Professional Documents
Culture Documents
Resumen
Algunos de los últimos paradigmas globales del desarrollo sostenible giran en torno a ideas
para promover una mayor integración de los procesos de implementación de políticas de
planificación del uso del suelo y gestión sostenible de los recursos hídricos [1]. Una de las
estrategias de gestión se relaciona justamente con la formulación, cálculo e interpretación de
indicadores de presión sobre los recursos hídricos superficiales y subterráneos, no obstante,
dichos indicadores han sido estudiados por separado, dejando de lado la integralidad de los
mismos, aun cuando ambos hacen parte del mismo ciclo hidrológico. Partiendo del hecho
que la demanda del recurso hídrico en cualquier territorio es la misma, independientemente
del uso (actividad económica), la formulación, cálculo e interpretación de indicadores de
presión no debe desglosar tampoco el origen de la oferta hídrica, ya que al estudiarlos por
separado es muy probable que se subvalore el impacto de un hidrosistema sobre el otro, por
ejemplo, al no tener en cuenta problemas de trasvase de cuencas, vertimientos
sobredimensionados de aguas residuales con origen subterráneo, descenso de caudales base
a causa de sobreexplotación de acuíferos, problemas de contaminación de acuíferos debido
corrientes superficiales contaminadas, etc. Por lo tanto, esta investigación aborda métodos y
formas distintas de integración de las variables del ciclo hidrológico con los diferentes
factores intrínsecos y extrínsecos que controlan la ocurrencia del agua subterránea y las
posibles interconexiones con los hidrosistemas superficiales, con el fin de proveer
herramientas de gestión mucho más precisas para el desarrollo sostenible del territorio.
1
Submitted on: __________. Accepted on: ____________.
2
Fecha de recepción: ________. Fecha de aceptación: __________.
3
Ingeniero Geólogo, Universidad Pedagógica y tecnológica de Colombia. Magíster en Hidrosistemas,
Pontificia Universidad Javeriana (PUJ). Bogotá, Colombia. Correo electrónico: patinow@javeriana.edu.co.
4 Ingeniero Hidrológico, Russian State Hydrometeorological University (RSHU). Doctor en Ciencias Técnicas
(Hidrología y Recursos Hídricos), RSHU. Profesor e Investigador Departamento de Ecología y Territorio, PUJ.
Bogotá, Colombia. Correo electrónico: e.dominguez@javeriana.edu.co.
1. Introducción
La actividad humana ha generado cambios radicales en los ecosistemas naturales, tales como:
cambio de uso de suelo, contaminación de los recursos naturales, sobrexplotación de los
recursos naturales, desequilibrio hidrológico, entre muchos otros [2]. Parte de esas
afectaciones tienen relación con la crisis del agua, su disponibilidad, y escasez crónica y
reiterada de agua dulce, que junto con la mala calidad del recurso y el saneamiento
inadecuado en muchos casos repercuten en la seguridad alimentaria, especialmente en los
países más pobres del mundo [3]. Para medir y controlar este impacto, diferentes
investigadores e instituciones gubernamentales y no gubernamentales en todo el mundo han
formulado indicadores de presión sobre los recursos hídricos superficiales y subterráneos [4],
[5]. Sin embargo, dichos indicadores han sido estudiados por separado, dejando de lado la
integralidad de los hidrosistemas, que en sí mismos constituyen ambos el ciclo hidrológico
[6].
En este sentido, la gestión integral del recurso hídrico en cualquier territorio tendrá que
integrar diversas herramientas para la evaluación de la disponibilidad y calidad del recurso
superficial y subterráneo, e instrumentos institucionales como: políticas de derechos del
agua, disposiciones reguladoras, legislación del agua, participación de los grupos interesados,
consciencia y educación, e instrumentos económicos, con el fin de realizar acciones de
gestión, prevención de efectos colaterales, asignación sostenible del recurso, control de
contaminación, entre otros [7], [8], logrando la gestión sostenible de los recursos hídricos en
el territorio teniendo en cuenta su oferta y demanda (Figura 1).
