ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} =


6 ∅ se dice que A
tiene máximo, y al elemento de {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} se le representa con

máx(A) y se dice que es el máximo de A, luego 4 máx(A) = {b ∈ A k ∀ a ∈
A | a ≤ b}, además

A ⊆ R ∧ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} =
6 ∅ ` máx(A) ∈ A ∧ ∀ a ∈ A | a ≤ máx(A) .
(5.8)
Análogamente, cuando se tine A ⊆ R ∧ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} =
6 ∅ se
dice que A tiene mı́nimo, y al elemento de {b ∈ A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} =
6 ∅
se le representa con mı́n(A) y se dice que es el mı́nimo de A, por lo cual

mı́n(A) = {b ∈ A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} y se sigue

A ⊆ R ∧ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} =
6 ∅ ` mı́n(A) ∈ A ∧ ∀ a ∈ A | mı́n(A) ≤ a .
(5.9)
4 Obsérvese que {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} ⊆ As de lo cual se sigue máx(A) = sup(A).

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 197


5.3 Máximo y mı́nimo Conjuntos finitos

El siguiente teorema siempre se soslaya por considerarlo “obvio”, en


su demostración se emplea un proceso iterativo de “reducción”que puede ser
controvertido y por ello no es la óptima. La importancia del teorema se debe al
vı́nculo que establece entre la finitud de un conjunto y la tenencia de máximo
y mı́nimo.

Teorema 5.3.1. Sea A ∈ P(R) \ {∅} .

A finito ` {b ∈ A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} =
6 ∅ ∧ {b ∈ A k ∀ a ∈ A | a ≤ b} =
6 ∅.

Demostración.– De A finito se sigue ∃ n ∈ N | ∃ f ∈ An | (f biyectiva) y


∃ a ∈ A | a = a del teorema (2.3.6; 66), y para η ∈ A y η = η se hace Aη ≡
{a ∈ A k η ≤ a}, luego Aη 6= ∅ de ((2.62); 61) ya que η ∈ Aη de ((2.8); 43), y
con m ∈ N y g ∈ Am biyectiva se tiene gii (Aη ) 6= ∅ del teorema (3.5.4; 124)
pues g 6= ∅ de ((3.11); 94), luego gii (Aη ) ∈ P(m) \ {∅} y del teorema (2.3.10;
72) se sigue m \ gii (Aη ) ⊂ m, presentándose dos casos:

De m \ gii (Aη ) = ∅ se tiene m ⊆ gii (Aη ) de (2.70; 67), por consiguiente



gii (Aη ) = m de ((2.12); 45) con ((2.10); 43), por lo tanto gid gii (Aη ) =

A del teorema (3.3.2; 102), y como gid gii (Aη ) ⊆ Aη del teorema (3.3.8;
105) con ((2.33); 51), se obtiene ∀ a ∈ A | η ≤ a , luego η ∈ {b ∈ A k ∀ a ∈
A | b ≤ a} debido a ((2.8); 43) ya que η ∈ A , entonces {b ∈ A k ∀ a ∈
A | b ≤ a} =
6 ∅ de ((2.62); 61).

De m \ gii (Aη ) 6= ∅ se tiene gid m \ gii (Aη ) 6= ∅ del corolario (3.3.2;
102) ya que m \ gii (Aη ) ∈ P(m) \ {∅} del teorema (2.3.9; 71), luego ∃ p ∈
 
gid m \ gii (Aη ) | p = p del teorema (2.3.6; 66) y con ξ ∈ gid m \ gii (Aη )
 
y ξ = ξ se hace Aξ ≡ a ∈ gid m \ gii (Aη ) k ξ ≤ a , por lo cual Aξ 6= ∅
de ((2.62); 61) pues ξ ∈ Aξ debido a ((2.8); 43), luego gii (Aξ ) 6= ∅
del teorema (3.5.4; 124) pues g 6= ∅ de ((3.11); 94) y como Aξ ⊆

198 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.4 Análisis combinatorio

 
gid m \ gii (Aη ) de ((2.10); 43), se infiere gii (Aξ ) ⊆ gii gid m \ gii (Aη )
 
del teorema (3.3.9; 108), pero gii gid m \ gii (Aη ) = m ∩ m \ gii (Aη )

del teorema (3.3.8; 105) en donde m ∩ m \ gii (Aη ) = m \ gii (Aη ) de
((2.26); 50) y ((2.36); 52), entonces gii (Aξ ) ⊆ m \ gii (Aη ), por lo tanto

gii (Aξ ) ∈ P m \ gii (Aη ) \ {∅} ∧ m \ gii (Aη ) 6= ∅, y del teorema (2.3.10;
 
72) se concluye m \ gii (Aη ) \ gii (Aξ ) ⊂ m \ gii (Aη ) con m \ gii (Aη ) \
 
gii (Aξ ) = m \ gii (Aη ) ∪ gii (Aξ ) = m \ gii (Aη ∪ Aξ ) debido a ((2.30);

50) y el teorema (3.3.9; 108), luego m \ gii (Aη ∪Aξ ) ⊂ m \ gii (Aη ) ⊂ m.

Entonces nuevamente se presentan los casos m \ gii (Aη ∪ Aξ ) = ∅ o m \ gii

(Aη ∪ Aξ ) 6= ∅, lo cual da lugar al razonamiento previo y ası́ sucesivamente
hasta llegar al caso vacio, que “necesariamente” ocurre por considerar suce-
sivamente a subconjuntos propios a partir de m , obteniendo finalmenete {b ∈
A k ∀ a ∈ A | b ≤ a} =
6 ∅ . La demostración del otro enunciado es similar y se
l
deja al lector interesado. 

Corolario 5.3.1. Sea A ∈ P(R) \ {∅} .

A finito ` mı́n(A) ∈ A ∧ máx(A) ∈ A ∧ ∀ a ∈ A | mı́n(A) ≤ a ≤ máx(A) .

Demostración.– Es inmediato del teorema (5.3.1; 198) con ((5.8); 197) y


((5.9); 197). 

5.4. Análisis combinatorio

Ahora como aplicación se obtienen algunos comportamientos impor-


tantes en diversos aspectos de la matemática que involucran a conjuntos fini-
tos, un tema propio del análisis combinatorio que también es conocido como
combinatoria.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 199


5.4 Análisis combinatorio Conjuntos finitos

Lema 5.4.1. Sean X conjunto y F ∈ P(X) 2 ∧ ∀ j ∈ 2 | [F ](j) finito .

#ΠF = #[F ](1) · #[F ](2) .

2
Demostración.– Como ΠF ⊆ [F ](1) ∪ [F ](2) , se sigue ΠF finito debido
al lema (5.2.2; 190) con el corolario (5.2.5; 196) y el teorema (5.2.3; 189).
 ii 
Ahora de G ≡ (p, α) ∈ [F ](1) × P(ΠF ) k α = p1 ΠF {p} se tiene ∀ p ∈
l
[F ](1) | #[G](p) = #[F ](2) lo cual puede ser verificado por el lector, además con

H ≡ (p, λ) ∈ [F ](1) × R k λ = #[G](p) y f ∈ [F ](1) #[F ](1) biyectiva se tiene
P 
#∪ RG◦f = R #[F ](1) (H ◦ f) del teorema (5.2.9; 194), en donde H ◦ f =
 
#[F ](2) ◦ I #[F ](1) y ∪ RG◦f = ΠF , por lo tanto #ΠF = #[F ](1) · #[F ](2)
debido al teorema (6.3.2; 232). 

Obsérvese que de A ≡ [F ](1) ∧ B ≡ [F ](2) con este lema, el teorema (5.2.2;


187) y ((5.1); 184) se sigue

A finito ∧ B finito ` #(A × B) = #A · #B . (5.10)

Proposición 5.4.1. (Fundamental del análisis combinatorio) 5 Sean X


conjunto, F ∈ P(X) m ∧ ∀ j ∈ m | [F ](j) finito ∧ [F ](j) 6= ∅ con m ∈ N y

CF ≡ (j, λ) ∈ m × R k λ = #[F ](j) .

#ΠF = [PR m ](CF ) .

Demostración.– Como de l ∈ m se tiene Π(F ◦ I l ) ⊆ (∪ RF ◦I l )l , se sigue


Π(F ◦ I l ) finito debido al teorema (5.2.8; 194) con el corolario (5.2.5; 196)
y el teorema (5.2.3; 189), entonces ∀ k ∈ m | Π(F ◦ I k ) finito de ((1.59); 32)

y se hace S ≡ k ∈ m k #Π(F ◦ I k ) = [PR k ](CF ◦ I k ) , por lo cual 1 ∈ S

5 Planteado en los términos tradicionales (véase [32] pág. 34) se le conoce como principio
del análisis combinatorio.

200 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.4 Análisis combinatorio

de ((2.8); 43), pues Π(F ◦ I 1 ) = [F ](1)1 , luego #Π(F ◦ I 1 ) = #[F ](1) con
     
[PR 1 ](CF ◦ I 1 ) = PR 1 [CF ](1) 1 y PR 1 [CF ](1) 1 = [CF ](1) y [CF ](1) =
#[F ](1) , entonces #Π(F ◦ I 1 ) = [PR 1 ](CF ◦ I 1 ) .
  
Ahora de j ∈ S ∩ m − 1 se hace H ≡ 1, Π(F ◦ I j ) , 2, [F ](j + 1) , luego
2
H ∈ P Π(F ◦I j )∪[F ](j+1) y #ΠH = #Π(F ◦I j )·#[F ](j+1) debido al lema
(5.4.1; 200) con #Π(F ◦ I j )· #[F ](j +1) = [PR j ](CF ◦ I j )· [CF ](j +1) en donde

[PR j ](CF ◦ I j ) · [CF ](j + 1) = [PR j+1 ](CF ◦ I j+1 ) , además de G ≡ (α, β) ∈
  ΠH
ΠH ×Π(F ◦I j+1 ) k β = [α](1) d [α](2) ◦I{j+1} se tiene G ∈ Π(F ◦I j+1 )
l
y G biyectiva como lo puede verificar el lector, entonces ΠH ≈ Π(F ◦ I j+1 ) y
se obtiene #Π(F ◦ I j+1 ) = [PR j+1 ](CF ◦ I j+1 ) debido al teorema (5.2.2; 187),
por lo cual j + 1 ∈ S de ((2.8); 43) y se infiere ∀ k ∈ S ∩ m − 1 | k + 1 ∈ S de
((1.59); 32), y con la proposición (4.4.1; 173) se obtiene m ⊆ S , luego #ΠF =
[PR m ](CF ) nuevamente de ((2.8); 43) ya que F ◦ I m = F ∧ CF ◦ I m = CF . 

Corolario 5.4.1.

∀ m & n ∈ N | # n m = nm .

j  
Demostración.– De j ∈ N ∧ k ∈ N se tiene ΠF = k con F ≡ IP(N) ◦ k ◦
 j 
I j , se sigue # k = [PR j ](CF ) al hacer CF ≡ (l, λ) ∈ j×R k λ = #[F ](l)

debido a la proposición (5.4.1; 200), en donde CF = IR ◦ dke ◦ I m pues
j
∀ l ∈ j | [CF ](l) = k ya que ∀ l ∈ j | [F ](l) = k , luego # k = k j del teorema

(6.3.2; 232), por lo tanto ∀ m & n ∈ N | # n m = nm debido a ((1.59); 32). 

Teorema 5.4.1. Sean A y B conjuntos finitos. 6

A 6= ∅ ∧ B 6= ∅ ` #(B A ) = (#B)#A .

6 Este comportamiento brinda el número de cadenas binarias viables para una longitud
de palabra dada, lo cual es fundamental en el almacenamiento de representaciones binarias
de números reales haciendo B ≡ {0, 1} y #A = 64 al utilizar doble precisión.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 201


5.4 Análisis combinatorio Conjuntos finitos

Demostración.– De A ≈ m y B ≈ n , con f ∈ Am biyectiva y g ∈


 m
n B biyectiva se hace T ≡ (h, k) ∈ B A × 2 k k = g ◦ h ◦ f , luego T ∈
A
(n m )(B )
∧ T biyectiva , pues de ξ ∈ n m se tiene ginv ◦ ξ ◦ f inv ∈ B A y
ξ = g ◦ (ginv ◦ ξ ◦ f inv ) ◦ f , luego (ginv ◦ ξ ◦ f inv , ξ) ∈ T de ((2.8); 43), por
lo cual ∃ q ∈ B A | (q, ξ) ∈ T debido a ((1.58); 31), y de ((1.59); 32) se obtiene
∀ p ∈ n m | ∃ q ∈ B A | (q, p) ∈ T , entonces T suprayectiva de ((2.87); 81). Ahora
 
de α ∈ T ii {β} y ω ∈ T ii {β} con β ∈ n m se sigue β = g◦α◦f ∧ β = g◦ω◦f
del teorema (3.3.4; 103), luego ginv ◦ (g ◦ α ◦ f) ◦ f inv = ginv ◦ (g ◦ ω ◦ f) ◦ f inv

y se obtiene α = ω , por lo cual ∀ p & q ∈ T ii {β} | p = q de ((1.59); 32),

luego T ii {β} unitario debido a la proposición (2.3.2; 74) y se sigue ∀ s ∈

RT | T ii {s} unitario nuevamente de ((1.59); 32) ya que T suprayectiva, por
lo tanto T inyectiva del teorema (3.3.5; 103), entonces T biyectiva y de ((1.58);
A
31) se infiere ∃ G ∈ (n m )(B )
| G biyectiva , por lo tanto B A ≈ n m y del teore-
ma (5.2.2; 187) con el corolario (5.4.1; 201) se concluye #(B A ) = (#B)#A . 

En el análisis combinatorio ([32] pág. 35) se dice que nm es el número


de “muestras con reemplazo” de tamaño m extraibles de una “urna” (el con-
junto B del teorema previo) con n “objetos distinguibles” , una interpretación
n

viable al considerar A = m y #B = n . También se establece que m! · m
corresponde al número de “muestras sin reemplazo” de tamaño m extraibles
de una “urna” con n “objetos distinguibles” , a las cuales se les llama varia-
ciones de B en m , lo cual se desarrolla en los siguientes teoremas.

Lema 5.4.2. Sean B conjunto finito, m ∈ N , IB m ≡ h ∈ B m k h inyectiva

y IB m+1 ≡ h ∈ B m+1 k h inyectiva .

m + 1 ≤ #B ` #IB m+1 = (#B − m) · #IB m .


 
Demostración.– Con G ≡ (h A) ∈ IB m × P(B) k A = b ∈ B k b 6∈ Rh se
I m  
tiene G ∈ P(B) B y se hace F ≡ (h, D) ∈ IB m × P(IB m+1 ) k D = q ∈

202 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.4 Análisis combinatorio

 IB m
IB m+1 k ∃ p ∈ [G](h) | q = h d IB ◦ dpe◦Im+1 , luego F ∈ P(IB m+1

y además ∀ h ∈ IB m | #[F ](h) = #B − m ∧ ∀ h ∈ IB m | ∀ g ∈ IB m \ {h} | [F ]
 l
(h)∩[F ](g) = ∅ como puede comprobarlo el lector, entonces con f ∈ IB m #IB m
∧ f biyectiva pues IB m finito de ((2.10); 43) con el teorema (5.2.3; 189) y el

corolario (5.2.5; 196), se hace C ≡ η, λ) ∈ IB m × R k λ = #[F ◦ f](η) por lo
 P 
cual C = IR ◦ d#B − me ◦ I I m y se obtiene #∪ RF = #I m (C)
B R B
P 
del teorema (5.2.9; 194), en donde #I m (C) = (#B − m) · #IB m de-
B R
bido al teorema (6.3.2; 232), entonces #IB m+1 = (#B − m) · #IB m ya que
l
∪ RF = IB m+1 como lo puede verificar el lector. 


Teorema 5.4.2. Sean B conjunto finito y IB m ≡ h ∈ B m k h inyectiva
con m ∈ N .
 
#B
m ≤ #B ` #IB m = m! · .
m
 
Demostración.– De S ≡ k ∈ m | #IB k = k! · #B k se sigue 1 ∈ S pues
1 1 #B

IB 1 = B con #B = #B y 1! · 1 = #B , ahora de j ∈ S ∩ m − 1 se tiene

#IB j+1 = (#B − j) · #IB j del lema (5.4.2; 202), en donde #IB j = j! · #Bj
#B

debido a ((2.8); 43), luego #IB j+1 = (j + 1)! · m+1 y se obtiene j + 1 ∈ S
nuevamente de ((2.8); 43), por lo cual ∀ k ∈ S ∩ m − 1 | k + 1 ∈ S de ((1.59);
32), entonces m ⊆ S de la proposición (4.4.1; 173), por consiguiente m ∈ S y

se concluye #IB m = m! · #B
m de ((2.8); 43). 

Ante la consideración de un conjunto B con B 6= ∅ se hace PB ≡



τ ∈ B B τ biyectiva y a sus elementos se les llama permutaciones en
B, luego 7 de B finito con #B ∈ N se sigue PB ≈ IB #B como lo puede
 l
comprobar el lector, entonces #PB = #B! · #B
#B
debido a los teoremas (5.2.2;

7 Obsérvese que se tiene B finito ∧ #B ∈ N a ` B finito ∧ B 6= ∅ .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 203


5.4 Análisis combinatorio Conjuntos finitos

187) y (5.4.2; 203) y se obtiene

B finito ∧ #B ∈ N ` #PB = (#B) ! . (5.11)

Por último, otro concepto fundamental del análisis combinatorio es la


combinación (sin repetición) de elementos de un conjunto finito, para ello con

B 6= ∅ ∧ B finito y m ∈ #B se hace IbB m ≡ (h, A) ∈ IB m ×P(B) k A = Rh

en donde IB m ≡ h ∈ B m k h inyectiva , con lo cual se hace CB m ≡ R Ib m
B

y a sus elementos se les llama combinaciones de B en m . Como ejemp-


 
lo se tiene C 3 1 = {1}, {2}, {3} , C 3 2 = {1, 2}, {1, 3}, {2, 3} y C 3 3 =

{1, 2, 3} , por lo cual #C 3 1 = 3 , #C 3 2 = 3 y #C 3 3 = 1 , luego #C 3 1 =
3
   
1
, #C 3 2 = 32 y #C 3 3 = 33 , pero con h ≡ (1, 2), (2, 1) y g ≡

(1, 1), (2, 2) se infiere h 6= g ∧ Rh = Rg , entonces ¬(Ib3 2 inyectiva) y
se obtiene ¬(RIb ≈ I3 2 ) presentándose dificultades para determinar #C B m
32

con generalidad.

Teorema 5.4.3. Sea B conjunto finito.


 
#B
B 6= ∅ ` ∀ m ∈ #B | #CB m = .
m

Demostración.– Con k ∈ #B y R ≡ (h, g) ∈ IB k × IB k k Rh = Rg se
sigue R relación de equivalencia y ∀ h ∈ IB k | #[h]R = k! debido a ((1.59); 32),
Pk
pues de ξ ∈ IB k se tiene I[ξ]R ◦(ξ◦IP k ) ∈ [ξ]R ∧ I[ξ]R ◦(ξ◦IP k ) biyectiva , luego
[ξ]R ≈ P k y con el teorema (5.2.2; 187), ((5.11); 204) y ((5.3); 186) se infiere

#[ξ]R = k! , por lo cual ∀ η ∈ [ ]R | #η = k! . Ahora como [ ]R ∈ P P(IB k )
se tiene [ ]R finito de los teoremas (5.4.2; 203), (5.2.10; 195) y (5.2.3; 189),
#[ ]R 
con f ∈ [ ]R biyectiva y F ≡ (λ, φ) ∈ #[ ]R × P(IB k k φ = [f](λ) se
considera α ∈ ΠF , de lo cual se obtiene (ICB m ◦ IbB k ) ◦ (α ◦ f inv ) ∈ CB m [ ]R ∧

(ICB m ◦ IbB k ) ◦ (α ◦ f inv ) biyectiva , luego CB m ≈ [ ]R , y de C ≡ (p, q) ∈

#[ ]R × R k q = #[f](p) se sigue C = IR ◦ dk!e ◦ I #[ ]R . Además se tiene

204 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Conjuntos finitos 5.4 Análisis combinatorio

P 
∀ η ∈ [ ]R | ∀ ω ∈ [ ]R \ {η} | η ∩ ω = ∅ , entonces #∪ Rf = R #[ ]R
(C)
P 
del teorema (5.2.9; 194) en donde R #[ ]R
(C) = k! · #[ ]R , por lo tanto
#∪ Rf = k!·#CB k . Finalmente, dado que ∪ Rf = IB k , se infiere k!·#CB k =
 
k! · #B
k debido al teorema (5.4.2; 203), luego #CB k = #Bk , y de ((1.59);
#B

32) se concluye ∀ m ∈ #B | #CB m = m . 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 205


5.4 Análisis combinatorio Conjuntos finitos

206 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Capı́tulo 6

Funciones por inducción

“No hay problemas resueltos, hay solamente


problemas más o menos resueltos.”

