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Perspectivas actuales en Glotopolítica (2001)

Elvira Narvaja de Arnoux


Instituto de Lingüística - UBA

Entendemos por Glotopolítica el estudio de las distintas formas en que las acciones sobre el
lenguaje participan en la conformación, reproducción o transformación de las relaciones sociales
y de las estructuras de poder.
Si bien el Estado Nacional ha sido el marco habitual de análisis debemos considerar tanto el
papel de las lenguas en situaciones locales como los problemas que en la actualidad se plantean
en el espacio de las integraciones regionales o a escala planetaria. Asimismo, debemos atender
no solo a las acciones generadas por instancias de decisión política sino también a las que los
mismos hablantes realizan para gestionar el plurilingüismo, resolver los conflictos o para exponer
a través de los usos su posición respecto de aquellos.
La Glotopolítica tiene una dimensión teórica que, por un lado, se propone definir situaciones
plurilingües a partir del estatus y funciones de las lenguas involucradas, establecer tipologías,
determinar actitudes posibles de ser generalizadas frente al contacto - como lealtad lingüística,
inseguridad, autoodio, hipercorrección -, esbozar modelos de relaciones globales entre lenguas,
caracterizar formas de hibridación, definir modelos y estrategias en la planificación o el
ordenamiento lingüístico. Por otro lado, busca articular actitudes y representaciones,
intervenciones, discursos metalingüísticos, proyectos de pedagogía de lenguas o prácticas que
involucren al lenguaje con los procesos sociales y con el devenir histórico, evaluando
asimismo la incidencia de las transformaciones producidas en las tecnologías de la palabra. En
todas estas reflexiones el estudio de casos es esencial ya que son estos lo que permiten afinar las
categorías y justificar las generalizaciones.
Tiene la Glotopolítica, además, una dimensión aplicada que consiste en el asesoramiento, en
situaciones de conflicto lingüístico o cuando se necesita reordenar el espacio social de las
lenguas, a organismos nacionales, regionales o internacionales, o a instituciones de menor
alcance. Se relevan y analizan datos sociolingüísticos y se formulan propuestas de intervención
sobre la lengua y la relación entre lenguas, sobre la presencia de ellas en los medios y las redes
informáticas, sobre las prácticas lingüísticas. La participación de los especialistas puede implicar
también la puesta en marcha, monitoreo y evaluación de las propuestas de intervención.
Debemos señalar que esas intervenciones no resultan solo de la aplicación de un saber técnico
sino que son resultado de confrontaciones políticas y de múltiples negociaciones en las cuales los
expertos también participan. Cuando se habla, por ejemplo, de una política lingüística nacional
se subordinan o se ocultan, las diferentes posiciones que se han tenido respecto de las lenguas, y,
no se destaca el hecho de que aquella expresa el triunfo de una posición que se ha vuelto
dominante por razones que a menudo exceden el campo del lenguaje. Tanto en el proceso de
constitución de los Estados nacionales como en el más reciente de las Integraciones regionales se
han confrontado posiciones distintas respecto, por ejemplo, de la legitimación de las lenguas
minoritarias, de las reformas ortográficas, de las lenguas que se deben enseñar en el sistema
educativo, o del estatuto de las lenguas de viejos y nuevos inmigrantes. Las polémicas entre
políticos, expertos o profesionales de la palabra exponen diferencias que son a
menudo ideológicamente significativas.
El análisis de las intervenciones glotopolíticas y de las polémicas en cuyo marco se han
generado constituye un material de base para la reflexión teórica. Con esto quiero reiterar la
permanente y necesaria articulación entre la dimensión aplicada y la teórica.

En la exposición me referiré, en primer lugar, a algunos procesos actuales que inciden en el


espacio de las lenguas y que generan problemas teóricos y campos de aplicación específicos que
se agregan a los ya conocidos. En segundo lugar, ejemplificaré respecto de cómo se opera con
materiales de archivo. Y, finalmente, esbozaré la importancia de atender a la larga duración
cuando se encara el estudio de textos normativos que, como tales, se inscriben en series o redes.
Me detendré en algunos casos que permiten enunciar aspectos metodologícos y presentar temas
de Glotopolítica histórica. No creo necesario señalar que efectúo un recorte – determinado por
mis intereses de investigación – en este campo heterogéneo y múltiple del estudio de las políticas
lingüísticas[1].