Figura 1. Oferta y demanda de recursos hídricos en cualquier territorio continental; en A. Oferta superficial
sistemas loticos, en B. Oferta superficial sistemas lenticos, en C. Oferta subterránea, en 1. Demanda para
regulación hídrica y servicios ecosistémicos, en 2. Demanda para consumo doméstico y humado, en 3.
Demanda para uso pecuario, en 4. Demanda para uso agrícola y en 5. Demanda para uso industrial y de
servicios.
Figura 2. Aspectos más relevantes relacionados con el estrés hídrico; en 1. Abstracción de agua bruta versus
neta, en 2.Flujos ambientales (EF) o requisitos de flujo ambiental (EFR), en 3. Escala temporal
(desagregación temporal), en 4. Resolución espacial, en 5. Interacción de aguas superficiales y subterráneas,
en 6. Fuentes de agua alternativas (agua subterránea fósil y el agua desalinizada) y en 7. Almacenamiento de
agua en embalses, reciclaje de agua y gestión de la recarga de acuíferos.
Fuente: Los autores. 2018, modificada de Vanham et al. 2018 [9] y Alley et al. 1999 [14]
En el caso de los recursos hídricos superficiales, el desarrollo de indicadores, tendencias,
herramientas y medidas de gestión ha sido ampliamente desarrollado en las últimas décadas
[10]–[12], [15], no obstante, en el contexto de aguas subterráneas el desarrollo de estos
aspectos se ha limitado a la formulación de indicadores que en muchos casos no pueden ser
aplicados debido a la fidelidad de los datos necesarios para su cálculo, fundamentalmente en
carencia de medidas de monitoreo, control y seguimiento de dichos hidrosistemas; solo en
casos particulares han podido ser involucrados indicadores de presión que son útiles para la
gestión integral del recurso de agua dulce, muchos de ellos, calculados a escala internacional
(hidrosistemas transfronterizos), nacional o regional, pero relegando áreas estratégicas como
acuíferos, sistemas acuíferos, cuencas, o incluso entidades territoriales locales [16], así
mismo, la mayoría de indicadores tienen en cuenta la abstracción de agua (difícil de
contabilizar en el territorio) y no la demanda de agua para suplir los diferentes usos.
Otras investigaciones han estudiado otra serie de indicadores que combinan información de
satélite con datos de estaciones meteorológicas, entre ellos el Crop Water Stress Index
(CWSI) propuesto por Jackson et al.[17], y el Water Deficit Index (WDI) aplicado por Luquet
et al. [18]. También, otro tipo de enfoques que solo utilizan información de satélite como el
Temperature–Vegetation Dryness Index (TDVI) aplicado por Sandholt et al. [19], el cual
genera diagnósticos adecuados por ser el más sensible a cambios en la disponibilidad de agua
en el suelo. Dichos índices han sido validados con datos de terreno mediante el uso de
imágenes de satélite [20], como el satélite GRACE Tellus que puede rastrear los cambios en
las aguas subterráneas en todo el mundo [21]. La teledetección no sólo proporciona una
amplia gama de la distribución espacio-temporal de modelos de datos continuos (datos tipo
ráster), sino que también ahorra tiempo y dinero [22]–[24]. Además, es ampliamente
utilizado para caracterizar la superficie del terreno, tales como: lineamientos, coberturas, los
patrones de drenaje y litología; a través de la teledetección también se pueden aplicar técnicas
de estimación de precipitación, como PERSIANN (Precipitation Estimation from Remotely
Sensed Information Using Artificial Neural Networks), como estimador indirecto de la
precipitación con temporalidad diaria [25].