Henri Poincaré

Para la identificación de funciones, se introdujo al proceso invocativo


de funciones (pág.97), y ahora con el sı́mbolo incompleto sobre y la inducción
matemática, se puede ampliar la identificación de funciones incorporando al
proceso invocativo de funciones por inducción.

6.1. Recurrencia

En la siguiente proposición se ejemplifica el uso de la inducción matemá-


tica finita, y en ella se enuncia la existencia de una sucesión finita cuyo alcance
es muy amplio y emana de la presentación funcional adoptada, por lo que posee

207
6.1 Recurrencia Funciones por inducción

cierta originalidad y permite la identificación de vı́nculos insospechados que la


hacen muy poderosa. Debe advertirse al lector que la complejidad y extensión
de su demostración exige mucha paciencia y dedicación, posiblemente sea la
causa de su omisión en la mayorı́a de los textos.

Proposición 6.1.1. (Fundamental de recurrencia) Sea j ∈ N \ {1} , un


conjunto A y a ∈ A.

∀ F ∈ (AA ) j−1 | ∃! G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (F 4 G) ◦ I j−1 .

Demostración.– Con A = {a} basta considerar a G ≡ IA ◦ dae ◦ I j para


inferir la tesis de la proposición, luego para lo que sigue se invoca a A 6= {a} ,
por lo cual se tiene A \ {a} =
6 ∅ ya que a ∈ A .
  
De L ∈ (AA) j−1 y con H ≡ I j ◦ p1 j−1×A +d1e × L◦p1 j−1×A 4 p2 j−1×A
   
y C ≡ B ∈ P j ×A k (1, a ∈ B ∧ ∀ η ∈ B ∩ j − 1 ×A | [H](η) ∈

!B se sigue H ∈ ( j ×A) j−1×A y también j ×A ∈ C, dado que j ×A ∈ P j ×

A ∧ (1, a) ∈ j ×A y además como para θ ∈ j − i×A se tiene [H](θ) = [θ](1)+
    
1, L] [θ](1) [θ](2) ∈ j×A , entonces ∀ η ∈ j ×A ∩ j − 1×A | [H](η) ∈ j×A
 
debido a ((1.59); 32) pues j − 1 ×A = j ×A ∩ j − 1 ×A , luego j ×A ∈ C
de ((2.8); 43).

Ahora con M ≡ η ∈ j ×A k η ∈ ∩ C se tiene (1, a) ∈ M , ya que (1, a) ∈
j ×A y j ×A ∈ C , luego ∃ ξ ∈ C | (1, a) ∈ ξ debido a ((1.58); 31), por lo cual
(1, a) ∈ ∪ C de ((2.19); 47), y con φ ∈ C se sigue (1, a) ∈ φ de ((2.8); 43),
entonces ∀ ξ ∈ C | (1, a) ∈ ξ debido a ((1.59); 32), obteniendo (1, a) ∈ ∩C
de ((2.31); 51), y con ((2.8); 43) se concluye (1, a) ∈ M . Además de ω ∈
M ∩ ( j − 1 ×A) se infiere ω ∈ ∩ C de ((2.8); 43) y ω ∈ j − 1 ×A debido a
((2.35); 52), luego ∀ B ∈ C | ω ∈ B de ((2.31); 51), por lo cual de φ ∈ C se sigue

ω ∈ φ debido a ((1.60); 32), entonces ω ∈ φ∩ j − 1 ×A nuevamente de ((2.35);

208 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.1 Recurrencia


52) y también ∀ η ∈ φ ∩ j − 1 × A | [H](η) ∈ φ de ((2.8); 43), obteniéndose
[H](ω) ∈ φ debido a ((1.60); 32), por lo tanto ∀ B ∈ C | [H](ω) ∈ B de ((1.59);
32), luego [H](ω) ∈ ∩ C de ((2.31); 51), entonces [H](ω) ∈ M de ((2.8); 43) ya
que [H](ω) ∈ j×A , y con ((1.59); 32) se concluye ∀ η ∈ M ∩( j − 1×A) | [H](η) ∈

M , por lo tanto M ∈ C de ((2.8); 43) dado que M ∈ P j ×A debido a ((2.10);
43) y ((2.43); 54).

También se tiene M ∈ A j y para demostrarlo se considera a S ≡ k ∈ j k ∃ q ∈

A | (k, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (k, b) 6∈ M . En efecto, de ω ∈ A \ {a} se
 
sigue M \ (1, ω) ∈ C de ((2.8); 43), pues (1, a) ∈ M \ (1, ω) y ∀ α ∈
    
M \ (1, ω) ∩ j − 1×A | [H](α) ∈ M \ (1, ω) , ya que con (i, ξ) ∈ M \ (1
    
, ω) ∩ j − 1 ×A se tiene [H](i, ξ) = i + 1, [L](i) (ξ) , luego (1, ω) 6=
[H](i, ξ), además [H](i, ξ) ∈ M debido a ((2.8); 43) y ((1.60); 32) pues M ∈ C ,
  
por lo cual [H](i, ξ) ∈ M \ (1, ω) , entonces ∀ α ∈ M \ (1, ω) ∩ j − 1 ×
  
A | [H](α) ∈ M \ (1, ω) de ((1.59); 32), obteniéndose M \ (1, ω) ∈ C de
 
((2.8); 43) dado que M \ (1, ω) ∈ P j × A . Y como de φ ∈ M se tiene

∀ B ∈ C | φ ∈ B debido a ((2.8); 43) y ((2.31); 51), entonces φ ∈ M \ (1, ω)

de ((1.60); 32), luego ∀ η ∈ M | η ∈ M \ (1, ω) debido a ((1.59); 32), por lo
 
cual M ⊆ M \ (1, ω) de ((2.3); 39), obteniéndose M = M \ (1, ω) , luego
(1, ω) 6∈ M , por lo tanto ∀ b ∈ A \ {a} | (1, b) 6∈ M de ((1.59); 32), entonces

∃ q ∈A | (1, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (1, b) 6∈ M debido a ((1.58); 31) ya que
(1, a) ∈ M , concluyéndose 1 ∈ S de ((2.8); 43).

Ahora para m ∈ S ∩ j − 1 se sigue ∃ q ∈ A | (m, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (m, b) 6∈



M de ((2.8); 43), luego con ξ ∈ A ∧ (m, ξ) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {ξ} | (m, b) 6∈ M se
        
tiene H (m, ξ) ∈ M y H (m, ξ) = m + 1, [L](m) (ξ) de ((1.60); 32),
   
ya que (m, ξ) ∈ M ∩ j − 1 ×A y M ∈ C , además con β ∈ A \ [L](m) (ξ)
  
y (k, p) ∈ M \ (m + 1, β) ∩ j − 1 ×A se presentan dos casos:

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 209


6.1 Recurrencia Funciones por inducción

1. De k = m se sigue (m, p) ∈ M , luego p ∈ A de pero también se tiene


p ∈ A \ {ξ} ` (m, p) 6∈ M debido a ((1.60); 32), por lo cual (m, p) ∈ M `
p 6∈ A \ {ξ} de ((1.47); 27), entonces p ∈ A ∧ p 6∈ A \ {ξ} y se obtiene

p ∈ {ξ} de ((2.28); 50), por lo tanto [H](k, p) ∈ M \ (m + 1, β) ya que
       
β 6= [L](m) (ξ) y H (k, p) = m + 1, [L](m) (ξ) .

2. De k 6= m se tiene k + 1 6= m + 1 , además M \ (m + 1, β) ∩ j − 1 ×
  
A ⊆ M ∩ j − 1 × A , por lo cual (k, p) ∈ M ∩ j − 1 × A , entonces
     
H (k, p) ∈ M de ((2.8); 43) pues M ∈ C , y como H (k, p) = k +
        
1, [L](k) (p) se obtiene H (k, p) 6= (m + 1, β) , luego H (k, p) ∈

M \ (m + 1, β) .

  
Por lo tanto ∀ η ∈ M \ (m+1, β) ∩ j − 1 ×A | [H](η) ∈ M \ (m+1, β) de

((1.59); 32), y (1, a) ∈ M \ (m + 1, β) dado que (1, a) ∈ M y m + 1 6= 1 , y
  
como M \ (m+1, β) ∈ P j ×A se concluye M \ (m+1, β) ∈ C de ((2.8);
 
43). Pero M ⊆ M \ (m + 1, β) debido a ((2.33); 51), luego M = M \ (m +

1, β) de ((2.12); 45) pues M \ (m + 1, β) ⊆ M , entonces (m + 1, β) 6∈ M
  
y de ((1.59); 32) se sigue ∀ b ∈ A \ [L](m) (ξ) | (m + 1, b) 6∈ M , por lo cual

∃ q ∈ A | (m + 1, b) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (m + 1, b) 6∈ M de ((2.8); 43) ya
   
que m + 1, [L](m) (ξ) ∈ M y [[L](m) (ξ) ∈ A , obteniéndose m + 1 ∈ S de
((2.8); 43), por lo tanto ∀ n ∈ S ∩ j − 1 | n + 1 ∈ S debido a ((1.59); 32) y de la
proposición (4.4.1; 173) se concluye j ⊆ S .

Entonces para m ∈ j se sigue ∃ q ∈ A | (m, q) ∈ M ∧ ∀ b ∈ A \ {q} | (m, b) 6∈ M
de ((2.8); 43), luego ∃ q ∈ A | (m, q) ∈ M de la proposición (1.4.3; 33) y ((1.36);
22), entonces m ∈ DM y de ((2.8); 43) se tiene ∀ n ∈ j | n ∈ DM , por lo cual
j ⊆ DM obteniendo DM = j de ((2.12); 45) ya que DM ⊆ j. Ası́ mismo, de
(k, ξ) ∈ M se sigue ∃ q ∈ A | ∀ b ∈ A \ {q} | (k, b) 6∈ M de ((2.8); 43) y nuevamente
de la proposición (1.4.3; 33) pues k ∈ j , y con η ∈ A y ∀ b ∈ A \ {η} | (k, b) 6∈ M

210 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.1 Recurrencia

se tiene ξ ∈ A \ {η} ` (k, ξ) 6∈ M , luego ξ 6∈ A \ {η} de ((1.47); 27) ya que


(k, ξ) ∈ M , y como ξ ∈ A se obtiene ξ = η , entonces ∀ b ∈ A \ {ξ} | (k, b) 6∈ M ,
por lo tanto ∀ (l, ψ) ∈ M | ∀ b ∈ A \ {ψ} | (l, b) 6∈ M debido a ((1.59); 32), y

como M ∈ P j × A de ((3.6); 89) se concluye M ∈ A j .
 
Ahora dado que M ∈ A j , para n ∈ j − 1 se tiene n, [M ](n) ∈ M ∩ j − 1×A ,

y como M ∈ C se sigue (1, a) ∈ M ∧ ∀ η ∈ M ∩ j − 1 × A | [H](η) ∈ M de-
  
bido a ((2.8); 43), luego H n, [M ](n) ∈ M de ((1.60); 32), por lo cual
     
n+1, [L](n) [M ](n) ∈ M , es decir [M ](n+1) = [L](n) [M ](n) en donde
     
[M ](n + 1) = M ◦ I j−1 + d1e (n) y también [L](n) [M ](n) = (L 4 M ) ◦
    
I j−1 (n), entonces ∀ m ∈ j − 1 | M ◦ I j−1 + d1e (m) = (L 4 M ) ◦ I j−1 (m)

debido a ((1.59); 32), obteniéndose M ◦ I j−1 + d1e = (L 4 M ) ◦ I j−1 de

((3.16); 95), por lo tanto ∃ G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (L 4
G) ◦ I j−1 debido a ((1.58); 31).
 
Finalmente con L ≡ R ∈ A j k (1, a) ∈ R ∧ R ◦ I j−1 + d1e = (L 4 R) ◦ I j−1

y de Θ ∈ L ∧ Ω ∈ L se considera S ≡ k ∈ j k [Θ](k) = [Ω](k) , teniéndose
1 ∈ S debido a ((2.8); 43) pues [Θ](1) = a ∧ [Ω](1) = a . Además, para
     
m ∈ j − 1 ∩ S se sigue [Θ](m + 1) = L [Θ](m) y [Ω](m + 1) = L [Ω](m) ,
luego [Θ](m+1) = [Ω](m+1) nuevamente de ((2.8); 43), por lo cual m+1 ∈ S
también de ((2.8); 43), entonces ∀ n ∈ j − 1 ∩ S | n + 1 ∈ S de ((1.59); 32),
y de la proposición (4.4.1; 173) se obtiene j ⊆ S , luego ∀ i ∈ j | [Θ](i) =
[Ω](i) debido a ((2.9); 43), concluyéndose Θ = Ω de ((3.16); 95). Por lo tanto
∀ S & T ∈ L | S = T debido a ((1.59); 32), y de ((3.3); 87) se sigue ∃! G ∈

A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 +d1e = (L 4 G)◦ I j−1 , y de ((1.59); 32) se concluye

∀ F ∈ (AA) j−1 | ∃! G ∈ A j | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ I j−1 + d1e = (F 4 G) ◦ I j−1 . 
e , B ∈ P(X) \ {∅} , ξ ∈ A#A biyectiva .
Corolario 6.1.1. Sea X 6= ∅ , A ∈ X
#A+1 
∃! G ∈ P(X) | (1, B) ∈ G ∧ ∀ k ∈ #A | [G](k + 1) = [G](k) ∪ [ξ](k) .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 211


6.1 Recurrencia Funciones por inducción

 
Demostración.– Con C ≡ (p, Q) ∈ X×P(X) k Q = {p} y U ≡ (P, Q), S
 
∈ (P(X) × P(X) × P(X) k S = P ∪ Q se tiene C ∈ P(X)X y U ∈
P(X)×P(X) 1 
P(X) y se hace F ≡ dU e ◦ bC ◦ ξc ⊗ dIP(X) e , luego F ∈
#A l
P(X)P(X) como puede verificarlo el lector, y de la proposición (6.1.1;

208) se sigue ∃! G ∈ A#A+1 | (1, B) ∈ G ∧ G ◦ I#A + d1e = (F 4 G) ◦ I#A

en donde ∀ k ∈ #A | [G](k + 1) = [G](k) ∪ [ξ](k) como también lo puede
l
comprobar el lector. 

Corolario 6.1.2. Sean un conjunto A y a ∈ A .



∀ F ∈ (AA) N | ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = F 4 G .

Demostración.– Similar a la dada en la proposición (6.1.1; 208). 

Otro resultado inmediato de la proposición (6.1.1; 208) en su versión


infinita (corolario (6.1.2; 212)) es el siguiente corolario, en donde se plantea un
ejemplo interesante del sı́mbolo incompleto d e.

Corolario 6.1.3. (Teorema de recurrencia) Sean un conjunto A y a ∈ A .



∀ F ∈ AA | ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = F ◦ G .

Demostración.– Con H ∈ AA se tiene dHe ◦ IN ∈ (AA ) N , luego del corolario


 
(6.1.2; 212) se obtiene ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = dHe ◦ IN 4 G ,
y como G = G ◦ IN de ((3.71); 132) y ((3.62); 132) se sigue ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈

G ∧ G ◦ IN + d1e = (H ◦ G) ◦ IN en donde (H ◦ G) ◦ IN = H ◦ G , y de ((1.59);

32) se obtiene ∀ F ∈ AA | ∃! G ∈ A N | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = F ◦ G . 

Corolario 6.1.4.

∀ a ∈ R | ∃! G ∈ RN | (1, a) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = dae · G .

Demostración.– Dado que dae · IR ∈ RR , se tiene ∃! G ∈ RN | (1, a) ∈ G ∧


 
G ◦ IN + d1e = dae · IR ◦ G debido al corolario (6.1.3; 212), en donde

dae · IR ◦ G = dae · G. 
212 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales
Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

6.2. Potenciación de funciones

Este tema tradicionalmente se soslaya a pesar de su importancia 1 o se


considera tardı́amente por sus antecedentes, por esto y por constituir una apli-
cación del material presentado ahora se desarrolla, aún cuando sólo se tratan al-

gunos aspectos relevantes. Para ello se considera la relación ΠR ≡ (a, λ) ∈ R

×RN k (1, a) ∈ λ ∧ λ ◦ IN + d1e = dae · λ , y como de ξ ∈ R se tiene

∃! G ∈ RN | (1, ξ) ∈ G ∧ G ◦ IN + d1e = dξe · G debido al corolario (6.1.4; 212)

y ((1.60); 32), y con η ∈ RN ∧ (1, ξ) ∈ η ∧ η ◦ IN + d1e = dξe · η se sigue
(ξ, η) ∈ ΠR de ((2.8); 43), luego ∃! λ ∈ RN | (ξ, λ) ∈ ΠR debido a ((1.58); 31),
por lo cual ∀ a ∈ R | ∃! λ ∈ RN | (a, λ) ∈ ΠR de ((1.59); 32), entonces de ((3.4);
88) y ((3.1); 87) se concluye ΠR ∈ (RN )R , a la cual aquı́ se le llama función
potencia en R .

2
†
× [ΠR](3/2) ◦ I 7

Con el superı́ndice † se distinguen


×
las curvas de las funciones
×
×
×
×
1

1 Se identifica de manera algebráica, pero también puede hacerse con las funciones exp y
ln ([13] pág. 606).

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 213


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

     
Además, para a ∈ R se tiene ΠR 4 d1e (a) = [ΠR ](a) (1) y [ΠR ](a)
 1  
(1) = a con a = [IR ](a) , también ΠR ◦ IN + d1e (a) = [ΠR ](a) ◦ (IN + d1e) y
 
[ΠR](a) ◦ (IN + d1e) = dae · [ΠR](a) con dae · [ΠR ](a) = bIR c · ΠR (a), entonces
   1    
∀ p ∈ R | ΠR 4 d1e (p) = [IR ](p) y ∀ p ∈ R | ΠR ◦ IN +d1e (p) = bIR c·ΠR (p)
de ((1.59); 32), y con ((3.16); 95) se obtiene

1  
ΠR 4 d1e = IR y ΠR ◦ IN + d1e = bIR c ΠR (6.1)

   
luego de n ∈ N se sigue [ΠR ](a) (n + 1) = a ·R [ΠR](a) (n) , y de este com-
l
portamiento el lector puede demostrar

ΠR id (N) ⊆ N . (6.2)

1 N
Al hacer P ≡ dΠR e 4 bIN c se tiene P ∈ RR y resulta ser la función dual
(véase pág. 136) de ΠR , además

(1, IR ) ∈ P y P ◦ IN + d1e = dIR e P (6.3)

debido a ((6.1); 214) y nuevamente de ((1.59); 32) con ((3.16); 95), además
como ∀ n ∈ Z− | − n ∈ Z+ del teorema (4.4.5; 177), para n ∈ Z+ se hace

IR n ≡ [P ](n) y IR n ≡ IR im ◦ [P ](−n) con n ∈ Z− en donde 2 IR im ≡ (a

, η) ∈ R \ {0} ×R k η = aim , por lo cual IR im ∈ RR \ {0} y con el corolario
(4.3.3; 160) se sigue
RIR im = R \ {0} (6.4)

además ∀ n ∈ Z+ | IR n ∈ RR ∧ ∀ n ∈ Z− | IR n ∈ RR \ {0} ya que ∀ n ∈ N | [P ](n)ii({0})


l
= {0} como puede comprobarlo el lector, llamando a IR n función potencia
n-ésima de R , y se complementa este planteamiento haciendo IR 0 ≡ d1e ◦ IR ,
luego IR 0 ∈ RR .