1-
El desarrollo de las tecnologías de la palabra y la importancia adquirida por las redes
informáticas ha ampliado el universo de problemas y ha orientado en nuevas direcciones la
reflexión glotopolítica.
1.1- La acentuación del contacto lingüístico y de formas variadas de bilingüismo ha llevado a
la construcción de modelos que buscan dar cuenta de las funciones sociales de las lenguas en el
espacio global. El marco deja de ser solo el Estado nacional y su preocupación por la
homogeneidad cultural y avanza en dos sentidos: hacia lo local y hacia lo planetario . Un caso
interesante lo constituye el modelo gravitacional[2] de Louis-Jean Calvet, que este autor
considera la traducción lingüística de la globalización. Este modelo, basado en el peso relativo de
las lenguas dominadas por hablantes bilingües, se propone, además, como un modelo
de resistencia frente a los que supone efectos perversos de la globalización ya que esta amenaza
las lenguas de Estado - lenguas supercentrales o intermediarias- mientras que se afirma en la
relación entre lengua mundial y lenguas locales. Propone así un modelo trifuncional en el cual
cada individuo debería aprender o tendría el derecho a hacerlo, por lo menos tres lenguas:

“1) La lengua hipercentral (resultado de la globalización), a menudo el inglés, que le


permite tener acceso a una comunicación planetaria.
2) La lengua del Estado (normalizada, estandarizada), que puede ser super-central o
central y que le permite participar de la vida política, cultivarse, etc.
3) Su lengua gregaria, finalmente, que puede ser una forma local de la lengua de
Estado o una lengua diferente, lengua que puede ser escrita o no escrita, gozar o no de un
estatuto o de un reconocimiento regional, etc.
Este plurilingüismo que caracterizará sin duda a los humanos del mañana constituye a
la vez una riqueza (de la cual los monolingües anglófonos serán privados) y una
adaptación a las realidades de este mundo.”[3]

En este esquema se pueden reconocer, por un lado, temas de la discusión glotopolítica


contemporánea: ¿la identidad solo está asociada con lo local?; ¿la escritura es necesaria en el
caso de las lenguas gregarias de culturas ágrafas para asegurar su supervivencia o la función
social que cumplen no la exige?; y, en relación con esto último, ¿todas las lenguas deben ser
iguales, es decir, tener los instrumentos, repertorios y funciones propias de las lenguas
“normalizadas”?
La posición respecto de estos temas orienta las decisiones pero, también inciden en ella el
grado de autonomía de un país, la posibilidad y la voluntad de destinar recursos a la educación, y
las características de las lenguas que serán objeto de aprendizaje sistemático.

1.2- Por otra parte, el fragmento citado, si bien muestra una nueva tipologìa jerárquica, expone
la permanencia de las representaciones acerca de las lenguas que transitaron con mayor o menor
énfasis la Modernidad y que forman parte de nuestra geocultura , en términos de Wallerstein[4], y
por lo tanto, operan como un dispositivo que orienta la evaluación del universo social y legitima
decisiones y acciones. Si consideramos, entonces, esas representaciones acerca de la lengua,
podemos reconocer por lo menos tres que son a las que notablemente alude el modelo
gravitacional: la lengua es un instrumento de comunicación, es una herramienta semiótica del
conocimiento y se asocia así al desarrollo cognitivo individual y social, y es fuente y
manifestación de la identidad. Debemos recordar que aunque estas convivan en la geocultura de
la modernidad, son privilegiadas unas u otras según las épocas y las posiciones desde las cuales
se enuncian. En el siglo XIX, la relación lengua/identidad adquiere una importancia mayor que
en la primera mitad del XVIII, en Francia por ejemplo, en la que domina la relación
lengua/pensamiento. Asimismo, la defensa de una lengua mundial en la actualidad va a acentuar
el valor comunicativo así como su cuestionamiento se va a anclar en lo identitario. Sin
embargo, es interesante señalar que fue en la etapa de afirmación de los estados nacionales
cuando se combinaron y que es en la actualidad cuando se disocian. De allí el interés que tiene,
cuando se analizan algunas representaciones, considerar tramos históricos amplios.
La permanencia de las representaciones ha llevado, así, a indagar en otros ideologemas
lingüísticos que han recorrido y recorren nuestra cultura y que han sido lugares comunes que
sostuvieron propuestas de intervenciòn, propuestas pedagógicas y análisis glotopolíticos. Entre
otros, correspondientes a distintas etapas, podemos citar: la relación indiscutida entre “una
nación, un Estado, una lengua”, “La lengua de la sociedad más desarrollada es superior”, “Todas
las lenguas tienen los mismos derechos”, “La defensa de las lenguas minoritarias es políticamente
progresivo”, “La conservación de una lengua depende de que tenga o no un sistema escrito”, “El
avance científico está ligado a una lengua mundial”, “El niño debe ser alfabetizado en su lengua
materna”, “La diversidad lingüística debe ser conservada”. La glotopolítica actual busca
desmontar estas afirmaciones ubicándolas en las situaciones históricas que las generaron y
analizar su participación y eficacia en la reproducción o transformación de una sociedad
determinada. Este gesto crítico merece destacarse porque se aplica incluso al propio campo
disciplinario, que se caracterizó por efectuar sus análisis asentándose en uno u otro de estos
ideologemas.