2. Materiales y métodos
La investigación se enmarca en tres fases principales. En primer lugar, se establece una fase
preliminar que describe la información secundaria requerida para la investigación, y se
identifican los principales factores que controlan la oferta y demanda de agua, cada uno de
estos parámetros serán consultados de fuentes oficiales publico/privadas y serán estudiados
mediante un análisis descriptivo. En segundo lugar, se formulan y calculan indicadores de
presión sobre el recurso hídrico superficial y subterráneo, de modo que los resultados puedan
incorporarse a una base de datos y luego pueda realizarse un análisis exploratorio de los datos
mediante análisis de componentes principales (PCA) para reducir la dimensionalidad del
conjunto de datos. Finalmente, a través del cruce de información de oferta superficial y
subterránea con la demanda del recurso se formularan indicadores de presión que integren
los hidrosistemas.
De acuerdo con Rivera et al. [27] del IDEAM, el país no cuenta con un sistema de
información continua y sectorial de uso del agua, ni ha contabilizado históricamente el agua
usada de fuentes superficiales y subterráneas. En el mejor de los casos, el valor del volumen
de agua usada para el desarrollo de actividades socioeconómicas es el resultado de las
mediciones efectuadas por los usuarios y reportadas a las autoridades ambientales regionales.
Por lo tanto, la institución en mención recomienda tener en cuenta tres escenarios a saber: 1).
Cuando existe información medida, 2) Cuando existe información mediada, pero esta es
insuficiente, y 3). Cuando no existe información. Por tal razón, se seleccionan tres áreas que
caracterizan cada uno de los tres escenarios de información; preliminarmente se ha
seleccionado los sistemas acuíferos del Valle del Cauca, Sabana de Bogotá y Ranchería
(departamento de la Guajira) respectivamente; la resolución temporal de los indicadores será
mensual, con agregaciones anuales.
Respecto a las aguas subterráneas, existen varios factores importantes que controlan el
almacenamiento de acuerdo con las diferentes condiciones geológicas y ambientales
imperantes. En este sentido se analizarán los principales factores extrínsecos e intrínsecos,
tales como: 1) la distribución de agua neta para recargar el acuífero mediante el cálculo de
balance hídrico, 2) el tipo de roca que caracteriza el acuífero, litología, mapas de
isoespesores, edad, grado de permeabilidad y grado de fracturamiento que permita el flujo
del agua en el estrato de roca a profundidad, 3) la caracterización hidráulica de los acuíferos,
4) la densidad del drenaje, en el sentido en que si disminuye la capacidad de infiltración
aumenta la necesidad de drenaje en la superficie formando redes de drenaje más densas, 5)
la textura del suelo, curvas de retención y almacenamiento, porosidad, entre otras, 6) la
topografía y pendiente del terreno, determinadas a partir de modelos de elevación digital
derivados de imágenes de satélite y 7) la interconexión con el recurso superficial. La
información de entrada es consultada principalmente en las bases de datos del Servicio
Geológico Colombiano (SGC), Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), Agencia
Nacional de Hidrocarburos (ANH), Agencia Nacional de Minería (ANM), Autoridad
Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), Corporaciones Autónomas Regionales e
IDEAM.
La demanda de agua para uso agrícola será estimada teniendo en cuenta la guía para la
determinación de los requerimientos de agua de los cultivos de la FAO-2006 [34], a partir de
datos meteorológicos y coeficientes del cultivo – Kc, determinada en los casos en que la
precipitación efectiva no alcance a suplir el requerimiento de riego. El cálculo de la
evapotranspiración real se realizara a partir de sensores remotos mediante el análisis de
imágenes Landsat con la obtención de la Temperatura de la Superficie Terrestre (LST por
sus siglas en inglés) y Índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI) [35]–[37]. El
cálculo de la precipitación efectiva se realizará a través del método de la USDA Soil
Conservation Service [38]. Finalmente, el volumen total de agua requerido para riego se
calculara en función del requerimiento de riego anual y las áreas cultivables dentro de la zona
de estudio teniendo en cuenta la última Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) [39].