2 Para a ∈ R \ {0} aquı́ se utiliza al sı́mbolo aim para el inverso multiplicativo de a .

214 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

ii 
Entonces del teorema (3.3.10; 109) se tiene ∀ n ∈ N | IR n R \ {0} = R \ {0}
y con ((6.3); 214) se infiere

IR 1 = IR y ∀ n ∈ Z+ | IR n+1 = IR · IR n
(6.5)
IR −1 = IR im y ∀ n ∈ Z− | IR n = IR im ◦ IR −n .

Teorema 6.2.1.
∀ n ∈ Z+ ∪ {0} | IR n+1 = IR · IR n .

Demostración.– Dado que IR 0+1 = IR 1 con IR 1 = IR de ((6.5); 215), y


además IR · IR 0 = IR · (d1e ◦ IR ) y IR · (d1e ◦ IR ) = IR , se sigue IR 0+1 = IR · IR ,
entonces para k ∈ Z+ ∪ {0} se tiene IR k+1 = IR · IRk de ((6.5); 215) con ((1.60);
32), por lo tanto ∀ n ∈ Z+ ∪ {0} | IR n+1 = IR · IR n debido a ((1.59); 32). 

2 †
IR2 ◦ I[−3,95; 3,95]

†
IR ◦ I[−12; 12]

†
IR0 ◦ I[−12; 12]
1

†
IR3 ◦ I[−2,5; 2,5]

Esto permite una notación muy frecuente para la potenciación de un


 
número real, pues para n ∈ Z y a ∈ R se hace an ≡ IR n (a), ası́ mismo para

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 215


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

n ∈ Z− y a ∈ R \ {0} se conviene en 1/ a−n ≡ an , luego

∀ a ∈ R | a0 = 1 ∧ a1 = a y ∀ a ∈ R \ {0} | 1/ a1 = a−1 . (6.6)

  
pues para b ∈ R se tiene b0 = [IR 0 ](b) y [IR 0 ](b) = d1e ◦ IR (b) con d1e ◦
    
IR (b) = d1e (b) y d1e (b) = 1 , por lo cual ∀ a ∈ R | a0 = 1 debido a ((1.59);
32), también b1 = [IR 1 ](b) y [IR 1 ](b) = [IR ](b) con [IR ](b) = b , luego ∀ a ∈
R | a1 = a de ((1.59); 32). Análogamente, de b ∈ R \ {0} se sigue 1/b1 = 1/b del
inciso anterior y ((1.60); 32) en donde 1/b = b−1 , entonces ∀ a ∈ R \ {0} | 1/ a =
a−1 debido a ((1.59); 32).

†
IR −3 ◦ I[0,01; 2,45]

† †
IR −2 ◦ I[−16; −0,26] IR −2 ◦ I[0,26; 16]
1
†
IR −1 ◦ I[−16; −0,07]

†
IR −3 ◦ I[−2,45; −0,01]

Teorema 6.2.2. Sean n ∈ N y a ∈ R .

1 ≤ a ` a ≤ an .

216 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

Demostración.– Para S ≡ {m ∈ n k a ≤ am } se tiene 1 ≤ a de ((2.8); 43) y


a = a1 de ((6.6); 216), luego 1 ∈ S debido a ((2.8); 43) pues 1 ∈ n. Ahora de
 
m ∈ S ∩ n − 1 se sigue a ≤ am = [IRm ](a) y [[IRm+1 ](a) = [P ](m) (a) debido
 
a ((2.8); 43), además am+1 = [IR m+1 ](a) y [IR m+1 ](a) = [P ](m + 1) (a) con
     
[P ](m + 1) (a) = IR · [P ](m) (a) de ((6.3); 214), en donde IR · [P ](m) (a) =
   
a · [P ](m) (a) y a · [P ](m) (a) = a · am , y como 0 < a debido a ((4.15); 168)
y el axioma (O2), se sigue a · 1 ≤ a · a y a · a ≤ a · am de (O4), entonces
a ≤ am+1 debido a (O2), por lo tanto m+1 ∈ S de ((2.8); 43) ya que m+1 ∈ n,
concluyéndose S = n de la proposición (4.4.1; 173), luego a ≤ an nuevamente
de ((2.8); 43) dado que n ∈ n . 

Corolario 6.2.1. Sean n ∈ N y a ∈ R+.

2 ≤ a ` 1 ≤ an−1 .

Demostración.– De 1 < n se sigue a ≤ an−1 debido al teorema (6.2.2; 216)


pues n − 1 ∈ N ∧ 1 < a , luego 1 ≤ an−1 . 

Corolario 6.2.2. Sean n ∈ N \ {1} y a ∈ R .

1 < a ` a < an .

Demostración.– Del teorema (6.2.2; 216) se tiene a ≤ an−1 , luego a · a ≤


a · an−1 con a · an−1 = an debido al teorema (6.2.1; 215) y ((1.60); 32), además
a < a · a pues 1 < a , entonces a < an . 

Corolario 6.2.3. Sean n ∈ Z− y a ∈ R .

1 ≤ a ` an ≤ a .

Demostración.– De ((2.8); 43) se tiene 1 ≤ a , además del teorema (6.2.2;


216) con ((2.8); 43) se sigue a ≤ a−n , ya que −n ∈ Z+ del teorema (4.4.5; 177),

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 217


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

luego 1 ≤ a−n y del teorema (4.3.26; 170) se sigue (a−n )im ≤ 1im , en donde
1 = 1im debido al teorema (4.3.1; 158), luego (a−n )im ≤ a. Pero de ((6.5);
215) se tiene an = [IRn ](a) = [IRinv ◦ IR −n ](a) y [IR inv ◦ IR −n ](a) = (a−n )im ,
por lo tanto an ≤ a . 

Teorema 6.2.3. Sea a ∈ R+ .

2 ≤ a ` ∀ n ∈ N | n ≤ an .

Demostración.– Con S ≡ {m ∈ N k m ≤ am } se infiere 1 ∈ S , y de k ∈ S se


sigue k + 1 ≤ ak + 1 ∧ ak + 1 < ak + a con ak + a = a · (ak−1 + 1) debido al
teorema (6.2.1; 215) y ((1.60); 32), y como 1 ≤ a − 1 se tiene 1 ≤ ak−1 del
corolario (6.2.1; 217), por lo cual ak−1 ≤ ak−1 · (a − 1) , luego 1 ≤ ak−1 · (a − 1)
y se obtiene ak−1 + 1 ≤ ak nuevamente del teorema (6.2.1; 215) y ((1.60);
32), por consiguiente a · (ak−1 + 1) ≤ ak+1 también del teorema (6.2.1; 215) y
((1.60); 32), entonces k + 1 ≤ ak+1 y de ((2.8); 43) se sigue k + 1 ∈ S , y de
((1.59); 32) se infiere ∀ j ∈ S | j + 1 ∈ S , por lo tanto S = N debido al corolario
(4.4.1; 174), y de ((2.16);46) se concluye ∀ n ∈ N | n ≤ an . 

Ahora es posible considerar la potencia n-ésima de f ∈ RA , pues


para n ∈ Z se hace 3 f n ≡ IR n ◦ f , por lo cual ∀ n ∈ Z+ ∪ {0} | f n ∈ RA y
ii
∀ n ∈ Z − | f n ∈ Rf (R \ {0})
, en particular se hace f im ≡ f −1 a la cual se le
llama función inversa multiplicativa de f debido al corolario (6.2.4; 220).

Lema 6.2.1.

∀ n ∈ Z | 1n = 1 .

3 Se presenta una ambigüedad notacional con IR n , dado que da lugar a otro razonamiento
para IR n = IR ◦ IR n , sin embargo no tiene mayores consecuencias y no amerita introducir
una distinción.

218 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

Demostración.– Se considera S ≡ {m ∈ N k 1m = 1} y de ((6.5); 215) se


tiene 11 = [IR 1 ](1) = [IR ]1 = 1 , luego 1 ∈ S de ((2.8); 43) ya que 1 ∈ N.
Ahora para j ∈ S se sigue 1j+1 = [IR j+1 ](1) y [IR j+1 ](1) = [IR · IR j ](1) con
[IR · IR j ](1) = 1 · 1j = 1j de ((6.5); 215), en donde 1j = 1 debido a ((2.8); 43)
dado que j ∈ S, por lo cual j + 1 ∈ S nuevamente de ((2.8); 43) pues j + 1 ∈ N,
entonces ∀ m ∈ S | m + 1 ∈ S debido a ((1.59); 32), por lo tanto S = N del
corolario(4.4.1; 174), y de ((2.16); 46) se concluye ∀ n ∈ Z+ | 1n = 1 ya que
N = Z+ .

Para k ∈ Z− se tiene 1−k = 1 debido a ((2.8); 43) dado que −k ∈ Z+ del


teorema (4.4.5; 177), además 1k = [IR k ](1) y [IR k ](1) = [IR im ◦ IR −k ](1) de
((6.5); 215) con [IR im ◦ IR −k ](1) = (1−k )im , y como 1k · 1−k = 1k · 1 , se sigue
1 = 1k , entonces ∀ n ∈ Z− | 1n = 1 de ((1.59); 32), por lo tanto ∀ n ∈ Z | 1n = 1
ya que 10 = 1 de ((6.6); 216). 

Teorema 6.2.4.
n
∀ n ∈ Z | IR 0 = IR 0 .

Demostración.– Con j ∈ Z se tiene (IR 0 )j = IR j ◦ IR 0 , luego para ξ ∈ R se


 j 
sigue IR 0 (ξ) = [IR j ](1) y [IR j ](1) = 1j con 1j = 1 del lema (6.2.1; 218) y
   j 
((1.60); 32), ya que [IR 0 ](ξ) = d1e◦IR (ξ) = 1 , entonces ∀ a ∈ R | IR 0 (a) =
j
[IR0 ](a) debido a ((1.59); 32), por lo tanto IR 0 = IR 0 de ((3.16); 95) y se
n
concluye ∀ n ∈ Z | IR 0 = IR 0 de ((1.59); 32). 

Lema 6.2.2.

∀ n & m ∈ Z+ ∪ {0} | IR n · IR m = IR n+m

n ∈ Z ∧ m ∈ Z− ` IR n · IR m = IR n+m ◦ IR \ {0} .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 219


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

Demostración.– Para i ∈ Z+ ∪ {0} se considera 4 Si ≡ {l ∈ N k IR i · IR l =


IR i+l } , luego de ((2.8); 43) se sigue 1 ∈ Si, pues I i · IR 1 = IR i · IR y IR i · IR =
IR i+1 debido al teorema (6.2.1); 215) con ((1.60); 32), y para k ∈ Si se tiene
IR i · IR k+1 = IR i · (IR k · IR 1 ) con IR i · (IR k · IR 1 ) = (IR i · IR k ) · IR nuevamente de
((6.5); 215) y ((1.60); 32), luego IR i ·IR k+1 = IR i+k ·IR de ((2.8); 43), por lo cual
IR i · IR k+1 = IR i+(k+1) también de ((1.60); 32), entonces k + 1 ∈ Si de ((2.8);
43), obteniéndose ∀ j ∈ Si | (j + 1) ∈ Si , por lo tanto Si = N debido al corolario
(4.4.1; 174), luego ∀ m ∈ N | IR i · IR m = IR i+m de ((2.16); 46). Ahora, dado que
IR i · IR 0 = IR i · (d1e ◦ IR ) = IR i y IR i = IR i+0 , para k ∈ Z+ ∪ {0} se tiene
IR i · IR k = IR i+k debido a ((1.60); 32), entonces ∀ m ∈ Z+ ∪ {0} | IR i · IR m =
IR i+m de ((1.59); 32), concluyéndose ∀ n & m ∈ Z+ ∪ {0} | IR n · IR m = IR n+m
l
nuevamente de ((1.59); 32). La regla de inferencia faltante se deja al lector. 

Teorema 6.2.5. Sea A un conjunto y f ∈ RA .

∀ n & m ∈ Z+ ∪ {0} | f n · f m = f n+m

n ∈ Z ∧ m ∈ Z− ` f n · f m = f n+m ◦ If ii (R \ {0}) .

Demostración.– Dado que para j ∈ Z+ ∪ {0} ∧ k ∈ Z+ ∪ {0} se tiene f j ·


f k = (IR j ◦ f) · (IR k ◦ f) y (IR j ◦ f) · (IR k ◦ f) = (IR j · IR k ) ◦ f , se sigue
f j · f k = IR j+k · f = f j+k debido al lema (6.2.2; 219), por lo cual ∀ n & m ∈
Z + ∪{0} | f n · f m = f n+m de ((1.59); 32). Ahora, para n ∈ Z ∧ m ∈ Z− se
tiene f n · f m = (IR n ◦ f) · (IR m ◦ f) = (IR n · IR m ) ◦ f = (IR n+m ◦ IR \ {0} ) ◦ f =
IR n+m ◦ f ◦ If ii (R \ {0} = f n+m ◦ I . 
f ii R \ {0}

Corolario 6.2.4. Sea A un conjunto y f ∈ RA .

f · f im = d1e ◦ If ii (R \ {0}) .

4 La condición de especificación es afı́n a la discusión, pues del lema (4.4.3; 178) se tiene
∀ n & m ∈ N | IR n+m ∈ RR .

220 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

Demostración.– Del teorema (6.2.5; 220) se sigue f · f im = f 0 ◦ If ii (R \ {0}),



además f 0 = IR0 ◦ f , luego f · f im = (d1e ◦ IR ) ◦ f ◦ If ii (R \ {0}) = d1e ◦
If ii (R \ {0}) pues f ii (R \ {0}) ⊆ Df . 

Teorema 6.2.6. Sean A y B conjuntos y f ∈ RA, g ∈ RB .

∀ n ∈ Z | (f · g)n = f n · gn .

Demostración.– Con S ≡ n ∈ N k (f · g)n = f n · gn se tiene (f · g)1 =
IR1 ◦(f ·g) = IR ◦(f ·g) = f ·g y f 1 ·g1 = (IR 1 ◦f)·(IR 1 ◦g) = (IR ◦f)·(IR ◦g) = f ·g
debido a ((6.5); 215), luego 1 ∈ S de ((2.8); 43). Ahora, para j ∈ S se sigue
(f · g)j+1 = IR j+1 ◦ (f · g) = (IR · IRj )◦ (f · g) = (f · g)· (f · g)j = (f · g)· (f j · gj ) =
(f · f j ) · (g · gj ) = f j+1 · gj+1 debido a ((6.5); 215) y el teorema (6.2.5; 220),
por lo cual j + 1 ∈ S nuevamente de ((2.8); 43), entonces ∀ n ∈ S | n + 1 ∈ S
de ((1.59); 32), y se obtiene S = N del corolario (4.4.1; 174), concluyéndose
∀ n ∈ N | (f · g)n = f n · gn de ((2.16); 46). También los casos faltantes se dejan
l
al lector. 

Lema 6.2.3.
∀ n & m ∈ Z | (IR n )m = IR n·m .

Demostración.– Para k ∈ N y con 5 Sk ≡ {i ∈ N k (IR k )i = IR k·i } se sigue


1 ∈ Sk debido a ((2.8); 43), dado que (IR k )1 = IR 1 ◦IR k = IR ◦IR k = IR k = IR k·1
de ((6.5); 215). Ahora, para j ∈ Sk se tiene (IR k )j+1 = IR (j+1) ◦IR k = (IR ·IR j )◦
IR k = (IR ◦IR k )·(IR j ◦IR k ) = IR k ·(IR k )j = IR k ·IRk·j de ((6.5); 215) y el teorema
(6.2.5; 220), luego (IR k )j+1 = IR k+(k·j) = IR k·(j+1), por lo cual j + 1 ∈ Sk
debido a ((2.8); 43), entonces ∀ m ∈ Sk | m + 1 ∈ Sk de ((1.59); 32), y se obtiene
(k m)
Sk = N del corolario (4.4.1; 174), por lo tanto ∀ m ∈ N | (IRk )m = IR de
5 La condición de especificación es afı́n a la discusión, pues del teorema (4.4.6; 177) se
tiene ∀ n & m ∈ N | IR n·m ∈ RR .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 221


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

((2.16); 46), y de ((1.59); 32) se concluye ∀ n & m ∈ N | (IR n )m = IR n·m . Los


l
otros casos se dejan al lector. 

Teorema 6.2.7. Sea A un conjunto y f ∈ RA.

∀ n & m ∈ Z | (f n )m = f n·m .

Demostración.– Para j ∈ Z ∧ k ∈ Z se tiene (f k )j = IR j ◦f k = IR j ◦(IR k ◦f) =


(IR j ◦ IR k ) ◦ f = (IR k )j ◦ f = IR k·j ◦ f = f k·j del lema (6.2.3; 221), entonces
∀ n & m ∈ Z | (f n )m = f n·m debido a ((1.59); 32). 

Con R< ≡ (p, C) ∈ R × P (R) k C = {b ∈ R | p < b} se tiene R<

∈ P(R)R que aquı́ se le llama función truncamiento real y para f ∈ FR×R se
hace:

(f creciente) ≡ ∀ a ∈ Df | ∀ p ∈ [R< ](a) ∩ Df | [f ](a) < f [p] .

(f decreciente) ≡ ∀ a ∈ Df | ∀ p ∈ [R< ](a) ∩ Df | [f ](p) < f [a] .

(f monótona) ≡ (f creciente ∨0 f decreciente) .

Teorema 6.2.8.
∀ a ∈ R+ \ [0; 1] | [ΠR](a) creciente .

Demostración.– De ξ ∈ R+ \ [0; 1] y (m, n) ∈ N \ {1} × N se tiene ξ m =
ξ m−1 ·ξ del teorema (6.2.1; 215) con ((1.60); 32), además ξ < ξ n+1 ∧ ξ ≤ ξ m−1
del corolario (6.2.2; 217) y el teorema (6.2.2; 216), luego 0 < ξ m−1 pues ξ ∈
R+ \ [0; 1] , entonces ξ m−1 · ξ 1 < ξ m−1 · ξ n+1 , y del lema (6.2.2; 219) se obtiene
ξ m < ξ m+n , por lo cual ∀ q ∈ N | ξ m < ξ m+q debido a ((1.59); 32). Ahora de
s ∈ N ∧ m < s se sigue m < m + (s − m) , luego ξ m < ξ s de ((1.60); 32) pues
s − m ∈ N , y del corolario (6.2.2; 217) con ((1.59); 32) se obtiene ∀ p & q ∈
   
N | p < q ` [ΠR ](ξ) (p) < [ΠR ](ξ) (q), por lo tanto [ΠR ](ξ) creciente , y de
((1.59); 32) se concluye ∀ a ∈ R+ \ [0; 1] | [ΠR ](a) creciente . 

222 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

Corolario 6.2.5.
 
∀ a ∈ R+ \ [0; 1] | ∀ n ∈ N | n ≤ [ΠR ]](a) (n) .

  
Demostración.– De ξ ∈ R+ \ [0; 1] y al hacer S ≡ n ∈ N | n ≤ [ΠR ]](ξ) (n)
 
se tiene 1 ∈ S debido a ((2.8); 43) ya que [ΠR ]](ξ) (1) = ξ de ((6.1); 214), y
 
con k ∈ S se tiene k < [ΠR ]](ξ) (k +1) de ((2.8); 43) y el teorema (6.2.8; 222),
 
por lo cual k +1 ≤ [ΠR ]](ξ) (k +1) del teorema (4.4.3; 173), entonces k +1 ∈ S
debido a ((2.8); 43), y se obtiene ∀ n ∈ S | n ∈ S de ((1.59); 32), luego S = N del
 
corolario (4.4.1; 174), y de ((2.16); 46) se concluye ∀ n ∈ N | n ≤ [ΠR ]](ξ) (n) ,
 
por lo tanto ∀ a ∈ R+ \ [0; 1] | ∀ n ∈ N | n ≤ [ΠR]](a) (n) nuevamente de ((1.59);
32). 