1.3- Otro aspecto que debe ser considerado es que la notable expansión de la industria fílmica
y televisiva, con base en la producción norteamericana, lleva a que en distintas lenguas se
difundan los mismos programas. Es decir, que las lenguas vehiculizan los mismos objetos
culturales. Como datos suplementarios podemos señalr que para EEUU aquella constituye una
industria más importante que la informática y la aviación; y sabemos que en América Latina solo
la tercera parte de lo que se consume se produce en la región. En algunos casos, las necesidades
de su expansión generan una variedad desterritorializada, por ejemplo el español neutro, pero no
necesariamente. De cualquier manera la relación lengua / cultura tal como la había planteado el
relativismo lingüístico en sus distintas versiones, incluso las más moderadas, se ve erosionada ya
que consumimos en diversas lenguas los mismos productos con débiles localismos que faciliten
su comercialización.
Este fenómeno lleva, por un lado, a integrar a la reflexión glotopolítica la relación entre las
teorías lingüísticas y sus condiciones de producción – en el caso del relativismo lingüístico, su
vínculo con la construcción del Estado nacional - y, por el otro, a indagar la relación lengua /
cultura desde una perspectiva que deje de lado la problemática identitaria asociada con “visiones
de mundo” y se centre más en prácticas discursivas y tradiciones culturales.
Además, los cambios de escenario generados por el desarrollo de los medios llevan a
pensar la política lingüística como parte de la política comunicacional. Esta preocupación se
intensifica por la importancia de las redes en las cuales es dominante una lengua, el inglés, los
productos con ella asociados y el procesamiento que el centro hace de las regiones periféricas. La
desigualdad del flujo comunicativo ha generado la preocupación de lenguas mayores y lenguas
minoritarias por tener un espacio o ampliarlo. Esto ha fortalecido las políticas de áreas
idiomáticas –países francófonos, lusófonos, iberoamericanos, árabes – y ha incidido en la
búsqueda de una unificación normativa que se manifestó primero en los medios gráficos[5] y que
dio lugar luego a las recientes gramáticas de área[6].

1.4- Otro fenómeno que ha estimulado la reflexión glotopolítica y las intevenciones tanto
legislativas como pedagógicas son las nuevas migraciones. Estas generaron políticas defensivas
de los países receptores[7] que dieron lugar a una amplia y variada legislación que ya había
comenzado con las lenguas minoritarias[8] cuyo reconocimiento se plasmó en diversas
constituciones[9]. También impulsó políticas expansivas de enseñanza de la lengua propia a
extranjeros tanto dentro como fuera de las fronteras. Por otra parte, se acentuó el debate acerca de
qué lenguas debían ser enseñadas en el sistema educativo y en qué momento, discusiones que
influyeron en las reformas educativas y que expresaron decisiones sobre el destino de las
integraciones regionales, el Estado o las regiones interiores.
Pero lo destacable ha sido un renovado interés por indagar en las estrategias discursivas que
los hablantes ponen en juego en situaciones de contacto para apropiarse de la lengua del otro
inscribiendo su presencia, como el caso por ejemplo del spanglish. O el estudio de modalidades
lingüísticas desarrolladas en instancias de decisión supranacionales, como las variedades
minorizadas, sobre todo del inglés, y las hibridaciones de diverso tipo que han dado lugar a
interlenguas burocráticas.
Por otra parte, se han analizado los desajustes comunicativos producidos por diferencias en los
modelos o esquemas culturales, en las estructuras lingüísticas o en las discursivas, como ocurre
en los intercambios verbales en el aula cuando el maestro se dirige a niños hablantes de otras
lenguas[10]. En algunos casos las formas de resistencia a la lengua dominante pueden mostrarse en
la expansión de las potencialidades de esta hasta un límite no admitido por la variedad
estándar. Este último fenómeno es particularmente interesante de analizar en el texto escrito por
hablantes bilingües cuya primera lengua corresponde a una cultura ágrafa ya que las vacilaciones
se acentúan en los aspectos morfosintácticos más vinculados con la norma escrita como son, por
ejemplo, los que tienen que ver con la concordancia[11]. En estos casos la Glotopolítica privilegia
el análisis discursivo y a partir de él infiere actitudes y representaciones que relaciona con los
rasgos sociológicos de la situación de contacto. Cuando se evalúa la marcha de proyectos
pedagógicos la observación del desempeño oral y de la dinámica de la clase es, por cierto, de
indudable importancia.

En relación entonces con las transformaciones tecnológicas operadas la Glotopolítica ha


ampliado su campo a los aspectos comunicacionales. También ha debido interrogar, por el
nuevo juego que la globalización impone, los ideologemas que han pesado sobre la práctica de
los expertos y el desarrollo de la disciplina. Y, asimismo, la acentuación de las situaciones de
contacto la ha llevado a interesarse por las formas en que los hablantes gestionan el
plurilingüismo e inscriben en sus producciones orales y escritas la resistencia, las estrategias de
apropiación o el rechazo.

2-
La complejidad de los nuevos procesos y la necesidad de establecer una distancia superadora
del mero reconocimiento de fenómenos y de una intervención asentada declamatoriamente en la
ética o asociada metafóricamente con la ecología, han impulsado la indagación en el archivo, lo
que ha dado lugar a un importante desarrollo de la Glotopolítica histórica. Si bien el estudio sobre
actitudes acerca de las lenguas, dominantes en distintas etapas, tiene una respetable antigüedad y
el análisis de los textos normativos ha sido una constante de la historiografía lingüística, la
mirada glotopolítica se propone abordarlos en relación con los procesos políticos y sociales
atendiendo asimismo a las prácticas discursivas. Ilustraré con tres ejemplos de las primeras
décadas del siglo XX relacionados con el fenómeno de la inmigración en la Argentina.

2.1- En el primer caso focalizamos los materiales para la enseñanza de la lengua en la


conformación de la escuela media argentina[12].
Partimos, por un lado, del presupuesto de que la apropiación diferenciada de bienes
culturales, necesaria para el mantenimiento de la estructura de clases, se ha realizado en parte por
el corte entre la escuela primaria a la que asistía gran parte de la población y la escuela
secundaria a la que ingresaban los sectores tradicionales, primero, y luego, aquellos que iban a
ocupar distintas posiciones en el aparato burocrático, en el mundo empresario o que se iban a
dedicar a las profesiones liberales. Aceptamos, por otro lado, el planteo sociolingüístico de que lo
que define la comunidad lingüística son las evaluaciones sociales compartidas respecto de las
variedades y los registros y que aquellas funcionan como marcadores lingüísticos de pertenencia
social.
Estudiamos determinados materiales que son los textos oficiales destinados a la enseñanza de
la lengua cuando se amplía la educación secundaria. Estos se componen fundamentalmente de
gramáticas y de antologías. En las gramáticas, cuyos autores son mayoritariamente españoles,
aparecen criterios puristas donde se valora claramente la norma hispánica y se desestima la
norma rioplatense, que debe ser superada para “hablar bien”. Las antologías, por su parte, se
centran en los textos que conforman la “biblioteca” de la nación, es decir, los textos de autores
argentinos legitimados por el Estado y que deben construir la conciencia nacional convirtiéndose
en el referente obligado de los estudiantes secundarios. Estos textos utilizan una variedad culta
que se distancia obviamente de la variedad culta madrileña.
¿Cómo se explica esta doble orientación en la escuela secundaria? La hipótesis, que se apoya
en los planteos antes señalados pero que avanza en el análisis de lo que Michel Foucault llamaría
una “microfísica del poder”, considera que si bien este dispositivo se propone nacionalizar a la
población es un generador de inseguridad lingüística para los hijos de inmigrantes y uno de los
mecanismos utilizados para hacerlos ocupar una posición subalterna en la estructura social.
Ampliemos esto. En los hijos de familias tradicionales, que no dudan del prestigio de su variedad
y que tienen un dominio de la misma asentado en su vida cotidiana y en su posición social, esa
gramática purista que no atiende ni siquiera a los textos de la antología produce el efecto de que
consideren a la gramática una ciencia inútil, absurda, destinada a un aprendizaje memorístico y
que no tiene nada que ver con las prácticas lingüísticas reales. Sin embargo, en los hijos de
inmigrantes, que comparten las evaluaciones sociolingüísticas dominantes pero que su variedad
tiene la inestabilidad propia de la situación en que se ha hecho su aprendizaje no encuentran en la
escuela un referente lingüístico claro. Esa inseguridad se resuelve de diferentes maneras –
aferrarse a la norma hispánica, rechazar todo tipo de normas, temer incursionar en la producción
de textos escritos, etc – pero en todos los casos los lleva a que ocupen la posición
social asignada.
Con este ejemplo quería mostrar cómo una política educativa surgida de un vasto
movimiento de democratizar la enseñanza no puede ser ajeno, sobre todo en situaciones de
marcada movilidad social, de la tarea de colaborar en que cada uno ocupe la posición que le
corresponde en la sociedad. Desde una perspectiva glotopolítica lo que nos interesa es ver, en este
caso, cómo esto se diseña en el espacio de la enseñanza de la lengua. Asimismo, nos permite dar
cuenta de las formas socialmente constituidas de percepción y evaluación del universo
lingüístico y de las prácticas por ellas orientadas. En la escuela secundaria actual, la apropiación
diferenciada de bienes culturales y el dispositivo de reproducción de las ubicaciones sociales son
distintos del ejemplo analizado, sin embargo este puede servir para iniciar nuevas búsquedas.
2.2- Habitualmente cuando hablamos de políticas lingüísticas nos referimos a acciones
realizadas desde el Estado. Estas, en general, son las resultantes de políticas lingüísticas
sostenidas por distintos grupos de intelectuales, políticos, profesionales de la palabra que se
oponen en uno u otro aspecto y que dan lugar a polémicas más o menos intensas según épocas y
países respecto de la lengua.
Pero lo que me interesaba destacar en esta exposición es que también encontramos políticas