Teorema 6.2.9. Sea f ∈ RA con A ∈ P(R) .

f creciente ` f inyectiva .

 
Demostración.– Con ξ ∈ f ii {η} y ω ∈ f ii {η} se tiene [f](ξ) = η ∧
[f](ω) = η debido al teorema (3.3.4; 103), luego [f](ξ) = [f](ω) por lo cual
xi = ω pues de ξ 6= ω se sigue ξ ∈ [R<](ω) ∨0 ω ∈ [R< ](ξ) , luego [f](ξ) <

[f](ω) ∨0 [f](ω) < [f](ξ) ya que f creciente, entonces ξ ∈ f ii {η} ∧ ∀ p ∈
 
f ii {η} | p = ξ de ((1.59); 32), por lo cual f ii {η} unitario debido al teorema
 
(2.3.11; 73) y ((1.47); 27), por lo tanto ∀ p ∈ f ii {η} | f ii {η} unitario nueva-
mente de ((1.59); 32), y del teorema (3.3.5; 103) se concluye f inyectiva . 

Teorema 6.2.10. Sea f ∈ BA invertible con A ∈ P(R) ∧ B ∈ P(R) .

f creciente ` f inv creciente .

  inv 
Demostración.– Para ξ ∈ B ∧ η ∈ B y ξ < η se tiene f [f ](ξ) <
  inv
f [f ]

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 223


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

    
(η) , además de [f inv ](η) < [f inv ](ξ) se sigue f [f inv ](η) < f [f inv ](ξ)

ya que f creciente, entonces [f inv ](η) < [f inv ](ξ) f, por lo cual [f inv ](ξ) <
[f inv ](η) dado que f inv inyectiva debido al teorema (3.5.9; 126), entonces f inv
creciente. 

Teorema 6.2.11.
id 
∀ n ∈ Z+ | IR n R+ ∪ {0} ⊆ R+ ∪ {0} .

Demostración.– Para ξ ∈ R+ ∪ {0} se considera Sξ ≡ {j ∈ N k 0 ≤ [IR j ](ξ)},


teniéndose 1 ∈ Sξ de ((2.8); 43), pues [IR 1 ](ξ) = [IR ](ξ) = ξ de ((6.5); 215), por
 
lo cual 0 ≤ [IR 1 ](ξ) . Además, con m ∈ Sξ se sigue [IR m+1 ](ξ) = IR ·IR m (ξ) =
ξ [IRm ](ξ) de ((6.5); 215), luego 0 ≤ [IR m+1 ](ξ) del teorema (4.3.24; 169), por
lo cual m + 1 ∈ Sξ debido a ((2.8); 43), y se obtiene ∀ k ∈ Sξ | k + 1 ∈ Sξ de
((1.59); 32), entonces Sξ = N del corolario (4.4.1; 174), y de ((2.16); 46) se
concluye ∀ n ∈ N | 0 ≤ [IR n ](ξ). Por lo tanto con k ∈ N se tiene 0 ≤ [IR k ](ξ), es
decir [IR k ](ξ) ∈ R+ ∪ {0}, luego ∀ η ∈ R+ ∪ {0} | [IRk ](η) ∈ R+ ∪ {0} de ((1.59);

32), y del teorema (3.3.7; 105) se obtiene (IR k )id R+ ∪ {0} ⊆ R+ ∪ {0},

concluyéndose ∀ n ∈ N | (IR n )id R+ ∪ {0} ⊆ R+ ∪ {0} nuevamente de ((1.59);
32). 

Corolario 6.2.6.
R+ ∪{0}
∀ n ∈ Z+ | IR+ ∪{0} ◦(IR n ◦IR+ ∪{0} ) ∈ R+ ∪{0} ∧ IR ◦(IR+ ∪{0} ◦IR n ) = IR n .
l
Demostración.– Se deja al lector como ejercicio.

Teorema 6.2.12.

∀ n ∈ Z+ | IR n ◦ IR+ ∪{0} creciente .

Demostración.– Para S ≡ {m ∈ N k IR m ◦ IR+ ∪{0} creciente} y con a ∈


R+ ∪ {0} ∧ b ∈ R+ ∪ {0} y a < b se tiene [IR 1 ◦ IR+ ∪{0} ](a) = a y [IR 1 ◦

224 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

IR+ ∪{0} ](b) = b de ((6.5); 215), luego [IR1 ◦ IR+ ∪{0} ](a) < [IR 1 ◦ IR+ ∪{0} ](b),
por lo cual IR 1 ◦ IR+ ∪{0} creciente, y de ((2.8); 43) se concluye 1 ∈ S. Ahora,
de m ∈ S se tiene [IRm+1 ◦ IR+ ∪{0} ](a) = a · am y [IR m+1 ◦ IR+ ∪{0} ](b) = b · bm
de ((6.5); 215), en donde a ∈ R+ ∪ {0} ∧ am ∈ R+ ∪ {0} debido al teorema
(6.2.11; 224) y am < bm , luego a · am < b · bm del teorema (4.3.23; 169), por
lo cual IR m+1 ◦ IR+ ∪{0} creciente, entonces m + 1 ∈ S, luego ∀ n ∈ S | n + 1 ∈ S
de ((1.59); 32), concluyéndose S = N del corolario (4.4.1; 174), y de ((2.16);
46) se obtiene ∀ n ∈ N | IR n ◦ IR+ ∪{0} creciente. 

Corolario 6.2.7.

∀ n ∈ Z+ | IR n ◦ IR+ ∪{0} inyectiva .

Demostración.– Para k ∈ Z+ se tiene IR k ◦IR+ ∪{0} inyectiva debido a ((1.60);


32) con los teoremas (6.2.12; 224) y (6.2.9; 223), luego de ((1.59); 32) se concluye
∀ n ∈ Z+ | IR n ◦ IR+ ∪{0} inyectiva. 


Para invocar a la función + n se requieren de varios teoremas del
cálculo en FR×R y sus antecedentes (véase [13] Cap. 8 § 6) que seguramente
conoce el lector 6 , en donde se hace FR×R C ≡ {f ∈ FR×R k f continua} , FR×RCp
≡ {f ∈ FR×R k f continua en p} y FR×R CA ≡ {f ∈ FR×R k f continua en A} :

Teorema 6.2.13.

1) IR ∈ FR×RC .
2) f ∈ FR×RCp ∧ g ∈ FR×RCp ` f · g ∈ FR×RCp .
3) f ∈ FR×RC ` ∀ A ∈ P(Df ) \ {∅} | f ◦ IA ∈ FR×RC .
4) Teorema de valor intermedio:
 
a) f ∈ FR×R C[ a; b] ∧ [f](a) < [f](b) ` [f](a); [f](b) ⊆ f id (a; b) .
 
b) f ∈ FR×RC[ a; b] ∧ [f](b) < [f](a) ` [f](b); [f](a) ⊆ f id (a; b) .
6 Este tema se trata en el tercer volumen del proyecto.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 225


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

Teorema 6.2.14.
∀ n ∈ Z+ | IR n continua .

Demostración.– Con S ≡ {m ∈ N k IRm continua} se sigue 1 ∈ S del teorema


(6.2.13; 225) y ((6.5); 215), y para k ∈ S se tiene IRk+1 = IR · IRk también
de ((6.5); 215), luego IRk+1 continua también del teorema (6.2.13; 225), por lo
cual k + 1 ∈ S de ((2.8); 43), entonces ∀ m ∈ S | (m + 1) ∈ S de ((1.59); 32),
por lo tanto S = N del corolario (4.4.1; 174), y de ((2.16); 46) se concluye
∀ n ∈ N | IRn continua. 

Teorema 6.2.15. Sea m ∈ N .


ii 
∀ a ∈ R+ ∪ {0} IR m ◦ IR+ ∪{0} {a} unitario .

Demostración.– Para ξ ∈ R+ se sigue ∃ j ∈ N | ξ < j · 1 debido al teorema


(4.4.4; 175), y con i ∈ N ∧ ξ < i se tiene i ≤ im del teorema (6.2.2; 216)
ya que 1 ≤ i, luego ξ < im con [IR m ◦ IR+ ∪{0} ](i) = im . Además, IR m ◦
IR+ ∪{0} continua del teorema (6.2.14; 226) con ((1.60); 32) y el teorema (6.2.13;
225), en donde DIR m ◦IR+ ∪{0} = R+ ∪ {0} y [0; i] ⊆ R+ ∪ {0}, por lo cual
IR m ◦ IR+ ∪{0} continua en [0; i], y como [IR m ◦ IR+ ∪{0} ](0) = 0 se tiene [IRm ◦

IR+ ∪{0} ](0) < [IR m ◦ IR+ ∪{0} ](i), entonces (0; im ) ⊆ (IR m ◦ IR+ ∪{0} )id (0; i)
debido al teorema (6.2.13; 225), luego ∃ b ∈ (0; i) | IR m ◦ IR+ ∪{0} ](b) = ξ ya
ii 
que ξ ∈ (0; i) , entonces ξ ∈ RIRm ◦IR+ ∪{0} y se obtiene IR m ◦ IR+ ∪{0} {ξ}
unitario de ((1.60); 32) el corolario (6.2.7; 225) y el teorema (3.3.5; 103), por
ii 
lo tanto ∀ a ∈ R+ ∪ {0} IR m ◦ IR+ ∪{0} {a} unitario debido a ((1.59); 32)
l
pues el cero también lo cumple como puede verificarlo el lector. 
  
Con n ∈ N se invoca la relación Rn ≡ (a, b) ∈ (R+ ∪{0} ×(R+ ∪{0} |
R+ ∪{0}
bn = a , obteniéndose Rn ∈ R+ ∪ {0} del teorema (6.2.15; 226), y se
considera a la función raı́z positiva n-ésima de R haciendo IR+ ∪{0} 1/n ≡

226 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones


Rn , y para a ∈ R+ ∪ {0} se conviene en + n a ≡ [IR+ ∪{0} 1/n ](a) . Ası́ mis-
mo, para el caso n ≡ 2 usualmente se omite el superı́ndice, procediendo con
√ √
+ a ≡ +2 a .

†
(IR 1/2 )im ◦ I[0,005; 16]

†
IR 1/2 ◦ I[0; 16]

†
IR 1/3 ◦ I[0; 16]

Teorema 6.2.16.


IR+ ∪{0} 0/1 = IR+ ∪{0} ◦ d1e ◦ IR+ ∪{0} y IR+ ∪{0} 1/1 = IR+ ∪{0} .

Demostración.– Como IR+ ∪{0} 0/1 = R1 , de ξ ∈ R+ ∪{0} se sigue [IR+ ∪{0} 0/1 ]
(ξ) = [R0](ξ) = 1 pues 10 = 1 de ((6.6); 216) con ((1.60); 32), además
[IR+ ∪{0} ◦ d1e ◦ IR+ ∪{0} ](ξ) = 1 , entonces ∀ η ∈ R+ ∪ {0} | [IR+ ∪{0} 0/1 ](η) =
[IR+ ∪{0} ◦ d1e ◦ IR+ ∪{0} ](η) de ((1.59); 32), por lo tanto IR+ ∪{0} 0/1 = IR+ ∪{0} ◦
d1e ◦ IR+ ∪{0} debido a ((3.16); 95). Ahora, como IR+ ∪{0} 1/1 = R1 , para
ξ ∈ R+ ∪ {0} se sigue [IR+ ∪{0} 1/1 ](ξ) = [R1 ](ξ) = ξ ya que ξ 1 = ξ de ((6.6);
216) con ((1.60); 32), luego ∀ η ∈ R+ ∪ {0} | [IR+ ∪{0} 1/1 ](η) = [IR+ ∪{0} ](η)
debido a ((1.59); 32), concluyéndose IR+ ∪{0} 1/1 = IR+ ∪{0} de ((3.16); 95). 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 227


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

Como era de esperarse, para n ∈ N existe un vı́nculo estrecho entre


IR n y IR+ ∪{0} 1/n expresado en el siguiente teorema.

Teorema 6.2.17. Sea n ∈ N .


inv
IR+ ∪{0} ◦ (IR n ◦ IR+ ∪{0} ) = IR+ ∪{0} 1/n .

Demostración.– Del corolario (6.2.6; 224) basta verificar (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦


IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} 1/n = IR+ ∪{0} y IR+ ∪{0} 1/n ◦ (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦ IR+ ∪{0} ) =

IR+ ∪{0} . Como de ξ ∈ R+ ∪ {0} se tiene [IR+ ∪{0} ](ξ) = ξ y además (IR+ ∪{0} ◦
   
IR n ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} 1/n (ξ) = (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦ IR+ ∪{0} [IR+ ∪{0} 1/n ](ξ) =
       
(IR+ ∪{0} ◦IR n IR+ ∪{0} [IR+ ∪{0} 1/n ](ξ) = (IR+ ∪{0} ◦IR n [IR+ ∪{0} 1/n ](ξ)
  
= (IR+ ∪{0} [IRn ] [IR+ ∪{0} 1/n ](ξ) = ξ , entonces de ((1.59); 32) se sigue
 
∀ a ∈ R+ ∪ {0} | (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} 1/n (a) = [IR+ ∪{0} ](a),
luego (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} 1/n = IR+ ∪{0} de ((3.16); 95). Dado
que la obtención del otro enunciado es similar, se concluye (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦
inv
IR+ ∪{0} ) = IR+ ∪{0} 1/n . 

Corolario 6.2.8.

∀ n ∈ N | IR n ◦ IR+ ∪{0} 1/n = IR ◦ IR+ ∪{0} ∧ IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR n = IR+ ∪{0} .

Demostración.– Dado que para m ∈ Z+ se tiene IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR n = IR n del


corolario (6.2.6; 224) y también IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR+ ∪{0} = IR+ ∪{0} 1/n , se
sigue IR n ◦ IR+ ∪{0} 1/n = (IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR n )◦ (IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR+ ∪{0} ) =

IR ◦ (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦ IR+ ∪{0} ) ◦ IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR+ ∪{0} = IR ◦ IR+ ∪{0} debido
al teorema (6.2.17; 228), además IR n ◦ IR = IR n luego IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR n =
(IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR+ ∪{0} )◦ (IR n ◦ IR ) = (IR+ ∪{0} ◦ IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR+ ∪{0} )◦

IR n ◦ IR = IR+ ∪{0} ◦ IR = IR+ ∪{0} nuevamente del teorema (6.2.17; 228),
entonces ∀ n ∈ Z+ | IR n ◦IR+ ∪{0} 1/n = IR ◦IR+ ∪{0} ∧ IR+ ∪{0} 1/n ◦IR n = IR+ ∪{0}
de ((1.59); 32). 

228 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.2 Potenciación de funciones

Teorema 6.2.18.

∀ n ∈ N | IR+ ∪{0} 1/n creciente .

Demostración.– Para m ∈ N se tiene (IR+ ∪{0} ◦ IR n ◦ IR+ ∪{0} )inv creciente


debido a los teoremas (6.2.10; 223), (6.2.17; 228) y (6.2.12; 224) con ((1.60);
32), luego IR+ ∪{0} 1/n creciente nuevamente del teorema (6.2.17; 228), por lo
tanto ∀ n ∈ N | IR+ ∪{0} 1/n creciente de ((1.59); 32). 

Se extiende la función raı́z positiva n-ésima ya que para n ∈ Z− \ {0} se


hace IR+ ∪{0} 1/n ≡ IR im ◦ IR+ ∪{0} 1/−n , por lo cual ∀ n ∈ Z− \ {0} | IR+ ∪{0} 1/n ∈
+ √
RR ∪{0} ∧ RI + 1/n ⊆ R
+
∪ {0} , y con m ∈ Z− se conviene en + m a ≡
R ∪{0}

1/ + −m a . También de manera similar a la potenciación n-ésima de f ∈
RA , para n ∈ Z \ {0} se considera la función raı́z n-ésima de f haciendo 7
f ii (R∪{0})
f 1/n ≡ IR+ ∪{0} 1/n ◦f por lo cual f 1/n ∈ R ∪ {0} , y en particular
del corolario (6.2.8; 228) se sigue ∀ n ∈ Z+ | (IR+ ∪{0} 1/n )n = IR ◦ IR+ ∪{0} ∧
(IRn )1/n = IR+ ∪{0} ◦ IR .

Teorema 6.2.19. Sea f ∈ RA con A ∈ P(R) .

∀ n ∈ N | IR ◦ (f n )1/n = (f 1/n )n ∧ (f 1/n )n = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) .

Demostración.– Para m ∈ N se tiene IR ◦ (f m )1/m = IR ◦ IR+ ∪{0} 1/m ◦ IN m ◦


f = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR ◦ f = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) y también
(f 1/n )n = INm ◦ IR+ ∪{0} 1/m ◦ f = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) del corolario
(6.2.8; 228), entonces ∀ n ∈ N | IR ◦ (f n )1/n = (f 1/n )n = f ◦ If ii (R+ ∪{0}) de
((1.59); 32). 

7 También presenta una ambigüedad notacional con IR+ ∪{0} 1/n , pues se tienen dos ra-
zonamientos para IR+ ∪{0} 1/n = IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR+ ∪{0} 1/n , lo cual no tiene mayores conse-
cuencias.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 229


6.2 Potenciación de funciones Funciones por inducción

Teorema 6.2.20. Sean f ∈ RA y g ∈ RB con A ∈ P(R) ∧ B ∈ P(R) .

∀ n ∈ Z \ {0} | f 1/n · g1/n = (f · g)1/n ◦ If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} .

f ii (R∪{0}) ∩ gii (R∪{0})


Demostración.– Dado que f 1/n · g1/n ∈ R ∪ {0} para
n ∈ Z+ se sigue f 1/n · g1/n = (IR+ ∪{0} ◦ IR ) ◦ (f 1/n · g1/n ) = (IR+ ∪{0} 1/n ◦ IR n ) ◦
(f 1/n · g1/n ) debido al corolario (6.2.8; 228), luego f 1/n · g1/n = IR+ ∪{0} 1/n ◦

(f 1/n · g1/n )n = IR+ ∪{0} 1/n ◦ (f 1/n )n · (g1/n )n del teorema (6.2.6; 221), en
donde (f 1/n )n = (IR+ ∪{0} n ◦ IR 1/n ) ◦ f = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = f ◦ If ii (R+ ∪{0})
y (g1/n )n = (IR+ ∪{0} n ◦ IR 1/n ) ◦ g = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ g = g ◦ Igii (R+ ∪{0})
nuevamente del corolario (6.2.8; 228), por lo cual (f 1/n )n · (g1/n )n = (f · g) ◦
If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} , entonces f 1/n · g1/n = IR+ ∪{0} 1/n ◦ (f · g) ◦
If ii (R+ ∪{0})∩gii (R+ ∪{0} = (f · g)1/n ◦ If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} . El caso n ∈ Z−
l
se deja al lector y se puede concluir ∀ n ∈ Z \ {0} | f 1/n · g1/n = (f · g)1/n ◦
If ii (R+ ∪{0}) ∩ gii (R+ ∪{0} de ((1.59); 32). 

Lema 6.2.4.

∀ m & n & k ∈ N | (f m · f n )1/k ◦ I(f m )ii (R+ ∪{0})∩(f n )ii (R+ ∪{0} = (f m · f n )1/k .

l
Demostración.– Se deja al lector como ejercicio. 

Teorema 6.2.21. Sea f ∈ RA con A ∈ P(R) .

∀ m & n ∈ N | IR ◦ (f m )1/n = (f 1/n )m .


Demostración.– Para i ∈ N se considera S ≡ k ∈ N k IR ◦ (f k )1/i = (f 1/i )k
1/i 1/i
y se tiene IR ◦ (f 1 )1/i = IR ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR1 ◦ f = IR1 ◦ IR+ ∪{0} ◦ IR ◦ f =
1/i
IR1 ◦ IR+ ∪{0} ◦ f = (f 1/i )1 de ((6.5); 215), luego 1 ∈ S. Ahora, de s ∈ S se tiene

IR ◦ (f s+1 )1/i = IR ◦ (f s · f 1 )1/i = IR ◦ (f s )1/i · (f 1 )1/i = (f 1/i )s · (f 1/i )1 de
los teoremas (6.2.5; 220) y (6.2.20; 229) con el lema (6.2.4; 230), por lo cual

230 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.3 Producto y suma de R generalizadas

IR ◦ (f s+1 )1/i = (f 1/i )s+1 debido al teorema (6.2.5; 220), entonces s + 1 ∈ S


y se sigue ∀ p ∈ S | p + 1 ∈ S de ((1.59); 32), entonces S = N del corolario
(4.4.1; 174), por lo tanto ∀ m ∈ N | IR ◦ (f m )1/i = (f 1/i )m de ((2.16); 46), y se
concluye ∀ m & n ∈ N | IR ◦ (f m )1/n = (f 1/n )m nuevamente de ((1.59); 32). 

6.3. Producto y suma de R generalizadas


 
Con α ∈ RN se hace F ≡ dIR e α ◦ IN + d1e por lo cual F ∈
N
RR , y del corolario (6.1.2; 212) con ((1.60); 32) se sigue Pα ∈ R N con
  
1, [α](1) ∈ Pα ∧ Pα ◦ IN +d1e = F 4 Pα , luego de j ∈ N se tiene Pα ◦ IN +
    
d1e (j) = [F 4 Pα ](j) con [F 4 Pα ](j) = dIR e α ◦ IN + d1e 4 Pα (j)
       
y dIR e α ◦ IN + d1e 4 Pα (j) = IR · [α](j + 1) [Pα ](j) , por lo cual
∀ k ∈ N | [Pα ](k + 1) = [Pα ](k) · [α](k + 1) debido a ((1.59); 32). Entonces al
 
considerar 1n ≡ (p, q) ∈ R n × RN k q = p d d1e ◦ IN \ n con n ∈ N se infiere
 (R n
) l
1 n ∈ RN , y para α ∈ Rn el lector pude comprobar que se obtiene

∀ k ∈ n | [P[1n ](α) ](k) = [P[1k ](α◦I k ) ](k) (6.7)


y se hace PRn ≡ (p, λ) ∈ Rn × R k λ = [P[1n ](p) ](n) de lo cual se tiene
n
PRn ∈ R(R )
que aquı́ se le llama 8 función producto en Rn .

En particular dado que de n ∈ N se sigue IR ◦ I n ∈ Rn , se hace


n! ≡ [PRn ] (IR ◦ In ) llamándolo factorial de n , lo cual se complementa

haciendo 0! ≡ 1 . Esto permite identificar al coeficiente binomial mk para
 
m ∈ N ∪ {0} y k ∈ m ∪ {0} haciendo m k
≡ m!/ k! · (m − k)! , de lo cual
l
el lector puede demostrar que con m ∈ N se obtiene

8 También se le conoce como producto finito y utilizan al sı́mbolo Π .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 231


6.3 Producto y suma de R generalizadas Funciones por inducción

m  m   
m

m+1


∀ k∈m = ∧ (m + 1) · = (k + 1) · . (6.8)
k m−k k k+1

De igual manera que la función producto en Rn , con α ∈ RN y al


  N
hacer F ≡ dIR e ⊕ α ◦ IN + d1e se infiere F ∈ R R , luego del corolario
P N
 P P
(6.1.2; 212) y ((1.60); 32) se sigue α ∈R ∧ 1, [α](1) ∈ α ∧ α ◦ IN +
 P P
d1e = F 4 α y a α se le llama serie de α , entonces de j ∈ N se tiene
P  P P  
α ◦ IN + d1e (j) = [F 4 α ](j) con [F 4 α ](j) = dIR e ⊕ α ◦ IN +
 P     P  P P
d1e 4 α (j) = IR + [α](j + 1) [ α ](j) = [ α ](j) + [ α ](j) , por
P P
lo cual ∀ k ∈ N | [ α ](k + 1) = [ α ](k) + [α](k + 1) debido a ((1.59); 32).
 
Ahora de 0n ≡ (p, q) ∈ R n ×RN k q = p d d0e◦IN \ n y con n ∈ N se
P   P  P
hace Rn ≡ (p, λ) ∈ Rn × R k λ = [0n ](p) (n) obteniéndose Rn ∈
n
R(R )
que aquı́ se le denomina función suma en Rn , la cual no debe con-
fundirse con la función suma del espacio vectorial Rn . Como ejemplo se tiene
al siguiente teorema.

Teorema 6.3.1. Sea n ∈ N .


X  
(IR ◦ In ) = n · (n + 1) /2 .
Rn

l
Demostración.– Se deja la lector como ejercicio. 
P
Entre los comportamientos de PRn y Rn conocidos por el lector,
se consideran a los siguientes teoremas que serán utilizados en el siguiente
capı́tulo.

Teorema 6.3.2. Sea n ∈ N .


   X  
∀ λ ∈ R PR n IR ◦ dλe ◦ I n = λn ∧ IR ◦ dλe ◦ I n = n ·λ.
Rn
   
Demostración.– Con ξ ∈ R se hace S ≡ m ∈ n | PRm IR ◦ dξe ◦ Im =
  
ξ m y se infiere 1 ∈ S debido a ((2.8); 43) ya que PR1 IR ◦ dξe ◦ I1 =

232 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Funciones por inducción 6.3 Producto y suma de R generalizadas

  
[P[11 ](IR ◦(dξe◦I1 )) ](1) con [P[11 ](IR ◦(dξe◦I1 )) ](1) = 11 IR ◦ (dξe ◦ I1 ) (1) y
  
11 IR ◦ (dξe ◦ I1 ) (1) = ξ , luego [P[11 ](IR ◦(dξe◦I1 )) ](1) = ξ 1 debido a ((6.6);

216) y ((1.60); 32), por lo cual [PR1 ] IR ◦ (dξe ◦ I1 ) = ξ 1 . Ahora de k ∈
  
S ∩ n − 1 se tiene PRk+1 IR ◦ dξe ◦ Ik+1 = [P[1k+1 ](IR ◦(dξe◦Ik+1 )) ](k + 1)

con [P[1k+1 ](IR ◦(dξe◦Ik+1 )) ](k + 1) = [P[1k+1 ](IR ◦(dξe◦Ik+1 )) ](k) · [1k+1 ](IR ◦ (dξe ◦

Ik+1 )) (k+1) y [P[1k+1 ](IR ◦(dξe◦Ik+1 )) ](k) = [P[1k ]((IR ◦(dξe◦Ik+1 )◦Ik ) ](k) de ((6.7);
   
231) y [1k+1 ](IR ◦(dξe◦Ik+1 )) (k +1) = ξ , por consiguiente PRk+1 IR ◦ dξe◦
      
Ik+1 = PRk IR ◦ dξe ◦ Ik · ξ , luego PRk+1 IR ◦ dξe ◦ Ik+1 = ξ k+1
del lema (6.2.2; 219) y ((6.6); 216), luego k + 1 ∈ S debido a ((2.8); 43), y
de ((1.59); 32) se obtiene ∀ j ∈ S ∩ n − 1 | j ∈ S , por lo cual n ⊆ S de la
  
proposición (4.4.1; 173), entonces PRn IR ◦ dξe ◦ Im = ξ n de ((2.8); 43).
P   l
Análogamente el lector puede demostrar Rn IR ◦ dξe ◦ In = n · ξ , y de
   P 
((1.59); 32) se infiere ∀ λ ∈ R PRn IR ◦ dλe ◦ In = λn ∧ Rn IR ◦ dλe ◦

In = n · λ . 

Teorema 6.3.3. Sea n ∈ N \ {1} .


X X 1  X 1  
∀ k∈n − 1 | = ◦ IR n ◦ dI e
k + ◦ IRn ◦ In−k + dke .
Rn R k Rn−k

l
Demostración.– Se deja al lector como ejercicio. 

Teorema 6.3.4. Sea n ∈ N .


X X   
∀ λ ∈ R | dλe · = ◦ dλe IRn .
Rn Rn

l
Demostración.– También se deja al lector como ejercicio. 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 233


6.3 Producto y suma de R generalizadas Funciones por inducción

234 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Apéndice A

Alfabeto griego

Podrı́a parecer fuera de lugar introducir este apéndice, pero debido a


que en la mayorı́a de los actuales programas de estudio de la enseñanza media
excluyen el estudio del latı́n y del griego, es muy frecuente que los estudiantes
desconozcan los nombres en español de las letras del alfabeto griego 1 , las cuales
muy frecuentemente son utilizadas como sı́mbolos en la matemática y este libro
no es una excepción.

1 Desarrollado alrededor del siglo IX a. C. a partir del alfabeto consonántico fenicio, los
griegos adoptaron el primer alfabeto completo de la historia, entendiéndolo como la escritura
que expresa los sonidos individuales del idioma, es decir que prácticamente a cada vocal y
cada consonante corresponde un sı́mbolo distinto.

665
Alfabeto griego


Griego Español Griego Español

A, α alfa B, β beta

Γ, γ gamma ∆, δ delta

E,  épsilon Z, ζ dseda

H, η eta Θ, θ zeta

I, ι iota K, κ kappa

Λ, λ lambda M, µ mi

N, ν ni Ξ, ξ xi

O, o ómicron Π, π pi

R, ρ rho Σ, σ sigma

T, τ tau Y, u ı́psilon

Φ, φ fi X, x ji

Ψ, ψ psi Ω, ω omega

Hasta 1992 la Real Academia denominaba a ζ y θ como dseta y theta respec-


tivamente, pero ahora utiliza dseda para ζ y zeta para θ. En cuanto a ρ no
hay uniformidad pues se usa ro y rho indistintamente, para µ es frecuente que
se le llame mu lo cual es incorrecto.

666 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Apéndice B

Breviario de términos y
corrientes filosóficas
(Extraido de la “Gran enciclopedia Larousse”)

Epistemologı́a.- Teorı́a del conocimiento del saber cientı́fico, que investiga la


rectitud de los métodos y procedimientos de cada ciencia o del pensamiento
cientı́fico en general. No confundir con gnoseologı́a, que trata con la validez del
conocimiento. . .

Metafı́sica.- La que trata de la naturaleza del ser en sı́ mismo, independien-


temente de sus diversas manifestaciones o fenómenos.

La sistematización de la metafı́sica como una disciplina independiente


de la escolástica (en donde su objeto coincide con el de la teologı́a: la existencia
y los atributos de Dios) se debe a Suarez 1 , cuya concepción permaneció sin

1 Francisco Suarez: Español, 1548-1617, “Diputaciones metafı́sicas”.

667
Breviario de términos y corrientes filosóficas

variaciones esenciales en los grandes metafı́sicos clásicos (Descartes 2 , Leibniz 3


y Berkeley 4 ). Comte 5 utiliza el término metafı́sica principalmente como adje-
tivo y en un sentido muy diverso; el desarrollo del espı́ritu humano pasa por
tres largas fases históricas: el estado teológico, caracterizado por las creencias
religiosas y la concepción del mundo derivado de estas creencias; el estado
metafı́sico, esencialmente crı́tico y transitorio, en el que los antiguos dogmas
son remplazados por sistemas de palabras abstractas que se toman como real-
idades, y, finalmente, el estado positivo, definitivamente organizado, en el cual
el pensamiento renuncia a ir más allá del mundo de los fenómenos observables
y de sus relaciones, limitándose a aprovechar esta ciencia, la única verdadera,
en pro de los intereses humanos.

Ontologı́a.- Parte de la filosofı́a que estudia el ente en cuanto a tal. Wolff 6 fue
quien precisó su sentido y extendió su uso, definiéndola como el estudio de los
predicados más generales del ente, siguiendo un método racional y deductivo.

Dentro de la tradición wolffiana se tendió a considerar a la ontologı́a


como la ciencia primera, fundamentadora de cualquier otra investigación sobre
el ente. Por ello, puede considerarse como un estudio ontológico toda consid-

2 René Descartes: Francés, 1596-1650, “Meditaciones de prima philosophia” y “Principio


philosophioe”.
3 Gottfried Wilhelm Leibniz: Alemán, 1646-1716, “Meditaciones sobre el conocimiento, la
verdad y las ideas”, “Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano”.
4 George Berkeley: Irlandés, 1685-1753, “Di logos entre Hylas y Filonús” y “Tratado sobre
los principios de los conocimientos humanos”.
5 Augusto Comte: Francés, 1798-1857, “Curso de filosofı́a positiva” y “Sistema de polı́tica
positiva”.
6 Christian Freiherr von Wolff: Alemán, 1679-1754, “Philosophia prima”, “Cosmologı́a gen-
eralis”, “Psychologia empı́rica” y “Psychologia rationalis”.

668 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Breviario de términos y corrientes filosóficas

eración metafı́sica sobre el ser. En las corrientes predominantes del siglo XX,
el problema ontológico pasó a ser considerado desde el punto de vista de la
relación entre el sujeto y la objetividad con el que este se encuentra.

Eclecticismo.- Método que consiste en escoger de entre diversos sistemas las


tesis que parecen más aceptables, para formar con ellas un cuerpo de doctrina.

En el sentido figurado, se entiende como un modo de proceder basado


en la condescendencia parcial y no en soluciones extremas y bien definidas.

Empirismo.- Doctrina filosófica según la cual todas las ideas son propor-
cionadas por la experiencia.

Para Leibniz, los principios son innatos en el estado de “pequeñas per-


cepciones”, es decir, de juicios inconscientes o virtuales, pero se necesita de la
experiencia para hacerlos pasar al estado de apercepciones; juicios claramente
percibidos y conscientemente aplicados.

El empirismo toma en la filosofı́a de Hume 7 la forma de “asociacionis-


mo”. Las asociaciones que resultan de la experiencia individual, son suficientes
para explicar la concepción de los principios y la creencia de su necesidad y
universalidad.

Empiriocriticı́smo.- Doctrina filosófica que, basada en una crı́tica de la ex-


periencia pura, intenta una eliminación de todos los supuestos metafı́sicos de
la ciencia.

El empiriocriticı́smo considera que la ley fundamental del conocimiento


es la “economı́a del pensar” y, en consecuencia, afirma el carácter inoperante

7 David Hume: Escocés, 1711-1776, “Tratado sobre la naturaleza humana” y “Ensayos


sobre el entendimiento humano”.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 669


Breviario de términos y corrientes filosóficas

de los conceptos de sustancia, necesidad, causalidad, etc., a los que califica


de “apercepciones aprioristas”. La ciencia es solo un conocimiento subjetivo,
relativo, y las teorı́as cientı́ficas sólo tienen el valor de instrumentos cómodos.

Idealismo.- Posición filosófica adoptada en lo tocante al problema del ser, y


que consiste en afirmar que el ser no tiene más entidad que la que se le otorga al
pensar en él, pues no hay realidad independiente del pensamiento... idealismo
absoluto de Berkeley.

La posición idealista más extrema, el idealismo subjetivo o solipsismo,


plantea que el ser no es; sólo existe el pensamiento mismo del sujeto pensante
(Descartes...“Pienso, luego existo”).

El idealismo de Kant 8 , idealismo trascendental, no niega realidad al


ser, ni al espı́ritu, ni al material. Admite que existen “cosas en sı́”, fuera de
la conciencia. Pero cree que esas cosas, es decir, el conjunto de la realidad,
del ser, permanecen para siempre inaccesibles al conocimiento, porque el pen-
samiento no capta más que fenómenos, o sea, apariencias, las cuales dependen
de estructuras innatas del pensamiento: formas “a priori”de la sensibilidad y
“categorı́as”del entendimiento que son inherentes al espı́ritu, condicionando el
conocimiento, y que existen antes de la experiencia.

Positivismo.- Tendencia cientı́fica y filosófica de la segunda mitad del siglo


XIX, que se caracteriza por la atención exclusiva a los hechos, prescindiendo
de cualquier postulado no verificable.

La crı́tica de Kant a la metafı́sica, y la tradición empirista de Hume,


influyen en la posición del positivismo, que atiende únicamente al fenómeno -lo

8 Immanuel Kant: Alemán, 1724-1804, “Critica de la razón pura” y “Critica de la razón


práctica”.

670 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Breviario de términos y corrientes filosóficas

dado-, rechaza las esencias, causas, y abstracciones que superan la experiencia,


y trata de establecer un sistema coordinado de clasificación de hechos y de sus
relaciones o leyes.

Comte, fundador del positivismo francés, es el principal representante


de esta tendencia; insiste en el concepto de relación de la ciencia al conocimiento
y de las cosas entre sı́, y reduce la filosofı́a a una teorı́a y metodologı́a general
de las ciencias, puesto que sólo éstas son capaces de descubrir la constancia
de los fenómenos y formularlos (conceptos y juicios cientı́ficos). El positivismo
asegura la objetividad de esta constancia (de los fenómenos y de las leyes que
los asocian), nota que le distingue de la crı́tica posterior del neopositivismo a
la ciencia, y del agnosticismo epistemológico de Hume.

Agnosticismo.- Doctrina epistemológica y teológica que declara inaccesible al


entendimiento humano toda noción de lo absoluto, especialmente la existencia
y la naturaleza de Dios, sin negar su existencia.

El agnosticismo 9 renuncia a saber todo lo que rebasa los lı́mites de


nuestro conocimiento. Está en función de lo que cada filosofı́a entiende por
conocimiento, y de la explicitación y aclaración de sus lı́mites. Para un agnos-
ticismo de base cientı́fico-positiva, considera inalcanzable para nuestro conoci-
miento lo que trasciende a las ciencias. En este sentido, se presenta como doct-
rina exclusivamente cientı́fica al introducir una limitación a sus propios objetos
de conocimiento, y negar el carácter cientı́fico de la metafı́sica.

El agnosticismo abarca a todas las filosofı́as, según las cuales la cosa en


sı́ es inasequible para la inteligencia humana, ya sea porque se considera inex-

9 Término introducido por T.H. Huxley en 1869, debido a un texto de san Pablo en el que
se refiere a un templo de Atenas dedicado a “un Dios desconocido”.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 671


Breviario de términos y corrientes filosóficas

istente, reduciendo el ser a la representación del mismo (idealismo absoluto de


Berkeley, empirismo de Hume, empiriocriticı́smo de Mach 10 y Avenarius 11 ), ya
sea porque aún considerándola como existente, se afirma su incognoscibilidad,
por no alcanzar el entendimiento humano más que los fenómenos (idealismo
trascendental de Kant, positivismo de Comte). Niega, pues, la posibilidad de
que el hombre llegue a conocer el ser (absoluto) por la metafı́sica, la religión o
la ciencia.

Materialismo.- El materialismo epistemológico establece que el conocimiento,


es el conocimiento de un ser externo a cualquier conciencia e independiente de
ella. De la naturaleza de ese ser, no se dice nada en concreto, y es plausible que
no se necesite comprometerse en una afirmación filosófica acerca del ser real o
material. . .

Para el materialismo ontológico, el ser material, es básica y genética-


mente de la naturaleza de lo estudiado por la fı́sica. Sus numerosas creaciones
pueden, en términos simplistas, catalogarse en dos clases: las formaciones enti-
tativas, que no tienen el aspecto del ser de la fı́sica, se consideran como meras
apariencias o epifenómenos sin realidad propia, de modo que los procesos pro-
tagonizados por esos epifenómenos se reducen en realidad a mecanismos fı́sicos
(materialismo mecanicista); o bien, las formaciones que son entidades cualitati-
vamente diferenciadas, producto de las tensiones, los desequilibrios, el desarrollo
y los movimientos de la base fı́sica (materialismo dialéctico).

La distinción entre el sentido ontológico y epistemológico del material-

10 Ernst Mach: Austriaco, 1838-1916, “La mecánica. Historia crı́tica de su desarrollo”,


“Contribuciones al análisis de las sensaciones” y “El conocimiento y el error”.
11 Richard Avenarius: Alemán, 1843-1896, “Critica de la experiencia puraτ “El concepto
humano del mundo”.