lingüísticas sostenidas por sectores ajenos al poder político o que se oponen claramente al
sistema establecido. En este sentido es ejemplar la política lingüística de los grupos anarquistas
constituidos en su gran mayoría por inmigrantes y cuya etapa más dinámica se centra en la última
década del siglo XIX hasta 1920, cuando el impacto de la Revolución Rusa se acentúa y con ello
se restructura el espacio de los grupos contestatarios[13].
Trabajamos ahora con materiales heterogéneos, no como en el caso anterior en el que se
consideraban solo los textos didácticos: entre otros, la prensa partidaria, la prensa femenina, los
panfletos, las propuestas editoriales, los relatos de vida, las resoluciones de asambleas, los libros
de texto para proyectos educativos propios, los textos destinados a representaciones teatrales.
Esto se debe a que la comprensión de la política lingüística de grupos como el considerado exige
atender a la diversidad de las prácticas con el lenguaje. No es una política que se formule central
y explícitamente, por eso debe ser observada en su dispersión. Además, se va conformando en
una tensión entre las diversas propuestas anarquistas surgidas en los países de origen de los
inmigrantes, y la nueva realidad.
Si bien esta es una investigación en marcha puedo señalar algunos de los aspectos que
consideramos ya que permiten vislumbrar el interés que tiene el análisis de las prácticas
discursivas. En primer lugar, el plurilingüismo urbano dominante en esa primera etapa se expone
en la prensa con la presencia de otras lenguas, que en principio son lenguas de Estado, con
tradición escrita. Si pensamos que una gran mayoría de los inmigrantes venían de zonas
campesinas donde convivían de maneras diversas formas dialectales y lenguas subordinadas con
la lengua oficial, va a ser interesante evaluar sus opciones lingüísticas: la lengua del Estado
dejado o del nuevo. Un relevamiento exhaustivo nos va a permitir determinar las variedades de
castellano e incluso las lenguas que aparecen, además del castellano y el italiano y en qué
lugares: informaciones, cartas de lectores, anuncios de reunión partidaria o de encuentro social.
También podremos determinar cómo el español se impone definitivamente a lo largo de esos
años.
Otro aspecto importante es la presencia de la oralidad en la escritura, que da al texto el ethos
discursivo propio y que supone una política del lenguaje. La voz del militante con su ritmo
ascendente, el tono enérgico de la convocatoria, la violencia verbal que refuerza el grito, las
estructuras binarias de la polémica inscriben discursivamente el combate social. Asimismo, se
debe indagar en el interdiscurso dominante según los géneros. En la prensa anarquista femenina,
por ejemplo, aparecen muchos relatos de la “mujer caída”- engañada por un hombre rico que
luego la abandona, para mantener al hijo se ve obligada a la prostitución. En este caso, el
interdiscurso es el del folletín.
También la política lingüística anarquista se puede entrever en la reformulación de textos
narrativos en obras teatrales destinadas a las representaciones populares que tuvieron gran éxito
en esa etapa y que constituyeron en muchos casos el único espacio de ficción para sectores
obreros. Se deben analizar no solo los rasgos de la transposición genérica sino las operaciones
significativas de condensación, desplazamiento, omisión o expansión en relación con el texto
fuente.
Por otra parte, abordamos las prácticas de lectura colectivas, en las que domina una
desacralización del texto y una exigencia permanente de objetar lo dicho por otro, sobre todo
cuando no es la palabra autorizada de las figuras mayores del movimiento. En este caso no es lo
discursivo lo que nos interesa sino las prácticas que nos permiten reconocer tanto
las representaciones del texto escrito como el modelo de lectura ideológicamente legitimado.
Los anarquistas pusieron en marcha experiencias pedagógicas y respecto de ello corresponde
estudiar el lugar de la enseñanza de la lengua en los programas, su relación con las otras
asignaturas y a partir de los materiales didácticos la norma, las variedades admitidas, los registros
y los géneros privilegiados.
Como vemos el campo de la Glotopolítica no se restringe a discursos oficiales altamente
controlados o a producciones de los letrados tradicionales sino que se amplía a otros materiales,
lo que implica abordajes más atentos a los fenómenos discursivos y a las prácticas. Esto lleva
asimismo a atender a la dimensión lingüística de las prácticas políticas contrahegemónicas.