672 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Breviario de términos y corrientes filosóficas

ismo no anula cierto parentesco: la tesis de que el ser conocido es independiente


de la conciencia (materialismo epistemológico), parece coherente con la tesis de
que el ser real no es todo él, básica o genéticamente, de la naturaleza de la
conciencia (materialismo ontológico). El parentesco en cuestión, explica fre-
cuentes confusiones... aunque también obedecen a problemas terminológicos:
en la tradición filosófica, al materialismo epistemológico anterior a Hegel 12 se
le denomina de varias formas, principalmente como realismo.

El problema central de todo materialismo se debe a los múltiples usos


del término “materia”. Tales usos son lo suficientemente vivos, y el significado
de materia en las ciencias es aún lo suficientemente fluctuante, como para dudar
de la real posibilidad que tengan los filósofos (en esta fase de la historia de
la cultura) de fijar técnicamente y con éxito un concepto filosófico étnico de
“materia”.

Neopositivismo.- En sentido estricto se entiende por neopositivismo las doc-


trinas del cı́rculo de Viena (disuelto en 1939), llamadas también con más pre-
cisión positivismo lógico o empirismo lógico.

En su forma original, pretenden reducir el conocimiento a la consti-


tución de enunciados de hecho y a la combinación de estos últimos según un
procedimiento tautológico. Una continuidad del cı́rculo, la ha constituido el
movimiento de la unidad de la ciencia o empirismo cientı́fico, al que se le aplica
también, en sentido amplio, el nombre de neopositivismo.

Este último movimiento enlaza con el empirismo inglés (Hume), el pos-

12 Georg Wilhelm Hegel: Alemán, 1770-1831, “Diferencia de los sistemas filosóficos de


Fichte y de Schelling”, “Fenomenologı́a del espı́ritu” y “Ciencia de la lógica”.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 673


Breviario de términos y corrientes filosóficas

itivismo (Mill 13 ) y, directamente, con el empiriocriticı́smo (Mach). Adoptando


el principio del empirismo clásico de que todo conocimiento deriva de la expe-
riencia y tiene en ésta su confirmación. De manera más radical, el cı́rculo de
Viena formuló que el “criterio del sentido”de las proposiciones es su verificación
empı́rica, con lo que sólo podı́an considerarse con sentido las proposiciones pro-
tocolarias (proposiciones del tipo: X ha observado en el momento T el fenómeno
F en el lugar L), por lo que habı́an de considerarse sin sentido proposiciones
más generales admitidas en la ciencia.

El neopositivismo es una filosofı́a cientificista, cuyo objeto es el análi-


sis del conocimiento (la filosofı́a no es conocimiento de las cosas, sino reflexión
sobre éstas), especialmente del conocimiento cientı́fico, y su método más im-
portante es el análisis de su lenguaje y el análisis lógico (pensadores influyentes,
aunque no neopositivistas, fueron Russell 14 y Wittgenstein 15 ). Posteriormente,
los neopositivistas han señalado las insuficiencias del análisis formal, que com-
plementan con un análisis de la significatividad de los lenguajes (semántica) y
de las relaciones entre los signos y sus intérpretes. La finalidad de esta consid-
eración más amplia del lenguaje, es establecer una teorı́a general de los signos
(semiótica) como base de la filosofı́a.

Existencialismo.- Movimiento filosófico orientado a la conducta humana más


que al conocimiento, resalta el papel crucial de la existencia, de la libertad y
13 John Stuart Mill: Inglés, 1806-1873), “Lógica”, “Examen de la filosofı́a de sir William
Hamilton” y “Agusto Comte y el positivismo”.
14 Bertrand Arthur William Russell: Inglés, 1872-1970, “Principia mathematica”, “Los
problemas de la filosofı́a”, “Nuestro conocimiento del mundo exterior”, “El análisis de
la mente”, “El análisis de la materia”, “Investigación sobre significado y verdad” y “El
conocimiento humano: su finalidad y lı́mites”.
15 Ludwing Wittgenstein: Austriaco, 1889-1951, “Tractatus logicophilosophicus”, “Investi-
gaciones filosóficas” y “El cuaderno azul y el cuaderno marrón”.

674 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Breviario de términos y corrientes filosóficas

de la elección individual, y que gozó de gran influencia en distintos pensadores


y escritores de los siglos XIX y XX.

Kierkegaard 16 , el primer escritor que se calificó de existencialista, es-


cribió en su diario: “Tengo que encontrar una verdad que sea verdadera para
mı́... la idea por la que pueda vivir o morir”. Otros escritores existencialistas
se han hecho eco de la creencia de Kierkegaard de que el individuo ha de elegir
el camino propio sin la ayuda de modelos universales y objetivos. En contra
de la idea tradicional de que la elección moral implica un juicio objetivo sobre
el bien y el mal, los existencialistas han afirmado que no se puede encontrar
alguna base objetiva, racional, para defender las decisiones morales.

A pesar de su posición antirracionalista de partida, no se puede decir


que los existencialistas fueran irracionales en el sentido de negar toda validez
al pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es deseable
allı́ donde sea posible, pero que las materias más importantes de la vida no
son accesibles a la razón o a la ciencia. Además, han sostenido que incluso la
ciencia no es tan racional como se supone. Nietzsche 17 , por ejemplo, afirmó que
la visión cientı́fica de un Universo ordenado es para la mayorı́a una ficción
práctica, una entelequia 18 .

Según la formulación de Sartre 19 , la existencia precede a la esencia. La

16 Soren Aabye Kierkegaard: Danés, 1813-1855, “Notas concluyentes no cientı́ficas”, “La


enfermedad mortal”, “La era actual”.
17 Friedrich Nietzsche: Alemán, 1844-1900, “El origen de la tragedia”, “La gaya ciencia”,
“Ası́ habló Zaratustra”, “Más allá del bien y del mal”, “La genealogı́a de la moral”, “El ocaso
de los ı́dolos”, “El Anticristo”, “La voluntad de poder” y “Ecce homo”.
18 En la filosofı́a de Aristóteles, significa un fin u objetivo de una actividad que la completa
y la perfecciona.
19 Jean-Paul Sartre: Francés, 1905-1980, “El ser y la nada”, “Crı́tica de la razón dialéctica”,

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 675


Breviario de términos y corrientes filosóficas

elección es, por lo tanto, fundamental en la existencia humana y es ineludible;


incluso la negativa a elegir implica ya una elección. La libertad de elección
conlleva compromiso y responsabilidad.

El pensamiento de Sartre, impregnado de ateı́smo y pesimismo de una


forma explı́cita, argumentaba que los seres humanos necesitan una base racional
para sus vidas, pero son incapaces de conseguirla y, por ello, su existencia es
“pasión inútil”. En oposición a Kierkegaard, cuyo ataque a la moral conven-
cional le llevó a defender un cristianismo radical e independiente, Nietzsche
afirmó que “Dios está muerto” y rechazó toda la tradición moral judeocris-
tiana en favor de los heroicos ideales paganos.

“La náusea”, “La edad de la razón”, “El aplazamiento”, “La muerte en el alma”, “San Genet”,
“Las palabras”, “El idiota de la familia”.

676 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Apéndice C

Graficación cartesiana de
FR×R

La graficación es muy utilizada como un auxiliar para analizar el com-


portamiento de funciones y para la comprensión de muchos conceptos matemá-
ticos, pero se soslayan los razonamientos implı́citos en su ejecución que aquı́ se
mencionan brevemente 1 .

De la elección de f ∈ FR×R por un observador en la “realidad” con el


deseo de graficar el sector de ella limitado con (α; β), se considera f ◦ I(α; β) , lo
cual exige que sea acotada. Esto viene acompañado con la selección de una zona
“plana” de la “realidad” que contendrá la gráfica 2 , limitada por un rectángulo

1 Se justifica el procedimiento de graficación del programa de cómputo PSTricks apropiado


para los usuarios de LATEX 2E (empleado en la escritura de este libro).
2 Por lo que se podrı́a decir que se considera la graficación cartesiana plana de FR×R .

677
Graficación cartesiana de FR×R

elegido por el observador, en la cual con la elección de un patrón de longi-


tud (con unidad u y generalmente “decimal”) se “traza” una cuadrı́cula con
“lı́neas” que distan 1u entre sı́ y “paralelas” a los lados del rectángulo, y en
ella el obsevador declara alguna intersección de las “lı́neas” de la cuadrı́cula
como origen inicial O, que está condicionada al comportamiento de f ◦ I(α; β)
y a la selección de escalas y desplazamientos para lograr una apariencia “satis-
factoria” de la gráfica en el rectángulo adoptado.

Esta declaración del origen da lugar a 4 opciones de ejes coordenados


para la coordenalización cartesiana, pues los ejes son dos segmentos diriguidos
“perpendiculares” de longitud “apropiada” que se intersectan en el origen y
paralelos cada uno de ellos a las lı́neas de la cuadrı́cula, de entre las cuales el
observador hace una elección de acuerdo a su preferencia. La posicion relativa
observador-cuadrı́cula genera la cara de impresión y se asocia una identificación
(etiqueta) a los ejes seleccionados con la rotación antihoraria, asignando 1 al
primer eje y 2 al siguiente, usualmente llamados x y y respectivamente cuan-
do coinciden con la horizontal y vertical del observador que no es obligatoria
y aquı́ se desdeña. Los sectores del rectángulo limitados con las lı́neas coinci-
dentes con los ejes identifican 4 sectores “complementarios”, llamando primer
cuadrante al correspondiente a los ejes, y se prosigue con la rotación antihorarı́a
denominándolos segundo, tercer y cuarto cuadrante respectivamente.

Al coordenalizar con el método cartesiano a los vértices opuestos al


origen del tercer y primer cuadrantes se identifican a (a, b) ∈ ≤ ∧ (c, d) ∈ ≤ ,
los cuales podrı́an ser los promedios aritméticos de la medición pues involucra
la ejecución de un procedimiento en la “realidad”, un experimento, y como
tal posee necesiamente error 3 . La elección de las escalas ξ ∈ R+ ∧ η ∈ R+

3 Del latı́n erratio (extravı́o, desviación, fluctuación) que no debe intrerpretarse con equiv-

678 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Graficación cartesiana de FR×R

y desplazamientos λ ∈ R ∧ ω ∈ R está condicionada por a ≤ (ξ · α) + λ ∧


(ξ · β) + λ ≤ c ∧ b ≤ (η · i) + ω ∧ (η · s) + ω ≤ d con s ∈ (Rf◦I(α; β) )s e
  
i ∈ (Rf◦I(α; β) )i , y al considerar T ≡ dξe · p1R×R + dλe × dηe · p1R×R +

dωe ∈ (R×R)R×R y proceder a coordenalizar RT ◦(IR ×(f◦I(α; β) )) con el método
catesiano, se obtiene una curva que es una realización gráfica de f ◦ I(α; β) , una
gráfica de la función seleccionada constituida por un conjunto de “puntos” en
†
la “realidad” que puede ser etiquetada con f ◦ I(α; β) para evidenciar la
diferencia 4 con f ◦ I(α; β) ∈ RDf ∩(α; β) .

Por último, se “trazan” los ejes finales sustituyendo a los iniciales al


trasladar el origen inicial con los desplazamientos λ y η seleccionados, y para
evitar confusiones y saturación se elimina la cuadricula considerada con lo cual
se obtiene una gráfica cartesiana de f en el sitio y con las caracterı́zticas
elegidas por el observador.

ocación, tal como generalmente se hace. . . para los fı́sicos este comportamiento es familiar,
pero definitivamente no es ası́ para los matemáticos, y está ı́ntimamente relacionado con la
interpretación estadı́stica de la fı́sica.
4 Lo cual fue incorporado en las gráficas de este libro.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 679


Graficación cartesiana de FR×R

680 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Apéndice D

Representación digital

“Lo que se aprende de matemáticas en la escuela primaria correspone al


alfabeto; lo que se enseña en el bachillerato corresponde a pequeñas frases del
abecedario, y lo que se enseña en los cursos elementales de las universidades
correponde a pequeños cuentos; solamente los sabios tienen conocimiento de
lo que corresponde a la literatura.”

Carl Stormer 1

Como aplicación de la potenciación (véase § 6.2 pág. 213) y por su importancia


se identifica a Qa ∈ P(Q) cuyos elementos son los racionales que son repre-
sentables con dı́gitos asociados a una base a ∈ N \ {1} , lo cual incluye como
1 Fredrik Carl Mülertz Stormer (1874-1957), matemático y fı́sico noruego, conocido por
su trabajo en teorı́a de números y el estudio del movimiento de partı́culas cargadas en la
magnetosfera y la formación de la auroras.

681
D.1 Antecedentes algebraicos Representación digital

caso particular a la representación decimal inculcada desde la educación ele-


mental, sin mencionar la naturaleza abstracta de Q y su diferencia con Q10
debido a su intrı́nseca dificultad conceptual o por ignorancia, aún cuando sea
justificable por su complejidad.

D.1. Antecedentes algebraicos

El sustento de la representación decimal de R es escencialmente alge-


braico e inicia con el teorema erroneamente llamado “algoritmo” de división,
dado que es un teorema y un algoritmo se entiende como un conjunto prescrito
de instrucciones o reglas bien definidas, ordenadas y finitas (un procedimien-
to) que permite realizar una actividad especı́fica mediante su ejecución, lo cual
se agrava debido a que se trata de un teorema que establece un enunciado
existencial.

Teorema D.1.1. (“Algoritmo” de división) Sean a ∈ Z ∧ b ∈ Z .

 
a 6= 0 ` ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} × Z | p < |a| ∧ b/a = q + p/a . 2, 3


Demostración.– Con S ≡ Rdbe+d−ae·IZ ∩ N ∪ {0} y como a ≤ −1 ∨0 1 ≤ a
se sigue:
   
De a ≤ −1 se tiene dbe + d−ae · IZ |b| = b − a · |b| del teorema
 
(4.3.10; 162) y |b| ≤ − a · |b| , luego b + |b| ≤ b − a · |b| con 0 ≤ b + |b|
 
y b − a · |b| ∈ Z del teorema (4.4.8; 180), por lo cual b − a · |b| ∈

N ∪ {0} ∧ ∃ c ∈ Ddbe+d−ae·IZ | c, b − a · |b| ∈ dbe + d−ae · IZ de ((1.58);

2 A q y p se les llama cociente y residuo de la división b/a respectivamente.


3 La función valor absoluto será tratada posteriormente en el proyecto.

682 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Representación digital D.1 Antecedentes algebraicos


31), entonces b − a · |b| ∈ Rdbe+d−ae·IZ ∩ (N ∪ {0}) debido a ((2.8); 43),
por consiguiente ∃ d ∈ Rdbe+d−ae·IZ ∩ (N ∪ {0}) | d = d nuevamente de
((1.58); 31), y con teorema (2.3.6; 66) se concluye S =
6 ∅.
  
De 1 ≤ a se tiene dbe + d−ae · IZ
− |b| = b + a · |b| del corolario

(4.3.4; 163) y |b| ≤ a · |b|, luego b + |b| ≤ b + a · |b| con 0 ≤ b + |b|
 
y b + a · |b| ∈ Z del teorema (4.4.8; 180), por lo cual b + a · |b| ∈

N ∪ {0} ∧ ∃ c ∈ Ddbe+d−ae·IZ | c, b + a · |b| ∈ dbe + d−ae · IZ de ((1.58);

31), entonces b + a · |b| ∈ Rdbe+d−ae·IZ ∩ (N ∪ {0}) debido a ((2.8); 43),
por consiguiente ∃ d ∈ Rdbe+d−ae·IZ ∩ (N ∪ {0}) | d = d nuevamente de
((1.58); 31), y con teorema (2.3.6; 66) se concluye S =
6 ∅.

Entonces S ∈ P(N) \ {∅} y se infiere ∃ c ∈ S | ∀ d ∈ S | c ≤ d de ((4.17); 171), y


con ξ ∈ S ∧ ∀ d ∈ S | ξ ≤ d se sigue ξ ∈ N ∪ {0} ∧ ∃ d ∈ Z | (d, ξ) ∈ dbe + d−ae · IZ
de ((2.8); 43), y con η ∈ Z ∧ (η, ξ) ∈ dbe + d−ae · IZ se tiene b = ξ + (a · η), es
decir b/a = η + ξ/a , además:

De a ≤ −1 se tiene −(a·η)+a ≤ −(a·η)−1, luego −(a·η)+a < −(a·η),


por lo cual b − (a · η) + a < −(a · η) < b − (a · η) con b − (a · η) = ξ,
por consiguiente b − (a · η) + a 6∈ S de ((1.47); 27) y ((1.8); 14), pues
b − (a · η) + a ∈ S ∧ ∀ d ∈ S | ξ ≤ d ` b − (a · η) + a debido a ((1.60); 32), y
 
como η − 1 ∈ Z del teorema (4.4.8; 180) se sigue dbe + d−ae · IZ (η − 1) =
b − (a · η) + a debido a los teoremas (4.3.10; 162) y (4.3.11; 163), entonces

∃ d ∈ Ddbe+d−ae·IZ | d, b − (a · η) + a ∈ dbe + d−ae · IZ de ((1.58); 31),
luego b − (a · η) + a ∈ Rdbe+d−ae·IZ debido a ((2.8); 43), por lo tanto
b − (a · η) + a 6∈ N ∪ {0} de ((2.35); 52) con ((1.47); 27) y ((1.8); 14), de
lo cual se obtiene ξ < |a| pues b − (a · η) + a = ξ + a .
l
De 1 ≤ a el lector puede inferir de manera análoga ξ < |a| .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 683


D.1 Antecedentes algebraicos Representación digital

Entonces a ≤ −1 ∨0 1 ≤ a ` ξ < |a| , luego ξ < |a| y se sigue ξ ∈ N ∪ {0} ∧ ξ <


  
|a| ∧ b/a = η+ξ/a , por lo cual ∃ (p, q) ∈ N∪{0} ×Z | p < |a| ∧ b/a = q+p/a
de ((1.58); 31).
 
Ahora se demuestra ∀ (r, s) & (t, v) ∈ (x, y) ∈ N ∪ {0} ×Z k x < |a| ∧ b/a =
 
y + x/a | (r, s) = (t, v), en efecto de (α, β) ∈ (x, y) ∈ N ∪ {0} × Z k x <
 
|a| ∧ b/a = y+x/a ∧ (ψ, ω) ∈ (x, y) ∈ N∪{0} ×Z k x < |a| ∧ b/a = y+x/a
se tiene (β · a) + α = (ω · a) + ψ, luego |a| · |β − ω| = |ψ − α|, además −|a| <
−α ∧ −α ≤ 0 y 0 ≤ ψ ∧ ψ < |a|, por lo cual −|a| < ψ −α ∧ ψ −α < |a| debido
al teorema (4.3.15; 165), entonces |ψ−α| < |a| y se sigue |a|·|β−ω| < |a|, luego
0 ≤ |β − ω| ∧ |β − ω| < 1 con |β − ω| ∈ Z, por lo tanto |β − ω| = 0 y se obtiene
β = ω , por lo tanto (α, β) = (ψ, ω), y de ((1.59); 32) se infiere ∀ (r, s) &
 
(t, v) ∈ (x, y) ∈ N ∪ {0} × Z k x < |a| ∧ b/a = y + x/a | (r, s) = (t, v), por

consiguiente ∃ (p, q) ∈ N ∪ {0} × Z | p < |a| ∧ b/a = q + p/a ∧ ∀ (r, s) &
 
(t, v) ∈ (x, y) ∈ N ∪ {0} × Z k x < |a| ∧ b/a = y + x/a | (r, s) = (t, v) , y con
 
((3.3); 87) se concluye ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} × Z | p < |a| ∧ b/a = q + p/a . 

Corolario D.1.1. Sean a ∈ N \ {1} ∧ b ∈ N .


   
∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} × N ∪ {0} | q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q + p/a .

Demostración.– Del teorema (D.1.1; 682) se sigue ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} ×
 
Z | p < a ∧ 1 = p + (q · a) pues |a| = a , luego ∃ (p, q) ∈ N ∪ {0} × Z | p <
 
a ∧ 1 = p + (q · a) debido a ((3.3); 87) y ((1.36); 22), y con (r, s) ∈ N ∪ {0} ×

Z ∧ r < a ∧ b = r + (s · a) se tiene:

De b ∈ N ∧ s < 0 se sigue 1 ≤ −s ya que −s ∈ Z ∧ 0 < −s del teorema


(4.3.17; 166), luego a ≤ a · (−s) ∧ r < a, por lo cual (a · s) + r <

(a · s) + a · (−s) , entonces b < 0 , por lo cual b ∈ N ∧ s < 0 ` b < 0 .

b ∈ N ∧ s < 0 ` 0 < b debido a ((1.36); 22).

684 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Representación digital D.1 Antecedentes algebraicos

Entonces (b ∈ N ∧ s < 0)f debido a (1.46); 26), y de ((1.8); 14) se obtiene


(s < 0)f, luego 0 ≤ s , y con s = 0 se infiere s < b ya que b ∈ N, y de
0 < s se sigue s < a · s pues 1 < a , en donde a · s ≤ r + (a · s) ya que
0 ≤ r, por lo tanto s < b . Además 0 < a−1 debido al teorema (4.3.25; 169)
pues 1 < a , por lo cual 0 · 0 ≤ p · a−1 del teorema (4.3.23; 169) y también
p · a−1 < a · a−1 pues p < a , luego 4 p/a ∈ [0; 1) , y de ((1.58); 31) se concluye
 
∃ (p, q) ∈ Z × N ∪ {0} | q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q + p/a . Para la
l
obtención de la unicidad nuevamente se emplea ((3.3); 87) y se deja al lector. 

Corolario D.1.2. Sean a ∈ N \ {1} ∧ b ∈ N .


 
a ≤ b ` ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} × N | q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q + p/a .

Demostración.– Del corolario (D.1.1; 684) se tiene ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} ×
 
N ∪ {0} | q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q + p/a , y con (r, s) ∈ N ∪
   
{0} × N ∪ {0} ∧ s < b ∧ r/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = s + r/a y a ≤ b se
sigue 1 ≤ b/a debido al teorema (4.3.25; 169) y además s + r/a < s + 1 ,

por lo cual 1 < s + 1 pues 1 ≤ s + r/a , luego s ∈ N , y como (p, q) ∈
  
N ∪ {0} × N ∪ {0} k q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q + p/a unitario
  
de ((3.2); 87), se infiere (p, q) ∈ N ∪ {0} × N ∪ {0} k q < b ∧ p/a ∈
 
[0; 1) ∧ b/a = q + p/a = (r, s) de la proposición (2.3.1; 72) ya que (r, s) ∈
   
(p, q) ∈ N∪{0} × N∪{0} k q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q +p/a en donde
  
(r, s) ∈ N ∪ {0} × N , entonces (p, q) ∈ N ∪ {0} × N k q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧
 
b/a = q + p/a = (r, s) , y nuevamente de la proposición (2.3.1; 72) se
  
obtiene (p, q) ∈ N∪{0} ×N k q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q+p/a unitario ,
 
por lo tanto ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} × N | q < b ∧ p/a ∈ [0; 1) ∧ b/a = q + p/a
debido a ((3.2); 87). 
4 Obsérvese que la unicidad hace irrelevante la aplicación del corolario a p/a cuando
p/a ∈ [0; 1) .

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 685


D.1 Antecedentes algebraicos Representación digital

  †
Con a ∈ N \ {1} se hace Na ≡ b ∈ N k ∃ (k, f ) ∈ N ∪ {0} × FR×R
N∪{0} P  
| f ∈ k ∪ {0} ∧ b= Rk (f ◦ I k ) · [ΠR ](a) + [f ](0) y se ob-
tiene Na = N como se establece en el siguiente teorema.

Teorema D.1.2. Sea a ∈ N \ {1}.

Na = N

Demostración.– De S ≡ l ∈ N k l ⊆ Na se tiene 1 ∈ S , pues del corolario

(D.1.1; 684) con ((3.3); 87) y ((1.36); 22) se sigue ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} × N ∪
  
{0} | q < 1 ∧ 1 = (q · a) + p , y con (s, r) ∈ N ∪ {0} × N ∪ {0} ∧ s <
 
1 ∧ 1 = (s · a) + r se hace g ≡ I a−1∪{0} ◦ dse ◦ I{1} d I a−1∪{0} ◦ dre ◦ I{0}
 1∪{0} P  
por lo cual g ∈ a − 1 ∪ {0} y R1 (g ◦ I 1 ) · [ΠR ](a) + [g](0) =
   
(g ◦ I 1 ) · [ΠR ](a) (1) + r = s · [ΠR ](a) (1) + r = (s · a) + r = 1 , entonces
 P 
∃ (k, f) ∈ N ∪ {0} × F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Df ⊆ k ∪ {0} ∧ 1 = R1 (f ◦ I 1 ·

[ΠR](a) + [f](0) de ((1.58); 31), y con ((2.8); 43) se obtiene 1 ∈ Na , luego
∀ i ∈ 1 | i ∈ Na de ((1.59); 32), por lo tanto 1 ⊆ Na y con ((2.8); 43) se concluye
1 ∈ S.

Ahora de m ∈ S se sigue m ⊆ Na de ((2.8); 43) y además ∃ (p, q) ∈ N ∪


 
{0} × N ∪ {0} | q < m + 1 ∧ m + 1 = (q · a) + p del corolario ((D.1.1; 684), la
 
proposición (1.4.3; 33) y ((1.36; 33), y con (r, s) ∈ N ∪ {0} × N ∪ {0} ∧ s <

m + 1 ∧ m + 1 = (s · a) + r se tiene:

De s = 0 se hace g ≡ I a−1∪{0} ◦ dse ◦ I{1} d I a−1∪{m+1} ◦ dre ◦
  1∪{0} P  
I{0} por lo cual g ∈ a − 1 ∪ {0} y R1 (g ◦ I 1 ) · [ΠR ](a) +

[g](0) = (s · a) + r con (s · a) + r = m + 1 , luego ∃ (k, f) ∈ N ∪ {0} ×
P  
F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Df = k ∪ {0} ∧ m + 1 = Rk (f ◦ I k ) · [ΠR ](a) +
[f](0) de ((1.58); 31), entonces m + 1 ∈ Na de ((2.8); 43), por lo tanto
m + 1 ∈ S pues m ∈ S .

686 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Representación digital D.1 Antecedentes algebraicos

De 0 < s se sigue s ∈ m , luego s ∈ Na pues m ⊆ Na debido a ((2.8); 43)



ya que m ∈ S , por lo cual ∃ (k, f) ∈ N∪{0} ×F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Df =
P  
k ∪ {0} ∧ s = Rk (f ◦ I k ) · [ΠR ](a) + [f](0) nuevamente de ((2.8);
 P 
43), y con (j, g) ∈ N ∪ {0} × F(N∪{0})×( a−1∪{0}) ∧ s = Rj (g ◦ I j ) ·
 P   
[ΠR ](a) + [g](0) se tiene m + 1 = Rj (g ◦ I j ) · [ΠR ](a) + [g](0) ·
 P    P 
a + r , en donde Rj (g ◦ I j ) · [ΠR ](a) + [g](0) · a = Rj (g ◦
  
I j ) · [ΠR](a) · dae + [g](0) · a del teorema (6.3.4; 233) y [ΠR ](a) · dae =

[ΠR ](a) ◦ IN + d1e debido a ((6.1); 214), ahora de h ≡ g ◦ I j+1 +
  j+1∪{0}
d−1e d I j+1∪{0} ◦dre◦I{0} se sigue h ∈ a − 1∪{0} y m+1 =
P    
Rj h◦ I j +d1e · [ΠR](a)◦ IN +d1e + [h](1)· a +[h](0) con
P     
[h](1)·a = R1 h·[ΠR](a) ◦I j+1 ◦I 1 y h◦ I j +d1e · [ΠR](a)◦
   
IN + d1e = h · [ΠR](a) ◦ I j+1 ◦ I j + d1e , por lo cual m + 1 =
P     P   
R1 h· [ΠR](a) ◦ I j+1 ◦ I 1 + Rj h· [ΠR](a) ◦ I j+1 ◦ I j +
 P   
d1e +[h](0) , luego m+1 = Rj+1 h· [ΠR](a) ◦ I j+1 del teprema

(6.3.3; 233), entonces ∃ (k, f) ∈ N ∪ {0} × F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Df =
P  
k ∪ {0} ∧ m + 1 = Rk (f ◦ I k ) · [ΠR](a) + [f](0) , luego m + 1 ∈ Na
de ((2.8); 43) y se concluye m + 1 ∈ S pues m ∈ S .

Entonces ∀ n ∈ S | n + 1 ∈ S debido a ((1.59); 32) y se sigue 1 ∈ S ∧ ∀ n ∈


S | n + 1 ∈ S , concluyéndose S = N del corolario (4.4.1; 174), luego de ξ ∈ N
se tiene ξ ⊆ Na , por lo cual ξ ∈ Na debido a ((1.60); 32) ya que ξ ∈ ξ, y
de ((1.59); 32) se obtiene ∀ n ∈ N | n ∈ Na , por consiguiente N ⊆ Na , y como
Na ⊆ N debido a ((2.10); 43), se concluye Na = N de ((2.12); 45). 

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 687


D.2 Digitalización Representación digital

D.2. Digitalización

De a ∈ N \ {1} ∧ b ∈ N ∪ {0} y el teorema (D.1.2; 686) se sigue


 P 
∃ (k, f) ∈ N ∪ {0} × F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Df = k ∪ {0} ∧ b = Rk (f ◦
 
I k ) · [ΠR ](a) + [f](0) , y con (j, g) ∈ N ∪ {0} × F(N∪{0})×( a−1∪{0}) ∧ Dg =
P    
j ∪ {0} ∧ b = Rj (g ◦ I j ) · [ΠR ](a) + [g](0) se considera a b
g ≡ k∈
c     
N k gid k − 1 \ {0} = {0} y se hace 5 ba ≡ g mı́n b g − 1 ...[g](0) em-
pleando en su escritura el orden descendente de las potencias, al cual se le
llama representación de b con la base a. En particular con 2 ≡ 1 + 1, 3 ≡
2 + 1, 4 ≡ 3 + 2, 5 ≡ 4 + 1, 6 ≡ 5 + 1, 7 ≡ 6 + 1, 8 ≡ 7 + 1, 9 ≡ 8 + 1, 10 ≡ 9 + 1
P   j∪{0}
y b= Rj (g ◦ I j ) · [ΠR ](10) + [g](0) se tiene g ∈ 9 ∪ {0} , y se
hace b10 ≡ [g](j) [g](j − 1)...[g](1) [g](0) que es la representación de b con la
base 10 también conocida como representación decimal de b , para la cual
usualmente se omite al subı́ndice 10 provocando el que se confunda a b con g ,
asi como el que jamás se esté conciente de que una representación decimal de
un número natural es una representación de una función cuyo contradominio
es 9 ∪ {0} . Aunque esto último sea generalizado, es inaceptable en quien haya
recibido una formación cientı́fica, por lo que en algún momento es indispensable
mencionarlo con cierto detalle.

“Conviene que todos los ciudadanos entren en contacto con la verdadera


matemática, que es método, arte y ciencia,
muy distinta de la calculatoria, que es técnica y rutina.” 6

5 Para que las representaciones sean únicas se desechan los ceros “iniciales”de la cadena
de sı́mbolos empleando el principio de buen orden ((4.17); 171), con lo cual se cancelan los
ceros inútiles de la suma.
6 Luis Antonio Santaló (1911-2001), matemático español y emigrado republicano que im-
pulsó fuertemente la enseñanza de la matemática en Iberoamérica.

688 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Representación digital D.2 Digitalización

El acotamiento funcional es un atributo que se plantea en términos más


generales, pero para FR×R se desarrolla como sigue. De g ∈ RA con A ∈ P(R)
se hace 7 (g acotada) ≡ ∃ B ∈ B(0) | Rg ⊆ B , lo cual se complementa con-
siderando FR×R ac ≡ {h ∈ FR×R k h acotada} llamádolo conjunto de funciones
acotadas de FR×R . El teorema que sigue hace ver un motivo por el que se
impone la condición de pertenencia a N \ {1} para proponer una base de una
representación digital de R .

Teorema D.2.1.

∀ ξ ∈ R+ \ [0; 1] | [ΠR ](ξ) 6∈ FR×R ac .

Demostración.– De η ∈ R+ ∧ ω ∈ R+ \ [0; 1] se sigue ∃ n ∈ N | η < n debido al


 
corolario (4.4.3; 176), y con m ∈ N ∧ η < m se tiene ∀ n ∈ N | n ≤ [ΠR ]](ω) (n)
 
del teorema (6.2.3; 218) y ((1.60); 32), luego m ≤ [ΠR ]](ω) (m) nuevamente
   
de ((1.60); 32), por lo cual η < [ΠR ]](ω) (m) y se obtiene [ΠR ]](ω) (m) 6∈
 
Bη (0) con [ΠR ]](ω) (m) ∈ R[ΠR ](ω) debido a ((3.17); 95) y ((1.60); 32) ya que
D[ΠR ](ω) = N , entonces ∃ p ∈ R[ΠR ](ω) | p 6∈ Bη (0) de ((1.58); 31), y con ((2.5);
39) se infiere R[ΠR ](ω) 6⊆ Bη (0) , por lo tanto ∀ δ ∈ R+ | R[ΠR ](ω) 6⊆ Bδ (0) de
 B ∈ B(0) | R[ΠR ](ω) ⊆ B , por lo tanto
((1.59); 32), y con ((1.62); 32) se sigue ∃
[ΠR](ω) 6∈ FR×R ac , y de ((1.59); 32) se concluye ∀ ξ ∈ R+ \ [0; 1] | [ΠR ](ξ) 6∈
FR×R ac . 

Ahora, de ξ ∈ Q+ ∪ {0} se sigue 8 ∃ (m, n) ∈ N ∪ {0} × N | ξ =

m/n y solo queda por considerar al caso ξ ∈ Q+ \ N ∪ {0} , por lo cual

7 Para p ∈ R y η ∈ R+ , se considera al conjunto Bη (p) ≡ {q ∈ R k |q − p| < η} conocido


como bola abierta de radio η en p y se hace B(p) ≡ {C ∈ P (R) k ∃ r ∈ R+ | C = Br (p)} que
es el conjunto de bolas abiertas en p .
8 Véase pág. 177.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 689


D.2 Digitalización Representación digital


de (c, d) ∈ N \ {0} × N ∧ ξ = c/d se tiene 9 ∃  k ∈ N | c = k · d , luego

d 6= 1 y del corolario (D.1.1; 684) se infiere ∃! (p, q) ∈ N × N ∪ {0} | q <
 
c ∧ (p/d < 1 ∧ c/d = q + p/d) , y con (r, s) ∈ N × N ∪ {0} ∧ s < c ∧ (r/d <

1 ∧ c/d = s + r/d) se obtiene ξ = s + r/d ∧ s ∈ N ∪ {0} ∧ (r ∈ N ∧ r < d) .
Además de a ∈ N \ {1} y el teorema (D.2.1; 689) se tiene ∃ l ∈ N | d/r <
      
[ΠR ](a) (l) con [ΠR ](a) (l) ∈ N y de Cξ ≡ k ∈ N k d/r < [ΠR](a) (k)
se infiere Cξ ∈ P(N) \ {∅} , por lo tanto {j ∈ Cξ k ∀ k ∈ Cξ | j ≤ k} =
6 ∅
debido a ((4.17); 171) y el teorema (2.3.1; 62), entonces mı́n(Cξ ) ∈ Cξ de
  
((5.9); 197) y ((1.36); 22), luego d ≤ [ΠR](a) mı́n(Cξ ) · r y del corolario
   
(D.1.2; 685) se obtiene ∃! (p, q) ∈ N ∪ {0} × N | q < [ΠR](a) mı́n(Cξ ) ·
    
r ∧ p/d ∈ [0; 1) ∧ [ΠR ](a) mı́n(Cξ ) · r /d = q + p/d , y como ξ =
       
s + 1/ [ΠR ](a) mı́n(Cξ ) · [ΠR](a) mı́n(Cξ ) · r /d , con (η, ω) ∈ N ∪
      
{0} × N | ω < [ΠR ](a) mı́n(Cξ ) · r ∧ η/d ∈ [0; 1) ∧ [ΠR](a) mı́n(Cξ ) ·
     
r /d = ω + η/d se sigue ξ = s + 1/ [ΠR ](a) mı́n(Cξ ) · (ω + η/d) . En-

tonces del teorema (D.1.2; 686) y ((2.8); 43) se obtiene ∃ (k, f) ∈ N ∪ {0} ×
P  
F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Df = k ∪ {0} ∧ s = Rk (f ◦ I k ) · [ΠR ](a) + [f](0) y
 P 
∃ (k, f) ∈ N ∪ {0} × F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Df = k ∪ {0} ∧ ω = Rk (f ◦
 
I k ) · [ΠR ](a) + [f](0) , y con (j, h) ∈ N ∪ {0} × F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Dh =
P   
j ∪ {0} ∧ s = Rj (h ◦ I j ) · [ΠR ](a) + [h](0) y (l, g) ∈ N ∪ {0} ×
P  
F(N∪{0})×( a−1∪{0}) | Dg = l ∪ {0} ∧ ω = Rl (g ◦ I l ) · [ΠR ](a) + [g](0)
P      
se obtiene ξ = Rj (h ◦ I j ) · [ΠR](a) + [h](0) + 1/ [ΠR ](a) mı́n(Cξ ) ·
P        
Rl (g ◦I l )·[ΠR ](a) +[g](0) +η/d con sa = h mı́n b h −1 ...[h](0)
   
y ωa = g mı́n gb − 1 ...[g](0) , y para la representación digital de ξ con la
base a se hace ξa ≡ sa . 0 . . . 0 ωa incorporando al punto como separador segui-
do de mı́n(Cξ ) ceros previos a ωa

9 En el álgebra se dice que c no es divisible por d .

690 Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales


Representación digital D.2 Digitalización

Con el análisis previo para un elemento de Q+ ∪ {0} se identifica a Qa


para una base a incorporando la condición de residuos nulos, y debe ser claro
l
que Qa ⊂ Q pues el lector puede constatar que 1/3 6∈ Qa . Ası́ mismo se le sugi-
ere reflexionar con detenimiento los algoritmos de la multiplicación y división
aprendidos en la educación primaria, en verdad ingeniosos pero “dogmáticos”,
y también es conveniente justificar los algoritmos para las conversiones binario
a decimal y decimal a binario.