2.3- En tercer lugar quería señalar otro fenómeno en relación con la integración del inmigrante
que ha sido, en general, abordado desde el campo literario: la función social de la notable
producción de textos donde domina la hibridación lingüística. En ellos aparece la cristalización
literaria de modalidades del habla de los inmigrantes, al mismo tiempo que se desarrolla una
literatura criollista que remeda el habla del gaucho y del habitante de los suburbios. Estas
modalidades fueron centrales en prácticas culturales de consumo popular como las diversas
manifestaciones teatrales, los folletines, las actividades de los centros criollistas, el circo, el
carnaval. Y paradójicamente participaron - es lo que nos interesa resaltar - en el dispositivo de
homogeneización lingüística del inmigrante.
En general, se considera que la integración lingüística de los inmigrantes se hizo efectiva
por la acción de la escuela y del servicio militar obligatorio y se desestiman las prácticas
culturales populares o se las interpreta como una forma de desvalorización de hablas distantes de
la lengua oficial, que metonímicamente desvalorizaban a sus hablantes. La importancia de la
circulación de estos productos en los sectores populares y el entusiasmo que despertaban se
deben, sin embargo, a que, por un lado, intervinieron en la construcción de una identidad que
tendió a resolver parcialmente las tensiones entre campo y ciudad, entre inmigrantes y población
de origen criollo[14] ya que permitieron el paso del cocoliche a la lengua de gauchos (la parodia de
este paso se mostraba en el italiano que hablaba a lo gaucho). Pero sobre todo, la representación
y construcción literaria de estas variedades sirvió, como anticipé, de apoyo a la
homogeneización lingüística. Esto fue posible porque al mismo tiempo que permitían el anclaje
de procesos identificatorios establecían la necesaria distancia, en algunos casos paródica, y
generaban el efecto de extrañamiento que iban a permitir la adscripción al castellano estándar. Se
reconocían en esas hablas, aunque en el momento de mayor difusión ya muchos de ellos no
proferían ni escuchaban en los intercambios cotidianos salvo cuando se inscribían en estrategias
conscientes, pero establecían la distancia que las clausuraba, como lo otro de lo cual debían
desprenderse. Es decir, que el sentido glotopolítico de la expansión de la representación de las
hablas de los diversos sectores que llegaban a la gran ciudad es, por un lado, la atenuación de las
tensiones a partir de la construcción de una identidad resultado de hibridaciones y, por el otro, la
posibilidad de los mismos sectores, al ver representadas estereotipadamente esas hablas de operar
el necesario distanciamiento que les permitiera diferenciar las formas legítimas y adoptarlas.
En este proceso interviene la doble vía que adopta el Estado nacional para construir la
etnicidad: la comunidad de lengua y la comunidad de raza. El juego de las diferencias lingüístico-
culturales que estas parodias exponían y, sobre todo, el paso hacia el criollismo construía en los
inmigrantes la comunidad de raza en un proceso de adscripción a lo que se consideraba lo
típicamente argentino. Al mismo tiempo, la comunidad de lengua se reforzaba por el efecto de
extrañamiento de la parodia lingüística.
Se muestra, así, cómo comunidad de raza y comunidad de lengua, que en muchas situaciones
funcionan alternativamente, en momentos peculiares en los que la afluencia inmigratoria es
significativa y puede afectar el imaginario nacional deben conjugarse. Este ejemplo permite
también ver cómo las políticas lingüísticas no se sostienen solo en acciones conscientes de
control desde instituciones altamente reguladas sino que se inscriben en estrategias complejas
cuya interpretación exige la consideración de la escena histórica.

2.4- En la integración del inmigrante fue significativa, además de la acción de las


instituciones estatales y de los productos de consumo popular a los que nos hemos referido, la de
la prensa con el notable y temprano desarrollo de publicaciones periódicas que amplió el
público.lector y que hizo posible el entramado de evaluaciones sociales compartidas Cuando
aparece la radio el proceso de integración está definido pero este medio vacila entre ser un
instrumento estatal similar a la escuela por donde transiten las formas lingüísticas legítimas o
fijar los estereotipos lingüísticos asociados con las variedades de esos nuevos sectores que tanto
desde el exterior como de las provincias llegaban a las ciudades. En la medida en que la ficción
de consumo popular tenía las modalidades a las que nos habíamos referido antes, las autoridades
se preguntaban, pensando en la audiencia, cuál debía ser la política lingüística que debía adoptar
el medio. La respuesta, resultado de una consulta a autoridades y especialistas del campo del
lenguaje[15], fue la exclusión de formas híbridas y variedades populares, rurales o urbanas, y un
enérgico llamado de atención acerca del peligro de su difusión. Las primeras Instrucciones de
1934 la retomaron al hablar de “la desfiguración sistemática del castellano, so pretexto de
destacar características de ambiente campesino o urbano, reñidas con el buen gusto y la correcta
dicción del idioma” y de “remedos de otros idiomas”[16]. La notable incidencia del medio cuya
oralidad multiplicaba las posibilidades de difusión que había tenido la prensa, agregada a las
transformaciones en la composición de la población a la que nos hemos referido, generó
tempranamente en relación con la radio la decisión glotopolítica de que solo circulara por ella la
norma.
Se impone, entonces, una constante defensa del castellano como lengua de la nación. Desde el
momento inicial del medio, se declara el uso obligatorio de la “lengua nacional”, sintagma que
alterna con “lengua castellana” de acuerdo a los específicos momentos históricos, por parte de los
locutores: “Los locutores, durante su actuación ante el micrófono, deben expresarse en idioma
nacional” (1934, Art. 1); “Los locutores deberán expresarse en idioma nacional” (1946, Art.
179[17]).
La defensa del castellano va acompañada asimismo de la regulación sobre el uso de lenguas
extranjeras, limitando su circulación y estableciendo la obligatoriedad de la traducción como un
medio de defensa lingüístico. El Manual de 1946 permite las lenguas extranjeras sólo en el caso
de “disertaciones, conferencias, etc. de extranjeros ilustres (...) con la sola condición de que se
ofrezca a los oyentes una traducción simultánea o inmediata al español del texto irradiado”
(Art.45).
Esta rápida referencia a la primera legislación sobre la radio[18] tendía a mostrar cómo
una nueva tecnología de la palabra restructura el campo de las políticas del lenguaje y obliga a
adoptar nuevas medidas. La articulación entre la acción de la escuela, la producción de consumo
popular y la prensa escrita se desestabiliza. El nuevo medio no puede adoptar las modalidades de
ficción populares aunque le garantizan una determinada audiencia porque ya no generaría el
saludable efecto de extrañamiento sino que se podría correr el peligro de que fijara formas no
deseadas.
3-
Al abordar textos normativos, que como tales se inscriben en una serie, tenemos que
considerar en ellos la presencia de temporalidades distintas y, asimismo, de reflexiones comunes
a una amplia área cultural que conviven con aspectos más localizados. Estos fenómenos se hacen
visibles al estudiar la reformulación dentro de la serie, lo que constituye un abordaje muy
productivo en glotopolítica histórica. La legislación sobre la radio en la Argentina, por ejemplo,
muestra en la reformulación de los artículos sobre la lengua la insistencia en la importancia de la
norma y de la unidad lingüística de la nación, pero también la sensibilidad a los
cambios respecto de la evaluación de otras lenguas, tanto extranjeras como amerindias,
generados por transformaciones tecnológicas o procesos sociopolíticos.
No solo la legislación - entre otras, sobre los medios - es particularmente apropiada para este
enfoque sino también diccionarios y gramáticas. Si observamos estas últimas en el largo tramo
que va de las primeras gramáticas en lenguas vernáculas, europeas o amerindias, hasta la
conformación de las gramáticas nacionales en el siglo XIX, podemos ver cómo constituyen una
red en la que la base latina es fundamental ya que no solo constituyó un molde estandarizador
sino que también facilitó la traductibilidad de una lengua en otra[19]. Dentro de esa red que
atravesaba un espacio cultural heterogéneo se desarrollaron tres tipos de gramáticas: las
generales, que buscaban articular lengua y pensamiento, las particulares que recorrían las
variedades, y las de Estado con su fuerte vocación normativa. El gramático producía su texto a
partir de esa red y el estudio de la reformulación permite ver las operaciones que realiza. La
perspectiva glotopolítica por su parte, busca explicarlas en relación con los ámbitos de
circulación previstos, las limitaciones de las condiciones de producción, el peso de la tradición
escolar y el desarrollo de la investigación lingüística[20].
Este tratamiento de series y redes exige considerar tanto aspectos coyunturales como la larga
duración de los historiadores ya que ambos dan sentido a las continuidades y diferencias
relevadas. Una perspectiva particularmente interesante y que solo esbozaré aquí nos permite
integrar en un marco histórico amplio estudios como los que señalaba vinculados estrechamente a
la constitución del Estado nacional y las problemáticas glotopolíticas actuales a las que me referí
al comienzo. Los autores que han propuesto una comprensión amplia del proceso que va desde el
siglo XVI hasta nuestros días son fundamentalmente Braudel y Wallerstein[21]. Ellos señalan
que a partir del siglo XVI se despliega una economía mundo caracterizada por la tensión entre lo
universal y lo particular. Esto se debe a que si bien necesita un amplio espacio para su expansión
no puede adoptar una centralización política que inhibiría el desarrollo. El doble
requerimiento sostiene la tendencia a la multiplicación de los intercambios económicos y, al
mismo tiempo, la construcción de los Estados nacionales como espacios clausurados por
fronteras donde se expande el mercado interior. Podemos aportar que, en el plano lingüístico esto,
lleva a múltiples formas de contacto entre las lenguas de Estado pero exige asimismo un cierre
cultural y lingüístico del territorio. En ese marco de la economía mundo se despliega el
pensamiento gramatical y allí adquiere su sentido histórico la aparente diversidad de
perspectivas[22].
En la actualidad presenciamos los últimos movimientos de esa economía mundo. Al mismo
tiempo que existe una centralización “global” informativa, militar y financiera, los espacios
primeros del desarrollo económico parecen ser las integraciones regionales, que compiten entre
sí y, particularmente las más poderosas, por el dominio de la periferia. La problemática de la
lengua mundial, la necesidad de articular una etnicidad común con la diversidad lingüística en los
espacios integrados y la importancia creciente de lo local deben comprenderse en ese marco. Una
perspectiva de este tipo permite escapar al lugar de la ética o de la ecología, que es desde donde
se tiende a observar los avatares actuales de las lenguas.
Quise terminar, entonces, con un reconocimiento, a pesar del esquematismo de la síntesis,
del interés que tiene atender a la larga duración histórica en el análisis de muchos de los
fenómenos glotopolíticos que analizamos.