Elementos de la matemática formal – M.F. Rosales 691


692
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696
Indice y simbologı́a

Abel Niels, 156 de unión, 47


Alcance de relación. . . RR , 81
Banach Stefan, 425, 549
Alef
Base, 326
cero. . . ℵ0 , 187
canónica de RK . . . δ K , 383
dos. . . ℵ2 , 187
complementaria , 392
uno. . . ℵ1 , 187
dual, 401
Algoritmo, 264, 682
Base canónica de R . . . bR , 663
Algoritmo de división, 682
Berkeley George, 143, 668, 670, 672
Análisis matemático no estándar, 419
Bernays Paul, 47
Análisis combinatorio, 199
Bessel Friedrich, 436
Anillo conmutativo, 155
Bola
Aniquilador de A . . . Aan , 402
abierta. . . Bη (p) , 464
Aristóteles, 2, 675
agujerada. . . Bη (p)⊗ , 482
Avenarius Richard, 672
cerrada. . . Bη (p) , 481
Axioma, 40
Bolzano Bernard, 501, 529
de apareamiento, 42
Boole G., 2
del supremo, 153
Borel Emile, 536
de elección, 58
Bourbaki Nicolas, 36, 235
de especificación, 43
de extensión, 44 Cálculo infinitesimal, 419
de potencia, 54 Campo algebraico, 155

697
ordenado, 155 coconcatenación. . . !,9
Cantor Georg, 38, 41, 58, 87 coimplicación tautológica
Cardinalidad. . . #A , 186 . . . ⇔ , 16
Cauchy Augustin, 427 coinferencia. . . a ` , 21
Ceros de ecuación, 110 concatenación. . . ,9
Clairaut Alexis, 658 idéntico. . . ≡ , 5
Clase implicación tautológica
c-cero. . . C 0 , 514 . . . ⇒ , 16
c-uno. . . C 1 , 574 inferencia. . . ` , 20
de equivalencia de a con R no contenido. . . 6⊆ , 39
. . . [a]R , 83 pertenencia. . . ∈ , 38
Clemens Samuel, 91 seudo-orden funcional
Clifford William, 413 . . . f ≤ g , 121
Cociente de división, 682 Conjugación de funciones, 110
m

Coeficiente binomial. . . k
, 231 bola. . . f ◦ g , 112
Coeficiente de Fourier, 435 bola cruz. . . h ⊗ g , 134
Coeficientes respecto a base, 326 bola mas. . . f ⊕ g , 245
Columna de matriz, 241 bola punto. . . f φ , 244
1
Combinación, 204 bola triángulo. . . g 4 f , 112
Combinación lineal, 330 cruz. . . h × g , 134
1
Combinatoria, 199 doble bola. . . g ◦ f , 112
1
Comte Augusto, 668, 672 doble bola punto. . . f φ , 308,
Condición de especificación, 43 581
2
Condición de Lipschitz doble bola triángulo. . . g 4 f,
conjuntal, 606 113
puntual, 552 producto. . . h · g , 244
Conector seudounión. . . f d g , 111

698
suma. . . f + g , 245 complemento. . . AX c , 56
2
tetra bola. . . g ◦ f , 112 de los conjuntos n . . . N , 172
triángulo . . . g 4 f , 112 de conjuntos acotados de W
2
triple bola. . . g ◦ f , 112 . . . W ac , 471
2
triple bola punto. . . f φ , 658 de conjuntos cerrados. . . τ W∗ , 479
Conjunción contenedor lineal. . . VN , 333
coimplicación. . . ↔ , 9 convexo, 610
copulativa. . . ∧ , 9 de cotas inferiores. . . Ai , 153
disyuntiva. . . ∨0 , 10 de cotas superiores. . . As , 152
dual. . . ∨ , 9 de cotas conjuntales de Lipschitz
presencial dual. . . ô , 3 de f para A . . . LfA , 606
presencial excluyente. . . o , 3 denso, 484
implicación. . . → , 9 derivado de A . . . A0 , 482
Conjunto, 37 diferencia. . . A \ B , 49
abierto, 464 finito, 186
acotado, 471 frontera de A . . . ∂(A) , 474
acotado inferiormente, 154 de funciones con dominio en P(X)
acotado superiormente, 152 y contradominio Y . . . FX×Y ,
de bolas abiertas en p . . . B(p) , 95
464 de funciones con dominio en P(X)
cero barra. . . 0 , 172 y contradominio en P(Y )

cerrado, 479 . . . FX×Y , 96
cerradura. . . A , 480 de funciones en A × B . . . B A , 88
de clases de equivalencia de R ac
de funciones acotadas. . . FA×W ,
. . . [ ]R , 83 487
coconjunto, 257 de funciones con limite en p
compacto, 536 . . . Lp FV ×W , 502

699
de funciones continuas de FV ×W de funciones parcialmente diferen-
en E . . . CE FV ×W , 515 ciables para j en p
de funciones continuas de FV ×W . . . dj|p FΠF ×W , 613

. . . C FV ×W , 514 de funciones pares. . . (RA )p , 356

de funciones continuas en p generador minimal, 380

. . . C p FV ×W , 514 imagen directa. . . f id (C) , 100


imagen inversa. . . f ii (C) , 102
de funciones derivables en λ
independiente, 337
. . . Dλ FV ×W , 591
infinito, 187
de funciones diferenciables con con-
interior de A . . . A◦ , 471
tinuidad de FV ×W en E
. . . C 1 FV ×W E , 574
intersección de colección. . . ∩ C,
51
de funciones diferenciables con con-
de intervalos cerrados. . . R0 , 543
tinuidad de FV ×W
n barra. . . n , 172
. . . C 1 FV ×W , 574
de normas de W . . . NW , 455
de funciones diferenciables en α
ortogonal, 430
. . . dα FV ×W , 570
ortogonal de A . . . A⊥ , 430
de funciones direccionalmente
ortonormal, 430
derivables para α en φ
perfecto, 484
. . . Dα, φ FV ×W , 632
de permutaciones. . . PA, 203
de funciones infinitesimales
potencia. . . P(A) , 54
. . . IV ×W , 551
de puntos aislados. . . A , 485
A
de funciones nones. . . (R )n , 356 de rectángulos cerrados n-dimensio-
de funciones o mayúscula. . . OV ×W , nales . . . Rn , 543
552 de subconjuntos finitos no vacios
de funciones o minúscula. . . OV ×W , e , 330
de A . . . A
552 de subespacios afines. . . AW , 259

700
de subespacios afines a través existencial con unicidad
de p . . . AW, p , 259 . . . ∃! , 87
de subespacios vectoriales de W ligado. . . ξ & η , 74
. . . EW , 250 universal. . . ∀ , 32
de topologı́as de X . . . TX , 463 Cubierta abierta, 535
de transposiciones de A . . . PA ,
451 Dı́ada, 406
unión de colección. . . ∪ C , 47 De Morgan Augustus, 57
unitario. . . {ξ} , 72 Dedekind Richard, 41, 146
vacio. . . ∅ , 60 Delta de Kronecker de J . . . δ J , 305
de vecindades abiertas de x . . . Vx , Demostración
467 directa, 22
Conjuntos equivalentes. . . A ≈ B , 184 inversa, 27
Conjuntos ortogonales. . . A ⊥ B , 430 por contradicción, 28
Contención Derivabilidad direccional puntual, 631
de conjuntos. . . A ⊆ B , 39 Derivabilidad puntual, 591
propia de conjuntos. . . A ⊂ B , 39 Descartes René, 4, 668, 670
Continuidad puntual, 514 Desigualdad
Contradicción, 14 de Bessel, 436
Contradominio de relación, 80 de Cauchy-Schwarz, 427
Coordenadas respecto a base, 326 del triángulo, 424, 428
Cortaduras de Dedekind, 146 Dieudonné Jean, 41
Cota inferior, 153 Diferenciabilidad direccional puntual,
Cota superior, 152 612
Covector, 291 Diferenciabilidad puntual, 570
Cuantificador, 30 Dimensión, 379
existencial. . . ∃ , 31 Dimensión. . . dim(W ), 389

701
finita, 380 dual de V . . . V ∗ , 291
infinita, 380 euclideano m-dimensional, 426
Dirac Paul, 425 de Fréchet. . . T1 , 537
Dirichlet Johann, 235 de funciones lineales en W V
Discusión lógica, 3 . . . L(V, W ) , 286
Distancia, 458 de funciones lineales acotadas
Dominio de relación. . . DR , 80 . . . Hom(V, W ) , 486
Dualidad de funciones, 135 de funciones multilineales acotadas
. . . Lnac (W ) , 488
Ecuación, 110 de Hausdorff. . . T2 , 537
homogénea, 110 matricial real. . . (R n ) m , 240
Ecuación diferencial ordinaria, 248 métrico, 458
condición inicial, 249 normado, 456
solución general, 249 normado con f . . . Wf , 460
solución particular, 249 prehilbertiano, 425
Eigenvalor, 440 de tensores alternantes de orden
Eigenvector, 440 n en W . . . AW n , 452
Einstein Albert, 8, 47, 60 de tensores covariantes de orden
Elemento, 38 n en W . . . ∗W n , 442
Elementos equivalentes. . . a ≈ b , 82 topológico, 464
Enunciado lógico vectorial real, 236
abierto, 7 vectorial trivial, 239
simple, 3 Espacio cartesiano. . . Rn , 139
Escher Maurits Cornelis, 85 Esqueleto de f respecto a las bases
Espacio αyβ

×
cociente de M . . . W/M , 261 . . . fα, β , 410

de dimensión finita, 389 Estado lógico, 3

702
falso. . . f, 4 caracterı́stica de X . . . eX , 130
verdadero. . . g, 4 cerrada, 517
Euclides, 27 combinación lineal. . . Lβ , 316
Euler Leonhard, 92 complementaria de A . . . UA c , 346
componente en α . . . Compα , 462
Factorial, 231 componente j–ésima de f
Familia, 136 . . . [P ΠF ](j) ◦ f , 141
Independiente, 347 contextual, 128
Fermat Pierre, 141 continua, 514
Fibra, 150 coseno. . . cos , 463
Fibración, 150 creciente, 222
Forma cuadrática, 377 decreciente, 222
Forma lineal, 291 derivada. . . Df , 591
Fourier Jean-Baptise, 435 derivada de orden superior. . . Dn f ,
Fréchet Maurice, 537 592
Fraenkel Adolf, 41 derivada direcional. . . Dα f , 632
Frege Friedrich, 41 Derivada parcial j–ésima. . . ∂j f ,
Fregoso Arturo, 86 647
Función diferencial. . . df , 570
abierta, 517 diferencial parcial j–ésima. . . dj f ,
acotada, 487 613

adjunta. . . T , 404 dual, 136
afı́n, 257 exponencial, 603
ángulo de W . . . ]W , 462 factorial de f . . . f ! , 463
autoadjunta, 439 formal, 86
bilineal, 371 Gradiente. . . ∇f , 647
bilineal simétrica, 377 homogenea, 653

703
idempotente, 363 moderna, 91
identidad de A . . . IA , 98 monótona, 222
identificadora de identidades multilineal acotada, 488
en A . . . IA , 346 paramétrica, 135
identificadora de intervalos cerra- potencia en R . . . ΠR , 213
dos en R . . . o , 543
2 potencia generalizada, 602
identificadora de rectángulos cer- potencia n-ésima de R . . . IR n , 214
rados n-dimensionales . . . n , 2 potencia n-ésima. . . f n , 218
543 producto en Rn . . . PRn , 231
inclusión tradicional. . . iB , 99 proyección de A × B . . . p1 A×B
inclusión. . . IB ◦ IA , 119 y p2 A×B , 135
incremento. . . ∆f , 570 proyección j–ésima de ΠF
infinitesimal, 551 . . . pj ΠF , 141
inversa. . . f inv , 125 proyección ortogonal en α
inversa aditiva. . . − g , 244 . . . Proyα , 462
 
inversa derecha, 125 proyección. . . ΠΠ(IP (W ) ◦E) (j), 360
inversa izquierda, 125 proyectiva de ΠF . . . P ΠF , 140
inversa multiplicativa. . . f im , 218 proyectiva j–ésima de ΠF
invertible, 125 . . . [P ΠF ](j) , 140
1/n
inyección. . . Θ ΠF
, 304 raı́z n-ésima de R . . . IR+ ∪{0} , 226
inyección en ΠF asociada a ξ raı́z n-ésima. . . f 1/n , 229
. . . ΘξΠF , 142 b FA×B , 260
rango. . . R
inyección j–ésima en ΠF asociada restricción derecha. . . f ◦ IC , 118
a ξ . . . [ΘξΠF ](j) , 142 restricción izquierda. . . IC ◦f , 118
lineal, 286 seno. . . sen , 463
logaritmo natural, 603 signo de Pn . . . sgnPn , 451
P
métrica, 458 suma en Rn . . . Rn , 232

704
truncamiento real. . . R< , 222 lineal, 291
unitaria de A . . . UA , 346 multilineal, 442
valor absoluto. . . | | , 418
Galilei Galileo, 60
Función contextual
Gauss Carl, 235
bajo de f . . . bfc , 131
Genera, 336
prebajo de g . . .  g  , 581
Generación lineal. . . LA , 330
prebajo de g . . .  g  , 313
Gödel Kurt, 47
preprebajo de g . . .  g  , 658
Gráfica, 93
sobre de f . . . dfe , 129
Graficación, 92
Función identificación
Gram Jorgen, 437
de combinaciones lineales. . . ΛW J , Grupo algebraico, 156
317
conmutativo, 156
de componentes de f
1 Halmos Paul, 7, 8, 92, 443
. . . P ΠF ◦ dfe , 141
Hardy Godfrey, 27
de derivadas parciales en FRn ×W
n Hausdorff Felix, 537
. . . δW , 658
Hegel Georg, 673
de funcionales de α . . . Fα , 399
Heine Heinrich, 536
de funciones adjuntas
Hermie Charles, 425
. . . AV, W , 404
Hesse Ludwing, 664
de generaciones lineales
Hilbert David, 37, 40
. . . LW , 344
Hipótesis, 20
de proyecciones
Homeomorfismo, 517
. . . ΠΠ(IP (W ) ◦E) , 359
Homomorfismo, 299
de subespacios afı́nes a M
Hume David, 669, 671–673
. . . FW/M , 260
Huxley Thomas Henry, 133
Funcional
bilineal, 377 Igualdad

705
c
conjuntal. . . = , 45 Lipschitz Rudolph, 552
funcional, 90
Máximo y mı́nimo relativo, 604
simbólica, 5
Mach Ernest, 672, 674
Infimo de A . . . inf(A) , 154
Mann Thomas, 2
Infinitesimal, 419
Mapeo, 514
Intervalo
Matemática formal, 1
abierto. . . (a; b) , 151
Matofı́sica, 7
cerrado. . . [a; b] , 151
Matologı́a, 7
semiabierto. . . [a; b) , 151
Matriz
Inverso aditivo de q . . . − q , 239
asociada, 411
Isomorfismo, 300
hessiana de f . . . Hfp , 664
Isomorfos, 300
jacobiana de f . . . J fp , 664

Jacobi Carl, 664 real, 241, 406


simétrica, 407
Kant Immanuel, 670, 672 tabulación de A . . . TA , 407
Kernel. . . ker(f) , 291 traspuesta de A . . . At , 407
Kierkegaard Soren, 675, 676 Máximo conjuntal. . . máx(A) , 197
Klein Felix, 441 Menor. . . < , 148
Kronecker Leopold, 305 Mill John, 674
Mı́nimo conjuntal. . . mı́n(A) , 197
Lógica, 2
Monoide, 156
Le Lionnais François, 379
Morfismo, 286
Lebesgue Henri, 548
Leibniz Gottfried, 419, 668, 669 n–eada. . . (a1 , . . . , an ) , 139
Ley de Morgan, 19, 57 Número
Ley del paralelogramo, 431 non, 180
Linealmente independiente, 325 par, 180

706
Números Hermitiano, 439
hipereales. . . R∗ , 419 lineal. . . L(V ) , 291
Negación. . . ¬R , 13 Operador diferencial
Neutro aditivo de W . . . b
0W , 238 Nabla. . . ∇ , 647
Newton Isaac, 60, 419 Orden total, 155
Nietzsche Friedrich, 675, 676 Ortogonalización de Gram-Schmidt, 437
Norma, 455
dos de ΠF . . . k k ΠF, 2 , 459 Par ordenado en A × B , 77

hilbertiana de W . . . k k W, H , 462 Par ordenado. . . (ξ, η) , 76


de Hom(V, W ) Parámetro, 135

... k k Hom(V, W ) , 486 Paradoja de Russell, 44

uniforme de ΠF . . . k k ΠF, ∞ , 459 Partición, 150


uno de ΠF . . . k k ΠF, 1 , 459 Peano Giuseppe, 146

Normas equivalentes, 460 Permutación, 203, 449

Números Pertenencia impropia. . . ∈0 , 30

enteros. . . Z , 144, 177 Pertenencia. . . ∈ , 38

irracionales. . . I , 144, 177 Pitágoras de Samos, 431

naturales. . . N , 144, 171 Poincaré Henri, 1, 207, 285, 535, 551

racionales. . . Q , 144, 177 Presencia incluyente, 5

reales negativos. . . R− , 150 Presencia lógica, 3

reales positivos. . . R+ , 150 Primera condición de separabilidad, 537

reales. . . R , 144, 148 Principio

transfinitos, 187 del análisis combinatorio, 200


de buen orden, 171
Operación binaria, 117 de identidad, 6
Operación binaria cerada, 117 de inducción matemática, 174
Operador de no contradicción, 5

707
de tercero excluido, 3 de acumulación, 482
Proceso invocativo aislado, 485
de funciones por inducción, 207 frontera, 474
de funciones, 97 interior, 471
Producto
cartesiano. . . ΠF , 137 Rango de función lineal, 395

cartesiano simple. . . A × B , 77 Recorde Robert, 5


con escalar, 236 Rectángulo cerrado n-dimensional con
escalar, 425 vértices a y b . . . n ba , 543
2
matricial. . . ×nm, k , 409 Reducción al absurdo, 26
semiescalar, 425 Regla de correspondencia, 97
tensorial elemental. . . V ∗ W , 372 Regla de inferencia, 20
tensorial. . . ∗ΠG , 442 adición, 22
Propiedad arquimideana, 175 dilema constructivo, 21
Propiedad de Heine-Borel, 536 dielma destructivo, 22
Proposición lógica, 5 modus ponens, 21
abierta, 7 modus tollens, 21
compuesta, 9 silogismo disyuntivo, 22
con predicado, 30 silogismo hipotético, 22
semiabierta, 30 simplificación, 22
Proposicion Regla de la cadena, 582
de inducción matemática, 173 Regla de reemplazo, 24
Proposicion fundamental Relación, 80
del análisis combinatorio, 200 biyectiva, 82
de recurrencia, 208 de equivalencia, 82
Proyección de ξ en M . . . Pξ/M , 434 de equivalencia en NW × NW
Punto . . . RNW , 460

708
P
inyectiva, 82 Serie de α . . . α , 232
reflexiva, 82 Signo negativo, 150
simétrica, 82 Signo positivo, 150
suprayectiva, 81 Silogismo, 4
transitiva, 82 Sı́mbolo, 4
Renglón de matriz, 241 abierto, 7
Representación incompleto, 128
de b con la base a . . . ba , 688 semiabierto, 30
decimal de b . . . b10 , 688 Soluciones de ecuación, 110
Residuo de división, 682 Stormer Carl, 681
Riemann Georg, 248 Suarez Francisco, 667
Rolle Michel, 604 Subespacio
Russell Bertrand, 44, 183, 455, 674 afı́n, 257
invariante bajo f , 293
Santaló Luis, 688 vectorial, 249
Sartre Jean-Paul, 675 Subespacios complementarios, 353
Schmidt Erhard, 437 Suma
Schwartz Laurent, 658 de conjuntos. . . M + N , 254
Schwarz Hermann, 427 directa, 347
Segmento dirigido, 237 de familia. . . ⊕IP (W ) ◦E , 343
Segunda condición de separabilidad, 537 finita. . . ] β, 277
2
Segunda diferencial de f . . . d f , 654 vectorial, 236
Semiótica, 4 Sumatoria. . . σ Π(IP (W ) ◦E) , 343
Serie Supremo de A . . . sup(A) , 152
P
finita. . . α, 265
infinita, 265 Término de familia, 136
P 
suma. . . α (n), 265 Tablas de verdad, 10

709
Tautologı́a, 14 Traslación, 257
Tensor, 442
Ultimo teorema de Fermat, 141
alternante, 452
covariante, 372, 442 Valor de a bajo f . . . [f](a), 90
elemental, 445 Valor de relación, 81
simétrico, 452 Valor extremo, 604
Teorema Variación, 202
de Bolzano, 529 Vecindad abierta, 467
de Clairaut, 658 Vector, 237
de recurrencia, 212 Vector unitario, 470
2o fundamental del cálculo, 248 Vectores ortogonales. . . α ⊥ β , 430
de Heine-Borel, 548 von Neumann Johann, 47, 145
matemático, 25 von Wolff Christian, 668
de Pitágoras, 431
Weierstrass Karl, 548
de Rolle, 604
Weil André, 61, 84
de vacuidad, 62
Whitehead Alfred, 183
de valor intermedio, 526
Wittgenstein Ludwing, 674
de valor medio avanzado, 606
de valor medio elemental, 606 Zermelo Ernst, 41, 58
de valor medio generalizado, 610
de Weierstrass, 548
Tesis, 20
Topologı́a
trivial, 464
usual de espacio normado, 466
Topologı́a de X . . . τ X , 464
Transposición, 271

710

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