[1]
Para una historia de la disciplina, ver: Elvira Arnoux, “La Glotopolítica: transformaciones de un campo
disciplinario”, Lenguajes: teorías y prácticas, Buenos Aires, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 2000.
[2]
Louis-Jean Calvet, Pour une écoogie des langues du monde, París, Plon, 1999.
[3]
Louis-Jean Calvet, “Langues maternelles, nationales, de l‟état. Un modèle gravitationnel pour une écologie des
langues”, Conferencia, Senegal, 1999; (los resaltes son míos).
[4]
Immanuel Wallerstein, en L’après-libéralisme. Essai sur un système-monde à réinventer, París, Editions de l‟aube,
1999, define la geocultura como un marco “de valores y de reglas fundamentales, tanto conscientes como
inconscientes, que gobiernan el efecto de recompensa dentro del sistema social, erigiendo también un dispositivo de
ilusiones que tienden a persuadir a sus miembros de su interés en aceptar la legitimidad de ese sistema”.
[5]
La necesidad de una normativa común para los medios hispánicos fue planteada en el Primer Congreso
Internacional de la Lengua Española que se realizó en 1997 en Zacatecas, México, y cuenta con el apoyo del Instituto
Cervantes.
[6]
En el ámbito hispánico, la Gramática descriptiva de la Lengua Española, dirigida por Ignacio Bosque y Violeta
Demonte, Madrid, Espasa, 1999.
[7]
La última de las legislaciones sobre lenguas de Estado es la de “Promoción, protección y defensa de la lengua
portuguesa”, propuesta por el diputado Aldo Rebelo y aprobada recientemente por el Senado brasileño.
[8]
El Consejo de Europa aprobó en 1992 la Carta europea de lenguas regionales o minoritarias.
[9]
La Constitución argentina, por ejemplo, reconoce “la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas” y
garantiza “el respeto a la identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural”.
[10]
Cf. Rainer Enrique Hamel, “The inroads of literacy in de Hñähñú communities in Central Mexico”, International
Journal of the Sociology of Language, 119, “Literacy outside the Mainstream, Ludo Verhoeven (ed.), 1996.
[11]
Con Angelita Martínez hemos analizado la discordancia de número en trabajos escritos de
alumnos del Gran Buenos Aires que tenían diversos tipos de contacto con lenguas amerindias.
Ver al respecto: Elvira Arnoux y Angelita Martínez, “Las huellas del contacto lingüístico. Su
importancia para la didáctica de la escritura”, Temas actuales en Didáctica de la lengua, Centro
de Lingüística Aplicada, Universidad Nacional de Rosario, 2000.
[12]
Esta investigación como las otras a las que nos vamos a referir se realizan en el marco del proyecto de
investigación “Políticas del lenguaje y enseñanza de la(s) lengua(s)”, que dirijo en el Instituto de Lingüística. A este
tema se dedica en especial Imelda Blanco, cuya tesis de Maestría tiene como título: “ La „gramática argentina‟: la
enseñanza de la lengua nacional en la formación del ciudadano (l863-l930)”.
[13]
Mariana Di Stefano, integrante de nuestro equipo realiza su tesis de doctorado sobre este
tema: “Movimientos contestatarios en la Argentina (1870-1918): representaciones y prácticas del
lenguaje”.
[14]
Ver al respecto el importante trabajo de Adolfo Prieto, El discurso criollista en la formación de la Argentina
moderna, Buenos Aires, Sudamericana, 1988.
[15]
Ver: Reorganización de los servicios de radiodifusión. Informe presentado el 1º de abril de 1939 por la comisión
designada por el Poder Ejecutivo de la Nación. Buenos Aires, Dirección Nacional de Correos y Telégrafos,
Ministerio del Interior, 1939. Cap.VI “El problema del idioma”, p. 378.
[16]
Instrucciones para las Estaciones de Radiodifusión Buenos Aires, Dirección Nacional de Correos y Telégrafos,
Ministerio del Interior, 1934.
[17]
Manual de Instrucciones para las Estaciones de Radiodifusión, Buenos Aires,1946.
[18]
Un estudio más detenido se encuentra en: Alejandra Vitale, “El problema de la lengua en la
radiofonía argentina (1934-1946)”, Prácticas y representaciones del lenguaje, Buenos Aires,
EUDEBA, 1999; y en Elvira Arnoux, Graciana Vázquez Villanueva y Alejandra Vitale,“Política
lingüística y medios: la normativa estatal sobre radiodifusión”, El pensamiento ilustrado, Vol. 2
de la Historia de las Políticas e Ideas sobre el lenguaje en América Latina, EUDEBA, en prensa.

.
[19] Cf.
Daniel Baggioni, Langues et nations en Europe, París, Payot, 1997.
[20]
Un ejemplo de trabajo realizado desde esta perspectiva es: Elvira Arnoux, “La reformulación
de la Grammaire de Condillac en el Curso de Humanidades Castellanas de Jovellanos”,
en Histoire, Epistémologie, Langage, que se publicará en junio de 2001.
[21]
Ver: Fernand Braudel, Le temps du monde, París, Armand Colin, 1979, tomo 3; Immanuel Wallerstein, The
modern World-system,vol. I, New York, Academic Press, 1974.
[22]
Un desarrollo mayor se encuentra en: Elvira Arnoux, “Gramática nacional y pensamiento
ilustrado: huellas de una travesía intelectual”, en Letterature d’America, Anno XV, nº 59,
Bulzoni Editore, Universidad de Roma "La Sapienza", 1997.

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